La Revolución Rusa 1. - Nivelación de Estudios CREA

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Pontificia Universidad Católica de Chile
Facultad de Educación
Nivelación de Estudios para Adultos CREA
Historia, 3º y 4º medio
Profesor: Felipe Cubillos
La Revolución Rusa 1.
Del zarismo al gobierno de los soviets
Al iniciarse el siglo XX, Rusia formaba un poderoso
imperio en su enorme territorio ubicado tanto en Europa
como en Asia. Políticamente, la dinastía Romanov
imperaba, a través de los zares, en un gobierno absolutista
sin contrapesos. Desde el punto de vista social, la pirámide
estaba encabezada por el zar, apoyado por los grandes
duques dueños de las tierras y por la Iglesia, que ejercía gran
influencia en toda la vida social. En la base, una gran masa
de campesinos ignorantes y supersticiosos que vivían una
situación un poco superior a la de los siervos de la gleba medievales. Económicamente,
el Imperio descansaba fundamentalmente en la agricultura, además de pequeñas
enclaves de incipientes industrias, con todas las características negativas de un gran
subdesarrollo.
No es de extrañar que esas condiciones fueran el mejor caldo de cultivo para el
nacimiento de movimientos sociales que exigían mejores condiciones laborales y una
legislación que protegiera a los más desvalidos. Dirigiendo esas reivindicaciones
aparecieron nuevas tendencias políticas que iban desde las que deseaban establecer una
monarquía constitucional, hasta aquellas otras que adoptaron las ideas de los socialistas
europeos, basadas en la teoría marxista. Entre estos últimos se encontraban los
mencheviques, que postulaban un régimen liberal que sirviera de tránsito al socialismo,
y los bolcheviques que deseaban establecer directamente la dictadura del proletariado.
Las presiones existentes se incrementaron en 1905 por las malas cosechas y por
la derrota que sufrió Rusia en la guerra contra Japón. La crisis llevó a que los soviets
obreros y partidos en asamblea, declararan en Petrogrado, en enero de 1905, una huelga
general de carácter revolucionario que se extendió a todo el país. El zar Nicolás II, ante
la gravedad de la situación, renunció a su poder absoluto y aceptó gobernar con un
parlamento o Duma, reconociendo ciertos derechos sociales. El experimento fracasó
debido a la persistencia del zar en su absolutismo y en la inoperancia en que mantuvo a
la Duma.
El desastre de la guerra
Al estallar la primera guerra mundial (1914), Rusia no estaba preparada para una
contienda larga. El ejército zarista carecía de todo: armamento moderno, medios de
transporte, eficaces cuadros de mando, tácticas adecuadas, una red logística...; menos de
hombres.
Rusia se vio implicada en una guerra imperialista en la que no podía jugar
ningún papel decisivo, más que el de comparsa de sus aliados occidentales dueños de
gran parte del país. Por ello, el soldado ruso no sabía por qué causa tenía que morir en el
frente. Muy pronto, esta falta de motivación y las deficiencias del ejército hicieron que
el frente se desplomara y los alemanes ocuparan las provincias de Polonia y Lituania.
Los soldados carecían no sólo de armas, sino de botas. Los víveres escaseaban.
En este contexto, la disciplina militar tendía a quebrarse. Los desertores se contaban por
miles. Las unidades militares existían sobre el papel, pero en realidad no eran otra cosa
que una gran masa humana mal alimentada, enferma, indisciplinada y peor dirigida.
La guerra desorganizó la economía y las tiendas estaban vacías. Faltaban los
alimentos indispensables. El pueblo tenía hambre. Las huelgas se generalizaron. A los
gobernantes no se les ocurrió otra cosa que enviar a los huelguistas al frente como
castigo. Esta medida lo único que consiguió fue poner en contacto a los obreros
revolucionarios con la amplia masa de soldados que en su gran mayoría eran
campesinos atrasados. Las ideas revolucionarias prendieron con rapidez. Se organizaron
soviets y en el ejército sólo se hablaba ya de paz.
