Vida y viajes de Cristóbal Colón - Actividad Cultural del Banco de la

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BIBLIOTECA ILUSTltADA DE GASPAR Y ROIG.
VIDA Y VIAJES
DE
CRISTOBA_L COLON,
POB WASmXfGT01'lIBVl1'lG.
TERcEnA EDICION.
&DOIU'I&DA
(,OK 80 GRAB&DOS.
MADRID.
IMPRENTA DE GASPAR Y ROIG, EDITORES,
calle del 1'J"IDClpenúm. 4.
UlM.
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
1-
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VIDA Y VUJES
Da
CRISTOBAL COLON
WASHINGTON
Adornada
l'IHI fiO J~mill:".
PROlOGO DEL AI;TOR.
ESCONTI\A:';DOME
en P,urdeos el in viel'no
IRVING,
d!! j "~2(j
á f827, Jegó á mis manos una carta de MI'. Alejan-
nro Everdt, ministro plenipotenciario de ¡I)S ¡';stadosUnidos en Madrid, en la cual me decia que se estaba
imprimkndo cierta 9bl'a redactada por don Martin
Fernand ~z Ile Navarrete, secretario de la Academia
Real de 'a Histùria etc., etc.; participábame al mismo
tiempo (ue esa obra contenia un aecido número de
documelltos relativos á los viajes de Colon, y entre
t!llos mUI:hosde fa mayor imporlancia, recientemente
ùl'scubit rtos. MI'. Everett me manifestaba ademas,
que la vl:rsion de aquel.a obra al iUBlés por un americano seria muy conveniente. Fui ùe su mismo parecel', y. ~a )iendo resuelto hacia ya tiempo ver á~ladrid,
me dmgl poco despues á aquella capItal, con el inlento de emprender en ella la traduccion de la obra.
Voco tiempo dcspues de mi llegada apareciúla pubücocior del Sr. de Navarrete. Hallé en esta muchos y
muy cur OSIlSdocumentos hasta enfonces desconoci·
dos,que .Iustraban losdcscubrimenlosdel Nuevo Yun·
flo, y houraban sobre manera ásu entemlido editor por
la aplica,:ion yactivillad que revelaban. El conjunto,
empero,de la obra mas hien presentaba un tll~oro de
precioso, materiales pu:a la historia, que la historia
misma. " fI pesar dequtl Femejanles acopios wn ina{lreciablIJs para el eructir.o literato, la "isla de papeles
ill=onexo~ y documentos oficiales, n.J place cornun ••
m'lote á la 'mayoria Je los lectores, que estiman eOIl
preferencia narraciones claras y coordinadas. Estl'.
ci:.'cunstancia me hizo vac'iJar en la intentada empresa; pero era el asunto tan útil yen mi entender. tan
patriótico, que no pude resolverme á.abandonarlo.
Despues de consillel'ar con mas deleoimiento hl
mlleria, conocl que aunque habia muchos libros ell
varías lenguas, referente3:1 Colon, ninguno contenia
m;IS que algunas nociones breves é incomplctas so~
bre su vida y viajes; al mismo tiempo que abundaban
id las sobre el particularp.ll manuscritos, cartas, di:\rks y monumentos pÚblicos. Penséljue ';Ina !tistorm
concienzudamente compuesta de eslos dIversos mate-iales, lIenaria un vaelo en la literatura, proporcioná ndome una ocupacion mas satisfactorIa, y Ii mi
pa tria una obra mas útil que la traduccion que antes
ho.bia proyectado llevar á cabo ..
Me movió por otra parte â emprender este trabajO
la suma facilidad que para ello tuve en Madrid. Yo vivia en caBadel cónsul americano el caballero O. Rich,
urlo de los mas laborim;os bibliógrafos de Europa,
r¡r.epor muchos años se ha bin consagradoá /11 investigacion de documentos relativos á la :mti~ua histori.,
de América. En su numerosa y escogida blbliotecaencontré una de las mas completas cole~cjoDe8 quo hoy
existen de la historia colonial de EspaÎ1a. y una mulo
titud de documento~, 'lile inútilmclllte hubiera bUBca·
(to en olra parl~. 1'1150 su dueño ~ mi disposicion la
I
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nmI.IOlI,c.A
Il¡¡
GHPAII
y no/r..
biblioteca,con unn frnnqut'Za y bondad Quepocas \'eLIBRO PRIM-RO.
cessue'e haUarse en los poseedores de obras tan rólfas I
I;
y tan estimadas. Allí enco/ltré los principales materia': AGASéinfructuosas especulaciones serian la~ que
riales de que me he servido para dar cima á mi tarea. tuviesen por ohjeto investigar si hubo ó no comunicaServirne tambien de los tesoros de la biblioteca cion entre las costas opuestas del Atlánlico, en aqnereal de Madrid, y de los que contiene la del monaste- 1I0slejanos tiempos anteriores'ú la lradkioll y á la hisrio de S. Isidro: dos ricas colecciones, francas'tOnti- loria, en que, segun la opinion de muchos, florecieron
, nuamente al público, y dirigidas conel mayor 6rden. las artes cún mas 10zanÍ:lde la que conoció en tielllJ10
DOJlMart.in Fernandez de Navarrete,1JlI} favoreció con alguno la que nosotros llamamos antigÜerlad; ó si la
su apoyo participándorne noticias de,'if8nde interés Ip.yendaegipcia que refierelJaton relativa á la isla de
descubiertas por él mismo en sus la~
e8tudios, y A talante. lejos de ser fabulosa, contiene en sí la osfaltaria á un deber si JIO expresase aqtil mi'lldmira"': cura memoria de ciertos paises sumergidos por una
don por el ardiente celo de aquel complaciente ca- de las terribles convulsiones del globo, que han t1E~jahallero, que uno de los (¡'timos \'eteranos de la litera- I do huellas del Océano en las cumbres de Jas mas l'hi·
!lIrl española, Yya casi 50'0, Pl'?sj¡;ue aun con vigor i v,adas".!ontaÏia.s. La hi,sloria autént!ca n,ada di.ce de la
mcansab._le IllS tareas, en un pais ((onde carecen. hoy tletra fIrme, III de las /slas del hemIsferIO occidental,
los afa~& lítér~iQs de estímulo y recompensa.
hasta últimos del siglo xv, en que fueron descubierDebo tamhien manifestar mi reconocimiento por la tas, Es mU!' p'}siMe que un bajel extraviado haya perlibenlidad del dU9,ue de Veraguas, descen~!ente y dido de vista los antiguos coritin~ntes, y cru~do arrepresentante de Colon, que tuvo la amabIlidad de rastrado por Jas tempestarles el lIImenso deslerttl do
franquearme los archivos de su familia, demostrando
las aguas, con mucha anterioridad al invento de la
el mas vivo interés en f1acerme conocer los tesoros que brújula; pero ni voh'ió, ni pudo revelar Jamás los secontenian. Tampoco puedo pasar en sileacio Ins mu- cretosdelOcéano. Y á pesar de que en diversas époea~
chas deferencias que he reciLido de mi excelente lImi· han llotado hasta las playas del anligúo mundo, docnI{OD. Antoniodl' Ujina, tesorero del Sermo. Sr. Infante mentos que anunciaban á sus admiradós habitantes la
D. Francisco, caballerodeerudicioll y talentos, ymuy existenCia dp.olras regiones, situadas mucho mas ¡,J1¡í
conocedor de la historia de ES[lafla y sus dependencias. del nparente horizonte, nadie se av•• tÛÎ'8baálenurse
A sus.inCatigables investi/?aciones debe el mundo mu-, á los mares I'll husca de aquellas tisr.ras rodeadas de
chosdè losconocimir.ntos exactos que posee sobredis- misterios y peligros. Ni los viajeros de Escandinavia
tintos punto~ de la primitiva historia colonial. Tiene ){Jgraron alcanznr mas qlle fugaces vislumbres del
elSr. de Vjino la mayor parte de los papt~l('s de su rlí- , l'iue\·IJ-~III\lflo, pronto oscurecidas, é inÚtiles peira
fUllto amigo, ~I liÍstoriador Muîioz, lo.s ~Ilale~" así glliar tí él ~(Ill seguro conocimíe~to, aun admiticnclo
como otros varIOs docume. ntos puso á mI dl'ro~lclon,
la corre.cc/.on deslls leyendas, YSlendosu dudosn Vincon una finura á°Jaque viviré eternamente obligado. lan,d la costa del l,lIbrador, ó faplliya de NewfoundCon estos y otros auxilios que mi posicion particular
IlIrid. Lo qQe hay rle positivo es, que cuando al emme facilitaba casualmente, me heùedicado con todas pezar la déeima quinta centuria ¡'u£caban en toda3
mis fuerzas á la eomp,)sicien de esta historia, el poco ((¡recciones los mas' esclarecidos ingenios, las disp,~r.
tiempo que me l'l'a posible permanecer en un pais ex- sas Juces de la geo~rafía, reinaba entre los sabios la
tranjero. Ile examinado cuiùadosamente todas las mHscrasa ignorancia respectoá las regiones occidel~'
obras concernientes á mi asunto, que pude encontrar tales del Atlántico; se IlIIraban sus vastas aguas COli
impresos ó manuscritas, cotejánrfolas en cuanto era temerosa y reverente admiradon, como si rodease
fac1ible, con documentos originales, como el único al mundo una espesa muralla, al través de la cnal no
medio de aclarar las dudas históricas; he procurado pudieran penetrar las l.'onjeturas. La mejor prul'ha d('
ínvestigar la verdad, y sacarla de entre las contraesta verclad , es la descripcion del Océ:illo hecha por
rlicciones que necesariamente deben ocurrir, cuando Xerif al Edrizi, llamado el de Nuvia, rlisl.inguidoescri.
varias pe.rsonas han referido los mismos hechos, eIPo-l' torárabe, cuyoscompatrjotas, lldemasde poseercuannitindolos bajo diferentes aspectos, y hnJo la inlluen- lo £~ sahia !',nlonces de geogral'ía , son considerarlo\
cia de distintos intereses y sentimieutos diversos.
I como los mas atre\'irlos navegantes de la ~dad media.
En la ejecucion de esta obra he evitado entrar en
«(Ninguno ha po¡Jido averiguar rosa cierta (lei
simple§ rellexiones ¡;(enerales , excepto cuando sur- I »ûc('ano, por su rlifícil y peligrosa navcgacion, n~~lln espontáneamente del asunto, prefiriendo dar una »curid"d, profundas aguas y frecuentes tempeslad,.s,
narracion detallada y completa, sin callar ninguna ))por el temor de sus enorme,; pescados y soberbios
particularidad caracteristica de las personas, cosas ó »vientos; (lerOse hallan en, él muclaa¡ i,las, a~U/Jas
tiempos; y presentando los hechos de manera que ))habltadas, y despobladas Otr.aSi:no habrá marino
pueda ell¿ctor comprenderlos fácilmente, y dedueir »que se atreva á navegarle ni fi entrar en su profunde ellos sus propias móximas y conclusiones.
)didad, y si algo hall navegado en él, ha sido sjenlComo muchos puntos de la historia ~xigen el~li- )pre siguiendo sus costas, sin apHrtarse ite ellas: 185
cacioues tomadas de los hechos y eonocimientos <JOe> nolas de este mar, aUllque se oprimen \"agitan entre
tinoos, juzgué mas conveniente dar explicaciones )sí son elevadas como montes, se mantienen siemprp,
:lIBltes de los puntos que la necesitan al fin .dela »igualrncnte y no se quiebran; porque si se rompieftlll'8, que interrumpir á cada paso con ellas]a narra- )rao seria impMihJe el surcarle.))
clolt. Asi podia entrar con mas desahogo en aquellos
El objpto de la presente obra es narrar los hecho~
pormenorescurioso$ ó interesantes, sacados de libros y aventuras del marino que tuvo el genio de adi\·ipoco comunes.
nllr. y I.ainlrep,i<lez de vencer los misterios, de es.ta
U1timamentedoyá luz esta obra con extrema des- profuUlhdad peligrosa; del que por su osado mgelllo,
conlian7.a. No puedo invocar otra cosa en mi abono, su constancia inviariable y su arrojo heróÍl'-o, puso
qUI! un ardiente deseo de ¡Jecir III verdad, la mas en oomunieaCÎoD 108extremos de la tierra. Lossucecotnpleta despreo~upacion respecto ú los puebl06que SOl' de su azarosa vida serán eternaml!nte los eslabo~neiono en mi historia, mucho interés ell el asunto ne.~que unan la historia del muntlo antiguo á lu del
d~'~Ià· Y:UDcelo que quizá pueda en parle compen- Nuevo-Mundo.
~r por su constancin la falta que en mi conQZCode'
CAPITULO PRlI'rJERO.
I
¡I
o
I
otl'nll!$ltes
•
.. lli•••CUIIEXTO;
Madrioo:Hm.'
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MIl.l ••• y EDUC •••CION ilE COLON.
No hay ninguna noticia cil'Ita sobre la infancia dI'
Cristóhal Collin, IIi sohre su familia, ni S<Jhreel Liempci
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\'10.\
COLO:'!.
3
pu Iso de la Divinidad quo lo guiaba l1ácía determina(le ¡ estudios, y le inspiraba los deseos que habian da
h[, ~erle digno 'de llevar los altos decretos pa¡a que el
ci, la le habia escogido.
Al trazar la historia primitiva de un personaje com') Colao, cuyas acciones produgeron tan maravillo·
so efecto en los negocios humanos,}s
curioso investi¡:ar la que se debió á la influencia ¡¡,ccillental de laa
crsas, y lo qué á su propio genio. El talento mas origi lai es siempre dirigido por la accion de los tiempo\!
el' que vive, y esa irresistible inclinacion que Colon
cr ~ia sobrenatural,
suele ser el resultado de la opera ~iou de circullstancias
externas. Toma á veces el
pl n5allliento una repentina é invariable direccion, ora
al reconocer de nuevo alguna abandonada region do
la sabiduría, y al volver ú reconocer sus ya ignorad( s senderos; ora al penetrar con admiracion y delici I en un nuevo terreno de descubrimientos
que no
h ya hollado jamás la planta humana. Entonces e~
CI ando el alma ardiente
y apasionada recibe el imp. liso del dia, se cleva sohre sus mas esclarecidos con·
tfmporáneos,
dirige la misma muclledumbre
que le
irlprimió su movimi~nto,
y acomete empresas quo
jo más hubieran osado intentar los que se I¡allasen sin
I¡ fogosidad de su curazon. ColúlI nos confirma esta
v ,rdad. Aquella pasion por la geografía que tun á lo~
p·incipios inllallló su pecho, y (lue fue el gérmeo de
5'IS acciones posteriores, debe ser consillerada como
il herente á la edad en que vÏ\'ia. Lo; dcscubrmientoa
g ~ográlicos eran la esplendorosa antorcha que debia
il undar de lUl al siglo décimo-quin to, época la mas
b ·illante en invencioll que contienen los anales del
n unJo. En la oscura é impenetrable noche de la falS:l erudicion y de las preocupaciones
monacales, per.
deron las naciones europeas la geografía y las demáa
c encías. Felizrr:ente nú se perdieron del torlo, porque
v vieron refugiadas ell el seno de Africa. Y mlentra~
e pedante dómine gastaba infructuI)samente
el tiemP) y sus talentos ell bahle en los claustros, conrundendo la verdadera doctrina con sm necios ensueilOs.
l. , sabios árabes de S~naar calculaban los grados de
I: t¡tud de la tierra y Sil circunferencia,
en las vast¡¡¡¡
I: muras de ~lesopotámia.
El verdadero saber, tan dichosamente conservado,
e ;taba entonces abriéndose camino para volver á Eur')pa. Las ciencias se restaural'on al mismo tiempo
q .le las letras. Plinío, Pùmponio ~ltl!a, y Estrahon se
C Jelltan en tre los ilutores que sacó cio la oscuridad el
I' lciente amor de la litemtura
antigua. Estos volvier Jll á la inteligencia pÚblica una parte de los conoeir·lientos geográlicos, que hacia mucho tiempo estal.iln borrados de ella. Atrajo la curiosidad a aquella
rueva vereda, por t.antos años olvidada, y tan súbit lmente abierta. Manuel ChrysoJens, docto caballero
Fiego, hahia ya á principio del siglo traducido allat n la obra de ['tolomeo, populari7.ándola de esta mal era entre la juventud
escolar de Halia. De otra trac'uccion posterior por Jaime Angel de Escarpiaria,
I abia en las bibliotecas de Italia correctas y bellas colias. Tarnbien empezaron á buscarse con empeÏIO los
I scritos de Averroes, Alfragano y otros sabios árabes,
( ue habian conservado vivo el fu~go sagrado de las
{ iencias, durante el largo período de la oscuridad,
, uropea.
Los conocimientos
que renacian de tal modo se rei elltian naturalmente
de su imperfeccioo,
pero eran
ara las ciencias la aurora de un nuevo dia, rico de
JZ y de esplendores. Se sorprendía el hombre de m
I ,rol,¡a ignorancia,
del mundo que le rodeaba; cada
i,aso parecia un descubrimiento; porque eran para él,
• n cierto modo, tierras incógnitas cuantas no cirI uia el horizonte
de su país.
Hé ahí el estado de ilustracion, y hé ahí los senti: nientos que se tenian respecto á esta ciencia intere:,ante á principios del sif:lo décimo-quinto. Los descup
~ VIAJES DI! CR STÓBAL
lugar do su nacimiento;
porf}ue de tal manera enmaraiiarc n los hechos sus comentadores, que es casi
imposibh descubrir la verdad. Si hemos ¡[e creer el
testimonio de uno de sus contemporáneos
é intimas
amigos, lehe de haber nacido por los aiios de !-i3:j
ó 143ü. :~llmerosas ciudades se disputan el honor
ne haber sido su cuna; pero parece fuera de duda que
fue natuI al de Génova. Acerca de su familia tambien
se ha disputado largamente. Mas de una casa noble le
ha reclanl3do como suyo clesde que se hizo su nombre
tan Hustl e, que antes pudiera dar honor que recibirle. Es I\Il1y posible que hayan brotado todos estos ramos de un trollco comun, y que los disturbios civiles
de Italia hayan desgajado muchos de ellos, yextinguido atlas. Nose s~be, empero, que ni él ni ~uscon-:
temporÚlleos conOCIeSe:! la nobleza de su lInaJe, nI
esto le ilI'porta Ú su famll; que mas honra por cierto su
memorill ser objeto de contienùa entre muchas casas Ilob¡"s, que pocler señalar como suya la mas preciara de ellas. Su hijo Fernando, que escribió su historia é biza un viaje coa el objeto de investigar este
asunto, ~onc\uyó por abandouar estas pretensiones,
conceptllando mas glorioso, que date del Almirante
la noble;;a de su familia, que no poder asegurar que
alguno ùe sus predecesores ingresó en llnll órden de
caballer'a y mantuvo galgos y halcones; porque creo,
prosigu(, (lue menos dignidad recib!ria yo de ninguna
noble:oa le abolengo, q¡:e de ser hiJO de tal padre.
Los p;tricntes mas cercanos de Colon era u pohres
pero Iwurados; su padre habia residido muchu tiempo en GI,nova, y ejercido el oficio de cardador de lalla. Era ::ristóbal el mayor de sus hermanos Bartoll)mé y Dil\go, y de una hermana, de la cual lo único
que se sabe, es que contrajo matrimonio con un hombrr oscuro, llamado Diego llavarcllo
Su verdadero apellido es Colombo, latinizado por
él en su; primeras cartas COLl:.I1BUS,y adoptado por
otros en los escritos que de él trataban ,conforme con
los usos ùe:\r¡uella edad, que habian hecho universal
la lllngua latma, y en là cual se escribi:tn todos los
nombre; de im[lOrtancia histórica. El Almirante es no
obstantll mas conocido en la historia espailOla por el
nombre de Cristóbal Colon, cuu el cllal se presen!ó
en Espa ~IlI.Segun refiere su hijo, hizo esta alteraeion,
para qU} no se confun:liesen SlIS descendientes
COll
los Ile los ramos colaterales de la misma f¡lUIilia; pa~a
la cllal ;¡cullió al que se suponia orígen rOl1Ianù de su
nombre Colonus, y le r.brevió en Colon acomodándole á la lmgua españoL Entre estos apellidos se ha
adoptado el de Colon 3n la obra presente,
por ser
el mas l~onocido en España.
No fue muy esmerada su ellucacion, aunque si qui7.~ tan e ¡tensa, cuanto
o permitían las circuustancias
de sus desgral:iados padres. Siendo aun muy niÏlo sahia ya Iller y escribir ¡ y tenia tan buena letra, dice
Las CasIs, poseedor ae muchos de sus manuscritos,
que podia haber buscado su subsistencia con eIJa. En
seguida aprendió la aritmética, el dibujo y la pintura : art,;s, como dice el mismo autor, en Jas cuales
hizo hastantes adelantos para poder pasar tambien
con ellas la vida. Fué enviado por algun tiempo Il.Pavía, la grande escuela lombarda de las ciencias. Allí
estudió gramática y se perfeccionó en la lengua latina;
pero el ohjeto de su ejucacion era instruirle en Jas
ciencia; útiles para la vida marítima. Estudió la geometría, la geografía, Ill.astronolIlía, ó COlllOentonces
slIlIarrJ.Lba la astrologí:1, y la nllvegacion. Desde m".lY
niño h: bia manifestado un ardiente amor por la ciencia geof(rálica, y uo deseo irresistible de na \'egar
siguienlo con entllsÏ£srno todos los estudiús que l~
eran c(,ngeniales.
En los últ.imos aiios de su vitia,
cuan de meditaba acerca de ella recordando los asomhrosos sucesos que por su mediacion habian pasado,
traía á la memoria aqJella precoz determinacion de
su ániI la, que él connidcraba como Ull secreto im-
I
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BIBLIOTECA
OB
brimienlf)s po~leriore5 en las costas atlánticas del
Arrica, despertaron por la geografía un interés aun
mas vivo,-que los pueblos marítimos y comerciantes
como el genovés debieron sentir muy r.articularmente. A estas circunstancias puede atribuirse el amor
que profesó Colon en su infancia á los estudios cosmográficos, que tanta influencia tuvieron 811 sus
aventuras ulteriores.
Es digno de notarse, al considerar su desêuidada
educacioll ;10 mucho que deuió á la fuerza de su caráeter y á la riqueza de su entendimiento. El corto
periodo 1ue pasó en Pavia, bastó apenas para proporcionarJe os rudimentos de las ciencias necesarias; el
conocimiento familiar de ellas que desplegó en losaños
posteriores, no fue mas que el resultado de una activa
enseñanza propia, y de algunas horas casualmente
l¡edicadas al estudio, en medio de los euidados y vicisitude's de una vida tan agitada como la suya. Fue
uno de aquellos hombres de alto ingenio, que parece
que se crean á sí mismos; UIlO de aquellos que habien<10 pasado por mil privaciones y habiendo hallado erizada de obstáculos su existencia desde la edad mas
tierna, adquieren intrepidez para atacar" facilidad
para vencer todos los inconvenientes. Tales hombres
aprenden á efectuar grandes proyectos con escasos
medios, supliendo la falta de estos los abundantes recursos que abundan en su cabeza privilegiada. Esta
es una de las particularidades que caracterizan la
historia de Colon, desde la cuna hasta el sepulcro. En
todas sus empresas, la ruindad yvisiule insuficiencia
de los medios contrastan singularmente coo brillantez de] éxito.
CAPITULO II.
JUVENTUD DE COLOl(.
CUA~DO Colon regresó á Génova, retirándose de ]a
-ciudad de Pavia, era todavia muy jóven. Giustiniani,
escritor cont'lmporáneo, asegura en sus anales de
aquella repÚulica, de acuerdo con otros historim\ores,
que permanedó algun tiempo en Génova, siguiendo,
como su pedre, el oficio de cardador de lana. Su hijo
Fernando niega abiertamente tal aserto, pero sin darnos noticia alguna que supla su lugar. La opinion generalmente admitida es que abrazó desde luego la vida n1utica, (lara la que le habian educado, y á la que
le llamaban su vocacion y su carácter fogoso yemprendedor. El mismo dice que ernpezó á navegar á los
catorce años.
En una ciudad marítima tiene la navegacion irresistibles atractivos para un jóven díl fantasía, que espera encontrar cuanto hay bello yenvidiaule mas allá
de las aguas. Por otra parte, Génova, amurallada y
estrechada por fragosas montañas, daba corto vado á
empresas terrestres, mientras que un comercio rico
é ilustrado que cruzaha todos los mares, y una marina
inlrépida, cuyo pabellon respetaban todas las naciones, llamaban sus hijos á las ondas como á su lilas
propicio elemento. Toglieta hahla en su historia de
I.énova ,de la inclination de la juventud á errar en busca de fortuna, cou el propósito de volver á fijarse en
su país nativo; pero allade, quede veinte aventureros
apenas regresaoan dos; porque ó morian, ó se casaban en Gtros paises, ó se quedaban en ellos, por temor
á los peligros del mar y á los violentos di£turbios que
.agitaban continuamente la repÚulica.
La vida náutica del Mediterráneo se componia en
aquellos tiempos de peligrosos viajes y audacei combates y sorpresas. Hasta una expedicion mercantil pareeia flùta de guerra; y solia suceder con frecuencia
que los mercaderes lenian que abrirse paso con las armas para arribar á un puerto. La piratería estaba casi
legitimada. Las incesantes luchas entre los Eslados
italianos; los cruceros de los corsarios catalanes; las flotillas armadas por varios nobles, especie de sobera-
GASPAII
T
1I01G.
nos de !iUSselIOríOS,que mantenian troplls y bajelc~
á su sueldo; los uuques "1 escuadras de aventureros
particulares, empleados frecuentemente por Estadoll
enemigos, y surcando á veces los mares por s u cuenta en busca de ilegal presa; y últimamente, ]a guerra
no interrumpida contra IdS potencias musulmanas,
llenaban los estrechos mares en que la mayor navegacion se hacia, de èscenas sangrientas, terrible~
combates y tristísimos reveses.
En esa escuela fue educado Colon, v seria del mayor
interés observar Jas angustiosa, vicisitudes por quo
ha pasado en ese periodo de su vida. Rodeado, cual
debia estarlo, de los trabajos,,! humillaciones que rodean a] infeliz aventurero en la vida náutica, parecn
que conservó siempre elevados pensamientos, y que
alimentaba su imaginacion con proyectos de gloriosas
empresas. Las ri¡:;orosas y varias lecciones de su juventud, le suministraron aquellos conocimientosprácticos, aquella fecundidad de recursos, aqnella indomaule rl'solucion, y aquel poderosoimperiosobresus
propias pasiones, que tanto]e distinguieron despues.
De esta manera consigue el talento hacer producir
frutos de oro al árbol de la triste experiencia y de los
desconsoladores deséngaños.
Poro todo este instructivo período de su historia
son tinieblas. Su hijo Fernando, que mejor que nadie
hubiera podido disiparlas, no habla de él tampoco á
lIOser para aumentar nuestra perplejidad con algunas
escasas é incoheren tes vislumbres: quizá una debilidad, trilJUto pagado á la época de preocupaciones en
que vivia, le impidió revelamos las amarguras ó acaso
la miseria por que su padre pasó, y de las cuales supo
emanciparse tan gloriosamente. Todavía existen aigu·
nas anécdotas vagasé incoherentes! pero interes.ílntes
por la idea que dan de sus paaecimienlos, y de
las aventuras que debieron sucederle. Su pnfller
viaje se cree que fuese en cierta expedicion naval,
cuyo objeto era el recobro de una corona. Juan de
Anjou, duque de Galábria, armó un ejército y escual!ra en Génova en el ailo de 1459, para bajar soure Nápoles, con la esperanza de ganar y volver
aquel reino á su padre el rey Reinier, ó Renato, por
olro nombre René, conde de Provenza. La república
de Génovaapoyó tan abiertamente al duque de Anjou,
que le suministró abundantemente buques y dinero .
para su empresa. Tambien iuan muchos aventureros
particulares que armaron navíos ó galeras, y se pusieron bajo e] pabellon de Anjou. Entre estos se dice
que iua un valeroso marino llamado Colombo. Vivian
por aquellos tiempos dos capitanes de mar de esle
nombre, un tio y un sobrino de bastante celebridad,
que Fernando Colon llama sus parientes. Los historiadores los nombran en distintas ocasiones como iefes
marinos de Francia; porque estaba Génova entonces
bajo la proteccion, ó mas bien bajo la soberanía de
aquel gobierno, y sus bajeles y capitanes identilicad'IS COD los franceses, por tomar parte cn sus expediciones. De aquí resulta que los nombres de eslos dos
navegantes oscurecen en muchos puntos In biooraría
de Colon, habiendo causado mucha perplejiJad' á alguno de sus historiadores.
Navegó COD estos c&mandantes muchas veces y por
]arw>tiempo; y se dice que estuvo con el tio en la expedicion de Nápoles. No hay autoridad para aJirmar
este hecho entre los autores contemporáneos, ninguno
de los cuales entra en particularidades acerca de esta
parte de su uiograría; pero escritores posteriores dignos del mayor crédito lo han asegurado posteriormente, y, l,or otra parte, las circunstancias externas
concurren á dar peso á su asercion. Está demostrado
que el rey de Nápoles le confió cierto mando en la arriesgada accion de apresar una galera en el puertll de
Túnez. El mismo hace por acaso mérito de esta circunstancia en una de sus cartas á los reyes, escrita
muchos años despues. CI~fesucedió, dice, !lue el rey
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vm.\ y Vadl!S llll CIIIS''Óau COlO:"l.
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IlRcillier ( lue ya )0 llevó JliOS) ma enviÔ ú Tunez p:m\ . vue ta de Flandes, las interpretó con su escUlIdrll en
!lLomar la galeota Fernandina;
y habiendo llegado la e lsta portuguesa,
entre Lisboa y el cabo rie S. Vi~
IIcerca de la isla de S. Pedro en Cerdeiia, lile dijecell.e. Una desesperada batalla siguió á este encuenuroll que ¡mbia dos navks y una carraca COll la retro Se abordaron y encadenaron los buqups los unO\l
"ferida erleaza;
por la cual se turbó mi gente, y á ICI otros, y pelearon las tripulaciones mano á ma"determmó no pasar adelante, sino de volverse atrás,
no 'r del UIlO al otro barco. La accion duró todo el
llá IIlarselll por 0(1'0 navin y mas gente:
yo, que con dia costando mucha sangre á los I'\e una y otra parte.
"ninglln arte podia forzar su voluntad, convine en lo El' lajel que Colon mandaba, se batia eon una enorme
Ilque quel ian; y mudando la punta de la brújula,
gal'lra Veneciana,
arrojándole granadas de mano y
"hice des,~legar las velas, siendo por la tarde; vel
otr,)s proyectiles incendiarios,
hasta quc consiguió
lidia siguiwte al salir ci sol nos hallamos dentro·del
inc ~ndiarla. Y com') estaban aferradcslos
dos navíos
Jlcabo d'c( artagena, estando toLlos en concepto firme COI cadenas y garfios de hierro, no pUllieron sepa»de que ílmmos á Marsena .•)
rar;e ni evitar el progreso de una conlla¡;racion coEstos SI)n los únicos l'llcuerdos que se conservan
mrn, que no t:\rJó en devorarlos. Las trIpulaciones
relativos L tan osaela hazafia, por la que ya sc echa de selcharon
al agua; y asiendo Colon de un remo que
ver lIquel ~sp[ritll determinado y tflnaz, qùe le aseguró
ca~ulllmen te flotaba aliado suyo, J haciendo uso de
el buen Il tito de sus empresas futuras. El medio de su práctica y facHirlal1 en nadar, logró ganar la orique se valió para aquietar el descontento
equipaje,
lia Je la cual le separaban dos leguas. Le plugo al Alengailándole acerca de la direccion del buque, es lís;mo, aiiade su hijo Fernando,
infundlrle aliento,
11ll1ílogo,á l!l extratajen.1a de ~lterar el diari(~, que pu- refervállllolc
para mas altas emp~~sas. Despu,es ,dB
so en practIca en su pruner VIaje ele descubrilIllentos.
relohrarse
a/gun tanto de su dclJlh¿ad, pasó 8LISLa luc III de Juan de Anjou, ¡juque de Calabria,
bO,I, donLle encontró muchos paisanos suyos, que le
para apocerarse de la corona ùe Nápoles, duró sobre
pe'suadieron
á'que fija~e alii su residencia.
cuatro años, y no tuvo al fin resultado. La parte naval
fal es la relacien que da Fernando de la primer
de la exp,~dicion en que Colon se hallaba, se distinIle ;ada de su padre á Portugal,~'
la que han adopguió por 'lU intrepidez; y cuando el duque tuvo pretal a los historiadores
modernos. Aunque no es imcision de refu¡:¡iarse en la isla de Ischia, unas cuantas
po ;ilJle que Colon se hallase en la II¡c'la batalla, debe
galeras rl!comeron y sujetaron la bahia de Nápoles.
te'lerse en cuenta que esta ,ocurrió muclll~s añ.os desDespUl's de estos SUCèSOShay un gran vacio en la pres de esta época de su vllla. Algur.os hlstoflarlores
histOria le Colon: trascurren muchos ailOs sin que la Jonen en el verano de {4R5, esto es, cerca de un
sepamos apenas nada de él. Se supone, empero, qUIl añ) despues que Colon snlió ya Ile Portugal. El solo
Ins pasar.a en el ~terliterráno y por el Levanle, nave- m 1110 de salir de esla <IUlla sill paller en tela de .iuigando á "eces ell expediciones comerciales, otras ell ci la veracidad del historia(lor, es s"Jponer que FerIas helig lras que Jas disensiolles de los estados itamndo haya confundi,lo alguna otra accion en que
lianos ocasionaban,
y otras, en lin, empellado en es .uviese su padre, con la de las Haleras venecianas
piadosas y pret!atorius guerras contra lus ¡nlieles.
q\ e enconlrlÍ recorda(la, sin fech.a, por Sabellico.
Incident llmenle y con referencia á él mismo se haec
Desechando, pues, como apÓCrifa esta romancesca
mencion de su estancia en la isla de Scio, donde
V Ileróica llegada de Colon á las playas Ile PortuHaf,
aprendió el modo de ha~er la almástiga.
h¡lIaremos en las grandes empresa~ nnuticas en qua
Ciertos autores posteriores creen baber hallado ae uel reino estaba empeiwdo, ámplios alicientes para
pruebas.lequeejercióun
mando ímporlanteen
lamau III persona ¡le su profesion y ca~Jcter. Para esto
rillll de Hl patria. Chaufepie, en su continuacion
de ellpero. es menester fijar la atenclOn en varios heHaile, cita el rumor de r¡ueColon ern en t47icapilan
cl.os prollucidos por los descubrimienros
maritima!
de vario,; uuques genov~ses, al servicio de Luis XI de ti, Porlugal,
que hicieron Il. Lishoa,
centro d~
Fran~ia , y que ata~:ó y tom~í dos Galerus I!SpailO!as, a' ra~cion para los sáhios cu ~eografia y ciencillll
por VIa ,le represalias de la IrrupclOn de los espanon.utICas do todo el mundo.
les en el Hosellon: asunto sohre que el rey Fernandù
CAPITl;LO
dirigió t na cnrta de protestaciones
y vivas quejas al
monarc¡ francés. Dossi. en su memoria de Columbus
P;,OGRESOSD~ LOS [)~:sCl!nnnl\E~TOS n.,JO LA rnOTl!CClo!ll
menciur il tambien otra carta encontrada
en los arDELPRi~clrl!: E:'iRIQCEilE PCRTl:GAL,
ebivos de Milao, y escrita en 1476 por dos i1uslres
caballerosmilanesesquevolvian
deJerusalém,
en que
PUEDP.decirse ~ue la era de los descubrimientos
refieren, que en el all(, anterior, cUilndo la Jlota vo- Il odernos, empezo poco antes Ile los tielTlros tie Conecíana estaba sobre Chipre para guardar la isia, una Il n, y las costas atlánticas del Africa fueron en tonr.scuafl~ \ gtlnovesa mandada por un tal Columbo, pa- c lS el teatro tie las empresas náuticas. Atribuyen
~ó por J mto á ellos, gr;tando: Vi¡;a S. Giorgio: grito
a ~unos su origen Ii un incidente ocurrido,
segun
ll~! guel l'a de los geno"eses,
y que se les dejó pasar
é icen, en el siglo décimo cuarto. Dicese que yendo á
Sill molestarlos, por lullarse en paz las dos repÚbli\ rancia ocultamente
con una Seilrll'a, de quien escas. Ei Colombo de que se habla en estas ocurrclJcias,
t lha enamorado cierto inglés llamado Macham , perera mu r probablemente
el anli¡;¡IlO almirante geno(lió la tierra de vista arrebatado pOI' la tempestad; y
v~s d~ aquel nombre, quien, segl!1l Zurita y otros (;ue despues de errar sin guia por alta mar, llegó á
lustorwdores, mandaba por aquelllernpo
una escuuI na isla desierta
y desconocida,
cubierta de bellas
lira, ell la cual }lcv6 al rey de Portugal Il.la costa
I orestas, á que llamaron despues Madeira. Otros han
frances I de~ M~(hte~fií neo. Pero estando demostrado
I:atado esta exposicion como fabulosa, diciendo que
que Co.lon slrvl(¡ baJO sus banderas, es inrludable que liS islas Cammas son las primeras que han descumuy b! ~I~puede ,h~berse hallado ,enlouces con él.
1,¡erlo los modernos navegantes. Este famoso Hrupo,
La ultIma nolicla dlldosa de Colon, duranle esle il ¡S islas afortunadas <le los antiguos, en donde colooscuro per!o~o, n,os I~.da su hij? Fern3n~0 seiialán,.aron el jardin de las HcspérÎlles, y desrie donde emdole liLa ¡\¡stmgUlùa parte en elelta acclon naval de ;Iezaba Ptolomeo á contar la 10n¡:;iLurl, hada mucho
Coloml,o el menor, sobrino del que se acaba de nom- .icmpo que se habia perdido para el mundo.
b.rar, y que era, segun Ferna~'¡? afirma, corsario terE~ preciso confesar que hay algunas tradicion!'!!
flble y Ian aterrador para los wlle/es, <tue las moriscas
rag;ls, por las qlle ~e presume que habriÍn recibido
le norn )raban cuando querian amedrantará los niilOs.
as Canarias casuale~ visitas, á distnntes intérvulos de
Este nudaz marino, ~ra¡'ien(lo sabido que \'enian
a edad media, ora de la barca extr'lviRlla de un árabe,
cuatro galera.s de Velll'Cla COll un rico cllrgamento de Jra de la (le un ave\lturl~ro geno\'ésó normando; pero
I
m.
t"
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(j
BIBLlOTlCA
Di
todO! C!108 recuerdos 83lán llenos deJncertidumhre,
v liada útil se puene sacar de ellos. Hasta el siglo déèimo cuarto no volvieron á descuhrirse,
ni á entrar
en el rlomínio de los hombres. Desde entonces :Iolian
ir ti ellas algunos osados navegantes de varios paises.
El infundir aliento á los marinos para que se ndelantasen en el Atlántico, fue la consecuencia mas fecllnda que emanó de su descuhrimiento ..
Mas de la prevision cte un talento superior fue de
donde los descubrimientos
recihieron un colosal impulso, que no s~¡:;ur¡¡m('nte de lacas!-!alictad. Fue este
el principe EnrujUtllle Portugal, IllJo de Juan I, lIamado el Ven¡;ador, V de Felipa Je Lancaster, hermana dc Enrique IV de Inglaterra. El carácter de este
hombre ilustre, cuyas empresas dieron tanto es timulo al genio de Colon, merece particular noticia.
De muv jóven acompañó el principe Enrique á su
padre al África en una expedicion contra los moros,
que dió por resultacto plantar las victoriosas bal!deras de Portugal sobre las almenas de Ceuta._Enflque
se distíguió repetidas veces en esta campana. Pero
su vocacion no le llamaba á los azares de la guerra,
sino á los encantos de las artes; asi es que en medio
¡te las luchas se consagraba á estudios por cierto muy
di/moo cte un principe ...
ltientras estuvo en Ceuta, reCibiÓ de los moros
muchas noticias relativas á lo interior del Africa y á
la costa de Guinea, regiones desconocidas á los europeos. C()Ilcihió la idea de que se podian hacer descubrimientos
importantes,
navl>gando á lo largo (le
la co;:ta occictental del Africa. Al I'oll'er á Portugal
se halJia convertiùo esta iùea en su principal y con tínuo pensamiento. Separálldose del hullicio de la córte
se sumergía en el retiro de una casa de campo de los
AI~arbes cerca de Sagre. , l'n las inmediaciones del
cabo de S: Vicente, y e'n plena presencia de! Océano.
Allí se rodeó de algunos sahios y dió principio á los
estudios marítimos. Era excelente matemático, y adquirió con facilidad maestria en la parte astronómica
que aprendió de los arabes espalioles.
Al estudiar las obras de los allliguos, había halladoenellaslas({lIe
élcreia pruelJasalJ~ndanles,deque
el Africa era clrcullRill'egable, y poslhle, por lo tanto,
llegar á laIndia costeándola. Le habia causado impresion la narracion del viaj~ cte Eudoxo de Cyzico, que
se dió á la vela en el mar !toJo,salió al Océano, ycon·
tinuó hasta Gibraltar. Corroboraha este suceso la expedicioil Ile Hanllon el cartaginés, que habiendos.ali~o
la Gibraltar con una fiota de s~senta hur¡ues, SigUiÓ
de costa africana, V se decia haber llegado á las de
Arabia. :\'0 hay [hila que diferentes esc~itores de la
anti~üedad hahían desacreditado estos v¡ajes; y que
despues de admitir los ¡;eógrafos por mu~ho tiempo
la posibilidad de circllllllavegar
el Africa, la negó Hiparco ,.y no sr. creia desde en.toncr;s. Era I1iparco de
sentir de que e:;taba cada lIlar l!J.>cl'lpta rcomo encerrada en una inmensa taza de tierra, y de que fuese el
Africa un cOlllinentc'llle se dilataba háciael rolo autártico V rodeaba la mar india para juntarse al A6ia lilas
allá del Ganges. Esta opinion habia recihido ascenso y
perpetuidaddePtol(lmeo,
cuyas ohraserall reputadas
€omodof;m¡'¡ ticas en pIJllloá gcogr¡lfía, por los ,¡emp('s
de Enrique. Pero tcda via se inclinaha el prillcipe á In
creencia de los antiguos, qur. hacia circllllllavegable
el A frica. opinion que varios doctos modernos sancionaban. El fijar esta importante cuestion ,el practicar
en efeclo la circunnavegacion
del Africa, eran objetos
dignos de un príncipe, cUYI! ánimo se i~l1am:lba ¡¡.I
consirlerarlasinmensasvent:J¡asqueconqmstarlapara
Portugallle\'andoá
cabo tan gigantesca empresa;
Los italianos ó lombardos, como solian llamarse entonces, hacia mucho tiempo que hn/¡ian monopolizado
elopulentocomerciodelAsia.Tenianestahlecimient0s
mercanli\€s en Conslantinrpla y en el mar Negro, para
recihir IOâ ricos productos de Jus islas de las ('specias,
GASPAR Y ROIC.
situadas cerca del Ecuador, y tas ledlts, gomas, perfunes, piedras preciosas y otros artículos de comódidad y lujo, egipci)s y asiáticos, que distrihuían delpues por toda la Europa. Las repÚblicas veneciaDil r
~enovesa se habian elevado á su opulencia por medio
de este tráfico. Tenian factorias hasta en los paises
mas remotos, sin exceptuar las heladas regíonesde la
Noruega y de la Moscovia. Emulaban sus mercadere!
la magnilicencia de los príncipes. La Europa enl<~ra
rendia homenaje á su comercio, aun cuando esle so
hacia con paises lejanos del Oriente, y por los eaminos de mas coste y rodeo. Pasaba por varias manos
intermediarias,
yestaba sujeto á las determinaciones
y cargas de la navegacioD interna, y á las tediosas ~
inciertas jornadas de las caravanas. Durante mucflO
tiempo sll condujerolllas
mercancias de la India por el
golfo de Persia, el Eufrates, ellndo y el Oxo, el mar
Caspio y el Mediterr;jneo , para enviarlas desde allí á
los varios mercados de EU1'6pa. Y aun despue~ que el
soldan de Egipto conquistó los árabes y volvió el comercio á su canal prImitivo, todavia era exclusiv.1mente lento y costoso: porque se lraian sus preciosos
géneros por el mar Rojo, y de allí á lomo de camello
hasta las orillas del Nilo, de donde se trasportaban á
Egipto para entregarlos á los mercadllres italianos. Y
mientras absorvian asi el trálico del Oriente, unos
monopolistas aventureros subianlos precios de todos
losartículos, en razon del coste de su conduccion.
El príncipe Enrique concibió la grande itlea cte circunnavegar el Africa para ahrir un camino fácil y directo hasta los manantiales ne este comercio, y atraerlo repentinamente
á un canal sencillo y nuevo, qua
derramase abundosas corrientes de oro en su patria.
Pero los pensamientos
de Enrique eran demasiado
élevados para su si1310.Tenia que luchar con la ignorancia y preocupacIOnes del genero humano, yque sufrir las dilaciones á que están suj('tos los áoimos vi VOl
y penetrantes para asegurarse la tardia cooperacion
de la vacilante estupidez. La navegacioIl del Atlántico
estaba aun en su infancia; y aunqne algunos se aventurasen á cruzar los marcs, Jos marinus temian ade¡antarse demasiado en aquel proceloso dcsierto que
ellos creian sin límites. Recelosos de extraviarse en
aquella inmensa llanura, jamás osaban desviarse cte
lall costas. Cualquier levantado cabo, cualquier extendido promontorio, era para ellos un muro que ala-o
jaba sus progresos. Rocteahan tímidamente las playa:!
de Berbería, creyendo haber acaba(lo inmortales hazaiias,si se alargaban algunos grados mas allá del es·
trecho de Gibraltar. El cabo ¡Je Non, término de jaJ
antiguas empresas, fue por mucho tiempo el límite
de su audacia; vacilaban al doblar aquella peilus··
cosa punta azotada por las olas y los vientos que
amenazaban lanzarlos sin guia por merlio de las ignotas y desamparadas regiones del Océano.
Ademas cte estos vagos temores abrigaban otro~
que eran aceptados hasta por Jos primr.ros filósoro~
de la época. Admitíase entonces como una vefllad incontraverlihle,
la antigua teoría de las zonas, y pensaban en consecuencia
que ceilia la tierra hACia el
Ecuador una banda, por la que llevaba el sol su fúlgid¡l
vertical carrera, separando los dos hemisferios con
regienes de insorpotables calores. El crédulo marine1'0 suponia que fuese el caho Boyador el Último lindero posible de las navegaciones humanas; y decia la
superslicion
de ¡¡quellos tiempos, Que quien quíem
que le dohlase, no volveria j:lm;ís. Y las rápidas COI'rientes de sus cercanías, y las furiosas resacas quehiel'en ~us árida~ costas, acrecentaban el desmayo de los
que lIe¡¡aban il cnntem[llarlas. Temian que se hallasa
mas al;:! la zona tórrida, region abrasada donde hasta
las aguas hervian bajo los rayos ùe un sol abrasadar.
Para disipar estos errores, y elevar la navegacion
á la altura de sus pensamientos acudió el príncipe Enrique al socorro de las ciencias. Esta/Jleció un colegio
I
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"10,\ Y VIAJ~:S!JIi CIIl'l'ÚIl,\L COLO".
7
naval, y ;rigió UIl uuservatoriu Cil Sa¡!res, á l¡Ollllc 'f :os curiO:iOS al'llllbn á Li,hoa para ,mtcral',U lIe la~
atrajo la, Illa, dislillgui,:o,
pruf,~sul'es dlllas faculta- \ particularidades,
y gozar du Ins velllajas dll bll pindes náuti ;as, pOlliendo tic presidente (¡ Jaillle de ~Ia- g¡ cs empresas. Elltre cstos se halla la CI'istÓval Ct)· '
lI?rc~, homhrc docto Cil la lIave~acion.' y húlJiI en el , lo l, arroptlo, segun lIlJO~, Ú las playas, p:!r ulla I~SdlhuJo de eartas y en la construcelOn de mstrUlllentos,
I p~ nlosa !JolTasca , 6 atra Ilia, S"KUIl otros, por uovic
Nu tart:aron cn hacN~I~ conO'~t'r 1.1sm:,r;llilicos re-I Cl riosidad y en pos dc una !'ortulla ilOlll'ù-a.
~ullados le este illslÍlut.). Se reunieron los llisper;;os ,
,
, '
conocimientosgeográlieos
y maritimos, !'OI'I1I:IIl,loIle
SC \PI1 LLO [V.
todos un sistema bien ordcnado. S.} IIlcl'))'o) sobr,~ ml!-,.,
.,'
_ ' .. '
nera la C( mposicion de lus mapas. [.:1a~lIja de marcar i 1\1~1ll1\"C(.\ DE COLO" ('.'l L1'1I0A.-:-lllRAS RIl'Pt.L 10 .\
se genen.lizú enlre los pllrtuguesl'S, y adrJ1IÍri,'J elllla- .\
I..\S ISLAS IJI::LOCLIXI).
rillcro 1I1leVaaudacia al ver quc le era dadu lHl\'t~gar
LI.EGÓ Colon (I Lisuoa por los alIos dc 1470. Estaba
Cil el mu, nebuloso
dia, yen Illlldio de la lwelle Illas Ctltollces Cil el pleno vigor de,u vida, )' poseia nnll
OSCUfl.l. Anim~lIla la marilla portu,o.;ucsa !l'll'. estas: JI 'esenda alhagü,l'ita. Su hijo Ferr!aIHlo, Las l.u,a.s y
ventaJus, y anllna,la l'O,1 la Illllkrosa prlltelTI(JII dd . olros contemp0ranl.'llshandallo
IIllnUClllSllS desCl'Jppríncipe !~lIrir¡ue, IIOturd,lronen Jarle llorn!Jre 1:1grallc'oncs de su person:l. Spgun Istas era alto, bien 1'01'diosidad de sus empresa;, y la I'l.lcnsion dll sus ll'lscn- \ tI :1110, nlUsculal' y tic UII conlillcn!e
magestuoso '!
hrillliclllos. Se dobló ci ,:allo Boyad'Jr y se penetraron
mble. Tenia ci rostro largo, y ni lleno ni l'lIjuto; era
lus regio Ill'S de los trúpil~os, arrallcú lldo~es sus imagibianco, pecoso y ¡¡Igo colorado; la tlaril ¡¡guilella; alnuriost'lrrores.
Se exploraron las costas africanasdcs~
tiS los hues3s tic las llH'jillas; los ojos griscs claros y
de cabo lllallco hasla eaIJo Verde, y este, y las iSla51 fi cilmellte animados; el colljullto dd sCllJuJallle lleno
Azores ( ue dislan trescien tus leguas del cOlllinen[(~,
d ~uutnrirl,ul. Los cavellos rullios l'n sn ¡UI·t'rltud; l'el'O
¡;alierOll rescatada, (IcI poderoso olvi.lo del Océano.
ks cuidatlos y desilzone;, segull L:t~ Casas, se los lraPara :segurar la pacilica prosecucion y goce Lie es- IlJian vllelto canos prematuralllentr,
tanlo 'lile á los
tos tll~S(ubrimieutos,
obtuvo Enrique la pruleceion ' l.'einta alIOS p estahùn lleltodo !Jlau ~'os. Vestía y cocutonce; indispensable
de ulla lmla poutilicia, por:a !nlÍa COll SUllla ~cncillez; l'.ra elocuente sin afcctacion,
c¡ue se coucedió al rey dc Lusitania la soberania de to- . a:alJle con tudos, y tan cariltnso y suav(~ cn la vida do(1as las lierr; s '1uetlesc'lhriese
en el Atlántico inclusa
méstica, que le illulatrabJulos
qlle "il'iall :\ sus órdela LIdia, y ulla indulgencia plenaria para lodos los que r cs. La magnanimidarl de su ;'tnil!lo subyugÚ su gl'nio
l'allede~ en en las na veg,ll'Íolws necesarias, conminanL-f'ita!Jle; y le hizo ad'luirir un comportamiento
urbado aIm smo tiempo cOlllo" anatemas de la [glesi~l, á I' oyuna plácida graveda,l, que:1O h~permitiau el uso
los que pusiesell o/¡st¡ÍC;lIlo, :í lan san/a erllpresa.
ée la menor i!ltelJlperallcia J'II sus p1'ialtras. Se di,tinElII'j¡:ue murió td t:1 tic uovil~mhre de i 4ï:.l, siu 10- ~ uiÓ tOlla su vida por su dl'vo1:ion Ieligiosa, tau disgrar el grande Objl~to lk su alll/¡ieion. Mncbos ailos se ! l.lllte llel fanatismo como de l:t Ilil'0crcsia.
pasaron antes '1ae y,ISl'l) lk \.:1111:1, siguienLlo con unu
Acostumhraba en !.islilla asi-tir:\ los olicios dhu10s
Ilota po 'lugesa ell'llln/¡o 'III<' <',Ihabia indicu(lo, rea(n la capilla llcl convenlo clfll')I10s los Santos, duude
lizuse SllS preJiccioues ll.,blan,I,) el calll rIe Buena Es- lesillian:\ la sar..'n ciert'ls Sras. principales. !lizo co[leranza, ua\'egando iÍ lo largo (le !:is costas Í1\lliaIlIS (ocirnicuto con 11!lade 1)I'a;;, 1I:llIlada Il." Felip~ MOllis
¡(ci Sur)' abriendo an ~ho camino al comereio cie I~s (e Palestrello, Ilij'( dt~ B:lltolorilé, rau;¡['pro ital¡allo,
opulentas regiones ciel Oriente. Pero 110 Illurió Enri; !t.llnente distill~uido cutrc lùs ua':!'g~lIlltlS dl~1tielll'lue sin haber recogido alguuos de los flreciosos frupo del principe Enriqur, y lIne hahi:1 rolonizado la istos que su espíritu hUl'no y granllioso babía :;elll!Jrala de l'uerto·Sanlo,
~'si,lo¡;oLel'l};ld('rde ella. Ac¡uel:a
do. Sinll consiguió su ¡I)Jcto, tu 1'0 al mrnos la forlu na rclacion, r.on vprlid,¡ Cil 1/11¡lillOI' 1'I~hrJl1enle, IIIÓpc•••
Ile ver;'t su nacion en el e;\Ioino de la gloria. Los des-¡lesultudo
un matrÎmollin qll~.III:lllilirsta el dcsilltl'r,"s
cu!Jrirn enlos de los portugueses cran la adrniraciûn y ,le Colon, por111e ¡¡lllIl'¡i:I ie',) l'II no llevó dole algullo.
t;orpres I de) siglo Xv; ~' el Portugal, una de las llIeno-\
l'nI' est:L UIIIO.1I se lijú l.1l101ll'Il L shoa. COlllOe Ipares nacioncs, sesiluú J';ípillamente entre bs princi(la,Ire tic su mllJ!'r hauia IlIlIerlo, furron los redell esles. 1';0 efectuaron
cs:e call1bio las ¡¡l'ma" sino las 'losallus
Ú vivir con la madrr;
Illien cOllodendo la
artcs;nolasextratagemas
diplomáticas,sino
la sabitlu'¡asion de CO!Oll p"J' lodo III conce:'nienle
á estlH!ios
ria de un colegio. Fue la gralltle obra de un príncipe,
naritimos,
le COTllullicÓ cuanto sahia de los viajes '!
á (¡lIien han pintado jmtalller.te
eorno cdlello de ac- I ~xpediciones de Sil espoo;o, entr('g:'llIdole los papclt·s,
utos suvlirncs y empresas generosas; u y IIU,) tuvo I~artas, rlial'Íos y ap:llltes quc cie élie h:¡[Jinn rIlledacJo.
flor di\'isa este magn¡ÍiIimo mole: "talento para It:i- . ¡':ran e5l05 otros lanln,; tesoros p:lI'a Cnlon. Por ello . ;
l!~'er /¡i~II:)) el solo di¡.;no de la alUbicion de lus príu.~onoci6Ifis na vrgaríoncs de los portugueses,
SIIS plaClp~S ..
,
..
: f1:~Sy sus ¡lll'as; y hah¡¡':lIdose n¡ltf.Jraliz!HII~ en .POl'tuhnI'l,/lw encomentlo á su patna ,.lmO!"II',rlllc pro- ' gai úcalls:\,lesu casanlll'nl(J)'
reslt.leucra, Ibn a vcers
~iqllie,e los descu!Jrimientos
del camino (lela India.
i lus expedicio¡ll's'¡l'laco~lacle
!;¡in('a. Lns dias 'Ille
El comprometió los intereses mercalllilcs cn favor de pasaba en tierra IllS empleaha ell c1ibnjar c¡¡rtas geot¡JlI J)ol,le causa .Frec¡;entrlllente
se enlregaha Lishoa
grúlicas qllt) venilia cn sl~~niILJ pan :;us[pnl:1 r:í su poni tumulto animallor le dar aimaI' nuevas egcuadras,
bre familia. Su situacion r.ra llIU)' apunllla, no ol1sÓ Ile e!'cuchar
las notie-ias clc las qlle volvian despnes
tanle se asegur,\ !jill', lf)prcc(1 :í IIna grallllll ('conomla,
de ha~er expl.orallo descollocilhs
rum~lOs, y visilado
reservaba un:¡ pariI' d,~ sus g;lnam i~ls para S(lcorrer:i
extrallJS nacIOnes. T'Hlo se lo prOJlletl:lll, y resona- I su anciano ¡,adre que se h:i1lalJa l'n Génol'a, )' para
han por todas partes a 'dientes I'sllerunzas. Las hor,.!as : C(l,tear la el lIcaeÍon de SIlS IIl!rlr.:iunS menorcs.
miseral,!,'s dl~ fa co,t'\ afrit:all'lle;; p:lrc<:ian poderosos!
La con-¡ rlll'rion de IIna carta (¡ fII:¡[1:1 Cfl/Tl'cla elipueblos; ~ las noticias <Id Ins opulentisimos
paises I gia cn arIlwllos ti,~mpos sulic'cnte
nslruccinn y cxprq.ucm;s leJos~een'·onl.:ahan,
infundían !lUe"acu}"!o- i rienci~l'para distinguir ¡~lque las ,Poseia: La (,íl'lll'ia
~¡,Iarl :. audaCIa á los \'raJ'~ros. La Clenl~la geograllca . gcograhea eSlaha toda"la en Sil IlIf;lIl1'w. PtoIOIl:C'1l
cstaha en su Clln'l : 1>\ ¡magínacion nwrch;¡ba á la par I goza ha alln tI() indisputable nulori la,l. ~bnifi('s!anlns
d~ los riescuhrilllielll.lIs;
y arlnella ~'oclea!J:l (le prOdi-¡' nl1lptlS tic la <Il,dmaqllínta \'l'nlurin II1:n ('"tnIIJa IIIl'Zf.(10~todlllo dc-;collocllflclIl'r"llorclOnlle
los progrecia cie vertlall y de error, cn que se l;ollflln,ll>lIlasfá·
sos qE) scill:lll haeif~:lllo cliari:lIllente. La fama delos
uulas pOl'ularès Y las conjctllra';Jllas
l'.xlr:lvagallt.~~,
descuhrimientos
\lnrtllrillrlSl~S )' tic 'us conlinuas I'X- con los !techos consignarlfls l'0r \;¡ a'd i¡,:ïlcrlarl, y con
pellid Jllr~, alrnj" la al.l'lleioll d('1 mundo. Los cxtrllJ- I otro, qne los descubrimiclIlos
rccielll,'~ IliIhi;11l revtlJems ,le todos If)";p:¡j'l''', 1f)s lelra,lo~, !os :lVe:ltnreros , 1::.do. Elllllla ,"poca, !,U(,C, en que t'llII'CZ,t1¡¡i1\¡\c~:ll'-
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BIBLIOTECA DE C!SPAJ\ TROll}.
ro/lana la puíon por la c¡e1cia maritima, los mapas dos valles. No la divisaban sino en los dial! claros de
Ile un cosmógrafo tan distinguido como Colon, deblan que gozan lOi climas de los trópicos; velanlllentoncell
\encrgran acepl.acion entrelos sabios. En consecueD- á través de unll atmósCera pura y transparenÍ6coD
ci8, le hallamos ya al principio de su residencia en . ~odala. ~recisioDeoD q~e pu~den distinguirse los obLisDOa, correspondiéndose con Palllo Toscanelli, flo- Jetoll8JtJadolJ á'Ja~ dIstancIa. Verdad es que slllo sa
rentino, v uno de los hombres mas doctos de alJuella descubrialaísla ACIertos intérvalos, sin que otrRs V(lera, â cuyas comuoicacionfls se debe eo gran-parte la ces pudiese percibirse el menor vesti¡;io de ella, por
resolueion que tomó Colon de lIevaradefante-1III ear- díACllDO
que el aire estuviese; pero cuando se alcanre'ra posterIOr.
, ,zaha'á ver, era siempre en el mismo sitio y bajo la
Al paso que sus trabajos geográficos le eleVaban misma Carma. Tan persuadidos estaban los canarioli
Jlasta ponerle en comunicarion con los doctos, tam- de su realidad, que solicitaron del rey de Portugal
bien debieron alimeutar en su mente pensamientos
permiso para descubrir la y tomar posesion de ella,
análogos á las empresas nftuticlls. El estudio continuo
llegando á ser objeto de muchas expediciones. Sin emde mapas y ClIr'Il~, y el "x;ímen de Jos progresos y di- bargo ninguna planta humana llegó á sentarse en la
reccion de los descuhrimientos, debieron hacerJe co- isla, aunque continuaba ellgañando la vista como
nocer la extension de aquella i¡'¡Doradaparte del mun- antes.
do, y meditar sobre los medios de explorarla. Sus neNo habia especie de noeion fant~sticn, dislocada ni
gocios domésticos, y las relaciones, que por su casa- grandiosa, que no se Cormasecon respectoll esta tiermienlo habia formado, eran tambien adecuadas para l'a imaginana. Quién suponia que era la Antilla de
enriquecer esta venade especulaciones. Habitó a!gun Aristóteles: quién que era la isla de las siete ciudad8lf,
tiempo en IIIisla de Puerto· Santo, recientemente des· asi llamada en una antigua leyenda de otros tantos
cubierta, donde su mujer habia heredado cierta pro- obispos, que con grande lIIultitud de fieles huyerou de
piedad, '1 donde le dió un hijo que se llamó Diego. España cuando lil conquista de lo~ moros, y fueron
EStll residencia]e !leTó, por rlecirlo asi, â la Crontera gUIados por el cielo á una isla deSC,)llOCidadel Océa·
de los descubrimientoli. Una hermana de su mujer "0 en donde rundaron siete espléndidas ciudades; por
~taba casada con Plldro Correa, nave1'\anta de nota, último hasta hubo quien la consideró como la isla t.1mque btmbien habia sido gobernador de Puerto-SaRto.
bien milagrosa, en que segun la leven da desembarcó
El trat" intimo '[ frecuente de los dos cuñados, debió en la sexta centuria un santo sacerdote escocés, I'a.er caUia de que se comunicasen mútuamt!nte sus ob· mado san Brandan. Esta última opinion fue admitida
aervaciones sobre los descubrimientos, que cerca de por todos y la quimérica isla fue bautizada conel Domellos se estabau h'lcien'lo por las costas africanas, so- bre ¡je S. Brandan ó S. Borondon, y se continuó pobre la 'an buscada carrera de la India, y sobre la niendo mucho tiemllo en los mapas, al Occidente de
posibili,lad de que existiesen algunas tierras descono- Canarias. Lo mismo sucedió con la fabulosa isla d~
.;idas ~l Occidt!ute.
Antilla; y estos erróneos mapas y soÏíadas islas han
Tambian debian recibir en su isla Crecuentes visitas dado en diversas épocas origen l\ la cr~encia, de qu~
de lo;; Tiajeros de Guinea. Viviendo, pues, entre la e] Nuevo-Mundo habia sido conocido antes del periflagitacion y bullicio de los descubrimientos, y con do en que generalmente se col"ca su descubrimIento.
personas que por ellos habian alcanzado honor y forColon, empero, considera todas estas upariencias
tuna; y viajandO siempre por los mismos sentleros de de tierra como mera. ilusiones, suponiendo que deben
IUS recienle. triunfos, el alma ~rdiente de Colon se haberlas causarlo algunas rocas del mar, que vislas
inl1amó con mils entusiasmo que nunca. Fue el suyo desde ciertas distancias y bajo ciertas influencias at·
periodo de estímulo general para cualJtos estaban re· mosféricll5, tomarian la forma de islas, ó que quizá!!
Jacionados con la Tida maritima, ó residi811 en la ve· habrán sido isllls flotantes, comoaquellas~e que hacindad del Ocsano. Los Últimos descubrimientos ha- blan Plinio, Seneca y otros, compuestas de retorcidas
biandespertadoen todos, el deseo de adelantarse en los raices, <Í de piedr~s porosas y Iiger~s, cubiertas d"
desiertos del Océano donde su imaginacion exaltada árbole~, yq.oe f'plmente ruede el vIento hacerllotar
.oñaba en~ontrar ricas y encantadoras islas. Volvieron en vanas direCCIOnes.
aicircular las opinioue~s y las fábulas de los antiguos.
Las islas de san Brandan, de Antilla y de las siete
Se citaba  menudo el cilento de Antilla, grande isla ciudarles han qu"dado relluci~las, ya hace ry¡~chotiem.lel Océano, descubierta por los cartngilleses, ven·
po, á cuentosfalJuJosos ó ilUSIOnesatmosferlcas. Pero
contró nuevos, firmes creyentes la imaginaria 'Ata- uo por eso carecen de interés ]os cueutos sobre ellas
Jante de Platou. Algunos creian que 110 eran las Cana- bnsirdos, porque revelan el estado de la opinion públirias ni las Azores mas que despll]os que habian sobre- ca con respecta al At]ántico, cuando 00 se cOnoci'lD
~ivido á su sumersion, y que potlianexistir en partes aiJn SIISregiones occidentales. Todas]as anotó Colon
mas remotas del AlIántico fragmentos mayores y mas cl1i,tadosamente, y pudieran haber tenido alguna inapetecibles de ella.
'
flueneia en sus raciocinios; pero aunque de I!enio vi·
Uno de los síntomas que mnnifiestan la excitacion
sionario, buscaba su ánimo profundo ruentes mas ridel espíritu público en aquella época, eg la multitud
cas para la meditaeion. Estimulado por el impulso de
tie cuentos respeeto á islas des :onoeidas que habian los sucesos diarios, volvió, dice su hijo Fernando, á
llegado á hacerse populares. Vnos eran pnramente
eslu,iiar de nuevo los autores de geografía que ya lEt
fábulas invt!ntadas para entretener el eS¡liritu nove- eran conocidos, y á anaiizar por principios las razones
lesco ~e la época; otros tenian su origen en Jas aca- astronómicas que pudiesen corroborar aquella grande
loradas imaginaciones de los viajeros, que se enga~ teoria Que se ibllformando en su mente. Se familiarizó
flahao creyendo islas las nubes eJe verallo apiladas en con cuanto se habia escrito por los antiguos y dcscuIII horizonte,
y 'lue tantll semejanza tienen con el hierto por los modernos, relativo á la ¡.¡eo¡zraCía.Sus
IIS!IE~cto
de distantes lierras.
viajes Je sirvieron para rectificar sus propias opinio.
VII tal Antonio Leol/e, vecino de Madeira, le dijo á nes, y para estimar en su justo valor los principioll
Colon que nave~¡lUllo háda el Occidente corno unas entonces conocidos de aquella ciencia. Y habiendo su
£ielll('l{uas mar anentro, hahia visto tres islas desde ánimotomadodecirlidamente este giro, es inlerp.s31/te
ltjos. Perolos hechos dt!esta especie que con mas se- examinar la masa de hechos recol/ocidos, de plausif;!uritlaJ se cOlltab:lll, ~ c~n '!IllS cel? se de,Cendian, bles hipótesis, de narral'iones rantástieas y rumores
eranl~ que una extraua Ilusl~n.óptlCa habla hecho populures, de oonde rormó el granrlioro proyel'to de
£onceblr á la l'ente de Canana,. Pensaban que de-~cuhrimi~\1tM, ó fuerza de trabajar para ello con
de cll.an.doeu cuaudo se Ilparecia h.i~ia el Occi,Jen- LoJoala energia y constancia de un vÎBOro80ingenio.
te ijlla 16111 cou encumbradas montanas y p,·llfllll,
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TIIl.\
CAPITCLO
Y
VIAl"i
1)11
CIIISl'Ún.\L COLO~.
Y.
!)
cue un corto viaje Mcia elOccidente
lo Ileycria á sus
I;ostas ó á las dilitaùas y ricas islas vecinas. Las noti~
IIUO:,\Ji;SE~ QUEFU:'\DABACOLO:'lSUCI\Ii:E:\CIADEQUERU- das relativas á Marco Polo las reciLió probablemento
illES";Tlli:RRASDEScùNOCIDASIi:'l lL OCCIDE:UIi:.
¡lei ya nombrado Pablo Toscanelli, célebre doctor llo111::)10; procurado ex¡:licar en el capitulo último, por'
l'entino, con quien en i 474 estaba 1'.:1 correspondencia
qué me .lios el espiritu y los acontecimientos
de la épo- :' de quien recibió copia de una carta ant.eriormente
ca enql e Colon vivía, Je JJevaron ála concepcion de su ,lirigida por Toscanelli á Fernando Martmez, docto
gigantesco proyecto. Su hijo Fernando trata de dar- ':an6ni"0 de Lisboa. Se sustentab,\ en ella que solo
nos la {ata precisa, en que fundó su padre el plan de labia <fuatro mil millas de distancia desùe Lisboa á
descubl'Îmientos.
«Lo que hace, segun dice, para
:a provincia de Mangui, cerca de Cathay, reconocida
"mostr.1I" de cuán détiles argumentos
se fabricó y lespues como la costadel norte de la China, yquepor
llnació tan gran proye~to, y para satisfacer á los que ~onsiguiente nada era mas fácil que llegar :í la India
"deseen saber rlistínta:nente
las circunst:Incias
v IlIO- [lor el rumbo occidental. Daba una descripcion maglltivos 'lue le llevaron á emprender tal obra.» •
:lífica.de estlJs paises, tomada de la oura deMarco roEs n uy notable y muy singular la manera de forlO. Aiwrlia, que se encontraban pOI' el camino las islas
marse .)9Ia exposicion de las notas y documentos
ha- de AnLila y Cipango, distantes entre si s.olo doscientas
liados )ntre papeles de su padre, para que deje de veinte y CIllCOleguas, abundin.ltes en. ri fluezas, y con
mencÍLnársela.
Explica en ella los fundamentos de la buenos puertos, á donde podIan trn~~r1as naves, y
teoria ,le Colon, bajo tres títulos diversos: primero,
:>btener auxilios y refrescos para el viaJe.
la naturaleza de las cosas; segundo, la autoridad de
Bajo p-( título tercero se enumeran
varias indicadoctos escritores; tercero, las relaciones de les naveciones de tierras occidentales que habia el mar traido
gantes.
á las COstai dclml1ndo antiguo. Es de observar cómo
Bajo el primer título establece como principio funColon recogia con avidez todas las noticias y todos los
damental que era la tierra una esfera ó globo, que se datos que podian arrojar nlguna IUl sobre ~u deslum;
podia andar alrededor de Orient/) á Occidente, y que brarlora teoría. Parece que rlaba atento Oldo hasta a
cuando estaban los hombres en puntos diametralmenlas escasas noticias derivadas de los marineros vetete opu 3stoS, tambiensus piés y c"bezns tenian rlirecranos , que habian servÍllo en los recientes ~iajes ii la~
cion opuesta.La circunferencia
de Orienteá O ;cidente
costas africanas; y t'\mbien á las rle los. habitantes de
en el E,:uador, la dividia Colon, siguiendoáPtolomeo,
lias islas acabadas de descubrir, que VIvian en cierto
en veinte y cuat.ro horas de quince grados cada una,
modo e':llos puntos fronterizos de los conoc~lllientos
que ha~en trescientos y sesenta grados. Ue estos ima- , geográficos.
Todas estas se encuentran
cUldadosaginaba,al comparar el globo de PtolomtJo con los pri- II mente anotadas en sus apuntes, quizá para que se
meros mapas de Marino de Tiro, que conocían los· grabasen mas profundamente
enll'e los he(jhos y opiantigu)8 Jas ~uínce horas quo se extienden desde el niones que ya enriquecian su entE.ndimiento.
estrec'lO de Gibraltar, ó mas bien desde las islas CanaTal es, por ejemplo, el hecl!o <¡lie le refirió Ma~lin
rias, ¿ la ciudad de l'hinae en Asia, lugar consideVicente, piloto al senido
ctel re)' de Portugal: diJOlo
rado CJmo término oriental del mundo conocido. Los este que navegando á cuatrocientils
cincuen ta leguas
portu[ueses
habian Ilecbo retrocerler la frontera oc- al Oeste del cabo de San Yicente, sacó del agua un
cidental COllel desculrímientode
las Azores y del cabo pedazo de madera entallada, CUY08adornos se habian
.Ie islas Verdes, que le aumentaba una hora ó quince
trabajado al parecer sin inslrumentosde
hierro. Como
grado>. Solamente faltaban, pues, por conocer la ter· lo~ vientos letraian de Occidente,
podia venir do alcera pIrte de la circunferencia
de la tierra, ó en otros I gnna tierra desr.onocida de aquella region.
t~rmll¡os, ?cho ~oras, segun los cálculos de Clllon.1
Dicese !ldemas que habia sido hallado otro ~adero
Este t SpllCIO porll3n lIenarlo en gran parte las rCl:;iO-, por el cuuado de Colon, Pedro Correa, en la Isla de
nes. olientales del Asia, si se extendiesen tanto que
Puerto Santo, y que le había oido hablar ni rey de
cas~ r:>dearan el glooo, apr<1ximándose á las costas
Portugal de ciertos juncos de grande tamallOque haoccldtntaJes de Eurora y de Africa. ta extension del· bian venido flotando del Occident!}. Colon creia recoO.céaDo en'relos continentes no seria tanta como pu- nocer, por su deseripdon,
lJS inmensas cañas, quo
rl~era ;;uponerse á primera vista, si se ad Illite la opisegun Ptolomeo, creeen en la India.
Illon ~le AHrangano el árabe, que disminuyendo
el
Se encuentran
del mismo modo anotados los illfor~arnal1? de los grados, daba á la tierra.menor
circunmes que le dieron los habitautes!te
las ~zores, re la tilerelllla que otros cosmógrafos;
leona adoptada por vos á ciertos troncos de desmesurados pmos, deseonoColon á ver.es. Aceptadosestos
precedentes,
es inducidos en todas las islas, é igualnll'nte arrojados á sus
dabl.e que siguiendo un rumbo directo de Oriente á playas por los vientos occidentales;
pero sobre todo,
OCCllI,mte, dehia arriharseal Asia im(lrescindiblemen·
cte dos cadá\'ere~. arrojados por el mar en la isla de las
tElde~ ~ubriendo las tlerras que hubiese en el camino.
Flores, cuyas facciones se asempj Iban muy poco Ii las
Ba]') 1'..1segunrlo tit ulo se nombran los autores, cu- de las razas humanas conocidt1s.
~os e.;cntos ayurlaron á convencerle de que el Océano
Hay ademas rle estas, la relacion de un mnrinero d el
lIlterpuesto era de modarada extension y fácil de atrapuerto de Santa Maria, que aseg1lraba que viajando
\·~sar. En/r.e estos cila las opiniones de Aristótcles,
para Irlanda hauia visto tierra ni Oceidente,
y oido
S~neclY Plu!io,asegurando
que era (losible ir de Cá- decir á la tripulacion.
que seria algull extremo prodlZ ~ las Indms en pf1COSdias; y la de Estraboll, que montorio de la Tartária. Otras innumerables
fábulas
so~tlCle que eJ Océ3.no ro~ea la tierra y baña en el están igualmente anotadas, á las que Colon no daba
Onenl.e las costas de la India, y enelOccidente
las de la menor importancia.
Espaiia y.~lauritania , siendo f~cil navegar de una de
Tal es el extracto de las razones, de donde, segun
estas )'~glOnes á la otra eu el mismo paralelo.
Fernando, partia su padre, (ll'ùcediendo des pues do
Se ~I.tan las narraciones de Marco Polo y de Juan
argumento en argumento hasta concluir que había
Mandt:vllle , p~ra demostrar que el Asia, ó la Inrlia,
tierras desconocidas en la parte occictental del Occácomo la llama sIempre Colon,se extiende hácia elOrienno, que podia llegarse á ellas, que eran fértiles, y
te tun' o qlle comprende la mayor parte del espacio des- por último, que estaban habitadas.
conocido. Estos viaje~os habian visitado en las centu Es evidente que Colon no tuvo eonorimiento de muria~ dI ,cima tercia y.décimacuarta,remotas
partes del chos de 10, hr.chos que acaban de ellUlllerarse hasta
AS13, 'nue!lo mas lr.Janas que los límites de Ptolomeo;
de~plles de estar segul'o de sus propias opinillnesj
y sus relaCIOnes de la exteusion oriental de aquel con- pero es interesante
saber torlo lo que directa ó indiIIcnte tuvieron gran parte en comencer
il Colon de rectamente
pudo condudrle
á U·n elevllrla empresa;
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DIRl.IOn:CA DIi:tASPAI\ T ROlG.
pues todo lo que ilustra el proceso de pensamientos
lo mas mínimo las que se creian entonce. extnTl1ganque condujeron á tan grandioso resultado, es alta- tes peticiones, por ]a mera posibilidad de un descumente interesante;
y elórden de deducciones que aquí brimiento. _
.
se presenta, aunque quizá no tenga el encadenaLos que no podian entender cómo un ingenio armiento mas ItIgico, por estar sacado de los papeles
diente y dilatado lIegaria á tan firme conviccion por
mismos de Colon, ocupará siempre un lugar distinmedio de razones presunlivas,
buscaron varios mo¡;uido entre los documentos mas importantes
de la dos de explicarlo. Despues que un glorioso resultado
historia de la razon humana.
estableció la exactitud de las opiniones de Colon, los
Fijando un poco la atencion en esta exposicion, des- mismos que antes le calificaban de loco se propusieron·
(le luego se conoce que el grande argumento que in- <'temostrar que el descubrimiento
de aquellas tierras
dujo á Colon ;í emprender sus descubrimientos,
fue lo debia á prévios informes. Entre otros esfuerzos, se
el comprendido bajo el primer titulo á saber: que la hizo el de circular una OCiOSlhistoria de cierto viejO
parte mas orienlal del A,ia con,lcida rOl"Jos antiguos,
piloto que habia muert6 en su casa, dejándole l'ciano podia estar sllparada de las islas Azores, Illas que cion circunstanciada
de unos paises desconocidos Mpor la lercera parte de la circunferencia
del globo;
cia el Occidente, Ii los (lue le habian echado vientos
que el espacio interpuesto
debia de estar en parte contrarios. Este CU"ClItOno tenia mas fundamento, se
ocupado por el-resitiuo deSCfJllocido del Asia; y que gun Fernando Colon, que cualquiera de las consejas
I:omola circunCerenciadel
munllo era menor de lo que populares acer~a de la fantástica isla de San Brandan,
generalmente se suponia , podria llegarse /1las cost~s que lIll capilan porlugués ima~inó haber visto mas
asiáticas por medio de Ull moderado viaje alOcciallá de Madeira ti su vuella de Guinea. Circuló, ern.Ienle.
pero, por al¡(un tiempo como Ull rumor despreciablp,
Forzoso es confesarJo : el 10,((1'0ne esta empresa Cue allerado y dispuesto seglin las miras de los que deflebido en gran parte á dos felir:es errores: la extenseaban oscurecer la gloria de Colon. Al fin logró i/TI~ion imaginaria del Asia hácia el Oriente, y la suprimirse, y varios historiadores lo repitieron,
campuesta pequeñez d9 ]a tierra: errores ambos de ]05 biándolo de forma en cada narracion,
y con mil
lilas doclns y profunrlos filósofos; pero sin los cuales
conlradicciones
absurdas.
apenas hubiera osado Colon avenlurarse en su posteDíjose adem¡ls, que Colon fuera precedido en sus
rioI' carrera. Ell cuanto á la idea de encontrar lierra
descubrimientos
porMartin.Behem,
cosmógrafo connavegando directamente al Occidente, nos es tan fa- temporáneo que habia desembarcado accidentalmenmiliaI' ahora que disminuye en cierlo modo el mérito
te en la cosla del Sur de América, en el discurso dll
de la concepcion primera y la valentia del primer
una expedicion africana, y que si hizo Colon su viaje,
ensaro : pero entonces era desconocida la circunfefue sirviéndose de un mapa ó t;\lobo de la proyeccien
rencl:! det globo; ImUe podia negar que fuese inmende Behem, en que estaban deslgllados los pai3es res¡¡ la extension, é imposible la travesía del Océano,
cien descubiertos.
Este rumor debió su orIgen á una
IIi se habían descuhierto
alln laa leyes de la gravedad
desatinada interpretacion de cierlomanuscrilo
]atiO<I,
4.1specíLica, ni de la gravitacion central, que supuestll
sin documentos que lo justificase; hubono obstante,
la redondez del mundo , hacen evidente el po<ler 1'0- quien le dió "ntero crédito, y aun hace pocos años se
.Iearle. La posibilidad,
pues, de encontrar
tierras
le hizo revivir con mas eelo que discrecion; pero ell
navegando al Occidente, era uno de aquellos misteel di'l descansa ya victoriosamente refutado. La tierrillS de la naturaleza que se consideran increihles,
l'a que visitó Deilem era la costa del Africa, mas allá
mientras son objetos de mera especulacion,
y verdel Ecuador; la pro)'eccion dll su gl()bo no se conchdadea las mas sencillas rlespues de habel'S" pene"trado.
yó hasla el año de i 492, mienlras Colon estaba auCuando hubo establecido Colon su teoría. se le fijó sente en su primer viaje; y una prueba incontestable
en el ánimo con singular firmeza, influyendo mucho
de que e] autor desconocia su e.tistencia,
es el no
en su carácler 1connucta. Jamás h~blaba <le ella sino contener traza alguna del nuevo mundo.
con la seguriqàd y la resolucion de un hombre que
Hay, por deswacia,
en las letras cierto espíritu
tiene fe en lo que dice. No habia adversidafl ni desentretenido é impertinente,
que con hábito de doct,)
I!ngaño alguno que pudiera distraerle de la vigorosa
ex~men sigue, expiándolas, Jas huellas de la historia,
prosecucion de Sil objeto. Se mezclaba con sus medimina SIlS monllmentos,
v daîía y mutila sus mas hertaciones un profundo sentimiento
religioso, qlIe las mosos trofeos. Pero los grandes nombres deben vinmatizaba á veces de supersticion;
pero de IIna su- .ticarse á toda cosla de tan perniciosa erudicion, c~y()
persticion grandiosa"! suhlime, mirándose como ins- conato no es otro que parlllizar la saludable ùoctrllla
trumento del cielo, escof)ido entre los hombres y las que encierra en si la historia, al darDOS ejemplos de
generaciones para cumphr sus altos flesignios, y su- lo que puefle acabar el ingenio humano, entregado JÍ.
puni.1 haber .¡sto sus contemplados descubrimientos
laudables (Impresas. Por esta razon nos hemos prapredichos en las Sagradas Escrituras, y anunciados
puesto en los capítulos anteriores exponer,:onlama·
tambien en las místicas revelaciones de los profetas.
)'M c1ari.tad las causas que hicieron c(lncebir á Colon
Se juntarán los extremos de la tierra, y todas las na- el colosal pensamiento ¡\ que debe su inmortalidad;
~iones y las lenguas se unirán bajo las bander¡ts del enlre las cuales 'mencionamos como la primera á Sil
Redentor. Esta habia Ile ser la consumacion
triuningenio, sin olvidar por eso ni el estado de los conofanle de su empresa; poner las mas remotas y descocirilientos geográficos de su siglo, ni las vislumbrei
nocidas re~iones del nniverso en comunion con III dispersas de la dencia, cuya luz-recibian en vano la.
r,ristiana E'uropa; llevar la luz de la verdadera fe á las inteligencias vulgares~
tenebrosas re¡lÚblicas paganas, y reunir sus innumeCAPITULO VI.
railles naciones bajo el santo dOlninio de la Iglesia.
El enlus.ism/) con que emitia su~ pensamientos da- CORRF.~PO!\'Dl'::-;CIA
DE COLON
CONPABLOTOSCA:'IEr.Ll.-SUhan elevacion;\ SIl alma y le rodeaban de cierta granCESOaDEPORTl:CAL
REUTIYOSÁ_DESCUDf\IMIE:oiTOS
..
<'teza que le hacia parecer supr.rior á los demás. Conferenciaha con los soberauos, casi como si fuesen sus
Au:'lOt:F. ya en i ii4 habia concebida Colon el desígjgnales.Sus rroyeclOseran
régios,allcsysinlímites;
nio de huscar Iln comino occidental para la India,
Ins descubrimienlos
que proponia, eran-de imperios;
todavía no se habia desarrollado sulicientemenlr. en Sil
las condicionr.s, de proporcionada magnificencia;
y caheza este proyecto. Así aparece de su corresponDO qui~o nunca, ni aun Msplles •.le largas dilaciones,
dencia del verano de aquel ailO con el dor:to florenti·.
repetidos desengaños y amargos padecimientos,
hajo no Pablo Toscanelli. En una carta de este, l'esponla opresion de la penuria y lu indigencia, rllhajar en . diendo á otra de Colon, aplallde el pl·oyeclo que Sll
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1'1D.\ Y VIAJES DK CRIErODAL
CUI.O:-;.
tI
correspulI ;<11había form •..d,) de lIacer un viaje al Oc- aredit Je algulI l.lstado ~o[¡erano capill, ¡Jfj arl'Ogars\l
de los territorios descuhiulos,
y de rccídcnt~. '{ p,lI'a t'elllusllJr la facilidad de llegar á la ellominio
(udia Cil 1(luelb LÍrcccicn,
le pnvia UlI map;l, pro
¡~Ol'I pensarle sus servicios cnn dignillades y tlistincioycctado e I part!' sl'glln Ptolomeo , y ell partp. cou ar- ne', proporcionauas
á ellos.
1~'lla última parte del reioado IleA onso de Portureglo á las descril'cione,
del vcneciano ~Iarco Pulr.,
La custa ,.r·culal del Asia se suponia en frente Ile las ga hahia poco celo por los descuhrimientos
para esocchlcnt~les (IcI Africa y (le EUïOpa, con UI\ mOtlera- ¡WIal' que se a.:eptasen proposiciones relativlls á ellos,
do espacu Ile mar entre ellas, en 'lUll se colocahan, Ú El rry estaha harto entreteni,ln "on las guerras coucouvenientesdistancill~,
Cipaugo, ,\ntillu y otras is- tra E~paila y éranlll estas demasiado costosas para. qye
las. La cirta y n:apa de Tos('anelli, uno de los ma~ en èr;I,e en semeJ:lntes empresas. Tam poco el eSlnrllu
~ábiles cU~lllógralos Ile su tiel1'ilO, illfundieron, lIuevo IIÚJlico estllba preparado par,l peligrosas a\'en turas.
No obstante los muchos viajes qne se habian hecho:i
aliento fi Colon. Parece que se prucurnl'Ía Toscal1elli
la ohra d,! :llarco Polo, Ijue se habia tl'allucido á va- la 30sta de Ardea é islas adyacentes y la generalida,¡
rias lengllas, 'f e.~istia mauuscrita
en las mas ,le las cOlflue ya sr. usa ha la a~uja náutica, li/il impedimento: enl',aù,'nahan aunlanave~acil)n,
y rara vez se de·
lJilJliote~ IS. Este autor da prodigio""; descripcionps
.le I~'i l'ILuezas du CatlIay y Man!.(ui ó Mangu, I'I'CO- cidia el marinero á perder la tierra de vista .
Los descubrimientos
progresaban
lentamente Cil
llocldas l es pues como las cost I~Norte y Sur de la Chila~, costas afrieanas; pero los navegantes
recelaball
lia, á IdS ;uales, segunl,lul.lpa
,le To~canelli , llega
lanzarse mar adentro por el hemisferi,) del SnI', cuyas
ria sin t uda el viajero quP. navegase en el rumuo
Les parecia a
directo clel OcciJentl'.lJescribe
COli la mayor fill'Slll'a es:,rellas deseonocian comp'etamente.
aquellos hombres tan exlral',¡¡!allte e proyecto de Ull
el poderio y la magnificpnci;\ del soheranll de aquellos
doulÏnio~ , el gran Khan de Tartaria, y la gran,lt! ex- viaje al Occidente por medio de las inrnensas llanuras
tension de sus capitales de Cuulb:,!11 y ()uius;¡i, y las ,lEI Ol'éano, en husca de una tierra fautásticu, como
mara villds de las islas de Cipaugo y Zipallgui, que se parecia en la presente edad el de lanzarse en un glo.
bl' por los aires en busca do algunul\istilntllbstrelln,
supoue des'¡!uan el Japon. Esta isla la situa enfrent'l
Pero estaban cerca los tiem¡lOs qne hauian de exdeCatlwy,
quinientas le;.:uasdünlro del Océanoydice que (ra rica ·3norJ, piedras predosas y (,t,'os ar- telder el poder de la navegacioll, La época era propba para el rápÍtlo adetanto ùe los cOlOcimientos. La
ticulos tie comercio, y que tenia un rey, cuyos aldzares estaban cubierloscon
t!'jas de oro. asi como los l'(ciente invencion de la imprenta facilitalJael velo?
v extenso comercio (le las i,leds Ill:manas: sacó las
palacios de otros paislls las lienen Ile plomo. ~Iuchos
~:i~ncias de las bibliotecas y .Ill los conventos,
y I;IS
creian q liméricas las relaciones de este navegante;
pero aUI I\Ue llenas ,Ill s'lIlue[llras exalieraciones
, Sil tojo familiarmentl:l al uufetedel estll,liallte. Los v.olúmenes que existían autes en 1'0,tosos lllanUSl'1'ltos,
ha prob; , o llespues, quo s~n sustancialmente
coratesorados á donde: lOpu,lícse lI~g¡Il'
rllct~s, ;tl hace a'lu i ~,spe~i;tl I.néritll d'l ellas, por lo cni¡ladosamente
la mano llel in,ligente escolar, ni dd oscuro artIsta.
'lue 1lIl1'l)'eroll ru la IIIFlgillaCIOn .le Colon.
La olJ'adeM'I;";o P'JIII esla ver¡ladel'a llave de mu· sr veian va sin admir;l<:Í'm pOI'tn¡las las mesas. I~staba
d,lcretado que no hubiese de all í ade!allte retroceso en
chas partes de su histo;·ia. Colon habla de las lielTas
la sab:ùuria ni pausas en su carrera. Cada uno de sus
(lue se l:rometellescuhT'Ïl',
en las instancias dirigi,ias
se prolllulgalla inmediata,
simulo
a difere!lles córtes, Clllno pudiera hablarse de afJlIe- JI ISOSprogresivos
recordaha en mil fOflJlil.s l~iIlas regl )lies encantadas dl'seritas lJ'Jr los viujeros ve- t;,nea y profusamente;;;e
V'lrsas y se fijaba para siempre. La (\¡hlll de [ilS tnlle·
ueciano;. Los territodos dd gran Khan eran el objeto
blafthahia ílasadc para siemprtl: (lod':hn algunasnade todo, sus viajes; y ¡lU sus cruceros (lor las Anticones corral' los ojos á la luz, y vivir pnrli.¡da y
llas se Iisonjeabasiu
Ct.sar con la esperanza de hallaren III oscuranti,lTllI;
per') no les scse Cerl'! de las iS!;ls opnleutas ,le Cipango y de las v lluntarialllente
r,a dado oscurecerla
ni apagarl;;; y á p'J-al' de totlos
cost,!S de :llangui y Ile Cathay.
c'lIla 'IPZ mas hermosa
~lIen!ras se maduraha en snrazon el dllsignio de It s esfuerzos, resplulldeeeria
llue haría felices el potlel'
elOprenlcr
los ,Iesrubrimientos
del O¡:cidentü hizo e,] otras partes dclllluud",
~olon UI viaju i I Nort'l .Ill Europa,
del cual s~lo se difusivo tIe la imprenta.
Entollces tomó el cetro de Portul-plull monarca \10
conserv I elsiguiente pasuje, extractado por ~'ernando
de una de sus cal tas. - «( Ell el ailO de f.i 77 ,por f~bre- tliferent~ a.miJicion q~e Alons~. Juan 11 tel.,ia \)01'."IS
tlescubrlmlentos
la IIIISma ra~ltlll que su tlO e prllll)ro nal eg.ué rnasallá de.! Tile ciell leguas ,cu~ a parte
y con su relllado re-liviÚ la activida,l
l) austr;' Il[¡,ta d'J la equiuoccial setenta y tres grados y cipe Enrique,
no SCSJnta y (l'ilS, cOlno 'luieren algunos; y ni) está 1;01'ellos. Su primer cuidallo fue edificar un fuerte en
II sita de Itl'OJe la línea Ii U'l inclu ve el Occi,'entede
Pia- S;lU Jorge lln 'a ~lilla, en la costa tie Guinea, para protJgcr el comercio de oro en polvo, uw.rlil y esclavos
l) 101.nel', sino eSlOuclIó Illas occi~lental; y los ingleses,
rue se hac:a por Ins alr~dellores_
II ()rlllclIJallllente
los de Uristol van con s us mercade. Los descubrimientos
africanos hahian sido mllJ
rias á esta is!a, 'lue es ,tan gl'ande como Inglaterra,
)lcuandJ l'oful allj, no estalla helado el mar, aurHlue tlOrlOsos para Portugal, pero tambien muy caros. Sil
esperaba empero qUII el descubrimiento
,Ici camillO
Illasma:ease~:lllt:lIlgl'uesas
que subian veinte ysds
II braza~
y b¡¡Jahan otro tant().).
l' e I:llntlia remuneraria
to(las sus fut g,ïS y sacrificios,
:,.briéllctole á la nat:ion un manantial illcalrulable
de
La is il (file ;IIJui se "ila COI:10Thule ó Tile, créese
riquezas. El proyecto del princij'le Ellfique, lf'ntlllllenque fue;e Icelan,l, IJue di ,ta at Occidente d~ la últitlla
Thule ,ie los antiguos. segun se Ilota en el mapa de t~ seguÍtlo por medio siglo, había llespertado una viPtololll·!o. Esto es lo único. que st) sabe ,le eSt) viajl', \ a curiosidad acerca de las partes r¡,¡uotas ,IcI Asia, J
l'ivilicado todas las narraciones
verdaderos y falsas
en el CI aluo o~s'.auttl se VIslumbran IllS vehementes
deseos lue Goton tellia de ensanchar
los Iîmit,)s del (le los viajeros.
Ademas de las maravillosas Ilescl'ipciones (le ~Iur1IIU1lllo conocido.
Muchn tiempo trascurrití sill nin~111I esfuerzo de- co Polo, existiau otras del rJhl Be:Jjamin ben Jonah
cidido l e parle lie Colon para Ilc\'1I1'¡í caho este de- l.e Tudela, célebre judlo espaiíol ,que ,¡¡lió de ZaraI:oza en t 173 para visilar los dispersos restos de las
signio. El mal estado .Ir, su fortuua le impll,lia armar
los buq ues, y hacer los preparutiros
necesarios para tribus hebreas, donde quiera que estuviesen sobre
la faz de la tierra. Vagando asi con Ílcansable celJ por
tal exp, ,\icion. Y COlli',) esperaba ademas encnlltrar
vastos 1aiscs .le iulieles, Sill sujecion á pn,t'll' legal It mayor parte del mundo cOlloci¡'o, pelllllró ell la
alguno, consÏtlt'raba ([ue no pndiJ dal' I'rincipioá su China, ypasó por ella á las is\asdel Sur llel A,ia. TamclIIprc,;', sino b;,j., h I'rlllf)"ci )il Y enn 1.1 P'! \cro;;<I !lieu habian es.:rito sus viajes Carpíni y ,\scollill , Jus
I)
»)
f
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J2
BIBLIOTECA
ill USPAI\ l' nou:.
rrailescnviados el unoen J246, Yelotroell J247 por crea que :mteriorlllellte habia hecho una á Génova 5\1
el papalnocencio IV de embajadores apostólicos con patria. Las empresas wduticas hallaban una proteccioll
III objeto de convertir al gran Khan de Tartaria; y se esp~cial en la corte de PortuRal. Muchos de los que
conservaba el diariodeGuillermo Rubruquis(ó Ruyss hablan hecho descubrimientos á su servicio, quedabrook}, célebre. franciscano encargado de una co- ron de gobernadores de lar.;mismas islas y paises que
. mision semejante eo t 253 por LUis IX de Francia, habian descubierto, aun9ue algunos eran extranjeros.
cuando se hallaba en su desgraciada elpedicioD dela AnimadQ por esta munihcencia , y por el vehemente
PillestinR. Todas estas misioneshabian tenido un éli· deseo que teni:t el rey Juan 11de hallar el paso de la
to dlS81'aciado, pero las relaciones de ellos, conser- India, solicitó yobtuvo Colon audiencia de aquelmovada. hasta el siglo décimo quinto, sirvieron .para narca. Propuso, si el rey le suministraba bajeles y
inflamar la curiosidad pública respecto á las leJanas hombres, emprenderel rlescubrimiento deun rumbo
partes del Asia ...
mas corto y directo para la India que el que se estaba
En estos escritos encontramos por Invez primera el buscando. Su plan era dirigirse via recta al Occidente
nombre del célebre Preste Juande las Indias, supues- ú través delmar ALlántico. Entonces estableció sus
to reo cristiano que, se creia reinaba .en un di~tante hipótesis con respecto á la extension del Asia, descripals del Oriente objeto de mucha curIOSidad é mda- bi~ndo tambie!llas riquezas de la isla de Cipango,
gllcion ,cuyo r.eino cambiaba de t~rritori? en el cuen- primera COSt.1a que esperaba llegar. De esta audiento de cada viaJero, Yse desvanecla Y,eVltabal~s ~s- cia tenemos dos relaci.ones hechas con espíritu algo .
crutinÍ()stan constantemente como lamsustanclllllsla
op~esto: una por su hIJOFernando, yotra por el hisde S. Brandan, volvióádarnuevamentecréditoá
estas torlador portugués Jo~m de Barros. Es digno de nopatrañas. Se creia b8berde~cubierto~razas de su i!n- tarse decllan rlistinta man~ra cllnsideraban un lIli~lIlo
perio en el interior del Afl'lca, al orIente de Benm, hecl!o un hijo entusiasta, y un frio y quiza preocupadQ
lionde habia un poderoso príncipe q~e.usaba.cruçes
eSCrItor.
entre las insignias reales. Juan 11partlclpa~a ampbamente del estímulo popular que estas n8rraclOll~s pr~ducian. Al principio de su reinado lIeg~ ~ enVl8r mimanario! en busca del Preste Juan, la VISitade cuyos
dominios era entonces objeto deambicion romántica
pIlra muchos entusiastas. La magnífica idea 9ue
Juan II habia formado de las remolas partes del Oriente, le hacia desear en extremo que se realizase el mugnlfico proyecto del principe Enrique, y que tremolase
la banderà portuguesa por los mares indianos. Fatiliado de la pesadez que observaba en losdeiicubrimien(QS por la costa del Africa, ydelos inconvenientes que
cada cabo Y promontorio presentaba á las empresas
náuticas, llamó tambien en su ayuda á las ciencias
para trazar el ,modo de dar á la navegaci~n ma)'o~
campo y segUrIdad. Sus dos médICOS,Hodrlgo y Jose
el último judío, los mas hábilefi astrónomos y cosmó- ,
grafos del reino,juntos con el célebre Martin Behem,
entraron en docta con~ulta sobre el asun to. El resultado de sus conferencias 'í trabajos fne la aphcacion
del astrolabio á la navegaèion, que enseñaba alJmarinero la distancia del Ecuador. De este instrumento
JIltljorado y modilicado, se ha forma,to el moderno
cuadrante, cuyas ventujasesenciales poseia el astrolabio desde su introducclOn,
Los efectos projuciJos en la navegacion por este
invento son incalculables. La arrancó de una vez ue
¡¡ntigua St rvidumbre de la tierra, dejándola en libertad para que discurriese ásu placer por las ondas. La
ciencia habia preparado así guias para hacer descu·
Cristóbal Colon.
brimientos por el solitario Océa~lO.En "ez de costear
las playas como los amiguos navegantes, en vez de
El rey, segun Fernalll\O ,oyó ásu padre con lIl11dl3
volver á tierra cuando los vientos le habian separado atcnc¡oll peril habia consumido tantos caudales inde ella, presurosa y timidamente y sin mas lumbrera fructuosamente en explorar el camino d!' la cos ta afrlque lade las inciertas estrellas, podia (J venturarse ya el caua, que recelaba tomar parle en semejantes planes.
osado marinero moderno por ignotos mares, cierto de Su padre, empero, slIstentaba la auterior proposi·que la brújula y el astrolebiole abrirnn seguro cami· cioll pormcdio de tan persuasivas razones, que I11duno para liU v\lelta, en c¡¡so de 110 enoontrar lejanos jo al reyá dar su consentimiento. L!I Única dilicull:1'¡
puertos,
que yaqueddba eran las condiciones; porque siendl~
Colon hOmbre de nobles sentimientos, pedia altos v
CAPITVLO VII,
honrosos títulos y recompensas; con el tin, dice Fel:'
1'1I0POSICIO~ES DE COLO:'! Á U C68fE
DF. PORfUG.~L.
liando, ùe dejar un nombre y familia dignos de sus
LA oportunidad con que fue descubierta la aplica- ¡¡1to~hechos ••
cion del astrolabio á la uavtlgacion, parece providennarroi por su parte atribuye la aparente condescial j solalfiente con ella pudo Colon vencer los grandes cendencia èel rey solo á las importunidades dll Coobstáclllos que se oponian á la ejecucion de su pro· 101\: S. M. le consideraba, dice el historiador COIllO
yecto. Inmeâiatamel1te despues ùe verificarse este .un hombre "anagl<lrioso, inclillado á lucir SllStaIIdelanto, propuso, pues, su viaje de descubrimien·
lentos, y dado á nociones fantásticas Icomo las respectivas á la isla de Cipan¡w. Pero el lecho es , que
tos á la corona de Portugal.
Esta es la primera proposiciondeque tenemos cia· esta idea tie la vanidad de Culoll la inventaron los esro , indisputable recuerdo, aunque no falta quien crilores portugueses posteriores; yen cuanto á la
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'IDA
COLO:'l.
j3
pueblo. Esta corporacion calillcó el proyecto Je illsen~ato .....
P,¡ro la decIsIOn parece que no satlshzo al rey. 88.gun su historiador Vasconcelez,
convocó el conseja
con puesto de los prelados y,personas m~s doctas del
rcil: Il y les prcgl.lOtó si crewn .qu,e debm adopt~rse
ar¡u~1 nuevo call1~llo de desculmllllcntos,
ó segUIr el
que )'a estaba ablcrto.
.La proposicion Je Col?D fue condenada pareI consejf<;.y en e~ecto par,e?la que .se de.~pcrtabu en 1~5
con,ejeros Cierto espmtu hostil hácli los tlescullrlmientas.
T 'l.'lES Dili GRISTIJUAL
isla de Cipln"o, cstab~ HlU! lejos de considerarse
'i
'Iuilllérica po~ el rey, que como la acredita la mision
\jue salió á buscar al Pre;,te Juan, era Ull dócil cre)'ente de los cuentos orientales de los viajeros. La
prueba de que el monarca c1ió crédito á las razones
.te Colon, es que consultó la proposicion con una
junta de p'~rsonas :nteliHentes.
Se comf·onia la asamblea de los dos hábiles cosmó- '
grafos ROL rigo y José, Y del confesor del rey, Diego
Ortiz de Cl7.adilla, o~ispodeC~uta,
prelad.o de grande reputa! ion literarIa, castell¿¡nu tie nacimIento,
Y
Sdleralme n te llamado Cazullilla, del numbre de su
I
Colon en pI ronl'en:o de la Habida, pidiel!do pan yagua para su bija,
~u estlrá pur demás que digamos algo sobre la diseusion vel consejo. Vilscon.:eJez trae lin discurso
del obisl a de Ceuta, eu CJue no solo se opone este
prelado: la propuesta empres~, como falta de razou,
sino queseesfu~rza
en irn(llldirlaprosecuciollJe
lo:;
descubri uientos africar;os. (,SU tendencia nu es ntra
»decia, que distraer la ¡¡tencion. agolar los recursos
»y dÍ\'id~' la fuerza nacional, ya Ilarto delJilítada por
»Ias recDules guerras 'J pestes. Mientras su poder
»estuvie;e asi roto Y disperso en remotas, inútiles y
¡¡ociosas expediciones,
se hallaban pcligrosamente
'¡expuestos á los ataques de su activo enemigo el rey
)¡Je Cast .lla. La grandeza de ios monarcas,
añadia,
))110 na'::l tanto de la extension
de sus dominios, co)'100 cie la sabi~¡;ria y tino con los que goIJiernan. Y
))conli", aba: seria un delirio en la nacion portugue))sa emp 'ender grandes pro~'edos,
sin conmCIlSll- I
»1arIos con SllS medios. Ya so ocupa cirey de sufiientes empresas
de cierto provecho, Y no t¡elHI
"1 ara qnÚ clllpeilUr:;e cn otras fantásticas y visiuna»1ias. Si desea empleo para el acli\'o va/or de la na»(iOIl, la guerra que sustenta contra los moros de
»Herbería, es suficiente; sus triuu ros eu ella de sóli"da ventaja, y propios para debilitur aquellos hostiles
,,\ ecinos, que tan peligrosos se han mostrado en la
»jlora cie su poder.»
Este fria y cauteloso díscurso lief obispo cie Ceuta.
dirigido contra ¡,mpresus que tanta ¡.;Ioria daban á los
portugueses,
lastimó el orgullo nacional de ùon Pelh a de ~lenpses, l'onde de Villa-nell,
Y arrancó de
él una elevada y patriólica re'puesl< .. Ell el entclldm·
dl: cierto histori¡¡d'lr esta répfica el'a favorable á la
pl uposicioll de Colon; pero esta opinion carecc de
fe ndamento. Purlo haherla tratado om respeto; ma.'
)l(
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i -i
BIIlI.¡•.•U:CA DE C.•• PAR y RllIr,.
elocucllcia ~e cmpleó á favor dc las empresóls en favorecer aquella inicua estrataJema. Se pitlió á Co·
que I~s portllgllcs~s estaban ya ernp~ñados:.
Ion un plan circunstanciado
del propuesto viaje, COli
(( El Portugal, dIJO, no esta ell su InfancIa, 01 SOli IllScartas y otros documentos, segun los cu<,les illl.enllSUSprincipes tan pobres que carezcan de medios para taba tOIll"r su derrotero, para que pu,iiese examinar-o
Ilemprenderdescubrimientos,
Aun suponiendo que lus el consl'jo. Colon satislizo inmediatamente
este pe)¡Ios (lue Colon propone descansasen en meras conjedido. Entonces salió una carabela con el pretestu
. ))turas, ¿por qué se habian de abandonar los que em- ostensible lie llevar víveres alcabodeis!a.
Verdes, pero
.¡pezó el prí.nclp~ Enrique subre,tall sólidos fundameucon instrucciones reservadas para seguir el rumbo inl)tl~S,yprosl~lIIócl)n tan felices al:spíciu~? Lascoronas,
dicado por Colon. [)esde aquellas islas navegó la car.,
"diJO, se ennlJuecen por el comercio, sefortifican con, bela al accidente por algunos días,
tiempo se puso
"las ali~nzas y adquier~n imperios por las conquistas,
tormentoso; y los pilotos, carociendo de celo <¡ue los
"I:as nnras.de una naclOn. no pueden ser siempre uni- estimulase, y no vientlo delante de sí Olas que un jn))Iormes; SIllO que se I'xtlCnden con Sll prosperidad y menso desierto de salvajes y trémulas IIOUd<ls, no tu"fiU opule'ncia.
El Portugal está en paz con todos los vieron valor para continuar. 'fomaronla vuelta del ca"príncipes de Europa. Nada tiene que temer de entrar
bo de las islas Vcnles, y de alii ptlsaron á Lisboa,
I)en grandes empresas; y seria la mayor gloria para rÍLlkulizando el proyecto de Colon, como irraciOl""
l)d valor porlu¡;ués penetrar 105 secretos y horrores
y extra\'agante,
para escusar asi su falta de ánimo.
,¡¡lei Océano, tau formidable para las otras naciones
Colon se indignó justamente
con till infame aten)¡(Iel mundo, Así o.:upado, se libraría del ócio que los tado. El rey Juan, se dice, hubiera queri,lo renovar Iii
lllargos intérvalos de paz engendrall' aqllelmanantial
negociaeion; pero él se negó resueltamente
á ello. Su
ode vicios, ¡'quella lima silenciosa' que poco Ii poco mujer hacia ",lgnn tiempo que Îlabia muerto; el nud ••
odesgasta la fuerza y el valor de las naciones. Era ver- doméstico que le unia ill Portugal, estaba roto; y hsi
»gOllZOSO,a¡¡adia, amenazar el nombre portugués con determiuó abandonar un país dOlllle It!habiJn tratadll
»pelig:ros imaginarios, cnanlio tan illtrépido se había con talllllala fe, y buscar patrocinio en otra pal'le.
l)malllfestallo en acometer los mas tremendos y cierHácia tines. tie USI salió sllcretamente
de Lisboa,
.¡tos. Las ¡¡ralllles allllas estaban f,)fIllaclns para las llevando. consigû á su hijo Diego. La raZOll que d'L
))grandes empresas; y se admit'aba mucho de que un para (¡¡¡ber d<lJ3do el reino con tal misterio,
es que
llp~elado tan religioso corno el obispo de Ceuta se oputemia que se lo impidiese el rer; pero su [lobreza pa))slese á un proyecto, cuyO Último resultado 5ería au- rece que le ocasionó otros moll vos. Mientras t!staba
Ilmen~ar la le ca,tólica y Ilevarla clel UIIO al otro polo, lleno de aquellas especulaciones
que tan granlles bo»~elleJa,ndo glort~ en la nacion po~tupuesil, y dan:lo nelicios babian de producir al gélJero humano,
~U;
)lJmpt!rlO y fama IIIdeleble á sus prmclpes. Y concluía
negocios particulares
queilarou aball,lollaù"s, Podria
J)decl~rando, que annque soldado, se atrevia á prosuponerse,
que hasta esta!>a en peligro de lJue le
llnostu:ar, con voz y espíritu celestiales,
al prillcipe
prendieran
por deudas. Una carta, descubierta
Úllillque acabara aquella empresa, mas relice y duradero
marnente, escrita á Colon algunos años des pues 1101'
¡¡renombre que obtuvo jamás el mas afortullado sooo- el rey de Portugal,
pidiélldolc que volviese á ¡lIpe l,
¡¡rano.» Tal fue el ardi~nle discurso del conJe de Vi- reino, le asegura que JlO se procetlerá á Sll arrè~t"
lIa·Real en pro de los descubrimientos
africanos. Mas cualquiera que 5ed la causa <¡ue conlra él haya pen¡¡fortunado Jwbria sido para Portugal que usara su diente,.
elocuencia en favor de Colon; porque se asegura que
Otro iutérvalo ocurre de cerC.1 de un aÜo, ell I\l
fue recibida con aclamaciones
que disipó todos los cual se ignoran casi todos los movimíentos,de
<':010n.
raciocinios del frio espíritu de Cazadilla, y,que inspi- , Un historiador lIIodllrno de EspaiIa, opina qUtl sali';
1'6 al rey y al consejo nuevo ardor para emprender la sin detenerse para Génova, don,le cree que estaba ['0drcunnavegacion
tie Jos extremos del Africa cu~o sitivamento el a(1Odc lí8ti, cuando repitió en pel'sona
exito fue tan bri"aut~
'
•
una proposicion de la empresa que ya por escrito bahia somt!tido al gobíerno, de 'Iuien fue recibida COli
des precio.
CAPITULO VIII.
La repÚblica de Géllova uo estaba veflladerallltlll te
SAlIO.1DE COI.O~DE POI\Tt:GAL, y SVS I:;ST.\:>iCIAS.í.
orus
en circunstallcias
favorables para elll[lrelllltJr tales
CÓI\TES.
,I
tI en~la. y esproyectos.
Hallábase entonces en ueca
~s ~omunmente
r~put~do Juan Il de ~ortugal por f(uilmat~a por I~s guerras (lue, e~taba s,os~e~lIe~d? ~~1I
prmclpe ¡;¡rande, sabIO é Incapaz de sufl'lr la dominael exterIOr. Cafla, su gran ( eposlto en 1,1Crimea, acacion de mngull cOllsejero. Pero en b lIIllrnorable ne. baba de caer eu lIlanus de los WI'COS, Y su (IabcHolI
Hociacíonde que h;lhlaml)s, no hizo alarde desu ma"estaba á punto de ser arrojaùo d~1 Archipiélago.
Los
Jlanirnidaliacostlll!1hrada
y hubo de escuchar capci3-1 infortunios habianqll~hrantallo
su á!limo; porque ensosyastutosconsPJos,siem[lreopuestosálaver,ladera
Ire las naciones, cumo entre los ,lIllllvltlllOS, es /¡f
pOIí!i,c,a, ~ productivos en este caso de disgustos y energía hija de Iii prosperilklll, ~ en!ernM en I;~sIwr,ls
1ll0rtlhcaclOnes.
Algnnos de entre sus consejeros
adversas, cllando nns se neC6sltarlilll SllS esluerzos.
vien,!o q~e estalla ~llllonarca roc~ sn tisfecho de la d~~ Así, Géllova, desani.mad~, segllll se ~II,liel'e, por sus
termlllaClOn antp.f1or, y que 10llavla le quedaba cierta
reveses, cerró los ordos a ulla proposlclOn (lue lu huinclinacion oeulta por aquella empresa
le su"irieron
biera elendo á décupla esplendidez,
y por la (lue hauna estratajema,
para asegmar toJas s~s ventajas sill bria potlidl) perpetuar el ,101'11110
caduceo tlol comel'c;omprometer la dignidad de la eorona, elltralH!o en cio en las manos Ile J:¡ l~a\Ía ..
,
,.
lor",!ales tratados acerca de un plan que podia ser quiCréese que t.:olotlllevo SUSpl'¡\POSICIOI~es d\\ l.JellomérIco. Le propusiel'oll pues rlneso elltretuvíese á Co. va á Venecia, aUIl(pe esta '?PIlIlO 1110 e~ta apoY,at/a ('II
Ion con razonamientos
equívocos \\n tanto se enviaba
lIingun do.;ume.ntt.> aulénth~o, UI~CSCI'lt'Jr ItaIHII\O dll
reservallamente
Ullbur¡lle en la direccion (lue él había
mucho mérito dICt!, que en VelleCla se Cl)1l3erVll clerl:1
5~iiala,lo, para cer~iorarse del run,lamentt.> que putl'ad~cíon allt,ig~la 'JI,le lo aSI!¡;Ura.
¡¡¡lalle, q~e 1111
diese tener su teorla.
maglstrallo lhstlllgUluo de a(luel~a elu,lad le habla. d,Esta pér'¡¡da illsinuacion
se atribuye á Cazadílla
cho haber visto cuticlH[los illltenores, en lo,>urdu vus
nbispo ci? Ceuta, ¥ cuadra hilm COllla cs'trecha polític~
públicos, allotaciones .le este orl'ecil~licnto de. çol\ll~,
(JlIIl hubIera
qneflllo persLHllliral rey Juan á (lue abany de haberse negado ~n COI~Se?UenCla de la cntlca Sl~
t1l1nilse la espléndida scnda Ile sus llescubrímientos
Ituadon
de Jos negocIOs publlcos. Pem las lar¡.(as e
africanos. El rey, apartÜII<lose desgraciadamente
tie iuvetoradas guerras de \'.!lIecia contra Sil p¡~í.;hacell
~:l acostullll¡r:I,la g'lIlcrosí,lafl, "olllll!llj h ,lebilillaù de improbable este paso. ~heho~ í1l1tl)fI'S C'III1'I"II'llll'1I
¡1I
m
'!
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"IDA Y VUJES DB CRISTÓIlAL C()W~.
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que por es:c tiempo visitó á su anciano pa1re, tomó viaje, fue arrojado por los temporales tan lejos hácia
medidas pilra mejorar su suerte; y habiendo cumpliel :\or Oeste, que el cabo Clear de ll"landa queciaba p
do con los deberes de la piedad fiiial, salió otra vez á al Este suyo. Aun cuando nn fucrte r:euto soplaba á
buscar for cuna en la~ córtes extranjeras.
la slzon del Occidente, estaba la mar en calma: notaDebead"ertirse
que \lO pasan de presunciones tocias I hie 'cnómeno que él utribuia á la existfl1cia d~ ticrras
las circunlaneias,
con las cuales se ha intentado Ile- en 'Icluella direccion.
Pero sil!nlo p á Ílll~mos de
llar el intérvalo que hay desde la salida de Colon de ag03to, temil) la venida del illvierno, ) no qUIso conPortugal á las primeras ncticias que de él tenemos en tinllar este descubrimiento.
España. Tal es la citicultnd de penetrar la parte osFray Juan Perez poseia aqnel cejo de corazon en
cura de su historia, hasta que el esplendor de los des- sus amistades que convierte los bueno, ~ese~s en bUll'
cubrimien tos la inundó c.e luz eterna. l'\o puede ha- nas obras. Persuadido de la alla conVelllenC¡a que recerse mils. que ir de UII hecho aislado tí otro. Que en SUIIava de que ~olon llevase ;í cab() su giga.nlesca emeste tiempo luchó sin cesar con la pobreza, resulta del presa, le ofreCIÓ una buena recomellùaclOn
para la
mal estade en que le elH~cntrall1OS en España: ni es la cór::e, aconsejándoleir
Ile todos modos á ella, y hacer
circunsla¡ cia menos extraordinaria
de su agitada vi· sus proposiciones á Jas soueranos. Era Iray Juan Perez
da, que teilia en c: erto modo que ir pidiendo limosíntjmo amigo de fray 1·'erua!lJo de Talavera, prior del
na dè córteenc6rle,
para ofrecer á sus principes un lIla lasterio del Prado, confesor de la reina, mu~ admundo.
milido en la cOllfianza real. y de mudlO peso en los
ne~;ocios públicos. Para élIc dió tí CololI una carta,
recomendando
altamente el avenlurero y su empresa
al patrocinio de Talavera, é impetrando
su amigable
intercesion para con los reyes. Como la influencia de
CAPITl'LO PRIMERO.
la 1~lesia era ante todas en la córte de Castilla, y Talav,!rn por su empleo de confesor, tenia la mas directa
PIIJ.lŒRA I.I,EGADA DE COf.O:i Á ESI'A~.~.
y franca comunicacion
con la reina, Sl~ esperaba todo
Eli curilso obse~var la primer llegada rIe Colon á de :,us esfuerzos. En el entretanto, fray Juan Perez se
al/uel 'país destinado á ser teatro dc su gloria, y que hiz) cargo del nil¡r de Colon, para manlenerle yeduel habla de hacer tan poderoso con sus descubrimiencarie en el convento. El celo de este digno religioso,
t')3; par'll e en ella notamos Ulla de Jas mas notables
asi encendido, no se resfrió jamás· y ,;uando muchos
iÍ instructil'os
codraste,
de su historia.
añüs despues rodeaban á Colon eu I~s d ias de su glori a
briílantes turbas Ile cortesanos,
prelnrlos y ¡¡¡¡¡sofos,
~a prim 3r huella. que se encuentra suya en España,
esta en la teclaracJOn hecha algunos alIOS despucs de reclamando el honor de haber favorecido sus empresu muertr, con motivo del pleito entre su hijo don Die- sas, volvia él la vista á su vida pas'lcla, y seîialaua á
go :( la co ·ona, por García Fernandez, médico del pe- este modesto sacerdote COIIlOsu IIwjOJ' ymas útil amiqueno PUd'tO ¡le Pillos de Moguer en Andalucia. Me- go. Permaneció Colon en el convcnto hasta la primallia legua, poco Illas Ó nwnos, cerca de Moguer habia
vela de i486, cuando llegó la córte á Córdoba, donde
y se conSlrva aun, un antiguo convento de frai/es
los soberanos pensabó1n reunir sus tropas, y hacer los
francÎ:;cos, de la advocacion rie Santa Maria de la Rá- pnparativos
para una campalla contra el reino morisbida. Sefpn el testimonÍlI del fisico, llegó un
á las co de Granada. Llena el alma de risueñas esperanzas
puertas dd cOUl'ento un extraojero á pié, con un ni· y (dentado con la seguridad de consquir
pronlo au¡lO,. p.ara quien pi.'Hó al Fartera pan y ag~a. En tanto
diencia por medio cie I'ray Fernanllo de Talavera, se
reclbla es ~e humilde refresco,
el guarchan del condef pidió Colon del digno guardiall de 'a R:íbida, y de"ento, fra {Juan Perez de Marcl/cna, pasó casua/men·
jándolc su hijo, salió lllborozado para la córte de Caste por allí, notó con admiracionla presencia de aquel
tilla.
hombre, (ntabló eonversacion con él, y no tardó ùn
CAPITCLO II.
enterarse de las particulólI'ic1ades de su vida. Este extranJero era Cojan con su hijo Diego. No aparece de
CARACTERES DE FER~A:-¡DO y DE ISABEl ••
dónde ver ia; pero que estaba en circunstancias
indi(t48G. )
gentes, Sf: echa dll ver por su mod,) de viajar. Iba entonces á II vecina ciudad de Huelva en busca de un
LA primera época en que Cololl buscó su fortuna en
cuilado S'IYO.
ESluña, coincide con uno tie los períodos lIl'jS brillanEra el vùardian un hombre de "astos conocimientes de esta monarquia.
La union de los J'einos de Aratos. Quiz:, por estill' tan cerca de Palos, cuyos vecinos
gO'1 y Castilla, parei casamienlo de sus príncipes Fersecontaban
entre los mas audaces navegantes de Esnllldo é Isabel, habia consolidado el poder cristiano
pail~, l)¡jbi.aa~quir¡d? al8unos conocimientos en geoen la Península, y p\lesto fin á los feu(b~ internos, que
grafm y nautIca. Le mteresó mucho la conversacion
tall to tiempo habiall despedazado la nacían, y asegude Colon, y le sorprendió la grandeza de sus miras.
rado el dominio de los IIllilsumanes. La eutcra fuerza
Fue singL lar ocurrencia
para la vida monótona del de Esparw iba á emprender la caballer,)sa y noble eonclaustro, 'lile un homhre de tan insólito carácter
y qu,sla mahometana.
Los moros que al¡;un dia se derentregado á tan e:.lraortlinaria
empresa, llamase á' là r¡\I'lUrOn comouua inundacion portada la Peníusula,
portería del COll\'ento para pedir pan v i1"ua. Le detueslahan va reducidos á los lindes monlailOsos del reino
'·0 el gu.al dian como su Imésped,
y poc~ confiado en de Gl'an:~t1a. Las armas de Fernando lIlarchaban por
su propIO saber, mandó I!amar á un médico de Palos
un'l seulla no interrumpida
de ldunfos, estrcchando
llamado García Hernandez,
que es á quien debemo~
c<lda vez mas los límites de aquel fiero puehlo. Bajo
estos curiOSOs datos. Fernandezscadmlró
tambien de Esi.os soueranos priucipiaron los pequI'IlOs y divididos
I~ apari~l'cia '! cOIl\'~rsacion
ciel extranjero.
SuceESlados espailOles ¡Í obrar como llna sola nacion, y á
dlcron a 3sta entrensta
muelJas disclisiones
en el alcanzar la eminencia en las artes, la mismo que en las
cOllv~nto .y el proyecto de Colon se trútaba en aque.
an;l::Js. Fernando é Isabel se dijo que no vivian junlias sllene lOsas claustros con la deferencia que habia
t05 como consortes,
cuyos estallas cru n comunes, s:huscad.o rn vano entre el bullicio y pretensiones
de no como dos monarcas estrictamente
aliados. Teni~n
los saLIOS de córte y de Jas liIósofos. Tamllien sc reuseparados derechos <Í la soberania,
en virtud de sus
nieroll.emre los mJrin~ros veteranos de Palos algunas
respectivos
reinos; juntahan diferentes
consejos y
sugestlon 's que p1rel~Ian corroborar S\l teoría. l'n tal ejercian separarlos con frecuencia en lejanas partes del
Pedro Vellseo? an,;i::no ~. experimentad.o
piloto, afir- iml)erio carla lino su autoridad renl. Pero se Iwllaban
maba (In(- (relllta HilOS rntes, en el discurso de Ull tal. felizment~ unitlos por miras ti intereses COllilllle~,
LI BRO II.
wa
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i~
BIBLIOTECA
DIi GASPAR
Ypor una grande y mútua deferencia, que esta doble
llllministracion jamás impidió la unidad de los desiglIios ni de las acciones. Los actos todos de la soberanía se ejecutaban en ambos nombres: todos losdocumentos públicos estaban suscritos con ambas lirmas:
susbust08, ambos estampados en la monerta; l'el sello
real presentaba Jas armas unidas de Castillo y Aragoo.
Fernando era de mediana estatura, bien proporcionado, y recio, y activo en los ejercicios atléticos, su
porte Iiure, desembarazado y magestuoso. Su Û'ente
despejada y serena parecia aun mas espaciosa por la
escasez de Jus caqellos. Las cejas eran anchas y parti•las, y de un castailO claro, como el {lelo. Los ojos
briJIantes y animados, el cutis algo rOJo, Yquemado
con las fatigas de la guerra; la boca moderada, de
buena forma y agraclable expresion; los dientes blan(;os, aunque pequeilOs é irregulares; Ja voz aguda; Ja
eonversacion fácil 'i rápida. Su entendimiento claro
y comprensi vo; Siljuicio grave y seguro. Era sencillo
en los alimentos y ropas;de g¡mio igual, d.;voto en Ja
religion, 'i tan infatigable en los negocios, que se deda de él que descansaba trabajando. Era sin igual en
Fernando el Católico.
tencias berheriscas. Un nuevo mundo le dió Colon por
¡¡usdescu~rimie~los, y sin el mas mínif!lo coste; rues
que Jos dlspendlOs de fa emp.resa los IlIzo excl~slvamentesu consorte Isabel. AbrIgaba, desde los pnmeros
dias de su reinado, tres pensamientos que con siguió.ver realizados, obteuiendo de Inocencio VIIel trnta~lento de magestall católica. Eran estùs tres pensaJment~s : la conquista de los moros, In expulsion de
lus JUdIOS,y el establecimiento de Ja inquisicion eo
¡¡USdominios.
Los escritores contemporáneos han descrito á Isa·
bel ~on entusiasmo, y el tiempo ha sanciùnado sus
elogIos, dándollOs ell ella uno de los mas bellos y puros ~aracteres de ]a historia. Era bien formada, de
mediana estatura, con mucha dignidnd y gracia,
gravedad y dulzura en sus modales. nlanca de cutis,
y de cabellos rubios tirando á rojos; los ojos azules,
claros y de benignaexpresion. Lucia una singular modestia en su semblante, emtJelleciéndose con ella su
extraordinaria fortaleza de ánimo, y firmeza en los
proyectos. Aunque l"uertemente ligada á sn marido, y
iiolicila de su fama, mantenia siempre aparte sus derccllos COIllOuna princesa a liada. Le escedia adelllas
en hermosura, en dignidad personal, en agudeza de
ingenio, y en grandeza de alma. Combinando las ac- I
thas cualidades yresolucion del hombre con los blan-
,
ROlG.
la ciencia de los gabinetes, y so reputaba grande observador y conocedor de los hombres. Tal es el retralo
que de él hacen los hístoriadoresesplIñoles de su tiem·
po. Aîiadcn, empero, que era tan avisado ~omo religioso; ambicioso, antes sagaz que magnámmo; que
guerreaba mas como príncipe que como soldado, !
menos por gloria que por interés; y que era su POIi~ICll fda calculadora é interesada. L1alllábanle el sabu)
y el p~udente en España, en Italia el pio; en Francia
ycn Inglaterra el pérlid.o y el ambicioso...
Al dar su pintura qUIzá no parecerá Im~e.rlII,lente
bosquejar la suerte de un monarca cuya pohtrc~ mOu•
yó tanto en la historia de Colon, ~ en el destmo del
Nuevo-Mundo. Un éxito feliz corouó todas sus empresas. Aunque hijo menor, ascendió al trono por herencia, obtuvo el de C.1stilla por enlace; los de Granada 'f
Nápoles por conquista; y se apoderó de Jl!avarra; como 'perteneciente á quien tomara poseslOn de ella,
cuando el papaJu!io II excomul.góa sus soberanos}uan
y Catalina, y dió el cetro al prImero que le emp.ul!ase·
Envió sus fuerzas aJ Africa, 'i subyugó ó redllJo ,( vasallnje CI Túnez, Trípoli, Argel, y las lilas de l,,, "'>-
I
Isabel \a Católica.
dos sentimientos de su sexo, se mezclaba en los consrjos militares de su esposo, entraba p'ersonalment9
ensus empresas, y á veces.despl~gaba aun mayot: vigor que el rey, y mayor mtrepldez en las medIdas
árduas; y hallándose inspirada del amor de la verda·
dera gloria, solia infundir tambien mas noble )' generosa tendencia ensu calculadora política. Peroen la
historia civil de su reinado es donde especialmente
brilla el ilustre carácter de Isabel. El mas vehemente
anhelo de su ccrazon era remediar los males de su
país; por eso se comlJlacia en reformar las leyes con
arreglu á los preceptos de la justicia, y de ]a conveniencia pública. AmDha a su pueblo, y dedicándose
diligentemente á su bienestar, mitigaba en lo t1abl&
las llsperas medidas de su marido, dirigidas al mismo
fin, pero guiadas pur un lIIal entendido celo. Así,
auuque estremada en su piedad, y sometida al dictámen de sus confesores hasta en los negocios del
todo temporales, todavia rehusaba darasensoácuantas resoluciones tuviesen flor objeto extender la reli·
gion por medios violentos. Se opuso enérgicamenteá
la expulsion de los judíos, y al establecimiento de la
inqulsicion: si desafortunadamente para España y para
la causade lacivilizacion ,triunfarol'llos confesore~, no
culpemo;: á la reina sino á la época en que vÍ\'ió. Era
siempre abogada de clemencia para los moros, ·~un·
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\'ltl,\
Y VI\JE~ 011: catsTOOU. COlll:'!.
lJue era el ulma l\e la guerra contra GraIHula. Consideraua la gue.'ra eSllncial para p~oteger la fc cri.Liana y
librar:i sus s(¡hditos de l,ln ICrocl's y formidables enemigos. Tud,)ssus pensamienlos
y a;:los pÚhlicus eran
régios y au ~u,tlIS; sus eostumul'l's
prt'\Hlas, sencilias, frugal,'s y sin ostent¡,cion.
En los intérvalos tie
Jos negocios de Estado jl.utaba alrededorl suyo los
homures Illas eminentes en cienrias y literutura,
y
se dirigía I' 11' sns consejos ell la promocioll Je lus artl!S y las letras. Por su pat:ocilliu subió Salamanca á
Ja ¡¡Itur;¡ ljl Il Hegli á obtener entre lag institucionl's
tloctas de i '1uel siglo. Fa,~ilitaha la tlistrihuciOIl de
honores y I,rernios á Jos !Jill' propagahan los conociIl~ientos; protegía tall auie:l,ltneule
oí la imprenta que
los lihros S'l adnlitian sin pagar d~recho alguno; Y
aun se dice, que en aquel telllprano periorlo del nrte
se imprimiilnnH's
ne 1'1105en Espaoa, que en épocas
Pll.teriores,
Es admilable la inlima depellllencia que la felicielad de las r a;:iones tiene á veces de las "irLudes de
ciertos indidduos,
y cómllles es ùaGo á los grandes
espiritus, coml>Íllando, excitando y dirigiendO la inuata ellergía de los puehlos, illl'eslirlos de su propia
grandeza. Tales seres son la personificacion
de lagloria que velan por la conservacion de las naciones. Tal
fue el priucipe Enrique para Portugal, y tal para Esp:Ûia la ilustre Isnbe1.
t7
reinldo,
al menos mientras ,1U1'aron las ¡::uerr;ls lIe
los 11101'05. La córle no cesaba de n1urck,r de un lugar
para otro, segun las exigeucias tld momento. Los S13uera!lOs estaban,
ó Ilicn viujandu ó acampadus; ,'1
l'ual,do tenian algun iutérvalo d", reposu ,"n !lledlo
Je ks trabajos Je la guerra, le al'hl:ab:~n a Iwee,r las
mon li,:aCÎoucs v reformas 'lue quenan mtroduClr en
sus lorninios ....
, .
Elltreganos á t.an exigentes npgoclOs de domestIca
é illloediata importancia,
y ~an graves para elwsoro,
no (S de admirar que tU\'Jesen los 1Il0,na:cas poco
tierr.po prlfa atender á,plalle~de Ilesc~hrJIIl1entosquo
reql eriallmucha
conslderac¡on,
p.edJan grilml!'s g:IStos, y estaban ¡;ene~'ahllente consl~ler;¡llllS 1'(1111~'
ellsueilos Ile un cntuslilsta. Es toda"l;l Ill.UYcuestlonahie! i llegó la instancia de Colnn ú sus ouJus eu J1IU;-!1l1
tiCir.pO. El que debia ser su apoyn, FCl'IIan,r\n de I alavc"a, le era contrarío,
estaha lleno ta!lIll1p.n de negoci.)s militares, y ausellte con frecuenCIi~;.n ,las campail::s, como uno de los conseJeros ecleslasl1cos lJue
rodeaban tí la rein~l en aquella Ilamillla guerra san~a.
El verallo y otono dI' 1486, periodo Ile la campana
y ocupaciones indicadas, pe~ma.neció Colon l'n Córdab". Se mantenia, parece~ dibUjando. mapas~ y cartas
con;i1 confianza de (lue el tlCmpo y lu mdustr!a le pr?porcionarian
creyentes y amigos de~~l1ut'ncJa. Teilla
allenas que habérselas con la estup"le7. ,I e unos '!
con el orgullo de otros, obstáculos que halla sielllpre
al p, so el talento en la c'.Írte. I'ero su temperamento,
CAPITULO
naturalmente
enérgico Y sanguíneo,
y su mucho euI'ROrOSlClO:'iESD~:C01.O:'l.í. LA cúnn: DE CASTILLA.
tusiasmo, le sacaban victorioso rie tOlla s las pruebas.
Tambien poseia una dignidad ,le lIlod~les y un calor,
LLI::GÓColon á Córdoba á principios de f18G. No verdad Y síncerida,l en sus palahras, qne grallllalt..,n solo le ~alieron fallidas sus esperanzas de inmemente le ganaron algunosallligos.
lJne,delosmasÚti·
diato patrociuio, sino que ni aun sirluiern pudo con- I(~sf;.le Alonso de Quintanilla,
contadoI'ma~'ordeCus5cguir una auJiencia. Fray Fernando de Talavera, en tilla, que se dice ljue le redbió en su~asa , y llegó á
vez Je entrar en sus intereses por la recomendacion
ser:lfI ardiente defellsor de su leorÍa. Entró tambien
de fray Juur l'ere7. de Marchena, miraba su plan co- en I' ~Iaciones con dos personajes 'lue ¡¡Jlrnzaron ::1'mo extravaf;ante é imposible. El dêhil inllujo con que dienLementc sn causa: era el uno Antonio Geraldini,
contaba pal a ohtener buell éxito en la córte y el hu- nun.;in pontiHcio , y el otro su hermano AIt'jandro
milde traje.m que su pohwza le obligaba Ii presentarGer:.hlini, preceptor Ile los hijos menores de Fernanse, formaba <Iun extrailO contraste á los ojos Ile los 1'01'- do é Isahel. COll la ayuda de estos logr,) \'er al ('éleure
tesanos, Call la magnificencia
de sus especulaciones.
Pedlo Gon7.alez de Menlloza, arzobispo de Toledo, )'
« Porque cr¡ extranjero,
,Hee Ol'iedo, y vestido de grar car,lenal ne Espniía.
"poures 1'01as, siu fIIUS crédito qlle la carLa de un
Ela este un personaje de imporlancia que los rc)'es
"rranciscan l, no le creian ni dauan oidos á sus pala- le tenian siempre iÍ su Jallu: él eril su '~onsl'j()ro en la
"uras; lo qu ~le atormental:a
mucho la imaginacion.»
paz, y él los acompaÎ1aiJa en !a guerra. I't'dro MÚrLir
El tiempo fI le consumió Colon, asi Jespreciado
Cilla le lIómaha donosamcnte
el tercer rey de Espalirl. Era
córte espaÎ1llla, ha ocasionado mucha ;lllimad,·ersion.
varon de claro entendimiento,
elocucnte,
juicioso,
Pero es just:> tambit~n recordar el estado de los sohe- y de mucha vive7.a y capacitla,l para los negocios;
rllno~ ~II lJ( ueH., coyunl~II'¡¡, eiertllrnenLe la menos
grandioso,
pero nfaule y '¡~Ice en Sil trato. Aunque
propIcIa par a sus pretenSIOnes, La guerra de Granada
escolástico elegante,
carcclu el c:\rde-Ial COlllOoLros
estaba ell plella actividad,
y el rey y la reina perso-I
homJres doctos de sus tiempos, de extensos conociIlalmente o,'upados en sus campa¡ias, Cualldo Hegli mielltos coslllográticos,
y era tenaz a(lemas, respecto
COIOll, era la córte un campo mditar. Los rivales re- á los escrÍlpul,¡s religiosos. Cuanllo oyÓ por la primera
YCS/lloros de Granada, Muley Boabdil el till, l/amado
vez hacer mérito dllla teoría de Colon, creyó que elle! Zagal, y Ilahomet Boabdil el sobrino, dicho tamvoll'ia opiniones heterodoxas é incompatibles
con I a
hleu el r,ey Chiquito, acrlbaba de formar ulla coalieion I forma de la tierra, segull está descrita cn las Sagrlld~~
qU,e p,edla pl'ol~tas ,Yvigoro,~s f!I~didas de par.te de los I l~,saitllras. Pill'O otras explicaciones
mas extensas t uprlllClpeS lit, Castlil,l. A prmclplos de la pnmavel'a . Vler(,n peso para con un homhre de tau velo7. comrnarci16 el rt'Y,á sitiar la ciudad mora de f.oja; yauupren;ion y J,~ tan sdnojllic.io. Percibió, pues, que no
que permalwcló en Córdoba la "cina, esLaba continuapodia ser irreligioso el intentar la dilalacion (klns Iimellte e~pl'!ana en reunir tropas y vi"eres !Jlle mall- mite; de los hUlllanos cOl/ocimientos,
v el (luerfrcerdnr ~I ?jére;fo,.y
atendlCndo nI ¡I/isOlo Iiefllpo :i Los l' cior: l'se de las obras de la aellcio.l:
Ulla l'e7. n pacimu!tlph~adas eXlgen;-ias del gohierno civil. En 12 de gnados sus escrúpulos,
dió á Colon atento y cortés
Jun~o.sahó ella ~amhll!n para los reid,'s, el/Lonces en ' recibimiento.
el SitIO .de M )cJm, y ambos soh'lI,lIllls permanecieron
Cc I1ucien do esle la im [)Orta ncia lie su oyente, ~e esalgun tICIllP'1 en la vega .te Granada, con tilluan:1o vi- fol'z{ ell co Il\'encerle. EscllclmlJa el csclarecido cargorosamentc
la ,guer,ra, Apcnas /¡:I~ia vueltoá Córdoba
dena COli a tcncion profunlla;
y vió la grande7a del
a celeb~ar sus vlctorJ;¡~ell,n reF:fJ~:jJl¡SpÚlJlicus,cuandesiplio,
y sinti6 la fuerza de los argumentos.
Tamdo t.l~vleron qur. parLJr a G;¡IIl~'a para apaci::war la bien le agra lió el aspecto 1I0ule y ferviente de ColaD,
~eb,eJlOlI de! ;onde de L~mo;;. D~ ¡¡IIi fllCI~OIliÍ pas¡w' el y se 'lizo de ulla vcz Sll Útil y firme alllig'j. La l'epre1Il~lCrnO á S~J~manca. Esta suclnla resellil de la vida sentncioll de I gran eardellalle procuró una aUlliencia
a¡';ltada de fernando é l~ab,·llln el primer ailO de la de Ill:; soIJera IIIJS. Apareció delante de ellos con 11I0llegada de C.,lon C5 sufil'leIlte parn dar lIlIa idea Jesu
de~LI, pero sin rhatiruicuto¡
porque se creía, fe/tun
I
m.
I
I
I
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tS
DI8LIOTIlCA DII
declaró despues ell sus cal'las, un instrumento puesto
en las I!lan.os tiel Todopt)deroso para cumplir sus altos deslglllOs.
Fernando conocia demasiado ú los hombres, pam
no apreciar el carácter de Colon. Percibió desde Juego qu~ por atrevidos que fuesen sus pro~eclos, y por
magníficas que fuesen sus teorlas, estribaba el plan
en fundamentos científicos y prácticos. La posibihdad
de hacer descubrimientos
mas importantes aun qùe
los que habian engrandecido
al Portugal alhagó su
amblcion. Se mantuvo, sin embargo, como la tenia
d~ costuml>re, fria y cauteloso, y resolvió oil' Ja opilUau de los homhres mas sauios. dlJ] reino, antes de
adoptar una resûlucion definitiva. l\dirió consiguien.
temente el negocio á Fernando de Talavera, mandándole Juntar en asaml>lea los astrónomos y cosmógrafos
lilas eütendidos de Espaiia, para que tuviesen uua
conferencia COll COhUI, examinasen las bases de su
teoría! ~onsultasen despues entle ellos y expusiesen
su o(ll/llOn.
CAPITULO IV.
COLO:<l
A:<lTEEL CO:-¡SEJO
DE SALAMANC.\.
GAiI'AR
Y ROIG.
el antiguo salan del convento entall memorable conferencia! j Un simple marinero levantando la vo~ lin
meùio ùe aquel imponente concurso dlJ profesores,
religiosos y dignatarios eclesiásticos, sustenlando con
natural elocuencia su teoria, y defendiendo, por deèirlo así, la causa del nuevo mundo! Oicese que al
empezar su discurso, todos dejaron de prestarle aten·
cion menos los frailes de san Estéban, por poseer aquel
convento mas conoeimiento~ cienti/icos que elreslo
de la universidad.
Los maS rudos ó mas fanáticos se
habianatrincheradoen
estear¡;¡umento, que, ¿des[lues
que tantos y tan profundos filósofos y cosmógrafos
habian estudiado la forma del mundo, y tan hábiles
marinos navegado sus mares ¡nI' millares de años,
habia veuido á ocur/'Írsele á un oscuro aventurero
suponer que le es taba á él reservado el hacer aun vastos descubrimientos?
Muchas rie las objeci~nes y rGparos puestos por aquella docta COrpOrllQlOn, han
llegado hasta nosotros, y excitado mas de una, sonrisa á expensas de la universidad dlt Salamanca. Pero
no debemos juzga\' á los miembros de aquel instituto
sin tener muy presente la época en que vivieron. Vaganllo los hombres en un laberinto de controversias
E:'Ila ciudad de Salamanca fue donde se celebró la sutiles, habian retr09radado en su carrera y retrocein teresante conferencia sobre la proposicion de Colon. dido de la línea Iinlltroftl del antiguo saber. Asi al
lIospedó~e Colon en el c(,nvenlo.de dominicos de san iniciarse la discu5ion sa vió Colon atacado, no por
Estéban, donde fue dignamente tratado, yen el m:sprincipios geográ/icos, sino por abstracciones ,citas y
ma edilkio tUI'O Jugal' el famoso exámen.
ólrguluentos de varios e~crilores sagrarlos. Se mezclaLa religion y la ciencia estaban en aquella época,
ban los sistemas de las diferentes escuelas con las dissobre todo ell EspaiJ:l, íntimamente unidas. Existian
cusiones !ilosóJicas; y seconceùian las demostraci.)ll~s
los tesl)ros jel saber casi exclusivamente en los cláusgeométricas tan solo cuando nose oponian lasinterpretros de los monasterios.
El dominio del clero se ex- tacionesde lostextosqllesecitaban.
Así, la posibilidad
tendia al Estado, la mismo que á la Iglesia, y los em- de los antípodas eu el hemisferio del Sur, opinion tan
pleas de honor y de influjo de la córle se conliaban
~ener~hnenteadmitidaporlosûlósofosmassabiosdela
casi tallo:;, á los eclesiásticos y á la noble:La hereditaantigüedad, que la nombró Plinio on la ~rall disputa
ria. Frecuentemente
se "eim cubiertos con los arreos
entre doctos é ignorantes, fue la mayor dificultad que
lliilitares, á los que SlJhallaban investi,los con las pri- presentaron muchos letrados de Salamanca.l'lo
faltó
meras dignidades de la Iglesia. Aqnella edad se disquien contradijo las b.lses de la teoría de Colon, con
tinguia por el renacimiento lie las letras, y mas aun citas de Lactancia y de san Agustin, consilhlra.da~ casi
por la preponderaucia
del celo religioso; y España
como autoridad evangélica.
sobrepujaba á todas las naeiunes Ile la cristiandad en
El pasaje citaùo de Lactancio para refutar ti Colon
el fervor de su fe. La inqllisicion acababa de estable·
es un conjunto de amargas invectivas, poco dignJs do
cerse en el reino, y eran temibles sus fallos para tan grave teólogo. « ¿ Hallrá al~uno .tan necio, pro-o
cuantos manifestallan opiniones de cualquier modo ¡¡gunta, que crea que hay antípodas con los piis
heterodoxas·.
))opuestos Ii los nuestros; gente que lIIula con los taCon estas ligeras pincelanas dpjamos descrita la vlones hácia arriba y la cabeza colgando? ¿Qué hay
época en que UIl CUNscjo de sallios eclesiásticos se uuna parte del mundo en que todas las cosas estin al
juntó en el colegio y convento de san Estéban para ))revés, donde los árboles crecen con las ramas ltácÏ:l.
examinar Jas nuevas teorías de (:;"'¡on. Fo:mabanla
))abajo, y á donde llueve, graniza y uieva hácia arrinsamulea profesores de astrunomía, geografía, mate- ¡)ba? La idea de la redondez de la tierra, aliade, fue
máticus y otros ramos de ciencias, varios dignatarios
¡)Ia causa de inventar esta fábula ùe los antípodas con
de la Iglesia, y muchos doctos religiosos. Delante de >¡Jos talones por el viento; porque los filósofos que
esta erudita sociedad se presentó Colon á establecer y >>una vez han errado, mantienen sus absurdos, dedefender s.lIS conclusiones.
Las gentes vulgares é ¡¡fendíéadolos unos con otros. ¡) Mas graves dificultaignorantes le habian escarnecido, y mofáJose de sus des se produjeron con la autoridad de san Agustin,
proyectlls; pero él estalla penetrallo de que como 10- acerca de si la doctrina de los antípodas es compatigrase hacerse oil' tie una corporacioll cienli/ica, esta ble con las bases históricas de nuestra fe; pues que
le haria justieia, dando crédIto á sus proyectos cali- asegurar que habia habitantes en el lado opuesto del
ticados, por el miga nocio, de insensatos.
globo, seria mantener la existencia de naciones no
La pluralidad de los vocales estaLa probablemente
descendillas de A(~an, sienllo imposibl.e hailer pasado
preocupada contra él, como suelen los altos empleael intespuesto Oceano. Esto eqUlvaldna parla tantoá
dos y funcionarios contra los pretellllientes
pobres.
desmentir á la Biblia qUJ asienta explícitamente,
qUQ
Hav tambien cierta tendencia ¡í considerar al hombre
toda la familia humana desciende de un m¡';mo padre,
Ú q'uien se examina,
cailla una especie de delincuenTales argumentos, que ciertamente tenian nns d.1l
te ó impostur, cuyas faltas lÍ errores van á descubrirpiadoso~ 9ue de cien1i/icos,. tuvo Colon que.combatlr
se para hacerlos pÍllllicos. Colon apareció, ademos,
al prin~l~lO de la conferenc,llI: A la ma~ senC/lta de s~s
bajo los peores ausph:ios delante de aquel cnerpo es- propOSICIones, ~a forma esfenca ¡le I~ tl~rra, le op~~lecolástico: é¡ era un marino extranjero y desconocido,
ron interpretacIOnes de text{)s dela Escl'ltura. ArgUlan
que no pertenecia á ninguna corporacion literaria y quesediceen 10sSalmos,qlleestán
los cielos 8xteno.lidos
que carecia de los medios necesarios para ostentar ese como un cuero; esto es, segun ]05 comentadores, ·30mo
lujo y boato que dan á veces autoridad:i la estu[lidez.
la cortina ó cubierta de una tienda de campaña, que
Muchos vocales le tenian pIll' UII aventurero, ó cuan- elltre las antiguas naciones pastorales se form.¡ha de
do mas por un vi:;ionario; y otros se sentian pretlispieles de animales; y a¡ladian, que S. Püblo,en su ellispuestos contra toda innovacion de la') doctrinas esta- tlllaálos hebreos, compara los cielos á un l:1bernáeulo ó
bleeidas. i\Jlle ar1mir;¡blc espectáculo deh:6presentar
tienJa extendilla sobre la tierru. de donllc inferian quo
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\'111,\ V "IAl!;S
un
Ilch~ri" sel esta pl:mn. Co,m, que era sinceramente
crisLiano ,emió ser acusado uo ya de error, sino de
heterodoxi,l. Otros mas versados en las cieucias, ,1l1miliaula f( l'ma globular en la tierra, y la puslbilidad
rie uu hem sf'~rio opuesto hubitablr.; pr.ro renovaban
la quimera le los antiguos l11anlr.nielldo que seria illlposihle Ilt'~ar Ú él, en COlls~cuencia del calor insoflortablr. de la zona tórrida. '\1m concediendo
que esta
pudiese pal,urse, sosteniall que ntendiendoá In inmen·
sa circullfl're,ncia de la tierra serianuecr.sarios
lo menos tres aïl JS para el viaJe; y los que lo emprendieaall
perecerian de sed y Ile h:llnhre, por la illlposibilid:ul
d~ lIevur vÍl eres para laular¡;a jumada. Se Il' dijo, COll
la autorida ,lllr. Epicuro, qlle admitiendo que la tierra
fuese esfér ca, solo 1'.1h(',m:sft~l'io del ~ortc era hahilahie y qlln wlo él estaha cubierto por jos ciclos; qun
la o'trn mit; d ~r,1 Ull caos, un ¡{olfuó un mero desierto de agua~. Ni fue Ull;¡ (k hIS ohjeciones menos absurdas (jut' le pusieron, Il de (lllC, aun suponiendo
que el baje llegase por ar uel camino Ú Jas extremidades Ile h Indin, nunca podria vulver; porque la
convexidad dr.1globo le pondria deJunte una altura tal
ljue haria ¡'npo~i~le el regreso ,aun cuando èl vielll,)
110 rue:;c cc IItrano.
lié aflui :.I"unos ejemplos tie los errores y preocurariolles, (el compuesto de ignorancia y de cieuci:l,
y Ile la peda ltesea pr'esuneioll con que Se viú precisado
á ludJUr Colon durante el c'x;írnell de su teoria, ¿Cómo
poùemos a(,mirarnos de las dificultades
y dilaciones
que sufria (lilas córlcs, cuaudo I¡¡¡~ta Jos siluios do las
universida( es eslaban tan atrasadu~? No supongamos
empero, ql e porque las 01jecio~cs que .Mjui se cirau,
SOli lus sulas que quC(L,n, sena u las unicus que le
pusieron:
lslas ~r. han p,~rpctllado por su souresafiente esllll i.lez. Es probaLltl (jUCpocos pondrían ta les
rcparos, y ,aldrian eslos de pl'rsonas cntn'gad¡ls ¡\ e~'
tudius leolégicus, relirada"en
SilS cl;iusfros doude n,
tellllrian ocnsion dn rcdificar pOI' la experÎllncia dIll
siglo, las ojli IIiones t'rrúll( as dB los Iihl'us. Es de prc·
sumir (PW ,e ha¡nn hcch" fltras objeciolies mas razo·
nables y IlIn; di¡.;nas de la illtstracioll espailtJla de aquel
siglu, repl'e:;en tada por los sabíos de Sal;lInallca. y (leue
talTlbien aii; (!irse en justiria, flue Ins n;plicas de CO/Ult
tuvieron gr tilde peso para con muchos dI' sus examinadores. Ell respuesta á las objeciones fundadas ell
la Escritur:' dijo: <¡ue los Î:Jspiraùos autores ¡j que se
rderi:lll, no hahlahan técr icanwntn corno cusIllúgra·
filS, sino fig I!':\(lamenle, yc nlnnguajc dirigido á tudas
Ins comprelsiolles.
