por qué abandonan el campo

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OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO
POR QUÉ ABANDONAN
EL CAMPO
Estudio comparativo
ILO
GINEBRA
1960
0>fa* 3
ESTUDIOS Y DOCUMENTOS
Nueva serie, núm. 59
i
i
IMPRIMERIES POPULAIRES, GINEBRA (SUIZA)
ÍNDICE
Páginas
INTRODUCCIÓN
1
CAPÍTULO PRIMERO: Panorama general
5
El contraste entre los países económicamente adelantados y los insuficientemente desarrollados
Bases estadísticas
Significación de las estadísticas e importancia relativa de los factores . .
Principales causas del desplazamiento
El nivel de los ingresos en la agricultura en relación con los de otras
ocupaciones
Las oportunidades de empleo en los trabajos no agrícolas
Factores de « atracción » y factores de « repulsión »
CAPÍTULO II : Países económicamente adelantados: América del Norte
. . . .
Estados Unidos
Evolución de la población agrícola
Evolución de la población agrícola activa
El empleo en la agricultura
Actividades agrícolas a tiempo parcial
Factores que determinan el índice de migración interna
Ingresos relativos
Oportunidades de empleo en trabajos no agrícolas
La disminución de la población agrícola activa y el aumento de la
productividad
Migración interna y política agraria
Canadá
Evolución de la población agrícola activa
Modificación del volumen
Cambios en la composición
Factores que determinan la migración interna
Posibilidades de empleo
Ingresos relativos
Efectos del desplazamiento de los trabajadores agrícolas
El trabajo agrícola a tiempo parcial
Agricultores con ingresos reducidos
CAPÍTULO III: Países económicamente adelantados: Europa occidental
Dinamarca
Evolución de la población agrícola activa
Estabilidad de la estructura agraria
Ingresos agrícolas
Equilibrio de la estructura profesional
Francia
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48
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IV
INDICE
Páginas
Evolución de la población agrícola total y de la población agrícola
activa
Factores que influyen en el desplazamiento
Consecuencias del desplazamiento
Problemas actuales
República Federal de Alemania
Población total y población agrícola activa
Salarios e ingresos relativos
Actividades agrícolas a tiempo parcial
Modificación de la estructura agraria
La política gubernamental
Italia
,
La estructura agraria
Evolución de la población agrícola activa
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores . .
Política gubernamental en materia de empleo agrícola
Países Bajos
Evolución de la población agrícola activa
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores . .
La estructura agraria
Problemas y política en materia de empleo agrícola
Trabajadores asalariados
Exceso de candidatos a agricultores
Regiones de baja productividad agrícola
Noruega
Evolución de la población agrícola activa
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores . .
Política gubernamental en materia de empleo agrícola
Suecia
Evolución de la población agrícola activa
Actividades agrícolas a tiempo parcial
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores . .
Ingresos relativos
Efectos del desplazamiento de los trabajadores
Política gubernamental en materia de empleo agrícola
Reino Unido
Evolución de la población agrícola activa
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores . .
Causas de la reciente reducción de la población agrícola activa . . . .
CAPÍTULO IV': Países económicamente adelantados: Conclusiones
Rasgos económicos y sociales del desplazamiento de los trabajadores . .
Aumento de la productividad
Ingresos y salarios
La población agrícola activa en proceso de transformación
Modificación de su volumen
Fluctuaciones en su composición
Cambios en su estructura profesional
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63
64
66
69
69
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103
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105
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115
115
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127
127
128
129
131
131
133
134
ÍNDICE
V
Páginas
Aspectos diferenciales del desplazamiento de los trabajadores
Situación de los trabajadores asalariados
Inmovilidad de los trabajadores de bajos ingresos
El éxodo rural y los jóvenes
136
136
139
141
CAPÍTULO V : Países con superpoblación agrícola
India
El desequilibrio de la estructura profesional . .
Los factores de repulsión en la agricultura
El mercado del empleo
La baja productividad
Los bajos salarios
Desempleo y subempieo rurales
El tamaño reducido de las parcelas
Urbanización
Efectos del desplazamiento de los trabajadores
Política futura
Pakistán
Evolución de la población agrícola activa
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores
Factores de repulsión
Factores de atracción
Política futura
Japón
Evolución de la población agrícola activa
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores
Política futura . . .
Conclusiones
CAPÍTULO VI: Países en vías de rápido desarrollo
El desplazamiento definitivo
Brasil
Corrientes de desplazamiento
Evolución de la población agrícola activa
Causas sociales del desplazamiento
Efectos del desplazamiento
Venezuela
Irak
Conclusiones
Movimiento de vaivén
África al Sur del Sahara
Causas y efectos del movimiento de vaivén
Consideraciones acerca de la política que se puede aplicar
Turquía
Principales corrientes de desplazamiento
Efectos del desplazamiento temporal
Consideraciones acerca de la política que se puede aplicar
144
.
.
146
146
148
149
150
150
151
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152
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196
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198
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202
203
205
209
VI
ÍNDICE
Páginas
Yugoslavia
Conclusiones
210
213
CAPÍTULO VII : El progreso económico y el equilibrio de la estructura profesional
El contraste entre los países adelantados y los menos desarrollados . . .
La renta nacional por habitante y la proporción de la población activa
dedicada a la agricultura
Factores que determinan los ingresos relativos de la agricultura y de otras
ramas
Escasez o abundancia de los factores de producción
Elasticidad de la demanda de alimentos y progreso técnico en la agricultura
El descenso de los ingresos agrícolas en los países menos desarrollados
Disminución de la productividad en la agricultura
Rápido aumento de los ingresos y de la productividad en la industria
y el comercio
Los precios del mercado mundial
Los ingresos relativos y el equilibrio de la estructura profesional . . . .
Comparación de los salarios
215
215
218
221
221
223
227
228
228
229
230
239
CAPÍTULO VIII : Resumen y conclusiones: Consecuencias para la politica nacional
El desplazamiento de los trabajadores de la agricultura: panorama sucinto
Los ingresos agrícolas bajos como factor de repulsión
Las crecientes posibilidades de empleo fuera de la agricultura . . . .
Correlación entre el volumen de mano de obra agrícola y el grado de
desarrollo económico
Causas del desplazamiento en los países adelantados y en los menos
desarrollados
Condiciones favorables del desplazamiento
Condiciones desfavorables del desplazamiento
Categorías de la población agrícola con ingresos bajos
Política nacional: pautas generales
La política de los países adelantados
La situación de los asalariados
La inmovilidad de los agricultores con ingresos bajos
Las desventajas sociales de los habitantes del campo
La política de los países menos desarrollados
Condiciones del desarrollo
Factores demográficos
Condiciones de urbanización
Empleo ineficaz de los recursos agrícolas
Política de desarrollo equilibrado
Ayuda directa del erario público a los ingresos agrícolas
Estabilización del empleo y de los salarios
Asignación a la agricultura de una fracción mayor del presupuesto de
fomento
Estímulo a las inversiones privadas en la agricultura
Reforma agraria
Las tensiones sociales
244
244
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260
261
261
262
263
263
263
264
266
244
ÍNDICE
VII
LISTA DE CUADROS
Páginas
1. — Cambios recientes en la población económicamente activa total y en la
población agrícola activa
2. — Promedio de la tasa anual de aumento ( + ) o disminución (—) en la
población económicamente activa total y en la población agrícola
activa
•
3. — Estados Unidos: Población agrícola y población total (1910-1957) . .
4. — Estados Unidos: Migración neta de la población agrícola (1920-1950).
5. — Estados Unidos: Población económicamente activa total y población
agrícola activa (1880-1957)
6. — Estados Unidos: El empleo en la agricultura (1910-1956)
7. — Estados Unidos: Clasificación de las explotaciones agrícolas por su
extensión y su producción (1950)
8. — Canadá: Población agrícola activa (1901-1951)
9. — Canadá: Mano de obra agrícola (1931-1958)
10. — Canadá: Variaciones de las diferentes categorías de trabajadores que
integraban la población agrícola activa (1946-1955)
11. — Canadá: Promedio de ingresos anuales de los trabajadores asalariados
agrícolas y no agrícolas (1946-1955)
12. — Canadá: Promedio de ingresos de los trabajadores agrícolas y de los
no agrícolas en tres períodos recientes
13. — Dinamarca: Población económicamente activa total y población agrícola activa (1901-1950)
14. — Dinamarca: Recientes variaciones en la composición de la población
agrícola activa
15. — Francia: Personas empleadas en la agricultura y en otras ramas de la
actividad económica (1906-1954)
16. — Francia: Población agrícola activa (1921-1954)
17. — Francia: Migración neta de trabajadores agrícolas de menos de 40 años
(1921-1954)
18. — Alemania: Población general y población económicamente activa
(total y agrícola) (1882-1955)
19. — Alemania (Rep. Fed.): Trabajadores familiares y no familiares, permanentes y no permanentes en la agricultura (1957-1958)
20. — Alemania (Rep. Fed.) : Tendencias de la magnitud de la población agrícola activa ocupada en propiedades de más de media hectárea
(1950/51-1957/58)
21. — Alemania (Rep. Fed.): Volumen de trabajo efectuado en la agricultura
según el tamaño de la explotación (1950/51-1957/58)
22. — Italia: Población agrícola activa (1901-1957)
23. — Italia: Diferentes categorías de mano de obra agrícola (1954-1957) . .
24. — Italia: Salarios en la agricultura y en la industria (1920-1956) . . . .
25. — Países Bajos: Población activa total y población agrícola activa
(1849-1947)
26. — Países Bajos : Disminución del número de trabajadores agrícolas permanentes (varones solamente) (1947-1956)
27. — Países Bajos: Distribución de las explotaciones por su tamaño
(1947-1955)
28. — Noruega: Personas dedicadas a la agricultura, silvicultura y pesca
(1900-1950)
29. — Noruega: Volumen de trabajo destinado a la producción en las explotaciones agrícolas mayores de media hectárea (1928-1956) . . . .
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12
25
25
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54
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81
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90
92
97
98
vni
ÍNDICE
Páginas
30. — Noruega: Proporción de trabajadores familiares en la población agrícola
activa (1890-1950)
31. — Noruega: Clasificación de los agricultores según el tiempo que consagran a las tareas agrícolas (1929-1956)
32. — Noruega : Salarios medios en la agricultura, la silvicultura y la industria
(1920-1956)
33. — Suecia: Distribución de la población por ramas de actividad (19001950)
34. — Suecia: Evolución de la población agrícola activa (1910-1950) . . . .
35. — Suecia: Clasificación por categorías de las personas mayores de 15 años
empleadas en la agricultura (1951-1957)
36. — Reino Unido : Distribución de la población activa por rama de actividad
económica (1881-1951)
37. — Reino Unido: Trabajadores empleados en las explotaciones agrícolas
según el censo anual del mes de junio (1939-1957)
38. — Variaciones de la población agrícola activa, de la producción y de los
salarios reales en la agricultura de varios países económicamente
adelantados (1948-1957)
39. — índice de los salarios en la agricultura y de las ganancias medias en las
industrias manufactureras en 1957 en varios países económicamente adelantados
40. — Salarios de los trabajadores agrícolas y de los trabajadores urbanos de la
edificación en 1957 en varios países económicamente adelantados.
41. — Japón: Población agrícola activa y población activa total (1920-1954)
42. — Brasil: Personas de 10 años o más, económicamente activas en la agricultura y ganadería en 1940 y 1950
43. — Brasil: Trabajadores de las explotaciones agropecuarias, distribuidos
según su sexo y su situación en el empleo (1940 y 1950)
44. — Irak: Población urbana y rural (1947-1957)
45. — Yugoslavia: Población rural (1931-1957)
46. — Producto nacional neto comparado por habitante y proporción entre
la población agrícola activa y la población activa total (con exclusión de América latina)
47. — América latina: Producto nacional bruto por habitante y proporción
de la población activa total dedicada a la agricultura, 1950 . .
48. — Evolución a largo plazo de la parte del producto nacional neto que
corresponde a la agricultura
49. •— Producto nacional por trabajador en la agricultura y en los demás
sectores de la economía en los últimos años
50. — Salarios en la agricultura y en las industrias manufactureras (1950
y 1958)
99
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106
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219
223
232
240
INTRODUCCIÓN
Este estudio se propone examinar las causas del movimiento de la
mano de obra que abandona la agricultura para dedicarse a otras ocupaciones, los problemas ocasionados por ese movimiento y las medidas que
se han tomado para resolverlos1.
No es un acontecimiento inusitado que los trabajadores agrícolas se
dirijan a otras actividades. En el pasado, este fenómeno ha sido llamado
con frecuencia « el éxodo rural ». Esta expresión tradicional describe
tanto un cambio de ocupación como una modificación geográfica en la
distribución de la población. Cuando la mano de obra abandona la
agricultura, ordinariamente también se traslada del campo a la ciudad.
Por regla general, ambos aspectos — el cambio de ocupación y el cambio
de lugar de trabajo y residencia — son inseparables.
Sin embargo, el tema principal de este estudio es el cambio de ocupación. Su objeto principal es analizar los factores económicos y sociales
que originan la migración de la mano de obra agrícola a otros tipos de
trabajo y los efectos que tiene este movimiento, especialmente en la
población agrícola activa y en el rendimiento de la agricultura. Los efectos del proceso de urbanización como tal quedan fuera de los límites del
estudio, aunque se hará referencia a ellos cuando influyan en los cambios
de ocupación.
El éxodo rural ha sido objeto de muchas investigaciones, algunas de
las cuales, realizadas entre las dos guerras, fueron patrocinadas por la
Oficina Internacional del Trabajo. En consecuencia, parecería inútil investigar otra vez este tema. Una de las razones para hacerlo es que en
muchos países la proporción de personas que abandonan la agricultura
para dedicarse a otras ocupaciones es actualmente mucho más alta de lo
que ha sido en cualquier período pasado. Otra razón es que las condiciones en que se efectúa el movimiento difieren en los países insuficientemente desarrollados y en los adelantados, y ello hace necesaria una
nueva investigación. En esta nueva situación, puede ser de gran utilidad
hacer una revisión de los movimientos recientes y registrar los resultados.
1
En este libro se entiende por « población agrícola económicamente activa »
la totalidad de los trabajadores de la agricultura, sean asalariados, aparceros, familiares de agricultores o labradores independientes, es decir, todos los que contribuyen con sus esfuerzos a la producción agricola. En cuanto al término « agricultura »,
se lo utiliza con el sentido de « industria agropecuaria ».
2
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
También parece necesario hacer una nueva interpretación o evaluación de las consecuencias de la « migración profesional ».
Con mucha frecuencia los economistas han señalado los beneficios
generales que resultan de esta migración y han formulado principios
generales sobre la relación entre el progreso económico y la disminución
de la población agrícola activa dentro del conjunto de la población
económicamente activa. Hasta se ha llegado a decir que el éxodo rural es
« la ley misma de la civilización »*. Por el contrario, son sus efectos nocivos los que han impresionado más al sociólogo, al político y al hombre
corriente. Tales efectos tienen su origen no en el cambio mismo, sino en
la forma en que se realiza este cambio. La « manera » es tan importante
como la « razón » ; y la « manera », la modificación a corto plazo, puede
ser dispendiosa y dañina, aun si la « razón », la acomodación a largo
plazo, es económica y beneficiosa.
Es difícil mantener el equilibrio entre estos dos aspectos ; sin embargo,
habría que hacer justicia a ambos. No cabe duda sobre la relación que
existe entre el movimiento de la mano de obra que abandona la agricultura y el crecimiento económico: la migración a otras ocupaciones
está ligada al desarrollo y, de hecho, es una de las condiciones que lo
determinan. La verdad es que en muchos países uno de los obstáculos
más serios para el desarrollo está en que hay demasiada gente dedicada
al cultivo de la tierra : como se verá, los peligros de una migración excesivamente pequeña son mucho mayores que los que se atribuyen a un
cambio rápido de la estructura profesional de un país.
Sin embargo, es igualmente indudable que el movimiento entre las
ocupaciones origina ciertos problemas. Se ha dicho muy bien que « en
principio, el éxodo rural es casi siempre económicamente justificado,
pero unas veces manifiesta una adaptación adecuada y beneficia a todo el
mundo y otras resulta por el contrario incapaz de adaptarse y acarrea una
grave pérdida de riqueza que se destruye o inutiliza tanto en el aspecto
material como en el humano » 2.
El presente estudio trata de hacer una revisión de algunos de estos
problemas en la forma en que se plantean actualmente en diversos países 3 .
El primer capítulo ofrece una comparación internacional de las proporciones de trabajadores agrícolas que han abandonado la agricultura en
1
R. DUMONT: Voyages en France d'un agronome (Ediciones M. T. Génin, París,
1951), pág. 327.
2
M. LATIL: L'évolution du revenu agricole (Librairie Armand Colin, Paris, 1956),
pág. 168.
3
Se estudian en detalle los países siguientes : Alemania (Rep. Fed.), Brasil,
Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, India, Irak, Italia, Japón, Noruega,
Países Bajos, Pakistán, Reino Unido, Suecia, Turquía, Venezuela y Yugoslavia.
Además se dedica un pasaje especial a los problemas de los países y territorios de
África al Sur del Sahara.
INTRODUCCIÓN
3
los últimos años, a manera de telón de fondo para los estudios de cada
país por separado, que constituyen el contenido principal de este libro.
Esta comparación muestra que se pueden distinguir tres grupos principales de países, según el ritmo y las circunstancias que caracterizan el
paso de una ocupación a otras, y los cinco capítulos posteriores agrupan
a los países según esta clasificación.
El capítulo siguiente trata del problema del crecimiento económico
y el equilibrio entre las ocupaciones y en él se comparan las condiciones
del movimiento en los países adelantados y en los menos desarrollados
desde este punto de vista.
Por fin, en el último capítulo se hace un resumen de las principales
conclusiones que surgen de las comparaciones internacionales y de los
estudios de cada país. Las cuestiones de política van desde la adopción
en los países adelantados de medidas que comparativamente son de
segunda importancia hasta los problemas más amplios del planeamiento
del desarrollo y la reforma agraria en los países insuficientemente desarrollados.
CAPÍTULO PRIMERO
PANORAMA GENERAL
Hay dos puntos de vista desde los cuales se puede examinar el movimiento de la mano de obra que abandona la agricultura: los efectos
en la distribución de la población económicamente activa entre las diferentes ocupaciones y los efectos en la población activa de la agricultura.
Si la mano de obra que abandona la agricultura se dirige a trabajos más
productivos, el resultado es un aumento de la renta nacional y la utilización más apropiada de la población económicamente activa en su conjunto. La reducción del número de trabajadores empleados en la agricultura puede conducir a la mayor eficiencia en la producción agrícola
y al uso más económico de la población agrícola activa; entonces aumentarán los ingresos reales en la agricultura y mejorará el nivel de vida
de la población agrícola. Ambos aspectos están relacionados entre
sí, aunque para los propósitos del análisis sea conveniente distinguirlos.
EL CONTRASTE ENTRE LOS PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS
Y LOS INSUFICIENTEMENTE DESARROLLADOS
En el pasado, las investigaciones de los efectos del éxodo rural se
han limitado casi totalmente a los países adelantados, donde el cambio
de ocupación era parte integrante del proceso de desarrollo económico.
El movimiento de la mano de obra representaba una adaptación necesaria a la productividad creciente tanto en la propia agricultura como
en la economía total. La transferencia de los trabajadores de la agricultura
a los empleos de la industria y de los servicios ha sido tanto causa como
efecto del crecimiento de la productividad en la agricultura. A medida
que se perfeccionaban los métodos de producción, se necesitó menos
mano de obra para producir el mismo volumen de alimentos ; y a medida
que un mayor contingente de mano de obra se dirigía a otras ocupaciones, atraída por mejores salarios, se iba substituyendo a los trabajadores por máquinas u otros elementos de capital.
Como se expondrá en los capítulos siguientes, no han sido uniformes
los efectos de la transferencia de la mano de obra en todos los países
6
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
adelantados. Los beneficios han sido mayores donde se invertían más
capitales en la economía total y en la agricultura en particular.
Cuando los ingresos de la agricultura han disminuido en relación con
los de otras actividades, sin que exista un aumento de inversiones en la
industria, los trabajadores agrícolas han procurado trasladarse a ocupaciones en las que ya había un exceso de trabajadores, tales como el
comercio minorista, provocando asimismo la reducción de los ingresos
en el sector de los servicios. En este caso, la transferencia de la mano
de obra agrícola puede no ser una indicación de un aumento general
de la renta nacional, aunque sí es posible que mejoren los ingresos de
las personas que permanecen en la agricultura.
Más aún, en la mayor parte de los países adelantados la transferencia
de la mano de obra ha acarreado dificultades a los grupos de trabajadores desplazados por el progreso técnico, particularmente en los períodos de depresión en la agricultura y de desempleo general ; en tales casos,
la transferencia no ha constituido una adaptación gradual paulatina
como la que se podía esperar en períodos de pleno empleo y de prosperidad agrícola. Pero, como tendencia a largo plazo, el cambio de la distribución de la población económicamente activa ha significado el aumento
de la eficiencia y ha sido uno de los medios por los que se ha logrado
mejorar el nivel de vida en la economía total y en la propia agricultura.
El presente estudio versa sobre una fase reciente de este proceso a
largo plazo del cambio entre las ocupaciones; trata especialmente de
un corto período, aproximadamente los últimos 20 años (1939-1959),
aunque se hacen algunas comparaciones con períodos anteriores. Abarca
tanto a los países insuficientemente desarrollados como a los adelantados, y tiene el propósito de mostrar que las condiciones del éxodo en
ambos tipos de países tienen diferencias tan grandes, que deben hacerse
ciertas reservas con referencia a algunas de las conclusiones generalmente aceptadas sobre los beneficios de la migración del campo a la
ciudad.
En cuanto se refiere a los países insuficientemente desarrollados,
la escasez de datos básicos exige que los problemas de migración de
trabajadores sean estudiados sin pretender una precisión absoluta.
En los países adelantados se dispone de muchísima información detallada
gracias a las estadísticas oficiales (por ejemplo, los cambios en las dimensiones de las parcelas, la composición de la población agrícola activa
y los niveles de ingresos y de productividad en la agricultura), en tanto
que en muchos países insuficientemente desarrollados sólo se puede
obtener esa información basándose en estimaciones y estudios de casos y
aun entonces los datos no son suficientes. Pero, porque los problemas
PANORAMA GENERAL
7
del movimiento de trabajadores son más agudos en esos países, es
importante tratar de estudiarlos aunque las conclusiones correspondientes
deban conservar a menudo su carácter provisional. La información
de que se dispone sobre los países adelantados permitiría un tratamiento
más completo que el que se ha intentado hacer en estas páginas, pero
para corregir en lo posible el error de perspectiva que resultaría
del mayor volumen de datos pertinentes, las secciones que tratan de
esos países sólo presentan un panorama de las características más
salientes.
Los problemas de la migración de los trabajadores en los países
insuficientemente desarrollados no solamente son mucho más agudos,
sino que también son de un orden de magnitud diferente, porque la
cuestión principal reside en un aspecto más amplio : el efecto que tienen
las migraciones en la utilización de toda la población económicamente
activa. El movimiento que resulta de la mano de obra que abandona la
agricultura es lo bastante grande para alterar el mercado del empleo
en general.
En África, América latina y Asia, los problemas cruciales de la actualidad son : ¿ Se dirigen los trabajadores que abandonan el campo a ocupaciones más productivas o van a engrosar las filas de trabajadores
urbanos subempleados, reduciendo de esta manera el nivel de los salarios
urbanos? ¿El movimiento de trabajadores es lo suficientemente rápido
para evitar el exceso de personas ocupadas en el campo y la disminución
de la productividad de la mano de obra? ¿El vaivén entre el empleo
agrícola y el industrial implica un despilfarro en gran escala de mano de
obra ? Estas preguntas reflejan la urgencia de la migración como medio de
lograr un mejor balance en la estructura de las ocupaciones. El principal
criterio para calificar sus beneficios reside en la medida en que se alcance
ese resultado en la realidad.
Por contraste, en los países adelantados algunos de los problemas
contemporáneos más importantes estriban en la utilización de la mano
de obra que permanece en la agricultura. En la mayor parte de los países
del Occidente de Europa, la proporción de mano de obra agrícola es
actualmente tan pequeña, que la migración del campo a la ciudad tiene
poco efecto en el mercado del empleo, y tanto las industrias como los
servicios en expansión sólo encuentran una fuente secundaria de reclutamiento entre los trabajadores agrícolas. Sin embargo, en Estados
Unidos y Canadá, donde la disminución es mucho más rápida, el volumen de las migraciones es suficientemente grande para alterar el volumen
total del empleo.
En América del Norte y en Europa occidental los problemas de
importancia son: ¿Es el agricultor menos eficiente el que abandona la
8
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
agricultura para dirigirse a otras ocupaciones? ¿La propagación del
trabajo agrícola como actividad complementaria significa una mayor
eficiencia ? ¿ Cuáles serán los efectos del envejecimiento de la población
rural? ¿Debería el éxodo realizarse con mayor rapidez para posibilitar
un aumento en el tamaño de las parcelas? Estas preguntas reflejan la
importancia de saber las proporciones en que la migración afecta a los
trabajadores jóvenes y viejos, propietarios y asalariados, a las regiones
pobres y ricas, y los efectos que se producen en la mano de obra agrícola,
sin que tengan tanta importancia los efectos de la migración en el equilibrio general de las ocupaciones. En algunos países adelantados hay
razones para creer que la agricultura podría ser más eficiente con menos
mano de obra, pero se ve esta necesidad desde el punto de vista agrícola,
puesto que el cambio en la distribución profesional de la población no
sería grande aunque la mano de obra que abandona la agricultura aumentara mucho más rápidamente que en la actualidad y ello por razones
que resultan evidentes.