Estando la mayoría de los hombres jóvenes en el frente eran las mujeres y los
hombres más maduros los que se ocupaban de las tareas productivas. El porcentaje de
mujeres empleadas en la industria era del 40 %. El día internacional de la mujer, 23 de
febrero —8 de marzo, en el calendario gregoriano que se sigue en Occidente—,
comenzó la revolución. Las mujeres de la barriada obrera de Viborg, en Petrogrado,
decidieron ir a la huelga. Nadie las convocó. Lo decidieron en asamblea. Sus maridos,
sus hijos, sus novios morían en el frente más de hambre y frío que por las balas
alemanas. En la ciudad no había alimentos. Los niños pedían pan. Y cuando eso ocurre
nada ni nadie puede parar a una madre.
La izquierda, incluso los bolcheviques, que había aconsejado no ir a la huelga y
esperar, se vieron sorprendidos por la fortaleza del movimiento: 90.000 obreras tomaron
las calles al grito de "pan, paz, libertad" y los cosacos, las tropas más leales al
régimen, se negaron a disparar.
El estado zarista no sólo no tenía tropas que reprimieran el movimiento, sino que
además las tenía ya en contra. La escuadra del Báltico se sublevó y los marinos
fusilaron a los oficiales. Hasta la Guardia personal del zar se sublevó. La huelga de las
obreras se convirtió en huelga general y de ahí se pasó a la insurrección. Los partidos de
izquierda, mencheviques, social revolucionarios y bolcheviques, sobre todo, se pusieron
al frente del movimiento y junto a los regimientos sublevados se apoderaron de toda la
ciudad y detuvieron al Gobierno.
El zar, reunido con sus asesores, pensó en un cambio de gobierno para detener la
revolución. Pero el reloj político del zar iba muy atrasado. La revolución contaba en
horas y días. El zar en semanas y meses. Toda la burguesía, los generales de los frentes
de guerra y gran parte de la nobleza le aconsejaron la abdicación en favor de su hijo o su
hermano. Pero, cuando el zar se decidió a hacerlo fue bastante tarde. Para entonces las
masas pedían la república.
El gobierno provisional
De la Duma salió el gobierno provisional de la república compuesto
mayoritariamente por cadetes y algunos representantes de derecha, como Kerenski. El
primer ministro era el príncipe Lvov y Miliukov (cadete), se encargó de Asuntos
Exteriores. El gobierno pasó de la nobleza a la burguesía liberal. Pero, el poder de este
gobierno sólo existía sobre el papel. El verdadero poder estaba en los soviets.
En esas circunstancias, los bolcheviques,
liderados ahora por Lenin, asaltaron el
Palacio de Invierno y depusieron el gobierno
de Kerenski. Luego convocaron a un
Congreso de los Soviets, en el que fueron
mayoría
y
designaron
a
Lenin
como
presidente de un nuevo gobierno y a Trotsky,
Comisario de Relaciones Exteriores.
Las primeras medidas adoptadas por los
bolcheviques fueron hacer la paz con Alemania a
través
del
Tratado
de
Brest-Livovsk,
respondiendo con ello a la consigna de “Pan, paz
y trabajo” con que habían llegado al poder.
Sin embargo, varios generales zaristas iniciaron
la contrarrevolución. Rusia quedó en guerra civil
entre Rojos (bolcheviques) y Blancos (zaristas), un enfrentamiento que se prolongó
hasta 1920 y que resultó más desastrosa que la Primera Guerra Mundial, y donde
murieron cientos de miles de personas. Entre las víctimas se encontraron también el zar
Nicolás II, su mujer y sus cinco hijos que fueron fusilados por los Rojos.
Lenin estableció un verdadero régimen de terror, basado en
la Cheka, la temible policía secreta. Trotsky, el más cercano
colaborador de Lenin, organizó el Ejército Rojo. En el curso
de dos años movilizó a 5 millones de soldados. Por medio
del Partido Comunista, que siguió siendo un partido elitista
minoritario, estableció su control sobre todo el país.
En 1922 se aprobó una Constitución por la cual se instituyó
una república federal bajo el nombre de Unión de las
Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS1.
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ÍNDICE DE IMÁGENES:
1) Zar Nicolás II
2) Lenin dando un discurso
3) Asalto al Palacio de Invierno.
4) León Trotsky
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