Los cOlIlPlIlarius tic los Padres
lo~ .trató co I la deferencia flue se debe¡j piadosas humllIas; l'pre no COIllOproposiciolJl's fi/oslÍlica, qne era
preciso ú admitir (j nl'gar. A los reparos sacados tic
los lil<Ísofos antiguos respo/l<1ió osada v hábilmente (,il
~érmin,os i¡.:uales, como quien eslá ·profulld,nllf~nttl
Inslruldo ell to,los los pl1n~os de la cosmo'"'rafia. Ilemf)~tró qun I.\~ lIlas ,distinguidos
ùe nquellos sabias
crelan qunl aIJl;' habitantes en uno v otro helllisreriu
aun cuando supusiesen ljue la zon:í t6rrida hacia ilIl:
posible la cOlllunicaciou cutre alllbos: dilkultad flue
él zallJUhn colJcluyellt.emente,
porque Inbienrfo estadu
en ~all JO,r~e de la h!lIIa cr (;uilltla, casi bajo la Iillca
c(ll11nocclal, b:lbla VIStOqU!~a(jue/la rcgionllo era so'o
ntra\'esable,
~"IO abuntlante en gentes, frutos y pastos. CI~and(, Culo!! se prcsl!nt6 ante el docto colegio,
!lO teilla otn arar.!e!~c¡;,1 (Ine la d,e un selld/lo y simple
navegante,
algo IntJ~lltlild~l 'I'nzá por la gr:t1ldeza de
su obra, y Ii augusta Hl vesl,dllra desu auditorio, Pero
P?seia cierto fondo de senlimi?nlos
religiosos, que le
d!eron coullnnza en la I'Jel~UCJOIlde su grallile oura,
sIC.ndo uno je aque/lo~ telllperamrnt.os
ardientes que
s,e lIlnaman por la aeclf~n de su propio fuego. Las Ca.
sas, yotroscontelllporane1s,
h:tu hahlndo de su ¡1Ilpouente pre,encia, de sn elul'atlocontinente
de su airl'
de autorida~, de su animada vista y rie las'persunsi~
vas en tOl1aClOneS de su \'OZ j Cuúnl a llIagl'starl y fucr,
I
f~
CRlS~ ÓIlAL CULO:;,
za debieron adqn¡nr sus pnlahrll~, cllondo nrroJan¡]o
los mapas y olvilUl1llose por Ull inslantJ de su ciencia
geo,!rit!ica, innamado su únimo sublime, al oil' lilS
obje cione~ doctrinurias de sus UP(Jlll'll '.es, les sa/i6 ~I
ellclCntro con frxto~ rlr. la Eseritura , y CO:Iaquellas
pretlic:ciones misteriosas
de los profetas, que en su
entminsmo considerabn como anuncios de Jos grandiosos llescubríentos
qur. proponia!
Entre muchos á quielles r:onl'encil'rOIJ lus racíocinios ,é illllamó la r.locunncia de (:olon, se menciona
Diego de Dezn, digno y doclo religioso del úrdl!n de
Salho Domingo, entonces catédratico :le Ic%gia del
con ,'cnto de San Estéban, y despucs nrzohi,plI dn
Sel' lin. Esle erudito sacerdote poseía Ull enteJl(linlil'nto liure de preocupaciones
y sutilezns '~scolásticas, y
arr¡:ciaha la sabiduría, aunque no se cncubriese LaJO
e b l'l'etc doctoral. No fue por cOllsigt: iente espectador lusil'o de estn conferencia;
sino que tllnHlhdo 1111
gen,!roso intcrés en la causa rie Colon, y favorcciéndola cou tollo su innujo, sosegó el :ínimo alborotado
de s 1S fanáticos compaÏleros,
y puùo cor.seguirle lIna
tranquila,
ya que no ulla imparcial aIHlie/Jcia. COli
sus unidos esfuerzos se dice que atraj~roll á su opinioI ;í los hombrns mas profunùos de JHS l'scuda;.
DifHI fue conciliar el l'Inn de Colon ,~on ln COSIiIOgrafla rie Ptolollleo, tnu importnnte
para todos los
~sce,lares. j Cuán sorprendil.lo hul!iera (Iuedadu cImas
lIllellgente de aquellos S'tblOs, SI alguien le hubiese
dicho que ya exist.~a.Copérnico,
el !J'ombre cuyo sistem1.solar
de,slruma la granlle obra de Ptolomeo,
que frJaba la tierra en el r.entro del universo !
E'1 esta erudita corporacion,
que miraha con desprecio las proposiciones
de un extrnnjero pobre y des·
conllc~(lo, preponderab;¡ siempre una Illasa cie ¡¡reocup; cIOn 'Y orgullo. "Fue prcciso, dicl~ La~·Casas
1);lIIf,es de que Colon puùiesc h,1cnr cnleudt,r sus so-':
nlUCIOUCSy racio':inios,
desal'raignr de Jos oyentes
l)aquel,los princípio~ err~neos; en qur. fundaban su~
l>ohJ;clOnes; op~raCIOII slCmpr:- Illas dificil que la de
nIa ¡:Imple ensnnanza.l) Se I'erdiearon varias confcrelit ius, pAro siu resultado alguno, Los iguorantes,
ó lo Jue es aun pl!Or, los p~e.ocupados se mant.cni.11I
obstlll,HI~lmente en su ,OpOSll'IOn, ('on la porfiadn perseve 'anem de la estupidez: los mas libnrales {;iuteligenIes tornahan poco interés en discusioncs tIe SU)'O
cansHlas 'f extranas á sus lIcupaciones ordinarias;
y
Iw.sl1 aquellos tlue aproharon el plan, lo consideraI~an ~ojo como ~u,a vision deliciosa, llena de probabihda(,es y prnllllslon,
pero que nunca se realizaria.
Fray fernnudo de Talavnra, Ii qnien cI asunto e;,tilba
espe,~mlmentr.eom?tido,
le tcniaen pOlluisima eslima,
y se, ~.alJnha clemaSlall? ocueild.o con clmovimie!llo
y
bulluo de los, negocIOs puhlIcos, para empenarse
en su ConcluslOlI ; y así se dilataba cada dia lilas el
ex:ílllen.
CAPITULO
V.
:\'L'f.I'AS I:\'STA:\'CIASÁ LA CÚRTE 1'F: (:,IST1LI.A.--COLO:'l SIGt;E I..\ críllTE EX ses CA~Ii''\~AS.
( 1i87.)
L, ~ consuItas.cle! c;onsr.jo de Salam:lDca se intl'rr,ulp ¡~eroll al prl}lClplO de la primavera de j 187, por
1,1 s, lula de la, curte pura (;ónlobn, donde la lIamn\¡a~1 os nl\goclOs de la gnerra, y la rnelnorahJe Cllmpn~I,' de :lla}aga. Fray _ ~.'~\rn;¡n,do dl~ T"lu\'r.ra,
ya
olll'l'0 de A \'lIa, acompallo a la rCIIl'1 conlO Sil cOllf"sor.
l'or Illuch~ ti?mpo siguiú Colon il}fleciso, Ins IIIi1rclms
y 10:1mO\Ïl!]/entos cie la córtc. A \'cccs cobr:lha áni:rIO ~ 011 la all!aciieÏia espemnzn de que Sil I'ro\'ceto
Iba I S?!' hen~l'ol:ll]]enl,e acogido, ¡/ôlU éndo,r. nornbrarl~ JUllt;~S (lll~ :onferenciasen
ncerea de ,\1; Pl'l'O
los CfstllrblOs mIlItares qlle nrrel"ltt!¡;¡n la er"rlr. (Ir.
\Ill I¡gar Íl otro, Con la precipilacion
\' 11\t!lirio d'l
un (i111l(l0 gu,'rrero,
Î1npcdiall todas I¡ls cueslÏolles
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~.o
BJIILIOTIIC~ DB ,~p.\n
y ROU~.
de seclIllllari.1 import8ncill. 8c IHl supuesto generalPero es sumamente probaLle, que á pe.ar de e~talil
meute que los muchos años que perdió Co]ou en estas
irremediables dilaciones, se le animaba en sus espefatigosas pretensiones, los pasó en la monótona .ocio- ranzas. Aquella primavera recibió una carta de
sidad de las an tesalas; pero al contrraio, estuvo to- Juan Il, rey de Portuga I, fecha 20 de marzo de i488,
dos ellos rodeado de escenas de peligro y aventura; y proponiéndo]e volver á su córte, y ofreciéndole su
en la continuacion de su solicitud se vió en las mas proteccion contra cualquier proceso civil ó criminal
importantes situaciones de aquella áspera y bizarra
que pudiese estar pendiente contra él. Esta carta
guerra .le las montailas. Cuando habia un intérvalo de aparece, por su tenor, respuesta á otra en que C,)lon
descanso 1 se empezaba á tratar de su negocio; pero habia empezado negociaciones ¡¡ara su vuelta. Este
la precipltacion y tempestad volvian, y le acallaban
no juzgó conveniente acceder á las ofertas del mode nuevo. En el discurso de todo este tiemp.) experinarea.
mentó las mofas é indignidades de que se quejaba desEn febrero de i489 salieron los reyes de Valladolid
pues; le ridiculizaban los !ijeros de cabeza y los igpara Medina del Campo, donde recibieron una emballorantes c;)mo á un mero soÎlador y le infamaban los pda de Enrique Vil de Inglaterra, con quien formapoco generosos como á un indigente aventurero. Era ron alianza. No se sabe si por aquel tiempo tuvo Cotan general la opinion de que estaba loco, que, al pa- Ion alguna contestacion á sus instancias á la córte
sar los muchados á su lado, se tocaban la cabeza
inglesa. Lo que ~i se sabe de positivo, porque así
Jara mofarse de su estravio mental. Durante la pro.
consta en una carta escrita por él á Fernandoé Isabel
ongada prelension de que hablamos, costeaba en es, que mien tras duraron sus negociaciones,
tuvo
parte sus gastos dibujando mapas y planos. El digno
algunas cartas favorables de Enrique VII.
fray Diego de Deza, le asislia á veces con su bolsa y
Los soberanos espailOles volvieron á Córdoba en
COli sus bueuos oficios para con los soberanos.
¡"ue mayo; y se cree que se renovaron entonces los asunparte de este tiempo huésped de Alonso de Quintanitos de Colon, y que se dieron pasos plU"a abrir otra
lia, y vivió largo período á expensas del duque de Me- vez]a por tanto tiempo pospuesta investigacion. Diediuaceli, grande de España de inmensas posesiones,
go Ortiz de ZÚÎliga dICe en sus anales de Sevilla, que
y alicionado á las empresas marítimas.
escribieron los monarcas á aquella ciudad, mandando
• Oebe ailadirse, en honor de la memoria de los so- que se suministrasen alojamientos á Cristóbal Colon,
beranos, que mienlras Colon esta b.a.en esta iocertique venia á la córte para una conferencia de momen£lumbre, formaba parte de la conutJva real, se desto. Obedeció Sevilla la órden; pero no tuvo Ingar la
tinaban algunas SUlllas para sus gastos, y se le daba conferencia,
por haberla interrumpido la camplña,
aloJam.iento cuando se ]e mand~ba seguir !a córte,
en que, aiiade el mismo autor, «se encontró al dicho
ó asistm fi las consultas que de tiempo en tiempo se )¡Colon p'eleando, y dando pruebas del distinguido vatenian. En el libro de cuentas de Francisco Ponzalez
)¡lor que acompañaba á su sabiduria, y á sus elevados
de Sevilla uno de los tesoreros reales, hallado última»deseos.) Uoa real órden existe lambien, quizá ]a
mente en os archivos de Simancas, existen anot:l.das carta á que se alude arriba, fecha de Córdoba, ;Í i 2
algunas de las expresadas sumas. De estas mismas
de mayo del mismo ~ño, y dirigida á los magistraùos
1Illl1utas podemos servimos nosotros para observar
de todas las villas y cIUdades, mandando proveer alolos pasos de Colon en la córte.
Jamientos gratis para Cristóbal Colon y su comitiva,
Una de las partidas es de dinero suministrado para
empleados en negocios relativos al real servicio.
su viaje á la córte, entonc~~ acampada enfrente de
La campaña en que el historiador sevillano da [¡ Colll.ílaga, en el memorable SitIO de i487, cuando fue Ion tan honrosa parte, fue una de las mas gloriosas de
aquella cuidalt tan obstinada y fieramente defendida
aquella guerra. A ella asistió la reina Isabel en persona
por los moros. E8 el dicurso de este sitio estuvieron
con un brillante séquito en el cual iba aquel continuo
sus negociaciones en peligro de cerrarse vio/entamenrlilatador de los proyectos de Colon, fray Fernando de
te. Un moro fanático intentó asesinar á Fernando y á Talavera. Mucha parte del buen éxito de esta campai!,}
l~al.Jel. Uabiendo equivocado la tienda real, atacó á don se atribnye.á la pres~ncia.'1 c.onsejo de Isabel. La ciuAl.aro de Portugal, y á doîia Bea.triz de Bobadilla,
dad de Baza, que hablareslSl1dobizarramentepor
mas
marquesa de Mo)·a, en lugar del rey y de la reina. Des- de !eis meses, se entre~ó poco despues de su llegada;
purs de herir peligrosa mente á dOI~ Alvaro; dió un y el22 Ile diciembre vió Colon á IIluley Boabdil, el ma~olp(l en vago á la marquesa, y murIó hecho pedazos
yor de los dos reyes rivales de Granada, entregar en
lior los circunstantes.
Era la marque~a señora de ~x- persona las posesiones que le quedaban, y sus derclraordinario
mérito y fuerza de carácter,
y favorIta chos á la corona á los soberanos españoles.
especial de la reina y á quien recolllrndó con empeño
En el discurso de este sitio ocurrió un incidente que
la solicitud de Colon, interesándose
vivamente por impresionó profundamente fi Colon. Dos reverendos
ella.
sacerdotes, empleal10s en el santo sepulerode JerusaLa campaim acabó con la loma de Málaga. Mientras
lém, lIeg:\ron al campo español. Traian un mensaje del
duró su sitio, la proposicion de Colon debió estar olvi- gran soldan de E!¡ipto ,amenazando darmuerteá todos
dalla, aunque fray Fernando de ~al~vera, el obispo de los de sus domilllos, y destruir el santo sepulcro, sino
Avila, estaba presente, como se where. rl~ su cI~tr<\~a desistian los reyes de la guerra de Granada. No desisI'n la rendida ciudad en solemne y relrglOso trIUnfo.
tieron ·por eso los soberanos de su intento; r.ero oonMálaga se rindió en i 8 de agosto de i 487 , Y la córte
cedió Isabel una suma auual perpétua de mtl ùucallo~
tuvo apenas tiempo para volverá Córdoba, cuando la de oro para el sustento de los monges que cuidaban
arrojó de ella la peste.
el sepulcro, y envió un velo bordado con sus propias
Los soherano.s pasarol} el !n~ierno ~n Zarago~a,
manos para extenderlo sobre sus aras.
ocupados en VaflElSnegocIOs publlcos de ImportancIa;
Probablemente á la cOllversacion de estos sacerdopenetraron en los territorios 1lI0riscos por el lado de tes, y á la piadosa indignacion que las amenazas del
Murcia la próxima primavera, y ~espues de U!1a?Orta soldan le causaron, se debe la generosaresolucioIl
que
campaim se retiraron á Valladohd á pasar e.l mVlerno
tomó Colon de consagrar los tesoros que hallase en lai
siguwnte. Por un~ ór~en de pago du tres mi] lI1arave- tierras que iha á deseubrir á la re<iencion del santo
dises, fecha en JU1ll8 de i48~,. se cree que Colon sepulcro de Jas manos de los infieles.
acompailaba Ii ]a córte ~n. sus vIaJes; p~rc) n~ ~e sabe
La agitacion y bullicio de e;;ta campaila impi<lieron
positivamente
que lo InClOse. Mas ¿que pacifica aula conferencia dispuesta (lara Sevilla; y no tuvieron
(liencia podia esperarse de una córte siempre de mar- mejor suerte los negocios ûe Colon, durante los J'egocha, y slOmpre entregadaá los cuida(hs y bullicio de cijo;; que la siguieron. Fel'llando é Isabel entraron en
armas?
Sevilla en febrero de i490, con sùlemne pompa y triun-
I
i
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'1'10.\ T VlAJES DK CRISTÓnALCOlOl(.
~I
fo. Se lIahi;n hechoprejlllrali ros para el easamiento de !
CAPITULO IV.
su hija ma (or la princesa Isabel, con el príncipe don I;';S1A:-lCIA
ALt)¡;QUIlDE~1ED1:'1:ACELI;
"UELU ALCONVIl:'\TO
Alonso, ~Hedero presunto de la c.orona de Portugal. I
DE LA RÁBIDA.
Las DUpCI!s se celebraron en abnl con esplendor ex- ...
traordinario. Aquel ínviernofue para la córte una lies- I )UNQUE y~ no esperal!a patrocl~1O ,alguno de parte
ta continu 1 embellecídaalternativamentecon
torneos I de 'os prinCipes de CastIlla, sentIa Golon romper del
y procesion'es. ¿Quéposibilida~ le quedaba á Colon de ~011')sus co.n.e~ionescon este p~ís. Le ¡¡paban á. ~spaquele oye;en en estasallernatlvas
incesantes de fesna azos dlflcll~s de cortar. En su prImera V¡Slta á
tividades i de guerras?
C.órdoba se habla apasi.onado .de una~allla. de !Iqu~lIa
Hasta el inviernode i4'Jl no pudo pues obtener la clUhd, llamada BeatrIZ Enriquez. Esta IIIchnaclOn
tan dilatada respuesta á sus instancias. Lus soberanos
dicen lnber si,lo IIna de las caus~s que le detuvieron
estaban p 'e parándose pnrasalir á su última cnmpaiía
t~r.to li~mp.o en Espaiw, y !e hicieron llevar Jas conde la vega de Granada, resueltos á no levan tar mas el t!n'Jas ~llaclOnes que expenmentab.a.
Como otra~ (lJrcampo de rlelante de aquella ciudad, hasta ver los pen- tlci.llandades de esta parte d~ su VIda.• Ins relaclOncs
dones castellanos Ilotar sobre sus almenas.
que tuvo con la expresada senora estan envueltas en
Colon "ió que si se lIe¡:;aba la córte á poner en mola lIseurid;~d. P~rece, empero , qt~e nunca las san~i~.
vimiento
finalizaban todas sus esperanzas. Instó por nóel matrunomo, y que pertenecl~. ella ti una fam¡lla
'Consiguiente
para que &e le diese una respuesta de- no Jle. Fue madre de su segundo hIJO Fernando, des'CÏsiva. Quizá ~e verilicaria entonces la conferencia que p1l3S su historiador, y á quien siempre tra taLa en tér~
el historiador de Sevilla cita com:) propuesta; y se reu- minos de perfecta igualdad con su hijo legítimo Diego.
niria de ruevo el consejo de sabios á quien se habia
RepugnándolesaJir
rie Espaiw, aunque sin espernr
sometido.
étito alguno en la córte , quiso Colon empe[¡¡¡.l' en su
Lo cie ·to es, que por entonces fray Fernando de empresa algun individuo rico y porll~roso. H¡¡bia mllTalavera .lió ti los reyes 31dictámen de ar¡uella docta
chos n~bles espaflOles que tenian vustas pesesioncs,
corporacon.
Informó á sus magestades de que en la y pareClUn pe1uenos soberanos en sus Estarl~s. Entreopinion peneral de lajur,ta era el proyecto propuesto
es:os estaban os duques de Medina-Sidonia, y de Mevano é imposible, '{ que no con"en'ïa ti tan granctps di'lace¡¡. Amhos poseian seilOríos, 6 mas bien prinpríncipef tomar parte en semejantes empresas, y rie ci(lalios por la costa de h¡ m~r, y crau. dueiío& d6'
tan poco fundamento.
mLJchos puertos y naves. Servwn estos I10blesá In cO'Aunql.e tal era el dictámen ~eneral de la comision.
re'na, mas como príncipes alindos que como vasallos,
Colon habia eausado impresion profunda en muchos
presentando ejércitos de sus dependientes en el camde sus iJustrarlos miembros, que le sostenian cuanto
pli, mandados por sus propios capitanes ó por ellos
les era dable. Fray Diego Deza, tutor del príneipe don en persona. ASlstian con sus armas, y contribuian
Juan, que por su empleo y carácter eclesiástico tenia
clin. sus tesoros al buen éxito de la guerra ;.pero manfácil accl~so á la presencia real, se manifestó verJadetf'D1an celosamente SllS derechos-acerca de la disposiro amige, suyo. Tambien se citan los nombres de otras
c: on de sus gentes. En el sitio de j\[¡iJaga presentó el
persrma, de' mucho mó~ito yalto rango, que favore·
d tIque de Medinaceli voluntariamente
una crecida,
cian su ¡.ausa. Laconducta grave y honrosa de Colon , Ineste de caballerosdesu
comitiva, veinte mil duLlassu claro ~onl)cimiento en todo lo relativo ti su profed'J oro, y cien bnjeles, unos armados y otros lleno;;.
sion, la elevacion y generosidad de sus miras, y su d~ provisiones de sus ricos dominios. Los eslnbleeienórgice, modo de defenderlas, excitaban respeto á miento~ dom~sticos de estos nobles parecian los de·
dondequiera que se le daha audiencia. Un cierto grado
o lros tantos soberanos. Llenn baasus Estados ejércitof:.
decooSï,leraclOn se habia creado gradualmente
en la ~Jteros, y sus casas personas de m.\rito y caballero •.
corte pO"su empresa , ~' á pesar del desfavorable dic- JlIvenes de distincion, que se ejercitaban
bajo sus.
támen d J In docta junt¡: de Salamanca', parecian los auspicios en las letras y en las armas.
soberanJs poco inclinados á cerrar las puertas ti un
C?loU llegó primero ni (luque de Medina-Sidonia.
proyert) que podia tratrles tan importantes ventajas.
TUVIeron muchas entrevistas y conversaciones,
pef()
~ray Fernando de Talavera recibió la órden de \iecir sin rro~l\cir resultado ~I~uno. T~~tarùn al duque por
a Colon, que se hallaba á lasazon en Córdoba ,que los a Igun tIempo las magnlficas antICIpaciones que se le
muchos gastos y cuidados de la guerra hacían imposi·
f,resentaban; pero el misIDrt esplendor de tan altas esble entlar en nuevas empresas ; pero que cuanrlo la I·erunzasles dabaciertocoloritfodeexngeracion,
ynos
guerra ;e concluyese, tendriuntiempo
é inclinacion
Lse6uraGomera,
gue las desechó finalmente como los
los sobl ranos de tratnl' con él acerca de sus ofertas.
wenos de un viSIOnario italiano.
_Réplbl poco salisfuct~ria fue esta .despuesde tnntos
. Se acercó Çolon al duquede Medinaceli, y por algun
anos de fatIgosas pretenSIOnes, y ansIOsas! propuestas
lle~p~ con VISOSde buen s'.Iceso; tuvieron varias neesperanzas. y hasta la bondad y benignidad mitigaIi?CIaClOnCS, y una vez estuvo ya el duque para end?ra qu~ pudo haber I¡;¡bido en el mens;¡je, segun le '.'tude al propuesto viaje con tres Ú cllatro carabelas
dlctaroJ los monarcas,se perderia probablemente
en , 'lue t~n!a listas en el pll~rt(). Pero temiendo que laI
el helaelo con.d?cto por dOl!,I~ llegó á Colon: Este por IIJ~r~;\¡ClOn (lescontentlma altamoute á los reyes, deS~Ipart-J, decI~ldo á no reCIbir la cont~staclOn defini!,IStlO de ella, obsef\:nndo que era objeto demasiado
tI.va de los labIOS de un hombre ql\fl siempre se leha- ¡;rande para que pudICse abrazarlo un súbdito v solo
bIamo.<tradoadveno,
se presentó ála c6rte deSevil!a
~apaz de llevarse á cabo por ulgun poder sob~rnno
par~oi,lade los mop.arcas. Su réplica fue virtualmente
Aconsejó á Colon que se rre~ent¡¡scde )lUCYO¿\ losmo:
la misma, no pudiéndose comprometer á entrar por en- narcas, efreciéndole la intercesion
de su inlluencia
tonc~s.lm la empresa, pero dándole esperanzas de pa- para (On la rcÎna.
trocml) cuando se vieran libres de los cuidados v gasVió Colon consumirse el tiempo y la vida con él
tos de b guerra. C~lon c0!lsideró estas .indicac'io~es
en vana~ esperanzas} amargosdese~gaiios.
Le repug:
como un modoevnslvo de hbrarse lie sus ¡mportullldanaha la Idea de segUlrla córte en todos sus incesantos
des:su~onia~los
soberanos desanimados pur los re1l0vimientos. Habia reciLirlo unacnrta fnvorable dol
paros (ie los Ignorantes y de los presumidos, yab::tI\.
rey de Francia, y resolviÔ nû perder tiemf1J en presen¡\onan( ~ toda.esperanza deauxilio del trono, volvitl la tarse en Paris. Con esta intencion fue al convento de
espaldL a SevdJa, lleno de indigoacion y de amargura.
la Rá~ida ~ buscar.á su hijo ma)'or Diego, que esta ha
10davIi\ baJO el CUIdado de sn celoso amiao fravJuan
Perez, proponiéndose dejarle con (ll otro hijo l'il Cór.
doba.
I
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2~
nJnl.lllTECA 011 r.ASI'AI\ T n.ol<:,
CuanJo el digno sacerdl'tc vió llegar á Colon de li,eron efecto en ella Jas instanci~s de Juan Perez, :\1'llueva ,i las puertas de suconl'ento,
desjlues de c¡¡si dlentementt' apoyadas porsu favorita la marquèsa de
siete ailOs rie pretensiones,
advirtió por la hum!iiad
Moya, que entr6 en este negocio con el desinteresado
de ~us vestidos la pobreza y desengaños que hat.ia ex·· y persua~i~'o entusiasmo de S~I sexo. La reina pidi6
pl\runentado , no pudo menos de llenarse de pesar'
que se hiCiese yolver á Cajon; y cailla próvida COIlpero cuando supo que abrigaha el viajero intencio":
sideracion que la caracterizaba,
recordando su pones de abandonar" España, y que t~n importante em· breza y humildes/opas.
mand6 quese le adelantasen
pres3 iba ;\ per~lerse para SI! patria,. se excit6 pod,e~o- veinte mil maravedises en florines, con que se COUlsamente su ámmo , lIam6 a su amlg(l eJ docto flSICO prase una bestiezuela para el viaje y se [Jroveyese de
GarciaFernandez
,Y,tuviero,llnue"as.consult~s
sobre. tra.i,es decent~s con que alternar' en la córte.
el plan de Colon. PIdió tamblen consejo á Martm Alon:'-io perdió tiempo el huen sacerùote en comunicar
S? Pin.zon , cabeza de \lna familia, de opulentos y dis· el resultado de su mision, enviando el dinero y una
tlllgllldos navegantes de Palos, celebres por su expe- carta, por mano de un veciuo de Palos al fi~;jco Garri.epcia práctica y por sus osadasexp~diciol~e~. Pinzon
da Fernandez, que se los dió á Colon.'Este cumplió
rl~? ni pro~'ecto rleColon su aprobaclOndeCHhda,ofredesde. luego con las inst.rucciones que se le da!i,m;
cICndoseaentraren
f!lIa con bolsa y pers0T!al yácoscamb]6 sus gas/ados yestu!os por otros mas propiOll
fear log gastos de Colon ~n una nueva sohcltudá la d~ la esfera cortesana, compró una mula, yemprenc6rte.
d]6 con reanimada esperanza otro viaje hAcia el
FrayJuan Perez se raW]cÔen su favoraLle opinion
campo militar que asediaba á Granada.
por la concurrencia
de ambos consejeros, teórico y
práctico. Habia sido anteriormenleconfesor
de la reiCAPlTCLO VII.
na, y sahía que esta era princesa accesible siempreá
las personas de su sagrado carácter. Propuso escriINSTANCIAÁ LA CÓRTEAL TIEMPOnE LA TOMADI!:
hirle inmediatamente
sobre el particular,
y pidi6 á
GR.~NADA.
c.olon que rlilatase s~ v.~aj.f!hasta la recepcion de la
. C~A;O¡DO
llegó Colon a la.córte experimentó un recirespll~sla, Colon cedlO facllmente, porque sus rela- bmuento favorable, y se lllzo cargo de él su constante
cione,; de ({¡rooha Je habían UllÍdo'á EspailU, y le pa- I amigo Alonso de Quintanilla, el contador general.
recia que al salir de ella abanllonaha de nuevo sus ' Pero el momento era demasiado agitado para poder
lares. Tambien temia renovar en otras c6rtes las ve- dar inmediata atencion ásus negocios. Llegó á tiemjaciOIJeS que había experimentado en Espaíia yen Por· po de presenciar la memorable rendicion deGranada
tugal ..
á las armas espaíiolas. Vió á Boabdil el último de 103
Con~intióColon en detenerse, yenlúnces el pequereyes moros, salir de la Alhamhra, y entregar Ins
110 consejo vol vió lasojos en busca de un embajador á
llaves do aquella sede favorita del poder sarraceno;
(Iuien encnrgar de una lIli,ion importante. Escogiemientras el J'eyy la reina, con toda la hidalguía, granron para ello á un tal Sehastian Hodriguez, piloto de deza y opulencia españolas, se adelantaron en a/tiv"
Lepe. y uno de los mas experfos y considerados per- v solemne marcha á recibir este signo de surnision.
sonajf!$ de a(luella vecindad maritima. La reina esta- File aquel uno de los triunfos mas brillantes de la higha á la sazon en Santa Fe, ciudad mililar que habia toria de Espaita. Despues decer<~a de ochocientos años
erigido f!n la Vega frente de Granada, des pues del in· de penosa lucha, so arrojó por tierra la media-lunn
renrlin de los reales. El honrado piloto desempeñó Iiel, alzando la cruz en su lugar, y plantando el estan('spedita y venturosamente
su embajada. Halló acceso
darte español en la torre mas alta de la Alhambra. L:\
á la benigna princesa, y entregó la carta dei religioso.
córte tOlla yel ejército se abandonaron al júbilo. LJeIsabel habia ya estado favorablemente dispuesta á la naban el aire los vivas y ¡:;ozosa gritería, los himnos
proposicion de Colon; hahia ademas recibido otra de la victoria, )' los cánticos en accion de gracias.
carta recomendánrlole de! duque de Medinaceli ,os- Por do quiera se veian el regocijo militar y las oblacrita al concluir su reciente negociacion con el ex- dones religiosas; porque no era aquel triunfo únitranjero. Conte_t6, pues, á fray Juan Perez agradecamentede Jas arlHas, sino tambien dela cristinndarl.
riéndole sus oportnnos servicios, y pidiéndole se El rey y la reina iban en medio con inusitada magnifipresent~sf! inmediatamente
en la córte, dejando á cencia, y todos los ojos los miraban corno mas que
Cristób,t! Colon con hUlmas esperanzas hasta recibir
mortales, como enviados del cielo para la salmcion y
nuevas órdenes. Esta carta rea ~'ino alcabo de catar~eedilicacion de España. Brill~ban enlacúrtelosmas
ce (lins, por mana del mÎ!;mo pIloto, y llenó de ale- 'Illustres campeone£ de esta naclOn guerrera yde aquc~ría :i la limitarla junta del com·ento. Apenas la recilia activa época; la flor de su nobleza, sus mas dignos
hió el generoso sacerdote, ensilló su mula, y saliÔ I preI.¡dos, sus mas célrbres yates y trovadores, y tolla
casi á media noche para la córtl'. Viaj6 sin séquito
la comitiva de una edad romántica y pintoresca. Todo
~Iguno por los paises conquistados de los moros, y era esplendor de armns, todo crugir de sedas y brolIeor. á 1,\ recien f!ri¡:ida ciudad de Santa ré, donde carlos, todo festivídades
música.
e,bhan los soberanos dirigiendO en persona el aseSi deseamos ver unapmtura de nuestro navegante
dio de la capital rle Granada.
en aquel teatro de triunfo y brillantez, un célehre esE! carácter sagrado (h\ fray Juan Perez, le proporcritor de nuestros dias nos la presenta: « Cn hombre
cionó pronta entrada en una C?I:tr, d!stinguidu P?r el » oscmo y. poco conocido seguia, á la sazon la córte.
celo religioso; y una vez atlrnrtlllo a la presenclU de » ConfundIdo en la turba de los Importunos pretenla reina, su antigua dignirlatl de padre confesor le ))(lientes, apacentando su imagillacion en los rincodió granrle libertad de consejo. Defendió la causa
))nes de las antecámaras con el pomposo proyecto de
de Colon con característico
entusiasmo;
hablando
) descubrir un Nuevo-Mundo, triste y desechado en
por cie~cía propia de. sus. honrosos motivos, sus J)medi.o d.e la al~gria y ~Iborozo univ~rsal, miraba
conodmlf!ntos
y experlf!ncIa, y su perfecta capa) con mdlferenclU , y casI con desprecIO, la conclucirlad para acabar aquella empresa: represent •• los » sion de una conquista que henchia de júbilo todos
súlidos principios en que esta se fundah~, las ventá» los pechos, y parecia haber agotado los últimos térjas que acarrearia su buen éxito, y la gloria que der- , "minos del deseo. ~ste hombre era Cristóbal Colon.)
ramaria sobre la corona espailola: ~robablem~nte no I
EllIlomen~o halJIa lIegarlo. empero, de qu~ los ,mohabia Isabel oido nunca la proposlcJOn defendIda con· narcas atendiesen, segun lo hahlan promf!tldo, a su
tan sincero celo, y tan irnp,resiva el"cuencia. Y como I propue~ta .. La guerra tie !os moros estaha terminada,
era naturulmente ma5 sensIble y generosa que f!1rey, lia Espana IIhre de estos II1vasores, y sus soberanos
)'mas Suscl'ptihlcllenohles
y elendos impulsos, sur- podian con seguridad volver la vista á empresas ex-
¡
I
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VillA f H.UES
I>It f.IlJSTÓJAI.
COLO:'\.
2:J
lranJerns, 1.3 cumplieron IICololl Sil paJaÙTa.Se lles- llloria de Colon, le vieron \'erdadcTo1mellle dclermi1¡lIlIron personas de conlianza para negociar' con él, liado á abanno]J;lr á Espaîia, se ¡¡eHann de sentiy entre otra; ¡í fray Ferllardo ¡le Talavera, que pOI' rnirn.o, considerando su ¡wrlida WinO una pérdida
la reciente (onquista hahía ascrlldido (¡ arzobispo Ile) ¡rrrp;,rableparnlanacion.
Contábase entre estos Luis
Granada, Plro;i1 principio mismo de la negociacion de Suntangel, rcceplor de Jas renias eclesiáslicas d~
~~ levantar ln ,inesperadas di/Jcullades. Tau ,pl~na- ~rag )~, que det~rl1linó II~ccr un osuelo,esfuer,zo para
mente convl'ncdo se hallaba Çolon de la gr,andfL)sld~d J/npe~lr el mal, ,Slera poslhlE. Ohtuvo Illmedmla aude su empr ~sa, que no qurma escuchar SIllOcondl- dlellCla de la rema, acompanado ele Alonso de Quin·
ciones sobel anrls. Era su principa I estipulacioll que se lanilla, que le a)'udaba aroienlemente en todas StlS
lp. invislies'l de los tílulos y pri\'ili'gios de almirante y p~et¡'nsiolles, La exigencia del momellt o le dió audavirey de lo, paises que de~cllùriel'a, con una décima cia y elocuencia. No se limitó á súplicas, sino que
parte ele te (las las gananr.ias dd comercio ó de !as m~zd? con ellas casi r~coll\'enciones. Expr~sósu ad(~onquistas Los cortesanos que t.ralahan COllél se 111- rn¡ra'~lOnde que una rema, que Ian alto aOlmo habia
rlignaron al oil' laie;; demandas. Hesenliase su orgullo ~an.festado al acomeler tantas, tan grandes y tan pelle l'el' á un hombre, á qnien habian considerado siem- Ilgrosas empresas, dudase entrar en U!!,lde insignifipre como Ilenest?roslI aVUlturero, aspirar á rango Y cant e cosle.y de /llcalculahle g,aoanCI~. Le recordó
dignidades superIOres á las suya", UnodrJocoo lI/ofa c~al.to habla h?cho por la gl0.rla de DIOS, la exallaque no era mal arreglo el que proponía, por el cual CIOnd? ~a Iglesia, Y la extensIOn d~ s~ propio PIHier
aseguraba de antemano la autoridad Y Jos honores, Y y domlDlO. ¡Que fuente de aTl'eflentlml,~nto para ella
no se e.~po))ia á pérdida alguna ell caso de fl'Ustl'arse de ~;iunfo, para sus adversarios, y rie d%r para su~
su proyeclo. Aesto replicó Colon prontamente, ofre- aml:;os" SI otro l'oriel' acabase IIquella empresa que
déndose il suministr¡¡r la octul'a parte del coste, á ella habla desechado! Hablt\ de la fama y seÎlOrios que
~ondicion de g.ozal' la oetll'a parte de I~s gan~l!cias. ' "ariJs príncipes 10waTon por sns n.esclibrimíent,os; y
Sus denlandas, empero, S8 creyeron lnadmlslLles. le /IIZ0Vllrque teilla elJton~t'S medIOde sobrepUJar la
.'ray Fernando de Tula\'cra hahia si~mpre considera· gloria de 10¡Josellos. Suplicó á S. M, que no crc)'ese
do l\ Cololl como un especulador dehrante, ó como un por la palabra de los letrallos, que era el proveclo en
pretendie lte necesitado de pan; pero al ver á este cuestion sueilo de un visionario. Vindic6 el Iuicio ele
llOmhre q le tantos años pasara desnudo é indigente Col Ill, Ylo practicahle y sólido oe S'I~ planes. Tam·
~olicitank en su antesala, revestirsede tan elevado ca- poco, dijo, si se frustrasen recaeria clescródito all'Jeter Yreclamar un empleo que de tan cerca seapro- gUlIo sobre la corona. Una duda cualquiera, en maIimalJa á a augusta nignidad real, se llenó el prelado ter as de lai imporlancia, deLe escl"recerse á toda
de sorpresa é indi¡:¡nadon. Hepresentó (¡ Isabel que ~o,ta"llOrque es de ilustr'es ,Ymagná¡;imos príncipes
seria OSC11recerel esplelldor de tan ilustre corona, lIl\'~S/lgar semeJanles cuestIOnes, y explorar las maprodigar así honores y Jignídades á un extr"njero l'a' lilas y secretos del ulJiI'erso. Aludhi al lioeral orre.
sill nomb:e. Sus estipula~ionps, decia, a!ln en caso de I c:¡nlÍento de Colon de enlrar en IIIocfr,va parte lie los
huen éxit), serian exhorhitan tes; pero si se frustrase, ga:,tos, aÎladiendo pOI'fi n, cuan nimio era el coste de
el proyecto, se cil.arian con escarnio, como evidellcia ,¡qlP.lla empresa reducido il tres mil coronas r dos
de la monstruosa crlldulidad de la córte e'pa/lOla.
h¡¡,eles .•
Isabel, siempre alentll <Í las opiniones de sus con·
t:ste 'f otros mucllOs argumentos presentó con el
5pJeros e';pirituales, rer.ibia con especial deferencia pe 'SUaSll'Opoder de un honrado y sincero celo. La
las del al zobisl'0 Sil confesJr. Las sugcsliones de este Ill. rqnesa de J\Ioya , se dice, usó tanbien de su eloprelado oscurecieron la favorable nurora que habia cucnciapara persuadír á la reina. El generoso ánimo
empezad.) á lucir sobre Cololl. Pensó la reina que po- ne babel se inllamó al /Jn, como si la empresa huùiedrian laF fJropue~tas ven lajas comprarse demasiado l'a eulonces aparecido por primera "ez ell ,su mente
caras. SI le ofreclt'ron, pues, nUlSmOfleradas, ¡¡un- cr el veroadero punto de \'Isla, y pronunció su resoqueallas yvenlajosas cOlllliciones. Pero todo en vano: Jucion de protegerJa.
Colon ne quiso ceda en lo lilas mínimo, Y se cortó
'fod1l'ía hubo un momento de eluda. El rey miralla
la nego( iacion.
CI,U frilllclad aquella negodacion,
Y ellesoro rea! esNo es posible dl'jar dI' a(lmirar la grande constancia ta ba absolutamente agot,lllo por In gUCl·ra.Se necesiy la elc"acion y graurle7a de ¡jnirno drColon, r1espues tr ha tiempo {lara lIennrlo, ¿f.6mo podia la reina girar
que con~.ïbj6 la snblil!H! itlea ~f~ su deseubrimiento.
sobre ulla,caJa vacia , p~ra medirln~ tí que Sil r.spoMas de dIez y ocho alJr,s IJilh¡¡¡n pa~ado desne que Sil se ml~l1llestaba adverso? S¡lIltangel oh~er\'aha I'sta
anunci( su proyedo á ¡·'.luloTosc.1rtelli de Florencia, slspenslOn CODtrémula ansiedad. Pero no le duró
La maYl,r parte de ellos los hnhía com;umi,lo en hacer Illas que un momento. Con entusiamJO digno de ella
inÚtiles instancias ;\ ,.••rins cÓl'les, ¡CUnnt,1pobre.za'l n.lisma Yde la causa que patrocinaba, ('xclam6 Isaneglige lcia, rÍllículo, ronl ulllelia ,. deselJgaÎws no su- è el : (I Yo entro en Ja empresa por r,li corona de Casfriria er; tan largo pt'rf,)do! Nada elllpero podia rendir l. lilla, y empeiíaré mis joyas para Iüvantnr 105fondos
~u pers(werancia, IIi Ir"cerle descender á estipulacio- I necesarios,» Este flle el mas noble momento de la
Desque consirleraha indignas de tal empresa. I~ntodas 1 ida rie Isabel: por él durará siempre su llombre cosus ne,~ociaciones se olvidaba de la oscuridarl presen- mo patrona del descubrimiento riel Nuevo-Mundo.
te, y dll la presente indigencia; sn fervorosa imagiSantangel deseanno aprovechar esle generoso imlIacion realizaba ya la magnitud de Jos fnturos des- l)ulso, hizo ¡¡l'l'sente áS. M.queno tenia paraque cmc\,hrirr:ientos, y sllulia profundamente que estaba leiJaI' sus joyas, porgue él estriba pronlo á proveer
negoci:mdo acerca de imperios.
las sumas necc.oarias. Su ofrecimienlo se acepltÍ gusAun lue huhia gastado tau grande porcion ,le la vi,la .osamente; los fondosen re:rlidarllossuministraron los
(ln infructuosas solicitudes; aunque eru de temer qlle~ofresde
Aragon; diez y siete mílllnrines se adell.nlala mi~rna fatigosa carrera le esperase en cualquit)ra ron por Sanuwge] deI' lesol'o ¡le Fernanèo. Aquel
otra cllrte, se indignó lanto al consirierar Jos repeli- pruoente monarca, empero, no se o/l'jdó ele illelem(los de .enga/lOs d1lque hahia sido víctima en Espa/la, nizar á su reino algunos allIJSriespues; porque en reque re':ol~'ióallllndonarla, antes que rompromcter sus mUllera~ion de este préstamo, una parte del primer
,Iemandas. Despidiéndose por lo tanto rie SIlSami¡ws, oro traido por Colon del Nuevo,Nundo, se emple6
1Il0ntóse en su mula, y salir. (le Santa FlJ al principio en dorar las bóvedas Ytechos rIel real e~trado del all~e fehrero rie i4!J2, C,¡millO de Córlloha, de dOl'lde c(,zar de Zaragoza, antiguamente la AIJafcriaómanpensaja partir inme(i:,lamente para Francia,
sion ele Jos r(;yes moros.
Cu; ndolos poeM arnig()~ (lUI'rr·,jan con fl'lo en la
La rpina despachó lin mensajero f. (';11
.•:1110ron lo,
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cia pri~a para ~eguir y llamar de nuevo á Colon. Le al·
canzó el correo ,iDS leguas de GranaJa, cn el puente
de Pinos, pasaje de una montaña famosa por los sangrientos eur,uentros de cristianos é infieles durante la
guerra mora. Cuandr, Colon recibió el mensaje, dudó
sí se sujetaría de nuevo á las dilaciones y equivocacio!:es de la córte. Pero al saber el ardor de la reina
V la promesa positin que habia dado, volvió in meàiatamente á Santa Fe, confiado en la noble probi dad de aquella princesa.
ble aspecto disipó toda nube ¡le rludll Ó dificultad. "Il
concurrencia del rey se logró fácilmenle. Sus objeciones desaparecieron por la mediacion de varias persouas, cotre los cuales se nombra con particularidad
â su favorito Juan Cûbrero; pero principalmenle se
debe su concurrencia al respeto que en todo manifestaba á su real coosorte: Isabel fue de allí adelante
el alma de esta grande empresa. La estimulaba su
generoso y alto entusiasmo, mientras el rey permnneció frio y calculador en este como en todos los negocios.
CAPITULO VIlI.
Uno de los grandes motivos que animaban á Colon
!RAUDO
co:'! LOS SOB~_RA:,(OS ESp A~OLEll.
en su proyecto~ era la propagacion de la fe cristiana.
( 1492 )
Esperaba llegar á los extremos del Asia, al vasto '!
.
magnífico imperio del gran Khnn, y visitar la~ islas
At.lle,l!srá Santa Fe, obtuvo Colon inmediatamente de que tan extravagantes descripCiones habia leido
:moiencia de la reina, y la .benignidad con que fue en los escritos de Marco Polo. Al pintar aquellas DpUrecibido, compensó los desaIres pasados. Su favora- lentas y semibárbaras regiones, había recordado á
{:,,:on .fllc el ron~pjo de Salamanl'a,
~S. MM. la manifiesta inclinacion del gran Khan
á abrazar 'Ia fe católica, y las misiones enviadas
por papas y piadosos soberanos para instruirle en
los fundamentos de sus doctrinas. Creia Colon que
le estaba á él destinado efectuar esta grande obra.
Imaginaba que por sus descubrimientos se podiaabrir
lIoa comullicacion inmedia ta con aquel inmenso imperio, cuya totaliclad entraria desde luego bajo el dominio de la Iglesia; y como se hahia predicho en las
~RlItas Escrituras, la luz de la revelacion resplandeceria por los mas apart:¡dos ánglllos cie la tierra.
Fern:lUùo escuchaba esta sugestion con agrado. Escudaba en algun tanto su ambicion, revlstiéndola de
ci~rto carácter religioso, pues hahia visto porla COIl-
quista de Granada, que extendiendo el poderio de lrt
Iglesia aumentaba tambien laextellsion de sus dominios. Segun las doctrinas de aquel tiempo, todas la~
naciones que rehusaran confesar Id verdad del catolicismo, debian ser presa de un invasor cristiano;
y probablemente estimulaban mas á Fernando Jas nOticias que Colon le daba acerca de las riquezas de Man·
gui, Cathay y otras provincias del gran Khan, que el
I deseo de In con\'ersion de sus semibárbaro! babii tan~es.
I Los motivos que impulsaban á lsâbel , eran mas
I nobles y generosos; se lIennba de piadoso celo á I t\
idea de realizar tan grande obra de snlvacion. PoI'
. diferentes moti vos pues, ambos ~ouerallo~ entrara Il
I
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•
VID.\ y \ï.\JI:S
¡,E t:KIS rlÍeAL
CIII.O';,
:,.;
cn las mir;.s lIe l:ololJ; Y I nall'.lo drspnrs P;¡!'lilÍ para I y la rrJlla crrian cr;!1I Lall liulu rlllnsiasLas rMagas de
su viaje Ilc~arnll Cil dedo;í rJarlr l'arIas para el gr;ln ' sn; rdient(l iIllH;.;illacion, rra 0.11r.oJ~l\ nn profnnc!o
I\an de Tarl.:ll'Ía,
y II!rrlitado drsiglJio, Es un IlCel/,} altamrllle car:H:El arelit Ilte entusi:Jslll 1 dr. Colon no par6 aqui. I Led,tico y ~ing\\lar, Il\\nca ubscrvaÜocomo
sr (l~hi,,·
I:on la lillr~ cOlllunicaciolI (Jill' ya sr. le prrmitia ron I l'a, que el rrs('atr e1rl santo Sepulcro fue UIlO drlo~
los monarl:;IS, su ánimo \'isinnarjo se J;¡n7.a[¡;¡ y;¡ al gra1Ües ohjetos ell' sn amhir.ion, nw,litado por toil(\
pof\'enir, ,'mas vastos proyeetos \'euian ;t exaltar su 1'1r~st.o de su vida, y solemnemente
rAcordado ell Sil
jlol\(lrnso ~r.nin, y sngiri.~ qnc con 10<; tesoros que, trslaolCoto.
Ahrigaha el COllvr.nrimienlo de qnees""
prnporciOl,asr. su ¡]r.scuhrimicnto,
porll'i;¡ rr.;;c;,tarse
ohr I como la del descubrimiento.
l'l'; Ull:1 de las al,~I
santoSepulcrod(~Jr.rusaIÓm,
Lossoheranos;;e;;onlas cmprrsas r¡ue el ciclo re~erv~ha para qur. él las
rri;lu al v,~' c;;Los vuelos rie la irnaginacion,
(l(lI'O:iC lICV1Sr. (t rabo. considí'rando
su~ ;mzllilas ;¡nleriorl's
mallif"sLalwn contl'lltos ,~Oll ellos; Y le asr.gur;¡ron,
tan solo como Iln rlispl\nsa para realizar I:I~I allo y gi(/Ile aun 5"1 los fundos df~qur hablaha, eshhan hien
gar teseo [¡ro\·ceto.
I csr.osos ri ~ Clllprl\rillpr
t.an S:lnt.a ohr;l, Lo (lll~ ('lrl'Y
. I ;¡hicu: o n','Î í'fl'l'llIndo Ull pl'rrècl(1 ¡¡cllcr'd'l ('litro
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los sllbc;',IIIOS se IlIan,lal'OlI 1'\lrillf'!' [lor ,lllall de , c;¡rlhio, COIIIIII'a ,í l'tlllljuista, d"lllro de su alllllral'Colom,l, 'eer~tario real, los articulos del tratado. I taqo, h;lhielldo anles dcdueidu d ('0"1,,.
lIli aqll¡ Sil reSíllllell.
!¡ Uue
él, Ú Sil IU,:;ilr·teuir,ntr.,
seriaulos solo"
\. <JIlC gozaría Colon .Imalltll su villil, y sus Illl- jnc'~lls I\e tod;¡s las causas y litigios (jlle pudil\l'ao,;: •.
rClleros v ;ucesores l'ara siclllprr, ,:'1 empll'o de al- s¡onar elll'áfieo cutl'<~ Espail;1 y ar¡ndlos paises, con
mir;lIltl' "1',1t.lldas las tien as y l:onlirh'lItes que rndietal le (IUC el granrle ¡¡Irlliran!.!' de CasUlla 1IIvi."l' ~csc descuh 'ir ó adquirir el ,~l O.,,',ano, eon IrOIlOl':;Sy ¡lile ante jurisdiccion
en su dislrilo,
prerogati\ as senwj:lIItp.s ;'1las qllP. gozaha en Sil disl' Que pndir.se entollel's, y l'n tudo ti"IIIPO, contrito el gl'; IIde allllirante dn f:;¡sl ilia.
I triLlli!' con la oct;¡va pallc dl~ los gaslos para el arma:.l. (lue seria vimy Y gohern:lllor d.~ todas las di·llIle
110 de los h;ljeles qnc hahian de sa ir al d"stllhri1
chas tierr,ls 'f continente,;
con el pri\'il'lgio II(~nOIll· lIIi"nto, '! recibir la oel;¡va parle 11clo, pro\'edllls,
hrar Ires ('allllirlatos para el gnhi,\rno dI. eada isla ó
bLa ÚI.tinla cstipulacion,
por' la que se alhllill\ il
(l!'ovirll:ia 11110de ItlS cuales elegiria el 501)('I'ano.
COIIII al go!:e ,le UII;¡ oclava parll,:le las ¡::;.naneias, SP.
:) QIH\ Icnrlria r1erccho á reservarse p;¡ra sí un;¡1 hizll en e'lIlscCIICnci;¡ dr. sn gt'nl'r'OSt ofrecil1lÎ'Hrto,
,lí~cillla p;¡,te (le ~orla5 las perlas, piellr:~s preciosas,
Cll;¡nl¡,o ~e acusaron (Jc pellir {¡/II,dias r~lI1nllelaciooro plata. r.s[lel~las, y totlos los otros ;¡rtlculos de co· , llèS. sin lIlCII/TIl' ell gas lo algllllll. CUlIljlheÚ ti'tl' COlli'
II1C;'cio, cil ,:ualfIJier nll'\o qlH1 se ol)tnvicsell por p¡,o niso ('>ln la asis'r¡;ri:¡ di: IllS l'iuZ0l:l's I!l' I'alos, y
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2li
1l181.10TECA
DE
a¡ladió el lercer bajel á lu Oulo. Así la oclava parle
de los gastc,s ¡je esta grande expediciun , emprendida
por una grande polencia , pesaba sobre el individuo
que la hobia concebido, y que arriesgaba tambien la
. villa en su buen éxilo ..
Las capitulaciones se firmaron por Fernando é Isabel en la ciudad de S:mta Fé, en la vega de Granada,
tll i 7 de abril de i 4.92. Se extendió además con el
mismo objelo una carla privilegio para Colon que expidieron los reyes en la ciudad de Granada el 30 (leI
mismo mes. Por clla sc hacían hereditarias eo su familia las digoidadp.s y prcrogalivas dc virey.y gobernador; se le autorizaba á él Y á sus hcrederos á prefijar el título rie D. cn sus nombres: distincion concerlida en aquel tiempo solo á las personas princip;,les,
aunque ya ha perdido su valor, por usarse universalmente ell España.
Todos los documentos
reales experlidos en esta
ocasion llevan la firma de Fernando y de Isabel, aunque la separ,llla corona d" la reina hiciese exclusivamente los gas los ; y duranle la vida de esta á pocos
que no fuesen castellanosse les permitió establecerse
en los nuevos territorios ..
Se seilaló el puerto de Palos de Mo"uer en Andalucia como punto para equipar en él Yos blsjeles. Los
vecinos de esta VIlla haillon sido anteriormente
COllrlcnados en consecuencia de alguna falta de conducta á servir á la corona por un año con dos carabems
armadas. El 30 de abril se firmó una real órden mandando lÍ las autoridades de Palos tener dos carabelas
prontno '\ salir lÍ alta mar á los diez dias de recibir la
órr.en, y ponerlascon sus tripulaciones ádisposicion de
Cuion. Este se hallaba tambien autorizado para procurarse armar otro bajel. Las tripulaciones
de las
tres ùebian recibir el sueldo ordinario de la marina
de gue'rra, y cuatro meses de paga adelantados. Tomarian el rumbo que Colon, bajola autoridad real/es
mandase, obedeciéndole,
en todo, con la sola 9J:cepcion, de que ni él ni ell.o3 habian de arribar á San Jorge de la Mina, en la costa de Guinea ni a ninguna de
Jas recien descubiertns po~esioll8ll
POI:tu~81. U.
certiücacion
de huena conducta. (il'mada por ColoD,
Jes serviria de descargo de su obligacion para eon la
corona.
Tambien se expidieron órdenes por los monarcas á
las autoridades públicas y personas de todos rangos y
condiciones de los establecimientos
maritimosde Anda1ucía, mandándoles suministrar provisiones yas-is'
tencias de todas clases" á precios equitativos,
pllr~
el armament!) de los baJeles: y sc sena1aron penas a
los que causáran algun impedinl£nto. No se habian
de imponer derechos á ninguno de los artículos Silministro dos á los buques; y todos los procesos criminales contra las p(lrFonUs Ó propiedades de los individuos de la expedicion debian suspenderse durante
su ausencia, y por rios meses despues de su vuelta.
Uno de aquellos favores que se gravan en el alma
caracteristico de la benignidad y alteza de sentimien·
tos que poseia Isabel, le fue concedido á Colon antes
de su partida de /0 cárte. EX!fiJi6 la reina el 8 de ma
'10 una carta pltente, nombrando á su hijo Diego.
paje del príncipe don Juan, presunto, heredero del
trono, con una pension para su sustentlJ; honor-con.¡
cedido tan soja á los hijos de los mas distinguidos
perso~ajes.
Sal1sl'echos por fin sus mas caros deseos, y despues
de hartas dí:aciones y desengailos hastantes para
haber reducido á la desesperacion á un hombre vulgar, se despidió Colon de la córte en \2 de mayo, sahendo gozoso para Palos. Los que sienten desfallecer
su ánimo y desvanecerse su voluntad, cuando graves
dificultadès se opoul¡n á la prosecucion de un objeto
~rande y digno, acuérdense de que se pasnron diez
y ocho largos años dcsde que Colon concibió su proyccto, ha~ta el din en que se vió habilitado para
;L;
GASP.~II
y 11m •••
Ilevarlo á cabo; que la mayor parte de este tiempo lo
pasó en deseslleradas
pretensiones,
sumido' en la
mayor miseria, sin mas patrimonio que el ridículo,
sin recibir mas remuneracion por los hermosos dias
de su juventud que sacrificaba en aras de la ciencia,
que el desprecio é injuriosos epitetos. Cín~uenta y
seis años eran .los de su edad cuando ciñeron sus sienes la corona del triunfo. j Alto ejemplo de constancia y magnanimidarllligno
de ser venerlldo va que no
sea tan fácil su imitacion1
•
CAPITULO
PREPARATIVOS
PARA
IX.
LA EXPEDlCIO:-l
E:-l
El. PUF.RTO
DE
PALOS.
COLONse pre'entó otra vez á las puertas del convento de la Hábida, pero en triunfo y. lleno de CllO¡ianza. Le recibió el digno guardian con los brazos
abiertos, y le tuvo de hués,ped mientras duró su resí·
dlJncia en Pafo~ El carácter y sit.uacion de. fl'ay Juan
Perez le daban en là vecindad grande impor'fanein.
de la qtle se valió hasta el Último grado en favor cie In
de~ead~ empresa. Col,on se presentó el23 de mayo ell
la ¡glesHI de San JorJe de los Palos, âcompailado rl.r
este 'celoso amigo. Alli se leyó solemnemente por l')
escribano pÚblico en presencia de los alcaldes, re¡;:idores y muchos habitantes, la real órden que mandaha
poner á su disposicion dos carabelas, y se prometió
plena obediencia á ella.
Cuando llegó empezó á divulgarse la naturaleza de
la propuesta expedicion,
fo cuaf causó viva sorpreFa
en la villa, en los primeros momentos y un gran p:íDico cuando se reOelion6algo mas sobre lo grandios",
y IlrrÏo;sgado cie la empresa. Los habitantl's considrrabanlos bajel es y tripulaciones que se les pedian,
como vlctimas que ihan á inmolarse á ia destruccion.
Lo~ prepietari08 de los buques rehusaron prestarlos
para tail desesperado servicio, y los mas audaces marinos lemblablao In le la perspe.:tiva tic aquel quimérilO crucero per los desiertos del Océano. Todas las
M¡xtlltosas ('!Jaw con que puebla la iRuoraocill las
1'e8Í9l1tl1 oscuns
J misterlOsas, se levantaron y
apropiaron á aquellas desconoeirlas aguas, y circulaJean entre los noticieros de Palos 'pára acobardar á
cualquiera que !luisiese tOll!ar pltrte en la expedicion.
Nada pueded3r mayorevidencill dela osadla de esra
empresa, que el extremo pavor con que la~iraba una
comunidad marítima que encerraba en si algunos dp.
los mas audaces navegantes de aquel siglo. A pesar del
tenor perentorio de la real órden y de la llromesa de
cumplir con ella que habian dado los magistrados,s!l
pasaron muchas semaDas sin que nada se hubiese IH~cho para verilicarlo. El digno guardian de la Rábidn
favorecia á Colon con todo su influjo y con toda ..su
elocuencia, pero en vano, nose podia procurar bajel
alguno.
En visla de lo cuall'xpidieron
los soberanos órdenes mas terminnlltes en data de 20 de junio, mandlln·
do que los magistrnd03 de la costa de Andalucia tomasen para e~te servicio cualesquiera
buques 'lue
creyesen oportuno, pertenecilmtesó
va91llo, 118pañoles, y que ohli~asen á los patrones y tripulaciones á
ddrse á la vela l.i.tjoel mando de Colon y con el rumho
que SS. AA. le designasen. Juan de Peíialosa, oflcial de I~ casa real, sali? á Jta~e~ ohedecer ~sta órdell
\ con dOSCIentos maravedlse8 dIarIOS todo ell1empo q,ue
estuviese ocupad~ en ello, cuya suma debia exiglrse rie los desobedIentes
y dellllcueutes,
además de
otras penas expresadas en el mismo mandato.
~on a~reglo .á esta carl{l obró Colon en. Palos, y en
la IIlmedlata CIUdad de 'Moguer, mas SIll resulladll
alguno. Heinaba la confusion en estas pueblos. ~"
llenaron de altercados y dbturbios;
pero sin erectuarse cosa ninguna de consecuencia.
Al fill , Martin Alon!O Pinzon, ric(, ~' alrevirlo n:,-
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27
VIDA Y VIAJES DB CRISTÓBAL COLO~.
Lo:; calafates trabajaban
ùescuidada é imperrecta~
xef;anle, r:e quien yn se ha hecho particular menmente; y se ocultaban si se les obli~aba á empezar
cion, tom" personal y dcddillo interés en la ~xpede nuevo; algunos marinl)ros que se h~.bian alistado
dicion. Se ignora qué convenio formaria con Colon,
en cuanto á su recompensa.
En elteslimonio
dado cono voluntarios, se arrepintieron
d,} su propia osamuchos ai os ctespues enl3l pleito entre don Diego, el dia, ó se dejaron persuadir de sus amigos, y se aco.
gian al menor pretexto para retractarse,
otros SIl
hijo de Cl-lon , y la cor01a, se alirmó por muchos
de~ertahan y escondian. Todo tenia que ejecutarse
lestigos, 'lue Pinzon y LI debian partir las ganancias, pero están las dec]¡¡racionr.s de este pleito tan pOI medio de las mas ásperas y arhitrarias
medidas,
llenas de:ontradictorias
y palpables falsedades, que y contra cltorrente
de la oposicion y preocupacioes difícil descubrir la prllporcion de verdad que pu- ne:; (loru lares.
rlieron ha 1er contenido. Como de la expedicion no
0\1 lin, á principios de agosto qnedaron allanadas
resultarol
ganancias inmediatas,
no hubo despues
tocas las dilicultades,
y los huques (lrontos para
dU!se á la vela. El mayor, expresamente
preparad()
reclamaci mes. Lo cierto es que la asistencia de Pinpara el viaje y con cubierta,se
Ilamall3.laSantaAlazon fue o)ortuna
y elicacisima;
y muchos testigos
7"Ía; en él levantó su rabellon
Colon. El segundo, llaaseguran,
'l'le siu elia hulJiera sido i;nposible armar la el pr.dieion. El Y su hermano Vicente Yailez mado la l'inta, III manda ha Marlin A:onso Pinzon, fr.
Pinzon, Lunbien hÚhil )' distin;;uido
IJavegante par quien acornpai'iab'l en clase de piloto su hermano
Fr,lllcisco l\larlÍu. El tercero, dicho la NÙïa, tenia vesu valor y Irrojo, tenian Lajcles y marineros á su disposicion. EstalJan ademEs relacionados con muchos
las latinas y lo mandaba el tercer hermano Vicente
de los lOa ·inos de Palos y de ~loguer, y su inl1uenYañezPinzon.Habia
otros tres pilotos: Sancho Ruiz,
Pdro Alonso Niiio, y Bartolomé Roldan. Rodrigo
cia cra olnnimoda en tallos los puertos de aquellas
Sa')chez de Segovia era inspector g,:neral de la ar~
cercanías Se supone que suministraron
á Colon fondos para ¡atisfaeer la oc:ava parte del coste que esmE.da; y Diego de .\rana, natural de Córdoba, su alt.aha compromctido
¡í ad.\lantar. Tambien le dieron,
guacil mayor. Rodriga dl) Escobar iba de escriban",
;i la mcno~;, lino de los buques, y resolvieron arlemas
red, funcionario que dehe en las escuadras de la r.otOlllar ellos mismos empleo y p;lrte en la expedicion.
rana tomar uota auténtica de todas las transaccioSu ejemp a tuvo muchos imitadores,
é indujo á di- ne;. Tambien iba Ull médico y un ci-ujano, con vaferentes parientes y amigos á embarcarse;
así que rios aventureros
particulares,
algunos criados y nograci,'s á ;us esfuerzos, un mes despues de haberse
venta marineros;
total, cieoto veinte personas.
empeilarll
en la empresa,
ya estaban los Lajeles
\ntes de emprender el viaje, sacó Colon del cooprontos para darse á la vela.
ve'lto de la R;\bida á su hijo Diego, y la puso bajo el
Despuls de las grandes dificultades
puestas par cu"dado de Juan Hoddguez
Cabezurlo,
ved no dA
varias có ·les al a rill Itrne n to de esta expedicion, SOI'- M(.guer, y de Marlin Sanchez, eclesi,íslico de la misprende Vl l' cuán per¡lIeibs é in significan tes eran los ma villa, probablemente
para que arlquiricse algul\
medios ql e se pedian. E-; evidente que redujo Colon cO'locimiento del mun'.lo antes de enviarlo á la córte.
sus den~lliIllas a los milS extrcchos límites, temeroso
Estando la escuadra pronta para darse á /a vela,
que los lIUChΠgastos le fuesen un impedimento.
Colon, poseido de Ja solcmnidalt de su empresa,
se
Tres bajcles pr.queltos al parecer,
era lodo la que cO'lfesó COll fray Juan Perez, y recilJiú la sagradaCohabía pedido. Dos de eliJs lígeras ¡¡arcas, lIamad;ls
munion. Sus oficiales y tripulaciones
si~ll¡eron Sil
carabelas, no sll[Jeriore£ á los lJuques de rio y cosejemplo, y entraron en la empresa llenos de santo
tus de nll,~stro tiempo. I:xisten ¡¡Ull estampas y pintemor, y con Jas mas del'otas é imponentes ceremoturas ant;~uas que nos representan
esta clase de ni; s, encomenrlándose
á la guia y 'Jsflecial amparo
hajeles. ~ stiÍn alJiertas y carQcen de culJiel'ta, altos de Jos ciclos. Una profunda tristeza se difundió por
de proa ~. popa, con caslillos y c;ílllara~ para el uso Palos á su partirla; porque torlos tenian a!gun pade la tripufacion. Pedro :'Iiirlir, el docto contcmporiente ó amigo en la llota. Los <Ínímos de los rual'illerúneo ¡Jl) :olon, diœ que solo Ullo de los tres ¡¡uques
1'0:" comprimidos
ya por d miedo, se angustiarou
tenía ellhierta. LI peflueilez dc los cascos, la consim:'s aun por la ;;.l1iecion (le los que quedabau en las
deraba Co)lou como lllla ventaja para los vi¡¡jl~s de pl¡'yas, despidiéndose de ellos con J¡igrimas y lamen'¡e~eubrÎllientos,
porque podia con el/os acercarse á tadolles y oscuros Pl·cscntimienllr.'
lie que jamÚ;;
las playa~, y entrar por rios y puertos someros. En vO.verian á ver aqllellos rostros,
~u tercer viaje, al costear el ¡;olro de París, se que.Iaba deltllnailO ùe sus lJarcos, l\ Ile tell ian casi cicn
toneladas.
Pero que se emprendiesen
tan largas y
11ft
peligrosa~ navegaciones por ignotos mares ell lJajeCAPITULO
PIlL\iERO.
les descu JÍertos, y fJue sobrevi..-ierun á las violentas
tempesta,les
en que halJian de verse con frecuencia
PARTlD.1
DE COI.O"" PARA SU PRI:1IEI\
VIAJE.
envuellQ!;, es una de Jas illas extraonlinarias
circuns(149t.)
tancias Ù.l estos atrevidos viajes.
MientrdS se armaban los Iwjeles, siguieron pre21. viernes 3 ele agosto du 1492, por la mañana
sentiÍllIlo:;e nuevas y conlinu;¡s dilicultades.
Uno á tcmprano se dió Celan iÍ la vela dando principio ¡'!
lo !llenas Jl) los tres buques, l/amado la Pinta,
cón su primer viaje de deseuhrimicntos.
Salió de la barsu patro!.' y gente, habi~. siJo fOrZ¡lllo por los magisra de Saltes, pequeim isla fOl'mada por los hrazlIs
trados á t alIJar parte en la expediciun , segun la arde' rio üdjel, enrrente de la ciuelad de lI!.lell'a, pohitraria ó 'ùen de los reYlls; IJI~clJoqne pueùe presenni,mdo la proa al Sudoeste, en la dir~cdon de las is·
tarse CallO ejemplo de fa extl'nsion de la autoridad
l;¡~.Canarias, desrle donde pensaba navef,1r Villl~·cta.
real en il luellos tiempos, cuando se obligaba asi al al Occidente.
Principió un diario ::egular de (\slo
('omerl~io , á entrar con vidas y haciendas á personas
vi; je, parn la inspeccion rle los soberanos,
con Ult
respetables,
ell la que les parccia á ellos una loca '! jltlllll10S0 prólogo, en que, como sigue, expresaba
desesper; da empresa. Los propietarios de este bajel lo~; motivos y razones que le índugeron á entrar en
Gomez Hascon y CrislóJal Quintero,
mostraron
Ja aquella expedicion.
mayor ~erugnal1cia al viaje, y tomaron parte activa
({In nomiue D. N. Jesu-Chrisli.-Porque,
cris-·
en las lhr,:renhls querellas que ocurrieron. Se habian
»t anísimos, y muy altos, y muy exeelentes,
y muy
tambien ,;ogido de leva "arIOS marineros de fos otros
»pJderosos príncipes rey y reina de JIs Españas y dw
harcos: l stos hombres y ~u<; amigos pusieron
toda »Ips islas de la mar, nuestros seiions, este presenclase de llbstiÍculils pariJ retardar ó impedir el viaje.
)Jte ailo de UÙ2, despues de VV. All¡. haber dado.
LIBRO
T(¡",~
I
·2"
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2S
BIUI.lùlECA
O¡,; CASPAR
r ROIG.
lJfin ¡\ la gUf'rra de los moros que reinaban en Euro- COlial~unas mejoras. Ninguno lte los dos existe ya;
»)pa, y acabnllo la guerra en la muy grande ciudad pero el globo ó plamisferio concluido por Martin Be»lle Granada. adonde este present.e ario á dos dias del hem el mismo ano del primer viaje del Almirante, se
)¡mes de enero por fuerza de armas vide poner las conserva aun, y nos da una hlea de lo que serio la
nbanderas reales de vuestras ¿¡!lezasen las torres de carta de Colon. Se representan en él las costas de
»AHumbra, que es III fortaleza de la dicha ciudad, y I Europa y de Africa, desde ci Sur de Irlanda al fin de
livide salir el rey moro á las puertas ell' la ciUllad, y Guinea; y opuestas á ellas, al otro lado del Atlántinhesar las reales manos de VV. AA. Y del príncipe co, las extremidades del Asia, ó como Sil decia en»mi señor, y luego en aquel presente mes por la tonces de la India. Entre eHasestá colocada la isla de
lIin{ormacion que va habia dallo á vuestras altezas Cipango (el Japon), que segun Marco Polo distaba
})de Jas tierras de fndias, y de un principe que es mil y quinientas millas de la costa asiática. Colon
»lIamado -gran Khan, que quiere decir eo ouestro avanzaba esta isla en sus cómputos unas millegllas
!¡romance rey de los rl!yes, como muchas veees él demasiado háeia el Oriente; suponía que estuviese
ny sus antecesores habian enviado á Roma á .,pedir en la situacio:! de la Florida, y que fuese la primera
»doctores en nuestra santa fe, porque le en sellasen tierra que descubriria. El gozo de Colon, allerse,
»en ella, y que nunca el santo parlre le habia pro- des pues rie tantos años rie burladas e~.eranzas, ya
)veido, y se perdían tantos pueblos creyendo en entregado á su granrle empresa, la aclliaraba el tenirlolatrias, é reciùiendo en si sectas de p:Jrdicion, mor que le inspiraban las tripulaciones, respecto á
»VV. AA., como católicos cristianos y príneipes su valor y persevera'ncia. 1I11erítraspermaneciesen
»)amadores lie la santa fe cristiana, }' acrecentadores cere-a de Europa, era'ilë1eñïer que en un instante de
»cie ella, y enemigoli de la secta de Mahoma y de arrepentimienlo y alarma, rehusasen unánimementll
»todas idolatrías y herejías, pensaron de em'iarma proseguir el vidje, y se empeñasen en volver á Es»á mi Cristóhai Colon á las dichas partidas de Iodia, paña. Varios sintomas aparecieron desde IUl'go, que
»para ver los dichos prínrilles y los pueblos y tier- Justifieaban sus temores. Al tercer dia hizo la Pinta
»ras, y la disposicion de ellas y rie todo, y la ma- señal pidiendo socorro; el timon se le habia roto y
lInera que se pudiera tener para la conversion de desenc'ljado. Sospechó éolon que este accidente fuel)ellas á nuestra santa fe; y ordenaron que yo no se una estratajema de los propietarios de la carabela
»ruese por tierra al Oriente, po!,donde se ~c{lstumhra Gomez Rascon y Cristóbal Quintero, para inutilizar
»(le andar, salvo por el camillo de OCCIllente, por el haJel y haeerle quedar atrás. Ya se ha dicho quI'
Jldonde hasta hoy no sabemos por cierta rtl que haya se les habia forzado á entrar en la expedicion , ern¡¡pasado nadie. Así que, despues de haber echado hargando Sil carabela en virtuel de una real órden.
»fuera totlos los judios de todos vuestros reinos y seColon sintió esta oeurrencia, que le anuneiaba ma)ñorios, en el mismo mes de enero mandaron vues- 'lores obstáculos para en adelante de parte de unl'
Jl~rasaltezas á mí que con armada suliciente me fue- chusma, cuyos individu{ls iban muchos contra Sil
»se á las dichas partídas de India; y par~ ello me voluntad, y todos llenos de dudas y malos agüeros.
»hicieron grandes mercedes, y me ennobleCieron que Los mas triviales accidentes podian en aquel critico
nn\>.\ldeen adelante yo me llamase [)on, y fuese al- momento del viaje aterrori7.arlos y conducirlos á la
nmirante mayor de la mar Océ:lna, Ù ~isore~ y gober- rebeHon, y frustrar enteramente el objeto de su Sinnador perpétuo de todas las islas y t!Crra hrme que gantesca empresa.
nyo descubriese y ganase, yrle aquí adelante se desSoplaba á la sazon un fuerte viento, y no podia
¡)cubriesen y ganasen ell la mar Océana, y asi suee- socorrer á la Pinta sin arri('sgar su propio bajel.
»diese mi hIjo mayor, y así de grado en grado para Afortunaclamente mandaba Marlin Alonso Pinzon el
lIsiempre jamás, y partí yo de la ciudad de Granada averi::tlo buque, y siendo diestro y h.¡hi! marinero,
ná doce mas del mes de mayo riel mesmo año de ci 492 logró asegurar el timon con cuerdas, para poder manen sábado: vine á la villa de Palos, que es puerto n{'.iarlo. Pero este expediente era inadecuado: los
nlle mar, adourlc armé yo tres navios muy aptos para nudos se soltaron de nuevo al otro dia, y los demás
l/semejante {echo; y parlí (leI dicl!o .puerto muy barcos tuvieron que acortar vela, hasta que volvie-_
llabastecido de muv muchos mantelllmlentos, y de ron á asegurarse.
nmucha gente de là mar, á tres dias del mesde ag{lsEsta averia de la Pinia, y el hacer ademas mucha
nto del didlO aÍIOen un viel'l)es, anles do la salida agua, determinó al Almirante á tocar en las islag
ndel sol con media hora, y llevé el camino de las is- Canarias, para ver si podia reemplazarla. Pensaba [\Il
»Ius do Canaria de VV. AA.,que son en III dicha mar hallarse lejos de llquellas islas, aunque los pilotos
IIOcéana, para de alii tomar mi derrota, y navegar de la escuadra eran lie opinion diferente. El !'esultu»tanto que yo llegase á la~ Indias, y dar la embajada do probó su superioridad en hacer las observaciones
nde VV. AA. á aquellos principes, y cumplir lo que y lag cálculos, pues dil"isaron las Canarias el dia 6 por
»así me habian mandado; y para eslo pensé dl! es· la mañana.
l¡cribir todo este viaje muy puntualmente ele dia en
Mas de tres semanas se detuvieron en las islas,
ntHa, todo lo que yo hiciese y viese y pasase, como haciendo inútiles esfuerzos y dili~encias para procunmas adelante se verá, Tamhien seîiores príncipes, l'al' otro bajel. Al/in se vieron obhgados á haeerle IIn
nullende describir cada noche la que el dia pasuré, timon nuevO á la Pinta, y á repararla lo mejor qU6
ny el dia lo IJue la noche navegare, tengo propósito se pIlilo para el viaje. Se alteró tambien la forma de
)lde hacer carta nueva de navegar, en la cual situaré las velas de Niña, para que le fuese mas fácil la nantoela la mar y tierras del mar Océano e(l sus pro- vegacion, y pudiese caminar á la par de los demás
»pios lu~res dehajo su viento; y mas componer un buques_
»libro, y poner todo por él seme.iante por pinlura,
Al p~sar por entre las islas vieron el levantado
»por latitud del equinocial, y 10nHitUtldelOcciden- pico de Tenerife arrojar voluminosas llamas y encen»te, y sobre todo cumple mucho que yo olvide el dido humo. El equipaje observó aterrado aquella
llsueño, y tiente mucho el na\'egar, porque asi cum- erupcioll, y pronto siempre á espantarse de cunl»ple, las cuales serán gran trabajo.»
quier fenómeno extraurdinal'Ío, convirtió aquel 1m
Asi esUn formal y expresamente explicados por agüero y de los mas desastrosos. Gran dilicullad tuCl'llon los ohjetos de este extraordinario viaje. Los vo Colon en disipar S\1 miedo, explicándoles las cau·
hechos maleriales que qucdan de SI:! diario, se ha- sas naturales de los fuegos volcánicos, y apoyó sn~
liarán incorporlldos en la presente obra. Como guia doctrinas con citas del Elna y olros volcane, bien
para su navcgacion, habia elispuesto un mapa ó , conocidos.
carta por el que le mandó l'ablo Toscanelli I aunque I Mienlrus estaban pro\'cyénllose de leña, agua y
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VI~A
l'
Y¡AJE~
I;l> CRI.;II',n,IL
provisiones ~n la isla Ile la (;'m~p.r;l, un b;ljel de Ferro le anulció que tres c.lrabelas portuguesas
cruza·
ban de h' isla, con la intencion , sin duda de capturar á Coion. Sospechó el Almirante
alHuna hOSlil
extrataeema de parte del rey de Porlul!al,
en venganza ae haber e'llrado al servicio de Espa¡Ja, y no
perdió ti"mpo en darse;í la I'cla, ansioso de salir de
aquellas islns y de las huellas Ile la navcgacion, no
fuese qu:! nlgun inesperado acontecimil;nto
impidiera el "iaje, baJO tan fatales auspicios comenzado.
I
CO;';T1IiUA
:10:-1
CAPITULO n.
-VARIACIll:¡
MoIRE.ln.
DEL VIAJE.
.......;
DE LA
AGrJA
~O·
COLO:'!.
pulaeiunes ignol'¡l~en la Vel'dí\L;I'ra dist:lIlcia á que liD'
ha laban de Espaiía.
:<:111 de setiembre, como á ciento y cincuenta le·
guas al Occidente de Ferro, encontraron
un pedazo
de miÍstil, que se conocia haber estado mucho ticmpo en el agua, y pertenecer
á un bajel de cicnto
veinte toueladas. El equipaje,
sumamente atento á
to,lo cuanto podia escitar su miedc< ó sus esperanzas, miró con ¡,¡grimas en lus ojos este tlespojo de
al¡;un desgraciado navegantc,
flotando á la entrada
de aquellas mares des~onocidns.
El 13 de setiembre por la noche. cstando á unas
doscientas leguas Ile la ¡-da de Ferro, observó Co10:1 por la vez primera ];\S v;¡r;acioles de la aguja
,12 marear,
fenómeno descollocido
husta entonces.
A media noche percibió, que la aguja. ('n vez de se¡wlar á la estrella del Nort.\ Sf! inclmalla como rnedi) ;JUllto ó de cinro Ú seis grados all\'or-OI'ste, y
m IS todavia á la otra mililana. Admirado de ('sta
d 'cunst::ncia,
la ouserl'ó atentamente
por tres rlia<.,
vi·~nJo que la variaeion aumenlaba en ra7.0nrlel pro¡~re,o. Al principio no hizo mé~ilo de cr-te fenó~e11(: , sabiendo
Cll'ln pronta (·staha n gente ,í :dar·
¡ m:lrse; pero nI tin III descuuricron
os pilotos, y so
. ,~xlendió entre ellos la mayor consternacion.
7<10 pare~ia sino (¡ue hasta las le~'es de la natural:~za perdi1n su vig~r:í mc(lilla que se adelalltaba en el. viaJe, y que ¡han cntral!do P-?r ~tro nlllllllo s?Jeto á
d(sco::lOcldas l7lfluencws.
lemlan qllc perdiese la
'Tuja del tOilo su misteriosa virtud: y Sill esta guia.
se preguntaban
mÚluamente,
¿que scrÚ de nosotro~
pc'r medi'} del vasto y solitario Océanu que nos 1'0dEa? Colon puso en tortlll a su dencia é ingenio para buscar razones con que miti;;:lr aquel lerror. I.e~
di:o que no apuntaba la aguja eXilctlruente il la e~tnlla polar, siuo Ú cierto punto fijo é invisible. La
variacion no la causaba,
por consiguiente,
falaci:\
al¡;lIna de la brújula, sino el movimiento de la cc.
tr,!lIa misma, que como los demás ~uerpos celeslr:;
su frian sus cambios y revoluciones, de~eribienrlo caria
di I un clr¡;ulo alrededor del polo. El alto concepto
en que los pilotos tenian á Colon, creyéndole pro·
fuodo astrónomo,
dió peso :i su teoria y calmó la
general alarma .. Todavia er!! d~sconocido el sistema
solar de Copérnlco : la explrcaclOn de C'lloa fue pol'
lo tanto plausible é ingeniosa,
y muestra la viv:,cida:1 rie su :inimo , sit:mpre pronto á vencer los Ilhsláculos del momento. Pndo al principio haber estahleci,Jo su teoria, solo para aquietar los ánimos; per,)
de'pues se vi6 que se ¡,"llaba él miS'll/'l salisfllchn
de ella. El fenómeno nos es en el dia familiar, pem
su causa aun est,í oculla. En él vem{ s 11I,\ de ar¡ue"?s misterios I.le la nntu.raleza, abier.los Ú obser.\':'CHines y experllnentos
{lial'lo~, y senCIllo en ~par¡,'n·
ci:t pOl'SU familiaridad; pero quealqul'rl!r penetrarlo.
pr·mto conoce el ,'ntend;miento
hum¡¡no sus Iilllile~;
pues hurla la experiencia
dl~ los pr'\I~I¡"oS, y hUIll:lia el orgullo de los doctos.
DE
(14!)2. )
SE dió Colon á la vela en la ma(lrugada del 6 <le
~etiembr3; saliendo de la isla de la Gomera, yentr-.í
por vez rrimera en la region rie los rlescuhrimientos,
desr,idiéllllose
de las islas fronterizas
riel antiguo
mundo, \' tomando el rumbo riel Occirlente por las
aguas de ,conocidas (leI Atlántico. Tres dias rie profunda calma detuvieron á los hajeles cllrca rie tierra ..
Impacientaba sobre manera al Almirante esta c1ilacion, que retardaba el momento rie l'cr cumplido Sil
mas ardi'~nte deseo, el de internarse del todo en cI
Océano, fuera >le la vista de costas y velas, qlle en
la pU,ra a~~nósfera de ,aquell.ils (;~titud~s pue.del~ desculmrse lInmensasdlstancJas.
hldolmngoslgulCnt.e,
9 de seti,~mbre muy de maiíana, vieron á Ferro, última de las islas Cana'ias á unas nuere leguas d,)
ellos. Allí era donde se ;mbian rlivis~do Jas carahelas
portu~u{ sas; y por la tanto se ha]lahan en la vecinrtarl
misma d,!l peligro. Aforlunad:llnente
se levantó con
el sol uni brisa favorable, se llenaron las velas, yen
el discur~o del día desapar~cieron
gradualmep.tè
del
horizonl!! las alturas de Ferro.
Cuando se perdió en el horizonte la sombra de
esta isla, último límite, hasta entances de la tierra,
desfallecieron
los corazones de los marineros.
Parecia que !'teralmente
se rlespedian del munrlo. Detras
dejaban cuanto es caro al pecho humano;
patria,
familia, amigos, la viC:a misma; delante todo era
caos, pc igros y misterios. En la turbac:on de aquel
moment{, terrible desesperaban
muchos de volver
jamás á !.us hogares. Los mas valientes derramahan
lágrimas. y rompian en lamentos y sollozos. El .\1mirante Ile esforzó en mitigar su angnstia por todos
los mellills, y en insp:rarles
SHS propias gloriosas
anticip~riones.
Les des"ribia la magnificencia de los
paises adonde los lIel'alm; las islas del mar indio,
cargadas de oro y piedras preciosas;
la region de
ManJ;ui y Cathay con sus ciurl~fle~ de sin p~r opulene¡a y l!sp!entlor. Lf's prometla 'Ierra~ y riquezas,
y cllanto puerte despertar la codicia, ó inflamar lit
imaginac¡on;
ofrf'cimientns
(lue no eran enga¡lo~os
en ('I dictámen Ile Colon, que'creia firmemente \'erlos re3liz ¡dos todos.
Orden( á los comandantes
Ile IllS otros buques
CAPITULO 1lI.
'fue, e~so que fuera pre~iso srpararse por nlgun accidente, ,:ontinuasen el rumbo Occidental directo; y co \T1'i(;ACIO;>¡DH \"JA,IF..-1F.nnOR Ilt LOS M'.nl'iI:IlM.
despues ie navegnr setecientas Ip.~uas, se mantu(1492.)
viesen á la capa desde media noche hasla por la
ma¡lana, porque á aqueila di<tancia ('speraha con-::L 14 de setiemhre regocij:íron>J
altilJ1lf'nle IllS
fiadamen.e encontrar tif·rra. En III entretanto,
como na,egantes
á visla de los que enn<i'::l'rílh,!n II1pnsale pareci( posible no descubrirla á la distancia prcjl!rOS de tierra. l!na g¿¡rza y un I':íjaru de los tróp:cisa que 11Ihia rlicho, y COIllOproveyó que el terror
eo:; Iiamado Rabo de juneo, ninguno rle los cuales
de ]05 marineros creceriaconelaulllènto
del e,o,pacio se Sl1pOlle que se ¡m'iesga muy ndenl'o rlel m:lr, s~
interpuesto
entre ellos y 'u país, emprzó una estl'avi( ron circular alrededor de los Lili/l'CS. ~,'l1I01;h[1
tafTema flue continuó t·)do el viaje. L1evaha, ¿¡de· s~fuiente los sobreco~iú y l'enó de terIor la ,ista
mfs df~l flinrionáutico,
uno histórieop.nqu'!anotaha
de un metéoro,
ó C(imo Co!onle llama en Sil di:¡·
el verdall"ro progreso tipI hareo, y qlle tenia ,cserrif, de una gran llamade fucGo que parcc:in de~{'elldcr
\'ado pan su propio golJierno. Del otro ahirrto á I (l la m;¡r de,,!e los cielos :i unas cinco hgllas de di~!ollos, Sl straia diariamente
¡dgun~s l('guas de la~ tallcia. Estos metéoros,
comunes rn 10<;elimils c:jque los b 'j,'I('s habian n\'l'¡;ado,
p;¡ra que las trili¡J,)s, y ('011 I'sperialirlall lInjo los trópicos,
~e ven
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TO:¡¡Ol.'
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.
30.
BIBLIOTEGA
DE G.\~PA R f nOIG.
siempr~ en el sereno ciclo de 8US latitudes, como ca- dijo, que por el vuelo de much¡¡s aves, y por otras inyendo verticalmente; ~ero nuncn debajo de las nu- dicaciones del horizonte del Norte, Juzgaba que bubeso En aquellas apacIbles noches en que cada es- biese tierra en aquella direccion. Y como su buque
trella brilla con su radiante esplendor, dejan tras sí era el mas velero, se adelantó hacia ella.
con frecuencia un surco ó cola luminosa que fulguEn efecto, descubríase una neblina h:ícia el Norte,
l'a durante doce ó catorce segundos, y que puede como Jas que suelen descansar sobre la tierra, y al
bien compararse á una llama.
ponerse el sol adquirió tales formas y presentó tales
El viento habia sillo hasta entonces favorable, aun- bullos y masas, que muchos imaginaron ver isl3s.
que con nubes y aguaceros de cuando en cuando. Manifestóse un deseo universal de poner las proas
Habian adelantado mucho; pero Colon, segun su hácia ellas; pero Colon estaba persuadido de que DO
plan secreto, suprimia algunas leguas ¡.Iiarias en el eran mas que ilusiones. Todos los que han viaj;l(lo
cálculo que estaba abierto á las tripulaciones.
por mar, habrán observado las engañosas formas de
Entraron pues haJo la innueneia de los vientosge- las nubes del horizonte, especialmente ul salir y poneralesó constantes, qu e siguiendo al sol, soplan nerse el sol; las cuales con facilidad convierte la vis·
sin variacion de Oriente á Occidente entre los tropi- ta, ayudada por la fantasia y el deseo, en la ticrra á
cos, por algunos grados contiguos del Oceano. Con que se viajll. Esta particularidad se observa mas espeeste propicio viento en popa resbalaban suave pero cialmente en los trópicos, á donde las nubes prescnrápidamente tIS buques por una mar tranquila, y tan al ponerse el sol Jas apariencias mas sjngulare~ y
no luvieron que mover una vela en muchos dias. Co- fantásticas.
Ion habla perpétuamente de la hlandura y sereni.jad
Sobrevinieron al dia siguiente algunas lloviznas,
del tiempo fresco y dulce sin ser frio, en aquel no acompaÎladas de viento, lo que Colon tuvo pOI'
trecho del Océano. En su cándido y expresÏ\-o lengua· buena seÎlal: dos pelicanos posáronse á ÍJordo de los
je compara su fragancia y pureza con las maÎl3nas barcos, aves, que diJOél, rara vez se desvian veinl!~
del abril en Andalucía, y dice que tan solo faltaban leguas de tierra. Sondeó (Jar consiguiente con una
los trinos del ruiseñor para convertir en realidad sonda de doscientas brazas, pero no encontró fondo.
aquella encantadora i1usion. Tiene razon en hablar Supuso era sumamente fácilllasar entre islas situadas
así, dice el veHerable Las-Casas; porque es nJaIavi- al Norte y al Sur; mas no quiso perder en IJUscal'l~s
IIl)sa la suavidad que se siente á mitad del camino de la fav¡Jrable brisa que lo impelía. Además habia aliraquellas Indias; y cuanto mas se acercan lo~ baje- mado sin titubear, que se hallaria tierra siguiendo
les á tierra, mucho mas se goza la temperancia y sostenidameHte al Oeste. Fundábase en aquella l'l'\!blandura del aíre , la claridad de los cielos, y la ame- suncion todo su proyecto, yarriesgaria, por lo tan to
nidad y fraganeia que de ~i exhalan las arboledas y su crédito y autoridad para con la gente dd mar, si
florestas, mucho mas, cièrbmente, que durante los parecia que vacilaba, y que iba atólondral!.lmente de
meses de abril y mayo en Andalucía.
un punto de la aguja al otro. Por eso resol,ió manteComenzaron á ver por aquel tiempo grandes bal- ner á todo trllnce y osadamenle sn rumbo occidental;
sas de yerbas que venian del Occidente notando en hasta descubrir ]a costa de la India, buscanio aquela superfieie del agua, v aumentaban cada vez mas H"s islas á su vuelta, si asi lo Juzgase convenient!,.
en cantidad. Muchas de"ellas eran yerbas de las que
A pesar de sus sagaces precauciones, cundia el
crecen en las rocas, y otras de las qne crian los rios, desaliento entre los marineros cuando consideralmn
algunas de un color pajizo, marchito, y otras tan la largo del viaje, la inmeusa distancia á que se haverItes, que parecia que acababan de arrancarse de liaba n de las últimas islas, para poder esperar SOClrla tierra. En una de estas balsas se cogió un cangre- 1'0 alguno, y veian COliespanto los inmensos trechos
jo vivo, que Colon conservó con sumo cuidado. Tiim- de Océano que diariamente dejaban tras de sí rrecipibien vierol"l un pájaro blanco:, de los trlÍpicos y de táudose mas)'mas hácia adelante por aquel, á la vista,
los que nunca duermen en la mar. Se aparecieron ilimitado :¡bismo. Es cierto que los habian Iisongeado
además por el rededor de los buques muchos atunes, varias indicaciones de tierra, y seguiaN aparecieurlo
uno de los cuales mató la tripulacion de la NiÎla. otras; pero era cierto tambien que desl'anccianse toLe recordó esto á Colon la descripcion que AristÚt'l- das las esperanzas que su ararieion hacía cOllcehir, y
les dá de ciertos buques de CiÍdi7.,que costeando por continualJasegura, desarrollándose delante rie ellus la
fuera del estrecho de GIbraltar, fuervn arrojados misma interminable extension de cielos y de mares.
hácia el Occidente rol' vientos impetuosos, Ilasta Ile- lIasta el viento favorable que parecia qüe la prol'igar á una parte de Océano que estaba cubierta de dencia divina les habia enviadoparallevarlos all'iucvastos campos de yerbas parecidas á islas IllInrliJas, va-Mundo con tan _,uaves y dulces brisas, lo CODvery entre los que se vieron mullilud de atunes. Colon tia el ingenioso miedo en singular causa tie alarma;
se suponía llegado IÍ esta mar, de donde los antiguos porque empezaron fi imaginar que ci viento siemprtl
nautas se I'olvieron con desmayo, pero que él miraba soplaba en aquellas mares del Oriente, en cuyo caso
ron reanimada esperanza, como señal cierla de la ve- no podrian jamás volver á Espaîia.
cinrlad de la tierra. No porque creyec;e llegar tan proEsforzábase Colon en ahogar aquellos temores á
to al objeto de su busca, las extremidades orientales veces con argumentos y rnegos, á veces despertando
del Asia; rues segun sus cómputos no habia nave- nuevas espcranzas, ó seilalando nuevos sign(,s de
gada mas de trescientas y sescnta leguas desde que tierra. El 20 de setiembre cambió el viento, sopl.llldo
dejÓ las islas Canarias, y el sUJlonia la tierra firme con ligeras brisas de Sud-oeste. Estas, aunque conmucho mas distante.
trarias á su ruta, fueron de buen efecto para las' riContinuaba el mismo tiempo el i 8 de setiembre: pulaciones, probando que no em allí perpétuo el
una suave yso,tenida brisa del Orieute henchia todas viento del OrIente. Tambien visitaron muchos p~jalas velas, mientra, que, usando las palabras de cO-\I'OS los buques, tres de los cuales eran de los pequeIon, se mantenia la mar lan llana como pasa el Gua- rIOsque suelen v¡vÍl'en arboledas; yvinieron cantanllo
dalquil"ir por Sevilla. Imaginaba que el agua de la por la lllaÏ1a~la, marchándose otra vez al anochecer.
mar estaba menos salada mientras mas a¡lclantaban; Su música alegró sobre manera los corazones de 1'1<;
notando este fenómeno como prueba de la purcza y desmayados marineros, que la recibieron como la voz
salubridad del aire.
de la tierra. Los pájaros grandes, decían, son fuertès
Las tripulaciones se hallaban animadísimas, y to- de ala, y pueden arriesgarse mar adentro; pero aquedos los bajeles hacian sobrenaturales esfuerzos para 1I0s eran demasiado déhile; para volar lejos, y :iUS
adelantarse, y lograr la rrim~ra vista de tierr~. Alon- trinos ma~irestab~n que no I~s habia cansalio el ví',je.
S9 Pinzon, saludando a almIrante dèsdc la PlIIta, In
Sohrevlllo al sIgUIente dIa ulla profunda calm~,
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VIDAY \1AJESilE
interrump.da por ligeros vientos del Sud-oeste: hl
mar, en ctanto alcanzaba la vista, es~aba cubierta de
yerbas; [,momeno [recl:entemente observado por
aquella pa -te del Océano, que suele tener hl apariencia de una vasta pradera inundada. Se ha atrihuido á
la inmensr cantirlad de plantas submarinas, que crecen en el Jecho del mar hasta madurarse, época en
que las ar,'anca el movimiento de Jas ondas y de las
corrientes, levantándolas á ]a superficie. Estos campos de yel bas se mirahan al principio con grande satisfaccion; per,) al fin esl.alwn ya por algunos sitios
tan denso; y entretejidos, que en cierta modo impedian la n:.vegacion de los buques. Los marineros,
siempre p -ontos á concebir las aprensiones mas absurdas, se acordaron entonces de alguna narrativa
acerca del Océano helado, adonde sedccia quesolian
quedarse inmóviles los :)uques. Se esforzaban por
consecuencia en eludir cuanto po,!ian aquellas masas
flotantes, para que no les sucediera á ellos l:1i~mos
algun desastre parecido. Otros consider¡llJan aquellas
yerbas cono una prueha de que la mar iba perdieudo
fondo, y hablaban ya de ocultas roc¡)s y bancos, de
traidoras barras, del peligro ùe Larar en medio del
Océano, ldonde podian podrirse sus bajel es y desmoronars·} fuera del alcance de humana ayuda, y sin
costas en que la gente pudiera tomar refugio. Algunas ideas confusas de la antigua f<íhu1aacerca de la
~umersio 1 de la isla de Atalante, herian su mente,
llenando de temores su corazon, y creian haber llegado á aquella region del Océano, adonde obstruyen la
navegacilln tierras ahogadas, y las ruinas de un continente e ltero.
Para disipar este pal'or usaba el Almirante la
sonda cor frecueucia; y aunque esta era de las mas
]argas, n·) podia alcanzar al fondo. Pero los ánimos
del equipaje Ilabian elÚrmado gradualmente. Estaban .lIenos de terrores vagos, de supersticiones y
lantasl1\s; todo lo conve~tian en causa de alarma, y
mortificaban á su ~efe con ¡ncesant.es murmuraciones.
~
Continmron soplando ligeros vientos de verano
del Sur y de] Occidente [Jor espacio de tres dias, aunque la mi I' se mantellia como un espejo. Se vió una
liallena Il vantaI' desde l'ljos su desmesurada forma,
lo que Colon seiialó al punto como favorable in,licio,
llfirmandJ que aquellos cet.-Ieeos se mantenian siempre en la~; cercanías de la tierra. Pero se amedrentó
la tripulacion por la calma del tiempo. Decian que
los vientcs contrarios que experimelltahan cran transenntes , no sostenidos; y tan ligeros que no rizaban
la super/cie de la mar, siempre en temihle calma,
como un lago de agua muerta. Tatia diferia, observahan ell ¡S, en aquellas extra lías regiones ciel mundo á que ~staban acostu:nbrados. Los solos vientos
que prev¡lccian con fUtlrza y constancia eran del
Oriente, :' sin po~er para tur!lar la soiiofienta quietud
del Océallo; habla pues el nesgo, ó de perecer rodeados d" aguas paradas y sin orillas, ó de no poder
p.or la oposicion de los vientos, volver á su pais na-
CIIlS"ÓBALCOLO~.
:It
te [mómeno que ocurre en alta mar con frecuencia, y que originan ó bien las últi~a~ o!,!dulaciones
de .,Iguna racha pasada, ó el mOVlm¡emO que dá á
las lIIares una lejana 'corriente de viento, los marineros, empero, le miraron con asombl'o, y aplacó los
ternres imaginarios que habia e~gendrado l~ c.alf!1a.
Colon, que se consideraba baJo el patrocm!o mmediato del cielo en esta grandiosa empresa, IlIdica
en ,u diario que el henchirse así las aguas pareció
decreto de la Providencia para acallar el clamor de
su gente; compárandolo á aquel que tan milagrosarnente ayudó á Moisés cuando acaudillaba los hijos
de Israel, huyendo de la cautividad de Egipto.
CAPITULO IV. ..J
CO:UI:'iUACIO:'i
DELnAJE.-DESCUBRI.\lIF.:'irO
DIO TIERRA.
(1492. )
AL"llE~TABA
de dia en dia la críticll situarion de Colon. A medida que se aproximaba CIlas regiones
oor,tle esperaba encontrar tierra, creeia ]a impaciencia de su gente. Los signos favorables que halJilln
aumelltado su confianza, parecian ya i1usivos; y
est Iba en peligro de que se revelasen y le hiciesen
vol~er atras, al instaute mismo de ir á realizar el
objet() de todos sus trabajos. Se veia la gente de mar
<:01'. desrn1Yo, resbalaudo aun mas adelante por aquellas interminables aguas, que les parecían un mero
(je~icrto de que el muud.o habitable estaba rodeado.
¿Q le seria de ellos si les llegasen á frltar las provisiolle,? Eran los buques demasiado déhiles y defectuc,sos, hasta para el gran viaje que ya habian hech ••; pero si aun se preeipitaban mas adelante;
aUlllentando el inmen<o espacio que los separaba de
la lierra, ¿como podrian volver Jamás sin conocer
pu ~rloen que rehalJilitarse y Iwcer proviciones'f
,\sí alimentaban recíprocamente su descontento,
ret:niéndllse por los rincones dd buque; al principio
cn peq!leiíos circulas de dos ó tres, qUA gradualmente crecieron hasta hacerse formillables, juntándo!,e y fortaleciéndose en amotinada oposicion al
Allllirante. Clamahan contra él suponiénrlole nn desesperaLlo ambicioso, que en su loca fantasia reso!viera hacerse célebre por su extravôeancia. ¿Que le
cnn á él los peligros y sufrimientos agenos, cuando
se veia e"identemente que estaba determinado á sacrificar su propia vida por el prurito de distinguirse? C'¿ntinuar en tan frenética expellicion, era hacerse autores de su propia ruina. ¿Que obligacion
Jos forzaba;í persistir, Ó cu:mdo se habian de conside 'al' cumplidas las condiciones de su contrato? Ya
11il[>iannavegado mucho mas allá de donde hombre
alf,UllOhallia osado adelantarse; ya IJabian penetrado mares, y !llares remotos nunca surcados por auda.\ quilla; ¿hasta donde tenrlrian que ir en busca
de una tierra imaginaria? ¿ Navegar hasta perecer,
ólasta
que fuese imposible la Vl~e1ta?¿Y quien
pu:liera culparlos, si consultando su propia segurida 1, tomasen el rumbo de España antes que fuese
tiVO.
de'nasiado t.arde'? ¿l'io recibirian mas bien aplausos
Colon ';llntinuó con admirable paciencia racioci- po~ su valor eu acometer tal empresa, y por Sil osanando coatra tan absurda~ fantasia~, diciéndoles que dii. en persistir en ella por tanto tiempo? Las pala calma de la mar debía indudahlemente provenir labras del Almirante quejándose de que volvian cond.e la vecinrlad de la tierra, en la parte de donde el tr¡: su voluntad no tendrian peso alguno; porque
VIento so 1laba; y por lo tanto no teniendo suficiente er.l extranjero y hombre sin amigos ni influencia.
espacio )lara rle~nrrollilr Sil fuerza, hastaba apenas SLs proyectos e~t¡¡iJan ccilldenados por los doctos,
p;¡r1l obI'll' sohre lil surerlicie,
y ¡¡nra Jevantnr gran- como ociosos y visionarios, y no gozaban favor
des 0111S.Pero uo hay nada que haga ,ti hombre nHIS con gentes de ningun rango. No tenia por consisordo ¡í b razan que lu iufluencia riel miedo el cual g¡;jente partido que le protegiese, y si una multitud
ll1ultiplicl y varia las formas del ¡¡eli!Zroid~al, mil cu ya ,-anidad de opinion se lisonjearía ;¡l ferle huv~c.es mas pr?nto que la mas activa sabiduría puede I1Il1ado.
dlsl¡¡arla~. MIentras mas argÜía Colon, llIns ruidosas
Tales son algunos de los raciocinios, por medio de
Man.las lfIurmuraciones de la clJUslIla, hasta que el lo!; cuales se preparalJ/ln para oponerse abiert,1mente
dOllllllgO 25 de setiemhre se hincharon forrnidable- á la prosecucioll del "iaje; y cuando se considera el
mente la j \IIan's, aUlHlue no hacia viento nlguno. Es- fU3go natural del carácter cspaliol, ]a dilicull.ad d~
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UlIlLlU rt;<:A. l'li GA~PAR
Y ROIG.
repriuúrlo,
y soke totio ti lIaturulèza rie aquella
Oriente á Occidente
y el tercero [JO se volvieron á
chusma, cOlllpûesta ell general de h?mbres bajos y ver pájaros.
'
~ue navegaban por fuerza, podemos Imaginar el peEmpezó á temer la chusma que habrian pasado por
h¡:!ro constallte ~n que s~ estaba de ulla abierta y de- entre islas, de unas á otra~, de las cUllles volbban
¡¡e~peraJa rebellOn. Habla algunos que noescrupulizaprobablemente las a ves. Colon tenia tambien sus clUban hacer las mas atroces insti¡;aciones.
Pr(lponian, : rlas sollre el particular; pero rehusó alterar el rumbo.
como modo de acallar toda queja posterior- del Almi- , La gentè empezó de nue"o con murlJlllracione~; y
rante, (IU~ si rehusalla voll'er atras, se le arrojase á \ amenazas; m~~ al dja si~uícnte los visitaron tales banla mar; dldendo lÍ su llegada á EspaîJ~, que se ha- : dada~ dè pájaros, y las indicacione~ de tierra fueron
hia caitlo él mismo, mientras contempla!Ja las estre· ' tan lIumero~as, que de su e~tado de a!Jalimiento palias ysigno~celeste~con
sus instrumentos
astronómi- : saron á la mus segura esperanza.
cos; rumor que lIadic tendria la inclinacion ni 10s·1 El gobierno espilÎlOllw!Jia ofrecido una pension de
lIll'dius de controvertir.
treinta escudos al que primero descubrirse tierra. DeNo igllora!Ja COIOllestas intenciones reheldes; pero: seosos rle obtener este premio, estahan los marinemantenia un rostro igual y sereno, suavizando ¡, los I ros dando continuamente
el grito de ¡Tierra! á la
unos con pa la!Jras afallles, estilllulando el orgullo y menor apariencia que fa indicase. Para terminar estas
avaricia Je los otros, y amenazall\:o abiertameule
à falsas alarm~s, fuente de continuos engaîlOs, di~puso
los lila, contumaces
COll ejemplar castigo, si algo Colon que si algullo dalla tal noticia , y no se descuhaciall pam impedir éf viaje,
bria tierra dentro de tres dias, perdiese para de alii
El 25 de setiembre ..-olviÚ :í han'r ..-ieuto fa\'orahle,
adelante torlo derecho al premio.
y pudieron cOlltinllar su rU/IJI,o dil'e(~to háciaef OcciEn la noche del6 dl'octu!Jre Martin Alonso Pinzl)n
dente. Como el viento cra ligero, y la mar estaua en empezó 1Í perder confianza en el rumbo que lIeva!Jan,
ealllla, narc~a[¡an cerca los bajeles, y CololI tuvo y propuso se inclinasen algo hácia el Sur; Culon remucha CO(Jl'crsncion COllMartill Alonso Pinzon, acerhus6 hacerlo, y continuó al Occidente. Viendo esta
ca del mapa que aquel habia enviado tres dius anteS divergencia de opinion en una persona de tanta imá [¡ordo de la Pinta. Suponia Pi UZOIl que, segun las portallcia en su Ilota como Marlin Alonso, y temiendo
indicaciones
del mapa, deberian estar cerca de Ci- que la casualidad ó el designio pudiese disllersar Jas
pango, y de las otras islas, que el Almirante habia en buques, mandó que si alguna de la~ carabelas se seél dclineatlo. Colon admitia en parte aquella idea; pero paraba de él, continuase al Occidente,
haciendo por
creia PLlsi[¡le que los buques se hulliesen apurtado al- reunirse á las otras lo mas pronto posible; alJaflien.Io
go d.e su rumho por caUSl de las corrien tes, ó que no que se mantuviesen
cerëa del suyo Jos !J¡¡jPles ,JIsalir
hubies'~n venido tan lejos como los pilotos calculahau.
y ponerse el sol; momentos en que el estado de la litPidió que se le devolvlCse el mapa; y Pinzoll at<Índo
mósfera es mas favorable para los descubrimientos
la á una cuerda, se lo arrojó á !JorcIo. lItientras que de tierras lejanas.
Colon, su piloto y algunos marineros de experiencia
En la lIIarlana del 7 de octu[¡re, al amanecer muestaban estudiando el mapa, y esforzándose en deduellOS de la tripulaeion rlel Almirallte creyeron que dicil' de él su verdadera posicion, los soLresaItóun gri- visaban tierra en el Occidente;
pero era tan cunfu,a
tI) de la Pinta;
y Il)Vnl1t,lllllo los ojr¡s vieron á Martin
su apariencia, que ninguno qui50 aventurarse á proAlonso Pinzon suhido I'.n la popa de su Iluque repiclalllarla por nu exponerse, en C;¡SOdl) equivocacio!l,
tiendo en alta voz: ccj Tierra ~ j tierra!
pidiendo su , tí perder toJo derecho al premio. La Niila, empero,
premio, y seiialando al mismo tiempo al Sud-oest(~,
siendo tan veh)ra, se adelantó para asegurarse
del
adonrle hauia en efecto apariencia rie tierra, como á hecho, Poco l1espues se \'ió trelllolar una !J~ndtlra en
veinte y cinco leguas de distancia. Colon se arroddló . el mástil. y resonó un cuîlOnazo, seîwles preconceral momento para dar á Dios las debiLlas ¡;racias,
y I tadas para anunciar tierra. Nueva alegda reanimó á
Marlin AlonsoPjnzon
en tonó fenorosamenteel
Gto- , la pequei:a escuadra; y tallos los ojos se vol~il'ron al
,'ía iTl cxcelsís, en que le acornpaiJaroll en alla \'OZ : Oc:cic1cnte. Al ucercarse, empero, se desl'anecieron
sus marineros y los del Almirante.
I sus esperanzas;
y anh's de l:t noche ya se habia la
Suhi~ron lnego los marineros á los mústiles yesca- I prometida tierr.l disuelto en el aire.
hs, dirigiendo la vista /¡ácia el Sud-oeste; todos con- 1
La chusma ca~'1Í cn un ahatimiento proporcionado
tiflll1¡ronla seguriLl/1l1 dll que se divisaba tierra. La {¡ la alt-gria que les acaballa de estimular tanto, cuanconviccioll era tan fuerte; y tan grande la alegria pú- do, ocurrieron otras circunstancias
que les in"piraron
[¡licJ, que le fue á Cnlollnecesario
variar su ordinalIuevo vigor. Ha!Jia Colon o!Jservado muchas bandario rumbo; y poner la proa al Sud-oeste. Pero la Juz das de pe(l'leÎlOs pajarillas, volando hácia (d SuJ-oesde la rnaîl1llla acabó todas sus esperanzas corno las de te, é infirió de ello, que debian tener tierra vecina,
Ull sneiJO. La imaginada lie~ra !J? era rms que una: en que alimel\t~rse l"1t~scansar. Sallia la importancia
nube ve~pertllJa, (lue se habla (l¡slpado lll,rla 1I0clle. I r¡ne dalJanlos vlUJeros portugueses al vuelo de los pnCon tlesmayados corazones turnaroll rle Iluevo el runJ- ; Jill'OS, y que SiglliélHlole halJian descubierto lIlu<:I¡[¡s
!Jo O,:ciJent,d, del qne Colon no se hubiera nunca ~e- : de sus iSlas. Hallia ya navegado seteci'~lItas ~ einpar:1I10, á no ser por condesccndtlr COll sns ruidosos:
t:llenta leguas, distancia ¡Í qne creiaenconlrar
la isla
deseos.
rle Cip:!IIgo; y COIllOno viese apariencia de ella, crcPor llJudJOs dias continuaron
con la misma prós- ' yó J¡al,,~r1a p;¡s,ldo (lot' alguna equivocaciou
en la lapera brisa, mat' tranquila y suave, y delic,ioso,tiem; titull" Oetermin<Í Jlues ell la noche (h;' 7 d,e octubrc
po. El agua estaha tan tran(luda, que ,;crlJl'ertl:llIlus
cambwrsu curso aIOeste.s~d-oes!e,d1fl
C~lOn en que
marineros en nadar ;.1 rededor de los InJeles. Empevolaban los p_Jaros y contllluarlo
lo menos por dos
zaron a aLundar dellinrs, y lo. exJceto:i ó peces vo- i dias. :'io se dl'sviaba así mucho dc su principal rumladores se remonta han (lor ·cl aire y ('¡¡i,ln ¡Í Lorrio .. bo, satisfacia IllS deseos de los Pinzones, y ct'eia aniLas continuas seíïales ¡je tierra dirertian la atenci.)n
lilaI' ¡Í todas su~ gentes.
de los mariueros, y les haciau seguir ilhensiblelllen\ Siguieron por tres dias aquel derrotero; ymienlra,;
aJelante.
: mol'; navega[¡an, JIlas frecuentes;'
palpables eran las
El 1." de octuht'e, segun III cÜlculo del piloto de : seîiales de tierra, Bandildas de pintadas avecillas de
Ir¡ AllIlirllnta, habían nal'egado r¡uinjelllas ochenta I v¡¡rios colores, muchas de ellas de las (lue cantan por
le"u;¡s h:icia el Oecidentc, desde que salieron de las: IllS campos, volaLan al redl~t1ol- rie los !Jftjeles, contlisl~ls Canarias. El cómputo pú!J!ico de Golon lenia \ nuauC;o despues hacia el Sud-oeste,
y lambien se
quinientas ochenta y cuatro; pero el reservado sete- : oinn \'olar otras por la noche. ~lu('hos atunes jugaba!]
eipntas y giele. Al otro dia flotaban las yerbas de (lor arJllClI;¡ p",-Wo mar j se ,¡('ron se¡:uir la mi,m,l
I
I
II
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I)
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VID,'
Y \I.\JLS
[¡Ii CnSJ Ún,\L
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C,)LO~,
llerrola \Ina garza, Ull pelícano y un pato. Las yer-¡ risueño y firmo quo fuose Jo dia, su aspecto enlll
bas Ilue !lotuban cerCa do los barcos eran frescus y p Iru él aquellas horas de la mas penosa ansiedad; !
verdes y parecian recien arrancaoas de la tierra; yel li:¡re y encubierto de toda observacion por hIS súmaire, dic l Colon, era dulce y fragante C0l110las brisas bl'as de la noche, registraba con incansable afan el
de abril en Sevilla.
t\'neuroso horizonte, en busca oe Jas mas vagas indiTodas estas señales lus miraba empero la chusma c:lciones de tierra, SÚbito, á e>o de las diez, pens6 qua
como otras tantas ilusiones engaÎlos"s que los iban v'lia relumbrar nna luz lejana. Temipndo que el desllo
atrayenlo hácia su destruccion; y cuando vieron al y la esperanza fueran I~s únicas cau~as de aquella
tercerdi1 descenoer el sol por IIIl de~rejaùo y liqui- a'laricion, lIam6 á Petlro Gutierrez, caballero de c:llio horiz,mte, rompieron en bulliciosas turbulencias.
!TIaradel rey, y le preguntó si veia una luz en aqr.eClamaban cOntra la obstinacion oe tentar el destino, ll.t direccion; la respuesta do este fue afirmativa.
contínurndo por una mar sin límites. Querian resue;- 1\las dudando aun que fuese ilusian de la fantasía,
tamente \'oh'erse, y abandonar el viaje como deses- Ihmó á Rodrigo Sanchez de Sp.govia, y le hizo la.
perado. '~olon t.rató de flllcilicarlos con palabras afa- misma pregunta. CuandO Sanchez llegó al castillo,
bles, y promesas de abundantes premio~; pero viendo Y:l la luz h,'¡bia desaparecido. La "ieron una 6 do~
que solo aumentaba sn damor ':f bullicio tomó un Vlces despues pasar repeutinament'3, como la.antortono ma; decidido. Les dijo que era inútil murmuC:1llde una barca pescadora, que se eleva y se sul'al'; que la expedicion habia sido em'inda por los so- werge con las olas: 6 como si la llevase alguno en
berunos para buscar las Indias; y que estaba deter- la mano subiéndola y bajándola por la playa, al puminado ,í perseverar á todo tranc'e, hasta que con el sal' de una easa á otra. Tan inciêrtas y pasujeras
favor de Dios cllmplíera su empresa (I).
e.'an estas vislumbres, que pocos les dieroll imporPeligrosa en extremo era la posicion de Colon hll- t,lncia: Colon, empero, las tuvo por señales indudaliándose en completn lJ<lstílidad COll sus tripulacio- bles oe tierra, y de tierra habitada ademl1s,
nes. Por fortuna rueron tales las indicaciones de tierContinuaron su rumho husta las cos oe la mañana,
l'a al ot·o dia, que yu. 110 podian admitir ninguna en que un cañonazo de lu Pinta eli,Sla alegre seiJal
lltula. Allemas de muchas yerhas de rio, vieron un de tierl'.1. La oescubrió el primero un marinero 1111lll'z VeI'{ e, de los que no se desvian de las rocas; mado Hodrigo ,le Triuna; pero el premio se adjudicó
tlotó por cerca de ellos lin ramo rie espino con su, d ~spues al Almirante, por hahp,r préviamenle perciLayas ó najuelas coloradas, y rerientemellte arran- bido la luz. Se empezó ,í ver COlichridad la tierra á
cado de árbol; cogieron despues Ulla caÎla, una un~s dos legnas de distancia; por la cual acortaron
tableta, y 10fJue lilas esperanza infundió en el des- v,das, y se mantuvieron á la capa, esperando impalJ!aya(lo ,¡Iiento ,le Jos equipajes, fue uu palo artifi- c'enlemente la aurora.
clalmente labrado. La tristeza ':f motin dieron otra
iCU<Íntosy cllan diversos se1'Ïan los pensamientos
vez lugal' á la espcranza; y todo el dia vigilaron aten- que en tlquel momento cruzaron por la mente da
tamente los lIlarllleros con el deseo cada uno de ser el C,)lon! Al tin había cumplido su obra, no obstanto
primero que descubriese la tierra por tanto tiempo tcdas las dificultades y peligros. El gran misterio
y con tunto afan huscada.
d.~1Océano estaba p revelado: su teoria, que fue
CUllnrio anocheció, segun la invariable costumbre Ul tiempo la mofa de los sabios, quedaba triunfunte·
¡I bordo :Ir. la AlmÍl'i1nta, c:lI1turon los marilleros la mente l'stahleeina; y hahia coronado su frente Ùt'l
Salve.Regina
Ú hilflUfl de Nlra. Sra., y oespues de
td gloria que no tendria mas fin que el Jin del
('ste plaCOSOruego, dirigió Colon un solemne discUl'- IT undo.
Ú su gen ,e. Les recordó la misericordia ùe Dios que
Es diridl hasta para la imaginacion concebir 101>
tos condllcian con tan suaves y propicios vientos por sl'ntimientos de tal hombre en el instante <letan sumeLlio Ile un tranquilo Océano, reanimando sus blime descul.'rimiento. ¡Qué maraviJJosa multitud de
esperanzas con incesanles señales, yaumentándolas
cllnjeturas debió llenar sU ánimo, respecto á lo~
cuando l'umcnlaha su temor, y guiá'nd%s así tÍ una p:lises que deJ¡lllte ùe él estab,lII cubiertos de tinietierra de promision. Les recordó des pues las órdenes b,as! Quc era fructífero, lo mostn.bw Jos vejetale,;
<¡ue habia rlado a! oljiu'las bl~ls Canarias, para fJue qlC ,flotaban en SIlS oril~as. Y creil C?'on ademas
11~vegaS{n,al OccHlellte setecIentas leguas, mante- r!sp¡rar en los blalloos aIres la fraganCIa de.aro.máDié~dos( a la capa dur.mle la Iloche, recorrido que tl,~as arboledas. La luz ambulallte que habla VIsto,
IJllbleral! atlllel espacio. Las apariencias prrsentes
probaha que era tambien residencia de homhres. Pc,
autoriza:)."n tal PI'CCilu,;!on. Pensaban que podrian n, ¿quiénes er~n sus habitantes? ¿Se parecían acaso
llegar fi llCl'ra aqup-Jla U'llsma noche' y Ilwndó poner fi los oe las olras partes del globo? ¿ O cran tal vell
u.n vigilal}te c,enlin.el.a en el ~astillo ~Ieproa, prome- ~'l alpun~ extraiia y 11!0lls!ruosa ra:~a, cun.' daba ]a
t~éndole a qUIen IlIclesc el \Iescubrimiellto Urt jus- Illagu,lacHlIl en aque!los \JeI!lpos á las regIOnes d,estlllo de t~rclOpelo, ademas de la pellsioIl ofrecida por c\JlloClllas y remotas! i.lIabJU lIegodo á alguna lsla
los sober lilas.
sllvaJe del mar lmlio, ó era aquelLl, por ventura la
La bri<a continu,) f.'rsca todo el dia. con mas mar cdebre Cipango, objeto dc sus auríferas fanw,sias'!
de la orclinaria, y habian adelantarlo mucho. Al tl,15- Mil especulaciones selJleJalltes debieron haberse mulJOontar del sol se dirigieron de nueyo al Occiocnte.
ti,)licudo en su meute, lIIielltras que con la impaé iban culando COlll'apidez las ondas' la Pinta á I~ ciente tripulacion esperaba que se pasase la lIOche;
cabeza, :)01' sel' la Illas velera: reinaba' en Jas tripu- oll'Jando si III luz matutina le revelaria algun erial
lacioncs ra mayor alegria )'Ünimo; y no hubo plÍrpa- c:si ,desierto, 6 ~i resplandec,eriall sobre arboledas
dos q~e se cerraran aqllella Iloche. Despues de os- o~,orlfcras, levantados y lUCIentes faros, doradas
curecHlo suhió Colon al castillo de su alta popa. POI' clll~lades.' y todo el esplellllor y pempa de laciviliZ~ cIon o1'lentul.
(Il AIgll1·o~ historiadores rpoya,tos en la auloridad de Ol'iedo
Desde que se hundió el sol en su ocaso, andariun
escnlor 31_1.SlUll~l{lo. y quc nu pi·:n.lc orasion aJgul1:l de m:md!Iar la ¡¡lo 'l:~ d" Lolon. pretenden que esle cnpitulú ron su d,.ce millas cada hora, y llasta 003 horas despues
JO'llrl'e~ta .trlpulnrlOn pronwlii'ndoles desistir de sn empresa si di, media núehe andarian noventa rnÏllns, que son
£I1 el ll'rm;no tic Ires dl~S Ho tit'scubria
lierra; m~s este 3scrto
\'finte y dos leguas y media. EK PU'lSe\'identf>, que
(:3frcc de fundamento SI nlcmll'mus it quc 110 se Cl1ctlentra en
el relato lJue de su expediri~n h~een Pedro ~Iartir el cnra de si á las dos de la maiiau:I distaba la isla dos leguas
l'a13clos, ~ sn hijo FCrIHln(\o. el menor \"estigio dr.' lf\l llpiniur.
cc 1110consta del mismo documento y habian nave-I
los cuales no hub!eran onlltitlo accidenle de tanto bullo. \' lJlI¿ g;,do hasta entonces á rllzon de do-:e millas Ô tres le1:1l1tOhonr, ha, a COIOl1.,p,or lo I"'oel,n dal<l ti irre~:u,;.'hlè (lile
g.lJa~por hora, á. las diez de la !loche, hora en qu¡,
!lOS prescu!nna de los mlllulol ')b~t~CI1'0S 'l'le se n6 prrcisallo
;¡ s"l'er~l'.
VI) la luz el AlulIrante, se hahl'la hallado Ii catorce
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llInl.1on¡r.\
DL I;ASI',\I: \' ROIC;,
Jeguas de la isla. Di!?/') ClIlon I'll cllllismo diario, ha- i AcurlierlllJ 1Íla playa, 1 oùsr;rvaùa,n sus m(,vimiento~
blando de Glla1lahani: esta isla es muy llana y sin i C?~ temerosas dudas. Su ~Irar ~IlI "~~ller7.?a!~~lJ()
nin"una montana.
" vISIble, el desplegar yreco,,,,er 1,1~vel.ls, palewlds á
o
desmesuradas alas, los tema llenos de sorpresa. Pero
LIBRO IV.
cuando vieron_venir lo~ ùotes f¡¡lcia.la orilla, y talltos seres extranos, vestIdos de reluciente acero, 6 ce
CAPITtjLO PRIMERO,
ropas de rlivcrsos colores-, saltar iutrppiclame~.te en
tierra, huyeron despavon.dùs á.sus bosques. \lelHio
J>R1!1ER
I1ESI::&IBARCO DE COI.O:<I
E:<IH !'il'I.\'()o-)IlJi'iDO. empero, que ni los segman III molesta han, d~se(1492.)
charon grarlualmente s!l terror, y se, acerëaro~l a Ins
espailOles con grandisl~a re\'er~ncJa, postranr~ose
, CONTEMPL6
por vez primera Colon el Nuevo-Mun- frecuentemente
y haCIendo senal"s de adorac¡on.
do el viernes 12 de octubre de j 4 '12. Al rayar la au- Mientras duraro~ hs ceremonias oficiales di) Colon,
l'Dra empezó á aparecérsele una bella y llana isla de se mantuvieron admiran<io con timidez y asombro d
¡¡Igunas leguas de circuito, muy verde, muy lozana. color, las barbas, las resplallil~cientes armas. y las
eubierta de árboles cual si fuera dilatada floresta. espléndioas ropas fIe los espanoles. El AJuurante
Aunque torlos los objetos parecian existir aun e~ la lIam6 particular atencion ,flor lo eleval!o de su estalujosa libertad de la inculla naturaleza, estaba la Isla tnra, por su nire de autorlùad, su. Yestldo ,le escal'poblada, y se veian salir los haùitantes de los bos- lata, y la rleferencia con que le !Turahan sus com[l:I€lues, y correr hacia la arilla á donde se paraban ñeros todo lo cual daha á entendl'f que era pl ,:1
:lllsortos contemplanrlo los bajelcs. Todos estaban coma~dante. Despues ne haherse disipad!l todav;a
}lerfectamente desnudos, y sus actitudes y gestos mas su miedo, se aproximaron á Jos espanoles, II!s
mdicaban la mas profunda maravilla. Colon mand6 tocaron las barbas. '! examinaron lus manos y rosechar anclas y armar los botes. Entró en el suyo ri- tros ¡¡rlmirando su blancura. C()ntento Colon con su
camente vestido de escarlata, y con el estandarte
selleill'~z su manserlumùre, v la confianza que poreal en la mano; mientras Marlin Alonso Pinzon, y nian en ~eres que <iebieron haberles paree!do tan
Vicente Yaîiez, su hermano, ocuparon los otros, ext.ruiíos V forrnirlahles, ~ufrió aquel esr.rutmo con
limbos llevando banderas de la empresa con una cruz la mayor 'condesc('nd('ncia. Los arl.mirarlos sal~'ail:s
verde por hlason, v las letras F. ,é I., iniciales rle los no fueron insensibles ,í ('sta henignuiart. Snponwn ó
monarcas de Caslilla, Fernando e Isabel con sus co- qne los hajeles habrian sylido del lirm:Hn.~to Üe
rOl/llS encima.
cristal que cerraba sn Ilol'lzoll te, Ij que hólhrran h:,Grande fue Sil alp!tría cuando vieron las extensas jarlo cie ul'fiba con sus dilatadas alas, y,ljlle los,mafloresl..1s qne emùellecian sus playas, \ista que le,s ravillosos seres que venian en ellos senan habltoniliz() redoblar sus esfuerzos para llegar á aque!Ja Ol'!- tes ne los cielos.
lia de la cual tau corto ei<pacio los separaùa p. EsNo eran ohjeto de menor ,curiosidad para lo~ estahan los árholes de la costa cargarlos de frutos de pañoles los hahilantes de las Islas, p(\r c1lferenclar:-e
tentad?r matiz, pero desconoci~a especie. La pureza tallto rle tod:ls las otras razas ele los hombres. ~,u
v suaVidad de la atmósfera, la dwi;¡mdar! de las aguas apari('nci;¡ no prometia ni civilizacion n! ri(Jueza;
que haîian aquellas islas, les daùan illexplicablebeporque iban enteramente eu cueros y plllla,los Ile
lleza, y prodnjeron mucho efecto en cI :ínimo de varios colores. Algunos t~ilÍanse solo pa~te de la ('aColon, tan susceptible de e:;te género de impresio- l'a la nariz ó los n;írpados; otros ext.endlan est!' ornes. No bien hubo deselilh:lrcado, cuando se arro- nato por todo el ~nerpo. adqniri('ndo COli él un asrlill6 reverentemente, h~s6 la tierra, y dió ¡¡raeiasal pecto filnt;íslico y sah'aj('. Su cutís ('ra to~ta.do, de
Todo-poderoso cou lágrimas de alegria. Imitaron los color de cobre, y estahan enteramente deslltuHlos lill
de la comitiva su eiemplo con el Cllrazon rebosando barbas. ~o tenian los ('ahellos crespos como las rede gratitud y alegría. Cololl se le\·antó despues, des- cien descubiertas tribus de la costa africana en la
Jllll16 la espada, y tremolando el estandarte real, lIa- misma latitun; sino lisos y ordinariqs, cortados €'ll
mó al rededor SU\'O¡í los rlos capitanes, á ~\Iriao dI' parte por cima de las orejas, pero dejalldo algunas
~\'edo
r es<:riùàno de la escuadra, 1Í Iludru;.o _Sanmechas detrás, que I('s caian p'Jr los h,ornbrt1s y cs. e y los r1cmás que habían cIesembarcaoo;yTOiiló
paldas. Las faccion('s, aunque oscllrpcldas y drsfiguposesion ¡le la islri en nombre de lo:; monarcas de radas por la pintura eran a¡;radables; con el~Y;lIh,
Castilla, dúndole el f10lllhre de san Salvador. CUIll!lIi- frentes V hermosísimos ojos. La estatura mediana y
das las ceremonias y formas necesarias, exiiJÍó <ielos hien forinada; los masde ellos parrcian de Jl)e~?s de
presentes le prest¡,~rn el Juramento de obediencia, treinta HilOS, y solo hahia una hemhra llIuy .loren,
como Almirante y Virey, rl'presentante de las pcr- en cu('ros como los homhres, v rie hellís:m:!s formas.
liOllas (le los soberanos.
Suponientlo Colnn qlle habia desembarcar.o c~ mm
La tripulaci,)n 'Iii,"; l'ntoncrs Iihre, ruidosa y extra- isla de la extrelllh\;lll di' la Indi:l, nombraba a los
vagante lIluestra de Sl1¡¡fegria. Lns que no ha mu- naturales con la dellolllinacioll ¡(l'lierai de indianos,
cho temian caminar Jl;ícia Sl1tlllllba, se considerauniversalmente adGplada antes .(je, conoc ••rse!a \'er.hHnya COIllOfaI'orit.osde la fortuna, y se entregaban
dad era naturaleza del oescuhrrml('nto: haIJlendo:;c
al mas i1imilano g,17.O.Su excesivo cl'lo no les per- l'xlenrlicIo despues á torlos los illl1í3euas del Nucvomitia sepl,rarSI~ del AI:nir~nte, LIIOS le abrazaban;
lIhlncIo.
"tros le ù('s:lùan las IWHIOS,l\quellns quc mas turPronto de,cubrieron los espailolcs que rran aq\l~·
Lulentos é incIóeil('s ¡,ahian sido durante el viaje, 1105 isleÎíos de disposiciol/ SV¡I\'e y am,igab!e, y sl'neran entollcrs los mas :lsidllOS y entusiastas. Algu- cillos é inocentes por extremo. 1\'0 klllan IIIi1S arlll:.s
nos le pr.rlianl:lIores, con:o Ü un hombre que ya que. cil'rtos bast.olll'S (Ille usab:1ll cOlJlo,I:lflz;!~,I'lllh;tenia rll/upzas y bflIlOf('Sque dislr¡huir. Ciertos en- reclendo HIflJl~¡..(O
un" di, Jas pUIlt.as, o f!mllcllJosc'a
tes viles !jlle Je habían /lnll's lIJ/l'i'.Ïaclocou Sil inso- de pedernal, 6 de espinas de w's('adll. l)e,colloci"n
lencia, se arr'llstl':¡hdn enfonces á sus piés, pidiéndole. completamente d hierro Y~ns h,írl'aras ap!icacion",;
perdon por todos I"s agr':1\-i"s que le hahian hecho, y Jlorque haùiénllolps pr('sl'nlado \lna tS[JóJJ:t ¡Jl'snuJa,
(l~rel'Îénd"le para en :1I¡pla,nll' la lilas ciega ?bedi,en-¡la el,nr~rlaroll in('aulalllt'nle 11'11' la hOJa.
cIa. Los naturales de la ¡,la, cllando h:dHan VISto
Dlstrrbuy6 Colon elltre ellos, gorros de colon'"
nparecer los ùajeles COll la aurflra, rodeando á vela¡ , ('uentas de vidrio, c:lscaheles y otras bagatelas, COIIIl>
tendidasllscostus,loshahiansupueslogranrlesmonsJas que solbn camhiar los portugueses por ploro d••
tro!' qlJ..eI¡¡¡biausurgi'.!o It.> lasa!;llas dur:!nte la noche. lIa costa africana, Recibian estos do!:('s como jop:;
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\'10.\
CUl.ox.
3;;
en la nHI' china, é int.el1m.~laba las illLlicaciones de
1m indios con arreglo á la supuesla opulencia de aquellos paises. Asi lus enemigos del l'I'Jr·ocste de ((Uti
hahlaban los indios, él pensaba que debian de Eel' las
gen les del cont.inelIte de Asia, los s¡'dJllilOS del grau
(\llan de Tart.aria, á quieu el viajero vèueciano pintala acostumhrados
fi guerrear por Jas islas, y á esdr.vizar á sus habit.antes. El pais del Sur, tan abun·
dante en preciosirlades,
lIO podia ~er ot.ro que la
famosa isla de CipalJgo; Y el rey á qlien servian en
\'a.,os de oro, debia ser aquel monarca cuya suntuoS'l ci u,lad y expléndido pa lacio cubiert.o con láminas
del mismo met.al, habia Mal'co Polo celebrado en tau
m 1~Ilí!ico~ términos.
Esla isla en la l'liaI por vez primera on.leó el pahe lion europeo, se llamaba por los lIat.urales do ella
(;lIanahani.
Todavia conserva el nomhre de sali Salva'lor que le ,lió el Almirante, aunque los illgleses
lo llaman Cat-Island, ó isla del "ato. La luz que haIJi I visto la noche antes del desemhareo¡
pudo haher est.ado en la isla de Wat.lilltg, .-¡ilua, a algunas
lei~lIa;; mas hácia el Orienl". San Salvador es una de
la~ Lueayns , 6 islas de Bi hanl:) , que se extienden a I
SI J-oest.e y l'Ior-oeste, desde la cost.e de Florida á la
E~pailOla, cubriendo el ~ol'le de la costa de Cuba.
Al amanecer del dia Ji de oct.ubre saltó el Ahnirailte con los hotes de los buqucs á reconocer la isla,
.Ii 'igiéndose al Nor-oeste. La costa estaba rodead;¡
de una banda de rocas, denlro de la cual habia fondo Y amplit.ud bastant.e para recibir todos los hajl'lef' de la cristiandall.
La ell tr:¡da era lIluy estrecha;
se hallaron dentro algunos bancos d,: arena, pero el
agua tan sosegada cumo en nna la¡!una.
Estaba la isla muy poblada de ¡¡rboles; tenia IllUclns corrienles
de ugua, y \ll! grande lago en el
ce 1l\'0. Pa~aron con sus hotr..s por dos ó lres lugares,
cuyos habit.;mtes de ambos sexos aeudieron presul'OinS á las oriljas, postr¡¡n,lose pOl' ti,\rra y levantanrio los ojos y manOl!, ó bien pam dar gracias ni cielo,
,í "il'n ell alloracioll de los espailoles eoUlo seres sohl' ~llaturales. Corrian paralehun()Ilte á los ootes, Ihl'
m;.lIdo á los españoles,
convidánrlolos por seil1ls ;i
deicmh,¡rcar,
y ofreciéndol,~s frutas yagua.
Pero
"ilndo que continuahan los hutl!'; su camino, muchos
iUllios se arrojaron al agua, nadando det.rús de ellos,
'! ¡.I.ros siguiendolo., en calloas. El Almirante los redl,ia á t.odos benigna y halagüe!iarr.ent.e,
ùándoles
cu~nt.as de vi¡"lrio y otras bagat.elas que t.omahan
eills con éxt.ilsis de nlegria, como dones celestiales,
lo·que era idea invariable de los salvajes que I\IS
¡!; llCOS habian bajado del cielo.
:~ontilluaron asi su curso hast.a llegar á una pef1uÚ¡a península que podia separarse 'en dos Ó lres
di •• de la isla, deJándola rodeada do a!o:ua. Y que
COllS¡deró Colon por lo t.ant.o excelente situacion para IIna fort.aleza. En ella habia seis chozas indialws,
roceadas de arbolerlas Y janlines tan hermosos COlllO
los de las Ilalluras Ile Castilla. Estanf]o los mariw!rOf' cansados cie rern~lr, y no p,¡reciéndole al Alnd
rur,te la isla de sulicient.e importaneia
para coloniza' la, volrió á sus ouques, tomando en él siet.e iudios
pa ;'1)que a prendiesen el rspañol,
y le drvieran Jt:
inll,rpret.es.
'roveyéronse
de leila yagua,
y dejaron la isla
de san Salvador ¡¡((uella.misma lIoehE; con t:ll impadelicia deseaba el Almirante I'llnt.illuar sus descubri-.
mimlo"
tan sat.isfact.oriament.e cOll\enzados, v sohfl. t.ollo llegar á las oplllent.a~; regiones del 'Sur,
donde creia encùut.rar la faluosa hola de Cipallgo.
Y VI.\JEl'i Ul:.: CIIISTÚU.Il.
ineslimaLles,
poniélhlll~c las cucl1ta~ ell el cuello,
gozándosl con adllliracíon en su propia elegancia, l'
absortos Je placer con el sonido de los cascabeles.
Permane.:ieron
los espa.ioles todo e I dia en la costa,
descansa IrlO de su pCllfSO y dilatado viaje en las ricas arbollld,IS de que estaha cubierla y no v'llvieroll
hasta por lu noche á bordo, sumamente
satisfechus
de 10110 lo que habían visto.
Al despuntar el sigui3nte dia. ya estaha la playa
lIrna rie indios, que desvallecido complelarnr.nte el
¡lIicdo ú los que creyeron de antemano mÓllslruos
del mar, venian nadullilo il los bajel es ; montaban
otros Jiger,)s barquichuelos,
que ellos llamaban calions, formadas de un SColoárbol, y capaces de llevar
,les de un hombre hastl\ cuarenta ó cincuent.a. Las
manejahDn .Hestrament.f por medio de canalet.es; y
si se vole 1ban, nada ban al rededor con perfect.a segu·
ridad ,~Of(jO si estuviesen
en su nat.ural elemento:
I'est.ablec ian las canoas ~in difIcult.ad , y las vaciaban
con calahazas.
Most.raban ardient.es de~eos de arlquirir regalos de
los blanc<ls, no tanto, segun parecia, porque t.uvie~en alr.a i lea de su valor int.rínseco, sino por'lue todn
lo que venia de los extranjeros, poseia á su~ oJos una
\'irtud sohrenatural,
creyendo qUI) como ellos proveIlia del cillo. Hastn recogieron los fragment.os devidro
que enco'ltraban por el suel6i:,como preseas de gran
valor. Po ~os objetos podan (far en cambio, si se exI~epluaCl oros que mucilOs habían domesticado,
y
algodon I ue tambien poseian en abundancia; y Cftm.
hiahan grandes ovillos de veiut.e y cinco Iihras cie peso,
por el mas insignificante juguet.e. Tambi'lll trajeron
tort.as dI una especie de pan llamado c;¡z;¡bc, que
conslitui ¡la part.e prin,~ipal de su alimelllo, Y fue
Ilespnes mpOl'tant.e arthllo de provision para Ins espailOles. '<:staha hecho ,le una gl'¡\llde rai''', llamada
yuca, 'lUll cultivahan en sns campos. Se cort.aba esta
l'n pequeños pedazos, Sf raspa ha y prensaba, hacien-"
110 de ella IIna tort.a ext.~n(hda y muy delgada,
qne
~e endurtcia despues dll seca, duraha mucllO t.iempo,
y era me Il'ster mojarla en agua para comerla. Ern
insípida, pero nutritiva;
y el agua qne la prensa le
hncia de~ lilar, un mor:; fern \'eneno. lIalÚa olra especie de yuca sin esta cualidad ponzoiíosa, qUè se
comia erwin, cocida 6 nsadn.
No tar¡!6 en despertarse
la codicia de los descuhridores ron la vista de algunos pequeños ornament.os
de oro q lfl lIevabán Jos indios en las narices:
los
cuale~ ca nhiahan ellos alegremente
por cuent.as de
viflrio Y l'ascabeles;
y al;"los contratantes
se vanagloriall1n del lIjuste, cada UIlO sorprendido de la
simplieill HI del otro. Mas como cloro era el objet.u de
monopoli·) régio en t.odas las ern[Jresas de dt~scubrimiento, prohibió Colon traficar en él sin su sallcion
expresa; l'xtenrlienllo la prohibicion al tráfico de alHodones , que ((U ¡so t.amf,ien reservar para la corona,
siempre que se tratase de cantidades considerahles.
lllterro~ilron á los indios sobre el pnnto donde se
"allaIJa e: oro. Res[Jondieron por señas indie¡,ndo el
Sur; y aun se supuso qne deeian qlle háeia alii monba. un rey ~e gran opulenda,
y t.an rico, que le
~Cl'v¡nn ell vafll/a de oro labrado. Tambienles pared6
.~ntender hahia tierra h;\cia el Sill', Sud·oest.e y Nordest.e; y qle la gente del último punto viajaba con frecuencia al Sud-oeste en husca de oro Vpiedras preciosas; y de camino venian sohre las ¡sias y se lIevahan
:i sus hahitantes,
AIgunos indios enseñaron cicatric.es
de herida'; recibidas en batallas contra los invasores.
Es evillentn que la mayol' part.e de est.n imaginada inteligencia fue uua mera ilguracion do los deseos y esperan~as h~l Almirante; porque estaLa sometido ~ un
"IJe;!nt~ I e In ment.e, que re\'est.in con el ropage de
su~ ¡luslO les cuantos ob.retos se presentaban ant.e su
\·i~t.a, Se pr.rsl\1lllió IJe flue habia llegado á Ins islas
,k;;erit.as [lor ~Iarco PIllo, como opuestas al Cathay
l
C.\PlTllLO
CIIl:CEIIO l'or. E'iTnE
Il.
LAS ¡'US
ilE DAn.\~1.1.
(J.í92).
lll:lJ.\a.\ Cololl , al dejar á snn Sall'ador, el rluu/¡n
qUl t.omal'Ía. [nlinitas islas <Í cual mas bellas J ver-
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:lt'¡
IiIBJ.lOTECA
Dio; CASPAR
\'
HOU;.
<les, fértiles y Ilallas, le cOll\'iùaban en varias di- creyendo de la mayor importancia conciliar la berecciof!.cs. Los illdios, á bordo dll su buque le decian
nel'oll'llcia de aquellos naturalc~ en beneficio ¡le los
por sellas que yrall IllnlwJerahles,
lIien pobladas y futuros viajeros. Habiendo \'islo desde su castiJIo de
,'n pugna contmuamcnte
un;JS con otras. N'ombrapopa todo Ip que pasaba, maudó que le tragesen el
ron Illas de ciento de ellas. Colon supuso inmediatacautivo: el pobre indio J1<>gótemblando de miedo,
mente que hal~la llegado al archipiélago
descrito
y ofreció su algodon humildemente
como grato dopor Marco Polo, como extendido por la costa de Ilativo.
Asia, y comp~eslo de siete mil cuatro?ienta.s cin~e recibi~ el Almirante con la mayor benignidad,
cueuta y ocho Islas, abundantes en especlUs y arboles
y Sill adrmtlr su ofrenda, le puso en la cabeza un
OdOIíferos; .
"
"
gorro colorado, le ciíilí fos brazos con algunas sarContentlslmo
con tal Idea, ehglO la ma~'or que I tas de cuentas verdes, Je suspendió muchos cascal:!visa~a como, objeto de su próxima visita, !a (~ual beles en las orejas, y mandando que él y su alg,)dlstarla UllilS cinco leguas, y erll, segull los IndIOS, don se acomodasen de nuevo en la canoa le despidió
filas rica que la cie san Salvador, pues que, su~ lla- sorprendido y regocijadísimo.
Dispuso t~lllbien que
!\lt:lIltes llel'aban brazaletes 'j otros Ullol'llOS de 01'0 la otra canoa que se habia cogidv y que estaba atufIIacizo.
da á la NiiHl, se dejase suelta pa'ra (Ille la tomasen
Al acercarse la noche, mandó Colon que se que- sus d ueilOS. Cuando llegó el indio á la orilla vió Co.laran los bnques á la capa, por ser la IHII'egacion
Ion á sus compatriotas
agolpálldosele en d~rredor
difícil y peligr?sa entr~ aquel grupo de islas desco- examinar con admiracion sus briJlantes ornatos,
Ilocidas, y sel'la harto ll11pruJente el acercarse en la escu'char la narrativa del generoso recibimiento que
')scuridud á ulla cosa extraÏla. Por la maÏ1alla solta- hahia experimentado.
ron de nuevo las vd as ; pero impidieron su progreso
Tales eran las sahias y suaves lll'l(lidas que Colc,u
algunas
c9rtonwha
para
rieotes contrlldejar entre los
rÍ'1s) y no puindios una opidieron
anclar
nion favoralde
ea la isla hasta
,le los LlallcGs.
puesto el sol.
El ben~v(olo
A la otra mi\v afublc trato
jlanl (LI del
j',ue Colon y
i6) sallaron ¡¡
sus subordilH'Ijl~rra, y tom',
dos disr,ensaColon solemne
l'lin al pobre
poscsion
de
indio. surtió el
(dia
llaman e1eclO llesea.1 ,1a~anta'larí'.1
do, 'Vinierml
d.l la Conceplos naturales
don. La Illi~m.l
flor la noche
,~scena ocurrió
,'n sus canoas,
.~on su, Il lbidéseosOs
de
t:¡nte~, que con
\'er
aquellos
los de san Salbenignos Y lid"a ior. Mallimirahles
exfe,taronla mistr~njeros.
HolIl:!' sorpre,a y
deal'on los baas?mbro,
la
jr.les, tl'l1~e~do
nllsma scncilleSl'ubrimiell!oùe liel'l'a,
cuanto su Isla
Hez y gentileproducía;. f¡'u:la; la misnia desnudez y falta de bienes, En vano ùus- ' tas,raices
y el agna cristalina de sus man~lIt¡al~s.
caha Colon con la vista los brazaletes de oro y otros Colon les distribuyó liberos regalos, dando a los que
artículos preciosos: todo hahía sido ó (¡ccíon de los subieron á bordo miel yazucar,
guias indios, ó mala interpretacion
suya.
Desembarcó en la isla poria mailUna, poniéndole el
No encontr¡tndo nada en esta isla, que, le convinombre de fernalld¡na)
en honor del rey. Ahora se
(lase Ii detenerse,
\'oh'ió á liordo, y se preparó para llama Exurna ..
'
navegar á otra de mncha mayor extension que se
Sushabitanteseran
pareeidoscntodoálosdelasls1as
veia hácia el Occidente. Uno de los iudios de san Sal- anteriores excepto que mostraban ser nwsc,elosos plln,
vador, lJu~ eSlaba á bordo de la Niíia, viéndose JJe- el tl'abajo y mas)ntiJi¡;eutes.
Alguui's 1JluJeres lIevaval' tan leJOS de sn tierra por aqueJlos extranjeros,
han escasos cubridores {¡ delanl ale~ rie algodon, y otl'OS
se arroJó al mar, y se refugió nadando á una canoa
mantos de lo mismo; pero la pluralidad estaba enteraHena de ¡nllios. El bote de la carilbela salió en S!I . mente en cueros. Sus moradas eran sencillas, en forma
(I(lrsec'lcion; pero los indios resbalaban por la su- I de flabellones ó,tiendasredolldas
de campaila, cons¡.¡erlicie del lIJar en ~u ligero batel tan mañosos y truidas con ramos de árboies, cañas y hojas de pa.lma
veloces, que no [ludieron ser alcanzados; y saltanlimpias y cómodas, y protcgiilas por los extcndlèos
,io en tierra huyeron como corzos á los bosques. Los, brazos dr. hermosos áruoles, Sus lechos rodes rle almarineros tornaron por presa la canoa, y se volvie- godon colgadas por arnb03 extremos: ellos le~ llama,
ron lÍ bordo. Poco rlesplws vino otra canoa chica de ban hamacas, nomhre que se ha adoptado ulllversalotra parle de la isla, con 11n solo indiano á bordo mente por los marineros,
que traia algodon qne camhiar por cascabeles. COlllO
Al circunnavegar
la isla, encOlltró Colon á dos lese paró alIado de uno de los buques, temiendo en- gllHsdclcabodelSnr-oesteun
extensopuerto,capazdc
trar en él, varios marineros se arrojal'on al mar, y conl,ener ~ien baje~es, con ¿os entradas formadas por
le prendieron,
una isleta que Je servia como ,le puertu. Descansó en
El designio de Colon era el semhrar la confianza
ella Colo u mientras desen,barcaron los marineros á Ile,
eutrc los illdios y quiso contrarestal'
el efecto que nar de IlgUil sus tOlleles, recre;ll1do su ¡¡!limo lÍ ,la
la ca1.a de los fugil ¡l'OS, Ó el guia illdlo Ilue se ha- I sombra de hs arbole(la~, que dice eran lus mas deh[¡¡il escapa-lo, huhiesclI podiclo sl'mbrar eu la isla; I ciosas (JII" j:'/lI:ís hahia visto, Estaha {ln (',campo [i111
I
I
I
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y
\'Il'A
I
\,l.'JES
liE
CHlS':'OUAL
fresco y "eflle, como s\wle por mayo en Andalucía;
los árboles, los frutos, la; yeruas, la llores, hasl;llas
mismas p edras, eran t'n generallall diferentes cie las
tic Españd, como el dia de la noche. Los ha bit anles
tlieron la, mislllas pruebas que los otros islcllOs de
serIes totalmente
nue\'a la \'ista Je hombres civiliz<:dos. ~Iirahan Ú los espallOles COli terror y nclmiracíon, y se acercahan á ellos con ofrendas propiciat.orias de cuanto Sil pobreza,
ú mas hieu su vida
natural y sencilla les pro 101'l:iona/la; lo~ frutos de sus
cilmpos)
selvas, el ¡dg(,don, quc era el artklllo de
IIlayol' valor que lellian , y SllS loros domesticados.
Cnando I)s espaiiolcs dc'cmharcaron
por agua, 10,
I
:17
COLO:'i,
!lclaron á los mas frescos lTlUnantiales, Ú las mas dulce:: y cristianas fuentes, lI~nálJùoles los toneles, 1'0,
dú Hlolos á los hotes, y esforzúndose
por toelos los
llHdios imaginah/t!s ('JI agasajar á sus .:elestiales hués,
pe,les.
~n ~I!o grado mara\'illllso era para un poeta este
1m ra\'illoso cuadro del estado primitivo,
pero no era
la jJoesia el llIú\'il que guiaba Ú los l'xp,:llicionarios,
Sil ndo por el cOlltrario un ct'ntinuo !II:IIH1ntial de
pe;ar el l'el' desvanecidos
los sueños que forlllara Sll
co licia sobre las escasas mucstras de oro que baLiHIl
vi! to, )' las repl'tidas noticias de auríferas islas que
redbian sin cesar de los indios,
.j-: ...•
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'-".-.":--:•...... -
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lIi':'l'IIl!J;m'o
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El cu .•dro qlle ¡í sm al"'llitlJs ojns sc do'splr.gaba
I'J'escnt:,ndu tau ví\·o contraslccoula
soch~dad dondc
l'or tan largos alIOS de Sil \'ida \'il'icron rOtlead05 dc,
,'(¡ntinul s sinsahores y cucarnizada,
hechos de mleJ'eSt~S,Jr¡ cia reuacer èn su alllla pl'llsamienlui; dulces
y 1.ierno~, lJue habian ctesuparceido de,su pechu cuando ras¡;6se el velo de S\I inocl'nt:ia,
Dr.jan!n 1;.Fernandil a CIl t!J de ortubl:e, lomarnll
•.Ir\lmht. llel SUII-l's!r. lU busca de una Isla lIallJada
~,Iolndc , ¡\lluut!e "ld"I:di,', f:nlon , I'lli' 10'J si¡.:nfJs tll'
I l' 1
el ?\11t'\'()-:\IUTUlo.
