C a p í t u l o

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Capítulo
6
L A INTIFADA (LEVANTAMIENTO), 1987-1993
Los hijos de la intifada, 1987-1993. Un muchacho palestino en el campo de refugiados de Jalazoun, Ribera Occidental.
La intifada, 1987
La situación en el territorio palestino de la Ribera Occidental,
la Faja de Gaza, incluida Jerusalén, después de más de 20 años de
ocupación militar, represión y confiscaciones de tierras, coadyuvó al estallido de una sublevación espontánea, la intifada, en
diciembre de 1987. Palestinos de todos los estratos sociales —jóvenes, comerciantes, trabajadores, mujeres y niños— participaron en nutridas manifestaciones, boicoteos económicos,
actividades de resistencia al pago de impuestos y huelgas, en
protesta por la ocupación militar de su territorio y en reclamación de la independencia nacional.
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El Comité para el ejercicio de los derechos inalienables del
pueblo palestino, el Comité Especial encargado de investigar las
prácticas israelíes que afectan a los derechos humanos del
pueblo palestino y de otros árabes de los territorios ocupados y el
Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas
para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS)
han seguido de cerca la evolución de la situación.
Esos órganos han presentado informes en los que se daba
cuenta de las duras medidas adoptadas por las autoridades de
ocupación, incluidas la utilización de munición de guerra contra
los manifestantes y las palizas propinadas como castigo ejemplar.
Entre 1987 y 1993 murieron más de 1.000 palestinos, y decenas
de miles han resultado heridos. Millares de palestinos han sido
detenidos e internados en prisiones de Israel y muchos de ellos
han sido deportados del territorio palestino ocupado. En los
informes se describen casos de malos tratos y de torturas en las
cárceles, de utilización de gases lacrimógenos con resultados
fatales, de extralimitación en la utilización de munición de guerra, de palizas y de otras graves medidas. Además, las autoridades
de ocupación han recurrido también a diversas formas de represalias colectivas, como la demolición de viviendas, la imposición de toques de queda prolongados y la adopción de medidas
económicas restrictivas.
El sistema de enseñanza se paralizó a causa del cierre prolongado de escuelas y universidades y de la prohibición de impartir
enseñanza extraescolar. Se impusieron restricciones a los servicios sociales y se declararon fuera de la ley ciertos medios de
comunicación y organizaciones cívicas. Se talaron decenas de
miles de árboles productivos y se destruyeron cultivos. Según los
informes recibidos, se incrementó el alcance y la gravedad de los
actos de violencia y de agresión por parte de los colonos
israelíes. En esa situación, los palestinos intentaron, a pesar de
todo, superar las graves dificultades económicas recurriendo a la
economía de base comunitaria.
El Consejo de Seguridad, la Asamblea General y el Secretario General mostraron grave preocupación por las medidas
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adoptadas por las autoridades de ocupación contra la intifada.
Desde el comienzo mismo del levantamiento, comenzando con
la resolución 605 (1987) del Consejo de Seguridad, de 22 de
diciembre de 1987, se prestó especial atención a la seguridad y a
la protección de los palestinos en los territorios ocupados de
conformidad con el Cuarto Convenio de Ginebra relativo a la
protección de personas civiles en tiempo de guerra, de 12 de
agosto de 1949. En dicha resolución el Consejo de Seguridad
“lamenta profundamente esa política y esas prácticas de Israel, la
Potencia ocupante, que violan los derechos humanos del pueblo
palestino en los territorios ocupados, y en particular, que el
ejército israelí haya abierto el fuego, causando muertos y heridos
entre los civiles palestinos indefensos”.
Luego de la aprobación de la resolución 605 (1987), el
Consejo de Seguridad aprobó cuatro resoluciones específicamente dedicadas a la cuestión de las deportaciones de los palestinos de los territorios ocupados. En las resoluciones 607 (1988),
de 5 de enero de 1988, 608 (1988), de 14 de enero de 1988,
636 (1989), de 6 de julio de 1989, y 641 (1989), de 30 de agosto de 1989, el Consejo de Seguridad pidió a Israel que dejara de
deportar civiles palestinos y que asegurara el retorno en condiciones de seguridad a los territorios ocupados de aquellos a los
que ya había deportado.
En una nota presidencial de fecha 26 de agosto de 1988, los
miembros del Consejo de Seguridad dijeron que estaban seriamente preocupados por la continuación del deterioro de la
situación en los territorios palestinos ocupados por Israel desde
1967, incluida Jerusalén, y, en particular, por la grave situación
creada por el acordonamiento de ciertas zonas, la imposición del
toque de queda y, en consecuencia, el creciente número de heridos y muertos. Los miembros del Consejo de Seguridad consideraron que la situación en los territorios ocupados tenía graves
consecuencias para los esfuerzos tendientes a lograr una paz
amplia, justa y duradera en el Oriente Medio.
No se adoptaron varias medidas que se habían propuesto en
el marco del Consejo de Seguridad para garantizar una protec41
ción segura de los palestinos de acuerdo con el Cuarto Convenio
de Ginebra ya que no se logró un consenso entre los miembros
permanentes. No obstante, el 20 de diciembre de 1990 el
Consejo de Seguridad pidió unánimemente al Secretario
General que hiciese nuevas gestiones en forma urgente a los
efectos de vigilar y observar la situación en relación con los
civiles palestinos bajo la ocupación israelí e instó a Israel a que
aplicase el Cuarto Convenio de Ginebra en todos los territorios
ocupados. Sin embargo, Israel ha rechazado la aplicabilidad de
jure del Convenio, al tiempo que ha declarado que lo respeta de
hecho.
Capítulo
7
L A BÚSQUEDA DE UN ARREGLO PACÍFICO
Y EL COMETIDO DE LAS N ACIONES U NIDAS
El Secretario General Kofi Annan, quien viajó al Oriente Medio en octubre de 2000
y se reunió con líderes de Israel y la Autoridad Palestina, contempla la parte antigua
de la ciudad de Jerusalén desde la habitación de su hotel.
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El empeño de las Naciones Unidas por conseguir un arreglo negociado en el conflicto del Oriente Medio y por asegurar el respeto a
los derechos inalienables del pueblo palestino, incluido el derecho
a la libre determinación, se han orientado, entre otras cosas, por dos
resoluciones del Consejo de Seguridad, la resolución 242 (1967) y
la resolución 338 (1973). Incluso cuando las negociaciones se
celebraron fuera del marco de las Naciones Unidas, bien de forma
bilateral, bien con participación de partes regionales o socios internacionales, estas resoluciones siguieron siendo los puntos de referencia en los que todas las partes coincidían como los fundamentos
sobre los que podría edificarse una paz justa y duradera.
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