xIoria - Revista Iberoamericana

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De sobremesa, novela desconocida del
Modernismo
*
encarar la contribuición del modernismo
que sesesuele
adescuido
la prosa con
hispánica
ha hecho tradicional. Ese lastre negativo ha
EL
impedido hasta hoy que contemos, para el estudio del modernismo
en
la prosa, con libros pares a los que analizan la poesía durante el mismo
movimiento. No se ha publicado hasta nuestros días una obra de conjunto sobre la novela o el cuento modernistas, o siquiera una aproximación
y 1910 bajo las diorgánica a la suma de la prosa escrita entre
recciones del aludido ismo. Es frecuente, pues, que críticos e historia.
dores pasen por alto, disminuyan o desfiguren -la cercanía con la caricatura resulta evidente- la significación que alcanzó en el mundo
hispánico el cultivo de la prosa artística y la proyección de tal prosa cuando se puso al servicio del cuento y de la novela esteticistas. Las investigaciones con que contamos, algunas de tan subidas calidades como la
de Amado Alonso sobre La gloria de Don Ramiro, o la de Enrique Anderson Imbert acerca de Amistad funesta, representan calas parciales y
unitarias en rico conjunto que espera exploraciones más amplias y comprensivas.'
Repetiremos -hay que hacerlo- que la renovación modernista
se ejerce, desde Hispanoamérica, primeramente en el terreno de la pro-
188o
* Trabajo leído en la Sección Hispanoamericana, Midwest Modern Language
Association, Illinois State University, reunida en Bloomington, Illinois.
1 Amado Alonso, Ensayo sobre la novela histórica. El modernismo en "La
de Don Ramiro". Buenos Aires: Instituto de Filología, 1942; Enrique Anderson Imbert, "La prosa poética de José Martí. A propósito de Amistad Junesta".
Estudios sobre escritores de América. Buenos Aires: Editorial Raigal, 1954. pp.
125-165 Véase, asimismo, el trabajo de Alfredo A. Roggiano, "El modernismo y
la novela en la América hispana". La novela iberoamericana. Memoria del quinto
Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. Edición a cargo
de Arturo Torres-Rioseco. Alburquerque The University of New Mexico Press,
1952. pp. 25-45.
xIoria
18
8REVISTA
IBEROAMERICANA
sa, y cuando nada semejante es posible señalar en la Península.2 Marti
y Gutiérrez Nájera3 concretan con originalidad ciertas búsquedas iniciadas por autores del xix, en quienes era
la necesidad de un
cambio en el orden expresivo. La evolución fundamental se moverá entre
dos polos distantes: de la ramplonería y lo in-significante, de la parálisis
estética a la. écriture artiste, a la prosa de esfuerzo flaubertiano, tensa de
voluntad artística e ímpetu original.
Desde el Romanticismo, la prosa habia empezado a valorarse de
otro modo, se la despoja de toda consideración peyorativa, y la frontera
artificiosa que la separa del verso desaparece para los poetas que a la vez
son prosistas eximios. Escriben a la luz de una nueva verdad: la poesía
puede estar en la prosa o en el verso -versos hay que de poesía tienen
muy poco-, "maneras" diría Alfonso Reyes, sobre las que ella se deposita. Una modalidad antes desconocida, el poema en prosa, concreta estas
nuevas posibilidades y demuestra con grado de evidencia que los poetas
no dejan de serlo cuando abandonan el empleo de formas metrificadas.
Notoria es la actitud orgullosa de estos escritores, los primeros en tomar
conciencia firme de la aristocracia de su arte:
lúcida
La llamada "literatura modernista" ---escribe Anderson Imbertagrega, a los descubrimientos de la vida sentimental hechos por los
románticos, la conciencia casi profesional de qué es la literatura
y cuál su última moda, el sentido de las formas de más prestigio,
el esfuerzo aristocrático para sobrepujarse en una alta atmósfera
de cultura, la industria combinatoria de estilos diversos y la convicción de que eso era, en sí, un arte nuevo, el orgullo de pertenecer
a una generación hispanoamericana que por primera vez puede
especializarse en el arte.4
Una vez que en Hispanoamérica se dieron las primeras batallas por
un cambio radical en la prosa, hasta entonces mimética de adormecedores
2 Es sorprendente la afirmación de Ricardo Gullón sobre la simultaneidad
del "impulso renovador" en España e Hispanoamerérica; la cronología se encarga
de desdecirla. "Y lo esencial es, a mi juicio, la simultaneidad con que el impulso
renovador aparece, en Andalucía como en Chile, en Cuba como en Colombia".
Direcciones del modernismo. Madrid: Editorial Gredos, 1963, p. 39.
3 Véase el reciente ensayo de Ivan A. Schulman, "José Martí y Manuel
Gutiérrez Nájera: Iniciadores del Modernismo". Revista Iberoamericana, xxx
(1964), núm. 57, pp. 9-50. A pesar de estas sólidas restauraciones y rectificaen torno a puntos fundamentales del modernismo, estudios y antologías
recientes conservan, tozudamente, los pareceres que imperaban hace medio siglo y
repiten superados lugares comunes a propósito de cronología, supuestos "precursores", etc.