En los capítulos siguientes se examinarán estos diferentes problemas
según se presentan en los diversos países. El movimiento de trabajadores
que abandonan la agricultura constituye una adaptación en la distribución
total de la población activa que sólo puede evaluarse en función de determinados antecedentes económicos y en relación con la política agrícola
del país. Hasta cierto punto, cada situación constituye un caso especial
y exige un tratamiento individual.
No es menos cierto que existen algunos elementos de tales situaciones
comunes para todos los países. Antes de lanzarse a la investigación de
las condiciones del éxodo en diferentes ambientes nacionales, es necesario
tener una visión comparativa de los cambios ocurridos recientemente en
la población económicamente activa total y en la población agrícola
activa en los países que se estudian en este libro. Esta comparación
servirá para explicar el contraste en la naturaleza de los problemas que
se presentan en los países adelantados y en los insuficientemente desarrollados. Igualmente, se tendrá una indicación de la importancia de los
factores generales que influyen en el movimiento de los trabajadores.
BASES ESTADÍSTICAS
Los cuadros de las páginas siguientes no incluyen a ciertos países
y territorios que se estudian en capítulos posteriores, especialmente
los territorios africanos y los países del Medio Oriente, donde existe
un movimiento de vaivén en gran escala. No se dispone de datos comparables para esos países y las secciones que tratan de ellos, en conse-
PANORAMA GENERAL
9
cuencia, se basan en estimaciones y estudios de casos. Sin embargo,
figuran la mayor parte de los países que entran en el estudio.
Desgraciadamente, no se pueden dar aquí cifras que correspondan
a un período uniforme, sobre todo para la mayor parte de los países
insuficientemente desarrollados, donde sólo se dispone de datos
estadísticos sobre la distribución de los trabajadores en la fecha de uno
o dos censos. Para obtener la más amplia base de comparación posible,
en los cuadros se incluye a todos los países a cuyo respecto se puede
hacer la comparación entre dos censos de fecha diferente. Puesto que
se han tomado los censos de fechas más recientes de los diversos países,
existe alguna variación en los períodos abarcados.
El cuadro 1 muestra la magnitud de la población económicamente
activa total y de la población agrícola activa en los diversos países en
dos fechas diferentes *. La última columna muestra la importancia
relativa de la agricultura en la población activa total. Sin embargo, el
cuadro no muestra directamente el volumen de la migración (número
de trabajadores que abandonan la agricultura para emplearse en otras
ramas de actividad económica), porque la diferencia en la población
agrícola activa en una y otra fecha es el resultado no sólo de la migración
neta de la agricultura a otras ramas de la economía, sino también de
los cambios demográficos ocurridos en la población agrícola. Entre
ambas fechas, nuevos trabajadores habrán ingresado en la población
agrícola activa y los trabajadores más viejos se habrán retirado o habrán
muerto.
Se puede estimar el volumen de migración neta basándose en los
datos sobre la población económicamente activa total y sobre la población agrícola activa, siempre que se disponga de información sobre los
cambios en magnitud y estructura (distribución por grupos de edad y
por sexo) de la población total y sobre las proporciones que componen
la población económicamente activa. Con ayuda de estas cantidades es
posible calcular los cambios que habrían ocurrido en la población agrí1
En la distribución de la población económicamente activa por rama de actividad
económica, especialmente en los censos más recientes, queda en la mayoría de los países
un grupo residual de personas cuyas actividades están tan mal definidas que no se
las puede ubicar con propiedad en ninguna rama específica. Con frecuencia, son los
desempleados quienes constituyen un apreciable porcentaje de este grupo. El volumen de este residuo varia de un país a otro y también de un censo a otro. Al preparar
los cuadros 1 y 2 para todos aquellos países en los que este grupo es identificado por
separado en las estadísticas en ambas fechas, se lo ha excluido del cómputo de la
población agrícola y de la población económicamente activa total. En todos estos
casos, en consecuencia, la cifra de la población económicamente activa total que se
registra es inferior al número real. Se advertirá que del procedimiento adoptado
resulta la misma proporción de agricultores en el conjunto general que la que se
habría obtenido si ese grupo mal definido hubiese sido adjudicado conforme a la
distribución que se conoce. En consecuencia, la distorsión que pueda resultar en el
cuadro por esa razón no será, probablemente, muy seria.
10
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 1. — CAMBIOS RECIENTES
EN LA POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA TOTAL
Y EN LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA
Población económicamente activa
Período
Países
Comienzo
del período
África :
Egipto x
Porcentaje
de la población
agrícola en
relación con la
población total
Agricultura
(En millares)
Total
(En millares)
ComienFin
Fin
Fin
Comienzo
zo del
del
del período del período del período período
periodo
. .
1937-1947
6.095
6.466
4.038
4.126
71
64
América del
Norte :
Canadá x . .
Estados
Unidos x .
1941-1951
4.517
5.219
1.227
1.007
27
19
1940-1950
50.074
58.442
9.317
7.331
19
13
1940-1950
1940-1952
1940-1950
1941-1950
14.758
1.739
5.694
1.241
17.117
2.078
7.917
1.706
9.453
620
3.831
636
9.887
648
4.824
705
64
36
67
51
58
31
61
41
Asia :
Filipinas . .
India3 . . .
Japónl . .
Tailandia
1939-1948
6.108
1941-1951
119.000
1930-1950
29.049
1937-1947 *
6.824
7.416
139.300
35.500
8.882
4.451
88.800
14.687
6.044
4.875
103.000
17.220
7.624
73
75
51
89
66
74
49
86
Europa :
Rep. Fed. de
Alemania.
Bélgica . .
Dinamarca *
España x . .
Finlandia .
Francia 4 . .
Italia 1 . . .
Noruega . .
Países Bajos
Reino U n i d o 1
. Suecia x . .
Suiza * . . .
1939-1950
1930-1947
1940-1950
1940-1950
1940-1950 !
1936-1954
1936-1951
1930-1950 !
1930-1947
1931-1951
1940-1950
1941-1950
19.682
3.750
1.958
9.219
2.017
20.260
18.346
1.163
3.186
20.894
2.966
1.965
22.074
3.481
2.041
10.621
1.984
19.220
19.578
1.388
3.866
22.482
3.082
2.137
5.309
638
562
4.781
1.157
7.204
8.843
427
655
1.258
864
415
5.114
423
518
5.271
912
5.280
8.261
360
747
1.116
632
355
27
17
29
52
57
36
48
35
21
6
29
21
23
12
25
50
46
27
42
26
19
5
21
17
1933-1954
2.673
3.702
588
498
22
13
1936-1951
632
735
175
136
28
19
América latina
Brasil 2 .
Chile. . .
México 1 .
Venezuela
:
.
.
.
.
Oceania :
• Australia . .
Nueva
Zelandia 5 .
Fuente: Datos de los censos nacionales.
1
Estas cifras excluyen aquellas personas cuya profesión era indefinida. s Personas de 10 años o más empleadas en la agricultura y la ganadería, pero no en la silvicultura ni ta pesca. * Las cifras se han redondeado
para completar 100.000; las cifras de 1941 se refieren a lo que hoy constituye la Unión India. * Las cifras de los
censos de 1936 y 1954 fueron establecidas siguiendo normas distintas y, en consecuencia, no son comparables
(véase en el capítulo III la sección que trata de Francia). * Las cifras que se dan para la fuerza del trabajo rural
comprenden también a las personas ocupadas en la minería..
PANORAMA GENERAL
11
cola activa si no hubiera existido una emigración neta a otras ramas de
actividad económica. La diferencia entre el aumento o disminución,
estimados según esta hipótesis, y el aumento o disminución real mostrará
el volumen de migración durante el período. Las estimaciones de este
tipo presentan ciertas dificultades y, en general, no se consiguen. Estados
Unidos y Canadá son los únicos países que publican estadísticas sobre
la magnitud y la proporción de la migración en la población rural.
Los datos del cuadro 1 ayudan a dar una idea de la extensión del movimiento en los otros países, suponiendo que los factores demográficos
influyan por igual en la mano de obra agrícola y en las demás. Su
ritmo es más acelerado cuando declina bruscamente la proporción de
la población agrícola activa, como ocurre, por ejemplo, en Estados
Unidos, Suecia y Venezuela, y menos acelerado cuando la declinación
es lenta, como ocurre en la India o el Japón.
El cuadro 2 da una medida más directa del ritmo del movimiento de
los trabajadores. Muestra las proporciones anuales de aumento o
disminución de la población económicamente activa total y de la población agrícola activa de los diversos países durante los períodos a los
cuales correspondían los datos del cuadro 1. Dando por supuesto que
el aumento (o disminución) normal de la población económicamente
activa debido a factores demográficos se distribuye uniformemente en
la agricultura y en las otras ramas de la actividad económica 1 , la tasa
de migración es la diferencia entre la tasa de los cambios en la población
económicamente activa total y en la población agrícola activa. Cuanto
mayor sea la diferencia entre ambas tasas, tanto mayor será la proporción del movimiento de trabajadores, y viceversa.
SIGNIFICACIÓN DE LAS ESTADÍSTICAS E IMPORTANCIA
RELATIVA DE LOS FACTORES
Estos cuadros muestran con evidencia que el éxodo de los agricultores constituye un fenómeno general. La mano de obra está abandonando el campo en todos los países. En los diversos lugares disminuye
la proporción de la mano de obra agrícola en relación con la mano de
obra total.
También se ve claramente que varía de un país a otro el ritmo del
1
Esta suposición no siempre refleja la realidad. En muchos países, por ejemplo,
la población rural aumenta por crecimiento natural con mayor rapidez que la población urbana. En este caso, la tasa de la migración agrícola a otras actividades será
mayor que la diferencia entre la tasa de los cambios en la población económicamente
activa total y la de la población agrícola activa. Pero para los propósitos de la comparación internacional es conveniente utilizar esta suposición con el fin de indicar el
orden de magnitud de las tasas del movimiento de trabajadores.
12
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 2. — PROMEDIO DE LA TASA ANUAL DE AUMENTO (+)
O DISMINUCIÓN (—) EN LA POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE
ACTIVA TOTAL Y EN LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA
Tasa compuesta de aumento ( + )
o disminución (—)
Países
Período
Población
económicamente
activa total
África :
Egipto
1937-1947
+ 0,99
América del Norte :
Canadá
Estados Unidos . . .
1941-1951
1940-1950
+ 1,45
+ 1,56
1940-1950
1940-1952
1940-1950
1941-1950
+
+
+
+
1,49
1,49
3,35
3,60
1939-1948
1941-1951
1930-1950
1937-1947
+
+
+
+
2,18
1,59
0,94
2,80
1939-1950
1930-1947
1940-1950
1940-1950
1940-1950
1936-1954
1936-1951
1930-1950
1930-1947
1931-1951
1940-1950
1941-1950
+ 1,05
— 0,44
+ 0,42
+ 1,43
— 0,17
— 0,29
+ 0,43
+ 0,86
+ 1,14
+ 0,37
+ 0,39
+ 0,94
1933-1954
1936-1951
+ 1,56
+ 1,01
América latina :
Brasil
Chile
México
Venezuela
Asia :
Filipinas
India
Japón
Tailandia
Europa :
Rep. Fed. de Alemania
Bélgica
Dinamarca
España
Finlandia
Francia
Italia
Noruega
Países Bajos
Reino Unido
Suecia
Suiza
Oceania :
Australia
Nueva Zelandia . . .
Fuente: Datos de los censos nacionales.
PANORAMA GENERAL
13
movimiento. En algunos paises, la proporción de la agricultura en el
total de la población económicamente activa disminuye rápidamente,
mientras que en otros la proporción permanece casi sin ningún cambio :
allí el proceso es lento.
Igualmente existen grandes diferencias en la escala de migración.
Cuando la población agrícola activa corresponde a una pequeña proporción del total — como ocurre en los países adelantados —, una disminución adicional representa sólo un cambio de ocupación sin importancia
dentro de toda la población económicamente activa. Por el contrario,
en algunos países insuficientemente desarrollados, donde la población
agrícola activa representa una gran proporción del total, una disminución relativamente rápida representa un cambio de importancia en la
distribución de la mano de obra entre las ocupaciones.
Los cuadros evidencian claramente dos contrastes principales que
sirven para explicar por qué los problemas difieren en diversos ambientes.
El primer contraste se produce entre los países adelantados y los
insuficientemente desarrollados. En los últimos continúa aumentando el
número de personas empleadas en la agricultura y la migración causa
una disminución de la mano de obra agrícola en relación con toda la
población económicamente activa, aunque no exista una disminución
de las cifras absolutas. En los países adelantados, la población agrícola activa declina tanto en la cifra absoluta como en el porcentaje
del total.
En los países adelantados, la disminución absoluta de las cantidades
de personas empleadas en la agricultura data de diferentes fechas: de
un siglo atrás en Francia y el Reino Unido, desde 1880 en Suecia, desde
1910 en Estados Unidos, desde el año 1930 y los siguientes en Alemania,
Australia, Canadá, Dinamarca, Noruega y Nueva Zelandia, y desde
1947 en los Países Bajos. Sin embargo, en los últimos 10 o 20 años la
disminución se ha acelerado muchísimo. Dentro de este grupo de países,
la proporción de cambios de ocupación ha sido mucho mayor en Australia, Canadá y Estados Unidos (donde la población económicamente
activa total aumenta en 1,5 por ciento o más por año); en Nueva Zelandia, donde se ha registrado un menor aumento del total, pero una disminución muy rápida de la mano de obra agrícola, y en Suecia, donde se ha
registrado un lento aumento general, al mismo tiempo que una disminución
muy rápida en la mano de obra agrícola. En la mayor parte de los países
de Europa occidental, la población económicamente activa total aumenta
en menos de 1 por ciento por año y la población agrícola activa en
general disminuye en menos de 1 por ciento por año (durante la segunda
guerra mundial, la población agrícola aumentó en varios de estos
países). En todos ellos, la disminución desde el período de preguerra ha
14
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
sido mucho más rápida que en cualquier período del pasado, como se
verá en las secciones dedicadas a cada país por separado y que se
incluyen en capítulos siguientes.
Al mismo tiempo, la política de los gobiernos con referencia a la
agricultura se propone el mantenimiento de los ingresos agrícolas en
ciertos niveles normales. Los agricultores ven sus ingresos protegidos por
medio de precios garantizados, restricciones en las importaciones o subvenciones y subsidios directos. Los ingresos agrícolas son mucho más
elevados en relación con otros ingresos, si se los compara con el período
comprendido entre las dos guerras, aunque (con excepción de uno o dos
países) no son tan elevados como los de otros sectores de la economía.
En este contexto adquieren una nueva significación las diferencias en
las tasas de movimiento de los trabajadores jóvenes y de los viejos, de
los agricultores independientes y de los asalariados y de los originarios
de regiones pobres o ricas. Cuando disminuye la mano de obra, hay
mayor necesidad de aprovechar eficazmente la experiencia y la habilidad
agrícolas. Otro aspecto de los efectos diferenciales del movimiento es la
necesidad de garantizar que no se mantenga con los fondos públicos un
número excesivo de agricultores, puesto que la disminución demasiado
rápida de la mano de obra que se ha producido recientemente afecta
ante todo a los trabajadores asalariados y a los miembros de las familias
agrícolas, más que a los agricultores independientes. En todos estos países,
y en diversos grados, el aumento cada vez mayor de la productividad de
la mano de obra en la agricultura constituye una característica marcada
y está generalmente acompañado por diferencias crecientes entre las
regiones y categorías ricas y pobres de la comunidad agrícola.
El segundo contraste importante que se encuentra en los cuadros 1
y 2 está entre los dos grupos de países insuficientemente desarrollados :
aquellos que tienen una alta proporción de movimiento y aquellos donde
la proporción es baja.
El primer grupo incluye, por ejemplo, al Brasil y Venezuela, donde las
altas proporciones de la migración están indicadas por las tasas relativas
de aumento entre la población económicamente activa total y la población agrícola activa ; la población económicamente activa total aumentó
entre 1940 (1941 en Venezuela) y 1950 en 1,5 y 3,5 por ciento por año,
respectivamente, y la población agrícola activa, en 0,45 y 1 por ciento
por año. Dentro de esa década, Venezuela ha dejado de ser un país
esencialmente agrícola, en tanto que el Brasil puede llegar muy pronto
a esa posición. El volumen de migración es grande en relación con la
población económicamente activa total. En estos países, uno de los
principales problemas es el efecto del éxodo en los salarios y en el
empleo en las ciudades. La rapidez de la urbanización excede la de la
PANORAMA GENERAL
15
industrialización y el sector de los servicios aumenta con mayor rapidez
que la renta nacional.
El segundo grupo de los países insuficientemente desarrollados
incluye a la India, el Japón 1 y Tailandia. En estos países, la población
económicamente activa total aumenta con menor rapidez que en los
países latinoamericanos, con proporciones que varían de 1 a 2,5 por
ciento por año, pero la población agrícola activa aumenta casi tan
rápidamente como la total. En la India, el número de personas ocupadas
en la agricultura aumentó en 14 millones entre 1941 y 1951. En estos
países, las zonas agrícolas están completamente congestionadas y
reinan en ellas el desempleo y el subempieo. Sin embargo, la miseria
del campesino no origina un movimiento suficientemente rápido
para aliviar la presión creciente en la tierra disponible. Desde el punto
de vista internacional, el éxodo es más lento en aquellos lugares en que
son menores los niveles de productividad de la mano de obra agrícola
y donde sería mucho más necesaria una alta tasa de migración.
Así, varía el papel desempeñado por la migración. En los países adelantados, los recientes cambios representan las últimas etapas de un largo
proceso de evolución. En algunos países latinoamericanos, representan
alteraciones de importancia en la distribución profesional, mientras que
en la India y el Japón su efecto es insignificante. Existe una clara relación
entre la rapidez de la migración y el desarrollo económico, relación que
puede ser vista con mayor claridad si se consideran las principales causas
del movimiento.
Principales causas del desplazamiento
Si se pide a las diversas personas que expliquen las razones que tienen
para abandonar la agricultura, ordinariamente darán una variedad de
motivos. Se han hecho diversas investigaciones directas en varios países
durante los últimos años, y serán citadas en los próximos capítulos.
Entre las razones aducidas por quienes abandonan la agricultura se
encuentran los mejores salarios, la menor duración del trabajo, mejores
servicios de enseñanza y de transporte, la imposibilidad de mantener
a una familia en una parcela reducida, la dificultad de avanzar en la
escala social o de lograr la propiedad de una parcela o, simplemente, la
escasez de viviendas en el campo.
Al señalar estas diferentes razones como factores separados que deter1
Puede sorprender que se incluya al Japón entre los países insuficientemente
desarrollados. Sin embargo, tal como se explica al comienzo del capítulo II, la clasificación que se utiliza en este estudio está basada en el ritmo de la modificación de la
población agrícola económicamente activa y no en criterios más convencionales, como
el de la renta por habitante o la producción industrial.
16
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
minan el movimiento en diferentes condiciones se corre el riesgo de obscurecer la importancia de los dos factores principales que determinan el
movimiento en todos los países, factores en los que se pueden incluir la
mayor parte de las razones que se dan como motivadoras de la migración. Estos dos principales factores determinantes son el nivel de los
ingresos de la agricultura en relación con los de otras ocupaciones y las
oportunidades de empleo en el trabajo no agrícola.
La gente abandona la agricultura, al igual que abandona otras
ocupaciones, porque puede obtener mejores puestos en otra ocupación.
«Mejores puestos» significa especialmente mejor remuneración; ordinariamente también significa menor duración del trabajo y mayor
regularidad de los horarios. Al mismo tiempo puede significar mejores
condiciones de trabajo, mayor seguridad, mejor vivienda y vida social
más intensa. Las diferencias en los ingresos reales entre la agricultura
y las otras ocupaciones no radican solamente en las diferencias de las
ganancias, sino también en estas otras condiciones.
La diferencia en « ventajas netas » entre la agricultura y otros sectores
de la economía es la razón principal por la que la gente desea abandonar
la agricultura; pero la rapidez con que pueden hacerlo de esta manera
está determinada por las oportunidades de trabajo en los otros sectores
de la economía.
El nivel de los ingresos de la agricultura en relación
con los de otras ocupaciones.
En casi todos los países, los ingresos agrícolas son inferiores a los de
los otros sectores de la economía y tienen tendencia a disminuir en
relación con ellos. Una de las razones de esta situación está en la tendencia de la producción agrícola a aumentar con más rapidez que la
demanda total de alimentos, propensión especialmente notable en los
países adelantados. En los países insuficientemente desarrollados, en
general influyen otros factores para que los ingresos agrícolas disminuyan en relación con los demás ingresos, contándose entre ellos la
disminución de la producción per capita en la agricultura o el aumento
de las inversiones en el sector no agrícola.
En las secciones que tratan de cada país por separado se estudian las
diferencias de los ingresos y en el capítulo V se examinan algunos de los
problemas de la medición de la disparidad de los ingresos comparando
la fracción del producto nacional correspondiente a los diversos sectores.
Aquí basta señalar que es difícil presentar una relación directa entre el
ritmo del movimiento y las disparidades de los promedios de rentas en
diferentes sectores. La comparación internacional muestra que el ritmo
del éxodo no varía en relación directa con las diferencias en el promedio
PANORAMA GENERAL
17
de ingresos de los diversos países. Una de las razones es que la disparidad
entre los promedios de ingresos de la agricultura y de otras ocupaciones
no indica las disparidades de renta que causan la migración. Otra de las
razones es la influencia preponderante que ejerce el volumen del empleo
en la cadencia del movimiento.
En los países avanzados, los principales elementos de la corriente
migratoria son los asalariados y los miembros de las familias de los
agricultores. En los países de Europa occidental, los agricultores independientes presentan un alto grado de inmovilidad si se los compara con tales
grupos. En Estados Unidos y Canadá, los agricultores independientes
constituyen un elemento más importante en la migración, aunque también
son relativamente menos móviles que otros grupos.
En los países insuficientemente desarrollados poco se sabe sobre
la situación económica y social de los migrantes. Pero se puede concluir
de los estudios de casos realizados que los trabajadores asalariados
constituyen un elemento importante en la migración. Los aparceros y, en
algunos casos, los propietarios agrícolas más pobres también emigran.
La situación social se puede definir con menor claridad, pero existen
pruebas en el Japón y la India que demuestran que los dueños de haciendas y los ocupantes que tienen estabilidad en sus tenencias son menos
móviles que los trabajadores sin tierras y los que no tienen ninguna
estabilidad en su empleo.
Por diversas razones es menos probable que una disparidad determinada de ingresos impulse a los agricultores en general a cambiar de
ocupación con la misma fuerza que a los asalariados agrícolas o a los
miembros de las familias de los agricultores. Una de las razones es que
les gusta la agricultura. Otra es que no pueden encontrar empleo con tanta
facilidad en una ocupación comparable de la industria o del comercio.
El ingreso del agricultor comprende las ganancias del capital y de la
administración y ordinariamente también las ganancias de su propio
trabajo y del de su familia. Aun si la ganancia de cada uno de estos factores
por separado es menor que en las demás ocupaciones, los agricultores
pueden, a pesar de todo, preferir permanecer en la agricultura por razón
de que no pueden transferir su trabajo, capital y experiencia a una
empresa comercial e industrial. Estos sectores exigen diferentes tipos de
habilidad administrativa y la magnitud media de la empresa con
frecuencia excluye la posibilidad de administrarla bien por pequeñas
unidades. De esta manera, los agricultores constituyen hasta cierto grado
un « factor específico », esto es, pueden ofrecer sus servicios productivos
con mayor eficiencia en su propia ocupación.
Se han hecho varias estimaciones del grado en que la disparidad de
ingresos puede originar el cambio de ocupación de los agricultores.
18
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Basándose en un estudio de las condiciones en los países adelantados, se
ha sugerido que los agricultores pueden ser inducidos a ofrecer sus servicios productivos si la razón de la « renta de estímulo » entre la agricultura y la industria es de 60 por ciento, es decir, que los agricultores
toman la diferencia de 40 por ciento como una medida de la desventaja
de trasladarse a la industria 1 . Sin embargo, existen muchas variaciones
entre las condiciones de los diversos países, según se muestra en los
próximos capítulos.
Por otra parte, los agricultores asalariados abandonan la agricultura
en los países de Europa occidental hasta cuando la razón de las ganancias
en la agricultura se eleva a 75 u 80 por ciento del nivel de los salarios
en otras ocupaciones. Sin embargo, las disparidades en los salarios
son generalmente mucho mayores que ésta, como podrá verse claramente en los capítulos que siguen. En los últimos años, la disparidad
entre los salarios de la agricultura y de la industria ha crecido en la
mayoría de los países (de aquellos en los que se dispone de datos comparables). Este empeoramiento del nivel relativo de los salarios puede
ser considerado como el factor principal que influye para que cambien
de ocupación los trabajadores asalariados y acaso también los miembros
de las familias de los agricultores.
En los países insuficientemente desarrollados tienen muy poca importancia las comparaciones entre los promedios de las tasas de salario.
En la India, parece que el sector más pobre de la población agrícola se
resigna a aceptar un empleo urbano precario con niveles de salarios muy
inferiores a los promedios de ganancias de los trabajadores urbanos no
calificados.
Las diferencias de edad también influyen en el cambio de las ocupaciones. Los trabajadores jóvenes constituyen la mayoría en la migración.