If s ¡;11¡¡¡,;, 'JIlt: se r.llt:onli';d¡a una mina de oro, )' UII
n,y !llorador de c¡l,rla opuicuta cit2dad, 1"""',01' dl'
I)'alldes tesoros, y lJue se ¡ltlurI\;d¡a ('(¡n rie'ls tr!las y
jl,yas dn oro, conlo suhl'ranu de todas las islas dl'l
I'dledor. ElIcontrarou
si la isla, (ll'ro no la IIlÎna ni
e monarca; ú hieu entenderia lIIal Colou iÍ los indios,
{¡ ellos,
rnidiéurlolu todo por Sil propia pol,n'I.:I, bah 'i:1Il exageral!o el lniserahlc
seilorío y tri\,ja¡'~s
adornos Je algun caudillo salvajc, Celuu f:t~lo·hl'¡¡,
•. Ill','ro, la lJl'lIeza tie I" isla, ,I la (/lIt' dil'l ,,11I1IIIilJI'''
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:18
UInLlu n,GA
(1I¡ GASPAII
y 1I01G •
•Ie su real patrona Isabel. Por deliciosas que ruesen
Cipango, y los buques los del gran Khan, que colas otras que habia visto, ninguna podia compararse
merciablln pur aquellos mares. Formó su plan con arGon aquella. Como las del/His, estaba cubierta de árr~glo á estas suposiciones,
resolv:endq darse i~meboles, arbustos y yerbas de desconocida especie,
dlatameute á la vela en busca de aquelra célebre isla,
y de la rica vejctaeion de los trópicos. El clima tenia examinar sus puertos, ciudades y productos, yeslala misma suavidad de temperatura;
el aire delicado
blecer desde luego sus relaciones mercanliles. Desy fragante; la tierra lilas alta, y con una hermosa y pues pensaba buscar otra lIam:\da Bohio, de que los
verde colina; la costa de lin" arem lavada por plá- naturales haciau tambien maravillosas pinturas. Su
cidas y transparentes
ondas.
morada en aquellas islas dependeria de las cantidades
Colon estaba ~bsorto contem~lando la bel!eza y pai- de. ~m, e~pecias, piedras preciosas y otros objetos de
saJe ~e aquella Isla: no sé, d~cla! adonde Ir prlmetrMICO orIental que encontrase. Despues pasando al
ro, ~I se cansan jamás mis oJos oe contemplar esta cilntinel/te indio, que deberia estar á unos diez dias
precIOsa HJrdura. Al Sud-oeste de la isla encontró:
de navegacion , buscaria la ciudad de Quinsay que
a'lundantes lagos de agua dulce, coronados de árbo- ! segun Marco Polo, era una de las mas suntuo;as ea'·
l~s, y rodeados de Jeraces praderías. Mandó que se ! pitales del mundo: entregaria en ella en persona las
llenasen en ellos todos Jas toneles de los buques.
cartas de los soberanos de Castilla al· gran Khan, y
(Aquí en unas grandes lagunas,)
dice en su diario, Guando recilliera su respuesta
volvería triunCante á
))y sohre ellas y á la r~eda es el arbolado en maravilla, ! EspaÏia con este documento, p¡obando que habiaaca"Y aquí yen toda la. Isla son Iodos ~erdes, y las yor- • liado ~I grande objeto de su viaje. Tales eran los es"bas como en el alII'll en el Andalncla; y el cantar de : pléndldos proyectos con que alimentaba Golon su rannias pajaritos, Que parece que el hombre nunca se ' tasia, al dejar las Bahamas y salir para la isla de Cuba.
"queria partir de aquí, y las manadas de los papaga"yos, que oscurecen el sol; y aves y pajaritos de tanCAPITlLO III.
»tas manerlls y tan diversas de Ins nuestrns, que es
..J
nrnaravilla; y despues ha .(¡rlloIes de mil maneras, y
!lESCl;BRIMIE:oiTO
v COSTEO!lE CUBA.
nto·dos de su manera rruto, y todos huelen que es
(t492).
nmaravilla, qúe yo estoy el mas penndo del mundo,
DlLATARO:'ipor muchos dias la partida de Colou
nde Jas no cognôscer, porque soy. bien cierto, que continuas calmas y vientos contrarIOs acompañados
·,tollos son cos~s de vnlia, y de elJos trai£l0 la de de copiosos aguaceros. Era la estacion de las lluvias
"muestra, y así mismo de las yerbas.» Empenado Co- otoñales, que en los climas tórridos suceden á los calan en descubrir las drogas y e~pecias de Oriente, al lores del vernno, desde la menguante de la luna de
acercarse á esta 'isln imaginó que sentia en el aire de ; agosto hasta el mes de noviemllre.
ella los olores que exhalan las del mar Indio. (Allie-I
Al fin, 'Se dió á 1(1vela el 24 de octubre lÍ media uo)l)gar á este cabo,» dice, ((vino el olor tan buen(\ y che; pero no pudo alejarse de la isla lsahela,.por ha·
)¡sun ve de liores ó ;írholes de la tierra, que era la cosa. ber tenido calma hasta el dia siguiente, cuaurlo á cosa
l)maS dulce dellllundo. Creo que ha en ellas muchas
de las doce se levantó un viento suave. que empezó
nyerbas y muchos árbIJles, q.ue valen mucho en Es- á soplar, .como él dice, amorosísimamente.
Se exten))paila para tinturas y para medicinas de especerla, : àieron tódas las velas, tomando el rumbo del Oes-su(l))mas yo no los conozco, de que llevo gran pena.)
: oeste, d¡reccion en que decianlosindios
que estaban
Lns peces abundaban en aqllcllosmares, y parliCiPa-llastierras
de Cuba. Despues de tres dias do naveg,lhan de la novedad característica á todos los oLjetosdel
cion, dorante los coales toc.Tron á un grupo de siete
~l\evo·l\Il1l1rlo. Hivalizahan con los pájaros en,la bri- . Í1 ocho iBlas pequeñas, que él llamó islas de Ar~llla,
Ilantez de sus colores, y rel1ejahanlas escamas de al- aoora IllS Mucaras, '! habiendo atra\"esadoel blineo
gunos los rayos de luz, como lo hacen las piedrns
I canal de Bahamá, llegó el 28 de octubre por la mapreciosas; al jugar por junto á los barcos, lanzaban
nana á la yisla de Cuba. La palte que descubrió privislumbres de oro y plata al través de las claras olas; mero, Ile supone que sea la COita occidental de Nuev los delOnes, arrancados de su elemento, deleitaban
vitll8 del Principe.
la vista con los cambios de co!ores que asigna la fáAl arribará esta isla quedó sorpreooidodesu
maghula 1i los camaleones.
No habia en estas islas otros
nitud, de la grundiosida(t de sus contornos,
de SllS
"nim~les qne lagartos, TIerras mudos, cierta especie: encumbrarlas montañas que le recordahan las de Side concjos, llamados utb por los indios, y guanacos.
cilia, de la reracidad de sus valles y dilatadas lIanuEl último le mirahan los españoles con horror y asco, ras b¡;ñadas por caudalosos rios, y coronadas de SUfIsuponiendo que ruese alguna Oera y nociva serpien- ! tu osas y altas 110restas, y de sus audaces promontorios
te; pero luego Gonocierou su mansedumbre y su pie- ! y extendidos cabos que se desvanecian á la vista en
l'Oll que la estÍll!aban
como un manjar esquisito los. remotísirnasdistancias
escondiendo sus cúspides en el
indios. Por muchos (lias se mantuvo Colon cerca de [¡zul del horizonte. Ancló en un hermoso rio, libre de
esta isla, huscandil en vano su imaginario monarca, ; rocas y bancos, de transparentes
aguas y márgenes
ó los medios de entablar relaciones con él, ha¡¡ta 4ue i vestidas de árboles. Y desembarcando,
y tomando
allin trabajilsamente
se convPI/ci6 de su prror. Pero. r.0sesion de la islu, le díó el nomb-l:e. de Juana, en
no bien se había llesvanecido esta i1usion, cuando:
IOnor del príncipe D.Juan, y al rio el de san Salvador.
ocupó otra su lugar. En rtlSpucsta ,i las continuas!
A la llegada de los buques salieron dos canoas con
preguntas de los espailOlps respecto;i las fuentes de . indios dllla co,ta ; mas al ver que se acercaban loç
¡[onlie saca han el oro, Il'lbianlos indios uniínimemenbotes á sondear el no para buscar surgidero,' hu~eron
te £PÏiùlailo al Sur. Colon empezó ¡Í reunir noticins . amedr~nlados.
Al Almirante abandonó dos chozas
de una isla que esta13a cn a(JllPlla direceion, llamada ~ Ùbandon~das por sus dueños. Contel/ian pocos efecCuba; pero cnar.to ~otlia cole:Úr acerca de f:'lIa por' tos, algunas redes hechas de fib~as de palma, anZU(llos si~l)(ls de los ínrhgenas, la dora,ba y engrande, los y harpones de hueso, y otros IIlstrumentos de pescia él en su propia imaginacion.
Entendió que era ca, y un perro de los que habia visto en las otras
Illuy extensa
que abundaba en oro, perlas y espeislas, que nunca ladran. MandÓ que lÍ nada se tocase,
da~, qlle sostenia grande comercio de estos preciocontelltándose con observar los llledios y modo de vi·
sos articulas, y que m.uchos buques mayores "enian
vir de l?s ha~itantes ...
,
...
á traOcar con sus habItantes ..
Volvlendil a su bote, SlgUIO navegando rIO arrIba.
Hecogidos estos datos, los correlacionó con Jas ex- • cada vez lilas gozoso al contemplar la hermosura de
plicaciolles tie Marco Polo sobre les costas de Asia, y , aquel país. Las l1'-'restas qne cubrían ambas orillas,
(teduji rie tal colejo qlle la islll ~n cnestion era la de I cran de altos árholes de dilatadas y anchas copas; mu·1'
'I
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VIDA Y VI.\JE~ nI> CfilS rÓIlAL COlO~.
3~
chos carga los de r. utos, otros de fiorI's, y nUll r.lglI- I frnpueia
Ile las espilcies orientaleS, y encontró pilI'
nos de nor~s y frutos mezclados, como si tuviese la ' Jas ¡)layas conchas de Ins ostras ql1e producen pf~rlas.
tierra un círculo perpétuo de ferlilidnd: entre ellos Por la yerba que crecia hasta la misma orIlla det
hahia palnas,
pero diferentes
de las de Espofla y agra, conoció la ma~serlumhre
del Océano, que haAfrica: CO:l sus grano es hojas formaban los indios ña ar;uell~s isla~, sm azotar pm:\s sus coslas .COll
los techos de sus ehoz?s ...
I em ,1ra,:ecHlas ~nllas. Deslle su llegada :\ las Ilntl!las
Los exagerados elogIOS que proihgó Colon a la hr.-Ino
,¡alna expeflmentaoo
mas que sun ::e y bonanclhle
Heza del rnisajc, Jos jusjjica pl maravillfJ,o cuadro
tiempo, de llonde coneluia que remaba rerpÍllua
que se dc~plegaba ante su vistn. Es inexplicable el SPI' ~ni(lad en aquellos felicrs mares. LeJOS p;sta(~a de
esplendor
variedad y pomposa vejetacion de nquesos1eclmr que las comhaten
:\ vef',-,s fl~IIOS!Sllnas
1I0s ardienles y vivificacto!'es ClilllilS. El verdor de las telllpest~dcs. Charlevoix obsNva.por ('xp('nen:~ù proarboledas ,los matices oe 1;ls plantas y las florr.s for- pia, qne (¡e~ la ma!' Ile ;'qnellas ¡,Ins lilas paCIfIca en
man una L eldao qne 110 pueoe encarecerse'
i111:ídase »gllle!'al quc las Jlucsfl'as; pero coral) ci furor de
la pura tr:nsparenc'la
del aire y la profunda'calmad<l
»Ias gentes qnp. sc p.xeit.1ll ron <lifiCllltaol, y cuyo~
los azull's cielos, las florestas tamhicn llenas de vida, , »a('cesos dc eólera son tan vioklltos corno r;lros, aSI
atravesán(;olas
de continuo bandadas de p;íjaros de »e~ terrih!p. aquella IliaI' ('lIondo 1I"1m :\ irritarse.
brillante plnmnjc, la inmensa varicdaf] de lor(ls y pi- »RJllIpe todos los diques, illt~nda los ca!Tlpos, arrecamadorm
que bullen por la selva, las numerosas
»uata lo que se le opone, y deja detr;Ís tenwr(Jsas renvecillas que vagan oe nlla flor á otra parcc('n por Sil »Ii 11Ii;ls y asolacion, por llontlc (pliera quc !Ievó sus
vh'o lnstr ~, ('amo alguno ha dicho, partícnlns finas
»huellns. Desplles.-le estas torlllellta~, conocIdas con
del nreo Ir,s y los flamencos,ó fenicópteros escilrlat~s,
»el nom[¡rc de huracanes,
('s euando sc cncuentran
qne suelell versc tamhicII por las aherturas de la 110- »lr s playas cubierlas de conchas marinas, muy suresta en algun distante llano, formados en eseuadron
))p'~riores en lustre y helleza á lus de las !llares eurocomo 10S!llCrreros, con una escucha alc!'ta para dar »p ~as.)) Es un hecho singular, empero, que Ins hunolida del cercano peligro, ,. fJodr;í concehirse toda ra.:anes, que casi anualmcnte desyaslan lus Rahamas
la bclleza de aquel cual l'o. Ni es la stlccion menos
V I}tra~ islas illllledintas ;í la Cuha, rara vez \ian r.xhella oc Ja naturaleza animada la que encicrra tantaS
ie'¡dido su funesta influencia á esta tierra favorecitribus de insectos que pllcblan todas Jas plantas, ha- da. Podria decirse que cs tal su belleza, que hasta
c¡enoo a arde de sus brillantes cotas de malla que lOf; elementos dep('nen ante ella sus furores, gozánresplandcccn
corno joyas preciosas.
dOir. en contemplarla.
Sublime y grandioso es el esplellllorde la rreacion
En una especie oe tumulto de la imaginacion,
euanimal y vejetal en aquellos climas, en (lond!) UII sol cuentra Colon á carla paso corroboraciones
de las
nnliente comunica su propio lustre á todns los ohjcnrlicias
que ha recihido, ó cree huber recibido ¡Je
tos, y vivilica la IIntural,)za y In llena de exubcrante
!t)l; inl!ifJs. Tenia pruebas
conclnyentes
cn su sentir
fecundid;,d. Las aves no se distin~uen en gencral por de que poseia Cuha minas de oro, y arholedas de es~u melodía, huhiéndose ohserva~lo que rara vez se pecias, y de que las aguas cristalinas (le sus costas
Junta en ~lIas la dulzura del canto con la hrillantez
nlulidaban
en perlas. l'io ondaba eslnr en la isla de
del plum: j~. Colon obseîvó, empero, que las de vaCipango; y alzando velas, comcnz6:í costearla háeia
rins especies cantaban mclodiosamente
entre 105 iÍr- el Occidente, ell Cllya direccion, segun los signos de
holes, y )on frecllencia se cngañaba ereyendo que sr s intérpr(:tes,
estaba la mngnífica ciudad del rey .
oia la voz del ruiseñor, pájaro desconocido en aquùEn el discurso del viaje solia desemharcar,
y visiló
lJas regiones. Estaba Colon, en efecto, dispucsto Il v;'rios lugares; particularmente
une en las márgenes
.•..er·lo todo á través de un pro;1Ïcio y favorable medio.
de un ancho rin, ni cual puso rio de Mares. Las casas
Su coraznn rebosaha en la plenitud del jÚbiJo de ha- le parecieron
muy ingeniosamente
construidas
de
her alcanzado sus esperanzas, y el duro pero glorioso
brazos dc palma •• en la forma de pabellones; no forpremio de sus trabajos y peligros. Tono la cúntemmahan calles, sino que esta han diseninanas
entre los
jJlaha COll el amoruso ojo del descuhridor, mezel¿lIldo
bvsques, y hHjn la sombra de árboles Ile frond,)sa
'la admir: cion con el triunfo; yes difícil concebir los cepa, cual suelen las tiendas de un campo militar:
éxtasis de sn :inimo, mientras l~xploraba y admiraba
a"í se usan aun en /l)uclws colonias espaÎlolas, y en
las graci IS de un lI1undo virginal, ganado por su ge- el interior de Cuha. Lo~ habitantes lillian á las monIlio y pOl" lo grande y atrevido dl~ sus empresas.
tUllils, 6 se ocu\laban en los bosques. Colfln observó
De su:- repetidas observaciones
acerca de la belle- cuidadosamente
la arquitectura
y muebles de sus
za del p: ís y del rlacer que evidentemente
le cansaII oradas. Las casas estaban en extremo limpias, y
Lan los ,;ollirlos y ohjetos rurales, se infiere que fuc II,ejor edificadns que todas las que hasla enlollces hae!ll'xtremo
susceptible á afluellas deliciosas influenb'a visto. Encontr6 eu ellas rurIas e,;táf.uas y m:íscacias lue ejcrcen en alpuHls ima¡tinaciones
las graps de madera entnllarl~s con arte admirable. Todas
das y pl odigios de la naturaleza. Expresa eslos sene:;tas eran indicaciontls de mas arte y civilizacion qu<:
t!mientoi con característico
entusiasmo, y al mismo
h,lbia ohservarIo en Ins otras islas, y suponia que iria
tiempo (01: infantil seneillez y 1¡¡criOIl. Cuando h~- e] progresion ascelll¡ente, ¡í medida que se acercaba
Lia de al ~U!l bello pnrajJ de las arboledas ó tloreciená tierra lirme. Viendo por todas las casas instrumente ce,sta de aquella befllloso isla, dire, (lue }lor/ria 1:Ï- tos oe pesca, concluyó que aquella costa estaba hat:II' deT/lamc/lle
en cl/a. Cnba gravó eu su mente ias hitada solo por pescadores que Jlevahan su mercancía
irmíge.nes .del.Eliseo. CI Es.la mas hermosa isla, aÎlade,
á las ciunades del interior. Tambien ereyó haher enllliue Jalras Vlel'OIl los oJos humanos, lIenn de excec'mtrado el cr:ineo de una vnca, la que pro[¡aba que
l)lentes I'uerlos y p!'ofundos rios.ll El clima lilas tl'lll- llahia ~allallos rn l~ h;la; aunque serian probableplado ql e ell las otra, islas; las !lociit's ni frias ni nlenle hupsos del mnnr.I¡ ó foca de aqnella costa.
calo:-os;'s.)'
los pÚj<1ros y las ('i¡.:arr;ls ('''ntah''ll tOGa ¡ Desoues de navcgarpornlf!un
tielllpoaINor-oe~te,
(,lia. En ef"cto. es illc.~plicnble la hc!kza de las noal'ist(;' Colon un grnnde cabo, :d cual por las arboclJ", de los trópic"s,
ell la profnndida,l dc ~II rif,lo Il',llaS (le que est;lha euhirrto, llamó cabo de las Pal¿Izul y diáf'ano, en la pureza y despl'jo de 1;ls ('slrrlla:"
Illas: l'ste raho forma la entrada orienlal de lo que se
~. en la ,'uz resrlande"¡J'lltl~
de la luna, [¡:Il¡;rlldo el llnma hoy laguna rie !lloran. Aqui tres iUllios naturarico pai 'aje y o¡Jorífl~r;¡s arhlll"das,
mas eneantadoI,'s de la isla rie (;uanaliani,
que estaban á bordo dc
rns quc el mismfl e-ple:ldor dr.1 dia.
);J Pinta,
le ¡Ji¡f'rOn á fU comandante Martin Alon~()
. En (.) olor de los bosfJlIC's y de las nores dc que \"e- l'iman, lpe dell'iís de aquel eabo habia un rio, desrlc
lila eal'ëa(la la brisa, i,naginaba Colon reconocer la el cual solo quedaban cuatro dias de camino para I1e-
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,(0
BI8L10TIlC.\ Oil CASPAJI r nOlf'!.
gar á Cubanacan, paraje aLundante en oro. Por esta buscasen en su misma residencia al vecinQ monarca.
palabra queriun si¡.;uilicar una provincia situada en
Escogió pura tal misiun á dos espaÎlole¡¡, Rodl igo
el centro de Cuba; pues naca71 quiere decir en su len- de Jere~ y Luis de Torres; el último juriio (lOnvertido,
~UII el medio. Pero Pinzon halJla estudiado cuidadoque sabia hebreo, caldeo y aun árabe ¡alguna de cusamente el mapa de Toscanèlli, y recibidu de Colon yas lenguas pensaba Colon que debena en.ten.der. un
torlt\s sus ideas respeclo á la costa del Asia. Concluyó príncipe orienlal. Fueron con ellos dos. gUlas mdlOs;
de aqui que hablaban los indios de Cublay Khan, el uno nalural de ~uanahan!, y ot~o habitante de una
soberano tártaro y de ciertas re"iones de sus domi- I choza de las onlIas del mismo flO. Se proveyó á los
nios, descritas p~r Marco Polo. C~eia haber/es euten-I embajadores de sarlas. de cnentas y olr~¡s bagat.e1as
dido, que no era Cuba una isla, sino lierra firme, eX-l' para. sus gastos de camI.uo; dánrioles por InstrucC11?n,
tendiéndose dilaladísimamente hácia el Norte, y que al mismo tiempo, que Informasen al re¥ de ~ómo Iha
el rey que regia por aquellas cercanías, estaba en Colon de parte de los monarca~ dl' Castilla, a lIevarl&
guerra con el gran Khan.
una carta y un r.egalo que debla entregar pe~sou:llInmediatamente comunicó á Colon este tejido de Ille~te, con el objeto de estable~er una co.mulllcaclOD
errores y equivocaciones, destruyendo la ifusion de ~mlgable. enlre ambas potencias. Tamblen llevaba!,!
la isla de Cipango, que tanto habia deleitado al Almi- Illst~ucclOn~s par~ obser.var escruP!llo?amente la Slrante, quien no tardó empero, con sustítuirle otra t!laclOn y ~!stanc¡a de ciertas prOVIllCI3S,pu~rt()s y
110 menos lisonjera. Pensó que había llegado al conrIOS, especl/¡ca(!os ~on sus nom~res por el Almlran~e,
tinente de Asia, ó como él decia, de InrHiI; en cuyo s~gulllas de~CrJpclOnes que tema de la cost.a de ASia.
caso no podia estar muy lejos de Mangui y Cahay (il- Dléronseles IguaJm~nte mu~stras de especlas y dro,timo objeto de su .viaje. ~I príncipe en cuestion, ;¡ue gas, para qu~ lllvest~gasen sl.abundaban en aquel pal~
gobernaba los paises clrcunveclllos, debia ser por ~I~unos d~ t,III pre~lOsos artlculo~. Con estos ~Cecto~
consiguiente algun potentado oriental: así resolvió e mstrucclOl!('s sa!ler~n los embujadvres, !lablén~ohuscar el rio mas allá del cabo de las Palmas y enviar seles concedido seis lilas para efe~tuar su vIaje de ld~
un regalo al monarca, con una de las carta; de reco- Y vuelta. Podrá h?y causar. sonns~ est~ embajada a
mendacion de los soberanos rie Castilla· y despues de un ~esnud\) caudillo salvaje d.~1.lllterlOr de CuLla,
"isitar sus dominios, continuar hasta' la capilal del e9U1vocado por un monarca aSI~tlco; pe:o tal e~a la
Cathay, residencia del gran Khan.
slllgular natur~leza de este v~aje, serie .conllllua
ltfas cuantas diligencias se hicieron pam encontrar
de dorados su~nos, y tallas las mterpretaclOnes de~
aquel rio fueron inúliles. Quedaban siempre nuevos exagerado volumen de Marco Polo.
c~bos que do~lar; no habia surgidero; se levantó
CAPITULO IV.
vient? contra:lo, y amena.zando mal tiempo Jas apar/enclos del cIClo, se vol VJÓá un rio donde habia anCO:>iTINUACWN DEL COSTEO DE CUBA.
clado dos ó tres dias anles, y lIamádoJe rio de los
Mares.
M.\~DÓColon carenar y reparar los bajeles, mien,;
El primp-ro tie noviembre al romper e/ dia envió sus tras se esperaba la vuelta elelos emisarios, conlinuanboles á la playa á visitar varias easas; pero los habi- do él mismo en el exámen del país. Subió con sus
tantes. habian huido á los bosques. Colon supuso que boles rio arriba, como unas dos leguas, hasta encontemenan su escuadra, creyéndola una de las expedi- t;ar agua dulce, 'j desembarcando ascendió á la cima
cion.es qu(}enviaba el grun Khan para coger esclavos, de una colina, desde donde se dominaba bien el inteIl0f la larde volvió á mandar un bote con un intérprete
rior. Pero le interceptaban la vista muchas enlretejiindio á borelo, á quien se elijoque anunciase á la gente das y elevadas florestas de robusta y lozana vejelaJas pacllicas y bienhechoras intenciones de los espa. ciOIl. Habia entre los árboles algunos que él consideró.
ñoles, y que no lenian conexion alguna con el gran lina/oes, y otros muchos odoriferos que no duda ha
Khan. Despues que asi III hubo el indio proclamado Calon poseyesen preciosas cualidades aromáticas. Se
desde ~l bote á los salvajes que estaban en la playa notaba entre los viajeros un deseo vehemente de ense arroJÓ al agua y nadó á la orilla Le recibieron bie~ contrar los preciosos arliculos de comercio ~ue cre.
los naturales, y logró calmar tan completamente sus cl'n en los climas orientales; y sus imaginaCIOnes ~e
temores, que antes del anochecer ya habia mas de engañaban continuamente por sus esperanzas.
diez y seis canoas al re(~er/or de los buques, cargadas
Por dos ó tres dias esluvo el Almirante vivamente
de algodon y otros arliculos sencillos del tráfico de l'xcitade, oyendo continuos rumores acerca del haaquellos isleilos. Colon prohibió comerciar ell lodo lIazgo de cànelos, ruibarbos 'j nuez moscada; pero
lIlen.os en oro, para tentar á los naturales á produci; el exámen acreditó que eran falsos. Enseñó á los naIas rIquezas verdaderas de su país. No lenian ninr'uno turales muestras de eslas y otras especies y elrogas
que ofrecer, y estaban destiluidos de todo adurr~o de que habia traido de España, y entendió que Je decían
me~ales preciosos, excepto uno que llevaba en b I hallarse aquellos artlculos en abundancia hácia el
narl.z una pieza de plata labrada. Entendió Colon que, Sud-oesle. Les hizo ver perlas y oro, y dijeron algunos
d~cl3 est~ h0lI!bre, gue ~ivia :-' rey como á cuatro I indios ancianos, que hahia un pais cuyos naturales
thas de dIstanCia hâcla lo 111tenor; que se le habian /levaban adornos de ellos al rededor del cuello, braz(;ls
despachado muchos mensajes con nuevas de la lIe- y tobillos. Repeliar. mucho la palabra Bohio, que
"ada ~e los ex tranjeros á la costa; y que en menos de CoJon supuso nombre del sitio en cuestion, el cual ~et~es dlas se e.sper~ban órdenes suyas, y varios comer- ria algun rico distrito ó isla. Pero mezclaban muchas
clantes delllllerlOr que vendrian á tralicar con los ' extravagancias con sus imperfectas descripciones,
Luques. Es de n~tar cuán ingeniosamenle)a fantasía pinlando lejanas genles que solo tenian un ojo; olros
de C?lon Je engallaba á cada paso. y cómo tejia de los con cabezas de perro y caníbales, que degollaban los
lilas IllC?herelltes hechos u~a uniforme lela de falsas prisilmeros y les behían la sangre.
conclUSIOnes. ~?~sultab~ sin descanso el mapa de.
Es lIJuy posible que lodos estos rumores de oro,
Tosca.nelll, .retJrlendo~e a los ~álculos de su \'iaje, y ¡ perlas yespecias, fueron formados para agradar al ~I¡'propIa.nil? a su .dl~se?)as malmterpreladas palahras ¡ mirante, y contribuían á mantenerle l'nia pe~suaslOll
de los IlldIOS, Imaglllab.a hallarse á los bordes del: de que se hallaba entre las costas y opulentas lslas del
Catha~, y como Unas cien leguas de la capital del; Oriente. Al encender fue~o para calentar la brea COll
gra.n [\hall. Deseosn de. llegar ,tlLi cuanto antes de- ' que habian de carenarse los buques, hallarolllos mat.~IIIe;lIdos.elomenos poSible eulos terrltorius del prin-I riueros (lue de~pedia la madera querna~a un 010:.'
Clpe IlIfcl:lOr, resolVIÓ DO ~sperar la llegada de men- fuerle y agradable, y declararon al examIllarla, qUI)
sdJcros ni cOmerC13l1tes,SlllUdespachar enviados que era nJmácIga. Abundaba mucho aquel!ll nwdcra {'II
I
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VID~
t
VIAJES
liE I:RISTÓUAL
las no, 'estas Yecin~s' de modo que se Iisongeaba CoIon de que cada aïío podrianjuntarse
alii mil qu¡ntales
de cst, preciosa goma, y procl1rar mas abund~ncia de
ella, (,ue pudi~ran rial' Scio y torlas las otras Islas del
Archi[liélago.
En el discurso de sus escrutiuios por
el reino veJetal en hu:;ca de hs prl'ciosillarl,~s comerciales encontró la patat.a humilde raiz poco apreciac:a (ntonces, aunqueadquisicion
mas preciosa para
el honlbre que todas las especias del Oriellte.
Voll ieron los en,hajadores
el 6 de noviembre, y
todos ',us corr.pañeros 'los rodearon para oil' nuevas
del interilJr de aquelbs p:lises, y dd príncipe á cuya
capital habian sido enviados. Despues de penetrar doce legllas, llegaron (, un lugar de ciJlcuenta casas
cdilicado como los de la cosLa. pero algo mayor, pues
tendría por la menos mil habitantes. Fueron recibidos CO,1grande solemnidad
los indios lo;; condujeron
á la mejor casa, los pusierOl{ en lo quP, parecia indicar
sillas te estado entalladas en f¡¡rma de cuadrÚpedos,
cadau1a.de.un~
sola pie~a de madera. L,OSofrecieron
luet!o ;os prlllclpales arllculos de su alimento, frulas
y legu:nbres. Oespues de haber cumplido con las leyes de salvaje cortesi:: y hospitalidad,
se sentaron en
tierra, lrededorde
sus visitantes,
para oil' lo que tenian e::tos qlle decirles.
En "ano el isr~elist:l Luis de Torres les dirigió la
palabra en In3 diferentes lenguas que posei~, pronto
se con.,enció de que su hebreo, caldeo y árabe, le
eran lIluy poco útiles,ytuvo
que ser orador del intérprete de Jas Lucnyns. H;zo una nrenga en forma, segunla nancraindiana.enque
ensalzó el poder,o¡mlencia y liberalidad de los blnncos. Cuando huho
acabado, se rodearon mas estrechamente
los ndrnirados ¡nc ios, de aquellos seres á su parecer sobrehumallOS, Algunos les locaban examinando su culis y
vestid(s; otros lesbesub:lIllos
piés y manos en seña'l
tleadoracion.Alp()cotiempo
se retirnron los homhres
dandougar
lilas lIlujeres,que
repitieron las mismas
cerell1r nias. Algunas ,raian un ligero cubrid al' de al¡;odon por medio del cuerpo; pero los TIlas de los habitanl.es de ambos sexosestalJan enteramente
en cueros. Pi'rece qU? hahia entre ellos ciertos rangos y
órdene; dI) socle¡lad, y un gefe con ¡¡Igun parler;
mientr,ls reinaba nna completa igualdad entre los
indi0S 'lue ha [¡ian encontrado en las oiras islas.
Tal."; fueron los únicos vestigios que hall;lron tIc la
ciudad y córte oriental il donde iban. No h3bia en ella
menor apariencia de 01'0 ni de otros artículos preciosas; y cuando les enseiiaron á los indios muestras rie cancla, pimienta, y varias especias. decían
ell,os que no las habia por aquella vecilllbd, SillO muy
leJOS a Sud-este.
Determinaron
los enyiados [lues, el volverá
SllS
buques, con gran pesar de los indiosr¡ue les hicieron
repctid 1S instancias para que pasasen con ellos algunos dia;; pero viéndolos resueltos á marchar, rlesenron nu chos acompnlwrlos,
inmginando que irian á
l'em()nl,~rSe ,í los cie'v~; Illas solo c¡uisitrnn Ilel'ar
los eS(l: n!lles consign Ú UIIO de los principales indios
con su /lI.JO, acompaiíados flor un criado.
A la .'uelfa <ie esLa experlieion vieron por primera
I'I'Z el ¡;SO de una yerba,
que el ingenioso capricho
humano ha elevado despues ¡í lujoso artí~ulo de geDerill ccnsnmo, á pesar de la op03icion de IllS sentidos.lhan, pues, lIluchos indios con tizones encendidos en hs rnano~, y cieltas yerbas seeasde qne haeinn
unrolJoó esp,eclC de canulo, y ellcendiéndolo por un
lado, Sl\ pOlllao el otr(l en la noca, y chupaban el hu-I
mo Y le eehahan de<pues al nire. L1i1maban {¡ estos
rol;os tabacos nontll\'p transreri<io despues á ia planta de qlle e?tahall hech,os. L.:¡s esp¡~Îioles, aUnq~e
pr~p,i1ra,l()s a ver prodigIOS, no pudIeron menos ae
adIlllra:>I~ de esta extnlJa distraccion.
. ,Los Ilformes .rlUI' ,Eeron ~obre la ~elleza y fer- ,
tll!flall,e luS paises que hablan recorrido fueron los
COLO~ •
I
¡
.tI
mas favorables que pudieran des~arse. Habian visto
muchas aldeas de cuatro ÓCillCOc;~sas, bien pobladas
il rOI!e,adas de árboles de desconocIdo, h.ermoso y sabraS/Sima fruto. Alrcrle,cIor de ellas habla cal~pos ~c
pimient.os, patatas, malz y leguml>res. Taml)len vieron otros lie la plallta, cuyas rai¡;es dun el pan de
caza he. Estos, coulr)sfrutos desus arboledas, produci~n el ali,men to priucipal (le los natur;~les, cuya c~·
mida era Irug~d YSllllple por extrelllo. VIeron al~emas
grandes cantlllalles de algoùon; parte acabndO dt~
sembrar, parte crecido, y algullo hccho hiluza, Ó
converti,io ya en las re¡les tic q~e, formauan sus hamacas. De este tenian gran prO\'iSIOJI labrado y por labraI' en sus casas. Encontraron
tambien aves de raro
plumaje, pero de desconoci<ia eSflccie; ~uchos patos;
yalgunas perdices pequeñas; y hahian oldo, como C?Ion, el canto de un pálaro que creyeron fuese el rUIseñor. Todocuanto vieron, indicaba un estallo primitivo des()ciedad; porque aunque bdla, estaba la lierr~ illc~lta y salvajp-. La ad~iraci?n
con que habian
Sido ViStOS, mostraba eon eVJllencIa, que no estaban
hechos los indios al trato de hombres civilizados; ni
habian oido hahlar de ninguna ciudad del interior,
mejor que la que acauaban de visitar. Los informes
de los enviados destruyeron
muchas espléndidas fantasias di) Colon respectll á aquel báruaro príncipe y su
cÓrte. Vngaba empero, el Almirall te por encantadas
I'e¡;iones, sobre las cuales ejercia su imaginildon
lI1j¡:ica y al!sol~ta inlluencia. No bien se habia desvaneClllo una lluslOn, cuando otra lo deslumbraba.
Ourante la ausencia de los t!misarios, le habian dicho
los indios porseiías, que hahia un si tio lJácia el OrienLe, ,lande por la nodle, á la luz de las antorch~s, se
recogia 01'0 , (/ue despues se hacia barras á marlilla'Ws. Al hablar de esta region, usaban de nuevo las
¡¡nlauras Babeque y BolJio, que CaJou, como Ile ordinario, supuso que serinn los Ilombres propios de las
islas ó paises. El verdadero sentino de estas palahras
se ha explica,lo con variellnd. Se dice que ]¡¡s aplicaban los indins á la costa <ie tierra-firme,
llamada por
ellos Caritaba, a¡lemás , tamoien ,e cree que Bohio
significa ~asa, y lo uSilbnn con frec~ellcia los indios
para ciar ¡¡ entendel'la Illucha plJblaclOn de una isla.
Ole aqui In continua aplicadnj} de l sta voz á la espa;lOla, Hamali¡¡ tambieu n,IY\ í, que quiere llecir tiel'l'il
a[ta, y alguna vez Quisquej'a (el todo) , para expresar'
:il! mucha
extencion.
La torcida interpretacion
que ;Í estas y otras pala,mIS sellaban, eran CJusa de Ins pel'pí~tuos errores de
Colvn, Algunas vcce~ confuJ1l1ia Babel/ue con Bohio,
<,amo si fueran una misma isla; otras, crei<l que deherian ser diferentes y estar situada,
ell dil'ersos
puntos; y Qui~queYil suponía (lue ·;jgnilicase Quisai
¡', Quinsai
, (á saber, la ciudad celestial),
de la cual
.,omo se ha dicho, habi:J, Cormado tan magnilica idea
l'or los escritos d~1 viajero venecíano.
El principal objeto de! Almirantll era arrihnr ¡í alfm·
Ita lwcion culta y poderosa con cuyo rey pudiese emprender negociaciones
de :dgun I';dor comercial,
y
yolver;Í Espail<l con una rica ('nntidad de mercancias
como triuufos dH sus descubrimienlos.
Elliem(Jo iba
ri la sazon canlhianrlo lie aspecto; la frescura de las
loches daha indicios de la cercania
del invierlJo; '!
asi determinó abandonar el rumbo did Norte, y no det3ncrse por IlIgares illcultos que no tenin por entonces merlios de e(llonizar. Concibien<io que estaha en
1,1costa oriental del Asia, determinó tomar la vueIt I riel Este-sllll-Ocste
en busca de Babeque, en que
e,peraba
hallar una rica ycivilizada isla. Antes de
dej,.r el rio de Mares, tomó consiFo para llevar/os á
E,spaña al~unos indios, con el ?bjeto de q~c aprenùlesen la len~ua para que pudier:lI servIr de int,;rpretcs en los futuros viajes. Llevó de los dos
SI);OS, habie~ldo sabido por los descubl'Ídores
portuglle:'leS, que Iban los hombres mas contentos y se mos-
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-l~
DIBI.IOTEGA
DE
traban mas seniciales
á la vuelta cuando los acompañaban sus esposas. Exaltado por su entusiasmo y
por ]05 sentimientos
religiosos que cundian en aque':'
".a edad , pr~sagiaba grandes victorias para el catolicIsma y glorIOsas empresas para el trono, preteudieudo, c;on ver.tlr á los sa~v;ljes por medio de Jas inrlígenas
aSI mstrultlos.
Imagwaba,
que no tenian los indios
sistema de religion, (Jero que estabau hien dispuestos
á rl'cibir sus impresion!ls;
y como veian con mucha
ate!Jcion y revnrencia las cérelllonias religiosas de los
espailOles, pronto _repetianl~e memori: cualrIuier re·
zo que ~e les ensenaba, haCIendo la senal de ra cruz
con edificante devocion. Tenian idea de un estado futuro, pero limi/ada y confusa; era difícil para me¡'os
salvajes concehir la i<lea de una <leliciosa existencia
pura y espiritual separada de laalegría de los sentidos
y de aquellas <lulces escenas que los habian hecho felices en vida. Pedro Mártir contelnporáneo
de Colon
habla de las o~íniones de los indios en esta materia:
Confiesan, dice, queesel alma inmortal, y habién)) dose despojado de Ja carne, imaginan que vuela á
» los bosques y lÍ las montailas, y que VÍl'f~perpetuaIl!ente en sus cavernas; IIi la exceptuan de las nece» sldadescorporales,
pues dicen que alii ha dealimen» tarse. ~l sonido con que responden las grutas, y la
)) concandad de las montañas <Í la voz, al cual denominaron eco los romanos, suponen ser producidos
Il por los espíritus
de los difuntos, que vagan porllque))lIos lugares.))
Ile la atraccion h~cia los sentimientos
relígío~os,
que creyó Colon descubrir entre aquellas pohres genles, de la beni¡:midad de su c~rácter , de sn ignorancia
de las artes IH~lígeras, de(,ujo que seria fácil haeerlos
ôí todos devotos míembros de la [glesia, y súhditos
leales de la corona. Concluye sus especulacioncs
whre las ventajas que se derivarian de colonizar llqlle1I0s puntos, prometiéndose mucho com(:rcio dei oro
en que abundaría el interior; de perlas y piedras predos.as, de 1:1s'~llales, aun.que no habia visto ninguna,
habIarcclbrdo frecuentes IIlformes; deJoyas yespecias
de que pensaba haber hallado indubitables seilales, y
de a/gorlon que nllcia por todos los campos. La mayor
parte de estas mercancias,
ailade, tendrán masfÚcil
salida enlospllertosy
pohlaciones del gran Khan que
tn los mercados de Espaiw.
t(
)1
»)
CAPITULO
J
VI.~JE
EN
v.
Dl:SCADE LA SUI'l:ESTAISI.A DE B.\UEQl:E.SEIIClO:'iDE L~ I'I:'<TA.
DE-
(1492.)
EL i2 de noviembre tomó Colon el rumbo de] Este-sud-este para retrogradar en la direcion de la costa.
Este debe considerarse como otro cn mbiù crítico en
su viaje, y de grande eonsecuenda
en los descubrimientas posteriores. Ya habia cntran() bastante Cilla
que se llama el anlic;uo canal, entre Cuha v Jas f1ahamas. Por dos Ú tres dias rie díf,~rencia no tuvo ocasion
de desposeerse del error en que habia caido al con siderar; •.¡Cuba como p;lrle rie un gran /~ontíncnte: error
en que estuvo hasta el díade su muerte. Huhiera allí
padIlla saher la vecindad del contir.ente,
ó navegado,
para la costa de Florida, ó ser impelirl() húeia elJa
por las corrientes rlld (!olfo ó continuando por la parte dll Cuba Que lIel'a al Sud-oeste,
tocar en la costa
opuesta de Yucatan, realil.anrlo quizá sus mas dorados ensueilOs con el r1escubrimÍl~uto de \Iéjico. Pero
fue sulkieute glll;ia para Colon Iwhet' descuhierto el
i'íuevo-~Iundo.
Sus mas ricas regiolles estahan reservarias paradar esplendor:í otras emrresas ulteriores.
l'iavegó pues pardos ú tres rlias á la .I~lrgll de la co~·
ta , sill pararse á explorarla. No sr, VIOpor toda ella
nillfluna ciudad populosa. Al pasar por lin gran cabo
que élllamú de Cuha puso la proa al Oriente en busea de Uabeque; pero pronto se \'í6 obligado á volvcr,
r.ASPAR
y
nOIG.
por arreciar el viento y embravecerse el mar. Ancló
en un profundo y seguro puerto, á que dió el nombre
de puerto del Príncipe, y pasó algunos dias explorando cou sus hates un archipiélago de pequeil:\s pero
hellísimas íslas que se encontraba situado á muy carta distancia, conocido desde entonces con el nombre
de el Jardinoel Rey. Al golfoen que se alzaban estas
islus le llamó mar de Nuestra Señora: en tiempos modemos ha sido am paro (le piratas que encontrahan seguro refugío en los canales y solita rías calas de sus
islas. Estaban estas sombreadas por do quier degigantescosárboles
entre/oscuales
pensaban reconocer los
espailoles la alnuísti"a y el aloe. Colon supuso, que
serian ¡HIueHa parte de Jas innumerables
isles que or.
lanlacostadel
Asia, célebres por sus especias. Mientras estaba en el puerto del Príllcipe , levantó una cruz
ell una elevada colina cerca del puerto: signo convencional que indica haber tomarlo posesiono
Ell(l se dió otra vez <Í la vela, aunque casi en callOa; pero como el vientQ se levanlase del Oriente, viró
h;ícia el Nord-este,
y al ponerse
el sol estaba á
siete leguas del puerto riel Pdncipe. Desde entonces
se vió tierra al Oriente, como;í seSenta millas de ùistancia la cual por las señas de l'lS illdígenas supuso
'lue seria la tan deseada isla de f1abeque. Continuó,
pues toda la uoche al Nord-este.
Al Siguiente dia el
viento se manifestó contrario soplnndo en línea recta
del punto á donde desea ha ir. Estuvo algun tiempo
delante de la isla IsaLela, ;Í la que no quiso t'lcar, no
fuera que se desertasen sus intérpretes imlios, natul'ales ùe Gllanahaní, que dista solo ocho leguas de [sabela. Los indios ponían solo sns ojos en la islu donde
habian recibido el ser. Viendo que continuaba e/viento
obstinadamente
adverso, y que habia mucha mar, se
determinó al lin (;olon á \'Olver ;Í (;nba, hacieudo seIlales (¡ los otros buques pmi que le síguieran. LaPin·
ta, mandada por Martin Alonso Pinzon. habia ya ade!anta do mucho hácia el Oriente. Y como pOltia con facilidad unírse <Í los otros huques, teniendo para ello
vientoen popa, repitió e'jlnn sus seliales, pero sin conseguir resultado alguno. Como venia la noche acort6 veIn, y puso luces en los mástile;. pensando Pinzon
selejuntaria;
mas al romper el aloa, se vió que la
Pinta habia desllparecido.
Efectivamente,
Pinzon prest6 oído á los ridículos
proyectos forjados por un indio que llevaba á bordo
de su carabela, r que le promeli:¡ conducirlo á una
region abllndanlisima
ell toda clase de riquezas. SU
avaricia sedespertórepeuLÏnamente:
su buque siendo el ma .• velero podia COll faeilidad virar al barloventa adon(le en \'ano le seguirian los otros. Se lísonjeaha con la idea de ser CIprimero en abordar á la
sOllada tierra, enriqueciÚndose
con las primicias de
los despojos que pensaba hacer. Ya hacia mucho tiempo que no podia sufrir el dominio del Almirante, con
quien aeia deber estar en términos iguales, por habl'r contribuido con muclIQs fondos al armamento de
la expetlicion. Era naveg'lIIte velernno, oráculo de la
c0ll1uuida,1 marítima rie Palos, y acostumbrado por
su riqueza y su influjo á dar la ley entre sus ôsoci~do~ náulic:!s. Uel'Ô <Í mal por eonsiguiellteverse
obl~gada á navegar como segundo, á horda de su propio
hu(/ue, y ya se habian o('asionado 1IllHlohasdisputas
entre él.y .el Almir!lI!te. L;~ súb.ila ten~a~ion que ~e
pr.~sento a su avancla, unula a los prevIOs resentlmiéntos,
file bastante fuerte para vencer su deher.
Olvidanrlo lo que dehia al Almirante como á su gefe,
hahía desatendido las seiiales, siguicndo al Oriente,
y separándose á fuerza de vela de la escuadra ..
llldignóse Colon. en extrem~ ~on e,t~ dese~clO~.
A,lemás de ser Ull ejemplo pe~lll~lOS? ~e 1Il0bedleD~Ja
sospecha ha en ella algun deslglllo sllllestro, Ó bien
PinZl1n pretendía apoderarse del supremo mando y
goz,¡r/le las vent.;ljas consiguientes
á tamaila usur¡la. cion separándose Jel Alcuiraute, ó upresurarse á V(ll-
I
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VIDA Y VIAGESDE CnlSTÓRALCOLON.
4J
ver Ii Esp lña, para arrehatar el laurel del descubriCAPITU.O VI.
miento. FtJro como lo poco velero de su buque inutiDESCUBRnllE:'ITODE LA 1ST.' E5P,\~0I.A.
lizaba todo esfuerzo para perseguirlo,
continuó su,~
(14!ll.)
rumbo á la isla de Cuba, con el objeto de acabar de
explorar las costas.
:':1. 5 de diciembre, mientras na\'egaba COlon allenEl 24 de noviembre dobló de nuevo el cabo de Cu· de el extremo oriental de Culla, dudoso del rumbo
ba, y andó en U11 buen puerto formado por el desemque tomaria, divisó cierta tierra ni Sud·este, que Ú
bocadero de un rio, que él llamó de Santa Catalina,
IllLdida que se aoercab;t, le reveló altas montaiHls por
Corria elhre fértiles praè.eras, y estaban las montal'las
cil:1a del despejado horizontfl, anunciando una isla
vecinas bien pobladas de árboles, entre los cu~les de grande extension. Los indios exclamaron,
al verhabia robustas encinas y pinos bastante altos para ser- la, /lohio, euya palabra interpretó Colon como sigvil' de mástiles á los grandes bajeles. En el lecho del ni!icativo de que aquel nuevo pais ela abundante en
rio encontraron piedras cou "enas de oro.
or·). Cuando le vieron los indios tomar rumbo para
Colon .:onliouó por alrTunos dias cosLeando lo que elll, dieron stlîiales de profundo ter"or, implorando
quedaba de Cuba, y ceTebrallllo con entusiasnlallas
de él, que no la visilara, porque le decian por seilas,
palabras la magnilicencia,
frescura y colorido del pai- el' III SllS habitantes lieros y crueles" no tenian mas
saje, la pllreza de las aguas, y el nÚmero y comodiql e un ojo, y devoraban á 'sus prisi(,neros. El viento
dan de lo,; puertos. Su descripcion de uno, tÍ que dió era contrario,
y las noches largas; 'j COlllOno aeosel nombril de Puerto·Santo,
es una mu'~stra de cuán
tu.nbr?han navegar en la oscuridad por aquellas mapoderosalllcntelos
grandes espectáculos de la naturares desconocidas,
invirtieron en llegar á la isla cerca
leza habl1ban á su alma. La amenidad de este rio, dl dos dias.
exdaml, la c1ari lad del agua, en la cual se veia hasYa se ha observado, ~ue en la trasparente
atmóstu la arella del fondo, y multitud de palmas de varias
f'l'a de los trópicos se divisan los ohjeLos á larga disformas, las mas alLas y hermosas que he hallado, y ta'lcia, y que la pureza del aire y sCl'enidad del cielo
otros inli 1itos árboles grandes y verdes, el armonioso
producl'n mágicos efectos en el paisaje. Con ('stas
canto de sus aves, el verdor de sus campiñas, sel'eni·
ventajas apareció á su vista la bella i"la de Hayti. Sus
simos seilOres , hacen que este país sohrepuje en lo montalws emn lins escarpadas y pedregosas que las
ameno, deleitoso y pintoresco á todos los demás paises liE la" oLras islas; (lel'o sus cumbl'cs se alzaban entre
del mundo conOCIdo como el dia en luz á la noche:
IHeciosas floresLas, y sus faldas se extendian formaupor lo cu d solia yo llecir á mi gente muehas veces,
dr, lujo"as llanuras yverdes praderias; mientras que
que por I.lucho que me esforzase á dar entera relacion
lo,'i varios y numerosos fue:;os que la esmaltaban do
Ile él á VV. AA., no podría mi lengua oecir toda la ncche, y (¡IS columnas de humo que ascendían de dia
verdad,:1Ï mi pluma escribirla;
y cierto que \'0 he en tOllas direcciones,
indicaban bastan le su poblaquedado asombrado viendo tanta hermosura que es ci 1Il. A lo, ojos deslumhrados
de los marinos Jevansuperior á todo encarecimiento.
tó;e una isla esplendorosa, ornada con todos los alaLa tra lsparencia del mur, que atribuye Colon ,I la vÍ'./s de una gigantesca vejetacioo; pais quiz:! el mas
pureza (13los rios, es propiedad del Océano en aquehermoso del I;loho; pero que en sns arcanos destinalias laLitl.des. Tan clara está la mar en las cercanías
urI la Providencia á lier el mas desgraciado.
de algull1s de las islas, r¡ue se puede ver el fon.lo eu
Enla tarde del 6 de dicicmhre tomó ",¡Ion puerto
tiempo sereno, como el de una cristalina fuente, y al extremo occidental de la isla, y le dió el nomhr~
los habitantes bucean ¡¡ cuatro ó cinco brazas, en d€. San NicolÜs, por elqne se conoce hoy. Era espabusca dll conclws y otros mariscos que se ven desde
chso y prufundo , rodeado de grandes ¡¡rboles, mula super! ~ie. Las sutiles brisas y ricas aguas con que c1,os de ellos fructífl~l'os" Una hermosa llanura sc
cuenta la Isla pueden ponerse eutre los mas gratos do- extenllia por frente del puerLo, atravesada Jlor un riaIles con (lue la enriquecia la naturaleza.
cltuelo, Delnúlllcro
Ile canoas que se veían por vaComo prueba de la vejetacion gigantesca de aque·
rías partes, se juzgaba que por los alrededons
hallas costas, hace mérito Colon del enorme tamaÎIO d'J III ia grandes poblaciones; pero los :1aturales habian
las canoes, formadas c~da una de un solo tronco d,) huillo aterrorizados
á la vista de los buques.
árbol. Hrbia visto cano;'s capa.'es de contener ciento
Dejando elí el puerto de San Nicolás, salieron cosy cineuetlta personas. Entre otros arliculos hallados
te,lUdo h¡ída el Norte de la isla. Vieron que era pOI'
en lus vi Tiendas ,je los indio" viú una torta de cera,
ar uella part.l elevada y montaÎlOsa ; pero con verdes
que la tI' Ijo de rerralo ,í los reyes, ohservaudo qu,) "dilatadas
llanuras. n,visaron al pal' un fértil y p"¡!d()lllle h, y cera, d'ehe haber otras mil cosas buenas.
ciosn valle que corria hácia Jo interior, encerrado e¡)En tieml'os posteriores se ha supuesto que vendrb
tI' J dos montes y cuyo cultivo les pareció muy esmeaquella cera de Yucatan, pues los Irabilantes ùe Cu- rado.
ba no tenian la costumbre de recogerla.
Por muchos dias estuvieron detenidos en un pUl~rEl 5 di) diciembre llegó Colon ai términn oriental
to que bautizaron con el nomhre de la Concepcion.
de Cuba, que suponia fuesen lo, lindes de A ;ja; tÍ â :lonùe desembocaba cierto rio peqncllo, despues de
como siempre la llamaba, de India. Le dió en conseserpear por una deliciosa campii1a. La costa auunrlacuencia el nombre de Alfa y Omega, ó el principio y h" en peces, algunos de los cuales s;i1taron á los hoellin. Sil vió despues perplejo, acerca dill rumho r¡ue tes. Allí exlendieron
sus redes y cogieron copiosa
tomaria. Deseaba seguir la costa en su vuelt.a al SUll- c,nlida,l de pesca, y en ella alguna de especie seme·
oeste, que le Ilevar!a á regiones mas civilizadas y jante á las de España; primer peseado que habian
opulentrs de la IndIa. Por otro lado, tomando este \'i,to sr.mejante al de su país. Oyeron tambien el
rumbo, '!I'~ forz.,oso abandonase toda esperanza de en- il c¡·ntar de pajarillos que tomaron por ruisellores y
contraI' a Isla deBabeque, que asegurahan los indios
tuvierou ocasion de nolaI' que el canto de IIlllchas
hallarse al Nord-este, y de que seguian dándole mag- I a"es lIO les era enteramente
desconocido. Los esp¡,níneas cescripciones:
embarazoso dilema, propio, il'lles, excitados por la asoeiaciol\ Ile ideas que tan
de tama.ia empresa, ell que un nuevo mundo surgia
gl'an poder tiene cn el alma recordaron sus florestas
delar.~e :Ie,l viajero, J¡rind:íl\l~ole con lo ,seJuctor de all[l;r1uzas; porque ,los trinos de aquestos pajarillos
su vCjetlclOn, con lo e;;plendldo de sus rIquezas; pe- . t('Dlan much,¡ sem"janza con los (le las aves que puero I~n m 1l1~0, en que, al tomar ,cualquier determi-I
ban I?s bo,ques rie ~ndal~ci.a. Çreia,n que el carácter
naClO1Ipodia separalse de las regIOnes mas abundan.\
e ·;terlOr de aqllel pais er¡lldellllco. ae de Jas mas bellas
tes y deleitosas.
p'o\"incias de Espaim; yen consecuencia de esta i.lea
II, llamó el nlmirunte isla EspaiJOla.
I
I
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U
B1BI.IOTF.CA
DE
GASI'AIt
J RIlIG.
Se hallaron algunas trazas (le rudo culli\'o en las á sus casas, presentándoles
P:ln ùe c:lzabe, pescad,)s,
cercanías del puerto; pero los naturales habian abanraices y frutas de varias especies. Sabiendo por lo~
donatio la costa. Una vez vieron cinco indios á larga
intérpretes que eran sus huéspClles aficionados á los
distancia,
pero se escaparon cuando ](,5 e-pañoles
loros, les trajeron gran número de ellos que tenían
fueron hâci" ellos. Colon, deseoso de establecer al- domeslicados, orreciellllo en fin libremente todo cuanguna comunicacion,
mandó que penctraran en ]a isla to poseian; tal era la franca hospiLalida(1 que reillé'.ba
seis hombres bien armados. Hallaron campos cul!ivaen aquella isla, don,le :lun era descollocida la pasion
dos, huellas.qne in,licahan la ronstanci~ ,te caminos
de la avaricia. El c¡l1l,lalùso rio que regaba esle valle,
y parajes !Iomle se nolaban sei¡nles de fuego ya apa- iba coronado de m,bles y altus tlorestas, d~ pahllls,
gado; pero los pobladores se refugiaban despavori'!os
hananos y otros iirbules, c~rgados de nores y du fruen las munf.aÎI:ls.
tas. El aire era blan.lo y suave como el que reina en
,\unqull tOllo el país eSlaba desierto y solitario, se abril, los p;'ljaros rllcrcaban el oid,) con sus trinosducODsoló Colon con la idea de qlle habria en la intcrior
ralile el dia, y algunos de ellos se dejaban oil' ya enpoplllosas ciudatles, á donde la gentil se rerugiaba; y tralla la noche. Aun no sabia n los espailOles explkar
que los fuegos tie por las noches serian señales, c()- la dif(\rencia de las eSlaciones en aquella parte ollUesta
mo las que se haclall desde I¡IS monlaÏlas tIel antiguo
del globo; y se admirAban de oil' la \'01. del supueslo
munio, en tiempo de la guerra y repentinas invasio.
ruisellOr resonar ell medio de diciembre,
creyendo
nes de los moros, para advcrLÎr al raisanaje que hu- llevados de estas pruebas, que en aquellos aparlfldos v
yese de las costas.
felices climas reinaria Ulla eterna primavera. Voh';c:'
EI12 (Ill diciembre erigió Coloncongransolemniron 1Í sus bU1lues prel1(lados de aquel hermoso país,
rlall unl cruz á la entrada del puerto, eu spÎlal de haque decian ellos excedia hasla los de las feraces lIaTluher tomado ['osesion de la isla. Tres marineros que ras de CÔfdoba. Solo se quejaban <le no (¡¡¡bllr "i,lo
vagaban por aquellas cercanias divisaron una gran
seimles de riqueza enlre los indígenas. Y aquí es imfalanje de indigenas, que inme:lia tamente se [lisperposible no delen •.rse á con,;illt~rar la pintura que !t¡¡cen
saron, apelando á la fuga, persigniéronlos
y lograron
fos descubridores
del estado de aqu('lIa de~graci~da
los inlrépidos marinos despues de dese<per:ulos csisla, anles de I:1lleg;¡.\a de los blanco,. Segnn sus desfuerzas, apresar una Jóven in,lia, que llevaron en se- crípciones, exislía el puehlo de Haylí en el estado dA
Î1al de triunfo il los bajeles. Venia esta b'lh\a{1 salvaje
salvaje y primiliva sencill\Jz, que han pinlado al~l1no!\
complela:nenle
desnuda, lo cual dalla mal indicio de filósofos como el mas envidiable de latierr;¡; rodèaÚo!\
la civilizacion de la isla; pero nn adorno de oro que de la feliz abun,'!ancia natural, y desposeidos Ile toda
traia en la nariz, dió eSI,eranzas de que se encoulra·
idea respeclo á esas necesidades ficticias elaboradas
se en ella aquel metal precioso. La bon(hul del Almi- por la civilizacion. La líerra acudia allierla á su susrante disip6 pronto el lerroI' de la cauliva. Hizo que tenlo sin necesidad cie que la agricultura
<lesgarrase
la vistiesen, y le regaló cuentas, aníllos Ile bronce,
su seno: sus rios y mares abundahan en mil peces; v
cascabeles y otras cosas, enviJn¡)ob despues á tierra,
cogian sin trabajo la utia, el guanaco, y una variedad
acompailada d~ algunos marineros,
y de lres intércie aves. Para gentes de su temperancia
y frugaliclal]
pretes indios. Tanlo ngradaron á esta sencilla mujer
era esta provision abundanLÍsirna;
y aquellos dOlles
los dones recibidos, y lan conlenla quedó del benielno
que tan e<ponláneamente
les prodigaba la tierra, satrato que se le habia d;lllo, que de buen grado hubian divirlirlos con todos aqnellos que los necesitasen.
hiera convenido en seguir la suerle de las Otl as indias
La hospilalidad,
se nos dice, era para ellos ley de la
que encontró fi bonll •. La gente que fue acompañánnaturaleza universalmente
observada; y no habia nedola, volvió tarde por la Iloche, porque eslaba ellucesidad de hacer manifiesto el socorro, porque toda
gar lejos, ':' lemían aventurarse tierra allenlro. Confiacasa eslaba abierta al extranjero,
como á su dueño
do en la impresion favorable que debía producir el propio. Colon tambien, en una carta á Luis de Sal1informe <le la mujer, mandó el Almiranle al dia si- langel, observa: ((es verdad, que despues que se
guiente nueve hombres <lecorazon y bien armados á llaseguran y pierden esle miedo, se hallan tan deshuscar ellu¡;ar, acompaÎlándolos un naluralde Cuba,
llpro\'islos de toda aSlucia y son tan pródigos de lo
en calirlad tie intÚrprete. Encontraron
la poblaciou á llque poseen, que es imposihle, sin cerciorarse
pernnas cualro leguas y me,lia al Sud-este, situada en un llsonalmenle,
tener una idea de su sencíllez y su Hehermoso valle, y á la orilla de un rio. Contenía mil »nerosidad. Ellos de eosa que tengan, pi(liélldose,a.
easas, pero á la sazon eSlaban todas abandonadas;
»jamás dicen que no, antes convidan á la persona C,Jn
porque los habitantes huian segun ellos se aproxima»ello, y muestran ta:llo amor, que rlarian los COf.1ban. Los inlérpretes los siguieron, y con ¡rrande dili- »zones, y cuando en pago de sus (bnes se les da cualcu~ta(1 ¡¡paciguaron su lemor, cncareciéndoles
la bUil- llquier)'a
precioso ó ya insi~n¡¡icante,
se dan por
na índole y natural hondad de aquellos extranj'lro~ I »conlentos y satisfechos. En torlas eslas islas me parlesccn(litlos tiel de!o, y que pró((¡gos de suyo, y es- I »rece que tndos los homhres estiín conlenloseo:!
ulla
pléndidos, recorrian el mUDdo, derramando á manos
»mujer,)'
á su mayoral <Í rey ¡[all basta \'eillte. bs
llenas preciosísimos
regalos. Con esla segurdad
se ))mujeres me pareClJ qlle trahajan mas qlle Ins hornalrevieron á volver hasla dos mil indios, se acercaroll
»bres, ni he podido entenrler si tienen bienes proá los llueve espailOles con lentos y trémulos pasos,
llpios, que me pareci6 ver que aquello que uno tenia,
parándose con frecucncii\,
y poniénllo.;e las manos
»torlos hacia n p'lrt~, en especial de las cosas que foren la cabeza, en sOlml (le reverente y profunda sumi-¡ »rnan las primeras necesidades.)
sion. Eran de una raza bien fLlrmada, mas blanca y
Una de las (Iescripciones mas n¡;radables de los )n
hermosa !j!]e las rie otras islas. Mientr'ls los espailoles j hitante, rie esta isla, es I:l rlue da el anciano Ped.~()
conversahan
CODellos, pOI' medio de Ins iutérpretes,
1 ~1;irlir, tomada, como él asegura, de las conversaciovieron que 'llra mllll.itud se aeercaba. Venia á la caIles del mismo Almiranle. (lEs cíerlo, dice, que es la
hela de estos el marÍlIo de la hembra indiana que la "tierra tan cllmun entre ar¡uella~gentes,
cOllloels(\1
lar,le anles habja rstallo :i horel(). L1evÜbanLI triUIll)Y las aguas; y que el mio y 61 tuyo, semillas de tanfante sobre sus hornur!li!i, y su esposo mallife!\lÓ de lllos milles, no tienen lugilr COI\ ellas. Se contenla.n
mil modos, la gralitlltl d~ quese senlia posei<lo a I con- »con tan poco, que en aquel exlenso pais, mas hien
sideral' la suma bonclad con que su mujer habia sillo l)tienell superl1uidad que escasez; así estÚn en el mUIItralada, y los preciosos regdlos !jue la habian protli),,10 llorado, sin trabajo y viviendo en abiertos jar¡jjgado.
»nes, no alrinchera,j'Js
con diques, ni divididos por
Los imlios, va mas familiarizarlos con los espailOies, : lIyalladares, ni con muros defendidos. Com'~rcianj u~·
vueltos en pa;te de aquel exlremo payor, los llevaron I lltamenle linos con otros, sin leyes, sin libros y sin
o
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COLO:"!.
4;;
cumbradas se podían arar con bueye~; y 18 prodigiflsa vejetacion de las florestas manifestaba
la feracida.l del suelo. Los valles regados por numerosas, clar¡¡~:y bellísimas corrientes,
parecian cultivados por
alE.unos sitios, y propios para granos, hortalizas ó
paitos ....
~ientras lf)S vJOntos contrarIOs le detelllan en est.e
puerto, recihió Colon la visita de un cacique jó\"en,
V III parecer de mucha importancia.
Le llevaban cuaire hombres en una especie de litera, y le seguion
rloscientos de sus sÚbditos. El Almirante estaba comiendo á la sazon, por lo cual mandó el cacique á su
comitiva que se quedase fuera, y entrando en la cám"ra, tomó asiento junto á Colon, dispellsándole
rle
tOlla ceremonia y no permitiéndole
que se pusiese en
pi". Si;;uiéronle solo dos ancianos,
que aparentabm
se' sus consejeros y que se le senLiron á los piés.
Cuando le llaban alguna cosa rle comer ó de beber.
la gustaba solamente,
enviándola despues á su Cf¡mitiva, '! conservando en todo mucho seso y magesCAPITULO VII.
tall. Hahlaba poco; los dos consejeros observaban el
mllvimient.o rle sus lauios, y por él inferian, y comllCOS1'EO DE LA F.SPA310LA.
nkaban ellos sus illeas. Despue~ de comer le presen(' 492.)
tó al Almirante un tahali, prodigiosamente
labrano,
CUA:'\I))el tiempo camhió favorahlemente,
hizo Co- y .Io~ piezas rle oro. Colon le dió una de tela, vari¡¡~
cuentas de ámbar, zapatos de color. y un frasco de
lon otro I~sfuerzo en i 4 do diciemhre para encontrar
le enseiló la moneda española, en la
la isla de [~aheque, pero se lo impidieron"vj,¡¡J¡tos con- agua rle nahar;
trarios. En el dIscurso de esta cm presa v,i,m!! una isla cual estaban los hustos rlel rey y de la reina, y se esforzó en explicarle el poder y grandeza de aquellol'r
enfrente ,le la Concepcion,
tan ahundante en tortuso)ernnos; dosplegó tambien fas banderas ,reales y el
gas que 11 denominó isla de las Tortugas. Sus habies' .andarte de la cruz; pero en vano se quefJa comunitantes se habian refugiallo á las montañas, en cuyas
cimas encendían ho~ucras en seilal de alarma, lo ca~ ninguna clara irlea ùe aquellos símholos: no podia
el ~acique creer que la tierra fuese digna de producual dió f: conocer á Colon que habian sufrido muchas
mas invasiones que los isleños vecinos. El país era cir seres privi\¡~giados, y aquellos preciosos objetos,
pe~sando eomo sus compatriotas
que aquellos homtan hermoso, que le dió á uno de los valles el nombre
de valle (lei Paraiso; y ~ uno de sus rios, el de Gua- bres eran rlioses, y que su patria era el cielo.
Por la nochll se envió al cacique á tierra en un
dalquivir. en memoria del que lleva sus dulces aguas
haciendo salvas en hopor alguras de las mas hermosas provincias de Espa- bale con grande ceremonia,
na. náncl.)se á la vela el16 rle diciem urc por la noefle,
nor suyo. Volvió con la misma pomp.l que habia vctomó de llueva el rumho de la Española. A mitad del nillo, en una litera, y roneado de sus sÚbditos; no
golfo que separa las islas, topó con un indio, que
lejos de él iba su hijo con semejante escalla y litera, y
sti hermano á pié sostenido por dos homures. Llevasurcaba los mares en ulla frágil canoa, y admirado,
como en otra ocasion, de su valentia en arriesgarse
ban delante los regalos con gran aparato y ceremonia.
por las mares en tan ténue casco, y de la destreza en
Los españoles podian procur:lrse poco oro en este
manejarl.) á despecho de la embravecida
mar yagiparaje, aun euando los naturales daban generosa v
tados vie:ltos, mandó que lo izasen á burdo á él Y á prontamente
todos los arlornos que tenian de aquêl
su canoa y habiendo arordado cerca de un lugar de mdal. La tierra de promisÍon estaba mas lejos todala costa de Espailola, conocido hoy por el nombre rle vir.; y uno de Jas ancianos consejeros del cacique le
diio á Colon, que pronto llegaría á islas ricas en rrepuerto de la Puz , III mandó á tierra bien obsequiado
ci(\sos minerales. Antes de salir rle clIn mandó e Aly pnriqu( cido can varios dones.
En el ?rimitivo comercio con aquellas gentes no mirante erigir unll grande ¡;ruz en el centro de la podejó nun,:a la honllad de proclucir SllS efcctos. Los bl::cion; y por la prontitud con que asist.ian los infavorable; informes Ù¡¡¡'OSpor este indio, y por los dins, en Implícita imitacion de los !.spaiíoles, á su!'!
ac~os rie devocion , dedujo que bien pronto podría
(lue h~bi;n tenido roce con los espalloll's en sns anin'llndirse en todas aquellas almas los sentimlenlo~
teriores desemharcos,
nhuyentaron
todas Jas zozocr;sLianos.
bras de hs isleilOs. Entabláronse
amisto~as relacioEl i 9 de noviembre
se dieron á :a vela antes d~
nes y fueron IllS uajele, visitados pOI' un cacique de
anlanecer,
pero con viento contrario; y en ,la tarrln
las cercanías.
De este caurlil!o y de sus consejeros
recibió Colon otras noticias acerca de la isla de Baue- del 20 anclaron en ur¡ hnen puerto. á que dló Clllon
el nomhre (le saut.oTomás, que se supone sea el que
que, la cr al decian no estaba á gran distancia. Jamás
se vuelv( ú hahlar de es:;:! isla, ni aparece que Colon se llama hoy uahía de Arul. Estaua rodearlo rie una.
amella y populosa campiiIa. Los habitantes vinieron
la husca~e rIe nuevo. Tampoco existe en los mapas
á hs huques, algunos en canons, otros nadando, v
an t¡guos . y de creer es lue fuese una de 1;ISnumeto,los con frutos rie especies no conocidas, pero rill
rosas terriversacionesd('
pala has indianas, qne arraseSluisito gusto y fragancia. Hegalahan espontáneatraron á los primitivos Ilescuurillores
á tantos viajes
SIlS arlorinfrnctucsos.
La ¡::ente cie la E'IHlllola le pareciÓ al m.~nte todo la que poseian y especialmente
nos de oro; porque observaban lo codiciosos qne d"
Almirant) mas hermosa que ninguna (le la qne hasta
allí habi" vist.o en el l\u~\'o'~lundo,
y rle gentil y esle metal eran los esp.~ilOle.~. Hahia notaule y Qeneapacible iisposicíon. Algunos tenian pequeiíos ador- ro:;a franqueza entre estas gentes, que no telllan al
nos rle orf), que dahan gustosos ó los cambiaban por parecer idt:a ri•.• tr,ífico. y daban sns hienps con escualquicl bagatela. El p;iÍs presentalla agradable va- pont<Íllea liberalillad. Colon no permitia á los suyos
que abusasen df\ c~ta liure rlisposicion, y manrlóqul\
riedarl, )': erizado de encumbrada lTIontai¡a, ya tennido por h(:rmosos valles, que se extendian
hdeia el si,'mpre se les diese algo en camhio. Muchos rie los
visitaron lus buques, travellint.erior, t,1n lejos come podia alcanzar la vista. Las ca~iqnes circunvecinos
é illyitando á los españoles á ir {sus
montailU~; eran de tan f{¡cil asccso, qnc las mas cn- do presentes,
VIDA. t YIA.JliS DIl CII\';rÓOAL
)jueces. Creen homhre malo y perjudicial solo al que
»se complace en hacer d,i)f) ~ otro; y aunque no gusntan de c )sas supérfluas,
hacen sin emhargo proviJ)sion para el incremento
(le aquellas raicr.s de doude
l¡¡mCan eJ pan,
contentf)S con esta simple comida,
llcon la cllal se conserva la salud, y se evitan las enI) fermeda.les.»
Gran p lrte de esta rlescripcion puerle estar teilirla
por los r lYOS rle luz que presta la fantasía; pero en
Reneral e3 valerlera y fiel, si hemos de dar asenSf) á
lo que relllan verídicos historiadores
de aquella época. Convbupn todos en rr.presentar
la vida de los isleilOs carr a una aproximacion
h~cia el venturoso estarlo de la felicidad poética; viv¡enrlo bajo laausuluta,
pero patriarcal y suave gohernadon
de sus caciques,
libres de orgullo, con pocas necr.sidades en un pais
abundante,
con un templado clima, y dotados de natural rlisJ1osicion para gozar su descuidada
é inrlolente forfuna.
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-ir.
R1BLlOTI!CA
IlB GASI'AR
Y IIOIG.
~ueblos, aùomte los recibian con la mayor hospitaIdacl.
El 22 de diciemhre vinieron muchos indios en una
canoa, enviados por el gran cacique Guacanagari,
gefe d!) toda aquella parte dl~ la isla. en criado principal del caUllillo le entreg/\ alAlmirante de parte tic
su ser.or un ancho tahalí, ingeniosamente
trabajado
con cuentas de color y hueso, y una máscara de madera , con los ojos, nariz ). lengua de oro. f1ízole
tamhien presente ci deseo m;¡nift~stado por su sellOr,
<le que aproximase
su huque il los dominios encargadl's á su custodia,
situados un poco mas It'jos en
la costa oriental. Impedia c1vieuto acceder inmedia·
tamente :í esta sÚplica, por la cual envió el Almirante al escribano de la escuadra con algunos marineros ¡¡ visitar al cacique. Jlesidia este en una ciudad edilicUlla Cillas márgenes de cierto rio, en lo
que se llamó entollces PUllta Santa, y hoy Punta Hollora/a. Era la ciudad mayor y lIIejor edificada que
habían visto hasta entonces. Elcaeique los recibió en
ulla espede dc plaza pÚblica, limpia y preparada para
esta oeasion, los trató muy honrosamente
y les dió á
caria uno un vestido de algodon. Los habitantes los
rOllcahan con provisiones y refrescos de varias clases.
Ilecibian ¡¡ los marineros en sus casas comodistinguidos huéspedes; y les daban ropas de algodon, y cuanto creian que tU\'iese valor á sus OjilS, sill pedirles
nada en cambio; pero si algo les daban IllS españoles,
lo atesoraban COlllOuna sagrada reliquia.
Los hubiera retenido el caci/lue toda la noche,
pero sus órdenes los obligaron ¡j volver. Al despedirse les hizo regalos de loros y piezas de oro para el
Almirante:
y los acolllparlú hasta los botes una multitud de gentes, esforzándose ;í porfia en servirlos.
Por este tiempo reeibió Colon numerosas visitas
Ile muchos indios y de varios caciques oe segunrlo órden, Jas cuales le dijeron que la isla entrarlaba granoes tesor0s, y le hablaron con especialidad d!) cierta
region asentada hÚcia Levanle llamada porellosCihao,
cuyo cacique, segun. él pudo colegir de los signos em·
pleados por los salvajes para f'xpresar SIlS ideas, tenia
banderas de oro lalmlllo. Colon, engai"¡ándose, como
le suce,iia de ordinario, imaginó que la p,dabra Cibao
debia tic ser corrupcion de Cipango, y el cautlillo de
lOi dorados eSlandartes,
el m¡lgllifico potentado de
aquella isla, de que hace mencion Marco Polo.
mente una de las órdenes del Almirante,
que prohibia poner jamás el timun en las manos (!e los muchachos. Los marineros qU!) est.alnn de guardia, se
aprovecharon tambien de la ausencia del gefe y á poco
tiempo toda la tripulacion
estaba sepultada en UII
profundo suellO.
Mientras reinaba de tal modu la confianza en el
buque, las traidora~ corrientes que fluyen veloce:>
por aquellas costas, le arrastraron
con rapidez y
fuerza á un hanco dearena. El inexperto grulllcte no
habia percibido el embate de Ihs ohIS al retirarse del
hanco, aunque su estrépito porlia oirse á una legua.
Mas al set;tir la concusion dellimon,
y oil' el tumulto del ~gua en derrerlor,
empezó á pedir ayudn á
gritos. C;)lon, cuya vi¡álancia 110 le pe~mitia d?rrnil'
profundamente,
fue el primero que subiÓ ti cubierta.
El patron, que habia abanrlonado su guardia, se apareció despues en compailÍa de algunos m¡¡rin!)ros medio dormidos, y muy ajenos del peligro en que estahan. Les mandó el Almirante lIevai· con el bote UII
ancla fuera de. la popa, para esforzarse en sacar el
bajel. El patron y los marinero~ saltaron en el bote;
pero iban confusos y sobrecogJ.los de terror, como
suelen los hombres que despiertan sobresaltados. Ell
vez de obed\lcer al Almirante,
remaron á la otra carahela, que.Qi'staria corno media legua al barlovento;
mientra~
'suponiendo que ya estarian echanrlo el
ancla, co~a
en sacar pronto su bajel al agua libre.
Al llegar el bote á la carabela hicieron saber los
marineros
el peligroso estado en q~e habian dejado
su buque, pero acusáronlos estos rie cobartles d~sf'rtores, rehusando admitirlos á bordo. ~;I comafldante, y muchos dejos suyos, tomaron otro botr, yaeu·
dieron al socorro del Almirante,
seguidos nel falso
y pusiTánime patron, que iba con su gente lleno rie
confusion y vergüenza ..
Llegaron oema-iado tar~e para salvar el huque,
porque la violenta eorriente hl hahía arrastra/11l mas
y mas sohre el hanco. El Almirant!), viéndose desamparado de Sil hote, y que eslaba el buque de través en medio de la corriente,
V se iha lIenandu de
agua. lo mandó desarbolar. cou-la esperanza de aligerarlo bastante para que notase. Todos los esflwrzos fueron en vano. La qllilla habia enc;¡!Iado fuertemen te en la arena; el choque habia ahi!)rto el casco por vuriaspartes,
mientras las hinchadi.s olas, le
azotaban de continuo quebrándose
sohre su costaoo,
CAPITlJLO
VIII.
y sepultánil6lo mas v mas en la arena hasta hacel'l'l
C1er de lado. Aforturiadamellte
continuaha el tiem;¡o
!'iAt:rRAGIO.
en calma; si no se hubiera hecho la carabela mil pe(li92.)
dazos, y perecido la tri¡JUlacioll eIltre los escollo~ y
SE llió Colon á la vela para la Conceprion,
en la corrientes.
mañana del24 de diciembre, antes de salir el sl)l, tofiefugiáronse
la fri pular.ion y el Almiranl.een
la
mando el rumbo del Oriente, Clin ~nimo tic anclar en otra carabela. Diego de Ar;¡lla, primer juez de la esel puerto Ilel catique Guaeanagari.
IIabia viento de cuadra, y Perlro Gutierrez,
despeusero del rey, fuetierra, pero tanligel'o, que apenas llenaba las velas,
ron inmediatamente
enviados alcaciqueGuacanug~ri
y no podian hacer los huques mucho camioo. A las para informnrle de la propuesta visita del Almirante,
once de la Noche-huena
est.ahan :i nlla legua, ó legua
y de su des:¡stroso naufragio. Levantóse un viento
y media de la residencia del cacique;
y Colon, que fresco de tierra, é ignorando el Almirante su siluahabia hasta entonces vigilado, viendo la mar tan so- cion y las rocas y hancos que podian rotlearlo,
se
:;egada, y el bajel casi sin movimiento,
se retiró á mantuvo á la capa hasta ]lor la lIuche.
de~cansar UII poco, ]lor lIO haber dormido la noche
Distaba la hahitaeion del cacique legua V media
:lutes. Era vigilanlisimo ell sus viajes por Jas costas,
del sitio del naufragio. Al saber Guacanagarlla
desllas:í ndose noche.s enteras sobre euhierta en toda cla- gracia de su huéspued, manifestó la mayor aOiccion,
se de tiempos; y nunca se fiaba del cuidado ajeno,
y hasta derramó I:ígrimas. Sin vacilar un momellto
cuando hahia dificultades ó peligros que vencer. Cre- envió t'Jdas sus gentes con todas las canoas grandes
yóse perfeetamenle
seguro ell aquel caso; no solo y chicas que hubieron á la mano; y tan acti9Q fue la
[lor Ja profunda calma ell que estaban, sino porque,
ayuda de los iudios, qne en poco tiempo descargaal visitar los botes el dia antrrior al cacique, habian
ron el huque. El mismo cacique, y sus hermanos y
reconocido la costa, y dicholtl que no se encontraparientes hicieron cuanto les fue dado por mar y lierhan en su carrera ni hancos ni escollo alguno.
ra; vigi'ando para que todo se condujese eon órden,
Jamás PUtlll manifestarse
mejor cuan importante
y para que los efectos que pudil'ran salvHrse del naues la presencia del gde. A penas se habia retirado el fnlgio, se cOl15ervaran can inviolable Ii;lelirlad. Frevigilante Colon, cuando ell imonel confi6 su puesto
cuentemenle
enviaha alguna persona de su familia, ó
á un grumete,
y se echó á Jormir violalldo ahiertade las principales de su comitiva,
para que se cou-
l
I
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VillA
f
"IAJES
ilE
doliese con el Almirante: pidiéndole que no se dejase
dominar del dolor, y que dispusiese como suyo de
cuanto éJ poseia.
Jamás, en país alg\lno civilizado, se .~jercieron los
ritos de a Jlllspitali<lad mas escrupulosamente
que
los obsenó aquel ignor;¡ute salvaje. Todos los efectos que s'c descmuarcaron,
los mandli de~lOsita\' cerca
de s~' hal itacion , y pus·) una tropa armada que los
guardase .HJuelIa nocfl(~, '¡asta preparar casas en que
almacenm los. No porque apareciera,
ni aun enlreel
meblo, ];l mas ligera in,:linacion á aprovecharse
de
as desgra :ias de los extranjeros.
Aunque veian los
que debieron parecerles inestimaules
tes,ros, arro¡a<los, por declrlo asi, ell su~ playas, y <lescuhiertos
y del todo accesibles, no se conoció el meuor hurto,
ni al tran~portar los efeclos se apropiaron el mas pequeilOartí :ulo. Al contrario,
\Ina slmputiageneral
se
dejaua ver en todos lossemulantesy
cn todas las acciones; y ,ti ouservar su sentimieuto se hubiera creido á ellos as víctimas de1quella desgracia.
Tan am ¡rosas, tan traLables y pací{jcas son estas
gentes, di':e Colon en ~'l diario, flue juró á VV. MAl.
que no ha:' en ell~und~ lodo ni mejor país, ni mejores gentès Aman á sus [.r61·imos corno se alllan á si
mismos; siempre SOl}sus pa auras humildes y afahles
acompailadas de una sonrisa; y aunque es verdad que
a.ndan deslludos, son sus modales decorosos y dignos
de aprecio.
C:\l'ITllLO IX.
¡
111A:-;SACCIO~F.S
•
cc.; LOS
(¡·m).
NA TUR.4LES.
EI.26 dc diciemure vino Guacanagari
;í horrlo de
la Niila pa:a visiLar al Almirante;
y observando que
estaba lIIU) abatido,
se cOllmovit\ tanto el sensible
corazon de cacique, que I~omenzlí á derramar litgrimas. Ilt'pitió el mensaje q'le hahia enviado suplicando III Almirante que no ¡\('Llegase su iÍnimo bajo el
peso del (hlor, ~.ofreciéadolc lodos sus uienes, si
ellos le ponian proporcionar
aYUtla 6 consuelo. Ya había dallo tres casas para al(lj1mien lo de la, e~pallOles
y almacen de sus efectos, v ofreció mas si eran necesarias ..
Mientras conversaban ar.í, vino una canoa de oLra
parte de lasla,
ofrecieutlo piezas de oro en cambio
de cascabel,~s. Nada tenianeu /fias estima los in¡jige·
fiRS que estos juguetes;
porque eran muy amigos
del uaile, que ejecutauan ¡í ¡a eanencia dc ciertos cantares, aconpailados
por una especie rie t¡¡muor he,
chodel tron,:ode algunárb(,1 , y rIel ruido dc pedalOS.
huecos de nladera ; pero al cl~riirse los casc¡¡heles al
cuerpo, y ~uando movidos estos por el cornp¡ís del
bailcdejaba,¡
escapar sus claressollidos
, nada podia
eIe~der :i s ¡ arrebatado gozo.
Los mllrinerosque
venían de la playa le dijeron al
Almirante.
:lueleshabian
tr¡¡ido los i,ldioscollsi¡[erables cantída les de oro para t.rocarlas, d¡indolas gustosisimos por .as mas despreciaules uujerias. Eitas 110ticias agrad.lron
sobrellla¡,erll
á Colon. El ateuto
cacique,
vilndo qne se animaùa ~u semulante pre~unt6 qué I abiau ¡Jicho I(,s marineros.
Cuanl\<) se
enleró al saLerlo de la vehemellcia con que deseaba
el Almirante adquirir oro , le asegurti por señas, que
no lejo, de alii hauia un sitio t'II Jas mOlltalws donde
abundaba ta,¡to, (lue apenas tenia níngun valor. Le
prometió bu;car tanto oro cuanto pudiese desear. El
Jugar lÍ que aludia, y que II::maba Ciuao era en cfecto una region montailOsa á donde hallaron despues
los españoles riquísimas minas; pero Colon confundia
aun aquel nomùre con el de Cipango.
Guacanag¡ ri comió á uordo de la caraùela con el
Almirante,
t espues
de lo cual le COllvido ú visitar su
residcncia. En ella haùÏ1 pr"parado una comida I;IU
srlecLa y llhullclanle como pOllia pronI('ters~ de sus
COW:'i.
·iï
se lcillas costumbres,
cOlupuesta<le ÚLias ó conejos,
pP.~es y varios rruto~ Ile lu 151a. Hizo el gr.neroso cacieue cuauto en su lIlano estaua para honrar á su
lJU~sped y distrarrrJo. mostrando una grandeza elllos
afectos, y una delicadeza Cillas aten':ioDI~s, que er;t
¡m losible haLer esperado de lin salvaje. l'CI'O su inna.a ùignidad,
y el refiuJllIiento de susmodales fre·
cu \ntemente
sorpren<lieron ú los espailOles. Era deCOlOSO eu su modo de COIll?r, lento y Illoderarlo,
lav ¡mlose las manos al aeauar y t'rol.ilurloseJas despues
cor yel'uas odoriftlras; lo que supuso Colon tendría
pOI objeto conserv,lr su delicadeza y hJanllura. Servia :l!e sus sÚhditos con mucha defereocia,
y el sr.
co¡:duciarespeclOáellos
con afable, pero régio yallo
parle. Toda su conducta indicaua ¡j los enLusia,,ma los ojos <le Colon las gracias y dignillarl innatas tir.
un elevado Iin~je.
~.n efecto la soberanía era hereditaria cntre aquellos
isleños, que tenian un sencillo pero ~agaz modo <le
lllalltPllel' hùsta ci.\rto punto la legitimidad de la des·
cen:\encia. Cuando' moria un caciqne sin hijos pasa ha
la altoridad á los de Sil hernlana preüriénuolos
á los
<le ~u hermano; pues aquel/os serian mas verosimilmente <le su sangre; porque decian los inùios que el
que se teoia por hijr¡àeun hermano, podia, poracaso, 10 tener consanguinidad
con su tio. pero los de su
her;nana habian de ser indUlbhlemclIte
hiJOS de su
marre. La forma del gouierno era com[)letamento
despótica; los caciques tenian entero sellOrio sobre
Jas "idas, las haciendas, y aun la religion.de sus sÚbrlito,. Tenian pocas Jeyes, y gobernauall
se~uu RI
juico y voluntad;
pero gobernaban
con dlllzura , y
rccÏ'lian gus:osa é illlpJicita ohedieneia. En todo el
discurso de la desastrosa historia de aquellos isleños
des~ ues que fueron descuuiertos
por los eurnpelisse
hall; n evidentes prueuasrlesu
afecLO '! ¡¡delidadá ios
caci'lues.
A,;ahada la refacciou condujo Gllacanagari al Almirante á las bellas arholedas que l'ircuian su morada. los acompall1lban mas de mil indio, , torlos desnudes. A la somhra <le sus fl'ondosos árholes rjecutaron 1I1l1chos de los juegos y dallzas nacionales como
G~a(aIH\garí lo hahia mandado para ahuyentar
Il
trIsteza rle su lluésped.
CLallllo acabaron los indios su elltretenimientr.
les <i.ó Colon tamuiclI un espectáculo:
~ropio para
inspi"arles formidaules ideas del poder Illllitar de los
espaÎloles. Mandó l)ul\trajesen de la cllf'lbela unarco
y alj¡ba morisco s , y que viniese un castellano (Ille
hahw servi,lo en Ins guerras de Granada y era djes·
tro \l\:chero. Cu;¡ndo vió el c¡¡cique la e~Rctitu¿ COli
que t saba este hornure sus armas, se admiró en extrem( , por ser ùe índole pacílica y lIIuy poco ¡.recto
al US( de ellas. Díjole empero al Almirante qlC los
carib'~s que acometian con frecuencia sus dOtlinios
y le a;Teuataban sus súbditos. venian tarnuienlrmados dI' arcos y necha~. ColonIe ofreció I:t prot.ccioll
de los monarcas espailOles que d~sLruir,an á hs cariùes: aiialliendo que sus arlllas erall mucho nas temible i yque conlraellos no hauia defensa. En/Hueha
deest) rnandódescargar
un arcabuz y una bonbar<lu.
Al es: répito y al fUI~go cayeron los indios 1\1 tierr;!
como:;i un rayo los hubiese herido, y cuandl vieron
el efedo de las balas que, cailla las centellasdclcielo
desgal'faban y heudian los árboles , sellen") sœOfn7.0n
de espanto. Mas nI oil' de los espailOlcs que JOJdefenderian cûn aquellas armas en caso dl~invasif\) de los
caribe" se Lrot:ó en alegria su terror; cOllSi,er.ándose pro .egidos por los hijos del cielo, que Itahan '"ell i·
do enm ayuda, armados de l'a l'OS y trueno;.
El c lcique present,) luego á 'Colon muelas de Sll~
joyas I.acionales; una máscara C!ntallarla el mader;!
COli \0\ ojos, orejasyotras
facciones de oro; le colg,í
IÚlIlin¡ s del mismo metal al rededor del mello, y 1<>
puso I: na especie de <liadcma dorada en la caheza.
cnl,TonAL
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43
IlIBJ..nTEr:A
\lE
,
(,,11'1'''[\
ea-j
Tambien manifest.lí la mUllilkc,nei¡¡ natural de su
ráct~~ dispensando val'josdoll/~s á Jos {fue ihan en III
conllllvalll~1 Almiranle; y Sil cOllllujn ,en lin, demorlo
Y H(lI(,.
cerraba C1lSU seno todo contribuyó á cOllsolar alA 1_
mirante de su reciente ,Iesventura.
Tamhien los náufragos viviendo en lierra y·mezI dándose libremente con los nalur,,'es, se fascinaro))
I al contemplar aquella facité indolente vida. Fallos de
ltls penosos desvelos anejos á la vida del hombre civi, lizado, que solo ha sabido crearse lIecesidacfes licti- ,
: cias la existencia de aquellos isleños les parecia á los
I españoles
un agradable sueño. Na(la los inquiet:1b,1'
Algunos campos <:ullivados casi sill trahajo, les da':
ban las raicl's y legumbres deque se componia la maI yoI' pade desu alimento. Sus riosy coslas,.bundaball
I en peces; sus árboles estahan cargados de odorife·
ros, bellos y sabrosos frutos. Suavj¡tado su caráctcl'
por su espléndida naturaleza,
pasaban mucha parte
del dia en indoh:nte reposo, gozando de aquella J.jquezade dukes sensaciones que inspir:IllUll cielosereno y un clima voluptuo<;o, y 1101' las tardes bai!ahan en sus aromáticas ¡¡l'bolel as, 6 al son de lo,
cantos nacionales,
ó al de hl !'Uda voz del tamhüril
silvestre.
Tal era la festíVfl y descuida'la existencia de aquel
sen€ilJo pueblo, que, si biel. -:arecia de una dilatadit
t'Xtensioll de goces y de aquellos placeres de esquisil o
y~stimulant~ gusto que laciviliz~cio~ en~endr¡¡, tambIen estaba libre (le las mas de slis mIserIas. El veneII'
,
I
I
I
Mujer indígena jug3ndo
ron sus hijos.
I
I
en su estallo salvaJe, que huhiera hecho honor á un
magnánimo principe (le una naci'lll civilizada. '
Cualquiera hagJtclaque daha Cololl COIllOmuestra
de su agradecimiento,
era tenida en gran aprecio, y
considerada como un presente riel cielo. Los indios,
admirondo los artículos ne manufactura europea repeli¡lOde,~ontinuo la palabra turey, que en su lénglla
sígnirca cielo. Pl'etendian distinguir por el olfato las
divermscualilladesdeloro
; yasimismo cuando se les
regala)a algun objeto de h0J11de lata, de plata ú otro
metal \Jlanco ¡¡ que no estaban acostumbrados,
le
olían dciendoal punto Lurey, de excelentecalidac1.
Todo, tl1 !ln, cuanto salia de las mallos de los espaiíoles, l'fa precioso á sus ojos; un peda7.0 de correa,
ó de hielro mohoso, la cabeza de un clavo, toùo tenia
para elles oculta y soùrenatural virtuJ ; y todo olia ~
turey. P<.lrohuscaban cascabeles con el mismo afall
que husClhan oro los espailOles. No podian oontenersu
éxtasis a¡sonido de ellos, y bailaban' y ejecutaban
cuando IlS oian mil distiutos y extravagantes movi- I
mientos. Una vez dióunindio medio puñaùodepolvos
II
~~-Ile oro pOlllJlOde ellos; y no bien lo tenia en su pose~-----sion, CUQldose apartó corriendo á los bosques, miIntligenas tic la hla tie Guanah3\li.
rando atris COli frecuencia temeroso' de que se a 1'repintierm los espaiíoles de ha berse deshecho por tan mble Las-Cnsas observa, hablando de su çoucvlela
desnudez, que casi parecía que eslaban en uquelia ,
poco de amelia inestimahle riqueza.
La extl'ana bondad del caciqne ,la afabilidad de las feliz situacion , en que nuestros primeros padr'~s no
gentes, lascantidades de oro que coticlianamenle
le liahían engendrado aun el pecado original. Hubiera
traían en cunbio de ILlS mas simples ob.ietos, y los in- podino aiíadi,r, que tamhien parecían libres de la pella
decretada contra los hijos de Adan, cuyo pan habla dE
formesque'ncesantemenle
recibía de los opulentos
mananliale'de riquezas que a(IUella bellísima isla l'll- comerse re,gado con el sudor de la {renie.
,~
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•
VID.\
y VIAJES
DE
Cuando 10'; marineros esparlOles consideraban su
dura y peno>a vida y los cuidados y tralJajos que aun
les quedaban que sufrir si vol..-ian á Europa, no es
maravilla qll( mirasen con envidia la sosegada vida de
los inllios. Adonde quiera que entraban, se les recibía COllagasljadora hospitalidad. Los hombres eran
sencillos, francos y cordiales; las mujeres amorosas
y complacientes, y prontas á formar aquellos lazos
que ligan el ,:arazon mas vagaroso. Veian el oro reluciendo en :Ierredor suyo, y podian adquirirlo sin
trabajo, y p 'ocurarse todos los placeres sin coste.
Cautivados ron estas ventajas, muchos rodearon al
Almirante npresentándole las dificultades y sufrimientos que tendrian que arrostrar á la vuelta, yendo
tantos en una pe(fueña carabela; y pidiéndole encarecidamente les permitiese quedarsl\ en la isla.
Conslrucriou
CRISTÚB
\L
COLO~ •
CAPITULO X.
COl'iSTRUCCIO~ DE L.\ FORT.\LEZ.\
DB U
!'i.\V1D.'D.
( 1492.)
L.\ Holicitud que expresaron muchos marineros por
queda'se en la isla, junto con .e! amistoso y ~acífico
caráct~r de los naturales. sugmó á Colon la Idea de
forma" el gérmen de una futura colonia. Los últimos
restos de la carabela suministraban abundancia de
mater:ales para construir un fuerte, que se podiadefender con sus mismos cañones y municiones: Colon
tenia ldemás provisiones bastantes que dejades para
mantfller una corta gUflrnicion por un a'iio. La gente
que p lrmaneeiese en la isla, portia esplorarla, reconocer sus minas y otros manantiales de riqu~za ; adquirir comerciando con log isleños una cons/(Ierable
de la fl'rlalcz: de la "al'itlad.
cantidall d ~oro; aprenller su ]engua, y habituarse á
sus costurr ores para ser útiles en las futuras empresas. Ell el t,ntre tanto volveria el Almiranteú España,
daria c.uen:a de su viaja} traeria nu~vas fuerzas.
No blen rayó esla idea en elánimo de Colon, cuandose en tre:;oiÍ Ilevarlaá e,'ecto con su natural actividad. Se deshizo el lastimado casco, y se trajo en piezas
á la cosla, escogiendo siti), y haciendo preparativos
par~ levanl ar una torre. Guando supo Guacanagarí
las l~tenci'llles del AlrnirJllte de dejar parte de sus
marl~eros para defender J.risla de los caribes, mient~a~ Iba el por .mas á s~ ouis, se. quedó adsorto de
.¡ubllo. L01 Jl1dlOSmamfl:staron Igual contento á la
llle~ de comervar entre ellos aquella gente extraordillafJ~, y á la persp:cliva dl) ver llegar de nuevo al
Alnn.l·a~te con navlOS enieros de cascabeles y otras
pr?clOs¡~alles. Ayudaron, pues, con entusiasmo á la
ed!ficaClOlldel fUllrte, no presintiendo que labraban
aSI para sus cu~lIos e] llu,o yugo de una perpélua y'
traoaJosa esclav/tu,!.
I A!)enas se habian empezado los preparativos para
, erig' r la forta]eza, cuando ciertos indios trajeron la
I noti ;ia Ile que la carahela Pinta habia anclado en un
rio, al extremo oriental dtJ la isla. Colan se procuró
inuwiiatamante una canoade Guacanagarí, tripulada
por :ndios, y envió en ella un esparlOl con carta para
Pin¡ on, sin darle l) ueja alguna por su irregular con·
duc: a, pero previniéndole que se le reuniese sin tarl' dama.
Volvi6 la canoa despues ùe tres dias de ausencia,
, hab:endo costeado la isla por veinle leguas, pero s;n
' ver ni oir. c?sa alguna da la Pinta; y aunque el Almi: ranle reCIbió poco despues otras nuevas de que esta; ba I iÍcia el Onente, no quiso darles crédito.
I Ll desercionl:e aquel buque era fuenle de incesan·
te zJZobra para el Almirante, y vino á conmover to.103 sus proyectos. Si ,al viese Pinzon á España anles
ljue él trataria indudahlemente de escusar su conUUC'.:! con injuriosos inrormes, perjudiciales á las es~
ped ciones futuras. PùJia quiz:\.esfonarse en preo
3
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!H)
BIBLIOTECA DIl GASPAR Y ROIG.
cupar al pÚhlico, y arrebatarle la palma del descu- peraba, dice, encontrar á su vuelta de li:spaña una
brimiento. Si la Pinta se perdiese, la situacion de tonelada de oro, ganada en legitimo comorcio por
Colon seria aun mas crítica. Solo un buque mal per- los españoles que atras dejaba, quienes habrian destrechado y péliimo velero sobreviviria á su expedi- cubierto, además, especias y mmas en tanta abuncion. De la precaria vuelta de unaq:uebrantadabarca
dancia, que los soberanos podrian en menos de tres
~I través de tan inmensas extensiones del Océano, años e.mprender una cruzada para el rescate del Santo
dependeria el éxito de su expedicion. Y.si esta em- Sepulcro. Porque así se lo ~rotesté á vuestras altezas,
barcacion naufragase tambien, con ella fluarían todos añade, que toda la ~anancla que de esta mi empresa
,)os recuerdos de su grande descubrimiento; la oscu- resultarla, se gastase en la conquista de Jerusalém,
ridad de Su destino desanimaria las futuras empre- y vuestras altezas se rieron, y dijeron que aun sin
sas, 'y el Nuevo-Mundo permaneceria desconocido esto estaban bien dispuestos á ello.
como lo estaba nntes. No osaba Colon arriesgarse á
Este era el visionario pero levantado entusiasmo
tanto, prolongando su viaje para explorar aquellas de Colon, cuando de51umbrado por sus descllbrimagníficas regiones, qne parecian brindarle por todas mientos soñaba encontrar mares de riquezas. Lo
partes con su hermosura; y asi , S6 decidió á no per- que en alguQos ánimos hubiera despertado la sórdida
der tiempo, volviendo via recta á España.
codicia de atesorar oro, llenaba de súbito su fantasia de
M¡entras se edilicaba el fuerte, continuó recibiendo proyectos de magnificos dispendioso ¡Pero cuán pobre
el Almirante pruebas diarias del afecto y amistad de es la inteligencia humana, cuando intenta sondertr Jos
Guacanagarí. Siempre que la superintendencia de las arcanos de la divina Providencia! El naufragio que
obrali le llamaba á tierra le recibia aquel caudillo con consi~eraba Colon un acto del favor divino, uoa rela mas cordial y sincera hospit~lidad. Preparó para é) velaclOo de los secretos de aquellos paises, solo sirvió
la casa mayor del pueblo, culmendo el suelo con ho- para encadenado y limitar ms descubrimientos. Esjas cie palma, y amuebléndola con escaÎlOs de ulla labonó su fortuna por el resto de sus dias á esta isla,
madera negra y luciente parecida al azabache. Cuan- destinada á serIe fuente de cuidados y turbacion es á
do recibia al Almirante, era siempre á guisa de rey, hacerle caer en la incertidumbre, y á llenar sus úlÜ·
poniéndole al cuello alguna joya de oro, ó haciéndole mos ailos de humillacion y amargura.
al~un regalo de valor.
CAPITULO XI.
Una vez bajó á recibirlu hasta la orilla del mar,
seguido de cinco caciques tributarios, cada uno con
LA FORTALEZA DE LA NAVIDAD. -SUIDA
una diadema de oro ¡ le condujeron con mucha de- REGGUCION DE DE
COLúN PARA ESPAÑA.
ferencia á la ya dicna casa, donde sentándolo en
una de las sillas, se quitó Guacanagari su propia coTANn.fue la actividad de los españoles en la consrona de oro, poniéndosela en la c:loeza: Colon se qui- truccion de su fuerte, y tan asidua la ayuda de los
tó un bello collar de cuentas que llevaba, y selo puso haoitantes de la isla, que en diez dias ya estaba pronal cacique en el cuello; le vistió tambien un manto to para el servicio. Hicieron una grande bóveda, eride fina tela, le dió un par de bolas de color y le ciñó giendo encima ~na torre de madera, y rocteándola de
al dedo IIna grllnde sortija de plata, cuyo metal los un ancho foso. Proveyéronla de cuantos pertrecho.> se
indios estimaban en mucho por flOtenerlo en su isla. habian sacado del naufragio ó podia ceder la otra caTales eran los aclos de benevolencia V amistad con rabela: y montados ya los cañones, tenia un formidaque se trataban de continuot:olon y este cacique de ble aspecto, suficiente para intimidar y repeler los
desnudos habitantes. Era Colon de dictám'en que baspródigo y levantado corazon ...
TambIen si!esmeró en procurar al Almirante una taria poca fuerza para subyugar á toda la isla. Con~igrande cantidad de oro llora antes de su partida. Estas raba una fortaleza y las restricciones de la guarniremesas, r los vagos informes que por signos é im- cion mas necesarias para mautener el 6rden entre Jos
perfectas mterpretaciones lIeRaban á Colo:!, escita· españoles mismos, é impedir sus escursiones y los
ron cn su ánimo magnilicas ideas de la riqueza que excesos que pudieran cometer eotre los indios.
cxibtiria en el interior de la isla. Los n.)mbres de
Acabada la forlaleza, le dió, así como 81puerlo y
montaîias, pro\'incias v caciques se confundían y mez- poblal:i'on adyacentes, el nombre de la Navidad, en
claban en su imaginadon, y suponia que se encont~a- memoria de liaber escapado del naufragio en dia de
ban lugares donde se hallaban grandes lesoros: espeCial pascua. Tenian muchos el afan de quedarse en la ¡slo,
y contínuamente ocurria el nombre de Cibao, dorada y entre estos escogió los treinta mas idóneos y de
region de las montaÎIas, donde lie procuraban los mas ejemplar conducta. Diôle el mando á Diego de
indios minerales para sus adornos. En el pimiento, Arana, uatural de C6rdoba, escribaRo y alguacil de
de que abunda la isla, creía Colon hallar trazas de la escuadra, revistiéndole con el pleno poder de fJue
las especias orientales, y se figuró haber encontrado él mismo habia sido investido por los soberanos cató·
licos. En caso de su muerte, debia sucederle Pedro
lIIue~tras de ruibarb( •.
Pasando con su acostumbrada grandeza de alma Gutierrez, y á este Rodrigo de Escovedo. Se habia
lie)a ansiedad y la duda á los mas lisonjeros ensue- salvado del naufragio el bote y lo dejó para {lesear;
ños, consideraba su naufragio como uno de aquellos muchas semillas, á mas de una grande canudad do
nfortunados sucesos, misteriosamente prevenidos artículos de tráfico indiano, para que se procurarnll
p,or,el cielo, para proporcionar el buen éxito de su todo el oro que les fue~e posible, antes de ]a VUdt:1
empros.1. Sin este aparente desastre no se hubiera del Almirante. Quedaron entre los individuos de la
.¡etenido en la isla, ni averiguado su seerela opulen- guarnicion un físico, un carpintero náutico, UD cacia; pnrque no era su intencion otra, que la de tocar lafate, 1In tonelero, un sastrll y un armero, todos
á \"arios puntos de )a costa, y seguir adelante. Y en hábiles en sus respectivas profesiones.
Al acercarse el tiempo de su partida junt6 Colon III
prueba de que la providencia diVIDase había manirestallo en I)stos sucesos, cita la circunstancia de ha- gente que debia permanecer en la isla, y les dirigió
ber lIauCrilgadoen perfecta calma, sin mar y sin vien- un discurso preÎlado de vehementísimos conceptos.
t.) , y la desercion del piloto y marineros que fueron Les encargó, en nombre de los soberanos, una estricá levar el ancla por la popa, pues que si hubiesen ta obediencia al oficial á quien él habia contiado el
obedecido sus órdenes, se habna arrastrado el buque mando. Encargóles el mayor respeto y deCerenda
fuera de la arena, y hubiera seguido su viaje, que· al cacique Guacanagari y á sus ministros, y que ja.Iandu oCUltolipara ellos los tesoros que entrañaba la más olvidasen cuánto debian á su banevolencia, v cuán
i.la. Contemplaba ya los gloriosos frULOs; que le pro- importante era que sus pruebas de amistad no 'se exduciria en adelante aquella fugaz avería porlJlIe es- tinguiesen para su propia prosperidad. Que fuesen
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VillA
\' VIAJES
~i
DE CRI!.TÓ8Al COlaS.
circunsp( etas en su comercio con los indios, tralán- ¡IfUI! dehian ir:\ España. Al fin ¡O disp~ró ci caiíon do
dolos siempre eun suavidad y justicia, y evitalulo len; dieron 01último saludo ni puiwílll de camaradas
tocloacto violentoytoda (i~pula; pero principalmente
flllll '¡pjauall en los desiertos de un mllndo desconoque fuesen discretos en ~·uconducta con las mujpres (~ida,los cuales repitieron Sll~muestras de dolor, toindias, fncuente manantialde distllruios y desastres niendo clavados los ojos en la rula 'lile se~uian sus
cn el COlrercio con las moiones salvajes. Allvirtilíles COf1(lailllros,hasta qur. se perdieron I~nla illlnensindelllas , que por nin¡;l\n pretesto se dispersaran,
,lal de los mares. Estaba decretado (lllC j:tnuís les dasinoque~iempreestuvle:;enjuntos,
puesto que desu ri:l!lla hienvenida por Sil vuelta.
union dep!lndiau su seguridad y fuerza; prohi[¡iÚndoles tall bien el que pa~aran mas allá de los territoLIBRO V.
rios de GllacHnl/gari. Recomend6 á Amna y á los otros
gefes, qU'l no perdonasen trabajo al~llno para adquiCAPITULO
PRIMERO.
rir perredos y valederos datos de los productos y
minas de la isla, para procurarse oro y especias, y CO:;1EO nÁCIA EL EXTREMO ORIF.:O¡TAI. DE LA ESPAÑOLA.pard explorar la costa eu pos de un territoriu mejur
I:NCVE~TIIO CON PI:O¡ZON.-ESCAIlA~UV. COllLOS ISOIO~
~ituado (n que establecer UUll colunia, siendo 'llluel
HEL GOI.FO DF. SAM.' NA.
puerto p'lJígroso por las rocas y bancos que silia Jan
su enlrada.
(H93.)
El2 (k enero de i ·i93 desemh;¡rcó Colon para des'~L 4 de enero se dió Colon á la veh en la Navidall
pedirse (el generoso.l cacique y sus capitanes, pell- pa:'a regresará Espaila. Estaba el viento ligero, y fuI'
sando da rse á la vela al día siguien tè. Dióles en seiHlI Ilr'!ciso sacar la carabela del puerto á remolque. para
de despe Iida una lieS/..1en la casa que le ll1lbian des- ibrarla de los escollos de que estaba rodl~ada. Signietinado, y recomend6 á la bonùad de los indios los roa luego el rumho del Oriente Mcia nn alto prolllonhombre~ que qurhaban, particularmente á Die¡:;ode . tm'io cubierto de árholes y yerbas, que en la fùrma
Arana, Pedro Gutierrez y Rodriga de Escobar, sus de lIna tienda de campaña aparecía d'~Slllll.·.i0s('amo'
lugar-tellientes, asegurálldole al cacique que cuan- ma escelsa isla, unido á la Espaîíola solo por una
do volvi,!ra de Castilla, traeria abundallcia de joyas hajagargantade tierra. Dió Colon á este prolllolltorio
mas prel iosas,que nunca él ysus gentes habian visto. el nombre de Monle-Christi, por el que se conocl'
El (lIgno Gllacanugar[ munifestó un profundo deseo tojavía, El país de Jas inmediaciones era plano, pero
de ~u prllllto regreso, y le ase¡;uró que los espailOles se elevaha hácia el interior una cordillera de montaque quedaban no carecerían jamás de provisiones IIi il[s, bien abastecida de maderas, con anchos y frucJíde cualquier otro servicio que estuviese ell su mallo fe:os valles, regados por abundantes aguas.llah;ónhacerles.
dese manifestado contrario el viento, se detuvieron
Para grabar mas y mas en In imaginacion de los Cl.al'enta y ocho horas en una bahia al Occidente del
indios la idea de la condicion guerrer" tie sus gente"
promontorio. El 6 hicieroll de nue\'o vela con viento
mandó que eslas ejecutasen escaramuzas y simllla- di, tierra, 'f doblaudo el cabo naveHaron diez leguas
cros de ruerrll. Usaron (,n ellas las espadas, y escudos, m 8S, cuando se les cambió otra vez el viento. A esta
lanzas y arcos, cailOnes y arcalluces. Quedaron los Si zon, un marinero que estaba Ile guardia para avisar
indio~ ¡¡,)rprendidos al ver el corte de las espadas, y si habia rocas, gritó que divisaba la Pinta. Alegrála mortífera potencia de las flechas y arcallUces; rense todos de la noticia, siendo feliz acontecimiento
pero cuanùo descar;:¡ó la fortaleza sus pesadas bom- el de encontrar de nuevo á SIlScompJîíeros por 114UChardas, ellvolviéndola en or/as de humo, extreme- lbs solitarios mares. La Pinta vino r1irectamente Mciendo a~ selvas vecinas con su trueno, y desna- ca ellos con viento en popa; y viendo el Almirante
)nUllo la, úrllllles con 1¿lsbalas de piedra que se usaban £IJe era en vano luchar con el tiemp1 allverso, y que
entonces, la reverencia mas profunda se mezcló con n) habia nnclaje seguro en las inmediaciones, volvió
su adm raciono Pensaudo que todo aquel tremendo á lu bahía de Monte-Christi, seguido por In otra carapoder s ~ emplearia en protegerlos, se regocijaban y h~la. En la primera entrevista hizo grandes esfuerzos
temhlal,an al mismo tiempo; pues ya su isla estaha Finzon para hacer valer su prentelldiùa inocencia,.
it salvo de los indomables caribes, y ellos mismos diciendo que circunstancias indepenrlientes de su
libres ¡lei cautiverio.
v~lulltad le habian obligado á s~pararse, y dnndo esCuando se hubieron concluido las festividades del clIsas de suva frívolas é infundadas. CO/allrefrenó su
dia, ab:azó Colon al cHcique y sus principales capi- ildignacíoll, y las admitió tácilnmen te. Tenia Pinzon
tanes pJr última despe.lida. Guacanagari se conlOo\'ió (lucho partido cn la escuadra; los mas de los marimucho y vertió abundantes lágl'ÍlDas ; porque ni paso r eras eran sus conciudadanos; muchos de ell08 su~
que le lIenahan de reverencia la dignidad del Almiran- rarientes, y uno de los gl'fes su hermano; mientras
te y la idea de su naturaleza sobrehumana, le cautiva- Colon era extraño, y la que es peor extranjero. Pinron cor lpletamente su benignidad y mansedumbre.
7 on, poco Reneroso, hahla abusado de estas circunsLa des[.edidales fue en efectodolorosaá ambas partes. tancias muchas veces, durante el viaj~, abro¡;ánùosl'
La llegada de los buques fue un suceso de admlracion Ima no debida importancia, y tratando al Almirante
y estimulo para los IsleilOs,que solo hahian hasta en· £'Oil desateuCÍon. Poco deseoso de provocar rencillas
tonces conocido las buenas cualidades de sus huÚs- (~ue pudiesen comprometer el viajll, escuchÚ Colon
pedes, y enriquecldose con sus dones celestiales; pasiva, pero incl'édulamellte las eso~usas de Pinzon,
mientras lisonjeaba á los tluros marineros europeos l:onven~ido de que se le habia separado con plenn
la dere'encia COlique 'os trataball, hechizándolos la "oluntad de hacerlo, y por motivos de egoismo é intebondalt é i1imitadu benevolencia de los indios.
rés. Varias circunstancias, algunas contenidas en ~u
La despedida mas triste fue entre los españoles que propia apolo~[a, y otras en las narraciones de sus
parliar y los que se quedahan pn tierra; porque 1'1 ,;ompailel'os, confirmaron esta opillion. Le habia ev¡fuerza del peligro enlazaindisolublemente el corazon .tentemente estimulado un impulso repentino de avade los homhres. La reducida guarnicion, empero, :·icia. Al separarse de la otra carahela, tomó al Oriente
IUllnífestó buen ánimo é indomable reso!ueion. Espe- ,~n busca de una ¡¡¡lade imagirmria opulencia lh'srabun ya con seductores proyectos el dia en que el ~rita por los indios de su huque. Despue¡¡ de perde¡'
!.hnin nte volviera Ile Espaila call refuerzos cOllsille- ,llucho tiempo entre una piila de ¡slotas que se snpon!'
rabIes. y le promelieron riarle buena cuenta de todo .,erian los Caicos, le guiaron al fin los iudios á la Eslo que quedaba fi su t:uidilllo. I.~ carahela se detuvo 1aïlola, en donùe había pasado tres semauas coun Ilia m,ls, por la ausencia de algullos de los indios merciando en varias ¡>lIrtes con los naturales; l~spe.
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1';IlI.IllTJ;r..\
III. C.\'I''\I\
y nOIG,
cialmenle en nn rio á quinee leguas dél pucrto (ll>. rllCM de asp(~clo, y Ik\ porle lUl'hulcnlo y hclicn:io.
la Navidad, Habia reunido grun l:anlÏllad de 01'(1, la (han pinlados e,panlosamente,)'
lIe\'abau Jas caucllos
mitad del cual retuvo como capitan, dividiendo la largos y alallos por la espalda, y decorados COll (I!uotra entre los marineros, para asegurar sn fidelidad
mas de loros y otros pájaros de colores fuertes. Tenian
y comprar su silencio. \)esllUes de hacerse COlilin 00- arcos y llechas, clavas, 'f espadas de formidable eslin considerable dejó el rio, Ilev<indose cnatro illdios pecie. Eran los arcos tan' largos como los que solían
y dos muchachas que tomó á la fuerza, para vender- . usar los sagitarios ingleses; las llechas de rlelgados
los todos en Espaila. Pretendia igllorar que estuviese·
juncos'l COli puutas dc madera eud.ureeilla, espllla (.
Colon ccrea Ile él Cilla misma isla) y asegUl';lha qQe i hue.o, Las espallas de madera de pJlma, taullura
y
iba en su husea, cuando It) ell<:untrú ell el .\Ionlc- ; pesada comoel hierro; no aliladassinoanchas,
ycasi
Christi.
; Ile dos pulgadas de espesor) y capaces de abrir de uu
Uabiélldosrle junlado la otra carabela,
IlUhicl'a golpe el )'elrllo de un guerrero hasta los sesos. AUJiqueritlo el Almíraule explorar las costas de aqurlla
que annarlos (le uu modo tan ¡¡¡Óneo para guerrear,
ima¡:;inaria islallc Ci¡lan;;O; I'll cuyo ea so no dudaba
110 jutentaroil
mlllcstar;i los españoles; al contrario,
que pollia cargar sus 'ajeles de trs(.ros; pero no tenia les vendieron 1I0s areos y muchas l1echas, y condesya confianza en los Pinzones, eSlaba sujet:) il sufrir su cendió uno de ellos en pasar á bordo de la carabela
t'recuentl~ arrojancia y cllnlrall¡cion,
y no sl'guro de del A~m¡rante.
,
queMarlin Alonso no volviese il deserlarse. Oeterminó
Cuando vió Colon la feroz mir~da y audaz y all ¡I'll
en consecuencia
seguir su viaje á Espaila, yexplocontinente de este guerrero salvaje, creyóquet'uesrn
l'al' en <ltra eXfle<licilln aquellas doradas
regiones.
él y sus compañeros de Ja nacion de los caribes, tan
Mandó por lo tanto los boles á un rio que descmtemidos por aquellos mares; y que el glllfo ell qlle
hocaba en la hahia, para <¡ue hiciesen provision de :mclara, era un estreclw que separaba su isla tic la
agua y lel1a para el camino. Este ,'io, llamado por los EspailOla. Pero al preglllltarle al indio .seiwlaba todanaturale.; el raque, deseielllle rle las montalias del VÍ¡1hácia el Oriente, como el punto en que se enconinterior, y se enriquece ntltCS de desaguar en el mar traban siluadas Jas islas caribes. Tambíen habló el
con las agnas r¡ue le tributan varios alluyentes, Colon iJ~(ho <le una isla llamada por él Mantinino, y segulI
observ<Í clltre las arenas del descmbocadero
mudws
entendió Colon, publada solo de mujeres l/ue recibian
partículas de oro, y enc(lnll'iS otras aJj¡f'ridas á los á los caribes entre ellas una vez al ailo, cOlfel ollj.'lo
aros de los barriles de :I~ua; pill' eso In lIallló rio dc de continuar la raza Cilla isla. La pro"enie masculina
01'0, hoy de Santiago.
En las cercanías se hallaban
qlle ct,~esta visila resultaha, la mandaLan á sus padres,
tortugas de ¡::ran tamaño. Tamhien dice Colon ell su conservando ellas las hembras,
Iliario que vió tres sirenas ¡j flor de agua, y que ya
E~tas amazonas se Jlomhran repetidamente
en \(IS
habla ViSto otras en la cost.a de Africa; yuñadc que viajes de Colon, y forman otra de sus ilusiones, ql'"
no eflln de modo alguno tan hellas como se habia
~olo puede explicar la ohra .le Marco Polo. De~l~rihiÚ
supuest.o, aunlJue )l')seían algunas facciones del sem- :uluel viajero dos islas semejantes de la costa .11'1
htante humano, l~s prohable gne fuesen cs~as focas ó Asia, una habitada ~olo por mujeres y otra por hOIllhecel'ros marillos, vistos confusamente y tlesde lejos,
!Ires. Colon, creyen,lo estar ell aquellos plllltos, exy que la fantasía lie Colon, propensa á dar maravilloso
plkó los signos de los ¡lllHos, de manera lai que coin·
carácter á cuanto existia en el ~lle\'o Mundo, confuncidieMn con la descripcion del veneciano.
lliese aquellos ddormes animales con 1m; sirenas rle
nábicllllo refrescnrlo el guerrero ií I.ordo de la Cil·
la f¡íbula antigua.
raheln y recihido varios rega/os, volviú otra vez á StlS
I~n la tarde lid !l (Ir t)nero se dieron otra vez á la playas de órden delAhnirnnte,
que conliahn a!Jrir pM
ve ••" y al dia siguiente llegaron al rio donde Pinzon
su me,liacinll comercio de oro ent.rc sus cítlnl'ailC\"fIs.
h'lbia estado coml~rci:ulllo, y al que dió el nomhre de Al aceI:cnrsc á tierra el hote, mas de cincuenta sail':,Gracia; pero torn6 fa apelacioll de.sl! descubridor
.ies arma.to~ de arcos y Oechas, c/;¡vas y lanz.ls, SB
original, y ,iguiÓ IlallliÍlJllnse (lor mucho tiempo rio; vieron correr Mire los {u'hules. A la primera palabra
de Martin Alonso. Alli rl'l'ihilÍ pl'uBhas adicionales de : del indio que iha :i hOI'llo, arrojaron las armas y Sl~
h eriminalilln.\ y falacia Ile I'in"l.lln , al'rriguanllo que' a,lclantal'on á recihir fi los espaiioles. Estos, se¡::unlas
lJ:lbia estado dil~z y seis dias en el rio, aunque ohligó ~ {,r,lenes del Almirantl~, quisieron rOlllprar algllnns
á su tripuladoll á lieel,lrar Ill\(! solo fuel'oll seis; y qne ' l,rlllólS para IIrvllrJ"s COIJ)Ocuriosid;¡dt~~ ¡i Espaiw.
habia recibido noticias del naufra¡::itl dd pucl'lo tie la Veildiéronles los indios dos arcos; pl'ro IIsa/tados por
Navidad, espcralHlo para darsl~ á la vela en socorro'
rellcntina desconfÏ;lIll,a, iÍcrpidos dtHlne subYIl¡:(~ria n
,leI Almirante,
el haher satisfecllo COll la coleccilln ' f;ícilmente aquel puliado do extranjeros,
se precipi.Iel oro sus propios interesés. (;Iiloll t¡¡mhien se ahs- taron al sitio adondc habian dejado sus armas , Jas
tnvo de bahlal'le (le e,ta mnnilil'sta violacion de sns emlJUñaron arre.batadamente
y volvieron hlandiéndü.leheres; pcro ohlig{' II Pinzon ¡í fIlle restituyese á sus las con gritería y miradas amenazadoras
h:ícia los
casas los cuatro homhres y bs dos nilla& !Jlle hahia españoles, trayendo cuerdas para atllrlos, Estos los
arrancado de ellas) vistiéullolos !lIuy bi.HI , Y hacit\n- , atacaron inmelliatamente
) llirieron á d(IS ,y dispers~¡)01.1smuchos regalos, )lara cOllljlensar la in.luria que! ron á los olros at.errados dc vel' el centella II te lustre y
habian recibido, (. impedir qUB los naturales tomasen:
agurlo corte de las armas toled.mas. Los espailoleg·los
ojeri7.il á Jos españoles. Pin7.01l manifcstó con Ilgrias : hubieran pers'1guido 'j muerto ti muchos, pero los
palabras la repugl1ancia que lenia á devolver las ro- . det.uvo el piloto que mandaba el bote. Esta fue la pribadas presas.
: mera contienda que tuvieron COll I(\s indios, y la \'I'Z
Estando el vientll favorahle, pues en lIlJnellas re- ' primera que se derramó/n sangre de los indígenas pl'r
giones los fijos alternan con rrecueneia en el otoilO é . los hlancos en el Nuevo Mnndo. Colon sintilÍ ver que
invicrno con hri~as del Nor-oeste, siguieron cosl.eallhabian sirlo inÚtiles todo;; sus esruerzos para manle.lo la isla hasta llegar al allo 'f hello prornollt\lrillltancruncomercioami~tosoconellos;per6sec(}nsolaha
mado entonces cabll ¡JI~1En:unorado, y ahora del Cn· c(}n la idea de que si cran carihes ó indios fronterizos
hron. Sllr~ieroll al~o lilas allá PTlUlla dilatalla hallÍa,
Ile belir.oso carácter,
les habria inspirado aquella
tÍ lilas hien glllfo) ti'l tl'l~S I,,:.;t¡as ,le allchn, y f1U,1se
escaramuza miedo ií laflWrl,a y arlllas ¡te los hlllncos,
extiende tanla lie.rra alleul1'\l, Il\1e s"p\l~n Colou á pri- y no se atreverian tí molestar la pefJUo¡ra ¡::uarnicioll
mera vista fuesc un brazo tll~ Olal' 'III" 'I'paraba la Es- : drl flwrte de la :'ia\'id;¡fl. Eran empero, aquellos indios
pailoln tic otras tierra5. Al tlr,embarrar
vje,'I)n !jnc se . Ile la trihu dl~ los ciguayanos,
osada y endurecida
di~renciahalllos
natm,dcs Ile los apacibles illr1ios tllle raza rle un dist.rito 1l1O'llaÎloso, que se extenrlin veinte
habian hasta entonCt'S visto Cil la isla. Eran I'stùs fl" y cine.oll'guas ¡',lo largo ,le la rost;1 y rnudms (lor el ill-
i
I
I
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VIDAY VtAJRSDE
tomase n,mbo al Occíde.nte de las islas Canarias, y
de la esperanza de que los soberanos de Castílla con tinuarian trazando semejantes lineas :í sus navegantes, habi(ndose concedido al Portugal por bula pontificia todas las regioMs al Sur de dichas islas. Cnncluyó eX¡lresando la entera confianza que tenia el
rey don Juan en que los monarcas espanoles le entregarian aquella isla, si por casualidarlalguna de cllas
pertenecia de derecbll al Portugal, arreglándose el
asunto con aquel espíritu amistoso que existia entre
las dos coronas.
Fernalldo era político demasiado astuto para equivocarse (on facilidad. R·}cibi6temprano aviso de los
verdaderos rlesignos del reydonJuan, y antes deque
su embajador llegase, Labia ya enviado á don Lope
de Herre -a á la córte portuguesa con dobles instruceiones, ) con dos cartas de opuesto tenor. La primel'a, conc'lhida en afectuosos términos, agradeciendo
la hospitalidad y benelolencia que á Colon se habia
mostrado, y comunicando la naturaleza de SllS descubrimientos, pidiendo al mismo tiempo que se pro·
bibies!? á los navegantes portugueses visitar las tierras recien descubiertas, así como los soberanos de
España habian prohibido á sus súbditos toda intervencion lon las posesiones africanas del Portugal.
En ca~.o, empero, <Jueviese el embajarlor que hahia el n,y Juan enVIado 6 iba á enviar bajeles al
Nuevo Mundo, llevaba órrlenes de retener la amistosa carta y presentarle la otra, concebida en severo
y orgulkso estilo, prohibiendo toda empresa semeJante. S} sigui6 de aquí un intrincado juego dip'lomático entre los dos soberanos, altamente maravllloso para d eSJlcctador que ignorase el secreto en que
se fundaba. Heesende, en su historia dc don Juan II,
nos dice que ei monarca ¡lOrtugués con grandes presentes, lí mas bien cohcchos, tenia en sus intereses
algunos miembros (lei consejo secrcto de Castilla,
que le ponian al corricnte de cuanto disponía aquelia córte, por reservado que fuese. Los caminos estaban limos de ClJrreos: apenas expresaba Fernando
una inteocian á sus millistrJs, cuando tenia conocimiento de ella el monarca rival. De estas resultas
parecía 'lue la córte de Espaila estaba presa de bruJas y hechiceros. Anticipaba el rey Junn todas sus
operacipnes, y parecía penetrar hasta sus mismos
pensamientos. Sus embajarlores se cruzaban por el
camino con embajadores portugueses, que venian
'Va auto¡jzados para tn.tar de los mi~mos puntos sohre quc iban aquellos á hacer rppresentaclOnes. Frecuentelllente, cuando proponía }'ernalHlo una inesperada duda á los ministros ¡Jel Portugal, cuya solucion net esitaba verosimilmente nuevas instrucciones
de su soberano, le rI('jaba perplejo una respuesta
pronta y positiva; las !JIas de las cuestiones que polIrian oeurrir, las habia ya previsto, ó sabídolas por
!IUS agentes secretos. Y como temiera que se dp.scubriese fi hilo de ~u bien urdida trama, premiaba el
rey Jua·, sus espiasen secreto pero separaba las sospechas le ellosl haciéndolas recaer en diversas personas, {lor meaio dp. ricos regalos de joyas que enviaba al duque del lnfantarlo, y á otros grandes
españoles de incorruptible integridad.
Tal es la intrigante astucia diplomática que suele
pasar por refinada política, y celebrarse corno la sabiduria de los gabinetes; pero las medidas de corruflcion y poca integridad son siempre muy poco bOIl. rosas pira un ilustrado politico y un príncipe magn5nimo. Los grandes principios de /0 justo y lo inJusto tienen el mismo poder en los individuos que
en las llaciones, y ofrecen unos mismos resulllldos:
una conducta franca y abierta y una fe inviolable,
aunqUf parezcan ad\'er~as en un caso dado, son empero la sola politica que puede asegurar al fin UII
estable V honroso éxito.
El n'Y Juan, habielido recibido inteligencia por el
CI\15TÓB.\1.
COl.o~.
6;;
furtivo medio que queda dicho, tie la~ doilies instrucciones de don Lop'c de Herrera, le recibi6 de modo
qu.! no le fue postble usar de la carta perentoria. Ya
¡mltia él despachado un ministro estraordinario á la
cÓI.-teespañola para mantenerla en buena corre~ponrle:lcia, y nombró eutonces al rloctor Pero Diaz y á
dOll Rui de Pena embajadores cerC;l rle ella, para
zanjar toda cuestion reiatíva tí los nuevos des(~ubrimientos, ofrllciendo no permitir tí bajel alguno el
lalZarse á nuevas eX[lediciones hasta pasatlos sesenta dias despues de su llegada á Barcelona.
Estos embajadores rlebian proponer, como medio
ef"ctivo de cortar de raiz toda mula inteligencia en!ru los dos porleres, que se tirase una línea desde
la~ Canarias al Occirlente: tOllas las tierras y m~res
al Norte de la cual pertenecerían ¡Í la corona de CastiLa; todas las del Sur á la Ile Portugal excepto las
islas que ya estuviesen en la p03esion de cualquiera
de los dos ~oheranos.
Fernando se hallaba en la posicion mas ventajosa:
su objeto era ga,nar tiempo para la prepacion y salira de Colon, estravíando rtl monarca portugués en
el intrincado laberinto de una difusa v cnnsada negeciacion diplomática. En respuesta á-estas proposichnes despachó á don reciro de Ayala y á don Garci 1Lopez de Carvajal en solemne embajada á la córte
p()rtnguesa, con mucha pompa exterior y multipliCl das profesiones rle amistad; pero con el solo trecl.o de proponer que se sometipser:: las cuestiones
territoriales que se habian suscitadc·, Ú una arbitracion imparcial, a Ii la decision rle la Santa Selle. Este
alla mensaje rle l'ste marclmba, Cllmo I'S de ~\lIJOner,
c(m la debida lelltiturl, pero se envió ,¡elunte un
comisionado que anunciase al rey de Portugal su
lIo)garla.
Entendió el rey Juan completamente la naturaleza
y objeto rle la mision, V conoció qu~ Fern:tllclo burlaria todos'sus golpes: Lo~ PlIlhaJadores llegaron al
fi.l, y dieron sus credenciales call inusitada pompa
y sujetándose á los capríchl)~ rIe la mas severa etiq'jeta. Cuando se retiraron de su presencia. los sigllió el rey con una mirada rlesrleñosa y sonriéndose
c,m altivez y menosprecio,rlijo: A esta e1ll1/(/}ada de
nuestro primo le faltan pit1S 11cabeza, aludielHlo al
c micter de la mision y de los comi~ionados; porquc
don García de Carvajal pasaba por frivolo, y don Ped.-ode Ayala era cojo de una pierna. En el cnllllo Ile
S1 vejacinn, se dice que el rey Juan manife~IÓ \';leamente alsunas intenciones hostiles, hacicndo pnr
Mnde le VI05en los embajadores pasar revista <Í sn
clballerla, y pronunciando en Sil presencia palabras
ambiguas, que podian hasta cierto punto interpret,lrse como amt~oazas. La embajad¡:; volvió á Portupal, dejándolo perplr.jo é irritado; pero por granrle
l]ue fUe~e su incornotlirlarl fue mayor la rliscreeioll
rue le impedia venir á las manos con Fp.rnando. AUII
I,~reslaba la csperanza rle que interpusiese en su fayor el influjo de que gozaba Sil saTltidad ¡j quien ItaUa enviado una embajada quejánrlosll de los prcten(idos descubrimientos de los espaiioles como de otr;¡~
lantas usurpaciones dp. los territorios á él conce(lir:os por bula pontificill, é implorando vehementemente su proteccion. Aquí !ambien, como se ha visla, le habia vcncido ya su cauto antagonista. La sob
I es puesta quP. recibi6 el eml'ajadllr,
fue una referencia á la línea revisora rle pol(1á polo tan sabi~mente imaginada por el santo l'a,lre. Tal era el
juego rie la diplomacia en que se arriesgaba la suerte
del Nuevo Mundo. El rey portug¡;és era inteligente
!lara ~oncebir y Mbil para ejecut.1r, y tenia astutos
eonseJeros que le indicasen todas las jugadas; pp.ro
.:uando quiera que se requeria política profunda y
:;util, Fcrnando era dueilO Ile la partida.
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Ill'; GASPAIIy noW"
abririan á su parecer camino á las costas de Is India,
ó mas bien del Asia,penetrarian en Mangui yenCaNUEVO¡PREPARATIVOS
PARAEL SEGUNDO
VIAlE.-CARAC- tbay, convertirian, Ó lo que era la mismo, vencerian
TEil DEA1.01lSO
DR OJI!DA.-DIFIlRENCIAS
DEOOLON
CON el gran Kban, gozando así de una gloriosa carrera
SORIAv FO:-;S¡¡CA.
militar en las espléndidas regiones y entre los semi( H93. )
bárbaros pueblos del Oriente. Nadie tenia una idell
TEMEROSOS
los monarcas españoles de que el rey su clara l exacta de los peligros á que se arriesgaban.
primo inten tase algun golpe de mano para frustrar la de la mmensidad que iban á surcar, de la empresa
expedicion, escribieron, mientras se seguian las nego- gigantesca que cargaban sobre 8UShombros, de los
ciaciones, repetidas veces áColon, incilándole á que hombres que iban á sujetar III dominio español. En
apresurase su partida. Pero el esforzado corazon âel efecto, si en esta liebre de la imaginacion se bubieAlmirante y su prodigiosa actividad no habian me- ran presentado los hechos tal cual eran en su fria
nester de a.vis? algunQ: a~í que llegó á Sev~l!a,á P!in- realidad, habrian sido desechados con desprecio;
ClplOS de JllntO, procedió con toda la dlhgencla á porque nada aborrece tanto el públic9, como el que
efectuar el armamento, usando de los podores que se le despierte en medio de sus do rudos sueños.
tenia para apoderarse de los bajeles y mari~eros de
Entre las personas notables que entraron en la exlos .puertos ~ndaluces. Poco despue~ se le Ju~taron pedicion, habia un caballero jóven, lIam~dodon AlollSorIa y el oblspoFonseca que se hablan detentdo al- . so de Ojeda célebre por sus extraordmarias dotes
gun. tiempo en Barcelona. Co~sus e~fuerzos se prepa-I personales y'por la audacia de su ánimo, que se disró sm tnrdanza una flota de.diez y sIete buque~ ~ran- tinguió muclio con peligrosas J singulares hazañas
des. y peq~'3ños. Se escogl.eron para .el serYlclo los entre los primeros descubridores. Hijo de una famimejores. pIlotos '. y se TeUDleroufas t~lpulaclOnes en Illia noble, primo hermano del v~nerable pa.dreAlons.)
presencia de Soria, el c0!ltader. Tambl.en se Juntaron de Ojeda, inquisidor de Espana, se !Iabla .educado
pa.ra la proyect:tdacoloma muchos hábiles labradores, ! bajo el patrocmio del duque. de Medma?elt. Era de
romeros, carpmteros y otros menestrales; caballos I haja tal/a, pero forzudo y bIen proporcIOnado, su
para el servicio militar, y para criarlos en ella; gana- ' tez era morena y llena de grata ;mimacion, sus
do y animales domésticos de todas clases; granos, se- miembros tenia~ la dote de una fahulosa agilidad,
millas de varias plant~s, viñas, cañas.dulces, inge~tos diestro en las armas, inimitabll'_ en los ejercicio:;
y renuevos, mercanclas, ta!es como Juguetes. y dlJes, guerreros, arrogante para guiar un corcel, y como
cuentas, cascabeles y espeJos, Y varIas bUJerlas para nadie, entendido en los botes de las lanzas. Osado de
traficar con los naturales, y además,ahundantes can, corazon, libre de ánimo, abierto de mano, fiero en
tidades de provisiones de todas clases, municiones el combate, pronto en las querellas, y mas aun en
de ~uerra, medicinas y refrescos para los enfermos. perdonar y olvidar las injurias, fue por mucho tiemEl entusiasmo por esla expedicion rayaba en frene- I po el idolo de la atrevida juventud que entró en las
si, é impresionados todos los corazones con lo feliz expediciones del Nuevo Mundo, y ha servido despue,
de los resultados y grande de las empresas, soñaban de héroe de extraordinarias leyendas. Las CaSd8da,
los mayores absurdos respecto á su dorado mundo al introducirlo á la noticia histórica, la anécdota de
escondid,) {¡ ~us ojos entre las espumas del mar. Las ,una de sus hazañas, que tal vez no mereceria recor- .
descripciones de los viajeros que le habian visitado, darse, si no diese tan cabal idea de su carácter.
t\staban exa~eradísim8s, porque conservaban de él . Estando la reina Isabel en la torre de la catedral de
confusas nociones, como las memorias de un sueño; Sevilla, conocida en general por el nombre de la Giy se ha mostrado que el mismo Colon le vió al través ralda, para entretener Ojeda á S. M., Y dar pruebas
de un ilusorio pri~nta. La vivacidad de,sus descrip- de su agilidad y valor, se subió á una gr:In ,ig:! que
cioues, y las grandes esperanzils que su ánilllo ar- proyectaba en el aire como veiute piés fuera del a
diente le hacia concebir, excitaron en el público in- torre, á tan inmensa altura de la tierra, que las genI;omparal:le interés, y abrieron el camino de amarsos tes que andaban por ella parecian desde arriba enaclesengaños. Los corazones avaros consideraban aque- nns, y hubiera bastado para alerrar á cualquiera que
lias regione~ desoùada esplenrlidez, cuya~ corrientes -no fuese Ojeda, el mirar abajo. Pero él salió ai;"oso
Iluían sobre arenas de oro, cuyas rnontanas estaban de su empresa, trepando por la vIga con el IlIlsmo
preñadas de joyas y preciosos metales, cuyas arbole- desenfado y desenvoltura que si hubiera andadó por
das criaban (\specias y perfumes, cuyas costas esmal- una llana plaza. Cuando llegó á III punta, levantó
l.,ban Rruesasy hermosas perlas. Otros se forjaban una pierna en el aire, y girando ligeramente sobre la
mas bellas' y seductoras fiCCIOnes.Era la época de que otra, se volvió hácia la torre sin que le CllU~aravahirlo
hablamos romántica y activa; y habiéndose acabado algurhl ni temor de ningun género aquella paverosa
la guerra de los moros, 'J suspendídose las hostili- altura. Quedándose desllUes sobre un pié en la vig:',
dades con Francia, los osados é inquietos genios de puso el otro en la pared de la torre, y tir6 una naranja
la nacion se hallaban impacientes (le la monotonia por cima de ella; pruebas tollas, dice Las-Casas, de
de la paz, yansiaban hallar ejercicio. A estos les pre- mmensa fuerza lIluscular. Tal era Alonso de Ojeda,
sentaba el Nuevo'Mundo anchuroso campo de ex- pronto distin~uido enlre los que siguie~on á Colon,
traordinarias empresas y aventuras, tan conReniales ysiempre el primero en toda empresa amesgada; que
al carácter español en aquel pp,riodo , meridiano de buscaba el peligro con la ansiedad de un amaute, J
su esplendor y nobleza. Muchos hidalgos de noble y parecia que pelealJa, mas por el placer de la pelea,
principal ralea, muchos oficiales de la casa real, y que por el honor que esperaba le redundnse de ella.
cahalleros andaluces acostumbrados á la actividad
Se habia Iimitaâo á mil el número de las personas
poética y elltretenida de la guerra, y apasionados. á quienes se permitía entrar en la ('xr)e~ici~n: mas
amantes de altos hechos corno a1lllellos con que ya I tal era el urgente deseo de Jos que querJan I.rde vohabian brillado en la risueim vega granadina, entra- '¡luntarios sin paga alguna,que pasaban de mil 'f do\\ron en la expedicion. ó bien al servicio de los reyes, cientos. A muchos mas se les negó la admision por no
IS á su propia costa. Para ellos era aquel el principio
haber sitio suficiente en las embarcaciones para aide una nueva série de cruzadas, Illas grandes y bri- bergar lanta gente: pero de esLoslograron algunos
liantes que las que inmortalizaron á la caballería eu- introrlucirse en ellas furtivamente, de modo que S4lropea en la Tierra Santa. Se imaginllhan subyugando bre mil y quinientos se darian á la vela eula flota.Coya espaciosas y bel/as islas en medio del Océano, es- mo Colon en'sli laudable celo por la prosperidad rll!
ploraudo sus maravillas, y )llantalltln IlJesl.1l1rlartllde la empresa, se prevenia dlllo que juzgaha fuese necelaemz -sobre los torreancs de sus dudades. De alii se sario Cil varias avcrias posihlcti, exc elliau los gas tus
líli
IllULlU1'IiCA
CAPITULO X.
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VillA
Y \"lAJES nE
nI presuruesto. Esto ùi(, motivo ,í muchas dilaciones
úe parte del contador Juan de Soria, qUl\ :í veces
rehusaba firmar las cuentas del Almirante, y en el
discurso le sus transacciones parecía haber olvidado
la deferencia debida á su situacioll y á su carácter.
Por esto recibió repetidas y severas reconvenciones
de los so')er:lI\os, que mandaron inmediatamente se
tratase á Colon con el mayor respeto, y no se omitiese
cosa alguna que facilítara sus planes. De otras prevenciones s'Jmejantes, insertas en las cartas reales á
Io'onseca, el arcediano de Sevilla, se infiere que él
tambien se habia compacido en el capcioso ejercicio
de su poder oficial. Parece que se ner;ó á varias demandas de Colon, part;cularmente una de criados y
familiarfs para su servi~io doméstico, á la formacion
de su c¡'sa y comitiva como Almirante y virey, demanda que el prelado considerósupérfiua, pues cuan·
tos ibar en Iii expedhion estaLan ri sus órdeues.
En justl compensacion mandaron SS. MM. que se
pusiesen á sus inmediatas órdenes diez escuderos de
á pié, Y veinte personas mas, para otros servicios
domést¡,:os; y recordal'on fi Fonseca haberle ya enCflrgado que en la uaturllleza y modo de sus transacciones con el AlmiJ'ante estudiase la manera Ile
~onteDt;¡rlo; observando que como la escuadra entera
Iba á sus órdenes era justo que se consultasen sus
deseos, aV que nadie le embarazase con obstáculos y
rlificultb es.
~s~s diferencias Lri'liales son dignas de particular
notiCia, por el efecto que parece causaron en el ánimo
d~ Fomeca, porque de ellas data la perversa animosldad cc'n que persig:uió incesantementeá Colon, rencor ql!-ese aumentaba gradualmente, fomentando el
a~cedlano su veneno del modo mr.s indigno, y pomendo en secreto multiplicados inconvenientes y
obstáculos it todos los actos del Almirante.
Mie!lt!,asestaba la expedicion deteniù¡, en el puerto,
se recllneron nuevas ue que se habia visto una carabela POI'luguesa hacerse a la vela en Madeira y tomar
el r~l~ho de Occidente. Nació al punto la sospecha de
que JrI:, á los paises recia n descubiertos. Colon dió
parte d·~el/o á lOllsoberanos, y preparó algunos boje·
les !fue la siguieran. AprolJóse su propuesta, pero no
se p~s(t on práctica. A las exposiciones que sobre el
particular se hicieron á la córte de Lisboa, respondió
el.rey ,'uan que habia salido aquel buque sin su perInlSO, y que enviaría tres carabelas á que le hiciesen
vo~ver. Esto acrecent610s recelos de los reyes de Espana, II~e conshleraban el todo como una fin3ida y
preme. ltad~ estratajema, y que el intento verdadero
Ha qU) u~lesen los h;¡jeles sus fuerl.as, y siguiesen
juntos la Via del Nuevo Mundo. Se le mandó á Colon
por lo tanto que partiese sin dilacion alguna, virando
al mar desde ~I cabo. de San Vicen te, de modo que no
tocase á las Islas III costas portuguesas para 'evitar
toda molestia. Si encontraba algun buque por las
mflres que ~I habia explorado. dehia apodel'llrse de él,
é .Imponer rIguroso castigo á las tripulaciones. PrevlIlosple á Fonseca que velase incesantemente por
descuhr!r aquella trama, y en caso de que Portugal
pretendiese ma~dar alguna expedicion, enviar tropas
en ~u persec!lclO.", y redoblar sus esfuerzos paraimpe~lr !a reahzaclOII do empresa tan temible para Espall.a. Clero~o hubo ocasion de aplicar estas medidas.
S.e Igr ora SI en efecto salieron alsunas carabelas, y
SI el Portugal las envió con siniestras intenciones;
Colon no supo mas de ellas en el discurso de su viaje.
PUt de anticiparse aquí, en favor de la claridad, el
modo con que se terminó defini ti "amente la cuestion
territorial entre los m~narcas rivales. Le era imposible
al rey Ju:m reprimir su inquietud, considerando las
p.Ulpnsas indefinidas de los reyes de España; no sabia
4asta dónde podrian extenderse, y menos si se le
adelantarian en sus proyectados descubrimientos indios. )Ias viendo que eran infructuosos todos sus es-
Gi
CHSTÓOAL £OWN.
frerzos para "encer por estratajem~s á su (~iestro,Y
h:íhil antagonista, y descsperando ya de la aSlstcncla
de ROIIIII,sc acogió al fin á sinceras y amistosas ncge ciaciones, y vió, como generalmente sucedp-, á los
ql e entran en el halagüeilO pero tortuoso sendero rie
la astucia, que habiendo se"uido el camino de la
fr,mca y sincera política, no ~ubiera caido ell tanta
incertidumbre, y hubiera quizá alca.nzarlo ellin que
se proponia, dejando á los soberanos espailOles en la
Iihre prosecucion de sus descubrimientos occidenta·
les, conformándose al plan de particion por una línea
meridiana; pero se queJó de que esta línea ua se hahia
tL'ado á una distancia Justa al Occidl~llte; que al paso
q'lC dejaba libre todo el anchuroso Océano á los empl'esarlOs españoles, no podian sus navegantes pene·
ti al' masde cien leguas al Occidente de sus posesiones,
sin quedarles mar ni amplitud para sus viajes del Sur.
Despues de muchas dificultades y discusiones, se
c 1Ilcluy6 esta cuestion por varios diputados de amlHls
c )ronas, que se juntaron el ailOsiguiente en Tordesilas, lugar de Castilla III Nueva, y firmaron el i de
junio de t 4!J4 un tratlldo por el cual so movia la linea
pJntificia de particion á trescientas sesenta leguas
e ccidente del cabo de Islas Verdes. Acordóse que pas Idos seis meses se reunieran en la Gran Canaria en
número igual de carabelas españolas y portuguesas,
llevando á su bordo hombres prácticos en la navegacion, y doctos en la astronomía. Estos habian de
proceder al cabo de Islas Verdes, v de allí trl'scientas
s~senta leguas al Occidente, y determinar la proJ uesta linea de polo á polo, y dividir el Océano entre
las dos coronas. Ambos poderes se comprometieron
solemnemente á observar los límites asi prescritos, y
r a emprender descubrimiento alguno mas allá de sus
I'ndes, aunque se permitia it los huques espailOles
r:avegar libremente por fasaguus orientales del Océala, en la prosecucion de sus viajes. Varios acaecinientos impidieron que ambas naciones rnanclasen
!;Usrespectivos buques para deslindar los territorios;
!,in embargo, el tratado permanecià en pié y diólmir,;en á notables controversias.
Asi, dice Vasconcel/es, esta gran cuestion, la ma;:01'que jamás se agitó entre las dos coronas, porque
"l'a la parlicion de un nuevo mundo, tuvo amistoso
Hn por la prudencia de los dos monarcas mas políticos
Ilue empuilaron nunca el cetro. Quedó pues arreglaI a con satisfaccion de ambas partes, cada una conl>iderándose con derecho á imperar en los vastos pai:;es que pudieran ser descubiertos dentro de sus
limites, Sill consideracion alguna por los derechos de
Jas habitantes naturales.
1
LIBRO SEXTO.
CAPITULO PRIMEHO.
:;UIDADECOLOll
ENRUSEGUNDO
VIAJE.-DESCUBRIMIENTO
DELASISL,~SCARIBES.
,,\
( l-i93. )
La segunda partida de Colon era la antilesis de su
an terior salida, cuando en sus modestas naves abandonaba el puerto de Palos para lanzarse á sus audaces
descubrimientos. El 25 de setiembre al rayar el dia
blanqueaba ya su flota en la bal1la gaditana. Tres carracas de á cien toneladas, y catorce carabetas esperaban prontas el cañonazo de leva. Oíanse resonar en la
playa los ecos de los cantares que entonaban los marineros, al izar sus velas ó levar sus anclas; y el bullicio de muchas gentes de varias elases, despidiéndose de sus amigos y apr'Jsurándose á llegar á bordo,
con la esperanza de un viaje feliz y de una triunfante
vuelta. Allí eitaba el hirlal¡:ode levantadas sentimientos, que iba en pos de aveu'turadas empresas; el altivo
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I:S
DIDLIOTECA
ilE
GASPAR
Y ROIG,
nnvegant(', que deseaba cog~r laureles por aquellOll
A lines de octubre sorprendióles una oscura nochtl
mares desconocidos: el vago aventurero que todo se con a,magos.de terrible tempestad, que bien pronlo
lu promete tie un cambio de lugar y dd distancia; el se deJó sentir descargando súbitos aguaceros aoom.••
especulatlor ladino, ansioso de aprovecharse de III paUados de vivos relámpagos y ruidosos truenos. Duignorancia dl' las tribus salvajes; el pálido misionero raron estos cuatro horas y se consideraba la gente en
de los claustros, consagrado al dominio de la Iglesia, mucho peligro, hasla ver las entenas y ('omaje ill1ó' devotamente celoso por la propagacioD de la fe, minados de aquellas luces fosfóricas que aparecen á
todos animados y llenos de vivas esperanzas. En vez veces en las tormentas. cuando lre halla la atmósfera
de mirarlos el populacho como victimas de una oscura recargada de electricidad. Como esle singular fenóy desesperada empresa, los contemplaba eon envidia, meno ocurre en momentos de inminente riesgo, ha
como dIchosos mortales destinados á vivir en doradas sido siempre objeto de visionarias fantasias entre los
regiones y climas venturosos, donde los esperaban marin08. Fernando Colon describe su aparicioR, y la
opulencia, delicias y maravillas, sin cuento. Entre describe hacienùo r-omentarios muy propios de aqueellos descollaba Colon por su gentil talunte y su sim- lia época. (iEI mismo sábado por la noche se vióSall
plitico rostro. Acompañábanle sus ùos hijos Diego y llTelmo con siete luces encendidas en los topes de los
Fernando, el mayor muy jóven todavia, que or6ullo- ))mástiles: habia mucha lluvia y grandes truenos;
50S de la gloria de su padre, venian á presenciar su
))quiero decir, que se vieron aquellas luces que lo~
partida. Por donde quiera que pasaba, le seguian COll ))marineros dicen que son el cuerpo de San Telmo:
admiracion todos I,)s ojos, y todas las lenguas le !lal ver los cuales cantaron muchas letanías y oraciocolma!>an de alabanzas y bendiciones. Antes de salir )lneS, teniendo por ('ierto que en Ja tempestad en
el sol estaba ya navegando la flota; el tiempo era se- )lque este se aparece, no hay nadie en pehgro. Sea
reno y propicio; y aJ observar el pueblo las henchi- )lCOmOquiera, yo refiero el hecho á ellos; pero si hedas velas iluminadas por los reflejOSdel astro del dia )lmOSde creer á Plinio, luces semejantes Sil han apaque se levantaba magestuoso eutre las espumas, les )lrecido á veces á los romanos en las tempestades del
predecia gozosa vuelta, acompañJdos de los tesoros )lmar, las cuajes decian ellos que eran Ca8tor 1Podel Nuevo Mundo.
lllux, de las cuales tambien babJa Séneca. )l
Segun las instrucciones de los soberanos, viró CoEl 2 de noviembre por la tarde pensó el Almirante
Ion al mar. fuera de la costa de Portugal 'f de sus is- por el color que presentaba el Océano, el estado de
las, con rumbo al Sud-Lleste de las Canarias, adonde Jas onclas, inconstancia de los vientos y frecuencia
llegó el primero de octubre. Despues de tocar en la de las lluvias, estar ya cerca de tierra, y dió órdenes
Gran Cauaria, anclaron el 5 en la Gomera, donde se para acortar vela, y mantener vigilante guardia toda
proveyeron de agua y loña para el camino. Compra- la noche. Habia juzgaoo con su sagacidad ordinnria.