4 II, Andersorn Imbert, estudio citado en la primera nota, p. 136.
ciones
19
EsTUDIos
19
academizantes, pedestre, anquilosada y huérfana de conciencia artistica,
aparecen las obras claves de la renovación poética: el brevísimo Ismaelillo
martiano (1882) y, seis años más tarde, la pequefia sección poética del
primer Azul... -el de Valparaíso, Chile-, libro en que predomina lo
narrativo-descriptivo, de acuerdo con la conciencia, clara en su autor por
esa época, de que la prosa requería de búsquedas y experimentaciones sal.
vadoras.
Son años de tentativas, esfuerzos, violentas negaciones -Manuel
Machado habla de "la guerra literaria" en libro homónimo----, cuya característica es un marcado desvío de
español y la voluntariosa apetencia
de recoger, sobre todo del arte francés y cosmopolita, aquello que favorezca y apoye el afán de originalidad personal, al amparo paradójico del
verso de Coppée que invoca Darío: "¿Qué podría yo imitar para ser
original?"'
Darío, en el año de Prosas profanas-iaño
admirable del moder.
nismo- al saludar la llegada de María Guerrero a Buenos Aires, explicó
con precisión el porqué del desvio y el desafecto por la literatura y el.
pensamiento españoles de esos años:
lo
¿Pero
Hemos pecado, es cierto.
quién ha tenido la culpa sino la
madre España, la cual, una vez roto el vínculo primitivo, se metió
en su Escorial y olvidó cuidar la simiente moral que aquí dejaba ?
(...) La innegable decadencia española aumentó nuestro desvío
y el verdadero o aparente aire de protección mental y de desprecio
que respecto al pensamiento de América manifestaron algunos escritores peninsulares, secó en absoluto nuestras simpatías y nos
alejó tanto de la antigua madre patria, que la actual generación
intelectual, los pensadores y artistas que hoy representan el alma
americana, tienen más relación con cualquiera de las naciones de
Europa que con España. Hijos malos,
a afrentarnos de
nuestra madre empobrecida. Al mismo tiempo en el Río de la
Plata se realizaba el fenómeno sociológico del nacimiento de ciudades únicas, cosmopolitas y poliglotas, como este gran Buenos Aires,
flor enorme de una raza futura. Y tuvimos que ser entonces poliglotas y cosmopolitas y nos comenzó a venir un rayo de luz de todos
los pueblos del mundo. .. 5
llegamos
En medio de ese aire nuevo, aire tenso de negaciones y renovaciones;
nace y se desarrolla la novela modernista, enlazada a dos propósitos
5 Rubén Darío, "Maria Guerrero". Rubén Daro. Escritos inéditor. Erwin K.
Mapes, editor. New York: Instituto de las Españas, 1938. p. 125.
20
REVISTA
I B EROAMERICANA
fundamentales del arte nuevo: crear una prosa original y sabia e incorporar a la literatura narrativa, en atmósfera intelectual propicia, a un
nuevo héroe, heredado del romanticismo con ropaje de pequeño dios:
el artista.sa Como Vigny, adoran ellos a una divinidad recién llegada: la
aristocracia de la inteligencia.
La literatura de ficción escrita bajo el signo modernista aporta a la
categoría del personaje, con intensidad antes no conocida, poetas, músicos, pintores, estetas, escultores, pensadores en función protagónica y
como revelaci6n o apertura hacia un mundo al que no todos los profanos
tienen acceso. También en este sentido la ficci6n modernista siguió un
aspecto que puede establecerse como constante de la novela francesa. 6 A
la vez, la novela del modernismo se solaza en la pintura de los rebeldes
hijos de la insatisfacción, las victimas del splen, los neurópatas, los seres
de refinamiento enfermizo y sensibilidad hiperestésica -palabra dilecta
de esos años- que hizo correr por el mundo literario el encendido culto
de Joris K. Huysmans y su más célebre personaje, Des Esseintes.7
La narración del modernismo -cuando no elige el camino de la
evasión temporal y geográfica- entroniza a los raros, en medio de una
atmósfera intelectualizada y obsedida por el "delirio de arte". Herederos
en mucho de la tradición romántica, estos escritores entréganse al culto
sagrado del artista y a la protesta por la incomprensión de éste en una
sociedad practicista y vulgar, que da por tierra con todo sueño y ambición
de espiritu, mientras practica los mentidos mecenazgos que denuncia
El rey burg¡és dariano.8
sa En un estudio que se escribiese sobre la presencia del artista y del intelectual como héroe en la narrativa hispanoamericana, un capitulo importante tendria
que destinarse a tal presencia en la literatura del modernismo Para ese tema, desde
Goethe a Joyce, y con especial referencia a la novela en lengua inglesa, puede
verse el libro de Maurice Beebe, Ivory Towers and Sacred Founts. The Artist as
Hero in Fiction from Goethe to Joyce. New York: New York University Press,
1964.
6 Véase sobre este punto el libro de Victor Bromberg, The Intellectual Hero.
Stucdies in the French Novel. 1880-1955. Chicago: The University of Chicago
Press [Phoenix Books], 1964. Cp. especialmente pp. 11-40.