Los hombres y las mujeres también presentan tasas diferenciales de movimiento en los diversos países.
Las disparidades délos ingresos que influyen en la migración son, por
consiguiente, diferentes para diversos grupos ; o, dicho de otra manera,
para determinada disparidad de ingresos, la tasa de movilidad variará
según la condición social, la edad, el sexo y otros factores.
En los siguientes capítulos se presentan dos grupos de datos que
muestran las disparidades de ingresos en los distintos países.
1
Véase J. R. BELLERBY: Agriculture and Industry Relative Income (Macmillan,
Londres, 1956), págs. 16, 43 y siguientes. Se define la « renta de estimulo » del agricultor como la renta neta de la hacienda después de deducir el costo neto de los alquileres, intereses, sueldos y jornales de los empleados de la hacienda y del resto del
personal; representa la ganancia conseguida por el propio esfuerzo e iniciativa
del agricultor. La « razón de la renta de estímulo » relaciona la renta de estímulo del
agricultor con la renta de estímulo por persona equivalente de todas las personas
ocupadas activamente en empresas no agrícolas.
PANORAMA GENERAL
19
Las oportunidades de empleo en los trabajos no agrícolas.
La expansión del empleo en los sectores no agrícolas de la economía
es claramente la principal explicación de la mayor rapidez del movimiento
de emigración de los agricultores en los países avanzados durante los
últimos 20 años. Desde la segunda guerra mundial, los ingresos y los
salarios agrícolas se han elevado en relación con los ingresos y los salarios
de otras ocupaciones y son menos desfavorables de lo que fueron durante
la depresión económica de los años que siguieron a 1930; sin embargo,
la rapidez del movimiento es mucho mayor. El efecto de la expansión
del empleo es más notable en Estados Unidos y Canadá, pero es también
evidente en todos los países de Europa occidental.
La mecanización de la agricultura ha alimentado la tendencia a
reducir el volumen de la mano de obra agrícola en todos los países mencionados. Las ganancias de la agricultura han sido invertidas en maquinaria agrícola, de tal modo que se necesita menos mano de obra. Como
podrá verse, es extremadamente difícil hacer una generalización sobre
el grado en que la mecanización agrícola constituye causa o efecto de la
migración.
La importancia de la expansión de las oportunidades de empleo como
factor que influye en el ritmo del éxodo también se muestra en la comparación de las tasas de movimiento en los países insuficientemente desarrollados. En los países que tienen altas tasas de cambio de ocupación,
como, por ejemplo, el Brasil y Venezuela, el empleo de los sectores urbanos de la economía ha aumentado rápidamente como resultado de las
fuertes inversiones extranjeras concentradas en la minería y en la industria. Tales inversiones tienden a permanecer localizadas en los sectores
urbanos, donde se concentra el aumento del poder adquisitivo, y no
ejercen mucha influencia en la agricultura, a menos que la política
gubernamental estimule directamente la inversión de capitales en proyectos de irrigación y otros semejantes. En general, son bajos los niveles de
la productividad de la tierra y de la mano de obra. En consecuencia, el
estado de miseria constituye una determinante del éxodo.
Pero en los países insuficientemente desarrollados con exceso de
población agrícola, la miseria rural no es menor y las zonas agrícolas
están mucho más congestionadas; sin embargo, si no aumenta el volumen del empleo no agrícola, la tasa del movimiento permanece baja,
como se muestra en el anáfisis de las condiciones en los países asiáticos
que se hace en el capítulo V.
Así, el factor decisivo parece ser la tasa de inversiones en el sector
urbano, en tanto que un nivel de ingresos más o menos reducido en la
agricultura y, particularmente, un nivel de salarios relativamente bajo
20
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
son, a la larga, los principales factores permanentes que causan la migración a otras ocupaciones. El ritmo del éxodo está determinado por el
aumento o disminución en el volumen del empleo. Si la relación de los
ingresos es más desfavorable para la agricultura en un período de desempleo industrial, no aumentará la tasa de movimiento, porque los migrantes no podrán encontrar trabajo. En un período de empleo total, en
cambio, la cadencia del movimiento de éxodo de la agricultura aumentará aunque la posición económica de la agricultura sea relativamente
mucho menos desfavorable.
Factores de « atracción » y factores de « repulsión »
Se puede aclarar la relación que existe entre los ingresos y el empleo
usando una distinción útil entre los factores de atracción y de repulsión
que influyen en el movimiento de migración. El mejoramiento de los
ingresos y de las oportunidades de empleo fuera de la agricultura puede
ser considerado como factor de atracción, mientras que el deterioro de las
oportunidades de empleo y la disminución de los ingresos en la agricultura representan un reforzamiento de los factores de repulsión.
Además de estos principales elementos determinantes, las condiciones
sociales también actúan como factores de repulsión. Los trabajadores
asalariados de la agricultura sufren varias desventajas en comparación
con los trabajadores de otras ocupaciones. Las comunidades rurales
también están en desventaja frente a las comunidades urbanas. En parte,
estas desventajas influyen en los niveles relativos de los ingresos reales
y dan una mayor fuerza a los bajos salarios como factor de repulsión.
En parte, representan desniveles sociales de una naturaleza menos ponderable.
Los siguientes capítulos tratan de los problemas de migración que se
originan en varios países agrupados según la clasificación que emerge
de esta comparación internacional. La clasificación es: a) países industrializados adelantados, en los que el movimiento de la mano de obra
que abandona la agricultura se ha acelerado grandemente durante el
período siguiente a la segunda guerra mundial y donde la reducción
de la mano de obra de la agricultura ha proseguido recientemente con
un ritmo superior al de cualquier período del pasado (capítulo III);
b) países con exceso de población agrícola, en algunos de los cuales
las tasas del movimiento migratorio son bajas y donde la mano de obra
de la agricultura continúa aumentando casi con la misma rapidez que el
total de la población económicamente activa (capítulo V), y c) países
insuficientemente desarrollados que han ingresado en un ciclo de rápido
desarrollo, donde el desplazamiento de la mano de obra agrícola a
otras ocupaciones ha alcanzado gran rapidez aunque la población agri-
PANORAMA GENERAL
21
cola continúe aumentando. Este grupo incluye también a los países en
los que la migración entre la agricultura y otras ocupaciones toma la
forma de un movimiento de « ida y vuelta » (capítulo VI).
Dentro de cada grupo, la fuerza relativa de los factores que causan el
movimiento parece similar en general. Entre los grupos, la distinción
entre los factores de « atracción » y de « repulsión » sirve para señalar
el contraste en las condiciones básicas del movimiento. En el primer
grupo, el factor de atracción de la expansión de las oportunidades de
empleo fuera de la agricultura predomina actualmente, aunque ejerce
también alguna influencia la repulsión originada por la disminución de
las oportunidades de empleo que sigue a la mecanización agrícola.
En el segundo grupo, el factor de repulsión constituido por la miseria
del campo es muy fuerte, aunque es débil o casi no existe el factor de
atracción de la expansión del empleo en la mayor parte de los casos.
En el tercer grupo, la atracción ejercida por la expansión de las oportunidades de empleo y la repulsión provocada por la pobreza agrícola
operan conjuntamente, dando lugar a una migración rápida o a una
oscilación crónica entre el empleo urbano y el empleo rural en condiciones económicas y sociales especiales que incitan al antiguo campesino
a regresar a la agricultura.
CAPÍTULO II
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS:
AMÉRICA DEL NORTE
En este capítulo y en el siguiente se estudia el movimiento de la mano
de obra agrícola que abandona el campo en algunos países donde el
número de trabajadores rurales está en regresión. La mayor parte de estos
países han conocido largos períodos en los cuales el número de trabajadores agrícolas ha disminuido de una forma relativa y otros, de duración
variable, en los que la disminución ha sido absoluta; como consecuencia,
los agricultores representan en los mismos menos del 25 por ciento del
total de la mano de obra nacional.
La mayor parte de los países objeto de estudio pertenecen al grupo de
países considerados generalmente como « adelantados », término con el
que se suele designar al grupo formado por los países de Europa occidental, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelandia. Por lo general,
los países de Europa meridional no forman parte del mismo ; ahora bien,
como la clasificación establecida en este trabajo no se ha basado en los
ingresos per capita ni en la estructura de las profesiones, sino en el carácter y ritmo de evolución de la mano de obra, ha habido que incluir a
Italia, ya que los efectivos totales de su mano de obra agrícola van disminuyendo, a pesar del aumento registrado en provincias del Sur donde los
problemas del empleo son semejantes a los que se plantean en los países
insuficientemente desarrollados.
El capítulo se ha dividido en secciones. En cada una se estudia la situación de un país determinado, es decir: las tendencias a largo plazo y los
cambios más recientes con respecto a la importancia y composición de la
mano de obra agrícola; las causas principales de su movilidad y algunas
de sus consecuencias, y los problemas planteados y medidas para resolverlos. Ha sido necesario recurrir a tal sistema debido a las diferentes
condiciones que prevalecen en cada país, a las estadísticas disponibles y a
las medidas adoptadas.
Antes de examinar el caso de cada país, conviene señalar un contraste
fundamental entre América del Norte y los países de Europa occidental:
en América del Norte, los agricultores abandonan el campo con la misma
rapidez que el resto de la población rural, mientras que en Europa occi-
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
23
dental el movimiento migratorio sólo se registra entre la mano de obra
contractual y los miembros de las familias campesinas. El mayor grado
de movilidad que se observa entre los agricultores de América del Norte
se debe a los distintos tipos de cultivo practicados y al proceso de la
expansión agrícola característica de esa región.
La mecanización en gran escala del cultivo de cereales, sistema típico
de las llanuras, requiere el empleo de pocos trabajadores por acre comparado con el cultivo intensivo mixto en pequeña escala típico en Europa
occidental 1 . Mientras duró la explotación de las antiguas praderas
prosiguió el aumento de la mano de obra agrícola; en las provincias
occidentales de Canadá, la colonización de las nuevas tierras se prosiguió hasta 1930. Los aperos de labranza eran condición fundamental
para abrir al cultivo dichas nuevas tierras. Así, las personas que tenían
el capital necesario se dedicaron a la agricultura; la producción aumentó
rápidamente, y desde un principio el grado de productividad de la mano
de obra fué elevado en comparación con Europa occidental.
Las exportaciones de productos agrícolas realizadas por Estados
Unidos y Canadá han tenido una importancia decisiva en su expansión
económica, de suerte que la mano de obra empleada y el capital invertido
en la agricultura han oscilado de acuerdo con las fluctuaciones del mercado mundial.
De ahí que los agricultores de Estados Unidos y Canadá hayan tenido
y tengan aún un mayor grado de movilidad que en Europa occidental. La
explotación agrícola es una empresa donde puede haber pérdidas y
ganancias; sin embargo, en Europa occidental es aún una profesión
tradicional que ha ligado a las familias, durante generaciones, a sus
tierras. En Europa occidental, la tierra se cultiva por familias de campesinos, cuyo número de miembros es, por regla general, superior al necesario, lo que obliga a algunos de ellos a abandonar la tierra a un ritmo
variable, de acuerdo con las oportunidades de empleo que se ofrecen en
los sectores no agrícolas. (Otro tanto puede decirse del movimiento en
América del Norte de la mano de obra contractual y de los miembros
de las familias campesinas, por oposición a los agricultores propietarios.)
Desde la segunda guerra mundial la agricultura de Estados Unidos y
Canadá ha conocido un período de estabilidad y prosperidad en comparación con la situación por que atravesaba en los años comprendidos
entre las dos guerras mundiales.
1
Como es natural, en ambos continentes existen actividades agrícolas especiales
según las regiones, que requieren un número variable de trabajadores por hectárea:
por ejemplo, la elaboración de productos lácteos y cultivo de frutas y verduras; en
Estados Unidos, especialmente el cultivo del tabaco y del algodón. Éste es un análisis
de las actividades agropecuarias más características de cada continente.
24
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
En ambos países, el Estado presta actualmente mayor asistencia a
los agricultores, y los ingresos procedentes de la agricultura, comparados
con los restantes ingresos, son más elevados que durante la época de la
crisis en ese sector en la preguerra. El hecho de que los agricultores hayan
abandonado la tierra casi tan rápidamente como los asalariados agrícolas durante el reciente período de prosperidad se debe probablemente
a las oportunidades que se les han presentado para obtener una remuneración más elevada ejerciendo otros empleos. Este factor que influye sobre
los cambios de empleo apenas si tiene importancia en Europa occidental,
donde los agricultores son en mucho mayor grado « el factor específico »,
es decir, aportan ellos mismos el capital, la mano de obra y los conocimientos necesarios para el ejercicio de profesiones especializadas. De
todos modos, tanto en Estados Unidos como en Canadá, y por las
mismas razones que en Europa occidental, se siguen planteando problemas relativos a la inmovilidad de la mano de obra entre los agricultores cuyas explotaciones les proporcionan ingresos reducidos.
ESTADOS UNIDOS
La mayoría de los estudios que se efectuaron en Estados Unidos sobre
la migración de los trabajadores agrícolas toman como punto de partida
a la población agrícola, que comprende a todas las personas que viven en
el campo, independientemente de su profesión. En vista del enorme
material que se ha basado en estas cifras, puede ser útil empezar por
analizarlo.
Evolución de la población agrícola
El cuadro 3 ilustra el movimiento de la población total y de la agrícola de 1910 a 1957.
Estas cifras demuestran que, aunque la población total se ha elevado
de manera continua e incluso a un ritmo más rápido en los últimos años,
la población agrícola alcanzó su máximo al comenzar el período (exactamente en 1916) y, desde entonces, ha ido decreciendo en forma casi
continua. Esta tendencia sólo se modificó durante el período inmediatamente posterior a la primera guerra mundial, al culminar la crisis económica de la década de 1930, e inmediatamente después de la segunda
guerra mundial, oportunidades en que se produjeron ligeros aumentos.
Entre las dos guerras, la magnitud de la población agrícola casi no se
modificó. A partir de 1940, su disminución ha sido rápida y se ha
traducido en una reducción del 31 por ciento hasta 1957; recientemente
ha sido más rápida todavía y casi cinco millones de personas (o sea,
el 19 por ciento) han abandonado el campo entre 1950 y 1957.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
25
CUADRO 3. — ESTADOS UNIDOS:
POBLACIÓN AGRÍCOLA Y POBLACIÓN TOTAL (1910-1957)
(En millares)
Años
1910
1920
1930
1940
1950
1956
1957
Población total
Población
agrícola
Porcentaje
de población "
agricola dentro
de la población
total
91.885
106.089
122.775
131.820
151.132
167.498
170.510
32.077
31.974
30.529
30.547
25.058
22.257
20.396
34,9
30,1
24,9
23,2
16,6
13,3
11,9
Fuente: DEPARTAMENTO DE AGRICULTURA DE ESTADOS
UNIDOS: Agricultural
Statistics,
1957
(U.S. Governement Printing Office, Washington, 1958).
Esta declinación de la población agrícola ha afectado a todas las
regiones de Estados Unidos, si se exceptúa la costa occidental (y especialmente el estado de California), pero se ha manifestado particularmente
en la zona Sur del país. Tomando como base una repartición por estados,
la declinación ha sido más marcada en los estados centrooccidentales, que
corresponden aproximadamente al dust bowl1, o sea regiones agrícolas muy pauperizadas, y, dentro del Sur, ha predominado en los
estados de Georgia y Carolina del Sur. Entre 1920 y 1950 Oklahoma
perdió el 43,2 por ciento de su población agrícola, y Texas el 40,1 por
ciento. La disminución registrada para el país en su conjunto se ilustra
claramente en el cuadro 4, en términos de la migración neta de la población agrícola durante cada una de estas tres décadas.
CUADRO 4. — ESTADOS UNIDOS:
MIGRACIÓN NETA DE LA POBLACIÓN AGRÍCOLA (1920-1950)
Períodos
1920-1930
1930-1940
1940-1950
Movimiento
(En millones)
Porcentaje de la
población agrícola
6,1
3,5
8,6
19 2!
13
31 2
Fuente: DEPARTAMENTO DE AGRICULTURA DE ESTADOS UNIDOS: Farm Population — Net Migration
from the Rural-Farm Population, 1940-50, Statistical Bulletin, num. 176 (U.S.G.P.O., Washington, 1956).
1
Porcentaje de la población agrìcola al comienzo del perioda * Porcentaje de la población agricola
que vivía al empezar y al terminar el decenio.
1
Se llama dust bowl en Estados Unidos a una zona caracterizada por el empobrecimiento del suelo debido a la intensa erosión. Esta zona se halla localizada
sobre todo en los estados de Tennessee, Oklahoma y parte de los circundantes.
26
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Estas cifras demuestran el ritmo acelerado del éxodo a partir de 1940.
Si se incluye a las personas que aceptaron empleos no agrícolas, sin por
ello cambiar de domicilio, el volumen neto de migración durante el
período 1940-1950 fué de 9,4 millones. Desde 1940 aproximadamente un
millón de personas por año han abandonado la agricultura. Como ya se
ha dicho, el movimiento migratorio más importante se ha registrado en
los estados del Sur, donde el 36 por ciento de la población rural ha
renunciado al campo; la proporción ha sido superior al 40 por ciento en
Texas, Luisiana, Arizona y Oklahoma, llegando en algunas regiones de
este estado al 57 por ciento. El volumen de migración de ambos sexos ha
sido aproximadamente el mismo, aunque el número de mujeres es algo
superior, si se exceptúa el grupo de edad de 15 a 35 años.
Por lo que se refiere al factor edad puede decirse que, durante los tres
períodos de referencia, el índice más elevado de migración ha correspondido a los adultos jóvenes, siguiéndoles en importancia las personas de
más de 60 años. Respecto a la raza, cabe señalar que las personas de color
han aceptado empleos no agrícolas con mayor facilidad que las blancas,
especialmente las más jóvenes y las del grupo de edad de 20 a 50 años,
por lo que los adultos jóvenes representan el elemento principal en la
migración, aumentando en consecuencia la proporción de adolescentes
y de ancianos en la población agrícola.
A pesar de las conclusiones contradictorias a que se llega en algunos
estudios, hasta ahora no ha podido demostrarse que haya una relación
directa entre la emigración de los trabajadores agrícolas y el grado de
inteligencia y dotes naturales de los migrantes. Los expertos no han
adoptado un punto de vista definido al respecto; sin embargo, se ha
comprobado la influencia que ejerce la instrucción en los movimientos
migratorios (de suerte que los trabajadores más instruidos emigran con
mayor frecuencia).
Evolución de la población agrícola activa
En el cuadro 5, en el que se estudia la evolución de la mano de obra
agrícola, pueden observarse las tendencias apuntadas anteriormente : un
aumento hasta la primera guerra mundial; una disminución importante,
que alcanza un 20 por ciento, durante el período comprendido entre las
dos guerras, en el que la población agrícola disminuyó mucho menos
que la mano de obra agrícola, como consecuencia del retorno a la agricultura de los trabajadores desempleados de las ciudades, y una reducción de un 33 por ciento entre 1940 y 1957. Desde 1900 a 1957, los efectivos totales de la población económicamente activa se han duplicado,
mientras que la agrícola ha quedado reducida casi a la mitad.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
27
CUADRO 5. — ESTADOS UNIDOS:
POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA TOTAL Y POBLACIÓN
AGRÍCOLA ACTIVA (1880-1957)
(En millares)
Años
1880
1890
1900
1910
1920
1930
1940
1950
1957
Población económicamente activa
(cifras absolutas)
Total
Agrícola
Porcentaje
de la población
agrícola activa
en el total
17.392
23.318
29.073
37.371
42.434
47.492
50.074
58.442
65.011
8.682
10.121
11.122
11.834
11.719
10.753
9.317
7.331
6.220
50
43
38
32
28
23
19
13
9,6
Fuente: « Población trabajadora del mundo», artículos publicados en Revista Internacional del
Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. LUI, núms. 2 y 5, febrero y mayo de 1956, y vol. LIV, num. 2, agosto de
1956, y Anuario de Estadísticas del Trabajo (O.I.T., Ginebra, 1958).
El empleo en la
agricultura.
E n la información estadística regular sobre el empleo en la agricultura publicada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos
(Servicio de Comercialización Agrícola) figuran las cifras relativas al
número total de trabajadores agrícolas, a los trabajadores miembros de
familias campesinas y a los asalariados l . Por lo general, la evolución
del empleo en la agricultura ha sido similar a la de la población agrícola
total y población agrícola económicamente activa. En efecto, el volumen
total de empleo alcanzó su punto máximo en 1916, a ñ o en el que h u b o
mayor número de asalariados ocupados en la agricultura; sin embargo,
la cifra más elevada de trabajadores familiares corresponde a una fecha
1
Los datos publicados por el Departamento de Agricultura son diferentes de los
que figuran en los cuadros 1 y 2. En efecto, aquéllos han sido elaborados gracias a un
sistema de muestreo y se basan en la información facilitada por los empleadores
(propietarios agrícolas) sobre el número de personas que trabajan en sus explotaciones
durante una semana determinada, independientemente de las profesiones que ejerzan.
Mensualmente se hace un cálculo de la mano de obra agrícola, basado también en
elmuestreo; se trata de una serie de entrevistas realizadas en distintas explotaciones
agrícolas del país para averiguar las condiciones de trabajo de las personas mayores
de 14 años empleadas en las mismas. Las diferencias fundamentales que ofrecen los
datos contenidos en las dos publicaciones del Departamento son las siguientes:
a) en las estadísticas del Servicio de Comercialización Agrícola se incluye a los jóvenes
menores de 14 años que trabajan más de quince horas semanales en las explotaciones
agrícolas; b) las personas que hayan trabajado en más de una explotación pueden
figurar dos veces en los datos facilitados por el mencionado Servicio; c) las personas
que ejecuten tareas agrícolas y trabajos no relacionados con la agricultura figuran
como trabajadores agrícolas en las estadísticas del Servicio mencionado o como
trabajadores no agrícolas en el cálculo general de la mano de obra, si dedican más
horas de trabajo a las ocupaciones no agrícolas.
28
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 6. — ESTADOS UNIDOS:
EL EMPLEO EN LA AGRICULTURA (1910-1956)
(En millones)
Empleo total
Miembros de familias
campesinas
Cifras
absolutas
Cifras
Porcen-
Cifras
absolutas
—2
— 7
— 12
— 15
— 15
10,2
10,0
9,3
8,3
7,3
6,0
lutas
1910
1920
1930
1940
1950
1956
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
13,6
13,4
12,5
11,0
9,3
7,9
-0,2
-0,9
-1,5
— 1,7
— 1,4
Variación
Variación
Variación
Años
Asalariados
Cifras
absolutas
Porcen-
Cifras
abso-
— 0,2
— 0,7
— 1,0
— 1,0
-1,3
— 2
— 7
— 10
— 12
— 18
3,4
3,4
3,2
2,7
2,1
1,8
Cifras
absolutas
Porcen-
0
-0,2
-0,5
— 0,6
— 0,3
0
—6
— 16
— 22
— 14
Fuente: DEPARTAMENTO DE AGRICULTURA DE ESTADOS UNIDOS: Agricultural Marketing Service
Farm Employment Series.
anterior. Desde 1930 hasta 1950, los efectivos de mano de obra asalariada
han disminuido a un ritmo algo más rápido que el número de trabajadores familiares y que el volumen total del empleo en la agricultura;
pero desde 1950, el ritmo ha sido algo más lento. La composición de la
mano de obra ha seguido siendo constante durante dicho período; el
75 por ciento del total de empleos correspondió a los miembros de las
familias campesinas, y el 25 por ciento a los asalariados.
Tan sólo las grandes explotaciones agrícolas emplean mano de obra
asalariada. En abril de 1950 sólo una de cada ocho explotaciones
empleaba mano de obra asalariada, y en un 25 por ciento de todas las
explotaciones agrícolas se destinaban menos de 200 dólares al año para
retribuir la mano de obra asalariada. Aproximadamente el 5 por ciento
de las explotaciones agrícolas empleaban más del 70 por ciento de
la mano de obra asalariada. Es decir, que un tercio de los asalariados
y un 39 por ciento de las personas que trabajaron más de 150 días en
1950 estaban empleados en explotaciones mayores de 500 acres, a
pesar de que el conjunto de tales explotaciones sólo representa el 5 por
ciento de todas las de Estados Unidos. En estas explotaciones se empleaban también trabajadores permanentes (aquellos que trabajan más de
150 días por año): tres por cada trabajador estacional; en las explotaciones de menos de 100 acres, el número de trabajadores permanentes
y de trabajadores estacionales solía ser el mismo.
En el número de asalariados se incluyen los trabajadores migrantes,
tanto los nacionales como los extranjeros que entran legalmente en
Estados Unidos para ejecutar trabajos estacionales (excluidos, como es
natural, los mexicanos que entran en el país en forma ilegal y son llama-
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
29
dos « espaldas mojadas »). En 1950 se estimó que el número de trabajadores migrantes era de un millón; de ellos, la mitad eran nacionales,
aproximadamente 100.000 extranjeros contratados y, probablemente,
cerca de 400.000 trabajadores mexicanos que habían entrado en el país
clandestinamente. Se ha calculado que el trabajo efectuado por toda la
mano de obra migrante representa menos del 5 por ciento del total de las
jornadas-hombre trabajadas en las explotaciones agrícolas y que los
trabajadores migrantes están empleados principalmente en 125.000 explotaciones, lo que representa un 2 por ciento del número total de explotaciones agrícolas, cuya contribución a la producción agrícola no llega
al 10 por ciento del total 1 . Sin embargo, dichos trabajadores son un
elemento necesario en la mano de obra nacional, pues aunque las faenas
agrícolas están altamente mecanizadas, hasta ahora no se ha encontrado
un método satisfactorio para mecanizar la recolección de frutas, verdura
y ciertos métodos de cultivo.