1'011 además terneras, cabras y ganado Janar para naLo~ primeros destello8 de la aurora iluminaron una.
tllralizarlo en la isla .Española, y ocho cerdos, de isla que surgia bácia Occidente á la vista de Jos nave(londe,segun Las-Casas, se procrearon las numerosas gantl:',s,cuyos corazones conmoví,los por aquella mitmanadas que ahundaban posteriormente en las Colo- gica aparicíon dictaron á sus lábios palabras de rc~onias españolas del Nuevo Mundo. Proveyéronse tam- I cijo y entusiasmo. Colon llamó á la isla Domirnca.
bieu de gallinas y otras aves que dieron origen ~ las I por ser domingo aquel dia. Al seguir los bajeles su .
que de su especie se encuentran en el Nuevo Munoo; i apacible rumbo, descubrieron nuevas isllls que se
V lo mismo puede decirse de las semillas de naranjas, I levantaban, por decir lo asi, del quieto Océano, cuIJergamotas, limones,' me:ones, y otros frutos, que biertas de ~erdes florestas; mientras heodian los
fueron á las islas del Occidente, de las Hespérides ó vientos entre ellas grandes bandadas de loros y otras
islas afortunadas del Mundo Antiguo.
aves de Jos trópicos.
'
El 7, antes de darse á Ja vela, entregó Colon al
Subieron luego las tripulaciones á cubierta pAra
comandante de cada buque un paquete cerrado y dar gracias al Todopoderoso Jlor su próspero viaje y
sellado, especilicáudole CI camino del puerto de la feliz descubrimiento de tierra, 'Ycantaron los mariNavidad, residencia del cacique Guacanagarí. Estos neros de la escuadrh la salve y otras antifonas. De
pliegos no debían ser abiertos hasta el caso de que r-ste modo piadoso celebreban Colou, y èn general los
por casualidad se apartase alguna emharcacion, pues viajeros españoles y portugueses, sus descubrimienqueria en lo posible conservar oculto el verdadero tos. ¡ Cuán bella y solemne pintura para el ánimo!
rumbo á los paises recieo descubiertos, no fuese que ¡Aquella congregacion de marineros, unidos en ferlos marineroi de otras naciones, y particularmente
voroso jubileo entre las pacificas ondas, elevando sus
los portugueses, siguiesen sus huellas y se mezclasen corazones á Dios para darle gracias por la hermosa
en sus empresas.
tierra que se eslatia levantando á su vista I
Despues de salir de la Gomera tuvieron calm:¡ por
algunos dias entre las Canarias, hasta que el i3 de
~
CAPITULO Il.
octuure se levantó una brisa fresca del Oriente que
TR~NSACCIONES EN U ISLA PE GUADUUPE.
los llevó prontu fuera de la vista de Ferro ..Colon ~i(i493.)
guió el rumbo del Sud-oeste, llevado de la mtenclOll
de internarse hâcia la parte meridional para eneonL~s islas á que llegó Côlon forman parle de aquel
trar, si fuera posible, las islas de los cariOes descritas hermoso pi~lago llamado la8 Antillas, que gira casi en
COll tan vivos colores por los indios. Habiendo entrado
semicirculo desde el término oriental de puerto·RicCl
en la region de los vientos constantes, siguió la brisa Il. la costa deParia en el continente del Sur, rorn13ndo
fresca é inmulable, con sosegada mar y apacible una especie de barrera entre la mar de los caribes yel
tiempo; el24 estabaná cuatrocientas cincuentaleguàs
resto del Océano.
Oeste oe la Gomera, sin haber visto aun ninguno de
El primerdia que Ilègó á estas islas, vió Colon nad>!
aguellos prados que se encontraron Il. mucha menor menos, que dos de diferentes magnitudes, adornadas
dIstancia en el primer viaje, cuando fue su casi mi- con la sorprendente vegetacion de Jos trópicos, y
lagrosa apariencia 'i inspirando á los náuta,¡ contí- cuando Pilsaba la brisa por ellas se impregnaba el aire
nuas esperanzas, é incitándolos Il. seguir adelante en de los aromas que exhalaban sus poéticas florestas.
su dudosa empresa. No necesitaban elllonces semeDespuesde buscar en vano bueu ancla.ie en la Domijantes signos, y al ver una golondrina revolotear en nica, tuvo que irá otra, á que puso Marigalan te, el nomtorno de sus embarcaciones, ó caer inesperadamente
bre dl! su tiajel. Desembarcó en ella y tremoló el esun aguacero, empezaban á mirar alegremente si landarte real, tomando posesion en nombre de sus
descubrlan ya tierra.
stlheranos, así deestas islas l'omo de las a<lY:\l'eutei. No
I
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YIi;.\ Y \'L\JI::8 ilE Ci\18nÎu.\1. tUl.lI';.
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tn 81111ule'ÚI!icl\lliall.lnl\',l!A"lllÍadd
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tr<llldo Ile Inn cOlllos sobtlrnnof, del:nstillu,
Colon
y Ile las lJ1aravillllsas reli ,:inlleslle SIi l\xtl'''uI\liuaria
rtlplicó quc 110tCllia idea I\I~una de 1;1naturaleza
Ile
expc,lil'ill l, cualldo S" P "'SIlIlI,Î ií /lllrdo de la (,,/1'11- I¡¡le; capitul;ll.:illllëS: sus (.nllllles hahían sido de no ir
twin I~OIlI'ífallos, I'larillt:s ! I:uuhur,'s, moslralldn<ll
á la milla, ni fila cosla de r;u'lIca , I"s cua'es hahía
Allllirallll I"s corll!sÍ:ls dI' UU ;"lliIIlO c~ran.I,' y g,'IIl'roobs}rvado cuil!adllS<lmellle, El rex le diJO cOI1I\1I1<:IIa
so, y ofl'l'c;él,l,los,! plcu;I,IIl\1I11' ,í Sil Sl'l'l'il'ill, CU,<lIl'\O \ll~l igllidilll qlle e,~laha salisfecho de qne lÍ! pOI' su
Ilr.garoll I I.lsl"la I<lS 1Illl'.las d,: :lllu"¡la lII,¡ral'lllosa
parlll hallla CUllIJl.llIIJ rou sUIll'bcr y c.I)uvenclllo de
Larca, Illle eSlaha al i,)ll'lil Cil !'I Tajo, C¡lr¡':ilda de IIUI ulj\1ellas cue~lion,'s scatwglaríall
fácihnentep.ngentes y prllllllcl'iones I (~ llll lI111lldo rllcÏen descuIre los dos pOtkres, silllleCI)sÍllml rie :íJ'hitro~, Al tll'Shillrt!), c¡ UsarOlllln ..rI"'lollla~ f;íl'ill h~clln~llhir que I'c(i\, Ú Colon por la 1I0che SI) h! dió 1'!Icargo, cOn'o
tic expn's Ir con pa\ahril~;, \lahia Li,dloa por cerl;a de l1u)sped, al prior Ile Eralo, el principal [ll'rsonajc lin
un siglo 1'\1(\sto todos lo> lÍlldlres de HI ¡.:Ioria ,'nlos
los que eslahailprescnlcs,
y tlcr¡uicn recíhióarniga,1l'SCllilriluil'lItllS 11IarílilltlS, pill'O 1)lllUt: aeahilha d,! Ilk Y h~nrr~.:1 .IlOspiL1lida,1.
hacer aq Il'ila earallt!h Ins "c1ipSilha lodo,;, ,\pl'II:IS
\1 .1m slgulI\lJle lu\'o elmonarcn
olra entrevisla
huhiera podido Ilxeilar ,d hajel clll'illsi.lild mayor, si co 1 el ,\Jll1iranle haciélltlnle lllil1ucios;,s prr¡':lIntlls
hllhi"sp' 'raido Ú bOl'llu Il, IHtllli;.;ios de otro planda,
al;,~rca de la naturalcza
(Ici lcl'\'I'nl1, I'roducciones y
Pu\' 1I11le,oS días I'l'esl'l,l" el T:tJo ulla all'grc y viva ge',llcs de los rccit;n, desclIhÍ1'rtos
I':tis"s y rula sejIel'Sfll"" va tic h,m'as y hnl,'s Ile lodas I'sl'eeies, ¡¡gil l, gllllh cn su exped 1l;llllJ, Ú Illdo lo ctal contest.Ó Cop;ÎII<IO';'l ;¡¡da ius!¡¡nle ;¡h""lt:dllrde la car;lhela, IllI'c1011exl(,lIsillll<'1I1c, esfor7.;Ílltlosc en [lllrsua,lir el{¡nisantllllW'II'J esl.:tha I!I ilu,pw ""1I1l d,~ I'isilas, lll1le"iI"
\1)1)re;LI.COll darísimus
razones de que no se hahiun
Ile las clIales lus hacia,l IllS llli';; dislin:-:ui'~L1s c:lilalledl',euh¡erlo
Ir¡¡slil nntoneesllquellas
lierras, lli estaros Y;¡/:!'llIo~ oliei:",'s dI! '" "llr"II;I. Todos ansiosos d,~ ilalllln "I dl)lnillill di! ningun priprípe crisliano, Pero
ar"lIil'¡1 r { "i,' las IIl1rr:I";III:';S de Culon, I\I!) viaje: y ,!<tI \'1 lavía I[u,~didla el rey POt;O sal isfechl), tl'JJ1ieIlllo r¡ue
Nuevo ~IUlldo (Illt; hi/ilia des,'uilierlo,
Inirabau con ;ulu," "as lo é indeliuidll descubrimienlo
intervinil'Sfl
insaeiailc curill"j,t;,d lilS llllwslras .Ill d"sl;onoci,!as
dI algun 1110.10con los lerritorios
Ilue l'I acahaha
Illautas ! auilll:llcs , y f.ohre lodll IDS indios, tan tli- ,h ¡¡d'Juirir, Crcia qun hubiesl' Cololl hallado un caversos ,l, l'lsl\o;¡w\s hOlnh1'l's,l.lt'ui·lrousl:
illgunostl,;
Illllllllllas cllrlo para ir Ú lus mismos p:d;<es, ohjeto
santo fe 'l'ur 111I1'
la ilk:de (III d'lsculll'jmi'llllo
qne. tan Ih tu,las susexpmliciolles
y quc sc l'(llllpr,'udianl\ula
bCllélÎt:os rcsulla,los I'0dl'ia lllllllr i¡anda IlIllllallidatl;
bula poulilicia, C01Il;Cdil'lldo iÍ loi Clil'OU;1dl·Portll!.:al
tie olros se inl1amaha la aVilrid",
al oil' "'~';I;ribir
cl1autas lÏl'.rras['u,licse Ih\scubrirdeSlk
Cabo ':eoll;"¡
¡tquellas ('xt.(\nsas é iU"l'l'Ol'í:ldiIS rngilllles I'ChOS:i1111u la,lu,lias.
en oro, picdras y I'SI'IWias; ol.r"S'~II!i1l se ilJlp¡J(:i'~Il"
Alllac,'r 1);'1'1icipc;; dI' ;lIS dl\l\as ii StlS con~:ejl'l (IS,
tallan dl: la illcl'èliuli.I;1I1 ,It)! I'l\Y Y .Ie sus conscj'~I'os
jl c1illiÎnJlIS,) ;; ¡'¡Ïi.ar ri tcil:OI' .Il'l l'cr l'flll lod.'!s sus
(I'w hal ill privado al Pcrtllgal paraSiC111firctlé ,uIllclla
~lel'ZaS, AI;;UItll", "1':01 ltii IlI¡SIUOSline s,~ habiallllltl¡-i,:" ¡Idl nisicioll,
lotio .Ill a,¡udl"sJlro~':'elfl';,
y I'SI':<I'III,,'ido á Cll/ol! 1;0El Il 11\ IlIal'W un ,'aha!! •.ro Ilomhra !n V, ~I;,rliu
no un vishlllarJO, l'ara (I::lus era S,I huen éxito nu
de Nor·'Îla yilln cnll ,~arl.:t ,Ici l'l'Y Ju:<n, dalldo la nallanLialllncold'tlSiIlIlCS;
LI illl!lnl'l.anr.i¡¡ dol desc:ubil'lI ''I'nitla, y "ollvid:ílltlo!n iÍ I'''sar ;"¡la c<Írle ,¡,~ b'Îillielllo
UIl c¡lrgo, y la I'unlta ,Ill Colon, cUhil'rto
Valparaiso, dislalll" lI'leYll I,'guas .tn Lisboa, l::ln'y
ti \ gloria, \loa hUlllillacion proflllld", !ill;apacI's dn
con su :la/ural nsp!".II"hlc/" expitl¡,íal'l,islilO
lÏelll¡ o 1;.11l.;dJir I\ls :dllls y gl)II"TnSllS pnnsillllicllt.¡,S Illwll'
t\rdl'll!;; p:<ra qu" l~uanlll \I"".I'silara d ,\II\1iranlp
1\cI'allanl'1i ;¡'Jlll'linslallle
¡i \lllIcha dislan';iacl,\IIIIIa
para sí Sil Ir¡lllllaciol "1hUfI'II'., sc III Slll\lillislmse
t' )¡,~:d,)J';Jc:ou ¡lllcrl'sada,
:'lri:llliilll ,u,; i1c.'inlll's;,los
prou!.a I nhull. antl\IlI('Il!.n y P"\'I:Ué.Jla d,d l)rarill,
lilas l"llllhl(~s y 11esl'rt;,'iabl,:s 11101i\··:~,Tra,h;,:íall "I
ClIlllu hubiera '1lwri,11l n~ltusar la illvilal'ion sllhl'JJillllr;¡J ,'x:II!¡leiollll~1 lriulll'o iTlsullallll', y il; ael1sarana, d.'s<:lluliallllll ,k la hUilla I'elh,¡ rey; pl\l'tIlo tCIt:- lai: d,! babel' a\I!)(l:iulollll tOllO all:lllllro y vaua¡,;loIH~StIlOH\ ,Icll iPlllpll lo \¡"hia 1'111':;toI'll su Il0der, y 1'1030, I'llilud" hahlaha l'OUelreyd,' s:lsdl'scu\¡riIlJÏen
,'n'y{¡ "rUth'ull' .I:"ilal !.l"b ;¡p;lI'i,'ncia dl) slls\,c('ln,
t JS, Cllln'J si 'Illísicl'a \'rngarr,l)dclu
O))al'eil por haher
I'ÚS'~~III'I"'S 1\11e~ ,II¡HO ilt¡udla IlIiSlil;: ti1l:lle para Vid, J 1\)llOSI"'Cti:" osus prvpl)<it:ioncs, Asi oycro!l call plaIJal';IISll, acompa))¡ldo les1I pll11lo. La pr1lllera !loch,'
Il!r y eSIIl'lular!)1I COtI at',iOl' las Ilu las 'lue :I"ilaball
,'¡urmi{, en SnCillUlll'll "IIlIl'¡I~,e h:,lliai¡ 11"1;110prep 1- I I l't!al ,¡rd"",. AI;';llOOS que hahi:lll vi~Lo lo; indi(,s
rntivns para recibil'!,! IIO))rll~all1C))te. Elti¡;IJl{lo era
.,~ la eurakla d,\eÍa)) qUI) su Ci,lor, cabello y IllodalIuvio~o y no lIegl\ á \'alpar::iso
has!.a la sigllicllll)
1~8 correspo))di:ll1:í
!il, ¡JpsITipeiolJf)s dé ]o,;'hahitÚlJnoche, AI apr(lXi"';¡rs(~;í J¡¡I'l'si¡lencia re:d, salierollií
les de aquclla parle .lll ln lu,lia, comprlllHlitla en 1'1
recibi"¡e losprineipales
cahallùros(h~ lacoluitiva so- I umbo de los dt:,¡cu lJl'irníell los porLlI;.;lIe"es é incJuberan;: y lo condujeroll con grail pompa al palacio. La ;;1 en la bula pontilicia. Olros ohscrl'aban que hahia
reccpcnn
que le hizn el monarca fue Üígn;l de Ull I'oca tlistancia cntre las Terceiras y las islas que Coprillcil,e i1l1sU'ado, ~I:<ndó ((Ile tOlllaSI; asielllo en :,u
011habia tlcsrubierl0,
y queo,tas ['or 10 t.aillo cJara11l'esclI,~i;¡;d~stincioll' :isl~p,nsa¡la solo Ú lwrsonas tic 1,1 IIlcnlll pCl'teuceian a I ¡)i~l ~u;';.11. Vil'lldo:LI rey profllllsangre n!alo l!gre"la !sllrpe , y despues de TIluchas '!.'.!!Cillc lurhado deesllll'ltu,
algullo~ se alrOl'ieroll (¡
cn!tori'iJllen<lspor
lIi"lori'lsll r,!slIllado de su cillpreu'opoucl'le como IJlcdio 1['\ impel'ir la prosecllcioll
sa , le asc¡::uró tllle cuanto l'I Porlllg¡¡J clJlllelJia I¡UI; l,! :tllul'l1as clllprcsas,
lJue fuese Colon ilsesinadO"
pUltic,n serIe Úlil (t su~: sllberitllOs,.,:i él, fJllùdalmclIIsùnlalllloclilS';l'lo
dnljuc l'rilllwrcccdorde
1¡¡1I11tl'O;'
terallltlnlt: (¡ SUq órdcncs .
.'¡¡sligo Jlllr habll!' cllgaÎt:ltllJ ¡i lo~ ¡-tlvrs y tlifulltlitlo
S~ sigllÍt'1 ~'¡cstu Ullt I¡¡r¡;a c.'lllverSaCioll enlJ~e,I~1
;clIli!!as¡k elll:lf1!sl~,1 cntre¡lInl"'SII;\is('~
;~ll sllspreAIIllll'illlte IlIwextellsas
relaciones d,! sus oxped¡elO,en,llllos ,lc;ClIbrlllll¡lll!OS, IlIdll;aIJ.lll'j1w poddit f{¡IWS y k los territùri,·s
IIllcubierlos, EscuchÚbale el ~i11ll1'1l1'lpCl'Jwtrarsl'l'1 as~sinalusiï¡III'¡¡er
odiositlad
J'ey pll1:(\~ler~ Cil aplrieJlcin,
p,'ro l/ello en rC,¡Ji,i,¡d ¡d¡:un;l, al'rovl',:h;Íl\'\IlS~! dn Sil alliYo pOrll! para Ilf!rir
Ile III' rldlcal.:¡on y du lor I ttlI"llIllIlO Jc abaurlollaba el su vrgllllu, '\lI'oI'OCUdo. a ur. all')l'rado, y dal'l,~ 1lI11el'le
recul'·,llI dll qlle ar¡udla cspléndida elllpr('~:l sc le lw· eOlllO ~;ihu )i,!sc sitlo Cil 11111)
rwo ~!IIl'U,)'!lro,
bia of't'cido fi él 11Iis1llO, qUll hilbia l!slJtlo 11I1l;iertll
Se ltill'l\ dilïcil el creer 'Ille la'l I,ajo y cobJrdc
modo l'idi<:\1110palrOl.illio 'lll su l:¡íl'lp" ~ que él llIis- ccn~tI.io ÍlulJiesl) ;?i,lo P"lIl'1,ICSU, ¡¡II' I~:lll'.v!1I;)1"Hinimo
1\10 la lallla I'chus:lllo, U¡oa Itoscrl'al'l"ll C¡¡SUi:: IlIa- h.all II: (1erl) ¡:llI'Illau d :Iceho Vill'IlI'; IlIsloriilllores
IIHesl) lo qU'l pas;d'il Cil sus I'I)m~'II¡l~ulos, l"die,í
1'0llu:;III'SIIS y l'''PalIOllls, 'f I~<:L;'Iloi :,¡,;n:lui:! rOll el
¡:iert:, Ilutla d,! si 1"\I'I"¡h~".eri:l :l'llIcl d¡:s"lIhl'illlilllllt;
!l,:rlï,"" d¡¡:I;illll'i\ dilllo :::r'l'''lIl'lIlvlllll ,d IIJiSlllll 1110;'t
Ja
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~,S
IUIlLlOTIiCA
(If: (¡AWAIt
viciosa lealtad eulos palacios frecuectemenle incli
ullda a m08tra r su celo por medio de su bajeza; y es
fragilidad de príncipes tolerar cuantas falta8 parece
flue nacen de personal afecto.
Felizmente poseia el rey demasiada magnanimidaù
para adoptar la inicua medida que le proponian. Hi¡o
Justicia al mérito de Colon, y le honrócomoá un distinguido bienhechor del género humano considerando ademas deber suyo como generoso príncipe, pro'
leger los extranjeros â quienes la adversa fortuna
arrojaseá sus puertos. Otros de suscon~ejeros le proponian una conducta mas atrevida ybelicosa. Eran de
parecer de que se permitiese á Colon volver á E~paña
pero que sin darle tiempo para organizar nueva expetiíclOn, saliese de Portugal una poderosa escuadra
hajo l'lguiadedos marineros portugueses que habian
lIavegado COliel Almirante y que tomase posesion de
10$ recien descubiertos paises; siendo la posesion el
lIl~jor titulo, y lasarmal! el método mas clarodeilusLrar cuestionel tan dudosas.
I~steconsejo, en que se mezclaban e/valor,! la as·
Lucia, era mas propio de la indole del monarca, uno
(le los mas distinguidos capitanes de aquel siSlo.
A la sazon el Almirante, des pues de Iiaber recibido
j nllumerable§deferenci8~, ,olvio á subuque en coml,añia di don Martin de Noroiía y de una numerosa
comitiva da caballeros de la córte, habiéndosele
aprontado una mula á él, '! otra á su piloto á quien
ragaló el rey 'einte espidiuos ~ ducados de oro. Por
o! camino se detuvo Colon en el monasterio de San
Antonio de Villafranca para visitar á la reina, que
habia mostrado grandísimo deseo de fer/o. La enoolltró rodeada de al~unas de sus damas favoritas, J
obtuvo de ella el reclbimíento mas lisonjero. Le hizo
llU. magestad relatar los I)rincipales acaecimientos de
~u viaJe, J describir los paises que habia descubier\O mientl'lls ella r sus damas escuchaban con iBalter~ble .atendon los relatai de aquel h~l\lbre extraordmarlo r emprendedor, cuyas bazanas dominaban
codas Jas conversaciones J absorbian todos Jas ánimos. Por la noche durmid en Llandra, y estando al
otro dia pan ponerse en camino, llegó un criado
del rey o(recMndole de parte de su magestad acomIlI\ña~o , la frootera si preferia vol,er por tierra á
t"-nana y progeer caballos, alojamientos J cuanto Je
fues" 1I!ll:.!sarioen el viaje, por cuenta del real tesoroo Las tormentas se hallian aplacado, '! quiso antes·
volver en Sil carabela. Dándose pues al mar el i3 de
marzo llegó felizmente Ii la barra de Saltes al amanecer del i11, J al menio dia entró en el (luerto de
P.do!!,de donde saliera el 3 de agoslo del a¡1Oanterior,
no habiendu empleado siete meseS ymediocompletos
en lIe'ar A cabo la mas importante de todas las empr~n' marltimm! conocidas.
4
CAPITULO V.
RECIBUIlE:'ITQ IIECRO Á COLO~ E:'I PALOS.
(W13.)
E,. lriunf¡\1Ite regreso
de Colon fue un suceso prodigiollù en fa historia del pequeño puerto de Palos,
cuyos habitantell estaban todo!!mas ó menos interesados ell el éxito de la expedicion. Los mas opulen((18 é importantes capitanes marinos hijos de ilquella
villa habian tomado en elJaparte, y apenas sehallaha
familia que no contase a/gun pariente ó amigo elltre
los navegantes. La partida de los bajeles , en el que
parecía un viaje rlesespel'ad? y quimérico, entristeció todilla poblacion, y las lorm~ntas espantosas de
uquel invierno ¡lUmentaron en allo ~rBdo la consterIlaciun pública. Mucho$lumentablln á~us amigos co1110 perdidos, mientras prestaha la imaginacion misteriosos horrores {¡ su deslillo, ora repl'eselltÚlldolos
1)I-rantesé indefensos (lor solitarios desierlos de inlunniuables neuas ,ora despeda:.:aéos entre rOCilSy
f
I!OIG.
torbellinos ó tal ve¡ presa de los vorace! m6nlitruos
con que poblaba la creduliùad de aquellos dias todos
los mares lejanos. Un tin tan oscuroé incierto era en
vOl'dadmas terrible l{Uela muerte misma en su wrma definida yordinarJa.
Cuando Besaron; pues, las nuevas de que uno de
los llorados b.jeIes estaba en el rio, entregárollselos
habitantes á una gran agitacion; pero cuando oyeron
que volvia triunfante del descubrimiento de un mundo, y le vieron replegando sus velas en el puerto,
trocóse la consternacion en trasportes de sin igual
alegría. Empezaron á rericar las campanas, se cerraron las ti~ndas , paró e tráfico, y solo reinaron por
muchas horas el entusiasimo y tumulto del súbito
gozo y curiosidad inaudita de los vecinos. Anhelaban
unos saber el destino de un pariente, otros de un
a~!~o, y todos los pormenores de aquel portentoso
vIaJe. Al desembarcar Coloo se agolp61a multitud â
~aludarlo, formando despues una solemne procesion
ql' e pasó á la iglesia á dar ~cias al Todopodllroso
por tan maravilloso descubrimiento, acabaáo por los
naturales del pueblo, olvidando el impresionable po·
pulachoen su entusiasmo las multiplicadasdihculta.
des que habia él mismo pueslo para pl)Oeren práctica la
empresa. Por donde quiera que COlonpasaba, resonaban los vivas., las aclamaciones; recibió los honores que suelen tributarse á los soberanos, pero con
décuplo ardor J sinceridad. j Qué contraste entre el;te dia y aquel en que acompañaron su viaje pocosmeses antes el odio y las maldiciones! Omas bien ¡qué
contraste con su primer Ilesa da á Palos, pobre, desvalido, pidiendo pan yagua para su hiJOá la puerta
de un convento!
Sabiendo que estaba la córte en Barcelona, quíso
pasar á esta ciudad inmediatamente en su carabela;
pero acordándose de 108 peligros y desastres que por la
mar habia experimentado, creyó mas oportuno ir por
tierra. ElpidlÓ correos I\. los reyes, badéndoles sabedores de su arribo, salió poco despues para Sevilla á
esperar órdenes, llevando consilIO st>Ísindios de los
que habia traido del Nuevo Mundo. Uno mul'Íó por
el camino r trea quedaron enfermos en Palos.
Essin~ularcoincidencia, ybastanteaut~ntica que
en la misma tarde del dia en que Coloollegó áPalos,
Ymientras el repique del triunfo sonaba aun en las
torres, entró en el rio la Pinta, mandada pùr Martin
AlonsoPinzon. Despues que la tormenta la separó del
Almirante, habia sido arrastrada parias huracanes á
la bahia de Vizcaya, tomando puerto en Bayona. En
la incerlidumbre de si Colon habia sobrevivido á las
tormentas, yen todo caso deseoso de anticiparse á él
y de aS~6urarse el Cllvordela córte y del público,es .•
cribió PlIlZlJnsin demora á los soberanos, dándolés
parte de los descubrimientos que habia hecho, y piâiéndoles permiso para I'asar á la córte, y comunicaries lospormenores en persona. Tan pronto corno se'
lo p~~~mitlóel tiemp? ~e ~ió cie n~evo Ii la vela I promet\eudose un reCrLlI/llento tl'lUnf¡i!ell su nativo
puerto de PalllS. Cuando al entrar en él vió anclado
ci hajel del Almirante, y supo el entusiosmo COll
(lue se le habia recibido, desralleció el ánimo de
Pinzon. Vinole á las mientes su desobediencia V su
arrojo al separarse enla isla de Cuha por la que ·babi~ Impedido la prosecuciondel viaj~. Se dice que no
q\ll!)Over á Colon ell aquella hora de triunfo temiendo que la ~rrestbse; pero es mas I)robable que se
aver~onzarla de presentarse co medio de los regocijos
púbhcos, siendo falso desertor de la causa que tan
universal admiracion excitaba. Entrando pues en su
bote desembarcó reservadamentll, manteniéndose
oculto hasta que supo la partida del Almirante. Entonces volvió á su casa quebrantado de salud y profUllll¡llllcntcabati,do. Pillos era su pequ.eñoniundo; el
teatr.o en que h~bJal'cpresenlad.ll c(~nSIDigual importancla, y se vela cntonces el1vJ!ecldo en la opinion
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VIIJÁy VIUb;SDb; CRlbl ÓIlALCilLO:'!.
59
pública, y ::reia quo el dedo del desprecio le señalaba hab :endo tomado en Sevilla cu¡¡ntas dhlp?siciones le
decontÍnuo. Cuantos hon,)ressa prodigaban á Colon, permitieron las cirtustancias perentorias en q.~e
cuantos el~ltados elogios recibia su empresa, se gra- estab~, salió para Bal'cel?na, Ilo~a~do en su compaulll
baban pro: undamente en el pécho de Martin Alonso, los :;els inrlios y las v¡¡rlas cUl'losldades y productos
como otra:; tantas propias recon\'enciones, y cuando trai,jos del Nuevo-Mundo.
_
allin recihió una severa contestacion á la carta que
B;en pronto cundió por toda Espana la fam~ de sus
habia escrj to á los soberanos, los sentimientos recOfl- descubrimientos;
y como pasaba Sll ca!!l1n? pOI'
centrados lue le causara, exaltaron su enfermedad, y algt:nas de las mas ~~Has y pobladas provmclas tic
murió en l.!gunos dias, l'íctima de lu ellvidia y de los Esp1ña, parecia su vlUJeel de un ~oberallo. Pordo~Jll
remordimientos.
quwra que iba, llenaba!! los habltante~ de los p.alses
Fue, empero, varon ca\)az de grandes empresas y circunvecinos los campos Ylos pueblos. En las clUdade ardientt ánimo; uno de los mas Mbiles marinos de des grandes, las calles, ventanas y balcones ~staban
su siglo, (e los mas intré Didos de todas las edades, y cub ertos de espectadores que pobl,uban los aires COli
cabeza de Ina familia que' cotltinuó distinguiéndosa
sus .1clamaciones. Im.~edíale co~tllluómente el raS?
entre los primeros descubridores. Habia contribuido la n;ult!tlJd que se apl.nau~, ans~osa de verle Il é ,ya
mucho á ¡nimar á Colon, cuando andaba pobre y los JIldIOS, cu,ya aparienCia excllaba tanla adn)¡f~desconocido ell Espailll prometiéndole su fortuna, y cion, cO,!!o SI fur.s~n natu,ral,es de ot:'o planeta. No
convinielll o en coadyuvar á todas sus entonces pod;a satisfacer la viva curIOSidad que por todas pUl'inciertas empresas. Le habia asistido tambien con su le a~ediaba cou inllumerables preguntas; el rumor
inflUjO penonal en Palos, combatiendo las preocupa- poplllar habia, como. suele. exagerado la ve~dad,
ciones pútlicas, Ypromol"iendo el equipo de los ba- llenando el mundo recICn hallado de toda espacie de
jeles, cuando ni aun las órdenes de los soberanos mar,willa.
bastaban para conseguirlo; le adelantó adamás los
rondos enIue se habia empeñado el Almirante; finalmente, se (,mbarcóen laexperlicion con sus herman')s,
arriesgandJ por ella no solo la hacienda, sino tambien
la vida. A~ítenia derecho iÍ una copiosa partieipucion
de la gloria de aquella empresa inmortal; pero oll"idando por un instante la IInportancia de la causa, se
apartó del alto objato que seguian, y cediendo á la
8educcion moment¡ínea rie un sentimiento sórrlido,
lllancilló [ara siempre su elevado car:ícter. I\ótase
desde luego que eslaba dlltarlo de altos sentimientos
por la intelsidad misma de su dolor: no, UII coralOn
bajo, no muere nunca herid6 por los remonlimientos
que no tie len eco en la conciencia de los malvados.
Su historia nos enseiía como un solo desliz, una separacion s·jla de los deberes morales, pueda contrapesar los méritos de mil servicios, como un momento
de lIaquezL puede oscurecer Iv.luz de una vida entera
de virtude~;, y cuán importante le es al hombre, en
todas las circunstancias, ser franco y leal, no solamente parl. con los otros, sino para consigo mismo.
I
!
CAPITCLO VI.
RECEI'CIO:'!
lJELADIlIIA:'lTEE:'! Il.\RCE!.O:'lA.
!l. Ju;_ 11, rc)' de Portogal.
LA epíslola de Colon á :os monarcas, anunciándoles sus descubrimientos, impresionó profundamente
A mediados de aLrilllegó Colon á Barcelona, donde
el ánimo da la córte. Considerábase aquel aconteci- I se Jrahian hecho todos los preparativos oportU!IllS
miento CO'110el mas granda de su feliz reinado; y paff rccibirle con solemne pompa y magnilirencia,
sigui~ndo tan de ce~ca á la con~u!sta de Gra~ad¡¡, La t ermos~ra y serenÍlla~1 (Ici ~ielllpo en a9uella apa·.
parecla prueba especIal del favor dIVInopor el trIUnfo cibll estaclOll y favorel'ldo chma, contnbuYllron a
logrado en la causa de la fe. Los mismos soberanos dar ~xplendor á esta memorable ceremonia. Al apro·
quedaron por un tiempo deslumbrado~ con la repen- xim Irse á la muralla, salieron á recibirle Yfelicilarle
tina y fácil udquisicion de un nuevo imperio de muchos jóvenes nobles de la córle, y caballeros de
extension ndefinida é inagotùble opulencia; y su alta alcurnia, seguidos de un vasto concurso de gen tes
primer immlso fue asegurarlo l ponerlo fuera del del fluehlo. Su éntrada en aquella HUEtre ciudad sa
alcance de toda duùa ó rivalidad. Poco des pues de ha comparado á los triunfos de los conquistadores
arribar el Almirante á Sevilla, recibió una epístola de rommos. Primero venian los indios, pintados segun
ellos en qua le manifestaban su júbilo, pidléndole se su usanza salvática, v ataviados con sus adornos de
presentase inmediatamente en la córte á concertar oro. DesllUes seguia!l varias especies de loros vivos
los planes ~ecesarios para otro viaje mas en grande. y ot:'as aves y animales desconocidos, plantas raras
Como iba ya entrando ei verano, consideraban el que se suponian de preciosas cualidad£s; habiéndose
tiell?Po favarabla, y le encargaban que tomase en cuidado de hacer tambien ostentoso alarda de diadeSeVilla Ó ell otras partes cuantas medidas pudiesen mas indias; brazaletes y otros adornos de oro, que
facilitar el equipo de unI escuadra, dieiéndoIes á dies3n idea de la opulencia de las recíeu descubiertas
vuelta de l:orreo lo que hubiese delerminado. Esta regillnes. El último seguia Colon Ii caballo, rodeado
carta tenia por sobrescrito: <lA D. Cristóhal Colon, de \:lUI brillante comitiva de nohleza española. Las
"nuestro Almirante del mar Océano, y virey y go- calles estaban casi intransitables de ~ente; las Vl'nta"bernador de las islas dest:Ubierlas en las Indias:») al , nas I balcones coronados declamas, y IJUstalos tejados
mismo tieOlpo.se (e prometian nuevas recompensas. '¡lleneS de espectadores. Parecía que no se saciaba la
Colon no perdiÓ tiempo en obedecer las órdenes de visté- pública de contemplar aquellos trofeos de un
sus sobaranos. Envióles una extensa relacion de los J mundo desconocido, ni al homhre extraordinario que
baJeles, geille y municiones que se necesitarían; y lo hrbia descubierto. Resplandecía cierta sublimidad
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()J
Bujuon;cA
DE GASI'AR y ROIG.
en aquel suceso que prest..1basentimientos solemnes
al gozo público. Mirábase como una vasta v señalada
merced de la Providencia, para premio de"la piedad
de los monarcas; y elllspecto magestuoso y Tenerable
del descubrjdor, tan diferente de aquellli ju~enj)
bizarria liue se espera en los que lICObaS;audaces
empresas, armonizaba con la dignidali lllœm de tan
alta hazaña ..
Para recibirló con ]a debida ostentacion habian
mandado los soberanos colocar en público su trono,
bajo un rico dose) de brocado de oro, en un magnífico salon. Allí esperaron el rey y la reina su llegada,
vestidos Je gala, con el príncipe D. Juan junto á
ellos, y á los lados los digllatarios de la córte y lo mas
selecto de ]a nobleza de Caslilla, Valencia, (;ilta]uÎla
y Aragon, todos impacientes por ver al genio, que
habia dispensado á España tanta gloria, que habia conferido á España beneficio tan glande. Al till
llegó Colon rodeado de un brillante eortejo de cabalIeros, entre quienes, dice Las-Casas, se dislingui-
Recibimiento hecho á Colon.
por su personal elevado y magestuoso, que con su
6emblante, venerable por la blancura de los cabellos,
Je daba el aspecto augusto de un senador de Roma,
unamodestasonrisailuminósusfacciones,mostrando
Ilsi «¡ue disfrutaba de la gloria y suntuo.'lidad en que
vema, y nada en efecto pudo mover mas profundamenle un ánimo inflamado de noble y alta ambicion,
y cierto de haberlos cI!'1 todo merecido, que aquellos
testimonios de la gratitud y admiracion de una manarquía entera, ó mas bien de todo el mundo. Al
aproximarse el Almirante, se pusieron en pié]os
soberanos como recibiendo á uno de los mas altos
personajes de su reino. Doblando él la rodilla, les
pidió la mano para besárseJa; pero dudaron sus
magestades si le permitirian ceJelirar aquel ,'lcto de
vasallaje. Levantándolo con la mayor benignidad, le
mandaron que se sentase en su presencia; honor raramente concedido en aquella orgullosa córte.
Accediendo al ruego de sus magestade$, hizo Coloa
UM descripcion de los sucesos mas interesantes de su
viaje, y de ]05 islas 9ue habiadescubierto. Manifestó
Ins mUestras que trilla de desconocidas aves y aDimales, de I'lantas rarll~ de virtud medíciml y aromática,
I
de oro nativo, en polvo, ea mineral y labrado en
aquellos bárbaros ornamentos, y al fin presentó los
naturales de aquel país, objeto de intenso é inagotable intores, que por nada tiene tunta curiosidad el
hombre como por las modilicaciones de su propia
especie. Dijo que no eran todos estos mas que uisos
de mayores descubrimientos que aunle quedaban por
verificar, los cuales a[laditian dominios de incaleulable riqueza á los de sus magestades, y' la verdadera
fe naciones enteras de proséliloS:
Escucharon los soberanos las palabras de Colon con
profunda emociono Cuando acabó se postraron en
tierra, y levantando a) cielo las cruzadas manos, los
ojos ballados en illgrimas de gratitud y gozo, ofrecieron á Dios la efusion de sus gracias y alabanzas por
tan grande favor: todos los circunstantes siguieron
su ejemplo, y un profundo y solemne entusiasmo
penetró en aquella expléndida asamblea, impidiendo
las aclamaciones comunes del·triunfo. Entonó en esto
el coro de la real capilla el Te1Jeum laudamu$ que
con el melodioso acompañamiento de la música se 11'vautó en ricas ondulaciones de armonb sagrada, Ile·
vando á loseielos en su~alasel fllego deaql1ellas entu-
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Vlll.\
y VI-\JE,
Pi;
CllSTÚn,\L
l:vLO)(.
IH
sics.m¡¡das almus; así llice el \'cneraLle Las-Cusas, pa- \ Del gozo de los eruditos tenemos prueba en una carla
reClan que en aquel/u hora comunicaban todos con de Pedro Mártir á su arlligoPomponío Laetus, en que
celestlt/les delicias. TOIl fue el solemne y piadoso mo-,e
halla este pasaje: Vecisme, amable Pomponio, que
do COllque ]a brill¡lll te córte cspailOla celebrû aqucl Sl'incásteis de alegría, y que 'tuestro placer iba me;:;·
sublime acaecimicnto, nfreciendo tributos de melo- dado de lágrimas, wando leisteis mÜ epístolas, cerdia y ¡,Iabanza y danco gracias á Dios por el descu- ,:ifiuíndoos del hastaahora oculto 11!undo de [¡¡sarllíbrimienlo de otro mundo.
:oodas. Obl'ásteis 11 sentisteis como debia un hombre
Cua 1.10 se retiró Colon ùe la presencia real, le ~li8tinguido por su erudicion. i.Qtu;manjarmas deliacomp.\Ùó toda la córte á su moradll, y le ~iguió victo- ,lioso que estas nuevas podla presentarse ci tin daro
reándole el pueblo. POI' muchos dias fùe objctode uni- ,:ntendimíento? ¡Qué {elieidaddeespiritu
nos/entoyo
'-crsal,:uriosidari y adonde quiera que se presentaba,
,ri conversar con las gentes de saber, ven idas de aqueoia las aclamaciones de la muchedumbre. ?tfientras ,'las regiones! Es como el hallazgo de un tesoro quc se
el ánimo de Colon se ilerdia en dorados ensueños y jlrescnta deslumbradorá la vista deun avaro. E1álliSeduct'lras esperanzas, no habia olvidado el piadoso Ino hecho lJresa del deforme vicio, se eleva y engrall
proyecr.o de rescatar el Santo Sepulcro. Ya se ha dicho dece al contemplar sucesos tan gloriosos.
que ha bló de él á los soberanos al hacerles sus prol'ío obstante todo este triunfo, aun se ignora!!a la imposiciones, presen tándolo como el grande objeto qne I'0rtancia verdadera del descubrimiento. l'íadie tenia
ûehia erectuarse con las ganancias de sus descuhri- J·lea ùe que fuese aquella parte di;tinta del globo,
mientos. Exaltado con la idea de Jas vastos caudales óeparada del Antiguo-Mundo por ¡¡¡Iatildas mares. Se
de que se veria pronto señor, hizo voto de armar den- < rioptó universnlmenle la 0rilllondel descubrid Jr, quc
tro dc !;iete ailOsun ejl'!fcilOde cuatro mil caballos, v suponia á Cuba término de continente Asiálico, siencincue lta mil peones para aquella santa cruzada, y 1:0 las islas adyacentes las del mar Inùio. Esto se reotra fu,!rza igual en los cinco años sncesivos. Re- I¡¡r.ionaha COTI la opinion de los antiguos, cilados
cardó este voto en una Je sus cartas á Jas soberanos, antes, acerca rlc la moderada distancia rie España á
á la qu'~ se refirió despues, pero la cual ya no exisle, l;.s extremidades de la India navegando occidentalni se sabe de positivo si lo haria á la vuèlta de su pri- nlentc. Los loros se creian tambien parcciùosá los que
mer vi, je, ó cn algnn período posterior, cuando la d~scribe Plinio, como abundantes ell las remotas parmagoitld yopulencjade susdescubrimientossehizo
t"s dcl Asia. Las líer~ils, pues, que Colon habia v¡simas vis hIc. Alude á el v¡¡ga pero frecuentemente eu ti do, se llamaron IndiaS Occidcntale,;, y como parecia
sus escritos y con espfcialidad en una carta al papa h ¡ber entrarlo en una v¡¡~ta re¡.;ion de Ílll'xplorados
Alejandro VI escrita ell 1502, en 'lue tambien ma- p,lises que exislian liurl's de Iii civiliwcion y dellranifiestaha la causa de no haber cumplido. Es esen- h;ljo dellsombre, se diÔ .1 lodo la extensiva apelacial parr la plena inteligencia del carácter y motivos ci)n ¡Je NlIcro-lIIunrlo.
de Colon tener cste grande pero visionario proyecto
á la vist 1 , porque se isHhia entrelazado en su ánimo
con Jas empresas de los decuhrimientos, soilando
que una cruzatla seria el cumplimiento de los divinos
rlesignio;, y que él era el genIO ¡;redestinado por Dios
para re,l izar tamllfJlIelrpresa. Jlfanifiéslase con esto
cuanlcj(;s estaha de todo cálculo mercenario ó e¡;r()is~
t3; y cu; n lleno su ánimo de aquelloo dC\'otos y Ileróicos proyectos que ha J¡ian en tiempo de las cruza·
das inflal lUdola menle y dirigillo las emr.resas de los
mas fuertes campeones y de los príncipes masilustres.
CAPITIJLO VII.
I
MORADA DE COLO:'; F;:'; nAnCF.LOX.\.-IJEFF.RE~CIAS
LI': i'ROOIGAIIO)l REYES y COI\TES.A:';OS.
Qn:
'I
( ií93. )
No se fl~ducia á España el júbilo de aquel grande
descubrimiento. Estendí¿ ronse dilatadísimamente las
nuevas per medio de las embajadas, por la correspondencia de los sábios, por el tráfico de los comerciantes y por la voz dejos víajeros. Allegretto Allegreri, escrito;' contemporáneo, dice en sus Anales de
Viena de 1.t\l3 ,que acaLabll de saberse en aquella
córte por r,artas de los comerciantes que estaban en
Espaila y ror la boca dc vlrios viajeros. Llegaron las
noticias á (;énova por conducto de los cmhaiadores
Francesco Marcbezzi y Gionanni Antonio GrÜÏlaldi, y
se conmelr:oró entre )08 grandes acontecimientos de
aquel ailo. Larepúblíca, aunque desestimó la ocasion
que tuvo dl: hacerse st'ilOTadel olro hemisferio, se lIa
manifestad,) siempre urana de la gloria de haber sido
la cuna del :Iescuoridor. Sebastian Cabotdice que se
ltallaba en Lóndres cuanrln llegaron las noticias del
dcscubrimiento, y que cau>ú mllcha admiracion ysorpresa en la córle de Enriquc VII, a(]rnHíndoseen ella
que era unG cosa antes dill.:na que humana.
Todo el mundo rivilizadc se llenó en efccto de marayilla y alegría. Todos tomilron parte en el general
regocijo, qU'l embriagHba .IOSálllmos, porque todos
estaban interesados en aquel suceso que abría nuevos
é ilimitados campos de observaciones y empresas.
~
D. Pedro Gonzalez de )Iendoza.
Mientras estuvo en Barcelona, aproyecharon los reyes CLlantasocasiones pudieron para dar á Colon prueb~s de ~u alto aprecio. Seleadmitia á tedashoras ála
real \lresencía y la reir:a se tomplacia f~nhablar con
él ¡¡ClTCa de sus empresas. El rey tambie:! aparecía 011f(una vez á caballo con el principe D. Juan á un lado y
Colon á otro. Parrl perpetuar en su familia la gloria de
tan alta hazaña, se le concedió un escurlo de armas,
('n qu~ se acuarteJaron las reales, castillo y leon cou
aqueI.as que peculiarmente comenian, á saber: un
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Gi
BIBLlOTEC"
DE GASPAR
T I\OIG,
grupo de Islas, rodeudo de olas. A estas se aïiaèió Col?n, sabia biencOOlo,aprcdar los f¡tvorcs que había
des pues el lema:
recibIdo. Los solos amigos que nombra con gratitud
PORCASTILLA
Y PORLEON
en ~us cartasposteriol'es, fueron losdi¡;nos Die¡wde
NUEVO
}JU:';DO
HALLÓ
COLON.
Deza, ùespues obispo de Plasencia y Sevilla, y Juan
Perez, guardian del convento de la Rábida.
La pension de treinta escudos decretada por los
Honradll por sus reyes, lisonjeado por los grandes
Iloberano~ al,qu~ en el primer viaje descubriese tier- é idolatrado del pueblo, ~ozó por algun tiempo Colon
ra, se adJudicó a Cololl por haber visto el primcro aura popular, antes que la emponzoñasen la emulauna luz en );IS costas. Dicen que el marinero cuya cion y la calumnia con sus contagiosos miasmas. Sus
voz sonó para gritar que no lejos M descubria la descubrimientos brillaron en el mundo con explendor
tles~ada tierra~ sintió tanto verse arrancar lo que tan vivo y súbito, que deslumbraron á la envidia
crma su merecido premio, que renunció su religion "!isma, y recibitlron la unánime y universal aclamay patria, y pasandose al Africa, abraz6 la ley de cIOn de las gentes. iOjalá pudiera en bien del honor
Mahoma ; esta anécdota descansa en la autoridad de humano cerrar la historia sus páginas, como el ro9viedo, autor muy inexacto, y que tiene prurito de mance, con la consumacian de Jos deseos Ilel héroe1
lUsertár noticias falsas sugeridas por los numerosos y Colon quedaria eo el pleno goce de su merecida
enemigos de Colon.
fortuna. Pero su historia está destioada á dar otro
Puede parecer á primera vista poco conforme con ejemplo, si ejemplos se necesitaran, de la inconstanla notoria magnanimidad de Colon quitarle el premio cia del público favor, aun de aquel que se gana COll
á aqu~l pobre marin~r?; pero este ,era asunto que distinguidos servicios. Jamás se adquirió grandeza
envolVla toda su amblclOn, y tenia Sill duda á honor alguna con mas incontestables, puros y exaltados
ser el descubridor personal de tierra, así como el beneficios para la humanidad; jamás atrajo ninguna
creador del proyecto.
sobre la cabeza de su señor mas terribles tèmpestades
De importancia inmediata á la del rey y la reina de celos y calumnias,nileenvolvió en mas desastres
puede supone(se la proteccion que le disrensaba Pe- y dificultades. Asi sucede con el verdadero mérito: su
dro Gonzalez de Mendoza, gran cardena de España, mismo brillo atraelàsrencorosas pasiones de Jos ániy primer súbdito del reino; varon cuyo alto carácter mos bajos y serviles, que COlidemasiad" frecuencia
de piedad, erudicion y veladas y'soberanas prendas, Je oscurecen, aunque momentáneamente, para el
daban especial valor á sus favores. Convidó á Colon á mundo; como el sollevuntándose con pleno res planun banquete, en el cual le destinó el asiento mas dor por los cielos, anima con el fervor de sus mismos
honroso de la mesa, y Je hizo servir cón el ceremo- rayos los corrompidos y no~jvos vapores que pasaJI~niai puesto en práctica generalmente en aquella edad ramente oscurecen su glOria.
de eliqueta para agasajar á los reyes, En este festin
se dice que ocurrió la bien conocida anécdota del
.•
CAPITULO VIlI.
huevo. Un frívolo cortesano, impaciente de los hono- BULAPO:>illfICIA
DEPARTlCIO:-¡.-PRI!PAR.\TIVOS
I'''RAIiL
res que Colon recibia, y celoso de que se confiriesen
SEGU;O¡VO
VlAJllllECOLO;';.
á un extranjero, le preguntó inoportunamente, si
(14G3.)
creia lJue en caso de que él no hubiese descubierto
las Indias, no hubiera habido otrus hombres capaces
A pesar de su júbilo no perdian tiempo los soberade acabar la misma empresa. A esto no dió Colon nos en tomar las medidas necesarias para la seguridad
inmediata respuesta; sino tornando un huevo, convi- de sus nuevas adquisiciones. Aunque se suponia qUIl
dó á los circunstantes á que lo hicieran mantenerse los paises descubiertos por Colon eran parte de los
derecho sobre uno de sus extremos. Todos intentaron
territorios del gran Khan y de otros príncipes orienhacerlo, pero en vano; Colon dió entonces fuerte- les, considerablemente adelantados Cil la civilizumente call él en la mesa, y rompiéndulo por un lado, cion, no aparece sin embargo la menor duda acerca
le dejó derecho y descansando sobre la parte rota; y del derecho de SS. MM. cc. para tomar posesion de
asi imlicó de tan sencillo modo. que des pues de haber cllos. En el tiempo de las cruzadas se h"bia estabJeenseimdo el camino del Nuevo-!!lundo, nada habia mas cido una doctrina entre los príncipes cristianos bas·
fácil que seguirlo.
tante favorable para sus designios ambícios(ls. Segun
Las distinciones que á Colon prodigaron los sobe- esta, tenian iudisputuble derecho de invadir, saquear
ranos, le aseguraron por aIgun tiempo la de la noble- y apropiarse los territorios de las naciones inlieles,
za; porque en las córtes compiten los magnates unos para extinguir lOllenemígos del nombre cristiano, y
con otros en mostrur su deferencia á quien el rey se llevar por do quier las luces del Crucificado. En condigna honrar. Recibia estos fuvores con modestia, formidad con esta doctrina, se eonsidef'.Jbà al papa,
aunque debia siu duda sentir ¡;lta satisfaccion en la por su autoridad suprema sobre las cosas temporales,
idea de que Jos habia hasta cierto punto arrancado de con poder para di..tribuir Jas tierras paganus entre
la nacían cou su valor y perseverancia. Apenas puede aquellos piadosos potentados qU,e se empeÏlasen en
reconocerse en el individuo así elevado á la compañía reducirlas al dominio de la Iglesia, y Ii propagar Ja
de los príncipes, en el hombre que servia de objeto I verdadera fe entre sus descarriados habitantes. En
á la admiraclOn general, aquel oscuro extranjero que virtud de estos principios el papa Martin V y sus supoco tiempo an:es fue la mofa y burla de la misma, cesores habian concedido á la corona de Portugal toc'~rte, escarnecidu por unos como aventurero, seña- das las tierras ~ue pudiese descubr.ir desde cabo Bolado por otros como maniático. Los que habian em- yador á las Indias; y Jos reyes católicos, en un tratado
ponzoñado al mismo Colon durante sus pretensiones concluido en t479 con el monarca de Portugal, se
vertiendo en él la mofa y el escarni6, intentaban bor- habian comprometido á respetar Jos derechos territoraI' aquellos recuerdos con prÓliigas adula.cio.nes,.Los l'iules asi adquiridos. A este tratado se referia Juan JI
que le concedieron arrogante patrocinio, ó alguna enla conversacioll con el Almirante, en que indicaba
sonrisa cortesana, se arrogaban el mérito de haberJe sus titulos á los paises reden descubiertos.
favorecido, promoviendo asi el descubrimiento del
Así, á Ja primer noticia que del feliz resultado de la
Nuevo-~lundo. Apenas habia suget(l distinguido de empresallegóá los Didos de los monarcas,empezaron
la c6rte que no lo haya notado su biógrafo. como. áganarsesucorazonparaquesancionase
sus proyechienhechordeColon; aunque con sola la décima parte tos. Alejandro VI acababa de subir á la Santa Sede:
de este jactancioso patrocmio que se le hubiese dado pontílice á quien muchos historiadores han aClls:ldo
no habría tenido <IUO rasar tanto. añoil en pretensio~ de cuantos vicios y crímenes pueden degradar la hu·
nes para conseguir e armamflnto de tres carabelas. rnanidad, pero á quien todos conceden eminentes ta·
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VIDA r VIAlES DIi CR1S16B.u.
leutos J refinada pollticn. Era natural de Valencia, y
como súbdito de la corona de Aragon, podia inferirse
qua estab:1 favorablemente dispuesto hácia Fernando; pero en ciertas cuestiones que ya se habiau suscitarlo, no apareció de ninglll/ modo su cordialidad
para con el monarca católico. De todos modos, «'erl/ando, conocedor de su mala índole y mundanales
illstintOll, lo trataba de la manera que creia mas conducente. Despachó, pues, embajadores á la córte de Roma, anuncIando los nuevos descubrimientos como un
utraordina)'io triunfode la ~'e,y ponderando la grande
gloria y seguro acrecentamiento de opulencia que á
la Iglesia rellundarian de difundirse la luz del Cr)stia~
nismo por auuellas vasta~ regiones de gentiles. Tambien se curaba de manifestar que los descubrimientos presentes no intervenían en lo mas mínimo con
las posesioUf\8 concedidas por la Santa Sede al Portugal,lodaslas gue se habian escrupulosamenterespelado. Fern¡¡ndo, que por ser piadoso no dejaba de ser
politico, in("uyó una insinuacion al mismo tiempo
para que sUl,iese el papa que bslaba resuelto á todo
trance á conservar sus irn'Jortantes adquisiciones.
Llevaban su'; embajarlores instrucciones para decir
que en la opillion de muchos varones doctos, habiéndose tomado ¡¡osesion de los paises recien descubiertos por los soheranos católicos, su derecho á lus mismos no requeria la sancion p1pal;sin embargo, como
prínci pes piallosos y obedien les á la Santa Sede, suplicaban á su saotidnrl expidiese una bula concediéndoselos, con .os otros que se descubrieran en adelante, á la eOl'ona de Castilla.
Las noticia:1 del descubrimiento se recibieron, en
afecto, con grande ndmiracion y no menos alegria
en la c6rte de Roma. Los re}'es católicos habian alcanzado gran predicamento en la c6rtede Roma por
aus guerras Cl.ntra los moros de Espaiia, considcr:IlIas como cruzadas piadosas r aunque ricamente pa·
¡.:adoscon laadquisiciondel reinode Granada, Sl'creia
que habian merecidoademas I"gratitud de toda la crisliandad. Los d,~scuhrimieDtos pre~entes eran aun de
mayortrnscendencia; llevaban en si envuelto el cumplimiento de ulla delasmassublimespromesashechas
á la Iglesia, pU('8Iedabanlosgentilesen herencíayen
posesion las part.esmas remotasde la tierra. No Imbo
âilicultad por lo lanto en acceder á laque se creia modesta peticion por tan importunte servicio, aunque
probablemente la insinuadon del político monarca
avivaria la ,t<ondescendencia del mundano pontífice.
Expidióse, pues. una buIlt en ~ de mayo de f 493,
cediendo á los reyes de Espaiia los mismos derechos,
pri'ile~ios é ir clulgencias con respecto ¡¡las recien
drscubiertas regiones, que Sf, hahian concedido al
portugués, para ¡oS Ilescubrimientos africanos, J con
la misma condicion de plantar v propagar en ellas la
fil católica. Y eun ellin de evitar cualquier rompimiento entre am:Jas nacione~, tanto lIms cuanto á tan
inmensa extenson se levantaban sus inapreciables
r1escuhrimienlo~, se expidió otra bula al dia siguienle, conteniendo la famosa linea de delllarcacion, por
la cual se creia que quedaban sus territorios clara y
permanentemen:e definidos. Es:a era ulla línea ideal
tirada del polo ártico al antártico, cien leguas al Ocddenledelas AZJres y del cabo:le islas Verdes. 1"0¡las las tierras que se descubrie3en al Occidente de
estlllinea, y de que no hubiese tomado posesion ninHUllpoiler cristiano untes de la pascua precedente,
pertenecerian :i II corona española; todas las deseubierlml en la direccion contraria, álos portugueses.
Al pareccr no se :!cordó eJ Santo Padre de que continuundo sus rumbos opuestos de descubrimientos,
podian encontral"!;e alguna vez y renovar la cuestioll
de derechos territ()riales en los aUtÍpodas.
En el elltretant·), sin esperar Ja sancion romana,
ponian cn COlltri\¡ .Ieion los reyes todos SlIS recursos
puru l!'luipar ulla a 'muda. COllel ohjclode que hubie'
CO,"Ol'l.
63
se regularidad y prontitud en 105negocios de r.uevo
Mlln,lo, se pusieron bajo la superilltendenciadeJunn
HorllÍguez de Fonseca, arcediano ¡je Sevilla, y sucesivuUlente obispo de Badajoz Palencia y Bur¡;;os y
por ú'timo patrIarca de las Indias. Era pllrsona de alta
prosapia y gran inlluencia; sus hermanos Alon80 J
Anto.lioposeian resy,ectivamente los seîioríos de Coca
y de Alaejos; y el ultimo era ademas contador generai de <.:astilla.Las Casas representa al arcedianocomo hembre mundano, mas á prop6sito :oara los negocio:J del siglo que para los espirituales, y bien
ejercLado en la bulliciosa ocupacion de armar escnadras. ~o ohstante las allas dignirl¡¡des eclesiásticas á
que ascendió, nunca consider6 sus em[lleos tempora,
les incompatibles con aquellas sagra(las funciones.
Gozan:lo el perpetuo aunque no merecido favor de
los sol.eranos, mantuvo su influjo en los negocios de
Indias l'or cerca de treinta años. Naturalmente ùebia po~eer grandes facultades para alcanzar y s05tener tamaños favores! tau altas funCÍoUf's; pero era
maligr. o y vengativo, y para halagar sus odios privados, no solo hacinaba injurias y males sobre los
mas ill stres descubridores, sino que impedia con
frecuencia el progreso de sus empresas, con grave
perjuic io de la corona. Así podia obrar segura y reiervadamlnte ámerced de l&.sprerogaLÏvnsde su empleo.
Su pérh'la conducta se indica repetidasvec~~, aunque
en términos cautos, por escritores contemporáneos
de peso y crédito, tales como el cura de los Palacios
y el obi5po Las Casas; pero evidentemente temian
expresa~ la plenitud de sus sentimientos. Los historiadore! espailOles posteriores, siempre refrenados
mas Ó llenos por el ojo avizor de la Inquisicion, que
inspeccionaba con escrupulosidad todas sus palabras,
han tratado tambien con demasiada benigmdad á un
hombre de alma tan baja. Pero merece rr~sentarse
su im¡í~lm COfllOejemplo de aquellos olliososoficiales
de los E~;tados, que yacen como gusanos en las raicesde laI. honrosas empresas, marchitando v corrompiendo c(,n su oculta inl1uencia los frutos dè las grande~ accionl's y engañando las esperanzas de los reyes
y de los ?ueblos.
Pard asistir al obispo Fonseca en sus deberes, se
le asocial'on como tesorero Francisco Pinelo, y como
contador Ju~n de Sori,a. Su ~~spacho para el arreglo
de los negocIOs de IndiaS se hJ6 en Se,llla, extendiendo su vig:lancia al puerto de Cádiz, adonde se estableció una aduana para el nuevoramodenavegacion.
Este fue d ~érmen del supremo tribunal de Indias,
que adquil'ió llespues tan grande poder é importancia. Manc.ó!e tambien fundar una institucion muy
parecida {.esta bajo el mando de Colon en ).1 Espano/a. Oeb:an ambas contadurías enviarse mÚtuos
registros (e los cargos, tripulacion y mUfliciones de
cada IlUqre, por medio de contralores que iban en
ellos, TodJS estos empleados dependian de los dos
coulallores generales J ministros superiores del real
tesoro, pUlS iba la corona á satisfacer todos los gastus de la cc:lonia , '! ti recihir todos lus emolumentos.
Las cueI.tas mas minuciosas y rigurosas se debían
exigir de tollos Jos gastos y ohservar la mayor vigilancia y pr~c;¡ucioll respecto á las personas empleadas en neg,)cios del Nuevo-Mundo. A nadie se permitia ir á 1raficar ó formar establecimiento alguno
sin licencia elpresa de Jos soheranos, de Colon ó de
FonM.~a. E' atraso ell que se encontraba aquel siglo
respe~to á Itlsgrandes resortes del comercio, slIpuesto que igno:aban el ancho campo que necesit'l para
rendir abun.1antes frulos, y el ejemplo de los ¡;ortugueses en SJS posesiones africanas. se cilan como
escusn de la estrecha y celosa policia que inlluyó Cil
eslas regllla~iones coloniales ..
Otro ejell1pl(')del poderilimHado que ejercía ia corOlla~obre el cOlllercio, se halla en la Mt/en que (Handa
estcll pronto, l'ara fa e1.1lcdicivn al Nuevo MUllLluto
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(j4
R111L1ùT¡¡r..\ Ill:: \;,\S1>AII
(los los huques ,h~ los 11IIerlos de AndllJucía, con sus
capitnnes,
pilotos y tl'Îpulaciones. Colon y Fonseca
estahan autorizados para nelar Ù cOlllpr(lr cuallJuier
bajel que cre}'csen oporluno. y para lomarlo por fuel'ZI1si sus amos rehusilhau eutmr en trato, pagnlltlo
)0 que creyesen justo;
y esto aUIl cuall,b estuvieso
de antemano J1eta,lo por otras personas. Tami,ier. teu;an la autoridad de tOIlI;¡r las armas. provisiolltJs y
municiones que juzgasl!nlJect'sarbs
de cualquier almaceu, tienda ¡) huque ell (f!J1' se encontrasell,
pagando lo (Ille á su pareI'llI' valierall; y podian 111'1rnismo modo forzarse á embarcarSI' pn la Ilota con r¡¡zonable sueldo ó sal~rio ;1cualquit'r olicialÙ empleado
de cualquier rllllgo, que creyesen (¡Lil para el serviciD. Las aUloriúades civiles y todas las personas dis·
tinguidas estaban obligados ¡í preslar toda su ayuda;Í
la escuUllra, no pouiemio ohst[lclllo alguno á laexpedicion, bajo pena de pérdida de empleo y conliscaciOIl de bienes. Para suplir los ~astos de la empresa
se pusieron á his órdenes de l'lllclo los dos ··lercios
de los diezmos que la corona gozaha, saeanùo los
olros fondos de una ver~onzosa fuente; las joyas y
propiedades muehles de los desgraciallosjudios,des·
terrados del reino por 1111 cruel v pernieioso edicto
del aiJo anteril)r. Como to,los estos recursos I!ran
inadecllaùos, se autorizó ¡j Pinelo para suplir el dé/jcil eon un préstamo. Tamhicn se tOlllar(ln varias lIIedidas pam acopiar c/)/nestihltls, artillcria,
pólvora,
arcabuces, lanzas, cose/etes, arcos y sae(a~. I~sl.a (¡l.
tima arma, fi pesar de la introduccíon
de las de rllego, la preferian muchos al arcabuz, por considerarla
lilas formidable y dcstrucliva,
teniendo aquel ademas el inconveniente
de exi,!{ir una mecha para su
uso, y de ser sumamente pesaùo. Los pertrechos de
"uerra que se habian acumulodo durante la guerra
¡je los moros (le Granada, suministraronllluchas
de
las que entonces se necesitaban. Casitodas las díchas
órdenes se expidieron antesdel23 de m<lYo, y cuando
Colon estaba aun en Barcelona. Rarammite se "avian
visto escenas de tanta actividad en los dilatorios olicios de EspniHl.
Co~o la conversion de los. p~ganos era el objeto
o.stenslble de aquellos descubrlIlllenlos,
se escogieron
doce eclesiásticos It,íùile~ y ce/I)sos, qne llcompaiioran 13. escuadra. Eutre es!.o~ iùa Fr. Fernando Buvl
ó Bovl,mollge bene(lictino, de elevado f.¡i1ll1ltoyacrisolada virtud, pero uno (le aquellos politicos sutiles
de los clauslros, que en los tielllplJS de que hablamos
se enlrometian
lilas de lo justo ell todos ¡os nllgocios
temporales.
lIabiase ú:&illlalflellte cOllducido con
buen éxito eu cierlas lIe¡;ociaciolll~s COliFrancia relativas á la restitucion dell1osellon.,Antes
de saj¡r la
escuadra, le nomlmí el papa su vicario apostólico en
el Nuevo-Mundo,
y lo puso á la cabev.1l (je los otros
eclesiásticos. Esta mision piadosa iba provistnde todo
lo necesario para ejercer digna y decorosalllente sus
funciones,
habiendo d:\llo la reina de su propia capilla los vasos y ornamentos I]uedebian uS:Jrsl' en las
lestividades mas solellllles. EIIl1Hgn:íllimo y scnsible
corazon de la gran Isabel tomó desde el principio e/
mayor interés por la felicidad Ile arjuellos indios que
parecia poner el eielo bajo su ma~rllal amparo. Conmovida por las descripCIOnes que de su apacibilidaù
y sencillez hacia (;olon, y l;onsiderándolos
como
pueslos pOI' el cielo bajo su especial amparo, no podia dllsentenderse
(le la altyeccion ó ignoranci<l en
'lue estaban. lIIundó, pues, que se tuviese particull1r
cuidarlode su instruccíon religiosa; que se les tratara COli la mayur ùenignidarl; y encargó á Cajon que
Ilescargase e.Jemplar:eastigo sobre cualquiel' espallol
(Jue Jas ultrajase ú fuese illjuslo con ellos.
Para ofreeer al cielo las primicias de aquellas nacioncs paganas, fueron baulizados ('olllllueha pompa
y cerenhlllia los seis inùios que habia traido Colon ¡'¡
B:ucelona, sirviélllloles de pal/rillOs el rey, la rein;l v
y nOIr..
el principedon Juan,lIahínnsecollcehido
las líson;cras esperanzas (le qUIl al volver ¡II seno ,le supalria
,difundirianla
luz del Cristianismo COllsu ascendi'J')te é inlluenfÍa, Uno dn ellos) ;í ruegos tlnl prineip"
ctOIl Juan, se qlledó ell su comitiVil, Iwro lIluriÚ al
poco ,tiempo; y ohserva un hi~toria,lor qut', seg-ulI /u
que dehOl/los creer piaùosamellte,
fue d primer in,tío que entró en los cielo~.
Antes de salir (;olon dt! Barcelon~ so cOlllirm') la
capitulacion provisiollal <ill Salita Fe, cuncediéndoie
los títulos, emolumentos y prero¡:alivas Ile almil'ante, virey y gohel'lwdol' de tlltlOS los paist's llue hauia
(\(lscuhierto lí desn¡!ll'icr,¡ ell adel<mLe. Couljóse:,~ el
sello real, con la au(ori,l~d de usar lus Ilomhres de
SS, MM. al ,:oncetlrr carlas-patl!lItos
y eml,leos ell
los limites de Sll jurisdiccion;
COll el (Ierecho tic
nomhrar, en CPosodn:lllsencia , 1111 lugar-l(~llielltl!, invistiéll,lulo te!lIporallllf~nte con los misll\os podl'l'l's.
Hal,íase acort!,lllo rn las capitulaciones,
qlW parit
tOllos las empleos vaealltrs cn t1I ¡;oltieruo tic I"s isIns y tirrra Jirllle, propollllria el AllllÍrllnte trl'S can·
didatos; d(' I'ntre los cuales nomhrarían uno lo,; soberanos; pero r¡¡¡ra economiz;¡r tiempo, y Il<Ic'~r V(\I'
su conHanza ell Colon, 11\autorizaron ¡>:Ira nomhrar
desde luego las personas !Jill! creyese idóneas, I<ls
euales gozarian de sns empleos mientrns asl f(wst.:
la voluntad real. Tambieu obtuvo el título y man,l"
de capitau general de la esct¡;ltlra l/ue iha Ú darse Ú
la vela, eon plenos y alJsII/utos poderes para el gllbierno de las tripulaciones,
los estahlecimientos
/ll1n
hahian de formarse I'll el Nuevo-Mundo, y ¡os descuhrimientos que dchieran emprmi,lerse.
Esta fue la ¡¡urora del favor real, duranle la ~u,,1
gozó Colon de la ilimitada'( bien mereeid.¡ cOllilôlllza
(je sus soberanos,
antes 'que las allll~ls eu','ilt,cid;ls
l'or la envitlia lograsen empañar á los OJ'IS rIll /a clÍrle
1\ llureola de su trillufll. Despucs
(Ill recibir (olbs las
muestras que pueden imaginarse de honores I,Úhlicosy privados, se t1espidiÔ tie los sober:\IIos el ~sde
¡nayo, Toda la c6rte le acolll(l:tli(í tlelll'llacio á StI 11abilAlcion, y lamhien fué á llespetlirlo al salir (It: I.l:ircelona pnra SC\'illa.
CAPITULO IX.
NEr.OCIACIO:-iES DIPLOlLi:l'Ir..\s E:-i LAS r.lÍn:ns OE I;S/'.\.';,I
y I'OnT\;G.\L, CO:>!(IESPECIO A LUS :'>UE\'US DI;;SCl;llnl:Il1F.:'ITOS.
(l4f/3.)
Los procedimientos
de la Cll!'tl! (le Porlugal hacian
que la de Espaim efllcil)se en deseo tie ver parti\' la
llueva escuadra. Juan II tenia desgraciadamente
enlre sus eonsejero~ ciertos políticlIs de losde es trechas
mirlls, que confunden la astucia con la saltidurin.
POI' !label' adoptado sus pl!rfidos consejos, perdió el
Nuevo-Mundo cUlIndo era ohjeto de honrosas empresas; y en condescendencia
con su tlictámell queria
luego resarcirse por medio d(~sutiles estratagemas.
Preparó, pues, ulla gran(l(! escuadra con el ob,jeto
pÚblico de enviarla al Africa, y con el designio verdadero de apoderarse de los rccien descuhiertos paises. Deseoso de aeallar cu:lI<Tuier sospecha, 'JnvíÚ III'
embajallor [llacórle de Castilla ;í don Huy de Saude,
COli el destino Ile pClfir permiso para sacar de Espaila ciertos artículos estancados neeesarios ell el viaje
africano. Tamhiell suplicllh;j que los monarcas espailOles prohiùiesen á sus sÚhditos pescar mas all<í ,lei
cabo Boyador, hasta que las pospsiones de Jus do~ coronasquedaseo
propiamente deslindadas. Losdc~cubrimientos de (;01011, verdadero ohJl~lo de '·U solicitud, se trataron corno por /Ilera incillellcia, Hnhl6 d
emùajador de su llegada áPortugaJ, y del redhimiento que se hl hizo,.de jas eO!I:;!',1Iu!acioIlC'; dd l'l'~
11011 Juan por .,1 fdiz l!xitl/ dd viaj',; ,¡.~Stl ,;ati,fil'"¡"Il al I'l'f '1t1" :;1' k lui,j, I're\l\nid<l ,il ,\I!JI:l'i1nlt'
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f \'IAJI>S DE CI\lS·,Óll.~L
COLU:-l,
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terior. Dilerian en i,lioma, mOllales y apari"ncia de IIJar~a, y todr!s los rec~enlos tld \'iaje p~ra si,l'mpre
\I>S otros n:lturales de la isla, y tenianmas del rudo, en 1·1 Océano, Comhatlen(~o ,Jlue.;, sus sl.mpatlas Jlor
pero inue¡ endiente y vigoroso carácter de los 1I1On-! lamarse á nur,vos.descu~rull1enlos, (.I~t!rlrndo P?/lt'l'
taileses ..
á salvo de cUillfJUlCraverJa sus l.');fgmh..:a~ronqlllstas
Su frant o y audaz espiritu se mostró aluiasiguiell~e viró de nuevo para ES~JIWgan~ I/tlnse ·tSI los C(lraZfJIle la escar.lmuza, cuando habienllo aparecido multl- nes de toda la trlpuliiclOlI.
tudJeeno~porlacostaenvióa.'AI.miranteullaparti~a
~
e PirULO II
hien armalla cn su bote. Los mdlOs se acercaron Sill
A.
vacilar tan confia(los é im¡lávidos como si nada III~- VIAE/JEVUEI.TA.-VIOLE:-iTAS
TE.\II'ESTA/lF.S.-I./.F.GADA,
biese sucedido, ni ~'lmpoco mostraron en todo ellhsÁ I.ASISLASAlORF.S.
curso de su comercio posterior signo alguno de ene(
)
mistad ó dIOmiedo. El cacique que mandaba aquellos
1493.
paises se encontraha en la ribera, envió ul bote una
LIS vientos njos. que tan favorables hahian s¡lIn
sarta de pi ~drezuelas chicas ó mas bien de pedazos á Colon en el anterior viaje, lIel'iÍntlolo en popa al
tie conclia, que creyeron los esparloles signo de NUCla Mundo, le fueron á su vel ud\"ersos para el
amistad y confianza, pero aun ignoraban el vcrdadero regreso. Pronto se disipó la fa\'orable brisa; y lo ressentido de aquel s¡mholo, quc era el tahali dc la paz tantt! de enero lo pasaron con vientcfs ligeros del
sagrado entre los indios. El caudillo vino poco des- \ Orie;lte, que les impedian hacer grandes progresos.
pues y entrando en el bote con tres de los suyos, pasó DetL-volostambien eon/recuencia ellml es~ado dc la
á bordo de la carabcla.
Pilltl, cuyo palo de trInquete estaba JllUtlhzado .• y
Esta frallca y confiada conducta, signo seguro de nG podia hacer mucha vela. Hubiera Pinzon podido
una índole osada al parque generosa, fue aprcciada en rem/dial' en el puerto csta avería, si !la se hubiese
mucho por Colon. Recibió al cacique con mucha cor- cntr"1~ado exclusivamente á la recolecdon del 01'0.
dialidad, le presentó una lefaccion tan buena como El tillmro continuaba apacible y sereno, y la mar en
podia permitir/o la carabela, particularmente de ga- tanh calma,que los indius que iban á bordo se echalIeta y miel, exquisitos munjares para fos indius, y ban je continuo á nadar al rededor de los buques.
despues de enseñarle las maravillas del buque y ha- Vien,n muchos atunes, de los que pu,jieron mat.ar
cerle regaks á él Y á los r\;3 sU comith'a, les envió á uno, y tambien un formidable tiburon; estos les (\1etierra contentisimosde su r·3cillimiento. La residencia ron ¡:rovisiones, de que empezaban á carecer; pordel cacique estaba tan lejo,. que no pudo devolverle que lIO tenlan filas que pan, vino y pimientos, tÍ
la visita, l'HO en prueba de alta cOllsideracion envió agies que los indios les habian enseilado á usar como
al Almirante su diadema de oro. Al hablar de estos alil/l(llto importante.
incidentes !lO mencionan los historiadores elnolllbre
A principios de febrero, I¡ubiendo recorrido unos
del cacique. pero era sin duda el mismo que, algunos treiUI a y ocho grados de latitud l'inrte, y vencido el
años despu(s, aparece en la historia de la isla bajo el treell) del Océano en que reinan los vientus fiJOS,
nombre de Mayonabex, gefe de los ciguayano~, con- empef.aroll á tell.\r mas favorables brisas, y pudieroll
duciéndose con valor, franqueza y lllagnanimidad en tomal el rumbo de España. Eo cOllsecuencia de los
Jas mas apu 'adas circunstancias.
I frccu.mtes c~mb¡l)s de direccioll que llubiall tt!nido,
Permaneció Colon un dia ó dos en la bahía en el lIegaon á verse los pilotos muy incierto~ ell sus cál.
mas amisto;o trato con los naturales, que le traian culos. cuyos resultados diferellciaban ba,tante entro
algodon, fn tos y legumbres; pero como guerreros,
sí, y todavia lilas de la verdad. Colon además do
ni aun para esto desamparaban sns arcos y flechas. llevar los suyos muy cuidadosamente, Qbservaba
De cuatro iulios jóvenes que subieron á bordo de la con villi lallci" Iodos los fenómenos, de d-Jnde inliere
carabela, recibió Colon tan interesantes noticias rle el exp¡)rto lIave~ante las longitudes y latitudcs, mienlas islas del Oriente, que determinó verlas á Sll vuelta tras los incxperLos solo veian ante sus Oj0~I¡¡iUlllenpara Espal1a, yaun persu¡¡dió á aquellos jóvenes á sidad ici Océullo. En todos sus v¡¡tjes estudiaba las
que lo acomr,aÏíasen como gnias. Aprovechandose de sencil.as indicaciones <¡ue dan la mar, el cielo yel
un viento fi, vorable, se dié á la vela el Hl de enero aire, cOli la atencion de un gefe: el destino suyo y
antes de amunecer dejando la bahía, á la cual en COIl- de sm buques depcndió á menudu de es Lasobservasecuencia d( la escaramuz;; con los isleños, puso el ciones ell los desconociùos mares que /¡ahia atra\'cnombre de golfo de lus flechas, con\lcido hoy por el sado; f su extraordinaria sagacidaù en descifrar los
de Samaná.
signos de los elementos, la miraban los marineros
Tomó Colon primero el r-clmbodel Nord-este, en casi CClII'Iuna dote divina. Eu el prcseute v¡¡¡jn hácia
que hallaria segun la aseveracion de los indios, la isla Espai ••. observó dunde principiaban y concluian lOll
de los carib(!s, y la de Malltinino. vivienda de las grandes parches de yerbas /lotantes; y al salir ¡je enamazonas, deseando llevar consigo habitantes de tre clics concluy6 que estaria con corta diferellcia al
todas que pl esentar á los reyes. Despues de haber mislIlo gl'arlo de longitud donde los encontró á la vcnavegado COIOO diez y scis I~¡;uas cambiaron de opi- . ni da ; C sto es, unas doscientas sesenta h\¡::uas al Ocnion los guias indios, y serlalaron al Sud-este. Esta i cident!. tie Ferro. El 10 de febrero, Vicente Yañe7A!direccion le hubiera llevado á Puerto· Rico , <¡lie en Pinzon y los piloto. fiuiz y Bartolomé RolJan, 'lue
efecto se con.lcia cntre lus indios como la isla de los! ihan á hordo dellJnjel del Almirante, examinaron sus
earibes. El Ailllirante viró sin lletenerse húcia aquell m~pas. y compararon sus cálculos para determinur la
punto, pero aun no habia navegado dos leguas, i situacilJn ell que se hallaban; pero no puJieron concuando se lelantó una favorable urisa para España. I yenirse. Ambos pensaban estar la menos dento cinVeia que empezaba el descontento á 05curecer los cuenta leguus mas cerca ue España de la que Colon
semblantes dI los marineros cuando se separauan ell creia,~' en la latitud de Madeira; mientras él se COIllo mas mínimo de la ruta de sus casas. Reflexionando siderabl en la direccion de las Azores. DI!j6les emsobre /a poca influencia <Juetenia en los sentimien- pero, sumirse en sus errores y aun atizó sus disputas
los y afcctos üe aquellos hombres, soure la insubor- para alJllentar su incertidumbre, con el objeto rlp.
dinacion que otralOveces habian manifestado en ell que soil>retuviesen una idea confusa del ".aje, pose·
viaje, sobre la poca fe y lealtad de Pinzon, y cI mal [ yendo éi solo, claro conoeimien to de la via que llevaba
estado de los buques, cambió repentinamente de idea. I á las rel~;ones recien descubiertas,
Mientras su v\lela no se verilkase, quedaba cI deSCU-¡ El i 2 dt! fcbr.Jro , cuando ya se lisonjeahan dI' v••r
brimiento á la merced de mil contlllgencias, y cual- pronto la tierra, se enfurecieron dl\ pronto los "ienquier acr.irlenle a<!\'erso podia sepullarlo con Sil frágil' los: agi áudo~e la ma,r por t\\rl"'lllll; lJl'ro'oll~erYIlI
J"
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!í 1
nlllUOTECA
DE GA~P.'1l Y ROW.
ron su rnmbo h:íria el Oriente, aunqlle eon la mucha
laliga y pdigrll~ que la turbulencia de los elementos
les causaba. Al otro dia crecieron, al ponerse el sol,
ci mar y el viento; se vieron tres relámpagos al
Nord-este, los cuales consideró Colon como señales
de próxima tempest3d, ó bien de aquel mismo punto
6 del opuesto. No tardó en desplegarse amenazadora
y violenta sobre sus cabezas: sus quebrantadas, frágiles y pequeñas barcas, qne hasta de cubierta careciao, eran poco idóneas para resistir las horrorosas
tormentas riel Atlántico; pasaron ]a noche á palo se, co, arrebatarlos lie una en otra parte por la furia de
los vientos. Al rayar el dia 14 hubo UIIcorto intérvlllo,
en que pudieron hacer vela; pero empezaron de
nuevo las rachas del Sur, con doble vehemencia,
rugiendo !.urloel dia y aumentando su furor por la
noche; y en tanto sufrian los buques embates y grandell tratiajos por las procelosas aguas, y las altas olas
amenazaban sepultarlos para siempre en la profundo.
Por tres horas se mantuvieron sin mas vela que la
necesaria para escapar de las sañudas ondas; pill'O
~mentaba la tempestad, y tuvieron que abandonar
sus esfuerzos, yentregarse al fin á la merced de mar
y viento. Lo mismo hizo la Pinta, y pronto de3apareció entre las tinieblas de la noche. El Almirante
se mantuvo cuanto le rue posible al Nord·este, para
aproximarse á la costa de Esplfña, y puso señales
con luces, para que la Pinta hiciese lo mismo y no se
separaran. Pero esta, por la debilidad de su palo de
trinquete, no podia contrarestar el viento, y tuvo
que correr cou' él en popa hácia el Norte. Por algun
tiempo respondió á las señales de] Almirante, pero se
veian sus luces á mayor y mayor distancia, hasta
desaparecer del todo.
Colon siguió impelido por los desatados vientos y
el furioso mar toda la noche, lleno dè funestos presentimientos acerca del destino de su propio buque y
de temor por el de Pinzon. Al rayar el dia no l'l'esentaba la mar mas que un pavoroso desierto de disforIDesy rotas ondas, cuya furia aumentaban Jas vientos
àe continuo; miró ansiosamente en derredor á ver si
descubria la Pinta, pero no se hallaban ya vestigios
de ella. M.andóentonces izar algunas velas para conserval' su bajel delante de las olas, yevitar que aIguna se le quebrase encitna. Alsalir el sol crecieron aun
mas los vientos y el oleaje; y pasó la indefensa barca
lodo a~uel temeroso dia, arrebatada por los vientos,
y perdIda en etpreceloso mar.
. Viendo que era inútil todo esfuerzo humano, se
empeñó Colon en aplacar la cólera del cielo con 80lemnes votos y actos de penitencia. Pusiéronse por
órden suya en un gorro tantas habas corno personas
habia á bordo, y el signo de la cruz abierto en una de
cllas. Torios hiciflron voto de ir en peregrinacion ,'si
les tocaba la suerte, á la capilla de Santa María de
f. uadalupe, llevando una vela de cera de cinco libras.
El A]mirante fue el primero que puso la mano, y á
-élie cupo la suerte. Desde aqnel momento se coo"'sideró
como peregrino, obli¡.¡adoá cumpliI' el \"oto.
Echósetambien suerte para una peregrinacíonáNuestra ~eñora de Loreto, y le cayó ¡¡ un marinero 1111mado Pedro de Villa, á quien prometió el Almirante
pa~lIrle los gastos del viaje. Otra suerte se echó, en
fio , para uoa peregrinacion á Sall~a Clara de Moguer,
donrle habia de celebrarse misa solemne,· pasando
en oradon toda la noche: esta tambieo ~e tocó á
Colon.
y como continuase el furor de la tempestad, hicieron el Almiranta y marineros voto solemne de que
si les era concedido llegar á tierra, adonde quiera
que desembarcarilD, irian en procesion, á pié descalzo, á dar las gracias en alguna iglesia dedicada ó.la
Santisima Virgen. Además da estos actos propiciatorios generales, cada uno hizo en particular su voto
de pcregrinncion ó viRilia,ÍI otro flto dr. penitencia y
aceion de gracias, al ~anlo cIe ~u devocion. Tal ha
sido siempre la costumbre de los marineros católicos
en tiempo de tempestad y peligro, pero ma.sespecialmente 1m la edad de 9ue hablamos. Los cielos, elllpero pareeian sordos a sus piado~osvotos; la tormenla bramaba cada vez mas tremenda y horrorosa, y
todos se creian perdidos. La falta de lastre aumentaba el riesgo del buque; porque 1;] consumo del agua
y provisiones le habia aligerado tanto, que era sin
remedio alguno juguete de las ondas. Para remediar
este mal, y darle mlls estabilidad, mandó Colon que
se lIeD8sende agua del mar todos los cascos vacíos;
lo que hasta cierto punto mejoró su estado. En todo
este lai"go y penoso conflicto de los elementos, era
elánimo de Colonpresa de la mas profunda angustia.
Temia que hubiese fenecido la Pinta. Si asi era, ]a
historia desus descubrimientos ,,el secretodelNuevo
Mundo dependía solo de su rrágil barca, y cualquiera
onda de aquel proceloso Océano bastaba para sumergirlo en perpétua olvido. El torbellino dè sus agitadas ideas puede deducirse de la eJlistola dirigida Ú
los reyes. «Hubiera llevado mi mala fortuna con mas
l)conformidad, dice> si solo mi persona hubiese
lIestado en peligro: asi porque soy ileudor de la vida
l)al Sumo Criador, como porque otras veces me he
»hallado tan vecino á la muerte, que el menor paso
)lera el último que bastaba para 'padecerla; pero lo
"que meocasionabainlioito dolor y afan ,eraconsidf'>lrarque asi como NuestroSeñor fue servido de i1umi»narme con la fe yla certidumbre de esta empresa, en
lIque ya babia conseguido la victoria, asi euando DuesDtros contradictores habian de quedar convencidos, y
»VV. AA. servidos de mi con gloria y aumento de S\l
»alto estado, quisiese su divina Magestad eslorbarlo
»todo con mi muerte; y seria mas tolerable cuando
»no fuese acompañada de la gente que traigo conmi"go ,'con promesas de próspero suceso, la eóa} vién)dose en tanta at1iccion, no saja maldecia su venida>
)sino es el miedo ó el rren!> que le, pusiesen mis
»palahras para 00 wiveI' atrás, como estuvieron relIsueltos á hacerlo muchas veces; y sobre todo esto,
lime doblaba el dolor la representacion de mis dOB
»hijos, que habia dejado en Córdoba, en el estudio,
»dèstituidos de socorro en tierra extraña, sin haber
lIsabido que hubiese hecho servicio por el cual crelIyese que vv. AA. tuviesen memoria de ellos; v aun»que por una parte me confortaba fa fe que teitia de
j)que Nuestro Señor no permitiria que una cosa de
J)tanta exaltacion de su Iglesia, que con tantas contra»dicciones y trabajos babia yo perfeccionado, quedase
»imperfecta y ~o perdido; por otra parte consideraba
)mis pecados, por los cuales quer.¡;ia privarmf~ de la
)gloria que conseguiria en estemundo.J>
En mediode estas tanebro-sasluchas, el cielo sugirió áC%n /a idea de que aun cuando su buque y él
(Ierecieran, pudiese sobrevivir su nombre y III gloria
de sus hazañas, y asegurar á los soberanos la, ventejas que ellas debian proporcionarles. Escribió ell
pergamino una sucinta relacionde sus viajes ydescuo
brimientos, declarando haber tomado p08esion de las
tierras recien halladas, en nombre de SS. M"M.cc.
Lo selló y sobrescribió al rey y á ]a reina, arlltdiendo
una promesa de mil ducados á quien quiera que prese'ntase aquel paqueta sin abrirlo. Luego la envolvió
en hule, poniéndolo todo dentro de uoa masa de cera, v esta eocerrada en un barril vacío, y bien calafateado, la arroJó á la roar> haciendo creer á sus gentes que ejecutaba con aquello un voto religioso. Y
por si acaso esta memoria jamás llegase á tierra, hizo
una copia idéntica, que puso tambien guarnecida y
encerrada sobre la popa del buque; de modo que si
las ondas sepultabail la carabela, pudiese el barril
Ilotar y!obrevivirle.
Estas precauciones mitigaron algo su ansiedad, \"
se desahogó mas todavia, cllan(lo despues de grandt'~
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VIU.\ y VlAJk:S Ub; CI\IS'f ¡llAL CUlU:'\.
;¡¡)
aguaceros ¡pareció al ponerse el sol una banda de decir, conocer á Colon, y le enviaba StlSfelicital'iones
cielo despejado al Occidente, inspirándoles esperan- y b envenida. Escusábase de no haberse allegado
zas de que el viento S~ mudaria Mcia aquel punto. pers,malmente, por ser ya mur tarùe r vivir demaCumpliéror se sus deseos; sobrevino una brisa favo- siade lejos; pero prometia visltarlo ai la mañana siruble, pero continuaba la mar tan agitada y procelo- guiellte, trayendo consigo mas provisione\l y los tres
sa, que ap( nas pudo el buque hacer vela en toùa la marÍJ¡¡ros que conservaba todavía, p:lra satisfdcer
nocne.
su extremada curiosidad respecto al viaje. Como DO
Al romper el dia f5 dió el grito de tierra Hui-Gar- habii: casas por aquella playa, se quedaron los mencia, uno de los marineros. El gozo de la tripulacion sajer3s á bordo toda la noche.
al Vllrotra "ez el Antiguú Mundo, fue casi iglUI al
Al siguiente dia por la mañana recordó Cojan á
qUe alegró>us corazones al descubrir elNuevo. Esta- sus Clr.Jaradas el voto que habia hecho en 5lI recienba la tierrall Este-nard-este, enfrente dela proa de Ja te pLligro de ir en procesion en el primeç lugar
carabela, y acerca de ella manifestaron Jos pilotos la dondJ desembarcasen. gn la cercana playa, no lejos
acostumbra:la dil'ersidad de opiniones. Pensaba uno cie la mar, alzábase una pequeña ermita ó capilla
(¡liP.debia de ser la islu de Madeira, otro la roca de dedicada á la Virgen, muy propia para este olijeto
Cintra, cer'~a de Lisboa; pero los mas, engañados piado.o, que se dispuso Colon sin demora á llevar á
por su ardknte deseo, cre:an que estaban ctlrca de cabo. Los tres mensajeros les enviaron desde el pueEspaña. Colon, empero, juzgando pOI' sus cálculos blo U:I sacerdote que jes dijese la misa, y desembary observaciones particulares, concluyó que seria una cande la mitad de fa gente, fue descalzo en procesiulI
de las Azons. Al acercarse se vió que era en efecto á la c lpilla, mientras esperaha su vuelta el Almirununa isla: di:;taba sl)lo cinco le~uas, y se congratulale, para ejecutar la misma ceremenia con el resto de
ban los ·viajeros con la segundad Je tomar pronto la tri~ulacion.
puerto, cuando repentinamente viró el viento otra
Un recibimiento aguardabu, empero, á los fatigavez al Este-rord-esle, soplando de la tierra adonde dos nautas en las moradas de los hombres civilizados,
iban, en tanto que la mar se agitaba en torbellinoso bien diferente àe la simpatía y hospitalidad COllqUI'
humcan por el lado de Occidente.
Jas triltaron los salvajes del Nuevo Mur;do. Apenus
Dos dill!; estuvieron virando á vista ùe la isla, y se habian entregado á sus rezos y acciones de graesforzándos'l en vano en llegar á ella ó á otra que so- cias, ,:uando el populacho de la villa, á liÍé y á cabalian percibk de cuanùo en cuanùo al traves de las 110,y:on el gobernador á la cabeza, rodeó lu ermita,
neblinas y nubarrones de la tormenta. En la tarde y los 'lizo á lados prisioneros.
del17 seace¡'caron tanto ála primera, que lograronllnY c')mo se levantase una punta de tierrl! entre la caciar en elJa; pero no pudo resistir el <'-able, y tuvie-¡ rabela y la ermita, no pudo ver Colon aquel proccl'on que hacerse á la !llar de nuefO, donde perma- dimiellto. Cuando dieron las once, y aun no habiun
necieron combatidos por la tempestad hasta la mañana l, vuelte los peregrinos, empezó Ii temer que los hu~iguiente, qlle volvieron á surgir y guarecerse en una bieser detenido los portugueses, ó que hubiese fra(;ala. Pasó C'llon aquellos dins en un estado tan triste! casadü el bote entre las rocas y r~saca que orillaban
y ansioso que apenas habia podido tener descanso ni la isla, Zarpó, pues, y se dirigi6 hácia donde pureposo alguoo. Aunque padecía agudamente lUla diese ','el' la capilla y costa adyacente, y divisó llJUafccdon de ~ota á que estaba sujeto, habia conser- chas l;inetes armados, que a~eánùose tomaron el
vado su vigilante lugar en el castilla de popa, su- bote,{ empezaron á bogar MCla la carabela. Todas
jeto al fria, tll azote de la t.¡rmenta y al agua de las IllS andguas sospechas del Almirante, re:lativas á la
ondas. Hasta el 17 por la noche no logró cobrar un enemi,tad de los portugueses contra él}" contra sus·
un poco de reposo y quedal¡,e dormido mas bien pUl' empre3as, renacieron én aquel momento: mandó á
cansancio que por tranquilidad de ánimo. Tales fue- sus m"rineros que se armasen y conservasen Ol~ultos,
ron las dificu ltades y peligros que tuvo que vencer á pero r ron tos á defender el bai'eló sorprender el bote.
su vnelta á Europa: si una décima parte de ellos le Este Sil acercaba en tanto de modo mas pacífico; el
hubieran disputado el viaje de ida, sus tímidas y fac- goberJlador de la isla venia á bardOt y al Hegar adondosas tripuJ.LCionesse habrian opuesto con armes á lu de pudese ser oido, pidió palabra ue seguridad perempresa, y LUllca hubiera siùo descubierto el Nue- son al , en caso de entrar en la carabela. La concedió
va Mundo.
desde luego el Almirante, pero los portugeses, desconfiallos y poseidos de sillIeslros designios, se conCAPITULO Ill.
servann á una prUllente distancia. Ya no pudo Colon
por mLS tiempo reprimir su indignacion, y acusó al
T1U1ÎSACI;lONES
E~ LA I~LA DE SA:'\TA
MARiA.
goberllador de perfidia, reprendiémlole la injuria
(f49::.)
que h¡cia no solo á los monarcas de F.spaña, sma á
AL enviar ~l bote á tierra, supo Colon que la isla su proJio soberano, call tan deshonroso ultraje. Le
adonde había llegado era Santa María, la mas al Sur ct\\ hizo iLller su rango y dignidad: le manifestó sus palas Azores, ) propia de la corona de Porlugal. Cuan- tentes autorizadas con el sello real de Castilla y le
.lo vieron los habitantes al ancla aquellijero buque, alllenaLó con la venganza de su gobierno. La contesse admiraron en extremo de que hubiese podido sal- tacion de Castañeda fue un desahogo de ~u arro¡;anvarse de la lormentl que hIbia durado quince dills' cia, ULa muestra de desprecio hária los deaetos del
con nunca 'ista furia; pero el saber que aquella monar,~a, y una série de insultos á Colon, y concIumisma barca tan combatida de tormentas, traia nue- '16diciendo que él se habia ajustado á las órdenes de
vas Je un extraño pals ruas allá del Océano, se llena- su señllr.
ron de sorpn sa y de curiosi,lad. A las preguntas de I Desl,ues de un ocioso altercado se volvió el bote á
los marinero; del bale acerca de un sitio en que pu- I la playa, dejando á Colon muy iucierlo eon aquella
díesè anclar ia carabela, respondierun señalando un j hostiliLad inesperada, y temeroso de que en su au(merto cercal1o; pero cuande iba ;í partir el bote, pu- 'I sencia se hubiese declarado guerra entre la Espaila y
dieron persuadir á tres marineros á que se quedasen! el Porfugal. Al dia siguiente se levantó un tiempo
en tierra, pan contarles particularidades de aquel pe- ! tan pr(:celoso, que fueron los españoles arrehatados
regrino viaje.
del surgidcro, y tuvieron que darse á la mar Meia III
Por la tar.le saludaron lres hombres la carabela ¡s;a de Sali :l1iguel. Grandes fueron los obstáculosqUll
desde la isla, X habiéndolos enviado el bote, traje- se vierm precisados á superar durante el espacio de
ron á bordo l.allinas, pan y Jtros refrescos de parte I dos dias en que estuvo en gran riesgo la combatida
deJlIun de Casl:JÏ1edil, o(}lmnador ,le la isla, que I harca, ~on la mitad de la tripulacíon QIl t'errai sien-
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C;.ISI'AR
mayor parte de los !Juequellaban á bordo, ó gentes no acostumbradas al mar, 6 indios, i~ualmente
Nlútiles en una navegacion dificil. Por·forlm1a, aunque venialllas olas muy altas, no habia aquelJas mares atravesadas que tanto los habían fatigado antes;
de otro modo, yendo la carabela tan mal provista, no
hubiera fjodido sobrevivir á la tormenta.
Aplacóse algull tanto el temporal en la tarde de122,
y resolvió Colon ancJar en Santa Marín; Poco despues
de !lU llegada vino un bote COlidos eclesiásticos yun
escribano á bordo. llespues de un cauteloso parlaJTIento,y de exigir palabra de.seguridad personal, suhieron á./a carabela, y suplicaron de parte de CastaÎ1eda que se les permitiese ver los p:tpeles de Colon,
asegurándole que estaba el goberoat/or dispuesto á
prestarle cuantos servicjo~ pudiese, si en efecto nflvegaba como súllllílo de los soberanos es~ñoles. Bien
€onoció que era aquella una mera maOlobra de Castalleda para cubrir su retirada de la posicion bostil
que habia tomado; pero refrenó su lIldi~nacion, y
liando gracias por los amigables ofrecimIentos del
gobernador, y mostrando sus patentes satisfizo sin di/icultad á los sacerdotes y al escribano. A la mañana
siguiente se pllsieron en libertad el bote 110s marinen,s. Estos habían reco~ido informes de los habitllntes durante su detenclOn, que esplicaban la conducta de CaslaÎleda.
Celoso el rey de Portugal de que la expedicion de
Colon interviniese en sus propios descubrimientos,
mandó á sus comandantes de las islas y puertos distantes se apOllerasen de él y le detuviesen. donde
quiera que lo vieran. Eu cumplimierito de estas 6rdenes Iiabia Castaileda pensado sorprenderlo en la
~apiUa , y frustrándosele aquella ¡ntencion, quiso
atraerJo Ii su poder por estratajema; pero le encontró
ya prevenido, y no pudo lograr su intento. iTal fue
el recibimiento del Almirante á su vuelta al Antiguo
Mundo! ¡Lúgubres preludios de las contrariedades y
'ejaciones con (lue se le recompens.aria por toda sU
vida, uno de los mayores beneficIOSque jamás hombra alguno derramó sobre sus semejantes!
l\o)a
CAPITULO IV.
LLF.GADA
it. rOllTUGALVISITAit. u CÓR'ttl.
)
(t493.
PERIIAl'iECIÓ
Colon dos dias mas en la isla de Santa
Maria para procurarse Icila y lastre, operacion que
Il! impedia ejecutar la fuerte resaca de las costas.
Habiedo cambiado el.viento al Sur, 1 siendo tan peli~roso para su anclaje, como favorable para el vIaje
de España, se dió á la vela el 24, de febrero, y tuvo
buen tiempo hasta el 27 , cuando á las ciento veinte
y cinco leguas del cabo de San Vicente le asaltaron
de nuevo contrarios vient6s y una turbulenta y
trabajosa mar. Colon, que h~bia opuesto continuamente su fortaleza de ánimo á los mnumerables peIigros y contratiempos que s~ opusieron á s",empresa
desde su concepcion; peliwos que parecían aumentarse á medida que se acercaba al deseado puerto, no
podia reprimir sus quejas al verse, por decirlo así,
rechazlllto en los umbrales mismos de su casa. com-I
parilba las rudas tempestades que bramaban por las
t;ostas del Antiguo Mundo, con las suaves brisas,
lilS aguas y odorlferos aires que suponia reinasen perpétuame!lte en las felices regiones que habia deseuhierto. Bien pueden, esclamaba,los sagradosteóJogoll
y liIGSOfOIl
doctos decir que está el paraíso terrenal
en los últimos confines del Oriente, porque él es el
mas templado de todos los climas.
Despues de muchos dias de tormentoso y adverso
tiempo, Ú. eso ~e la media noche del sábado 2 de
JIlano hirIó súbItamente una ráfaga el buque, rasI'lándole todas las velas; y como continuase luego so'
rlandocon irresistible violencin, se vió obliiado á
y ROIG.
navegar á palo seco, y amenazado con la muerte it
cada instante. En aquella hora de oscuridad y tribulacion levantaron los marineros sus plef5arias al cielo.
Sortearon cuál debia ir en peregrioaclOn y descalzo
á Santa María de la/Ceuta en Huelva, y COlOOde ordioario, le tocó á Colon su cumplimiento. Era singular la ocurrencia repetida de esta circunstancia. LasCasas, en alas de su sublime misticismo, la COIIsioora
como una inlimacion de la divinidad ,baeiendo saber
'al Almirante que eran poré( aquellas tormentas, para
/mmillar su orgullo, é impecJir que se abrogase la gloria de lin descubrimiento, obra prodigiosa de Dios, y
para el cual habia él servido solo deinslrumenlll_
Notáronse muchos signos dela cercanía de tierra,
que supusieron fuese la costa de Portugal; pero creció la tormenta á tal punto, que dudaron si alguno
sobreviviria hast.1l1egar al puerto. Toda la tripulado n
hizo vOIO,si se le concedia vida, de ayunar el sáhado
siguiente á pan yagua. La turbulencia de los elelllentos creció aun mils durante la noche. Estaba la mar
quebrada, incierta y montaÎlosa, ora arrebatando en
alto la débil carabela, ora precipitándola con violencia
por interminables abismos. Cala la lluvia á torrentes:
serpenteaban en todas direcciones las exhalaciones
atmosféricas, y el fragor del trueno resonaba por todos lo~ ángulos del cielo ..
En la primera guardia de aquella noche espantosa, dieron los marineros el ~iempre deseado grito
de tierra, queflumentó entoncessu alarma. Nosabian
adonde estaban, ni adonde acogerse. Temian que los
arrastrase el mar á las costas, ó los estrellase contra
las rocas; y así la misRla tierra por la cual tanto habian suspirado, se les convirtió en objeto de terror.
Replegando sus velal se internaron en el mar cuanto
les fue dable, esperando con ansiedad los primeros
albores de la aurora.
Al romper el dia" de marzo se bailaron enfrente
de la roca de Cintra, á la entrada del Tajo. Aunque
poco confiado de la benevolencia de Portugal, la
conlinuacion de la tormenta no le dejó á Colon otra
alternativa que buscar asilo en sus costas; y Hsi, an·
c1óá las tres eDfrente de Rasteno, con alegria ardien·
te de la tripwBcion, que dió á Dios fervorosas gracias
por haberla librado de tantos peligros.
• Los habitantes vinieron de varias partes de la playa
á cl1n~ratularlos por su milagrosa conservacion. Habian eiltado observando el bajel ansiosamente toda la
mañana, y orando por su rescate. Los marineros mas
ancillnos del Tajo aseguraron á Colon que no habíau
jamas conocido invierno tan crudo: muchos buques
estaban ya hacia meses en el puerto á causa de la
inclemencia del tiempo, y êran numerosísimos los
naufragios por toda la costa.
Inmediatamente despues de BU arribo espidi6 CoIon un correo al rey y reina de España, con las mag·
nWens nuevas de su descubrimiento. Tambien escribió al rey de Portugal, que estaba entonces en
Valparaiso, pidiéndole lIcencia para ir con su bajel á
Lisboa: habian cundido rumores de que venia la ca¡. rabela llena ùe oro,
y no se consideraba seguro en
la boca del Tajo y en la vecindad de un pueblo como
RaslelIo, escasamente poblado c\e atrevidos y menesteroso&'babitantes. Para librarse de toda mala intdi·
geDcin respecto fi la naturaleza de su viaje, aseguró
al rey que no habia estado en la costa de Guinea, ni
en n!nguna otra colouia portuguesa; ~illo que ~en!a
de CIP3!lgo y de los conflnes de la India, que habla
descubIerto navegando al Occidente.
Al otro dia, D. Alonso de Acuña, capitan de un
grande navlo de guerra portugués, estacionado en
Ra~telIo, rogó á Colon pasase á bordo de su huqUl~
'I para darle euènta
dtl su~o y.¡le si mismo. çontestó
este que sus ùerechos l' dlgDldad como AlmIrante de
sus magestades católicas DO le permitian dejar Sil
buque, ni cllYiar lÍ nadit' en su lugar. Masno tau prou-
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VlllA y VIAJL.S HE t:1l151ÓIlALeol.o:'\.
G!l
se vieron \'c,Ligios (le ¡';Olll\ , p,.rcriaque
esLaoa la isla ' las islas y cosLas putliel'on haber IllIralJo I.:on a 80mbro
desi/lrta; la l'ulJria ulla riea y tlcllsa 110I','sta; al¡,:ulltlS !"tlfmi bhles fl'¡¡glllenLos tll~ !J;JI'l'OSl'Ul'OJle08 que haárLull's eSlahan Cil 1101',olros car"a.los dc d"SCOIlI]¡'i· :,iall h'l'I,ci.\o cn In~ regillllrs opu(~sLas del Océano y
dos frutos, \'arios otlorífe¡"I1s, elltrc l'lS cual(~s I(~uia ' ¡l'lla, ,I poco Ú poco Ú las suyas.
uno la hoj;ldc laurcl y la f:'aganeia del clal"o.
I El 'll1imo tic Jos I'SpallOles fuc 1Il1r1'ihJ¡~y proflllllla·
De alii SI dil,ron á la vcla para olra isla de mayor; I'Wllt} herido por /,t \'isla de \'a1'ios huesos humanos,
cxtension,
londe tuvieron ùcasion de admirar el •.le- \'csti ~ios, segulll'fc)'('I'lll1 ,de los Ilefandos festincs de
vado pico I e una encumhrada
1l1OnLaiia, que :luia a(/ucJus sahajes. Bauia cráneos colgados por las callIallauliale~ dc purisimas a,,;uas, hasLa I/ue pill' Úl; illlO SiC;, lue serl'ian aparelltenlcllleut,~
de vasos y uLcnsi-villicron tí c Jlnprcnder que era el cruler de un \'olcan.
lios d,)[nésLÏt:os. Estos tris tes flbjelos les revelaron que
A trcs leguts de clislallcialistinguieron
un inml'n"o
l'stalali cn las mansiolles de Jas caniou cs 6cariurs,
torrenle, d,!sp(~lláudosc por un prccipicio dc tan in- l'l'l'al les y l'l'races guerreros, cuyas predatoJ'Ïas CXPllmcnsa altlu a, qUClusando LIS palabras del dcsl:riplor,
dicio·)cs '! sallguinario caráeter les habiau hecho el
parecía qUll se (lelTnmunha de los rielos; y de tai LerroI' de aquellos mares. Hubicndo vuelto 1'1 hotI',
modo sc ro;upia y sc rormaba su espuma al citer, qlle continuú Colon su navegacion l'omo rios leglws, y an
algunos Je creyeron al plincipio un Iceho .Ill 1'111'01 I rió a: auocheccr en un ]lllcrto l¡¡¡st:!1Ite c{lIuodo. Esulanca, A e,La isla, llamada ]lar los iudills Tllruqucitcndíase la isla por arlurlla parte 2;; lepuas, erizada
l'a, le dió el Almiranle l'i IIl1mure de (;l1adalupc, Ila- por altas montailils y cuuierta de espae:osos valles y
uieudo pro nelído it los reli¡.;iosus d,' ;\;l1estra SCIl(lra extCl.sas llanuras. Se veian POI'Ia costa relJl:eilos lude (;u¡ulalupe l'n Estrellladura,
dar elnolllure
dc su gare, y chozas, cuyos hahitallLes hníau :unedrenlados
vocaciou iÍ t1~una tie las til'rras ll'le dcsèuuriese.
a I ve' la l'seuadra rodeaudo sus lierras. A I amanecer
[lcsemuarcan¿o
el 4 \'isitaron un lugar cerca tic la pcrmitió Colon desemoarcar
á I'arios capi[¡IllCS cou
playa, cUY(IS habitantes IJllyerolllÍ SIIS \'ista, a/gunos
algullos homures pura que se e~rllrzasell ell aurir co·
allalHlonan io deteITor ha~ta sus hijos. Los espallOles
mercia con los haLJit:mtes. Se divillieroll Cil partidas
colmaron á estos de caricias, al~íll:loll~s Ü los hrazos
y yoh'ieron por la t.ïrde con UII lIlucllacho y varias
cascnbdes \' otras cosas .tt' preeio haladi, con el oh- mnJe~es, algunas de /a isla Y otras cauli\'as. Estas
Jeto de esti'par la mala irnprr.sioTl rlllc Ilal)ian cansado
{¡Itiu,as conlirlllaron á Colon ell /a idea ce qlle estaba
ell eláuimll de sus padres. Esta l'ol1\;lcioll, como las ('n lu, islas carihes. Supo que los haLJituntes se /liIldan
IlIUS de ¡H(I.!lIa islit, se e,) "IHlIcia 1!Ilwiute ú treinLa
aliad) Ú los de dos is/as n'l'illas, v !jIlC /caci;'n jUlltos
casas, edIl ca(\as alradctler ,le una cspl'eie de plaza guerca á lo(his las otras.lhan
Ij sus eXj!e.licíolles
prepúhlica. L,.s casas eran I'arl'àlas;i
Jas de Cuba y datoIÏi's l'n calloas, /casta III distancia d~ ciclIto cinEspailOla, :' estaban talllh,,'n formadas de troncos de cllenl a leguas. LIe vauan por armas arl:OS y flechas,
árbolcs altr ruados COll callas y r:llllaS, v l'nuiertas de cllya, puntas l'l'an espillOlS dc peces ó condIns de torhojas de pa lIJa. Eran cuadrad;l' y III) cii'cularcs corno tnga, ell\'enell;ldlls COli eJ jugo de cierta yerha. De
IllS de las «tfilS islas, y cada una 11~lliasu umbral ó esla--;lIisa armildo~ invatlianlas \'ecinas islas, lIevanpúflico qu,~ la defen(liese ;IcI "01. La ('ntrada de una dose Cllll";:.;O;Í las III1IJI~resj6vellcs para redul'irJas it
.In el.las cslaba adornada e,Hl in!:igl'lll's de serpienLes
la co ldiyioll de sus esda\'as 6 cOI~paTlelaS, y aprísio
Illedhlllallll'lIte
en[¡llIadas ell madcra. Los lIlueulcs
lIan/ o a IllS /colllbrns para que SlrV~eSf!U de pasto tí
crall los n,ismos; /camacas Cil l'l,des de algodon y sus f ~rocl'S illstinlos ..
utensilios d(~ calahazas ¡\ halTO como los mrjore~ tie
[hsplles tic oil' tau rorll1idahln dnscripcion de los
EspaÏlola. i lauia graudes I'alll idades de al¡.(Il/I"OUITU· natu~lIll's de esta isla, sohl'e(~ogitl ,í f.o/r'n grandc iu.Ill, en hilaza y hecllll (nia d\\ IIwdialla ul'dinmhre,
quie lIt\ por J;i 1I0C/lflal vel' que I)il'go Marquez, COlpiY nlUchos :trcos y flechas CIlII las punl.1s de hueso.
t.allt l~una "Illas caraIJP/as, 110\'olvia con ocho homI'arccia qn3 ahulHlahalllas
pl'ol'isiolll'S, Hahia gansos
hres Ijne In acompallahan.
I1ahin dcsemharcado
sin
tloméslico~ corn,) los de EJropa, y loros tan grandes
[iccllcia por la lIlallilna tcmprano y ext-a\'i;íllose por
como galli las, con plulll;ljtl azul, \'l'l'de, blallCo y los blsr¡ues, sin que se sllpiesemasdcél.
A/siguientc
escarlata, pues l'l'ail 'Ie la eS!lléndida especie llamada
tlia 11111poeo tOfllaron él ni sus compaiieros,
COli lo
de guacamayos.
Tnvieron a Ií 1'1 fcliz ]mJ/¡¡zgo de la que ~r/lciú el cuidado rie Colon, 'lue reeelaha huhie¿mana ó piila dll Indias q~w tallto rl:lcer cansa geuesen ,ido asaltados pOI' tropas ti falanges de !nd!os,
ralmcnte r or sn fragillh'll< y cXljnlslto sauor. Al exa- pO!'(jJe ~dgullos de ellos eran tan eIpe~los nalllicos
minar esta; casas \'iel'onn :Ia sartell de hierro, /0 cllal que se ~u pOli ia que hahiéndose perdid,), fúeilllwnle
les pareci{ extrallO por no Imhl'r enconlrado
alltcs
sahr:lll \'olver guiados por las estrellas. Se ellvi¿lroll
aqnelmel,"
en el Nue\'o "nndo. Fcrnandù Colon su- ell Sil uusca partidas, cada una con lin trompctero
pOlie empl 1'0, que cstari;¡ fabricaùa de cierta cspecie
que "ocase llamadas y seilales. Se dispararon cailllna·
de pieclra pesada qne se lnlb en las islas, la qHe adzos t'n Il)s buqnes y arcauuces en las playas, pero siu
\juiere qUl,mada la apariencia de IlÍcrro lustroso, y ct'ecto alguno; y por la noche volvieron las pnrtidas
pudierou l'rcerlo tal en su 11I'/~I:ipi'ado l'x¡íll1cu; auucansldas de su Illfructuoso servicio. lIabian visilado
rlue adlllitt:qUtl podia ar!uelutensilio
hahe~\'enhlo de vari;s r11l1'l.aSen qlle hallaron/as
'lue ~onsi'¡el'ah¿1ll
EspailO/a, pero eu/as islas unuca se eneuulró hicrro
pruebas Ilel canioalismo dc los nalurabs,
pern t'aluativo.
cllla las J!or cicrto para mitigar sns aprellsiolles resOtro objelo de cspecul;:cíOH y sorpr"sa l'ne un co- pect);í la sncrte de sus eOlllpaiwros. Mil'lIIhros huda~lll, pieïa Ile la popa de UIl huque que tan¡[¡il!IlI~Il- man)s col¡;arlos en Jas l'.asas y C~OIlIOel r;índose !l[ll'a
('uIlLraron. ¿ Cllmo pudo III'¡.;ar hasla atllwlla~ illl'xplnCOIl\ erlirlns /!n aliuwlllos, y/a c;¡ueza dn Ull j."V(,1l
rallas riue!'asdoIlJe al pafl'l:l'!' j,lIlI;ís babia puesLo su ret:Ï/!1l 11lIh'rto y todavía deSallf~r;¡ndMr,
C(\U olras
planta laf~ \'i1izaeion? i.S(~['ia at:aso reliquia d.! alguna
pall!s de su CUl!rpO hir\'icndo,
mezclada call Carne
emuarcaeion
de los paise~, c1cl.\sia, de que suponian
de glll,;os y loros, y asándnse al fuego.
l'star ccrc l, Ó parte quid de la earaoela que perdió
![;¡bíallse aproximado aquel rlia nllll'llOS i:llligenas
Cnlon en !(u primer \'iaje 1m Española, ¡¡ bien algull
¡í lOf hajeles desde la costa, pero cualldo se aproxifragmenlo de Ull barco europeo que habria 110tado;'1 maolll Jas botes huian ¡í los bosques ó1Í Jas montañas.
lr;n'í!s fiel \ t!ÛnlÏt:o? Esto Últilllo e!'a In mas prubabll).
Alg,-uas mUJI!res S:l presentaron
it los espailOles piLns corriwtes
cOllstantes que cmpiczan casi des.\e
tlién.lolns amparo ,dicienllo que eran cntivasde
otras
las coslas de Africa. causadas por la variedatl é inisla,. Colon mandú que se decorasen ce,n cascaueles,
eonslancia
de los \'ienlos, (Ieben á veces llevar los sarlls rie cueutas y abalorios, y las en\'í6 á la playa,
despojos d ~Iantiguo mundo al nuevo ; y mucho antes
espcralHlo por su medio atraer á visitar/o algunos de
del uescul rimicnto de Colon, los scucillos salvajes de los isleños. Tornaron inmediatamente
á uordo, dc-
I
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10
lIlilllll\TDCA
DIl GASPAJI , ROIG.
mandando un seguro asllo y desprovlstál; 'de su equipo ¡Habian pasado ya muchos dias desde s u desnparirobado por los feroces indIOs. Supo por ellas el Almi- cion, en los cuales, si viviesen, parecia imposible
raote que los mas de los hombres de la isla estaban que ni hubiesen sido hallados ni sabido volver á los
ausentes, habiendo salido poco anles el rey con diez buques. Iba, pues, á dal'se á la ,'ela, cuando con uni(lanoas y trescientos guerreros á cruzar en husca de versai alegria de la Ilota se vió en la costa una seil3l
(lautivos y bolin. Cuando iban los hombres á estas hecha por ellos. Cuando entrarou á bordo, sus macicspediciones, se quedaban Jas mujeres á defender de lentos y descarnados rostros daban á conocel' las
invasion sus costas. Eran expertas flecheras, parti- horrorosas contrariedades que les habían Ilsaltado.
eipaban del espíritu marcial de sus maridos, y casi Habiéndseseparado l'or acaso de la linea recla cuando
les igualaban en fuerza é intrepidez.
entraron por los bosques, penetraron sin saberlo mas
Además de las fugitivas que se habian refugiado á y mlls en la isla, hasta verse del todo exlraviados.
bordn, vinieron tambien algunos muchachos igual- Por muchos dias anduvieron' perplejos por descamimente cautivos, y que aun gozaban \;da por un ex- nada~ Ilorlistai, tan densas que casi excluian la luz
tr-dordinario refioamientode la crueldad. Supieron los d:ll dia. Subieron montañas y rocas, vadearon rios y
espafioles que acostumbraban los caribes criar los lucharon poren medio de zarzales y espesuras. Aigu·
much¡¡chos prisioneros hasta que fuesen hombres, y nos, que eran expertos marineros, treparon por tOil
enl$0rdarlos entonces para sus Iie~tas, privándolos de árboles con la esperanza de ver las estrellas para tovirIlidad para que fuese su carne mas tierna y sabro- mar por ellas rumbo, pero la frondosidad de la ramas
sa. Es tan repugnante á ]a naturaleza humana la idea y follaje les cerraba tot~lmente la vista del cielo. Los
del canibalismo que de buen grado achaca riamos ei' mas horribles temores se habian apoderad/) de su
tas relaciones á errores y cuentos de los viajeros; áni~o, y recelaban que, creyéndolos ya muertos, ('J
pero los alirman positivamente escritores demasiado AlmIrante se haria á la vela, dejándolos en llqup.1deveraces, y son ellos en si demasia10 curiosos para sierto, separados para siempre de sus casas y de las
pas,ulos en silencio.
moradas de los hombres civilizadllll. Al fin, ya casi
Colon estaba perplejo sobre el sistema que adopta- reducidos á fa desesperacion, llegaron (lOrcasualidaó
ria. Ansiaba por un lado llegar á Española y asegurar· :í la orilla del mar, y siguiendo sus márgenes vieron
se del destino de ]a guarnicion que allí habia dejado, con inexplicable gozo que estaba la Ilota anclada toy le impacientaban todas las dilaciones: (lor el otro, davia. Trajeron C<lll ellos varias mujeres y muchachos
abandouar aquellas riberas sin ir acompañado de los indios; pero no habian visto en su peregrinacion
hombres que se habian internado en la isla, era de- n¡nguu hombre, pues la mayor parle (le los guerrejarlos abaudonadosá iU mísera suerte y al capricho de ros estaba, como se ha dicho, ausente en una eIpelos canibales. Dejar un bajel tripulado que esperase su dicion.
vuelta, era exponerse 5.perderlo por mil accidentes
A pesar de los trabajos que habian surrido y del
que podian sucederle en aquellas salvajes costas y gozo que causó á Colon su vuelta, creyó importandesconocidos marei. En esto Alonso de Ojeda, aquel te, en servicio tan delicado, castigar toda falt.l de
jóven y atrevido caballero, de quien se ha contado disciplina. Puso, pues, arrestado al capitan, y quilt,
una anécdola relativa á la torre de la catedral de parte de la racion á los marineros, por haber abanSevilla, se ofreció voluntariamente á penetrar con \Ionado sus sitios sin contar con su consentimiento.
cuarenta hombres hasta el interior de la isla yexploCAPITULO III.
rar todas sus florestas en busca de la genta extraviada.
Se aceptó este ofrecimiento; mand6 el Almirante que
CRVCRRO POli ENTRE L4S 'SUS
CARIBES.
mientras estuviese ausente se proveyese 108 buque~
( f493.)
de leña yagua. y dió¡ermiso para que saliesen parte
de las tripulaciones lavar su ropa y recrearse en la
LEVAl'lDO ancla el iO de noviembre, navegó Colon
por la costa de Guadalupe hácia el Nor-oeste. en euya
playa.
Álonso de Ojeda entró con los qne le siguieron en direcion, segun SllS prorios cálculos y los inrormes
todas las llore stas vecinas, y marchó Mcia el inte- de los indios, toparia ctln J:\isla EsrailOla. Las mujerior, descargando arcabuces, sonando trompetas por res tecientemp.nte venidas á bordo le habian hablado
los huecos valles, y desde las cimas de montañas y de olrl\s islas al Sur, y asegurándole que por el mismo
precipicios; pero todo en vano, solo el eco respondia punto se extendia tambien el continente, noticias qlle
ti aquellos atronadores sonidos. Lo espeso de las halló des pues verdaderas; pero t~1 era entonces Sil
selvas y bosques, que florecian con todo el vigor y deseo de llegar al puerto de la NavIdad, que no quiso
lujo de la vegetacion de los trópicos, hacian la mar- ensanchar sus descubrimien tos. Siguiendo por aquel
cha dificil y fatigosa. Ojeda lo veia todo con el prisma hermoso archipiélago, dió nombre á Jas islns en el
novelesco de unjóvén aventurero, y trajo Jas noticias órden en que se le aparecia n. Monserrate. Santa Mamas exageradas acerca de los productos naturales ría de la Redonda, Santa María de la Antiguôl V San
del pals. En el olor aromático de los árboles y arbus- Martin: otras varias islas se extendian hécia efNortos de las florestas imaginaba percibir la fragancia de oesla y Sud·este, todas muy elevadas; levallténdose
ciertas gomail yespecias preciosas. Vió mucllOs p¡íja- altas montañas, y visliéndolas hermosos prados, sin
ros de los trópicos de desconocida especie, y tambien que por ninguno de estos alicientes se deCIdiese Colon
halcones, garzas, milanos, palomas silvestres, tór- â visitarlas. Estando el tiempo bastante tempestuollo,
tolas y cuervos. Creyó asimismo ver perdices, que anclaron el Uda noviembre en una isla l/amada Ayny
solo habia realmente en la isla de Cuba, yoir el canto por los indios, lÍ la que le dió Colon el nombre dl>
del ruiseñor, desconocido en el Nuevo-Mundo. La Santa Cruz. Fue un Iiote á tierra con veinte y cinco
isla, empero, abundaba en frutos, porque s.egun Pe- hombres para procurar agua y noticias, acercallel
dro Mártir, siendo los canibales gente salvaje y aven· rumbo que llevaban. Hallaron un lugar de que los
turera, y recorriendo todos los paises vecióos en sus hombres habian huido; pero pudieron asegunr a1gnescursiones, traian de ellos las semillas y raices de nas mujeres y muchachos, los mas de ell08 cauti\·o~
todas las plantas provechosas. Tambien dice que se traidos allí de oteas islas, porqup, tambíen era aquella
hallaba miel en los árboles huecos y en las aberturas morada de caribes. Bien pronto pudieron experimende las rocas. Tan abundante era en aguas esta isla que lar el feroz valor é increible crueldad de esta horrible
Ojeda cnenta. haber vad~a~o veinte y sei~ rios en el raza. Mientras estaba el bote en tierra, vino una
espacio de seIs leBuas, SIbien algunos serian vueltas canoa cosleando de cierta parte distante de la isla
con dos mujeres y al~unos indios, y al volver Uli
de la misma cOrrlenle.
Colon dió al fin por perdidosásus nueve hombres. cabo, se vieron de pronto ell rrente de la flota europea.
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nlJA y nAJES
OF. C1ISTÓOAI, COLO:\'.
asomhndos al osp,eclo de lo que debier;m haher
creído una terrorllira y sobrenatural aparicion, se
quedar<.n por algun tiempo mirando en silenciosa sorpresa. Tan absortos estaban en su cont~mrlacion,
que ell ate que venia de la orilla tuvo tiempo de aproximarse á ellos sin ser visto. Tomaron al notario sus
canaletcs 6 remos, y auisieron escaparse, pero aunque la li¡;era canoa volaóa pnr la superficie de las oudas, el bogar seguido de Jas remus le fue sacando
ventaja, y le cort6 la retirada, poniéndose entre ella
y la tien a. Viendo que era en vano apelar á la fuga,
tomaron sus arcos y Oechas, y se volVIeron fierarnente contr.l sus persegnidores. Las mujeres peleaban la
mismo foue lus hombres. A una fie ellas la tratahan
eon deférencia y veneracíon, como si ¡uese su reina.
Iba esta en compañía de su hijo, jóven (dice Pedro
Alártir) ie horrible talante, de sombrío entrecejo,
ùuenas carnes, tierna cr.tadura y aspecto de leon. Armaban los arcos con admirahle fuerza y agilidad.
Aunque los espafioles se cubrian con sus rodelas,
quedaron dos heridos sin tardanza, y la /lecha de
una de IlS heroinas atravesó un escudo de parle á
parte.
Para evitar esta lluvia de saclas, que hacia mas
formidable el temor rie que estuviesen envenenadas,
lanzaron los españoles violentamente su bote sohre
la canoo, hundiéndola con el choque. Los fieros salvajes, enipero, continu,lron peleando en el aglla; y
manteniéndose á "eces en Jas sumergidas rocas, des·
cargaban sus flechas tall dièstramenle como si es tuviesen el tierra !irme. Los mayores esfuerzos fue
necesario poner en práctica para yencer y arrollar a
tan terrihles enemigos. A uno de ellos le hallaron
traspasad) de un hote de lanza, y .nurió poco rlespues
de salir il bordo, yel hijo de la reina estaba herido.
CUillldo entraron eu los illlques, no pUllieron los espallOles nlenos de admirar su in(lomable espíritu v
liera aspedo. Tenian el cabello largo v grueso, y los
ojos rude¡ldos de colores que les ùaha"n la expresion
mas siniestra; ceñíanse firmemente con bandas de al·
godon los lJrazos y pieroas, dejando descuhiertas las
partes mu:;cuJares, para que se hinchasen yadquiriesen desllllsurado bulto, Jo cual consideraban ellos
como grnrde belleza; cosfumbre que reinaba entre
algunus tr,bus del Nuevo-Mundo. Aunque cautivos y
aherrojados, en poder d~ sns enemigos permanedan en SI impavidez y amenazador talanle. Pedro
Mártir, qlU flié con frecuenl;ia á verlos cuaudo estaban en España, dIce por (~speriencia propia y de los
que le acompaÎraban que era imposible miradas sin
cierta rep~gnancia que rayaba en horror: j de tan
terrible y amenazador rostro los habia dotado natnraleza! Esta sensacion la causaria sin duda, ó contribuiria á ¡¡rorlueirla, la idea de (lue eran caníbales.
Ell la conlÜ'Ilda referida, se¡:;un el mismo escritor,
asestaron lils inllios Oechas emponzoiíadas, v lino de
108espaÎIO]ls herido por mano rie aquellas hembras
batalladora!; murió de la herida al poco tiempo.
ContinuanLlo su viaje descubríó Colon apiñadas
muchas islas de varias formas y apariencias. Algunas
verdes y cu,)iertas de florestas, pero la mayor parte
desnudas y estériles, y coronadas de escahrosas
montaÎl8s, .:on muchas J'ocas de un 8zul brillante,
y otras de lesplandeciente blancura: estas Sllpll'W
Colon, con ~u acostumbrado deseo de teñir torlos los
objetos con os rayos de su udiente fantasía, que con·
tendrian m¡o~s de ricos metales y píedra¡; preciosas. Comn h,s Islas estaban muy cerca unasde otras,
y se quebraba Ja mar violentÎunente eu los estrechas canaJe,: que las dividian, rra pcligl'oSO entrar
en ellas COI' b~jeles grandes. M~nt~niéndose pues
mar adentro, envió Colon urla carahela peqlleiía con
vela latina Ii reconoccrlas, la que \,o!\'iÔcon nolicb
de que había al parecer mas de r:incucnta islas, pl'ro
lotlas desiertls. A la mayor (Iúl grupo le pll~OColon
'14
f.unta Ursula, y á todas las otras ias once mil vírrenes.
Hetaroando el reconocimiento de ellas para lo Stlcesivo, continu6 su rumbo hasta arribar una tarde á
tna granóe i~1a revestida rie hermosas /lorestas, y
circundada de seguros puertos. Le llamaban los natJrales Boricon; pero él le diú el nombre de Son
J\lan Bautista, y es la misma que tiene hoy el de"
Fuerto-Rico. Era este el suelo natal de casi todos los
c'lutivos que Ile habian refugiado eTllos buques, huy~ndo de los caribes. Segun su descripcion era fértil
y populosa, y la regia un solo cacique. Sus habitan·
HS carecian de espíritu emprendedor, y tenian pocas
Cillloas. Estaban contínuamente en lucha con los ea·
dbes, sus implacables enemigos. Se habian hecho
g lerreros, por Jo tanto, para defenderse, y uS3ban
clavas y Ilechas; y en sus encuentros con las huestes
cllribes cometian con SllS enemigos las mi5mas atrocjja{lt~s que estos les habían enseñado, devorando los
prisioneros en venganza.
Despnes de seguir por todo un dja la hermosa cosla
dE esla isla anclaron al extremo occidental en una bahíl abundante en pesca. Al desembarcar encontrarOl un lugar indio construido, como de ordinario alre ledor de la plaza, parecida á un mercado, y con
una casa muy grande y bien concluida. Un espacioso
ca,?ino conducia de ella á la .mar , con enrejados dtl
ca'la en ambos lados, y ¡ard([\e~ frutales dllntro de
elllls. Al extremo de aquella seuda ha~ia una especie
de azotea ó atalaya, que dominaba muchas leguas del
mH. El conjunto tenia un aire de cultura IÍ ingenio
superior al que se veia en la residencia comun de 109
¡n( íos, y se asemejaba á la mansion d'lalgun caudillo
¡m¡lOrtante. 'l'orla J empero, estaha dl~siert() y silencio;o. Ni (In ser humano pudieron descubrir durante
su :lstancia en aquel asilo. Habian huirlo los naturales, y ocultárlose al ver la escuadra. Despues de dos
dia.; se hicieron de nuevo á la vela pam la isla EspaÎlol l. Así acahó el crucero por entre lo~ caribes, la
des'3ripcion de cuyas lieras y salvajes gentes recibieron con vehemente curiosidad los dectos europeüs,
que la consideraban como resolucion de un oscuro
pro )Iema desventajoso <Í la humana naturaleza. Pedro
Mártir, en su carta á Pomponio Laetlls, anuncia el
hecJlo con pavorosa solemnidad. c( ¡ Los cuentos d6
los ;.estrigones y Polifemos qne de carne humana se
nutrian, ya no son dudosos! ¡Leed, pe:"otened cuent~l n1 se os ericen los cahellos de hornr !"
Ri de fado punto probable que mnchas de las píntura;; (lue se nos han riada de esta si~gular raza de
gente ¡ayan deril'ado su triste colorido del miedode
las i ¡dius y de las preocupaciones de los españoles.
Erar; Ins caribes el húrror ùe los indios , y la pesadilla
de Ie·sespailOles. Las pruebas que se prl~senlan de su
caniilalismo deben juzgarse con mucha circunspeccion, por la descuidado é inexacto de I.1sobservaciones de los marineros, y la preconcebida creoncia del
heel).) que existia en los ánllTlOSde los cspaiioles. Era
usanw g¡meral enlre los naturales de muchas de la~
islas y de otras partes del Nuevo-Mundo, conservar
los rt slos de sus dUuntos, parientes y amigos. A veces t~do el cllerpn; otras Ja cabeza 8,)10, 6 ¡¡Igun
mierr bro disecado; y otras, en fin, nada mas que
los IllIesos. Estc.s, r.uando se encontraron en Jas viviendas do moraban los habitantes indigenas de la~
EspailOla, coatra quien no existia semejante preocupaciol, se miraban regularmente como reliquias de
los muertos, conservadas pur afecto ó reverencia;
pero ':\Ialquiera de semejantes restog, hall¡ldo entrt:!
los caribes, se miraba con horror, corno prueba de
su ca!libahsm(l.
El helic050 y altivo carácter de aquello, isleoos, tan
difere:Jf.e dd de las pusílánimr.s naciones que los rodeaba'l, y el ancho campo que dabau á sus empresas
y expeiiciones, como IdS trihus errantes .\1'1 Antigllo_
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ï2
llllJl.lOTECA
DE
Mundo, decian necesariamente distinguirlos. Se les
educaba en las armas desde su infancia. Tan pronto
como sabian andar les ponian sus intrépidas madres
el arco y l1echas en la mano; y los preparaban á tomar
temprana parte en las arriesgadas em'pl'esas de 8US
padres. Sus atrevidas expidiciones mantimaslos hacian observadores é inteligentes. Los naturales de
Otras islas no sabian dividir el tiempo mas que en dia
y noche, en sol y luna; mientras estos poseian algun
conocimiento de I~s estrellas, por el que calculaliall
el tiempo y las estaciones.
GASPAR
Y ROIG.
cadena que eslabona los extremos de la Florida y de
la costa (le Paria, en el continente del Sur. El arr.hipiélago que se cxtiende de Puerto·Rieo á Tobago eru
su principal guarida. y la isla de Guadalupe su ciudade/a. Desde aquel punto lanzábanse á atrevidas espediciones llevando la guerra á todos los países circllnvecinos, que amedrentaban CIII su presel'lCia.
Desembarcó multitud de eliot! en el continente del
Sur, y se apoderó de al~nas partes de tierra firme.
Se han descubierte lambien sus huellas mUl en el
interior del pais por donde lluye el OriMCo. os holandeses hallaron colonias de ellos en Ins márgenes
del lkoutek¡¡ , que desemboca en el Surinam, por el
Esquivi, el Maroni y otros rios de Guayana, y en el
pais que riegan los caudales del Cayana; y aun pareceria que avanzaron hasta las costas del Océano del
Sur. donde, entre los indígenas del Braiil, haliia algunos que se llamaban caribes, distintos de los otros
indios por su valor, constancia, sutileza y arriesgadas empresas.
El trazar las huellas de estas tribus en sus emigraciones desde las montañas de Apalaquia. en el continente del Norte, por el grupo de islas que esmalta el
golfo Mejicano y mar Caribe, hasta la costa de Paria,
y lo mismo por en medio de las ustas rl1giones de
Guayana y Amazonia, á las remotas playas brasileñas,
sf'ria una de las investigaciones mas curiosas de la
historia primitiva, y derramaria torrentes de luz en
puntos misteriosos, que envuelven en tinieblas muchas cuestiones de alto interés para el Nuevo-Mundo.
CAPITULO IV.
LLEGAD!
AL
PUERTO DE L.~ NAVlDAD.-DES.\STlU::
I)!!:
LA FORTALEZA.
( 1493. )
It
. /
¡ /
! ~.
Caribr.
Las tradiciones que restan de su origen, aunque de
suyo inciertas y poco valederas, pueden hasta cierto
punto verificarse por !lechos geográficos, y abren una
(le Jas ricas venas de curiosas investigaciones de que
abunda el Nuevo-Mundo. Se dice que emigraron de
Jos remotos valles formados por las montañas Apalaquias. Las primeras noticias que de ellos tenemos
Jos repreaentan con las armas en lalllano, contmuamente empeñados en guerras, conquistando su camino y mudandQ su morada, hasta que con el tiempo
se encontraron al extremo de la Florida. Abandonando luego el continente del Norle, se pasaron á las Lu~ayas, y de allí gradualmente en el discurso de los
años, de isla en isla, por aquella verde y dilatada
El 22 de noviembre llegó la Ilota á una grande isla,
que no tardó en reconocerse como la extremidad
oriental de Haiti, ó segun la llamaba el Almirante,
Españoln. Prevalecia la mayor escitacíon en la armada, pensando todos que pronto acabarian su viaje .
Colon anticipaba el gozo def puñado de valientes que
en aquel desierto habia dejado, esperando recibir de
ellos inestimables noticias relativas á la isla y mares
adyacentes, cuando no montones de tesoro ••.Algunos
marineros qUIlhabian hecho el otro viaje, recordaban
los agradables días pasados en las deliciosas florestas
de Haiti; y los otros aguàrdaban impacientes participar de la vida y esc·enas que se les habían pintado
con todos los hechizos de la ílusioll. con todas las
galas de la poesía.
Mientras la escuadra rúdeaba lentamente lascoslas,
fué á ellas un bote para enterrar á un marinero vizcaino, muerto de resultas de heridas ponzoñosas,
abiertas en la escaramuza de los caribes. Dos carabelas se quedaron cerca para guardar la tripuJacioll del
bote mICntras se hacia el servicio fúnebre. Vinieron
algunos indios á los buques, portadores de un mensaJe que enviaba cierto cacique de las cercanlas para
el Almirante, cOllvidiÍndoloá ir á tierra, y prometiéndole grandes cantidades de oro; pero Colon, desf~so
de llegar á la Navidad, rehusó la invitacion, regRló á
los mensajeros, y continuó su mmbo. Despues de
navegar gran espacio , arribó al golfo de lasFIf\chas,
el mismo en que h¡>~a tenido un encuentro con los
naturales en el otro viaje. Allí mandó á tierra uno de
los jóvenes indios que le habian &compañadoá España, donde entró en el gremio de la Igtesia Católica.
Iba galanamente vestido y colmado de regalos, y esperaba Colon favorables efectos de las descripciones
que daría á "us compatriotas de las maravillas que
había visto. y de la boudad con que se le habia trat.tdo. El indio prometió hacer mil amistosos esrul~r¡os
en favor de los espailOles; pero ó bien olvidó estas
promesas al entrar en sus montañas y libertad natura-
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VIDA Y \,I,\JES
les,
Ú lllt víclima
7:1
¡mero,' con tina cuerda de esparto e:;paj'¡ol alada al
I cu"lIu y Jos brazos exlendidos yamarrndos
por la mu·
I Ïlel:a Ú un madero cn forma de cruz. Los cuerpos es1\taLan ya tan d~s{j~urados, que no les fuc dahle aclivi·
nal si eran .de IIIdios Ú ùe curopeos. Siniestras dud¡ls,
empero, comcnzaron
á circular, y se vieron confir. majas al olro dia; porelue al visilar la playa hallaron
Ú clrla distancia
de los primeros otros dns cucrpos,
I un,) cle los cuales tenienllo barbas, er;1 eridenlemen·
te JI caù{¡vef de UII hlanco.
I.o~ dorados suelios de ColoJl al ace-caniC tí la Navitl'lll, ~e tornaron entonces en negros presentilnienl' tos" La fiereza
de (Jlle IlUcian a!;!rde algunos de l!ls
hal<ltantes de aquellas Islas le haCia dudar de la amistad de los olros; y empezó á tcmer que alglÍna cles. graciél. huhiesr, aeaccielo á Arana y su guarnicion.
[lE 1:111>Tl;IUJ. f.UJ.O:'l.
(lc la I~nvhlja que debieron excitar
su opulel cia,! su elcf'allcía. Jamás sc volviti á lener
dc 1'1llOLci¡¡s, Solo un indio dc los quc habian esl¡¡c10
en EspaÏJ \ quetlaha ya ell la Ilota, UII jÚ\'CII lucayo,
Halura] II,~la isla de Guallahani, que se hahia hallliz;:·
Jn ell l3a 'cdona, lIam;íllllosc como el il81'10:Jtln del
Alllliralll'\,
lIicgo Colon, y cJuc, lid Ú hs ohli"aciones COlltl ;¡itbs, guardó siempre puro Cil Stl pccho el
scnlimicl In de la ambta,l quc Ikst!e un priucipio ha·
¡Jia prnrl\~ aLlo á los espaÏ)oles.
El 2:j ;,n!:ll) Colon en el puerlo Ile jlonlp- CIJrisli,
deseando el('~¡r sitio propio para Ulla col0llia, cerca
~II:la corr elite que habin lIalllado e~ su prilllcr viaje
IllO ùe] 010. Al recorrer algullos lTIarJlIrl'OS las costas,
ellcontralOn Cil la verde V h('nJeda orilla dl~ JIll arro~'o los cuerpos de un homhre y 1111murhacllo; el pri-
I
IJlI~iuse,l
C:IIlO:.
1:1 mOlle [.aneo, cm pelO , COll qlle mucIJos indios J;no de ]03 iudios era primo llrl carillu,' r;1\:ll'an;¡gaf.C present.Lron cn los buqucs , y la conducta librc y ri, [ traia al A!llIir¡1I1le un rr¡;a/ll tiC dos IIIlisl'ar;!';
tlesell1harazulla.quc
tenial , mitigaron algun tanlo sus allol'llallas lip- nro. Colon pre~lIl1tÔ ilJlnrdiillallll'lIl1'
sospechas, Si huhil,::~en :llellt;lIlo cOII!l'a la vida y. sepor l,g r,spal,olns flue hahi;1II IJlIrdado rll fa ¡,la: 1:\
I:;llIil(;ul tir los r,spalloles, 110 Sil IlIIlueran tan 1;1I.:J!- l'l~s[1ur.sta fliC algo confusa ,IÍ fjuiz:í IIIr.l 1~lIlelldill;"
lIIe~lll\ I'nl'I'~adu en matH'S de sus COmp.11Ieros.
p;¡e~, Diego Culon , solo jlltérpref.n iudio fine Ilahia á
I:l27111~ ~Úal anoelll~rcl enfl'(\ntn dr,1 punrlo dr, la hor( o, r,ra (h~ las I.lIcayas, cuyo Jl'nguaj". S" dili'I'(~II'
N;J"idatl, ~ anclÓ á Ilna le~lIa dl~ til~ITa, 110tlecidiénciall1 del tir, IIayti. Dijole;í C%n, (Jlle muchos t'S!':Idosc á ent 'al' en {~Ido norlw, lt~I!tl'rOSIl dl~ las rocas.
Ïloh!, hahian IIlllerto naturalllll'ul.l',
utrfls I'll lI11a
,':r: ya dell1asiatlo lard" pal';J dislinguir Jos ohjetos.
coul ielllla ocurrida entCI~ n/lus mislIlos; y algllllos
¡'III,¡;()il~lIk cie satisf;¡r"r sus dudas, mandó disparar
rl'ti,;í,!ose;í dil'crsos l'ar;Jjes de la isla, doude habia
dos t~;¡j'IOII·IZOS.I\rSlllll', e ('CO tIc l'lias pOI' la costa,
t'Jill: do cada lino lIlu..Jlas mujeres indias. (.lue Guajll!rO 110 l'l' ,I¡,'Ú d fuerl", Totlos los ojos bllscaban la can~g;Jrí !Iahia sitio atacatlo p,lr C;Jon;tI,o, el liern r,a1m (Ir, algl,na seilal; totlO!; lus o¡dos escuelrabiln cscieflu dc Jas auril'l'.I'as montai);ls de CiLao, qne k ha1)l'rando o l' alglln al!listcso grito; pero ni se vcian
Lia Ilerido en la !talalla y (1\\l'.lIlado su ciudad, y (lile
lne)s , ni se oial! l'ores, ni se perciLJa seÏlal de "ida: esla Hl malo de la heritla I'U 1I11achoza de Jas ccrca.l)tJ!¡era Ii nehlas y nlllrt:11 sil,'ncio.
nias, la cual le bahia impedido ;t/l"esurarse [I dal'
'luchas iJoras p;ISill'On I'll tristisima su;:pl'nsioll y al Aimirante ]a hienrp-nida.
dcsalicn,to Se presenta~:~.1 mil im;'tgenr.s ~'lesilsLrosas
,Pt'r tristes I'ple pudicrau parecel' a![UCSlaS llUl'ras,
dd lle,t)~I" ,le la gllarnl~¡)U, y Illdo~ ans,laLanla luz , Irbel'la~on :I Colon de caer yn liOITI )I,~ssospc,'!¡;¡S
'\c 'a Il)all; ua para tcrllllllar ,laulrmlJle
lII~e.rlldlllll- 'I A!II.'·[lIe olros desastres 11I:bll:S."~1deSll".li'.:U .Sll :':\1;11'':re, ,\ 1I1,'IJa noclre se ac( ¡'COllll:! calloa haCia la C5- ¡IICIUJ, no lwllla SIdo l'sta l'II'IIIU:l de la perfidia,J"
,'I;; ,Ira, y prf'glllllaroJl
I"s, iudills desde lejos quP- si los n Itu;.des : Sil hllcna opinillu de la HI! Ilileza y honyenia alii II Almirante. ll¡blendoll~s rnostraùo su hJl- d:lIl de los indios no habia sido e(luivo"ltla,
ni hahia
qlll', se acrrcarOIl Illas, pl~r" 110quisieron sllhir á lIP-i'll do el cacique la admirar'iOIl qlle su henél'ola
I,onlo I¡asla ver á c.olnnl'erSOlWIIl,lCllte. Se mostró,
'ospit¡¡fi~ad men'cia, Lihr6!i1! ;,sí dl\ all argas pellas;
;lllIS, pllr till lado d!'.1"".1,1 , Y Iwhlcnrlo con una ¡:n- pOl'lpe slCrnpre rue rln :"I(las grandes s, utiI' tCl'l'i""'·
,1I1'<'lmíltlld"II',lllll ,u lorI., nil jllJtli"l'lIl1 clllIlar dl: SLI 1f1l'1Ir, ]i1~ ¡)cs;:rar.i,,:;, T:IIII:J:I'Ul'j\'i:11I ,r/I'II!1nS I'" I"
Jll'e:;CW:J¡¡, Lutoncc" rnlt.ron
IH'lda. siu cli/lo;ulL.1t1. , r.~l!Jil:iolJ elll1lJu" dl'icl1l!u.t:!r¡:, pllf' 1.1¡,LI; 1'11,ul"
,I
f.
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i~
BIDLlOTECA
DE
GASPAR
Y ROIG.
oirian la llegada de los buques, y se apresurarian á parte con la esperanza de recibir nuevas de ahlll
presen tarsé en ellos, bien iustruidos en las interio- disperso i~~ivid_uode los suyos, yen p.1rte lJusc.1~do
ritlades de ella.
mejor poslcl.on pa.ra otr~ fuerte. Despues de Ulia leSatisfecha -de la amistosa disposicion de Jos natu- gua. de ca!llIllo VIÓ vanas chozas, cuyos habitantes
l'ales, recobró la gente de Colon parte de su alegria. htlblan h~ldo , llevándose consigo cllanto pudieron,
Obsl'quiaroll mucho á los indios que habian venido á y escondlen?o lo demás entre Jas yerbas. lIal/¡jrons.~
bordo, y contentos con varios regalos se volvieron en en ~lIas artlculos europeos, que ciertamente no se
la mi~ma noche, promelienrlo venir otra vez por]a .hablan adquirido en cambio; tales como medias, pie.
maÏlana con el cacirlue Guacan¡igarí. Los marineros zas,de tel~, el ancla de la carabela perdida, y un rico
esperaban la aurora ,:on nlt'Jor ánimo, creyendo que traJe mofiSCo que estaba lIun doblado del mismo
se renovarian· el tralo cunHal y agradables esceuas morlo 9ue habia ~enido de Espailll.
del primer viaje.
llablCndo considerado el Almirante con dolor los
,Lució ]a aurora, levant,jse el sol en el horizonte, esparcidos restos de aquella horrible catástrofe se
declinó la tarde, sumergióse el sol en la!; ourlas, cu- encamin{¡ oí las amontonadas ruinas. Las excava~iobrieron las ondas todo el espacio, y el cacique no nes y rlesagÜe rIel pozo Iwbi;\IJ sido infructuosos' no
cumplió su prometida visita. EllIp~zó á temerse que -se halló ningun tesoro. Pero cerca del fuerte de~cu.
se hubiesen ahogado los indios fi"e vinieron á bordo brieron enterraùos por diferentes lugares los cuerpos
la noche ant,eriq¡', por haber hebido IJelllasiarlo vino, !le once ho.mbres, cuyos trajes mostraban ser euroy ser Lm frágil su canoa. Hallia, empero, un silencio peos. Haillan estado bastante tiempo en la tierrll
y apariencia de rlesercion por todas las cercanías, en pues habia crecirlo la )'erha sobre sus hucsas. En el
extremo sospechosos. Ell el precedente viaje fue el discurso del dia empezaron á dejarse ver algunos inpue\·to teatro de animaeion contioua; canoas resba- dios, que se mostraban á largas distancias tímidos j
lando sin cesar por las claras a!luas, y numerosos desconliados. Sus recelos cerlieron gradualmente á
grupos de indios en la playa, baJO los árboles ó na- los ~ignos amisto!'os de los espaÏloles y algunos pedando á las carabelas. En estl),no se veia una canoa, ,quenos regalos, hasta trabar franco trato con los
ni los saludaba un indio desrle tierra, ni se levantaba navegantes. Sabían·a]gunos de ellos unas pocas pa:'
hUlllo alglUlOde entre los árboles, que diese indicios labras castellanas, y los nombres de todos los espade habitacion humana. En vano esperó por mucho Î\Olesque habian quedado con Arana. l'oreste medio.
tiempû Colon hasta Ilue se vió precisado á enviar un y con la ayuda del intérprete, pudo hasta cierto pun~
bote con el objeto de reconocer la costa. Desembarcó to averiguarse la historia de la guarnicion.
la tripulacion , apresurandose. á llegar donde la fortaEs di~na de noticiarse esta primera huella de la
leza habia sido erigida: solo hallaron en su lugar al· civilizaclQn en el Nuevo-Mundo. Los que hahia Ill'jadu
gunas quemadas ruinas. Estaban destruidas las em. (;OJen en la isla, dice Oviedl'l, exceptuando el comanpalizadas, y presenta~a el conjunto la apariencia del daBte dq Di~o de Arana r otros dos ó tres, eran
saqueo y la destrueclOn. De trecho en trecho en- poco ~ces
de seguir los preceptos de tan prudeote
contraron cajones rotos, desperdiciadas provisiones, va,ron, ni de lleseropeñar hiS'espaciosos cargos que
y desgarradas reliquias de trajes europeos; tristes sobre sus hombros pesaban. Se componia la pluralid¡lll
indicaciones de la suerte de sus compañeros. No se de ellos d~ geDte soez ó de marineros que no podian
]es acercó ni un indio. Vieroo que dos ó tres.]es ob- conducirse en tierra con sobriedad v moderacion.
servaban por entre los árboles; pero desaparecieron
Apenas perdieron de vista la vela del A"lmirante, se I~
ul percibir que los hahian visto los espailoles. No en- desvanecieron del ánimo todas sus órdenes y consecontrando quien rudiese explicarles la melancólica jos. Aunq'le no eran mas que un puñado de hombres
escena que tenian delante, volvieron con abalidos rodeados de trihus salvajes y sin otro amparo que Sil
corazones á bordo, y contaron al Almirante lo que propia prudencia r la bondad de los n¡¡turales, empezaron á cometer desde luego los mas feroces y cruehabian visto.