7 No queda duda de que uno de los libros que más tiene en cuenta Silva al
escribir De sobremesa es A Rebours de J. K. Huysmans. Hace años fue señalado
por J. M. Monner Sans el hecho de que "La novela de Huysmans interesó mucho
a los modernistas americanos. Algunos la tuvieron como manual del perfecto
decadente y quizá creyeron que apropiarse o parafrasear los juicios estéticos de
Des Esseintes era inequivoca muestra de distinción intelectual..." Julián del
CasaS y el modernismo hispanoamericano. México: El Colegio de México, 1952.
p. 98. Cp. la nota de Elaine D'Entremont, "The Influence of Joris Karl Huysmans' A Rebours on Rubén Dario". Romance Notes, V (1963), pp. 37-39.
8 Véase el estudio de Edmundo Garca-Girón, "El modernismo como evasión
cultural". La cultura y la literatura iberoamericanas.Memoria del Séptimo Congreso del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. 1957. pp. 131-138.
ESTUDIOs
21
AMBITO INTELECTUAL DE SILVA
Al
héroe que alzan las crecientes sociedades nuevas, el hombre práctico y positivo, el banquero, el político falaz y enriquecido con la inversión generosa de sus promesas, al triunfador de la hazaña bursitil y
financiera, oponen los nuevos escritores, con indisimulado orgullo de clase
espiritual, al inconformista y al desadaptado. En algunas de las creaciones
principales del modernismo en la literatura narrativa llegamos a conocer
la fórmula de pacto o de lucha de tales escritores con la sociedad de sus
días, a través de tópicos esenciales: huida o evasión, anatema, sátira a la
mediocridad triunfante, burla del falso mecenazgo. ¿Cómo no recordar
ciertas figuras que son clave de este asunto, como el poeta de " El rey
burgués", enfriándose bajo la ventisca, asido a su manivela, mientras en
palacio beben y comen hasta hartarse el profesor de farmacia, el "fazedor"
de ditirambos y el seudo artista que por poco se alquila?
el desolado
adiós a la patria del personaje de idalosrotos, al ver pisoteados su arte
y su ideal por los milites de turno, en una demasiado eterna "hora de la
espada"?
En esta guerra finisecular se combate en reciprocidad: al manotazo
despectivo de una sociedad hostil, incomprensiva y empedernida en la
poca luz de su angosto horizonte -el triunfo práctico-, bien pueden
los escritores oponer su exaltado culto del arte como verdad y. religión
sumas o quejarse, como lo hacia Darío, del tiempo en que les tocó
nacer.
En una de sus prosas, "Carta abierta", epístola literaria en que sopla
algún airecillo becqueriano, dirá José Asunción Silva a su destinataria,
una artista:
¿O
. usted y yo, más felices que los otros que pusieron sus esperanzas en el ferrocarril inconcluso, en el ministro incapaz, en la
sementera malograda o en el papel moneda que pierde su valor,
en todo eso que interesa a los espíritus prácticos, tenemos la llave
de oro con que se abre la puerta de un mundo que muchos no
sospechan y que desprecian otros; de un mundo donde no hay
desilusiones ni existe el tiempo; es que usted y yo preferimos al
atravesar el desierto, los mirajes del cielo a las movedizas arenas,
donde no se puede construir nada perdurable; en una palabta, es
que usted y yo tenemos la chifladura del arte, como dicen los
profanos, y con esa chifladura moriremos. Señora, déjelos usted
que nos llamen chiflados, que se burlen de nuestra inocente manía.
REVISTA
22
IBEROAMERICANA
Ya ve usted cómo al cabo de dos años nosotros adoramos con mas
fervor
que queríamos entonces, y ellos han perdido sus ilusio.
lo
nes...A
'Lo MEJOR DE MI OBRA.
. .
Conocemos hoy de modo incompleto a Silva, el poeta y el prosista,
puesto que nos falta gran parte de la obra que produjo. Y
que es peor,
nos falta de esa obra la que corresponde a los últimos afios de su existencia torturada, cuando le escribía a su confidente Baldomero Sanin Cano
que necesitaba como nunca cuidar su "jardín interior para no sentir tan
intensamente el vacío de esta vida".10 Sombras semejantes cubren buena
parte de la vida de Silva, a la que muchos seudo biógrafos han colaborado
con episodios grotescos cuando no malignos. Parece haber recaído sobre
el desventurado Silva el vaticinio oscuro del personaje de De sobremesa:
"sobre mi cadáver todavía tibio, comenzará a formarse la leyenda que
me haga aparecer como un monstruoso problema de psicológica complicación ante las generaciones del futuro",.
Entre las varias fatalidades que contribuyeron al final derrumba.
miento de J. A. Silva, una hay que repercute en su desconociiento
actual como prosista y narrador del modernismo: el naufragio del Amérique,
en el que regresaba Silva desde La Guayra a su país. A principios de ¡895
-dieciséis meses antes de su suicidio- pierde el escritor, como él mismo
anotó, "lo mejor de mi obra". En esa desgraciada circunstancia -de la que
fue testigo un poco lejano Enrique Gómez Carrillo- Silva perdió la
primera redacción de De sobremesa, la colección Los cuentos negros y
una parte considerable de su obra poética: Los Poemas de la Carne y la
serie de sonetos cuyo título habría sido, de
a publicarse, Las almas
muertas. Se conocen sólo por su nombre otras dos novelas -acaso simples
nouvelles- del autor: Ensayo de perfumerla y Del agua mansa.I2 Alberto
Miramón habla de "seis novelas" escritas por el poeta colombiano.' 3 Habría
lo
i
llegar
9 J A. Silva, "Carta abierta". Obra completa (Prosa y, verso). Bogotá: Litografia Villegas [Biblioteca de Autores Colombianos, 99]. p. 44, Las citas de
De Sobremesa se harán por esta edición, a pesar de que su descuido tipográfico
la hace digna de desconfianza.