Actividades agrícolas a tiempo parcial.
Se ha registrado un aumento de las actividades agrícolas a tiempo
parcial. Durante los últimos veinticinco años se ha duplicado el número
de agricultores que trabajan por lo menos cien días al año fuera de sus
explotaciones y el número de éstas ha disminuido notablemente. En 1950,
el promedio anual de ingresos de los agricultores profesionales en concepto de otras actividades alcanzó 1.300 dólares, y el de los agricultores
que ejercen regularmente otras profesiones, una cifra mucho más elevada.
Desde 1949, los ingresos no agrícolas han aumentado rápidamente, en
especial en las explotaciones pequeñas y de tipo medio.
Al mismo tiempo, ha disminuido el número de agricultores a tiempo
parcial y de propietarios que sólo cultivan la huerta de su casa. En 1955,
los ingresos procedentes de las actividades a tiempo parcial de los miembros de las familias campesinas ascendieron en total a 8.000 millones de
dólares, cantidad equivalente por lo menos a los dos tercios de los ingresos netos procedentes de la agricultura 2.
Una encuesta reciente revela que la acumulación de empleos es un
fenómeno más corriente en la agricultura que en el resto de los sectores
de la economía. Durante la semana de julio de 1958 en que se realizó
1
Migratory Labor in American Agriculture, Report of the President's Commission
on Migratory Labor (U.S.G.P.O., Washington, 1951), págs. 3 a 7.
2
H. G. HALCROW: Opportunities for Off-Farm Employment, in Policy for Commercial Agriculture : Its Relation to Economic Growth and Stability, documentos
presentados por los especialistas a la Subcomisión de Política Agraria, Comisión
Económica Mixta, Congreso de Estados Unidos, 85.° Congreso, primera sesión
(U.S.G.P.O., Washington, 1957), págs. 389-401.
30
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
la encuesta1, la proporción existente entre las personas que tenían un
segundo empleo era de 1 por cada 11 entre los asalariados agrícolas y
de 1 por cada 12 entre los agricultores.
Factores que determinan el índice de migración interna
Resulta difícil demostrar que la disminución de la mano de obra
agrícola en Estados Unidos se deba principalmente a los factores de
repulsión. Históricamente, el elevado índice de natalidad de las familias
campesinas ha constituido sin duda un factor importante, y lo normal
ha sido que los excedentes de mano de obra agrícola se dirigieran
hacia la industria. Durante el período 1940-1954, aproximadamente el
50 por ciento del incremento de la mano de obra no agrícola se debió
a la migración de la población rural. Sin embargo, recientemente el
índice de natalidad en las explotaciones agrícolas de tipo comercial
no ha sido mayor que el de las zonas urbanas. Los índices de natalidad
más altos se registran actualmente entre los pequeños agricultores de
modestos ingresos y entre la población rural no agrícola.
La falta de comodidades en las zonas rurales, al menos en aquellas
donde se practica la agricultura con fines comerciales, no puede considerarse como causa importante de la migración. Gracias a la electrificación
de las zonas rurales, a los automóviles y a la pavimentación de las carreteras, la mayor parte de los hogares campesinos no están ya aislados y
cuentan con todas las comodidades que ofrecen las instalaciones modernas en las casas de la ciudad. Además, en muchas regiones el sistema
de educación no presenta los mismos inconvenientes que en otra época,
ya que tanto las escuelas como los servicios de autobuses para los alumnos han experimentado una mejora. Sin embargo, en las zonas de bajos
ingresos agrícolas no se han producido casi cambios y la población
rural carece aún de muchas comodidades, lo que fomenta su éxodo en
busca de otros empleos.
Ingresos relativos.
El ritmo de la migración y las variaciones de los ingresos relativos
de los trabajadores agrícolas y no agrícolas de Estados Unidos están
relacionados menos directamente de lo que se supone. Se ha pensado
que uno de los factores importantes que inducen a la población rural
a buscar otros empleos son los ingresos relativamente altos que éstos
proporcionan. Sin embargo, se ha demostrado que durante el período
1
« Multiple Job Holding in the United States », en Monthly Labor Review
(Departamento del Trabajo de Estados Unidos, Washington), vol. 82, num. 7, julio
de 1959, págs. 769-771.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
31
1920-1954, época durante la que los ingresos procedentes de la agricultura eran relativamente más bajos, la migración de la mano de obra
rural no siempre se intensificó x.
Schultz afirma que « el notable movimiento migratorio de la mano de
obra rural registrado desde 1940 se produjo incluso durante las épocas
de alza de precios de los productos agrícolas, cuando el precio de dichos
artículos se duplicó y los ingresos per capita procedentes de la agricultura
se triplicaron virtualmente » 2. Algunos estudios han demostrado que
en ciertos estados o regiones el ritmo de la migración en las zonas de
elevados ingresos agrícolas puede ser superior al de las regiones de bajos
ingresos agrícolas, pero también se ha visto, como lo demuestran
los datos que figuran a continuación, que la cifra de migración más alta
ha correspondido a las zonas de bajos ingresos agrícolas.
Regiones
Todas las regiones agrícolas
Regiones de ingresos medios y altos
Regiones de bajos ingresos 2
Regiones de ingresos muy bajos 3
Porcentaje neto
de migración
entre 1940-1950l
30,9
28,0
33,8
36,9
Fuente: Datos basados en Farm Population — Net Migration from the Rural-Farm Population,
1940-50, Departamento de Agricultura de Estados Unidos» Statistical Bulletin, num. 176 (Washington,
1956).
1
Variación debida a la migración expresada en porcentaje de la población agrícola que vìvia al
principio y al final del periodo. a Datos que figuran en Development of Agriculture's Human Resources
— A Report on Problems of Low income Farmers (Departamento de Agricultura de Estados Unidos,
Washington, 1955). Las regiones son aquellas donde: a) los ingresos de los agricultores y los trabajadores
familiares eran inferiores a 1.000 dólares en 1949 en las regiones donde el agricultor vive en su explotación, o b) el índice del nivel de vida correspondía a la categoría más baja de las cinco en que está dividida la población nacional, o c) las explotaciones agrícolas de producción baja (aquellas cuyo volumen
de ventas es inferior a 2.500 dólares, en las que el cultivador trabaja menos de 100 días y el producto de
la venta de los artículos es superior a los ingresos de una familia que no trabaje la tierra) comprenden
por lo menos el 50 por ciento de las granjas explotadas con fines comerciales. * Zonas en las que pueden
aplicarse los tres criterios mencionados.
Las consecuencias de la migración sobre los ingresos relativos en la
agricultura y en la industria no pueden calcularse. Según una reciente
evaluación oficial, los ingresos per capita de la población agrícola representan un 45 por ciento del promedio de ingresos de los trabajadores
empleados en los otros sectores de la economía. Un autor considera que
los ingresos per capita procedentes de la agricultura deberán alcanzar
el 65 o el 70 por ciento de los de los trabajadores de otras profesiones
si se quiere que la remuneración real de la mano de obra rural sea igual
a la que personas de aptitud y capacidad equivalentes reciben en los
1
C.E. BISHOP: «The Mobility of Farm Labor», en Policy for Commercial
Agriculture
: Its Relation to Economic Growth and Stability, op. cit., págs. 437-447.
2
T. W. SCHULTZ: Agriculture in an Unstable Economy (McGraw-Hill, Nueva
York, 1945), pág. 91.
32
POR QUE ABANDONAN EL CAMPO
restantes sectores de la economía \ es decir, que a pesar del ritmo rápido
de la migración, el progreso tecnológico y la productividad de la mano
de obra han avanzado mucho más rápidamente, por lo que especialmente
en el Sur y en otras regiones pobres en recursos se ha registrado una
concentración inútil de mano de obra en la agricultura. Otro autor opina
que del total de trabajadores agrícolas excedentes como consecuencia
de las mejoras técnicas aplicadas durante el período 1940-1955, el número
de los que han seguido empleados en la agricultura representa el 20 por
ciento del total de la mano de obra agrícola existente en 1940 2.
Oportunidades
de empleo en trabajos no agrícolas.
El ritmo de la migración de la mano de obra agrícola depende principalmente del. número de empleos estables y mejor remunerados vacantes
en otros sectores de la actividad económica. El volumen de la migración
aumenta durante los períodos de plena actividad económica (con excepción de los años de postguerra, en los que los soldados — en virtud de los
planes de colonización para los veteranos de guerra — y algunos trabajadores empleados en industrias bélicas volvieron a buscar trabajo en
el campo), pero disminuye y a veces presenta características inversas
durante los períodos de crisis, como ocurrió en los años treinta. Durante
los años 1952 y 1956, de gran actividad económica, por lo menos dos
millones de personas abandonaron las faenas agrícolas. Durante el
año 1954, de escasa actividad, el volumen de la migración fué muy
reducido; en 1957 no se registró ningún movimiento importante como
consecuencia de la recesión.
Tal conclusión se ve confirmada por las variaciones regionales. Por
ejemplo, en Tennessee, la migración de la mano de obra agrícola es
mucho más intensa en las zonas donde los ingresos agrícolas son altos,
ya que en ellas es donde existen posibilidades de empleo en las industrias
y otros sectores no agrícolas. Sin embargo, las regiones de bajos ingresos
agrícolas están aisladas tanto económica como culturalmente. En algunas
regiones de los estados del centro-oeste, el ritmo de la migración es
lento debido principalmente a la escasez de otros empleos. Por lo que
se refiere a la migración interregional:
... nunca ha sido suficiente para igualar la proporción que debe existir entre
el número de trabajadores y los recursos naturales en cada región. La migración
procedente de las explotaciones agrícolas del Sur ha mitigado pero no ha
suprimido la concentración de mano de obra rural en las explotaciones del
1
D . G. JOHNSTON : « Farm Prices, Resource Use and Farm Income », en Policy
for- Commercial Agriculture, op. cit., pág. 453.
2
E. O. HEADY: «Progress in Adjusting Agriculture to Economic Change»,
en Journal of Farm Economics (American Farm Economic Association, Menasha,
Wisconsin, 1957), pág. 1340.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
33
Sur, el aumento de la oferta y el descenso de los salarios. Sin embargo, no cabe
duda de que dicha migración ha impedido 1que se produzcan mayores diferencias de salarios entre los diversos estados .
Si se invierte el planteamiento del problema y se consideran las causas
de la inmovilidad, en vez de las de la movilidad de la mano de obra,
se pone de manifiesto la existencia de ciertos factores no económicos
que explican por qué el movimiento migratorio de los trabajadores
agrícolas no ha presentado una evolución más rápida en aquellas regiones
donde, desde el punto de vista económico, hubiese convenido que el
número de personas dedicadas a los trabajos de la agricultura fuese
bastante inferior.
Por ejemplo, en algunas comunidades al Sur de los Apalaches se
mencionan los factores siguientes como causas de la inmovilidad:
« vínculos religiosos, sociales y familiares, acendrado amor a la tierra,
desprecio por las cosas materiales y desconfianza de la educación formal ». Otro factor que también ha influido parcialmente sobre el escaso
volumen de migración es la falta de información adecuada sobre las
posibilidades de empleo 2.
La disminución de la población agrícola activa
y el aumento de la productividad
Como Estados Unidos, por la extensión de su territorio, constituye
un verdadero continente, sus cuatro millones y medio de explotaciones
agrícolas « presentan características muy variadas por su situación
económica, tipos de cultivo, sistemas de producción y problemas económicos y sociales conexos. Se puede hablar de una explotación agrícola
de tipo medio, pero el término « medio » comprende un conjunto de
factores tan amplios y variados, que pueden no querer decir nada e
incluso inducir en error » 3 .
La variedad de la extensión de las explotaciones, los ingresos que
producen y el grado de productividad de la tierra y de la mano de obra
son mucho mayores que en cualquier otro de los países que se estudian en
este capítulo y el siguiente. En el cuadro 7 figuran algunos datos referentes a la escala de los ingresos que producen las distintas explotaciones,
1
W. D. WEATHERFORD, Jr. : Geographic Differentials of Agricultural Wages in
the United States, Harvard Studies in Labor in Agriculture, num. 3 (Harvard
University Press, Cambridge, Mass., 1957).
2
B. H. LUEBKE y J. F. H A R T : «Migration from a Southern Appalachian
Community », en Land Economics (University of Wisconsin, Madison, Wis., 1958),
vol. XXXIV, num. 1, págs. 44-53.
3
R. L. MIGHELL: American Agriculture, Its Structure and Place in the Economy,
Census Monograph Series (John Wiley and Sons, Nueva York, 1955), pág. 43.
34
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
según su importancia en la economía. El censo agrícola agrupa las explotaciones agrícolas según tengan fines comerciales o no. Las explotaciones
agrícolas con fines comerciales se dividen en 6 categorías económicas,
y la clasificación se basa en el valor de los productos vendidos, que equivale aproximadamente a los ingresos brutos. En las categorías V y VI se
incluyen el millón y medio de agricultores a quienes sus explotaciones
proporcionan ingresos modestos.
CUADRO 7. — ESTADOS UNIDOS:
CLASIFICACIÓN DE LAS EXPLOTACIONES AGRÍCOLAS
POR SU EXTENSIÓN Y SU PRODUCCIÓN (1950)
Explotaciones agrícolas
Total de explotaciones confinescomerciales
I. En gran escala
II. Explotación familiar en gran escala .
III. Explotación familiar superior al tipo
IV. Explotación familiar inferior al tipo
V. Pequeña explotación familiar . . . .
VI. Explotación en pequeña escala . . .
Explotaciones con fines no comerciales .
Explotaciones a tiempo parcial
Explotaciones poco frecuentes por su gran
Número
(En millares)
Extensión
media
(En acres)
Valor de los
productos
vendidos
por cada
explotación
(En dólares)
5.379
3.706
103
381
721
215,6
275,6
2.421,7
566,8
298,2
4.142
5.858
56.058
14.475
7.017
882
907
717
1.673
639
1.030
191,2
122,8
84,9
82,8
75,6
50,0
4
9.178,9
3.625
1.813
720
339
612
82
21.446
Fuente: MIGHELL, op. cit.
Entre 1930 y 1954 el número de explotaciones agrícolas descendió
de 6.289.000 a 7.482.000, lo que supone una disminución aproximada de
un 25 por ciento. El número de explotaciones con fines comerciales
disminuyó en un 27 por ciento durante el período 1939-1954, descenso
que afectó a las categorías IV-VI; las explotaciones de la categoría I
aumentaron en un 123 por ciento y las de las categorías I-III en un 44 por
ciento.
Las explotaciones de poca extensión, es decir, aquellas de menos de
260 acres 1 , son las que han ido desapareciendo, mientras iba aumentando
el número de las de mayor superficie. Puede, pues, afirmarse que la extensión media de las explotaciones agrícolas ha pasado de 157 acres en 1930
1
Un acre es una medida inglesa de superficie equivalente a 0,44 hectáreas.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS-. AMÉRICA DEL NORTE
35
a 242 en 1954; por su parte, la superficie de las explotaciones de tipo
comercial ha aumentado de 220 acres en 1940 a 336 en 1954. Durante
el mismo período, el número de trabajadores por explotación agrícola
ha disminuido en un 16 por ciento, como lo indican los datos que se reproducen a continuación:
Años
Promedio de trabajadores
por explotación
1930
1940
1950
1954
1,90
1,73
1,63
1,59
El hecho de que el promedio de trabajadores por explotación haya
disminuido a medida que la extensión de las mismas aumentaba considerablemente demuestra claramente los grandes progresos tecnológicos
y de la mecanización registrados desde 1930, que han permitido reducir
bastante los efectivos de mano de obra sin disminuir la producción
agrícola. Actualmente existen cuatro millones y medio de tractores en
Estados Unidos, uno por cada explotación agrícola, es decir, tres veces
más que en 1940. Por su parte, la maquinaria relativamente reciente,
como las gavilladoras, segadoras y cosechadoras, se ha decuplicado.
Estos y otros adelantos no menos importantes, relativos al empleo de
abonos químicos, al cultivo y a la cría de ganado, etc., han permitido
aumentar notablemente la productividad de la agricultura, hasta el
punto de que, actualmente, la producción por hora-hombre ha sobrepasado en un tercio a la de los primeros años de la postguerra y es dos
veces mayor que la de 1940. En realidad, entre 1940 y 1955, la productividad de la mano de obra aumentó más rápidamente en la agricultura
que en la industria de transformación, en la que el aumento de la productividad durante el mismo período fué inferior al 50 por ciento. El
continuo incremento de la productividad agrícola y su influencia en la
movilidad de la población campesina es el verdadero problema con que
se enfrentan las autoridades encargadas de determinar la política agrícola
de Estados Unidos, ya que la continua producción de ciertos artículos
en cantidades mayores de las que puede absorber el mercado preocupa
a economistas destacados, que se preguntan si no sería conveniente
disminuir radicalmente la proporción en que se emplean actualmente
los medios de producción en la agricultura, inclusive el factor mano de
obra.
La modificación de la extensión de las explotaciones agrícolas y el
aumento de la productividad no son causas, sino, en su mayor parte,
consecuencias de la reducción de la mano de obra. No existen casi
pruebas de que la disminución de trabajadores agrícolas registrada en los
36
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
últimos años se deba al empleo de tractores, como ocurrió entre 1930 y
1940, e incluso durante esa época, el descenso considerable de la población campesina de los estados de la región del dust bowl obedeció
más bien a las malas cosechas, que arruinaron a los agricultores, que a
la mecanización de la producción. En dichos estados y en los del Sudeste
del país se produjeron algunos desplazamientos entre los arrendatarios
y aparceros que sin duda fueron motivados por la mecanización, pero al
mismo tiempo, el Gobierno aplicó un programa destinado a reducir la superficie de los cultivos de algodón, y sus disposiciones eran tales que a los
propietarios les resultó más económico contratar asalariados que conservar a sus arrendatarios, lo cual, a su vez, dio impulso a la mecanización.
Migración interna y política agraria
Desde la crisis registrada en la década que siguió a 1930, la política
agraria de Estados Unidos tendió a equiparar los ingresos de los trabajadores del campo con los de las demás profesiones. Para ello se recurrió
principalmente a la subvención de los productos agrícolas y se eligió
un nivel de « paridad » en función de la relación normal de precios existente entre los productos agrícolas y los restantes artículos durante el
período 1910-1914. Simultáneamente, siguiendo la misma política, se
intentó ajustar la producción agrícola a la demanda. Los rápidos progresos tecnológicos, sumados a las condiciones atmosféricas favorables,
hicieron innecesaria la aplicación de dicho programa. El descenso de los
ingresos procedentes de la agricultura durante un período de gran
actividad económica ha preocupado especialmente durante los últimos
años a los agricultores y sus organizaciones. Actualmente se trata de
resolver el problema agrario ajusfando de una manera adecuada los
medios empleados en la producción agrícola.
Por lo que respecta a la mano de obra — uno de los factores principales de la producción —, cabe mencionar el especial interés con que se
están estudiando los problemas de los agricultores cuyos ingresos son
escasos. En 1955 se preparó un programa especial, encaminado a resolver los problemas de esos agricultores, cuyo número era de un millón
y medio, es decir, más de un 25 por ciento de todas las familias campesinas de Estados Unidos. Se delimitaron las zonas en que los ingresos
procedentes de la agricultura eran escasos, basándose para ello en los
ingresos netos de los campesinos que se dedicaban exclusivamente al
cultivo de la tierra, en su nivel de vida y la importancia de la explotación,
situándolas « en regiones de densa población rural de elevado nivel de
natalidad, en las que apenas existían otras posibilidades de empleo y
donde la topografía u otros obstáculos impedían la utilización de maquinaria moderna ». Tales regiones se encuentran en los estados del Sur.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
37
El programa propone una solución coordinada de los problemas en el
ámbito local, entre los que figuran el incremento de la productividad
en la agricultura merced a la instrucción de los agricultores (cursos de
perfeccionamiento para adultos), investigaciones, créditos, etc. ; aumento
de las posibilidades de empleo en otros sectores de la economía, y mejora
de los servicios de información para el empleo, descentralización industrial, etc. ; fomento de la formación de los trabajadores, especialmente la
formación profesional para la ejecución de tareas agrícolas y para
ejercer otras profesiones 1.
Entre las propuestas presentadas con objeto de facilitar la migración
de la mano de obra agrícola, se ha recomendado al Gobierno la franca
concesión de subsidios a los agricultores que deseen buscar otros empleos,
con objeto de sufragar los gastos de su traslado e instalación, en las
mismas condiciones en que efectúa los pagos a los agricultores que colaboran en la aplicación de determinados programas agrícolas. Otros
autores insisten sobre la necesidad de instalar a los labradores en regiones
más favorables ; citaremos este ejemplo :
¿Llevarlos a las ciudades y buscar un empleo para el cabeza de familia?
En realidad, no podrían más que barrer las calles, y para ello se los consideraría
demasiado perezosos... En mi opinión, no hay que perder el tiempo tratando
de mejorar las condiciones de vida del rústico en sus montañas o del aparcero
que compra sus alimentos a crédito. Mejor será instalarlos sobre una tierra
fértil; más vale adquirir buenas parcelas, construir granjas adecuadas e invitar
a los rústicos a salir de su estado de miseria ofreciéndoles 40 acres y una mula,
que solicitar los servicios de un banco agrícola inútil. Probablemente sus tierras
no producirán mucho, pero sus hijos estarán mejor alimentados y tendrán
a su disposición escuelas en las que recibir enseñanza. A la tercera generación
podrá vérselos en el Congreso, donde podrán complicar los debates. En vez
de un banco de fomento agrícola, yo propongo la creación de un banco popular
estadounidense... Retirar porciones de tierra fértil a los agricultores competentes para instalar en ellas a los incompetentes implicaría, como es natural,
una disminución
de la producción. Pero, ¿qué hay de malo en ello en esta
época? 2 .
Pero no puede pensarse que las organizaciones de agricultores aprueben determinados proyectos, calificados con razón de tentativa para
desarraigar a los cultivadores de sus tierras y para forzar la migración
campesina. En efecto, durante las audiencias concedidas por las comisiones del Congreso a las que se ha hecho referencia, los representantes
del Sindicato de Agricultores (al que pertenecen principalmente los
1
DEPARTAMENTO DE AGRICULTURA DE ESTADOS UNIDOS : Development
of
Agri-
culture's Human Resources. A report o n problems of low income farmers, prepared
for the Secretary of Agriculture (U.S.G.P.O., Washington, 1955), pág. 6.
2
A. JOHNSON, comentando el libro Farm Trouble, por L. SOTH (Princeton University Press, Princeton, N.J., 1957), en Social Research (New School for Social
Research, Nueva York, 1957), vol. 24, num. 2, pág. 234.
38
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
pequeños granjeros) solicitaron que se redujese el cupo de inmigración
de obreros agrícolas extranjeros antes de proceder al traslado de una
parte de los campesinos del país. En 1957 y 1958, el Departamento de
Trabajo limitó el número de inmigrantes campesinos, y se dieron instrucciones a los servicios del empleo de los estados para que publicasen
una lista de ocupaciones vacantes en las explotaciones agrícolas, con
objeto de que los trabajadores de las ciudades pudiesen substituir a los
mexicanos en las labores de recolección del año 1958.
CANADÁ
Entre las características que presenta la economía agrícola de
Canadá y que son pertinentes a un estudio del abandono de las profesiones agrícolas por los trabajadores, deben señalarse dos: la existencia
de enormes reservas de tierras fértiles y la colonización relativamente
reciente de las provincias de la llanura 1 . La extensión total de tierras
cultivables es tres veces mayor que la superficie de Francia, pero hasta
ahora sólo se explota la mitad. La roturación de nuevas parcelas, la
inmediata utilización de maquinaria en la llanura — altamente especializada en el cultivo de cereales —, el abandono de la tierra por los campesinos y la consiguiente agrupación de parcelas han hecho aumentar
constantemente las dimensiones de las explotaciones agrícolas, hasta el
punto de que en 1956 su extensión media era superior a 300 acres.
Ahora bien, para comprender el verdadero valor de esta cifra hay que
tener en cuenta que aproximadamente el 44 por ciento de la superficie
total del conjunto de las fincas está formada por campos no roturados
y por bosques explotados paralelamente con los cultivos. La producción
de cereales está concentrada principalmente en las tres provincias de la
llanura, presentando un alto grado de especialización en Saskatchewan.
En el resto del país predominan los cultivos mixtos.
Evolución de la población agrícola activa
La evolución de la mano de obra agrícola ha presentado tres tendencias: Primera, crecimiento rápido durante la época de la colonización
masiva del país, en la que el número de campesinos — 700.000 a principios
de siglo — alcanzó la cifra de 1.000.000 en 1920. Segunda, estabilidad;
durante el período 1920-1941 no hubo variaciones importantes. El número
de trabajadores osciló entre 1.100.000 y 1.200.000, registrándose un
ligero aumento en la década posterior a 1930 como consecuencia de la
1
La región de la llanura está formada por las provincias de Alberta, Manitoba y
Saskatchewan.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
39
crisis económica. Tercera, rápido descenso, que llegó a ser de un 30 por
ciento para el período 1946-1955 1 . El número de trabajadores agrícolas
continuó disminuyendo y en 1957 era más o menos igual que a principios de siglo.
En el cuadro 8 se detalla la evolución del volumen, de la composición
de la mano de obra agrícola y de la proporción que representa con respecto al total de la población económicamente activa del país durante el
período 1901-1951.