Mucho se contrist6 el ánimo de Colon al escuchar les abusos. Los incitaban á perpetrarlos su avaricia
noticias de tamaño bulto, y estando ya la escuadra en ,r grosera sensual idad. Queria cada cuall/enar de por
el puerto, desembarcó él mismo á la ll1ailana siguie¡¡- si su cofre de oro, y no se contentaban con el buen
te. HallÚ las ruinas segun se le habian descrito, y éxito logrado entre las mujeres indias á pesar de ]11buscÚ en vnno los restos rle los caù:í veres. Nose veian berles dado Guacanagarí á cada hombre dos Ú tres
JlY<lS
huellas de la guarnicion que los rotos utensi- esposas p'or lo meno~. Apoderábanse, valiéndose de
lios y llesgarradas rOIl<ISdipersas por la yerba. Esto la I'uerza, de las vestimentas y allornos de los indios, y
les hizo formar mil congeturas y suposiriones. Si la len,lian redes alpudol'y castidad de susesposasé hijas.
fortaleza hubiera sido saqueada, podria aun sobre- Ocurrian entre ellos mismos incesantes luchas sobre
vivir algun indivÍlluo de la guarnicion, y haber hui- los mal ganados despojos ó los favores de las beldades
.10 de las cercanías, ó estar cautivo leJOSde ellas. Se indias, y veiari con asombro los sencillos isleilOs
dispararon cailOnes y arcahuces con la esperanza de aquellos hombres á quienes habian adorado como
que alguno de los que pudiesen haher escapado si venidos de los cielos, abandonados á las pasiones
estaba oculto entre las rocas y espesllras inlllediaths, menos espirituales ùe la tierra y aeometiéndose IllS
oyese la seital y viniese á ellos. Pero todo fue en vano. unos á los otros con ferocillad mas que brutal.
Pero ui estas disensiones hubieran sido peligrosas
Un triste y funeral silencio reinaba en los alrededores. Renacieron las sospechas de traicion concebidas conservando el gr¡mde precepto Ile Colon, de no Sl,contra Guacana~ari, pero la huena fe de Colon jamás pararse de la fortaleza, ni relajar ]a vigilancia milipudo darles entero crédito. Continuando su investi- tar; precauciones que pronto olvidaron. En vano ingacion, vieron que la ciudad del cacique estaba re- terpuso su autoridad don Diego de Arana, en vano se
ducida á un abrasado monton de escombros, lo que presentaban cuantos motivos podian ligar á los hommostraba que él hahía sido envuelto en el mismo bres ('il un país extranjero. Pereeió la disciplin'a, acabóSBla subordinacion y el ónlen qUI!dó muerto para
desastre que acabó con la guar~icion.
,
Habia Colon dejado órdenes a Araou y u los otros siempre. Muchos abanllonaroll el fuerte y vivian des·
oficiales para que enterrasen los [psoros que se pro- cuida mente y al acaso por las cercanías; cada uno exiseuraran;óenca~ollerepentin(l
peligro, los arrojasen tia para sí solo, ó se asociaba cuando mas, con alguna
al pozo Ile la fortaleza. ~land"', pues, !fue se hiciesen pequeila partida de confederados para injuriar y desexcavaciones por entre las ruinas, y se desaguase el pOJará los otros. A!'íempezaron las facciones hastaque
pozo. Mientras se practicaba esta il\'eriguaeion, pro· se levantó la ambicion paracomp]etar laruina de aquel
cedió con los botes á explnr:ll' los ~drederlores, en núevo imperio, Las dos personas que había Colon deja.
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VInA Y VIAJES'1I~: tJ..lSTÓIlAL
COI.ON.
75
cOmo ugar-tenicrilc:; ~ &UCeSOl'e~
e~ el THn~](lof~n i u(:s dema~oé(os ?mhiciosos, por ~obcrnar uu pequeilo
caso necl'~ario Pedro Gutl errez y RodrIga de ~,scúve: fue~te en el desIerto, y obtener el m,ndo supremo de
do, se aprovecharon ~e estos desór~enes , aspIrando a tr llnta y ocho hombres.
participar de la autoridad y all,n á ejercer la supremaCAI'ITULO V.
cia. Acaecieron violentas contIendas en que fue muer·
to un esp¡' ÎlOllIamado Jacome, Nohabiendo alcanz',ldo TflA~SAeelO;'iES
co:\'LOSNA1U\ALES.-;;OSPECIlOSA
COIsu objeto, abandonaron el,fue!"te Escovedo YG~tlerrez con Iweve de BUS partldarlOs y muchas mUJeres,
Dl:CTAD~;r,¡;.\CA:'iAGAllÍ.
y todavia resueltos ,lÍ mandar,. volvie~on sus te,:!den(1493.)
ciasá distinlas empre's~s.HabIe~rlo ailla maravtllosas
LA trágica historia de la forlaleza, segun el relnto
descripci mes de Jas mUjas d,e Clbao. Yde las doradas de los indios, vitia á conlirmarse por (,tras conductos.
arenas dl sus montaña'; y rIOS, salIeron pura aquel Ur a de los capitanes, Melchor MalrJenado salió con
distrito (onliados en ates'orar eu él inmensas rir¡ue- s~ .carabela á costear hácia el Orhmte, p~ra buscar
zas. Asi s l desentendieron de' otra importante órden SItIOen qlle formar un estaLlecirniento. No habrían
de Colon. prohihiéndoles sal,;r de Jas amistosos ler- auu navegado trcs leguas, cuando los ahordó una
rilorios d;: (;uacana8arí. La reg!on ~qu,e fueron e~taba ca'lO;1cO,ndos indios" Venia cieparle de Guacanagarí,
l'nia interior de la Isla, ·~nla pr,llVIllC¡ade Maguana, que enVIaba ell (\lIa a un herlIlano suyo, para suplí .•.
regida po" el famoso Caonabo, l!amndo el s,elior de la carle, en nomhre del cacique, viniese D visitarJo Ii
Dorada Casa. Este céleb:'e caudIllo era carIbe de na- tierra, á un pueLlo rlonde él se hallaLa cnfermo. Malcimienlo, y estaba poseicù de la liereza ,Ygenio ave n- dO'lado desemharcó sin tardanza con dos ó tres comturero de su patria. Rabia venido á la ISla.como un pa-leros. Hallaron á GlIacallllgarí cojo en su hamaca
aventurel o, Yadquirido porsu valory capacJ(llId ta~!o l'Ofeado de siele de sus mujl~res. jlauifestó el caciqu~
nscen,lier te entre aquelias gentes senCIllas YpaclÍl- gr¡ n dolor de no haber podido visitar al Almirnnte á
:::ls,quellegóáserunode
sus prineipales ca,ciques. La qu en eSlaba ansioso de vel'. Contó vnrias particul~fallla hizo resonar en toda la Isla sus atreVidas haza- rid~,des respectivas ,! lo~ desastres de la guarnidon,
ñas; y le tellian los habitantes universal Y pavoroso YdIJO que él )' SllSsuhdltos ¡Iahi¡¡n he'cho por defenrespeto p'Ir su origen caribe.
der/a, mostrando la plern:tque aun tenia vendada rie
Caonabo habia por rr,ucho tiempo mantenido gran- re>uIt~s de SIl,S!leridas. SIIS noticias correspondian
de impOrllncia ell la isla como héroe de aquel mUlloo COllIas ya recllJIllai. Dp.spues de tratar á los espaÎIOsalvaje, Cllando los bajeles europeos aparecier~n ines· les con su acostumbrado respeto y hJspitalidad dió
fleratlamente en las costas. Las asombrosas plllturas á CIJa uno \'arias pil'zas d,~oro,
'
de su poder y proeza~, llegaron hastn las montai¡asde
,lIa mafwna siguiente fliP.Colon en person? á visiCaonaho, que no careciL de razan para percibIr que tal' al cacIque. Para darle á cOllocer bien su actual
habia de ,[eclinar su consecuencia nnte tan formida- po(ieriù y su importuncia, se presentó con una nubles inva~ores. La partda de Colon le hizo esperar mer?Sil comiti\'~ de olicia/n,; superiores, ricamente
que solo flese su invasio!/ pnsajera, y Jas contj,~ndas veftlllos, Óculllertos de relucieute armadura. Hallay excesos de los que pe:manecieron allí, movieron ro[ á GU:tcanaga~í reclinado en su hamaca de a/go:11par de ;il odio su conlanza. Apenas llegaron á sus dOli. Mostró emocll1nes proru ndas al ver al Almir'wte
dominios Gutierrez y Escovedo con sus gentes, creyó y Il'tblú i~mediala mentn de la muerte de los cs~año:
;seguro el tl'íunfo que de~eaba de los ahorrecidos ex- le. VertIó raudalesdcaLulldantes lágrimasrefJriendo
tranjeros. Apoderóse de los fugitivos, Ydióles súbita los desa.stres ,de la guan!cion; pel'D se de tenia,
muerte. Juutó luego en secreto sus súbditos, Ycon- COI parllcularrdad, en expiJcal' J'l que él mismo llaLia
'certando lianes con el crcique de ~Iarión, cuyos tér- hecho en def~ns~l de ~~s huéspedes, seiliJlando mu,ritorios Iilldaban al Occi(blte con losde Guacanagari,
ch(,~ de los IlldlOS aill presl~ntes, qlle habian siùo
àetermin,i dar un repentino asalto á Ja fortaleza. ¡wlldos en la batalla. Al examinar Jas cicatrices se
Salió deslls montañas, atravesó silenciosamente vas- yió que Jas JJeridas habian sido en efecto de ar!nas
tísimas florestas y /legó con su ejército cercadeJ pueblo !fIdanas.
sin haber sido descubierto. Con/hdos en la suave y
Colon quedó prontamente satisfecho de la buena fe
pacifica condicioo de /,)S'ndio~, habian 103espaÎlOles de ';uacanagari. Cuando se acordaba rie las muchas
olvidado (¡ s precauciones militares, yvivian en la mas pr~~ba,s que en la é~oca dd uaufragio le habia dado
descuidada seguridarl. Solo quedaban diez hombres de rllmltada generOSIdad y frnnqueza, no podia creeren el fuerl e COI1Arana, y estos parece que 110 tenian la clpaz d.eIan negro acto cl~perfidia. Efectuóse múguardia aguna. Los otns eslaban alOjados por Jas tua cambIO ~e rega,los. L(\ dJÓel cacique ochocientas
cercanias. En el silellcio lie la noche, lanz;íronse Cao- cuentas de cler~a pledr,a l/amada ciba ,,/ue él considenaLo y su~ guerreros con espantosos alaridos sobre ra~.l muy preCIOsa, cIento de oro, Una diadema del
la forbtlCi~a, se apoderaron de ella antes que los !fI1S:nOmetal, y tres calabazas pequeñ.ls llenas igual.
espailOles tuviesen lugar de tomar Jas armlS, y 1'0- meIltc de oro e.~ polv9; DIas creyó qne se le sobredearon é it;cendiaronlas C1SUSen que losotros hlancos pl1J,ba en mUlllfJcencJa al recibir algunas cuentas ùe
dormian, (!uedaronlos europeos completamente sor- vidrio, cascabeles, navajas, alfileres, lIgujas; espejiprendidos Ocho huyeron aImaI' delante de los salva- lips pequeilOs y adornos de cobre, cuyo metal prefeles y se ahogarou en el/a; los demás fueron claSpeda-¡ rran al oro.
zados. Guacánagari Ysus ~;(¡bditospelearon lealmente
Ll herida de que parlecia Guacana¡:¡arí estaba en
en ¡Iefeusa de sus huéspedes; pero no estaudo ariies- una pierna, y fa debia á una pedrada. A in~l'mtradus en las artes Léhcas, quedaron con facilidad I cias del Almirante consintió que la examina.e 'un
derrotados; Guacanagari fue herido en la aceion por ciru jano de la escuadra. Al mover las venrlas ~o se
la mano df Caonabo y ~u "il/a reducida á cenizas.
halllron signos de ninguna herida aunque se enTai es la historia del primel' cstaLlecimiento euro- cogia de dolor cuando Je manoseab~n el silio enferpea en el N?evo Mundo. Presen~a, ell dismin!ltiva mo. Como habia. tran,scurrido tiempo desde la batalla,
escala un resumen de los fH'oseros VICIOS
que delllgran pod a haber~e clc~trJz~do en Jo ('xterior y estar todaI~ civilizacion, y de los grandes errores po}ítÏt.:osque v~a nuy delicada rnterltlr!l1enle. Pero algunos de los
drsuelven á veces I~s mas loder,osos l,mperlOs. La~ ]e- ~lrcu!1s~anles que no hablan estado en el primer viayes Y el ór,bn, relaJlldos por la ItcencJOsa corrupclOn, Je,.11 vlslo la generosa conducla riel cacique creian
sacrificado el bien públic'J á los intereses y pasiones ling da. su cOJera, y la historia de la batalla u~a mera
particulares, agitada la wmunidarl por disensiones fábr la l,nventad~ para cohonestar su p~rfidia. El pafacciosas, 'JUsta que barrenaron y destruyeron eltodo dre Boll, especIalmente, fraile de vengativo espí .•.
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ilE GASPAIl
y ROIG.
ritu, aconsejaba al Almirante dar sin demora en el para resucitar la aRtigua cordialidad y franqueza.
caudillo algun notable ejemplo. Colon, empero, con· Trató á su huésped con muestras de perfecta confiansideraba la materia bajo diferente aspecto. Sus senti- za I y formó proyedos de ir á vivir cou élen su resimient~s estaban el;l favor del cacique. y su corazon dencia, y de edificar casas PQrlas'cercanias. El caclrehusaba creer IDssupuestos crímenes. Aunque segu· que mostró gran satisfaccion al oirlo; pero observó
1'0 de su inocencia, podia Guacanllgari haber temido
que el sitio era insaluble, cOlllose echó de ver eIi lo
las sospechas de los blancos, y elag~rado los efectos sucesivo. A pesar de todas aquellas demostraciones
de su herida; pero las de sus súhdito" ahiertas CQn amistosas, parecia que no se hallaba gustoso el caciarmas inrlias, y las ruinas rle su ci udad, eran para que. El gran placer de Ir,mútua amista,! se habia diColon. pruebas valederas de la veradctad de su hi:;to- sipado. No podia ocultars(, que la licenciosa conducta
ria. Para satisfacer la suspicaz comitiva que le rodea- de la guarnicion hl1'biadisminuido mucho la reve/la, y pacificar al fraile sin saciar su amor por la per- rel/cia dlllos indios hácia sus celestiales huéspedes.
secucion, diJO que \a verrlactera policla dictaba una Hasta la veneradon pllr los símbolos de la fe cristiana,
conducta amistosa hácia Guacanagarl, á lo menos, q~e inc~I?~ba e,lAlmirante como importantisimo mehasta conocer claramente su delito. Tenían á la ~a- dIOde cmhzaclOn , se frustró completamente por los
zon rlemasiacta fuerza para temer su hostictad; pero brutales instintos de sus del'otos. Aunque amigo de
t,)da medictaviolenta, en el principio del comercio eu- adornos, costó fa mayor dificultad persuadir al caciropeo eon los naturales, podia lIenarlos de súbito ter- que á que se dejase colgar del cuello un escapulariu
rol', é impedir sus operaciones en la Isla. Los mas de de la Virgen, cuando supo que era objeto de adoralos oficiales convinieron en esta opinion; y así se de· cion entre los cristianos.
Las sospechlls del crimen de Guacanagari seguian
ddió, no obstante Jas sugesliones inquisitoriales del
fraile, recibir la historia de los indios como verdade- acrecentandose entre los españoles. El padre Boil,
particularmente, le miraba con ùctio, y aconsejaba
ra, y continuar distinguiéndolos con su amistad.
A ruegos de Colon , '~lcacique, aunque al parecer en secreto á Colon que ya que lo tenia seguro á bordo,
sufdendo todavía de la h~rirla, le acompañó á los bu- lo retuvirse como prisionero; pero el Almirantedesques aquella misma tarde. Habíase ya admirado rlel hecM la opinion del :Istulo fraile, como contraria á la
poder y ~randeza de los blancos, cuando por primera buella fe, ¡ti honor y á la verdadera politica. Es dificil,
vez visitaron sus costas con dos pequeñas carabelas; empero, ocultar la mala volunt~d; habla el corazon
pero su admiracion creció de punto al ver la flota an- en el semb]¡mte, aunque esté muda la lengua. El caciclada en el puerto, y al subir al bajel del Almirante, que, acostumhrado en sus anteriores relaciones con
que como se ha dicho, era de los mayores de aquel los españoles il ver todos /08 rostros rqllandeciendo
tiempo. Allí vió á los caribes hechos prisioneros en de gratitud y amistad, debió -percibir la ~lteradon
el villje. Tanto temian los sencillos habitantes de Haiti de laa miradas, y las sospechas y hf\stilitlad secretas.
á aquellos fomidables bárbaros, que aunque los vie- Nu nbstante la f,'anqut!za y corltialidad del Almirante,
rOll encaltenados, se apartaron de ellos temblando, pidió permiso pronto para volver á tu tierra.
A la mallana siguiente estalhlron ciertos movimienfascinados p!)r sus siniestras miradas. Que hubiese
osado el Amirante perseguir á aquellos terribll)s ~uer· tos de mis teriosa agitacion entre losindígeiJas.,Los esreros en sus propias islas, y sacarlos ar,rRsttando y paÏloles no pudieron penetrar cuál seria la causa., pues
atados de sus mismas cavernas, era una tie las ma~ ya noexistia la fáçil y libre comunicacion qmíbahian
yores pru,~bas de la irresistible fuerza de los blancos. Mozadoantes. Un enviado del cacique preguntó al AlColon llevó al cacique por el buque, mostrálldole á mirante cuánto tiempo pensaba continnar en r\ puercarla paso nuevas maravillas. Las varias obras de las to, á lo que c,ontestó que se daria ¡\ la vela al otro dia.
artes, y las desconocidas producciones de la nat""ra- Por la noche vino á los baJeles el hermano de Guacaleza; las plantas y frutus dd Antiguo Mundo; las aves nagarí, bajo el pretesto lie cambiar una cantidad de
rlomésticas de diferentes especies; el ganado mayor, oro; y se observó que hablaba secretamente con las
el lallaI', los cerdos y otros nunca ViSIOSanimales, mujeres indias, y en particular con Catalinll, cuya
destinados á poblar la isla de sus respectivas castas, hermosura habia atraído la atencion de Guacanagari.
le llenaron rle sorpresa; pero lo que mas encanto le Despues de pasar algun tiempo á bordo, volvió á la
causó fue el asp~cto de los caballos. Jamás habia visto costa. Puede inferirse de los sucesos posteriores, que
cU1HlrúpedosquI' no fuesen de lIluy breve talla; 'y así la ,ituacion de la belleza indininOalllll el cor;¡WII del
no se cansaba de admirar el tamaño de aquellos cacique" y que le cautivaron sus gracias, y con una
Hohles animales, su grande fuerza, su orgullosa apa- especie de lIináta galantería, intentó Iibrarla de la
riencia y perfecta docilidad. Consi,leraba estos ex- servidumbre.
A mf1dianoche, cuando estaba la tripulacion sepult.ruorrlínarios objetos COIIIO
otros tantos entes milag('osos. haJad'ls del cielo, que aun creian region natal tada en el ~rimer sueño, despCI'tó la intrépida Catalina á suscompañeras, y les propuso hocerunatrevido
dé los b:ancos.
Ihan á bordo del buque diez de las mujeres que se esfuerzo para recobrar la libertad. Estaba anclado el
hahian Iibracto cte la cautividad de los caribes. Eran ,buque á tres millas de la playa, y la mar bastante agilas mas naturales de la i.;la de Boriquen, ó Puerto- tada; pero las isleñas sabia n Jugueteár con las Olidas,
Ricfl. Estas atrajeron desde luego la atencion del y consideraban el agua casi como su natural élemencacique, que se supone tenia uno de esos COrazones to. Descolgándose cauta y silenciosamente por un
creactos para Rmar. Entr¡) en conversacion con elias; lado del bajel ,se con liaron á la fuerza de sus brazos, y
porque aunque los isleilOs hablaban diferentes len- nadaron bizarramente hácia la orilla. Con toda su preguas, ó lo que es maS probahle, rliversos dialectos caucion, oyó algun ruido el centinela. Ói6se el grito
de alanua, se trípularonlos botes, y les rlieron caza
ctelmismo idioma, podian entenderse medianamente.
Entre estas muj'~res se distinguill, por su elevacion de en la direccion de una luz que relucia en la costa,
modales y su hermosura, una qne admiraban mucho moniliesto falial pata los fugitivos. Pero mal grado
los españoles, y á quien habian puesto CataJino. El toda la fueria del remo, ial era el vigor de las ninfas
caeiqne le habló :epetirlas veces con extre~ada gell· marítimas, que llegaron Iibresá tierra. Cuatro se apriliIezll y modulaclOn de voz, mezclando qUizá en Sil sionaron de nuevo á la orilla; 'la heróica Catalina con
discurso la com[lasion con la cortesía; porque aun- el resto de sus compañeras se escapó de la persecuque Iihres ya de los caribes, estaban ella y sus C6m- cion de los españoles, internándose en los bosques.
A los primeros albores del nuevo dia fué Colon á
p:'lleras hasta cierto punto cautivas en los buques.
Se oh8equió rlcspues con nn refresco al caudillo, é pedir los ~ugitivos á Guacanagari, exigiendo que tos
hizo Colon cuantos esfuerzos estuvieron de su parte buscase 91 no estaban en su poder. Pero la resitlencia
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Oriente rle !\Iollte-Christi, lugar que le pareció á primera ,ista de alto interés y no escasa importancia.
ErL el puerto espacioso y domínndo por una punta
de tie~ra que protegian de un lado un baluarte naturai de rocas, y del otro una noresta impenetrable, presentillldo elconjunto ventajosísima posici,)n para una
fortill~za. Dos rios, uno muy caudaloso y otro de menor cauce regaban una verde y her/Msa llanura, y
ofrec'an cómodos remansos para la ereccion de molinos. h un tiro de ballesta del mar, en las márgenes de
uno ce los rios, habia una poblacíon india. El suelo
parecia fértil, las aguas abundantes en excelente pescaria yel clima templado y suave; los árooles estaban
en !J'Jja, los arbustos en flor, y los pájaros siempre
eant2ndo, aunque era á mediados de diciembre. Aun
no conocian los españoles la temperatura de aquella
isla fllvorecida, nunca visitada por los rigores del inviern,), donde se suceden y aun se entremezclan perennfmentelos frutos y Jas nares, y bril:an sin interrupcion las galas Je la naturaleza.
Ol:'(l poderoso motivo para formar allí su establecimiEnto, fueron las noticias dI.' los indios del lugar
adyacente, asegurando que lus montor-as de Cibao,
adonlle se encontraban las millas de oro I no estaban á
mucha distancia, y se extenrlian casI paralelas al
puerlo. Creyó se, pu es, que no ¡¡odia haber simacion
mas favorable para la colonia. Empezó entonces una
esce/ a interesante y animadísima. Oesembal'caron las
tropa;; y gente que pertenecia al servido de tierra
con ks trabajadores y artifices que habían de emplear:
se en edificar. Las providonl's, artícul-JS de tráfico
municiones y cailOnes para la defensa é implemento~
rletoc as clases, fueron trll nspertados á tierra, asi como los animales y aves que habian padecido mucho en
el viaje, especialmente los caballos. Vnl plácida alegría ~e apoderó de los ánimos al escapar de la fatigosa
estredJez de los barcos, al pasar la verde y tirme costa
'f al r'lspirar la fragancia <lelas praderias y florestas.
Se fO"mó campamento en los lindes de la llanura al
rededor de Ull pequeño lago, yal poco tiempo eSl~ba
ya todo en actividad. Así se fundó la primera ciudad
cristi ma del Nuevo Mundo, á la cual dió Colon el
nombre de Isabela, en honor de su real patrona.
Se :'ormó un plan proyectando calles y plazas, segun
el CUi I debia edificarse la ciudad. Se emprendió CGn
la mayor diligencia la ereccion de un templo, de un
¡¡lmacen de provisiones y de una residencia para el
Almirante. Estas se labraron de piedra, y las casas
particulares de madera, mezcla, cañas y otros materiales; permitia la urgencia apremiante de atender á
las primeras nllcesidades, y por un corto tiempo todos
se ejercitaban con el mayor celo.
Este animado teatro se entristeció pronto por las
enfermedades que empezóá padecer la gente. Los que
no estaban acostumbrados al mar, habian padecido
mucLo por el encierro de los buques y el mareo incidente á la navegacion ; tambien afectóla salud de otros
el ma:llenerse por tanto tiempo de provisiones sa ladas,
muchas de las que estaban ya en muy m!11estado, asf
como la gal/eta que se habia puesto mohosa y decaida.
En tit,rra, antes que se labrasen las casas, tuvieron
que r'lsistir ademas grandes inclemencias atmosféricas. Las exhal!lCiones de un clima húmedo y cálido y
de ur suelo v/rgen, los vapores de los rios y el aire
parado de aquellas espesas ycerradas florestas, y hasta
la prcdigiosa vejetaclOn conmolia desagradablemen te
los cLerpos acostumbrados á vivir en paise~ heridos
por l,)s mstrumentos agrícolas y tan profusamente
poblados. Las labores necesarias para edificar la ciuâad, je~emLal'a7.ar los cam{los hformar las huertas y
plant Idos jardines como deblan acerse muy de prisa
ag oviaban á unos hombres que deapues de pasar mu~
cho rempo de dura vida á bordo, ne,cesitaban reposo
y desl;anso. Las enfermedades del ámmo se mezclaron
ademas con las del cuerpo. MlICJ¡OS, como Sé ha di4"
VIDA Y VIAJES DE l':RIST(JBAL COLON.
del cacique se hall6 desierta y silenciosa, y no se
puclo rlivlsar un solo indio. () hien conociendo las sospechas de la:.;españoles y temeroso de su hostilidad, ó
bien querierdo gozar de su triunfo sill morlestia,. ~e
ausentó el clcique con todos sus efectos, su familIa
y comitiva, refugiándose en el interior con su beldad
Isleña. Esta -epentina}' misteriosa desereion redobló
la fuerza de las dudas anteriores, y quedó Guacanagari infamalO como traidor á los blancos, y pérfido
destructor de la guarniciorr.
CAPITULO VI.
FU~DACIOII
D,
LA CIUDAD
DE
ISAIIELA.-ENFERMEDADE
DE LOS EsrA~oLEs.
(i49a. )
LASdesgncias que por !llar y tierra sufriero~ los
españoles er: las cercanias del puerto de la NavIdad,
hacian que las considerasBn romo pájaros de mal
agÜero. Las ruinas de la fOItaleza y las lJUesas de sus
asesinados paisanos estaban de con Linuoante los ojos
de los mari/Jeros y tropa, y ya no les parecian bellas
las norestas desrle que suponian se ocultase la traicion en sus sombras. El silencio que por do quier
resonaha, la lombria soledad de aquellas tierras abandonadas pOI sus propios moradores, Jes daban un
aspecto fata y siniestro. La crédula chusma empezaba á considerarlos sujetos á alguna destructora influencia ó maligna estrella. Ya erau estas su/icientes
razones para no fundal' un establecimiento en aquella
edad supersticiosa; pero l1abia otms de mas sólida
naturaleza. La tierra de los llrededores era baja, húmeda y mal Silla, ycarecia de piedras con que edilicar:
determinó ,lUes, abandonar del todo aquellos lugares, y fundul su proyectada colonia en mas favorable
situacion. NJ debia perder i.iempo : los animales que
venian á bar lo habian ya sufrido mucho COlltan larl.;o
confinamiento, y necesita han sus ejercicios revividores, y yerbas y pastos frescos: y la multitud Je
gl~nte 110 acostumbrada al mar, que se hallaba encerrada en la Ilota, deseaba ansiosamente saltar en tierra. Lanzárol se, pues, los bajeles I/Jas ligeros á reconocer las cestas en todas direcciones, penetrando
por todos los rios, y entrando en todos los puertos en
busca de algun sitio para la fUlldacion de la colonia.
Tambien lIel'aban instrucciones paru preguntar por
Guacanagarí , hácia cf cual, á pesar de toda sospechosa apariencia, conservaba Colon cierta simpatia. Los
expedicional ios volvieron despues de haber examina·
110 sin éxito grandes trechos de la costa. Habian encontrado hermo,os rifls y seguros puertos; pero la tiHra
era baja y I¡¡gunosa por todas partes, y carecia de
piedra. Esta;)a el pais desierto; y si veian por acaso
algun indio, lUia este precipitadamente á los bosques.
Melchor Maldonado proced:ó háeia él Oriente, hasta
llegar á los tt"rminos de otro cacique, que al principio
se presentó ¡i la cabeza de sus guerreros, con aspecto amenazador y hostil alarde; pero no tardó en
ablallliar sus ferocesinstintl's, tornánnolos en relaciones amistos~s yrazonadas. Por él se supo que Guacaongari se ha Jia retirado de la IIanuraá las montailas.
Olra partida rlescuhrió á un inrlio oculto cerca de una
choza, el cllal estaba inválido de un bote de lanza,
recihido enll combate coulra Caocabo. Su relacion
del asalto de la fortaleza con venia cIJn la de los indios
del puerto, "concurri6 á vindicar al cacique del cargo de traiciono Así contiouabau los ámmos de los
españoles III DOS de dudas y perplejidad, respecto de
la perpetracíon de aquella oscura y lamentable tragedia.
Convencido de que no habia por aquella parte de la
isla sitio fav'lrable para un establecimieuto, levó ancla Colon el 7 de diciembre .Jon intencion de buscar el
puerto de LI-Planta. Pero en consecuencia del mal
tiempo tUVl que refugiar~e :í otro, diez leguas al
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bk (ÍAs¡lARr ¡¡oíG;
cho, habian entrado en la expellicion con las esperan- tes en minas, no distaban mas qûe tres 6 cl1atl'o di3s
zas mas visionarias y romancescas. Anticipaban estos de viaje, directamente hácia el interior: Colon deterel hallazgo de las doradas regiones de Clpango y de minó, pu~s, ènviar una expe~icion á explorarlos antes
Cathay J donde amontonarían oro sin contradiccion y de que saliesen los buques. SI el resultado conlirmaba
trabaJ~; aqueIlqs una region asiática, abunflante su~ esperanzas, podria enviar la Ilota á Espaîia con
en delicias v maravillas; otros una expléndid~tC.ar- nuevas dill descubrimiento de las doradas montallas
rera de aventuras bizarr<ls yempresas caballerescas.
de Cibao.
i Cuál debió de ser su dcse-ngailO y abatim~ento al
La persona que escog~Úpara esta empresa, fue don
verse confinados al márgell ,le Ullú.isla, rodeados de Alon,o ,le OJeda, el HllSIllOcahallero cuyo audaz
florestas impenetrables, oestinadils á luchar con la á!limo, y flJerza y agilidad corporal qu~dan' ya Illcnrudeza de un desierto, á trabajar penosamente p¡¡ra clOnadas. Gus~ando de todo servicio peligroso y
procurarse el sustento y á carecer lie todo regalo ó ayenturado, ~mraba 0J,eda con nuevoy]acer expedilograrlo á costa oe los mayores esfuerzos! En cuanto cion de tamanll. audaCIa) por el fornllllaule carácter
al oro se lo tráian los indios de v:lrias partl:lS, pero en de Ca?na~o, el, casi::¡ue de las" myntaiIas , cuyo Bra
pequeñas cantidades, y maniliestan;ente se habia ad- e! t~rrItoflo que Iba a penetrar. :salió oel puerto á prinqUlrido á fuerza de perseveranteé incansable trabajo. ClplOSlie enero de H!H, aeompulJado de una corta
PosE:sionóse de los corazones la triste realidad, se aba- fuerza de gente resuelta y hien armada, muchos de
tian los ánimos al desvanecerse sus dorados eusueños, ellos jóvenés y osado:; caballeros como él mismo.
y el dolor del abatimiento ayudaba á la voracidad de ~arclló directamente al Sur y h;\cia el interior. Los
las enfermedades ..
d?s primeros odias fuero~ las jornadas ~enosas y difíNo se libró Colon de aquella especie de epidemia. Clics, en medIO de un ¡HlISque SUs habitantes hahian
La árdua naturaleza lie su mision, la responsabilidad
abanrlonaoo; pues el terror lie los espailOles se flY,en que estaba, no solo para con sus gentes y sus re- tenliió por todas las costa's, Por la tarde del sel1undo
yes, siRO para con el mundo en general, tenian su dia llegaron á una elevada sierra, :í que se subia por
ánimo en agitacion continua. Los cuidados d~ tan una vereda india, ondulando entre rápidos y eslre.
grande escuadra, la vigilancia incesante que exigia, chos deslilaoero:;, y pasafOn ]a noche en ]a meseta.
no solo para guarecerse de los ocultos pelieros de Desde alii vieron salir el sol del dia siguiente con inaquellas desconocidas mares, sino de las pasIOnes y comparabl~ ~xplendor, dern~lIJando su luz por linn;
audacía de los quP, le seguían, amigos de entregarse
vasta y dehclosa llanura, cubierta de hellas florestas
á toda especie de excesos y a venturatlas empresas;
esmaltada de lugares y aldeas, y enriquecida por la;
la angustia que le habia causado el fatal destino de su plateadas aguas del Yagui.
,
asesinada guarnicion, y la iucertioumbre er;¡que le
Bajando al llano penetraron osadamente 0Jella y
tenia la conducta de las tribus bárbaras que le cir- sus compañeros pbr los lugares indios. Los hal>itancuian : todo esto mortilieaba su ánimo y le quitaba tes, Hos de mostrarse hostiles, les dieron hospitael sueilO á bordo. Desde que desembarcó le oprimían Iidad, y les im~idieroll seguir la marcha á ~u,erza de
nuevos cuidados y fatigas que, juntas con la precisa bondaoes. TUVIeron que vadear muchos nos antes'
exp,osicion á las injurias d(\ un clima inculto, aca- de llegar al tin de la llanura, tardando cinco ó,eis
baron completamente con sus fuerzas. Todavía,aun-qias
en ganar las sierras que encerraban, por decido
que olJligaûo á pasar algunas semanas de cama, su así, las doradas regiones de Cibao. Penetraron en
espíritu enérgico vencia los padedicimientos del cuer- este distrito, sin encontrar mas obstáculos que lospo, y continuaba dirigiendo la edificacion de la ciu- que.les oponia la naturaleza ~el¡ais. C~onalJo, tan
dad y los negocios generales de la expedicion.,
temido por su valor y ferocHla , estana en U'bun'
lug~r distante de su~ dominius, pues no se presentó
CAPITULO VII.
~ dlsputarles el camillo. Los naturales los recibian
bondad: estaban todos en cueros, y tan poco ciEIPEDICIONDE ALO!'\SODE OJEDAPARAEXPLORAR
El. con
C?lllOlos otros habi~an~es ~e la isla, y no se
INTf:RIORDE I.A. IllI.A.-V¡;ELTA DE LOSBl:Ql:ESÁ vilizados
hallaban Dl las mas remotas mdlCaClOnes de las ciuESPAÑA.
dadades que la' imaginacion habia pintado. Vieron,
(1493. )
empero) abundantes s.ignos de natural riqueza. EI~
H,~BIl~:'iIOOSE
ya descargado los buques, era nece- Ins arenas de la montana relurnhraban las partículas
sario mandar la mayor parte de ellos á España. Esto de oro, que las separabun con destreza los indios, v
hacia que nuevas angustias o[Jrimiesen el áuimo de se las daban Iiberalmente á los españoles sinreciJnipensa alguna. Se encontraron tambien grandes peColon. Habia esperado, encontrar tesoros y mercancías ereciosas acumuladas por la genIe que dej,) cn t1azos de oro virgen en los lechos de los torrentes, v
piedras jas~eadas con ricas venas del mismo metal: '
Espanolú; ó á lo mcnos, ayeriguados exactamente
los manantiales de un opulento trálico, por el que Pedro ~lárl1r afirma haber v·¡sto un fraglllbnto de oro
hubicra podido netar sus bu~ues sin demora alguna en bruto de nueve onzas de peso, que Ojeda Se enque se opusiera iÍ su paso. El asesinato de la guar- contró eu uno de los arroyos.
Todas estas preciosidades se consideraban como'
nicion extinguió sus esperanza:; todas. Sabia tambien
meras barreduras superficiales del suelo, qUIl illllilas muchas que los reyes y la nadon alimeutaban.
caban los ocultos tesoros eacerrallos en las profue Jas
i Cuál seria su sorpresa si solo volviesen los buques
con una desastrosa historj¡t! Era menester tornar grietas y fragosos senos de las muntaÚas, y qu~ la
uri medio, antes'de que partiesen los bajeles, para mano del trabajo sacaria á luz fiÍcilmente. Corno el,
conservar la (ama de sus descubrimientos; y justi- objeto de la expedicion no era otro que eXümin"r 1;1
ficar la ma~nilicencia de su.sdescripciones. Aun no natur¡ileZll del pai:;, Ojeda volvió con su pequeña cotenía noticm cierta del interior de la isla; ysu caleu· m!tiva al puerto I hacienllo mil entusiastas descripturienta fantasia la veia abundan tisima en riquezas. ciones lie la dorada promisiou de las montaùas. Un
Si fuesç en 'efecto la isla d,) Cipango, debia conte- caballero jóven, llamado Gorvalan, que habia ido al
ner pop~losas ci.udades, prohablemente en alsuna mismo tiempo á otra ùxpl~dicion semejante, y eX[Jloregion IlHIl?cull1valla, allende las ~Iev:adas mOIJ~a- radó otro ámbito diverso del país, volvió COliinlor¡las que la mtl)rceptaban. Todos los mdlOs conVCllIan ml\s análogos, Tan lisonjeras nuevas reanimaron aIen nombrar ¡\ Cibao como e] lugar de dunde extraian gun tanto á los abatidos colonos, quienes creyeron
el 9ro.llasta.?1 nombre Jel cacique Caol1.~b~, 9ue, lo que dijo el Almirante" que solo con explotar Jas
signillcaba Sellor de la c~s~ dorada l,p!lrecIa mdlcar minas de Cibao se abririan inagotables fuentes de riquè2;a. Colon determinó, tan pronto como su salud Ilr
la riqueza de sus dominIOS. Los SitiOS abundan-
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vmA
y VIAJES nE CIISTÓIlAL
tOLO),.
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permiticie,
ir ell perso/la ¡í la~ lllíJntaiias, y husear ' nn('arian
de la perdi('ionva~ta~ multitllrles de.almas
sitio á p'oposifo paca \Ill es(aillel'inlicnto
de minas.
I el'ánrlolas al ('ido á la I'uerza. Tan extraños softsma~,
La est I(;IOU era pmpíci;! rara la vuella ¡je los bu- en~'ai¡nn:\ veces il los hombres mas rl'ctos y magna·
ques. AlÍmado por 111> altas eSpl'r,U1Zas que podin r imos. Colnu temia dl'sazonnr il los reyes con el poco
trasIJlÍtir {¡ la ('Mte, CololI (Iesrachó llueve Ile sus producto de su rmpresa, V deseaba hnllar al¡;un mollJI'eS pé l'a ESPa/lll, á hiS ",,'dl'III'S de Antonio ,le d') ,11, alijer:>r sus gastos hasta que pudiese.abrir ma·
Torres, f/uedándose soJo Cilll cin~o para el servicio
Tl1l1tiales rie copiosas riquezas. La eonverslOn I~elos
de la coJo lia.
illlJcJes por medios huenos ó malos, por persuasIOn Ó
Euvió "ou cst;! ocasion muestras del oro que se ha- p')r violencia, rra ulla de las rnáxirnas p0l'mlare¡; de
Ilia !Jallal o en Iils nwnl: itas y rios rit' Cihao, y de los Sil tiempo; y nI recomendar la esclavitud de los cafrulos y )lunt[\~ curiosas.
Esl'rjbiú las ex;¡erliciones
ribes, creia Colon ohedecer los dir.tados de su conde (;orvaJ 1II ~' Ojeda; el primcro de los cuales volvi6 I e encia cuando solo escuchaba las insinuadonesdesu
:í EspaiJa COli la !luta. R\\l'ílÍlÍ la expresinl1 de su conir terés. Dehe nñ~dirse po justicia, que no aprobaron
¡¡allzade l)ollerellVial' ~lllllto al,ullllantes cargamenlos soberanos sus ideas, mandan <lo quI' se convirtos de or", pred(l~as ·dl ogas Y especias; no si{~ndole ti ~sen los cHibes corno el resto <le Ins isleños; órrlen
lwsiule hllscarlas por ·entonces il causa de su ellferqlle emanó del eorazon misericordioso de Isabel, be·
Jlll'dad y ,le las de Sil ~\'nle, yde los trahajos y cuiniana v constantp. protectora nI', los indios.
liados qUI reclamalHl la ,~dilÎl;acioll oe la ciudad. DesSe dió la flota al mar el2 <le febrero rlp. 149t. Auncribi6 ta lelleza '! f\Hacidad de la isill; sus sierras y !lll' no trajo rique.zas :\ ESfl~i¡¡1 se m. ntuvieron vivas
grupf)s de ll\onlaiHls; sus nn¡;J¡as y ;,lmnJantes lIanuiat, esperamr.as rOl' la animada carta de Colon, y las
ras hailadas por caudal(1~os rios; la fcrundidarl del m lestras de oro que tra~mitia;
corroboraban
sus
su(do, manifestada ell la ríea I'l'Jetacion de la caña
fa"orahles dcscripcionrs
las quedaban en sus cartas
<lnler. y dI lo;; variM granos y h~gund.Jres de Enropa.
fI', v Boil, el Dr. Chanca, otras personas tiP, crédito, y
Pero como requeril~~('n bastante tiempo los campos,
pc ;sonalmt:llte Gorvnlall. Los sórrlidos c:\lculos de las
huertos y animales para d,u' productos adecuados á ah Jas mezq\1inasestabnn
todavía aho~ados pore] ge·
la ~lIlJSístl ncia oe la coJ )nia. en que Ilabia mas de ne'oso enl.usiaslllollel pÚblico. exalta lo con el suhli.
mil personas 110 acostum,jf;lllas :ílos manjares indios,
mI caráctercte aquellas empresas. Era en el'eetoidea
pedia Colon provisiones á Esp~illl, anunciando
que m¡¡ravillosa la de introducir nuel'as razas de anima.
empezahan
á escasear las suyas. Se ¡lallia perdido
les y plantas. la de ellificar ciudadp,s, extender colo ••
mucho villo,. á cama de lo mal acahado de los cas- nias, y arrojar las semillasdllla civiliacion
éilust~acos; y pad'~c131l los colon<)s por f¡dtarles los acostlln~'
rlo mperio por aquel mlln'\o hermoso lIunque salvaje.
hrados alimentos. Habia pllPS inmediata necesiùôul de' LOf ánimos lie los letrados elúsicos SP. llenaron de
mcdicinas; roplls y :Irmas. Talllbien sc requerían ca- adllÍl'acion y agrallablea ensueños y visiones, pareballns, así nra I:IS obras :lÍ/iJliras, COIllO para ci ser- ciéllnoles que veian realizarse Jas pinturas poéticas
vicio milit, r; animales IIt~muclJO eredo para illJponer
de las autiguas ellades. ¡((Colon, diel! el anciano Per
sumisi[)n ;í los inlijos, que no Jos I'e¡an sill pr¡¡fundu
ndn Mártir, ha comr.nzano á ellillear una ciudad,
espanto. Suplicaba del III ;SUlO moJo se le enviasen
nsr.mn me escribe últimamente,
y á sp.murar nuesmas trahaj¡ dores y mecánicos,
y gmlte diestra en ntr; s semillas, y:1 propagar nucstrosanimales!
¡Quién
minas yen la lundieioll y purificlIeiolJ de los metales.
nile nosotros hablará ya con maravilla rIe Saturno,
Rp.comendL varios sugeto; al favor de los soheranos, lll<le CI~res, Ó Trj~tolcll1o , viajando por la tierra, y
entre ellns ¡. Pellrll Mar¡:;arite, l:aballero ar'a¡:;onéG del npxlenrlipndo los nuevos inventos cntre los hombres!
órdell de Sanl.iago, que tenia mujer é hijos á quien
Il¿.Q.lÍÚn dc los fenicios quP, ú Tiro y á Sidon edillcasostener, pi,lieudo Je diescn por sus bucnos servicios
l)rO¡ ¿ Quién de los tirio~ mismos,' ct yos ambulanalguna encomienda de su lírdl.n, Tnmbien pedia pantes d~seos los hacinn emi!!rar á tierrus extranjeras,
trocinio ra'a JUfln Aguado, que rrgresaba
en la »'\' erigir en ellas nUIl\'as ciurladrs, y ,~xtablecer coflota, hacie,lllo particular
mcnl'Ío!! oe su~ lllérilos.
ninunirladcs (~imperios nuevos?))
De amhos favorecidos estaha decretado que habia de
Ti les crilll los comentarios dp, los hombres hondarecihir la ingratitud mas sp,¡'¡¡¡J:¡da. Envió además en doso; éinteligentes
quc saludaban con entusiasmo el
los buques lIS hombres, mtljercs 'f niilos, tomados en desclbrimiento
del Nuel'o Mundo, no por la riqueza
las islas eari'es, J'f~comend¡ndo que se les instruyese
que 'raeria á Ja Europa, sino por el camino que abria
atentamentp en la lengua. espaiJOla y fe cristiana. PIlI' á lilS empresas henévolas 'f glodosas, y por las mejo~
la lIaf.llraleza aventnrada
\' emprendedora
de e,ta
l'liS (b la vida civilizada que dispensaria profusamengente, y su e~lIoeimienlo general de los muchosirlio.
te po" sus bárbaras é incultas rogiones.
mas cie aque; archipiélago, IlPnsaba élque cuando los
preceptos re,igiosos y los usos de la vida civil hubieCAPITULO VIII.
sen rdormal a sus costumbres y propensiones caníDESCC~TENTO E:'l ISABELA.-~IOT¡N
DE BERNAL DIAZ DIl
bales podian snI' eminenlemr,nte
Útiles como intérPISA,
pretes y con"ertirsc en instrumentos
rle propaganrla
( 1494. )
para difullrli,. las doctrinas de la cristiaudad.
Entre las Jnuchas sugestillnessaludables
vacertaEL embrion de la ciudad de [sahela Iba desenvoldas de esta c trta, hay ulla de Illuy prccio~a' ten/lenI'iénd"sr. rápiclamp.nte. La rodeaha nn muro de piedra
cia escrita ba io los erróneos principins del derecho
para I'rotrgerla cie repentinos at~ques d,~ los naturanatural de el tonces. ConsÍI erantloquemientras
ma- les; si bien los illlUos ¡je la ve.dndad mo.itrahan muy
yor nÚr'lero dr' aquellos Cil)' ihales paganos se transamistosa disposieion trayenno provisíones que comfirÍese al suelo católico de Espai¡a, mayor seria el biabHl: contentos por bagatelas europeas. El dia de
número de almas encamina.jils ,I la ,alvacion , prola Epilanía, 6 de enero, estando la i¡;lesia l'asi acahapuso trocarloi como esclavcs por gallados, que po- da, celehraron misa con gmo pompa y solemnidad el
¡¡ria enviar el comercio á la ,;o!oni;¡. Los huques que padre Boil y Jas doce eclesiásticos.
Asi 1arecia que
lo tra,jr.gen 11(; dl'l)ian de.sl:\m¡;¡rcarlo mas que ell ¡sa- ¡han I(,s negocios de la colonia en buen órden; y Cobela, donde encontrarian
Pfontos ya para la entrega
lon au lque toclavia en cama, emprzó á tomar melos carihes ca It¡VOS. Se (Iehi.lll poner sohre los escJa- didas l'ara Sll proyectada expedidon á las montañas
vos dp.re.¡;hos Jara beneficio del tcsoro real. Así se de Cib 10, cllando una oireunstancia
inesperada abproveeria sin ,;o,;to la eolonj¡ de toda especip. de gasorvió ~o¡ja su atencion por algun tiempo.
mulos y aves; se libraría ,\ lo'; ra('¡fklls isll'ilos dI' ~lIS
La sllida de la flota para Españ~ fue un melancóli·
feroces vecim 5; se ell\'itJ'.te(;~'í'ía 1,1COrOII'I, y Sll al'- co espt etáculo flar:! aquellos QUYo empeñe les obliga.
I
"?
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BIBLIOTECA. DI\
ba á permanecer en la isla. Frustradassusesper:in1.aS
de inmedíata riqueza, cansados del trabajo á que se
les obli¡z;abaé íntimidados por las enfermedades dominantes, empezaron á mirar con horror aquel desierto. considerándolo como tumba de sus J1u8iones
y de si mismos. Cuando desapareció la Últltilavela
que llevaba á sus camaradas á España, se sintieron
completamente sep¡frados de su patria, y los tiernos
recuerdos del hogar natal, reprimidos J~cídentalmente por la novedad y bullicio en que estaban, se
reaccionaron vigorosamente en su ánimo. La vuelta
á España era su primer deseo y la misma falta de reflexion que les lanzó fi IIIempresa sin conocerla apenas,los Incitaba entonces á abandonarla, valiéndose
de cualesquiera medios por desesperados que fuesen. Donde prevalece el tiescontento popular, rara
vez faIfa a'~un esplritu osado que le dé unadireccion
peligrosa. Bernal Diaz de Pisa, hombre de alguna
influencia, que habia ejercitio un oficio civil en la
c6rte vino de contatior en la expedicion, yprevaliéndose de su 1I0deroficial pronto se puso en desacuerdo con el Almirante. No'satisfecho de su empleo enla
colonia, tardó poco en formar una faccion entre los
descontentos y propuso que se aprovechasen deJa
enfermedad de Colon para apoderarse de uno ó de
los cinco huques que habia en el puerto para volver
á España. Fácil seria justificar su clandestina vuelta,
profiri~ndo quejas contra el Almiranterepresentando
la falacia de sus emprel'as y acusándolode usar groserasenlZañosyexageracionesensusinformesacercad~
los paises que hahia descuhierto. Es probable que le
creyesen algunos de aquellos hombres reà] y verdaderamente culpahle de los delitos que ellos mismos
fabricaban en su contra, porque al rrusttórseles sus
avaras esperanzas no reflexionaban acerca del verdadero valor de aquellas fértiles islas que habian de
enriquecer naciones enteras con los productos de su
suelo. Torlo país era estéril á sus ojos si no eitaba
preñarlo de oro. Aunque rlOr Ips muestras que traian
los indios á la ciudad y por las que Ojeda y Gonalan
suministraron, tenian continuns pruebas de que los
rios y montañas del interior abundaban en oro, no
querian dar fe al testimonio de sus sentidos. Un tal
Fermin Cado, hombre de obslinado y perverso entendimiento que habia entrado en la expedicion corno ensayallor Vpurificador de ml1tales, contrajo acero
ea de ella las rrlÍsmas prevenciones que Bernal Diaz.
Defendia pertinazmente que no se hallaba oro en la
isla; ó lÍ lo menos que se encontraba en tan corlas
cantidades, que no cubria los gastos de su e:rplotaciano Sustenta ba que los grandes granos de oro virgen
que los indios traian, estabkn ya fundidos, '! eran la
lenta acumulacíon de muchos años que habian ido
pasando de generacion en generancion en Jas familias indias. Otras muestras de grande tamaño decia
que eran de muy inreriorcalidad, y que las habian ligado con bajo metal los naturales. Muchos adoptaron
su dictámen, y creyeron que en efecto estaba la isla
destituida de oro. Nose conoció el verdadero carácter
de Fermin Cado, hasta que se supo que era su ignorancia i"mal, por lo menos, á su terquerlad y presuncion, cualidades que van gen('ralmente juntas.
Animados por cooperacion tan poderosa, algunos
espíritus turbulentos de la colonia trataron de llevar
el plan á ,~jec\lcion inmediata, apoderándose de los
buques y saliendo para Europa. Conljaban en que la
influencia con que contaba Bernal Diaz de Pisa en la
córte, le obtendria favorable recepcion; y esperaban
con sus representaciones unánimes malquistar á
Colon en la opinion del público, veleidoso y pronto
sillmpre fi abandonar á sus ídolos.
Por fllrtuna se descubrió el motín antes Ilesu COInplexion. El Almirante mandó arrestar sin tardanza á
los cabecilla!!. Al hacer investigaciones se encontró
un memorial contra él, lleno de calumnias y falseda-
GASl'AlI ,
l\OIC.
des, esconrlirfo en la boya rie un barco. La letr~ era
de Bernnl Diaz. Colon se condujo con ejemplllr müileraciono Por respeto ft la categoría y empleo de Di,IZ se
,abstuv? de imponerle ningun castigo personal; pero
le destmó á bordo de \Jno de los buques, para qu~ se
le procesase-en España, en vista de la sumaria d£:su
delito, y del sedicioso documento que se le habia 11iIliado. A los cabecillas inferiores los castigó segull el
gralio de su culpabilidad, pero 110 con el rigor quc
merecia la ofensa. Para I¡recaver la repl~ticion de semejantes atentados, mand6 que sesacllsen de cuatro
de los blljeles las armas y municiones, poniénùo)as
en el principal buque, cuyo mando con lió á los 11011)bres de su mayor confianza.
'
Por vez priml1ra ejercía CoJan el derecho tie l:a8tigar los delincuentes en su nuevo gobierno, con lo
que se aCarreó las mas violentas animadversione~, ;Í
pesar de la lenidad de sus medidas, tan necesnrias
para la seguridad general, lo que no imridió que se
calificasen de actos arbilràrios y vengativos. Se lIIanifestó claramente la desventaja de ser extral'jero
entre las gentes que gouernaba. Tenia que comha1ir
las preocupaciones nacionales, que S01\ quiz;; I:IS
mas 'insuperables y ciegas. Carecia de amigos naluraIes en torno suyo, mientras tenian los amotinados
parientes en España, ami~os e~ la colonia y simpalias
en todos los t.lescontentos. ASIse engendró conlra el
Almiraute una hoslilírlarl precoz que rontinuó descnvolviéndose durante tod,1 su vida; y asi se fraguaron
los primeros eslahones de la larga cadena de facciones ymQtines que lantodieron que hacer al gohillrno.
CAPITULO IX.
EXPEDICION
DE COLON Á LAS MONTAÑAS
DE CI8AO.
«(494.)
HABIENDOSE
al lin restablecido de su larga enfermedad, y muerto en agraz el motin de Bernal Diaz,
se preparó Colon pllra marchar inmediatamente á
Cibao. Confirió durante su ausencia el mando de la
ciudaà y buques á su hermano don Diego, seilMlán(Iole-personas idóneas para su consejo y ayulla. DOll
Diego está pintado por Las-Casas, que lo conocía personalmente, como sugeto (le mucho mérito y discrecion, de paclfico)' suave carácter, y mucho mas franco que sagaz. Er<lmuy moderado en todos sus actos;
vestia casi corno un sacerdote, y Las-Casas piensa que
tenia secretas esperanzas cieobtener dignidarles ecle·
siásticas, illdicacion que tambien hace el Almirante
en su testamento, Como intentaba Colon erigir ulla
fortaleza en las montañas, y formar un establecimiento para la explotacion de las minas, llevó consigo los artifices, trabajadores, mineros, municiones "implementos necesarios. Tambien iba á entrar en los
territorios del temido Caonabo; por lo que le importaba llevar bastante fuerza, no solo para vencer cualquier obstáculo material que pudiera ponérsele, sillo
tambien para propagar por el pals una formidahle idea
del poder de los blancos, y contener á los indios ellla
perpetradon de actos de violencia contra los cuerpos
ó individuos aislados que pudiesen caer en sus manos. Salieron cuantas personas no eran indispensables en el establecimiento y gozaban de salud, con
toda la caballerla que pudo reunirse; adoptando mil
medios para dar á los salvajes una prueba del esplendor militar de Europa.
El i2 de marzo, á la cabeza de cuatrocientos hombres bien armados y equipados, con relumbrantes
yelmns y coseletes, con arcabuces, lanzas, espadas
y arcos, seguidos de ulla multitud de indios vecinos,
snlió de III ciudad en órden de batalla con banderas
desplegRdas y al stln de tambores y trompetas. Fue
su marcha el primer dia por la llanura situada entre
el mar y las montañas; vadeáronse dos rios, y atravesáronse verdes y hermosos prados. Pasaron los ex-
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VIDA V VIAJES
DE CRliT6bAL
pediciollarios la noche acnJl1pnrlos en ellos, al pié rIe
una fragosa montaña.
El pa,o de aquellos iÍsperos desfilarleros presentó
hastantes dificultarles ¡i la tropa,l'mharazada
ya con
implementos y llluniciones. Solo halda una 'vereda
india, serpeando por eutre rocas y precipicios.
ó al
través lie eriales v espesuras enmilrarlHdas con la rica
vegetado 1 de una t1ores·.a de ios trópicos. Varios caballeros jlivenes y I1nimosos se ofrecieron iÍ ahrir un
camino Ú ta hUf~ste. Los jóvenes de Esparla se habian
acostumhrarlo iÍ l'stOlesp/wie rie servido en las guerras morisl:as, donde rei'lllltinalllente
solia ofrecerse
abrir past para Jas tropas y artillería á tral'és(le las
mOlJtañlls dr. r.ranada. Ar¡'oj¡jnriose, pues, iÍ la vanguardia C'lU algunos zapadol'es, :i quir.nes estimulaban con 1'1l'jemplo y p:omesas de Iiheral premio,
pronto cO'lsll"uyeron el primer camino glle tuvo el
Nuevo M¡;n,)o, y que se llamó 01Plwrlo 01' los Hirlalgos, en hlnor de los hizarros caballero!; que lo ha,
bian hecho.
Al dia si~uiente sr. fati¡.:ó el pjércit'l pn 13subida de
aquelrá[li,lo
rlesfilarlero, llegando á rionde las ~argnntasde 1:1montailll riomillaban el interior. Alli inespf1ranamellte llenó su vista una tierra de promision;
aquella ¡:d(,riosa l'crsf\ectiva que tanto hahia rleleitado
;í Ojeda)' sus compañeros;
\'3~ta y rerlilllunura
, esmaltada cru la \"nrierlad y gala rIe la \"egel.1cion de los
trópicos.l'resentahan
sus magllili(~as florestas una
mezcla Ile lIlagestad y hell(:za en las formas vegetales,
conocirla S,lia en aquellos gencrosos dimas. Palmas
rle prodigillsa altura, y di!ltadns caohaies levantahan
SITSfrentes alcitJIoporenlreelinfinitny
vario folh!je.
~1anteni:lllllniv,~rsal fresr:ura las ahunnosas corricntes que henrlian con sus lucientes aauas el senode la
ticrra; y mil villas y aldea~ que se divisaban por entm los árh( les, y 1'\ hnmo ne otras que ascendian en
diversos puntos de las sebas dahan señales rie una
grandp- pohlacion, Se ,lil:ll:Tba este suntuoso paisllje
por cnanto alcall7.aba la vista y parecia desvanecerse
en ellejarw
horizonte.
LllS españoles mirahan con
éxtasis aquella voluptuosa IIannra que parecia realizar las ideas rll'l paraiso t~rrestre; y Colon. viendo
tanla grandeza, le dió el nomhre rie Vega Real.
Hahiendo hajado por un brerlOso paso, eotró el
ejército en el llano con mucha pompa militar,! estrépito de h~lígeros instrumentos.
Cuando vieron los
indios salir de las moutaiías aquella resplanrleciente hu('ste d, guerrero;; cubiertos de acero. galopando en sus hriosos caballos y t1ameando sus bancleras;
y cuando pt>r la VP-zprimera oyeron resonar sus 1'0cas y t10restas cou el ruirio de clarines y tambores,
no es extraño que crrvesfll tan maravilloso alarde
vision mas que naturai'.
De esta Sllerte dispuso Colon sus fuerzas al acercarse á las g 'andes poblaciones, llevando la caballería
en la vangu'lrdia , porque inspiraban los ginetes no
menos terror que admiradon.
Las-Casas oice qUB
creian los iodios al principio fuesen un solo animal el
caballo y caballero, y mula podia exceller su asombro
cuando veian que este se apeaba; circunstaneia
que
muestra, que el supuesto origp-n rie Ja antigua fábula
dr.losceuta\'rosestá
á lo menos fundado en la naturaleza. Al aj)roximarse el ejército, huian aterrados
('a si todos lo:; naturales, y se, esconrlian en sus casas.
y tal era su s.mdlle1.,que ~olo ponían una li~era puerta
de cañas ¡i los umbrales, y foeconsideraban perfectamente segur'ls con tan frágil amparo. Colon, cnntento de ver aquella canrlidez, man,ló que se respetasen
escrupulosamente
estas barreras, permitiendo á los
h,¡bitantes permanecer en su imaginada seguridad.
El miedo ¡jeos indios se mitigó pocoá poco por medio de los inl érpretps, y de la distrihucion de pequeños regalos. Su bondad y gratitud eran sin i~ual; y
la marcha riel ejército se retardaba conl.inuamen te por
la hospitalid"d de los numerosos pueblos que utravc I
COLON.
I sal
l'li
a. Tal era la franca cOlllunion de aquellas gentes,
qU1llos indios que ihau ell el ejél'cilo entraban sin
ceremonia en las casas, tornando en (dlas lo que neee!itaban, sin excitar sorpresa ó indignacion en los
haLitantes: e,tos querian hacer lo mismo con respectG ¡" los españoles, y parecían admiraclos cuando no
se les permitia. Prohahlemente
se Iilllitaba semejanle
liblralioad
á los alimentos;
porque se dke que no
eran los indios agenos ¡í las nociones de propierlad,y
que rllatrocinio
era uno de los pocos crímenes que
se 'lastigahan entreellos Sl',veramente. Los comestihie:;, empero, estahan en general franqueados 1\ la
libre participaciou en la virla india, y rara vez eran ohjete de cambio, hasta que los hlancos introdujeron
en "Jla suscostu.llbres
mercantiles. El ignorantesalvajll, en casi todos los paises del mundo, desdeña
hac3r trático de la hospit¡didad.
Lespues rleuna marcha rie cinco leguas al través de
aquellllllanurll,
lIegal'on á las márgenes tie un Ilncho
y magestuoso rio llamado por los ¡1ot!ul';¡les el Vu¡;ui,
y por el almirante el rio de las Cañas. No sabia que
era e¡.talamisma corriente, que,despues
de serpear
por la Vega, desemboca en fa lTIar cerca de MonteChrsti, y á la cual en su primer viaje puso rio de
Oro Eu sus verdes orillas pas(¡ el ejército la noche,
alegre y animado con las bl'lIas eScenas que habia vislo. :,e ba¡¡¡¡rOll y rl'crearOIl los soldados en I~s aguas
oel'{;igui,
gozando del paisaje, y,de las ,\elicinsas
bris IS que reinaban en aquella suave estaciono IIPor»qll J aunque hay poca diferencia, observa Las-Causas, de un mes tí otro en todo el año en esta isla. y
»en 13 mayor parte dcestas Indias,cn el períodn des!lde 3etielnbre á mayo, es COIllOvivir .]n el paraiso.
A la siguiente mañallaatrllVCsaron
el rio en canoas
y ha sas, y pasaroll los caballos á nado, Por dos rlias
sigu'eron
aun su marcha al través del mismo llano,
encontrando diversht<\(1 de robustas t1or~stas y numeroso~ rios, lOu.:hos de los cuales bajabande las montaiías de Cibao, y se decia que llevaban polvos de oro
meZI lados con SllS arenas. A uno de estos, cuyas
aist,lfinas
aguas fluian sobre lechos de redondas y
lisas chinas, puso Colon el nombre de Rio-Ver,ie por
lo fresco y verde .le sus orillas. En el discurso de la
marcllU pasaron por muchas poblaciones rlonrle haIlaroL generalmente
el mismo recibimiento.
Huian
los sencillos habitan les al verlos, ponién'¡oles delante
sus frágiles baluartes de caña; pero se les atraia fácilmeute,
y una vez amigos apuraban su escasa fortuna en obsequio de los extranjeros.
En~rando asi por medio de aquella grande isla, que
por todas partes presentaba vistas grandiosas rle mculta pero bella unturaleza, llegaron por la noche del
segur'do dia á una sierra de altas y f1scosas montariaS, Jspecie de barrera de la Vega. Aquellallle dijeron á :::olon que eran las rloradas montaÎJas de Cibao,
cuyas regiones comenzaban
en sus ásperas cimas.
Empezaba á volverse el pais breñoso y clilicit; y estando la gente cansadase acampó para pasar la noche
al rié de un rápido desfiladero, mandando delante á
los za 1arlores á que abriesen camino. D.~sde allí enviaror las mulas á la colonia por pan y vino, habiendo en pezado á escasear Jas provisionel';
pues no
estab¡ n /lun acostumbrados
á los alimentos de los indios,qlle se I,allaron des pues muy nutritil'os y propios
para aquel clima.
A la otra mañana continuaron la marcha por un estreche y fragoso camino, en quetenian qne lIeval'del
diestro log caballos. Desde la cima gozaron otra vez
la perl'pectiV1 de la deliciosa Vega, que presentaba
desùe allí aspecto todavia mas noble, extendiéndose
ancha y dilatalla por ambos lados como una verde y
vasta llguna. Es la Vega, segun Las-Casas, Je ocherita legras de largo. de veinte Ii treinta de ancho, y
de incllmparable belleza.
Entraron al fin en Cibao, famosa region dll oro, la
I
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BIBJ,IOTECA
DE GASPARV ROIG.
c~al., como Bi la naturaleza se complaciese en contra- chachos. Mas cornó de ordinarí() sucede, se hallaban
dlcclOnes, p~esentaba la mÍ/;eri~ exterior de los ava- i aquellos sitios dorados en algun remo.to valle, Ó peros, proporcIOnada en general a ~us ocultos tesQl'os. I dregosa y oculta corriente; y el m~8 riCO punto ~~4a
Bu ~ez,¡Je ~avoluptuosa ~erspechva dI) la V~ga, ¡;olo vez ámayordistanCÎa; porque la tierra de promlslOn
con Lema illerras deempmadas estériles montañas
está siempre del otro lado de los montes.
apenas veiltirlas de lúgubres y solitarios pinos. Y lo~
.
árbolell de Jos valles, lejos de poseer la rica frondosiCAP ITULO X,
dad de los de otras partes de la isla, eran débiles,!
EXCURSION
DEJUANDELUJA:'!PORLASMOl'lTAÑA8.-COCenanos, á noserlos que por acaso crecian á las márTUllIlIRES
y CARACTERES
DE LOSJ'lATURALES,~VUELgenes de los rios. Hasta el nombre del país indicaba
VECOLaSÁ ISABELA.
la naturaleza del suelo; pues Cibao, en la lengua india significa una piedra. Pero todavia algunos recesos
( 1494. )
de la~ rnontailas y umbrosas aberturas de los valles,
EN tanto queel Almirante permanecia en las mOIl,
regados po~ cristalinos arroyos, presentaban con su tañas inspecionando la construccion de la fortaleza.
verdur~ r I:(lrosde nrholedas mas agradable vista por rué un caballero j6ven de Madrid, llamado luan de
la estenhdad que Ins rodeaba. Lo que sirvió empe- Lujan, con una pequeña partida á explorar la-provin·
1'0, á los españoles de consuelo por la aspere~a de la cia toda, la que segun los in formes de los indios,
tierra, fucobservar las particulas de oro que relucian debia ser igual en extension al reino de portugnl.
entre las arenas de aquella~ cristalinas. corrientes,
Volvió Lujan despues de algllno~ días, dando la l'ela~ue a~l1'que ~n eo~tas e~nllda~cs se mIraban c~m() cion mas satisfactoria de su viaje. Habia atravesa(\o
'lunCIOS de las qUe en SI en.cell'ab~n.las m0!l~anas. gran parte de Cibao, pais mas capaz de cultura que
l'. Lú .~ n8,t~rales qu~ ~a ha~¡an reCIbIdo la VIsita de se creyó al principio. Era generalmente montañoso,
O' d·
"llIe~on á fehcltar a.los soldados con mucha y cubierto de pedrezuelas azules, pero tenia buenos
lI~eer~~"ira "endoles comestlhle~, y,sollre todo, ~ra- pastos en algunos valles .. Tambien las montañas,
o~ ~rt¡¿ull1· de oro que hablan)untado en los re- humedecidas por frecuenles aguaceros, producian
fl y (I d
••
y t~rrentes , vlendo'con cuanto
yerba de viva y robusta vejetacion. que llegaba con
¡;}:~s~~"C~b~;I~~~~'e91'anoles a~uel metal. ~or las are- frecuencia á las sillas de los caballos. Las florestas le
'nasde o~o ~e hr'iII'~ban . en ~o as las,cornentes, con- pa~ecian á Lujan llenas de espe~as; habién.dolo engeturó Col¿n que ·habria m•.lc1~as~m~s en lascel'~a- ganado el olor de las yerhas y plantas aromátl.cas que
nías. Se hallaron tambie~ mues,. ~a~'l~~sambar y Iap.'s: abundan en lo~ bosques de los t:ópico~. Se ~elan trelázuli, aunqlle en pequena~ cantIl>. 'I)~ y crey6lli
par grandes vl~es hasta las cimas de los, árboles,
Ion haber descubierto una milla de cv. :; Se hal!aba carlladas de raCimos ya maduros ,lIeno~ de ,1ugo ~ de
en el entretanto á diez y odIO leguas Ile !¡, 1 ~oloma, y agradable gusto; Cada valle 6 llano tema .sus cOrrIe~'
la áspera naturaleza de las lllOntañas hacia I~' comu· , tes grand~s ó chICas, segun la corpulenCia de la VI!CI·
nicacion difícil. Abandonó pues la idea de pen,:tra~ JI, '\montana, y todos nahan mas 6 menos o~oen partien el país, y neterminó eSlablecer un fuerte en la~' cu. as, mO,strando lo c?mun de aq.nel pr~clOso met~l,
inmelliaciones con gUllrnicioll suficiente, para lahrar -s.e & upoma, que hubiese aprendido LUJao.de los .11~'
las minas, y explorar el resto Ile la provincia, Eligi6 lijas, l, '1UC~~Sde los secretos de sus monta?as, y VISIp!lra ellos una agradable eminencia, roneaila ca¡í en- tatto lo!> SllIos do.nrle se hallaban los mas ricos m;ueteramente p~r el ri? Janique,. cuyas agUilSeran tan l'ales, y J~ '\cornentes
mas abundan,tes en or? I ~ro
puras como SIn.sluvlcran ile~tllallas, y el suave mur- en todos es. os puntos, obse~vó un dlsereLo ml.stcTIO,
mullo de su corriente armonioso al oido. En su lecho comunicando Jas partlculal'loades solo al Alml~ante.
se hallaban raras piedras ne varios colores, granCasi acabada la fortaleza dp; San'a ~omás, dló Canes masas ne pl'pcioso m~rmol., '! piedra de ?xquisito Ion su m,lUdo á J.,'>lrlr? M~rgal'lte¡ el mIsmo caballer~
jaspe. De Jas faldas Ile la colina SP. extendla Una de que habla recomen, daoo ,I~t~g a, favo~ ne los sober~.
aquellas gr,lciosas y verlles llanuras, llamadas sába- nos; llejándole una", ·uarn.lclon £Illcmc~lentll y se,ls
nas por los indios, refrescada )' fertilizada por el homhres. Luego empre. l)~hósu r.t~greso a la Isabela.
rio.
Al llegar " las m1rgene!¡ ~e RIG-.Verd~ en la ~e~a
Aqui fue nonde mandó erigir Colon una fortifica- Real, se encontró á lós espah:r¡les qn..~tralan prO\'d.I,o:
cion (le madera l~apaz de resistir cualquier ataque nes para el fuerte. Por esto Sb' de~ vo al~urros ~as
J\e los indios v protegida por u~ profu~no foso en el por aquellos sitios, buscando el i.lleJClI. v¡a ? dell ~IO,
lado en r¡ue el rio no la garantla. Le dló al fuerte el V estableciendo un camino del pnerto;\
Il.•orta eza.
nombre de Santo Tomás, COIllOagradable y pianoso Pas6 este tiempo en lo~ lugares indios, a 'fo~tá:~rl~si
chiste, reprobando la incredulidad ,le Fermm Cado en acostumbrar sus gentes II los allment()~ e .lS e
y sus escépticos anherentlls, qUIl rehusahan con obs· pnls, yen inspirará estas \ln sentimiento de reverentinacion creer que (lrodujese oro la isla, hasta verla tll afecto hácia los blancos ..
con su~ ojos y t~carlo r.on .sus m'lnos,
Del informe de L¡ujan dedujo Colon al~unas • '1?CIO~
Habiendo sabido 108mdlOs la \legana de los espa- nes respecto al carácter y costumbres de 108na, ,ura
ñolas á su país, \'¡nieron á handarlas de variilS partes les, con las cuales se .familiarizó aun mas el tieh '1(lo
nese050s de obtener bagatelas europeas. El Almiran- quo vivió entre las tribus delas ,rnontafías y la lIanur, 'l.
te les signific6 que I,'s llaria la que quisiesen en cam- Puede ser aquí interesante una breve noticia de Vllbio de oro; oyendo lo cual, muchos de ellos corrie- rias costumbres características que 110se tOI1).8rd.
ron al rio inmediato y juntando y escogiendo en sus solo de las observacíonesque hicieron en este vlaJBel
arenas, volvieron al poco tirmpo con cantidades con- Almirante y sus oficiale~, sino de los recuerdos q\l6
siderahles de oro en polvo. Un anciano trajo dos pepi- dió post~riormente 11\indigesta disertacion de un
tas de oro virgen que pesaban una onza, y se creyó fraile llamado Roman, pobre hermitaño del 6rden do
esplendidamente pagado al recibir rOl' ellas un casca- los. hieromitas, como él mismo se titula , c~legl\ del
llel. Y como virse que ;¡dmiralla e Almirante su ta- padre Boil, y misionero por mucho tiempo en la
rnaño, afectó tratarlas con desprecio como insignifi· Vega.
cantes, dicienrlo por señas que en su país, que solo
Colon habia ya descubierto el error de una' de las
nisbba medio (lia de camino, se hallaban piezas de opiniones formadas ell el primer viaje, sobre aquellos
oro romo naranjas ,le granlles. Otros indios trajcroll isleños. !"loerall tan pacíficos ni tan ignorant,~s del
granos de diez y "'lce· dmcmas; y asegnraban que II arte de la guerra como se figuró á p1'Ímera vista. Le
en el país adonde los ha !lian anquirino, se h¡¡lIallan engañaron en este juicio su propio entusiasmo, y la
Jnasas de lI1ineral tan ¡rrandes como cahpzas (je IIlU- suavidad de Guacanagari y de sus súbditos. Las ca.••
I
I
Este libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República,Colombia
"I\)_~ Y Vt\JES OE Î.!\ISTÚOAI.I:(lI.O~,
ID
suall); iJll'asi"lIrs (It los carihcs obligarou ;í los ha- I IlIisleriosas, <JIIC~upollian flll)St~11h'll;hil.Os; l'auLahilau es á ~lIlprt'lh1el' el lrJaueJo dI) las, arlllas. Las lri - hau ~rluelllaoau teas eu ~I eu,lrlo tl,.t pacll)ule , y p\'(~!llh!) "ntal/csas de las coslas, cSlwt:taluli'llte Ilelas I tClllhau exon:lSilr la Ilulermed;lIl, ,·xi'I·II'r1ade la IJa·
que lllír:dl¡¡n]¡i!cia la" islas cariues, ('l'au dB CilriÍcler I !lilacion, y lallZarla aimaI' 6 ¡[ las ·~loulaÜas,
III,;S rel;LOyhl'l!gero '1n?la~dc las 1J:llIl1r;IS,C;lOuaiJo,
l.hwauall,el cuerpo 11I1I1;ulo¡Jll IIgll:';~S dI: los zee~ I:a\ (hilo e:lrlbe , hlllla IIIlrlltlllelllu 011.:;0dt: su cs- I 'nís, que /ll/rahau con horror los eSJlall~'lt~s, \:OUIO
Jlll'llu guerrcro cn el cenlrodl\ la isla. Pero,general, liras ta/ltas rr.prescnlaciOlws 111'1oeIllO/I/II; y los uuUlllnll hahlallllll, las CIISl~lJl"Il'CSde a¡¡llellos islÛlllS .lios, ('stimados COllllI sanlo~ pOI' lo.; nalurales, eran
f1arec,llllleml'la¡las y suavps. Las gnprras entre ellos, 'lhorreddos
por llls eUI'o(lt'O" I:OIilO nigromantes.
~i alguua vez oel/l'l'i;ln, emn eorla~ y no ;lI~o):Jpaila- ,Isislilln eslOss!\ccrJotes
frecllf'nte uCl/le;í los caeida~ dI grande f'fusilJU tIc sangre. l'or lo eOlllun se nlCs, en la prÚcrir.a (It) f'ngnÎwr óisus sÚhdilos 1'1'11mezc);'¡lan unos t'un olros alllistosalllt~ute.
I unciando or;ÍI'ulos al través de los zelllis, por lIleCollin se hahia lamilicu lisonjeado t'on la e«uivo('aIÎU de tuhlls vados; inspirando
oí IllS illdios valor
Cillll d'l qlw los IwJurales Ile I1ayli eslaban destilui¡mermro con la pretlicálllllr.\
hnen éxito Ú f1('(lllle'dos d,: toda i,l,~a l'l:ligiosa, cre~'en¡]o (lue seria pUl' lo t éndoles lo que l!! eaullillo lleseaba, ú all'_lIlorizantlotanto [¡icil, introducir I'll ws ¡'milllos las doctriuas de ](lS con amenazas.
I;l aisl íandad, porque sin Ilwla ignoraba que es mas
Solo se conserva recllf'rdo dc una Ile sus f1riucipadilieuPoso r.ncelldcr d fuego de la devocion cn el l(s ceremonías
religiosas, El caei~ne sllÎlalaba dia
pecho 'II'laoo tie llll ateo, fille dirh;ir SIl llama ll<ícia p.lra eelehrar ulla especie dtl festil'lllad en hOllor lie
olro 1I11em olljeto, despues que ya está cnc'Cllllida.
Sl-. ?emí. Acudían los ¡ullios de 100las partcs, y forPocos seres hay r./11lwro tic tau menguad" inleligenmaba/l nna procl!sion solemlle; los pLdrcs sc deeoracia, QlIl no si/llIlan en sí mismos la convicciou de !J(U con los mas preciosos ornamenlos flue poseian;
UlIil dl'idatl gohernadO! a. Jam;is ha existido una na· la,; virgenes ihan enleramente
cn cueros. El cacique
cion Ile aleos, (lroulo se descuhrilí, plies, que lelÍ ,:1 principal
personaje mal'e1wha á la callew, 10lIian los islellOs Sil religion, aunque dl~ vaga y senca.ldo una especie dc taluhor. Asi coui ¡lIl1ahan hasla
I~illa Iwluralew. Crcial} 11Ulln núluen Sllprl!1II0, qlle la:a;;a sagratla, cn que cstaltaulas irn;¡genes delos
hahilab,l los ciclos, er;l inmurlal,olllniplllenle
é iU'¡ ze,nis. LI/'gados á la puerta sesenlaba fuera de ella
\-isihJ¡!; I! sllflouian un tJrigl~U Ileterlllill;l¡fo, d:illl[ule el :aciquc y se¡,¡uia to('allllo su ta/llhor mielllras la
lIlallrc, jlero llopadrc.Nullca
usahilll dc cullociircl~- I pr(:ccHioll entralla, llevantio lilS lWlllhras cestas Ùll
l.ll, sillo ¡Ile s.~ valian C"IIlO tllPlls;ljeras tI'l olras dd- : tor~as ndorn;Hlas Ile llores, y marc!l;'lIdo al sou de
.lades inferiores I/amad;ls Willis. C¡llla caci41Je po- I sll1rorio
callto. Ikdhian
los hllcios los presentes
scia sn (ios lutelar t1cPólú lÍrdcII, áquir:lI ill,'ocalta : COI Ih,gcom¡¡asalllls gritos ó alaridos. (lncbrahanlas
y lingia consulLQr cu ,lUS HlIlprÚsas pÚhlieas, y á : tOI' .as tlr.splles de oi'I'ccÍttas:i los zem;" y rcp:n'lian
quiell to.los SIlS sÚ\Hlilos re\'Cl'llIlCiahall. Tcuiall ca· : 10s)Cdazns enlre las cahezas de familia, (lile los con,
S;lS arar1e, como templos tip. .:sla:< t1eitlallt:s, en qllr. I ser',¡han eui(ladnsamentctofloel
UllOcomoilllpedilihaltía ill,;'I;.;ellt1s oe los zemís lallallas en IlIadl'ra ¡', vos le adl'ersos ilceillentes. !lecho esto, seadelantaI,illdra, ('J llechas de harr'l, y gl:lleralmt'lIle de mOlls- I han las Illujeres ¡t cierta seiíal, canwndo himnos en
lrnosa'f 'crngllanll'
I't)l'Il1a. Cada l'amilia y cada ill- Illln 11'tic los zl)mis , Ó ell prez dc las heróicas hazadil'idno leoia tamoi,lll:-U
zcmí ¡¡¡¡I'tieular (í gcnio îias lesusalltiguos
caciques. TOlla la rCl'cll!oniaeonprotedor,
eOllllllos I;lre!;y pcualt·s dclusantiguos.
c¡nla eon una ill,'ocacion á Ins Zl'lllís, pÏiliénJoles
Los pOlli;'ll por !ollil!a l'asa ,~'Icu sus JrIuebi~s; al- 11111\
vigilaran por la ~;¡lria. y la prot('f)il~ran.
,
gllllos cran de rlf~qUellO lamallo, y se los celllalllos
Altemas de los zellllS lelllacada c,aclljlJe tr,)s ¡oolos
¡lIIlins ¡i ,a t'rente ,·.nallll,) iball oí la guerra. Crdan
ó tal smancs, queno eran otra l'osa quemerosped;¡fill) fuesl'll tran~feribles los zernís eOlltodo su pndl)'-, zos I e piedra, muy veneratlos pOI' ellos y sus sÍllllliy fre<:nentellleutese Ins robaban U,ltJSiÍ nI ros. Cuando
tos. _\1 uno atribuian el pOtIer de produdr ahundallS'l prcs(:nlahan Ius e!'ftailoles ell[\'l~ I'llos, escondiau
tes cosechas; al otro el Ile Ilnitar los dolores del
los ido los pOrfjUe no sc los lIevasell. Irllilgiuaban lllle parte; y al tercero el de traer ci sol lí la lluvia, setUllos los objnlosdela natmaleza estul'Íesell presidigun !·e necesitaba. Colun cnvió lres de ellos á los sodos por lo; zemís, de los (ll/;¡ll's cada uuo tenia un lÍeralos,
'!lIcargo Ó gohierno CSplld.II, ln lluÏ:tu en las eslacioLa!. ideas de los inllios respecto (¡ la cr.~acion eran
Iles y los el-1rncnlos, eall<rdHl/1la ahundancia Ó estevagas é indefinidas. Dahan á su islaocHa) Liprioridaci
I'ilid;¡d de los alIOS, desalaban los huracanrs y lorùe- de ex steneiil sohre todas las otras; y crcian que el
Ilinos, las tempest;1I1es y el !rùeno, las suaves Y sol y ia luua haùi.1n salido origina{.llente I\euna ca11:lIll'lad;¡s I,risas , y las fructíferlls lluvias. GObl!J'Il<l,- venIa de In isla para dar lu? al JlJundo. Esta eal'crna
han las m¡¡¡l~Sy las selvas, Ins mallallliales y las fuen- rxiste tOllavía ;'¡ siete ú ocho leguas de cabo Francois.
les, ('omo ras Nf'reillas, las Driadas v Sátiros de la Ticne ciento cincuenta piés de 10ngitUtI, y casi la
;lnligÏtell:JIL Dislrihuiau la fortuna en ia caza y pesmisfllt: de altura; pcro es muy estrccha. l'ío recibe
ea, eouduclan las aguas dc las mou!aiJas por segulilas luz que de la entrada, y de un aguj-;ro redonros eauces ,i discurrir paeílkamente
las lIanura~ ell 00 de! techo, por donde dicen que salieroln el sol Y
aregres arroynelos 6 mansos y cautlaloslls rios; pero la luna á tomar su lugar en los ciclos. La bÓl'eùa es
en Sil enojo las hacían lilfllbil1n precipitarse en iudotan re;;ular y propûrcíohada,
que lilas b.en parece
mahles torr'lntes tÍ inundaeio/les,
ùesvaslando
con obra d )1 arte que de la naturaleza.
En til1l1lpo cie
'~lIas los val es y praderíils.
Charle'oix se veian aun I'nt¡¡\Iadas en las rocas las
Tenian tarnbieu los inllios sus hueios, Ó saeertignras de varios zcmis, y los re3tos de n,chos para
.loles. que pretendian comnnicarse eon los zernís.
reeiuir estátuas. Esta caverna era tenida en grande
I'l'aclicaban estos rigoroslls ayuno!; y abluciones, y veneral:ion. Estaba pintaliayatlornadacon
l'a IIIos veraspiraban el polvo, ó bebian la infusion Ilc cierla
oes y o:.ras decoraciones sencillas.llahia
cnella dos
yerba que le.' produeia embriaguez y delirio. Con tll- ím¡ígen3s ó zemís. Cuando se necesilaha Iluvi:J iban
les proeedimienlos
sufrían, sngun ellos , tralll~cs y los indílls en percgriuacion
allí, (lanUllloo y bailando
visiones, en que los zemis ¡roSrel'elahan los sucesos
y Ilev;ír:doles ofrendas de frulos y dc 1I01'llS.
futuros, ó lo[ instruian en la cura cie las enferflleda·
Creian que salió el género humano de otra ea\'erdes. Eran generalmente
grandes herbolarios, y Illuy na; loslOmbrcs corpulentos por una ubertufiI, v los
inslruidos cn !ilS propierlades mcrlicinales de los ár- pt1IIUCltt>spor un agujcrillo. Vivieron mucho tiempo
holes y las pla lIas; curauan las ellfel'll\edadc~ usando
sin hemuras, pcro va.gando en \Ina ocasion l'crea de
de algunos Silllplcs, y de l1luehns fÍ.los y ccremonias
un lago, vieron ciertos animales [lUI'las ramaS lie
I
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11IUl.loTl:,C,\
li~. t;.\SI'AH
Jus :írholes ,que SI: supo .!espncs scr /Ilujeres. Al
(/uerrr cogerlas se les escurrjan ClJmo Jas anguilas
tie moJu que no t'Lltlposilllc l'I\telier ninguna. Al fin
t:llllllr.aron en aq!lella singular caza unos hombres
I:uyas mauos hallia puesto muy asperas la lçpra. Es .•..
tos pudieron asegur:lr cuatro ,le aquellas [¡embras
reshaladizas.
con quienes Sil pobló el mundo.
Mieo/ras habil;¡l.:1ll los homhres la caverna; solo
se atrevían iÍ salir de ella por la noche porque la
vista del salles era fatal y los convertía en árboles
ó en pieilras. Hullo uu caèir¡nc, llamado Vaganiona,
que envió á uno de sus súbditos á pescar fuera de la
caverna, y habiénd.ose detenido cste hasla despues
llue saliÔel sol, secoilvirlióen
aquel pájuo de meloJioso canto flue equivocaba Colon con el ru¡seiwr.
d cad(plll y su mujcr allrieron \lll dia la caJ:lhaz;¡
para I'Onlelllplal'lns hllesos del hi.lo, y vieroncon sorl'l'l'sa salir ,le I'll" IIlUl'hllS peces grandes y pequeilOs.
El CaCiIJIH\ cerról¡¡ c:,¡;¡h:lza al instante, y lapusoen
dma (le S11 I'asa , y empezó Ü vanagloriarse
de que
tenia la mal' cnc('ITada en ella, y 'lue podia comer
lll',;('ad" cuando ()uisiese. Cuatro lwrmanos mellizos
\' (~\Jrinsos, hahielHlo oi,lo jwhlar de III tal calabaza,
"¡ni"rol! '~l! ulI~eHeia ciel cacique á verloqllecontc.
Ilia, La <lr,juron curl' al sucIo por descuido,
y hahi":l!')lls/) hecho pcdu7.0s, sali<Í de ella uu poderosísiJIll} tf)rr,~nte,
con dclfines,
tihurones,
y mucha
abuudancia ,h\ ballenas; y se cxten<liú el agua hasta
;ml'gar la tierra 'J formal' el Océano, dejando solo
las cllIJ.¡bres rIe las moi1tailas descubiertas,
que son
\.1S llamadas isl1ls.
Su morIo de tratar IllS muertos y los ,Isonizanlc¡¡
'i HUll;.
,\il:ulian que todos los :IlIOS por cI tiempo que BU(rj,~
la transformation,
venia por la noche a lamentar SlI
desgracia con dolorosos triuos, Causa por la I}IW
siempre aquel ¡};íJaro canla de noche.
Así como las mas de las naciones sah·,1jes, leni:'ll
tambien su tradicion del diluvio universal, tan fantástica como las que preceden, yes deadl'ertir,qull
siempre el-ingenio humano, en su natural estado, ,'~
inclina á eXlllicar los gra rtdes sucesos [lor medio de
causas pueriles y familiares. Decian , pues, que !1abi:t
vivido una 'vez en la isla un poderoso r.acique el cual
mató á su único hijo por haber conspirado contra él.
Despues juntó~' limpiÓ sus huesos, yIos puso en una
calabaza para conservarlos como se acostumbraùa
hacer con las reliquias de los parientes. Mas adelanl(l
cm singular. Cuanllo se d(',sesperaha de la vida del
cacique, le ahogahan por respeto para qlle It,) muriese como las gentes vulgares. A e1;tas se las extendia en mis hama?as, ponjéndoles :\ la ~abecer;: pan y
agua y abandonandolA;; pal'a que murIesen en soledad. A veces las lIel'ab:lII delante del caciqne, y las
ahogaban si este lo permitIa. nespues de muerto se
abria el cuerpo del caciqlw, se secaba al fuego, y se
conservaba; de otros Slllo guardahan por m/)mona la
cabeza 6 algun miemhro, A veces se enterraba todo el
'euerpo en una cal'erna, con una calabaza <te agua y
un pan; otras lo quemahan en la casa del difunto.
Tenían confusas nociones de laexisteneia del alma,
separada de la c¡;rne. Creian que se apareciesen Jos
espíritus de los muertos por tas !loches, tí ¡Je dia en
lugares retir¡¡dos, ó á solitarios individuos; á vece~
se prese¡¡tahan con ail'eamenazador
, pero si les pega-
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y YI \JE5
Il!'; C/IIS .·ÚIlAL r.ow:\'.
lia el "laj"l"o S~ deDI'allGlian , y obScl"\'¡lba cstt\ qUll
';Illo/¡;¡bia !J1'rido las roea,úIOS;'lrLo!lIs. ,\I.:osltllllbra¡);¡Ill;nllhi.~n mezclarse C'lll los YÎI'it\lltes; Illas se tlií't'I'I'neiall:lI 01,\ esto~.en \(ue no lellian ollIbliBo~. Los
iJldios. Le! Ir.rosos till Clll\lllltrar ,tljlwI/as ;lpar~elOne~,
repufónal¡;¡n il" solos ti silios O~CI\\,(~s.Tenianldeas
Ile
IIlIlllMar I e rl'.'\ompellsa. ;i t!owll\ J[¡all dl\sj1l1es d:. la
W'II'rll' jn, ('.spiritus de Jo; hombrcs hucnos;l r~unlrsl:
(¡ los dl~ ar/uellos que mas h:d1Ïan anudo en VIlI:l, ~ a
los Ill) lod"s SIlS asecndiculllS, Alli ¡.!ozaL:¡n, SIll 10I.I,rrllpl,iOl yensll perft:c, iOIl \'el'lhdera tOllos losplan,r('s (¡nr. cnnstituian su fdicil!;¡ll en la ticITa Va6:,th:1ll l'or lI11hrosos y frllcl:fllru,¡ uos/jue,¡ l'Il c?mpallra
dI' \'ir~rJH s muy hHmos: s, COll (luicl\t:s tl'lllall uan'Iueles dI' l'xr¡uisitos frulos. El paraiso de lIqllcllo,s
\lit\ua\'erll/lratlos se situal,a t1i\'ersaIllt:nte, y cada tnbu le sril,J/aha al"lln IlIuar f:\I'orito úe su provin¡;Ïa
uattl'a. ~JlII.:IIOS,(~lJp~ro~se eOIlI'I\nian en pilltar esta
'
I
I
ldulm~ cnr()Jltj';ltlo.;
lios á los inicillilos, r'¡ úe otro JJlOllo, pnr acciones
bl,,'oglinc:l~ , sus fa~tos ltisl',rÍeos, sus proYI\¡;lat!as
¡:mpresas, :;us eaCCl'Jas, CI.11J0scat!as y hatallas, pareciéll,!oSIl h; jn algunos puntos drl vista ¡Í la danza pirriea de los antiguos. llabhll,ln de lo gcnerales (Jlle
er:1n estos J¡aile;~ enll'e Jos indios dl' lIayli. dice Pedro
?lI:irtir, ((qlle los cjcclll,lhan ,il sondccil~I'los metros y
»I'Olllances (Jlle desccndi:a de ge:l\'.racioll en genera,
»cion, y cn que sc rceiLlil, nias prnczas de sus ante»pasadns. r stas rimas ,', ro~nanc:\s, alwde, sc llaman
»are~tos; y como IIlll'StroS mÚsicos csl;ín acostum),lJrados a (ant;¡¡' rd J,arpa y al laurl, ellos del mis»mo modo .'antan SIlS cantares y llanzan á la mÚsica
,)de cI/os, t 'cando pancll\f1s "¿dos de conchas de
»pl\CI\S. A e ¡tos pallllcros J,~s /laman ma{J/lfY. Tienen
»lal11hicn c, ncioncs y rOllwnccs amorosos, y otrosde
»Iuto y lamenlacÎon,
y tamlJien para animarse en la
»gncrra,
tcdos canl;lIlos con mÚsicas propias del
»asunto.') lara estos hailcs, como ya se ha dicho,
deseahan CO'1tanto a!Jineo :05 cascaLeles que se suspendian en el l~\l\lfpO, y art\loniwhan con las cadencias
de los cantol'CS, Este modo de hailar aJ cOlllpás de los
romances sc Ira comp:1J';/(lo ,í
haill's dl' Vl\!'anll Ile
J,,~
Ki;
jI"Cg.Oll. como cstahl~cit\a ccre.! llc \ln "'l"ll t'Il l'IJurfe I eeJtlenlal dela Isla, I'n h bell:1 prlll'nIl'la de ara"
f!1I'. Alli bLia llelidost)s \";\lIt\s I.:ul,i'\ïlt'" 0I~\ 1I1ldelie:tlh fruto lIallI:~,lo e/mamcy.
t\\'I l',\lIIallO de \lll
I IIII' oeoton.
lllla¡.!lIlahan IJur SC,lIIanll'llIall (lcllllas la~
: ~!lmIS ú~ los /~l1e~tos todo el t[la pO_I'elltrll las ;¡lLas e
Illla:¡;esJ[¡le~ cllspllll's de las 1I10ntan:ls, y ha¡a]¡all por
: las .1Ot:llesa 10s,l'alles para ¡'ef!alarsl\ c .•n ;Irluels:lgra~
tlo ruto. L,OS\,IYOS se ahstc!uau por lo ~;1llto llt, 1.:0IIICllo, no luese qne IllS allllas de sus !,al'lt'nles palIe"
cie~en pO,r falta!lt: aljnrel~to.
, ,
.
, ¡ os bmles, á que pl~rcclUnlos 11ll\¡O,SC~l~xtrelllo nh~101l;ltlos, y que l.:[lIISIl~cl'alJall al J~l'Inelplll los l'spa"
uoks COI~10mero Ra?,Ülcmp'!, se \'1Il Il;'SPIlI'S !JUI, crall
e~l'lmlOl1IaS de relJ!;lOSO eamell'r. !.a,daIlZll fOrllla, en
ciel lo parte slllgular y caracl('J'IslJl';l 1!I' (odas Jas
cos lllUhres de los in\!ísenas del l':lll'\'Il-"Ullllll. Ell
clio> estaban ejeIll[JJilicados, por sigULS [¡ien couoci"
I
ell 1:1i Alllill:1S.
Ins Ir hradol'cs Uaml\nCnS, y ;¡ los que se '.JSan l\n Espa·,
i¡11al son dl~ las ('astañr.las,
y 1'01I1;/lICI'Sqlle se dicllu
mnri ;eos, los cuales c~istiau, PUlpero, ,:nll's lll~ 101 doulin:ldon de los /uoros, rutre los ~~()d()s<¡ uc I¡¡¡uita[¡au
la pc línsula.
La Irstoria primitiva Ile casi lOtlas las nar:Ïonps se
ba CI nsr.rvarlo en las rilll¿¡S l' I'IJ1IWÍJrt\:i hl'rt',ieos rie
!J¡mlils y trova,lorp.s; y asi Sll';:llllia ClIlI los :1reylo,; de
los iudins. « Cuando moria 1111(,I¡rique, di"I, Oviello,
)lcantaban enlÚglll'l'rs
llnlas Sil \'1da ) i1cl'inncs, y
I)rr.e( rdahan to,\n l\i bil'n 'lllO hal,ia hc('.htl, A~i 1'01'»mar 1I1los romallces lÍ al'l\)'fIlS, II"Il cOllstituiall su
"hist,}rÍa.1) AI~UllOS di: ellos I\rllll dl~ cadetl'!' sagrado, y explir.alJ;ln SllS noeioll!'s t.radicionales ¡\l\ tetllogía, ). las f:ihlllas y sllperslil'jlllll's ¡\,\ Sll creencia, I'eligiosl. Pero eslos no se Il\s Ill'l'lnilian ¡;:1l1tar á otros
que á los hijos de los cal:ill'les, illslrllillLs ell olmoll"
de ha ~crlo l'or Jos burins, SI: entollahall deJallle Jill
pur-bl) en Jas feslividadps
solemnes, <1COlllfluiJullos
por u ] tamboril de mat!llra hucea.
Tabs son algunas de las partit:lIlarida.1es
Ile aqIlel
plIcLJ,} sencillo, ('Sterminado de la tierra anles (lue se
l'fcyc;e IJ1ln Illerecían sus cosl.lllnhrcs y ~ft~t'ncia in-
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sn
.
IIlnJ.lOn:n
Ilt: GASPAR Y ROlf;.
vesligacjonni Cdll~'~Il. La obra prt>scnte no tiene por pronunciatln el fatal ¡i'l!: Ill,;blalll'lIS IrahiaJl pClIetr;!ob~eto cntrar en ell'CI!nstanciadas relaciones de los! do en sus tierras; la avaricia, lil illllUicjOll, el orgupaises y gentes desculllertas por Colon, sino CD cuan- I 110, los cuidados consumÍllore,;, el trahajo sórdido.
to estas puedan ser Útiles ;\ la ilustradon de su his- iban á se"uirlos de cerr.a vel indolcnle paraíso dd
toria; qUil:álas precede.nles se han extendido lIlas de indio â d~saparecer para ~iëmpre.
lo nec~sal'l~, pero serVIrán siempre para dar interés
'
y claridad a las transacciones posteriores de la isla.
CAPITULO XI.
lIfuclJos de los expresados pormenores los observa, ,
...
,
.
ron como ya se ha dicho -I Al ',t
. /' .', _ I t1.EGAlIADE COLO:'; A ISABE/.A.-¡';~ItRMI,D.\DES
EN 1.\
,
.
, e mlr,\O e y sus o IChl
COLO"I
les en la excursIOn que hicieron á IllS montailas v
. A.
duran,te su residencia en la llanura. Les naturales ies
(149 í.)
~areclaD una raza singularmente incrte é indiferente
EL ~!J de marzo aporló Colon á Isabela, en extrea los. mas de los objetos del humano trabajo y codicia. mo satisfecho de su expedidon al interior de la Isla.
Los lll?omodab~ toda labor, y apenas se tomaban la La apariencia de todos los objetos v,:cino~ al puerto
n,l?lestla ~e c!Jltlvar la yuca, ~lmaiz y la patata, ar-I aum.entó sus e.speranzas de prospendad IU,tura. Las
lIculos prmClpales de su sulJSlstencia. Pero abunda- slJmlllas de varIoS frutos halllan ya prodl1wlo planban sus aguas en peces, cogian fácilmente la Í1tia el tas; la caña dulce prospcralm maravillosamente; Ulla
guanaco y varias aves; y tenian opíparo banquete' en viña indiana, cultivada â la europea, había dad,) ralos frutos que espontáneamente les daban sus arbole- eimos de mediano ¡¡usto; y los vástagos de las viÎlas
das. Aunque el aire era á veces frio en las montañas
cspailO18s empe7.;¡ban á formar los suyos. El 30 de
preferian sufrirlo á tcjer ropas del algodon que abun~ marzo le trajo á Colon un labrador es,pígas lie Ir2go
~Iaba.en las florestas. Asi pasaban su existencia en sembrado al fin de enero. Las llùrtahzas· pequenas
IIIaclIVl1pereza sentados á la sombra de los árboles 6 llegaban á sazon en diez y seís dias, y los frutos madÏl'írliéndose en juegos y danzas.
'
yores, tales como call1uazas, pepinos y melones, poE~ efecto, estaban destituidos de los poderosos dian servirse á la mesa Ull mes despues de haher
motIVOSque conducen al trabajo, pues carecian de . puesto en la tierra sus semillas. El suelo, humedecido
las mas de Jas necesidades que fuerzan á los hombres I por arroyos, rios y frecuentes lluvias, yestimulauo
r;n la vid~ ci~i1izada, 6 en lIlenos templarlos' climas, ~~r un sol ardiente, poseía aquellos, principios. pr~a ulla fatIga mcesaDte. Xo tenian crudo invierno con- IIhcos que sorprenden con la prontItud y prolligahtra .q~() proyeerse, especialllle~te. en los !a/les y lIa- da(~~e su ve,jetacion, á IO~,cxtraIlJerosacoslulllul'ados
nUla~, donde segun Pedro MartiI' « la 191a ~ozaba á VIViren chmas' lIIenos lertll,~s.•
))perp,etua primavera, y continllo ve~ano y cosechas.
Apenas habia vuelto el Almirante ¡Í l~abela, cuan))Los arboles conservaban todo el año slIs hojas y los do /leg/) un mensajero de Pedro MargarJtc, ¡:;oberna))pra~os su~ verdes yerbas. No hay am provin~ia ni dol' .del.fuerte,de Santo :romás! dáll¡\ol? parte dl: (Iu.e
))reglOn , unad~, que no sea notablé por la maj\'estad lo~ IIIdlOSde .las cercamas hablan malllfestado s~nltl)de sus montanas, por lo fructífero de sus valles, lo mlentos hostIles, abandonando sus lugares, y eVltan))awadable de sus colonias, y lo delicioso de sus lIa- do todo trato con los blancos; y que ~aonabo JUI!ta))nura~, con ~bundancia de hermosos rios que las I ba Secretamente sus guerr,eros • y haCia prepar~tlv')S
»atmvlCsan. 71\0 se han hallado en ella animales dañi- para atacar la forlaleza: El hechu era que, aSI que
»u?s? ni cu~drÚped?s carnívoros, ui leolles, ni osos, I~ubo partido el Almirante, ~uando los espaîíoles', ya
»1lI heros. tigres, III astutas zorras, ni lobos devora- Sill el freno d~ su' pr~sencla, so elltregaro~l, co.mu
))dores, SlIIOtodo ~enluroso y afortunado.»
'era
de te!".er, a sus pasIOnes; ~ e~asrera!·on ,!.lo~ 1I)- •
. A las sU~ves regIOnes de la Vega /levaban las
dios, qUltandoles el oro que,traHlll,. é l~jurJan,J~los
SIV~SestaCIOnes cada una su fruto; y mientras se re- en ~us ~uJeres. Caol~ahohalJla tambl~n \'Isto cor¡ 1111coglan los maduros, otros que se iban va sazonando paClencHl á aquellos mtrusos aborreCHlos ['Iantar sn;:
}lor las ramas? y los botones y llores de"que se halla- estandartes en. el corazan de las JI10nwnas que él
han estHs CU~Jlerlas, prometían y aseguraban la rutu- mandaba, y sabn que nada le quedaba que esperar de
l'a aUulltlancIa. ¿ Qué necesirlad tenia n , pues, de al- I ellos mas q?~ ven¡;anza ...
macenar y pr,~v~er ansiosamente pam lo venidero \ Mas no hlCler(1I\grande efecto en,el ¡¡nnD.ode Coh0l!lbres qu~ \'1VlUne!1 cosecha perpetua~ ¿Qué ne- Ion aquellas ~u~vas. P?r lo que h.a~¡¡¡eX[lerHn~l!tado
cesldad d~ lular y urdir I!enosameute en los telares, del carác~H wdw, tema en poqulslmo s.u hostIllllad.
cuand~ remaba lodo el alla una temperatura c1emen- Eran débIles, temerosos de los b,lanc?s ~ y sobre, todo
te, y III la naturaleza, ni las costumbres les imponían miraban con terror los caballos, Imagmandolos lIeras
la obligacion de cubrir sus carnes?
1 obedientes á los españoles, prontas á devorar á sus
La liospitalidad peculiar Ii gentes que gozan tan I enemi,.,os. Se cobtentó pues con enviar á Margarile
sencilla e.dstencia, la experimentaron Colon y sus I un ref~erzo je veinle soldados, algunas provisiones,
cOJ?lpaiiero~mientras estuvieron en la VeRa. A donde y treinta ho'mbres mas que abriesen un camino enlre
qUIera 9~e Iban, hallaban escenas de no interrumpi:.. el puerto y la fortaleza ..
da festIVIl~arly regocijo. Se apresuraban de todas
Lo que á Colon daba verdadera-y profunda 1Ilpartçs los IDdios á recibirlos con ofrendas, poniendo quiet.ud, eran las enfermedades, el desconte~to yel
I?s teso~os de sus arboledas, de sus montañas y cor- abatimiento que se desarrollaban en la coloma. L?s
I'wntes a los piés dll aquellos hombres que creian aun mismos princípios de calor y humed~d que fecllllllIImJados d.e los cielos para traer la felicidad á su isla. zaban los campos, eran fatales á las gentes. Las exilaC~n~pl,ldoel ohJeto de su residencia en la Vega, se I~ciànes d~ los pantanos .r lagunas y vastas Iloreslas
d,>spldl6 Colon al cabo de algunos dias de sus bené-/ clrcunvecmas, y la acclOn de un sol abrllsador en
\'olos ha?itantes, y continuó la marcha para el puer· aquel suelo vaporoso, produjeron (je~res intermiten·
to, volVIendo con su reducido ejército por las eteva- . tes, y otras enfermedades muy pellgl'Osas para las
das y breîíosas gargantas del pa8Qde los Hidalgos. Al constituciones',curopeas en los illcultos paises tic los
acompaîíarle la imaginac\on por aquei/a riscosa nltu- trópicos. Muphos españoles sufrian los t~rmentos. de
l'a, desde donde la vez prImera se apareció la Vega á una enfermedad hasta entonces desconOCida, castigo
los ojos de los europeos, no puede menos de dirigir de su licencioso trato CODlas hembras indi~s. Asi,
una mirada de lastimosa admiraeion á tan bellas re- los mas rle los COIOllOS,6 estaban del todo cn/Cl'IlIos,
siones. El sueîío dulcísimo de la libertad natural de ó en suma postraCÍon. Pronto se c6Dcluyeron las mcla tranljuila iglloran~ia J de la oci~sidad vaga y a~ra- djcinas, ~ haeian g~andís!lIIa fa.lta, no .solo eSlas,
dable, aun no se habla lIltcrrulllpldo; pero estaba ya sIlla la CUIdadosa aSistencia, qUizá, mas IInportanll.'
I
j
I
SU-¡
I
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VIDA Y VIAJES DE CRISTÓBAl.COLO:'l.
87
para el enfermo que los mi'imos medicamentos.
Los' melallr,'llía tIll las engailadas
esr~ral:7.aS,
esta~an
qUt~ estaban buenos, ó se o(:upaban en las lahorl~s pú- ; sus kchos fallos rle la ternura, ('.11ll!a(:os y alenclOblicils, Ó en suplir sus propias neresioa/lcs; tenicnrlo
nes (ue los huhieran cercado en Espaila j y caiau en
que ejecutm' carla unoe: trahajo manual qUll necesita- , la huesa, mulcticiellllo el dia en que abandonaron
su
b~ h~sta pala el guiso de sus provisiones.
Las ohras ' patril.
.
pubhcas desmayaban muc\;o en conseculmcia,
y t~ra,
El venp,rahle Las-Casas y lIerrera,
des pues de el,
Imposible cllltivar la tierra lo bastHntl~ para que sa- ; recu·Jrdan con mucha solemnÍllad una creenci~ pozonase los f"ulos. Empezahan tambien á rallar provi- : pulaI' generalizada en' la isla al tiempo de su reslllensiones, por Ilaherse ech~do á penler muchad horrlo, : cia (:n ella, y relati\'a á la prematura
muerte de
y corrompí( ose otras en tierra con la hume<lad y el I aqudlos cahalleros.
calor. Parecia imposible Iwhituar :í los colotlos á los:
EtI los a¡¡os posteriores,
cuando la capital de la
alimentos Ï1,dios, y en SllS enfermedades
reqllerian I Colo'lia tuvo que n~lIllarse dlllsabBia, por lo malsano
arJuelkls á 'Ille estahan acostumhrados.
Para evitar; de Sil situacion,
no tardó ell arruinaI~~e la ciudad y
un" hamlll'l" absoluta, rue necesario poner la gento á . l'fuerar del to(lll abandonada.
En el tlscurso de los
corta racioli, hasta ,le las t1ailUrlas y malsanas provi- ¡ tien: pos se convirtió, como otros lugares desiertos y
sione:\ rest:ntes.
Esta mlltlida causlÍ ruidosas mur- : ruinoso,., en ohjeto <ll! supersticion
y terror para el
muracione;: • en que tomar on al'li va parte algunas de . poplilaelio, y no ¡milia quicn se atreviese â \legar á
las principa es personas, que d(lhÏ3n haher defendido I sus 'luertas. Los '(ue pasahan por cerca dp, ellas, ó
las providenci~s de Colon: entre estas ¡:e ('ontaha el aod;;!)an á ('az~ tie ('l'l'dos silvestres,
muy abundanpadre Boil, fraile tan turbulent.o como astuto. Sil ha- tes ,m lo,. alredetlores,
afirmahan que de noche y de
bia irritade,
rlicen, por la rí,(ida imparcialidad
rle dia'esonahau
trist.ísimas voc.e~ dent!') (le las muraColon, que no hizo en sus úr,lenes distinciones
de lias. Lo~ labradores no osaban, por eso, cultivar los
rangos ni personas,
y puso :11 padre y su ramilia á campos arlya(:tlntes. Decia la historia redbhla, aÏHlde
media raden como el reslo de la Clomllni<larl.
Las· Casas, que dos esp:liioles atraveslban
por acaso
En medio del general rlllseontento comenzó á escaun ,\ia los derrui.los edilicio~ de la cindad; al entrar
sear el pan La harina se habia acahado, y no se po. : por una (le Sile; solitarias calles, vieron tios líneas de
dia moler fi trigo mas 'ILe por el fatigoso é insufi- , hOIJlbres que moslrab~n por su porte magestuoso ser
ciente met io tie los molinos de mano. Era, pues,
hill¡lgos, de sangre nohle. y caballeros tic la córle.
necesaria la inmediata eTeccioll <le un molino, y se Estlhan
ricamente
vestidos ú la Q.spañola ant.if!Ua,
precisahan atlemas otra, obras uo menos importan les con estoques á la cintura. y s(,mhreros anchos de capara el pr! comunal. Muchos tic los trabajarlores esmil.lI, como se usah:!!l en aquel tiempo. Los dos estahan enfermos;
algull05 aparentahan
mas mal tiel paiíoles extraviados
se a/lmiraron de ver tantas perqne snfri~lJ; pues repugnlba
generalmente
t(lelo trason as rleaqllella 'pariencia
y ran~o, (lesconocidasen
bajo que no rlaba inmeilhta
riqueza. En esta situala ¡,la, y viviendo en aqucl desolal1o sitio. Saludacion quiso valerse Colon de lodae; las [lersonas rollus- TOll, pues, re~petu/,¡sameole
il los I:idalgos, y les
tas; y corTO los cahalleros y hOlllhrr.s tic suposicion
preguotaron
CU;íIHlo y (le rlónrle habían venido. Los
c'1nsumial los comestihh!s al [lar dt~ la gente orllina·
cal allel'os conservaron
UII siniestro silencio;
pero
ria, se les llamó ti 'lile eontrihuycsen
altrahajo cocOltésmente vol\'ieron el salu(lo, quitán<lose lossommnn. Se consideró est.a Illedirla como una Ilegrarla¡JI'( l'OS, y pega/las
;í I\II0s tambien las cabezas, de
cion crue por mudlOs :¡jdalgos jóvenes de ilustre
morio que quedaron los cuer[los decapitados.
Inmelinaje)' altivo espíritu. y rehusaron somt't.!rse á ella.
diatamente
<lespues se ocsvanecieron
lodoso Tan
Pero era Colon Ilslricto ohservador tic la discipli!1a,
gr:.n(le fue ]a sor[lresa y horror tie los (los espectadoy sintió hl conveniencia
rlt~hill:el' respetar Sil autol'lres, que estuvieron ti punto de morirse, y 110pu(licdad: se v;llió rle merlios eomplllsivos • ohligúndolos á rOl1rp.cohrarse eu muchos dias.
la oberliencia, Esta fue ot.ra (!ausa de la enconalla y
'~sla leyelllla hosqueja bien el carácter superstiduradlll'a ilostilir!t\11 fJuellllchos
formaron contra él. cicsll rle aqllel siglo, y espcciallllent<J tll! Ins eompaExcitó Sil contluct:\ la indignacion de los principales
I Ï1e 'o!'>de Colon. Talllbiell prueba la impresioll propersonajes <le l,~,colo~i~, y I;. atrajo ~~Ire~.entimien~o
funrla y tenehrosa qlle causó en el ánimo de la gente
de muchas falmhas rllsln¡;UlllilS tic I-,spana. Se decm
co·nun Iii muert.e de ar\Uellos cahallr.l'os, la cual ayude él qU'l era un extr,lljcro
;¡rrogante,
levantado
lió mucho fi aumentar
a impopularic ad del Almirandel polvo l!lla tierra, enorgllller.ido con la adquisite; [llles se <lijo, tiln gratuita r.1'Jmo'alsamentc,
que
cion repe!lt.ina del podl~r, 50111at!lnto lÍ anquirir cau· él os habia seducido y arrancado de SIlS casas con
dales y ~'andezll,
dispuest') á hol]ar la llí¡;nidad dó en~añosas promesas, sàcrificándolos
inhumanamen]a cahalle 'ia espailOla, y á insultar en fin el honor de te;í sus particulares tines.
la nacion
Purlo hahersido Color r1emasiado estricto y severo
CAPITULO XII.
en sus {lIdenes. Hay ca,os en (1'1'l hasta la justicia
n";TRlBUCIO!'i DE I.AS n;ERZAs ESI'A3iC,I.ASE:'i EL I~TIÇ
'lIe!!a á ser opresiva,
y !ln que se ha de templar con
RIOR.-PREPARATIVOS PARA U~ V:AJK Á CUilA.
la indulg/mcia el rigor dillas circunstancias.
El mero
trah~jo dll un homhre or(línario le consideraba èI gen(149 i.)
~i1-homb/e c0!ll0 !1Un;i,larlor. L,OS mas ,de aque,lIos
El. general y crec~ ente descontento de la poblaci~n
J?\'enes no ~ahl~1ll Ido a I)u~car rJque~as, il las ¡ni\tas,
d,E Isabela, y el dpldo consumo de as cortas provlsmo que, IUsplrarios por Hleas rantasllcas ó nove- • SII)IlPS que qllerlaban,
eran motivos lb la mayor
lesea.s. e~perahan sin dUlla distinguirse
en ,proezas: inqll!et.ud para Colon. Dpseaba hacer otro viaje rle desherólcas y aventuras cahallerMas,
y contmuar la : cl.hl'lllllenlos j pero no po/lia veríficarlo sin asegurar
carrera (le las armas, ~o:nenza(la con tan~o esplelltlor ll~ tranq~¡j\id~d de ]a isla, Determin{. por lo tanto enen los ca npo~ granadlUos. Olros se hi\hl~n ,eùu~arlo I VIII' al IIlterlOr toda la ~e.nte que JJlH~i(ls~sacar de
en la opulencIa, en el seno <l'l las mas rllstlllgul,las
i ISlbela, con órtlen de VISItar los t~rr1lo\'los de los
f~milias, y eran p(>eo ~ [lropósi,to para los rudo~ ~e- : dir~ren~es caciques,
y rle explorar la isla. Esto los
hgr~s rl~ mar. las, fa~l¡;as rl~ berra, y la expOSlelOn , aJllmarlil, acostumbr;'ln(!olos
tamhien al clim:l y aliy pl'lvacnnes r~nSI¡;lllel1les a \1n~ coloma acabatla de ¡ trp;ntos tic lo~ n/lturalesj y presentanrlo raI fuerza en
for~ar e'1 el deSierto. ~Ilantio ealall m,alos, pronto se la Is]a, que ni C~onabo, ni ningun otro cileiqtlC osara
h.ac!u su enfermedatllllcurahle.
La trls~,:za y el abaen adelante contID11ar las tramas hostiles que podiau
tl,mlento,a~me!ltabau
l,)s ~p,sórdenes fISlCOS. Pa~eh.lher comenzaùo. Con arreglo á este plan. tOllas las
elan
I.~. IrrItaclOn dcl hel'ldo orgullo, y la m6r111da p ~r50nas sanas, JlQ inùispensables
para cuilla\' de la,
I
l
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88
BIBI.10TECA
OE GASPAR
ci.uriarló rie los ~nfp.l·'nns,.tomarn~ las armas. reunJend~ un eJérc.lto de doscIentos ClIlcuenta ballestero~, clent~ '! dH~Z Il:cabuces, diez y seis caballos y
velOte ofiCIales. Se ~JÓ el mao~o gp.neral rle.las fuerzas á Pedro Margarlte. en qlllen Colon tenta ~rande
confi~nzn, por ser caballp.ro noble y del órden de
Sanhal(o. Alonso de OJeda debia conducir la hueste
á la fortaleza de SantóTomás, donnp. sucederia en el
mando á Margarite , y esl.e con el cuerpo de ejército
recorreria en un Ilaseo militar la provincia de Cibao
y el rp.stû de la isla.
Colon escribió una série y larga carta de instrucciones ~ ~argarite, po!, las que d~i,ia gobernarse en
un s~rvlcIO que tanta clrcunspecclOn rlemandaba. Le
previno ~obre todo que observase la mas imparcial
Justicia y discrecion re~pec'o á los innios, nefendiéndolos de todo insulto é injuria, y trat;índolos de modo
que al1anzase su amistad V confianza. Al mislllo tiem·
po debian los innios respet.ar la propiedad ne lo~blancos. cdstigándose con severidad el robo. Las pro visiones que se nec"sitasen para el mantenimiento del
ejército, dehian comprarse equitativamente por per·
SODasdesiKnlldas por p.1Almirant.e; haciéndose las
compras en pre~encia lIel 8Kenle del contador. Si los
indios rehusaban vender provisiones, debia Marg,arile obligarlo, á eno, obranno empero con la sunvidad posible, y mitigando el vi~or de la fuerza con
bondad y caricias. No se permitiria tráfico alguno
entre los indias y los individuos particulares, siendo
esto dp.sagrarlable á los soberanos y perjudicial al servicio: y habia siempre de tenerse presente, cuanto
mas dp.sp.ososestahan sus m~gestades de la conversion
de los indios, que (le Ins riqlleza~ que se podian sacar
de su l'omercio ..
Dehia mantenerse una rigurosa disciplina en el
ejército y castigar severamente todo desórden, no
permitienrlo que sola ni en pequeñas partidas se separase persona algitoa del resto del ejército, espo·
niándose á que las apartasen de él los indios; pues
aunque se hahia ohservado que eran aquellas ¡¡!entes
pusilánimes, nadie es mas inclinado á la crueldad y
ti. la perl1r\ia quP.los cobardes, que rara vez perdonan
la vida de un enemigo que ha caido en su poder.
Estas juiciosas instrucciones, que, ohservadas,
hGbieran conservano un amistoso trato con los naturaIes, merecen parlirular notida, porque Margarite
las desobp.rleciÓ tonas, atrayendo disturbios á la coIonia, maldiciones á su patria. tle;;trllrcion sobre
los indi(ls. é inmerecirla censura para Colon.
Ademas rie las anteriores órdenes, habia otras rlisponiendo el morio rie prender y aseHurar las personas
de Caona!>o v sus hermanos. El carácter marcial de
aquel caurli1lo, su artificiosa politica , extenso poder
y enemistad implacable, le harian peligroso. Las medidas propuestas no eran Jas mas francas ni caballerosas; pero Colon se creia justificado en oponer estrata~ema á estratagema con anL1gonista tan sntil y
sangrIento.
El 9 de abril salió Alonso de Ojeda de Tsabela, á la
cabeza de cerca de cuatrorientos hombres. Al llegar
al rio del Oro. en la Vega Real, supo que tres españoles que venian del fuerte, habian sido robados de
sus efectos por cinco innios , que les dió un cacique
ùe las inmeniaciones. para que los ayudasen á vadear
el rio; y quP. el cacique, lejos de castigar á los larlrones, los había protegido, y comp;¡rtido el botin.
Oje(la era vivo é impetuoso soldado, cuyas ideas de
legislacion se limitaban ií la dé especie militar. Habiéndose apoderado de uno de los ladrones, mandó
que por sumaria justicia le cortasen las orejas acto
continuó en la plaza pública {lellugar , aseguró despues al cacique, á su sobrino y su hijo, y los mandó
cargados de cadenas al Almirante. Esto hecho continuó su camino hácia la fortaleza.
Llegaron entretanto los prisioneros á lsabela muy
Y ROIG.
abati,los. Los acomralíaha \ln cacique de los alrildedores, que, confiado en los méritos de varios ados
de bondad manifestada á los españoles, venia ií pedir
p.or89~.pai8/1nos. Fue su intercesion en vano. Colon
conocia euan importante era aterrar á lo.• indios con
respecto lIa propiedad de Jos blancos. Mannó en eon¡
secuencia que se llevasen los prisioneros á la plaza
pública con las lIlanos atadas á la espalda; qùc procIamasl'~el pregonero su crimen y castigo, y se les
cortase 1;\cabeza. Ni era esta pena desproporcioJlana
á las ideas indias de justicia, rues se supone que 1.1'nian en tal aborrecimiento e latrocinio, que, nunque en lo nem¡ís no eran sangrientas sus leyes, .\mpalab~n al que le comelia. No es probahle, empero,
que Colon quisiese llevar á cabo la sentencia. Ell el
lugar de la ejecucion las plegarias y lágrimas del
amistoso cacique se redoblaron, saliendo él res{lllnsable de que no se repeliria la ofensa. El Almir~lnte
hizo al fin mérito de ceder á su súplica, y mandó sól·
tar los prisioneros. A este mismo instante llegó Ull
ginete de la Fortaleza, que al pasar por el pueblo riel
cacique cautivo, habia encontrado cinco españ.,les
en poder de los indios. La vista del caballo puso la
multituj en FURa, aunque constaba de mas de cllatrocientos hombres. El caballero persiguió á los fugitivos, hiriendo á muchos con la Illma, y trayelhlo
en triunfo á sus cinco compatl"Íotas.
Convencido por este hecho, de que nada habia quc
temer de la hostilidan de aquellas gentes pusil¡illimes, en tanto que se obedecieran sus órdenes, y
confiando en la distribucion que habia hecho ne sus
fuerzas, tanto para la tranquilidad de la colonia, como para la de la isla, se preparó Colon á continuar
sus descubrimientos. Para dirigir en su ausencia los
negocios públicos formó una junta, de que era presidente su hermano don Diego, y vocales el padre
Boil, Pedro F~rnandez Coronel, Alonso Sanchez Carvajal, J Juan de Lujan. Dejó en el puerto los dos buques mayores, por ser demasiado grandes para ·~splorar costas y rios, y llevó consigo tres carabelas,
la Niña 6 Santa Clara, San fuan y la Cordera.
LIBRO VII.
CAPITULO PRIMERO.
VIAJE
AL EXTREMO
ORIENTAL
DE CUBA.
(H94.)
COLO;';se dió á Iii vela con su "otilia el 24 de abril,
y tomo el rumbo del Occidente. El plan de su expedicion era visitar de nuevo toda la costa de Cuba en
el pUDto donde la habia dejado en el primer viaje y
explorar luego el lado del Sur. Como ya se ha dicho,
suponia Colon que fuese aquel un continente y extremo oriental del Asia; en cuyo caso, siguiendo
sus costas en la direccion dicha, debia arribar á Cathav y á los demás ricos y comerciales aunque semi-húrbaros paises, descritos por Mandeville y Marco
Polo.
Despues de tocar á Monte-Christi, ancló el mismo
dia en el desastroso puerto de la Navidad. Su objeto
al visitar aquellos melancólicos lugares, era obtener
una entrevista COliGuacanagari, que sabia haber
vuelto á su primera residencia. No podia persuadirse
de la perfidIa de aquel cacique; tan profunda impresion habian causado en su pecho las pasadas bl)ndad e;; : asi confiaba Cil que una franca explicadon
borraria toja duda, restableciendo aquel umisto;;o
comercio, que tan útil podria ser á los espaÏlOles en
el estado de penuria y escasez en que se hallaba n:
Guacanagarl, empero, mantuvo su conducta equivoca, ocultáudose á la vista de los buques; y aunque
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I
89
VIDA Y VIAJEg DE CRISTÓOAI. COLO:'l.
muchos de sus súbdilJS aseguraron ú Colon que
pronto III haria una visita, no creyó este deber detener su viaje por tan incierta promesa. Prosiguiendo
su curs( , á veces intel'rumpillo por vientos contrarios, lIeHó el 29 al puerto de San Nicolás, <lesdedonde vió el extremo de Cuba, â que habia dado en el
precedellte vinje el nombre <leAlfa y Omega; pero al
que Ilan ahan los naturales Bayatiquiri , y se conoce
hoy Cllll el nombre de punta Mnysi. Habirn<lo atravesado el canal que tiene unas diez y ocho ll'guas de
latitud, navegó Colon por la costa del Sur de Cubil
como ve nte leguag, y ancló en un puerto. al que por
su <limelsion llamó PU2rto-Grall'ie, en el dia Guantanamo. La entrada crt estrecha, circular y profunda, y el puerto ~e dilataba dentro como un hermoso
lago, en el seno de un país salvaje y montañoso, cu·
bierto (il' árhole~, algnnos en fruto y otros en flor.
No lejos de la costa fHi bia dos chozas de caña, y varias hO!lIwras que resp.andecian en diversos puntos,
daban señales de ilabilacion. Desembarc6, pues, el
Almiral·te con algunos hombres armanos y el intérprete indio Diego Cok)] , natural ¡je la isla de Guanahani, y bautizado en España. Al llegar á las chozas
las enc.mtró desiertas, y Jos fuegos abanilonados,
sin que se viese un enle humano. Los inrlios hahian
todos hllido á los hosqul's y montar.as. La repentina
llegada je los buques causó un terror pánico en todos
los alrdedores, é interrumpió los prüparativos que
se estaban haciendo para un hanquete. Habia muchos
peces, utías y guanacos, unos colg:¡<los de los árboles, y otros asándose al fuego.
Los españoles, que hacia mucho estaban escasos
de racion, se aprovecharon sin ceremonia de aquella
opípara mesa, aparecida en el desierto. Se abstuvieron, empero, de tocal á los guanacos, que miraban
aun call asco como una especie ne serpiente, aunque
los creimlos naturales manjar tan délicarlo, que. segun Pedro ~fártir, no participaba de ellos la gente
orelinaria de aquel pais con mas abundancia que la
de España de pef(]jce~ y faisanes.
Desrues de comer. mientras se paseaban los es·
pañol m por las cercanias. vieron sohre una elevada
roca IIIlS de sesenta irdios, mirando Mcia ellos con
grandi:;imo pasmo y reverencia. Al querer aproximarse 1 su sitio, <lesaparecieron velozmente por entre los bosques y las montañas. Uno empero, mas
atrevido 6 mas curioso que los otros, se det.uvo al
borde tiel precipicio, rniranllo con tímida maravilla á
los esrañoles, en parte animatlo por las seÏias que
estos Ir. hacian, pero pronto á correr detrás de sus
compajíeros si al¡?Uien se le aproximaba.
Diego Colon, el jóven lucayo, sali6 á hablarle de
órden <leIAlmirante. Las expresiour.s amistosas que
oyó cltdmira<lo salvaje, pronunciadas en su misma
leugua, no tardaron en ahuyentar sus temores. Salió
á recibir al intérprete, y hahiéf1dole este dicho, que
las intrnciones de los espaiioles eran buenas, se apresuró á ~omunicar la noticia II sus compañeros. Poco
tiempo despues se vió á los indios descender de las
altura:; y salir de ]05 bosques, acercándose á los extranjei'os con mucha¡;entileza y veneracion. Por medio del intérprete SUpJ Colon qne habian sido enviados á 'a costa por el .~acique, en busca de pescado
para un solemne banquete que iba á dar á uno de Jos
caurlilos vec\nos, y que asahan el pescado para que
no se desmejorase en el viaje. Parecian del mismo
natun I blando y pacífico que los naturales de Hayti.
La de\astacion que les hambrientos enropeos habían
causado en sus provisiones, no pareció apesadumbrarlo:;; porque -iecian , que una noche de pesca
compensaria toda la pérdida. Pero Colon, con su
acostu mbrado espíritu rie justicia, mandó qUIlse les
retribuyese ámpliamente, V dánrlose las manos, se
separaron amb'ls partes, mútuamente satisfechas.
Zarpó el Almirantr. de este puerto el primero de
ITaya y tornó el rumbo del Occirlente costeando un
p:¡i~ ~o'ntañoso, adornado de hermosoS rios y ~lcn()
d) cómodos puertos. Los naturales, hombres, mUjeres
y niños, contemplaban con admiracion los huques,
q le no Irjos iban cortan<lo las on<las. Levantaban por
e aire frutas y provisiones, cOnl'idando á desembare Ir á los españoles; otros venian á ellos en canoas,
trayendo pan <lecaza be , pescado YCillabazas de agll'li
no para venderlas, sino por via de ofre~rlas.hecha.s a
ks exl.ranjeros, á quienes, como de ordlllano, crClan
b~iadCtsde log cielos. Colon distribuyó entre ellos algunos regalos, que fueron recibidos con trasportl's
<lealegría y watitnd Despues <leeostl'~r por al~nn
!l'mpo, lIeg6 á otro golfo, 6 profundl balna, dean¡'¡lIsti enlrada, (lilalana por nentro y cercan~ de un 1'10 y
vis/oso pais1ije. Se levantaban nesde las mIsmas ag~as
altísimas montañas por un larlo, y mucha:; ~ohlaclore!' inilias alegraban la costa por el 'ltro, ten!endo las
crillas del mar tan hien cultivadas qne pareclan huertIS y jnrdines. En este pu~rto, probablemente el
nismo que hoy se llama SantJa~o de Cuba. ar.cló Cohn, v pasó una noche a¡::obiailo, como solin, con la
~encilla hospitalida<l de los in<lios.
Cuanrlo ~e preguntaha por oro á las !;ent~s r!e esta
<'osta, seiialahan uniformemente al Sur, lIldlcanilo
(ue habia hácia allí una grand.e is1.llldonel~ era lI,l~y
; bunrlante. Colon hahía reciblllo (ln el prImer VIaje
lIoticia de la migma isla, que algunas ele sus ¡:;entes
pensaban fuese Bahequr. ohielo de Ian ansiosa busca
:' quim¡lrica esperanza. Hahia sentido grande des~o
de separarse rle sn rumbo para ir ;1 huscarla, y e31e
deseo aecia con cada nuevo informe. Al dia sigllienIe (el 3 rle mayo), despues de tO'1lar el rumbo de
I).:cidente hasta un alla promontorio, viró al Sur, y
abandonando la costa de Cuba, ft;e mar adentro cu
·lUsca de la anunciada isla.
CAPITULO Il.
DESCU~R1MIENTO
DE
JU1ÁI€A.
(1494.)
l'io habia Colon navegado muc.has leguas cuando
le empezaron á descnhrir en el hnrizonte las a7.ula·jas cumbres de las mon!.allas de JamJica. Tardó, sin
~l1Ibargn, dos <lias y dos noches en llegar á la isla,
ldmirando al acercar~e Sil vasta extension, la belleza
'le sus montiJñas, la magestad de SIIS bosques, la ferlilidad ne sus vl.1lles, y el gran número de poblaciones que anilDan todo el pais.
Al nproxim:.rse mas á tierra, salieron á recibirle
por]o menos setenta canoas llenas rle salvajes pintados y arlornatlos con plumas. Se a,ielantaron en formacion guerrera, con wandes altddos, y blandiendo
lanzas de aguzan a madera. La mediacian del intérprete, y varios regalos hechos á la tripulacion de una
canoa, que se acercó á los bajeles mas que las otras,
apaciguaron aquella iracunda e<c1.Ia<lra,y la de Colon siguió pacificamente su rumbo. Ancló en un
puerto casi al centro de la isla, al que por la belleza
de la campiña que la rodeaba, dió el nombre de Santa
Gloria y hoy lleva el de Santa Ana.
Apenas amaneci6 al otro dia levó ancla~, y costeó
occidentalmenttl en busca de algun puerto abriglldo,
en que carenar ~'calafatear su em;¡arCaC;oll, que hacia mucha agua. Despues de algunas leguas lie navegacion , encontr6 uno á prop6sito para su objeto.
Envió botes á sondear la entrada, pero fueron acometidos por dos grandes canoas "ena~ de indios, que
salieron á impedir el ,lesembarco, arrojándoles lanzas, aunque desde tan lejos, que:1O alcanzaban á ]OS
espallOles. ~o queriendo proceder á ningun acto de
hostilidad que pudiese impedir en lo futuro un comercio ami~toso, mandó Colon que volviesen los botes á bordo; y, viendo que hablO cala bastante para
su huque, elltró y ancló en el puertl'. Inmediatamen-
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BIBLIOTECA DE GASPAR Y ROlC.
te se vió toda la costa cubierta de indios, pintados de
varios colore~, pero los m~s tie negros, vestidos en
parle de bojas de palma, y con cimeras y coronas de
plumas. DIferentes de los ho~pitalariQs isleños de
Cuba y Hayti, particiraban estos del carácter marcial de los caribes, como 10 manifestaron lanzando con
fiera hostiliclad misiles á los huques, y haciendo resonar las playas con sus alaridos y gritos de guerra.
Temió el Almirante que poilrian equlvQcar su discrecion con la cob1rdía. Le era forzoso carenar el
buque y enviar la g¡mte á tierra por agua; pero antes
era preciso aterrar il los salvajes, para imperlir toda
molestia sucesiva. Como las carahelas no podian acercarse]o hastante á rlonde los indios estaban, despacM los botes llenos de gente bien armada. Estos,
remando junto á la orilla, hicieron una descarga de
flechas con que hirieron á muchos Indios, lIenándolos
á todos de confusion.Los españoles saltaron entonces á tierra, poniendo en fuga aquella multitud con
otro disparo de flechas, y azuzándoJes un perro que
los persiguió co:! sanRuinaria furia. Este es el primer
ejemplo del uso de los rerros contra los naturales,
imitado despues con cruel efecto por los españoles
en las guerras indias. Colon desembarcó despues,
tom<Íformal posesion de la isla, y le r1ióel nombre de
Santiago. Al puerto, por su comodidad, le llamó
Puerto-Rueno : era de forma de herradura, y corria
por cerca de él un rio.
En to.:lo aquel dia se mantuvieron los alrededores
silenciosos y desiertos. Al siguiente, 'muy de mañana, se "ieron seis indios en la costa, haCiendo señales de amistad. Eran emisarios de los caciques, y
venian á roponer paz. Los recibió con mucha cordialidad e Almirante, regalándoles juguetes para los
c:lUdillos; y algunos momentos despues ya estaba de
DlhlVO la orilla cubierta de la desnurla y pintada multiturl, trayendo abundantes provisiones rle la misma
especie, pero de mejor calidad que las de las otrus
islas.
En los tres dias que permanecieron los buques en
, el puerto, se cunsenó inalterable el mas amistoso
trato con los naturales, que parecian mas inReniosos
y mas osados que sus vecinos de Cuba y de Hayti.
Las canoas tenian mejor construccion y adornos entallndos en I~s popas y en las proas. Muchas eran de
grande tamano, aunque cada una formada del tronco de un solo árbol, en general de la especie de la
caoba. Colon midió una rle noventa v spis piés ill' longitud X ocho de ancho, ahuecad a, dè uno de aquellos
magmficos árboles que se levantan como verdes torres, en medio de Jas ricas florpstas de los trópicos.
Cada cacique se esforzaba para tener una grande canoa de esta es;¡ecie, 9ue miraba como su bajel de
estado. Es de Dotar la mnata diferencia que parecía
existir entre aquellas tribus insulares. Las de PuertoRico, aunque rodeadas de las islas y sujetas á las frecuentes invasiones de los carihes " eran de carácter
pacifico, y apenas tenian canoas; mientras Jamaica,
separada por la distancia del trato de las otras islas,
libre, por la misma razon, dtl invasiones, y esmaltada, por decirlo así, en medio de un apacible mediterráneo, sobrepujaba todas las otras islas en sus armadas. Habiendo hecho provision de agua, y reparado
el buque, se dió Colon á la vela, v siguió costeando
hácia el Occidente, t~n cerca rie' tierra, que iba ]a l'
pequeña escuadra siempre rodearla de canoas, no
hostiles, sino deseosas de cambiar cualquiera de sus i
cosas por diges europeos. Habiendo navegario veinte I
'1 cuatro leguas, llegaron al extremo occiriental de
la isla, á donde, rlohlándose Mcia el Sur la costa, I
empezÓ el viento á ser contrario para navef.:ar cerca
de tierra. Corno no había hallado oro en Jamaica, y
la brisa fuese favorable para volver á Cuba, determinó Colon hacerlo así, y no abandonar la exploradon de sU! costas, hasta saber si era isla ó tierr&
firme. Al último punto :í que tocó en Jamaica le ,liÔ
el nombre de golfo del Buen.Tiempo, por el próspe1'0 mllto que fe lIevaha á Cuba. Al irse :i aliI' .'á,la
vela ~è presentó un jMen indio en los buques ,pídiendo le llevasen los españoles consigo á su tierra.
Le seguian sus parientes y ami~os , pidiéndole E\nenrecidamente desistiese de su propósito. Vaciló por
algun tiempo eutre el dolor que Je causaba la angus·
tia de su familia, y el ardiente deseo que le aguijaba
de ver las mansiones nataJes de aquellos extranjeros
que le pinll,ban su imaginacion como morada de ce·
lestiales delicias. La curiosidad peculiar de la ardorosa juventud venció; se arrancó de los brazos de sus
amigos, y para no ver IllJrar á sus hermanas, se escondió en un sitio oculLo del barco. Conmovido por
aquella escena de afectos naturales, é interesado por
el espíritu franco y emprendedor del jóven, m,lndó
Colon que se le tratase con esmero.
HubIera sido curioso saber algo mai de la vida de
aquel jóven isleño, y de la impresion que en ánimo
tan vivo debieron causar á priinera vista las maravillas
de la civilizacion : ~i igualaba el pais de los blancos
á sus esperanzas, ó si, como sucede generalmente á
los salvajes, lamentaba enmedio del esplendor de las
ciud;¡des la pérdida de sus bosques, ó si volvió allln
al seno de su familia. Los historiadores primitivos de
América se han interesado muy poco en averiguar la
suerte de los que primero vinieron del Nuevo Mundo
á visitar el Antiguo. No hay mas particularidades de
este jóven aventurero.
CAPITULO Ill.
VUELTAÁ CUBA.-:'\AVEGAUO:-;
POR ENTRELAS ISLAS
LLAMADAS
LOSJARD1:'\£S
DELAREINA.
ZARPANDO
desde el golfo del Buen-Tiempo, llegó la
escuadra otra vez á la isla de Cuba, y el 18 de mayo
á un grande promontorio, á que puso Colon nombre
de Cabo de la Cruz que lleva todavia. Habiendo de,embarcado cerca de una poblacion grande, fue bien
recibido por el cacique y sus súbditos, que hacia mucho tenia n noticia rie él y de los buques.
En efecto, supo Colon rOl' la relacion de este caudillo, que los indios que habian visitado sus baje/es
en el crucero que en el p'rimel' viaje vérilicó por la
costa del Norte, habian dIfundido la noticia de aque1I0s asombrosos entes bajados del cielo, llenando la
isla de asombroso~ rumores. Preguntó Colon á este
cacique y á los suyos si ~ra Cuba isla ó tierra firme.
Respondiéronle qu·e era isla, pero de infinita extension, rues no conor.ian á nadie pue hubiese visto su
límite. Esta respuesta, al paso que manifestaba s'u
ignoranda de Ja naturaleza de un continente, dejaba
sin resolver la cuestiono El nombre indio de Cuba eró:¡
Macacar ..
Prosiguiendo al otro dia su rumbo occídentalllegú
Colon á un punto en que la costa gira repentinamente al Nord-este por muchas leguas, y dobla despues
de nuevo al Ocçldente formando una inmensa bahia,
ó por mejor decir un Rolfo. Alli le acometió una de
aquellas violentas tempestades acompañarlas de espantosos truenos y relámpagos, 'lue en aquellas latitudes parece que desgarran los cielos. Por fortuna no
duró mucho la tormenta; de otra suerte la situacion
de Colon hubiera sido en extremo peligrosa; pues habia numerosos cayos y boncos de arena, que hacian
]a navegacion arrièsgada.
Parecian crecer estos á medida que adelantaban los
buques, hasta que el marinero de' vigla alcanzó á ver
que en cuanto la vista podia abarcar estaba el mar
tachonado de isks. Algunas erall bajas, escuetas y
arenosas; otras estaban cubiertas de verdura, y otras
coronadas de frondosas arboledas. Eran de varios tamailes, de una á cuatro leguas, y tanto mas férliles y
lozanas cuanto lIlas cerca de Cuba. Como siendo tan
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'VIOA l'nUES
bt CRln60AL COLON.
9f
nUmflTOSD~ era prolijo llar un nombre Ú eada Ulla, lia· I As se ou~;(~r\'a que vario~ pueblos salvajes, q~e p;omó el AlnlÏrante á aquellos lallPrintos de islas, que: bahlemellte
no han temrlo la menor c.omumcacl?n
esrnaltal)[¡nl~l Océallo, 10sJalrlillPs rie la Reina. Pen- I en re sí, se valen sin ellluargo de los mIsmos medIOs
SIl al prio"¡pio dejar este arellipiéla;¡o ii In dl~recha, y pala imperar sohre los allimales.
Los pescad~res
salir m:ls al ruar; pero se ;\l~ol'lll'l de 'lue Sir John
pa!,al'lln á hordo rlr los uuqu<'s ron franqueza é ImMandevilll
y Marco Polo hahian dicho que la I'osta
[la ·i,:ez. Proveyeron ne pescarlo á los españoles, y les
del Asia e;t;iha guarnecida de muchos llIillarf~s rie is- huuieran dado eOIl ¡.:usto cuanLo poseinll. A las pre·
las. Crey!' por lo tanto? ::¡t](' se hi~lbba entre ellas,> y : gunfas del Almirante
respecto á In topogrfifía. del
re<;oll'ió IIU perder de ~ïsl;' plcolltllll'nte,
p~rsll;llhdo i Pl~'~ con!esLarnn
qU.e la mar estaha poblada de, Islas
de que sigui';lIdolo, ~~ \'nl'tl~'¡l'l·:\I!Jc'Jle estaba en el , ha:w el Sur I' t>I()c~ldp}Jt~; pero que, Cuba contllluaAsia pronto IIcgal'la a IllS dOnl!IIIl)O; del grill! Khan. i bu extcn(j¡endose
Sill limites al OCCidente.
Nil' t¡¡r,',í Cololl en ,eIS!! nmi'l'ibrlo
por II1cdio dc'
HabiClldo s~lido al fill rlfl estl~ archipiélago,
se diaqup\la< ¡;l:lspn la III::S dilï ..i1 nal'pgarion,
y expuesto
ri" iÚ Colnn 11:Ít:ia un distrilO monllñoso
de la isla
ii cOlltiIlU)~ peli~'rns~' (1!stÚc¡los rol' Ins bancos Ile de Cuba, que distaria ,le allí catorl:') leguas, dontle
arena lo" baJo; v las eO:ltracorl'il~lltl'S. Tenian los bu- dl';e'nlJ:\I'l~lí 0.n una poblacion grallde el 3 de junio.
ques quI' tanlear I'n r~f'I'lo mod.o el C:¡¡lIIiIlO, lI.evando
~,,~,.,recil!ielo con IJo!ldalll1ospilalaria
que distlI1,1wia
marinl)ro; 1',II1os 1I':',.IIIl)s y haCI"lIdo I¡SOcontlllllo tic , a lOS Iwllll;¡nLps tIf) Cuba, lo;; lIJas af:,hles y apacIbles
la sonda. Ya s':!,a"llian )' I'arithall Pli una hnra 10,lns . tit) tl.rlns 10<;¡,¡ejlos. Hilsla SIlS llllímalcs, diee Colon,
los I'Il1nhf,S ele la brl¡jul:!: "a se v,)iall enl:f~rr¡¡dos en , el' 1II mils mallsns, )' lalllbil'n mejores y de mas taun 1::lOill angosto dOlldf' pa:'a 110 varar, tenian que: m ¡jlO 'lue los de las otras islas. Ent·e los varios coil' Ú r~m!¡J'lllI)' Ú pp.sa\" de tod;I'; las prec'lUl"Ïones,
: m )sl illlos que se upr"suraball
los indios en traer de
tlll:aroll cn ll1u;'hos h:,nl (l~ t~e arena, y "o-Ió 110poca ~ lo:; eonl.ornn~ para lo~ espiiï¡'lles, hahia palomas muy
dilÏeult,"1 salir de I'llos, Las 1';!rii\(~iolll'S del tiempo,
SlI:)rosa~, PI'rcibielldo Sil s:lhor especial, maurl6 Conlllllentailan
la rti(kIJII::d d(~ la nal'egaeÍolI;
aunquc ' 10:l 'lue a:;rieseu Ins huches de algullas que se aea.1,·spllt~S II~:t1gullos Il~i1srlllflPz,'1 á s,eguir alglll.: mé- , !l;dl:'n d.l' eo;¡er, Cillas qlle se h;'llal'c,n ricas espe:ias,
tOlin, si ad plIl·de ,l~elrse l'tI 'IJ~ IlIlsmos eaprIdlos.
" lIlrtl~aC¡On lal'orable de las pro,lucclOnes
del pais.
l'III' la lU: llalla se lel'alllaha el vwnto (~II:1,~l sol ell el.
~IJeillras los ntarllll'rOS se prnt:ul'ahóln agua y proOl'il'lIle; l' ~igllíellt\o tndo pi Ilia se ,Ies\'allecia pOl' la : \,j';Íonc~ hizo Colon ¡]Igunas preguntas
al venerable
nllche 0.11'1'1Occidente.
Euol'me~'y .rerargudlls lIubes i c:: cique )' otros allci:lIlus rid pueblo, Le ImterarOIl de
se a"i'up:lhan al OSCllrt!I:I~r, d(~sl)l(\¡('ndo rawlales de I (lile el nomhrll de Sil prov:neJa pra Urnofay; que mas
reláglp:¡f:0S y retulllh:lI'Les
tl'lIf'"IIS; Ill!rO al salir la : al, :í, h;íc,ia l'l Ocrident';.
I'staha la ~Iill' cubierta tam·
luna se l:eSl'anCCWII tOI (;S aqnl'lll's am:lgos dl~ tem- . [¡11'1Idp. IrJllumer;lllles
¡"las. y tpIllil poco fondo. Con
pestad I~'I recios agll:lcerns
al sopln de la hrisa ele ; rlSpl'cto ii Cuh'l lJóu\ie habia aida decir que tuviese
tiCI'm qu~ se [¡ll':IIII,dla elllnIlC'~':.
: Ii Ides y lél"fnino h;¡eia el Ol:ddente,
CUllrenta lunas
El '~ar: eLf'r nli,mn dd pllisaj,~ acauaba de confirmar,
n 1 bilst'lrinn para Jlcgllr Ú Sil extrer1idad;
en efedo,
:l Colon ell la ¡dr.a d,~ qIW:\'1I1,'IIII~ gl'IIpOS tit: isl,¡s 1'01'- , In cOlIsideraball inal'almhlr.,
Dijl!ron, empero,
que
maban parte rI!'1 al'<:hipitilagn ;¡siÚticp. Ell la n¡¡¡gui- ' I'lf!ihil'ia el Alnlirante
mas ámplios informes de los
(icl'nl'i:, dI! su I't)jl'lnrj.-,n, e,¡ la frap:aucia ~Ul) sus ~ h ¡bitantcs dI' Mangoll, provincia adyacente occidenarom,ilil as "l'rhas, 11'\1'1';Y :lrhllsl."s dl!sjledlilll, ycn
t; I. La renel.\";,cilln Ilel Almirante le hizo observar
el p.splél!llidn plu[JI;lje dI! la:' ci~Ïil'Clas, 111111l1)ncosy ; d,!slle luego 11 sr.lI)ejanw de aquel nombre con el de
otras i\1"'S de los tl',ípiclIs 'lile I'olilhan pUl' lils arbo- : ~Iangui, prtlvincia la ulas ric!\l!ue tJniael gran Khan
letlas y rl'corian las ,lIIa,dSIII:1S, veia l:epl'lHIII,cirse las' e'l las co:'!:\s tI,,1 Océano, Preguntó ol.ras particulnrimas bril'an tes desCrl[H: looes de 105cluuas Ul'lcl.ll.ales; : tl Illes acerca de las regioul's de )langon, y entenùió
Tnlla" las islas esta han pOl" lo gencral,leslcrl.as;
, (Pc decian los indios, que sus haJJi ulltes teuian copero cn una dc In;; I¡¡;¡yores tlond~ tlcsem!larcaron
;. Ir s rOlllO los animales, y !levaban v!'stidos pam oculel 2'2 de rn:IYu bailaron una pohlilt:lon conSl~erable.
' t:'rln,. Se a~ordó entonces de que Sir John ~Iande\'ille,
La~ ca"'l:; esla u~ n abaTlllllnadas pOI' sus ha ultan tps, I e] su desrripcion
de 1:ls parl.e~ lilas mmotas del Oriencuya sU'lsiSf¡)fieia pHl'e~'ia depenri~r princi(wlmente
; tI , contaùa u~a anécdota de la misma especie, cor111~1mar. Se hallaron grllllll!!>; depÓSitos de pescado en ' r:ente entre clerlas tribus desnuelas del Asia, que la
las ba!,jfaeiolles; y las playas r.ereanas e~tahilll cuhier .. : rdatahall ponil'ndo en ridículo los trajes de sus civita~ de ¡"IIlI'has dn tortllga, Tumuiell habia loros do- i li~a,los vecillos, que solo p'1dian crr.er Íltiles para
ml'sli,'o', t'igÏiI~jlilS de color de f)se¡u'lata y IIUllJl'rOSOS ! a :ultill' faltas pl~rson:t1es. Asi se eonlil'lnó lilas y mas
IIl~lTC~ ItIn'¡o~, I,IUt' 'l'. :,up,o despul's los I'n~O\"da¡':l1I ' t'~ !a i~II'~1Ile qu~ sig~ientlo la costa ¡'.'t,cia elûcri(lenlp.,
rara fJ\lI'lt~S Sll'\ !eran ,:e all Illf'lIfo. E:,la Isla lue eles!g- i II '¡!arla a los paises i1usfrad()~ del ASia, Se Iison¡!eilba
nUI~a pO:'I'I,AllI1lrallte ron ~lnom,~r~ dI' Santa ~Ia!'la. ' CH] ~¡l espl'ranza ,de ballur en ~Iangoll las ricas prof.n.su:·la.!e l,or ellt~e las Isla:; VI? CololI UII dm mu- i v nf:¡;¡S de ~lallgUl, yen sus gen~es COI} co)as y I'eschn~ 11l('IIISen la pa('.J\¡e,a ,1Ipel'[lcw tic uno dl! los ca- t:dos la~ de las I'opas tatares delllllpel'lo
tartaro.
nail'S, o",ll[lados ell pe:'enr de n n mOllo exl.raol'dillario.