10 Obra completa, p. 434.
11 Obra completa, p. 254.
12 Cp. Antonio Curcio Altamar, Evolución de la novela en Colombia. Bogotá:
Publicaciones del Instituto Caro y Cuervo, XI, 1957. p. 176.
13 Alberto Miramón, José Arunción Silva. Bogotá: Litografía Villegas [Biblioteca de Autores Colombianos, 110), segunda edición, 1957. p. 256.
2
EsT UDIOS
23
que entender que no todas ellas alcanzaban la extensión de De Sobremesa
y que en tal suma se contarían cuentos y novelas.
Perdida su obra frente a las costas de Colombia, Silva reconstruyó úi.
camente De sobremesa, a petición de un amigo. Después del suicidio del
autor, su diario novelado tardó casi treinta años en ser editado completo;"4
de haberlo publicado en vida, el mismo ambiente que lo ignoró con insolendifícilmente hubiérale perdonado un libro audaz, uno de los mejores
itinerarios para recorrer su pensamiento torturado.
cia,
APROXIMACIÓN A LA NOVELA
Acaso ninguna otra novela escrita en el modernismo nos trasmite
tan fielmente como De Sobremesa el enrarecido intelectualismo imperante
en el fin de siglo exquisito y problemático. Ninguna como la obra de
Silva da una muestra tan cabal de lo que era esa incesante "plática de
arte" y el carácter libresco del mundo en que se desplazaban los prime.
ros modernistas. Razón ha tenido Bernardo Gicovate al estudiar De sobre.
mesa como vivo testimonio o eco americano de la decadencia europea.' 5
Pero nada encontraremos en la novela de imitaciones rubendariacas,término
que el colombiano acuñó para designar a los imitadores anémicos de
Darío, aquellos de los que éste decía no tener la culpa, puesto que fue
claro al postular el acratismo básico del movimiento. De sobremesa no
ilustra tanto la estilistica del modernismo (como Amistad funesta o La
gloria de don Ramiro) cuanto sus modalidades interiores, al amparo de
lo que Silva entendía como el arte nuevo de la novela:
En manos de los maestros la novela y la crítica son medios de presentar al público los aterradores problemas de la responsabilidad
humana y de discriminar psicológicas complicaciones; ya el lector
no pide al libro que lo divierta sino que lo haga pensar y ver el
misterio oculto en cada partícula del Gran Todo.26
14
Slo apareció en 1928.
15
Bernardo Gicovate, Conceptos fundamentaler de literatura comparada.
Iniciación de la Poesía Modernista. San Juan de Puerto Rico: Ediciones Asomante,
1962. Véase el capítulo V: "José Asunción Silva y la decadencia europea", donde
se encuentran observaciones muy importantes en torno a De sobremesa y el culto
de Silva por los prerrafaelitas.
16 Cp. Brombert, The Intellectual Hero, ob.
en la nota 6, quien afirma
en la p. 16, recordando el vaticinio de los Goncourt: "the brothers Goncourt,
whose nervous antennae made them perceptive of all new trends, prophesied
that the novel of the future was bound to concern itself more with "what happens in the brain of humanity" than in the heart
July 16, 1856]". Silva
dijo cosas muy parecidas sobre el porvenir de la novela.
cit.
[Journal,
24 EVISTA
24
I$ERO AM1IERICANA
lectura de De sobremesa muestra que Silva, sin estar premnunido
."rLa
narrativa
de una técnica
quiso
Bourget
-buen
artista
s suque .D
vaga
ez
e
laciones epocales --nos--, recoge
los
unque
,
entre
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nt mnísticos
s ,
o
las complicaciones
de
o
d e
v
i
límites
reducidos
psicopatología
los años
ció directamente, cuando París se deslumbraba con
diosos
por
del
deliquios
li e himuy
nos a la carney-a
r vo
la psicología, la
las exploraciones
psicología, más
admiración
en vano su
los
sobrepasa
intereses por
inexperto-
prosista, pero novelista
-no
J. K. Huysmans-, reveladora
y por
alma de
d e un
n
hábil
una novela psicológica
hacer
mentales de.
s
s
y bogota-
y la para-
que el autor cono-
Charcot y otros estu-
prefreudianos.
la suya una novela de audaz exploración en la psicología
artista, Silva elige una modalidad narrativa, el "diario" -que nos
Por ser
de un
es revelado en
sivo de
una larga lectura
la intimidad
'<de sobremesa"--, generosamente expresrobremiesa
novelista nos
de un carácter.