CUADRO 8. — CANADÁ:
POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1901-1951) 1
(En millares)
Años
1901
1911
1921
1931
1941
1951
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Agricultores
Trabajadores
familiares
no remunerados
Asalariados
447
686
659
645
645
548
184
103
212
284
258
145
85
145
170
202
181
134
Total
de la
población
agrícola
activa
716
934
1.041
1.131
1.084
827
Porcentaje
de la
Total de la
población
población
agrícola
económicamente activa con respecto
al total de
la población
activa
1.783
2.724
3.164
3.922
4.196
5.180
40,2
34,3
32,9
28,9
25,8
15,8
Fuente: Censos de Canadá. En los censos de 1901, 1911, 1921 y 1931, en las cifras correspondientes
a la población activa se incluyen las personas mayores de 10 años; en los censos posteriores, las personas
mayores de 14 años. Todas las diferentes categorías de agricultores, para cuya clasificación se siguió
un criterio distinto según los años, figuran ahora en el cuadro reservado a los agricultores. En los censos
de 1901, 1911 y 1921, en la categoría de trabajadores familiares no remunerados se incluyen los hijos de
los campesinos que se encargan de la explotación, así como los trabajadores no retribuidos en los censos
de 1931, 1941 y 1951. Los censos de 1901, 1911 y 1921 incluyen entre los asalariados a los peones; en los
censos posteriores, en dicho grupo figuran los braceros.
1
En este cuadro figura también la mano de obra femenina (es decir, las trabajadoras asalariadas,
las esposas e hijas de los agricultores ocupadas en las granjas durante la semana en que se estableció el
censo); sin embargo, su número ha sido siempre reducido y su porcentaje máximo con respecto al
total de la mano de obra agrícola fué de 4,4 en 1911 ; en 1951 representaba el 3,8 por ciento.
Modificación
del volumen.
Las cifras de la evaluación publicada por la Oficina Federal de
Estadística, calculadas mediante investigaciones anuales por muestreo,
evidencian la rápida disminución que ha experimentado recientemente el
número de trabajadores agrícolas. En el cuadro 9 figuran las cifras para
el período 1931-1958. Se advertirá que para cada uno de los tres últimos
censos (1931, 1941 y 1951), el volumen total de la mano de obra agrícola
es mayor que el total de la población activa agrícola inscrita en el censo
1
W . M. DRUMMOND y W. MACKENZIE: Progress and Prospects of Canadian
Agriculture (Royal Commission on Canada's Economic Prospects, Ottawa, 1957),
pág. 23.
40
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
(véase cuadro 8). Esto se debe a ciertas diferencias entre ambas evaluaciones, aun cuando las dos fueron publicadas en la misma fecha 1.
CUADRO 9. — CANADÁ:
MANO DE OBRA AGRÍCOLA (1931-1958)
(En millares)
Años
Número
de trabajadores
Años
1931
1932
1933
1934
1935
1936
1937
1938
1939
1940
1941
1942
1943
1944
1.140
1.159
1.178
1.197
1.217
1.236
1.255
1.274
1.293
1.259
1.147
1.068
1.049
1.067
1945
1946
1947
1948
1949
1950
1951
1952
1953
1954
1955
1956
1957
1958
Fuente: DRUMMOND y MACKENZIE, op.
Número
de trabajadores
1.075
1.186
1.110
1.097
1.067
1.007
932
889
858
873
817
776
744
720
cit.
En el cuadro 9 se advierte la marcada tendencia al descenso del
número de trabajadores agrícolas, que comenzó en 1946, cuando el
volumen de m a n o de obra agrícola era igual al de 1934. En 1958 había
466.000 trabajadores menos que en 1946, lo que representa una reducción
de un 39 por ciento, o sea un promedio anual de 3,6 por ciento. Este
porcentaje, uno de los más elevados del mundo, es similar al registrado
en Suecia durante el mismo período.
Cambios en la
composición.
Los agricultores han constituido con mucho el elemento principal
de la m a n o de obra campesina durante el período de 1901-1956, aunque
1
Las encuestas normales anuales se realizan de una forma más detallada con objeto
de descubrir los elementos marginales de la mano de obra, tales como los familiares
que trabajan en las explotaciones agrícolas. Esto es lo que ha provocado las diferencias
que pueden advertirse respecto al número de mujeres que trabajan en las explotaciones agrícolas de su familia. En 1951figurabanen el censo 35.000 mujeres empleadas
en la agricultura, de las que 18.000 no recibían retribución por su trabajo ; en la encuesta
por muestreo del mismo año, ya mencionada, el número de mujeres que figuraban
en la categoría de trabajadoras no retribuidas era de 99.000. Según la encuesta sobre
la mano de obra realizada en junio de 1946, el número de mujeres empleadas en la
agricultura era de 200.000, de las cuales 174.000 no recibían retribución; las cifras
correspondientes a junio de 1957 fueron respectivamente de 52.000 y 34.000, lo que
indica que después de la guerra se produjeron ciertos cambios profesionales entre las
mujeres miembros de familias campesinas. Las estadísticas que existen en la actualidad
no permiten apreciar si es éste un movimiento a largo plazo.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
41
su proporción ha variado en el ámbito nacional y notablemente en el
regional. Hasta el fin de la primera guerra mundial su número aumentó
en todo el país ; los trabajadores familiares fueron desapareciendo, unos
absorbidos por los restantes sectores de la economía, otros sustituyendo
a sus padres al frente de las explotaciones x. Entre 1918 y 1931 disminuyó
el total de agricultores debido a la reducción de la población agrícola en
el Este, que no pudo ser compensada por el continuo incremento registrado en las regiones occidentales, y aumentaron las cifras correspondientes a los trabajadores familiares y asalariados. Por consiguiente, la
proporción de agricultores pasó del 73 por ciento en 1911 al 59 por ciento
en 1931, pero recientemente ha vuelto a crecer por haberse reducido
rápidamente el número de trabajadores familiares, y en 1955 representaba el 66 por ciento del total.
Desde 1946 el número de agricultores ha sido el que menos ha variado.
Sin embargo, se han registrado frecuentes cambios de empleo entre los
trabajadores familiares, quienes hasta 1951 abandonaban el cultivo de
la tierra en iguales proporciones que los asalariados; a partir de entonces
el número de éstos experimentó un ligero aumento y la proporción de
trabajadores familiares no remunerados migrantes continuó creciendo.
Entre 1946 y 1955 el total de la población agrícola activa disminuyó
en un 31 por ciento; el número de agricultores, en 20 por ciento; el de
trabajadores familiares, en 53 por ciento, y el de asalariados, en 28 por
ciento. En el cuadro 10 pueden apreciarse tales variaciones.
C U A D R O 10. — C A N A D Á :
VARIACIONES D E LAS D I F E R E N T E S CATEGORÍAS DE TRABAJADORES
QUE INTEGRABAN LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1946-1955)
Total
de trabajadores
Trabajadores
independientes
Años
1946 . . .
1951 . . .
1955 . . .
100
79
69
Porcentaje
888
índice
Trabajadores
familiares
no retribuidos
Asalariados
índice
Porcentaje
índice
Porcentaje
índice
Porcentaje
100
88
80
57
64
66
100
68
47
31
26
21
100
67
72
12
10
13
Fuente: DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., pág.
24.
Estas variaciones indican una evolución hacia una agricultura más
comercial por las razones que aquí se explican :
1
G. V. HAYTHORNE y L. C. MARSH: Land and Labour (Oxford University Press,
Toronto, 1941), págs. 188-191.
42
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
El número de trabajadores familiares dispuestos a trabajar sin remuneración disminuye rápidamente a medida que aumentan las ocupaciones en una
economía de pleno empleo y resulta más fácil trasladarse a la ciudad en busca
de trabajo. Actualmente se registra un aumento de trabajadores independientes
que al parecer continuará. En efecto, se espera que cada vez haya más agricultores que exploten sus tierras sin ayuda 1.
Factores que determinan la migración interna
Posibilidades de empleo.
Hasta fines de la primera guerra mundial, la demanda de mano
de obra en la agricultura obedeció en gran parte a la rápida expansión
de la superficie colonizada. Esta situación continuó en el Este de Canadá
hasta 1921 y en el Oeste hasta 1931. La superficie de las explotaciones
aumentó de 63 millones de acres en 1901 a 174 millones de acres en 1951,
pero la mayor parte del incremento, o sea 100 millones de acres, se registró en los primeros 30 años del siglo xx, y desde 1930 la superficie sólo
ha aumentado en 11 millones de acres 2 . Mientras la colonización era
rápida, la demanda de mano de obra agrícola iba en aumento. La tendencia expansiva de la fuerza de trabajo en la agricultura, que continuó
hasta fines de la primera guerra mundial, reflejaba la existencia de oportunidades crecientes de empleo agrícola en todo Canadá. Para 1921,
la zona cultivable del Este de Canadá había sido totalmente ocupada y
se registraba un desplazamiento gradual desde la agricultura a otras
ocupaciones o hacia las regiones del Oeste canadiense que sólo se
empezaba a colonizar. A partir de 1930 se han colonizado menos nuevas
tierras, y, por lo tanto, la demanda de mano de obra en la agricultura no
depende ya, salvo en muy pequeña medida, de la expansión de la superficie cultivada. Ahora está supeditada sobre todo al ritmo del progreso
tecnológico, y el avance de éste se traduce en una más acentuada disminución de la demanda.
En la década que medió entre 1930 y 1940, cuando la merma de la
colonización puso coto al aumento de la demanda de mano de obra en
la agricultura, los efectivos de la fuerza de trabajo agrícola aumentaron
con todo en 160.000 entre 1931 y 1939. Esto se debió a la falta de trabajo
en la industria. Los ingresos y los salarios eran muy inferiores a los de
otros sectores. Durante este período se registró un subempieo generalizado de la mano de obra y de los recursos agrícolas, como lo demuestra
el hecho de que durante la guerra la producción agrícola per capita
superó en un 50 por ciento, como término medio, el promedio alcanzado
1
DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit.,
2
Ibid., págs. 61-62.
pág.
25.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
43
en los cuatro años anteriores al conflicto, sin haberse aumentado el
equipo de capital y con una mano de obra menor 1 .
Después de la segunda guerra mundial Canadá ingresó en esa etapa
del desarrollo económico en que la mano de obra agrícola se ve directamente afectada por la redistribución de los recursos, o, dicho en otras
palabras, en que el desarrollo económico de los sectores no agrícolas
es una causa, más que una consecuencia, del éxodo de la población
excedente en la agricultura. La causa última de esta redistribución ha
sido la expansión económica durante la guerra y la postguerra, la cual,
a su vez, puede ser considerada como resultante del desarrollo anterior 2.
Entre 1939 y 1955 la producción industrial y agrícola se elevó en
un 104 por ciento, lo que equivale a una tasa anual del 4,6 por ciento.
Durante el mismo período, y a pesar de un incremento del 27,3 por ciento
en el número de personas empleadas, el total del trabajo invertido,
medido en horas-hombre, sólo se elevó en un 10,4 por ciento debido a la
reducción de la duración del trabajo:
En una palabra, en los últimos 16 años, mientras nuestra población aumentaba en casi dos quintos y el nivel de vida individual se elevaba en un 60 por
ciento, sólo aumentó en un 10 por ciento la duración del tiempo trabajado.
Esto fué posible por un empleo más profundo de los factores de la producción,
particularmente al principio de la guerra; por una transferencia de la
mano de obra de la agricultura a actividades más productivas (si se las mide
por el valor de la producción) y por una tasa más elevada de formación del
capital, particularmente en los años inmediatamente posteriores a la guerra s .
Por contraste con movimientos anteriores, esta rápida declinación
que ahora observamos en la población agrícola económicamente activa
está influenciada sobre todo por la expansión de la demanda de trabajadores en otros sectores y por una contracción de la demanda de
trabajadores en la agricultura que es consecuencia directa de la mecanización. Mientras en otros países la medida en que la mecanización ha
influido sobre el éxodo rural de los últimos años es difícil de evaluar, por
lo que se refiere a Canadá no cabe la menor duda de que la mecanización
es la causa fundamental y directa de este proceso.
Por supuesto, la maquinaria agrícola de motor no es una novedad en
Canadá, pero su uso generalizado data del final de la segunda guerra
mundial, como aquí se detalla:
En volumen físico, la nueva inversión en los diez años que siguieron al
término de la guerra fué tres veces mayor que la que correspondía al mismo
período inmediatamente anterior. En 1951 había tres veces más tractores por
1
J. M. SMITH : Canadian Economic Growth and Development from 1939 to 1956
ORoyal Commission on Canada's Economic Prospects, Ottawa, 1957).
2
Ibid., pág. 3.
3
Ibid., pág. 6.
44
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
cada 100 granjas que en 1941, el número de máquinas combinadas, segadoras,
trilladoras y gavilladoras se había quintuplicado y el número de camiones
triplicado. Los motores eléctricos se habían cuadruplicado.
Las tendencias regionales en la utilización de la mano de obra siguen muy
de cerca esta norma de mecanización. Los trabajadores abandonaron el campo
con más rapidez en la región de la pradera y en Ontario entre 1946 y 1951
de lo que lo han hecho desde entonces. En Quebec, sin embargo, la redución
ha sido mayor a partir de 1951, que es justamente cuando se acentuó el proceso
de mecanización. En las provincias marítimas la reducción de la mano de obra
parece estar más relacionada con el incremento en las posibilidades de empleo
que con la mecanización. La tasa de reducción fué mayor en el período 19461951 de lo que ha sido desde entonces y es relativamente mayor la cantidad de
trabajadores que han abandonado la agricultura en esta región que en cualquier otra de Canadá. En Columbia Británica la mano de obra apenas ha
variado, sobre todo debido a que las granjas se han agrandado y además su
número ha crecido. El progreso de la mecanización en esa provincia es tan
notable como en la región de la pradera, pero ha seguido el mismo ritmo
que la conquista de nuevas tierras para la agricultura y la intensificación de
la utilización de tierra ya cultivada1.
El uso difundido de la maquinaria agrícola ha sido la causa fundamental del aumento de la productividad de la mano de obra en la agricultura. Entre 1935-1939 y 1951-1955, la mano de obra agrícola se redujo
en un 30 por ciento, al tiempo que el índice oficial del volumen físico de
la producción agrícola evidencia un incremento del 49 por ciento para
el mismo período. Sin embargo, entre 1951 y 1955 hubo cuatro cosechas
excepcionales de cereales debido a condiciones atmosféricas particularmente favorables. Si se extrae un promedio del período 1947-1955, la
diferencia entre ese promedio y el del período 1935-1939 es del orden
de 38,51 por ciento 2. En comparación con el período de preguerra, la
producción por trabajador se ha duplicado.
Ingresos relativos.
Como en Estados Unidos y en la mayoría de los países de Europa
occidental, los ingresos y los salarios agrícolas se han elevado con respecto al período de preguerra, tanto en términos absolutos como con
respecto a los demás ingresos y salarios. Antes de la segunda guerra
mundial, las diferencias de ingresos y salarios entre la agricultura y las
demás ocupaciones eran muy grandes. En los últimos años de la década
de 1930, los ingresos de los trabajadores agrícolas no asalariados
(incluyendo a los propietarios de empresa) oscilaban alrededor del
tercio de los ingresos de los trabajadores industriales ; si esta disparidad
se expresa en términos de dólares ponderados, según los índices de precios
agrícolas y no agrícolas, su magnitud no es tan grande, puesto que los
1
DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit.,
2
Ibid., pág. 10.
págs. 22 y 24.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
45
ingresos medios del trabajador agrícola no remunerado equivaldrían
así al 40 por ciento de aquellos de los trabajadores no agrícolas. Sin
embargo, en 1946-1955, los ingresos medios de los trabajadores agrícolas
no remunerados han ido alcanzando la paridad con las retribuciones
medias de los trabajadores no agrícolas, y en algunos casos las han
superado 1.
En ese período, los jornales de la mano de obra agrícola asalariada
registran una disparidad algo menor con los salarios medios de los
trabajadores no agrícolas que en los últimos años de la década de 1930
(momento en que representaban únicamente el 35 por ciento de los
ingresos medios derivados del trabajo en otras ocupaciones), pero la
disparidad siguió siendo muy apreciable.
Hasta 1946, los ingresos reales de los trabajadores remunerados
fueron en aumento y la relación entre los salarios agrícolas y no agrícolas
se elevó en 58 por ciento. Entre 1948 y 1957, los salarios reales en la
agricultura se elevaron en un 10 por ciento. La disparidad con otros
sectores había vuelto a aumentar y en 1955 los salarios agrícolas representaban el 44 por ciento de los ingresos medios derivados del trabajo en otras ocupaciones, como se indica en el cuadro 11.
C U A D R O 11. — C A N A D Á :
P R O M E D I O D E I N G R E S O S A N U A L E S D E LOS TRABAJADORES
ASALARIADOS
AGRÍCOLAS Y N O AGRÍCOLAS
(Dólares
Años
1946
1948
1950
1952
1954
1955
(1946-1955)
canadienses)
Agrícolas
No agrícolas
Porcentaje de
los trabajadores
asalariados
agrícolas en
relación con
los no agrícolas
987
1.201
1.188
1.452
1.455
1.395
1.727
2.166
2.376
2.831
3.113
3.166
58
55
50
51
47
44
Fuente: Para los trabajadores asalariados agrícolas, Quarterly Bulletin of Agricultural Statistics,
vol. 50, num. 1 (Dominion Bureau of Statistics, Ottawa, 1957); y para los trabajadores asalariados no
agrícolas, Labour Research, vol. I, núms. 5 y 7 (Canadian Labour Congress, Ottawa, 1956).
En lo que a los trabajadores asalariados se refiere, el porcentaje
decreciente de diferencia entre los jornales agrícolas y no agrícolas
registrado a partir de 1947 constituye un indicio de la influencia de la
mecanización como factor de mejora. En el mismo sentido incide el
1
DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., pág. 341 y apéndice E.
46
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
hecho de que el empleo se ha tornado más estacional que en el período
transcurrido entre las dos guerras mundiales, época en que una mayor
proporción de la mano de obra era empleada mediante contratos anuales.
La mayoría de la mano de obra asalariada se contrata ahora para
labores especializadas y de temporada para las cuales se pagan jornales
relativamente elevados. La mano de obra asalariada que aun queda en
muchos establecimientos agropecuarios «... es de lo que podríamos
llamar categoría general, y frecuentemente se la contrata sobre una base
estacional, siendo la paga en invierno muy inferior a la de verano » 1 .
Sin embargo, tal como se ve en el cuadro 10, en los años recientes son los
miembros de las familias, que no perciben salarios, quienes han desertado
de la agricultura con mayor rapidez, y esto a pesar del hecho de que sus
ingresos medios son tan elevados como los de los trabajadores no rurales
y a veces aun más elevados, tal como se puede ver en el cuadro 12. Se
considera que la fluctuación en los ingresos agropecuarios es una de
las principales razones para que ello ocurra 2. Los factores sociales de
que se habla más adelante pueden tener también cierta influencia.
C U A D R O 12. — C A N A D Á 1 :
P R O M E D I O D E INGRESOS D E LOS TRABAJADORES AGRÍCOLAS
Y D E LOS N O AGRÍCOLAS E N TRES PERÍODOS RECIENTES
(Dólares canadienses)
Obreros agrícolas "
Períodos
1935-1939
1951-1955
1935-1955
Obreros no agrícolas *
Dólares
de la época
Dólares
de 1949
Dólares
de la época
Dólares
de 1949
364
2.830
1.358
711
2.477
1.595
1.107
2.890
2.010
1.779
2.498
2.194
Fuente: DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., pág. 342.
1
No se incluye a Terranova. * Las cifras se obtuvieron sumando los ingresos netos procedentes
de la actividad agrícola y los ingresos procedentes de las actividades extraagrícolas de los agricultores y de
sus trabajadores asalariados y no asalariados. En consecuencia, el ingreso promedio de los trabajadores
agrícolas no asalariados incluye elementos que se determinan así: a) por el trabajo no contratado (trabajo no retribuido del agricultor y de otros trabajadores); b) por la dirección y administración (ingreso del
agricultor); c) por el capital invertido en el negocio por el agricultor y en algunos casos la mano de obra
no asalariada, y d) por la labor extraagricola del agricultor y de su mano de obra. * El ingreso
promedio de todos los trabajadores, excepto de aquellos tomados por contrato (trabajadores asalariados)
o que trabajan sin un contrato. Las cifras no incluyen los ingresos por inversiones, subsidios del Gobierno
y demás.
Efectos del desplazamiento de los trabajadores agrícolas
Uno de los principales efectos del abandono de las actividades rurales
por los trabajadores ha sido la reducción del número de explotaciones
1
DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., pág.
2
Ibid., pág. 341.
347.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
47
agrícolas, que de 1941 a 1955 disminuyeron en 12 por ciento. Como la
superficie de las explotaciones rurales durante el período de referencia
permaneció casi constante, la reducción en el número ha ido acompañada
de un aumento del 15 por ciento en la extensión media. La mayor parte
de este aumento se produjo en la región de la pradera, donde las explotaciones eran en 1951 un 20 por ciento más extensas que en 1931 1 . La
reagrupación en unidades mayores ha sido uno de los factores determinantes del aumento en la eficiencia, aunque dista mucho de ser tan importante a este respecto como el hecho de haberse triplicado la maquinaria
agrícola en el período de 1941 a 1955.
El aumento en la extensión de los establecimientos y la reducción
de la población agrícola tuvieron como consecuencia que aumentara la
distancia de un hogar campesino a otro, y en consecuencia aumentó el
costo de los servicios por habitante; estos factores no hacen sino acelerar
los cambios en los métodos de explotación y en las oportunidades de
empleo fuera de la agricultura. Esto es particularmente cierto en la región
de la pradera, donde las fuerzas económicosociales que se remontan a
la colonización han intensificado el aislamiento de la vivienda campesina y en donde los establecimientos agropecuarios son generalmente
muy grandes. La Real Comisión para la Agricultura y la Vida Rural de
la Provincia de Saskatchewan ha señalado las dificultades que se encuentran para construir una vida comunitaria adecuada con una población
en vías de desaparición; estas dificultades van desde el alto costo de
mantener los caminos hasta la poca « rentabilidad » de negocios, escuelas y oficinas de correos y la escasa concurrencia a las funciones sociales 2.
Se pueden observar distintas formas de adaptación a este proceso;
por ejemplo, los desplazamientos de las viviendas para edificarlas sobre
los caminos importantes, así como también la práctica del « cultivo
desde el caserío ». En 1956, el 16 por ciento de todos los agricultores
de la provincia de Saskatchewan trabajaban sus tierras teniendo su
residencia en una aglomeración urbana. Parece ser que la principal razón
de esto sea la necesidad de obtener los servicios que se logran naturalmente en las comunidades urbanas, en particular las escuelas. Para los
agricultores que viven en el campo, las dificultades prácticas implícitas
en obtener que los niños alcancen los ómnibus para la escuela, los largos
viajes de ida y vuelta a la escuela y los regresos tardíos al hogar son
factores que los impulsan a trasladarse al centro urbano.
El aislamiento de los puntos de abastecimiento cuando los caminos
están bloqueados o en mal estado, la distancia de los servicios sanitarios
1
8
DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit.,
págs. 19 y 21.
GOBIERNO DE SASKATCHEWAN, Royal Commission on Agriculture and Rural
Life: Movement of Farm People, Informe num. 7 (Regina, 1956), págs. 8 a 10.
48
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
y la falta de agua y energía eléctrica son algunas de las otras consideraciones que deciden a los agricultores al optar por un lugar de residencia.
El trabajo agrícola a tiempo parcial
Una proporción relativamente elevada de agricultores — unos
172.000 según el censo de 1951 — trabajan a tiempo parcial fuera de sus
explotaciones. De los registrados en el censo de 1951, unos 100.000 trabajaban más de 100 días fuera de su explotación y el resto oscilaba entre
una semana y 100 días. Al mismo tiempo, 65.000 explotaciones, o sea
más del 10 por ciento del total de Canadá, estaban inscritas como explotaciones agrícolas cultivadas a tiempo parcial y 87.000 como explotaciones en pequeña escala con un producto anual que iba de 250 a
1.200 dólares canadienses. Estas 152.000 explotaciones a tiempo parcial y
en pequeña escala corresponden aproximadamente a los 172.000 agricultores que trabajan fuera de sus establecimientos. El resto se incluye
probablemente en la categoría de explotaciones cuyo producto va de 1.200
a 2.500 dólares; éstas son 150.000 (sobre un total de 623.000). En total
hay unas 300.000 explotaciones donde el valor de los productos vendidos
no excede los 2.500 dólares por año, y de éstas, unas 170.000 suman sus
ingresos a los obtenidos por el dueño con el trabajo efectuado fuera de
ellas. Como un ingreso agrícola de menos de 2.500 dólares por año es
insuficiente para sostener una familia (según el informe de la Real
Comisión para la Agricultura y la Vida Rural en la Provincia de Saskatchewan), resultaría que, a pesar de la extensión comparativamente
grande de las explotaciones en Canadá, queda aún una proporción
significativa de explotaciones a tiempo parcial y en pequeña escala
donde el ingreso de la explotación no basta normalmente para sostener
una familia. Se tiene poca información acerca de los tipos de empleo
suplementario que habitualmente toman los trabajadores rurales. Se
estima, sin embargo, que más o menos la mitad de los trabajadores
asalariados en las industrias forestales son agricultores e hijos de agricultores 1 .