í
TI~nianlln pececillo, cura ca!lt~zachata I'slalla armada II
CAPITULO
IV.
ele mllcl as lroOlIJ:ls!'1 l~hu padorl's, con Ins ttlW se ;ulhería, tan lirll1e1Ill\lltI'. il rnallluiel' objeto, que mns fidl ,
COSTEO !lEL sun !lE CUBA.
era hacrrla pedazos qUI) l'fln.eguir (!ne abilndooase la
(11~¡¡.)
presa. Atando 1II1acnl'rdaIIJ~I~' litrg .• Ú la t'ola de esle'
A:>ÓnlADOpOrlas mas ¡¡ratas ilusiones
si"uióColon
pez? le ·leiahan los indios nadar;í su ¡:!~IS,to; se man· , e I'¡ajl~ I'o.n pr6spero vienLo porel supudstot'lcontinrn_
t.eIJIÍ\ grnc.,\"a.'mentc. eNea
sU\ll'r\¡~'It: dpl aKllU? : l' del ASia. Sehallaha enaquella
parte del sur dcCu.
hasta pfrl:i1)J1' sn pn'sn, y a!'l'0.l;I',dosc r:tPldameutt) a ; 1 a, d"nde [lOI' espacio de eilsi treinl<1 y cillco leguas
ell,a, se )()g¡¡l¡¡~ cOll,las lrolll:'as al cuello del pesf:a,lo : est;i la n:tl'e,gacion libre de islas y b:ineos. A lù izó a la cl'ncha IIlff!rlOr de la tOl'lug~, y no li¡,aballdo(lIlerda teilla los anchOIS marl'S, CUl'O azul ohscuro
naha ha';l':l \fue el p",.:nllor SaCa~l:1 a los dos luer:l del, \ aha prup,l.las de inml~nf.a profunrlidall;
á In derecha
agua. ,\;¡I l'l.!'ror¡ coger fos e,;ranoles una ~'?I~ml~JOsu ~e ext;-ndlan
las selv¡'¡ticas prol'illcias
tie Ornofay,
torlnga , ~ l, el'll:lIlllo CololI as,'gura que.vlO el mIsmo I IWilnt:mrlose tanto como las montalJ:ls del interior, y
pest:ar ISI un tlhlll'on 1~1Jl,a cll~la tic \'eragua.
Han I Ils ver,ies C(lSlas re,!!ariil~ pOl' innurnernbles
corrienI~orrohll'~\llo este hecho VlU'lUSuaveganles;
y se dice ! \e~, '! ~smaltarlas ne lugares indios. La \'ista (le los
r¡u~ el IIl1smo ,~odu tin pescar ,se em[llea en la costa I hal'les llenó las playas de ut!IDÍl'.l'Íon y de ÓJII'''ría.
ofll'llla dl!1 A rrICa, en 'Jozamblque
y en ~Iadagascar,
I :,alunaron
los naturales con arlamaGÍoues el arriut'lo de
,""I::
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92
DlULlOTECA
D~; GASPAR
aquellos hombres prodigiosos, cuya fama habia circulado por toda la islll, como si fuesen bajados lIel
cÍldo. Venian nadando ó en sus canoas á ofrecer los
frutos ó producciones de la tierra, Y miraban á los
blancos casi con adoracion. Despues de la lluvia de
la tarde. allevllntarse la brisa de tierra cargada de
fragancia, traia tambien hasta los bajeles los distllntes cantares de 108 indios Yel son de su ruda música, mientras celebraban con himnos y bailes nacionales la llegada de los blancos. Tan deliciosos le eran
aquellos sonidos y olores á Colon, dispuesto, como lo
estaba entonces á todas las influenCiaS agradables,
que rlice, que se le pasó la noche como una hora.
Es imposible prescindir de los extraÜos coutrastes
que se presentan á ver.es á la cOllsideracion humana.
La costa lIquí descrita tan poblada y contenta, regocijánc\ose por la vista de los descubridores, es la que
se extiende al Occidente de la Trinidad por el golfo
de Jagua. Toda está ahora silenciosa, Ydesierta la civilizacion que ha Cilbierto algunos sitios de Cuba de
brillantes ciudades, la ha reducido á la mas triste
soledad. La raza toda rle los indios hace ya mucho
que pereció bajo ci dominio de los extranjerus que
tan gozosa recibió en sus playas. Tengo delante la
narracion de una noche recientemente pasada eu
aquella misma costa por un célebre viajero; pero,
jcon cu;ín diversos sentimientos de los de Colon!
((Pasé. dice, gran parte de la noche sobre cubierta.
))i Qué costas tan solitarias!
i Ni una luz que anun))ciase la choza de un p'!scador! De Bu/abano á la
))Trinidad, en cincuenta leguas de distancia, no existe
))siquiera ni una soh poblacion. En los tiempos de
))Colon estaba habitada esta tierra hasta las mismas
))orillas del mar. Cuando se hacen excavaciones, ó
))ab!"ehlos torrentes la supel'lkie de la tierra, se en))r.uen~ran con frecuencia hachas de piedra Y vasos
))de cobre, reliquias de los antiguos isleños.»
Casi (los dias enteros siguieron los buques aquella
costa atral'esanrlo el anchogolfü ¡le Jagua. Al fin llegaron lionde súbitamente se emblanquece la mar como la ledle , enturbiándose al mismo tiempo, cual
si se h,lbiese mezclado harina con el agml. Son causa
de este fenómeno las arenas linas ó particulas calizas
flue levant.1n del fondo :í ciertas distancias htS hondas v I~s corrientes. Se alarm'lron mucho los marineros, v mas aun al verse rodeados ùe baucos Ycayos
y COliñmy poca agua. Mientras mas lejos iban, mas
ileligrosa se hacia su situacion. Se hallaban en un caliai tan estrecho que apenas les permitia virar, sin
agarralie!"o para las anclas, combatidos violentamente
por los viento~ y en pelig~o i.nminentcl de en.callar. Al
lin llegaron á una pequen a Isla, donde habla un me·
ciiano sur~idero. Allí pasaron la noche en muy grande llD~ustia : muchos opinab<ln que se abandonuse la
emr"'esa pensan¡Jo que podian creerse afortunados si
l'(1nsegl1ian volver al punto de donde salieron. Colon,
Ilmpero, no quiso retroceder creyéndose próximo á
Imcer un brillante descuhrimiento. A la mañana siguiente mandó á la carabela lilas peqtleña. que esplol'¡¡se ¡¡quel nuevo laberinto de Islas, penetrando
hasta tierra·firme en busca de ugua, de que tanto ca!"eeian los buques. La carabela volviócon el informe de
(lue los canales Ycayos de aquel grupo erall tan numerosos é intrincados como los de los Jardines de la
Heina; que la tierra·firme estaba circundada de pro·
fund:Js lagunas y cenagosas costas, en q'!e crecían los
{¡rholesdentro del alma, en talabundancl8 que formahan un il imr.enetralíle barrera; que por dentro pareda
la tierra rértll vmontailOsa, y las columnas de humo que
se levantahañ por varias partes, daban señales de nul!Ierosa poblaclOn. Se aventuró Colon entonces á penrtrar en aquel pequeilO archipiélago guiado por la.carabela, abriéndose camino con mucha preclluclOn,
Ir ahaJo y peligro, entre los angostos canales que sep~ruhan lus islas, bancos y barras en que val'ó repetl-
Y KO/G.
das veces. Al fin llegó á una pnnta baja de Cuba, á ia
que llamó la punta del Serafin, dentrode la cual giraba
la costa tanto al Oriente y formaba una bahia tan vasta
que no se distinguía su fondo. Hácia el Norte se veían
lejanas montañas, y al Sur YOccidente algunas islas,
estando claro y abierto todo el espado intermedio;
descripcion que se asemeja á la de la grande bahía de
Batabano. Colon puso la proa hácía las lIlontañas con
buen viento y tres brazas de agua, y al otro dia ancló
en la costa cerca de un bosque de palmas.
Salieron algunos hombres á tierra por leña Ya~ua,
y hallaron un rico manantial entre las palmas. MIentras se empleabao en cortar leña Yllenar sus toneles,
entró un baJlestert> con sus armas en la floresta en
busca de caza; pero pronto retrocedió con terror, pidiendo ayuda IÍ sus compañeT(l¡l. Les dijo 'lue apenas
se habia se~arado de ello~ algunos pasos, cuando divisó repentmamente por eft medio de la abertura dl!!
bosque un hombre vestido de largas Yblancas ropas
talares, tan parecido á un fraile mercenario, que á
primera vista creyó que fuese el capellan del Almirante. Le seguian otros dos con túnicas blancas que
les llegaban á la rodilla, Ytodos tres eran blancos co·
mo los europeos_ Detrás de estos venian hasta treinta
ó mas, armados de clavas y lanzas. No manifestaron
hostilidad aunque se detuvieron, y el hombre del largo
vestido blanco se adelantó solo para hablarle; pero á
él le espantó tanto el número de los aparecidos. que
huyó como queda dicho. Toda la partida se a(lresuró
á volver á los buques. Cuando oyó Colon este suceso,
recibió grandisimo gozo, creyendo que serian aquellos los vestidos habitantes de Mangon, de quien recientemente le habiau hablado, Yque al fin se iba Y:l
aproximando ál03conlines delos pai5es Civilizados, si
acaso no estaba ya en los mismos Iindesde la rica provincia de Mangui. Al otro dia mandó una partida bien
armada á tierra, para que buscase aquella gente vestida de blanco, penetrando para ello si preciso fuese
hasta cua'renta leguas al interior, ó hasta hallar algunos de los habitantes; porque creia que las regiones
mas pobladas y cultas podrian hallarse lejosde la mar,
y existír las mejores ciudades mas allá de las montail8s
y bosques de la costa. Penetró la partida por los bos·
ques de espesas f1orest~s que guarnecian las playas, 'j
entró en una verde llanura, cubierta de yerba tan Ul~l
como el trigo, y sin vereda ni camino alguno. Alli se
encontraron tan fatigados en su marcha por las yerbas y zarzas que se III obstruian, que tuvieron que
abandunar su mtento antes de penetl"llr á uua milla till
distancia, volviendo á bordo cansados Ysin fruto. La
mañana próxima salió otra partida por camino diver·
so. No habiau ido muy lejos, cuando descubrieron las
huellasde algun grande animal coo garras, que unos
suponian de leon, y otros de grifo, pero que serian
probablemeutedc lC\scaimanesdeque abundan aquellas cercanías. Desanimados á la vista de estas señales, se apresuraron á v(llver á laorilla del mar. En Sll
camino pasaron por un valle en que habia grandes
bandadas de cigüeñas de doble volúmen que las d,~
Europa. Muchos á!"bole~Y arbustos despedian aque·
lias olores aromáticos que engañaban de continuo :í
los europeos con la esperanza de encontrar especias
orientales. Tambien h:¡bja parras que trepaban á las
cimas de los árboles mas altos, ocultándolos con su
follaje, y enredándose de ramo en ramo con ponderosos racimos de jugosas uvas. Volvió esta partida á los
buques COlitan mal éxito como la otra, diciendo que
era el pais salvaje é impenetrable, aunque extrema.
damente fértil. Como prueba de su abundancia tra·
jeron algunos racimos de uvas silvestres, que Colon
envió despues á los soberanos con muestra del agua
del mar blanco por donde habia pasado.
Como jamás se llegaron á descubrir en Cuba tribus
ningunas que Ilevasen vestidos ,.es probable que el
Cilento de los hombres bla~cos tuvo su origen en al-
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VIDA Y VIAJES
ne
COLO.'I.
03
tar te poblado. Ascendían columnas de humo de varia~ partes, auml\ntándose
tanto su número á medida que los buques se aproximaban,
que al fin salian
ya tic tOdélS Ja~ rocas y bosques altos. No podian los
espÎloles determinar
si era aquel humo procedente
de villas y ciudades, ó bien señales para alarmar á las
gelltes de las cercnnías, como se acos:umbraba
hacer
en las costas de Europa al descubrirse
fuerzas enemii~as.
Pûr muchos dias estuvo Colon explorando aquella
rle1.ierta y difícil costa, cuyos intrincados
canales
rar.1 vez reciben hov otras visitas que las cie la solita·
ria barca del contl'aLalldista.
Continuanllo
su navegadon vió que la custa se volvia hâcia el Sud-oeste
del mismo modo que describe Marco Polo las costa~
remotas del Asia. Entonces se convenció del todo de
qU( estaba en aquella parte del contneDte asiático;
ma;ulláde los límitesoel Antiguo Mundo,segunledescri.le Ptolomeo. Peusaba que contilluan¡jo su rumbo
lief-aria segurnmente al punto eu que terrnillan aquclias costas con el Aureo Qnersoneso ne los antiguos.
l.a ardiellte falltasia de Culan ioa siempre de descul ierta, sugirií~lIdole expléndidas empresas. CombÏ1nudo aquellas l;onpeturas con la es.~a>a y vacilante
luz de la geografía de bntollces, co.lcihió volver á
Es[·arla triunfante por un nuevo camino. Doblando el
Au;'eo Quersoneso, entraria en los mares que 10&antigllGS frecuentaban,
y á que servian de límiLes las
naciones orientales. Exten!;iéudose
por en medio del
Galljes, podia pasar porTrapobana,
c3ntinuar por el
estl'echo de Babl~llllandel, y !lPg'll' á Jas playas delmar
RojJ. De allí iria pOI' til~rra {¡ ,Jerusalélll, se embarcarial~n Jape, y a Ll'ílve,lIria el ~Iediterráneo para volver
il E: paÏ1a. O si hicil'scn las tribus s:llvajes demasiado
pdigroso el camillO de ELiopia á Jerusalém, ó no quisiese desamparar ~us buques, podia Ila"(~gar al rededar de tod,o el continente
africano, pasar en triunfo
por Junto a lils portugueses,
que encontraria
á mitad
d~;u len.to.cillnino por 1¡ISplllyas de Guinea, y hablel:do aSI clrcunnavrgado
el globo, recoger sus auI dac/~s v~las co las columnas de lIércules, ne plus ultra
del Antlguu Mundo. Tales eran los sueños de oro de
COhll, segun los recuerda uno de SI'S íntimos osociados; ni de.be estraïlarse
su ignorancia de la ver·
datil l'a magmtud del globo. La medida mecánica de
un ¡'l'COnos ha hecho familiar su circnoferencin;
pero
en su tiempo era todavía un problerr.a no resuelto
para los mas profundos filósofos.
DE CRlnÓOAL
gun error del ballestero, que penctrano
la inca de
los misterjosos habitantes de Mangan podia haberse
sobresalt¡,do en su solitario paseo por las florestas, á
vista de ulla de las manadas de cigueïws que abundaban ell el!a. Estas aves, cumolos Ollmentos, comen
juntas, colocnndose ulla .Ie ellas de centinela á cierta
distancia. Cualldu se vell (lar las aberturas de los bosques, fon1adas en línea ôn UII prado, parecen á primera vistol figuras humanas, Ello es que el dicho del
ballestero hizo una profunda im(lresion ell el ánimo de
Colon, que estaua predispuesto á creer todo la que
favorecia 'a idea de }Jall~rs(' ceml de paises eivilizallos. Desp les de explol'Ur lu bahía hácia el Oriente, y
de cercionrse
lie (lue no era un brazo de mar, contiI1UÓal Occidente, y á las nueve le~uas de navegacion
IIt~gó á UDI costa habitad'" dr¡nde lwbló con muchos
tic los nat,¡r:des, Estaban ('n cueros COIllOde ordina~
rio, lo qUI' atribuyó Cololl iÍ la casualidad de ser meros pesca(lores, habitan les dl~una costa salvaje; pues
pr('sulllia lue las rl'gioues civilizadas estuvil'seu Mcia el iuterior. COIllOsu iu térprete lucayo no entendía
el ídioma, ó Illas bien el dialecto de aquella parte de
Cuba, todos los informes que pudo obLeuer de los
naturales ~ran necesariamente
errÓneos, como coml1nicado~, por signns y gesticulacior.es
inexactas.
[)l'slurnbl'?¡Jo con su~ hipc:tesis fa voritas, creyó oirles
decir que ( nlas monLar,;\f. que se veian leJus al OccidenLe, !Jal ia un rey poderoso quI' mandaba muchas
y muy pobladas provincias; que llevaba h1Íbitos blan\~OS tau la\' ~IIS que le arrasLraban
por el snelo; que le
lJalJlílban ~anlo; que jamÜs hahlab::, comunicando
I:,s órdene; par si~n(¡s <¡le erom obedecidos implícilamenLe p.)r sus sÚbditus, En tono esLo vemos la ob/'cl:ada imllginacion del Almimnte interpret:lllllo
las
cosas segun sus ideas de alltemano concebidas, Las·
Casas asegura queJarnás I ubo cacique algullo vestido
en la Isla. Uuizá este rey de santo título no era mas
qUI~ el reOI'Jo dè una im{¡gen viva en el ánimo de CoIon, repres(~l1taliva del mbt('rioso pot(~lItadoconocido
por el Preste Juan, persunaJe fant:btíeo de las narradones dI los viajeros orientales,
lJue nos le pl'e~p,ntan ya ·:011I0 soherano, ya COlllOsacerdote; siendo su imp lrio y córte obJeLo cOIJstante ne dudas y
~()IILrn,dicc.i0nes, y en losíltimos
tiempos de curiosa
InvestJgat:I·l/I.
Llls noticias tomadas de aquelln gente respecto á
la costa occidental fueron del todo \'agas. DeClan que
eran por lo !llenos necp,s~rjos veiote dins para cruzaria, ignOJ ando si tenia !ill. Parecian poco instruidos
tic cuanto 110 estaba cerca de e,llos. Tomando consigo, en calidltl de guia, á UII i:Jdio, de este lugar, salió
Colon p¡ll'a las dJstnntt's montañas indicadas, esperaudo que';l'rian los confines ¡je tierrns mas Guitas.
No hubu n:.vcgado mucho cuando se vió otra vez en\'Ul'ILo en 1(ls ordinarios peligros de cayos, canales y
bancos, Lo' buques remO\illn frecur.ntemente
la arena y col dei [,mdo; oLras veces se Vl'ian ell/:ajouados
l'.n lJstreches canales, de donde tenian que sacarlos
!\l'ando de lllos eon los cnh'strantl~s.
En una oca~ion
llegaron dOlllle el mar esl'tba cuhierto du tortugas;
en otra oSl'urecieron el sol inmensas bandados oe
"or~ejones y palomas silv~strl's, Y oLI'O dia se llenó
el :lJre lie llI¡bes de lucientes mariposas,
que disipó
IlWgO la Ilu ,'ia de la tarde.
Cuando se acercaron
ií las regiones montaïwsas,
viel'oll que '~staban rodeadas tie pantanos v terrellOS
allegados,
y amul'allaoas por tan espesos' I.osques,
c¡ue era iml'osjble pelletrar en su illterior. Buscaron
l'or mu~ho" ,has ,agua nuke.
de que carecian , y!a
dl~scubrlerun al/m cn el centro de un palmar. Hablil
ct'f~a ~j~,eJla conchas de ~ácar ó madrep~r1a, <le dl'n-I
ue l/lhno C••lull que pOllrm:J pescarse alh, perlas con
ahundanci,a
Au~que, separados de la comunicacion
de las regl(lnl~S IIItcrlOres por las SPIYllSy pnntanos
llull las Glr\'uiil/l, obsenarullljue
estaba el pais bas-
CAPITULO
V lEL TA DE COLO:';
V.
POli LA COSTA
DEL
SUR
m:
CUBA.
(149'1.)
L.. opinion de Colon de que iba costeando el continenle del Asia y acercándose á los confines de la civi!lzacion orienta'l, era tambien la de todo~ sus compañerus (e viaje, entre quienes había mucllJs navegantes
rie Il Ibilidad y experiencia quienes sin embargo es Lahannuy
lejos de participar de su entusiasmo. No espera}¡\U reporLar gloria del buen éxito de la empresa
y tel'lblaban al cuntemplar sus peligros y dificultades
cada vez mayores. Los buques estaban averiados por
la dura llavegacion que habían hecho, y tenian muy
meUilscabados los cables y toda la jarcia; ihan escasean la los víveres, y el agua del mar h¡¡bia destruido
tamt icn gran parte de la galleta. Las tripulaciones
estaI a/ll'endidas del incesanLe trabajo, y desanima~
das ¡ I ver que la mal' qlle tenian deJante continuaba
manifestalldo u.n mero des!erto de isla~, Así pinieron
que:lO se contllluase el vlale. Ya hablan segui,lo la
cost~ lo bastante para cerciorarse de oue erá de un
contloente;
y aunque no du . Iabiln que hubiese regiones (ivilizadas por ~I. caminn qnc spglliall, poririan
acabo rseles IHS prOVISiones, y perecer Jas bajell\s an, tes q le llegasen á eJlas.
I
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~I~
j¡jilLIOt¡,;CA DE CAS/'AIt
Colon conoció tilmbien, algo cUrado de sus ilusiones, cuan poco adecuados eran sus buques para el
propuesto viaje; pero creyó importante para su fallia
y para la popularidad de sus empresas, dar pruebas
s,atisfactorias de que era un continente la ti6l'rll ~ue
habia descubierto. Persistió, por lo tanto, cuatro ias
mas en la exploracion de la costa, segun se dob aba
hácia el Sud-este, hasta gue todos declararon que ya
aquella cuestion no admltia duda, porque era imposible que tan vasta conlinUllcion de tierra perteneciese
á una simple isla. El Almirante determinó, no obstante, que no descunsaseeste hecho solo en su autoridad. teniendo recientes pruebas de la tendencia que
habia á contradecir sus opiniones y tí menospreciar
sus descubrimientos. Envió, pues. á Fernan Perez
de Lun~, escribano púhlico, á todos los buques, acompañado de cuatro testigos, que pregulltaron oficialmente á cuantas persclllas habla en ellos, desde los
capitanes hasta los grumetes, si tenian ¡¡)guna duda
rle que aquel país crI! en efecto un continente, pr~ncipio y fin de IdS Indias, por el cual se podia volver por
tierra á España, ó llegar pronto siguienoo sus costas
entre gelltes civilizadas. Si sobre el particalar dudaba
alguno, debia expresarlosin reparo. Habill á bordo de
los buques navegantes demuclia experiencia, y hombreR muy versados en la geografía de aquellos tiempos. Examinaron jos mapas y cartas y los câlculos de
los diarios del viaje, y des pues de una madura deliberacion y exámell declararon bajo juramento, que
no les lJuedalm la menor ourla de que aguel fuese un
continente. Fundaban esta creencia en haber costeado trescientas treinta y cinco leguas, inaudita longitud para una isla, mientrus seguia la tierra dilatánúose sin fin, é inclinándose hácia el Sur, s~un las
descripciones de las costas remotas de las Indias.
Para que por malicia ó por capricho no se contradijese en adelante una opinion tan solemnemente manifestada, se r,roelamó por el esc~ibano que quien cometi'\se tal ofensa, si era oficial, pagaria una multa
ile diez mil maravedises; si grumete, 6 persona de
cO/ldicion análoga, recibiria cien azotes, y se le cortaria la lengua. Despues se formó un expediente por
e/ escribano, incluyendo las declaraciones y nombre
de cada individuo. Este documento existe todavia. Se
ejecutó tan sin~uJ¡lr proceso cerca de la bahía lIamada por unos Fillpina y por otros·de Cortés. Se ha obsenado que al momento mismo hubiera podido un
muchacho yer desrle las ~abias el grupo de islas del
Sur, y mas allá la alta mar. Dos 6 tres dias de navegacion habrian llevado á Colon al rededor de los extremos de Cuba, desvaneciendo sus ilusiones y dando.
difel'ente giro á sus descubrimientos ~ost'lriores. Vivi6, sin embargo, y murió en la convlccion formada
eDton~es, creyendo hasta la última hora que Cuba
era el principio y elfin del continente asiático.
Así abandonó elreconocimiento de la costa, y viró
al Sud-este el j 3 de junio, llegando poco despues á
vista de una grande isla con encumbradas montañas,
que se elevaban magesluosamente en medio de aqueUos laberintos de bancos y cayos. A esta isla la dió el
nOlnbre de IJ isla Evangelista, ahora llamada la de
los Pinos, célebre por su excelente caoba.
Ancló en ella para proveerse de leña 'i agua. Luego
viró al Sur, ¡í lo largo de las ~ostas de la misma isla,
esperando al doblar su extremo, encontrar al Oriente
camino abierto para Española, y meditando explorar
á la vuelta la costa del Sur de Jamaica. Al empezar su
navegacion arribó tí una especie de canal que se abría
al Sud·este, entre la Evangelista y alguna isla opues·
ta. Pero, des pues de penetrar á cierta distancIa, se
vió encerrado en la profunda bahía ó seno de Siguanea que penetra muy ni interior de la isla.
Observando la zozobra pintada en el semblante de
su gente, rodeada de tierra y casi sin provisiones, la
animaba Colon COlllisonjeras esperanzas, 'i deter-
y ROlG.
min(¡ salir de aquelias confusas mares, siguiendo hl
misma derrota con gue habia entrado en ellas. Dejó
pues las aguas de Si~uanca y volvi6 á su último surgidero; y'dándo,Se á la vela el 25 de junio, atravesó
Jos.grupos de islas entre la Evangelista yCuba, f aquel
trecho de mar blanca, que tanto habia acobardado á
su ~eDte. AIH sufrió una repeticion de IllSzozobras,
pehgros y trabajos que le rodearon en su uavegacion
anterior por las costas. Se alàrmaba la tripulacioll al
ver los diferentes colores del agua, Ii veces verde;
otras casi negra, y á menudo tan blanca como la leche; ya se creia rodeada de rocas, ya le parecia I:t
mar un vasto banco de arena. El 30 de juIiio encalló el
buque del Almirante con mucha violencia: todos 108
esfuerzos fueron inútiles para sacarle con anclas por
la popa, y fue preciso arrastrarlo por la proa sobre la
1Irena. Por lin se desenredaron de los racimos de is·
letas llamados los jardines y los jardioillos, y llegaron
á la partr. abierta de la isla de Cuba. Otra vez circu·
yeron entonces las costas de la bella y fértil provincia de Ornofay, y gozaron de nuevo la delicia de 109
fragantes y suaves aires de tie.ra. Entre aquellos deIiciosos olores creyó Colon percibir el del estoraque,
'procedente de los fuegos que ardian lin la costa.
En ella buscó Colon un puerto conveniente para
hacerse con leña yagua, y permitir á las tripuladones descansar y recrearse con la vista de tIerra. Se
hallaban muy debilitados todos con Jas fatigas y padecimientos del viaje. Casi dos meses habian estado
luchando con perpetuos peligros y dificultades, y sufriendo escasez de pro\'isiones. Por entre los desiertos cayos é inundadas playas que acababan de visitar,
no habian recibido de los indios comestibles, sino
precariamente y á distantes intérvalos, ni estas provisiones 'podian conservar¡;e mas de un dia, á C;lUsa
del calor y humedad del clima. Lo mismo sucedia. con
el pescado que aecidentalmente se procuraban; y así
dependian casi del todo de la racion diaria del buque
reducida á una libra de pan mohoso, y á una corta
cantidad de vino. COll grandealagría anclaron pues
el 7 de julio en la entrada de un rio de aquella abundante y volupluosa region. E/ cacique de las cercanias, gefe de dilatados territorios, recibió al Almi·
rante con demostraciones de alegria y reverencia á
la yez J y sus súbditos vinieron con cuanto el país
daba, útias, pájaros de varias especies, pan de cazabe, y frutas de exquisito y aromático gusto.
Acostumbraba Colon erigir una cruz en cada sitio
notable que visitaba, para denotar el descubrimiento
del pais, y su sumision á la verdadera fe. Mandó por
lo tanto que se elevase una grande cruz de madera
en la orilla de este rio. Se ejecutó la órden UIIdomiugo por la mañana, con mucha ceremonia ycon una
solemne misa. Cuando desembarcó Colon con este
obJeto, encontró en la plaJa al cacique y á su prinei.
pal favorito, que era un anciano octogenario de ¡.;rave
'i elevado continente. Este venerable indio traía una
sarta de cuentas, á que daban sus paisanos cierto
valor místico, y una calabaza de delicados frutos,
que presentó en señal de amistad al Almirante; despues le asíó una mano, y el cacique la otra, y así
fueron á la arboleda, donde se habia de celebrar la
mit'a, seguidos por una multitud de indios. Mientras
se consumaba el sauto sacrificio en aquel sencillo
templo Ile la naturaleza, observaban los indios con
temor y reverencia las gesticulaciones y palabras del
sacerdote, las velas encendidas, el humo (le! incienso
y la devocion de los esparioles; coligiendo del todo,
que seria aqUéllo una sagrada y misteriosa ~eremonia. Cuando se acaM el servicio, el anciano odogenario que le habia contemplado con profunda atencion, se acercó al Almirante, y le dirigió un discurso
en el estilo indio.
((Lo que has' estado haciendo, le dijo t está bien
,)h~cho , porque parece que es tu modo Ue dar gra·
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VIDA V l'L\JES
DF. e R1STl llH
CUlO~.
fiií
"eias oí Dios Me han (licho que has Yl'ni(lo Última- ' lIlr.til~,'on violen las rachas dc ,icnlo acol1paîia(las dP.
"llwnte i't Cslas ticrras ton una poderosa fnerz:t, y (!lie III!\"ia que combatieron
por dos dias sus quebrantanhas sllbyu~ado llluchos paises, y cxtendido el terral'
rios hllqUI~S ydÓbiles tripulaoiollcs. Cerca del ea ha de
npor Ins pueblos; p(~ro 110 l,or eso te Henes Ile \"allala Crcz ulla relll~ntina r;'tfag(\ (le viento slcudiú <le lai
"gloria. Sab,', que segull nnestra cret'llcia, las almas
modo que los huques casi les hizo tocar el a1'ua con
nd(' los homl 'rt's Iiellen dos I'iajes que ha¡;pr despucs
lots en tenas, Afortnnadamellte
pudieron-ecoger
vpla,
»l/lIC SI) han separado .Ie w' Cllt'rpos. l'lia ;'¡ ulllugar
echar anela, y correr el temporal. El buqne del Al mi)l!riste, sucio y tenehroso,
prepara(lo para los que rante saliú tau ;\I'eriado dt' la na\"egacion de las islas,
"han sido inustos y cruele~ con sus semejantes; otro que h lcia agua por casi torlas las junturas, )' á pl'S;lI'
));'l Ulla mansion agratlahll' y deliciosa para los que ¡[(' los inauditos esfuer7.0s de su (',ansada tripul<\cioll,
»lian promo"itln la paz sobre la tierra. l'or lo tanto,
l'st:lh:, cada vel, en Ilwyor peligro. Al lin consiguieron
nsi tÚ ('l'()S lliortal , y esperas feut'eer, y crees fIlle:'1 IIt~gar al caho de la (;ru7., donde anclaron el1R d\\ ju))caLla uno SI! premiará segln sus obras, no dai¡es in- iiI), y 1ermanecieron
tres tlillS, recihiendo de los ¡w»iustamcutc
al hombre, ni hagas mal á los qUn á tí turale, la misma hospitalidaù
y auxilios que habiall
))'no t.e la hall hecho.l) Esla aloeucioll se la explieó al recíbilo en su anterior visita. Como el vienlo conliAlmirant.e SI int.érprete lucavo. Y l'omo fuese Colon Duase contrario para volver á Espaiíola, s:diÜ Colon
varon dc shcem piedad y tiernos sentimientos,
se f~l22 de julio para Janl<íica , con ánimo de romp/etar
conmovió In lclio aloir la si:nple l\locuencia de aquel
la circunnavegacion
de aquella isla. Por cerca de un
inculto salvaif'. Lr, dijo en l~onlesta,'ion qne se 1'1'130- Illes ccnlintllí I'n su costa del Sur, esforziíndose en naeijaba de oil' su <lo~trina respecto al estado .fll~uro del vegaI' húcia el Oril'ule, pero deteniúo pOl'los mismos
alma, pon/ue habla supuesto qlle no eXlstlCSP. tal vientos variables y lluvias vcspertinas que prevaJecian
creencIa enl'e los liahitantt's de aquellos paises. Que en I~s costas rie Cuba. To(las las noches se veia oblisu soberano le enviaba entr!' ellos para ensci1arles la gl\do á anclar cerca tic tierra, Y con frec:lencia en el
ver(i.1dera reigion, para prctcf(p.rlos contra lotlas las mism(; sitio Ile donne habia s;.litlo porl:\ uaîiana. Los
injusticias, ~. especialmen te para suhyuf.!ar )' castigar
indios no se manifestaban ya hostiles, sino queseguiall
ií sus enemi~ os y crudos pe:'seguidores
Jas caribes y los bl qnes cn sus (',anoas, trayentlo provisiones.
qne por lo msmo, tOtlos los hombres inocentes y pa- Agrad Iron lanlo á Colon el verdor, la fre,;cura y J'ercificos le mi 'aban conli:1dos como á un protectr.r y lili,dat! de a:/uella. bella isla, gue si el ,,;;tado de sus
amigo.
IWJp.lc! y t~lplllat:1011es lo hubIera parmi ~ido, se hanecibiú el anciano estas palah:'as Call indecible ale- Ima ddenlllo gustoso para explorar el interior. HaWia y no mcnor admiracion,
al saher que el Almibiaba .:on atlmiradon de sus varios y excelentes pnerrante, á quil~n tan grande y poderoso considl!raba,
tos, yen particular de una grande bahía con siel~
no era mas qUI' Ull vasaI/o. Crecitl sn maral'ílla cuanislas y numerosas
pohlaciones
alredenol'.
llabiellll<)
do Ip. habló el intÚrprete (le las riquezas,
esplendor y anclar.o en ella, le visitó el cacique residente en una
podr.r tir. lo; monarcas rspatioles,
y de Jas cosas vasta .;iudad, edilicatla sobre una de las mi1.Sele\"ad:i,-l
asomhrosas qne hania visto rn su \'Îsila á Europ1.
y ferUles emineneias tic la isla. \'ino seguitlo tle un~
Yiendo que 1,1multitud le e,cuchaba con illcansalde
comitiva numerosa y trajo vurins refrescos. Esll' cau('uriosida.l, ('onlinu{¡ pintan,io!'1 intt-rpretc los objetlillo n an!festó gr~lldl\ cnriosiqad cn SIlS prrgUlltas
los que mas "ùrpresa le hab"lll causado pn el pais de respecto a/os esp¡llloles, sus haje/es y las r!'''innes de
los blancos. La ma/mificenc ia de las ciudades, la 1'0- doude venian. El Almimn te le diÓ las r¡spuest¡¡~
bustetl y allura <le las t.orres 'J tpnlploR, las tro/as de acostumilradas,
pon,lerando
la fuerza)' benIgnidad
raballeria I los formidables y deSl1eSll1'urios animales
de los soberanos españoles.
El intérprel e Incayo se
de v;lrias esp'~cies, los ~olllpllsos.rl'~tines y torneos tin extn!lllí(~ rie nue\'o suhre los prodígi~s que hahía visto
la corte! los resplallllecwnt,es
ejl~rcllos, y sobre todo I en I,.~¡;a!lll, las proezas de los espallole~,
los paises
las COrl'lllaR de toros. Los indIOS le escuchaban
call que hablall suhyu~ado, y sobre Lodo las ,]xcursiones
llIndo entusiasmo,
especiailllenle
el anciano. Era Iln las slas de los Caribes, derrotanJ~ StlS formidables
cmioso y C1IPl'lmdedor por naturaleza,
y grande
habita'ltes y lIev;Índose algllno~ cautivos. El cacique
viajero; (lues habia visitado ~n su juvelltud á Jam;Íica
y su ccmiti\'a se quedaron esCUChall\lo con atenclOD
y Espaiíola, ~ las regiones maS remotas de Cuba. Le profulI ia aquellas uescripciones
IHlsta mil)' entrada
sobrr.co¡::ió :il air tales descripciones un vivo deseo de ! la nocl:e.
v~r los glorio:i?s p~íses que repl'f~sen taban;. y aun(/ue I A la mil imna sigui~nle se hallian ya h~dlO á la vela
vIeJo se ofrel 111 a embarcarse
e(ln el AlmIrante. Su , los hajdes, cuando vIeron salir tres canoas lie entre
mujer Ú Idjo,:, empero, le rsediaroll ¡;un tantas sll-Ilas
islas de la bahia. Sl~ aproximaron C()fl mucho ó.[llicas Y lalll("llos, f(UI~al On, aunfIue CO'I dolor suyo, , den: u na muy grllndr" bien pintada y entallada venia
luvo que d(~~istir tie, SH emp!,esa; prrguntando
mu-I entre I ~s ot~as ,dos I(ue nal'e¡wbanlln
poe'I mas atrás,
l'bas vrr.es ~I "ra ?I CIClo el pas.de que IHlblaban, pues r(!t1lo ~I la Slrl'lera,n y guardaran. ~~ la principal \'ele parccl:! Illlloslble quP. plllltese rOTlt(~ner la tICrra ma s~ntado el ~aCIl¡tl,e con su famIlIa, compuesta de
~a.Jltas mara\' lias.
dos IlIj l~J dos hIjOS, CIOCOhermanos y su mujer. tila
C \ ' TULO YI
(le las lllJas tenia diez y orhoaiíos y erade bello rostm
, II.
y elegante forma: Hl hermana parecía algo mas jc',_
COSTEC.í. 1.0 LARGOIlEI. St:l\ ilE J,UliIC,\'
l'Cil ,: a'n[¡as cu eUt'ros, se1'un la coslumhre de nquelIa~ ~sl; s, pero ¡JI', modesto Ilorlt\. En la ploa venia el
(H!H.)
cOlllalcller ó port a-estaIIll:1rte del caci<¡l;e I'estido
LA n,ota p,'rm¡lllt'ció surla por algun tier~po en con un I especie ~e manto formaùo de plu~ns,
con
:H111el1'10, al Ii ue puso Cololl elllomhre de la Misa, en una eOI Olla lamblen d.! plumas en la eabt)za y ulla
!lIemoria de I¡I que. con tanta sol,l'nmidad s!' llabj¡~ ce-¡ iJauder lia blanca en la lIlan~. !los ¡n,]jus C1D ~ascos Ó
,cbrado en SIS margenes.
Al ftn, en 16 de julIO se yelmos ùe pluma, .Ie la mIsma hechura y color y
despirlilí allli,rosalllt'lIte
dell'ari,/ue
y lip. Sll aneiano
con lo~ rostros pintados nel mismo modo venian
eOllsrjp.ro, 1(1)' I'ieroll Call tr:slrza ~1I p:lrlida. Se lIe- tocandn unos talllboriles; otros ùos con sdmbreros
vú cOllsigo de aquel lugar un indio jÓI'en, que cnvi{¡ (',uriosamp.nte trabajados lie plllmas verdes, tenian Pli
III\SI"1eS á Ir" soberanos rspailOlp.s. Ilrjalldo á la iz- las malins trornpet¡¡s de madera nenra muv bien
(!~lÎerda el W; l,Ide f!~u(lo de isl:iS lIumado por él Jarcnlalla( ¡IS; y Últimamente, venian otro~ sc'is COllgrl1l1limes de la Hl'ma, vlrú para porler tomar el rumbo ¡Je des sOllbreros y plumas bl;mcas que parecían IlUésEspañola, cu.mdo se viese libre cie :iqueUas bancos
pedes tel caciliur. Esta hizarra escuarlra lien,,) aliado
y cayos. Pere apenas habia s·dido de las islas, le aco- ua la c; pitana europea, adonde entró el cag¡que con
1
I
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!)Ií
1lIl\l.IOTEL\
11F; CASPAI\ y 1I0lC,
Inda S\1 comiliva, V,mia el,call,iiilo (le ¡::ala. L1ev~ba
':lIla raheza lln~ ha,nda de l)l'~llras peq~ell;\s ~Ie varIOS
(,olores, pero prlIlclpalrn~nte
verdes, Slmetflcarnente
arr~:_d~das, con otras plerlras bhll,lca~ que lIenaban
lo,s Il]h:r\'al~s, y enlazadas todas en la frente'jJor rnedIO de. una .I0ya (hl oro. Tamhien llevaba dos lámin~s
del mls!no metal colgadas de las ore.las, por mediO
de sortijas ele piüelrezuelas vereles. De un collar ele
clwn.ta~ blancas, preciosas entre los inllios, tl'nia
!' unsusp~ndida
una gri~nde ,!lor de lis d~ oro Í1,lfcriür; y
cIDturon de varias pIedras semejantes a las d,~ la
cabeza completaba sus decoraciones ré~ias. Su mujer
estabá adornada de Ull modo semejante,
y cubierta
además con u~ pequeño d'llantal de al!(odon, y r()n
bandas de /0 mismo alrededor de los brazos y pícnws.
Las hijas no llevaban lilas adorno que uu cinturoll de
r.~ci(lues en tr~ic de gucrr •.
pieJras perjllcíias rie que pen,lia un r1ige ~el tamaíio
de una hop de yedra, compuesto rie varIas pedrezuelas prenllidas sohre algodon.
Al subir el cacique ;Í 110\'110 ,lislrihuyó varios regalos entre los oficiales y marineros. El Almirante estaha á la sazon en su camarote rezando sus devociones.
Cuando ápareció sobre cuhierta se apresuró el caudillo :í recihirlo C(in muy animado semblante. « Mi amillgO, le dijo, he determinado
dejar mi patria y acom»pailarte. ~Je hall pxplicado los indios que están contigo
»el pode\' irresistible de tus reyes, y las muchas na"ciones que ti, has sometido á su nombre. Quien
»Iluicra que rehuse ohedecertc ha de sufrir por ello.
»1'Í1 has deslruirlo Ins canoas y mansiones de Josca»ribes, dando muerte á sus ¡ruerreros y lIevándote
»cautivas:í sus mujrres y á sus hijos. Todas las islas te
.,teIllen, PUPS i,llui"'n porlr:í. resistirlc ahora que ya
»sabes los secretos de esta~ tierras, y la debilidad de
ger.tes? Anles, pues, que tÚ me ,lcspojes dr·
»mis dominios, yo me ernbarc:u'Ó con toda'mi falllilllia Cll lus huques, é iré á rendir homenaje á tu rr'y
»y reina, y á contemplar
aquel pais prorli¡:ioso ,de
"que Ian asombrosa cuenla dan los indios.» Cuando
se tradujo estp. discurso á Colon, y vió la IIlujer, los
hijos é hijas del cacique, y re/lexion6 sobre los poli6ros á que su ignorancia y sencillez los expondrian,
determin6 no arrancar/os de su pais nativo. Respondió al cacique que le reeibia bajo su proteccion, COIllO
vasallo de su rey; pero teniendo muchas tierras que
visitar anles de volver á España, no podia por enlollces satisfacer sus deseos. llespi,liéronse
luego COli
murllas expresiones de amistad, el cacique, su familia y comitÍ\'a se embarcaron de nuevo, aunque de
mala gana, en sus ca[)oas , y los burlues contilluarOll
su rumbo ..
J)SUS
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CUI.O:'i.
97
A ¡'tllimos de a"osto ancló Colon ell una pequeita isla,
•í nias bien roc~, quese levan la sol!taria Cil meùi~ de
VI.IU: p¡,n LA e05T.\ DEL Sl:R ll~; ESPA'\Ol,A y I'VELTA
los mares, en freule rie un extel1(\¡do prolllonlorlO.á
A ISAlIE!.A.
qu,jllamó cauo tic la Beata. La roca expresada tema
dente lejos la apariencia rie un buque á la vela, por
( 1 ·i9 i.)
la ,:ualle puso el,Alllli~ante Allo.-Velo. Algunos maEL i 9 Ge agosto perdió Colon de vista la extremidad
rin~ros treparon a /u cuna de la !sla , desde dond.e se
orientalee
Jamáica, 6 la que se llamó cabo Farol,
hoy roin·~Iorant.
Tomando el rumbo de Oriente, vió dOlliuaba mucha parle tiel Oceano, para ver SI les
al otro dia la prolongada península de Española, co- era dado descubrir los olros huques, pero narla pufi. su v~lelta llIutaron oeho lo? os
nocida con el fiambre de cabo dill Tibllrun. No sabia die 'on distinguir.
ma 'illos (lue estabandurrn¡emlúen
la~lrena; tambwn
aun que pertenecia á la hla de Hayti, hasla que coscaz,¡ron á palos pic/lOnl'S y otros pa,Flros, Y hasta
te~ndo por el lado del Sur, pas6 un cacique ¡\ bordo
el 1 de ag·)sto, le llamó por su título y le dirigió va- cooicron algunos con las manos; pOflluC ,en. aquella
so~.aria isla carecian los animalcg de a tmudez qu e
ria~ palabras en castellano. Su il\i,1ma lIenÍl de alegria
/05 buqucs,
y los fatigados marineros oyeron con la 1.0stili¡lad bumana les infunde ..
I abiéluluse jUlltado las dus carubelr.s, contlDuó
placer ind.Jcible iJue se hallaban cnla costa del Sur de
por la costa pus:ll1do el bello país :C¡;:l.lto por los ~raEspañola. Pero aun le quedaban que pasar muchos
dias de trabajos. El tierr,po estlua tempestuoso,
el :ws :leJ Neiva, desde dundeYJ exllcnde Im.sta el mtl:rial' IIl1a fértil llanura , cubwrta cie pohlarlllOl·g y sel~
viento contrario é incierto, y los buques separa(los.
Vill,\
CAPITULO
r
VIAJES
DE eIlWrGB.lL
VII •
vas. Dcspue'l de navegar un corto lrecho háda el
Oriente, supo el Almirante, por los indios que solian
venir á hordo, qlle varios espalÍoles de la colonia habiaul,enetrado
hasta su pro;ineia. Dè lo que pudieron c(·munic"rle aquellas gentes, infirió que ihan las
cosas bien en /a isla. Animado con la tranquilida.1
del interior,
mandó dasembarcar á nueve hombres
cun úrden de atravesar la isla y dar noticia de su llegarla (- /a coSla.
Continuando hácia el Oriante, envió ri tierra un bote por a~ua, cerca de una pob/acion que sa descubria
en melho de la llanura. Pero los habitantes
salieron
con alCOS y llechas Ít eomb,llir,
mientras otros se
proveian de (uerdas con que alar los prisioneros.
ij;ran estos los naturales de Hlguey , provmcia oriental de Española. Se consideraban como los mas be\icosos c'e aquei/os isleños, hal,jéndolos acostumbrado
:\ las armas la~ frecuentes incursiones de los carihes.
Tambien se dt,cia que usaban saetas emponzoñadas.
En el caso de 'lue hablamos, su hostilida,1 fue solo ¡le!
apariencia. Cuando desembarcó la tripulacion arrojuron á ~ierra Ir,s armas, facilitlron provisiones y preguntarr.n por d Almiranle,
en cuya juslicia y mag-,
nanílUÍtlad par,)cÏa que depositaban los indios toda su
conl1:lIIza. Despl1es de salir de aqnel síl;o, III tiempo
que per tantos dias se h:¡hia manifest'Hb val'iable y
¡Hlvcrs,), empez6 á presr.ntar aun mas amenazadora
nparieuria.
Un desmesurado pez, tan gran,le COllin
una bollena mediana, se manifest6 un dia por eim:l
del agua, con una concha en el cuello COU10 la da una
tortug¡; con dos grandes aletas en ellnrnn,
y una
cola cono la ne UII atun. Al ver aquel mó Istrno y las
indicaciones de las lIubes y dal cielo, connció Colon
la proxmidad de la tormenta,
y se apresu'ó {¡ buscar
seguro puerto. Encontró un canal que se abria entre
E~paÎlOra '! una petlUella isla, llamada por los indios
Adarnney, y por el Saona, donde se refugió, arwlalldo cerca de una islela ó roca en medio del canal. En
la noch) de su llegada huho eclipse de luna; y haciendo IIlla observacioll encolltr6queJalonc:itudentre
Saona ~ Cádiz era de cinco boras y veinte y tr~.s minutos. !~sto excede en mas rie diez y ocho grados la
verdadera 10llgitud, error que ocasionaria sin duch!
la incxactitlllI de sus tau/as.
Ocho dias permanr.ci6eJ Almir.ll1le en el callal COli
su buqt;e, lleno cie zozobra por los otros dos lJajeles
que no ,udieron entrar, y se quedaron ell la mar expuastos á la violencia de la tormenta. Escaparon, cm.
ti
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~l."
m!1l.1l1T:·:f.\
!Il
(;\~Ij.\n.
f
finIC;.
lwro, :i¡"'I':!lI~III'~, y SI' II~"ph'j,'ron (¡ rf'unir cuando
dice, .que su lio fue rol~aJ() y hecho prision<>ro ~'n
se aplal'(Í •.I fplllPoral. Ill'j:lndo e/ canal de Saona, al- ~slr; VIa,lt: por un c~rsarJ(), quedando reducido á laI
r:tlIl.aron el :!i de selÏf'lIlll/"c el I'xlrefllo oriental de IIIthgen(~la que tl)llI<l que trabajar mucho en hact.r
EspaiJOla, á 'lile di,\ Colon nomhre de cabo de San carIas ~ó mapas maritimas para poder subsis'tir, y
Ha !'ael, hoy, conocido COl-! I'! dI'! EngaïlO. Dea,lIí ¡¡atie- 9ue aSI ~e pasaron muchos años antes q\w presen\¡lsl~
ron para snrt-l'ste, toc:lTJdo :í 1,\ isla de MOlla ,6 co- 108taIJClIl alguna al monarca inglés. Las-C¡¡sas picnsa
1lI~le lIa~n:III_losilld.io~ .\llIona, S.itu:llla cntrePuerto,que 110fue illmedi~tHmen!e á Inglaterra, deducii'llnlco y t$p<l1l01,1. UCla ,I'I AIl/lIrante, á pl'.sar de]a ,dolo~e una memorIa que encolltró escrita de su I.~_
mala cOlllli,'inn Ii,~los 1\Ur¡uf'~, seguir hácia el Oriente 'tf4. ~e la cual se desprende que acompañó á Bal·tily continu;lr f'1 dl~scuhrillli{lnlo de las islas Carihes; loofé Diaz en H86 en su viaje por fa costa de Afl'it~a
pero Sil fucrza físka no COl'l'l'spondía Ú los briosdcsll I al servicio dcl rey de Portugal, r,uan(Jo el de'scu/m"levarl'):\nill~(1: Las exl.r:lOrdillarias fatigas que ,de mie,lltfl del cabo de Buena-Esperanza
(I).
l:uerpoy "Spll'ltU Pllll"C1era dllrant/' un penosoyihfí1'.sJusto deCir Cil honorde Enrique VII que ncot'il via.le (I,~ l'illl'O m"~I'S, Italtiall d(~hilit,ado, lelltagió la proposicj{lll m,as, favorablemente
q~e ninHun
lllent(~ sn sallltl. P,lrlh'lpaha d •. los trahaJo3 y [ll'lva- otro soherano, L1llgo a celebl'ar COli Bartolomé un
('i',lIles h:ls~a del iIll iOlo rnar~n('ro;, vi\'i;~ limitado. :í la pa,cto para lI(~var:í caho la emprcsa, y Ru!'tolomi parmISma ra('I"n. y ('xpU~'SI(l a 1.\ HllSlIla IfIt,ellJp'lrle, y tI/) para ~sl,lalla ell busca de su hermano . .A] lIegar:í
tenia all'~ITI<Isotro, (1/II1:lIlos d.! flue la ¡¡cnte COJllIlIl Pans reCibiÓ la fausta llueva de lJue el descubrillliell'
•.staha eXl'llta. (1J:lIldo f'J m:lrillNo cansado de los tra- lo ya. f";taba hecho, de que su hermano habia vuelto
haJos d•. su guanlia •.Iorlll¡a profundamente
al silbar
en t.l'Iunfo á Espaita, y se hallaba en la cfÍl'le honri\I'spanlllso ¡JI' 1115,·i.'nlns, el inquieto comandalltll
do por los I'cyes, acatado pOI' la nobleza y \'i~toreado
• mallt.enia Sil r,';'(~nne vigilia una y otra Doché, SIl- por el pu~bl(l.
I'ricnlit) (" azote rie la l.t·nl(lI'stall y la humedad de I:IS
La glona de Colon reverberó en toda su familia v
ondas. La seg!H'idad d¡~l bUIII:C d"pendia dp;su des- ~al'tolomé 'pasó :í.ser desde luego un personaje :Iè
"1'10 y a¡JI~Jllas SI~ acor,laba Ile que una llaClOn, lin ImportanCia. QIIISO verlo el rey de Francia Car1lI11111Iol'ntero,('sperahan con iIIlpar.iencia el !'('sultalio
l~sVIlI, quien sabiendo que se hallaba CSC¡¡¡;O
de IrwIle sU p.lllprf'sa. En casit.odo ~fJuel viaje I~ habia esU: dIOS, lu mand? dar cien _esculios para sufragar los
lI1u/;"llIla constan tI' I'spf'rarlZilde llegar slIIdemor:l il gastos de su viaJe á Espana. Llegó ú Sevilla preeisalils l'I'giones eOl/ocid;¡s Ill' la India, y devolver lriunIlIente cu~n¡Josu Iwrmanoacababa
de elQprend,~r el
I;mte :í Eurllpa pill' los paises dr.1 Orienle, despues\ segunllo vIaJe; por lo que pasó á III córte, á la sazon
il., circullnaVI'!Wr el gloho. Cuando perdió esta ¡:;Io- en Valladolut, acompañado de sus dos solwinos Diego
riosa perspectiva, I'xcitaba todavía su mente UllconY F.~r';lando, que iball á ier p.1jes de] príncipe Juan.
l1ieto do.interlllinables
trahajosy peligros al retraceRecIbléronle los ~eyes ,co'.! especial agrado, y sabiendel' en su rumbo contra tormenta~, vientos y barras.
do que era bellislmo marlllo, le conlirierou el mallDesde el momento en que seviólibrerle
todocuiJado
do oe. tres buques cargado'3 de provisiones pÚa la
en un mar pacifico y conocido, cesó repentit¡amenle
,colonIa, para que fuese á auxiliar á su hermáno en
pl estimulo y cuerpo y espícitu ca~'eron agobiados p~rSu!;
va~tas empresas. Pero t~mbjen llegó á l:;abe~a
~I peso de aquellos esfuer7.os Ca,. 5o!JrenalurlVe9. El demaSiado tarde, pues el Almirante acnbnba de sahr
mi3mo dia ell'que sali6 dr. Mona, le lIcoliièti~una
parllla.r¡>stad~
Cuba.
,
'
~nferllledarl repenlina qlw lerrivó de la mem6rîa, dll
,L.ll vista d~ este hermano sirvi6 de imponderable
la vista, y de torlas sus facultalles. Quedó sum~idri.
,ahV1o áColon, abrumado como se halla ha de atcncio(~1Iun profundo letargo, parecido á In muerte. Losncs
.•,y rodeado no mas que (le ex\¡·aÎlOs. No había
marineros, alarrnalios al ver a'luel sopor cr~yeron
tem.d? hasta entonces mas simpatía III verdadero
'lue en efecto 110 e!!ta!Jllejos su Última hora. RC}¡lln· aU",II~o que el. del otro hermauo Il. J)i(~¡;oj cuya dis(~iaron {¡ proseguir (d viaje; y Jas velas hinchadas por POSICI?n apacl!Jle y sual'e It~hacia pOCOapto para los
la brisa del Oriente, tan geueral en af}uellas aguas,
nego.clOs de u'.la tur!Juleuta colouia. Bartolomé era
Ilevaro~ á Colon en estallo de insènsibilidad absofllta
¡J(! 11verso caracte!';
pronto, IIctivo, de corlll.On im¡d [luerlo tIe Isabela.
p~vJdo y res~lClto,. fi sus det~nninaciones
sucedia
siempre u,n,a lIlmr.dlata eJecuclOn, que nI) cej:lba delante de dLhcultatlt~s ni peligros. En su físico se l'ellejaba su alma; pra allo, vigoroso atlélico
y con su
sola prescncia ilijponia Slol ¡¡utorid~t1. Eta ~I vez, deC,\PITCr.o
PIUMEIlO,
( I ), l." .1ll1'lUlll'i" ril"iI" por tas·Casas
( Hisl. lnt!., r.' I , c. 7,;
1.1.[,; \lH 1>1':1. AI.M II\,\ ">Tf: A l"Aflf:I.A.-r.,IRH~TEIl
CIE IlAU-
LlBao VIII.
TIlI.O~II; ('fII.O'i.
(Sf'lil'llIhl'r.
1., j ,ffl¡" )
LI visladf' la rNI"Clla f'sf'lIadra de Colon, anrlarla
,1(>IIUp\,1l ('II pl flu(>)'lll calis,', grande gozo á fos hahilantes ¡lelsallela !Jue aUII le eran lieles. El mucbo
Iiem[lo (flW ll.1hia /.rascllrrido (Ip-slle Sil salida en tan
<Irrie.sg;¡¡j() "j,lje siu r(~eibil' noticias suyas, diÍllugdr
':i mas fUlli'SJaS congf'tnras, y cmpezó fi temerse q!Je
hahria (lereeido, viclima dtl su ánimo emprendedor,
.'11 alguna rt~lI1ola partI' de aquellas
ignotas mares.
\Ilia grata sorpre,a t'sperahil al Almirr.nte á su llegada. Jlalltí ;í ·Ja cahec •.ra de su lecho á su herma,nO
HartolomÍ!, et ClllllpallCl'O de su juventúd y el'nlllip,o
tic tOlla su ,~on[janz:l, d'~lluien talltos ailoshabia vivido
aUSI~i1lt~.H(~cui~rdase (j1w cuando salit\ el Almirante
d~ Portugal, Cilvió fi su hermano Bart.olomé fi InglaI('rra plI''' II'IU lI1:tnifcstaselosproyectosdesuempresa á Emil/ue VII. No se ('ollocen los pormenores de su
solicitud á !.:Ic¡',rle de Inglaterra.
Fernando Colon
r.~ r.lIrl~)~:l, :llllUIUt' no r.l)!Ir!uyeow,
nice que la encontr<Í en un
libro "Il'Jn pl'rll'"ccÏI'1l11' il Cristobal eohm. IluC rontcuis la, obras
de P~dl'll Alr:H'U. ('l'h'lm' ~rúJ...'TafoY aSlrÜuumo. J.:stab:i C'scrita
;II m"r~",1l Ii•. UIl ¡I'''';III" ,¡" I;' ¡"I'm" tlcl globo. ,le lclr:\ nI' HartlllnllW LOlntl,
bit'll ¡'olHl\'.ilb por l.as-CaSas",
flue poseia muchas
rarl"S SIIY;", y I'cli;lrla,!:I "Il IIlla lUelrolauzabkbara
rie latin
y f\~"J1aÜnl:Su signiti·'adn t'l':"I l'l ~i~uicrH(':
el allll "I'I\l;H,
I'll ,licielUb"".
1I,'gó :\ LisllOO lIartolnmí'
Ilw" ";ll"l"" Ile IrtS, f,11'.1belasl/ue el rey tic I'nrlUgal '.'lIvi'; al
d~~l·.ubrullle.ntn dl~ (1'utora; y trajo noticias de (IU(~.habi:l drs¡'ub<erlo sl"sclenlas leguas de Il'rrilorio: 4.';(/ al SUI', Y J..'j(1 al 1"01'1(',
hasla \In cabo. l:alU;lllo I'"r él de llul'ua-Espcl'anza,
hallandn
Jl'lrcl aSlrnla,llIlI. '1'110 l,slaha 1'1 cabu ~
mas allá de la Iinca
e~lnlnOl~~lal. ''.ste c.'Jhn. fJJ,.¡t;,ba ,),100 1('~U.1.'i dl! JJsooa; dicho ea.
1"1811 dll~1' 'I"e a\1I111111leg\la 11IW legn" t'\I nn" rarta maritin13
prcscllt:ula ni fry dl) I'nrtu¡..;nl, ('n tOtlo to cnal. :1I1,de f'l esc.ri101', yn lUI', halli' I'l'l'srllll', I.as-Casas
,llId, si H,rlololUc eS'Tihi:
fia esta nota rclil'iên~losr á ~í mismo 0:1 su hermano;
perO ¡nHc·
re d~ ella (fue uno o .1rubdS esturiel'oo f!n Ja ("XIWt!itioiL La de.
d urrlOn:puc,¡c
sl'r fund,,,la wn r.'sprrlo ~ /lal'tolomc;
pl'l'n nil
.,on. rrsprClo;\
Crrstllbal 'llIIrn >c l.tIlaba enlonces en la ,,.jrle
,le hsp:lII:1.
Las-!:;lSas l'Xplica la difl'rl'llI'ia dl' dal"s enlre la ,nnla anlerinr
y _las alÍnio:as d<'l l'iaje: aqllella ponc la vuella de J)i:ll en ci
ano dc x¡;: l'Sla l'n ci tic S7, Semejan le diferencia pllrde tener su
o~fgcn en 'lile algnnlls l'mpirz:ln ~ conlar el :llío de,pues
dIO Navldad.)' o!ru, ~I pl'lnrerll de enero,.La
eXJledlcion ,a.pll il IIncs
de a~oslo dr. 81" )' rl'Grl'só (\ los 17 mes"s en didembre de 87,
"c"
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VIDA Y VIAJES DE CRIQ6BAL
COLO:'l.
99
masiado brusco y 5el'Cro. formnndo su caráctl'r con- I Red; p;lÍs rico y ,lelicioso, cultivado segun ei imtraste con la duliurll estudiada con que templaha el perfecto modo dè los naturaltJs, cuhierto en parte de
Almirante su arrogancin habitual. Añáda~e que era vcrrtes selva .•, eSlllal~a,lo ,le clud,,~le.s.inlias, y r~gade genio áspero, y que su sequedad y despego le do por nUlllerosos TillS, que pr"clflltindose ca~'_toatrajeron rouchos enemigos. Apesar de e~tos defectos, do, por Jas fron terdS ocrldenta les de las IJlIlOt;lnas
lIlas bien aparentes qile r,}ales, era ~eneroso y ~ené- de Clbao; lIevabau polvos .de oro tnezcl00s con sus
volo en su fundo, y no 11IenossenSible que valIente. arenas. 1<:1 nllmhre rlnl caCHJueera GLlaflollex. CU)'OS
Era Ilel fecto 1lI,ireante, tan buen teúrko como anlep"s¡¡dos hauj;¡n sido pllr espado Liemuchos año~
práctico la"bién(lose form;lll:>hasta cierto punto ba- Jos seilOres ne la provincia.
JOla ens~ilanza delAlmirante, á quien era casi igual
El segundo estado, lIamarlo~larien, est;,La bnjo el
en co£!ocilOientos c¡'mtilicos, y le excedia en el ma- do' linio de Guacallagal'Í , ell cuy~ r.osta naurr~~6
nejo de la pluma, ~egun Las-Casas, que tenia en su Co;on en el primer viaje. Era un dil,¡ta,lo y rértil
poder carias y w.anuscritos de los dos. Sabia ~llatin;
ter:ilorio extendido á lo .'ar~o de la c.•sta (~el Nurte,
si bien p:,rece que COIllOsu hermano, debla mas lte~de el cabo de San Nicolas á la extrcm¡¡j~d oeCIbien sus '~onocimie'ntos á su natural penetracion,
deIltal de la isla, limitado por el ca'lIdaloso rio YJasiduo estudio y propia experiencia, que á una edu- gui, d~~pues llamado Mont~-Christí.l.lcluia la parte
cacíon es:nerada. Tan ·¡igoro.o de ánimo coma el del Nort~ de la Vega Re¡¡1, nom/¡rada posteriormente
descubridor, p~ro menos entusiasta y de imagina- lIal,ura del cabo Francés.
cion mas fria, le aventajaba ~n sutileza y h.abili,~ad
I~I tercer? se llamaba Maguana, y le manrlaba el
para el m:mejo de los negocIos, comprendla mejor cacique cal'lbe Caona bo, ci lilaS leroz y poderoso de
sus intere;es, y poseia en mas alto ~radoaquellatáclos ~audillos salvnjes, y el mas encarnizado enemigo
liea ~e ho,nhre de mundo, que tanto interesa en los d" :os blancos. Las minas de oro de Cibao perteneasuntos 01 dinarios de la vi-la. Su genio no le hubiera cia I ¡Í sus dominios.
impelido jamás á entrar tJn aquellas arrie~ga,las es1:1 cuarto tonlaba su nombre del wande lago de
peculacioues á que se dehió el descubrimiento Je.un Jar,lgua, y era de todos tJl mas poblado y el de n¡nj'or
mundo; pero su sagacidad práctica hubiera sabIdo ext ~nsion. ('omprendia la costa OCCl(lenI al, induso
sacar much~s ventajas dtJ est~ descubrimiento. Tal el promont¡¡rio de cabo Tiburon, y se extendia canes la pintt:ra de Bartolomé Colon, como ha salido del si¡jt<r;iblemente por la costa del Sur de la isla. Los
pincel del venerable Las·Casas que Je conocia per- halitantl's teuian un risi,'o illtel'l'sante, un contisonnlmenle. Este retrato está conformecolI todas las ndle mas noble, una habla mas ;Igradabl~, y un trllacciones del origin31 en la historia de su hermano,
to IHS ameno y apar.iule que los uatural·s rie otras
en cuyos ~UCflSOStom6 notable parte.
par .es de la isla. El soberano SI' lIau", ua Bdlechio:
Para Iibertarse del peso de los negocios públicos su hermana Anacaona, célebre ell la isla pOt" su
que le abrumaban dem:.silldo en su enrermerlad, belleza, era la f.,vorit¡¡ del vecino caciqne Caonabo.
Colon confirió desde luef!1l á B:lrtolomé la investiduEl quint~ seÏ1orio era el de H;gIHlY, y ocup;¡ha
ra de ade!lntado 6 gobernador militar y político rie tall;, la parte oriental de la isla, aCilbaudoen el ;'I/orte
la provincia, con~ider;Índose autorizado al efecto por en d rIO Y"Bui, y en el Sur en e! OZf~ma. Los habilos artícul(J~ del pacto con los solwranos. El rey Fer- tan es eran los mas activos y m"r,;jalp.s de la isla,
nanrlo, sin embargo, demasiado desconfiado, calificó habi~ndo aprenllido á usar el arco y Ilechas de los
este hecho, de una usurpacilln de poder y se mani- caribes, que hacia n frecuent··s desembar·:os en sus
restó ofen.Iido. Amante tenaz Ile las prerogativas de coslilS: deciase (le ellos tambien que usaban armas
la corona, creía que dignidades de tauta trasceneuv~nenadas. Su valor, empero, no era m;ls que redenciadehinn conferirse solo por nombramiento real. lati"o, pues pronto se vjó que sucumbia fácilmente
Colon, empero, uo había dado nquel empleo obede- del:nte de las armas europeas. Llls mllldaba un cacienrlo mel'amente á una fraternal simpatía. Cnnocia ciql,e lIamadu Cotab~nama.
cUllnto fe import:lba el auxilio de su hermano en el
Hé aqui las cinco divisiones ttJrritoriales de la isla
estado crí:ico de la colonia, y que este auxilio seria alliempo del descuhrimieuto. No se sab,! de filO el
ineficaz sin el sello de una autorirlad superior. En núnJCro de sus gentes, llevado por al~unos hasta un
e~cct~, en pocus meses que (luró ~u Hus.encia, ,ha- mill.n ,le alm~s, cálculo que parece exagerado. Sin
?Ia sl~lo la.Isla tealro de fllnest~" r11s~orlhas, ~ellldas ernt:l~go, debIÓ ser mas que sulkiene en_caso de
a la vlOlacIlU de las r~glas qlle el hablU prescrIto para hos; ¡I¡dad general para acauar con lIn punado de
mantener la tranquilidad pí¡bl¡ca. Una mirada re- europeos. Colon esperaha su seguridad ya dellerror
tro~pectiva h¡ícia los lIe¡weios recitJntes de la r,olo- que inspiraban las armas V cab:\lIos dt los españoles
nill no será tal ve? infl'u~tuo~a para explicar el es- y la idea de su naluralezà sobre humlna, ya ,le lus
tado de de~;barajuste en que se hallaba, bastaudo al medidll~ que h.lbia adoptado para granjear~e la btJneefecto expc·ner uno de los muchos caso~ en que tuvo volencia de los ¡"dios, trat:\ndolos con uenignid"d.
Colon que recoger el fruto de Jas malits semillas
Margarite emprendió su expedicion con la mayor
sembradas por sus indignos y envidiosos rivales.
parle de lus fuerzas, depndù á Alonso de Ojeda el
CAPITULO II.
m:lI1do del fuerte de S;UltO Tomás. Per0.!ln vez d.e
comenzarIa exploraodo las frngosns nnntanas de CIMAl, COMPOIlTAMIE:'ITO DE DO:'l PEDRO MARGARITE , Y SU
bao, r,omo debIÓ hacerla segu o las instrucciones que
SALIDA DE LA ISLA.
hahia recihi,lo, descendió de IlIotu propio á las lIallu( 1494.)
ras '.'oluptuo.as d,' la Vella. Allí se detu va por I ,s poDEBE tenerse presente,
que Colon antes de em- pulosas y hospitalarias villas indi;,s, olvidado rl••1obprender su vj;lje, habia dndo el manila de Jas tropas Jeto de su mision, y de las ór,lelles que le hal,ia dado
á dOli Pedr,) Mar~:iTite, con órdenes de ejecutar un. el A.m;rante. El gde que f;dta á sus propios deberes
paseo milit,lr por la isla, que á la vez que asombra- y ce,le ;í los halagos d,! las pa,iones, es poco idóneo
para mantener la disciplina elltre sus suhor,lilla los.
se á los naturales con la mueslra de su poder guerrero, le proporciona<e dllr p'uebas de su bellevoJen- Imit Iban e,tos i,l sensualidarl je~enfrt'nada de Marcia por medio de un tratu amistoso yequitalil·o.
gnri.e, y no tardó el elf!rcito e'l cOllvel'tir-e en una
La isla c,;taha elltonces dividida en cillCo señoríos gav¡'la de libertinos inmundos. Los indir.s, l'or ¡¡Igun
gobernadus por caciques soberanos, de absoluto y tiempo les suministraron provisiones con su acoshereditario poder, de quienes I1Ulllero~os caciq¡¡es tumhrada hospitalidad: pel'o los cor·teos a(~op¡os de
inferiores eran meros tributarios. El mas importante
aquellos hombres parcos y fru~ales no po¡l.ialldurar
de estos E~;tados comprendia el centro de la Vega muc.1O en poder de los español~~, pues uno solo de
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iOO
BIBLIOTECA. DE 6A.SPAll , ROIG.
es~os, segun afirmaban Jas indios, consumia 1ll~IS en Cuando pasaba á Isabela, se desentendia absoh::'aveinte y cuatro horas d~ lo qu.e b'l~ta~a;i un mdio I mente d~don DieBoColon, no hacia caso del consejo
para mante~erse to~o el mes, SI los 1I1d1OS
no les ~a- y se conducia como si no tuviese superior,~on8tituy¿
ban comestIbles, Ó s~110 se los dal)8/~en abundanCIa, en una sociedad secreta á los ruas implacables enemise los arrebat!lban vlOler~tamtlllte:s~nq';lerer'.reeom- ~Qll de çoJo~, y á los que mas sen tian permanecer en
pensarles, DI aun apacIguar ¡" Irl'llac1On que con la coloma. El P. UOIIera entre todos el agitador lOas
tales estorsiones les causwan. La codicia de! oro dió activo. Se resolvió elltl'e los cabecillas apoderarse de
tambien már~en á mil actos de opresion é injuslicia; los buques que don Bartolomé Colon había traido y
~er~ con lo que mas ~Itrajaron los espariole~ los sen- re~resar á España. Como ,Margarite y el p, Boil potlmlentos de los IOd1OS"fue cun su lIcenCIOsa con- s:lan el Cavordel rè,V,cretan qUilles seria fácil jusducla .respecto â las mUjeres. 1-.11. efect~, en vez_del tJ.fica~su abandllno del mando militar y religioso que
de huesp~~~s tomaroll.el tono delmpl!rtOsOs ~u~nos; ej~rClall, cohonestálldo}o bajo preteltosdel bien púen vez ~e ¡\ustra'¡~s bl~nhechores, se conVlrl1eron bhco. AllleHar á ~spana, pintilrian al rey el desasen sórdIdos y lasl:lvos tIranos ...
troso estado del paIs, á causa de la tirania yopresion
Los rUlllores de estos elcesos, y del espll'ltu de de sus gobernantes. Algunos atribuyeron la repenreacci~n que despertaban en l~s indios, lI~garon, á tina,partida de ~largarile al miedo de que hiciese el
dOllDIeBOColou. Con la anuencIa del consejo escrt- Almirante á su vuelta una severa iuvestigacion mibió á Margarite, reconviniéndole por su conducta, Iitar de la conducta que habia observado' otros á
y v.idiéndole procediese á la ejecucion de su paseo haber contra ido en el discurso de sus Ii~enci(l;os
mIlitar, segun las órJenes del Alnurante. El orgullo amores cierta enCerme,lad desconocitia aun á los eude,MarBarite se sublevó contra. el contenido de este ropeos,9ue l,acreian.'lija del clima, y fádl de curar
pltego, contestaudo que se cons~derabamdepen?l~n.
en E_span~.Como qUIera, lo cierto es que tomó SUll
te eu su malhlo, y que no podlil el consejo elllglrle provldencl8s del modo mas precipitado sin consulrespom.abilidari alguna )J'lr su conducta. Ysiendo dll tal' autoridad alguna, ni acordarse de la~ consecuenuna familia autigua y distinguida _y uno de los fa- cias de su partIda. Acompañauos de una tùrna de
voritos ~as mimados del rey, a~ectaba mirar con descontentos, Margarite y el P. Boil se apo.)erahm de
despreCIo la nolJleza de nuevo cuno de los Colones. algunos de los bUqUéSdel puerto, y se J¡ieleron á la
Sus cartas en coutcstacÏon á las ~rdencs (~el~re- vela para. Españ¡¡, dando asi vergonzoso ejemplo de
sidente y consejo, estabau concelJldas en termmos la deserclOn de sus puestos, el primer general yel
que no r~velaban lilas que un petulante orgullo y un primer apóstol del Nuevo Muudo.
'
profundo desden. Continuó con sus Bentes acuartelado en la Vega)' persistiendo en su siste.ila de ul;CAPITULO Ill.
trajes y vejaciones, altumente funesto á la tranquIlidad de la isla.
ENCUENTROS
CON LOS NATURALES.-A.LONSO
DE OJEDA
Le lipoyaban en su arrogante oposicion á la autoASEDIADO POR CAONAIIO.
ridad los cab.lIeros y Ilvenlurtlros de nobl~ cuna que
( t494.)
habia en la. colonia, profundamente h~r,dos ·en. el
LA
salida
de
Pedro
Margarite dejó al. ejército sin
amor propio que es siempre en un espanol la pasIOn
dominante. No podian olvidar \Ii perdonaban la Jusla cabeza, y puso lin á la poca unidad y disciplina que
se~~ridad qu~ e~erció co.n ellos el Almirante, c~a~do quedaban. No hay plaBa comparable á la soldadesca,
en tlemposdlrlclles los hiZOSOllleterseá lus prlvaclO- abandonada á si misma en un pais inerme. Andaban
nesJ pal'ticipar del trabajo y sinsalJores de las gen- pues err~nles en band~das ó solos, sin mas ~uia que
tes e humilde esfera. Menos aun queriau reconocer su capricho, repartlehdose por las poblaCIones inla autoridad tie su hermano Diego, destituido de las dias, y entreBándose á todos los excesos que les su~erecomend1\ciOlleS personales qu~ distinguian al Al- ria su avaricia ó su concupiscencia. Los naturales,
mirante. Formaron pues, una especIe de facclOn indiguadosal ver tan malrecompeusada su hospitaliaristocrática en la ~oloniu, afectando considerar á dad ,se neBaron á d••rles sucesivamente provisiones.
Colon y su familia como meros mercenarios y ellran- Pronto empezaron los españoles á sen tir la dureza del
jeros alzados del polvo de la tlerra, que I\staban la- hàmbre, y apodérarse de los comestibles que hallabrando su [orluna á expensas de Jos trabaJos. y su- ban, acompaÏ1ando estos latrocinios con actos de la
frimientos de la generalidad y con la deBradaclOn de mas feroz violencia. Una serie no interrumpida de
vergonzosos ultrajes encendió el resentimiento de
los hidalgos y caballeros españoles ..
A mas de estos part!darios tenia M~\I'gariteun aha- aqullUos hombres bondadosOs y apacibles, y de genedo poderoso en su paIsano el P. BOIl, ~abeza. de !a rosos huésped~s se convirtieron en encarnizados ~necomunidad religiosa, miembro del cons~jo, y VIcariO migos. Todas las precauciones de Colon se desprecia,apostólico del Nuevo Mundo. No es rácllpenet_r~r la rOll; todos lo~ males que habia previsto se lucieron
causa primitiva de la hostilidad de este santo rehglOso sentir. Aunque los iOllIOS,Ilaturalmente timidos, no
contra el Almirante, que trataba siempre al clero ~on osaban acometer a losespañoles mientras conservabau
el mayor respeto; perillo cierto es que IMblan .ten!do estos su disciplina y fuerza comlJinada, tomaban sanlos dos varios altercados. Dicen algullosque qUIso1lI- grienta venganza cuandolosveian en pequeñas partervenir elfraile en las estrictas medidas r¡ue juzgaba ttdail,ó separados individualmente, 'fagando en busea
el Almirante necesarias para la seguridad de la colo- de alimentos. Animadus por estos pequeños triunfos
nia' otros que se resiutió del ultraje recibido por él y y la impunidad con que los cunseBuian, sus hostilipor' su comunidad, puestos á medill racion comO la dades se aualentaroIl sucesivamente. Guatiguana,
demás gente. De todos modos s~ echa de.ver, que le cacique de una populosa ciudad situada en las márdisgustó el empleo que IIIcoloma le olrecla, y que se genes del gran rio ùe la Vega, y feudatario de Gua-·
acurdaba con dolor de 'los alicientes y sibaritismo dei rionel, dló muerte á diez españoles que se habian
Nuevo Mundo, Carecia de aquel celo entusiasta, y.de aloJildo en su pobJacion , y atropellado á los naturaaquella devocion, desinterés y pers~verancia que 111- les con actos de libertinage y vandalismo, y para
dUjo á tantos misioneros espailOJes á soportar todos colmo de horror y carnic~l'ia incendió una casa en
los trabajos y priVaciones del Nuevo Mundo, espe- ~ue ·se albergaban cuarenta españoles enfermos.
EnorgulleciJu cou el buen éxito lIe semejante ¡¡lenrando convertIr á la verdadera fe sus habitantes.
Auimado y robustecido por tan poderoso apoyo, tado, amenazó atacar un pequeño fuerte recien erigiempezó Marg·.¡rite Ú considerarse ~eal y verJad.era- do, llamado la Magdalena, obligando ti su gobernador
mente superior á todas las autoridades de la Isla. Luis de Arriaga, que tenia una gnarnicion muy dé·
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VIOA y VIAJES
ilE
bil, á enc( rrarse deutro de los murtiS hasta recibir
socorros de Isabela.
PIll'O el mas formidahll~ enemigo oe los españoles
era Caonabo, el cacique caribe de Maguano, eJ mismo
que haloia sorprendido y lIsesinado la guarnicion de
l:1:'\uvidad. Estaba dotado de natural talento para la
guara, y de una inteligencia superior á la que suele
l'arlIcterizi r la vida salvaje. Tenia para acometer
utrevidas empresas un áuimo incansable y audaz, el
upoyo de tIes valientes herm¡¡'llOSy la cie¡p obediencIa oe una tribu numcrosa. Siempre lIabla visto con
repugnanc,alapermanenl'Ía
de los u/ancas en la isla;
pero hasta que vió el fuerte de Santo Tomás, levantudo en el centro rnis/JIo de sus dominios, no subió
su indigna,~ioIl á su mayor punto. En tanto que se
hallaba el ejército en la Vt~ba, se abstuvo de llegar á
las manos (on los enemi¡;'Js; pt:ro cuando á la salida
de Margarhe se dispersaron sus gentes, le pareció
Licmpo de (lar un golpe c\1:cisivo. Quedaba aislada la
fort.aleza con una guarnicion de solo cincu'lnta hombres. Por nCl~io de un movilr.ienlo secreto repentillo podia someterlos, y dar una segunda e icion de
las sangrier;tas bacanales àe la Navidad.
Pt~ro el sagaz cacique tenia que habérselus con un
ellemigo muy dislinto nel gobernador de Santo Tomás. Alonso de Ojeda, edll·;ado en las guerras morisCIlS, conocía á fondo toda clase de estratagemas,
emboscadas, ataques falso, y asaltos de los salvajes.
Poseia un valor indómito, casi fabuloso, hijo en parte
dd calor y "iolencía natun I de su temperamento, y
en parte de la supersticion religiosa. Habia hecho la
guerra á los moros y á los iudio;; se habia batido en
lÍatallns campales y en corn bates de hombre á hombre,
ell f\~u(\osy pendencias, y en tolia especie de encuentrlls á que le illdinablln un ánimo lip.ro ó inllamaule,
y elllmor de Ins aventuras: sin que en tantos lances
pl'ligrosos hubiese jamás rel;ibido herida ni contusion
alguna. Con~;iderábase por lo miSlllOinvulnerable coma Aquiles, y creia estar' bajo la especial protp~cion
de la Virgen !fIaría. Llevaba siempre consIgo, á manerll de talisman religioso, 'lna estamp:l de la Virgen
que le habia dado su patron Fonseca, obispo á la sazon de Badaoz. Jamás aballdonaba esta imiÍgen , ni
en la poblaci,m ni en el campo, haciéndola objeto de
rezos y oraciones frecuelltcs. En Jas ciudades y call\pamentos la :;uspendia de su tienda ó de su sala; en
sus arriesgadas expedicionc3 por los desip.rtos la Ilevaba en la nwleta; y cuaudo la ocasion sc Jo permitia
la Iijauu en Uil árbol, y la rezaba una salve como á su
patrona militar. En una palabra, Juraba por la Virgen; la invoc:1I1l110mismo ell el campo de uatalla, que
ell las bulliálsus querellus; y seguro de su favor, se
hallaba siempre dispuesto ú toda clase de empresas y
avellturas. Tal era Alonso de Ojeda: supersticioso en
sus devocionl!s, sin lIliedo á la muerte, de espiritu
indomable, C)InOmuchos de los caballeros avelltlJre·
ros espailOles rie aquellos tiempos. Aunque de pobre
est;¡tura, estaba dotado de extraordinaria fuerza y
arrnjo; y las I:rónicas de los prinrcros descubrimientos rclatan maravillas de su \'alor y proezas.
Hauiendo rt:conocido ci fuerte, juntó Caonabo diez
mil guerrero¡, armaclos de clavas, Nreos, flechas y
lanzas templadas al fuego; y abriéndose camino sílencíosumeutl' por los bosques, se apareció á deshora
por aquellos contornos, esperando sorprender la
g~.arnicion en un estado de completo abandono. Pero
VIUque estaban las fuerzas de Ojeda cautamente for·
maclas clentro cie la torre, la ,;ual, construida en una
eminencia ca~i aislada, con un rio que defendía la
ma)'or parte de su circuito, y cercado de un profundo foso, era inaccesible á los ataques de sus desnudos guerreros ..
Burlado en .m ¡ntencion esperaba Caonaho tomar
la fortaleUl pOI' bambre. Desplegó al efecto su ejército.
por los bosque,; adl'seenh's, y ocupó tùdos los destilu-
J
I
COLON.
WI
,1er lS con el objeto de interceptar las provisiones qlle
puùiescn traer Jos indios, y acumeter las partidas
que saliesen del fuertr. Este sItio Ó blol/lIeo duró
treÏ1ta dias, cturaute los cuales, la gU;lffJÏcion sc vió
redlcida ~ !a mayur estrechez ..Existe Hun una anécdota tradICIOnal que cuenla OVlPdo de Pedro UUl'garite, primer gohernador de Santo TO/1Jás,pl'ro yue se
pueJe atribUIr con mas prol.Jauilidad á A.lonso de Ojeda, por h"ber ocurrido en es:e asedio. Cuandu la /JIayor ~are~tía apuraha á la guarnidou, [Judo un inuio
lIeg;¡r hasta el fuerte COli un par de palomas silvestres pura la mesa de su eornanualJte. Se hallaha este
en ln cuarto de la taITe, en c(JOlp¡lñi&.de ~ar,os oficialt's. Observando qlle estos miraban á las palomas
con ojos ávidos: c<EslitsLima, dijo, qUt: no lIaya ¡Iquí
»uastallte para darnos á Lados ulla comida; (!Ilcuauto
llá II.í, no consentiré
en re¡.;alarmc mientras los de)Imán tienen hamure;)) y esto dicielluo soltó J las
palollHls por una velltana oe la torre.
Ell este sitio desplegó Ojeda tanta adivi,Jarl y presenciu oe espíritu COlllOa/¡undancia de recurSos.
Burlli todas las artes del caudillo cariiH:, ideando las
mas iugeniosas estratagemas para aliviar la ¡;uarnicion y dañar al enemigo. Hizo desesl'lradus salida!'
cuardo presentaban los indio§;grandes fuerzas, siendo siempre el primero de la \'alll(uanlia, con aqllel
valor ciego que lanto le disLingulU; ii muchos dió
muer te con su propia malla, y siempre salió ileso,
come se ha dicho, de entre espesus lluvias de Ik:bas
y sac .as.
Ca,)l\abo vió perecer lu flor de sus int¡'épidos guerreros. Sus fuerzas se menoscababan diariamente;
¡¡Orqle los indios, no aC(lstumurados ¡j aquellas lentas operuciones de la guerra, se cansaban del siLlo,
y mu :hos se dispersauan, y l'egresab:1lJ diaríarllcnte
centenares de ellos á sus casas. Abandon6, pues, la
forlal ~za, retirJnuose usombrado de Jas hazairas de
Alons) de Ojeda.
PelO no ubatido el intrépido cacique con el mal
éxito Je esta empresa, meditó plalles l'WS vastos y
decisi lOS. Expiaudo secretalllelJ te Jus cercanías de
Isabell, se ellteró á fonda dl' la dehili(bd de la colonia SJpO que muchos de sus IJabitalltes se hallaban
enferlnos y que los que podian manej¡-r las armas
estauw ocupados en varias comisiolles fuera del establecimicllto. ~~ntonces concibi6 el proyecto de formar ulla liga general elltre lus caciques, de reunir sus
fuerzas, wrprender la colonia y aCl1bal'con ella y con
los e~Jlañoles, donde quiera que lus encolltrase. El
exterminio de :¡quel puiJado de usurpadores bastaba,
en su ,entir, para librar á la isla de todo at¡:que sucesivo, no im·'Hinando cuán dt\,e~perada paru él era
la Jucha, é ignorando que donde Jiega á l'0ner el pié
el hombre civilizado, sucuruue neccsuriamente el po·
der de Jos salvajes.
Habl~n cirCUlado por torla la isla rumores acerca
de la hcenciosu cOllclucLade los españoles, los que
inspiraron contra estos hasta la aversion de Jas tribus
que.la ntis los habian visto ni sufrido sus excesos.
Caonalo supo que tr'~s de los caciques soberanos se
hallaban inclinados á cooperar á sus planes, aunque
temian excesivamente el poder sobrenal ural de los
espailO es .\'sus aterradoras alfias y anImales. L;¡ liga,
empefl, halló una oposirion in~sperada en el quinto
caciqUl. Guacanagari, soberano lIe Mariell. Su conducta en Jos.inst~ntes. de p~lifro acubó cie pnncr en
comple:a eVIdenCia la lIIjUstlCIUde las sospechas que
cOlltra31 habian cuncebÜlo los espaÎlOles. Se IJe¡;ó á
unir su; fuerzas á las cie los otros caciqucs, y á violar las hyes de hospilaliclad que le ob/lgab:11l á prateger y al'uoar á Jus blancos desde que IllUfrug¡lron
en sus costas. PerrlIanccÍ6, pues, tl'llll'lllilo en sus
dominits, manteniendo á sus expensas cien soldados elfermos, cuyas necesidades satisfaría con su
I acostun brada generosidad. Esta COUdllct<lJe acarreó
CRIS1 éllAL
I
5"'
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f 62
1lIIlIO'I'FoC!
I>E c:AII'An
,
ROlr..
el odio de los demás cllciques, particularmenLe del coa oÙos, 'J asociando la luel'la á la sllavidad y la
feroz C~(\nabo y Je su cuñado Behechio qu;enl\s ill- estrategia, cOllse¡::uiria cOlljurar la tormenta.
vadieron su terri\orio y le hicieron muchcls injllrild.
Fue su primera disposicioll referzar la goornidon
Behechio mató 4 una de !lU; mujeres., Y ~
~ dal IllerLe dela Magdalena, cuya destruccion inlenllevó áo\ra cautiva. Pero nadh pudo elJt.ibia, late. de ~
~t~oona,
d cacique del Gran Rio, l8('sinÓ
GuacaDagarí para con JOliespañoles, 'J como IlUS do. • loll espalloltlS albergados en su ciuœcld. SocorriJo
Illinios estab.~n inmt>lÜalo¡¡á la colom~, y los de ai- .L fuerta, salieron lall tropas por los territorios de
glIDOide.los olros caciques lejos do ella, la falta ÚlI GuaLÏ8~ana ,malanrlo muchoS de IUS guerreros, y
Sil cooper44ÍOIl fue una con¡¡tanle rémora á losdesig. lIev_tidose Qtros cautivos, plldiendu solamente escanios de 101col/fed8rados.
parse el cad'lue. Era tribUl,¡¡riode Guarionex, sobeTal era la posic~ioncritiea á que estaban reducillos rano de la Vega-Real, cuya amistad era importantí_
los negoc~ 00 la colonia, taki los séFmenes y /1.,~ ,sima para l~ prosperi.lad de la colonia, pues reinaba
tiJjdad que se sembraron enlre los dóciles isleiu>9du- en uu dilatado y flopuloso territorio, al p~so qUlldeunle \il ausencia de Colon, sulo por halleI' violado las bi3 temerse ~u aversion á conse::uencia de III desen~denes de este. Margarite y el padre Boil se habian f.reoada conducta de los españoles que habian vejado
apre6urado á lIe~ar á Espaila, para ¡¡acer una falsa 81lS ~iniO&. Colon le hizo compllrecer á Sil presenplntura de la mist'ria de la isla. Si hubieran perma- cia, y le manifestó'que los elcelOOSde que tan InstaDocido fielmente en sus puestos, y c$rnplido cen el DNllte Se quejaba, se habian comelidO en violacion
debido celo sus deberes, se habrilln fácilrnuote re •• de SUBórdenes y oontra sus buenas intenciones resmediado a,ueUtIlI miserias, ó quizá preveui40se del pee'a á los.indills, á quienes deseaba agradar Y com·
todo.
plICt'J. Le manifestó tambien que la el ptllicion con tra
Gu.tiguana debía tomarla como un aclo de un mero
CAPITULO IV.
castigo individual, y DO dirigirto contra los territorios
de Goorione.l. El c:icique era de buena condicion y
IIIED1DASDE COLON PARA RESTABLECER LA TUI'QUÍLlDAD
lItIacible cafácter, y su rencor 56 splaeaoa fácilmente.
;;~ LA ISLA.-IiXPED1CIOl'
DE OJEDA CON IL DESIGNIO
Para relacionarlo en cierto modo con 1011 españoles,
De SOKPRE~DER Á CAO~AIO.
le pidió €olon que diese BU hija en matrimonio á un
iRtérprete indio, natoral de la3 islas Lucayas; que ha(U94.)
bía llSÚltioen España, J recibido ell Barcelona el a~ua
INMEDIATAMENTE
despues de la vuelta deCDIoo á del bautMImo tomando el nombre de D:t!gllColon (t).
Cuba, wieQtraueballaba aún inrtispulllUl y on cama, tOlll6 ttro B¡edida mas trascendental todavía para
Fllcwió una visita voluntaria de Guacan¥Harl. Aquel Iib11ilS6de las hostilidadesool cacique, y tranquilizar
bOQltlldosocaudillo mal;ifeslómuebQ sentImiento por la impQrl.abte resion de la Vega, mandando t!rigir
su-enfermedad; conservándose siempre, al parecer, una,f&rlaleza en medio de SUi lllrrltorios, á que le
muy aJectu/Jso ¥ rllYereote coo el Almirante. 8llbló dll puso fuerte de la COIle(lpcion. Este dócil cacique conIlue ••o COn lágnmas en los ojos del asesiual.cJ de la 3in~ó sill repugn"ncia esta medid8l'loque Iba envuelNavidaJ, y se empeñó muclio en tnllnife8tar sus e~ ta au.ruina y la futura escJavitud de todos los suyos.
fuerzos para librar á los espailoles. luformó Á ColOR
Pero faltaba inutiliur al mai formidable enemigo,
de la liga secreta en que se habiatl unido los caeiques, á CaolJabo, el genio marcial de la isla, el aetivo y
audaz eIlem~ de los blancos, que COliideas supede la persecQ/'ion que él había sufrido por oponerse'
ella, de la RlUertllde una tie sus mujeru, y del rapto rieres de política era muy capaz de urdir peligrosas
de la otra. Aconst'jó al Almiranle que estuviese siem. ráblllas y conspiraciones. Sus territorios que ocupapre alerta c9nlra las maquinacwJ)('s de Caooabo;}I œn la p~rte central y mllntañosa de la ilia ,l'l'lin de
ofreció ~alir COlisus súbt1itus al cllmpo '1- pelear af dífíeil ílcceso fragosos por las encumbradas rocas,
lado de los esp~ùolt's, 110 solo para climplir con 109 espesas selvas y frecuentes y caUdalOS!)Srioll. Comdeberes que le imponiala ~mislad , sino 'file tambien balÍr á aquel asluto y felloz caudillo en medio (ie sus
salvajes y en el mismo corazon del pals donde á carla
plU'a'o/eugar sus propios ullrajes.
Co/al conservaba siempi'e una gratitud prQfundlJ paset habria peligro de caer en una celada, era obra
por la antiguahondad de Guacanagarí, y le repll~na- muy larga, \IIuy peligrosa y de muy incierto éxito.
Ila dudar de su re y de tiU amistad; por lo que se llenó Se kallaba Colon abrumado b&joel pe~o de estos pendi re¡(ocijo vioodo totias las sospechas tan elkaz- samÍ8Dt.os, cuando ,le sacó de su ptlrplejidad una
JIllInle desvanllCidas. Se renovó, p~8, etltre los dos osadaprùposioiun de Alonso de OiP.dá, que,se ofreció
~ amislooso trllto de 011'0 tielftil6, con esla diferen- á apoderarse por medio de un aMid del p caribe,
cie" /fUt el hombre á quien Guacanagatí habia:locor- r entre8~rselo vi,o en sus mahoS ..El proye"Ctoèr.
rido como nául'ra¡.:o en sus costas, Sil Illlllnba con- \an audaz como no¥~lesco, propio solamente del
vertido súbitamente en árbitro de su Suerte Y dê la impáYido cOl'8zon de Ojeda, que se complacia en
di&\ingui~ por medio de las milS eltrllordinarias
de l.o.IIos:ms compatriotas.
BI modo con que aquella pacífica isla se habia ela •. prO~ZlIS'J hel:hos de un valor desespt'rlldo.
Escogió diez yHlientes '! fuertes compañeros, bien
perado á CODsllcuenCÍade la conducta licencio~a de
~ europeos, impresionó profundamente á Colon:,. armados y IIIOhtados, é invocando como de costumquien '\liófrustrados todos sus planes pam proporcio.- b.re:laproleccioR de su pulrona fa Virgen, que era IIU
nar á los monarcas una reuta pronta '1 permanente.. constante sllfllguilrJia, !lelanzó OJeda' 105bosques,
El restablecll6ie/Jto de la paz en la isla reclamaba abriéndose por eutre los beJucales mlls de seseuta
I8Ucba,habilid~d y vigor. Sus fuerzas eran cor~s, y leguas de camino quo tuvo que.udar para JI~ar al
la veneracion '! temor con que los naturale. h..mllSl' I4lrritollio de Gaooabo, donile h'lHóal oaeique en una
QlÏl'ndo lÍ sus sentes, como bnjadas del cjelo , s. ha.. lie sos _8 populosaS: ciuda:les. Se leereó Ojeda á
bien debiltlBdu considera.blemeote. ElItah&demasiado Caonallo rOólmueba<h!ferencill y respeto, tratándollJ
enrerm~ l'ara œ11larpersonulmellle parte-en ninguna conlo á princlpe8llberano. Ledijo que veOÍllen amill'
eœpresa militur: su ùermanf) ru"b>fl nf)era de carácter tosa embajada de parte del Almirallte, que era Guamibt!lil~tlso,y Bartolot!J4~no conocido aun /lRtre 105es••
JIlûoles ~ra mirallo C91lriYalitlaù por Itnl gefes. Colu.
(I) Pedro Mártir, d, i, l, IV. Gio Battista Sportono, en su
OOll-ideraba aun en eO/brion la cOlDbillaciun de 1_ memoria
de r.OIOll, ha eometi.lo un error eu que le blzo incaciqUf!ll; conlh.ba en KU falta de habilidad y u~.,
cur'rir el Dombre de es le indio, al obsenar oue teDía COIOD
ri.neill en kt @uerra, 'J esperaba qull per medio dw uJ lIetMUo lllmado Dieto, de ",uiell pareciá nerfoJl.Ul'Se,
prontllslllllllhlas, castiglindo , unos, reoonciliándoNJ "1al que easó coo la hija de UII ,ere iodio.
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COLON.
i03
detrái: de Ojeda á las ancas de su cahallo, y le pusieron If s p~posas. Drspues de esta operacion, salieron
galnplOr\!¡ por entre los salvajes, que vieron ar1mirn •.
rios e mlau resrlallrleciente~
;:al"s:d c,tdq ''', y mon·
ta,lo ,m un ••deaquellos lemible~ anÍlllales. O,eda dió
varh:, vueltas por ci call1pn park ganar lerreno, seguida por su pequeña banda de caballeros, de quielI€sslseparaball
precipitadamente
lo<amedrentadù!l
indioi. Al fin llegó á penetrar por la floresta en UIlO
de lo~ llanos, y cuando le ocultaban hien los árboles,
se ag"uparou al rededor suyo sus compañeros,
desnud;l-on las espadas, y ampnazllron á Caonabo cou
la m¡; erte si hacia la menor re,j~tencia
ó p/ menor
ruion, aunque las esrosas le impedian mnverse ó
resisl ir. Leasieron de m¡smoOjeda con cuerdas para
qne 110 se caYl'se, ó pudiese evadirse de cu;,lquier
otro nodo; y aguijando á los caballos, se lanzaron
al JeFua con su presa, y se internaron en los bosques.
Te')ian quP. atravesar para llegar á Isabela cincuen'.a ó sesenta leguas rie desiertos,
y al~t1nas ciudade!· indias. Ya estaba el prisionero Imposibilitado
por l, distancia de recibir socorro de los suyos, pero
se requeria la mayor vigilallr.ia para que no pudiera
evadirse en aquel largo y trabajoso viaje, y para evitar I•. hostilidad de lo~ caciq'Jes conff,derados. Tenian que huir de Jos lugares mas poplllosos, y que
pasaI á galope tendido por fus ciudades.
Sufrieron
mucl:a fatign, hambre y sueito, allanaron grandes dificultades,
arrostraron
inminentes peligros, atravesarol á nado llumerosos rios, lucharon con los obst<leu/ lS de espesas selvas y encunlbradlls rocas, pero
lleva) on felizmente á cabo su empresa,y enlró Oj~da
triunfante en lacolouiacon
el guerrero indio caulivo
y ataio al rededor de su cuerpu.
No purlo menos Colon tie expresar ~rande satisfacci·JO al ver en sus manos ¡Í tan poligroso enemigo.
El caribe se presentó á él con orf\II110 rehus1ndo
atraerse con la sumision su agradr, y detener /a venganza.que
le amenazaba
por haher dllrramndo la
sangl e de los blancos. Jamás se dobló en el cautive·
rio s 1 alma de hierro; aunque completamentp.
á la
merc~d de los espaïlOles , manifestó siemrre aquella
sangl e fria provocativa quP. c:lracteriza e heroismo
indio, y que Jo mantiene el salvaje dl'!ante de sus
opresores acostado en ur. potro ó en un lecho de fueL(O. E lasonaban
de haber sorprendido
y quemaclu el
fuert~ de la Naviriad, y clado á su guarnicion la muer·
te; lIiadiendo que su reconoril\,iento
alrededor de
Isabela tenia por objeto descargar subre ella la misma fllria desoladora.
COOII, aunque sorprendido del heroi~mo de aquel
guerrero indomable, le consider6 enemigo peligroso,
á quiJn pur el hien de lot i<la era necesario poner en
buen recaudo. Determinó enviar/o l\ España y mandó
que ~e le trdtase con hondacl y respeto en un ruarto
de Sil misma casa, donde le tenia, sin embargo,
encallenado,
probablemente
con las bruñidas esro·
sas qJC habian servido de cimhel para hacerle caer
en el lazo. Esta precauci ••n debió baber sido neeesaria por In poca seguridad de la cárcel; pues observa L¡ s-Casas, que por no ser espaciosa OI tener mu·
chas habitaCIOnes la casa del Almirante s(' veia desde
el portal al cauth'o gefe.
Ca mabo se mantuvo siempre altivo delante de Co·
lon,al paso que no manifestó nunca el menor rencor
á Oje·la por \a estratagemalle
que se valió para prenderle, Esta misma circunstancia
aumentaba
su admiradon,
califir.ando de ingeniosa hazaña la de ha·
berle encadenado v arrancado de en medio de sus
hueslcs. Nacla adm'ira mas á un indio en la ~ucrra,
que 1 na estratagema
bien urtlida y bien ejecutada.
ACHtumbraba
Colon condudrse
con mucha dignid ,r comovirey y almirante qUlJ era, y eligia mucho
rrspt·to personal. Cuando pntr~ba en la sala en que
estabi CaonalJo aprisiouado, se levantaban,
como ea
VID4 Y VIAlES DE ClllS'rÓ UL
quina, ó ~ere de los españoles, quien le enviaba un
regalo de incnmparahle valor.
Caonabo hahia visto á Ojp"la en los comhateK, y
te<ti¡¡;o tIll 'u~ proezas, hailia l'oncehi.lo hácia é' la
admiracion
de un ¡(uerrero.
Le recillió ron cierta
especie de raballerosa
cortesía,
si tal frase puede
aplicarse á 1:1salvaje vrurla hospitalidad de un héroe
de las sBlvas. El franco continente,
la mucha fuerza
personal,
la admirable rlesl.reza y agilidad de Ojeda
en torios los ejerdcios
haroniles y eu el manejo de
toclas las armas, eran cualitlatles propias para caulivur fllÍnimo Ile un salvaje, ï prouto le grunjearon las
simfl~ltlHs de r.nonabo.
Ojp.da empleó torlo su influjo para persuadir al
caciqup. Ii hacer un viaje {Ilsabe/a, con ohjeto de tratar con Colon, y haeerse aliado y ami¡(o rie los españotes. Se clire que le ofreciÚparn rtmer/e la campana
de la capilla de Tsabela , que era /a admiracion de la
isla. Cuandc oian los ¡nrlios esparrirse su melodía por
las Sp.lvas y bosqups para tocar á misa y veian á los
españnll'S rlirigirse ¡Í la capilla, se figura bu n que la
campana hallaha y 'Jue la (lbeclecian los blanpos. Con
el mismoscl,timiento
supersticioso con que miraban
todos los ol'.ietns de los españoles,
creian que era
cosa so/lrpo¡ turalla campana, y rlerian de ella en su
frase acoslumhrarla,
turey ó venida ciel cielo. Caonabo que hnbh oirio desde ¡pjos aqnel maravilloso instrumento rlurant" sus cle<cubiertas secretas al rededor de la ciu(ad, deseaha ve.-Jo; y al ofrecérsele como
símholo cie paz, no pudo re~íslir la tentacion.
Convino, puPs, el cacique en ir á Isabela; mas
cuanrlo lIe~6 el momento perento-io de la partida,
v ó Ojeda con sorpresa una multitud de ~uerrero~
di~puestfls ~ marchar con él. Preguntó por qué rnotivo se Ilevai>'l t.~n gr'lncle ejército p:¡ra una amistosa
vi~ita; á /0 que contestó el altanero caciqlle, que no
era prupin de un principe tan grAnde cllmo él ir á
parte alauna ron escasa eomiliva. Nu satisfizo á Ojeda
esta réplica, conocia el carácter ~éli'o de Caonabo, y
su astllcia, alma cie la guerra inriia; temia por lo
tanto al¡(un designio siniestro, y que el caudillo meditase l;orrrender
la fortaleza de I~ahe/a, ó cometer
alaun ate:1t"llo rontra la persona ciel Almirante. Sabia
tambien qu~ r.olon clp.slab.l hacer la paz con 01 r.acique, aporll!rándose rie su persona sin recurrir ~ lIna
guerra ahierta. Se valió, pIJes, de IIna estr¡¡tagema,
que tiene Aparienr.ia de fábula y novela, pero que con
trivinles varwcinnes la rer.llerdan todos /llS hlstoriadorescontelllporáneos,ase¡..urandoLas.Casasquecir.
clllaba con ahsolllt.o erMito en la isla cuanclo élllegi
á ella, unos seis años rlespup.s dp.l suceso. Tamhicn
concuerda ron el osario V rllro caráctllr del hombre á
quien se at.ribu~·e, y con' las singulares hazaims de la
guerra il'riill.
En el disl'urso de la marcha, hahienclo hecho aJto
cerca ¡jel ric. Jegua, sacanrio Ojeria un juego de espo·
sas de acer,) tan perfectamente
bruñidas que parecbn rie platl', rlijo á f,aonaho, que eran ornamentos
régios que hlhian veniclo riel ciplo, Ó ciel turey de Viz·
caya; !Tue las IIp.vaban /os IOl)narcas de Ca,~illa para
lo, bailes snlemnr.s yotras IIranries cerelnomas, yes·
tahandesf.inllias
para regalárselas al cacique. Propuso 'lue se fWJse r.aonaho á hañnrse con él al rio, para
decMarle pn ~pgui¡Ja con aq upllos adornos, montar en
el ea hallo dOlOreda. y volver con la pompa del rey de
Espaila á SOJ'prpnder y arimirar á sus súbriidos. El ea·
cique, que á fuer cie salvaie se pntusiasmaha
delante
de los arlornos relumhrantes,
quedó pmbelesado al
ver aquellos y ¡Í mas halaalldo su orgullo<o espirilu
milirarcon la idearie cahalgar en unorieaquellos
tre·
mendos animales qnp su< compatriotas
re.<petabnn
tanto. Acnmpañó á OjlJcla y su gente al rin. llevando
pocos inriio~ consi1-!o, pnes nllda po Ha temer de nueve ó cliez extlllnjeros rorieados de todo su p¡ército,
Despues ql1'J se hubo bañado) le ayudaron á 6UÙir.
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tof
BIBLIOTECA
DB
de costumbre, Iodos los circunstantes en señal de
reverencia. Solo el caci'llIe quedaba inmóvil. Pero'
cuando entraha Ojeda, aunque pequeño de cuerpo y
sin pompa elt",'ior. se levantaba inmediatamente
Caonabo, y le saludaba con Uila profunda reverencia.
HabiéndoJe pr~untado la ralon de est'l, y dichole
que era Colon Guamiquina ó gran gefe de todos, y
Ojerla uno rle su~ subalternos, responrlió el or~ulloso caribe, que Jamás hahia osado el Almirante sacarlo
personalmente de su casa; que solo por el valor de
Ojeda era "lrisionero, por lo que á e.te y no al Almirante dehia aC3tnr bumildemente.
La captura dll Caonaho fue muy sentida por sus
súbditos; PUI>.Seran a'luellos isleños sumamente leales y muy adictos ;í sus caciques. Uno de los hermanos
de Caonllbo. ~:Jerrero animoso y astuto, y muy querido de los imHos, Ip,vantó tIn Iljército rlemasde sietA
mil hombrps, y Ins IIllvósecretamente á las cer~~nías
de Sanlo Tomás, dOlJrle mantlaba de nuevo Ojeda.
Era su inlp-ncion sorprender algunos españoles, esperando por este medio cangear á su hermano: Ojeda
tuvo', ,como solia, noticia de su designio; pero no
creyó 'o~tuno encerrarse de nue\'o en la fortaleza.
Hahiendo recibido un refuerzo del Atielantado, dejó
sufiCientes tropas para lZuarnecer e] fuerte, y con el
resto de 'su escasa cahallería salió osadamente al
encuentro tie los salvajps. El hermano de Caonabo
cuando vi'" acercarse á los e'pañoles, mostró alguna
pericia mili lar dividiendo su ejército en cincocolumnns, Pero el impetuoso ataque de Ojeda, que se~un
su costumbre se arrojó furio.amente á ]a vanguardia
con!lU puñado oe cahallos , llenó Ii los indios di! repentino y pánico terror. No putiieron contrarestar la
terribll' aparicioll de aquellos seres cubiertos de deslumhrante acero. que blandian fldmigeras y ruidosas
armas, caba'~anoo en animales, ó mas hien mónstruos tan dñciles y al mismo liempo tan fieros. Arrojaron las flpchas, y Sf' pusieron ellos mismos en
derrota; muchos perecieron en ]a fuga, ylolt mas
fueron herbos prisioneros contándose entre estos el
hermann de Caonabo, que peJeó como un hravo en
una noble aunque desesperada causa.
GASP.U\ Y R()lG.
de recibir freeuente~ noticias de su situaeion, pro.
poniendo al efecto que todos los meses saliese un
buqlle de ,Isabel a pari España. Le 'daban noticia de
lJÙe l\cababan de arreglarse amistosamente todas las
diferendas con Portugal, elplicándole el acuerdo
convencional relativo á la Hnea geográfica que habia
de separar las posesirmes recien descubiertas, y pidiéndole que respetase el convenio eu sus descubrimientos sucesivos. Como al con~luir el tr~lado con
Portugal, y allirar /a propuesta Imea, era Importante valerse de los mas entendidoa consejeros, le pedian los soberanos que voh'iese á España para presenciar aquel acto; ó en Caso de no parecerle esto
conveniente, que enviase á su hermano Barto]omé, Ó
á otra persona del todo competenté, suministr.:inrloo
]e los mapas, cartas y diseños que pudiesen ser Úti·
les en la negociadon.
I!abia otra carta dirigida á los ha~it.~ntes ~e ,la co1001a,yen general Ii todos los que hiCiesen viajes de
descubrimientos,
mandándoles que obedeciesen;í
Colon como á los mismos soberanos, sopena rle su
alta reprobacion, y de diez mil maravedises de multa
por cada ofensa.
Tal era la confianza que merecia entonces Colon
á los 80beranos. Desgraciadamente se la enajenaron
muy pronto i~idiosos informes de hombres perversos. Tenia el Almirante conocimiento de las qUf'jas
y falsas acusaciones que habian salido de la colonia
para España, y que ihan á tomar consistencia coula
llegada á la córte de Margarite yel padre Boil. S'Ioia
que no podia contar con mas defensores que con los
pocos que encuentra el extranjero al serVicio de una
nacinn extraña. donde no tiene amigos ni parientes,
y donde hasta 8USmismos méritos aumentan el el!cono, là envidia V deseo de derribarlo. Susesfuerzos
para explotar' las minas. y los recursos de la isla,
habian sido frustrados por la mala conducta de !llargarite y]a desorrlenada vida de los 8spañol8l.en ge~rnl; y temia. con razon , que los mismoll male!!
que ellús cáusaron, se al~aslln cnntra él, citando la
falta de ganancias para desacreditar sus expediciones.
Deseando contrapesar todas Jas calumnias, aceleró
CAPITULO V.
Colon el re!{I'Csode los buques á España y queria
LLEGADADE AIITONIODE TORRESCONCUATII.O
BUQUESembarcarse en ellos, no solo para satisfacer los des > ~ -su VUEl.TACON ESCLAVOS
IIIDIOS.
seos de los sobera,nos y hallars~ present~ a! tirar la
DEE I A!'IA. ,
linea geográfica, smo que tamblen para vmdlcaree de
,
( U94.)
las censuras de sus enemigos. Pero la enfermlloarl
LA colonia pad~'Cillaun mucho por falta tie provi- ,que]e tenia postrado en cama se opuso á su partisionps, los come¡;tibles europeos estaban ya casi ' dll; y su hermano Bartolomé era del todo necesario
todos consllmi{io~.:~y·-era talla pereza y apatía de los para' ayudarle con su sna razon y ánimo resuelto á
colonos. talla ,èon(t\.'!Í0n que hahia nacirlo de la hos· re~ularizar 105desorllenados negooi(tll de la isla. Retilioad de los indioy. tal su eldusivo deseo de acu- solvió flor lo tllnto enviará España á don Diego, para
mular metales ~reríosM, que habian abandonado la que atendiese á los deseos djllos soberanos, y-cuidase
verlladera riqnezh de la isla, que consistia en la fe- de sus intere!les en la cÓrte. Al mi.mo tiempo hizo
racitiarl de su shelo y vivian en constante peligro de los mayores esfuerzos para mandar por loll Duq&eS
perec~r de bamhre en metiio tiP.la fertilirlad. Al ~n sl\tistact.orias pruebas rlel valor rle los descubrimien·
la Ile/l;arlade cootr('l buques manrlarlos por Alltomo tos. Envió en ello~ todo el oro que pullo recoger, con
de Torres puso,término :\ sus padecimientos. Venian varias muestras de otros metales, frutos y plantas
llenOS de prnvisionp's, y su lIeRarla pro,lujo una ale- que se habian encontrado en Española y en (Itras
~til\ Reneral. 1::l..mbienIIp.lZaronun méllico y un bo- islas, siendo tan vehemente su deseo de producir ¡nUcario, que hacian ml1dm falta en la colonia; artesa- mediata ganancia é indemnizar á los soberano8de los
nos, m()lineros,~r:)tiores,
hortelanos y labradores,
gastos que habia hecho el re~1 tesoro, que envi6
]a verdadera pobl:lèion que necesita una colonia,]a
tllmbien mas de quinientos pri!lioneros indioR, para
única quP. saca de p.11t!SIlS mejores recursos, produ- quelltl ~endileseD como esclavos en Sevilla, '
dlendo aquelcllmlliñ ~e útiles trabajos por los objetos
' SellllibfèilS que empañasfl Colon su brillante nomnecesarios de la vida, qlle hace á ]a comunidad ven- bre con aeelon tan fea; es triste ver la clara,~loria de
turosa é indepen~ente.
' '
sus empresas' OIltltreeida con violacioR tan fragante
, Las c!lrtas de leis soheranos que traia Torre3 (de de los oereCh08 de la humanidad. Las costumbr.!8 de
fecha de i 6 rle ago~to de UIH), eran sumamentè sa- aquellos tiempos son !IIIúnica esCUII. Los españoles
tisractorias para ef>\ Imiranle, cuyos favorAbles in- I y los portugueses habian sentado-desde mucho tiemformes ha hi;¡n,recrhioó los monarcas, onfesaudo que f po esr,e precedente funesto en SUs descubrimientos
en el 'discurso rle sus descubrimientos todo habia africanos; ~iendo e] tráfico de esclnos una de las
correspondido á sus prediccÎenes. Manifestaban mu- mas ricas fuentes de sus ganancias. En ereeto, la rllall
cho interés por 108 nesocios de la colonia, con deseos alta autoridad sancionl\ba esta práctica, la auwnd¡ut
l',
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CRll,rÓBAL COLON.
to5
reC'ohmrlo la saluli, y su gente se hallaba algo re.pups!a y vigorizarla ron las provisiones venirlas en los
!Juques. Al mi<mo tiempo rl'cihi6 noUcia <le que los
(~arique" aHanos esta ban aglolOeranrlo considera bles
fuerzas en la Ve/Z:!, ¡\ dos dias rill marcha de I~abela,
elll' la intencion de dar un asalto /Zeneral á la colonia.
v h Icerla sucumhir á fuerza de gente. Colon resolvió
saLr al campo, y llevar de una vez la ~uerra á los territcriM enemigos,
antes que recibda
fin sus propio, rlominio¡;.
La fuerza efectivaquepurlo
Juntar, en el mal estad) de la eolonia. no exceclia cie rll'scientos infantes
yvninte caballos. Iban las tropas armflrlas de flechas,
espacias, lanzas y espinaardas.
6 grandes nrca~.uces.
que se uSilbnn entonces con rlescans·)s de hierro, y
hasta solian montarse sobre ruedas como los cañones.
COli estas formidables arma!!, un puñailo de europeos
"es.irll'sde aCllro. y proteaidos por sus escudos, podia pelear venta.iosamente
con millares de salvajes
deslJui!os. L1evahan tambien nyuda de otra especie,
qnc consistia en veinte perros de presll, animales
caS: tan asombrosos para los inelios corno los caballos,
pen infinitamente
mas fatales, porque imflávielos)'
fen ces, nada les amerlrentaba,
ni cuando llegaban á
haler presa hastaba fuerza algunll flara hacérselo
soli aro Los cuerpos desnudos de 10<.ind:os no ofrecian
dehnsa contra sus ataques. Se lanzahan á ellos, los
arnjaban
al suelo y los despedazaban.
ha el Almirante acompañado en la expedicion de
su lermnno Bartolomé,
cuyo consejo solir:itaba en
tOrilS las ocasiones criticas, pues estaha dotarlo no
solo d.1 extraorrlinaria
fuerza fisiea y valor inrloma(¡le, sino que tambien de un ánimo decilliclnmente
miltar. Guacanagarí tamhien llevó akampo sus ¡z;entes, aunque no eran lie carácter guerrero,
ni aptos
pan prestar mucha ayuda. La principal';entaja
de su
cor peracíon consistia en que por ella se separaba del
to~) de los de:nás caciques, y aseguraba pllra s¡empre su tidelidad y la de sus súbditos. En el déhil estad) de la colonia rlellenrlia su seguridad principalme,ILe de los zelos y disensiones semhradas entre los
CAPITULO VI.
soLera nos inrligenas de la isln.
EIPElIlCIONDE COLONCONTRALOSINDIOSDE LA VEGA.1;1 27 de marzo de 1495 sali6 Colon de Isaoela con
IlATALLA.
su pequeño ejército, aproximrinrlose al enemigo, sus
ma 'chas eran de ¡\jez leguas rliarias. Suhieron de
(1194.)
nu"vo al paso de los Hirlal~os, desdte donde la vez
A pesar rie su rlerrota 10<:' indios, conservaban aun primera habian rlescubierlo la Vega. ¡Con ctlan rliintenciolH:S hostilns h,jcLI los eSflañoles. La idea rie ver.,os sentimientos
la contemplaban
entonces! Las
que sU cal ique estaba prisionero y encadenado ¡rrivilIS pasiones de los blancos habian descuhierto
ya
taba á los lIaturales cie Ma!:(anll. y la simr1atía de to,las
aquella risueña y hospital.tria region en tierra rie renIas otras trihus de la isla mostraba con cuánt.as rami·
cor JS y hostilidades.
Donde quiera ql:e se levantaba
fir.aciones habia aquel inteligente salvaje ext'lndi<lo su el h UIllO de una poblaríon india, haDiJ una horda de
infiuenci:!, y con qué venl'racion se miraban los is- exa,perarlos
enemigos;
y en aquellas extendirl~s y
leños. Aun le quedahan activos y podernsos parientes
ric¡ s sel',as se ocultaban miriadas de ofendidos
pnra prOCl:rar su rescate, ó vengar su muerte. Uno guerreros. En la pintura que su Fanlasía bosqnejaba
ilesus herl'lanos lIamarlo Manicaotex, tambien caribe,
dea
conrlicion suave y rlulee rie aqllella gente, se
y tan osado y belicoso cOlno él mismo, sucedió en eJ había ¡¡sulljeado con la idea de gobernarJos corno
mando al prisionero.
Su 'lIl1jer f¡lvorita, Anacaona,
pad!'e y bienhechor;
pero se vió al fin forzado á re(le célehre hermo,;ura,
tenia grande i¡¡flujo con su ves irse del carácter de conquistador.
hermano Behechio, cacique de las populosa~ provinSupieron los inllios por sus e~pias el movimiento
cias de Jaragua. Por estoi' medios se generali7.ó en la de l)s españoles; y aunque tenian ya alguna ligera
isla la hosTilidad contra bs españoles; y la formillaexp,:rienci:¡ de su modo de guerrear, les llenaba de
hIe iiga de los caciques, que Caonaho hahia en vano COllhnza la superiuridad
inmensa de Sil número,
querido Formar mient.ras estaha libre, se eFectuó á que se dice ascendia á cien mil hornhres. Esta es proconsecuellcia rie su cautil'erio. Guacanllgari, el ~acibabemente
una exageracion; porque como los indios
que de Ma~ien, fue el único amigo que quedó á los nuncaseformanen
el campo en órileo Ge batalla, sino
espailOles, rtánrfoles oportunos ¡nrormes de la torque espian por entre los árboles de las selvas, es muy
menta que iba (i eSlallar, y ofreciéndoles
como fiel dHidl averiguar su fUerza. Tamhien la rapidez de sus
aHlldo, salir nI campo COli ellos.
m')vimientos y continuas salidas y retiradas por l'aLa prolon~:llili enferme,lad de Col')n, la escasez de rias partes, junto con los alaridos y gritos que despisu fuerza mIlitar, y el miserable estado de los colo- oen. podrian hacer formar equivocada idea de su
nos, reduc~rI.os por .Ia hambr~ y las enfermerlades.á
nún ~~ro. El ejército, sin emh.urgo, ¿:bia ser muy
mncha debilidad flslea, 101labl,1II hasta entonl~es ohll- conurler;dlle,
flues se componra de la ;uerza combigado á valerse pxclllsivnrnente Ile IlICÙ;OSconcili¡¡to· Iliad;. de ';ü,i tudos los (':I,:iques de aquell" populosa
rios para inpedir y disoh'er la liga. Pero )'a hallía
isla. Mandaba ell gefe M,micaotex, hermal10 de Cao.
VIDA Y VIAJES DIl
de la Iglesia misma, pues los mas rloctos teólogos
aseveraro') que torlas los naciones bárharas ó infieles, que cierran sus oirlos á las verdades de la cristian<lad , son objetos ne gnerra y de ra piña, d~ ca utiverio y de esclaviturl. Si huhiese Colon necesitado
ejemplos)' rlemostracion,)s prácticas de esta doctrina,
en la conducta rle Ferllanrlo mismo las hubiera hallado, quien en las últimas ~uerras contra los moros de
Granada estaba siempre :,orlearlo oeuna nube de consejeros espirituales,
I( pretendia
obrar solo por la
gloria y progresos de la fe. En aquella guerra santa,
como solhn lIamarla , era práctica comun hacer entradas por tierra rIe morns, y llevarse cavalgadas no
solo de ganarlos, sino cie hombres; I( no precisamente de los que se hahian hecho prisioneros con Jas
armas en la mano, sino je pacificos labradores,
industrioso~ aldeanos,
inocentes niños y desvalirlas
mujeres, luienes iban al mercado cie Sevilla, ô de
otra ciurled rrande, y se vendian como esclavos. Su·
ministró
11l ejemplo memorable
de tales procerlimientos la toma do Málaga, despues cie la cualllor
castigo <le una obstinada defensa, que dehiera ha 1er
causado arlmiracion en vez de venganza, once mil
personas ll\ amhos sexo~., v ele torlas conrliciones y
edades, muchas de ellas rie ia mas fina erlucacion, se
vieron re;lenLÏnamcnte
¡rrancarlas
de sus hogares,
separadas unas de otras, y su.ietas á esclavitud, aun
despues de lwher ya pagnrlo la mitarl de su rescate.
Estas circunstancias
no se rel:uerdnn para vinrlicar,
sino para explicar la canrlucta rle Colon. Obraba en
conformi¡¡ad con las rostumhres ne su tiempo, y sancionaha S,IS rlisposiciones el ejemplo del soberallo ¡i
q'lÍen ser, in. Las-Casas, celoso v entusiasta
ahogndo de Ins ¡nclios, que a plover. ha' torlas Jas ocasiones
para clamar vehementemente
contra su esclaviturl,
habla rle Colon sobre estr. punto con la mayor inrltllgencia. Si aquellos homhres doctos y piarlosos, dice,
á quienes tomaron los re)es por ¡;tuias éo. instructores,
ignoraban la in.iusticia Oe esta prklica,
¿que muche
quI' el Ahairanle las ignorase tamhien?
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f06
BIBLIOTECA
DI!: GASPAR
T nOIG.
Dab.l. Los ioriios, roco b;íbiles en la numerarion, y
qur. no 'a hian rnnla" ma~ que h,l~t~ riiez, tenian un
sendlll' modo rlr. averi¡war y Iles 'rihir la fuerza de
Ul/ enemigo, c.,ot.n,lo
Ion g-ano rie maiz por cada
gup,rrern. Cuando I,'s rspías que habínn ~esuido la
pista á Co]on desd{lla~ rocas V las espesuras, volvieron â los reales innios ron un solo puñadilln de maiz,
repr~spnlanrio la sunw total nel rjército enemigo, se
mofllron lo~cacique~ .Ie la pre~uncion de los blancos,
quP, crl'ian cnn tan rerlul'i.to nÚmero poder resistir
lose~fu.rzos de una mnltilurlinnumerable.
Colon se acercó al enerni¡?o por las ir'mp.liaciones
dill sitio (Jnnne Se \!I!ilicó (lespues la riullad de Santiapll. Habil'nno averi/nwdo la mucha fllerza de los
inrlios. aconsejó flon Bartolomé que se rlividiese en
, dostacampnt(,s el pequeño pjrrrilo, y que se atacase
á lin mismo t.iempfl ror varios puntos. Adoptóse este
plan; I~ in r'lOtpria niviriida en varias columnas avanzó
repentioamoole y PO divt>rsll<direcciones con mucho
e!\l.rncnrlo rle tambore< y trompetas, y unarlestructiva rlesraraa ne armasde rllp~O, cobij¡índose almismo
tiempo con los árh'lll's. Sohrecogió á los indios un
terror ll~nico, Y se disp'lrsaroo como avispas en el
aire. Parecia a~omtlferles un ejércilo por cada flanco;
las hala- de los areabuees hacian morder la ti••rra á
mur'hns ¡;¡uerrl'ros, y relampagueaban, al parecer,
por laMserva~ Ins rayos riel cielo, retu'nbando en ellas
l'spa n lo~os truenos. Mientras los aterraban y poohn
en fUlla eslo~ ataques • A1on~ode Ojerla cargó impe~
tUII~amenl,eell'entru dd eiérrito á la cabezade su .;¡¡hallería. ppnelranrto con lanza y sable por entre los
inriio<. Lo~ I'uhal/Ils ~tropellaban á los deslludos y
amerlrenl.arlo<comba tienle~, en tanto que 10!lca!>allero~ heriall por larios larios sin opnsicion. Los perros
de presa se soltaron, y prer.ipit4ndflse sobre los salvajes eon ~lî)1uin.ria furia, los asian de la garganta,
IllS rlerrihaban, losarrllstrab:IO, y los hacia n pedazos.
Los inrlins, no a~ostllmbradns á grHndes cuadl'ûpe.
dos rle nin::!una esperit!, se horrorizab¡1O al vtlrse perSl'jZu:rlos ror alJu~J1ostan f!lroces. Creian !Jue 10:1enbollos eran tamhien devflrarlores y sKnguinarios. La
cOlllienrla. si laI puerle J/~marse, fue de corla duracion. ¡Qué resislnncia podia oponer una multitud
de<nurta, tímina exellta de rlisciplina, sin mas arIOns
qup. clavas. flerhas y .iarrins ne madera, á so/dados
cuhiertos de acero, provislos rle armas de hierro 'J
ful'p'o, y ayurillrlos pur mÓ;lstruos ferores, cuya sola
prpsflllPia cubria de tt!rror el corazon de los mas
fuprlps?
Los inriios Fe dispersaron ron lamentos yalaridoli,
nl~\lnos trl'pahan ól las rimas de rocas y precipieios,
y rlesrl••allí l'xh.lab:llll11sl¡meros a,ves, y bacían huinilrlps<úf\licas y orrecimientos rle absoluta sunlision,
murhos fUl'rnn Illller!os, otros hechos prisioner~s;
y la ronferieracion quedó por entonces completamente rlisu ••lta ..
GuacanaQari h ••hia acompañarlo á los españoles al
campo, <l'gun su promesa; pero apenas fue mas que
espectarlor rie esta hatalla ó mas hien rlerrota. El y su
gente s~ l'strernedf'ron al ver :lfl'ICI he/knso aJ¡,rde,
aun cuanM flroce.tia ¡ie SllSaliarlos. Su participacion
en la hl\stilirlari de los blancos no la olvinarlln ni perdonaron jamás los otros caciques, y volvió á sus do·
minios acompañûdo del odio y elecracion de toda la
isla.
CAPITULO VIl.
lies servidos por la rapidez de sus movimientos, la
intrepidez de su gefe, y el muc~o terror que los c!lbaillis iuspirahan. Nn babia para Ojeda I'mjJrellll demasi~do arriesl;/lrla ni pen?sa. Al mas leve síntoma
á la menor señal de guerra en I:ualquier punto de J¡¡
isla se internaba con su pequeño escuadroll por,Ja
espesura de las selvas, y caia como un rayo sobre el
enemigo, .~~concertando todas sus cOlObinacionllli
r obli¡¡ándale á someterse.
La Vega Real quelM muy pronto sujeta. Como 1lra
una llanura inmensa, sin una sola aspereza ni promontorio, la r~corrian fácilmente los caballos, cuya
prl'sencia llenaba de terror las mas populosali ciudll.des. Guarionex, el cacique soberano, era de apacible
caráct.er; y aunque habia salido al caUlpo, ini1i8ado
por los caudillos vecinos, se sometió dócilmente al
dominio do los españoles. Manicaotex, el hermano de
Caonal>o, se vió tamhien obligado á solicitar la paz;
y como era eabeza de la liga, su ejemplo, fue seguido
por los demás caciques. Solo Behech1o, el èacique de
Jaragua, cuñado de Caonabo, rehusó someterse. Sus
dominios estaban distantes de Isabela, en el extremo
occidental de la isla, alredeJor de uoa profunda
bahía y de la larga península, llamada Cabo·Tiburon.
Eran casi inaccesibles, y 110habiiln aun sido Vlsitados por los blancos. Se retiró lÍ su territorio eon IiU
hermana, la bella Anacaonll, mujer de CllQnabo ,.lÍ
quien aco~ió fraternalmente en su desgraciu. No tar·
dó Anacaona en adquirir tanta influencia como el
mismo cacique entre los súbditos de este, y tomó
uua parte buslanle acliva en 101iasuntos posteriores
de la isla.
Ohligado á tomarlas armas por la coofederacioR
de loe;caciques,.se re.vistió Colon de los derechos de
conquistador, 'I procuró lkIcar de IiUS conquiS'lil! las
mayores veulélJas. Su deseo constante, era de enviar
riq,*z¡¡s á España, para indemnizar á Jo&sob6l'anos
d~ susíks6mbolsos, ~ Datisfacer las esperanzai públi.
ca:! Lan eultadas, y sobre todo, acallar las ClIluUWlaas
de IllS que sabiRn que vo/vier&n á E~paña con el propósito de rlar tristbimos informes Ii.: sus descubrimientQS. Trató, pues, de saear una pronta y lIbundant.e Ien~a de la isla, y al efecto impuso grù\'es tributos á las provincias sonlelinas. En las de la Vega,
en Cibao yen toda la region cie las minas, cada iudividuo de mas de catorce años quedaba obligado á
pl.gar por trimestre la medida de un cascabel Oameneo, l\eno de polvos de oro. Los caciques debian
satisracer sumall mucha mayores como tributo persona/. Mnnicaotex, el herm'aDo de Caonabo, quedó
obli¡.:ado individualmente á pagar cadl trell meses
media cllabaza de oro, I.l que 8srendia áeiellto cincuenta ~sos. Eo los distrito¡¡ lejaDOSde las miAu y
que no producian üro, cada individu/) debia p8flllr
una arroba deHl¡;:odon por trimestre. Al eotrt'8Jr los
individuos el tri1lUto, se les daba por via de ,eçibo
una medalla de cohre, que debian llevar colgarla del
cuello; quedaurlo sujetos & prision y castigo fOilque
se halla!)an sill este ¡Iocumento.
Lall contribucione~ y tributos impue.tos de este
morio eraa durísimas parll los naturales, que estaban
aCOliwmbrados á que les Pligit:sen sus caciques muy
poeo trubajo. Los cadques mismos hijllaroo aquella
e18cciotl intolerablemente gravosa. Guariouel, el
soherano de la Vega Rea], representóáColoR cuáata
di6eult»d tenia en cumplir. Su fértil y rica llanura
M pro.lueia oro, y alHlque las montañas limltrofes
establln llenas de minas, y los arroyos y torrentes
SU8YUGACIQN DE LOS N4TURALES.-IMPOI1CION
contenian polvos de' oro que transportaban las areDi:L TKIDUTO
nas de los rios, sus súhditos carecian de babiJidad
(1494.)
para coserlo. En vista de estai circunstancias, preCoLONvictorioS1l, ejecutó un paseo militar por va· flerta á pagar el tributo, cultivar con granos una exrías parles de la isla, para reducirla á la obediencia, En tension de tierra !Jue atravesase de mar á mar la i~la,
vano le oponianlos naturales IIna resislt>ncia obsti- bastante, dice Las-Casas, para proveer de trigo COI
Ilada. La eabilllerín que mandal)[¡ Ojeda, prl'stó gran- cada cosec~ á toda la Castilla Ilor diez ailos.
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1'10,\ \
1'1,\JL,
ClI",¡.i,.AI.
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~C reliu~'" .u II[recinlicll!tl. SaLia Colon (lue solo
duro podia ialisl\u:cr Jus ccdieiuslJs 111'St:l/S(',\cHadus
ell Espa!la ~ popularizar
SIlS l~llIpresas. CUll IlIdo,
haciéndusl'
cargu dc la dilicnllad que se nfr'edil ¡j
lJIuchos indios para junlar la sunla de 01'11!Jlll' S,~le,
exigia, rehlljú el triLulo I'cduei{:nrlolo ;í la IIli!.ad de
un cascahel
Po,lría tal ve:: suminis!.rar alJ.!ulI concepto poélh o, !Jue lus Illi,:eriils de los poLres ilHlios
se lIlidlCSell así cOlllos uliSIJIUS juguetes !jue priuwru lus faseinaroll.
Para ohli'~ar al pa¡,(u de los trihnlos y rr:anlelwr
sO/lleli,la la isla, puso Cul,u sns forfilleza, I'll ('slado
de dcfèllsa, y l'rigilÍ otras Huevas. A lila, d,~ las de
Isabela y dl: la de Sanlo 'J'pm;'" CIl las lIlonlaiJa, de
Cibao, se Irvantaroll las de la ~lag,laJ.'lla "Il la \,,~ga
l'eal ;í t\'l~S (', cualro I('~uus ud sil ¡o d,,"de S¡' flllldú
desJlues Sallliago;
la de ~allla Cal:dill;l, CII)'U I'JI'al
,e ignora, :lIa de la E~p,'rlnza,
en I.lti lu;ír¡.;cucs d,'1
Yagua, en ':i!.lao. ; siendo Illlla, iUlpurlaule ,h~ lUllas
la tic la Concepl'iun , en una de !~s Illas r,'~rlilcs cumarcas de la Ve¡.(a, {Iuiuee legua, ¡il (Jrieuk dI' la
Magdalena, que ,lominaLa lud% lûs exlensos )' 1'Ïeus
se!lOríos de Guarionl'x.
Así se impu,o ¡j la isla ('] yugo de In sI'l'I'idUl1lhre.
\Jna desesperacion
prorullllil se i'i'I.dl'r,í ti" lus naluralfls, cuardo sc vierun sujeto, ;Í \lU furzado lrabajo
en delermi:H1do,
y frecuentes periodns. IlIdo!I'lIle, y
\lojos por 11lturuleza,
IIU acoslulIIbratlos
Ú uinglllla
especie de labor. criados en d ocio que les perl1lili:1I1
su lemplado clima y, frllctíferlls urbolcdas,
lIa,lll la
muerte les pare¡;ja prel'eri!.lle ;í ulla exislenl'ia
tan
penusa. Sit vislumbrar
un térmillO ¡d m;JI 'lue t;11I
l'epcntiuilllIcnte
Jus lIa!.lia suhrecogido y;\ cuyu inl1l1jo
110 pI)(lian ,;obrepunersl',
¡wrdil'rulIll;lsla
la '~':pl'r:ll1za
Ile recobrar aquellilvidu l/lJejJeIllJi(,Ule y '¡'Ill'illa Lill
gral.l Ú los mora dures de 108 IlIS(iues. ~ada 'jue,;au;,
ya ,le su ft'li? exislencia aulerior,
liada rllas (lU<' lus
j·ecuerdos.
j Cu(,nto echauall
de menos 1'1"wadabl'1
sueîio á la slImhra, el elllLeleso de la siesla al 1:1110
Ilcl arroyo Ó ¡Jllla fuenle, ú !.lajo las ('xteudida~ hoja,
tiel palmar; el canto, lu dallza y IllS juego, al declinar
de lu tarde, cuando los ILtmaha ¡j !ó0zar de sus sellcillas oivcl'siones el rudo tamltoril indio! Teniau I'U
vez de eslo que seguir h\ cOlidiallu larCil hnra pUl'
hura, con el dorso eIwlIIvado y III vi~la illlsiosa 1)1)1'
las márgenes de los rios, Cl'rniellllo la, areuas \~u
husca Ile lus granos Je ('1'0, (JIW crUll cu,la dia Illas
cseasos, 6 á trabajar ,~nl'ls C¡¡II1[1osahrasados ¡)Ill' los I
I'ayns de un sol eqlliuocdal,
para ;dill/clltar;í
SllS seIJOr lS, ú proollcir ellribulo (lue se le, hahia i IIIflucslo. I
Si por cas'lnlirlad se alrel iall;\ rcerearse auu CUll sus
haile, na,:,uu,lIes,
los canlill'l\s COli que lu, a('III1I[1aIlUban crau lIlelllllcúlicos y dt'sgal'rilllores.
lI"hlal,au
de la felicidad de los tiempos pllsad!!s, tic aljutdl\ls
tiempos en que aun ne. le, Ila!.li¡¡n altrU¡:lal1o los
!lfaucos kjo el Pl'SO d,d dolor, la cs"'al'il.ud y e/lraLajn; recilaLan Iingi,l¡¡s prof'l'cÎas dB SlIS anlr[lasado" anulciando
la veuida de lo, espallOles , cubierlus JI' illvllluerahle~ ve,lilllelllas, con ('spad"s C¡¡P;ICP~
tic dividir ií UII hOlllltre Ile ulllajo,
bajo cuya servidumbre viviria su posteridad sujela. CaHlaball e,lus
romanees ó areilos con fUlleral cadellcia,
lamBlltando la pérdida de su I.berlad y su csdaritlll[
trabaJosa.
Se haltian lisonjr.ado pUl' ¡¡Igun lil'mpo con la idea
Ile que Ja visiLa Je los hJancos ",rii' ,It1poca [Iuracilln,
y que exl'lI\llieu(lo sus anchas \'C/;IS, vulveriun 01l'a
vez lr¡s buques á llevados al eil'lo. Ell Sil srncillez Jepregunlal1an
1lI11chas veces clIÚlldo 1":Il,ab¡¡1l vo[lllr
Ú Tllrey.
Y por !inlus vi'~I'on nrI'Hi~;Íllduse t'nia isb;
vieron su; uU4ue~ illlClill'OS )' pudl'iéudose l'/J ci puerto, y repartidas las lripulaciones
pul' lu, c(llIluruos,
l~v¡lIIl¡)lIdo cn~as y fOrl"i')ZilS, 1~1l~';1s.íl}da CU"'l,.'u~-1
~lon, tall \lIrerente Il[) :a de SIlS hUJlIlldl'~ cha'T,ls,
illdicaha Llua residclIcia pl'rpl'llia,
'
I
l
Îi.ií
C"I.O.\.
\ïCIIlJ" '1'lll!toS l'la 1Il"p,usib:c li¡'l';¡,~:'l' ¡lor Iii. luerza
dl', Lis ILllaS d" ;"I\]el1os 1III'I'IIClbles 11l1l'lISUS,1I1carou
I'ilra 1I'J!est:.rlus 1I11 llIedio ùI'SI'~III'I·ad:l. Sabicudo
'Iill' ;¡ li¡.!,ia ;i Ja cuj"ui;¡ 1I1la terrible ëarl'-,lia, quc lus
¡,'pail lks Ill) eUlllalJan eOll Illas pl'ovisioll"~ qlle ,·ou
hs '111~I,II"s It's "ahuu , ¡¡;dlill/d"se I'll el JJIISJ[)Ucaw
\;\S rUlla!eza, d è I iilil' riur y II'S l':' païJule, des p:1rralllados Il II' las ciudad,~s, "" COllvillil:I'IIU ell uo cullil'ar
los l'rulu" IlIaiz y raiœ, 'Ille fUl'lllalJan Hj~ priucipales allielllus .le ,"auuleu('illu,
)' eu desl I'uir lus (lun
ya .~s_aball (,I'ecielldll, para ,": este Illorin producir
lJlla I,nlllbre I;d, (J\lIl ecllasu;í lus '~:"lraujcl'l)S d,' 1;1
isla. So rUllu"Ù'I/,[o, tlice L¡(~-¡:;IS;IS, la ¡'J'ul,;,'dUlI
rie: /o~ eS/Jlu;o/es, /u" (,l/a/,',,' rI/ill/lu 1//(/,' 1/(/1/I/I';"l/lus,
,nlllo
1IH1!!'11'
/<:.",/1
IÙ:I/('U,
!J mas
:ll/I'OS
sun ,Ii:
,)lI!'I';, y lUIra sur,'ir. Llevurllll ,'¡¡,:j 11Idlls Sil I'!;III ;,
ç:tllO, ¡¡'¡¡U\lllll,:lIl1lu la, Ilabit", ¡"III'S, d, ";hl:""!lI l,l"
"iI[(r¡ius y ad/llll'¡]as,
y rclir:uJlllIs" il I:IS IIIUlllill!:"',
tlolld l hallia alJllllllallcia de rail''''' ) )',ri¡;ts l'al';' su
sLJbsj';"~llcia,;Í lIJa, Je ulla e~¡¡ecie d,: CIIII/'joS Jlu;u;¡tillS 1'\ ia~.
E~,a l[(edida prodllJ'1 ell dcclll\lllll:Íi,.ll1Ji,
"riil "IIII'I': It,s t'spailules, rJui"IHl~, sill ell1bilr¡..;o, 1"uiilllr",('l1r,
SlIS d,,! t'xlraujcro y jJlldj;'1I sU[lorlarla, e';lIl1l1ll1izulltlll
Iii:' p'(ll'isiulle'
/fIW (le cuawlu "Il cUil1l1u ll'iliall sus
bl1'lI"'.s. Lu~ mas dl's:l:,lroslls ,r,'('los l'et':I)'I'rllll I).,
CllllS ;~uienle ,"tlnl iu, rlli,_III11Su;" !Irides. Y ielult; lu,
l'spa-Illies IjUI' guardaball
las vari:Js 1'0Ilalez:ls, q Ub
110slllo no habia ,~sIJl'riluza tI,~ !riLlilo, siuo que l'slit
h,ln ~1I IlCligro de ppret:er de lialllure 1'01' dedo l~e
1I1luIlia ¡;írhaJ'a tala y tlc,,,rcioll J'l'pellli.!a. p,:rsiguie
J'illl i los indios y h's ohJit-:aroll ;Í Irab;ljar de lIuen:,
LlIS lue \lolli;1l1 eV:ldil'se se ;.:naret:i:1I1 ,~II l:rs lilas psI,"ril :~ y Úrid¡¡s alluras ; liuyelldll d •. t:1I.¡('i'¡,¡ t'Il ..,u¡¡n
d;l, l.IS lIIuj"l't'S ellll su, liiluS .'11 III·:.ZIIS <'I;lla ('sp;dd;"
)' tudos desfallecidos de liarolll'l~ y de e 111':IIII'io )' ¡,Ji
iuce;:lllte aJal'lll;l. J. •.s ,lsustabalJ h::S:,1 IllS rllllllll'l),
d,) I:',selva <'lIa wlInlaÏla CIIUIOsi 0),,,•.;1 IllS ¡¡¡¡,uS de
su~ I/',I's,'guidorcs;
se (lCulla/¡¡w t'Il iiI 1/1/''¡:lS ,Y lrisit l~aVt.'.l'llaS; Ù en alw~adiziJS playas, Ú ¡~IJ las rniÍrgelleS ¡h~ IllS torrellles;
y !III osall,{o "ilZ;II' IIi pescal ,
IIi ¡un av,'nlurarse
(¡ salir eu l'II>I'a [k I,;,il'''s I' y,~rlias kniall que ~alisfal'er ~1I halldJI'l~ "Uil ;diu'll:illlls
illsa/ulrles. Así pen,eiervu
IlIill¡¡res de ••110, de /¡~1I1lJrl~ dl' ll~rl'lJr, dn raLi;.:a ~"\ll b, v;u'ias "llr"I·II11~dad.'s
CUll agio:;a:; que lll~ pad'~t~irni~lItCl~ tl/~l~lId"ill1. i\lljlJ
ellll :Iuy'" lodo l',¡¡il'llll de "l'u,:i,·,iulI. Los illdios qli'~
rllie [¡¡roll, se vierllll obligadlls ;\ vu!. l~r ;Í su:, bal'¡l;ll,il))ll~~; v lluedaroll lillCidus /¡ullild •.lllcnle al
YU¡;:>. 'l'ail p¡'(dun,lll lt'nur les iliSpir;1I'l11l ~;'IS ':011qlii',lill!ores,
'Ille :'e d¡eH lJlle /,odia ir Ull ('~paÏIllI SOlll por lo[la la isla, I~ons;guicllllo
qU'l IllS
lIliSllOS illJios le lIeva,ell ;Í eUcsla,; tic UII lu,;a!' ;i
"ln.
:'lo "cr{l illll\,Ol'i lillO, :Ulles d(~ \,iI>i11'tí ofrns SlIe['SIlS , dar ;)flui JII,t'('i;¡ did ,lesliuo dl' (;II:lI';lIla;,;ui, de
qui .'11uo sc \'Iwlr',,:i Iralar '~II,'sla hisloria. La ,lIni,:l;lt! (]l)(\ ¡¡I'nf,'salla ;i /(lS I'SI'<lI1"I,'s. Je ("I;JJI'Il{, la d~
lUll" S'IS ,'UI.,palrio[;ls,
s¡lIlihrarl" d~ IllS 1IIiIl,'s"II\lIU II'S d'l b isl;¡. lJli,~dal'ulI sus dllllliIlillS, elllllO IllS
,le ilS lllros \:aritJLJl'~, slljelos;i lin ll'i/¡IIIO, 'Ille ~\1
;':"Itll Call ia ¡,(clI"I';d J't'[lu¡,(llallcia al lra/¡ilJo I'0di<l
dilïjlnwllle
s~tisl';¡t.'t'r. C,d",l, llue cOllori:1 Sil lIu"I'ilu
y ]¡uhil:ra Plldidu PI'IIIt,:..:.'r1I1, ,o> lliVO i lis,'ulll rlll:l'illl
lielll~)(J, ya I'll 1,1 i:¡(I'J'i"r .1(, la i~la, )',1 sufl'i ••ll¡lll
tilllll,i(:1l illjusli,'iils l'U EIII'II[I:I. Ell I"s illi,"l'\';dus 01\'id~l'flll lus eSI'''lllIb;
Iii /¡t1~l'ilalid;1l1 y ~"J'\'ieios de
(;llle:III:lg~ri , y le •.xigil~J't II larlll,it~1I ••I Iril'lllo. Se
vi"', p\le~, c~rg:lllu d~1 opr'ohio de ,:ns Clllllpi"rilllas,
y
aSlllbdo por los cJalllon:s y /;¡IJIJ'lJ!OSde sus sÜhdilos.
Lu> exll'alljeros á qUil'llCS Ilahia sOCJrrÍllu l'II .~Iillfill' llllio, y acogiJo ell el SI'1I0 d" 'l', isli! ll<ll"l, sr:
Iia¡,i~ll cUl1\'crlido Cll SllS opl'f'sores y tiran"s. La
ï.(J, u:,ra,
('I trabajo, 1;1\,o!Jl't'za y la II! resjllll , bbiall
'."JI'\,'lJwi¡;¡¡)o J[l'll I su!'\n, y (;uacl¡¡:a;;ari se \:1111<
l::)
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i08
1l1ll1.l0n:c,\
DE (;.\SI' All
deraba como el evocador de tantos males como cayeron sobre su rna. No pudiendo sobrellevar el oùio
de los otr?s caciques,. las quejas de sus s..úbditos y
Jas extorslO~es de sUS'"lngratos aliados huyó al cabo
á las mOIJtallas , dllnde murió abismado en la oscuri.
dad,,! la miseria.
,
. Ov,ied? se ha esforzado en amancillar á este principe !ndlo, y en verdad que es cosa bien indigna querer disculpar ~apropia ingratitud denigrando el nombre ajeno. SIempre manifestó Guacanagarl á sus
huéspedes aquel afecto verdadero que brilla con mas
resplandor en la oscuridad de la desgracia. Hubiera
podido seguir mas noble senda formando causa comun
con los o!ros cRciques, y consagrándose á arrojar á
los extra!lJeros de su suelo natal; pero les fascinaron
Jas hazanas de los espaÎlllles y el afecto personal de
Colon. Era magnáni~lO, /iberal" hospitalario capaz
de J~obernar .su <lpaclble y sencIllo pueblo en íos dias
fel\ces de la Isla; pero á causa de la suavidad misma
de su carácter, era JJOCOá propósito para prosperar
en los tumultuosos ias que sucedieron á la llegada
de SOIbláncos.
r
IIUt(;.
CAPITULO VIII.
1J'(TIIlGAS
CONTRA
COLO:";
E:";LACORTE
DEESPAÑA
.-COMISlONDE
AGrADO
PARA
INVESTIGAR
LOS
NEGOCIOS
DE
ESPAÑOLA.
(1495.)
MIF.NTRAS
se esforzaba Colon en remediar los males
producidos por la mala conducta de Margarite y sus
compañeros, aquel comandante turbulento y desleal,
y su capcioso au,xiliar el padre Boit, milliîban su reputacion en la córte de Castilla. Le acusaron de haber
engañado á los sob~ranos y al público COllextra~·a".
gantes descripciones de los paises -que habia des,..
cubierto; aseguraron que era- la isla Espanola mas
biell objeto de dispendio que de provecho, é hicieron
ulla triste pintura de los padecImientos que experi ....•
mentar!)n los colonos, atribuyéndolos á Jas medidas
opre~oras de Colon y de sus hermanos. Acusaban al
Almirante de haber obli~ado á la comunidad Ii trabajar de una manera exaeSlVa en épocas de debilidad y
enfermeÙ;1des ; ~e detener las racione$. de los indi,iduos bajo triviales prelestos en perj~ic¡q de su salud;
Cabana india y llamacas.
de imponer severos y <lespólicos casligos corporales
á los de humilde esfera, degradan<lo y denostando á
los caballeros distinguidos. No hablaban, empero,
de las exigencias que habian dado márgen á aquellos
trabajos extra6rdinarios, ni del ocio y libertinaje qe
la. generalidad, tan dignos de represion y castigo: ni
de las cábalas sediciosas 'de los caballeros espa~oles
tratados mas bien con indulgencia que con severidad.
Como complemento de estas quejas; pintaban el des·
barajuste y desórden de la isla , debidos á la ausencia del Almirante, <lè quien' decían qGe probablemente habria perecido en sus locas empresas de
explotacion por mares desconocidos y paises improductivos. A estas exageradas y falsas representaciones daba mncho' peso el carácter oUcial de
Mar¡;arile y del padre Roil, robustecidos por el
testimonio - <le los dl'scontentos y holgazanes de la
colonia lJue habían regresado COli ellos á España.
Muchos tenian re~petables parientes, susceptlbles
siempre de rese~tirsù COll espaiiola altanería de los
que juzgaban abusos de un arrogante é innobl0
extranjero. As! recibió la popularidad de Colon'
un golpe fatal, y se menoscabó desde luego. Tambien menguó la confianza flue en él tenia n depo-·
sítada los soberanos, y se tomaron medidas que
ponen demasiado en eVidencia III sl)spicacia de l~ernando.
Se determinó comisionar una persona de entera
confianza, que se encargase del gobierno de la isJa,
si la ausencia del Almirante continuaba; y que en el
caso de que hubiese vuelto, examinase para remediar los males y abuso.; denunciados. Fue propuesto
para tan importante cargo Diego Carrillo, comendador de una de las órdenes militares; pero no hallándose
este preparado para sa/ir inmediatamente con la flota
<lecarabelas que iba á llevar provisiones, escribieron
los soberanos á Fonseca, superintel.ldente de los negocios de Indias, á quien mandaron que enviase en
los buques algun sugeto de probidad, encargarlo de
las provisiones que llevaban, las cuales debia distri·
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VIDA Y \'IAJES
DE I:RISrÚOAI,
uuirJas enlre Jas colonos, bajo la inspeccion del AImirante, ,í en su ausencia, de las autoridades de la
isla, Tamhien debia enterarse del modo con que la
isla hahía sidogohernada, de la conducta de los fun·
cionarios . de las causas y autores de los supuestos
males, y de las medidas que podrian remediarlos.
Con estos informes debia volver inmediatamente
para presen társeJos á los soheranos; pero en caso de
llallar al Almirante en la isla, sujetarlo todo ñ su intervencíor;. Otra providencia tomarOn los soheranos
que indic I que la reputacion de Colon t1escenaia á
su ocaso. El to de abrIl de H95 se publicó una pragmática, permitiendo á los súbditos espailOles estahlecerse Cilla isla Española, y emprender por su pro'
pia cuenta viajes de tráfico y descubrimiento á Jas
regiones del Nuevo Mundo. Para esto se exigian ciertas condiciones.
Todos IllS buques dehian salir precisamente del
puerto de Gádiz, y bajo !J inspeccion de Jas funcio-
(
......
,.
to!>
COI.O:\'.
nar:os ,eiJalados ror el gobierno. Los que se embarCas,!ll para Espanola sin 'paga y á su propio coste,
rec hirwn tierras y provisIOnes para un ailO, con dereno de retener las tierras y casas que se levanta-·
sen De todo el oro que recogiesen, pOllrían conservar
la t lrcera parte, dando Jas otms dos á la corona, De
todus los demás artículos de comercio que la isla producia, solo quedaban obligados á dar al Estado lu déciml parte, Dehian hacer sus compra;; en presencia
de I)s oficiales de la corona, y entregar la contribucior: real al funcionario destinado á reciLírlas.