En De
lleva en peregrinación europea con José Fernández,
el
poeta colombiano,
rico
neurópata que persigue a una misteriosa Helena, evasiva figura vista más
en los cuadros que en la realidad, y que encarna lo imposible, la aspiración a "lo azul", el arte, cuyos dominios no se entregan, aunque se persiga
la
del
sueño
forma. perfecta. "En estos últimos días
año
siempre en esforma...",
cribir un poema, pero no encuentro
último
revelando a su creador, en un fragmento que "nos hace recordar
la
Prosas profalaas,
ciones de la poesía dariana.
poema de
El diario-novela
de
ese que abre
Silva, mirado
las
escribe Fernández,
futuras
bajo esta
luz,
el
interroga-
conviértese en clave
siglo
de acercamiento
a
sona histórica;
le interesó a Silva en su novela, más que disponer una
la tortura interior, el drama,
una
psicología muy
grandes
representativa de fin de
y
del registro de inquietudes del propio autor -lo que no quiere decir que
invitemos a la confusión entre la figura creada por el escritor y su persutil mecánica narrativa, exhibir sin ambages
medio
sociedad
el vacío,
la soledad
atrasada,
los
se acerca
a la identificación con sus propios sueños y frustradas ambiciones.
No olvidemos,
se
de un "raro" en
ascensos y
reconstruyen,
caídas
de un
hombre
de una
pacata y
que,- en muchas páginas,
por otra parte, que esas páginas se escriben, primero, y
poeta, "pues por
más torturados
después en los
ese tiempo comenzaban
'días
las amenazas
del
judiciales, la escasez de dinero, la
búsqueda de empleo y otras circunstancias adversas que amargaron- la vida
EsTUnIOS
2
25
de este Alcibíades santafereio, dotado de una tremenda capacidad para
el delirio imaginativo", escribe Rafael Maya.17
En su mayor parte esta novela-ensayo presenta una asistemática teoría
del hombre finisecular y de sus conflictos básicos. La constante interprenetración genérica (la invasión de lo ensayístico y meditativo en el campo
propio de la ficción) confiere al libro una estructura a veces caótica,
vaticinio de La vorágine, cuyo exaltado protagonista es, como José Fernández, poeta y espejo del autor. En este desorden narrativo, al que contribuye la disposición de la novela "itinerante", el hilo regente o estructurante es la persona de Fernández, minuciosamente estudiado en sus
búsquedas e insatisfacciones.
EsTETcisMo. "CUADROS"
E "INTERIORES"
El narrador del modernismo no pierde oportunidad de embellecer
y de encarecer la proyección estética de objetos y situaciones. Un recurso
frecuente es el logro de una nueva forma de naturaleza, ya capturada en
la obra de otros artistas, especialmente en la de los pintores. Como los
modernistas se desplazan en una atmósfera bastante cargada de "experiencias de cultura", no es raro que su prosa sea museica y neobarroca
-lo fundamental de este neobarroquismo se da en el orden de estrechar,
como en el siglo diecisiete, las relaciones entre la pintura y la poesía,
en cabal fusionismo. El áfán pictórico de la literatura de Silva queda
muy claro si recordamos una apetencia suya anotada en el texto que
por titulo "Carta abierta": "lograr que las palabras digan ciertas impresiones visuales".8 Por lo mismo no sólo encontramos "arte dentro del
arte" -la pintura incorporada de varios modos a la literatura, entre ellos
las "transposiciones'- sino una ostensible tendencia, manifiesta en De
sobremesa, a detener el avance de la obra en "cuadros" y "escenas"
de refinamiento cromático.
pictóricos y plásticos,
el comienzo "pictórico" de la novela: un cuadro de interiores
exquisitos, el perfecto salón del modernismo:
lleva
Véase
llenos
Recogida por la pantalla de gasa y encajes, la claridad tibia de la
sobre el terciopelo carmesi de la carpeta,
lámpara caia en
y al iluminar de lleno tres tazas de China, doradas en el fondo
círculo
17 Cp. Rafael Maya, Los origenes del modernismo en Colombia. Bogotá:
Biblioteca de Autores Colombianos, 1961. p. 66.
18Obra completa,
p. 445.
REVISTA
26
IaEROAMERICANA
lleno
por un resto de café espeso y un frasco de cristal tallado,
de
licor transparente entre el cual brillaban partículas de oro, dejaba
ahogado en una penumbra de sombría púrpura, producida por el
tono de la alfombra, los tapices y las colgaduras, el resto de la estancia silenciosa.
En el fondo de ella, atenuada por diminutas pantallas de rojiza gasa, luchaba con la semioscuridad circunvecina, .ia luz de las
bujías del piano, en cuyo teclado abierto oponía su blancura brillante el marfil al negro mate del ébano.
Sobre
rojo de la pared, cubierta con opaco tapiz de
brillaban las cinceladuras de los puios y el acero terso de las hojas
de dos espadas cruzadas en panoplia sobre una rodela, y destacándose del fondo oscuro del lienzo, limitado por el oro de un marco
florentino, sonreía con expresión bonachona la cabeza de un burgomaestre flamenco, copiada de Rembrandt...'9
lo
lana,
Desde el comienzo del libro nos enfrentamos con una técnica que
será frecuente en los capítulos de De sobremesa: la pintura (Rembrandt
Rubens, Redon; los prerrafaelitas, el Españoleto y tantos otros) como
elemento que prestigia y ennoblece, como sabia nota de museo. Por esta
misma via, se hará frecuente la presentación de personajes apoyada por la
mención de parecidos y similitudes pictóricos, lo que crea un halo aristocrático y precioso. En su visión de Helena, el novelista dispone un
cuadro de movimientos rituales y misteriosos:
[las
cortinas] se levantaron un momento después y me dejaron
ver en el fondo oscuro del aposento la luz de la lámpara que ar.