Agricultores con ingresos reducidos
En Canadá, como en Estados Unidos, existe el problema de los agricultores con ingresos reducidos, que resulta en parte de la concentración
de pequeñas explotaciones en las regiones donde las perspectivas para
una mejora significativa de los ingresos son escasas y en parte de la
incapacidad de ciertos granjeros en regiones generalmente prósperas
1
The Labour Gazette (Department of Labour, Ottawa, 1957), vol. 57, num. 1,
págs. 28-34.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: AMÉRICA DEL NORTE
49
para alcanzar adecuados niveles de eficiencia. Entre las primeras zonas
se deben incluir las provincias costeras y parte de la provincia de Quebec,
en particular la zona de los montes Apalaches. Éstas son las regiones de
la primitiva colonización, donde el sistema de propiedad de la tierra
evidencia un alto grado de rigidez, en contraste con la fluidez de la región
de la pradera. En las provincias costeras ha habido muy pocos cambios
en la división de la tierra efectuada hace 100 años. En la provincia de
Quebec las explotaciones siguen siendo pequeñas y el promedio de
125 acres no ha variado entre 1921 y 1951 1 .
Durante el período que medió entre las dos guerras la maldición de
los agricultores canadienses fué un exceso de movilidad en la agricultura 2 .
La colonización de las provincias de la pradera se efectuó con un espíritu optimista que no supo ver los problemas que crearía la sequía. La
crisis que se produjo también en la agricultura en la década de 1930 tuvo
un efecto particularmente grave sobre el tipo de explotación especializada en la producción de trigo para la exportación y que también se
hallaba sometida a enormes fluctuaciones de rendimiento. Los colonos
sufrieron graves privaciones que — dada la coyuntura económica general — no podían mitigarse acudiendo a otras ocupaciones.
En consecuencia, la política agraria se concentró sobre todo en la
elaboración de medidas para equilibrar los efectos de las fluctuaciones de
precio y de rendimiento. Estas medidas, sumadas al aumento de la extensión de las explotaciones, a la deserción del campo y a un aumento
de la productividad han eliminado en gran medida el problema de los
ingresos reducidos y fluctuantes en la región de la pradera. Ahora en
esta zona el problema del agricultor de ingresos reducidos reside sobre
todo en la incapacidad de ciertos individuos para dirigir su explotación
con eficiencia o para reunir el capital que necesitan.
En las provincias costeras y parte de la de Quebec sigue en pie el
problema de la insuficiente movilidad, aunque debe notarse que la tasa
de deserción es más alta en las provincias costeras que en el resto de
Canadá y también es elevada en Quebec. Los bajos ingresos procedentes
de la agricultura se compensan en parte por los ingresos más elevados
que provienen de otros empleos. En algunas de estas regiones, sin
embargo, y particularmente en las de Nueva Escocia y Nuevo Brunswick,
la reorganización en unidades mayores se considera necesaria para alcanzar un nivel de ingresos adecuado 3.
1
DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., pág. 165.
BELLERBY, op. cit., pág. 139.
3
DRUMMOND y MACKENZIE, op. cit., págs. 157,
2
158 y 363.
CAPÍTULO III
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS:
EUROPA OCCIDENTAL
La agricultura de Europa occidental presenta características distintas
de América del Norte, a saber: los cultivos se realizan en menor
escala ; la explotación de una superficie igual requiere el empleo de mayor
número de personas a más de la inversión de mayores capitales. Durante
los últimos años la mano de obra agrícola ha disminuido más lentamente,
excepto en los países escandinavos, donde la disminución se ha producido
al mismo ritmo que en Estado Unidos. Como en América del Norte,
la mano de obra agrícola está compuesta principalmente de agricultores
y de trabajadores familiares. La proporción de asalariados sólo es elevada
en el Reino Unido (70 por ciento) e Italia (40 por ciento) ; en los restantes
países es inferior al 25 por ciento.
Como se verá más adelante, el número de trabajadores rurales empezó
a disminuir en América del Norte más tarde que en los países de Europa
occidental importadores de productos agrícolas. Éstos, cuya producción
hasta entonces era más o menos suficiente para cubrir las necesidades
nacionales, reaccionaron de distinto modo ante la competencia de los
Estados de reciente colonización: disminuyeron la producción nacional
de cereales, compensando el déficit mediante importaciones; se especializaron en la cría de ganado y en los productos lácteos y aumentaron la
importación de forrajes, y establecieron tarifas aduaneras proteccionistas
que redujeron, aunque no suprimieron, las importaciones de cereales
y de otros productos alimenticios1.
La competencia de los países de ultramar empezó a tener consecuencias importantes durante el último cuarto del siglo xix. Las medidas
adoptadas por los gobiernos para hacer frente a la nueva situación
contribuyeron en gran parte a la reducción del número de empleos agrícolas que se ha registrado desde entonces hasta la segunda guerra
mundial. El Reino Unido ha seguido una política de libre cambio: la
superficie de las tierras cultivadas de una manera extensiva ha dismix
Las tarifas aduaneras fueron generalmente bajas hasta el período 1930-1940;
entonces algunos Estados adoptaron medidas proteccionistas tales, que hicieron
imposible la importación de artículos alimenticios.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCODENTAL
51
nuído desde entonces ; sin embargo, a pesar de los progresos de la técnica,
la agricultura ha seguido siendo durante este período (si se exceptúan
los años de la primera guerra mundial) un sector poco desarrollado
de la economía con una producción estacionaria, un volumen de empleo
decreciente y salarios bajos. En Francia, a pesar de las medidas proteccionistas, la superficie cultivada ha disminuido y la producción ha aumentado lentamente. Además, la población ha crecido en proporciones tan
pequeñas que ha entorpecido la expansión del mercado interior; por
su parte, el desarrollo de la industria no ha sido lo suficientemente grande
para facilitar el desplazamiento de la mano de obra. Alemania occidental
se ha adaptado mejor a la nueva situación; gracias a las tarifas aduaneras
la producción agrícola nacional ha aumentado y ha cubierto las necesidades de una población cada vez más numerosa ; la industria en expansión
ha absorbido con rapidez la mano de obra rural. Dinamarca y los Países
Bajos han aumentado sus importaciones de forrajes y han intensificado
el cultivo de sus tierras, con objeto de incrementar la producción de
plantas forrajeras; el aumento de la producción y de las exportaciones
ha requerido el empleo de un volumen de mano de obra cada vez mayor.
Tanto el número como la productividad de los trabajadores agrícolas
aumentaron incesantemente hasta la segunda guerra mundial.
En los países de Europa occidental, el ritmo del movimiento migratorio fué más lento durante la crisis de la década de 1930 que en estos
últimos años, pues si bien los ingresos de los agricultores, comparados
con los de los trabajadores de los restantes sectores de la economía,
eran entonces mucho más bajos que después de la segunda guerra
mundial, el desempleo general impidió en aquella época el desplazamiento de la mano de obra agrícola hacia otras profesiones. La política
comercial de los Estados, independientemente de las tarifas aduaneras
que instituyan, no ejerce actualmente una mayor influencia sobre las
necesidades del país en materia de mano de obra. En efecto, en todos los
países que se estudian en este capítulo — salvo en Dinamarca —, el
Estado subvenciona los precios agrícolas. Hoy en día la República Federal
de Alemania, Francia, Italia y Suecia satisfacen ampliamente sus propias
necesidades; Noruega y el Reino Unido importan la mitad de los alimentos que consumen ; Dinamarca exporta la mayor parte de su producción y los Países Bajos los dos quintos de la suya. Desde 1945, en la
evolución de la población agrícola activa de todos estos países han intervenido principalmente dos factores: la mecanización de la agricultura
— factor de repulsión — y la creciente demanda de trabajadores registrada en los otros sectores de la economía — factor de atracción —. Estudiaremos aquí estos fenómenos recientes. Sin embargo, como el éxodo rural
presenta aún algunas de sus características originales, se han analizado
52
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
sus antecedentes antes de examinar con mayor detalle las tendencias
observadas después de la segunda guerra mundial.
Los países que se estudian en este capítulo han sido elegidos porque
en cada uno de ellos las migraciones agrícolas presentan características
especiales. En Dinamarca, la distribución de la mano de obra está muy
equilibrada y el éxodo rural no plantea problemas demográficos que
puedan perjudicar a la agricultura, por lo que dicho país constituye un
ejemplo que demuestra cuáles son las condiciones que deben cumplirse
para lograr el equilibrio.
En Francia, las dificultades que planteó el gran movimiento de mano
de obra producido desde 1875 a 1939 se debieron al carácter estacionario
por el que atravesaban su población y su industria ; después de la última
contienda, su economía agrícola se ha caracterizado principalmente
por la agravación de las diferencias regionales. El problema con el que se
ha enfrentado Italia es el de la gran pobreza agrícola del Sur de la península y el grado elevado de subempieo que reina en las grandes explotaciones cultivadas de una forma extensiva. La agricultura de la República
Federal.de Alemania y la de varios Estados de Europa occidental se caracteriza por el excedente de mano de obra en las pequeñas explotaciones
de tipo familiar. En el Reino Unido, la estructura de salarios y la clase
de alojamientos de que disponen los trabajadores agrícolas han influido
de una manera importante sobre los movimientos de la mano de obra.
La política agraria de los Países Bajos, Noruega y Suecia es de especial
interés, debido a las medidas adoptadas en el primer país con objeto
de facilitar la absorción del excedente de trabajadores y al fomento de
la racionalización de las pequeñas explotaciones agrícolas en los dos
últimos.
DINAMARCA
La agricultura danesa se distingue por el notable grado de productividad de su mano de obra, el más elevado de la Europa continental.
En efecto, se pueden aplicar diversos criterios para evaluar la eficacia
de una producción agrícola como la danesa: superficie de las tierras
cultivadas, rendimiento de los cultivos, rendimiento de la producción
lechera; pero en todas estas especialidades Dinamarca figura a la cabeza
de los países europeos. Este resultado, al que han contribuido la fertilidad de la tierra, la proximidad del mercado británico en expansión
a finales del siglo pasado y el sistema de escuelas secundarias populares,
ha sido obtenido gracias a la aplicación de distintos métodos. Desde
1864, el movimiento cooperativo ha permitido que los agricultores
daneses obtuviesen inmediatamente las mayores ventajas, ya que la
importación de forrajes ha facilitado la transformación de la agricultura:
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
53
los campesinos abandonaron el cultivo de cereales y la cría indiscriminada de ganado para consagrarse a la producción de carne y productos
lácteos destinados, principalmente, a la exportación; este fenómeno se
ha producido más tarde en los otros países de Europa occidental, donde
ha alcanzado proporciones menos importantes. Dinamarca exporta
actualmente cerca del 65 por ciento de su producción agropecuaria, lo
que representa dos tercios del volumen neto de sus exportaciones.
Al principio de esta revolución agrícola, la mano de obra rural era
poco numerosa, si se la compara con la superficie de las tierras cultivadas, es decir, la proporción existente entre el hombre y la tierra era
favorable a esta última. Las explotaciones agrícolas eran bastante grandes
(su extensión media era de 16 hectáreas en 1901); el número de fincas
grandes y pequeñas era, pues, reducido. Además, no habían sido divididas
en parcelas. Los primeros años del siglo se caracterizaron por un alza
de los precios agrícolas y por un aumento muy rápido de la producción,
que llegó a ser del 60 por ciento entre 1900 y 1914. Los ingresos de los
agricultores se duplicaron y, por consiguiente, cada vez se realizaron
mayores inversiones. La disminución de las importaciones de forrajes
durante la primera guerra mundial hizo que el volumen del empleo
y la producción agrícola descendieran. Ésta, al igual que la productividad,
aumentó de nuevo entre 1920 y 1930. Desde 1930 a 1940, las inversiones
fueron mínimas ; sin embargo, la producción no permaneció estacionaria.
Durante la ocupación alemana, desde 1940 a 1945, descendió notablemente, para luego alcanzar en 1950 el mismo nivel de 1939. Desde 1949,
la mecanización ha sido muy rápida; en ese año había, aproximadamente,
7.000 tractores; en 1955 su número era de 60.000, y durante este período
la producción agrícola aumentó en un 30 por ciento. De todos modos,
el empleo de aparatos mecánicos no está tan generalizado en Dinamarca
como en los demás países escandinavos o en el Reino Unido.
Evolución de la población agrícola activa
Hasta 1930, el número de trabajadores agrícolas aumentó lentamente.
En ese año empezó a disminuir, para descender bruscamente en 20 por
ciento entre 1940 y 1950. En el cuadro 13 se anotan las disminuciones
proporcionales y absolutas registradas entre 1901 y 1950.
En el cuadro 14 pueden apreciarse las variaciones más recientes
en la composición de la población agrícola activa; la unidad elegida
ha sido el año-hombre. Las cifras son más bajas que las del cuadro anterior, ya que algunas de las personas que se incluyeron en la mano de
obra cuando se elaboró el censo de la población trabajaban tan sólo
una parte del año. De todos modos, indican las mismas tendencias y
54
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 13. — DINAMARCA:
POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA TOTAL Y POBLACIÓN
AGRÍCOLA ACTIVA (1901-1950)
(En millares)
Población agrícola activa
(personas mayores de 14 años)
Años
1901
1911
1921
1930
1940
1950
Población
económicamente
activa
Trabajadores
familiares
y asalariados
Agricultores
Total
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
148
167
171
183
185
180
14
13
10
10
9
8
185
185
206
221
207
160
130
119
110
110
105
67
(1.115)
(1.239)
1.331
1.567
1.755
1.920
Porcentaje
de la
población
agrícola
activa
dentro
del total
477
484
497
524
506
415
(43)i
(39)i
37
33
28
22
Fuente: Para las cifras totales del empleo se utilizaron los censos nacionales; para las cifras del empleo en la agricultura, H. GAD: Befolknings-og arbejdskraftprobïemer i dansk landbrug: 1. Befolknings
forskydninger i dansk landbrug i tidenfra 1787-1950, Studier fra Aarhus Universitets 0konomiske Institut,
num. 12 (Akademisk bogshandel, Aarhus, 19S6).
1
Las cifras de la mano de obra agrícola han sido revisadas, debido a la incorporación de Jutlandia
del Sur en 1919. Sin embargo, las cifras de la población activa no han sido modificadas. Los porcentajes
de 1901 y 1911 deberían ser, por lo tanto, algo menos elevados que los que figuran en el cuadro.
demuestran que el número total de trabajadores agrícolas ha continuado
disminuyendo hasta el período 1956-1957.
La composición de la mano de obra agrícola ha variado de manera
notable. Los agricultores y sus esposas, como puede apreciarse en el
cuadro 13, representan en la actualidad aproximadamente la mitad de
CUADRO 14. — DINAMARCA:
RECIENTES VARIACIONES EN LA COMPOSICIÓN DE LA POBLACIÓN
AGRÍCOLA ACTIVA
(En millares)
Años
1938-1939
1945-1946
1949-1950
1951-1952
1953-1954
1954-1955
1955-1956
1956-1957
Agricultores
y sus
esposas
180
184
188
182
181
179
171
171
Hijos
y familiares
mayores
de 14 años
Asalariados
permanentes
alojados
y mantenidos
en las
explotaciones
Asalariados
permanentes no
mantenidos ni
alojados en las
explotaciones
y temporeros
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
57
46
39
38
35
34
33
30
43
34
24
23
19
19
19
17
109
85
70
66
62
58
55
54
43
37
28
26
23
22
20
21
32
37
37
37
37
36
33
32
14
11
10
8
7
6
6
5
Fuente: Datos publicados por el Departamento de Estadísticas de Dinamarca.
Total
478
434
396
380
364
354
337
330
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
55
la fuerza de trabajo campesina; sin embargo, a principios de siglo su
proporción era algo inferior a un tercio. En 1901, la proporción de
asalariados con respecto a los agricultores era de 2 a 1, pero en 1950,
de 1,2 a 1. Aunque el número de hijos y, en general, de parientes de los
agricultores ha disminuido, la importancia relativa de la mano de obra
familiar ha aumentado en su conjunto. La proporción de trabajadores
familiares no varió entre 1921 y 1940, oscilando alrededor del 57 por
ciento; pero tanto durante la segunda guerra mundial como después
aumentó y llegó a representar el 66 por ciento en el período 1954-1955.
A veces resulta difícil hacer la distinción entre asalariados permanentes
alojados y mantenidos en la explotación y la mano de obra familiar, ya
que es costumbre en Dinamarca que los hijos de los agricultores trabajen
durante cierto período con sus padres y algún tiempo en otras explotaciones; por ello, en las estadísticas de un año determinado pueden ser
considerados como trabajadores familiares y en las del año siguiente
como asalariados permanentes. El número de trabajadores de esta
última categoría ha disminuido al mismo ritmo que el de hijos y parientes
de los agricultores: en 1938-1939 eran 152.000 y en 1954-1955 tan sólo
80.000, lo que supone una disminución anual de 5.000.
La categoría de asalariados se compone de trabajadores permanentes
no mantenidos ni alojados y de temporeros. En ella, el número de hombres ha sido relativamente constante entre 1938-1939 y 1956-1957, pero
el de mujeres disminuyó durante ese período en 9.000 unidades.
El número de mujeres que forman parte de la mano de obra agrícola
es el que más ha disminuido. En efecto, apenas si se dedican ya a las
tareas agrícolas propiamente dichas 1. Su trabajo consiste principalmente
en atender a los trabajadores que viven en las explotaciones. En cierto
modo sólo son necesarias en aquellas granjas en las que se mantiene y
aloja a los trabajadores ; si el número de éstos disminuye, cada vez habrá
menos mujeres empleadas en la agricultura, como lo prueba el hecho
de que su remuneración no haya aumentado en la misma proporción
que la de los trabajadores. Este fenómeno ha tenido una consecuencia
directa. En otra época, la mano de obra permanente se componía de
trabajadores que vivían en las explotaciones agrícolas, y los hombres
solían elegir sus esposas entre las mujeres que se dedicaban a los trabajos
del campo. Ahora bien, como en la actualidad el número de mujeres
empleadas en la agricultura aumenta demasiado lentamente, los hogares
campesinos no pueden constituirse de la misma forma. En realidad, si la
agricultura no requiere el empleo de un mayor número de mujeres y si las
1
H . G A D : Befolknings - og arbejdskraftproblemer i dansk landbrug: I. Befolknings
- forskydninger i dansk landbrug i tidenfra 1787-1950, Studier fra Aarhus Universitets
0konomiske Institut, num. 12 (Akademisk boghandel, Aarhus, 1956), págs. 117-118.
56
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
jóvenes no se sienten atraídas por este género de trabajo, los agricultores y los asalariados permanentes se verán obligados, con frecuencia,
a casarse con mujeres que desconociendo todas las costumbres campesinas se adaptarán difícilmente a este género de vida.
La agricultura no recluta nuevos trabajadores a un ritmo suficientemente rápido para ir reponiendo la « población agrícola activa permanente » actual, expresión con que se designa a los agricultores y a los asalariados que poseen su propia explotación 1 . Las restantes categorías de la
mano de obra comprenden a los hijos de los agricultores y a los asalariados alojados y mantenidos en las explotaciones. En esta última hay que
incluir a las nuevas generaciones de trabajadores, quienes después pasan a
formar parte de la mano de obra permanente en la agricultura o en otro
sector de la actividad económica. Si se tiene en cuenta su número en 1956,
así como el tiempo que permanecen en la citada categoría, puede decirse
que dentro de cinco o siete años en las explotaciones agrícolas no vivirán
más de 75.000 asalariados (durante el período de 1920-1940 eran 160.000;
en 1953, 100.000). En 1950 la población agrícola activa permanente se
componía de 240.000 trabajadores, es decir, 185.000 agricultores y
55.000 obreros y asalariados. Para mantener las cifras constantemente a
ese nivel sería necesario que aumentasen cada año en 7.000 unidades.
En realidad, resulta difícil saber si entre los 8.000 hijos de agricultores
que terminan sus estudios cada año podrían encontrarse 7.000 que deseen
integrarse en la mano de obra agrícola permanente. Todo dependerá
de la situación del mercado del empleo.
Si el número de trabajadores rurales ha disminuido durante los
últimos años, esto se debe principalmente al aumento del volumen del
empleo en los sectores no agrícolas de la economía y no a un descenso de
la demanda de mano de obra en el campo. Ésta, a pesar del rápido progreso de la mecanización, ha mostrado una tendencia creciente después
de la última guerra mundial debido al alza de precios y a ciertas condiciones técnicas (por ejemplo, la necesidad de incrementar la producción
de forrajes). Por consiguiente, las diferencias existentes entre los salarios
agrícolas y los de otros sectores comparables de la economía se han
aminorado, ya que el aumento de la demanda de mano de obra ha provocado un incremento considerable en la remuneración del trabajo agrícola en especial. Durante los primeros años de la década 1930-1940 los
ingresos diarios de un trabajador agrícola sólo representaban el 50 por
ciento de los de un peón empleado, por ejemplo, en la construcción.
De todos modos, el éxodo rural era lento, pues el 30 por ciento de los
trabajadores daneses estaban desempleados. En 1950-1954 los salarios
1
G A D , op. cit., págs. 113-114.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
57
agrícolas llegaron a ser el 75 por ciento de los que percibían los trabajadores empleados en ocupaciones equivalentes, y la proporción de
desempleados no era superior al 10 por ciento. Sin embargo, la mano
de obra agrícola continuaba abandonando el campo, atraída por otros
sectores de la economía en los que la remuneración era más elevada y
había mayores oportunidades de empleo 1 .
Estabilidad
de la estructura
agraria
Durante los últimos 50 años la superficie y el número de explotaciones agrícolas no han variado casi. En 1901 había 110.000 explotaciones de menos de 15 hectáreas y 70.000 de más de 15, es decir, la superficie media era de 16 hectáreas; esta cifra media se mantuvo hasta 1930,
luego disminuyó aproximadamente en una hectárea, debido, sin duda, al
desarrollo de las zonas urbanas durante los últimos años. El número de
explotaciones aumentó ligeramente hasta 1930; el de agricultores pasó
aproximadamente de 160.000 en 1901 a más de 190.000 en 1930. Había,
pues, menos agricultores que parcelas y algunas de éstas representaban
para sus propietarios un empleo complementario. En 1950, 17.000 de
estas parcelas estaban ocupadas, en la mayoría de los casos, por asalariados.
En las estadísticas danesas faltan o apenas hay datos que indiquen
hasta qué punto los agricultores y los asalariados comparten el trabajo
de la tierra con los empleos no agrícolas. Al parecer, ésta no es una
costumbre muy generalizada, lo que se comprende, en el caso de los
agricultores, si se tiene en cuenta la gran superficie de sus parcelas, cuyo
cultivo los obliga a trabajar continuamente en ellas. Sin embargo, en
1950 aproximadamente 20.000 parcelas tenían menos de tres hectáreas,
extensión mínima, según parece, para emplear a una familia campesina
a tiempo completo 2.
Esta cifra corresponde con bastante exactitud a la de los propietarios para quienes la agricultura representa solamente un empleo complementario. Algunos de los pequeños agricultores que sólo dedican
parte de su tiempo a la explotación de sus tierras se emplean a veces como
asalariados en otras explotaciones. Además, durante ciertos períodos
unas 20.000 personas se ocupan en las labores del campo. Entre ellos
figuran, sin duda, los pequeños agricultores, sus esposas e hijos, así como
1
H. GAD : Befolknings - og arbejdskraftproblemer i dmisk landbrug: II. Arbejdskraftproblemer i dansk landbrug, Studier fra Aarhus Universitets 0konomiske Institut,
núm. 13 (Akademisk boghandel, Aarhus, 1957), págs. 240-245.
2
Naturalmente, es imposible fijar límites rígidos a este respecto. En las explotaciones agropecuarias la superficie de las tierras no determina necesariamente la importancia de la unidad económica, debido a la utilización de forrajes adquiridos en el
mercado, hecho muy frecuente en Dinamarca.
58
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
determinadas personas que combinan regularmente las faenas agrícolas
con otros empleos.
Ingresos agrícolas
Los ingresos totales netos de los agricultores — calculados desde
1925 por el Departamento de Estadística al mismo tiempo que el producto y la renta nacional — han variado notablemente, y en especial
durante el período 1930-1940.
Después del censo de 1942 e inmediatamente después de la guerra,
los ingresos globales de los agricultores aumentaron regularmente hasta
1953; desde esa fecha sus ingresos netos han disminuido ligeramente.
Los agricultores aumentaron sus ingresos dedicándose a la horticultura, a la silvicultura y a otras actividades a tiempo parcial. Estas fuentes
de ingresos complementarias tienen importancia secundaria: en 1949
representaron para los agricultores un total de 53 millones de coronas danesas, es decir, menos del 3 por ciento de sus ingresos globales.
Si se tiene en cuenta que el número de explotaciones agrícolas ha
variado relativamente poco desde 1925, puede decirse que los ingresos
por explotación, o sea, aproximadamente, los ingresos por familia, han
aumentado en la misma proporción que los ingresos totales netos de los
agricultores. En 1925, los ingresos por explotación eran de aproximadamente 3.500 coronas; hacia 1950 llegaban a 10.000 coronas. Los ingresos
per capita se han elevado más rápidamente, ya que la población agrícola
ha disminuido durante el mismo período.
Equilibrio de la estructura profesional
La economía agrícola danesa se distingue principalmente por la forma
equilibrada en que se halla distribuida su mano de obra entre la agricultura y los otros sectores de la economía. El problema de los agricultores
con pocos ingresos, característico en Estados Unidos y en algunos países
de Europa occidental, no se plantea, al parecer, en Dinamarca, país en el
que tampoco es diferente el índice de productividad de la mano de obra
de las distintas regiones, fenómeno característico de Francia. La rápida
expansión del movimiento cooperativo y la superficie media bastante
elevada de las explotaciones explican, tal vez, por qué el conjunto de la
economía agrícola ha progresado durante un período tan largo.