CIda buque que se diese á la vela por especuladon
de particulares, quedaba ohligado á recibir á bordo
una ó dos personas nombradas por el gobierno. La
décima parte del tonelaje del buque tall1bien debia
que· lar á disposiciou del gobierno, é igualmente la
décima parte de cuant.o trajesen de lo, paises recíen
destuhiert.os. De estas ordenanzas no se excluian los
bajeles que lIevaseu provisiones á EspailOlu.
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Honorcs tribulndos ~ la I'clna.
Por calla huque partieul:œ que saliese, CoJon, en que se miran los descubrimientos de los '~!!paíiolesen
atendon al ,'crecha de la oeta va parle de que gozaha, el l'\UI!VOMundo, debe su origen á ]a cc·dicia y á los
v¡cim de individuos particulares.
quedaha autorizado para flet¡lr otro por su cuenta.
Pre cisamente en esta coyuntura, al principio de
Esta licerda general para hacer viajes de descuhrimientos,'ie concedió á instancia de Vicente Yañez abril, cuando los intereses de Colon estaban en tan
Pinzon y de otros hábiles (: intrépidos navegantes,
crítico estado, llegaron á EspailU los buques mandaentre los cu,¡les hahia IllncllOs que habían navegado dos per Torres, con noticias de la vuelta del Almicon Colon. ~e ofrecian ¡i hacer los viajes por su pro- rante i Española ,de su viaje por las cost.as de Cuba,
Wu cuenta) riesgo. Su ofrecimiento era halagiieno de las leclaraciones y aula que mostraba ser aquel el
extrer.lO del continente asiático, y que habia llegado
y opnrtuno. El gobierno estaba pobre, y las exprdiciones de Colon, aunque gravosas, teman nn objeto !Jasta Jas confines rie los mas ricos paises delOríente.
demasiado important.e para abandonar las. Por el pro· Tambien traían muestras de oro y varios animales y
puesto medio se presentaha una oeasion de obtener curios·dades vejetales, adquiridas en est'l viaje. Este
aquellas ven '.ajas , no saja de /Jalde, sino con cierta arribo no podia ser mas oportuno. Cón él acabaron
ganancia. Se concedió pues el permiso sin consultar todas las dudas relativasá la existencia del Almirante,
la opinion ni lossentimielltos delAlmirante.En vano y á la necesidad de partede las merlidas de preeause quejó estt' de tul medida, que á mas de menosca- cion q .Je iban á tomarse. Los supuestos descubri/Jar sus privill'!;ios, pallia ser perjudicial ¡í la suce- mient(,s de Jas ricas costas del Asia, dieron tamhien
~ion tie (lrll~Tesivo, y bien organizados descubri- \In pa¡ajero esplendor á sus empresas, y despertaroll
la amortiguada gratitud de Jas soberanos.
mientos, por la opresion qu£: ejercían tanlos aventu- de IIU£'VO
reros audaces. Sm duda Il1li.chapalte del odio con El cfee to se marcó desde luego en sus providencias
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, hl
1l111L1\JTECA!lE G.\,rAR
y ROIG.
IEH vez do dl!j<lr á la direcíon de Juan Rodriguez de al obispo Fonseca, suspendiendo aquel mandatohasll
Fonseca el nombramiento que mas Orlll'tuRo le pa- que se a¥eriguase la causa porque habian sido los illl'eciese'I'arn 'Ia cOluision de investigaciolled I}llelia" dios hechos prisioneros, y se consultase á los te610oia de ir ¡\ 'Espaiwla', relractaron aquel {'Iud!:r, r gos si seria su venta lícita á los ojos de Dios. Muchas
nombraron á haa Agudo.
'..
opiniones diversas emitieron los doctos sobre esie
Juan AgUlldo f.e elegido, I'or![ue al vollVerdéE'S- ll~unto y la reina la decidiódel1nitivamente se$un el
pañola itdlabia Collin l1e~mendado altall/tlute ~I fa- dictámen de su ilustrada conciencia y caritatIvo coVOl'rul, por 16que se ,Creyó dar al Almirante una razono Mandó que se' volvie.sen los indios á su país
(lrueba de eí:msideraC'Íèn1l000hrnndo (lara la comisioR natal, y que se cautivase la henevolencia de los isla misma I'ersonade quieu él habia eKpresudo opinion leilO\Ipor medios suaves, y no tratamientos sever08.
(,an ventaJosa, pues (Iehia suponerse que ,tendria para Oes~raciadamente llegaron sus órdenes demasiado
.con su pmtector el miramicnto (IUelll gratitud re- (,ardo! á Espanola para conseguir el deseado efect0.
dama.
LaS'.escenas de gu~rra y violcncia producidas pr)r las
Fonseca, e1l virtud de su e:JI¡1leode superinteupasIones de los colonos y la venganza de los naLur,,:
<lente de 108.egocios de las Indias, y probablemente les no S6 habian 01vidado. Ninguna medida posterior
para halagar su (lro"ia anÍlDosiJad contrl Colou, ha- pOlliaapagar la mútua {Iesconlianza é intensa auinwbill detenido UUIl cautidad de oro, que don Diego, 61 sidad que ardiil entre ellos.
41ermllno del Almirante, traia p8r su propia cueRta.
CAPITULO IX.
I.os solJeranos le œcríbierou reflctida6 vecet; mandándole no detener el 0I'11 , Ó dev6lverlo sin demora
.con explicaciones satisfactarias , 'Yque le escribiese lLEGADA DE AGU,\I>OÁ LA lS.\BI>LA.-SJ: CO);lll.:C'rA AIl.0G'\~T[;:.-TEMrESTAIJ Ii); EL ¡·(jEIITO.
á Colou en términos que pudier.a apaciguar la carta
(l'i95.)
d resentimiento que ¡Iebió lIaberle callsado su con.Iucta. Se le manti" tambien consultar .á 18s redeR
SALlIS JUaa Aguado de España al fill de agosto COli
venidlls de EspailOla sobre el modo de ~omplac.er a4 cuatrll carabelas. bien provistas de comestibles th!
~Imirante, y que t\'atase de c~nseguirle en to.das SIlS todas clases liara la colonia. Don Diego Colon volviÔ
disposiciones. Sufrió Fonseca COlltales prevenciolles á Es¡¡aiíola eu la, misma Ilota. LhJ¡;¡óá Isahela el mes
IIna de las mas severas humiliaoiones ~ue ~uedan de octlibre, mieiltrlls ausente el Almirante se ocupaherir á un arrogante, cual es la de ver~e obligado á ba en restablecer la tranquilidad interior. Apuado,
rial' satisfaccion ¡Jor la altivez de 8US proeediulient<ls. .COIllGllevamos dicho, debia favores al AJnurant,),
I'ero est~ mismo dió nuoev0pábldo al oclio que habia lIuienle habia distinguido entre sus compañeros, l',).
concehido contra el Almirante y ~u familia. Por des- comendándole á los soberanos. Pero era uno de ar¡uegracia, Sll cargo público y la confianza real que tait 1Ios hombres débiles, cuyas. cabezas s~ trastornan á
injustamente /lozaba, le preslaron ocasiGnet; de satis- (a -menOr eh,VltcÍ(J¡I.Engreído con su pequeña au tofacer SlIreucor por mil vias insidiosas.
rídad ¡¡ersOllal, seoIvid~, no solo del respeto y graMientras se esforzaban así f(» soberaRGs on ~itllr titud que d!lbia á Colon, sinoque tambien de la natodo aclo que pudiera descontentar á CGlon, toma- ~ural6za de Sit propio cometido. En vez.de obrar como
ron ciertas nH'didas para la tranQ.uilidad de la colo- un mero agente destinado' á recoger infor'mes, tomó
nia. Mandarort en una carta al AIIR1rallte que se limi- un toïio de aútotÍdad como silas riendas del ~obierno
tase á quinientas el número de las persemas que hubi..e{en p\lsadoá sus manós. Ernpezóinterviniend.J
debian quedar en Española, siendo estas basÚ}.ntes e810s ,suntos públièos; mandó prender varias persopara -su servicio, y las demás un fardo inútil. Pua RSS; uigiócuentas
de los oliCiales empleados por el
Impedir el descontento (uturo respecta á lOllvíveres, Almirante; y prescindió completamente de la autorimandaron que se repartiesen los comesúbles. cada dad de don Bartolomé'Colon , I;obernador durante la
quincena; y que no .consistiese ninglIn castigo en ausencia de su hermano. El Adelantado, á quien
acortar ó Ifuilar las raciones, por ser esto fatal á la sorprendió tanta presuncion , pidió le manifestase la
salud de los colonos, que necesitaban buenosalimen- . patente con que obraba: pero Aguado le replicó con
tos para robustecerse y no ser victimas de las enCer- arrogancia que s'Jlo pensaba mostrársela al Alm;ranmedades inherentes á lIn clima extraño.
te. Despues âe un momento de re/lexion, para acahar
Un hábil y experimentado mctalílrgico, llamado de fascinar el esplritu público respecto del derecho
Pablo Belvis, fue á ocupar la plaza del necio Fermin de intervencioo que usaba, mandó qUe las credenciaCado. Llevaba consigo todas Jas má1luinas ó imple- les de los soberanos se proclamasen pomposamente
mentos necesarios para minar, ensayar y purilicar al son do trompeta. Eran, aunque bre\'es, muy e;tlo~ metales preciosos; y se le concedió un crecido presivas, reduciéndose á losiguíente: «Caballeros,
sueldo á mas de muchos privilegios. Tambien se em- ))escudero,S l otras persollas que por nuestras órdebarcaron varios eclesiástICOSpara reemplazar al pa- l>lleSestais en las Indias, os enriamos á Juaa Aguado,
dre Boil, y á alounos otros sacerdotes rJ'Ie dèseaoan . 'lnuestro caballerizo, que os hablará de parte nu~ssalir dllla isla. E.; enseiíanza y converswn de los in- "tra. Os mandamos darle l'ntera fe y crédito."
dios continuaba llamando mitSy mas la generosa atenCircularon desde luego rumores de lJue la caída de
cion de la reina. En Jos buques de Torres llegaron mu- Colon y su !amilia estaba muy próxima, y ùe que hachos de ellos, apresaùos en las recientes guerras de bia llegado un auditor, con poderes omnímodos para
Jas caciques. Una realórden mandó que se vendiesen remediar los males públicos. Esta vuz procedió del
como esclavos en los mercados de Andalucía. segun IIlismo Aguado, quien diJOen talla amenazador lluO •
era costumbre hacerlo con los negros de la costa de iba á hacer rJ!?idas investigaciones y ejomplares easAfricll y los prisioneros hechos en la guerra de Gra- t.ieos. Empezaoa, pues, á lucir el dia del triunfo d.) la
nada. Pero áIsabella habían interesado profundamen- illlquillad. Cada criminal se convertia en un aCusate las descripciones del carácter hospitalario y bon- dol'; todos los que por "ul[)a ó neglioencia habian
dadoso de aquellos isleîios. Los descubrimientos se sufrido las saludables correcciones de Tasleyes, clahicieron bajo sus auspicios; se creia patrona especial. maban altamente contra el despotismo de Colon. Hade los pueblos del Nuevo Mundo, y anticipaba con bia hartos males en la colonia inherentes algunos¡j su
pialloso entusiasmo la gloria Je conllucirlos desde las situacion, y otros debidos al mal modo de proc~del'
tiníeulas á los senderos de la luz. Se re,istia su ánimo de 10scolol1os; y todos ~e atribuyeron á la mala adrni.compasivo á tratarlos como esclavos, á pesar de las nistracion del Almirante, á quien hacian responsal.,lo
.costumbres de aquel liempo. Cinco dias despues de hasta de los males que causaban ellos mismos, y do
la real órden para]a venta, escrihieron los soberanos sus severos medios de curarlos. Todas las fluejas in·
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VIDA
Y VIAJt:S
DI> CIUS"ÓOAL
veteratÍas ,e renovaron contra él r sus Iwrmanos, rliciendo, como de orllinario, que eran extranjeros, y
que solo tendiau á engrandecerse á expensas Je los
españoles.
Sin talento para distiu¡;luir la que hauia de verdadero y de falso en aquellas quejas, y ansioso de
condenar, veia A¡:uadosolamellte testimonios concluyentes de la eulpabilidall1le Colon. Hlsta dió á entender, y lo c 'eia quizá de Luena fe, que el Almirante
permanecla lejos de lsabnla por miedo de sus in ves ti~aciones, En su presuncioll hasta resolvia salir con
un cuerpl) de caballel'Ía para huscarlo. El hombre
miserahlll y débil, cuaoelo 11'~gaá lograr poder, suele
emplear p'lra ejercerlo in~trJmentos .tesu propio género. Los lrrogante~ y necios suuillternos de Aguado
ha.;iau cundir por todas partes la voz entre los indios
de que su caudillo era un persllnaje de inmensa importanria, y que pens<lua castigar Il Colon sel'eramente. PIICOtardó en circular por toda la isla el rumor de glle habia llegado un nllevo almirante para
gouerlJarh, y que al antiguo se le iua á castigar con
la pena capital.
Colou tuvo noticia hallándose en el interior de la
isla, llel a~ribo é insolente conducta de Aguado. Inmediatan ente se diri¡,[Í5 á lsabela para uuscarlo, y
Aguado rq~rcsótamuieñ al sauer su venida. COlno tn·
dos conocían el elevado ánimu de Colon, la alta Opl'
nion que Justamente t'~llia de sus propios servicios, y
el celo cun que manteniasudigni,lad, augurauan Ulla
violenta l!lplosion en la entrevista. Asuado la auguraua tamhien, pero escudadu en sus credenciales
régias, contemplaha los resultados con la audacia de
los ánimlis pequcèios. Lils consecuencias mostraron
cuán difkil es pdra las almas bajas y mezquinas prever la conducta de unllOmllre Cl/mu Colon, en situaciones difíciles. Su calor é impetuosidad natural, se
haulan t¡'lIIplado en.na vida de prut~has y desengaños; hahia aprendido Ii haee/" las pasiones esc/a vas del
juicio; truia un conceplO demaswdo fundado de su
propia dignidad para entrar ell contestaciones ,:on un
chartatall imprudellte, y sobre toolo, re\'crellciaba
profuudu mente la autori¡lad rie sus suberanos, porque
el~su únimo ardiente, in;/inado ¡i re~pestuosos sentimientas, su lealtad era iilferior solo á su religion. Re·
cibió á A¡;uado, pues, con la lIIayor cortesía, Aguado
repitió la estrcpitosa ceremonia de anles, mandando
qUI:se pl oclamasen de llueva su~ crellenciales al son
de trompetas y en presencia del pueull). Colon ias escuchó Cl.n solemne delerencla, y aseguró á Aguallo
que se hallaba siempre dispuesto á cupl;r la voluntad de sus soberanos, cualquiera que luese.
~sta lIIotleracion iuesperada sor¡lrendió á la generahdad ) desconcertó á Aguado, que dispuesto á ulla
escena de altercados, espel'Rba que Colon, en el calor tÍ impaciencia del momento, diria ó haria algo
que pudiese presentarse mas Ó mellos violentamente
como injurioso á la autorirlad de lossobel'anos. Quiso,
en efect,) algunos meses de· pues, hacerse por medio
de 10<;es,:ribanos púulicos que Neha lIaban presentes,
con un informe capcio;;o de 111 en/revista; pero la deferencia del Almirante ;JOrlnscartas reales habia sido
demaSiado notable para poderse bastardear, y todos
Jos lesti monios Je fueron altan1f'nte favorables: Agu:\do cOlltinuó mezc!ánrlose en los negocios públicos, y
el respeto con que le trató sif~mpre Collin, y su moderacioli en todas sus medidas par;¡ apaci¡:!uar la coJonia, SP. tomaron como pruehas de su falia de valor
moral. Le consideraba el público como caido, y Ii
Aguado como destinado á reemplazarle. No hubo espíritu bajo en la isla, q'Je teniendo real @ imaginaria
causa d'l queja. no se apresurase á manifestarla. y
de este modo al paso que dauDn todos satisfaccion á
Ja m~licla, promovían sus intereses, pues disfamando
su almirante, se cautivaban la amistad de AguHdo.
TamlLien ros p"brl's in<iios, oprimidos por el rlo~
COLON.
Ht
mir io de los blancos, veian con placertona mudanza
de gobierno, eS[lerando alg~n paliativo e~ sus padecÏIuientos. Muchosde los caelques quP.halllan prame·
tidl' somf'terse al Almirante d•.spues de la derrotll de
la Yega, se juntarl.n en casa de Mani~llolel, el hermallO de Caor.abo, cerca del rio YaguI, desde dunde
die.'on una quejl formal contra Colon, atribuyéndole
todos los males que procedieron de l" desobediencia
y vcios de sus subalternos.
J·.guadoconsideró concluido el grande objeto de su
m¡fiorl. Huuia Juntado suficientes informes, segun
él c~eia, para asegurar la ruina del Almirante y de sus
hermanos, y se preparó para volver A España. Colon
res)lvió hacer la mIsmo. Conocia que había /legado
el momeutll de presentarse ellla córte, para disipar
la lormenta que la calumnia estaba formundo contra
él. Teni:1 adversarios tan activos cami' influyentes
ocupados en minar Sil reputacion y en desacreditar
sur empresas; y en su calidad de extranjero, carecía
de verdaderos amigos en la córte, que le salvasen de
estas maquinaciones. Temia ad"/flils qne las ('alumni, s produjesen en el ánimo real efectos fatales á los
progresos de sus descuurimientos, y por toda~ estas
ra,.unes se hallaua d~seosisimo de volver á Espllña
pa ';¡ explicar las causas v~rdaderas de '1ue no hubie-sen
pr'lduchlo aun sus empresas las ventajas que de ellas
se espcra~an. Despues de hauer estado por espacio de
talltus años persuadiendo al género humano de que
habia un mundo que descubrir, tenía casiigual trab3.¡oen convencerle de que era útil el descubrimiento Este es uno de los rasgos mas singulares de su
historia.
CU'Jndolos bur¡ues estahan próximos á zarpar, descargó sobre la Isla una terriule tormenta. uno de
aquellos negros torbellino~ que á veces se I~vantan
el!Ire los trópicos y que lI~m~n los indios (uricanes,
n('mhre que con corta varlilChJn conservan todas las
le Iguas. A cosa del medio dia se levalltó un furioso
vi}nto de Levante precedido de densas masas de nubew
Y "aIJOres. Encontrándose call otro vi~lIto tempestuosc del OCcÍ¡h,nte, produjeron los dos un violenta chail"!', Hasgaban las nubes j ncesan les relú mpagos , Ó
m'tS bien .:orrientes de fuego eléetrieo. A veces se hadn" uan formanllo altas pirámides; otras; bajaban á la
ti lrra llenando el aire de unaascuri,lad medrosa mas
ct.rrarla que Jas tinieulas de la media noche. Pardondl1 quiera que pasaba el torbellino arrasaba bosques
ellteros, desnurlanrlo Iodos los árboles de bojas y rarrlls; troncos de formidaule tamañc', que resistian á
Sil impulso} caian arr811cados de raiz y eran lanzRdQ!<
ágrandp.sdlsbncias. Arholedas enteras se derrumbarl,n de los precipicios de las montañas, arrastrandu
c,)nsigo enormes y pedregosos fragmentos, que con
Inrriule estruendo se ~epultaban en los valles atajand) la corriente de los rios. Los bramidos aterradores
d'~1aire azotando las selvas, el retumbo de los true·
nos, el estrépito de las piedras y árboles y rocas que
Il) hU!ldhn, arredraron torlos los corazones cnmo si
hubiese llegado la hora de la destruccion del mundo,
A I~unos se refugiaron en las cavernas, pOlque )a no
elistiHn sus frágiles mansiones; y estaban IJeno~ los
il ires de ramas, árb"les y hasta rocas que llevaba en
S·l seno la tempp-sl.ad. Cuando el hurar.an desp'eg6 en
el puerto sus estridl'nt.!s Rhs, rompió los cables de
IllSbUI/ues, echó tres de ellos á pIque Call cuanto
t~nian á bordo. Otros chocaron eutre si y salieron
despedazados á la playa vomitados por las olas, que
en algunossj'ioll penetrarolltres ó cuatro millas dent~o de tierra. Duró el temporal tres horas. Cuando
cesó y salió el sol rie nuevo, se mirilbao los indios
nIaS á otros con muda admiracion y horror. Jamált,
segun las tradiciones de sus antepasados, habia visitallo la isla tan espantosa tormenta. Creian que la
Ileidad enviaha aquel terrible azote para castigar las
~rHel,lil<l¡1~~'el'Íl))(!nefldr. los hlnn.:os; y afirmaban
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H2
bIBLIOTECA
DE GASPARY ROlG.
lJ.ueellos mismos hahian movido el airr., el ,Igua y la cion. Continuando despues MciR el Sur, llegó ia (lO~Ierra para perturbar su vida apacible y dp-solar su mitiva á una sierra que atravesó por un desfiladero de
Isla.
lios leguas de largo, y descendió á la bella llanura do
CAPITULO X.
Bonao. Poco tardó en llegar al rio Haynn, que reguba
nESCUBlmUKNTo
nE LAS1II11'CAS
nt: HUNA.
un fértil paíi y cuyas corrientes conteDinn todas mu(1496.)
.
cho oro. En la márgen occidcntlll lie este rio, á ocho
leguas de su embocadura, halló el Adelantado oro
EL huracan dió fin á las cuarro carabelas lie Allua- mas abundante yen partículas mayores que cuan ras
do.y á otras dos que hubia anclalias en el puerto. El habia visto en parte alguna de la isla, inclusa la pl'Oúmco buque !Jue sobrevivió fue la Niña, y aun este vincia de Cibao. Todos los experimentos que hicieron
quedó en malfsiri10estado. Colon dió6rdenes para que los expedicionarios en varios lugdres á unas seis mise reparasen inmediatamente susa I'erías. y seconstru·
lias en contorno fueron corouados de u o buen éxíl.o.
yese otra carabela con losresros de las antiguas. Mien- ~:lsuelo pareda generalmente impregnado de oro; Ile
tras espera ha que p.stuvíesp.npron tas para hacersp. á la suerte 'lue un tra bajador vulgar, con moderados esve/a, le llegaron nuevas de al¡:ullas ricas millDs tie oro fuerzas, podia juntar diariamente tres dracmas. En
en ~Ii~teriorde la i~IR,cuyo descubrimiento se debiaá muchos sitios observaron profundas excavaciones á
unlOcldente bastante romántico. Un aragonés jóven
manera de pozos, queparecian indicar que se habian
llamado Miguel fliaz, que militaba á las órdenes dei explotado las minas en tiempos antiguos; circunstollAdelont"do, habienrlo tllnido desavenencias con otro cia, que les causó mucha admiracion, por no conocer
español, lo desafió é hirió peligrosamente. Temiendo los naturales la mineralogia, y no extraer mas quc
las consecuencias, huyó de la colonia, cón cinco ó seis h,s partículas que bailaban en In superficie del suelo
compañe.ros que babian tenido parte en /a querella, ó ó en los lechus de los rios.
eran aml~os suyos. Errando sin guia por la isla lIeLos indios de los contornos recibieron á los blancos
garon flor Iln á un IU~ar indio, en la costa del Sur, con su prometida amistad, yresultaroRexactos en locer~a lie la desembocadura del Ozema, donde está boy dos conceptos los informes de Miguel Diaz. NosohHutl
la clUd~d de Santo ()omingo. Los recibieron bonda- perdonado, sino que obtuvo gran favor, empleándo IfI
d.osamente I~s naturales hospedándolos por algun cn variai funciones que desempeñó siempre con celo
tiempo. La clU~ad. estaba mandada por una mujer, y fidelidad. Guardó constante fe á su mujer india, fill
que ,pron.to se SIntIó arder en amor por el jóven ara- quien, se¡;un Oviedo, tuvo dos h~jos. Charlevoix ~1Iganes. Draz córrespondió á su cariño; las relaciones pone que estaban legalmente casados, y que seK.umse estrecharon m~s y mas, y ambos vivieron una tem- mente se bautizó la potentada, pues se la deSignó
porarla Juntos y dIchosos. La memoria de su patria V constantemente con el nombre cristiano deClItalill;l.
de sus ami~os empezó sin embar~o á atormentar è\
Cuando volvió el Adelantado con tan favorable ¡ncorazon del e~pañol. j Es tan triste estardesterrarl&de
forme y con lasmuestras fie oro, descansó el agi~,,~o
la vida socilll. y de1a comunion de nuestros compatrio- peello liel Almirante. Dió órdenes para que se erIRIf!tasl peseaba volver al estab/edmiento, pero temia el se desde luego una fortaleza en las márgenes del Haycastigo que le esperaba. Su esposa infiia viéndolo con na, en IllScerc~nlas de las mínlll, y para que se exfrecuencia triste y amarrido, penetró con la viveza de plotasen estas con actividad. Las aparentes trazos de
una amantelacausade su melancolía. Temerosa de que antiguas excavaciones dieron nuevo alimento á s~s
Jaab~nfionllse p~ra recobrar la compañia de sus com· doradas conjeturas. Ya habia creido antes que ~odla
patrlofa~, estudiÓ los medios oportunos para atraerá ser Española el antj¡¡uo Ofir. Entonlles se lisonjeaba
Jos espanoles á aquella parte de la isla. Sabiendo que de' haber descubierta las mismas minas de donde saera el oro lo que mas excitaba la codicia de 103blan- caba e1reySalomon el oro para la edificaciondeltc~ncos, dió conocimiento á Diaz de ciertas minas ricas rIo 'de Jerusalém. Suponía que 8US buques habnall
que habia en la vecindarl. Le nrOpusO que persuadiepasado por el golfo de Persia, y cerca de Trapobana
se á sus paisanes á abandonar las estériles éins¡¡lubres para lIegl\r á esta isla; que segun su idea, estaba encercanías de la Isabela, yá estalJlecerse en las fértiles frente del extremo del Asia, porque tal crein firmelI!árgenesdelOzema, prometiéndole que serian reci- meltte que fuese Cuba.
bldos con .Ias mas corrlial hc.spitalhlad. Acogió Diaz
Es probable que en estas conjeturas Cohm concccon entusla~rnoesta iliea. Hizo averiguaciones acer- dia libre vuelo á la fantasia por el lust~e qu.e ~ sus
ca de IllSminas y se convenció de que abundaban ell empresas daban, ypor lo mucho. que podrlan vmficar
OfO. Observó la feracidad v helleza del país la exce- el amortiguado interés del públIco. Confesando, emlencia del rio y la se~urir\ad del puerto en qu~ desem- pero, su error en considerarse cerca .del Asia, error
bocaba. Se lisonjeó /le que la cc,municacion de tan muy natural en el imperfecto estadode lAciencia geobuenas nuevas le obtendria el perdon fiel Arlelantado. grálica, todas las suposiciones conseouentes e8tab~n
Con estas esperanzas tom6 al¡lunos guias de entre los muy lejos de porterse llamar extravagantes. El antl~atura!e~, y despidiéndose de su umada por breve g!i0 OrUr se creia situado en el Orien.te; pero su posltiempo! salió con sus compañeros por en medio de clOnprecisa era ponto de controversIa entre lo~ doc108deSiertos para la colonia, que distalJa unas cin- tos y 8S aUD una de aquellas dudosas cuestlooes,
cueDt~ leguas. Supo con júbilo al llegar que su ad- ac~rca de las cuales se ha escrito demasiado para quo
yerSarlO habia curado de la herida, la que le inspiró sea posible aclararlas jamás.
nuevo valor para presentnrseal Adelant&lio, pensand~, como hemos dicho, que sus noticias le procuraLIBRO IX.
filin el perdon. No se equIvocó. El Almirante deseaba
mudar la colonia á siluacion mas sana y ventajftsa. '1
CAPITULO PRIMERO.
quem además llevará España pruebas concluyentes
VUELTA
DE
COLONÁ ESPAÑACON AGUADO.
de la riqueza de la isla, como el mas eficaz medio de
imponer silencio á los depresores de su honra. Siendo
(U96. )
ciertas las r.oticias de Miguel Diaz, podia satisfacer
ambos deseos. Tom6 inmerlintamente medidas para
ESTA:'IDO
ya concluida la nueva carabela, llamada
ueriguar la verdad, saliendo él en persona para visi- Santa Cruz, y reparada la Niña, tomó Colon dispositar el rio Ozeroa, acompañado de Mi~uel Diaz, Fran· cionespara su inmediata partida, ansioso de Iibertarcisco de Garay, los guías indios y all!unos soldados se de la petulancia de Aguado, y de sacar de la colobieD, armados. Pasó de I~ahela á la MlI~daJena, y de nia unit turba de facciosos y descontentos. Nomhró á
alii I aí.l'ave:sandola Vega Real, a: fuerte de la Concep· su herrnanodon Bartololllé comanùante ùe b isla, COll
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VIDA Y VIAJES
DE CR~STÓDAI.
el titulo que ya le habia concedirio rie Adelantado, debien do slIcederle en ell.aso de su muerte su hermano D. Di"go. El i O de marzo las dos carabelas, en una
de las cUlles se embarc6Colon, y en la otra Aguado,
se hicieron ála vela para España. Aconsecuencia de
las órdenes de los soberanos, todos los que no eran
necesari(Js f\n la isla. y algunos que deseaban visitâr
á sus par'entes en Espaiia, volvieron en las carabelas,
que conducianclosdentos y veinte pasajeros, enfermas, ocifsos, libertinos V turbulentos habitantes de
la coloniD. Jamás volvió de tierra de promision chus',
lOa mils miserable ni mA, rleseogañncta.
'
'hmbion ihan á barrio treinta indios, entre ellos
el nntes t,!mible cacique Caollaho, y uri hermAno X
sobrinos ~:uyos. El curA de los Palacios afirma queCoIon hahia prometido al clciqup. y á su hermanu ~o!ver los á su pais y á su poder, des pues de haber VISI,
lado á los reyes de Casliila. Tal vez esperaba Colon,
manifestálldoles las marayillas de España, la¡:;ralldeza
y fuerza rie su~ soberanos, y por medio de ~n trato
benéyolo, graDJearse su amista1i, l' convertlrlos en
importanfes instrumentes para conseguir en la isla un
dominio pacífico y seguro. Caonabo, empero, era una
deaquellnsnaturálezas vigorosas y fieras que no pueden ser domarlns, Permaneció en el cautn'erio sañudo y amarrido. Tenia rlemasiada penetracion para no
comprender que su gloria se habia eclipsarlo para
siempre; pero conservó su altanería en medio de su
despecho.
No práctico aUDColon ~n la navp-gacion rleaqucllas
mares, en vez de tomarel rumbo del Norte, parallegar al término de los vientos occidentales, tomó al
rlejar la j~ la ef rUlllho clel Oriente. Le sugiri6 esta
idea la cil'cunstancin rie haber pasado casi todo el
viaje luch.wdo trabaJosarnen te contra los vientos
coustante~ y las c;¡Jmas que prevalecen entre los trópicos. El t rie ahril estaha aun ell las inmediaciones
de las isla~ Caribes, con sus tripulaciones fatigarlas
yenfermiz'ls, y las provisiones que ihan escaseando;
por Jo que víró al Sur, pai'atoear á la mas importante de aquellas islas, y buscar ell ella provisiones. El
s~baclo fi ancló en M<lrigalnnte, y al dia siguiente se
luzo á la vela para Guadrdupe. Era contrario Ii su
costumbre levaranclasen.iomingo, cuando se hallaba
en el puerto, pero la genIe murmurHba diciendo que
cuanllo se 'rataba tie comer, no era oportuno andarse en escrúpulos (le dia d.~fiesta.
Ancland·) en la isla de GUllrlalupe, se envió á tierra
el bote hien armado, para prevenir cualquier ataque
de aquellas marciales gentes. Antes de llegar á tierra,
salió de los bosques paru oponerse al desembarco
multitud dl: mujeres denodadas, armadas con arcoS
y lIechas y adornadas con plumas. Como la mar era
gruesa y wamic la resaca, se mantuvieron lejos los
Dotes, y do, inclios de Españ'lla fueron nadando á la
orilla, Hahi.mdo explicado á lus AmazonHs que los españales solo huscaban provisiones, y que fl'lr ellas
darian artí'~l1los de mucho valor, se refirieron las
mujeres á SlIS mllrif\os, que e,taban al extremo Norte de fa isla. Al ir allí los botes, apareci~ron en la
Cosla nume~osns Lanoadasde indígenas, manifestando fa mayor ferocidad, Jallzllndo terrihles alaridos y
des.:argas de saetas r que afortunadamente caian al
aHua muet\(· antes (Je flegar al bote. Pero corno este
seguia acer"ándose á tien'a, se ocultaron en UII bosque, j')r~ci!>itándosp.con horribles gritos sobre los
jlspañoll)S en el momento de dflsembarcar, Una descarga -de armas de fuego los hizo retroceder aterrad.9Sá las selvas y montañas, v no halló el bote mas
oposicion. Entrarùn en sus ,Iesiertas h~hitaciones los
españoles. f empezaron á destruir y rohar, contra
las precisas .kdenes del Almirante. Entre otros artícu!os ha)/aND mi,eJy ce/'a. que supone Herrera habrla vemcló de tIerra firme; pues aquellas gentes
aventureras traian de sus expediciones los productos
H3
COLON.
d€ pai~es distantes. Fernando Colon dice que tarol/ien
hijbia hachas de hierro en sus casas: pero probablem ~nte eran de una l:specie de piedra dura y pesado,
ql e, corno ya se ha dicho, se parecia hastante al
hi ~rro, 6 se las habrian procurado de sitios visitados
príviamente por los españoles, pues está generalm,mte aclmitido que no habian los indios usado jamÜ~
hi ~rro antes del descuhrimiento. Los marineros dije.
~Ol tambien, que en una casa habÍllll visto un brazo
humano asándose al fuego en un asador. Este es otro
de aquellos hechos repugnantes que requieren auturir'ad mas sólida para merecer crédito. Los marincrol; hahian cometido odiosas devastaciones y tal vez
buscaron e~te pretesto para cohonestar su conducta
á l.lS ojos del Almirante.
' ..\lientras en tierra se empleaba alguna g~nte en
aCllpiar leña yagua, y hacer pan de cazabe, despach) Colon á cuarenta hombres bien armados, pnra
explorilr el interior rie la isla. Volvieron los expedicicnarios al dia siguil'nte con diez mujeres y tres
nii·os que hdbian capturado. Las mujeres eran robu itas y ágill',s, venían desnudas, con el cabello largo y sue/to I'"r la espalcla. Entre ellus se hallaba la
esrosa de un car.ique, mujt:r de considerables fuerzaE y varonil resolucion. Al acercarse los espailOles,
habi3 huido con tal velocidarl que al poco tiemporlcjó
rr.u ¥ dist~ntes á sus perseguidores, exceptuando á un
isl€llo natural de las Canarias, IJélebre por su extremaja ligerp.za. Hubiera á pesar de todo escapado tal
vez, pero viendo que la perse'j'''uia un hombre solo,lo
hi7,) cara repp.ntlOamente, e asió con maravillosa
fue~za, y le hubiera ahogarlo, á no lIe¡;ar los espailOles, que la apresaron empeñada en la lucha. El l'spírill belicoso cie las mujeres caribes, y la circunstall
cia rie hallar/as regimentadas y armadas rll·fendiendo
las fl'onteras en ausencia de sus maridos, inspiraron
á Colon repetidas veces /a errónea ideli,je que al6ulws
de aquellas islas estabnn habitadas so:o por mUJeres;
error en que, como hemos visto, le habían hecho
incurrir rle antemano los cuelltos de Marco Paja,
respectivos á la isla de las Amazonas, cerca de la
co~la del Asia.
Habiendo permanecido nrios días en estas islas, y
reunido pan de cazabe pariltres sema[¡as, se preparó
Col(.n á zarpar. Como Guarlalupe era 1\1 mas importaIlle de las islas Cilribes, y ha,ta ciertJ punto la llave
de la~ otras, trató de i1segurarse la amistad de sus
habitantes. Libertó al efecto á todos los prisioneros y
les ~olrnó de dádivas para compensar los destrozos
que se habian hecho. La mujer del caeiqlle no quiso
volv)r á tierra, prefiriendo quedarse en compañIa de
los 1Hlturales de Española que iban à bordo, y se
Ilev{ consigo á una hija jóven. Se habia enamorado
de C1onabo , desde que supo que era natural de las
islas Caribes. El carácter é historia del célebre cadque. habian cautivado el corazon de aquella mujer
intrépida.
Salienclo de Guadalupe el 20 de 8b~i1, Y mantenién·lose á linos veinte y clos grados de latitud, las
carabelas se abrieron tie nuevo su trahajow camilla
cont¡'a la corri'lnte de )05 vientos constantes, de morio
que d 2.0de mayo, despues de un mes ,.\e fatiga, aun
les q ledaba que hacer una gran parte de su viaje.
Las rrovísionesescaseaban ya de talmGdo,queCololI
rerlujo la racion de toclos los indivicluos que habia
á boda á seis onzas de pan y cuartillo y medio de
agua al dia: á medida que avanzaban, era mayor y
mas: evera la escasez, pareciendo mucho mas ter·
rible por ignorarse III verrladera situadon de 10'1 buques, ¡ban muchos pilotos ell I¡¡s carabelas; pero eslanrlc principalmente acostumlJrarlos ¡\ la na vegacion
dd Mediterraneo, ó de las costas Atlánticas, se halIaLall completamente desorientaMos, y no sabian
Imcer sus cálculos en una travesía por el hncho
Océallo, r.arla cual tenia su opinion particular,
to.
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r
If .•
IIISLIUT'¡CA Da GASPAII TilO/lO.
d~ prescindian de la de Colon. A principios de junio
ren'HI'1l , b/ll'¡fl)un hllmhre ~eneral. En el horror
d/! IUR plltlec;m;entos , cllllndo tMos ve;"n flr~lim'a
la munrte, propasie/'on aJ~nnns f'1Jl~ñl)le~de8f'spe,....
dOIl,I.r la "'118m IÍ~ prisioneros indios plira lilaotenf'~1Iecon 8U Clf'Ile; otros acori-ejlll'On fJ\le Ile •••
arrop~e al mar, para Iibl'll'lJe de tantllR bocas dispenliOf!lItlé i"(Jtiles. Solo I~ autoridad de Colon fludo
Impedir la perpetrl\cion lie este acto. Les r~ord6
que IllSindiO!:eran !lU!l: flMjimo!l, que muchos habian
comllrllos mismas recibirln el R~ua h:lUtillmal, y que
tollo" ten.o lierecho á recibir el mi~mo tr~to. Los
eX~lrI6.á la pacieoeia, a.e~urándoltl'\ que pronto
verlnn tlerr., pues se~un los cákulos no poriian est.ar
leJOSdel Cabo de San Vicente. T"dílll se burlaron de
su opininn, creypntiose aun muy /lljOSde su patria;
pues nfirmaban algunos que e<tanl\n en el canql de
In~lllterl'l\ . T otro~ cerca de las costas de Galicia.
Cuallùa el Almirllnte. en I~ conciencia de su sab14r,
mln,lft que eal'crasen vellls por la noche. para no Jlegar ~I la Ilhscurirlllrl~ tierra. la tripulllcion murmuró
dieieflllo 'lile erll mejor estrellarse en las cOlltas, qt«l
peree'l/' de hambre en la mar. A IIIotra mañana vieron eon inl\!plicahle ~ozo IIItil'rrll que Colon había
prè(lil'ho. De~de entonl'l's le mira han los marineros
comt.•un oráculo en m_tl'rías de navl'llBcion, yeonfen":.n que estaba el Almirante iniciado en los misterios del Océano.
E.' f f tie junio anclaron los bajeles en la bahla de
Cád'l. dl'splle'l de un fleno'lo villje de ocho mese~,
dumnt" el cual p.spir~ el tles¡:raciarl" Caonaba. Solo
se sat-./!esta Órrunsi'mcia, por alpuna ohservadon
lIcci.iental de los l"srritorps I'on'emporáneos, que hablan de ella Mm() dp.un sucpso in~ij:(nifil'ante. Caonabo cOllllerv6 hast_a10último su altivo car~cter, pues
se atrihuye!tu muerte á la f\rofunlfa mplancolfa /file
se apfldertSde ~I . ltl verse cailio y humill:!lin (f). FI1~
hombre extraordinario en la vitill salvRje. De simple
guer~ro cllritle, se habia elp.vado fI'!r SU!! empres:!s
J '1I1or4 la tate/fllrra de primer caciqllp. de la POPlllosa i~ta ,te Hayt.i Fup. el flnko c:!udillo c¡ue manifest(\ la insuficientll SlIllllciliadpara prever los erel'tos
fatales de 11\ascen'llmcia espqñola, y que desflleR6
talefll.o militar filtra con sus I'omhlnaciones restlltir
sus lIf,~ues. Si sus ~ullrrerns huhiesen t¡onido su intrepi<ltn, la ~IIf!rra huhierll siltu rormilillhle. Aunque
en pe(fueñll ellcala S'I!I: vicisi!:lIles, son una Ipcdon
impnrtante. Cuan!!o los españole!!llegaron por primel'a ~:t ~ la cosla de Hayti, SIlS ima/rlnaciones se infillmll"Onal oir hablar Ile la malmiflcencia de un principe del interior, el señor de la casa de oro, el soherano de las minas de Cibao, qUA con e!,pl~ndida suntuosidnd reína!:a en sus montañas; at poco tiempo
aquel prrncipe se vilSdpsnnrlo y ahatirlo, prisionero
á bor!!'} de una tiP,las I'arabelas, sin lO/U personÇlque
comf\.,dl'ciesf' sus infortunios que una tie ~us s.lva jes heroina$. Tlltla su importancia se desvaneciócon
su Iibertail: apenas se hahla lie él durante !lU cautiverio; , aunque :Illornado de las mas elevadas cualidadel!, pereció ahp.rrojado y oscuramente, como el
homure mas miserable.
LA envidia y la iniquidad consiguieron al'caoo des·
morounr la popularidad de Colon. Es imposible mantene.r vivo flor mucho tiempo el interés del p6blico,
aun cuando se hagau milagros. El mundo prOdiga
fácilmente su admiracion j pero prontlllll entusiasmo
se entibia, nulja de IIIjuslicia de SlIS aplau<o8, J liasJlIlCl.aque se le han defraudado los que concem(: tan
Ii~ralmente. FlltIlnce~ f!1cn,i1o~o, ql/e perrnllned6mudo delllnte de la general ar./amacíon, tanll ~lmuladamenle \Jna llugestion in.idiosa, mina é infoma et
merito del favorecido, y lo~a al fin hacerle objeto
.de censura y sospechas cURnno no de absoluta aversion. En menos de tres años se habia familiarizado
l~1público con los estupencloll prodigios de un mundo
recien dl'srubierto, y p.staba ya preparado para recibir cualquier insinuadon nerogatoria de la fama del
descuoriilor y de sus empre88s.
Las circunstancias que acompañab:1O la actuallla~ada de Colon, no eran las mas pr0l"ias para dill;par
las preocup~ciones liel vu'~o. Cuando desembarc6 la
turba de m.1riner6ll y aventurero~, que sc habían
embarcado con tan ardientes y extrnagafltes esperanzas, pn vez ne un ~entlo alegre, que saltade~ozo
por la playa. lisonjeado con su bllen éxito, y cargado
<lelos despojos de las d"radas Indias se vl6 desemborcar una débil comitiva de miserab(M, ellenuartfls
por las enrtlrmedarles de la colonia y las fati~s del
tránsito, 'f sellados los amarillos rostros, dice un eseritor antiguo, COli el escarni9 de aquel oro objelo
l/e su buse8, qllt' nada mas contaban del Nuevo
Mundo que hislorias de enfermedades, pobreza y
desengllños.
Colon se psforz6 en miti¡zar el efecto de alJuellas
rlesfavorables aparienl'iHs, y vivificar elllmortlKuado
entusiasmo 116blico. Habló con detencion de la importaneía de sus recientl!!! descubrimientos por la
costa de Cuba., diciendo que habiallegado cerca del
Aurea Que~soneso de los antigllos, y á Ifls lindes de
algunas tie las mas ricas comllrC88deIAsia.~'l'táb8se
sohre todo rie su liescubrimit'n&o de las ricl\s minas
del Sur de Española, persuadirlo de que eran las del
antlgu6 Ofir. El públir.o ellcuchaba estas narral'Íones
con. sarcástica incredulidad, y si se dejaba atucinar
un Instante, pronto le sacaban cie su fasdnacion las
ttilltes pinturas ¡je lo~rlesengañalios aventureros.
f:n el puerto de Cádiz encontr6 r.olnn tres carabeI~ mandadas por Pedro ArO/ISONiño, pr6lima~ á
partir con provisiones para ta coloDia. Casi un 8i'10
habla trascurrido sin recibir soeorro deesla especie
por baberse perdido en la costa de la península cuatro carabp.las que salieron en enero anterior. Habiando leido Colon las eartas y dllspachos reales de que
era portador Alonso Niño, é informándose de 108deseos de los sobemnos y del esta,lo del espíritu público, escribió por los mismos buques al A,lelantado en·
comendlio<1ole que por todos los medios pólibles
pu~lese la isla en pu., en estado de explotac.on pro·
ductiva para tranquilizar de este mollo á lo!!dp~contentos, y que coptul'nse y enviase á España los eaciques '! súbditos innios que tuviesen parte en la muerte
,le alllun l·oloM. Le encarJ!aba la ma~or actividad en
la 1l1ploracioDy I'XplOlacionde las minas re"ien descubiertas cerca dei rio HlIyna, mnndtindole establecerse en sus inmeliinciones, y fundar un puerto de
mar. Pedrtl Alonllo Niño se dió á Ja vela con tres buques en t 7 de junio.
Habiendo los soheranos tenÍllo noticia tiel arribo
de Colon, le escribiel"'n en f2 de julio de U9/$, una
carta d'l bien venilla, convldândole á pasllr lÍ la ctSrte
clIando hubiese dt>scllnsado.Los términos h:tlagüe.ños
err que estabaeoocebido este documento tranquililal'Où el "Jifl16 <te CoIoD, que desne la misitlo del âl'rogltnte Alluado Sé consideraba despojado del favot d'elos soberaoos y taillo \ln desgracia. Como p~ueba
del &tlatímiento de su espiritu se refiere, que cu:moo
(I) Cura de los Palacios, c. t~l.-Pedro
Mártir, d6c. LI.
v ...:..Dan a8rmtdo .'¡runO!' que CIOllabo pereció ea uni de
la~ caral>elll~que nUllr•.aglfQQ dllfan~e el !iuracaR : pero el
t~illlonjo unánime del CUl'l de 101P.I:relos, de ,Pedro .'UrtIP '! de Fernando Coloo pruelll que ~ hizo t la '''I con el
AIIIlÍl'allle ~n 811vhjp de ntlta ..
CAPITULO
JI.
Of;SCF;NllO !lE LA POPUL41\IDAD DE COLON EN ESPAÑ4."~;C'IIIMIENTO Q{;E LE RICIERO" LQS SOll£II1oN:OIi EN
BUllliOS,--I'ROPO:Y1l
OTRO VIAll!.
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{ {5
VIDA. Y VIA.Jt~ tiE CRISr6BAL COtON.
se present(, aquella vez en España, vestía un humilde
traje, compuesto solo dI' una túnica frnnciscana y
una cuerda alrededor de la cintura, Iwbiéudose dejado crecer la barba, de modo que parecía un fraile.
Sf'ria eSlo prubablemente
en cumplimiento
de ulgun
voto hech,) en mOllJentos de augustia ó de peligro:
costumlm. caracteri,tica
de aquella época, con frecuencia ohsl'rvaua por C%n. Pero es Jo cierlo que
daba mue,;tl'as lie lIludla humilJad yabatimiento,lo
que hacia notable contraste cun su ap:lTirion al vulver triuuf.mte del primer viaje. ESlaba destinado,
en
efecto, á .Iar ~outlllua< pruebas de los reveses á que
están sujdos los que se 1:llIzan ciesde lu mediania á
las nUClulciones
~ vaiv·~nes lie la opinion popular.
Porindift'renle
quele hubit'sesido
áColollsu porte ó
traje, an .•iaua mantener vivo el interés de sus descubrimieut(ls,
temiendo sin cesar que les sirviese de
rémora la tibip'zl\ que empezaba á manif<!stnrse. Por
el camine de Búr¡.:os, dOllde le esperaban los soberanns, hizo esludiad II mu~stra de las cu\'Ïosidades y tesoros qUt traia del Nuevo ~Iundo. Entre estos habia
collares, brazaletes,
amuletos y diademas de 01'0, despojos de iarios cacique!', cOllsidel'ados como trofeos
ganados í los bárbaros príncipes de la costa de Asia,
y de las islas (lei mar indio. Es e\'irlente eje¡nplo de
la estrecha ~bertura de comp:Js con que se media el
sublim~ descubrimienlo
,le Colon, al tener que valerse
de estos uedios para deslumhrar la grosera imaginacion de la multitud COli el lOero resplandor del oro.
Llev:II.,a con,igo muchos in'lios, ata viat10s sl'gun su
estilo salvaje, y cub ortos de adornos de oro, entre
ellos, al herulilno V sobriuo de Caonabo, de eda,1 el
primero de treinta "allns, y el otro de diez. [hall á visitar al'ey y il. la r\'ina, para que cOllcihiesen ulla
verdadera Idea llel poder 'j j;!randeza rie los soberl:nos
espalloles, debiendo en seguid:! .olver Iihremente á
su puís. Cuandll pasahan por alguna ciudad principal, malldab;¡ Colon !Ic,ner un collar y una cadena
maciza lie oro al hl!rrnano de Caonabo, como legílimo
cadque del dOrJ/lo pais de Cibao. El cllra de los Palacios, que hospelló al Almirante y á los cautivos algunos dia~, dice que tuvo esta cadena de oro en sus
manos, y que pesalJa seiscicntoscastellanos
(I). Talllbien h:H:e mcncion ellmpn cura de lus máscaras indlas, é imágenes de algodon y matlera, labra,las con
fantlÍsti,:os rostros de animalos , y lus supllne to,i~s
representaciones
del demouio, que era lÍ. su ver el
objeto il e adoral'ÍolI de aquellos isleñ(\s.
Recihieron á Collin lus soberanos muy rlistintamente ue loque había recelarlo, pues le Irataron con
la mayor distincion, sin hacer Ílulicarillu alguna relativa á las queJas de Marg,lrite y Boil, ni á lus investigaciones judiciales de Aguado. Aunqueestas
hicieran
tal vez lin pasajero efedo rn el ánimo de los reyes,
eran dl·masiado conocidos los muchos méritos del Almiralltn y las extraordinarias
dilicultarles de su siluacion, para no perdonar los que, cuando mas, hubierau pudido considerarse
como errores suyos.
. Auimado COIOIl por esta fa\'orahlp. acogida y por el
IDterés con que escuchaban los soberauos la Iwrracirn r1~ su viaje por las costas de Cuba y la dp. los des
cubrindentos
de las minas de HaYM, que no se olvidó
de repl'p.senlar como el Onr de los antiguos, Irs pro·
puso otra expetlicion, prometiendo hacer mas extensos ~us desc'J[¡rimiellt(¡s,
V unir la tierra /irme á sus
dominius, pues nunca se lè desvaneeió la idea ,le que
CulJa ~ra parte de un rico y ferlilísirno continente.
Pidió 1,1 efecto rx:ho buques; dos que dehian salir
para I£spañula con pro'lbillneS, y seis á -us órdenes en
un viaje úe dcscubl'imien tos. Los soheranos le pro·
metieron d~slle IUl'go satisfacer su deseo, y es de
creer 't1Je er.m sinceras sus promesas, pero dl'spues
estuvo la peticion sujeta á iutolerables
dilaciones,
(i) Equivalentes t 3,100 pe508 fuertes del dia.
del idas á la muHiplicirlnd de negocios públicos y á
las intrigas tie algunos funcionarios,
pues nunca faltan adversos agentes que paralizau y destruytlulos
de~ ignios de los príncipes.
Los recursos de España estaban á la sazon a/.:otado! por Fernando,
cuya ilimitnda umbicion pr(uHgaba las reutas del E,tadu en guerras y en suL,d'lios.
Mi'Jntras dirigia notas diplomaticas
¡í la Fran~ia, sa·
ga:;mente redactadas, para ceñirs~al tin fa cerona de
Nc'poles, estaba echando los cimientos de Ul: poder
in':alculllble, por me.Ho de negociaciones relat.lvas á
lOi matrimonios
de sus hijos, que iban ya lle9nndo
á 11 ma)or edad. Eutonces se formó aqul'lla (\lIebre
alianza de familin, que consolidó su inmenso imperio
bajo el reinado de su nieto y sucesor Carlos V.
Al paso qne mantenia en Itali;¡ en Dié de guerra un
grande ejército mandado por Gonzllo de Cúrt10ba,
rDra ayudar al rey de Nápoles á recubrar el trono, de
que le haLia despojado Carlos VIII de Fl"dncia se
arantonaban
tropas en las fronteras españolas. bila
invasion por los franceses era inmiuenle, y necesario
pl'r lo mismo tener empleadas escuadras, que guar¡\:..sen Jas dos coslas de la Peuínsula, en tauto que Be
d.spachó una poderosa Ilota de mas de cien buques,
ern veiute mil personas á bordo, muchas de la primera nohleza, para acompañar
á la princesa áoña
Juana á Flandes, (lonrle debia contraer espon~ales
con Felipe,archhluque
rie Austria, y traer á España
á su hermana Margarita,
destinada Ii ser esposa del
p'íncipe don Juan.
Estas vastaS operaciones de lujo 'f ¡¡uerra absorb an todas las fuerzas marítimas y terrestres,
agotal)ln el tesoro real y ocupaban todos ¡t'ospensamientos
d~ los soberanus,
ohligándulos á recorrer incesauten,eule sus dominios. Con tan imporlantes é ¡¡¡mediatllS cuhladns apenas hallaban eco las empresas de
Colon. Hasla entonces los descubl'imientos
habian
a~arreado mas dispendif)s que ventajas, y no faltaban
malignos cousejeros siempre dispu~stos á contrarest,Ir los proyectos riel Almirante. ¿ Qué significaban
paru el ambicio.;o Fernando algullus islas salvnjes,
i lcullus y distantes,
comparadas
~on el brillante
t'ono de N:ípoles? ¿ Qué el comercio de príncipes
lárbaros y ucsnuLlos, comparado con el de lus mas
r oderosos 3ùber:mos de ]a cristiandad? Colotl tuvo
(ue devorar]a
al'rellta de ver levuntarse ejércitos y
~mplearse escuadras en ociosas CQIlLÏen.ills , y una
,asta J1lJta de mas de cien velas d.}stinada al estéril
~ervicio de escoltar una princesa,
mientras mendiplba en ,lino algunas curabelas para proseguir los
l.cscubrimientos
de un mundo.
Por último, entrando va el oloilCo, se le mandaron
tdelantar
seis millones ae maravedises
(I) p¿¡ra Sil
;lrometirla escuadra. Precisamente
cuando iha á re;;ibir es la suma, llegó carla d" Pedro Alonso Niño,
'jue acababa de arribar á Cádiz con tres curabl'llIs rl~
/Uelta de la isla Española. En vez de presentarse á la
:órte en persona 6 tie enviar los despadlOs del Ade'antad", fue á visitar á su familiu en Huelva, 1I'1vando
:os pape]tJs cousigo, y escribiendo jactanciosamente
lue tenia una sUllla considerable
de oro á bOJ'd•• de
~us buques. Muy lisonjeras fueron estas nuevas para
Colon, pues dedujo de ellas que SIl estaban ya cxplotanda las minas y próximos área lizarse los esperados
tesoros del onr. La curta de Niiw, eOlrero, estuba
destinada á producir en sus negocios e mas deplorabIe efecto.
Necesitaba el rey en aqnel momenlo cau¡)aJes para
reparar la for/aleza de Suiza, en el Roselloll, saqueada por Jos fl'aIJl:eses, Y lllalldó que los sei:; mi·
1I0nes de maravedises que iban it entregarse a Alrr.i·
rante, se u[,licasen á reparar el ue-truzado
custi110, dando órden para que se reintegrase
aquQlla
(i) Equivalentes
á 86,956 pesos fuertes.
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tfG
IltuLl~tEt,Ó)t
8Uma con parte del oro !tue traia Niño. Hast:l~ês de
diciembre que llegó Nino á la córte, y entregó los
fiospachos del Adelantado, no se descubrió que el
(lro de que hablaba era una mera Jocuciun fi~ada,
.., q,lIe his curabelas venia n cargadas de priUottEl'OS
1I11l1OS,
de cuya venta habian de resultar los expI'8Ill,dos te¡:~~o~•..
, Es difiCil desCribir los efectos de aquella absurda
hipérbole. Las esperanzas de Colou acerca de grandes é inmediatos beneficios sacados de IllSminas, se
di~iparon desde luego, se entibió el celo de sus escasos ami~os! y s~s .numeros~s contrarios señalaban
con escarnIO el ruhculo y miserable cargo de las caJ'abelas , como irónica muestra de los tao decantados
tesoros del Nuevo Mundo. Los informes de Niño y de
sus genIes, presentaban la colonia en una situacíQn
fles~stJ'osu. y los despachos deJ Adelantado repetían
la necesidad de inmediato socorro; per.las medidas
que se tomaban para proveer á @stanecesidad, eran
lanto mas escasas y pobres. cuauto ella era mas urBeu te. Corroboráronse al parecer todas las manifestaciunes que se habian hecho hasta entonces contra
Ius descul>riOlientos, y el grito envidioso de mucho
gasto II poco provecho, se repitió de nuevo por aquellos politicos lie cortil vista que logran distinguir en
las ~randes empresas los gastos inmediatos, SiD di\'isar jamás las ganancias futuras.
Y nOI/l.
por la part!' que se le habia permitido tomar en ellas'
por lo que se le eximió de la obligacion de satisface;
la octava parle del coste de las pasadas empresas
con excepcion de la suma adelautada para el pri~
~iaje; pero tampoco debia pedir parte alguna delo
que hasta entonces habia veDido de las islas. Los tres
años sil!uientes recibiri~ l,a o~tava parte de los produetos totales de cada VIaJe, a mas de la décima de
los productos netos. Al cabo de los tres años debia
regir de nuevo el pacto original ó primitivo.
Para satisfacer la noble ambicion del Almirante y
perpetuar en ~u famili~ la distincion que sus ilustres
hechos le hablan granJeado, se le concedió el derecho de establecer un Olayorazgo que descendiese-eon
sus titulos de nobleza. Usó de este derecho poco des,
pues en un solemne testamento ejecutado en Sevilla
aI priucipio de t'98, por el cual dejaba sus Estados
á sus descenrlientes, varones por línea recta, y en
defecto de estos. á los varones descendientes de sus
hermanos; á falta de los cuules, á Jas hembras de su
linaje.
El heredero debia usar siempre las armas del Armirante, sellar con ellas. adoptar su rúbrica, y no
usar otra antefirmu que el sencillo título de El Átmi,.arde, cualesquiera que fuesen los otros titulos que
le concediesen los reyes, y gozase en otl'as ocasiobes.
Tal era el justo orgullo con qUA miraba este timLre
de su verdadera grandeza. En el testamento dejó ámCAPITULO 111.
plias mandas á su hijo. Fernando, y á SIIS hermanos
el Adelantado y don Diego, manifestando que este
PIIEPAIlATIVOS
PARAELTERCER
VlAJB.-CONTRARIBDADES
último deseaba entrar eo la vida eclesiástica. Mandó
y DILACIONES.
d
que la décima parte e las rentas de su mayorazgo
( t497.)
se dedicase á objetos piadosos, y al socorro de los in·
, H4STAla si6uiente primavera de U97 no reoibiedividuos pobres de sU familia. Dejó tambien mandas
roll los negoclœ de Colon y del Nuevo Mundo la de- para dotar virgenes pobres de su casa. Ordenó que
Lida,atencion de parte de Jos soberanos, La flota h¡¡- una persona casada de su familia, hi,a de Génova, su
L;a vuelto de Flamles Call la princesa Margarita de ciudad natal, te mantuviese en ella con deceucia y
Au~tria. Sus esponsales con el principe don Jllau, comodidad, para conservar allí el domicilio de la faIWi'edero aparente, se habian celebrado en Burgos, milia: dispuso que el que heredase su mayorazgo,
capital de Castilla la Vieja con edraordioarill pompa. hiciese cuanto estuviese IÍ sus alcances por el honor,
Todos los grandes, diguatarios y nobleza de Espana, prosperidad y aumento de la ciudad de Génova, con
todos los embajadores de las principales potencIas de tal que Iio fuese contrario al servicio de la Iglesia, ni
la cristiandad, se juntaron enaquellaocasion
80- al interés de la coronu de ESllllña. Bn otra cláusula
lemne. Fue Burgos el teatro de las suntuosas funcio- de este wstameuto se encuentra un legado solemne
nes régias, y todo ei reino celebr.¡¡bllcoo público re- para ayudar el rescate del Santo Sepulcro. Manda á
gocijo aquella poderosa alianza, que pnrecia aSll8urar su hijo Diego, ó á quien herede su Estado, depositar
a lus Soberanos de España la conlinuaCÍon de su pros- cuanto numerarío le sea posible en el bauco de San
peridad sin ejemplo.
Jorge, en GénoVll, para formar una renta permanente
Eu medio de estas festividades, Isabel, cuya ma- con que hallarse pronto en cualquiera ocasion para
temal solicitud estuvo hasta entunces ocupada en el segUir y senir al rey en la conquista de Jerusalém, Ó
purvenir definitivo de sus hijos, libre ya de tan tier- en el caso de no emprendp.r el soberano.aquelllt Bueruatl atenciones, entró en los negocios del. Nuevo ra, cuando Ile hayan acumulado bastantes Coñdos,
Mundo con un espíritu que manifestaba su determi- formar una cruzarla á su propio coste y riesBo. COO la
naciun de fijarlos S(lbre bases sólidas, determinando
esperanza de que, ,ieMo su determinacion 1011 re;\1 mismo tiempo claramente la autoridad del Almiyes, se ri!suelvan á s~8uir la cruzada ell08 mismos,
raute, y premIando sus eminentes servicitlS. A su ó á autorizarle á él para seguirla en lU nombre.
proteccioD pueden atribuirse todas las provisiones en
A mas de esta empresa en favor de la fe católica,
favl/I' de Colon; pues el rey empezaba á mirarlo con encarga á su heredero. que ec cala de que se levante
frialdad, y todos los consejeros rellles mas influ- alguo cisma en lu Iglesia, ó alfluna violencia que
Yllules en los nt1gocios de las Indias, eran sus ene- amenaze 8U prOllperidad, se arroje sin di!acion á los
migos.
piés del papa, y c8¡psasre su persona y bJe8es á deVarias reales órdenes de aquel tiempo manifiestan
I'enderla de todo insulto ó despojo. Despues delllerla generosa díspusicion de la reina. Los derechos,
vicio de Dios le encarga leallad al lrono, rIllIDdándole
prcrogativas y dignidades concedidas á Colon en se Lalle pronto en todo tiempo á servir con lidelidad
Santa Fe, se confirmaron de nuevo: se le ofreció una y celo Il los soberanos y sus herederos, hasta perder
heredad en Española de cincuenta leguas de 10Dgi- por ellos, si es neeesario, vida y hacienda. Cou obtud, y vl'inte y cinco de latitud con el titulo de duque Jeto de aseBurar la eonslante memoria de su testaó de marqués. Colon no aceptó este obsequio, dicien- mento, manda á su heredero que antes ,de confesar
do que solo serviria para aumentar la envidia, ya tan se lo entregue á su director espiritnal para quo la
encarnizada contra él, Y que le acusarian los colo- lea, y examine si se han cumplido fielmente sus conDOSde atender mas á su propio medro, que al bien- diciones.
estar y desarrollo de los IDtereses morales y maleCorno Colon se habia resentido de la licencia generiales de la isla.
raI concedida en abril de t 895 para lJacer descubriC0l!l0 lo~ gastos de I~s ex~ediciones bahian _sido mientos en. el.Nuevo Mund?, calilicánd~la con ra~n
superIOres a las ganancias, Colun estaba empenado i de rOlltral'la a su prerogallva, se publIcó un edicto
dÑAII
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VIDA t VIA.1F.S DE
real en 2 cie junío de 007, retractado cuanlo pndielie ser perjudicial á sus intereses,
ó á las prévias
coneesiones que por la (orona se Ir. habian hecho.
Nunca fut· nuestra intencion,
c1r.cian los soberanos
en su edido.
afectar rle modo alguno los rlerer.hos
del expre~ado don Cristóbal Colon, ni permitir que
las convellciones,
privileJios y favores que le hemos
dispensado,
se invadiest!ll ni violasen; SibO al contrario. en con~ecuencill rie los servicios que nos ha
hecho I P( nsamos conferirle todavía nuevas gracias.
Tal delle creerse que era la iutencion rie la magnánima Isatel; pero la corriente rie su régia munificellcia se c:Jturbió y emponzolló en los inmunrlos
cauces por doud\! fluia. La,; dislinciones concedidas
á Culan se extendieron tambien á su familia. LOlltítulos y prerogalivas de Ade)¡JIlt:ulo, con que habia investido á su hermano don Bartolomé, provocaron al
prin.:ipio el Jescoutent(J del rey, quien queria que
todas las altas digni,laJes de aquella especie se concelliesen I,xclusivamente
por la corona. Por una patente real sedió á don BartolOlne afluel empleo, como
gracia eSI ontánea de los reye,;, sill ;lIudir en lo mas
mínimo al ejercicio que hallia hecho de él.
Mientras con estas medidas se daba satisfnceion
Ilel Alminnte,
se adopLJron otras en pro de los intereses dl! la colonia. Se le concedió permiso para
llevar á ella tresCientas lreinta personas pagadas por
el tesoro lÚlllico, de las cuales debian ser cUllrenta
ginetes,
cien peone:!, treinta marineros,
tremta
grumetes,
vein te mineros,
cincuen ta labradores,
díez hort,·lanus,
veinte artesanos de varios olicios,
y treinta mUjerrs. Post.Jriormellte
se permitió aumentar el núlllero hasta quinientos, pero IllS individuos adicionales debian pagdrse fie los mismos productos y mercancías
de la colonia. Tambien se le
autorizó Ilara que concedie,;e
tierras á los que se
hallasen dispuestos (¡ cultivar viilas , huertas, cailas
tlulces y ·)tros proùucto" rurales, bajo rondicion de
qUI' habian tie permanceer
en J:¡ isla por espacio de
cuatru alIOS de"f,ues de I~ conces;on hecha; y de que
los metales preciosos y palo del brasil que se halla~en eu sus tierras, que,lasen reservados á la corona.
Talllpo;o olvidÓ el b(·nJadoso cora7.0n de Isabel
los intcrtses de los d,'sgraciados indios. A pesar de
los solisnas en que se qu.eria fundar su cautiverio
haciéuùolo lie derecho divino, ya pesar de sanciouar
su serviüumvre
los políticos prelado. de entonces,
no consillti¡\ Isabel sino con la mayor repugnancia
que se e"clavizasen los indios aunque cogidos con
b~ armas cn la mano, y Sil consagró compasiva á la
proteceion rie la parte pacífica de aquella raza indefensa y dl~sgraciada. Mandó que se pusiese el mayor
esmero eu la instruccioll
re~igiosa oe los indios,. y
que los tl'ibutos que se ks hahian impuesto, se recogiesen ,in vejaciones, obrando contra los que no
los pagas'Jn con la mayor circunspeccioll.
En efecto,
las ordenanzas dadas Cf) los reales edictos con respecto allnollo de tratar ¡í indios y europeos, son las
Únicas que indican que los soberanos prestaron oidos
á las qU~j3S emitidas C(llltra Colon por la severidad
de su cOfltucta. Los sODemnos recomendaban
que
cuando lu público seguridad la permitiese, se goberllase sin rigor y con templanza.
Al paso que el gobie~no manífestaba tan buenas
intenciones para IlesJlachar las expediciones á la colonia, el púIJlko opuso Ú '~I"IS ohstaculosimprevistos.
Se hahia disipado III entusiasmo que atrnJo en el precedente viaje todos los aventun~ros al servicio de
Colon ,cr'Jullùoartilicios[l.mente
cierta aversion ásus
empresas; y su Nuevo Mundo, en vez de uua regiun
opulenta y maravilllls~, se consit1eraba ya COIllOplagada de desastres. Habia rlilicultalles en procurar
bUl}ue~ y gente para el viaje. La primera Je estas
falta,; no pUllo relJll!diar>e SillO por un decreto arbitrario, tan opuesto á la< ¡¡ctuales ideus de política
CRi ;rÔDA£. CotO~.
ti.,
mercantil,
autorizando
á lo~ oficiales de la corona
pal a hacer cutral' pul' fuerza en el servicio los buques
qUI! Juzgasen convenielltes
con sus patrones 'i pilotos, remunerándolos
con la paga que ,;reyescli justa.
Pa.'a suplir la falla de reclutas voluntarIos, se tomó
una providencia sugerida por Colon, que manifiesta
13 Ilesesperada alternativa á que le habia reducido el
es¡iritu público reaccionadu
cOlltra él. FUll esta la
de ~onmutar las sentencias de los criloinales destina.
dm; al destierro,
las ga:eras ó minas, pOl' la rie transportacion á las /Juevas colonias, donde debE:rian trahajar sin recompt'nsa
ni salario para el interés coml n. Todos aquellos cuyas sentelll'Ías
anteriores
el', n de rlestierro ó presidio perpétur.., irian solo por
.:liez alIOS; los que estaban sentenciados
con plazos
lij' s, por la ¡nitall del tiempo de su c,mdena. Se publi:ó un perdon general para Cl/autos Inalhechores
delltl"O de un término prescríto se present,lsen al Al·
mí 'ante y se embarcllsen para las culolliasj los que
ha l.ian perp~t~ado delitos condenad:Js con la pena
ea'lItal, SerVll'lan en ellas solo por cos ailOs; los de
m! nor culpa biliJad, por uno. Se exeeptuaban so]am. nte de este indulto los que habian cometido cr[mt ne!' especilicarlos, cailla herejia, traicioIl, asesinat~, elc., etc. Esta funesta medida, que empon7.0ñaba
eu su misma cuna ,t una poblacion naciente, fUll para
Co'on causa ~ecuntla de turbaciones y de miseria. y
pa:'a la colonia un obstáculu permanente
á su desan 0110 normal. Tan triste ejelT'plo ha sido imitado
po' varias naciones, cuya experien~ia deberia habelies lIlostrado sus consecuencias
fatales, pues siemprll ha sido la ruina de los establecimien tos de esta
eSI,eeie. Es para la metrópoli una accion tan inicua
arrojar Sl/S crímenes y vicios á las colollias, como]o
seria para UIHlmadre inocular expresamente
el virus
rie u lia efermedad en la sangre de sus hiJOS; ni debe
callsar sorpresa que los ~érmenes otl mal asi sembr;ilos IJI'(1l1uzcan algun dia amargo~ frutos.
.\ pesar Je tan viglenlús expedient,~s hubo todavfa
ru nosas dila.:iolles al aprestar la expedicion, las cuales Ilepen.Jieron tal vez del call1bio Ul! algunas de las
personas que intervenian
en los usuutos de las Indias. Este negocialio se confió por al/olun tiempo á
Antunio de Torres, en cuyo nomhre, junto COll el de
Co on , están extenrlidos II1u~hos de los documentos
o!idales. A consecuencia
~e jus exa~erada8 pretenSIO:leS de Torres, se le qUItó el des~IIl(l, devolvién.
do;elo á Juan Rodriguez de Fonseca, obispo de Bada. oz. Tuvieron que red;u:tarse de nuevo los documEnto~, y f"rmarse los conlratos. Mientras con tanta
1er titud se atendia Ii estos negocios, hirió profundamente el coralOn de la reina, la muerte de su único
hij) el principe don Juan, cuyos espol;sales se habían
ctlebrado COIltanto esplendor en l¡¡primavera. Aquella fue 1.\ primera de las calamiJat~es dumésticas de
la larga cadena de ellas, que llenaron de amargura el
rei to de los dias de IsaiJel. En su infortunio, elllpero
ptJ;lsaha todavía en Colon. Eo vista de Jas represen~
taciones que expresaban la miseria á que la colonia
debia ya estar reducida, se despacharon
dos buques
á p l"illcipios de j·i98, al mando de Pedro Fernauliez
Co 'onel , cargados de comeslible. Arl~lantó al ef~cto
la rcilla lIli5ma fondos uecesarius tom;Índolos del dote
dei~tinado lÍ su hija doña Isabel, apalabrada entonces
coa (Ion ~lallllel, rey de Portugal. Tambien (lió ejempic de su deferencia hÚcia Colon ell el tiempo mismo
dll s.u inl~rtunio: sus d.os hijos 9ie130 y Fernando que
haJI;ln SIdo pajes del difunto prlllClpe fueron recibido, con el mi~mo empleo á su servicio.
\ pesar de este celo por parte de la reina, seguia
Co!on sufriendo las mitS penusas dilaciones en los prepn 'a~iyos de lus .s~i~ buques que necesitaba U!l1Ipara
su vliIJe. Su artll1clO!'O cnerlllgo Fonseca tema la intel \'encíon .Je los negocios de Indias. y se cumplacia
en contrarIar
todos sus planes. Los empll~adillos y
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H8
hIIlLlOTF.CA OF. tASf>AII y Illllr •.
agentes que se ocupaban del arrnamenlo, eran ell su Fonseca, se presentó el asunt.o á 108 reyes hajo el
mltfor parte dependientes miml\clflS del obispo, '! ' mas o.lioso punlo de visla. Asi las intenciones genesabiln que vejandn á Colon se atraian la beoevoleo- rosas de los principes, y los altlJs ser"icio~ de 8U8
(lilt de aquel. Consideraban al Almirante despoputa. súhditos, suelenJOutílí¡arse
por la íntervenlliou
rizNo ya, J ereian por lo mismo prn:tllroreniter.le'
.sta
de astutos empleados. PIJr su implacahle hos·
manial'la; :lsies que co tenian eacrúpulo en haeinllt tiUdad hácia Colon, y las, malévolas obstrucciones
ciellnte de él toda'! las dificultldes imaginllbl~ , '! COlI que emlJ:t1'Rzabala mas grande de In empresas
h•.\S14le trataban á menUllo con la petulancia carae- humanas, Fonseca inmortalizó su nombre, uniéndoterl~tica de los hombres innobles y rateros que 116 lo al despreeio de todos los corazones generosos.
"fen con un empleo.
Parece en el dia ca~i increible, que tan importantes y glor¡'lsas empresas hubiesên estado sUjetas á
LIBRO X.
tan mezquinas oposicionell. Colon las sufría con siCAPITULO PRIMERO.
Ienoiosa mdignacion. Era extranjero en la tierra que
estaba beneficiando; yeia Elue el aura popular se SALIDADE COLO:>!
DE ESPAÑAEN SU TERCERVIAJE.Imlia disipado, y que necesitaba armarse de mucha
DESCUDRIIIIElIT'l
DE LA TRINIDAD.
resignacion para lleTar Ii cabo sus proyectos. Pero
(US8.
)
Cinto llegaron Ii lIe8alent •.•rle los impedimelJtos que
á cada paso encontraba, y las preocu paciones del
EL 30 de mayo de j -198 sali6 Colon de SanJúc3r de
público inconstante que estuvo inclinado á abando- Barrameda y emprendió con sus seis buques el ternar para siempre los descubrimientos. Solo le indu- cer viaje de descubrimientos. Se propuso no seguir
jerOfl Ii perseverar en sus planes su gratitud hácill el mismo derrotero que en el primer viaje. Pensaba
la reina, 1su desM de hacer algo que pudiese miti- partir del cabo de las Islas Verdes, y navegar al Sud·
~r lID al1lccion. Por último, des pues de toda especie este hasta la tinea equinoccial virando .ehtonces al
de dilJtiones pr.voeat¡vas se apre5taron pm ef mar Ocddente, Ii favor' de los vientos constantes, y siIoueis bajeles , lll,nqùe no se pudo vencer la repug- guiendo aquel rumbo hasta lIeRar Ii tierra 6 á longinanoia Jlúlllica todo lo bastante para alistar elnómetud de Española. Varias consideraciones Je h~blan
ro.señalado de gente. A mas de las person&s de que se sugerido este pl&n.En los viajes precedentes, cuando
ha !lecho ya mencion, iban en la expedicion un médi· costeó el Sur de Cub:J, bHjo la creencia que fuese el
00, un cirujqno, UII b(,tícario y varios 8lIcerdutes para
contmentede Asia, habia observado que se exten·dia
reemplllzar al padre Boil y á otros frailes de,contenann nias hácia el Sur. De es la c.ircunstancia,y de los
tOlj y tambieD hizol"mbart~arel Almirante algunos mú· inCormes de log inllios caribes, dedujo que un gran
sicos .p••.• a~grar y vivificar el espíritu de los colonos. trecho de la tierta firme yacia al Sur de los paises ya
Las insolent~s provocaciones que Colon habia su- descubiertos. El rey Juan II de Portugal parece haber
frido de 105agente!! ¡jeFonseca durante el largo tiem· tenido unil idea análllga, segnn Berrera, quien repó' de los preparativos, le siguieron vCJando hasta el cuerda la opinion expresada por aqu-el monarca. do
último instante que permaneció en la peninsula y no que habia un continente en el Océano del ~r. Parle hbaodoolron hasta la misma plava. Entre lall indigo tiendo de esta creencia Colon suponia que á proporDDSy bajas personillas Que t~nian p·orocopacion inju· cion que se aproximase al Ecu:Jdor, y eJ,tendlCse sus
riarlo, el mas bullicioso y nrrogante era un tal Jimeno descubrimientos á climas mas sUjetos ~ la influencia
de' Bri,iesca, te!!orerOó contador de Fonseca. Oke el abrnsadora del sol, hallnria en las producciones de la
yefllerllble Las-Casas, que no era cristiano viejo; in- naturaleza vigorizadas por sus Cecuodos rayos, mas
ilJlSUltaoocon -su lenf::ua ! hasta con su semillante y preciosas y perfectas cualidades. Robostecía su dí~it:tciéndose eco de los sentimientos de su patrono el tâmen una carta que de órden'-de la reina le escribió
llibispo se habia pemlitido burlarse en todas partes Jainie Ferrer, docto lapioorio, qu~ en sus excursiodel Almirante y de sus l"mpresas. En el momento mis- nes en busca de piedrÙs y metllles preciosos, habia
JD()enqne iba ia escuadra á levartar anclas, se vió Co- visitado el Levante y varios sitios del Oriente, y plalon insultado de nuevo por el insolente Jimeno, ó al ticado coit los mercaderes de las partes mas remotas
aeabar de entrar á bordo. Sin tiempo de rel1exionar del ,\sia y ciel Africa, y con los naturales de la ludia,
sehre las consecuencias, olvidó el Almirante su apa- la 'Arabia r'ta Etiopia. Se suponia Ii Ferrer moy vereibilidad ordinaria; estalló lil indignacion que tanto sado en la geografía. general , y moy imblJido en Ja
tiempo habia reprimido; arrojó al suelo al vif adúla- naturaleza de los paiSeSen que lie procurablln SUll
der, é hiriéndolo con el pié repetidas veces, dió salida ricas mercancias. Ell esta carta aS~JJfuba á CoIOD,
611 aquel r~pentino parasismo á las injurias y veJaque ségun Su experiencia, los objetos preciados de
ciones acumuladas en su espíritu á fuerza tie tiempo. comercio, tales como oro, piedras pre~lOsas, drogas
Nad:!demuestra tan bien lo que Colon debia de ha- y especias, se hallaban principalmente en las regiober.ufrido por las maquinaciones de I.ombres indig- nes de. la Iíneà equinoccial, cuyos habitantes eran
n~, como aquella pilsion involuntaria, lan rura en su negros ó de color oscuro; y que basta que I'egara á
jnimo, siempre subominado á la razono Sintió mu- pueb!as de '!lJuella especie, no creia que h:lHase dieho Sl!mej8llte Ocurrencia; y en una carta escrita al- chus artículos en mucha abundancia.
Ilun tiempo despues á los soberanos, les suplica que
Colon pensaba encontrar/os hicia el Sor. Se acor00 permitan le injurie en su opinion, COOl/) podria,
daba que los natorales de Española habiao bab/l,do
pues estaba- auseute, y era envidiado y extranjero.
de ciertos negros que del Sur y del Sud· este ¡lesnon
LIl8 ltprensiones manifestadas de este modo tan sen- una vez á su isla armados de 'lllnzas , cuya!! pftfltas
eifl4t M eran Mraluilas; y L1s·Casas atribuye á la eran de una especie de metal que ellos llamaban guamala impresion que causó este n.:gocio, las humi- niu. Habian dado al Almirante una muestra de dICho
Il80tes metii.1us que poco despues tomaron los sobe mptal, el cual sometido Ii análisis en España. se vi6
rlllOS respflcto á Colon. H••bia sueeltido cerca de los que se componia de diez y ochll p/ITtes de oro, seis
reyes, J por decirlo asi, á su propia vista, y habló por de plata, Yocho de cobre; pruelia de la riqueza de
lo lanto á sus sentimientos con milS viveza «Jue pu- las minHs del paiS de donde se habian extraido. Chardieran hacerlo distantes alegacíones. El castigo ptlr- levoix conjetura que aquellos negro~ procediande las
sonill de un empleado públíco se presentó cornoeJem· Canarias, ó de la costa occidental del Africa, y que
pM del nngatlvo earácter de Colon, y como una una tempestad les arroj6 á lus de Española. Colon
prueba de los cargus de crueldad y despotismo pro- estabaprobahlemente equivocado en cuanto al color
eedentcs de la colonia. Como Jimeno era criatura de sin duda por haber entendido mal á los indios; pues
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\'lnA y
n'V
11ejando la isla dc Bucna·Vi~t:¡ el (:j dc-jnlio, salié'
Colon para cI SUll-ocstccon ánirnodc llegará Inlíllea
cfJllinoccial. l'CI'O las corricutes
que ihan hácia el
No te y ~or-oeste
cntre a'lucHas islils, impedi:m
su marcha v le tuvieron Ilos di as á la yisla de la isla
de~ Fuego. 'Su cús[lide YOlc;ínica, que llcsde lejos parere una iglesia con su torre, y que se decia arr'ljar
á \eCes llamas y humo, fue el ultuno punto rIel antigu/)/nundo que vieron los expedicionarios.
:ontinualltlo al SUll·oeste uuas ciento y veinle leguas, se hallaba el t 3 de julio, segun sus obsel'V¡ll~io·
nes, en el quinto p,rado de latiturI \orte. Hahia elltr;~do en la region que se extir.n,Je por ocho ó die7.
!;ndo~ á cada parte de la linea, cOlloci,I;~ entre lo!!
m.lrinp,ros con el nombre de las laLiturlr.s calrnos;ls.
I.(:s vientos constantes llel SUd-Ol'St(l y Nor-or.ste sr.
nI ulralizall IIlÚtualll,lnte cerca dell;cuadoi',
y prodLcen una calma perlllanp,nte.
La mar parece un
r.spe/·o, y los bajeles están casi siempre inlllobles y
cc n as velas caillas; las tripulaciones jadeando baj\!
el calor de unsol vertical, que lIinguna brisa mitiga.
S,:manas se pasan á veces para cruzar este trechu
dl:! Océano al pllrecer petrificado.
El tiempo habia cstado por algunos llias nebuloso;
p'lro el 13 era el sol brillante y abrasador. Cesó de
p 'onto el "iento, y empczó una prorunlla y bochorn )sa calma que duró ocho dias. El aire parecia de
fllego; se derrcli.11a brea, y se abrian bs junturas de
Ir s huques; se pudrió hasta la carne salada; se secó
e trigo C0ll10 SI le hubiesen pup,sto en !ln horno; los
a 'os se desp,rcndieron de los barril,)s dp, agua y ¡le
v:no, verlíendosc algunos y reventaron ot/'os; y era
Lill excesivo el calor en los camarotes, que no era pos hIe permanecer en clins. Aquel ardor illsoportahlll
d~jlÍ á los marineros sin fuerza y sill ánimo. Parecia
que iba ú realizarse la antigua f¡',IHllade la ZOlla túrrilb, y que se acercaban lÍ uua region de l"urglJ, ell que
\'I.\Jf.~ nE cn¡~·.·úllAl. COW:\'.
parece ,Ii 'icil que lo,; naturales del Afriea 61le las Canarias huhiesen dado ci na oí un viajc tan largo CIl
bs frágiks barcas eu que navegaban.
l'ara a'criguar la probahilidad de estas suposicioueS' y Cil caso de sel' fu ndadas, llegar á los favorecidos y orulentos climas del Ecuador, habitados por
gentes rIl' color, semejar te á las ¡¡fricanas que ,'¡ven
hajo la Hllea. Colon en el tercer viaje al Nuevo Mundo
se dirigiíl mucho mas al Sur que eu las excursiones
precedenllls.
Teniel,do noticia de que cruzaba una escuadra
f¡'ancesa por el cabo Ile San Vicente, volvió al SUlIoeste al :;ulir de SunlÚcar; y tocando á las islas del
I'nerto-Santo
y 1II.uleira, nonlle se aprovisionó de
lelIa y ap ua, prosiguiÚ su viaje á las Callarias. E119
de junio lIegtÍ á la Gonwra, donde encontró anclado
un CorSilriO francés con dos presas espuilOlas. El capitan rr;'llcés al ver entrar t~1lr.I puerto la escuadra
del AllIlil'ante, se hilO it la vela inmediatamente,
seguido (IP sus presas; dejando una de esl,1S p,n la precipitacion del momento, parte de la tripulacion
en
tierra, l'or lo que ganó el mar coo solo cuatro hOlllhres y SI:ÏSp)'isioneros espaïlOlcs. Colon creyó prime1'0 que eran hllques mf~rcantes, alarmados por su
¡:;uel'l'cra apariencia;
mas luego que supo la "er(lad,
IlnviÚ trl'S bajeles á p'lrs"guir ;í los fugitivos, auoque
le lIevalan yu dl~IlIasilHla ventaja. Pero los sp,is espailoles qle ihan ¡j hordo dp, ulla de Ins presas, viendo
'lue tP,JlJan cp,rcalJO au\ilio , se reacciollaron contra
sus oprl~sorfls, y lIegalltlo oportunamente
uu buque
Ilel Almirante,
se recobró la rresa, y regresó ell
triunfo al puerto. Colon ccdió e buque al ca pitan, y
entregó los prisionero!> al gobernador de la isla, Jlllra
que los cangease por seis espul101es de los que cstali¡¡n pre,os en el corsario.
f.OIOIl, dejan(lo la Gilllll'ra en 21 de junio, dividió
su esruadra fuel'a de la isla de Ferro, ellviando tres
buques directamente
;í EspaÎlola con provisiones.
Mandaba UIlO Ile ellns Alollso Sauchez tie Cu'bajal,
natural de Baeza, marino de lIlueha iutrepidez y honrado co"azon; el seguntlo Pedro de Araua ; cordobés
y herm:lIlo de doila Beatriz Enriquez,
ln madre de
Fernan,lo Çolon. Era prilllll lid desventurado
r-;efl!
que gol,errrnmna fortaleza de la ~avidaù, cuanllo la
arras6 Caonaho. El tercero iba á las 6rde¡wg de Juan
Antonio Columbus (Ii Columbo), genovés, pariente
Ilel Almirante, homllre juicioso v de mucha capacidad. Estos capitanes d(:hi~n m,1lldar alLernativanwntp,
una sellana calla 11110. Y Colon les seï¡aló el únlen
(I~l ~nallùo. Allle!;ar á Espaí'iola deùian tomar al Sur
h!ICla h: nucva ciutlad y pnerto, que supolliaestable-\
CltlO ya en jas boeas :Iel Owma, segun las ,jrdencs
,Ial.l~s {¡ C?r?nel. Con los tres hajeh~s res[;mtes prosi¡<UIUsn vl1lJe al cabo de las Islas Verdes. Su huqllll
l'staha l\otado tic cubk-rta, los otros eran carabehs
Illcrcowtes. Allll'gar ¡', los trúpicos, la variacion de
e.lnna ,. el sofocallte IJochornoso aire do aquella 1,1[¡tuli, le produjeron U'1vioh~ntoataquede
gotasegnido de '~alenlura. A p,)sar dc tan molesta dolencia,
como estaba cn plena posesion desus facultades mentalcs, v cOlltilluabn sns (liados y observaciones con
la acostumbrada minuciosidad y vigilancia.
El:!: de junio lIegóal cabo ùè las Islas Verdes, qne
]~Jos d.) la frescura y belleza 1ue su nombre promet.la, rr'lscntaùn el aspeçto de a lilas completa csterih.llal. l'ermallecÍl¡ enlre uqnl'llas islas algunos dias,
Sill potl.e~ Illillar, COIlI(1eSl'eraha,carne
de cabra para
la prO'.JSlon ¡le los hurjues, y ganado paru cria flue
llevar .1 Espanola. Para prncur¡jrselo necesitaha tiem110, y ('ntre tantose Il enoscabab¡¡ mas y mas su salud
y la d" su gente Jlor la inlluencia delliml tiempo. La
¡¡tmó~lera estaha cargada de nubes y vapores; apenas
se vcw n el soJ y las e~;trellas; la temperatura era elevada, '( el aspecto morboso de los habitantes revelaba la insalubridad del clima.
!I~vida era imr¡nsihle. Es "erda", qUA los cièlos csln.,.
ï!Cron encapotai!os parte de l~ste ti'lInpo, y lJue caian
lhulld~lI.tes a~uaceros; pero la atIlll¡,¡fera continuaba
.~;q~:l(IISlll1a, y comhinados en elll el calor y la hu.
,nn~ad que,tanto rclapn la ecollomia humana.
En este tlCmpo se sintirí p,1.\lmiranto muy agravado
le la gota; pe~o la actividad de su Ünimo,' unida COll
l~ natural anslcdad en que se hallaba, no le permit!Cron rp,poso. Esta~la en partes ignnrndas del Océano'
donde todo depell(ha dI! su sa;::acidad y v¡"Haneia
~
era lorzoso obserl'ar cuidadosamente 'los fenómenos
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BlllI.IOTECA
ilE
GAS.'AR
y 1I00G.
de los elementos, y las seîí~/es que pudiesen presen- , tas regiones agradables, donde algunas frescas brisa~
~1rse de cercana l/erra. VIendo que era el calor tan ' rizaban III superficie de las aguas, é hinchaban blanInsoportable, altMó su rumbo tornando el del Sud-I darnente las velas. Se disiparonlaspesadas nubes' se
oeste, con la esperlJnza de hallar mas leJOSuna tern· , aclaró el cielo y lució el sol con todo su esplendor
peratura templada, aUI} cuand.) fuese en el mismo Ipero con rayos' menos abrasadgres.
'
paralelo. 8abia observ,ado en los viajes a~teriores que
Pensaba Colon, al llegar á aquel templado trecho,
des pues de nllv,e~:.\rcIen leguas al Occlde~te de las I v!rar otra ~ez al Sur, y luego al Occidente; pero haA,zores, se modl/lCaban mucho la mar y el CIelo, sua-J bllln I!adecldo tantolosbuqtl.es estabatitan averiad(ls
v~zándose ambos! y templándose y ~efrescá~dose el ' y haclan tanta agua, que era n~cesarjo buscar cuanto
aire. Se persuadl!i dll qu~ preva/ccla una slOgular IAntesalgun puertocóm~dodonderehabilitarlos. Tamblan~ura en el cl1~a de cierto trecho del OcéaDoex· bien se hahian perdido las provisiones en su mayor
tendido de Nor~eá Sur, en el cual entraria de repente parte ycasi agotadQ el agua. Tomó pues"èl rumbo ·din.a\'~gando de E~te ,á O~~tecomo si cruzara una línea. recto del Occidente, deduciendo por el vuelo de las
Id tl~mpo parecIó J~sllhcar esta t~orja. Despues de aves y otras indicaciones favorables, que pronto veria
s~~lIIr su lento camilla por a/gun tIempo hácia el Oc- tierra; Dias y dias trascurrieron sin que se realizase
Cil ente, atravesando calores y .calmas, en una lóbre- su e~peranza. La miseria de la tripulación era cada
ga y bochornosa almósfera, saheron los bajelesá cier- vez mas apremiante; y suponiénrlose en la longitud
¡
lIabitantes de la Espaiiola recogiendo arenaS de oro.
,le las islas Caribes viró al Norle en busca de ellas,
Call ánimo de reparar allí sus buques, y dirigirse
luego á Españ()ia.
El 3t de julio ya no quedaba mas que un barril de
agua en cada buque, y esto tenia al Almirante en la
mayor anSiedad. Al medio dill, un marinero' llamado
Alonso I'erez. que estaba por acaso -eDlas gavias, vió
destacarse del horizontè las cimas de tre3 montañas.
Inmediatamente dió el grito de tierra con indecible
~ozo de la tripulacioo. Al aproximarse los buques se
.ollservó que las tres mOlltarias se unian en su base.
,Colon babía resuelto dedicar la primer tierra que vief,e á la Santisima Trinidad. Devoto corna era, la apaci!lQeia de aquellas tres montañas unidas en una, le
pareció una misteriosa coincidencia; yasi díó á la isla
131 nOlJlbrl.\de la Tr.iDidadque conserva todavía.
del mar de la figura de UIl bajel á la vela. Tuvo que
explorar cinco legua~ de la costa del Sur antel¡ .de P9der llegar á un anclaje seguro. Al diasisuiente,primero de agosto, siguió costeando hácia el OccideQte,
en btisca de agua y de un buen puerto donde carOllar
los buques. Mucho le sorprendió la feracidad del país,
pues esperaba hallarle estéril y abrasado por SU,~ercanla al Ecuador; vió magníficas arboledas y palmares, rica¡¡ tlorestas que llegaban hasta el mar, con lIlanantiales y fllentès en sus sombras. Las cQstas eran
bajas. y desiertas; pero se elevaba la tierra hACiael
interior, estaba cultivada en muchas partes y salpicada de, aldeas y hábitaciones aisladas. La suavidad
del clima era tal, Y tales la verdura y fragancia de 'los
campos que Cólon creia hallarse disfrutando las aeHciss de la primavera, en la hermosa provincia de
Valencia en España.
CAPITULO n.
Andando en la que él llamó punta de la p!aya, envió los boles á tieri'a por aeua. ,Los marineros hal(al'lUE Pt:lB EL GOLFO DE l'ARIA.
ron un abundante y cristahno arroyo en que llenaron
(i498.)
, sus cascos. Pero no habia puerto seguro para los bu·
()IRIGlESnO la proa á la isla, llegó Colon á su eltre-j
ques, ni encontraron n¡nguIl isleño! aunque hallaron
mictad oriental, á,la que designó con el nombre de huellas de sus piés y varios a{la,reJosde,pesca, que
punla de la Galera, por estar rormada por 'Una roca , hablan abandonado en su precipitada fuga. Tamblen
j
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Ylln
y
VIAJES
01:
ohservaren pisallas de animales que los marineros su- \
pusieron cahras, aunque eran sin Ilutla de ciervos
que, COlli) se vió despues, al:undahan en fa isla.
lIlienlr,IS la costeaban,
el primero dll agosto, vió
Colon ticl ra :il Sur, r¡ue se extendia desde lejos mas
rle veinto leguas. Era aquel trecho bail) (le costa
que intelce~tanlos
numerosos
brJzos del Orinoco;
pero el Ahlllrante,
sU¡JonientIo (Juc era una isla, le
¡1ó!Í elnolnbre
de isla Santa, no Imaginando que entonces, por la vez primera,
veia el continente,
la
tierra firme que con taltO afan habia huscado.
EI2 d~aBo,toprosígui6
navp.gando alSud·oeslelle
la Trinil.~d, daudo á SI:. cauo el nombre de punta del
Arenal. Se adeJantaua :Jácia un promontorio de tierra
firme, f,¡rmando un eSlrecho paso con una ro(:a alta
/Jn el cellro, á que dill el nombre riel (;allo. Cerca de
COLO:';,
iî I
esle paso anclaron los huques. Al aproximarse á él salió de tierra una ¡:;rilOde canoa con v~inte y cinco in'
("os dcntro, y llegando à liro de hallesta saludó á los
buques en un idioma 110 comprendillo d(l ninguno de
lo!; dc abordo. Ikseanllo ver Illas de cerca aquclla gente, é interrogarles
acerca de su puis, trató Colon de
atra:lrlo~ con amistosos signos, y enseïlándoles espejos, vasijas de metal pulido y varios juguetes
rillumbrantes;
pelo todo fue iuútil. S¡;uieron nwraviIbios y silenciúsos contrmplalHlo log hajeles por ma3
d,~ dos horas, pero con los cannlctes en lu Illano, y
dispuestos á huir al menor iudido rle acerrársell's
I(,s extranjeros.
Se hullaban sin ernbar¡;o baslantn
próx~mos para llisliuguirloi> bieu. Eïan jóv.'nes, l,iclI
fllrmac'os, mas hlancos que todos los indios vistos
hasta entonces, y su cahel!o lar¡;o. Estal',1Il desnudos
CRI'iTÚIlAI.
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Isla de la Trinidad.
exeep ~unndo la calJer.a que la tenían ceïlida COll h~n- regalos. Admitida la invitacion, r.'peral'on en la plaùas y "cdecillas de algodon, y los lom03 cubiertos y ya al piloto, quien nl<\ll116su bole para pedir licenció!
rodC:ldos de telas de varios color\l~, Venian armados
al Almirante: lo que tomaron los indios [lor una CelilIle arcos y fieclms, Cf tas con plumas y. puntas (le llUe- rla, y pasando de nuevo á su canoa huyeron COli ulla
so; y er:i de notar qlle se cubrían COll escudos. AUll velocidad increible, y lia se les volvió (¡ ver.
no se habia visto la piezarle armadura. ent~e IllS habiSu colO!' y otros carar.teres fi,ic09 causaroll ulla
tante:; del Nue,,/) ~llI.lI¡O.
viva illlpresion en el ánimo llel Almirante. SuponiénViendo la inefir.ar.ia del todos sus esfuerzos para close ell el séptimo grado de latiturl, aunque estaba
ntraedos recurrÍlí Colon al poder de la mllsica. Sabia ell ellléeilllo,
había esperarlo hallar á los natnrales
que á los indios los eutusiasmuba
hailar al son de SllS I semejanles Ú los de Africa !lajo el mismo paralelo, es
ó',westes tamhoriles y al callto Ile sus romances tru- I decir, negros, acha[wrrados.
pero esbeltos y COll
diciollales. ~fandú ljue se ejecutase ulla escena análopelo crespo Ó lilas bien lana; y por Jo contrario aqllega á bordo del buque, cantanrto un marinero al SOli 1I0s inrtios eran de bella forma, sus cabellos larg09,
flel tambor y otros instrumentos,
mientras bailaban
y ellos lilas blancos que los que vivian mas distantes
los grumetes tina danzaespaiiola,
Pero apenas empedel ECUador. Tambien el clima que rlebia ser lilas
zó la música, los ilhiios, tom{,nllola sin eluda por Ulla cálido en las cercanías de la líne •. , parece mas temseiial hostil, levantaron los escudos, pl'epararon los plado. Estaba en la C<\nicula, y sin embargo refrescaarcos, y se desprencli6 de ellos una lluvia de saetas.
ban tanto las noches y las maiianrs, que se vdan obliEste ;aludo brusco fue contestado por las armas 111\ gados-à arroparse como en invierno. Asi sucede en
dos lallesteros, que los pusieron en precipitada fuga,
muchas partes de la zona tórrida, especialmente
en
term .nanrlo de este modo la escena.
tiempos calmosos. La naturaleza
en aquellas lalituAtnque areclaban tanto miello al Almirante,
se tIes temp/a el calol' del suelo durante la noche con
acere:uron impávidos y serenos á ulla de las carahecopiosos rocíos, Quedó Colon c.om[llejo al observar
las, y poniéndose bajo la popa hablaron con el piloto,
tales contradicciones
del órden nalural, segun lo obquien di6 un gorro y un manto al r¡ue parecia jefe.
scrvado en el Antiguo Mundo, y siguiendo á la teoEntusiasmatIo
cvn el regalo, convidó al piloto ¡¡ pasar
Tía de Ferrer el lapidario ; pero estas mismas eontra:í tiel l'a, asegurún,lo]e un buen tratamiento yalgnnos ' dicciones contribuyeron
á la formacion de olra teoría
TO)IO
I.
(J
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122
HlUI.IOTECA
IlE
que estaba formukndo en su imaginar.ion incansable,
teoría de que se hablará Ü su tiempo.
Despues de anclar en la punta del Arenal, se permiliÚ il las tripulaciones
de,emharcar
y refrescarse
en los bosf!ue;; sombríos y verdes pr¡lllcr'as de la isla.
No hallaron manautiales
cle·agua, pero ahriendo po1.0S en la arena pronto tuvieron la suliciente
para lIenar sus cascos. Colon víó entre tanto que era su anclaje sumamente
¡leligroso. Pasaba nua corriente
r¡ipi,1a ,lesde L'.\van,e, por el estrecho fornuùo entl-e
,a tierra firme y la Trinidaù, flUYlHlllo segun él clice,
dia y nochecon tant1furiacomoel
Guadalquivir,cuando se sale de madre. En el paso catre la punta del Arenal y la que le correspondia en la tierra firme, la corriente se hallab'\ es,recharla,
y rugia y hervia de tal
[lIodo, que pensÓ Colon que la cruzahan bancos y roo
ças, impi,iienJo la entrada con otras que habia mas
distantes, contra las cuales resonaban las olas como al
estrellarse en escollos de una costa llena de bajos. A
!lste paso, por su t'~lOiule npariencia, le puso elnom·
hre de Iloca cie la Sierpe. Se hallaba, pues entre dos
llificultades: las continuas corrientes impedian al parecer su vuelta, por un lado mientras las rocas que
asediabJIl el otro amenazaban clestruir al que intentase pasarlas. Estando á hordo de su buque, ya lllUY entrada la noche, sin p,~rm¡tirle conciliarle ,)1SIWÎIOlos
llulores de su cnferm,~dad y los cuidarlos Ile su :inimo,
oyó hácia el Sur un bramirlo estridente.
Al mirar en
aqnella direccion vió levantarse la mar á manera de
una encrespatlll colina, cnhierta de ulla espuma tan alta como un navío, y precipitan;e hácia el bajel clin el
Ulas espantoso estrépito. Colou temhló por la seguriilad ,le sus buques. Su propia carabela se levantÚ violentamenteá
talnltura, que temió Culon que zozohrase ó se estrellase contra las rocas. Arrastró tambien
otro htHIUe Ile su anclaj'l y le puso en eminente pcI¡gro. Las tri¡mlaciones se consternaron
temíen¡lo perecer en aquel movimiento y violencia de las aguas,
pero pasó y se desvan(;ció la montaîiosa ola dtJspucs rie
un espautuso choque con J¡lcontra-corriente
del estrecho. Se supone que esta convulsion repentina procedia (le la crecic\a de algunos de los rios que entran en
ri golfo de pjria, descollocidu aun de Colon.
Úeseando ¡dejarse de tan inminentes peligros, en\'ió botes al rlia siguieIlle Ii sondear el agua tic la Boea Je la Sierpe, Y averií;uar si era ú no rosible pasar
los buques por ella al Norte ,Ie la isla. 'olvieroll con
willa .\Úbilo diciendo que había mu·~has hrazas (le
ligua, y corrientes pOI' all1b0s "\llus para entrar ú salir por él. Y levantánd(lse una hrisa favorable, se hi1.0 desde luego ;í la vela; y pasanrlo seguro por el
formidable estrecho,
la salvó muy pronto y sc encontró en una mar tranquila. Estaba Cil el lado interior de la isla. A la izquierda se extendia 8qud llilatado golfo conocido des pues con el nomh, e cie l'iÍria, que suponia fuese la mar, hasta que prllhando
el agua vió COll sorpresa que era lluke. Siguíó uavegando Inicia el Norte, en direccion fi uua moutalla del
Nor-Oeste de la isla, catorce leguas lilas hallá de la
punta del Arenal. Alli vió dos elevados promontorios,
uno enfrente de otro, el primero en la isla tic la Trinidal\, y el otro al Oeste en el cabo rle PiÍI'ia, que se
extiende desde ci continente y forma el lado ciel NOr-¡
te del golfo; pero considerando
Colon una isla, le
dió el nombre de la isla de Gracia.
Entre estos cabos h.lbia otro pasaje mas peligroso:
que la 130cn cie la Sierpe, por estar rodellCJo debre-¡
¡¡as, entre las cuales fOfl.aba la corriente su paso con
estrépito y turbulencia. Este pasaje tomó de Colon el
nomure de lloca del Dra¡!On. No queriendo arrostrar
sus aparentes peligros, viró al Norte el domingo 5 d,)
agosto, y navegó por el interior de la supuesta isla
de Gracia, con intencion de continuar hasta ver su
tin~ y vira nllo cie nucl-o al No;te entrar cn al alla mar
y oirigirse á Espaîiola.
¡;,\,PAIl
\'
1101(,.
gra una Iwrmosa costa, con numerosos puert:>s'
los C¡lmpOS esta han cultivarlos en muchas comarc~<
cubiertos do algunos ¡írholes frutales y otros de megestuosas selvas, recibiendo el riego de muchos rius.
L0 !Jue mas admiraba á Colon era que el agua fuese
dulce, Y tanto mejor cuanto mas adelantaba;
pues se
halla ha en la e.;tacion del allO en que los d:ferel!fes
rios que desemhocan en el golfo, llegan é él hincll:ldus pllr las lIuI'jas, YI'ierten tal canti,\ad de agua dulcc, !Jue ncutraliza la sal dcl Océano. Tamhien le surprendió la plácida calma del mar, tan tranquilo y Sl~guro l:omo un gralHle puerto; por )0 quc no hahía
necesidad de huscar anclaje.
Hasta entonces le fue imposihle tener comunicacion alguna con los hahitantes
de aquellas regiones
del Nuevo Mundo. Las costas que hauia visitado aunque cultivadas ú trechos por la mano del homhre, ef,tahan desiertas y mudas, sin haber visto Colon mns
gente que la fugitiva que ocupaba la canoa de la punta del Arenal. Ileseaba en estremo encontrar al~un
ser humano que rompiese aquel silencio y le d!Cse
noticias del pais. Desflues de navegar I/luclws Jegu:1S
p)r la costa, ancló el lunes 6 de agosto en un punto
en que vió seltales de cnllil'o, y envió hotes il las playas. lIallaron los marineros huellas de hJm!lres, rescoldo dI! l'arias hogueras, restos de pescados asados,
y pisadas recient.es, ú mas de una casa sin terho é inhabitada. La costa era montaÎIÙS.l, cuùierta de hellas
arholedas frutales que servian rie morada á numero·
sos monos. Siguiendo hácia el Occidente, donde era
lIlas igual la tierra, ancló Çolon en un rio.
De pronto se acercó una canoa con tl'es Ó cuatro indios á la carabela mas inmediata de la odlla cuyo capi~an, Hngiendo que deseaba acompañar los indios;í
tierra, saltó ¡\ su canoa, la volcó, y con la ayuda de
los marineros asegur6 á los indios que iban nadando. Cuanilo se los trajo al Almirante, disipó dcstle luc¡lo su miedo con h heniglli,lad acostumhrac]a;
les
llió Cuentas de rosario, c;lscaheles, y azÍlcar, y los en·
vió muy alegres á tierra, llonlle los aguardaban
sus
compatriotas.
Este huen trato dió como siempre muy
buenos resultados.
Los indios que tenian canoas se
acercaron,á
los bU1lues con la mayor confianza. Eran
altos, hien forlllallos, y suelt0S ell StlS maneras. Te/lian el cabello largo y extendi.lo; al6unos le llevaban
corto, pero ninguno trenzado como los naturales de
Española. Sus armas consistían en arcos, I1I~chas, Y
escudos. Los homures cel/ian su cabeza y cintura con
telas de algodon Ile varios colores, ingeniosamente
labradas, de modo que parecian de sella desde lejos;
pero las mujeres ihan enteramente
desnudas. Trajcron pan, maiz.y otros comeslibles,
con diferentes
clases de hrevajes: unos hlancos l/echos de maiz, y
parecidos á.la ctlrveza; otros ve~des , de sahor vinoso y exprimidos dc varillS frutos. Juzgahan de las
cusas al parecer [lar el olfato. Cuautlo se acercaron al
hote, le olieron, y Illego Ii la gente. Del mismo modo examinahan los regalos. lIicieron
poco caso de
las cuentas, pero muchísimo dc los cascabeles. Tambien apreciabal\ c£Lraordinariamente
elbrollce, y halIab~n prohablemcnte
llIuy agra(lahlc su olor, pue~
le 1I11mahan tUT(>Y ó I',)nitlo del cielo.
POI' ellos supo Colon que el nomore dc aquel país
era Púria, y que mas lejos al Occidente estaba lilas poblad0. Llevando algunos indios que le sirvfesen l\¡~
guias y mediadores,
llal-egó ocho leguas al Oeste,
hasta ua punto que élllamÚ la Agujn, doncle llegó (I
las tres de la maîiana. Cuando amaneció quedó emhelesado contemplanllo la belleza de aquel pais. Estaha
muy cultivaclo, muy poblado, y cubierto lie una ve.\etal'ion riquisima.
Las habitaciones
de los naturales
estahan edificadas en bosques llenos de flores y de frutos. Las parras se enlUl.auan con los árholes, y volahan
de rama cn rama innumerables
pájaros de espléndid o
plumaje. Era el aire suave y templarlo, y respiraba lil
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\10.\
V VIAJES !lE C\\Isró¡¡'\"
~ 23
COl.o:o¡.
illlaginr,cion se 1Il!nah:¡ riÍpí¡iamenlc de cu;mtas circunsL:lI ci;JS localcs pareClall fal'orecer sm deseos, y
comhín:índolas drducia de ellas las Illas halagiil~iía~
(;onsecllellci¡¡s.
Hahia leido en I'linio que las perlas
SOli nil;. trasfllrmilcion de las gOt3S de fOCÍ<)que caell
'~IllilS 'JOeas J{llilS ostras:
si asi eru ¿(lUI' 11I'jnr mas
propici I [Jara Sil nacimiento y multiplicacion
que la
,:osta I P. l'aria'! El rocío en aquellas rr..jione~ ern
grueso y ahundalltl!, y ¡;aùia tal aUlrnd;lTIc'a r1costras
flue se ;¡¡ ;pellllian en racilllos de Iils rai,:rs y rUlllas Ile
la orill;, riel agua. Cuando elllraua en el mar una l'allia
y se s~ ~aba despues de algun tiempo, salia cul.Jierta
de ostr IS. L:rs-C¡¡~as, haciéllrlo,;e cargo de la~ conclusiones .le Colon, rlice, que el marisco Ile q.le se acaila
de hab al' 110 era de la especie que proùuce Jas perlas,
pues fsLl especie, por nutnral instinto, eorno sí tuvieso t onciencia de la carga preciosa que en si lleva,
se ocr!ta en/as mas profundas agnas.
Sigl:Íenùo CIlla creencia Ile que la costa de Paria
era una isla, y rleseoso de circunnaveg:>rla y de llegar
al siti) donde decian los indios que abuIIrlahan las
perlas, salió Colon de los Jardilles el 10 de agosto, y
COIltil uó costeando por el gol"o hácia el Occidonte,
en ou ;ca de una salida para el :'>lorte. Vié trechos de
tierra firme hácia el estrerno del golfo, qlle consideró
islas ~ les llam6 [sabela y Tramontana,
imaginando
que Iv deseada salida estaria en tre cllas. Al pasc) <¡1l0
adelalltal.Ja, rlisminuia y se dulcilicaba el a~u:t, hasta
(lue r a Be uLrevió ;\ ir !lias lejos COll ~u lJll(llle, demasiado ;rallde para aquella especie de tles~lI\¡riIllienlos,
pues I equeria tres brazas tic agua. AnclÓ, y envió una
peqlJl!ila carallela llamada el Correo, pa l'a al'erignar
si h Ibia sali,\a al Océano eulrr. las sUf'uesLas iblas.
Volvi í la caralwla alllia si!(uit~nte dícLmdo, que al
extre:no occidental del ¡:;,¡!fo habia UIlD al.Jel'tura Ile
dos I¡'guas,que con\lueia;i un goll'o inte--ior circular,
rOlleulo de cuatro al.Jerturas que pareci tll pequeiíos
golfo;, ó mas hien bocas tic rios, tie dondr salia gran
c:antidl\ll tie aglla dulce ([Ile dl~salaha el mar vecino.
En e'ecto, por una de aquellas bocas sale el grande
rio Cuparip'¡ri, ó como se llama allora, el Parh. A
este galgo intMilJr y circular tli.í C.olrln ,d }lfJml.Jre de
golfe de las Perlas, por l:1 equivocada idea de que
abUl,d¡lban en sus agua;;, aUIlLJue nI' hecho 110 rxisLen
eu e,las, Creia que las cuatro allertura~ del golfo crau
intél l'dos entre las íslas, all nque alirma 1l¡IIIlos marinero, que toda la tierra (JUllvie"on era tin 5010 continenle. Corno era illlposible ir mas lejos h;'II~iael OccirIenl e eon sus buques. 110 le qued,í ma> reCllr.1I qlll!
desr lilIal' su camillo, y huscal' salida a: l'iort,! por la
Bac t tiel Dragon. I1uoi'!ra dl'scado continual' explnran,IO la costa, porque se creía I'll una ur. aqu¡'J1as
o)lu entas l'egillnl~s pinLa<Í;ts C:OUlOlas mas l'avoreciJas
rie It ticrra , y euyas l'Ïc¡urzas ~rer.iiln en l'Uzon de Sil
pl'o:.ill1idad al Ecuador. Pero consider[cioJ]cs
Ï111flerios IS le ol.Jligaron á acorlar su "iaje y :í I'oh'cr ;'1
Santo Domingo. Las provisiones cie sus Luquc,; estaoan c.lsi apuradas, y las tieslinadas fi la colonia erope7.lh:lll Ú deLeriorarsl~. TambieIl su salllil se hallaba
mu ( lllenoscahada.
A lilas de la gota, qlll' Ir. alligió
dur.mte e:¡si todo el vjajl~, paticcia de la I'ista por las
fali~as tie lu vigilia qlle easi le pril'al.Jan c111este sentidl'. :'\i auu el viaje de la eo;lií de CuIJa, di';e él mismo, en que pa,ó treinta y Irts ,lias, casi sin dormir,
CAPITULO Ill.
halia dairado lanlù sus ojos, IIi de,lruit!o tanlo su
COIstitUCiOll como el de la eosla de P ,ria.
CO~TI~UA<:IO~
DEI. VIAJE 1'011 El. GOLFO DE I'AIIIA.-VLI::LUl j tie agosto se Ilizo, pues, ¡j la vrla para lallol~:l
TA ,\ ESl'A~UL.\.
del Dragon, arrasLrado con mucha velocidad por las
( .408.)
GOlrientes, que le impedian tIrsembanar en los .JtrdiLA car: tirlad de perlas linas halladas entre los natune;;_ l::l domingo 13 ancló cerca ne la 1I0ca, (~llllll
rales de Paria era hastanle para alen tal' á C%:l. Cor- bu ~u fluerto , :i que llamó tic los (;atos, por un;: esrobol'al.Ja este hallazgo la teoría Je Ferrer, el dOClO pe,:ie de mOllo Ila(uado ¡-(ato-paulo, en que abuntl¡¡lapiJario, indic.1llllo {lue á medida que se ;Iproximase
b:: I aqucllas cel"'i1nías . .\ !:ts orillas I el mar vió mual Eeu:trlolr enconlraria r Il mal'or ahundancia las mas ch JS árboles, qUJ, se"ull crelïí, prnulwÎ:1O ef mirahoraras y r reciosas pro,luccioaès tIc la natul'a1eza. SU laI o, fruto peculiar el'l los r::ist'.; tlpl 01';1'111';. !lahia
fragancia Ile Its flOfl\S Ile q\lO estaha empapado y mil
sonoras fllPlllr~s V cristalillo,; ¡IlTOVOSC01!scrvalmn la
frt\SI~ura y la lozanía de !as planlas. Tanto uWa11ó á
Colon la alllc:lidarl de aquella parLe favorecida de la
costa, que le puso elllomlm, fIe los J:Jr,lines.
Vinieron ir nllnlel'ahles ill,lios en sus t:JtlOas, l]lle
eran Ile mejlll l~onstruccíon qne lodas las vislas hasla
eutonccs, gr mdes y ligeras. y con un camaro!l\ en
medio para C' amo y su fall1 lia. COIll'idal'on á Colon
en nOl1ll.Jredi, su rey :í pasar:i tillrra. ~Iuc)¡os lIel'aha n
alrcdlHlor rle cuellu collare> v I¡'¡minas l.JruiJilhs dl\
aquella espe<,ie inferior Ul' 11l'Ô, Ilamallo ¡;ual1in pl)r
los i:IJios, III cian queveniar: de IlU pais qucseilUbball
con la mano, 110lejos tic alii, al Occidente; pero airadian que era peligroso el vbie, porque los habitantes
eran caniùalls, ó por eslar llena la tierra de animales
venenosos.
Pero la que repeulinalllente
llamó la
atention y despertó la avaricia Ile IllS espaiíoles, fue
ver alredetlcr de los brazos rie algunos Ile I)llos grandes sartas dI perlas. Le tlijeron á Colon que las cogían
cn la costa, al ~orte Ile Paria, que él sU(lonia aun
isla; y lo crlseilaron Jas cOllchas Ile Jl~car cIe que las
habian tom;rlo. Deseoso IIr adquirir mas informes y
rie procuraI se muestras de (lerlas para enviar/as á
España, en' i6 los botesá la orilla. Al desembarcar los
espaÏ10les sr Heron muchos inrlios á recibirlos, mandados por e primer cacique y su hijo. Los trat~roa
con profullliO respeto como rlescenlhenlfls del cielo,
y los Ilevar,m á una casa ~spaciosa, resi,lencia del
caciflue, do Ide los agasajul'On sencilla ycordialrnellte,
dándoles pl'n y frutas de esquisilO gusto, y las variedades de hC)l' de que se ha hal.Jlarlo. Mientras estuvieron Cil la Cl sa, se mantuv r.1'01l todos los hombres á
un lado y as mujeres á otro. Acabatla la colacion
del caciqul fueron á casa ,Ir. su hijo. 'IIW les dió otra
semejante. Era gente mll~' afahle, aUlllIue dotalla al
mismo tiel l)lO rie mas inll·epidl~7. y marci;l\i,lad que
los hijos tit (;lIha y de Española. Aunque Lan cerca de
la línea eq'linoccial,
dice Colon, l'rllll mas blancos
qUI~cuanLI s hasta entONes hahia visto, cuantlo él
esperaùa hallarlos riel color de los etiopes. Llevaban
adornos de oro, pCI'D de inf'lrior cali,la,l: un in,lio
teuia en la mUNa lIn perla::o del Lamailo de una manzana. Habian l[olllestil:adr llluciJas especies de loros:
una de vel de claro con CI ello amarillo, y Jas puntas
lie las alas Utl l.Jrillallle carmin; otras deltamai¡o rie
gallinus, de un vivo color de escarlata con algunas
Ilumas aZJles en las alas. Daùan con franqueza sus
oros ;i los eSflaiíoles j pero lo IIue estos mas cOllieiaban eran lIS perlas, rie ql.c vieron muchos collares y
bra7.aletes entre las mUjeres intlias, que las carnhiaban alegres por cascabeles Ú oLrosjuguetes Je metal,
y así se juntaron preciosls muestras quü Jas mandó
el AhnÏ1'aIILe á los soherr uos.
La l.Jondad y l.Juella aCllgicla rle aquellas gentes era
mas apr('ciahle por la inteligencia y fral¡rlul~za mardal cJue ~u aspecto revJlaha. Parecian dignos d~l
hello pais en qllll v¡vi:lll. Era causa de lIlueiJo sentímiento p,ir'l ellos y para :os espailO!es el no po/lllr entenderse. Ilahlaban, empero, por signos: la mutila
Lellevolencia hizo su con unÍl:acioiJ f,icil yagrilllallle;
y;Í la caida de la Lal'lle I'oiv¡>!ron á hOl',lo los espaîlolcs
altament, satisfechos rie sus huéspedes.
¡
T{})IO I.
fi"
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12·i
UIULlOn:r.A
DE GASI'AII
y
nOIG.
llIuch?s úrl)(llos que crecian ell el ~guil.con ostras I tándose en altas sierras, y provocando el cxámen de
adlscfI.das a SIIS ramas, y las hocasablertas, segun éL si era Ô 110, como empezaba Colon á creerlo parte
su [JIJ lila , pari recihir el rocío que se trasformaba del continente asiático. Pero se vió obligado,' contra
despues cn p'Jrlas.
su voluntad, á abandonar esta investigadon imporA la marIana siguiente, 14 de agosto, á cosa oel tante.
medio dia, se acercaron los hajelesá I~Bocadel Dril- I La enfermedad d¿los ojos se habia agravado 'tanto,
~on, .y se prepararon ~ara c?rrer los nesgos de aqu~l ! que ya no. podia Colon hacer observaciones por si misform!dable pa~o.. La dIstanCIa desde Cabo.Boto, Ultl- I 100, YtClllaqueconfiarseá Jas dc los pilotos y ms.rinom~ t.lerra de Parta, ha~ta Cabo Lapa, exlrem~ de la I ro~. Se dirieió pue~á Española, pensando deseansar
TrlDlljad, es de unas CIDCOleguas; pero hahm dos alhdelllsfahgas del viaje y reparar su salud mientrus
islas en el illt(~rmedio que nombró Colon, Caracol y pnviaba á su hermano el Adelantado á co~pletar los
Delfin. El impetuoso cuerpo de agua dulce que fluye tIescubrimientos del interesante pais que dejaba. A
pO~ el golfo, {larlicular~\euleen.los lluviosos !lleses de !os cipco _dias de navegacíon al Noroeste, llegó á Ia
.Iul1oy agosto, se con/lOa y agita entre Jas estrechas Isla ¡':spanola el ill de agoslo, cincuenta leguas al
salidas de las islas, donde produce una mar turhu- Occidente del rio Ozema, punlo de su destino, y á la
lenta, espumosa y mugidora a~quebrarse en las rocas, mailana siguiente ancló ell la pequeña isla Beat.'\.
que, hace peligrosisima su cntrada. Los horrores y
Se admiró de hallarse tan equivocado en sus cálclIazare~ (!e tales sitios S?fi siempre m~yores. para los los, y tan lejos del destinado puerto, a~ribuyendo cO.1l
descubruiores que no tienen carta, p¡]olo III consejO razon esle error á fa fuerza de la comen te que saha
de prácticos que IOliguien. Colon temia al principio de la Boca del OraRon, la cual, mienlrasse habia manrocas y bancos; pero al considerai' atentamente la tenido ála capa por las noches, para evitar las rocas,
coninocioll del eSlrecho, la atrihuyóal conflictoenlre
condujo insensiblemente sus buques al Occid'~nlt·.
la prodigiosa masa de agua dulce que salia del golfo Eslas :Iguas que corren atravesando el Caribe, y cUyo
y luchaba por abrirse paso, y ell1uJo del agua salaJa movimiento se llama ahora Gulf Stream (corrieni.e
que pugnaba por entrar en él. Apenas penetraron los tiel golfo), eran tan rápidas, que el iS, cuando habi;t
Duques por el temiùo canal, cesó completamente el poco vienlo, anduvieron los buques setenta y cinco
viellto¡ por lo que se vieron en continuo riesgo deser leguas en vointe y cuatro horas. Colon suponía que III
arfùjaaos contra las piedras ó las arenas. Por forluna impelu de su movimienlo habria abierto el pasaj~ lIala corriente de agua dulce obluvo la victoria, y los mudo Boca del Dra~on, donde era de creer que husacó lihres al otro lado. Cuando se vió Ile nuevo el biese penetrado por el estrecho istmo que unia anks
Almirante ell alta mar, se congratuló de haber esca· LaTrinidadconelextremo de PÚria. Tambienpensaba
pado de lan peligroso estrecho, que dijo podia lIa- que su operacion constllllte babria carcomidoéiuuumarse con mucha propiedaù la Boca del Dragon.
dado los bordes del continenle, produciendo por
Viró luego al Occidente, navegando por la parte grados aquella franja de islas queseextiende desde!;1 ,
exterior tie la costa de Pária, que suponm aun isla, y Trinidad á las Lucuyas ó B:¡hamas, y que, segun !'oU
deseando visitar el golfo de las Perlas, que imaginaba idea, formaba antes ~arte del mismo continente. Ell '
estaria al extremo (le ella, abriéndose hácia el mar, corroboraciou desu dlctárnen hace mérito dela forllla
queria tambien averiguar, si, como afirmaba la tri- de estas islas, que !'oonestrechas de Norte áSur y
pulacion del Correo, aquella cantidad de agua dulce se prolongan en sentido conlrario y en la direccioll dll
procedia de rios: porque en su opinion era imposible la corriente. La isla Br.ata, en que ancló Colon, esLi
que Jas afluencias de meras islas, pues tales cODside- Ii unas lrcintaleguas Occidente del rio Ozema, donlÍH
ra/m aquellas tierras, pUllieran arrojar de su seno esperaba ver el puerlo de mar que debió haber fortan prodigioso volÚmell de agua.
mado su hermano. Las fuertes y manlenidas corrienAl salir de la Boca del Dragon, vió al Nordeste, á tes orientales, y el predominio de los vientos que
muchas leguas de distancia, dos islas, á que 1l"IlIÓ soplan del mismo {lunlo, podian detellerle por much"
la Asuncion y la Concepcion, que eran probablemente tiempo en la isla, y baeer lento y precario el resto dd
las cOllocidas hoy con los nombres de Tobago y de viaje. Envió el bote á tierra para procurarse un meilGranada. En su navegacion por la costa del Norte de saJero indio que llevara cartas á Sil hermano el A,lePária vió varias islns pequeilas y muchos puertos, á I 1antado. Seis indios pasaron á hordo, estillldo uno <\,\
algunos de los cuales dió nombres por los que no son l' ellos armado con una ballesta española. El Almirant~
vaconocidos. El i5 descubrió las islas de Margarita y se alarmó desde luego, viendo armas de a(lUella esae Cubagua, famosas posteriormente por sus pesque- pecieen poder de un indio. No era articulo de trálico,
rias de perlas. VI Margarita tenia unas quince leguas y temió que solo por la muerte de algun español hadelarsu y seis de ancho, y estaba bien poblada. La I bria pasado á sus manos. Sospoeb6 que habian caido
pequ~na isl~ de Cubagua, situll?a entre la Margarila l' mayores desgracias aun s~bre la colo~ia durante su
y la herra hrme, de que !'oolodistaba cuatro leguas, larga auselHlla, y que hablan acontecido encuenlros
era secn y cstéril, curecia rie leÎJa yagua dulce, con los I)aturales.
'
pero tenia un buen puerto. Al acercarse á ella vió el
Despachados los mensajeros se hizo de nuevo ;i la
Almirante much'Js indios, pescadores de perlas, que vela, y llegó á la boca del Ozema el 30 de ago;;to. Le
se internaron al momento. Se envió un bole para es- I recibió por el camino una carabela, á cu1'0 bordo
talllecer relaciones con ellus, y un marinero notó I venia el Adelantado, que h,.hiendo recihido su carla
que una de las indias tenia muchas ~artas de ricas I se apresuró call afc(;tuosa solicituI\ it darle la bien veperlas al rededur del cuello. Llevaba el marinero un '¡nida. La enlrevista de los hermanos causó ú los dos
platode Valencia, pintado de alegres colores; la rO[l\- , la mayor alegría; ambos se limaban, ambos habiall
rió v presentó los CllSCOS
á la mujer índia, la cual le I sufrido mucho en aquella larga separacion, y am¡'o~
dió èn camhio considerahle cantidad de per/as. Se las esperaban mÚluo alivio. Don Barlolomé miró siemprll
llevó a\ punto al Almirante, quien mandÓ ú tierra ofi- con deferencia por el ingenio', la compreusion yalta
ciales Lien pro\'istos de plalns dc VlIlencía y cascabe- reputacion Ile sulJerlllano; mientras este encircuusles, por los queen poclltiernpo se procuraron mas de tanciasuifíciles, I'nuia lamayor confianza enel conotres !iuras Ile pel'las cutre ellas ulgunas de gran la- cimiento del muudo, actividad incansauJe y animoso
mllÎIO, que envió Colon despulJs á los reyes.
corazon de/ Adehtlltauo.
Todo cOll\"iùilbaúpermanecer en aquellos paises, y
Llegó Colon en el esLado mas deplorable. Sus víavi$itar otros lugares que decian los iudios abundaban jes eran siempre faligosos, teniendo que navegar por
en perlas. La l'ostade Pária conlinuabaextr.ndiélldose
enlre ignorados peligros, y que vigilar á todas hOI:ls
hácia el Occidente, tndo el n\cance de la visla, levan- y en todos tiempos. A medida flue iua auanzando I'll
I
I
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\'l/M Y \'IAJF.S nE enls-,- I/I.\L Wl.o:o;,
l2:¡
edad esta ¡ilIa sc le hacia lilas pCIlOS:!. Su constituI ent¡ro al Nor-Oeste .•• a nw' hasta 0ntollcèó rlara, es,
cion debit haber si,lo adrrirablemente
fuerte; pero la . tab, cuhierta de yerbas tan espesas que en el primer
organizacion
mas vigorosa expuesta á Ilelllasi;ulos I viaj) habia temido encallar. lJna trallfluilidad eOllltrabajos eH un periodo uv :uzad~ d? la vil!a, e~lJtleiÍ!a pletl reinaha e~llo,s elementos, y eracl clima templa
enfermed; II Y al dolor. I~u el ultuno vInJe le habm do:.' sllave ell IIlVlernO y en veraIlO. Al hacl'r SIlS obahrasado la c;llentura, morlilicado la gota, ysehabia
ser"aciones
astronómicas
por la Iloche, despues de
desordena lo todo su sistema por una continuada vi- pas.lIla la líuea imaginari~ ' la estrella llel ~orte le
~ilia' salit' á tierra pálitlo, trémulo y casi ciego. I'ero
par lc:a describir en los clclus un círculo dIUrno de
su ul~la ,Ilas fucrtesiennre
qll~ su cuerpo, esre~aba
cin la gr~d~s de ~i!ímetr~ ..
con ansia al resultado llc ~us reCleutes llescubl'!llllenEn el ultuno viaje hahm "arlado de [umbo y navetos que pensaba [Iroset;llÎr destie luego por medio
gada al Sur desde el cabo de las islas Verdes para la
de ~u osa:lo y empren,lcIlor hermJ.no.
Iínfa equinoccial. Pero antes ne IIt'gal' á ella el calor
era ya insuportaLle; y habiénllose levar!tado viento de
CAPITCLO IV.
Le'ante, viró al Occidente cuan,lo estaba en el paralek de Sierra-Lean en Guinea. Por espnciotle muchos
ESP·;C,II.Ac'lO:'iDE COI.OXI\F.SPEf.TO ,l LA COSTA DE
Ilia> se estuvo abrasando bajo aqueluublatlo
cielo y
1',\111.\.
en aquella lluviosa atmósrera, hasta que llegó á la h(liOS.)
ne:ill;ul mencionada,
qU? se extiel~de Ilel Nort~ al
Su', Entonces pasó repentlllaml.lOte a gozar uu Cielo
Los gr: mliosos y notables fenó,menos,de la natura- I aZIlI.y claro, de un tiempo sereno, y J~ ~1Ilteu:plallo
leza que 5e habían llesa¡rollado
a los oJos de Colon ambIente. Cuanto mus adelantaba hiela Occlllente
durante este viaje, excitaron pOllerosnn1ente sn ánimo
turto mas puro era el clima, tanto rr.as tranquilo el
contemplativo.
Al considcraraqnellos
va~tos raudales
m2 r, tanto mas blandas yarullliíticas las brisas. TOllos
de agua dulce que l1~ye 1 en el golfo Ile PÚria, para estus fenómenos coin~idiall .con los que mas h:i~ia el
preeipit;l'se
en segUida con tauta fuerza en el Océa- Nerte observó en la nllsma Illlea en los otros ViaJes,
no, form) una de SIlS sencillas pero granlles conclnexole(ltuandu las yerbas, y los dÍ\'ersos movimientos
siones. 1\:0 pOllian producir aquellos raudales una ni de las estrellas. La polar le parecia d'lscribir un círmuchas islas sino alguu caudaloso rio, que recorculo diurno Ile diez gr;ulos en ve7,de einca; la que )0
rientio tiilatar1ísimos territorios acopiaba sus aguas y llenó de admiraeion
hahiÓllllolo a"edguado,
segun
las vertí:. en impetuoso, torrentes en el Océano. El él dice, por medio ¡ e ohsel'\'1lciones hechas en difepaís, PU)S, que conten;a tal rio, Ilebia ser un conre ltes nuches con su cuadrante. Su -nayor altnra en
tinente. El'ltonces supuso que los varios trechos de lo:; viajes primeros en el paralelo lie los Azores, era
tierra que habi,¡ visto ¡\ rededor del gulro estaban
dil7. grilllus; en el Último viaje y }losicion, quinco.
generalmente unidos; (ue la costa de PÚria se dilataPor estas y otrus circunstancias
~e resistió á ¡Jar
bOlmud(l hácia el Occidente, ruas allá de una sierra
cr:SJito á la teoria allmitilla respcto á la f,)rma de la
que se II lscnhria desde ~largarita,
'f rlue la tierra til,rra. Los lilósofos la habían préslmt:ulo esférica;
opuesta í la Trinidad, rn "ez de ser Isla continuaba
plI'O no conoeian la parte del munllo que él h~bia
largo trecho h:ícia el Sr l', mucho milS allá del Ecuad¡ scubierto. Laantigua, de que ell05lratahun,
erasin
1101', hasta llegar á aqu1!\ hemisferio no conocido aUIl llLlla esférica; pcro la verdadera forma del conjunto
por los I.ombres civilzUllos. Considnraba tudo a~uedrbia ser, segun Colon, la de una pera. tenienrlo una
110 corno una continuacion
del continente
asiatica
p, l'te mucho mas elevalla que las elcmas, y suhiendo
suponíe Ido que la mayor parte de la superficie del cr espiralhácia
los cielos. Eslaparte>e la figllrabaen
globo el a tierra firme. Apu)'aba esta última upinion
el interior del recicn descubierto continente por I]¡~en cit,ls Ile autores escllrecilllls,
antignos y 1II0derb:;jo llel Ecuador. En todos los fenómenos qllc habia
nos; Al' slúteles y Sénel)a, Sm Agllstin y el Colrdenal
ohservado antes veia corroborada su teoría. Atribuv/i
Pedro rll Aliaco, cuyos escritos le merecían mucho
1013 variaciones
que percibió al pasar la imaginaria l¡respeto, Tamhien hace mérito espedal del aserto del nl:a de Norte á Sur, al arribo de los :lUjeles ú ilr¡uella
libro de ESllras. en que se asegura rIlle de las siete
h chalOn supuesta de la tierra, dOlde eropeza Jan :i
partes 11ellllundo seis son tierra firme, y solo una está a: cenller snavemente hácia los ast~cs en mas pma y
eubiert I tic agua.
Ir as celestial atmósfera. La variaciun de la aguja la
La til~rra, pues, qUI) rudeaba el golfo Ile Pária no al ribuia á la misma causa, dependier:llo de la frescura
era mas, en su sentir. que la orilla de un casi i1imi- y templanza riel clima; pues variaba al Nor, Oeste en
tado c01llinente, exlencfiéndose mucho al Oeste y ni p'oporcion flue los bur/ues continualmn su ascenso.
Sur incluyendo las regiones mas precios~s Ile la tiem:,
A,í tambien la altura I e la estrella p11ar y el círculo
y SiLU(\IO baJO las mas propicias estrellas y benigno
qJe describía en los ciclos, aparecian á su ver macielo, p'lro todavia desl:onocido é inculto, yen tiispo- )',¡res porque se los míraba desde major elevacion con
si,:ion le scr descubie 'la y apropiado porcual/luiera
IT enos oblicuitlad y por en lIledio do}una atm6sl'era
nacion o:ristiana. Quiera el SellOr, dice en su curta á IT as pura; debiendo estos fenómenos á la vista,
los soberanos, dar larfa vi,la y salud á vuestras nl- c IantomasseacercasealEcnaelor
el navegante desde
tezas, para que puedn proseguir esta noble emprtl- h eminencia dl3 aquella parto de la' icrra.
sa, de I¡ue piemo que Jios recibirá grande ~ervicio,
Tambien not6 1:1(liferencia Ile la temperatura,
veEspaila "asto aumentr. y grandeza, y los cristianos
j¡ tacion y moradores de este pais del Nuevo-Mundo,
mucho consuelo y delicia, pues que el nombre dll c )rJ1parados con los dellllislllo paraidoen ,\frica. Alli
nuestro Sulvadorse divulgar;í por tan luengas tierras.
(l
calor era iusoportable,
la tierta s 1ca y estéril, los
lIasl[ aqui las dellucl:ioncs dcl Almirautese alcanhahitantesnegros,de
pelo t:l'espo, naturnhnente lIIal
zan f;kilmenteácunlqciera,
pero las llevó lilas lejos,
fe l'marIas y estúpitlos. Ar/ui, al con: 'ario, alllllluP, el
termill¡ínrlolas en la rlu~ pOllria parecer una quimera,
s JI estaba en Leon, era lIIo:!era,\o el c:dur delllledio
En su CIrta á los soberanos dice, quP, en los primeros
da, ffll,cas las mallallas y tardes, el campo venle y
viajes, (uando navegó 11 Occident!lllestle
las Azores,
fi uctífero, cubierto de herlllosas tlorcstas; la gent~
habi:1 o')servado á las cien leguas de navegacionlllulIJas blanca que la que habia descubierto cu paises
cha variacion en el cielo y las estrellas, en la tempenlenos meridionales,
dll cabello largo, formas esllldratura ( el aire y en 1;1~alma del Océauo. Parecia cx- t:,s y hien [Jl'oporcioJladas, P'\l'ccpcíon ,'j,'a YCOl';IZIIII
tendersJ una línea del Nurte al Sur, Illas allà dll la . d mOilatlu .. \Lrilmia lodo 1!~1.0 ell la[;tll:! tau (;el'l:aO,1
cllalto~ a e.rudiferen~r., La a;;ula qlle seh!l,bia préví:l- : a' ¡';cua,lor, {¡ (;¡ lI11y,)r, allllr"l. ¡[u .1r¡lldla parte dl'l
mentI) Inclmado MCla el ;\Iol'llcstc, vanu Ull [JlIII~¡) 'II lllldll, pOI'Ia (Ille lia/lia SU/Hil,) fi lllla regiolllllas
¡
1'(1)10 l.
cu
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i 2(j
IlInLIO'fECA
DE
GASI'AR
y
nOlG.
eleva~:! de l~ atmós~era: Al.volver al Norte ellr el golfo bosques estaban cargados de e.specias , cuyas coslas
de PUrla, \'16 que (hSmmUla de nuevo el circulo des- I abundaban en pllrlas. Intermmables sierras, allas
crito por la estrella polur. La corriente de la mar se ¡costas, numerosos promontorios, extendiéndose por
hacia tambien mas I'Úpida, desgastando, como se ha l' cuanto la vista alcanzaba; ricos valles girando hácia un
dicho, los bordes del continente, y produciendo con interior inmenso, cuyas distantes montañas, segun se
su accion incesan te las islas contiguas. Esta era una decia, cercaban tierras aun mas felices y regiones de
nueva confirmacion de la idea de que ascendia yendo mayor opulencia aun. Contemplaba aquel mundo de
ltácia el Sur, y ,¡"seendia dirigiéndose al Norte.
dorada pro mis ion , con la conviccion gloriosa de que
Aristóteles habia imagina,lo que la parte mas alta )'su propio ingenio lo habia adivinado, y se complacia
de la tierra y la !TIascercana al cielo, estaba bajo el en mirarlo con la vista triunfante del descubridor. Si
polo an,tÚrt!co, y otros creian qU? en el polo ár~ic? n.ohubiera Colon sido çapaz ~e aquellos vuelosentuDe aqUl se mferla que ambos parLHlos eran de dlcta- slasmados de la fantasIa, qUIzá, como otros sabios,
men de que una parte de.la .tierra tepia mas elevacion, habria racioc!uado fria y metódica'?1~ute desde el fonmas nobleza, y mas proximidad al CIeloque las demas. do de su gabmete sobre la probalHhdad de que exisNo creian que esta eminencia estuviese bajo la línea tiesen paises occidentales; pero nunca hubiese osado
equinoccial, decia Colon, porque carecian de cierto emprender)a
audaz aventura de buscar/os por en
conocimiento delllemisferio del Sur, y hablaban solo medio de los desconocidos dominios del Océano.
teóricamente y por conjeturas.
Entre sus fantásticas especulaciones, se halla aun
Como de ordinario defendia su ~istema con la Sa- :lquel sólido fnndamento de sagacidad que fOl'mabala
Rrada Escritura, el sol, cuando Dios le creó, decia, base de su carácter. La consecuencia que dedujo de
salió de la primer parte del Oriente, ó de alii la luz la grande corriente del Orinoco, que supuso vinie~e
primera. Aquel sitio, segun su idea, debia existir en de tierra firme, fue ingeniosa y lógica. Un docto hisla mas remota region del Oriente, donde el Océano y toriadorespañol ha disculpado Clm buen criterio otros
los limites da la India se juntan bajo la Iímea equinoc- pasajes de su teoría. (<El sospechó, dice, cierta cIecial, y.donde está ~ituado tambi~n el punto mas alto vacion. del globo á una parte del E~uador: los fisi~(IS
de la tierra. Suponta que este ápice del mundo', aun- posterIOres han descubIerto ser la herra una e¡¡ferólde
que de inmensa altura, no era escabroso ni lleno de elevada por todo el ámbito de aquel círculo. SospeclJó
precipicios, sino que la tierra se levantaba por grados si la diversidad de temples influia en las agujas náusuaves é imperceptibles. Las bellas y fértiles costas de ticas no pudiendo penetrar la causa de sus inconstan·
Pária situadas, segun él, en sus remotas orillas, de- tes variedades: la serie sucesiva de navegaciones y
bianabundarnecesariamente
en los artículos precio- esperiencias ha hecho mas patente aquella inconstan~os, propios de ios climas mas favorecidos. Al penetrar cia, y dado á conocer que un frio riguroso despoja IJI
en el interior y ascender gradualmente hácia la cus- vez á las agujas de toda iU virtud. Acaso nueva~ ohpide, habia de ser mas lujosa la vejetacion, y mai es· servaciones justilicarán la sospecha de Colon. Hasta
quisita la especie delas producciones de latierrahasta
su error acerca del círculo descrito por la estrella
terminar en la cima bajo el Ecuador. Esta imaginaba polar, que juzgaba aumentarse por Jlusion óptica ú
él que seria la mejor morada de la tierra, gozando [lor medida que el observador se acercaba á la equinocsu posicion igualrlad de noche y dia, y uniformidad cial, le califica de filósofo superior al tiempo en que
en las estaciones; y como estuviese elevada en una vivia.
temperatura celestial v serena, se veria exenta de
calores y frios, de vapores y nu bes, de las tormentas
LIBRO XI.
y tempestades que turban y a/ligen las regiones mas
bajas. En una pa labra, allí suponia que estaba la
CAPITULO PRIMERO.
mansion de nuestros primeros padres, la residencia
primitiva de lainoc,mcia y ventura humana, el jardin ADlIlPlISTRACION
DEL ADELA:'iTADO.
-ESPEDICIO:'i ;. I.A
del Eden ó Paraíso Terrenal. Creia, sj~uiendo la opiPROVI:-iCIA
DE ¡ARAGUA.
nion de los mas eminentes Padres de la Iglesia, que
aquel sitio se conservaba aun lleno de su primera
(14!JB.)
suntidad y delicias. pero inaccesible ú la planta humana, á no ser por divillo permiso. Desde ~,quella
COJ.O!'l
se habia prometido descansar en llegando á
altura se figuraba (lue descenrlia, aunque ell prolon- EspailOla; pero desgraciadamente le esperaba allí Ulla
gadísimas onrlutaciones, la caudalosa corriente de nueva complicacion de turbaciones y ansiedad, desagua que lIenaha el golfo de P¡íria y ùulcificaba en su tinada á contrareslar la prosecucion de sus empresas,
vecindad al Océano, hrolandode la fuente que dice el y á malograr su suerte. Para explicar estas circunsGénesis manó del árbol de la vida en los vcrgeles del tancias es necesario repasar sumariamente la his!oEden.
ria de las ocur)'encias de la isla en el ló¡rgointérvalo
Tal fue el singular razonamiento que desenvoh'ió que el Almirante permaneció á su pesar en EspaïH!..
Colon en su cartil á los soberanos de Castilla, citando
Cuando se hizo á la vela para Europa, en marzo
diversas autoridades en su apoyo, entre olras las de de i4116, su hermano D. Barlolomé, que qnedó de
San A¡(ustin, San Isidoro y San Ambrosio, y robus- gobernador con el título de Adelantado, tomó inmeteciendo su sistema con argumentos de aquella curio- diatamente medidas para ejecutar sus órdenes acerca
saerudicion especulativa en que estaba tan versado. de las minas recientemente descubierlas por Miguel
Estas teorías prueban cuánto se exaltó su ánimo con Diaz I hácia el Sur de la isla. DeJó á n. Diego CololI
la magnificencia de sus descubrimientos. El hombre manaado en Isabela, se Irasladó con fuerzas conside ('orazon frio, sin peripecias en su vida ordinaria, derables á las cercanías de las minas, y escogiendo
en nuestros tiempo~ sin fé, puede son re irse :d recor- una posicion ventRjosa en el lugar en lJue mas abulIdar tales visiones; pero nótese que descansaban en- daba cloro, levantó una fortaleza, á que dió elnomtonces en las hipÚt(·sis de IllS primeros sabios; )' aun bre de San Cristóbal, si hien los trabajadores, hacuando asi no hubi,~ra sido ¿podemos admiramos del ]Jando granos de oro entre la tierra y piedras qUI!
extraviado Yllelode la fantasiaen un hombre colocado empleaban en su construccioll, le llamaron la torn:
en la posicion de Colon? Veia un vasto mundo levan- del Oro.
tÚndose, por decir/o así, delante de él, un mundo de
EIA(lelantado permancció alii tres meses, dirigicnlL1turaleza y extencion desconocidas. Cada hora le do lilS obras de fortificacion, y haciendo los preparatimostraba una nueva belleza 'i maravilla; islas innu- vos necesarios para e1:plotar las minas y purificar
lIlerables cuyas rocas con teman venas de oro, cuyos, 103 minerales. Retarrló mucho la ohra la escasez d"
i
I
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VlU.\
y
VIAJ~S
01;
ri veres, pllrs habia que ab:ndonar con frecuencia el
Irabnjo par.! enviar parLida~: en husea (le ellos. ~'altaha ya la hOS¡IÏtlllidall primiliva de la isla, y no dahan
lo~ indios v,)luntariamenttl
sus comestibles. Ilabían
llprendido dl los blancos :i aprovecbarse de la necesidad del el tranjero,
v á poner precio al pan con
(lue satisfacia su hambre. Tambien se concluyeron
prontû los acopios, porqu,) su natural l'rugalidad é
IIIdolencia í penas les permitian juntar mas alimenI,)s I!'W los precbùs para el inmediato con~umo. El
.\,lclautado
halló de consiguiente
difícil mantener
mucha gent) en aquellas cercanías, hasta tener tiempo para cu!fivar la tierra y criar animales, ó para rel~ilHr provis, mes de Espaiía. Ilejando riiez hombres
lh guardia 3D la fortaleza, con un perro que les ayudase á caza' Útias, march6 con el resto de su {(ente,
fille ascendm á unllS cuatrodentos
hombres, al l'uerte
Je la Conce:Jeion; en el obundantl! pars rie la Vega,
donde pasó el mes de junio r.::cihienrlo el tributo de
al/uel trime,tre • y comestihles dl~ Guarionex y de sus
caciques feldatal'ios. Al otro mes (julio de 149tJ) las
!res carabe;as mandadas p lr Niilo llegaron de Esp~na, c~n uri refuerzo rle llOllIbres y lin repuesto de
l~rov¡slOnes Estas quedaron pronto distribuidas
entre los hambrientos colonos; pero desgraciadamente muchas ~:eIlabian malopratlollurante
el viaje. Terrible infort'lIli,) en una comun idad en quo la menor
p~casez daba origen á tallta seJicion y murmuracIOnes.
Por esto'1 buques recih:ó el Adelantado cartas de
su hermanc, mand:ínuole fundar nna ciudad y puerto
Ile mar en Il llesembocarln r,l ILl Ozema, cerca de las
nuevas mill;l~. Tambien le ll1anllaba que enviase presos tí Espaila los cacilfues :J indios que hubiesen teuido pa~te 1m la muerte d~ ¡!Igun colono j crimen que
se consldm aba como suhelcnte,
por muchos de los
mas doctos juristas y teólogos de España, para ven11er como esclavos tí lu~, que le huhicsen cometiuo.
Al volver las carahelas, despJchó el Adelantado trescientos prdoneros indios y tres caciques. Estos formaban aquel aciugo car~o de que NiilO hizo tan
;,¡bsllrdo al:mle, dici"ndo ('ue traia los hajeles llenos
de tesoros, la cual fue CalS¡l Je muchos sinsabores
para el Ain ¡rante.
H,!biendll obtenillo provisiones por esta lIegalla,
volVIÓ el A,(elantado tí la fortaleza de San Cristóbal, y
de allí pasC: al Ozema á eseoger sitio para el deseado
pu.erto. De,r.pues de un exámen concienzudo, eligió la
margen or! )ntal de uno naturalmente
formado en la
boca del ri(,. Era rle fácil entrada, bastan!e profundidad y buen anclaje. El rio regaba un pais tan bello
como férW; sus aguas eran claras y provistas de peces; las orillas estaban comnadas de los ricos árboles rru,tale~ de la isla, dp. modo que navegando l'<Ir él
~e podlan coger con la mano sns frutos. Estn deliciosa vega. era ]a mansion de la mujer cacique que habia
concelHdo tanto afecto pN el jóven espaÏIOI Miguel
!liaz, '! le habia inducido tí quo atrlljese tí los espaIInles tí aquella parto de ), isra. Cumplió lielmente la
promesa q le hizo de un:ecibimiento
amistoso por
pal'to de SI! tribu.
En una [losicion elevada del puerto erigió don Bartolomé la f,¡rtale7.a, quo a principio se llamó Isabela
y. poco deS!IlIeS Santo Domingo, y rue el embrion de la
Ciudad I}IH tiene aun es ,o nombre. El ALlelantado
cra activo II infatigablo. Cnanllo se concluyó el fUerto ~ejó en él una guarnidon
de veinte hàmbres, y
salió con el resto de sus fuerzas {¡,'isitar los rlorninios
~ll~
Behecll10 ,.uno de los 1rincilloJes caudillos de la
Isla. Este ('aclque, como l'a se ha dicho, reinaba en
J;¡I'~¡¡ua, pl'OVint:Ïi1que ccmprenlle casi toda la costa
lIccldl'ntal ,le la isla, lllclmo el cabo Tiburon y se ex~iende por el Sur hasta Punta A;::uda, ó la 'p'equeÏla
Isla de la leata. Era su distrito uno de los mas fértiles y popu'osos, sn posicion Ileliciosa, y las ~entes
CUI.U:'i.
12,
:nas f pr\cibles y tic mejores modales que las dema~ de
la isl; • Estanllo Lan lej03 de tallas las fortalezas, el caci(IU( , aunlJue tomó parte en la combinacion dl) los
otros jefes, habia hasta entollces permanecido libre
de la invasion y exacciùnes de los blanl~os.
Co I esto cacique vivia Anacaona, viu:la del impertérrito Caonabll. Era hermana de Behechio, en cuyos
estaebs permaneció desde la captura ce su esposo.
Pasaha por una de las mas raras beldades de la isla:
su ¡Hombre si¡;nificaba en lengua india, nor de oro.
Supe,aba eu ingenioá la generalidaJ de su raza; pasaba por escelente poetisa, siendo autora de los 1'0IlHII1\'es, Ó areitos históricos, que cantaban los indios
en SI.S danzas nacionales. Todos los escritores espn·
ñoles convienen en que estaha dotada de tanta di¡.;niclad., gracia quo tallo en ella parecia incompatible
con ti i3110rante y salvaje esta,lo en que habia vivillo.
A [le:,ar dù h catástrofe que ocasionaron los hlancos
á su :narido, no les guardaba l'encor, pues lJlInca fue
su o~píritu vengativo. Sabia que provoeó el cacique
su venganza con voluntaria guerra. Miraba á los espuño es con lIdmil'aeion, cOllsitler¡índoles sefl~S casi
sobrl:naturales,
y su claro in¡;(enio comprendió desJe luego cuanlo tenia de impolítl{~O resistir su, artes
y sus armas, Teniendo mucha inlluencia con su hermanollehechio,
le pi,lió que e,carmr.ntara en el ejemplo (b su marido, y que se c::ptase la amistad de lo,
espaïlOles, Se cree que sabiendo los amistosos senli1I1Ientos y poderosa innuencia de esta princesa, se
decil.Îó el Adelantado á emprender su E.xpetlieillll.
Al atraVesar aquellas partes de la isla, no visit:ulas
aun lor los europeos, adoptó el Adelalltado las mismas lIedidas tomadas en ocasion análoga por el Almira lte : su caballería [ormaha la vanguardia; ycn·
tr(; e lias ciUllades indias con banlleras desplegadns
y al ~on de tambores y trompetas,
in,;piranJo mucha
Ullmiracion y terror.