dia cobijada por amplia pantalla de gasa. Volviéndole las espal.
das, caminó de frente la silueta negra y larga, como la de una virgen de Fray Angélico...20
El arte -recuérdese el estudio de este subtema de la poesia dariana por Pedro Salinas- y la pintura serán, asimismo, refugio y remedio
19 Obra completa, p. 191. Cp. el "interior" del departamento de Maria
Legendre "La salita con las paredes tendidas de una sederia japonesa, amarilla
como una naranja madura, y con bordados de oro y de plata hechos a mano, amueblada soberbiamente con muebles que habrían satisfecho las exquisiteces del esteta
más exigente; la alcoba tapizada de antiguos brocateles de iglesia, desteñidos por
el tiempo, con su mobiliario auténtico del siglo xvi y el cuarto de baño, donde
alas mesas
lucia una tina de cristal opalescente como los vidrios de Venecia,
de tocador, todas de cristal y nikel, sobre la decoración pompeyana de las paredes
y del piso.. .", p. 235.
20 Obra completa, pp. 272-273.
junto
ESTUDt
S
2
27
ante el "mal de vivir". Huyendo del mundo agresivo y torpe (¿"Tú
crees que yo me
a vivir ?", pregunta nuestro héroe a menudo) el protagonista logra el olvido, la paz, y permanece "encerrado en
iglesias o museos o soñando por horas enteras en amorosa contempla.
ción ante las obras de [sus] artistas predilectos, como el Sodoma y el
Vinci..." 21
La pintura crea en el personaje de De sobremesa imaginaciones y verdaderas galerías de sueños. La inasible Helena, de la que se dice pertenece a la familia de la mujer de Rossetti, esa sombra que José Fernández
nunca alcanzará, ha nacido primero en su mente cuando. contempló, niño,
ciertos cuadros en Londres. Más tarde, esta fijación infantil se deposita
en la hija del conde Roberto de Scilly, a la que el protagonista seguirá
por toda Europa. Sabrá de ella, más tarde, pero ése será un momento
de poética e irrestaiable melancolía, iluminado por el recuerdo de Poe,
que tanto leyó Silva: la muerte de una mujer joven, hermosa y admirada,
ante cuya tumba no cabe sino la meditación elegiaca
Las alucinaciones pictóricas que pueblan la mente dislocada de Fer.
nández se presenta a menudo:
acostumbro
Ante mi imaginación sobreexcitada y que había perdido la noción
de la realidad, el oro de los cabellos sueltos, heridos por la luz de
las bujías, revistió el brillo de una aureola que irradiaba sobre el
fondo oscuro del comedor. . .22
Las evocaciones de museo despertadas por la hermosura de Helena
son precisas. En el primer encuentro con ella aparece claro el afán de
trasposición o de fusión de artes, que nos lleva a pensar en el barroco.
La primera mirada del personaje encuentra en ella "cierto parecido, por
su forma extraña, con el retrato de una princesita hecho por Van Dyck,
que está en el museo de La Haya". 3 Líneas después, se quita ella los
guantes y él descubre, con ojos de pintor, dos manos.
largas y pálidas, de dedos afilados como los de Ana de Austria en
el retrato de Rubens.2
Y en el mismo fragmento, finalmente, observa el perfil de Helena,
21 Obra completa, p. 200.
2 Obra completa,
269.
23 Obra completa, p. 264.
24 Obra corpleta, p. 265.
P.
28
REVISTA
IBEROAMERICANA
y lo enmarca rigurosamente para la contemplación
efigie:
"pictórica",
de perfecta
El otro perfil, el de ella, ingenuo y puro como el de una virgen
de Fra Angélico, de una insuperable gracia de lineas y de expresión, se destacaba sobre el fondo sombrío del papel del comedor,
iluminado de lleno por la luz del candelero. Completaban su belleza los cabellos, que se le venían y le caían sobre la frente estrecha
en abundosos rizos, con el busto largo y esbelto, vestido de seda
roja, las manos blanquisimas y finas... 25
No en vano había estudiado Silva en los museos de Europa y pintado antes de sus veinte años. Esta última habilidad suya, poco conocida,
no sólo nos explica la sensibilidad pictórica que muestra su novela, sino
su aguda vigilancia cromática, manifiesta en prosa y poesía.
"ESTE
FIN DE SIGLO ANGUSTIOSO"
De sobremesa, la novela exaltadamente cosmopolita y universalista,
minuciosa para referirnos el tormento y la exquisitez psicológicos del
"caso" José Fernández, resulta paradoja si la referimos a la Bogotá de
fin de siglo, impermeable a muchos cultos foráneos -como el naturalismo, seguramente condenado por herético. En verdad, pocos libros escritos en el último decenio del siglo diecinueve registran mejor la angustiosa
conciencia del hombre finisecular y la seguridad que éste tiene de vivir
en una "época mediocre y ruin", 6 que exacerba el mal de vivir y el
"asco de la vida",27
La conciencia de vaciedad, de tedio, el sentimiento de incomunicación y ajenidad,
al protagonista a perseguir, a todo precio, las
emociones nuevas y estremecedoras, a tentar toda suerte de embriagueces
anestesiantes. Lo que hace Fernández es buscar un adormecedor espiritual
que le permita atravesar indemne por un interminable panorama de
mediocridades. En sus labios se hará constante, en múltiples variedades,
esta inquisición: "¿qué es la vida real, dime, la vida burguesa, sin emociones y sin curiosidades ?".Y Pregunta a la que rodea una constelación
llevan
25 Obra completa, p. 266.
26 Obra completa, p. 384.
27 Obra completa, p. 401.
2 Obra completa, p. 199.
EST
UDIOS
9
29
conveniente de asedios sensuales cada vez máis complicados e inútiles
para el buscador de novedades intensas:
"he abandonado . . .los planes de mis poemas, y los negocios, para
vivir preocupado sólo de placeres, de sport, de fiestas, de esgrima,
en una incesante caceria de sensaciones.