Basta comparar la importancia que tiene la agricultura en el producto nacional bruto y la proporción de la población activa que en ella
se emplea para comprender la distribución racional de la mano de obra
entre los diferentes sectores de la economía. Durante los últimos 50 años,
el producto neto por trabajador en la agricultura ha sido casi el mismo
que el de los trabajadores de las restantes ramas de actividad. En 1900,
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
59
como puede verse en el cuadro 13, la agricultura empleaba el 40 por ciento
de la población activa y contribuía con un 25 por ciento al producto
nacional neto. En 1950, estas proporciones eran respectivamente el 22
y el 20 por ciento. En 1900 el producto neto por trabajador en la agricultura representaba aproximadamente el 50 por ciento del de los demás sectores. Sin embargo, en 1950 era el 80 por ciento. Esta diferencia
demuestra que los ingresos de los campesinos, salvo los de los trabajadores
asalariados, son en la actualidad aproximadamente iguales a los de los
trabajadores empleados en los otros sectores de la actividad económica.
Esta situación no ha cambiado durante los últimos años. Así, pues, la
productividad de la mano de obra ha aumentado al mismo ritmo en
la agricultura que en los demás sectores de la economía.
La experiencia danesa reviste especial interés porque demuestra
cómo puede obtenerse una distribución racional de la mano de obra.
Este equilibrio se ha logrado gracias al éxodo rural y a las inversiones
de capital; ambos han provocado un incremento de la productividad.
La agricultura danesa, cuya estructura había sido racionalizada, compitió
muy pronto en el mercado mundial, favorecida por la extensión del
movimiento cooperativo. Durante los últimos 50 años, el Estado se ha
limitado a dividir las grandes propiedades, a crear explotaciones familiares, a reagrupar las pequeñas explotaciones y a revalorizar las tierras.
En realidad, no ha sido necesario subvencionar los ingresos agrícolas merced a tarifas aduaneras, índices de precios o subsidios, ya que la misma
fuerza del movimiento cooperativo hace innecesaria la intervención
estatal.
FRANCIA
El movimiento migratorio de la mano de obra agrícola en Francia
durante el largo período 1875-1939 presenta características distintas
a las de los restantes países de Europa occidental, debido al escaso
aumento de la población total francesa y a la lenta industrialización
del país. En 1861, Francia tenía 37.386.000 habitantes; en 1939 eran
41.600.000, cifra no superior a la de 1913, a pesar del aumento de territorio registrado en 1919. Desde la segunda guerra mundial el crecimiento natural de la población ha sido más rápido, alcanzando 43,6 millones en 1957.
Evolución de la población agrícola total y de la población agrícola activa
La importancia de la evolución a largo plazo de la estructura profesional puede apreciarse mejor si se tiene en cuenta la disminución del
volumen de la población agrícola y de su magnitud dentro de la población total. En 1861 la población agrícola era de 19.873.000 personas, o
60
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
sea la mitad de la población del país. En 1946 había descendido a
10.240.000, lo que representaba un 25 por ciento de la población total,
que era de 40.318.000 habitantes; la disminución registrada durante
85 años asciende, pues, a 9,5 millones, lo que equivale aproximadamente
al 50 por ciento. La reducción fué progresiva y compensada temporalmente por los aumentos que experimentó la población agrícola a principios de siglo y durante las dos guerras mundiales.
En el cuadro 15 pueden apreciarse las variaciones que han sufrido
los elementos de la población activa empleados en la agricultura y en
los demás sectores de la actividad económica entre 1906 y 1954.
CUADRO 15. — FRANCIA:
PERSONAS EMPLEADAS EN LA AGRICULTURA Y EN OTRAS RAMAS
DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA (1906-1954)
(En millares)
Años
1906
1921
1926
1931
1936
1946
1954
Total
Agricultura
Energía
20.482
21.183
21.151
21.159
19.396
20.520
19.061
8.845
9.014
8.196
7.694
7.171
7.484
5.190
234
322
434
444
364
428
434
Industria
Transporte
Comercio
Servicios
Porcentaje
de la
población
agrícola
5.702
5.789
6.492
6.560
5.371
5.713
6.419
732
1.132
1.114
1.148
1.042
1.197
1.005
1.885
2.018
2.165
2.345
2.355
2.102
2.444
2.725
2.617
2.550
2.772
2.892
3.180
3.314
43,1
42,6
38,7
36,4
37,0
36,5
27,2
Fuente: « La population active de la France de 1954 à 1957 », en Etudes statistiques (Institut national
de la statistique et des études économiques, Paris), num. 3, julio de 1957, pág. 5.
El cuadro 16 ilustra las tendencias en la composición de la población
agrícola activa de 1921 a 1954. Sin embargo, conviene señalar que las
cifras del total de la población activa y de la población agrícola correspondientes al año 1954 no pueden ser comparadas con las de años
anteriores, ya que para establecer el censo de 1954 se siguió un método
distinto de los utilizados para los censos anteriores a 19461.
Por ello, en el cuadro 16 figuran dos series de cifras para el año
1954: las revisadas, calculadas según el método antiguo, que pueden
ser comparadas con las de los censos anteriores, y las efectivas, que
figuran entre paréntesis.
1
En los primeros, todos los miembros de las familias campesinas mayores de
14 años se incluían en la población agrícola activa (a condición de que no ejerciesen
otras profesiones). En el censo de 1954 tan sólo figuran los familiares que, según su
declaración, trabajan en las explotaciones agrícolas.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
61
Tanto las cifras revisadas como las efectivas demuestran que entre
1921 y 1954 disminuyó el número de campesinos; según las cifras
revisadas, la diferencia entre ambas fechas es de 2.600.000, o sea el
30 por ciento de la mano de obra agrícola, y, según las efectivas, la diferencia es de 3.800.000.
C U A D R O 16. — F R A N C I A :
POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1921-1954)
(En millares)
Años
1921
1926
1931
1936 1
1946
1954
i
Total de la
población
agrícola
económicamente activa
Hombres
índice
Mujeres
8.950
8.130
7.635
7.140
7.400
6.310
(5.135)
4.995
4.740
4.445
4.220
4.150
3.550
(3.325)
100
94,9
89,2
84,5
83,1
71,1
3.960
3.390
3.190
2.920
3.250
2.760
(1.810)
Porcentaje de
mujeres
79
71
72
69
78
77
—
Fuente: M. FEBVAY: « L a population agricole française — Structure actuelle et évolution», en
Etudes et conjoncture (Institut national de la statistique et des études économiques, Paris, 1956),
vol. 11, núm. 8, pág. 723.
1
Estas cifras han sido redondeadas después de deducirse un cierto número de trabajadores empleados
en la silvicultura y en la pesca.
A principios de 1957, el total de la población activa francesa estaba
formado por 18.945.000 trabajadores; de ellos, se ha calculado que
5.039.000, o sea el 26,6 por ciento, constituían la población agrícola
económicamente activa, cuya cifra era de 5.279.000 en 1954, es decir,
el 28 por ciento del total de la población activa 1 .
El desplazamiento neto de trabajadores agrícolas de menos de 40 años
hacia otros empleos durante el período comprendido entre 1921 y
1954 se ha calculado en 1.200.000 personas, como puede comprobarse
en el cuadro 17, el cual demuestra que el ritmo de la migración fué más
rápido durante los períodos de expansión de la postguerra.
A partir de la segunda guerra mundial, los trabajadores han abandonado la agricultura sobre todo para buscar empleo en la industria.
En el período precedente, el mercado del empleo estaba estacionario y
los empleos en los servicios acababan por absorber a la mayoría de los
trabajadores que habían abandonado la agricultura. Entre 1896 y 1936,
1
« La population active française au 1 e r janvier 1957 », en Population (Institut
national d'études démographiques, Paris), vol. 13, núm. I, enero-marzo de 1958,
págs. 113-124.
62
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
C U A D R O 17. — F R A N C I A :
MIGRACIÓN NETA D E TRABAJADORES AGRÍCOLAS
D E MENOS D E 40 AÑOS (1921-1954)
(En millares)
Cifras absolutas
para todo
Promedio anual
el período
Periodos'
268
176
122
202
470
1921-1926
1926-1931
1931-1936
1936-1946
1946-1954
Total . . .
54
35
24
20
59
1.238
Fuente: FEBVAY, op. cit., pág. 731.
la población agrícola activa se redujo en un millón y medio, mientras que
la fuerza del trabajo total se incrementaba en medio millón. De tal
manera hubo una adición neta de 2.000.000 de trabajadores a la población
activa no agrícola, de la cual el 88 por ciento se incorporó a los servicios
y sólo un 15 por ciento se dirigió a la industria 1 . En el período entre las
dos guerras, el empleo industrial se redujo, al tiempo que el empleo en el
sector de los servicios prosiguió su expansión y el sector de los servicios
crecía aun más rápidamente que la renta nacional por habitante. Como
se ha dicho:
... El proceso normal del desarrollo a largo término fué reemplazado así
por una transformación que no elevaba la producción por hombre. Como
resultado de ello, el comercio minorista y otras actividades vinculadas a los
servicios han conocido un exceso de mano de obra que tuvo por consecuencia
el que se dividieran en un número excesivo de unidades independientes2.
En consecuencia, el desplazamiento de los trabajadores del campo
a la ciudad trajo beneficios mucho más pequeños en cuanto se refiere a
una distribución más económica de la mano de obra que los obtenidos
en otros países donde esos trabajadores pasaron a emplearse en sectores
altamente productivos; el desarrollo económico no guardó relación
con el ritmo y la escala de la modificación en la estructura profesional
del país. Por esta razón, los efectos del éxodo rural en Francia han sido
durante mucho tiempo tema de controversia. Los factores de repulsión
— contracción del mercado del empleo y tendencia decreciente de los
1
UNITED NATIONS, Economic Commission for Europe: Economic Survey of Europe
in 1954 (Ginebra, 1955), pág. 180.
2
ÍDEM: Growth and Stagnation in the European Economy (Ginebra, 1954), pág. 75.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
63
ingresos agrícolas — fueron poderosos, sobre todo porque la demanda
de alimentos en el mercado interno no aumentó. Los factores de atracción
— mayores ganancias y mayores posibilidades de empleo en la industria — fueron débiles, y ello siguió siendo así hasta estos últimos años.
Factores que influyen en el desplazamiento
La continua disminución del empleo agrícola, resultante sobre
todo de una contracción gradual del área cultivable, ha sido el factor
principal de repulsión a largo término. A partir del último cuarto del
siglo xrx, la agricultura francesa sufrió un proceso de conversión y
pasó de ser una agronomía cerealista a convertirse en productora de carne
para el consumo y productos de granja, pero sobre todo por medio de
la « extensificación » y con un grado menor de intensificación que el proceso paralelo que se cumplió en los Países Bajos y en Escandinavia.
La tierra laborable se convirtió en pastizales o fué abandonada al ganado ;
baste decir que entre 1891 y 1951 la superficie cultivada se redujo en un
25 por ciento. En el período 1900-1950 hubo un ligero aumento en la
producción agrícola bruta 1 .
Además de este factor principal de repulsión, las condiciones del
trabajo agrícola y el nivel inferior de vida y de condiciones de trabajo
de las comunidades rurales han jugado con toda certeza un papel importante en el éxodo rural. Las condiciones deficientes de alojamiento han
influido en la decisión de abandonar el campo, sobre todo entre las
mujeres y los trabajadores jóvenes.
Numerosas investigaciones han demostrado que las largas jornadas
de trabajo son uno de los motivos principales que inducen a las familias
campesinas y a los asalariados a abandonar la tierra. En efecto, en las
regiones más atrasadas los agricultores franceses y sus familias tienen
que trabajar muchas horas para compensar su falta de equipo y economizar los salarios que pagarían a los braceros. Por ello, la implantación
del sistema de vacaciones pagadas en la industria, en los años inmediatamente anteriores a 1940, representó otro aliciente que favoreció la
migración.
Como en todos los países, en los pequeños municipios franceses
existen menos adelantos y servicios sociales que en las ciudades, y
aunque posiblemente los medios de enseñanza en el campo no sean peores
que en los restantes países, tal vez tengan mayor importancia social.
1
P . COUTIN: « La productivité agricole en France de 1892 à 1952 », en Bulletin
technique d'information des ingénieurs des services agricoles (Ministère de l'Agriculture,
Paris), núm. 39, abril de 1949, págs. 231-240.
64
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
El éxodo rural ha agravado la situación, pues los municipios, en vista
del reducido número de sus habitantes, no pueden disponer de escuelas
adecuadas.
Los factores que han contrarrestado la migración son : los privilegios
fiscales concedidos a los agricultores — a los que se unen las ventajas
que les proporcionan sus explotaciones — y su apego a la tierra, sentimiento tradicional del campesino, para quien ser dueño y señor de su
tierra constituye un fin en sí y una garantía contra toda situación de
inseguridad, como quedó probado durante las dos guerras mundiales.
Consecuencias
del
desplazamiento
La migración ha tenido varias consecuencias importantes. Primera,
un cambio gradual de la composición de la mano de obra. En efecto,
entre las personas que han abandonado la agricultura pueden distinguirse tres categorías: los asalariados, los agricultores y sus familiares;
durante un largo período el número de asalariados ha disminuido más
rápidamente que el de los agricultores o sus familiares 1 ; en 1954 los
agricultores y sus familiares representaban el 75 por ciento y los asalariados el 25 por ciento de la población agrícola económicamente activa.
Sin embargo, los datos disponibles referentes a los últimos años demuestran que los familiares de los agricultores abandonaron el cultivo de la
tierra con la misma rapidez que los asalariados 2.
Segunda, disminución del número de explotaciones agrícolas y
aumento de su extensión. En 1882 había 3.500.000 explotaciones de más
de una hectárea; en 1948, tan sólo 2.200.000; por su parte, el número
y la superficie de las pequeñas explotaciones (de una a cinco hectáreas)
se han reducido considerablemente. En 1948, la superficie total ocupada
por las explotaciones agrícolas se dividía en la forma siguiente entre las
propiedades de distinto tamaño: de 1 a 10 hectáreas, 16 por ciento; de
10 a 20 hectáreas, 22 por ciento; de 20 a 50 hectáreas, 32 por ciento, y
más de 50 hectáreas, 30 por ciento. Las grandes explotaciones están
principalmente en el Norte; las pequeñas, en el Oeste y en la región
mediterránea. En el país no escasea la tierra, pero en ciertas regiones las
1
La comparación de las cifras correspondientes a 1954 con las de los años anteriores resulta difícil a causa del nuevo método utilizado para establecer el censo en
dicho año. Sin embargo, no cabe duda que el número de asalariados durante el largo
periodo mencionado ha disminuido mucho más que el de los trabajadores familiares.
En 1882 había 3,5 millones de asalariados y en 1954 sólo 1.200.000, lo que representa
una disminución del 65 por ciento.
2
Las estadísticas demuestran que entre 1954 y enero de 1957 ambas categorías
de trabajadores han disminuido
en las mismas proporciones. (Véase « La population
active française au 1 er janvier 1957 », op. cit., pág. 118.)
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
65
explotaciones son demasiado pequeñas, no rinden lo suficiente y tendrán
que desaparecer.
El éxodo rural ha sido general en Francia, aunque no ha alcanzado
las mismas proporciones en todo el país ; por ejemplo, en las regiones del
Nordeste y de los Alpes — la más rica y la más pobre, respectivamente —,
la disminución de la población agrícola económicamente activa entre
1896 y 1946 ha sido del 50 por ciento, y del 20 por ciento en Bretaña y en
la región del Mediterráneo.
Por último, pueden distinguirse dos tipos de cambios en la estructura
económica relacionados con la migración. En efecto, desde el punto de
vista agrícola el territorio francés puede dividirse en dos partes : la zona
septentrional (en la que se incluye a la región parisiense) y el resto del
país ; en la primera, la proporción de la población total que vive de la
agricultura no llega al 30 por ciento y en la segunda varía entre el 30 y
el 50 por ciento. En realidad, si se trazase una línea imaginaria entre El
Havre y Ginebra, podría decirse que al Sur de la misma casi la mitad
de los habitantes de 68 departamentos se dedican a la agricultura.
En la zona industrial del país, es decir, en el Norte, la proximidad de
los centros industriales y urbanos ha constituido un fuerte factor de
atracción. Además, en dichas regiones el suelo es fértil, los mercados no
están lejos de los centros de producción y existe una buena red ferroviaria y de carreteras. En ella la reducción de la mano de obra agrícola
ha ido acompañada de una serie de inversiones de capital, destinadas
a la adquisición de maquinaria y a la mejora general de las explotaciones,
así como del desarrollo de las grandes explotaciones de tipo comercial
que emplean mano de obra asalariada. En el Norte, el grado de productividad de la tierra y de la mano de obra es casi el doble que el de las
regiones pobres del Sudoeste y Sudeste. En la región del Este la productividad de la mano de obra es también elevada, ya que a pesar de la
pobreza del suelo la migración agrícola ha reducido en gran parte la
densidad de la población campesina. En dichas regiones las consecuencias
de la migración han sido evidentemente beneficiosas, pues los suelos
fértiles se cultivan de una manera más intensiva y la mano de obra se
utiliza en forma más eficaz. El censo agrícola de 1956 demuestra que en
tales regiones la extensión media de las explotaciones agrícolas es superior a 25 hectáreas; sin embargo, en el resto del país es sólo de 14 hectáreas. La composición de la mano de obra también es diferente. Los
asalariados representan del 20 al 30 por ciento; en el Sur no llegan al 10
por ciento.
Sin embargo, en algunos sectores de la región fundamentalmente
agrícola de Francia, la disminución de la mano de obra no ha aliviado la
presión demográfica; en otros, no ha representado ningún beneficio
66
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
para la población campesina, pues no ha ido acompañada de las suficientes inversiones de capital que habrían permitido elevar el nivel de
productividad. En el Oeste, Bretaña incluida, escasean las tierras labrantías; la superficie de las explotaciones es muy inferior al promedio del
país, debido a la parcelación, y existe un excedente importante de mano
de obra.
Como resultado de la reducción de la mano de obra agrícola, la
agricultura se ha intensificado en el Sudoeste y Sudeste; en determinadas
zonas de la región de los Alpes y en el extremo Sudeste, donde algunas
explotaciones han sido abandonadas, la tierra ha dejado de cultivarse.
Estos cambios, siempre y cuando las parcelas que ya no se trabajen o
se hayan convertido en pastizales fueran pobres, indican una mejor
utilización del suelo x. De todos modos, el cultivo de forrajes es una de
las ramas de la agricultura que menos ha evolucionado, y en esta última
región, donde predominan las explotaciones familiares, la productividad de la tierra y de la mano de obra es aún baja, a pesar de que la
superficie media de las explotaciones es suficiente para emplear a una
familia campesina a tiempo completo. En la mayoría de los departamentos del Sudoeste, la superficie media de las explotaciones oscila
entre 12 y 17 hectáreas. Sin embargo, en el Sudeste y en la región mediterránea, su extensión es generalmente menor, aun cuando se registran
grandes variaciones regionales 2.
Como resultado del éxodo rural en tales regiones, la tierra disponible
per capita y la extensión de las explotaciones han aumentado. Por ello,
en esta medida sus efectos han sido beneficiosos, aunque la escasez de
capital ha impedido una mejor utilización de la tierra y del excedente
de mano de obra.
Problemas actuales
Desde que en 1946 entró en vigor el Plan Monnet (conocido generalmente como « Plan de modernización y dotación de equipo de Francia »), el problema de la necesidad de una mayor reducción de la población activa ha dividido a la opinión pública. Los economistas y los
1
DUMONT, en Voyages en France d'un agronome, op. cit., págs. 51 y sigs., demuestra,
sin embargo, que el abandono de las tierras marginales no siempre contribuye a la
mejor utilización tecnológica de la tierra. Entre otros ejemplos, cita el de Haut-Queyras, en la región de los Alpes, donde los diez agricultores de la aldea abandonaron
sus tierras labrantías y, gracias al capital acumulado durante la guerra, compraron
granjas en otras regiones, sin por ello dejar sus parcelas en las montañas, que, convertidas en pastizales, arrendaban conjuntamente a un pastor. Los terrenos explotados
de esta forma serán esquilmados, porque la tierra es demasiado seca para dedicarla
al pastoreo permanente, y en ella convendría plantar árboles.
2
Véase J. PAUTARD: « Localisation des zones d'agriculture familiale », en Etudes
d'économie rurale (Ecole nationale d'agriculture, Rennes), vol. 8, núm. 21, septiembre de 1957, págs. 27-38.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
67
expertos agrícolas sostienen con fuerza que hay un enorme exceso de
mano de obra en la tierra, mientras los círculos políticos y oficiales en
general tienden a negar que sea necesaria una modificación en gran
escala de la actual estructura profesional del país x.
Los dos argumentos principales para una reducción masiva de la
mano de obra agrícola son, por una parte, la necesidad de una mayor
eficiencia en la agricultura, y por otra, la existencia de un mercado
limitado para la producción agrícola. En oposición a los expertos agrícolas que sostienen que una reducción en los costos lograda por un
método de labor más eficaz sería lo bastante amplia como para
aumentar el mercado, los economistas sostienen que el actual ritmo
de aumento de la productividad del trabajo en la agricultura ya es más
elevado de lo que pueda llegar a ser el aumento en la demanda 2 .
De aquí se sigue que o bien Francia se convierte en un exportador de
productos agrícolas o inicia una explotación de tipo más extensivo, o
bien prueba ambas cosas. Dado que las perspectivas de expansión de las
exportaciones se ven muy limitadas por el costo elevado de producción,
es evidente entonces que se impone una reducción drástica de la mano de
obra, porque sin esa reducción será imposible asegurar un nivel más
elevado de ingresos y mejores condiciones de vida a la población de la
campaña.
Actualmente, la cuestión más importante no consiste en determinar
el número total de la reducción de los efectivos de mano de obra, sino
en proceder a dicha reducción conforme a un criterio geográfico. Siendo
el desequilibrio regional una característica tan notable de la economía
francesa, no se puede discutir — sin apartarse de la realidad — sobre
la necesidad de una distribución más racional de los efectivos sin tener
en cuenta su distribución de una manera más económica entre las distintas regiones. En algunas, especialmente en las del Oeste, los desplazamientos deberán realizarse a un ritmo mucho más rápido que en el
resto del país.
Al parecer, después de terminada la segunda guerra mundial, las
diferencias entre las regiones agrícolas ricas y pobres (delimitadas aproximadamente por la línea imaginaria Ginebra-El Havre) se han acentuado aun más, debido, en parte, a la política agraria del Gobierno.
Como lo afirma un autor:
... Una de las tragedias de la agricultura francesa es el progresivo enriquecimiento de la zona rica del país y el continuo empobrecimiento de la zona
1
ORGANIZATION FOR EUROPEAN ECONOMIC COOPERATION: Agricultural Policies
in Europe
and North America (Paris, 1956), pág. 54.
2
UNITED NATIONS, Economic Commission for Europe: Economic Survey of Europe
in 1954, op. cit., págs. 191 y 193.
68
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
pobre. Aunque el objetivo de toda política agraria coherente debería ser el de
equiparar las condiciones
de producción, en realidad se ha obtenido el resultado contrario 1.
La nueva orientación de la política de precios a partir de 1957 favorecerá tal vez a las regiones de baja productividad, donde existen amplias
posibilidades de mejorar el cultivo de forrajes, a condición de que se
apliquen los planes regionales para la explotación de las tierras. Sin
embargo, la política agraria no ha sido el único factor que ha contribuido a la rápida elevación de la productividad en las regiones ricas, ya
que la prosperidad registrada ha favorecido las inversiones de capitales y
ha tenido efectos acumulativos. La mayor parte de los tractores y de las
segadoras trilladoras — aun cuando recientemente algunos de los departamentos del Sudoeste han experimentado progresos en la mecanización
de la agricultura — se utilizan principalmente en el Norte, donde el
consumo de abonos químicos por hectárea es más elevado actualmente
que en el período entre las dos guerras mundiales, mientras que en la
mayor parte de los departamentos del Sur del país es más bajo 2.
Si los efectivos de mano de obra agrícola deben reducirse aún, lo
más probable es que la reducción se lleve a cabo sobre todo en las
regiones prósperas bien equipadas ya y que dicha reducción no tenga
efectos sobre el excedente de la población agrícola de las regiones de
gran densidad de población. En la región del Oeste, especialmente en
Bretaña, es donde la migración debería presentar un ritmo más rápido.
En efecto, si allí las tierras son generalmente fértiles y el rendimiento
por hectárea elevado, la producción por trabajador es baja debido a la
gran densidad de la población agrícola. La reducida superficie de las
explotaciones, la excesiva parcelación de la tierra y su elevado precio
son los obstáculos que se oponen al progreso de la agricultura. En relación con el Sur del país, los jóvenes constituyen una proporción importante de la población rural, cuyo índice de natalidad, en determinados
departamentos, es considerablemente elevado. Pero si no se procede a
una descentralización industrial, es poco probable que el ritmo del
éxodo rural sea lo suficientemente rápido como para atenuar la presión
demográfica y permitir un aumento de la superficie de las explotaciones
agrícolas.
En el Sudoeste y en el Sudeste, donde predominan las explotaciones
familiares, el suelo es más pobre y el rendimiento más bajo. La escasa
productividad de esta región se explica por la penuria de capitales y por
1
J . FAUCHON: Economie de l'agriculture française
Paris, 1954), pág. 209.
2
Ibid., págs. 125 y siguientes y 138.