D(spues Ile treinta leguas do camino. llegó al rio
'Ille, saliendo de las montaïias de Cibao, divide el Sur
de la isla. Atravesó sucorrionte,
y rnan,ló por la cast:! dd !llar dos partidas de tí diez homlres en busca
cIe pdo delllrasil. Lo hallaron en grandes cantidades
y co~tal'on al¡;ullos árboles, alllli\cenándolos on las
callaims indias hasta poder conducirlo .•.por ma!' á Iii
cololiia.
El Adelantarlo con el grueso de su ~entB se dirigió
desplles á la derecha, y no lejos del rio, vió al caciquo
Edt( cilia que salia al encueutro can Ul.:ejtÍrcito numerl so Je indios, armados de flechas y lanzas. Si ha·
bia ¡ido su intencion oponerse á la elltrada de lus
e,pa -lOle5 elllas selvas de su dominio, le hubo de imponer el formi'lable aspectod\l estos, 1)')Jando las aro
mas ,;e acercó lImistosarneute
al Allelantado, protestand) que estaba en gucrra con algunus pueblos rle
la or lia del rio que queria subyu¡.;arj almislllo tiempo le p~eguntó el motivo de SlI eseul'sio:l. El Adelantado le dijo qt:e deseaba visitar SllS tel'J'itorit¡s y pasar (on él al¡.:unos dias de amistoso trat,) en Jaragua.
El cLeique, desvanecidas SllS sospecha, , disolvicí su
ejÚr¡ ito, y Ilespaclló veloces nwnsiljerùs para anun"¡"r la lIe:.;arla de tan distinguido huésperl, y mandó
hacer prepllrativos para un recibimiento digno de él.
A IIlldida (lue se internaban los espailOlc, ror los territorios de caudill'l, y atravesahan los distritos de
sus ,:aciqul's inferiores, les dahan estos pan rle easaha, ~(¡ilUmo, 1I1godon y varias PI'OdUl',cinnl" de la
til~rrJ. Al fin se acer~aron:í la residt~neiil de llellCChio,
grande y bien situa.cla ciudad, próxima á la costa y á
lllla lIlchurosa bailla.
LI's espaÏlOks habian oidl) muchas descripciones
de 1\ lleliciosa region de Jar~gua, dlln¡!e algu¡liIs
tradciones
indias Iijahau los campos Eliscos. Tambien habian aida cdebrar la esbeltez y urbanidad de
los I:abítantes,
cuya conliucta confil'inó tan farombles ant~ceclentes. AI ncerc:!rse á la ci'l,lari, tn'il\t~
CIIIS'fL liAi.
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UUILIUTJ:;(;A (JJ:; IOASI',1I1 r HOI<i.
mujeres de la :familia del caciquo salieJ"O:lá rccibirlos cantando SllS are itos ó romances tradicionales, v
hailando y agilando hojas de palma. Las matronas
llevaban delanteras dealgodon bordado, que bajaban
hasta la mitad del muslo; las virgen es estahan cnteramente desnudas, con una rerlecilla en la caheza, y
el cabello caido sueltameute. Tenian hcllísimas proporciones, delkarlo ~.sua\'e cutis, y su color era moreno claro y ai~ûdable. Segun Peôro Mártir, al verlas los espailolos salir dr. sus verdes hosques, casi
imaginaron quo se les aparecian las fahulosas driadas, ó las hadas y ninfas nacidas de las fuentes que
cantaron los antiguos poetas. Cuando llegaron á don
Bartolomé, se arrodillaron, y le presentaron con gracia sus verdes ramos. Despues ,'enia la célebre cacique Anacaona, reclinada en una litera que seis indios conducian. Como las otras mujeres, solo cubria
su desnudez con un delantal de algodoll de varios colores; celliasu cabeza una olorosa guirnalda de flores
blan~as y enca~n.adas, y lIeyaba collar y hrazaletes de
lo mismo. Heclbló al Adelantado y sus compañeros
con la cortes la que le era natural, no manife¡;tándoles rencor por la muerte de su esposo. Al contrario
pa:ec~ó. haberla inspi~ado. los extranjeros desde ei
prlllclplO grande altImraclOn y amistad.
Fueron conducidos el Atlelautado v sus oficiales á
la casa de Behechio, donde se les sirvió un banquete
dp.Úti~IS,mucha variedad de pescarlode mar y rio, con
las rall:os y gustosas frutas que formauan el principal alimen.to dp-los indios. AJIí ve~cieron los españoles por prImp-ra vez su repugnancia al guanaco plato
favurito de los indios, y mirado por los blanc¿s con
la mayor aversion. El Adelantado, desoondo acostum(¡rarse ~ los usos. ~Ielpaís, fue el primero que gustó
este alllmal, hau¡endole Anacaona im'itado amablemente á ello. Sus compaiíeros imitaron ('I ejemplo y
le hallaron gustosísimo y delicado; y desde enton~es
gozó el' guunaco de alta reputacioll entre los epicúreos espailOles (1).
ConCluido el banquete, se alojó don Bartolomé con
seis de sus principales caballeros en la casa de Behe.
chio; los demás quedaron distribuidos en las de los
caciques inferiores, donde durmieron en hamacas de
algodon, cama habitual de los inrlios.
Dos dias permanecieron con Behechio divertidos
con varios juegos y festividades indias e¿tre las CUi.·
les fue la mas singular y pomposa la ;epresemacion
,\e una batalla. Dos pelotones de indios, armados con
Il~ce? y llechas, salieron repentinamente á la plaza
Jubhca, v empezaron una escaramuza semejante á
as corridas rle cailas y alcancias. Po~o á poco se
fueron acalorando, lJasta pelear tan de veras, que
q.ueclaron en el campo cuatro muertos y muchos liendos, aumentando Posteencarnizamiento ci interés y
gusto de los espectadores. La contienda prosiguió
basta que el Adelantado y otros caballeros pidieron
que cesase. Cuando esta entrevista hubo producido
ulla contianza recíproca comunicó el Adelantado al
Caciq~e y á Anacaona el objeto verdadero de su visita.
Les dllo, que su hermano el Almirante habia venido
á la is a por órden de los reye~ de Espaila, grandes y
podero¡;os monarcas, que tenlan muchos reinos bajo
su imperio. Que estaLa á la sazon en la córte paro
!
(I) A aquellas ~el'pieDtes Ó lagarlos, parecidas al cocodrilo
escepto eDel tamano, Jas HamaD iguaDas.llasta eDtoDcesniDgUDOde Duestras hombres osó aventurarse;l probarJas por
razon de su horrible deformidad y asquerosa vista. Pe~o el
Adelantado, incitado por Jas chanzas de Anacaona hermana
del rey. determinó probar las ~erpientes. Mas cuando sintió la
carne de. ellas lan delicada p~ra su lengua, se entregó â cornerlas sin nmgun mIedo, VIstOJo cual por sus compañeros
no se quedaron alrâ~ eD apetito: tanto que DOteDiaD otra
conversaclOn que el buen gusto de aqueJJas serpientes. que
declan ser ~as agradables q~.e nuestr~s faisanes y perdices.
-l'edró Martll', dar. l, lib. OJ, l!'¡¡duClOninglesa de Eden.
dar cuenta á los"suberanos del número de caci'lues
tributarios que quedaron en la isla, dejándolo á él
de gobernador interino; y que venia expresamente
como tal á poner á Behechio baJo la proteccion de
sus monarcas, .regularizando al mismo tiempo el trihuto que dobena pagarles, del modo que lo fuose mas
conveniente. JIIucho embarazó semeJallte petici'ln á
Be.hechio, sabiendo los padecimientos que habian
caldo sobre otros pueulos de la isla, á consecuencia
d~ la corlícia de los espailOles. Replicó que habia sabldo que cloro era el grande oujeto que habia traido
á los blancos á la islal y que pagaban tributo de él
algunos de sus companeros caciques; pero que no se
hallaba en parte alguna de sus territorios, siendo
apenas conocido de sus súbditos. A esto replicó el
Adelantado COli mucha destreza, que nada estaba
mas lejes de la intencion y deseos de sus soberPTlos
que eXIgir tributo de lo que no producian sus dominios; pero que podia pagarlo en algodon, cáñamo y
pan de casaba, en que al parecer abundaha sn terrilorio. A estas explicaciones tomó anirnacion el rostro
d~1caci~ue, quien accedió ale¡:!re á lo que se le pedIa, Y dló al mslante órdenes ¡I todos los caciques
quo le estaban subordinados, mandándoles sembrar
abundancia d.e algodon para el pago del primer tribulo. ConclUIdas las estipulaciones, se r1espidió él
Adelantado amistosisimOlllellte de Behechio y de su
hermana, y partió para Isallela.
Así con amistosas y diestras negociacionp.s, se sometió sin turbulencia una de las mas dilatadas provincias de la isla. Si no hu!Jicsen contrariado la sabia
política del Adclantaoo los excesos de los hombres
indignos, hubiera podido dar la Española una grande
renta sin violencia ni opresion. Ell todas las situal~iones se presentaron aquellas sencillas gentes muy
tratables, resignando humildes y aun aleBres sus
derechos á los blancos, cuando los tr<ltaban estos CO..l
humanidad.
CAPITULO Il.
F.STABLIlCmlE:>To DE U:'iA CADE:'iA DE I'n:5Tos
MII.lTARES.-Il(:;t;~RECCIO.'i
nt; GrAl\lO:>U,
El. CACIQLJI:DI;;
LA VEGA.
( H9fi.)
don Bartolomé en lsabela, como de ordinario un teatro de miseria y abali miento. Muchos habian muerto durante su ausencia, casi todos los demás
estaban enfermos. Los pocos que gozaban aun de saIud, se quejaban de la escasez de los alimentos; todos los otros de la falta ,le medicinas. Las provi~iones
que se les habian distribuido, de Jasque algunos meses antes trajo Pedro Allrnso Niño, ya estaban con:iUI~idas. L~s colonos, ya por enfermedad, ya por desi·
dIa , hablan abanrlonado el cultivo de los campos
vecinos; y los indios, de que principalullCnte dependian, cansados de vejaciones huyeron á las montañas,
prefiriendo vivir de raices y yerhas en SIlSfragosas
cumhres, á permanecer en la riqul'za de la llanura,
sujetos á los ultrajes é iniquidades de los blanco>!.La
sed del oro prorluJo nada mas que miseria, vvlvielldo
i~diferente~ á los espaÏioles á los mas fáciles, y tall1bien mas clert?s y salurlables manantiales de riqueza. Todo trabaJo que no tendiese á darlos rli\'ectaml~nte oro les parecia estéril. En vez de cultivar el feraz
suelo que los rodeaha, y sacar verdaderos tesoros de
su superficie, no pensaban mas que en extrller el oro
de sus entrañas, y por lo mismo porecian" de hambre
en medio de la fertIlidad. Al parecer habían olvidado que el oro no se come.
Apenas concluyeron los comestihles trddos por
Niño, se manifestó de liuevo el descontento entre los
cO·Ol'os. Se creian olvidados por Colon, y decian de
él que embriagado con las delicias dela cóÏ-teolvidaba
sus padecimientos; y como carecían de bajeles en el
puerto, los rlesesperalla la imposibilidad de cllv.iar
HALl.Ó
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1'(i1A
t VLIJES
Cl\.S"lljU.\L
COLU:'I.
I~n
i1p( stata. Llegó. queja de tiln monstruosu crillltm a,l
Ad llantado, qUIen lIlunuó aelo contllluo ¡u'occsar il
I los .culp~bles y c~~li6arjes eo~ arrrg!o. (¡ las leYl~s. La
ItlglslaclOn eeleslilstlca
era rJguroslslma en aquella
ÓpLca, particularmente
enlre los espal'JOles. Todas las
IIhCl egias, touas lus recalaciones
do Ja ftÍ, lod(lS los
aclos tic sacrilegios cometidos por nnro tÍ jlJllin, 5\\
ca>tigaban en España con el fuego, y esLa de5i1sLrosa
, s~ll;rte esperal.la (¡.los ,pobres é ignurallL~s indios ~on'
v!clo~ de saCI'lleglO. Es dudoso que Cuar;onex tuvlose
pa;·te en el crimen, y probable que se ,Iescribitlse con
rm,cha exageracion. Una prueba del e ..·Ódito que Illel'el ian las declaraciones,
puedo sacarse de cierto acas"
rec ordado Jlor noman Pane, el pobre eremita. El
campo en que se enterrarun
las eligies estaba sem1m do de rai<:cs Jlare~iuas alriÍ~an~) ó al nallO., las
cu.tles en las ceJ'canla~ de las lIIwgenes crecieron
mi agrosalllente tomando la forma Ile cruces.
~l cruel suplicio que sufrieron aquellos desventu·
raLOS, en vez de amedrentar á sus compatriotas los
lIo:ló de horror y de indignacíon.
No esLaban acostlllnbrados;Í justicia tan vengativa, y corno carecian
rle ideas claras de reli¡;ion, no comprendian
la uaLurabza nilas cOllsecu'lncias del d,diLo 'IU,l habiar¡ colilt thlo. Hasta el mismo Guarionex,
lllr naturaleza
IllC,lerado y pacífico, se irrittÍ al l'el' aludla usurpacion de pOlter dentro de Sll territorio y la inhumana
Ull ~rte dada á sus sírllllilos. Los otros caciqnes percil:ie,ou Sll indignacion,
y lratar(ln de persuadirlo á
jUltarse
con elllls en ulla iusurreceíon
rt~pentina,
paja sacudir el yu; ..:o Je sus opresure, con un arranqUl inesperado y silllulLáneo. ClJ:l,riouex, vaciló algun
LICnpo; conocia la ventaja milíLar Ile los l'spailOlcs;
le ¡.terraban sus caballos, y recorclah'l el dr.sast['osO
tin Je Caollabo. Pero la desesperaeioll
v la ereeneia
de que el dominio de aquellos extr'alijeros l'l'a la
rllin¡l segura de su raza, le illfun,lil'r'ln ali'~IILo. Los
,~S( ritOl'es pl'Ímitivoshablan
deuna tra,licionadrilitilL,
'~Il re los habiLan[¡~s dp, la isla, respeelo;i Guarionex.
Pe -[euecia á una allLigua lineade caciques. Sn radre,
en ti'~mpos ulllY antl'riorl's al descl1lJrilllicnto,
h¡luiellt'o ayunado por l'spacio de cinco dias, segun sus
pr:cticas supersticiosas,
pidió al ZCIIlí, ,) dins peuale, revelaciones de Jas cosas fuLIII';IS. necihil'J pOI"
re~plwsta que ,kntl'o ,le algullos aiills inl'adiria
I.l
ish. una uacil.lll tie IlOmbrtlS vestidos
qne d,'stl'uiri,1
todas sus cosLulIIlJres y cerelllonias, ,'¡¡¡ullo á SIlS ltilOS la muerte, Ú I'tll\ucii~rlllnlos Ú UlllillOS;t 5el'l'i,lulIIurt. Sc ignora 5i esta tl'adieil!ll, 'Ille la inl'enLaron
l'rI bablenwnte los hllcios,t"lsacl'l'dll[tsÏIlllios,
cuan·
do empe7.arolllos nspailOlcs il n¡;llIireslal'se lall ille,w·
ralles, dispuso el áuinl'J d,~ Guarilluex Ú la bosLilidad
COllt! a los extranjerlls. Algunus h;11Ia~egul'~llo que III
, olJligarou ¡í tonwr las anllas las exi"eueÍ;ls de sus
sÚI,ditos, que esperaban
un buell é~ilo de su elllIlrt sa, amenaz;¡odole COll e";(lger oLr'n caudillo si él
ft~l.usab:¡ llIaudarlos; ?Lrosalt,.gan el ultl';¡je l~ollletidll
COlMa su mUjer favonta, como causa principal de su
arnbalo.
Prohableml~nte la comllinaeiou dc todas es,
tas callsas indujo al desgraeiado
racil/ue ¡'¡escll¡;]¡al'
los consejos de los caudillos vecinos, , il nuLrar tlU la
ligó.. CeldlraI"ll1l lados lIna couferenèia
secreLa, en
'¡U'~ se acordl) que el dia del pago del .rihuto, CUlllllO ')()dria JUIILarse lin ereci,lo númer'l ùe indios 5ill
eXl itarsospechas,
se lallzarian repcntinamente
sobre
los espailOles y los harian pedazos.
Los olicialcs del fuerle ne la Conrr.pcinn tUl'ieroll
noticia llc este proyedo. !'lo sicndn nl;I.~ (jue 1111puilado.le homur"s, ro,leaJos de tribns hO"lilt~s, telllierull
pOI su segurillall,
par ln que dl\spachal"lln inllledia·
talup.¡!te un m,~nsaJero illdio al AJelanlado,
lllle s,'
hallaba ell Salita DOlllingo, pilliélldul~ socorro. Era
im¡tol'talllísirllo poner esta carla t'U su., manos, PUI'S
~a >ef!lIri,lall de la colollia.dep'lIIdia
cL~ella. \',,"reall
lIlllrœlltar
al mensaJcro IlllltO 'I qllltarlc ,'II,li'l!:>";
DL
á ~:s(laïla noticias (le su~ ucsilstres y peticiones lie
socorro ..
Oesenndo proscribir esla última causa de desconb'nto almenlar
las eS(ll!ralIzns con algo, mandó el
Arleb;¡ta io construir dos carabelas para el servido lIe
la isla. Y C!ln objeto de librar á la colonia de lantus
hombres inútiles y ùescontentos,
en aquel tiempo de
escase7. destintÍ al interior á los que eslaban rlemasiado el:fcrmos para trahaj¡~r. ó pelear, proporcion(¡ndoles de l~ste modo el he]eheJO de mejor chma, y mas
abllnrlan:e5 provisiones de los indios. Estableció al
mismo ti,~UlpO un!! cadena de puestos militares enLre
[sabela y el nuevo puerLJ de Sauto OOlIlingo, componiÓndose cada uuo de cÏ:1co casas fuertes, rodeadas
,le choza';. El primero estaba á nueve leguas ,Ill [sabela, y se llamaba ~a-E,speranzaj
seis.Iegua5 mas ailá
estalJaSanta Catalina; a cuaLro ~ medIa de este, Sanliago; y ;¡ cinco lesuas .je SantIago, el fuerte de la
Concepcion,
erigido con arte, por estar al pie de las
montai¡as doradas de Cibao, en la vasta y populosa
Vega, y; media legua de la residencia de su cacique
Guariollt'x. Libre ya Isabel a ,le aquella gente inútil,
quedando solo en ell03 lus que estaban demasiado en·
fermas p1ra salir, y los que se necesitaban
para su
servicio 'I defensa, y la ~onstruccion
de lus buques,
volvió el'Adelantaùo á Smto Oomingo con un cuerpo
do la geute mas útil y mcjor constiLuida.
Establecidos los puestos militares, inLimÍllaron por
algun tiempo á los indiùs; pero empezaron á mallifestarse hosLilidades, n,lciuas Je una Hueva eausa.
l~lItre los misioneros qUl' Iiahian acompaÏ¡¡¡do al paure
Boil al N¡¡e ••.o·~Iullllo, l!:lbia dos de celo mucho mas
\'ehcmento que el de Sll ~lIreriílr. Luanda volvió aquel
religioso á Espaim, per nanecicroll cllos en la. Isla.,
\;onsagraJos ardientemlnLe
¡\ su ministerio. El uno
se llamaba H,lmon Parw, poiJrp. ermitallO, como él
mismo s( titula, del órùw de S¡¡I! (;e1'l)nimo; el otro
enl Juan HUl'goiion, franciscano.
Hesidieroll algun
tiempo e'ILrú los indios de la Ye;.;a, ¡;closamellLll CIIlpeiiados en couvertido,.
Ya habian sus pl¡iticas y
l'jelnplo ;dcauzado la c(,Il\'crsion Je una [amilia de
die7. y se s personas, CUja c;dJe7.a reciuió ell ci uautismo el 1I0lllUre ùe Juar! ~Llko. Pero la coul"ersiou
d.ll cacitpe Cuarionex e:'a el pl'illripal objet,! ,b SlIS
piadosos afanes. Lo dil,-tAlUo y rico de sus dominius
hacian importantisima
su cOIll'cr ..;ioll para l;)s inlercses de la colonia, y los buenos religiusos la cUllsitIe'
raban ULemas como un medio para atraer á sus
llIuchos !·úbditos al dOlriuio JI~la ]glt~sia. l'or algun
liemposl' prestó gustoso el cacique a su~ exhortadones, aprlmdió ell'adre
nlwstl'O, el Crl',lo y el AveMaria, Yl,bligó á su falllilia á que los rl'pitiesl~ntoùos
los dias. Los otros caciques de la V(~ga y dl~ las provincias d'l Cibao, reprovaiJaa su cOllduda y se lturlahan de ·il, porconfol'lu¡,rse;í
las leyes y eusLUlllbres
de I05extranjeros !lue Ilabianusurpado
sus pusesilJlws
y oprimido su. patria. Se ql~,~jauanlo~ frailes l\e que
á c.onseCllenCIa lip, eSlo habla el caLeculllello c:lIl[u en
la IIlfideJ;uadj pero pareee que fue efecto su apostasia
tie una C¡USa lilas grave. OliO de los prillcipal.~s l'spa¡lOles sedujo ó trató ùeseorleslllente;i
su lIIuJer fal'orita; y el indignado cacique renuuciú una flÍ y rl'ligion, qlle á su parece: no l'epl'OualJa selll"jnlltlls
aetas, l'el'di,la ya talla e.;perauza de al'~¡llll.ar I:t eonI"ersion de Guarionp.x, pasarolllos
misioneros á lus
dominios de los cllciques, Ilevalldo llll su cOlllpailía
á Juan ~bteo, el COllv('i'¡jc!n i¡hlio. Antes de su marcha erlili¡:aroll una capillita, !)Illlielulo ell ella altar,
crueijo é imágenes,
pa 'a que reza5e sus oraciones
ln fnmilia de Juan ~Iateo.
Apenaf; se alejaron los frailes, eutl'aron l'arios in,lias en la carilla, hicieron lwdazos Jas im¡íg"lIes, las
pisoteara:!, y las ellterr;-rOIl l'II lIlI campo illll)l~'¡iato.
Esto Slll'!ecutó, ~egun decian, l'"r"'lI'lll'n de I.llarioIIt'X,
en llcs[lr~1O de l•. sanla reh;;loll ùe lIue era.
!
I
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1:10
IllULlllTEr..\ Ill'
pues los naturales l¡¡¡uian descubierto que aquellos
papules tenian el maravilloso poder de comunicar noticias, é imaginaban que estallan dotados de la facnltall de haular. Se metió la carta en una caña que Hevaba COmObaston ellllensajero.
Le interceptaron
eR
efecto; pero afecló ser lIludo y cojo, indicando por
señas qne illa de vuelta á su casa, y a poy:iudose en la
calia se fue cojeando y andalldll con extrema dillcultad. Se le dejó ir,yélcontinuó
adeJanulIldo muy despacio, hasta qur. po!!rdiendtl de vista á los indios tomó
su habitual solturJ y entregó la carta en Santo 00mingo.
El Adelantado, eOIl su actividad característíca,
¡:a:
]iÔ inmedi¡ltamente con un cuerpo Ile tropas para la
fortaleza; y annqu,~ sus soldadus se hallabanIDuy debilitados ~or la escasez tie alimentos, duro servicio y
precipitaIJas marchas, se ¿lpresurarOIl en llegar á su
destino. Jallla~ llegó ayuda lilas á tiempo. Ya estallan
millares de illdios en la llanura, armados á su manel'a, Y esperando la 5eilal para dar el golpe. Oespuesde
consnltar COllel comandante de la furt¡¡]ezu v Josolici:des principales, dispuso el Adelantado el 6rden de
ataque. Averiguan,io los sitios en que los principales
caciques habian distribuido sus fuerzas, seÎlaló un
oficial y algunos IJOmbres para calia uno con órden
de precipitarse lí una hora sei¡alada de la noche á las
poblaciones donde dormian, sorprp.n.lerlos, atar à los
caciques, y traerlos prisioneros antes que sus súdi·
tos pudiesen juntarse para la defelJsa. Como Guarionex era la persona de mas importaucÎa, y su captura
seria probablemente
la lilas dificil y peligrosa, se
encurw', de ella el Adelantado mismo á la cabeza de
cien bombres.
Esta sagaz extralajema,
fundana en el conocimieuto tiel amorqlle profesan los indios á sus .::audiIlos, y tan propia para e\'itar la efusion de sangre, tu·
vo el deseado éxilo. Como careciau las ciudades de
parapetos y murallas, los espailOles penetraron tran(Iuilamente en ellas á merlia lIoche; YdirigiéndoS"econ
rapide;; á las casas de los caciques, se apoderaron dl'
catorce de ellos, los aturon r los condujeron
al
fuerte, antes de que se hiciese el menor movimiento
para su defensa ó rescate. Los indios, heridos de terrol' y confusion, no hicieroll resistencia ni mostraron
hostilidad alguna j ronearon si la fortaleza formando
¡;randes grupos desarmados, Y llenaron el aire de lamentos y alaridos, con que pe<lian la libertad de sus
caudillos. El Adelantado complet6 su empresa con el
ánimo, sug¿lcÜ]ad y moderacion con que Ja habia COllducido. Obtuvo informes de las causas que habian
originado aquella conspiracion, y de las personls mas
culpables.· Dos de los caciques, principales motores
de la insurreccion,
Jos que mas habian abusado de]
carácter accesible de Guarionex, sufrieron la muerte. En cuanto á este infeliz caudillo, el Adelantado
averiguando las injurias !jue.lmbia sufrido, y el poco
empello que habia manifestado ell la venganza, le perdonó magnÚnimameflte,
y hasta, ~egun L~s-Cas3s,
proced:ú con rigurosa justicia contra ,'1espailOl cuyos
ultrajeS habian herido tan profun.lalllente
su coraZOll. 'fambien alcallzÓ Jagenerosidad
del Adelantado
á los otros jefes dp. la conspiracion. Temia con rnedidas severas irritar á sus sílbditos,
Ú enlristecerles
hastr. el extremo de abandonarla Vega, por lo que les
prornetiÔ grandes 1:1vores y premios si cOlJ.tinuaball
tirmes ell su lealtadj y les amenazó con tembles castigos si otra vez intentallan rebelarse. Aquella clemencia inesperada del Adelantado su.by~~ú el curazon
de Guarionex. Ell una arenga que (hnglO á su pueblo
seilala el irresistibll\ poder YvalM de !os.espailOles, su
mucha circunspeccion
para con )OSI:~lIl1l11alesV su generosidad para con los liele~, exhortillldolo5 v.ehementemente ¿í cu!Livar su unll';tae\ ell lo SUCI·"Ivo. Los;
itlllios le escucharon con atenl'Îon, pllos mismos confirmaban en su meute las alabanzas de los blancos, por:
(;,\"1'.\11
Y 1I01G.
el ejemplo extraorllinario de moderacion que oolllmban de ver en et Adelantado. Cuando concluyó d
cacique su arenga, le llevaron en hombros con el mayoI' ent\lsiasmo, llenando el aire de cantares y gozosas excJamilciones. La tranquilidad de la Vega qued6
rf'stablecida por a)Bun tiempo.
CAPITULO III.
DEL ADEL.\NTAIlOÁ JARAGUAPARA m:CIBII\ El.
TIlIUl:TO.
( 1407.)
CO:'ltoda su energía y diserccioll, ba1l6 el Ad,,do dificil dirigir los ánimos turbulentos y discolos de
los colonos cspailOles. Su descontento crecia diariamente. No podian tolerar el ri~or de un extranjer()
que Jes sujetaha con mano de ¡¡jerro upenas osa!J¡lll
llesmandarse. El poder de D. Bartolomé no tenia á sus
l'ljos la misma legitimidad que el de su hermano. La
reputacion del Almirante inspiriibarespeto,
yá pesar
de eso, de ser el descuhridor de aquel/os paises, yd
legado legitimo de los soberanos,]e
costana no POl")
trabajO hacerse obedecer. ¿Cúllloconseguirlo,
pues,
el Adelantado á quien miraha la mayoría corno á \III
mero intruso, apoyado en los méritos y servicios desll
hermano, ysin autoridad alguna de la corona? Hablaban los colonos con indignacionde]a
larga ausencia de I
Almirante, Yllel olvido en que teniasusnecesida,l'.'sj
ignorando sin dUtla la nnsiedar\ que por ellos sufrin,
mientras estaba detenido en Espalia. La bien concl'bida órden del Arlelantado. para la construccion d,~
lascarabeias, los entretuvo algun tiempo. Miraban con
interés vehemente su pro6reso, como medio de obtener alivio 6 de aban!lollar ]a isla. D. Rart.olomé comprendió perfectamente
que hombres descontentos :r
díscolos nodeben estar ociosos. Procuraba por lo mismo tenerJos eu contiuuo movimiento; Jo que :11mismo
tiempo se avenia con la constante actividad dp. su espíritu infatigable. L1eguron á la sazon men,;ajeros ((¡~
Behechio, cacique de Jaragua, diciéndole que tenia
grandes cautidades de algodon, y otros artículos ell
que se habia de pa¡;ar su tributo, dispue,;tos {¡ entregarlos. El Adelantado reunió inmediatamente
una nulIlerosa comitiva, quesalióaleBre á visitar por segunda
vez aquella region opulenta y feliz. De nuevo fueroll
acogidos con cantares,
bailes y demostraciones
d,~
amistad y respeto por Behechio y su hermana Anacaona. Esta parecia ¡::ozar de mucha popularidad entre los n¿llllrales, y tener en Jaragua cnsi tanto poder
como su hermano. Su afabilidad natural y la dignidad
de sus modales cautivaron mas y mas la admirucion
de los espaîíoles.
El Adelant,Hlo encontró tr,einta ydos cnCÍI/ues inferiores en la casa de BdlechlO, esperando su lIegad'l
con los respectivos tributos. El alBodon era tanto,
que llenaba una de las casas. Despues de entregarlo.
ofrecierOll¡!ratuituII1ente
al Adelantado darle todo el
pan de casaba que pidiese. El ofrecimiento era IlIUY
aceptable en el estado de necesidad de la colonia; '!
D. Bartolomé ellviÔ á 15~bela por uno de los buques,
que estaba casi concluido, mandando qlle pasas'}
cuanto antes :i JaraBua, para cargar de pan y de aIgodon.
Mientras tant.o aquellos amables y generososisJeñ05
prodigaron to!la especie de bondades á los españoles;
les trageron de todas partes grandes cantidades d'l
provisiones,
y los mantuvieron como huéspedes en
perpétua festividad y banquetes. Los escrilores españoles de ar/uel tiempo, cuyas fanta5í.ls estaban inlla, rna~as ~or las d~scri[lciones d~ l,os viajero~, y que !lo
¡ sabla~ tormarse Hlea de la sencll'ez de la \'Ida salvaJ~,
e.speclalmente
en .arjuell¡ls partes, que s~ SUpOI!la
11I1l11lLwll
con el ASia, IJahlan con freclle/H'Ja, ell te/'! minos de mngnilicellcia oriental, de las diversiones
de los naturales, de los palacios de los caciques, y dt:
VUJE
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VIO.\
] OS caballeros
y
VIAmS
DE
y dnmas de la córte, coma si se llescribie-
sen ellllcáí;ar de un príncipe asiático. Los cuallros
que ofrecia Jaraguason
bien ùistintos;represelltan
la
vida salvaje C'lIl Sil inrll"~lle
descaDso y tranquilos'
goces. Las turbul~lIcias llue alligian otros plintos de
la infeliz I'ayti nu hahiall alcanzado aun it los babitantes <le 'ltjuella agradable region. Viviendll entre
bellas. y fructiferas arboledas,
tí la orilla del lilaI',
siempre uouciLle y lihre de tormentas,
call pocas
uecesilladt:s, y e;;tas muy pronto satisfechas, estaban
Iihres de lu suerte comull del trabajo, v su exislencia
se deslizal a entre pl:lcen~s con una càlllla nunca illterrumpida. Cuando vieron h¡s españoles la fèl'tilillad
y clemencia de aquel pais, la gallarùía Ile sus hOl1lhres, y la Iwrmosura de sus mujeres, le tomaron por
el ver.ladllro paraíso.
Al fin llegó la carabela que ùelJia cargarsc can los
artículos :lei tributo. Ar.cló á unas seis millas de la
residenci:~ do Ilehechio, y An¡ll~aOna propuso Ú su
hermano Ir á ver lo que ella lI¡lIna!J;¡ lil grande c:lIlon
de los blancos. En su viaje ú la costa, el Adelantado
se aloj6 una noche en Ul! lugar pequeilo, en una casa
en que tenia Anacaona .1tesora,jos los al'l!culo~ que
ereia l1la~;raros y preciosos. Varias manufacturas
de
algodon ingeniosamente
labradas, sillas, mesas y
ùiversos nuebles llll ébano y otras maderas, revelaban muclla hahilidatl p.r. IInas gentes que no t~nian
herramicntas
con que !:acerlas. Tales eran los sencillos tes,lros de la princesa india, de que hizo generosamen.e muchos regalos (¡ sus huéspedes.
Es inesplicable la admiracion de aquella mujer inteligente, cHanllo vi6 por primera vez el LU(lue. Su
hermano, que la trataba con fraternal cariño y una
respet~osa atencion <li¡;na de la vida civilizi\lla, habia preplrado dos canoas brillantemente
pint¡\llas y
adol'llilllns, una para conrlucirla á ella con su comitiva, y (,lra para él y sus capitanes. Anaeaona prelirió entr'l!· con su acompañamiènto
en el Lote del A.It~lanlndo. A ( aproximars!! á la carabela dj;;paró esta un
cailOnazJ de ,aludo. El estampido y los torbellinos fié
hUlllo qle arrojaba el !JUqllc y se esparcían por la
mar, IIl1:iernn caer á Anaraona desma varia en brazos
del A<lelllltilllo , y los (/le la acompañaban casi se arrojaron ,II m,II' .le miel o. \)011 Bartolomé ~ac6 pronto
á todos lie su estupor. Ya mas cerca del )¡u(IUe, reso·
nó súbitamente
la música du muchos instrumentos
marciales,
cuya armonía CIlUSÓgrandísimu placer ú
los indios. Su admiracion creció al pasar á bordo de
la carabela, ucostumbrado~ como estaban á sus sencillas y ligeras canoas. Pero cuando se levaron anclus, sc extendieron las velas y ayudados por una
suave brisa vieron aqnella vasta máquina luoversc,
al parecer por!'u propio albl'drío, virando de un lado
á otro, y jugando, por decirlo así, como un desmesurado llIónstruo en el Océano; Ilehechio y su hermana se miraron mÚtuamente
con sorpresa. Nada
ha causado tanta admiracion
en el ánimo hasta del
mas eSlóieo salvaje, cailla yer el bello triunfo del ingenio humano en un buque de vela.
Carg.Hla y despachUlla sn carabela, hizo el Adelantado muchos regalos á Ilehechio. su hermana y serviduml re, y se despidió de ellos para volver con su
gente tí Isabela por Lierra. Anaeaona mos~rô grande
al1ieeion por su partida, pidiéndole encarecidalllcn te
que .pumaneciese
con ellos algun ti~rnpo mas, y
)11amfe,tándose temerosa de no haber sabido complaceria con sus esfuerzos. Tamhien ofreció seguido tí
la cOlolia, y no se münifestó consolada hasta que le
promelió el Adelantado volvcr ií Jaragua.
i'io puede dejar <leadmirarse el talento ¡le cion Bartol<!IlJ{ e~ sn pasaj~rogo)¡iern()
fIe la isla. Vigilante y
actIvo, IlIzo repetIdas marclws de una provincia á
otra remota, y siemp~e se hallÓ en el punto riel peli!:iro en el momento cdLÍco. POI' media de una hábil
cstrat'lgia lo;.;ró COllun pUj¡illlo<le hombres upag~r una
CIIISTÚUAI.
j
COLO:"! •.
;11
, insu rreccion formidable sin efusion lie sangre. Con cilié con su moderacion los mas enc¡.rnizados cnemigls, y proscribió los crueles instintos de sus gentes call ~.iemplares castigos. Formó alianzas con los
m:¡~ pOllerosos caciques,
someti6 sus dominios al
tributo, y abri.í nuevos almacenes ùe viveres para la
I col(rllia, ali;·j¡lI1do sus necesidaùes mas perentorias.
Si en tan sabias medidas se hubiesen apoyado los que
est.,ban á sus 6rdenes, se hubiera convertido aquel
pais en teatro de prosperidad,
y producido grandes
rentas á la corona sin perjuicio de los naturales; pero
sus deseos, como los de su hermano el Almirante,
eran constuntemente
malogrados, por las viles pasione, y la perversa conducta de los d'~más. Mientras
estllvo ansente de Isabela se habiau fomentado nueva' mules, (lue debian muy pronto llenar de confusio'l toda la Isla.
¡
I
CAPITULO
IV.
CO:'iSl'lI\ACIO:'i DF. HOLllA:'i.
( Hflï.)
primer motor de los males quo al1igieron entoncc'; Ii lu coloni'l, era Francisco lloldan, el cual debia
laf mayores atenciones al Almirante, quien le sacó ùe
la Jscuridad, si bien le empleó ni principio en ocupaciones ùomésticas; pero como mostrase mucho talento natural y mU<lba aplicacion,
le hizo alcalde orùinilrio. El tino con que rlesempeñó este CHrgo y la
persuasion en r¡ue estaba de su fitlelidad y gratitud,
JO.It'jeron á Colon, á su regreso á Efpaila, á bacerle
a\;aide mayor ùe la isla. Ve1'lÍ;lll es (lue carecia de
e(·ucacion;
pero corno hasta entonces no o[recian
grandes dilkulLades las leyes de la colonia, el desCll1peÏio de illluellas fun¡;iones apenas exigia mas
que un talento despejado y un deseo sincero de ejerCl'rlas honradamente.
Roldan era nno de aquellos espíritus baJOS que se
a~,lixian al resflirarulla atmó,fera elevada. Hahia visto
¡í su hienbe¡;hor volver de Espaila aparentementecub:erto de una nnbe de lles¡;:racia; habia pasilllo mue 10 tiempo Sill qlle se supiese de él; 'f eonsidel'ánrlole
lhstituido
ya .le torlo fnvor ideó los me(lios Ile aprov,~charse de su caida. Tenia un empleo solo illferior
il, del Adelantado;
y como este /la gozaba de popularldad, consideró fúcil indisponer il ambos con los
cJlonos y con el goLierno de Espaila, y por medio de
Sll ùestreza 3pollerarse del m:mdo de la colonia. El
austero carácter del Adelantado le contuvo por algun
remro; pero durante su ausencia podia Holùan sef,uir libremente sus maquinaciones.
Don Diego, jefe
mlonces de Isabel a , era hombre virtuoso, pero de
poco viHor. Roldan se sentia superior ú él en talentos
~. en ánimo; y su amor propio se relccionaha
ante la
Idea de que le era infenor en autoridall. Pronto forInó un partido de toda la gente audaz y disalnta de
la coloma, y relajó secretamente
los vínculos del órlien: alentando el tleseontento
de la gente baja, y
llirigiéndole contra el carácter y condut;ta tie Colon y
de sus bermanos. Corno habia sido superintendente
.Ie varias obras públicas. le fue fúcil establecer un
I,rato intimo y [amiliaI' con operaJ'ios, marineros y
·¡tros individuos de las clases 1I1feriores. Su humilde
)slraccion le sugeria los medios tie adaptarse fúcil,nente (¡ su inteligencia
y modales, al paso que su
~mpleo Je daba consideracion
entr'J ellos. Oyénrloles
quejarse rie continuo de su mala vida, (luro trabajo y
!ar"iI ausencia del Almimnte, afl~ct.) lastimarse ne sus
¡1allecímicntos. Les irnlmyÔ indirectamente
la irlea de
que nunca volveria el Almiran te, llallánllose en desfíracia y ruina. ií consecuencia 110 las representacionlls
(le Agua<lo. Simpatizaba con cUas al hablar <iel ¡(spero
trato que rel;ihian del Adelantado y de su hermallu
don Diego, que como extranjeros no podian interesarsc en su bien, ni Cil el buellllombre espailUl, tral an~J.
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j 3~
IlIllLIUTIiCA
¡'Ii
•10 Ii toùos COIllOá I·jles esclavus, íí (¡uienes hacian
I~vantar ca~as
r~rtalezas para ell~s, ó para dilatar
~us estarlo~ y ase,,~rar f'~ poder mIentras se paseaban ~o: la Isla, ,enrlq\lcclt)udose
~Ol.l los dllSpOj03 de
os C.lcHJues. ASI exasper()jossentlmtentosde
la chus·
!
~
.-
.
-
-_
r
11111, .
¡:1a hasta lai exlremu, que lIe ;I'·un á fragu ITseconspira~iones.para
asesinar al AJe/nntado.
como único
medIO de librarse ¡je un odioso .tirano. y hasta secuncertaron la hora y el sitio para la perpetl'aeion de aqllel
acto. El Adelant·¡¡lo habia con.len;IIln ;'¡ 1I111.'rte:í un
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espaùolllarnado
Uar:thona. amigo de Rúldan y lie varios conspiradores.
No se sabe positivamcnte
cuál
era su crímen, pero de un pasaje de Las-Casassl} deduce con basL1nte funrlamento, que era el mismo espailOl que hahia violado ;í la mujer favorita dp, Gu.'lrionmr, el cacique de la Vega. El Arlelalltado debia
presenciar la ejecucion. Se deCÍllió, pues, que cuancio el pueblo estuviese agrupado, se levantase un tu·
multo como casual, y que en la conrusion rie aquel
momento se asesinase ó don Bartolomé il puñalaclas.
Afortunadamente
para el Arlelantado perdonó al criminaI, no se reunió el público, y aborló de consiguiente el plan de los conspiradores.
Mientras don Bartolomé estaba ausente, reuniendo
el tributo en Jaragua, creyó Haldan llegado eloportuno momento de conducir los asuntos.á
lIua crisis.
Sondeó los sentimient.os (le los colonos, y se aseguró
de que habi:1 un formidable partido dispuesto á la
sedieion. Su plan era crear una insurreccion,
contenerla por medio de Sil autoridad de alcalde mayor,
sei¡alar como causa la conducta de don Diego y de su
hermano y mientras usurpaba las riendas oel gobierna-, dar 1Í entender que solo le guiaha el amor de la
paz y de la prosperidad de la isla, y el deseo de salvar
los compr"",etidos
inlr.rrses de los soberanos.
No tardôeulwllarsc
un pretesto para lainsurreccion
proyectada.
Cuanoo volvió la carabela de Jaragua
rargada oe tribu los indios, y se sacaron estos á tierra,
don Diego hizo que lamhicn se sacase el buque, para
protegerlo de cualquier acrinente ó siniestro designio
rie los colonos desafectos. Holdan señallÍ esta circunst.ancia il sus p1rlÍdarios, y criticó reservarlamenle
que
se sarase el h;:jcl il !a playa €n vez rie r1l'jarlo notar.
para 1JP.lleficio de la colonia, Ó enviarlo {¡ Espaiia para
parlicipar sus p;\llecimienlos, dando á enten(ler quela
rerdadera clIusa de aquella prol'idenl'Ía era el miedo
que tenian el Adelant~do y su hermano de que llegasen á Españainforrnes
de su malaconducla;
quienes
intentahan permanecer seiiores absolutos de la isla, y
tener en ella á los españoles como meros esclavos.
Semejantes
sugestiones
irritaron mns y mas los.
íÍnimos de los descontentos
que habian esperado ansiosos la conclusion de las carabelas,
como único
medio de alcanzar alivio; cmpezaron,
pues. Ii censurarahíertamente
aquellas medillas, y á pedirqucse
echase el huque al a/lua Y fuese por víveres {¡ Espaila. DOll Diegoquiso comencerles de cu~n descabella·
da era su demanda,
no teniendo el bajel cuerdas ni
equipo para ta] viaje; pero cuanto masseesforzaba
en
pi/rilir'.i/J'los, con ¡lUenas razones, t.anlo mas turbu-
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l'lIlA
Y VIAJES
ilE
CRIS1ÚllAI.
cow:o¡.
133
lelltos ser.aniftJstahan
ellos. Ibltlan tallluieu se vol- • tallente su resistencia al pago drl tributo y promeviú mas os,lllo y esplieito cn sns insligaciones.
Lf~S I ti~'ldole alivio. Se aseguró el arecto de sus propios
al'onsej6f1ue se apOllerascn de la carabela y la echa-! sol.lados con pctos dc(\esllIedida indulgencia, des arsen al agl:a, COIllOúnico lIIC'llio de rel~ourar su indemundo y separanuo del c1lerpo ti 105 qU'l rehusauan
pellllenci" y librarse del .tes\,otislIlo de aquellos arro- una participadon
plena en sns pro~'ectos, y volvió
gantes ex.raujeros enemigos de corazon de los es- CO'¡ los demás á Isauela, doude COn1.1ua con un popailOles. Les hizo entrever una vida descausada y (Ic,'oso r.artido eutre la gl'ute COlllun.
pli.ceutera,
repartiénl~ose entre sí la que por cambio
El Al elantado había ya regresado jIu sazon deJapuulesen ganilr cula i$I¡:, empleando á los indios co- ra,;ua: pero Haitian, viéudose it la cab~zado una I'uer1110 esclalos
para que trabajasen por ellos, y gozU\llla te faccion, )' prevaliénùose
de la IllUellU autorirlad de
sin freno toda espede ct,) liuertad con respecto ú las Sll elllpleo, pidió resueltamente que se echase al agua
mujeres inllias.
la earallela que Se le otorgase permiso 'lara hacerlo
Uon niego en "ista de la fermenladon
de la gente y él mismo con su gente. Irritó al Adel¡:nla¡.o esta arrode las Vó rias intrigas de Roldan, te:uiendo llegar fi gancia y negó su consentimiento,
diciendo, que ni él
un rompimiento en el estado en que se I¡allaba la co- IIi sus compuileros eralllllarineros,
IIi la carabela csIonia, en"iú repentinam{,nte al mislllo Holdan cón cua-\ ta 'la ctebidalllente equipacta para zar,?ar, y qne él no
renta hOloures á la Vega, uajo pretesto de atemorizar
q¡eria poner el buque y lagente en pe.lgro tan grancte.
á ciert(ls illdios que habían rehusado pagar el tribu to,
Conoció Holdan que se habian traslucido sus prov tendian ti rebelarse. Holdan se aproyecha dll esta I Yt'ChIS, y como era el Adelantado un ,lIlversario demaù(l~rlUnidad para rerorz,u: su p;lrtidl! .. Se captó la I si I.UOfurmidable para le\'[\nt,~r contra él una se{licion
amistad '{ a ~'uda de los cacJl!ucs , JlIstJhcando secreal.lCrta en Isabela, cteternllnó JltJY~r sus plunes fi
E.lllrC\·¡sla
dcl_lH1clalllcHlo
y 1\01:.J-,0 r.n el fuerLe de 1;j CUlIcqll.;iuu.
efecto e ¡ algun punto mas favorablede la isla, siempre confiado en que su rebeHon contra la autorillad
de D. Bartolomé, hallaria disculpa subiendo presentarla COH/OUlla opúsicíon 1Í su despotismo. Tenia s~teutu IHilllbres resuellos y bien armados á sus órdeDe~, y nodudaha quealleyantarsuestandarte,
se le
unirian todos los descontentos
de la isla. Salió repentina menle hitcia la Vega, pensanrlo sorprender el
fuerle tlela Concepcion, y apotleradudeél
y del rico
I pais
adyacente, desufiar sin t.emor todo el poiler ilel
Adelanlado.
Se detuvo por el camino en varios lugares inllios
eIJ que estab:ln distribuidos
los espailOles, á quienes
procur6atraer
á su partido con las mas lisonjeras promesas. Tamhien intentó romper el vasallaje de los
illdios, ofreciéndoles exonerarlusrlel
tributo. Losca·
c'ques con que se había enlendido antes le recibier·lII entusiasmaLl'ls, especialmente U1IO '!lIehauiu to·
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fJí
1l11ll.lOTECA
liE GASI'AIIr 11'11(;.
mado el nomure ,le Diego Marques, de cuya poblacion
Entonces propuso á sus compaiíeros
tomar JloseIlizo Boldan su cu~rtel general, por cstar cer~a de la sion de la remota provincia de Jaragua y establecerse
Concepcion. Se r.n¡:;ailó en sus esperanzas de sorprenen ella. Los españoles que la ha[¡ian vislo pintaban
,Iér esla fnrtilleza. Su gohefllador Miguel Ballestllr era con los lilas halagliellOs colores a(lullllas regbnes,
un veter,¡nointrépido
y cauteloso. Entr" en su castillo
la feracidad tipI suelo, la dulzura dd clima, la hospial acel"carse Rolnan, y le cerró Jas puertas. La guarnitalidad nel puehlo, sus liestas, bailes y diversiolHs;
ciull era cOI·ta; pero ••I fuerte, situado junto Ú unll co- y sub re todo, /a helleza de lils mujeres. Las gl"acias
lina y eercado de un rio, podia resistir cualquier
de las ninfas desnudas que hailaron en Jaragua haasalto. Hohlan espera ha hacer entrar gradualmente
á bian e¡¡ulivatlo su volunlad. En esta d,~Iit.:iúsa region,
Ballesteren sus proyectos,ó conseguir cuando menos
sin sujecion ;Í leyes y sin lIecesid;ul de trahajar, pola desercioll de sus subordinados,
halagados por la dian gozar una vida dll lihertan perfecta,
con un
vida licenciosa qu,) él pl~rmitia á los soldados. EulilS mundo de hermosnl"a {l su disposicion. En una palacercanías estaha la ciudad habitada por Guarionex,
hra, pintó Boldan en un vastísimo lienzo los goees
donde se hallaban treinta sohlados á las órdenes del desenfrenados
y sensuüllls qlle él sabia que eran la
capitan Garcia de Barrantes. Haldan lleg6 á ellos call felicidad suprema de gente ociosa y disoluta, Sus cornsu fuerza armada, con liando atraerSfl á llarrantes y palICros accedieron gustosos il aquella proposicion;
su partid:.; lilas el ,~apitan se enCerrl) en la casa fuerpero se necesilahan algnnos preparativos para Ilevarte y no permitió Ú su tropa comunicacioll
alguna COli la ¡'¡ caloo. Holdilll, al'ro\'echÚlIdosc cie /a ausencia Ilel
Itoldan. Este le amenazú con incendiar la casa; pel"ll A,lelantallo, hiw una r[¡pida mardw á Isauela, y ('nSil cllntentó eon apodel"arse de los vil'el"es y volvió
trando cnsi por soqlfl'sa, sr. esforzó en echar alniar el
Idcia la Concepci(lJl, que apenas distaba media legua.
hurllH' para navegilren id hasla Jaragua. Oyendo don
Diego C%n ellumlllto, salió:í contenerlo con algullas
CAPlTlJLO
V.
personas distinguidas;
pew [al era la fuerza de los
~IAIICIL\ El. AllELOTAIlO
Á U. VECA ,\ iOCOIIIIEII El. I n!l;oti~llildllS" y l:il~ amenaz~d,or~ ~~ actiluc~ ' .que, se
e I la ncceslllücl de rellr,cr-e a la fort,i1~za lon
FIJEIITE ilE 1..1. CO.'iCEI'CIO:'i. SC E:'iTIIEVISTACO:'i VIO,
lIIUdlOS de los que perlf,aneeJün fieles. nol,can tuvo
1I0LIl.\:'i.
cun é/ varias conrerencias,
y le ofreció ponerse á >us
( 1497. )
órdenes, siempre que él se opnsiese á los de su hr.rAU:'iQ(;Eel Allelantado lenia notkia de la ll"aídora mano. Esta proposlcion fuc justamente desprecí;llla.
conducta de Holnan, dudó por algun tielnpo si salLa fortaleza era difícil de (omar por asallo; le fUll imdria á perseguido.
Desconfiaba de la Icallall de los posihle echar al agua la carahela, y tClniú Llue i¡ /a
que le seguian, é ignoraba hasta d6nde se extendia
vuelta del Adelant¡lllo se hallaría acondado l'ntrt~ dos
la conspiracion,
y de quién podia liurse. Diego de fuerzas, por lo que sc apreSIIl'l) "n hthe:1l" prol'isiones
Escobar, ale,tide del fuerte de la Mag,lalena. Adrian
para la (ll"opuesta espe¡licion á Jal"agua. \'l"ctl~ll(lil~Jl,lo
tic Mojica, y Pe,lro de Valdivieso,
todos IlOmbrl's
aun obl"ar por autol"idad olicial y legítima é impulprincipales,
eran de la liga de Holdall. Temia (lue satlo pal" I1.¡ble causa, rorz6105 almacenes reales á los
el gohernador
d(~ la Concepcioll cstul'il:se tamhien
gritos de i Vim ci rcy! y provey,;á su gente de nrnlilS,
de su parte, y toda la isla ell contra del gohieru(,.
munieiones,
vestidos y cuanto dpst~il/'on tie la <{ue
Las comunicacioue~
d,~ Miguel Ballester le infundiehabía neopia,lo: fué dt~ alii al cerclulu donlle se cnaron aliento. Aquel veteranole,d Je clirigi6 alguuos par- ban las reses y animales europ'~os. tornó de ellas as
tes pidiéndole pronto socorro y exponiéndole la nebiliquc juzg6 lJ(~ce"arias para su imagíllado estable~idad de la gual"llici('n y las muchas fuerzas dll los remiento, y pt)rnÚió á su gente que matase de las resbeines.
taules las surkientes pamcousulllirlas
l'ntonceS.llllsDon Ilartollllllé auxili6 cou su acostutllbl"atlapronpues de l'stadcvastacioll,
salió eutrillllf,. Je bailela.
titu,l, entralldo .l/mismo con un destaealllento
l'n : Pern a~ord<Índusc del eurácler del Adelantado, COlIlla Coneepdon.
Ignoraudo las fuerzas tie IllS rl'hl'ldes,
prendic\ quI' sl'ria poco s"gura su SUerte coulan actiy no COldiando muclio ell /a leallad tic sus ¡..:,!ntes, vo advel"sal"Ïo á la espalda, el cual, fuera ya de su esaooptó medidas suaves. Estalldo Holtlan acampado
tallo de pel·plejidad. no dejaria de perseguirlo en :;u
,!Il un lugar que distaua mediü legua, le envió lin paruiso de Jaragua. Determinó por la mismo marehar
IlIellsaje ell que reprendía su cOllducta y le exponia
de lIuevo á la Vega, y ó biell aplh]prarse del AcJelll1los males que dchia acarrear, y la ruina que le pSIJera- fado, tÍ hien asestarle un golpe tan fullliÍnallte que le
ba inevitablcmenle.
Le mandó pasar á la fortaleza,
illvalidara para molcstarle en lo sucesivo. Hegresanprometiéndolc
baJO su palabra, seguridad personal.
do á las inrnpdiacioncs del fuerte tic la Concepcion,
Haldan se pl"e~entó delante dd ruerte de la Concl~p- sr. esfrm:ú por todos los medios, y valiéndose de Slleioll, y el Adelantado, que cOllferellció COli él dcs,lc
tiles emis:lfios en persuadir á la guarnicion á que se
ulla ventana, le pregulltlÍporqul'
motivo se rebelaha I suhle\'ase y dpsel'tasl'.
contra la au toriclad real. Holclan replicó cinieamenfe,
El Adelantado estaha hien illf,¡rmallo de las maquique él eslaba al servicio ùe sus sohel"anos, defendicnnaciones del Clll'l)ligo, y liD se had,l ilusiones acer.:a
do ;í los espallOles de la opresion de homhres que de su peligro pCl"sonal. ~o osaha salir a/ (:alnpo con
¡abl"ahan su ruim. El Arlelautado le manlló entl"ngar
SlH gentes,
por(plc recelaba de su lidlllidad, Sabia
'su haslon de alcalde mayor, y somete!'se pileíliea: I que p!'estaban OIJOS á !os emisarios ù~~,H.ol,',tan y
mente al poder de las leyes. Boldan rehusó Imcer dI- : c;lllllparahan los cortos alimentos y dura U¡SC1Pilia cie
misiou de su empleo, y sometel"se á D. llartolomtÍ, ;í ¡ la guamicion
con la ahundancia y li[¡crtad de los
Iluien acusaba de (lucre!' quilarle la vid:l. Tambien \ J'(·beldes. Dese¡;ndo paralizar eslas seducciunes,
eltl~
rehusÓ sonH~terse:í ningun proceso, sin ór(len espre- . pr.zó á tratar con mas indulgencia
á su gl~nte, y ;í
sa del rey, Pero deseando hacer ver 'lue 110 se opo- ofrecer gralldes premios. Así pUllo eOllservar alguna
Ilia al padlico ejerciciú de su autoridad,
ofreció ir Icalla,¡ entre sus 'solda,los , contrihuyendo
á ello el
;i resi,lir call su gente donde mandase el Adelantado.
qlle tenia su servicio uua ventaja sohre el de HolJan
Este designó destie fuego el Ingar del cacique Diegll cnal cra lade esti;rdcpal"tedelgohierno
yde/ati leyes.
Colon, el mismo natural rie las Ll1Cil)'as que habia
\'ienclo que sus designios para Cl)rrOlllpl~r la guarsido hautizado en Esparm y se casó Ilespues eun una
nicioIl eran infructuosos,
y temiendo una repenhija "Il Gual"Íoncx. RO/flan rehusó de !luevo obedetina salida ciel Aùela[ tarlo, marchó Ho/dan á t'lerta
eer, diciendo que l,IIi no habia las suficientes pro vi- ,¡islar.cia,
y busctÍ medios insidiosos para aumen~iones para su grnte, y part;,) resuelto, corno dijo, tal' SlI poder y debilitar ci dr.1 gohie["[lO. Pretendia
;\ buscar mejol" residencii\ en olra p;lrte.
tL'ner tanto dcreeho eOlllo el Allel,llItado al lIlJn e.l') ·ie
I
!
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VillA Y VIAlES DI>
lus negocio~ de la isla, y .lccia haherse separado Ile él
por Ser vo~ngaliro y dùlllasi:\ll" petulante en el ejercicio de 'u uutorida.f. Le rt~present¡¡lJa tirauo Ile los
espatlole:. y opf(~sor dlollrs inllios. En cuanto á él misma, tomeS el carácter do tleshacellor lIP- agravios y
campeon de los menrsterúsos
é injuriados.
Fingia
exaltarse con acceso de patriotismo
delante de las
afrentas ·lue hada devo"ar ,i los espaiioles una familia de al' 'ogantes extrar jeros, y decia que iba á librar
á los indios de los tribu los qlw para enrilJuecerse ellos
mismos les arrancnhan :HIIlCllos jefes avaros contra la
henéfica inlenciolllle IO;lJlOnarcas espaiíoles. Serelacionóeslrechamentecoll
elcncir¡ueearibejlanicaotex
herman" del difunto Caonaho, cuyo hiju y sobrino estahan en S:1 poder como rehenes pnr el pago dellrihuto.
Se captr á este belicoso caudillo COll regalos y cari('ias, lhínllole el títuln tie hermano, Los infelices indios, ergaÏ1ados por su s pa labras, y muy alegres al
verse CI n un protector nrm,llln que los (icf('!lilia, se
sometie'on desde lueg/), trayelldu á Hú!dan provisiones ('n lIbullltlllcia y touo el oro que pudieron rel'oger, Y ¡\¡índole yolunt.ariamente
tributns mucho
mayore~. que aquellos de qUl\ querían \il)rarse .
Los negocios de la ¡sa ('~t:¡b:¡ll en la situaci:)ll mas
lalnent¡:lde. Los indios en rista rie las rlisensiones de
sus 0Jlr,~sores, Y animatlns por la proteccion de Holdan, elH[leznron á neg:lr ohediencia al gobiernu. Los
cacie/ue.; lejanos dejarc n Ile enviar su tributo; á los
que esl:ihan cerCa el Allr.lanta.lo les libró de Úl r¡ueriendo I~on su generosida(! conservar su amistad en
aquello:; dias de peligro. La f;lecion rie Hol.lan se rles~trrollal.~ diariamente,
vaf(aban sus partidarios con
Insoleo':la po: lo,s cont1lrnos, soslrnitlos por Irs mal
aconsl~,:a(los 1I11hos, al paso (PH) los espailOles que
permaneci'Hllealr.s,
fc:miendo las couspiraciones
de
los natmales,
se veian obligados :í permanecer
rie
contilll.o á la vista del castillo, lÍ encerrarse
en las
casas fllertes de liis 111hla~iones, Lo" comandantes
tenian lue consentir Ioda esprl'ie rie l'allas Ile subort1inacien de sus Ill'opics soldados y de los inrlios, telIlcrosos .de que a severi.latl precipitase la csplosion.
Los ve~ tlrlos y municiones tIc toda especie, asi como
las pro''¡siones Ile gue'ra y hoca, se malograban sin
c.o?sid,,~racion_algllna, )' la falta '.Ie ~epllestos y de nollClaS (le Espalla IIcnaba de abatl!lllento á los que se
mantet ¡an Heles. El Àtlelantadn se hizo fuertp. en la
Concepcion,
espl!fando rflw tic lIU momento á 01.1'0le
asediase Roldan ahiertallleutl\,
yazorado por noticias
secret:ls que hahia recibi;lo de (/Ile se habian tomarto
medío> para acabar con él si ~,dia de la fortaleza.
Tal !!ra el estado á r¡ue sc yeia reducida la colonia
á con~ecnencia
rie la larga rletencion rie Colon en
EspatlL, ,y de los uhstáclllos qlle pusieron :i tOllas
sus mt~dldas en favor de la isla las dilaciones de los
gabincles y la perversidad
y aslucia de ~'onscca y
SllS satélites. En mOlllrntll tan critico, cuando la
faccioll campeaha tri IIlf:lIJte Y la colonia se hallaha
en el borrle riel preci" I:in, llegaron nuevas ¡'¡ la Vega,
de qlll Pedro Ill'rnautlez
Corollel hallÍa 1I.~¡;a.lo al
puerto de Santo Domingo COlltlos hu(/ues, IIlllniciones, v veres de 101las especies y un bucn refuerzo Ile
tropas.
CRIS':'ÓUALCOI.O~.
13:;
go:·:aha de alto favor en la cúrtll, y lIegaria pronto COli
un 1 poderosa csculHlra, llenó de p;omternacioIl á l?s
qll~ entraron en el motin perslln.lJdœ .Ie que halna
caido de la gracia real.
~I Adelantado abandonó desde lue~o la fortaleza.
V ~·alió inmelliatamente
para Santo Domingo, anoque
;Illa fuerza superior de los rebeldes estaba en el lugar
de: cacique Guarionex , á muy corta rlistapcia Hol~lan
le siguió lenta y tristemente con su parlllla, ansia ndo averiguar la verrlalt de aquellas noticios, r~clutar
partidarios,
si era posihle, entre los qlle l1alnan I!egallo nucyamcnt~,
y apro\'?eh:lrse
de cU:lllta,s ClrCIllstanCIaS pudiesen contrIbUIr á la renhzaclOll do
SI s proyectos, El Adelantado dejó guarnecidos
~os
lh sClnderos para imperlir se acercase:l á Sto. Domll1gl, Y á nlgulws leguas de este establecimiento
hizo
al:o Holdan.
Clllln,lo d Adelantado se vió seguro en Sto. Domingt., con un aumtmto rie fuerza, y per'ipep;tiYas decerCcnos y mayore3 refuerzos,
su generOSidad pre\'ale~ió s'obre su illllignacion,
y tratÔ de apagar ,las
sl·diciones populares por tcmplados l'1edios, querHln.Ill restalJlecer la tranr[uili,lod en la isla antI's ùe la
Il !garla de su hermano. Consideró qr.e los colonos hahan sufrirlo mucho por falta de \'ívl~l'es, r¡ue su severillall hahia fnlllcntarlo el desean ten lo; y que lJ1llchos
s.~ habían rebelarlo dudanrlo de la legilillli.h1l1 de su
p lrier. Al paso, pues, que proclamó el arIa real, que
s:,ncinnalm su titulo y funciones, prometió una arnnisfía r[ue compreJlllia tOllos los delitos pasarlos, peroleon la expres,\ eondieion (le volver innwdiatamente
á la ohediencia. Sahienllo que estaba Holtlan con los
s IYos á cinco leguas dr. Sto. Domin~o, Je t~nviú á Pedro lIerllHnrlez Corollel, nomhrarto por eln'y alguacil mayor de la isla, para que le exhortase ,'t \'olvel'á
sus lleberes, ol'reciÚnrlole olvido de lo pas:lllo. Confaba en que las pers;¡asiones tic un ho~nbr.e rie hOl.lOr
) discreclOn COIIIOCoronel, que hallla Sido testigo
l'el fayor que gozaba su hermano en Espaiia, ronIcnceria á los rebeldes de qlle era desesperado Sil in13nto.
Holllan, empcro, midiendo lorla \.1 e~tension Ile Su
crimen, y receloso ll(lla clemencia de n. Barlolomé
lemia ponerse en SIlS manos; por k que rC'solvió imI edil' que comunicasen SIIS gentes con Coronel, para
(:uc este no las sedlljC'se con la ~ronll~sa (IcI perdon.
iLS; es r[ue cuando {licho emisano se acercó al cam\,0 de los rebelrtes, Sil le opuso en lin estrecho rasil
IIU cuerpo de ballesteros con arcos ten.lidlls. ¡Allo,
traidor! le griltÍ Haldan: si Imbié,eis llegado ocho
(lias des pues todos hllhiéramos sillo linos.
~:n vano se esforzó Coronel con hueuas razoncs y
~,Úplicas vehemenlesen
al'r:ll1C.1rÚ aqurl hOlllhrt! per"el'so v tllrhulento tic Sll criminal carrera. HlIhlan se
o:onfes0 eon audacia, enemigo únicanlrnte
de la ti'ania y mal gohierno del AdelanL1.lo, pronto ú sonw,erse al Almirante á su llegada. El, y muchos rie sus
~onfederallos principales, escribieriln en este scntido
i Sto. DJmiugo, suplicando á sus amigos que de'endiesen su causa con el Almirante clIanrlo lleGase,
y que lO)manifestasen
el deseo que tenia n de reco¡;o~er su autoridad.
Cuanrlo Corouel inform/í de la ccntumacÏa de HolCAPITULO \'l.
Jan al Adelantarlo,
esle le proclalTló traidor y lo
SEG¡;:>\l>,\I:>\SVIIIIECCIO:>\
OE G¡:,\IIIO:>\,:X,y su nUlD,\ Á I.~S
mismo á sus eompaiíeros. [>l'ro el jefe no pl'rmiti<i:í
~IU:>\T,\<¡AS
!JE CIGL\1".
sus genies qucdar sujetas á la sedllccion de las promcsas, tÍ allel'ror de las amenazas; inmediatamente
( ¡WH.)
saliÓ COli ellas hÚcia la prometitlil lip.rr,1 de Jilraf!uil,
Lu::(í r;oronel el ¿ Ile f"brero Ile I l!lx dehiÚnconfiado en (Ille SIlS volupluosos e-lcantos acabal'Îall
.lose ,I Sil IIl'gada la sal\'aciOIl de la (·ololli;;. Las tro- de disolver tutln principio de hon(lr y de "i¡'lu.l en
pas y"il'l'res que traia aleutaron á Don TLt1'lolom/;. aquelllls lIlal acouspj:lllos parli.lar:os , por medio dl1
La COI lirlllo1cioll real de Sil títlllo y :llltorid:1I1 de '\111'- una vida de indolencia y rie libertinaje.
I:!nl,ado disiplí todas I.1sca\'ilal'Íol1rs acerca d(~la legiLos malo~ efectos dc sus intrigas con !tlS c:ll:it !11I\l1:d de Sil mando y ;lliallZl') la liJelilbd tie SIlS (1;11'- r¡lIes cran notables.
Apenas salió pl Allelantado de Iii
tldalllls; al paso 'lue las 1I0ticias rie (Ille el Almirante
COllcepcion, form:lroll lus indios el proyecto do sor-
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nmLlOn;CA ilE t;.\SI'.\R y !lUIt;.
p~~nderla. G.uarionex SO p~so .¡Í la .cabeza del mOVi-¡ flr~cticable para. las tropas, á causa (lo sus fragosas
miento, a.gulpdo p.or Jas IIlstl!:pclOncs de Roldan, pellas y vegetaclOn excesiva, descendió ¡Í un pintoque le habla pr.ometldo aY~ld¡~yarra~tra(iopor la fala.z resco ,:alle extendido por la CO~tll,y rodeado de las
e~peranza de hb~ar sus senorlOs.del mtolera~le ~o ml- , montanas que se adelantaban Meia el mar. Acecha11I0 de los extranjeros: Por me.dlOde comUlllcaClOnes
ban su paso por aquellos paises los penetrantes ojos
secretas con sus caclque~ trIbutarios, se concertó de muchos espías mdios , escondidos entre las rocas
que se levantasen todos simultáneamente contra los y malezas. Al buscar los españoles el vado de un río
s.oldados que estaban acuartelados en pequeñas par- á la entrada del valle, dos escuchas indios se levantldas en sus lugares; y qU41lesdiesen muerte, mlen- taron de entre los arbustos de su orilla. Uno se arrojó
tras él, con una fUllrza escogida, sorprendia yasal- de cabeza al agua y escapó á nado: el otro, hech(l
taba la fortaleza dtlla Concepcion, valiéndose de la prisionero, dijo que seis mil iudios estaban emhosdebilidad y desunioll de sus defensores. Comopodian cados en la opuesta playa, con ánimode atacarles al
los indios equivocar el momento seilalado , se deci- paSaT el rio.
dió ejecutar el proyecto la noche de la luna llena.
El Adelantado avanzó cautelosamente, y hallando
Uno de los principales caciques, mal observador un lugar oportuuo, entró en el agua con sus tropas.
de los cuerpos celestes, se insurreccionó antes de la Apenas habiaullegado ála mitad de la corriente, salienoche prefiJada, y los solnodos le repelieron. Oesdo ron los salvajes, pintados con horrorosos colores, y
luego se pusieron alerta todos los espaÏloles. El caci- tan disformes, que mas bien parecian furias infernaque huyó donde se ItalIaba Guarionex, pidiéndole au- les que individuos de la raza humana. Asordaron las
xilio; pero este jefe, lleno de desesperacion , mandó selvas con sus gritos y alaridos. Descargaron um nudarle muerte en el acto.
be de saetas y lanzas, que hirieron tÍ muchos espailoAsí que el Adelantado oyó hablar de este suceso, les á posar de la proteccion de sus escudos. El AdeInlió parn h Vega CODfuerzas numerosas. No esperó lantado cODtinuósu caminoporen mellio del rio, y los
GllarlOlHlxsu llegada. Comprendió que erun vanos to- indios emprendieron la fuga. Algunos murieron allí;
dos los esfuerzos para deshacerse rle aquellos extran- pero su ligereza en la carrera, su conocimiento del
jeros, que habian caiùo ('omo una maldicion sobre la país, y su destreza en atravesar las espesuras, salvó la
isla, y vienno que su amistad era tan destructora co- mayor parte del alcance de los españoles, ti quienes
mo su aversion; trató de evitar una y otra. Abando- incomodaban los potos, esr:udos, lanza~ y ballestas.
nando sus bellos territorios y la antes dichosa Ve~a,
Por consejo de uno de los guías inrlio~, siguió rI
huyó con su familia y una corta partida de fieles sub- Adelantado por el valle con designio de atacar la reditos á las cordilleras de Ciguay...•que se extienden sidencia de Mayohanex en Cabroll. Tuvo por el capor el ~orte de la isla entre el mar y la Vega. Eran mino varias escaramuzas con los naturales, que 1'11sus habitantes los mas robustos y corpulentos de la pentinamente salian de sus emboscadas por entre las
isla, y mucho mas formidallles que los d.óciles mo- matas, descargaban su~armas con furÍ'lsos gritos de
l'adores de los valles. Parte Ile esta tribu fue la que guerra, y se refugiaban de nuevo en las espesuras
en el primer viajn de CoJoulJOstilizó á los espailOles, de sus r()Caliy selvas inaccesibles á los españoles.
cuan,10 r.1lel golfo di! Saman.í se derramó la primera
El Adelantado envió á lIfayobanex uno Ile los varios
gota (le san~re nath"a, vertida por los europeos eu el prisioneros que hizo, acompañado de otro indio de
Nuel'o-\Jundo. Recuerde el lector la franca y cOlllia- cierta tribu amiga, pidiéndole entregase al call1tillo
da conducta dll aquellas gentes el dia despues de la de la Vega, y prometiéndole amistad y proteccion si
accion, y la intrépida fé con gue el cacique entró ¡í así lo hacia; pero amenazándole con pasa~ Il fuego y
bordo de la carabela del Almlrant~, poniéndose en sangre su territorio si se nrgaba á ello. El cacique
poder nil los espaiíoles. A este mismo caudillo, lIama- escuchó atentamente al mensajero; cuando huho acallo Mayouabex, pidió refugio y ho;;pitalidad el fugiti- hado: ((Di é los españoles, contr.stó, que SOlirnaloli,
vo príncipe ,le la Vc~a. Se presentó en su r~sidencía,
((crueles y tiranos; usurpadores lte los territorios de
que era ulla ciudadllldia, cerca del cabo Cabron, á (wtros y derramadore~ de sangre inocente. Yo uo
,liez leguas Occidente (le ¡sabela, é imploró amraro ((deseo su amistad; Guarionex es bueno, es mi amigo
para sú lIIujtlr, SllS hijos y una corta comitiva. E ge- (y mi huésped, '! se ha refu~iado en mi casa; le hn
neroso c::cique de las rnolltailOs le recibió con los bra- ((prometido protegerJo y no faltaré á mi palahra.»
zos abiertos. Nü solo dió asilo á su familia, sino que
Esta magnánima réplica, ó mas bien reto, hizo
Je ofreciÓ protegerle en su infortunio, defender su comprender al Adelantado que nadaalll'lantaria COll
causa, y participar (le su desesperada suerte. Los negociaciones amistosas, y como cuando la severihombres de vida civilizada aprenden 1,1 magnani- dad era necesaria, sabia obrar como riguroso soldamidad por pre.~eptos; pero sus mas claras acciones do, inmediatamente mandó pegar fuego á la ciudad
no pueden rivalizar con los hechos clel salvaje, que en que estaba y á otras (le las cercanias. Lue~o envió
obra solo á impuls/)s de sus naturales inclinaciones.
mensajeros á Mayobanex, aclvirliéndole, qUtl si /lll
entregaba al fugitivo cacique todos sus dominios suCAPITULO VII.
frirían la misma suerte; y que pronto no veria ma~
que el humo y las llamas de sus abrasaclas poblacioCAllIPA~A
DEL ADELA:'ôTAIlO
F.:'i lAS 11ll:'ôTA:'i.\S DE CIG¡;AY.
nes. Los malhadarlùs ciguayos, vienllo la deslruccion
(I HlR.)
que les amenazaba, maldeèian la hora en que se reAV¡;OADO
por su aliado montaill'S, y por las parti- fugió Guarionex entre ellos. Rodearon á su caudillo
.Ias de los c)¡;(uayos que le proporcionó este, Guario- daodo lastimosos gritos, pidiéndole que salvase la
nex hizo varias escursiones á la llanura, cortando patria entreganrlo al fugitivo. Peroel generoso cacique
partidas sueltas de cspañoltls, devastando las eiudades ~e conservó inflexible. Les recordó las virtudes ,Ill
de los naturales que los continuaban obedeciendo, y Guarionex y los derechos sagrados que tenia á sn
c1cstruvendo todas las co~echas. La llegada del A,Ie- hospitalidad; y declaró que estaba resuelto á sufrir
Jantad(), rl'sutllto á desalojar y exterminar tan for- todos los reveses, antes que dar márgen á (lue Sll
midable adversaric" pllSO nn á tantos estragos. No dijese: ((~fayobanex vendió ti su huésped.))
Los indios se retiraron tristemente, y el caudillo
economizando peligros ni fatigas, ni confiando Il
otros lo que pOllia hacl,r él mismo, salió en la pri- llamó á Guarionex, y le dill de nuevo palabra de promavera COlluoa division de noventa hombres, algu- tl'gerlo hasta á costa de sus dominios. No enviÓ res1I0Scahallos, y UIIcuerpo de illdios, para penetrar puesta al Adelantado: y para que nuevos mensajeros
en las espesuras ¡je Jas lllontailas llr. Clguay.
no tenlasen la fidelidad de sus sÚhditos, puso indios
Desllues de pasar 1111rápido desfiladero, ca~i irn- emboscados, con órdon de dar muerte fi cuantos en-
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l'mA y "IAJliS
137
!lE CflISH1J:AL COlO:'!,
\'i;ltlos se ac Jrcasen. Poco Ilrlló en presentarse 1:1oca- dc,lor háciala resiciencia dol Adelantac1o, orreciónrlole
sioll de eipcutar estas cruellls órllunes, Du" hombres
sOlllete:'se COlltodassus posesiones al dominio espaiíol,
auclalllalJ:lI hiÍcia la llore;l;¡, de Jas cuales el ulla si Je ,Ievolvian su mujer. El Adelantado aceptó su vaera Ull pris ollero cii!uayc y el otro Ull indio alial\o sallaj3, y dió Iihrrtad;Í aquella bellr.za india eDil mude los espaÎi.lles. AmulJs perecieroll. El Adclalltado los chas caùtivos de su COlllltiva. )Ianluvo el eacique su
seguiaácolladistancia,consolodiezinfantes
ycuatro
palal:ra; fue útil y firme aliado de los espaïlUles, culcaballos. Cllando encontró muertos á sus mensajeros
tivó ')a,a ellos muchas tierras y los proveyó de abunen el camilo del uosque, atravesados de flechas, se danc 'a de víveres.
exasperó terrihlemente,
)' resolvió conducirse con
Nt nca se percHa un acto uondadoso entre aquella
dureza rest ecto de aquelli'. ollstillada tribu. Avanzó
senclla genIc. Cuando supieron los ciguayos la cie ..
con toda SI gente hlicia CahrolJ , (IOnlle estaba Mayo- menda del Adelantado, acudieron Il.cei1tenares Il.la
banex con ';ti ejército. A n llegada huyeron los eaci- farta eza con rresentes
de varias especies, proll1eques inferi)rcs y sus inllins súurecogidos de terror.
tiene a vasallaje, é implorando la Iibertlld de l\Iayoba,
Cuandu el infeliz 1\layohanex se vió auandonado¡ se nex" sus hijos. El Adelantado cnndesccnclió en parle
rdugió Call su familiil en una remota y escone ida COli; u sÚplica, dando la lihertad Il.la mujer y familia
parte de la; montaiJas. JIIuchos ciguayos huscaron á del clcillue, y deteniendo á este prisionero para aseGuarinnex pua darle mnerle,
ó entregarle
com') gurar la /idelidall de sus sÚuditos.
ofrenda pr'lpieiatoria; pern hahia huido á lilS alturas,
El. tanto el desventurado
Guarionex, quo hahia
errando so ¡tario por Jas lugares mus salvaj~s.
estal.O oculto en las hreÏ1as mas ásperas y remotas de
La espe~ ura de los boseues r la fragosidad dp. las las montañas, aguijildo por el hilmbre, solía uajar
montaïlasl icieronestaexrr-dicinnenextremopcnosa,
á las llanuras eu busca de alimenlo.
Los cigua\'os
y mucho Illas larga.de lo que habia creido el Adelantaque la consideraban
causa de su infortunio, eshedo.l'io solo iufria suQente cansancio,sino
que tambiell
randa con su sacrificio obtener la Ii lerta1 de su
hambre, Los nalurales hahian huido todos á las mon- caue ilia, revelaron su retiro al Adelantado. Una parIJIÏIUS: sus ;1ou!aciones qU(ldaron desiertas; y todos los tida salió inmeniatamentc
Il. prenderlo. Se ocultnron
víveres de los espailOles cOllsistian en pall de casaba
en 1;, senda por la cual regresaba genccalmente á las
y las raice:; y yerlJas queslls aliados indios podian re- montailas. Un rlia, cuando el illfeliz ca,~ique despues
cog~rlos, (on alguuas úlias que cnsualmente co¡;ian
de una de sus famélicas escursh:nes,
SI) retiraba á su
con la ayu,la de sus perro;. Dormían casí siempre á caH rr.a, le sorprenllieron
los espaiíolrs '! le llevaron
la incleme lcia, y expuest:ls nI mefítico rocio de aquel enc; denallo al tuerte de la Concepeion.
Ilespues de
clima. Tre., meses duró su campaÏla en aquellas J¡re- tanlls insurreccior.es
y del celo '! persl~verancill que
fIas, hasta que quedaron rentli,Jos de hamllre y de en ellas hahía desplegado
solo esperaha Gual'ionex la
cansancio. Muchos que tenian granjas cerca del fuertr. mUlI'te, de la venganza e el Adelanlado. Don Bartode la Concepcion, que exigian su cuidado, pidieron
10m,':, emperu, aunque rígido en su política, no era
permiso, 'la que los intlil's estahan aterrados y dís- crud '"Ii vengativo. Considr.ró la tranquilidad
de la
persas, P¡ l'a volver á sus mansiones de la Vega.
Vep suficientemente
asegurada con la prision 111\1
El Allel,lIltado concedió pasapo!'tes á muchos, y caciql:e,
y le mandó detener en la f3rtaleza como
raciones c/d corto acorJi(J cie pan que le quellaha. Se prisollero.
Concluidas las hostilillad,~s en aquella
quedó solo con treinta hùmbres, y resolvió eX:lminar
parle de la isla, despues de tomar las deuidas pre
con ellos Iatlas las eavel'llas que tellian las montaïlas
cau,:iones par~ impedir su reproduccion , volvió Don
hasta hall:!' á los dos cac:ques. Era dirícil, empero, , Bar' olomé ;Í la ciudad de Santo Domingo, donde á
descuurir sus huellas en medio de aquel desierto. No pocll ¿e llegar tuvo el placer de abrazar al Almirante,
habia qui(m diese idea alguna de su refugio: todo ell despœs de una ausencÎ:l de casi dos años y medio.
aís estaba abandonado. ~,e encontraban habitaciones I Tal fue lu enlendiela administrar ion delAdelanl.a1lo¡
IUmanas, pero vacías; y si par una rara casualidad
la e lai pone en eviden¡:ia su mucha capacillad , ye
sorprendhn
algun infeliz inelio bajando tie la~ rocas
vig(:r intelectual y físico de aquel hombre formado y
en busca ,le alimenlo, manifestaba siempre la mas easi enseilallo por sí mismo. Era exeelenLe marinero,
completa Ignorancia del ,iLia en que se ocultaba su legi;lador y soldallo. Su ¡ínimoy mOllal~s se e1evahan
cacique.
espontáneamente
al nivel de su flosicioc, sin pelulanLn clia {arios espaÏ1ole;, mientras cazaban úlias,
cia.1i altaneria,
y ejercia uu poder inexperado y
cogie!'on á dos indios de la comilivH de 1\Iayobanex, que extraol'llinario,
can la modemcion y sobrillClad que
iban â hm cal' pan á unlu!;;ll' dista nte. Los llevaron al debera esperarse de un bombre nacido )lara el mando.
Addant;ldo,
quien los ot:igóÜ declarar la guarida de Se e acusa de harto severo ell el mrndo, pero 110
su caudill,), y á servir dt. guías. Doce espaïlOles se se cita un Halo ejemplo deauuso Ile aUloridal1. Si era
ofrecieron á ir en su busca. PoniÓndose en cueros,
serliro, era tamllien justo; no nacieron de su rigor
pintándos~ el cuerpo conlo los inllios, yenvolviendo
los ,lesastres de su adlllinistraciull,
sino de las pasio·
en palmas las espaflas, fn,~ron conducidos al albergue
nes perversas Ile los qlle le obligaron ;1 usarlo; y el
del desgr,'ciado Mayolln ex. Se acercaroll á él con Ain u'ante, (lue tenia mas suaYiclad de mOllales y mas
cautela, ~ le hallaron ro(eaclo cie.su mujer, sus hijos tel'l.u~ade cornall, tampoco puJo captarse la voluny algunos ~mpleados Ile ,u casa, sin temer ningun
tad v :aobediencia
de los colonos. El carácter deDon
peligro. J,os espailoles desnul\;Jrun las espadas, se Bar :olomé no está sufieienlementû
apreciado en la
preoipitaron sohre ellos, y los hÏt;Íl~ron á todos prihistoria; mena,; espansil'o y menos amable que sus
sioneros. :::uando los l'CC'biú el Allelanllldo, dejó de her nanos, no les era inferior en osaJ ,a y hernismo.
uuscará Guarionex y vo!\'ilJal fuerte cie la Conrepeion.
Entre hs presos se bailaba lahermann de ~layobanexo Era mujer de olro cncique de las monLaÏ1as,
cuyo~ territorios no hahian \'i~it;¡cloaun los espaïlOles;
CAPITCLO PRmERO.
y tenia la 'cputacion tic unO. de la~ primeras hermosuras cie la i;la. F:llierno alllorque profesaba á su herCO:\7I:SIO:>1
E~ ¡';SPA~OI.A.-pnocEollllE:-;ros
Vio; LUS REmanu le Inllia hccho au,'lldollJr la seguridad de sus
DI::I.D~;SE:'i JAllAGt:A.
propios Ile minios, y seguirle porenlre rocas v preci(30 ùe ngosto de 1408.)
picios en tallos ~us trabajos,
cor.sol[lIlc!oló con la
sirnpalíay hondatlcaraelcristicas
de su sexo. Cuando
LI.F.cÓ Colon á Santo Domingo cans¡¡do de ~u largo
el cacique su marillo, que a pasionadamen le la amaba,
y {uduo vinje, y qur-urantada su salud por ¡as diversupo su c;"utiverio, se ellcamilllí con el mas profundo
sas y pdigroôas enfermedades
que le asallaron: sn
¡
I
r.
LIBRD XII.
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t38
1l1BLlOTliCA OJ,; ¡¡.\SPAII T nUIt;,
~nimo y liU cuerpo necesitaban reposo; pero desdc cmpero, b pri vilegiada y feraz tierra en que tenia n
que por vez primera entró en la ,'ida púulica, las dul- puestos los OJOSlos poetas y tilósofos de Europa comn
:.:uras do la tr¡!OIIuilidad desaparecieron para siem- realizacion de todos los ensueños inspirados por el
pre, sin un bálsamo jamas en existencia combatida Siglo de Oro, Tan cierto es que los mas bellos Elí~eos
por tantos contratiempos. La isla de Española, norte que jamas pintó la mente, los cOlJvierten en )lurgade sus esperanzas, estaba decretado que le habia de torio las pasiones de los malvados.
envolver en perpétuas vejaciones, enca,lenando su
Al arribar Colon tomó la providencia de aprobar tofortuna, impidiendo sus empresas, y llenando de das las medidas del Adelantado, y acusar lasdemasias
amargura la condusion de su vida. i A cuánta pobre- de Roldan y sus camaradas. Aquel hombre turb!1za y padecimientos habian reducido aqnella bella lento habia tomado posesion de Jaragua, adond,} le
y opulenta isla las pnsiones de algunos hombres des- recibieron bondadosamente los naturales. Permitia á
preciables! las guerras contra los inrlios, y las sedi- susasociatlos una vida lúbrica)' ociosa por entre aquecionesde los colonos, obstruyeron los trabajos de las lias apacibles escenas, haciendodelpaísvecino y sus
minas, arrebatando así toda esperanza de rif/ueza. habitantes, instrumentos de bajas pasiones. Un suLos horrores ql'" ocasiona el hambre, sucedieron á ceso ocurrido antes de que supiese la IIcgarla de Colos horrores de las armas. Se abandonó generahnente
lon, lo provevó de vlveres y aumentó su fuerza. Vn
el cultivo de la tierra; muchas provincias r¡uedaron dia que estab'nn paseando por la playa algullos de SIIS
yermas y desoladas durante las últimas disensiones;
partularios, vieron á cierta distancia tres carhbelas,
gran nÚmero de indios habia huido il las montañas y cuya apariencia, en aquellas no frecuentadas mares,
perdido el resto la asidu ídad al trabajo, viendo que los llenó de aflmiracion y zozobra. Los buques s e
III producto de sus fatigaS se la arrancaban de las
aproximaron á tierra y unclaron en UII puerto. Rece,
manos desalmados extranjeros. Es cierto que la Ve- laban al principio los rebeldes que viniesen aquellos
ga gozaba otra vez de la paz, pero era la paz que rei- bajeles en su persecucion. Roldan, empero, que Ilra
na entre ruinas ,era la paz de la desolacion. Aquellas I tan sagaz como osado, arlivinó que serian barcos sehermosascomarcasquecuatroailOsantesencontraron
. parados de su rumbo, traidos alii por las corrientes,
los españoles tan pobladas y tan ft'lices, flue parecian i y cuyos capitanes ignorarian las ocurrencias recienencerrar eo su rico seno todas las dulzurólsde la natu- . tes de la isla. Exi~ienrlo un profuwio secreto de SU¡;
r,deza, y excluir todos los cuidados y sinsabores del ¡gentes, se presentó á lJordo, fingiéndose destac!¡do
mundo, era ya un vasto teatro dO/llle descollaban la en aquellas cercanías para mantener fi los inilios ohemiseria V desesperacion, entre el fúnebre cortejo que dientes, y recaudar fos tributos. Sus congeturas r·}sacompaÎia al hombre y á la guerra. Muchas de aque- pecto á los bajeles eran acertadas; y e,tos , los míslias ciudades indias, donde los espaÏioles fueron re- mos descartados por Colon de sU escuadra en las
cibidos con afable hospitalidad, y adorados cual Canarias, para que trajesen provisiones á la isla.
si fueran benéficas deidades, estaban ya desiertas y . No s~biendo apreciar fos capitaues el empuje de las
silenciosas. Sus habitantes arrastraban el peso de su corrientes que \luyen por el mar Caribe, llabian navida, unos en rocas y cavernas, otros reducidos á la vegado al Occidente rm:cho lilas allá de lo que creÍlln,
esclavitud, y muchos habian rerecido de hambre ó hasta llegar al lin de lacosta de Jaragua. Roldan ysus
acabado sus dias ,II 1iI0 de la espada de los ,'encedo- parciales guardaron el secreto por tres dias. Considerei. Parece increible que tan corIo número de hom- rándole persona de autoridad y confianza, no dudabres, refrenados por buenos gobernadores, pudiesen ron los capitaues en darle las provisiones y armas que
CD tan breve espacio de tiempo, producir tan lasti- I les pidió. Así pudo adquirir espadas, lauzas, bailes.
mosos desastres. i Mas cuán funesta es la fuerza es- tas y municiones; mientras sus partidarios, disperpansiva del mal! En mano del último de los individuos, sos por los tres buques estaban activamente ocupason innumerables sus espantosos efectos, y el valor dos en hacer prosélitos, pintando á los recien venidos
lIl~Sesclarecido, necesita reunir los mas generosos la vida dura de 108 COIOIlOS,de Sto. DOlllingo, y el
esfuerzos para cùnse~uir que algun bien corone sus Iihre desahogo con que se pasâba el tiempo en Jaraintentos.
gua. Muchos de la chusma se habian emharcado por
Las perversas pasiones de los blancos, que tama- consecuencia de la mal aconsejada pl'Oposi<:ion del
Ïias calamidades hacían sufdr á aquellas tribus ino- Almirante para conmutar los castigos criminales ,~n
centes, les produjeron tambien á ellos bien merecidos trasportacion á la colonia. Eran vagamundus, la espadecimientos. Eu ningun otrO punto se patentizó tau coría de las ciudades de EspaiJa, y los criminales do
dará la justicia como entre los habitantes de la Isabe- sus calabozos. Asi no podia haber horn bres mas prola, los mas vagamundos, facciosos y disolutos de la pensos á dejarse seducir por tales pinturas, y proisla. Las obrus públicas quedaron 'paralizadas; las metieron desertar á la primera ocasion favorable, y
huertas y campos empezados á cultivar yacian aban- unirse á los rebeldes.
dlln:\dos; habian forzado Ii los indios á abandonar sus
Hasta el tercer dia no descubrió Alonso Sanchez de
hogares martiriz¡índolos por cuantos medios puedo Carvajal, el mas entendido de los tres capitanes, el
sugerir la avaricia, convirtiendo el país que los ro- carácter verdadero de los peligrosos huéspedes qne
deabaen un solitario desierto. Indolentes en demasía tan francamente habia admitido á bordo. Yaera de·
para el trabajo , y desposeidos de recursos con que masilldo tarde; el yerro estaba ya cometido. El y sus
com~atir su indolencia, querellábanse entre e[Jos compaiieros tuvieron muchas conversaciones velltlmismos, y so amotinában contra sus jefes, y desper- mentes con Roldan, esforzándose en inducir á abandiciaban el tiempo en una alternacion de tumultos y donar su peligrosa oposicion á la autori,lad legal. J,a
tristezas. La soldadesca acuartelada en la isla habia certeza de que Colon venia ya en efecto hácia la isla,
sido acometida por frecuentes onfermedades durante con mas poder y mayores fuerzas, habia conmovido
los últimos movimientos, hallándose los hombres en- profundamente Sll ánimo. Sus amigos tie Santo D(Icerrados en lu~ares indios á donde no porlian hacer mingo estaban encargados porél de justificarleante
('jercicio, y obligados á subsistir de alimentos á que el Almirante, á quien debian ase~urar que solo hallO podian acostumbrarse. Los que habian estado en bia combatido la tiranía é injustiCias del Adelantado,
acll\"o servicio, se hallaban sin fuerzas á causa de la pero estaba pronto il someterse á Colon cuando Ilemucha fatiga, largas marchas y escasos comestibles. gase. Carvajal conoció que se iba apagando el fuego
Muchos debilitados tambien en su constitucion, y que antes animaraá Roldall y á la mayor parte de sns
muchos habian muerto de ellfermedades. Habia un jefes, y se lisonjeaba de que permaneciendo algun
deseo universal de salir de la isla y de escapar de las tiempo entre los rebeldes, podria atraerlos á su demiserias que ellos mismos habian creado. Era esta, her. Vientos contrarios impedian á la sazon que los
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\'IDA
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VIAJES
\lE
CRISTo/l.\l
COlOX.
l3~
!luqUt'S puLiesen combatil las corrientes emanadas, placc r recurría la isla, vivienelo en desordenado f pÚde Santo D Jlningo; se diswso, plies, entre los ca-I blico Iibertinllje, no porlia menos de ~ener pehgrop¡tanes, qu,) una buena po~¡;jonde Ja gentelJue IJUbia I sísiuo efecto con los colonos recien venidos; y cuaná bordo, artíliccs y otros, cuya cooperacion impor- do e~tuviera cerca manl'Jantlo secretas intrigas, y
taba al servicio de la colonia, fuesen á ella por tierra. ofree iendo un seguro Ilsilo:i losdescollte:ntos YIllaIheDebia cond lcirlos JuanAl'ltonio \'olombo, capitan de clioI' )s, la lealtad cie toda la colollia podl'ia ricstruirse.
una rie las ':arabelas, parientes del Almirante, y cieE¡;1ll necesarias prontas medidasJlara fortalecer el
60 defensa" tie sus interrses. Arana debin hacerse ánirlo de la gente cOlltra talt's seducciones. Sabia
a la vela cor los buques, Cl ando la permitiese el vien- que.enian muchos de los suyos vehemente tleseo dtJ
to, y Carva ;al se ofreció:i !lerlTl~necer en tierra, para volvl,r á España, y que habian los se{liciosos propaesforzarse ~nr{'{lucir los nbd'.l.~s á sus ohligaciones. £lade artifiCIOsamente la idea rie CJueél y su hermallo
A la mai ana siguiente desembarc6 Juan Antonio quedan detener en la isla á los colonos por lines que
Colombo, con cuarenta hombres bien provistos cie cOll1'enian á sus interesadas miras. El :2 de seticlIlhallestas, fspudas y lanzas; pero snfrió el inesperado I bre t)xpidi6 una proclama, ofreciendc HbrlJ pasaje,
contr(ttiem po de verse re 1entinamente aballdonado y pl' lVlsiones eara el viaje, fi todos los lJue CJl11sicsen
de tOllos ellos, esceptuallllo ocho. Los desertores volv)r á Espana en cinco buques que iban á d;Jrse
marcharon en triunfo há,~ia donde estaban los rc- á la vela. Se prólnetia libertar así á la f;oJonia de genbeldes que recibieron gozosos ~lquel importante re- te odosa y pencleneiera, mermando el .nOujo y poder
fuerzo de fente ciesu mis:na condiciono En vano qui- de F oldan, al par que cobr~ba fuerzas con retener á
so Juan Artoniopersuad¡r!os, yen vano los amenazó su Ii.do á los hombres de ~ano corazon, sicmpre depllra que V)\viesenú sus pJestos, los mas eran erimi- cidi'¡os á conscn'ar la tranquilidad de la is/a.
nales convictos, amantesr\el desórrlen y enemigos de
E,cribi6 al mismo tiempo á ~Iiguel Ballester, el !Ji,
toda clase de leyes. Tambien apel6 á Roldan en va- I zarro y fiel veterano que manduba el fuerte de la Con·
no, record:índole sus profestns de lealtad h:ícia el go- , cepdon, aconsejándcle estul'iJ)se sobl'o si, pues so
biemo. ES·.ereplicó que earecia de medios para im- : aCClcaban los rebeldes á su distrilo. Tamhien lo auponer á u;c1ie ci yugo de la oberliencia; que el suyo 'I torí:.:ópara t~neruna entrevista con Ho/d¡¡p¡ ofrecerle
no era ma:: lJlle un mero "7l0nasterio de observantes, : perliOIl y oll'ldo do la pasado, con 1'1co;u!lelOn expreadonde to,lo HImundo podía tomar el hábito. Till fue' sa rio lJua prometiese cumplir Jielmente con torlO:lsus
eJ primer .riste n·sultllr!u lJIlCdi(¡ el IIlillJwdado pro- deb )ros y conl'írlarlo á pasar á Santo Domingo, bajo
yecto de ,>oblar una colonia de faeinerosos y gentes solemne, y en caso de ser necesario, escrita promecie mal viiiI', lIIeZChlll{loel vicio y la villania en su sa rie se¡;urie(:¡d personal. Colon ()rll ~incero cn SUg
primitiva rohlacioll, la qle dilÍ lugar á una no inter- atellciones, de disposicion benévola 'j aplacahle, y
rumpida ~l;rie de rlo(orosits cOl1sf~cuencias.
sín¡¡ularmente desposeido !Ir. toda mira vengativa
Juan Alltonio, triste y desalentado, volvió.í bordo hácla los muchos mall'adns que hahiaIl vertido lÍ
con Jos pocos que le era:1 fieles. Temiendo nuevús por'ín amarga hicJ en su generoso corazon.
(lesercíon!s, los dos capitanes se hicieron desde lueFallester habia apenas recibido esta carta, cuan{lo
go á la vela, clejando á C:.najal en tierra pura prose- r.rn le1.arOn á llegar los rebeldes a/lugar de Bonao.
guir el pre Yl~etode hacer entrarell buen caminoá los Est Iba situado este en un delicioso valle ó vega
rebeldes. No lIr.garon los /)1Ijeles á Santo Domingo del mismo nombre abundante y bien poblado. nÎsta:sin grande dificultad y dilacíon: el de Carvaj;;,1cuca- ba nas de diH7.leguas de la ConcepciJn y veinte de
lió en un l¡anco de arella, y pa{leció mllc:1Opor ello. Sar to Domingo. Il. Pedro Riquelme, que tenia magCuando e:Jtraron en el pllt'rto, ya Jas mas rie Jas pro- \líli~as posesiones en esta deliciosa comarca, era UllO
visiones estaban consulllidas Ó desmejoradas. Alon- cle :05 que eapitanenban la sedicion, y así es lJue su
so Sandll:z de Cnrrajalllegó poco dp.sjllles por tier- vivenda se convirtió en el cuartel genlJral de lo~
l'a, escoJ:ario por algunos de lo~ insurgentes hasla reueldr.s. Adrian de Mojica, !lumbre de turbulento
cerca cie :iauto DOlllíllgo. No hahia podido persuadir- y mal carácter, tmjo su ba\1l1ade disolutos rllliane~
los á la sunision; pero Holdall prometió que al mo- á a luel punto de reulIion: Holclan yotios conspiradomento lJt;e supiese fa llegada del Almirant(~, iria á res se acercaron tambien á él pordifel'entes caminos.
los alrededores de Santo Domingo para estHr ri maJ.pennssupoel veterano "liguel BalJesterlaJJegada
\lO y fol'll ular sus resentimientos, sincernr su con- de "oldan safi6 á su encuentro. llallestor era U\lOde
dueta paEada, y entrar cn ncgociacion para eJ com- eses ancianos que encanecidos en la guerra, inrunden
plcto arreglo cie todas las diferencias. Carvajal trajo relgiosa venerucion; su aspecto y su conducta reveuna carta del mismo tenor Ú Coll)n, y dijo que se in- lablll su buena índole de soldado, :f reunia cierta
clinaha :i creer la que !Ji hia obslJrvarlo entre los re- sel eriJad, hija mas bien clo un seria semblanle que
hel/les, que prestarian iiÍciJmonle obediencia si Jo- de insensible corazon. Su eleccion para apaciguagralJan ell prenda de sefuricl;lll una amnisLia.
dOJode ~ente auclaz y libertina, fue aeertada, pues
pOllia.con su probidad upaci¡;uar las [,asioues, ~ veuCAPITULO Il.
cel' con susailOs el descaro de los petulantes, ganando i fuerza de sencilla probidad la con fianza ae aqueN¡¡COCIACiO~
nEf. ALMrRnn: co:o¡ LOS Rr.IJElDI!S.-SAlla turba, ycon pura Virtud refrenando sus licencias.
LIDA \lE LOS Ilt;QUI~S
l'ARA ESPA;\;A •
.3allester halló ú Roldan lIcompailUclode Pedro Ri(1498.)
qu~lme, Pedro de Garnaiz, y Adrian Ile Mojica, tl'eg
LAS f:l"orables noticias y congeturas de Carvajal no de sus principales confederados. OI'f;Jlloso y confialograron impedir que d A/mirante se. conmoviese do en su fuerza oyó Haldan el üfrecido perdon COll
profundamente al COllsil.erar los lamentables escesos de ,precio , declarando, que no venia á tratar allí de
acaecidos en Jaragua. Vió que la insolencia dI) los paT., SillOá pedir la libertad de ciertcs indios capturebelrles) y la conliilllza ,¡ue t()lIian cn su propia Cuer- rados injustamente, y que iban á embarcarse para
za, deui I haher crecido mucho con la reunion de España corno esclavos, á pesar de que é/, en calidad
aquellos lesafmudos cJes~rtores, que llevaban consigo de alcalde mayor que era, habia dado palahra ùe protan buellas armas. La proposieion fie Haldan de tegerlos. Declaró asimismo que hasla que se le eIlacerears,) á Santo Domingo te sorprendió bastante. tr! ¡:;asen los indios no escucharían proposiciones de
nudaba de la sinceridad de sus oft~rt.as,y temia gran- pacto alguno; y haciendo alarde de Jloder dijo que
d~s males de tan arWici)so, turbulento y osudo"cau- te lia en su mano fu suerte del Almirante, el cual
dillo, con una ciega y audaz chusma á sus 6rdenes. habia cie supeditársele, porque c(\n nn soplo cie Sil!;
El ejemplo de aquella desmandada IlOràù, que á su lahios podria lahrar ó clestrUl!' su fortunn.
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HO
mOUOTECA
I
ilE GASPAR
Y ROIG.
Los indios á i(llC aludia, eran cierto~ súbditos de manejalios, para satisfacer todas Jas neccsidade.s <le
Guarionex, á qUien Hol,\an habia incitndoá no pagar los colonos; pero que eran esto~ indolentes y liberlos tribulos, y que hajo la sancion de su supuesta au· tinos. Propu·so enviar en cada buque, como la hacia
toridad. habían entrado en las insurrecciones de la en aquellos, algunos rie los ociosos y descontentos,
Vega. Roldan, conociendo (Jue Ja esclavitud no es- que debian ser destituidos por gentes indu~trjosas '!
taba bien mira:\;} por el gobIerno, y especialmente sóbrias. Tambien pidió que se ]e enviasen ec'esi:ístipor la reina, cnmascaró sus pretensiones y amaños cos para \a instruccion y conversion de los ind;os; y
con un disfraz humanitario, dando á conocer asi la la que era quizá mas necesario, para la reforma do
sagacida(l de su caráctllr. Tambien entabló otras dl~- los rlisolutos espaÜoles. Requeria tambien que un
mandas en extremo insolBntes; y declararon por tin homhre docto y esperimentado en las leves viniese á
los facciosos, que en las uegociaciones ulteriores no actuar c(\mo juez en la isla, junto con algunos oficiatratarían COli otro agente que con Carvajal, cuyo les Ile la haclenlla real. Nada mas racional y político
imparcial y recto juicio habian experimentado en sus que tales proposiciones; pero desgraciadamente un"comunicaciones con él en Jara¡::ua.
cláusula mancilJaba la excelencia moral de esta carta.
Réplica tau al"roganle al prometido perdon era Demandaba que se castigase á los indios prendidos en
tota~mente distinta de la que esper~ba el Almirante. escaram~zas y sedj~i~nes, prolongando por espacio
Ha1!abase este en la mayor perpleju1ad. Rodeábanle de lias HUOSsu comhclOn de escbvos. Solo Jas Ideas
falsia y traiciono Sabia que contab:l Holdan con par- dominantes en llquel siglo podian justificar tamuila
tidarios y amigos aun entre aquellos que blasonaban crueldall, que desdecía de la huena indole de Colon,
mas de su fidelidld; pero i)$noraha hasta donde po- 'lIle sus paternales sentimientos háciu aquella gento
drian extenderse las ramihcaciones de la conspira - mfortunada.
cion. No tardó cn ocurrir Ulla circunstancia, que hizo
Al lIlismo tiempo escribó otra carta, dando cuenta
ver cuán fundado. eran su~ temores. Dispuso que se de su reciente fiaje, i1compaÜada de un mapa, de
presentase armada la gente de Santo Domiugo, para lIIuestras de oro, y principalmente de las perlas reasegurarse de la fuerza con que en caso necesario cogidas eu el golfo de Pária. L1amalla la atencion h;ípodia salir al campo. Circuli) inmediatamente el ru- cia estas como las primeras halladas en el Nuel'Omor de que iban á Bonao contra los rebeldes. Solo Mundo. En esta carta era endon1e describia la tierra
sesenta hombres tomaron las ilrmas, y de estos no se firme recien descubierta con entusiasmadas palabras,
podian contar con cuarenta. t:no afectaba estar cojo, como la region mas favorecida del Oriente, manantial
otro enfermo; algunos tenia n parientes, y otros ami- de inagotables tesoros, y supuesto asiento del paraigas entre los compaïleros lie Roldan: casi todos ma- so terrenal; ~rometia seguir sus descubrillJientos lie
nifestaron su repugnancia á aquel servicio.
aquellos ¡;lonosos paises con los tres bUllues que le
Colon vió que el recurrir ¡í las armas haria patente quedaban, así que pudiese resolver las cuestiones
su debilidad y la fuerza del enemigo, y postraría en pendientes, y acallar las contiendas suscitadas en la
gran maner~ la ilut.Ol:idaùy dign}dlld del gobierno. isla ....
Era necesano transIgir, por humillante que tal conPor los mismos buques tamolen Roldan y sus alil1ducta pareciese. Los buques estaban anclados diez y gas enviaron cartas á España, esforzándose en justiocho dias ya en el puerto esperando la ocasion favo- fiear la rebelion, acusando al Almirante y á sus herrabIe de llevar algun informll ¡í la côrte luego que:a manos de opresioneséinjusticias, y pintado su conrebelioll se hubiese extinguillo. Las provisiones de ducta con los mas negros colores. Es de suponer que
los buqullS se es tallan consu miendo. Los prisioneros las repr~sentaciones de t~l~s hombres .!.etuvi~s~n en
indios á borllo se hallaban acosados de enfermedades,
poca estuna, y en nada hiCiese mella a los merltos y
á las que muchos de eBhs sucumbian; algunos se exaltados servicios lie Colon; pero contaban con \I uecharon al agua; á otros los sofocó el calor en los merosos amigos y parientes en EspailU; teniHn lus
camaroles de Jas buques. Tambien lIeseaba, que an- preocupaciones populares á su favor, y gozaban la
tes que hubiese alguna conmocion. saliesen p,ara conlianza de los soberanos personas capciosas, pr('nEspaÜa cuantos descontentos colonos fU,esepOSible. t~s á abogar por su ea,usa. Colon, para ~sar sus prQEl f 8 de octub¡·e so dieron los buques a la vela. Co- plUSpalabras, expresIvas aunque sencIllas, esta ba
Ion escribió á los !loheranos, haciénltoles partícipes ausente y eu.idiado, y era extranjero en el pais.
de la rebeHon, y del perdon que habian I'ehusndo.
Como Roldan queria dar á aquel suceso la apariencia
CAPITULO Ill.
de una mem querella entre él y el Adelantado, de que
el Almirante no era juez imparcial, pedia este que se
COIalPOSICIO:-¡CON LOS REBEL DES.
mandase ir á'Iloldan á España, y que fuesen sus ma¡;estlldes jueces; ó que se mstalase una investigacíon
( 1498.)
en presencia de Alonso Sanchez de Carvajal por una
HA81~:,(DOSE oado á la vela los buques para EspaÏla,
parte, como amigo de Roldan, y de Miguel Ballester continuó Colon su negociacíon con los relleldes. E~por otra. En gran parte atrihuia la dolorosa situacion taba deciditlo á poner lin á la revuelta á costa de cual·
en que se encontraba la isla á su larga permanencia
quicr sacrificio; porque ha.,ta verla concluida, n05010
en EspailU, y á los obstáculos que mal do su grado lo los asuntos do la isla continuarian su desgraciado
opusieron los mismos que interesarse debian cn su curso, sina 'lue podian servirle de rémora para Sllregreso, retrasanllo asi la conduccion de viveres, guirsus descubrimientos tan felizmente comenzados.
hasta re\ludr la colonia á la mayor escasez. De esta Sus buques yacian ociosos en el puerto, en tantoqtln
se hahia originadoehlescontento, los motines y final- debian estar explorando una region de inagotable rimente la rebelioD. Pedia á sus magestades, del modo queza. lIahia pensado mandar á su hermano á CODlilas vehemente, que no oh'idascnlos negocios de la cluir'aquella expedicion; pero el altivo y militar e~colonia, y que los que tenian en Sevilla el cargo de piritu lIel Adelantado hacia su presencia indispensacuiùar de ellos, recibiesen órdenes para no poner ble, en caso de que intentasen los reheldes alguna
obstáculo en vez rlll dar ayuda. Alu,lia á su castigo violencia abierta. Tales eran jas dificultades que tl'delllespreciahle Jimeno Uriviesca, el insolente ravo- nia que vencer á calta paso de sus generosas y ma~'rito de Fonseca, é instaba fervorosa mente para que ni nánimas empresas, impcdidas unas veces por las ¡!lesta ni otra causa lerobasenla contianza ¡le fos reyes; sirlíosas intrigas de astutos emplealllls, refrenalla~
tan lo mas cuanto que homhres de intencillD perversa ¡ otras por la insolente turbulenCIa de Ull puñado dl!
se gozaban en desfigurar los hechos. Ll's aSl'guró que ¡mfianes.
los recursos naturales ,le la isla eran suficientes, hlen
Colon tllvn \'arias y cOllcienzu,las consultas CO:1
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\lllA Y Yl4JI;, [lE Cnl~lÚn,\L cor.o:-i.
Hf
las personas mas influyen les en la isla. Vió qUA se la firmaban Francisco Roldan, Aùrian de Mojica,
atribuía ¡:ra I pa,rte nel descontllnto pop~lar á la es- I'ellro Je Gamez y Diego de E~covar.
_
trecha ~ohernaclOn del Adellntado,
á qlllen acusaLan
Ent:e talllo llegó Carv:lJa I á Bonao, acompanado
deadllunistrtrjustieia
COli JJJ:JJlO demasiado rigoros:!.
por ~i;gucl Ballester. Hallaron oí los relleltles llenos
Las-Casas, qUlltuvo ocasioll de examinar los docude pre511ncion y arrogancia. Pero Ja carta conciliadora
mentas que manifestaban la conducta seguida por el del Alnirante, secunlta¡l:t por las vehementes persuaAdelantado, le ahsuelve de semejantols cargos,
ase- sione, de Carvajal
los virtuosos consejos Ilel vetegura que su comportamiento
con Roldan no pudo ser rano lIallcster, tuvieron efectn favorable con varios
mas recto ~ mollerado. Colon, por opinion de sus de los jefes mas inteligentes que sus brutales subalconsejeros y por 10silllpu1sùsde su corazon Lenigno,
ternor. Roldan, Gamez, Escovar y otros dos ó tres
re~olvió obriT con lenidad ah50luta. EscrihiÓ á H.olllall estaLi,n dispuestos ilir á ver al Almirante, Estaban )'a
una carta Cil fedla 20 Je o:,tuhrP-, cllncchiùa en los mOll tados para emprender su espedicion , cuando les
términos Ill: seordiales, recordándole favores pasados
detuv) el general clamoreo de sus parciales, que rey exprt~san¡jo la afiiccion qIe hahia sufrido al hallar probaLan su partida. Tenian ya particular
apego 1\
t:\l feudo en~rc él 'f su hermano. Le pidió por el bien aqueja vida indolente y licenciosa,
no siendo fácil
comun y por su propia reputacion,
que estaba hieu que Sol resignasen iÍ troearla por otro género de vida,
puesta cOIII)s soberanos, no persistiese en su rebel!Jue habia de imponerles la moralidad y el trabajo.
día. RepitiÓle de nuevo que él y SllS compañeros se le Decian que era asunto que á todos les irnportaLa:
podian preslntar,
rl¡índole segunda palabra de consi- cualq,Iier eomposicion qU1l se hiciese, ,ieLi¡¡ por III
derar como inviolahles sus personas.
tanto ser en púhlico, por escrito y sujeta á su aprobaHuho Las~ante ¡¡¡¡¡cultad en la eleccion de un men- cion ~ censura. Uno ó dosdias pasaron antes de podp.r
sojero que levase esta carta. Los rebeldes habian
acall,r sus clamores. Roldan escribió entonces al AIdecidido 110 ,'ecibir mas mediador que Alonso Sanchez
miraI.te, queno Je permitian sus gentes pasar á verle,
de Carvajal. Pero existian llucllilS dudas en el ánimo
á me lOS que se le en viase un pasaporte, ó salvo-conde los que r'lll~ahan á Colon, en cuanto á la fidelidad
duete escrito, prometiéndole
protecci01 personal á
Ile aquel olicial. Observahan que habia permitido á él Y [~sus compai'ieros. Miguel Bnlleste:, escribió al
Hohlan perlllanecer dos dias á Larda de su carabela en AlmiJ'ilnte una carta de cautelosos y concienzudos
Jaragua; que lehaLia prov¡"to r1earrnas y provisiones;
consljos, exigiéndole que se aviniese á eualquier d.,·
que no le 11;hiaJetellldo á bordo despues de saLerque
manl a que entablnsen los insurrectos I sin purarslJ
era rebelde; que no se habia esforzado en perseguir
mucho en las condiciones del convenio. Decia que se
y capturar; que le hahian escoltado los reberdes hasta
aumwtahan
sus fuerzas continuamente
con nuevo~
Santo Dom:ngo; y él les haLia enviado refrescos á Bo- desertores,
inclusos muchos soldados de su propia
nao. Se ale ~aha, ademas, haberse lIamallo Carvajal
guar ¡iciou. OpinaLa que si nu se ponia coto por cualcolega de Clllon, seÎlalado [or el gohierno para vigilar
quier medio á aquellos desmanes, esta!n,n en peligro,
Sll conductl é intervenir en ella. Se supu~o que al no sclo la aul:>ridad, sino tamhien la persona del Alaconsejar fr los rebeldes se aproximasen :í Santo 00- mira .lte; porque aun(lue los hidalgos, oficiales y domingo, hahia pensado, en caso de que el Almirante
Illésl' cos inmelliatos
de Cololl moririw
por é! sin
no llegase, unir su pretendida autoridad de colega á duda, temia que se pudiese contar muy poco con la
la que com'l alcalde m3,vor dehia ejercer RolJan,
y gene:a!idad de sus allegados.
apoderarse del mando. Finalmente, el deseo manifesCe Ion conoció la urgencia del momento, y mandl.
tado por lo; insurgentes de !Jue se les mandase como sin t lrdanza el rlJquerido pasaporte. Roldan llegó á
mediador, venia á dar visos de probabilidad á tales Sant) Domingo; pero mas dispuesto mostraba estar
conjeturas,
y hasta se llegó á decir que intentaba
á enl;ender odio y guerra, reclutando n.1el'OS guerrijuntársele }omojefe ydequesepensabalevantaren
ller05, que noá pagar las contiellllascon
una pronta
Ronao el estandarte de la rlJbelion. Estas circunstanrec01ciliacion.
Tuvo varias entrevistas con el Almicias hicierlm caer en la incertidumbre
á Colon; pero rantn, y se escribieron
muchas cartas. Dió muchas
reflexiona! a que Carvajal, en cuanto le hauia sido quej iS, y pidió mucho: Colon concedió profusamente;
posible ob;ervar su conducta,
se habia comportado
pero algunas de sus pretensiones
eran demasiado
como homhre de honor é íntegro; las Illas de las rir- arro~alltes para ser admitidas. Nada qU;ldó en último
cunstancias que se presentaban
contra él, podian
resú men arreglado. Ho/dan partió so pr'etosto de ir á
converlirsp. en faNor suyo; los otros eran meros ruconsultar con sus soldarlos, prometi\!ndo mandar sus
mores, y ¡;esgraciadamente
conoda por experiencia
petidones por escrito. El Almirante er.vió para flue
propia lalamentabltl facilirladcon que puede empañar
trat¡se por él á su mayordomo Diego de Salamanca.
la calumnia los corazones mas virtuosos,
y las emE' 6 de noviembre escribió Roldan unll carta desde
presas ma:: san tus. Desec',ó, pues, de una l'OZ toda Bunow, poniendo en manifestacion
sus condiciùlles,
sospecha, f resolvió confiar implicitamente
en Carva- y piliiendo se le enviase á la Concepcion la respuesta;
jal; ni lu VI' jamas motivo rara arrepentirse
de su conpuer la carencia de provisiones le obliga!.Ja á salir de
/ianza.
Bonao. Añadió que esperaria cOlltestBcion hast.1 el
No bien hubo el Almirante despachado esta carta,
lunes inmediato (el i 1). Aquella carta saturada de
cuando re:;iLió otrS! de los cabeclllas de la faccion,
ame¡azas imponia condiciones humillantes,
que era
escrita muchos dias antes que la suya. En ella no solo impl)sible de todo punto aceptar. Colon no pudo conse vindicahan del cargo dll reLeldía, sino que se atrivenir en acceder á tales proposiciones;
mas para mabuiun el u'érito de haller lisuadirlo ¡¡ sus gentes de nifeitar su benignidad,
y quitar á los rebeldes toda
asesinar, lomo pensaLan, al Adelantado, en venganza
tlSCl.sa de rig(lr, hizo fipr una proclama por treinta
de sus opresiones, y persJadidolos á que a~uardasen
di as á las puertas de la fortaleza, prometiendo pleno
pacienltlll:ente
la justicia de! Almirante. Habia trasy completo olvido de la pasado á Roldan y a sus
cnrrido cerca de un mes desde su arribo, 'f los in- compañeros,
ó á cualquiera de ellos que volviese al
surgentes esperaban ansiosos su determinacion;
pero serI ¡cio de la corona, y se presentase :í la autoridad
se dolian de que solo vertiese odio contra ellos, no legi .ima en el término de un mes; ofreci,~ndo, ademas,
obstante, segun su entellller, haLer remediado mu- Ijbr(~ paso á todos los que quisiesen volver á E~païla;
dIOS males,
y oritado oti'US do gran trascendencia.
I y an:enazando aplicar el rigor de la ley contra los que
ùeclaraban,
por consec¡;encia,
(lue su houor y su nos~ presentasen en el predichotérmin'J.
Enviócopia
seguridad reqnerianque
5e separasen de su servicio, ! de ('sto papel á Roldan por medio de Carrajal, COli
para !o cIra! le pedían la correspondiente
licencia'l
una carta manifestalldo la imposibilida:1 de acceder á
Tenia estl carta la fecha de limao 17 de octubre, y sus condiciones;
pero promelienchJ convenir en cual-
r
y
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142
IIIHLIOTF.CADE (;ASPAR Y ROIG.
quiera transaccion,
que morllciese la aprobacion de
Habiend{l salido los 'rebellles de la vecinlla<l de
Carvajal y Sal¡,manca.
Santo Domingo, cuyos asuntos quedaban ya ase~uAl llegar el mensajero se encontró á Roldan aS(l- rados, puso Colon á su hermano D. Diego 'de gnherdiando la fortaleza ocupada por Ballester, so pretesto
nador interino, y partió con el Adelantado á visitar
tie exi.gir que se.le ~ntregasen ciertos criminales allí , los varios puestos, y á restablecer
el órden de la
refugiados. Habla IIIterceptado el agua para tornar! isla.
por sed hl. Concepcion. Al poner Carvaj,t11a proclama ¡
del Almiranteá la puerta dela fortaleza, los rebeldes '
CAPITULO IV.
se moraron de la ofrecida amnistia, diciendo que en ;
IIOCO til',mllD SI'. w.ria el Almirant~
obli¡;al~o á pedides ' :'ll'F.VASPRF.TE:'iSIO:>iES
DE LOS l:'isn (¡n'TEs' LU'V.\SE \
á ellos otra. Pero la vehemente mterceSlOn de C¡lrI
.,
•
,
vajallogró que los jeres, despues de maduras rel1e- ¡
CADOV:>iASEGVXDACAI'ITUI.ACIOX.
xiones, escribi'Jsenlos articulos de una capitulacion.
'
( 1499.)
Por ellos se establecia que Holdan y sus compañeros
Mvcllos meses necesitaron el Almirante y el ¡\dese embarcasen para Espaila desde el puerto de Jaralantado para inspeccionar toda la isla. Todo se /tabia
gua en llos buques, l/ue quedarian armados y prollenado de confusion en Jas últimas turbulencias.
"istos en quince dias. Que carla cual tenrlria opcion
Abandonadas las minas y granjas, esparcido el gaá recibir del Aln)irante an cerlilicado en que cons- ' nado que se necesitaba para la cria, y muerto en su
tase su buen comportamiento
y una órden para que mayor parte; descubiertas las deudas contraidas por
se les diesen sus pagas respectivas hasta el dia del: los caciques con motivo de no haber pagado los triembarco. Que en justo premio de sus buenos servibutos, caido todo en e/ mayor abandono, necesitácios se les entregasen varios esclavos á manera de Jo I base emplear muchos desl'elos para darle a/gun grado
que con otros se habia ya hecho. Y como muchos de . de explendor; los caciques sin pagar el tributo : todo
la sllciedad tenian mujeres naturales de la isla, unas· necesitaba arreglarse de nuevo. ToJavía se Jisonjeaba
en cinta, y otras recien paridas, se les permitiesen
Colon de que quedanrlo libre la isla de los malos espílIevárse/as con ellos en lugar de Jos esclavos. Que se ritus que habian hasta entonces vagado por ella,
diesen equivalentes por la propiedarl de algunos de volverian Jas cosas, merced á sus incesantes cui¡laellos que había sido secuestrada,
y por los ganados I dos, á /a próspera condicion de antes. Pero siempre
IJUI~ pertenecieron
á Francisco H.oldan. Otras condisucedia á sus intérvalos de calma alguna violenta
dones habia re;;pectivas:í Ja seguridad de sus perso- tempestad. Mientras se consolaba con la idea de que
nas; y se ail:\dió que no tuviese efecto, si no se les ya H.oldan y sus compailCros estariau navegand,) en
(Iaba una providencia de cualquier género en e/ plazo el a/ta mar, camino de España, supo con sentimiento
Ile ocho dlUS.
infinito que se habia deshecho el viaje, y que los
Este contrato se firmó por Ro/dan y sus compaileros
rebeldes !labian izado nuevamente
el pendon de la
en el fuerte de la Concepcion el 16 de noviembre,
y desobediencia ..
por el Almirante en Santo Domingo el 21. Dispensó
Salieron las dos carabelas de Santo Domingo para
tambien {¡la sazon otr1\S gracias, como la de permitir
Jaragua á fines de febrerQ; pero habiéndoles acomeque aquellos que así lo juzgaran conveniente,
se alisti do un violento temporal, tuvieron que anclar en un
tase.n en las banderas del rey, Ó Sil dedicasen al cultivo
puerto, y que detenerse en él hasta lin de marzo. Uua
ya d(lla isla, ya deSanto Domingo. Prefirieron,
em- quedó tan inútil, que le fue forzoso volver á Santo
pero, seguir la suerte de Roldan, que salió con su Domingo. Se despachó otro bajel para suplir su
banda para Jaragua á esrerar la llegada de los buques,
falta, en que se dió á la vela el infatlgahle Carvajal,
acompaÜadll pOI' ~tigue B¡¡lIester, el cual debía incon ánimo de apresurar el embarco de Jas rebe/,ies.
tervenir de parte del Almirante en los preparativos
Pasó once dias en e/ viaje, y halló la otra carabela en
de la embarcacion.
Jaragua.
Fue muy triste para Cololllaconsideracion
de verse
Entre tanto los camaradas de Roldan, ó bien poco
detenido en sus colosales empresas por tan ruines
afectos á su nueva vida, ó bien nada deseosos de
obstáculos; y de que los buques que debian haber
tornar á España, se habian arrepentido de su antillevado á su hermauo á esplorar el recien hallado con· guo propósito.
Pretendieron,
como de ordinario,
tinente, se lledicasen ul uso de aquella turbulenta y atribuir á Colon su inlidencia, alirmando que habia
baja chusma. Consolóse con la halagÜeim esperanza
el Almirante expresamente
dilatado la vemrla de los
de cortar los mules que trahajaban á la isla, volviénbuques mucho mas del plazo puesto por la cupituladole la felicidad y la calma. JIlandó, pues, no perdonar
cion; que estaban los barcos incapaces de darse DI
trabajo para aprontarlos buques yellvillrlosáJaragua;
mar y con pocas provisíones; y lanzaban á la fl'enpero la escasoz de viveres y la dificultad de completar
te de Colou otras acusaciones a~entadas en hechos,
el armamento para tal viaje cu el mal estado de la que no se habian de modo alguno podido evitar.
colonia, dilataron su salida mucho mas allá delliempo
Carvajal protestó formalmente contra aquella de terestipulado.
Viendo que se habia visto forzado á usar
minaeion ante un escribano que le acompllila!Ja; y
una especie de engano para con los soueranos en la~ viendo 'lue los buques sufrian gralllle injuria y se
certificaciones
de buena conducta dadas á Rolrlan y conSUlman en balde las provisiones,
los mandó á
sus compañeros,
le3 escribió Culo n una carta, inror·
Santo Domingo, adonde pasó él por tierra. Roldall lo
mándoles del verdadero carácter y conduela de aqueacompañó á caballo algund distancia: su espiritu palios delincuentes.
Dedales que no habian respetado;i
recia agitado. Le atormentaba
en alto grado su .Hnla autoridall, oponiéndose á que los indios aprontabarazosa posicion;
por una parte tenia miedo de
sen sus tributos,
y robando mucho oro y algunas
volver á España; por otra conocia que aquella tropa
hijas de caciques. Que el certilicado de buena conreilida COli toda idea de subordillllcion habia de cauductaqlle
les habia dado, fue en conformidad del sarle graves disgustos, envolviéndole ta/ vez en séconsejo de las principales persufHls que ]e rodeaban,
rios compromisos.
¿Qué vínculo le aseguraba
la
y arrancado á su voluntad por el imperio ee las cirfidelidad d,~ aquellas gentes, mas sagrado que las
cunstup.cias, que amenazaban envolver entotalruin;¡
I obligaciones
que estaban ¡j cada paso violando? Destoda la isla. AconsejÚ en vista de esto que se les prellpues de acompañarlo callado y pensativo alguna disdiese y se les despojase de sus esclavos y tesoros,
tancill, hizo alto, y pidió tener una conferencia rehasta inv(lstigar propiamente
su conducta. Se enservada con Carv~jal antes de separ<tl'se. Se :\pearon
tregó esta carta;Í una persona de confianza que debajo /a sombra de un árbol. Allí hizo Roldan nue!Jia ir en los Luques.
vas protestas de la lealtad de sus intentos,
y lUjO
i
'I
I
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V i1J.\
Y
"JAJES
nI;
Iinalmt>nte, que si el Almir~llte queria en\'i~rle otro
sal\'o conlln::to cscrito para 1,1segl1l'irlad rie sn per5iJlla, y Ile l, tic sus principales caudillos, iria ;í avis·
farse con él, poniendo talaS I(ls medios pllra zalljar ;llJuel ~S.ltlto Ile ulla mancra rligna, /ln térm.inos
que no lasti nase los intereses tIc ambas partes. Este
ofrecimiento,
ai¡adió, deLia tenerse ocuao de sus
gentes.
S'l regoci, ó Carv¡¡jal mucho,
viendo ya bases dll
una composicicn final, y se apresuró á comunicárse·
las al Almirante. Este envió sin demora el requerido pasaporte,
sellado cou el sello real, acompaiíado
COLO:';.
l43
rle ur.a carIa concchitla Cil amistosos t~rminos,
exhortántlolo Ú la pacífica ohelliencia cIe los reyc~. Mu·
chas de las personas prilll;ipalr.s que e;taban con 1'1
AllIli;ante, escriiJieron talllbien á ruegos de este una
carta de seguridad;í
Hohlan, en la cnal le prometian, bajo palabra dc hûnor, no atacar para nada su
seguridad personal, ni la de sus cóJegas, con tal que
ellos {¡ su vez prometiesen no rebelarse cont.ra la <IUtorid.lll de los reyes, ni la de su legítimo representante en aquellos mares.
En medio de esta iucertitlumbre,
Ir.ientns Colon
con la mas infatigable asiduitlad y leal celo se esfo\'-
CRISTOBAL
I
.
'
-
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--
._-;:f~~~~~~~~~~~~~
-.
l, ',~
z,,!'a rn triler la isla 1Í la ohediencia y promo\'er en
Vino á bordo de la carahela, y con su tlescaro acosella los intm'escs de sus scberanos, recibió una carta
tumbrado propuso los términos preliminares,
dentro
Ile Espaim en réplica á la~ vehementes y tristes pinde ¡'lS cuales estaban él y sus compaileros dispuestos
turas que de /a colonia habia daelo en el OtoilO :mteá (l[ trar en negor.iaciones.
rial', así como de los ultrajes tic aquellos hombres
Primero,
se le permitiría
enviar llguna de sus
clesaforados, y á su pelicion tic que la autoridad real gentes hasta el nÚmero de quince á r~spaiía, en los
le sustent"se en tan grandes dificultades. Estaba la huqurs que estahan ell Santo Domingo. Segundo, á
carta escrila por Sil envidioso y bajo enemigo el ohispo
los1artitlarios
suyos que drseasen permanrcer
en la
Fonseca, superintenllente
Ile los negocios de Inllias.
isla, sc les eoncederian
tierras de cultivo en vez de
In[ormába1e del recibo de los partes en que pintaba
suc 110 real. Tercero, se daria cumplida satisfaccioll,
la triste situacion de la colonia; pero decía/e que á F /lldall, manifestanrlo
ser todos los cargos contra
sllspendirfc
tal nsunto; porque Jos reyes tel/ian el I él è irigidos, hijos de la calumnia inventada por ene{¡niroo de enterarse por sí propios de todo lo ocurrido
mi¡,os de su huen Homùre y del parler rle los reyes.
para poncl' remedio á aqrellus males.
C:U;TtO, que Ha/dan seria restahlecirl) en su empleo
Esta fri,\ respuesta á sus urgen les represeutacío¡lellealde
mayor.
nes [ll'Odujo muclJO efecto en el ánimo de Colon. Col;stas son las duras é insolentes c~ndiciones que
nació que sus quejas pesahan poco en el ;ínimo Ilel propusieron;
pero fueron ndmilidas. Entonces desgobierno, lJue no crall desoídas las pa[;'uras de Sus em¡lurcó Haldan fi comunicar la conce£ion de ellas á
enemigos, y que estos colJl'.1ri:1l1 1I1l1!\'OShrios cuan- '[ sn~ compañeros. Por dos dias tuvieron cOIlsultas los
do J!1!gaStn á sahel' el (llJl'O illl1ujo de (Jue gozaba ell I insllrgentes,
a[lin de los cuales enviaron sus capi-Espai'Ja. Lleno, emperu, Ilc l'cio por el bucn (!xito de tullcioncs extendidas ell forma y redactadas en arrosu ernprem y de liddidad por los intereses de los so- gallte fras/1, uniendo las concesiones
que se les hahcranos, :'esolviá no pê¡'dollar sacrjjiejo algullo per-¡ biun prOlligado en el fuerte de la Concesion á las
sonal, y apaciguar:í toda costa las turbaciones de la nUJvamente arrancad'as
por Haldan, y daban fin;í
isla. Tant;eseoso estabadc facilitar las negociaciones
su obra con una nueva demauda, que rayaba en incon Hold:cn , que se emharcó allin de agosto en dos I solencia; :í saber, que si el Almirante faltara al cumcarabelas para AzÍla, O"cirlentc do Santo Domingo, . plimiento de aquellos artículos,
tendrian el derecho
y IllUC[¡O mas cerea de J,lragl1a. Le acolllpaitaban va· I de juntarse y obligarlo á sujetarse á ellos á la fuerza
rias personas de las lilas distinguidas
rie la COlonia'ló
por los medios que Juzgaspn convenientes.
Así
Roldan S'l presentó talllbien ell aquel punto con el buscaban Jos conspirallores,
no solo disculpa de la
turbulenlo Adrinn de ;\Iojica, y algunos de su banda.
pasado, sino eSCUS[lpara la futuro, en caso que de
Esta con,lescendcncia
v las anteriores concesiones
Ut evo se rebelasen.
obtenida~ del Almirante,
acrecentaron
su aurlacia
Se cansa é impacienta el Ílnimo al (lescribir, y deexaltada 11 par por la frialdad con fIue b córte habia
be llenarse de indignacion el pecho dd lector genero·
recibido .as quejas rie Colon, circunstancia
de que so aliceI' aquella prolongada é infructuosa
lucha de
eran ya sabetJores. Se condujo, pues, Holdan) anles
un [¡ombre riel mérito exaltado ó incom[larablcs sercomo cunquistador
que demanda triunfantes condivicios de Colon, con aquellos despreciables rulianes.
ciones dll paz, (I.ue como delin~u~nte que procura el , A ,altatlo por la incertictumbrtl y los peligros que ama·
perdon por medIO del arrepeutlmlCnto.
g:.han desplomarse
sobre su cabeza, extranjero en-
i
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BIBLIOTECA /lE
tre gente tan pendenciera,
Jefe poco popular en una
am(jtin:~t!a i~la, y hahiéllllose hecho sospecl oso al
mislIlo gobierno dcl que eu pago de sus afanes solo
recibiera menosprecio, dcscaha servir, y sus mi<mo~
servicios creabau/a descontia/lza, y uo ~abja adllnde
pedir fiel consejo), ayuda elieaz ó redo pilrecer. Hasla ta tie.rra que pisa»a parecia desmoronarse
bajo
sus (lies. Su[l(J que empezahan á formarse proyectos
sedie'o¡¡osefllm
su misma gente. Veian la impunidad cun qoo los rebeldes habian gozado la posesion
de U!lO tie los mas hermosos distritos de la isla; hablah ..n entre dl<)s de seguir d mismo ejemplo, de
ahandollar la bandera de/ Almirante, yde 3poderarse
de la provincia de IJigucy, al extremo orielltal de la
isla, que leuia fuma do sel', en minas cie oro, rica y
nbundante.
En situacÏ<ln tan crítica, l\csentcntliéndose
de tOlla
consí<1eraciGII rie orgullo y di¡:!uidad pen;onal, determinó á costa de cualquier sacrificio propio aSf!gurar
los intereses de 1111 illgrato sobcrallo, y se forzó Colon á si mismo á firmar uql1ella humillante capituladOll. Conllaba en que si alBun dia IIl'gaha á avistarse
La.Stuujucs
á 'lUll'nt's
la ~UHrra
GASPAR
CAPITULO V.
CO:'<lCESIO:':ESRECRAS Á 1\01./l0\:'I Y StS C()~II'A~El\(lS.IIEGR¡';SO /lE \'AIIIOS 1\EllEI.Dt.S Á ~::;¡·o\:-¡A.
tI!). )
(o
Al. recobrar Roldan su cargo de alcalde mayor,
desplegó todllla arrogancia que podria esperarse de
UII hombre que hahia logrado el poder por tan detestables medios. Mientras estuvo en la ciudad de Santo
Domingo, su faccion le rodeaba siempre, tenia solo
tratos con gente pervertida ¥ mal contenta, roueándose de todos aquellos crimmales que rechaza cie Sil
senO la sociedad con lo 'lue solo conseguia nlllrmar á
11.\ 1Il'jad'J '''IUtl.ls,
\(\s habitanlcs pacificos y leales. l\lanteuia arrogante
tono hasta contra la autoridad de Colon mismo; quitó el empleo á un tal Rodrigo Perez, lugar-teniente
dl~1 Almira/lte,
llíeiendo que nadie habia de llevar
haston de manito en la isla, mas que los elllpleallos
que él nomhrase. Triste y dolorosa fue flara f:ollln
la nccesidad Ile doblegarse il 105 insolenll's caprichos
de aquel hombre, y de la canalla que vo!\·iú bajo sus
auspicios á la colOliia.
Roldan prescntó un mcmorial firmado por Illas de
cieuto de SllS secuaces, pidiendo tierras, y permiso
par:1 (ij¡¡rsl~en ellas, y escogiendo para ello la provincia de Jar'lgua. El almirante tuvo fundados telllo-
Y ROIG.
con los reyes pOllria conçencerles de que habia sido
forzado ¡í firmar ar¡uella capit ¡Iacion, arrancada de
sus manos por las extraordi ••arias dilicull.¡llles cUlJue
sr. hahia vi~IO, y por el eminente peligro Ile la 1:010/lia .. Antes de firm_rIa, empero, inserló una cláusula
diciendo, 'lue las órdenes de los soberanos ó suyas,
tÍ de las autoridades
lJue él nom»rase,
debÎ3u ser
puntualmente
ohedecidas.
l'uleJlal
caeltlu(~
dl' la IflLu .,Ilc lôl:1
\'1'Il~U":.
res Ile poner oí disposieion de aquella faJanje de f"cciosos, tierrds tan distantes, donde podian fomentar
nuevas rebeliones. Pudo al fin distribuirlos en varias
partes de la isla; linos en Bonao, donde su colonia
(fió origen ,1 la eiudall de este /lnmure; otros en las
m¡Írgenes del rio Verde en la Vega, y algunos á ~els
leguas de este punto, c:llllino rleSanliago , les seua¡oí¡;;randcs p()J'l~ionr.s rie tierra y muchos esclavos Indios. (;onc[uy,í tambien lin pacto COli los cac~ql,es
Ile las cercauÎas,
en el cual le:; 'I!vautaoa el tl'lbllto
ohlig<Ílllloles á alistar entre sus sÚbditos algunos gl'Upas de inllios lihres cou el ohjeto cie que asislíesell
:i los eolollos en el cultivo de la tierras eonliadas á sus
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\'ID~
Y VIAJES
DE CRIST'JBAL
cuidadus : especie de servicio feudal, ongen de los repartimienlos,
ó distrilJUcion de los indios libres entre
los colonos, adoptarlo sucesivamente,
y usado con
vergon7.0S1 crueldad en t~(las las colonias españolas,
fuente de :ntolerables padecimientos y opreslOn para
los infelices indios, é instilucion que contribuyó mucha al extHminio de Jos de EspailOla. Colon co'osideraba la isl., como un pais conquistado,
y se apropiaba
el derecho de los conquistadures,
en nombre de los
soberanos por quienes peleaba. Consecuentes con estos principios sus compañeros se hacian partícipes de
los territorios conquistados,
abrogándose la potestad
de seilOre~ feudales, y reduciendo ¡Í los conquistados
á la condi< ion ùe villanos ó vasallos. Este arreglo diferia mucho de su primitivo intent3; pues estaba antes disputsto á tratar á I,)s naturales con amistad y
templanza,
como ¡j súb,lilr)s pacíficos de la corona .
Pero se hl bian fl'ustra,lo I()llus sus planes por la violencia y li lertillaje de otros, Ylas medidas de entonces parecen adoptadas seGun la exigencia de los tiempos. Con ubjeto de conse~'var inalterable el Mden en
la isla, imtituyó una especie (le policía compuesta de
un capita:! y varios so/riados, encargados de visitar
la isla en todas direcciones,
ollligando á los indios iÍ
pagar sus tributos, obseJ'l'ando la conducta de los
cùlonos, y co J dcrecho para refrenar la menor apariencia de motin Ó insurrecc ion.
Habiendo ya solicitado y obtenido tanliberHles remuneracion es para su gente, no se manifestó Roldan
mas mDIlI's[n en pe(lir para si mismo. Beclamó ciertas tierr,), en las cercanías de Ia lsabela, por haoerles
perteneci,!o antes de]a rcbelion, tamllien una granja
real, dedicada ¡Í la cria de aves domésticas llamada'
La Esper; \IZa, y situarla en la Vega. Se las concedió:
el Almirar, te, con permiso pal'a emplear como cultivadores los súhditos ,lei cacique, á quien cortó Alnn
so de Ojeda las orejas en su primera experliciun militar á la Ve~a. RecilJiú Hollan, aùemas rie esto, varias
tierras en Jaragua, y muchos ganados pertenecientes
al patmnllnio real. Eslos donativos solo tuvieron cariÍcter de :nterinos hasta que fuesen sancionados por
ambos reyes, porque aun pensaba Colon, que c\wnllo
supieselll;us
magestades Jas sediciones y violencias
con que uluellas gracias se le habian arrancado,
los
cabecillas de la faecion, no solo perderian sus mal
adquirida:; posesiones,
sino que serian castil;:¡dos~',
seglin lo mereciesen sus delitos.
Habiendo alcanzado Roldan mucho mas de lo que
podia prometerse en sus mas dorados enslleilOs, pidiólicencÏ1 pararecorrers~s
posesiones, yauuqnemal
de su grallo se la concel,ló Colon. Inmediatamente
salió para la Vega, y parando en Bonao , doode !Jabia
tenido sus reales, hizo á Pedro Rique/me activo confe,lcra(lo S·lYO, alcalde de aquel circuito, con r1erec!Jo
de urrestar to,los los delincuent(~s, y de elll'i:lrseJos
presos al fuerte de la Concepciou,
àdonde él se reservaba el derecho de sentenciar/os.
Este nombramiento lle,',contentó mucho al Almirante, por haber
saltado Roldan la valla de SlJ~ atribuciones'
pues no
le correspondia,
como :Ilc:dde mayor, el' derecho
de nombrar alcaldes ordinarios. Otras circunstancias
le dieron il entender, que tenían los insurgentes
(j(!sil)n,ios.pos 'eriores, Pedro !tiquelme, bajo ¡ÍMesto de
erigir casa, rurales para su ganado, empezó ¡\ levantar un robusto edificio SOJre una colina ventajosamente sitn:ldo y capaz de convertirse en una formidable fortalera. Deciase que él y Boldan de consnno
estaban empeñados en aquella obra, para tener sitif'
I\n qne fortilicarse en caso lwcesario. Como es tuviese la
colina cerCi de la Vega, adonde se habian fijado tan.
tos de su,s partidarios" I~u[¡iera sido peligroso punto
c1~ reunIOn para sedlclOs3S., S,ospeclró los desi~illas, y se opuso á los /lrocedlmlentos
de Hil}uelme,
Pedro Aran •.., hombre cal y h()[II'allo que vivia en los
alrededores,
Rt'[lresentaron
ambas partes á Colon,
I
H¡¡
COI.O:V.
que receloso de esta obra peliwosa de Riquelme, Ii
prolibió que la continuase.
H Ibiase dispuesto Colon para regresar á España
con su hermano don Bartolomé,
perslladido de qll~
eraJIIí su presencill muy necesaria,
para poner !:lajo Sll verdadero punto de vista los últimos sucesos
de la isla. Habia experimentado
la ineficacia de Ins
cartas qt~e podian ,g/osar parcialmente
SIlS maJévolos 3nemlg~s. ~a Is.'a, empero, ~e hallaba Ilun eu
I~UY precar¡a sltuaClOn. Nt.l estaba seguro de la fidelida(1 Je Jos r~llC/des, aunque tan caramente
comprac a; y hablU rumores probables de un descenso
á la Vega de los montañeses
de Ciguay "con designiQ
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I'ri,ion del cacique ~layobanel.
dt' r(!s('at~r á su c~~tivo cacique ~Iayof¡anex. /)110
p~rmanecla aun prISIOnero en fa Conce/leion. Tarllble~1 se esparció /a alarma ron la noticia de hsbrr
arrJl~~do. al Occidente de la isla cuatro buques. Cil
aparl3nCla sospechosos.
Estas circunstancias
obligaraI! Ii Colon á proponer su partida; y lo detuvieron
~nvudto en los negocios de aqnella favorita pero fatal
Islil.
_ La~; dps ~u.rabelas se hicieron á la vela para Espan.a al ~l'InClplO de octuhre, COli los colonos que quiSIeron yo/ver, y entre otros, muchos dl!1 pa rtido ¡JI!
Roldan. Algunos Ilevar~n consigo tres !\sda"o~, otro~
d~s y 3tros uno, y rarlOS de ellos las hij;ls dI! los caclques, sacadas por seduocion de sus C8S1Sy del ~eng
7
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1-11\
RIDI.IOTEC,\ur.: 'ASPAR T RúU:.
CAPITULO VI.
de su~ familia3. El Almirante, sill emoargo de JIOpo·
del' surrir con pnciencia tales des~anes,
.opuestos
l.LEGADA DE OJ¡';D.\ CO:'l t::'I.\ ESCU.\DR.\ Al OceIOE:'lTE Ill!
á su buen c/)razon tuvo que convemr y resIgnarse á
LA ¡'LA.-ROLDAN
E:'\nADo Á BUSCARLO.
ellos. Sabi~ que en~iaba en ellnS;Í Espyila un refuerzo
(14H9. )
rie enemigos y testigos falsos, que rlifamasen su carácter y conducta; pero no le ql~edaba olra alter~aE!'iTRElas causas que indujeron fi Colon á retardar
tiva. Para contrapesar,
en lo posible, sus ca]umlllas,
su partida á Espaila, se ha IIlcucionado Ja lIega(la de
envió por las mismas ~arabelas al/ea! y recto veteracuatro buques al Occidente de la isla. Ancla!'on estos
no Miguel Ballester, Junto COli ~afCIa de Barrantes,
el 5 de setiembre en un puerto algo mas ¡t!JaJo de J¡¡cambos autorizados para ntend.er a sus negocl~s en la quemfll, eon la idea, segun parecia, cte cortar palo de
córte, y provistos de Jas llledlllas que se hablan toeampeche, abundante cn aquellas inmediaciones,
y
mado respecto á la conducta seguida por Roldan y de llevarse à Jos inni% como esclavos. ~fas adelante
se supo que mandaba los !Juques A/onso de Ojeda,
sus cómplices ..
"
.
Escribió à los soberanos prdlCndoles se 11Iformasen
aquel auuaz caballero que en los primcros "iajcs se
de la verdad de hs últimas transHcciones, yobrasen
habia distinguido t¡¡nto, particularmente
en la capsegun creyesen ~1>ortu~lO. MaJIireSl~ su opinion, de tura del cacique Caonabo. Conociendo su espíritu o~aque las capitulacIOnes hrmalla~ por el y los rebeldes,
do y emprendedor,
sintió mucho Colon que visitasl)
eran nulas é inválidas por varIas razones, que se le la isla de aquel modo clandestino,
que tenia casi vihabian nrrancado violentamente y en la mar, adonde
sos de piratería. Para oponerse á sus .¡gresiones, Y
no ejercia la autoridad (le virey; que había habido
pedirle cuenta de ellas, se neeesit:iba un agente dotados procesos relativos à.la insurr~ccion;
y habiendo
do de resolucion é inteligencia. ;'iadie mas lÍ prop6sido condenados por traidores los llIsur¡¡entes, no cs· sito que Rolnan que, sobre ser tan atrevido como OJetaba en poder del .\\mirante absolverlos d~ su crimen;
da, le a"entaJabaen astucia. Unaexpedicion semejan te
que las capitulacioI,les trataban de neg~cl~s perteneocuparia su ;\nirno YI'I de sus partidarios, y los distn,ecientes al real erarIO, en el que no podIa el 111terveriadesus planes sediciosos. Las muchas concesiones
nil' sin ]a concurrencia
de los fuuciorHlrios y oticiales
que recientemente
se les habian hecho debían por el
de la corona' Y que Francisco Roldan y sus commomento asegurar su/hlelidad,
sobrc todo siéndoles
pañeros, al s;;lir
EspaÎw , habian jurado fidelidad
lilas útil ser leales que rebeldes.
á los reyes, y Almirante en su nombre. PresentaHaInan se encargó con gusto de tan peligrosa codas estas raznllf' s , algunas de las cuales bas~ban en rnision. :-.lada podia ya a(lquirir en los Ilesórdene, y
consÍtleracillnes de todo punto admisibles, mientras
deseaba asegurar sus llIal ganadas posesiones l'nI' nlf'otras eran hijas Ile groseros solislll.ls, C%U ro¡.¡aba dio de servicÍtls pÚblieos que hiciesen ol\'Ütar sus pa;\ sus reyes que no estimasen conveniente ~cceder á sados extrados. Como era tan vano corno activo, su
las condiciones presentanas l'nIa capillllaclOn arran·
orgullo le inspiró el deseo de desempeilar bien una
cana de sus manos por el porter de Haldan.
mision que exigia tanto valor Y sagacidad. Salió de
Repetía la súplica de una carta anlerior, de qu.e Santo Domigo cou dos carabelas, y llegó el 2lJ de
se le enviase como Juez un hombre docto que admI- setiembre á dos leguas del puerto nonde estaban [,nnistrase las leyes de la isla, puesto que él estaba acu- c1ados los buques ctc Ojeda. Desembarcó con veint'~ y
sado de severo, aunque cierto en su cOllviccion de cinco hombres resueltos y bien armados, acostumbaberse siempre guiado por la clemencia. Pedia ade- brados ya á la vida a\'enturera ne los bosques. Cinco
mas qUe se enviasen personas de probidad y discrede ellos enviados á un reconocimiento
le participaron
cion nara formar un consejo y ocupar otros empleos;
que estaba Ojeda ell tierra á muchas leguas de s'us
de~eândo, empero, que .tuviesen. p.oderes limitados o buques con solo quince hombres, empleados en hal~er
detinidos en sus respectivas comiSIOnes, de modo que pan (le cazabe en un lugar indino Roldan se situó (!lino afectasen los privilegios y dignidall que á él cortre él y sus buques, pensando sorprender']o;
p'lro
respondian.
Se extendia sobre este particular,
porOjeda]o supo flor los indios, áquienes aterraba el solo
que ya otras veces se habian atacado sus prervgatinornhre de Roldan, por sus excesos en Jarugua. Ojevas. Observaba que podria equi vocarse , pero que Je da vió su peligro, pues desne lllego supuso !Jue venia
parecía que los príncipes deben tener completa con- Holdan en persecucion suya, y se hallaba Interceplianza en sus gobernadores,
porque sin el fa~o.r real tado. Con su intrepitlez acostumbrada se presentÓ al
que les da fuerza se les desmorona el prestigIO dcl punto á Roldan, acompailado solamente de cuatro ó
gobierno; sólida máxima que enseñó al Almirante su seis iudividuos. Haldan empezó astutamente;í
hablar
reciente experiencia;
pucs mllchas de sus perplejide cosas generales. Le preguntó despues por qué haIlad1ls y el triunfo de los rebeldes, se debían á la des- bia desembarcado
en la isla, y particularmellte
en
confianza de la corona y al poco caso que hizo de sus tan solitaria Y remota parte de ella, sill hacer saber
quejas.
su llegada al Almirante. Replicó Ojeda que "enÏ3 Ile
Agobiado por la e.lad y las eufermedades,
viendo lin viajede clesGubri:nielltos,
y llilbia toc:1l10 en la isla
que su org~Dizacion se.hahía deteri~rado mucho ~n para reparar sus buques y pror:urarse Vlveres. Rolel último vIaJe, Colon Í1Jó Sil pensamlCoto en su hIJO dan le pidió entonces, en nombre del gobierno, sus
niego, para hacer de él un activo coadjutor que par- pafeles. Ojeda que eonoc¡a el caráder determinado
ticipase ne los cuidados y fal igas de su empleo; pues de hombre con quien est.aba tratando,
refrenó su
estando destinado á suceder/e, deseaba (lue empezase
impetuosidad natural, y/e dijo qlle SlIS papeles esta·
á adquirír alguna práctica para el desempeño de sus ban á bordo. Le manifestó ademas su intenCion de
futuras obligaciones. Diego estaba aun de paje en la pasar á Santo Domingo, con objeto de ofrecer sus
eórte; pero se hallaba ya en disposicion de entrar en respetos nel Almirante, á quien tenia mucbas cosas
ios negocios públicos. Por eso pidió Colon que se le que decir en confereneÍa secreta. Indicó á Roldan qua
enviase como auxiliar, sintiéndose enfermo y menos
cI Almirante babia pel'diclo todo su favor co la c<Írtej
capaz lJue antes.
que se hablaba de destruirle, y que la reina, su pat.rona, estaba desaudada de los facultativos. A esta
: indicacion se l'l'feria probablemente
Roldau en sus
. nespachos al Almirante, en que dice que Ojeda lo
: Iiabia comunicado ciertos asuntos, que élllo creia
, propio
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