..
";
"lo anormal me fascina como una prueba de rebeldia del hombre
contra el instinto. . .";
"Pasé . . .la noche aqui viendo una serie de aguafuertes y de acuarelas que me ofrecen en venta; total: nifnguna emoción fuerte. .. "29
De todas sus búsquedas, regresará José Fernández con las manos
vacias. A propósito de esta situaci6n interior torturada de su personaje,
Silva intentará una de las primeras indagaciones que conoce la novela
hispanoamericana en las honduras y complicaciones animicas de un personaje anormal, sombrio y nihilista. Funda a la vez la alta novelas,
la novela del arte, lleva a su máxima tensión la literatura dentro de la
literatura, por los mismos derroteros que su maestro Huysmans, cuyo
A Rebours está siempre presente en estas páginas.3 0
Para el dramático inquirir del protagonista,
"¿y qué me importan esas ideas sobre el amor, ni qué me importa
nada, si lo que siento dentro de mi es el cansancio y el desprecio
29 Obra comp/eta, pp. 237, 239, 281.
que hacen a Fernández
2O
Cp. innumerables fragmentos de De sobremesa
pariente muy cercano de Des Esseintes, hasta en el gusto por las flores inimaginables, producto de asombrosos cruces vegetales (las "orqudeas monstruosas", p.
195 de Obra completa). Un amigo le dice a Fernández su admiración por el
ambiente que éste crea a su alrededor: "El lujo enervante, el confort refinado de
esta casa con sus enormes jardines llenos de flores y poblados de estatuas, su
parque centenario, su invernáculo donde crecen, como en la atmósfera envenenada
de los bosques nativos, las más singulares especies de la flora tropical.. .", p. 203,
donde se habla extensamente del agotamiento sensual a que corre Fernández. Por
otra parte, el hablar constantemente de arte y de literatura es rasgo exacerbado
por Huysmans. Fernández confiesa, p. 311, "todo se complica dentro de ml. y
toma visos literarios, una curiosidad se agrega a otra, los atractivos de la obra
de arte me hacen olvidar los más graves intereses de la vida...", y poco más
adelante, p. 323, se refiere a su "eterna mania de convertir (sus) impresiones en
obra literaria".
El iuicio de Baudelaire ("el más grande para los verdaderos letrados, dc
los poetas de los últimos cincuenta años", p. 308) traduce, por cierto, la admiración del propio Silva, pero no habria olvidado el elogio del autor de las
PFlores del mal que aparece en el cap. XII de A Rebours: "Baudelaire était alIé
plus loin: il était descendu jusqu'au fond de I'inépuisable mine, s'était engagé á
travers des galeries abandonnées ou inconues, avait abouti A ces districts de
l'ime oú se ramifient les végétations monstrueuses de la pensée".
K. Huysmans,
A Rebours, Paris: Bibliothéque-Charpentier, s.f., p. 189.
J.
0REVISTA
30
IBEROAMERICANA
por todo, el mortal dejo, el spleen horrible, el tediun vitae que,
como un monstruo interior cuya hambre no alcanza a saciarse con
el universo, comienza a devorarme el alma ... ?0
queda un refugio posible: el. arte, guía y luz en el caos y la ceguera espiritual. El arte que exige culto religioso y diario, único oxígeno respirable
para esta categoría de desencantados. No hablar de arte, no atizar ese
fuego sublime aparece ante el protagonista como la condenación más se.
vera, y alguna vez, para traducir la opacidad de alma de un pariente oscuro,
clava en la pared con esta etiqueta de decepción: "no hablamos nunca
lo
de arte".32
Es que el subido clima intelectual puesto en circulación por el modernismo -mostrando claramente en esta imperfecta novela reveladorase ampara en un delirante, incansable "vivir de poesía". Así entendemos
mejor el por qué de la intensidad, en De sobremesa, de la plática y la meditación artísticas.
ARISTOCRACIA MENTAL Y MEDIOCRIDAD
Cuando la masa ignora el canto, es lícito verterlo sólo hacia el reino
interior, postuló Darío. El después, afortunadamente, abjuró de esta posición exclusivista e hizo poesía sermonaria, de alerta continental, y
a preocuparse de esos presidentes de república que prometiera no cantar, pues la política, dijo al frente de Prosas profanas, pudiera enturbiarle
la ensoñación dirigida a la corte de Halagabal. Cuando se recuerda estas
notas del modernismo es justo entenderlas como respuesta del artista a
la chatura circundante, al desprecio por el arte manifiesto en las ideolow
gías de los hombres prácticos, y contra la crítica ejercida por paralíticos
intelectuales, mezquinos "amantes de la lija y la ortografía", como dijo
Darío, al que pertenece la orgullosa advertencia de que "el arte no pone
los puntos sobre todas las íes".
La literatura surgida a fines del siglo xix, no
olvidemos, tuvo que
emprender la hazaña de hacerse o de crearse sus lectores propicios, sacarlos de las nebulosas en que se movían y hacerles ver la pobreza de sus
preferencias artísticas, porque en aquellos años ocurría lo que señala Ortega
en las Meditaciones del Q;ijote a propósito de la Restauración española:
llegó
lo
31
Obra completa, p. 384.
32 Obra completa, p 402. En la página siguiente, reitera: "No hablamos de
arte nunca".
3'
ESTUDIos
31
'fatalmente lo mediocre y liviano pareció aumentar su densidad. Las
motas se hincharon como cerros y Núñez de Arce pareció un poeta".3
Silva y los modernistas proceden a realizar un drástico juicio final,
porque hay que cambiarlo todo: condenan a muerte a la izquierda y ordenan las filas que se salvan a la derecha. En la primera los relamidos lectores de Ohnet; en la segunda,
contrapartida de los mediocres:
selectos, los buenos entendedores los que prolongan la obra en su admiración o
en su posibilidad de compartir. En De sobremesa deja Silva testimonio de
una apetecida nueva raza de lectores,
que son también, y a su modo,
artistas, estetas:
la
los
los
-¿Por
qué no escribes un poema? ... -Insistió Sáenz.
-¡Porque no
entenderían tal vez, como no entendieron los "Cantos del más allá". . ¿Ya no recuerdan el artículo de Andrés Ramírez,
en que me llamó asqueroso pornógrafo y dijo que mis versos eran
una mezcla de agua bendita y de cantáridas? Pues esa suerte correría
el poema que escribiera. Es que yo no quiero decir sino sugerir, y
para que la sugestión se produzca es preciso que el lector sea un artista. En imaginaciones desprovistas de facultades de ese orden, ¿qué
efecto produciría la obra de arte? Ninguno. La mitad de ella está en
el verso, en la estatua, en el cuadro, la otra en el cerebro del que
oye, ve o sueña . . .A
lo
También hay falsos lectores entre los que parecen ejercer la tarea
exegética. La burla de Nordau, como ejemplo de esta irreverencia, es frecuente entre los modernistas, que no le perdonaban el haber puesto las
manos rudas sobre los escritores que ellos adoraban como verdaderos
guías. Silva contrasta Degeneración, tan leído a fines de siglo, con el diario de María Baskirtseff, "la dulcísima rusa muerta en Paris de genio y
de tisis". El "Zoilo de los Homeros que han cantado los dolores y las
alegrías de la Psiquis eterna",35 como llama al alemán, todo
dafió
con sus "rudas manos tudescas",36 y bien puede aparecer como ídolo de
los que se conforman con lo mediocre, sobre los que Silva depone este
entusiasmado anatema:
lo
"oh muestras de la calidad corriente de la especie humana, fabrica.
33 Ortega, Aíeditaciones del Quijote. Madrid: Ediciones de la Universidad
de Puerto Rico. Revista de Occidente, 1957. p. 87.
34 Obra completa, p. 204.
35 Obra completa, p 211.
36 Idem, ibid.
3
R EVISTA
2
IBEROAMERICANA
das de prisa por el Gran Hacedor, sin hinchazones de músculos y
sin afinamientos de nervios, lectores de Ohnet, adoradores de Gaboriau y de Montepin que consideráis como
supremo del arte los
en que sonríen las venus de pomadas rosadas pintadas por
Bouguerau; que os pasmáis oyendo las musiquillas italianas de hace
treinta años y las idiotas pornografías de los café-conciertos y a
quienes dejan fríos las dulces ingenuidades de los pintores prerrafaelitas, las sutilezas del arte japonés
grandiosas sinfonías de
Wagner, los dolorosos personajes que atraviesan la sombra gris de
las novelas de Dostoiewsky, las extraterrestres creaciones de Poe;
admiradores de lo mediocre y de lo fácil a quienes Max Nordau
presentaría como prototipos del perfecto equilibrio ... "
lo
ruadros
las
7
Silva, como muchos de los artistas de Hispanoamérica, se estrelló dramáticamente con la chatura de sus días. El hombre que escribió De sobremesa no supo a qué lado volver sus pasos, si hasta la critica de su tiempo
iba descaminada y ciega. En una conocida poesia suya, en que Silva se
embarca a si mismo en la burla que traza, el creador, después de lograr
unas estrofas de "arte nervioso y nuevo, obra audaz y suprema", las
al sumo juez literario:
lleva
Complacido en mis versos, con orgullo de artista,
les di olor de heliotropos y color de amatista...
Le mostré mi poema a un crítico estupendo...
Y lo leyó seis veces y me dijo...i.¡No entiendo!
Con su muerte Silva no hace sino rubricar -más allá de la tinta y de
la literatura- su incomodidad de vivir exacerbada conciencia romántica- en un mundo que no le comprendía y con el cual no quiso hacerse
cómplice ni pactar. El pistoletazo asordinado en esa distante noche bogotana es, por otra parte, el final justo y previsible para el escritor y su
prolongación poética en el protagonista de De sobremesa.
---
The Ohio State University
JUAN LOVELUCK
37
Obra competa, p. 260.
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