(Editions M. Th. Génin,
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
69
los cultivos extensivos practicados en las explotaciones familiares de
buenas dimensiones. La proporción de personas de edad avanzada entre
la población rural es muy grande. La proporción entre el número de trabajadores de más de 55 años y el de los trabajadores de 35 a 54 años
—• 68 por ciento para el conjunto de la mano de obra agrícola francesa —
es más elevada en la mayor parte de los departamentos del Sur 1 . En realidad, la migración de la mano de obra agrícola, unida al bajo índice de
natalidad que prevalece en esta región, contribuirá a aumentar la proporción de personas de edad avanzada dentro de la población agrícola y a
acelerar de este modo los efectos acumulativos del fenómeno designado
por un técnico francés « anemia económica ».
Si el éxodo rural no va acompañado de otras medidas, es poco probable que eleve por sí solo el nivel de vida y la productividad en las regiones más pobres, pues cabe pensar que los efectos más notables de la
reducción global de la mano de obra agrícola se producirán en las
regiones donde dicha reducción es menos necesaria.
Durante los últimos años ha surgido un nuevo enfoque de los problemas de un empleo regionalmente equilibrado 2. En consecuencia,
se ha estimulado la descentralización industrial en gran escala y ahora
empiezan a sentirse sus efectos en la absorción de mano de obra en lo
que podríamos llamar las regiones « subdesarrolladas ». Otra consecuencia práctica de este nuevo enfoque es la concepción de ayuda oficial
para promover la migración de las regiones superpobladas a las escasamente habitadas. Pero hasta ahora la acción se ha desarrollado en
pequeña escala 3.
REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA
Población total y población agrícola activa
El cuadro 18 ilustra las tendencias de la población total y de la población agrícola activa en Alemania a partir de 1882.
1
R . PRESSÂT: «La population agricole des départements: structure actuelle et
évolution jusqu'en 1964 », en Population, op. cit., vol. 12, num. 2, págs. 209-236; y
L. ESTRANGIN: «Diversité des populations agricoles françaises», en Revue de l'action
populaire (Editions Spes, París), febrero de 1957, págs. 162-183.
2
J. KLATZMANN: «Délimitation et importance des régions agricoles insuffisamment développées », en Economie rurale (Société française d'économie rurale, Paris),
julio de 1956, págs. 3-15.
3
Desde 1949 hasta fines de 1956, el número de este tipo de emigrantes establecidos
con ayuda oficial era de 4.497 familias, 23.745 personas. Familias campesinas de
Bretaña han sido reinstaladas en el Sudoeste, en tierras deshabitadas de los departamentos de Lot y Garona, Tarn y Garona, Gironda y Landas, con buenos resultados. Véase P. LEGENDRE: « Aperçus sur les incidences économiques et sociales des
migrations rurales », en Economie rurale, op. cit., págs. 31-38.
70
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 18. — ALEMANIA 1 :
POBLACIÓN GENERAL Y POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE ACTIVA
(TOTAL Y AGRÍCOLA) (1882-1955)
(En millares)
Población agrícola
Población
total
1882 .
1895 .
1907 .
1925 .
1933 .
1939 .
1939 .
1950 .
19552
. . .
.
.
.
.
.
.
.
.
40.165
46.360
55.598
63.181
66.029
69.314
39.338
47.696
50.048
Cifras
absolutas
Porcentaje
del total
16.029
15.521
14.996
14.434
13.715
12.262
7.054
7.007
6.500
39,9
33,5
27,0
22,8
20,8
17,7
17,9
14,7
13,0
Fuente: BUNDESMINISTERIUM FÜR ERNÄHRUNG,
Población agricola
activa
Total de la
población
económicamente
activa
Cifras
absolutas
Porcentaje
del total
—
—
—
—
—
—
32.009
32.296
34.269
19.682
22.074
24.200
9.763
9.343
8.935
5.309
5.114
4.781
LANDWTRTSCHAFT UND FORSTEN:
30,5
28,9
26,1
27,0
23,2
20,0
Statistisches
Handbuch über Landwirtschaft und Ernährung der Bundesrepublik Deutschland, Berichte über Landwirtschaft, 164. Sonderheft (Hamburgo y Berlín, 1956).
1
Las cifras para el período 1882-1939 se refieren al territorio incluido dentro de las fronteras alemanas
de 1937; las del período 1939-1955, a las fronteras actuales de la República Federal de Alemania. * Estimaciones publicadas en Bericht über die Lage der Landwirtschaft, Deutscher Bundestag, 2. Wahlperiode,
Drucksache 2.100 (Bonner Universitäts-Buchdruckerei, Bonn, 1956), pág. 7.
Mientras que en 1882 la población agrícola representaba el 40 por
ciento de la población total, en 1955 esa proporción se había reducido
al 13 por ciento. La mano de obra agrícola — respecto de la que se dispone de datos estadísticos comparables únicamente desde 1925 — disminuyó en la misma proporción, a pesar de que el porcentaje de dicha mano
de obra agrícola respecto de los efectivos totales de mano de obra continuó siendo mucho más elevado que el porcentaje de la población
rural respecto de los efectivos totales de la población 1 .
En 1925, la proporción de trabajadores agrícolas respecto de las
cifras totales de empleo se elevaba al 30,5 por ciento, y hacia 1955 dicha
proporción había disminuido al 20 por ciento, aproximadamente. Pese
a esta considerable reducción de los efectivos de mano de obra agrícola,
han continuado aumentando progresivamente la producción y la productividad en la agricultura, tal como lo demuestra el índice de la producción agrícola por unidad de tierra, que aumentó de 44 en 1881/821884/85 a 120 en 1952/53-1954/55, tomando como base el índice 100
para 1935/36-1938/39. El volumen y la composición de la mano de
obra agrícola en la actualidad se indican en el cuadro 19.
1
Este fenómeno se explica por el hecho de que, a diferencia de otros grupos profesionales, las mujeres y las personas de edad avanzada que integran las familias agrícolas ayudan a los agricultores en sus faenas y, en consecuencia, son incluidas en la
mano de obra agrícola, a pesar de que no trabajen a tiempo completo.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
71
CUADRO 19. — ALEMANIA (REP. FED.):
TRABAJADORES FAMILIARES Y NO FAMILIARES, PERMANENTES
Y NO PERMANENTES EN LA AGRICULTURA (1957-1958)
(En millares)
Familiares
Sexo
Masculino
Femenino . .
Total . . .
No familiares
Total
Permanentes
No permanentes
Total
Permanentes
No permanentes
2.246,0
2.547,0
4.793,0
1.397,0
1.911,5
3.308,5
849,0
635,5
1.484,5
538,9
512,8
1.051,7
330,7
181,5
512,2
208,2
331,3
539,5
Fuente: « Die Arbeitskräfte der landwirtschaftlichen Betriebe im Wirtschaftsjahr 1957/58 », en
Wirtschaft und Statistik (Statistisches Bundesamt), 10. Jahrgang N.F., Heft 12, diciembre de 1958, pág. 658.
El cuadro indica que en 1957-1958 el número de trabajadores empleados en la agricultura con carácter permanente se elevaba a 3.800.000
personas, de las cuales 3.300.000 eran trabajadores familiares y 512.000
no familiares. Las mujeres representan una proporción extraordinariamente alta de los efectivos totales de la mano de obra agrícola; así,
las trabajadoras ocupadas a título permanente se elevan a la cifra de
2.100.000, constituyendo el 55 por ciento de los efectivos totales de trabajadores agrícolas permanentes.
En el cuadro 20 se señalan los cambios sobrevenidos en la fuerza de
trabajo agrícola ocupada en propiedades de más de media hectárea.
CUADRO 20. — ALEMANIA (REP. FED.):
TENDENCIAS DE LA MAGNITUD DE LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA
OCUPADA EN PROPIEDADES DE MÁS DE MEDIA HECTÁREA
(1950/51-1957/58)
(En millares)
Años
1950-1951
1951-1952
1952-1953
1953-1954
1954-1955
1955-1956
1956-1957
1957-1958
Trabajadores familiares
Trabajadores asalariados
Ocupados
permanentemente
Ocupados
ocasionalmente
Ocupados
permanentemente
4.380
4.230
4.090
3.935
3.760
3.580
3.423
3.309
1.180
1.210
1.240
1.275
1.360
1.450
1.522
1.484
766 *
701
653
613
579
552
524
500
Ocupados
ocasionalmente
Total
450
460
470
485
500
520
530
539
6.776
6.601
6.453
6.308
6.199
6.102
5.999
5.832
Fuente; Bericht der Bundesregierung über die Lage der Landwirtschaft (Grüner Bericht, 1959),
Bundesrat-Drucksache 31/59 (Bonner Universitäts-Buchdruckerei, Bonn, 1959), pág. 18.
72
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Hacia 1957-1958 la. mano de obra'agrícola se redujo en un 14 por
ciento respecto del período de 1950-1951. Asimismo, los trabajadores
empleados permanentemente disminuyeron en un 33 por ciento, y los
trabajadores familiares ocupados a título permanente, en casi un 25 por
ciento, en tanto que la misma categoría de trabajadores empleados
ocasionalmente aumentó en casi un 25 por ciento, y los trabajadores
asalariados, en un 20 por ciento.
En el cuadro 21 se señalan los cambios registrados en cuanto al volumen de trabajo destinado a la producción, mediante el cálculo de las
diferentes categorías de trabajadores en términos de unidades de trabajo
a tiempo completo. Así, podrá observarse que la disminución de unidades
de trabajo por cada 100 hectáreas fué más acusada en las pequeñas
explotaciones agrícolas, es decir, más de un 30 por ciento por comparación al 22 por ciento aproximado registrado en las explotaciones más
importantes, lo que indica que el exceso de mano de obra de las primeras
de dichas explotaciones se dedicaba gradualmente a otras actividades,
probablemente en gran medida a ocupaciones a tiempo parcial.
CUADRO 21. — ALEMANIA (REP. FED.):
VOLUMEN DE TRABAJO EFECTUADO EN LA AGRICULTURA
SEGÚN EL TAMAÑO DE LA EXPLOTACIÓN (1950/51-1957/58)
Años
1950-1951
1951-1952
1952-1953
1953-1954
1954-1955
1955-1956
1956-1957
1957-1958
Efectivos totales
de trabajadores
familiares
y no familiares
en unidades
de trabajo
a tiempo
completo
(En millares)
3.742
3.590
3.461
3.320
3.156
2.993
2.845
2.715
Unidades de trabajo por cada 100 hectáreas
Total
Explotaciones
agrícolas
de menos
de S hectáreas
Explotaciones
agrícolas
mayores
de 5 hectáreas
27,9
26,8
25,9
24,9
23,7
22,5
21,4
20,5
57,3
54,8
53,0
51,1
47,8
44,8
42,4
40,6
21,5
20,7
20,0
19,3
18,7
18,0
17,4
16,8
Fuente: Bericht der Bundesregierung über die Lage der Landwirtschaft, op. cit., pág. 19.
Salarios e ingresos relativos
El bajo nivel de los ingresos devengados por la mano de obra de las
pequeñas explotaciones agrícolas constituye la principal razón por la
que los trabajadores de las mismas desean cambiar de profesión, y constituye asimismo uno de los problemas de la estructura agraria más
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCTDENTAL
73
difíciles de resolver. Los resultados estadísticos — que abarcan de 6.000
a 8.000 propiedades agrícolas en 1953/54-1955/56 — muestran que los
ingresos agrícolas por trabajador en las explotaciones de menos de 10 hectáreas eran de 20 a 25 por ciento más bajos que en las explotaciones
superiores a 20 hectáreas y de un 15 a un 20 por ciento más bajos que en
las explotaciones superiores a 10 hectáreas. Sin embargo, la productividad del trabajo en las explotaciones de menos de 10 hectáreas ha
aumentado desde 1953, en parte como resultado de los precios más
elevados de los productos obtenidos principalmente en las pequeñas
fincas, y en parte en razón de la reducción de los excedentes de mano
de obra, lo que ha permitido proceder a una racionalización de la producción sin incurrir en gastos suplementarios en concepto de maquinaria para ahorrar mano de obra. En las explotaciones más importantes
puede decirse que prácticamente ha desaparecido el exceso de trabajadores, de forma que toda reducción ulterior de trabajadores en este tipo
de explotaciones conduce a una utilización más intensiva de la maquinaria destinada a ahorrar mano de obra, cuyo costo contrarresta un
aumento de los ingresos agrícolas por trabajador.
En virtud de la ley de agricultura de 1955, uno de los principales
objetivos de la política agraria es el de garantizar un nivel de ingresos
en la agricultura que se equipare al de otras profesiones comparables
de las regiones rurales. El índice normal de estos ingresos se determina
todos los años mediante una encuesta especial, y a pesar de las amplias
medidas de asistencia previstas en el « Plan Verde », los ingresos agrícolas percibidos en las pequeñas explotaciones se sitúan todavía por
debajo de dicho índice normal. Así, respecto del año 1957-1958, el
índice comparable de ingresos se fijó en 4.418 marcos por unidad de
trabajo, en tanto que en la mayor parte de las explotaciones objeto de
la encuesta los ingresos agrícolas por unidad de trabajo oscilaban entre
3.000 y 4.000 marcos, es decir, de un 70 a un 90 por ciento del índice
normal, y en las explotaciones de menos de 10 hectáreas del Sur de la
República Federal de Alemania, la cifra registrada de ingresos fué
únicamente de 2.500 a 3.000 marcos por unidad de trabajo, lo que
representa el 60 por ciento del citado índice normal 1 . La diferencia
de niveles de salarios e ingresos que existe entre las profesiones agrícolas
y no agrícolas no ha desaparecido todavía, si bien se ha estrechado.
Durante 1957-1958, las tasas de salarios agrícolas aumentaron más que
los salarios en la industria, reduciéndose así la diferencia de remuneración
en un 30 por ciento aproximadamente.
1
Bericht der Bundesregierung über die Lage der Landwirtschaft (Grüner Bericht
1959), Bundesrat - Drucksache 31/59 (Bonner Universitàts-Buchdruckerei, Bonn,
1959), pág. 46.
74
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Actividades agrícolas a tiempo parcial
Una de las consecuencias de los bajos ingresos agrícolas registrados
en las pequeñas explotaciones ha consistido en la reducción de su número.
En efecto, entre 1949 y 1957, las fincas de menos de 5 hectáreas
disminuyeron en un 12 por ciento, y las fincas de 5 a 10 hectáreas,
en un 7 por ciento, mientras que las explotaciones agrícolas de tipo medio,
comprendidas en los grupos de 10 a 20 hectáreas y de 20 a 50 hectáreas,
aumentaron en un 6 y un 3 por ciento, respectivamente. Es decir, puede
registrarse una disminución de 140.000 explotaciones, lo que representa
más de un 7 por ciento. Como consecuencia de este fenómeno, ha podido
observarse cierta mejoría en la estructura agraria, en el sentido de que el
pleno empleo ha sido más acusado.
Sin embargo, también ha podido observarse una fuerte tendencia a
conservar la explotación agrícola a fin de lograr ingresos complementarios, lo que constituye un aumento de las actividades agrícolas a tiempo
parcial, como lo demuestra el aumento de trabajadores rurales que se
desplazan diaria o semanalmente de sus aldeas para realizar trabajos
no agrícolas. Así, entre 1950 y 1956, el número de este tipo de trabajadores aumentó en un 30 por ciento, para alcanzar la cifra total de cuatro
millones de personas 1 , la mayor parte de las cuales son agricultores
que se dedican parcialmente a sus actividades y que viven en comunidades rurales de menos de 5.000 habitantes.
Los hechos han demostrado asimismo que mediante la combinación
de actividades agrícolas con el ejercicio de otras ocupaciones son menores
las pérdidas en concepto de mano de obra, siempre, naturalmente, que
no exista la necesidad absoluta de lograr ingresos complementarios a
base del trabajo agrícola, en cuyo caso puede reducirse la importancia
de la finca2, de suerte que los miembros de la familia del agricultor puedan dedicarse libremente a desempeñar otros empleos a tiempo completo
y mejor remunerados. Según una encuesta realizada en el Sur de la
República Federal de Alemania acerca de las actividades agrícolas a
tiempo parcial, los ingresos totales más bajos de las familias agrícolas
se registran entre aquellos agricultores que continúan dedicándose a la
agricultura en gran escala y que sólo se dedican ocasionalmente a otras
actividades, lo que parece demostrar que en estos distritos es más eficaz
la combinación simultánea de trabajos agrícolas y otras labores, siempre
1
Wirtschaft und Statistik (Statistisches Bundesamt, Bonn), 10. Jahrgang, N.F.
Heft 9, septiembre de 1958, pág. 506, y H. KÖTTER: Landbevölkerung im sozialen
Wandel (Eugen Diederichs Verlag, Dusseldorf-Colonia, 1958), págs. 145-153.
2
H. KÖTTER: «Der Einfluss der sozialen und wirtschaftlichen Differenzierung
, der Landbevölkerung auf die Landbewirtschaftung », en Berichte über Landwirtschaft
(Verlag Paul Parey, Hamburgo y Berlín), 162. Sonderheft, 1955, pág. 41.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
75
que la explotación se reduzca a pequeñas fincas o huertas explotadas
a tiempo parcial 1 .
A pesar de que las actividades agrícolas a tiempo parcial representan
considerables pérdidas en concepto de tiempo y dinero cuando se hace
necesario recorrer grandes distancias, se considera que este sistema es
beneficioso por cuanto permite una utilización más plena de la mano
de obra subempleada, especialmente por lo que se refiere a las pequeñas
explotaciones agrícolas.
Modificación de la estructura agraria
La transformación gradual de las fincas de bajos ingresos, dedicadas
a una agricultura de subsistencia, ha venido observándose desde hace
algunos años en numerosas regiones rurales que cuentan con gran
número de pequeñas explotaciones y en las que las oportunidades de
empleo ajenas a la agricultura han ejercido una fuerte atracción entre
la mano de obra agrícola. A pesar de que este proceso a largo plazo
tropieza frecuentemente con diversas dificultades de readaptación 2,
conduce finalmente a un doble resultado, esto es, por una parte, a la
creación de explotaciones agrícolas familiares de tipo comercial y especializadas, cuyo rendimiento justifica su importancia, y, por otra, a
la creación de pequeñas huertas, explotadas a tiempo parcial, pertenecientes a personas cuyos principales ingresos proceden de otras ocupaciones, pero que, sin embargo, permanecen en sus comunidades rurales.
Puede asimismo señalarse la lenta transformación que están experimentando los grupos de explotaciones agrícolas de tipo medio que
emplean algunos trabajadores asalariados además de la mano de obra
familiar. En otras épocas, estas explotaciones podían satisfacer sus necesidades de mano de obra mediante la contratación de peones agrícoias,
solteros y relativamente mal pagados, a quienes se proporcionaba alojamiento y manutención en la propia finca. Pero, en razón de las mejores
condiciones de trabajo que ofrece la industria, ya no aceptan esta estrecha
dependencia respecto de la familia del agricultor ni los bajos salarios
devengados. En consecuencia, está desapareciendo rápidamente esta
categoría de trabajadores agrícolas, de suerte que las explotaciones de
tipo medio se ven actualmente obligadas, ya sea a contratar a trabajadores casados y mejor remunerados o a contar exclusivamente con los
trabajadores familiares. No obstante, si no se procede a un cambio
1
F. KÜHNEN: «Die landwirtschaftlich-industrielle Einkommensverflechtung»,
en Agrarwirtschaft (Hannover), Jahrgang 4, Heft 8, 1955, pág. 254.
2
Respecto de una descripción más detallada de estas diversas dificultades, véase
KÖTTER : « Der Einfluss der sozialen und wirtschaftlichen Differenzierung . . . »,
op. cit., págs. 35 y siguientes.
76
POR QUE ABANDONAN EL CAMPO
de la organización y tamaño presentes de estas explotaciones agrícolas,
tampoco es factible esta alternativa. Así, la única solución que cabe
dar a este problema consistirá en ampliar en forma suficiente estas fincas,
para que puedan contratar trabajadores agrícolas casados y mejor
pagados, o reducir la importancia de las mismas, de forma que no se
requiera contar con trabajadores permanentes no familiares. « La mayor
parte de las explotaciones agrícolas de tipo medio que, a pesar de esta
necesidad, traten de conservar su composición tradicional de mano de
obra, constituyen en la actualidad el punto crítico en la estructura
social de la agricultura » l.
La situación es más aguda en aquellas regiones donde son escasas
las oportunidades de empleo alternativo o complementario, tal como
ocurre en particular en las comunidades más aisladas constituidas por
pequeñas explotaciones agrícolas. En efecto, a pesar de que los movimientos migratorios han reducido el número de habitantes, los recursos
que ofrece la tierra son tan limitados que gran número de agricultores
tienen que redondear los escasos ingresos que les proporcionan las fincas
mediante la realización de trabajos forestales y de artesanía, así como
dedicándose a diversas ocupaciones en localidades alejadas, con el resultado consiguiente de una disminución de la productividad, la transferencia tardía de las fincas a los herederos, escaso interés en la introducción
de técnicas modernas, la actidud escéptica por parte de los campesinos
ante la concentración parcelaria y la formación profesional, así como
los vehementes deseos de adquirir nuevas tierras donde no se dispone
de las mismas. Así, puede observarse en estas comunidades un proceso
de estancamiento de la vida económica y social.
En aquellas regiones donde son escasos los contactos con la vida
urbana de tipo moderno, los habitantes todavía se contentan relativamente con el destino que les cupo en suerte, si bien esta situación es cada
vez más excepcional, de forma que se ha extendido una zona de descontento (Zone des Unbehagens), limitada, por una parte, por aquellas
regiones en donde la industria y la agricultura se combinan con éxito,
y, por otra, por aquellas regiones que declinan económicamente con
rapidez y en las que no se han registrado notables influencias urbanas 2.
El ininterrumpido proceso de industrialización y su creciente extensión a las regiones rurales de la República Federal de Alemania han dado
lugar de esta forma a dos tipos de evolución por lo que se refiere a la
importancia de las explotaciones agrícolas, es decir, por una parte, las
1
H. PRIEBE: Sozialprobleme der deutschen Landwirtschaft (Econ-Verlag, Dusseldorf, 1954), pág. 87.
2
W. ABEL: « Stadt-Land-Beziehungen, Dorfuntersuchungen», en Berichte über
Landwirtschaft, op. cit., pág. 17.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
77
pequeñas fincas dedicadas a la agricultura de subsistencia se han reducido en importancia para constituir fincas explotadas a tiempo parcial
o simples residencias que cuentan con una huerta, o se han convertido
en explotaciones familiares de mayor rendimiento económico, y, por
otra, las grandes explotaciones y las explotaciones de tipo medio, que
han prescindido del exceso de mano de obra y están sustituyendo a los
trabajadores solteros y relativamente poco calificados por trabajadores
asalariados, casados y altamente calificados, de suerte que los resultados
logrados para la agricultura en general han consistido en ciertas mejoras
de la estructura agraria y de la productividad de la mano de obra, así
como también en un mejoramiento de las condiciones de vida y de
trabajo de las personas que no abandonaron las explotaciones agrícolas.
Además, muchas de las personas que renunciaron a las actividades
agrícolas han permanecido en sus comunidades rurales, disfrutando de
esta forma de las ventajas y atractivo que ofrece la vida en el campo,
tales como los alquileres baratos, la posibilidad de ser propietario de
una casa y un jardín y de disfrutar de un medio ambiente saludable 1.
La política gubernamental
Aunque estas tendencias altamente elogiables se han fortalecido en
los últimos años, hay todavía un número de regiones donde no han
llegado a producir su efecto completo; desgraciadamente, a menudo,
son justamente aquellas en donde más se siente la necesidad de ordenar
y mejorar. El cálculo del promedio de ingresos agrícolas, salarios y
ganancias es influido de una manera considerable por estas regiones
relativamente « subdesarrolladas ».
Se plantea entonces el problema de saber por qué métodos puede
una política agropecuaria mejorar estas condiciones. Los objetivos a
largo plazo de esa política, tal como quedaron definidos en la ley de
1955 2, son permitir que la agricultura contribuya con su parte al desarrollo progresivo de la economía nacional, asegurar la provisión de
alimentos de mejor calidad, compensar a la agricultura sus desventajas
económicas, aumentar la productividad del campo y elevar la categoría
social de la población rural al mismo nivel que prevalece en empleos
1
De una cifra total de 15 millones de hogares que existen en la República Federal,
6.500.000 familias cultivan la tierra mediante actividades agrícolas a tiempo parcial
o completo o dedicándose a la jardinería. Véase U. WALTER: «Die Landbewirtschaftung als Nebenberuf », en Agrarwirtschaft (Hannover), 6. Jahrgang, Heft 11,1957,
pág.2 338.
Véase « La política agraria de la República Federal de Alemania », en Revista
Internacional del Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. XVII, núm. 2, febrero de 1958,
págs. 189 y siguientes.
78
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
comparables. Estas metas deben ser alcanzadas mediante la concesión
de subsidios transitorios para mejorar la estructura de la economía
rural — por ejemplo, agrandando las explotaciones, sacándolas de las
aldeas congestionadas y reagrupando parcelas demasiado pequeñas —
y por normas que tienen por objetivo la elevación de la productividad
y la mejora de los servicios de distribución de mercancías, de formación
profesional y de asesoramiento técnico.
Posteriormente se tomaron medidas para mejorar la categoría social
y la capacitación profesional de los trabajadores agrícolas. Esto se hizo
concediéndoles subsidios por alojamiento y ayuda financiera para permitir a los trabajadores agrícolas que asistan a ciertos cursos de especialización. Las organizaciones de empleadores y trabajadores del campo
son igualmente conscientes de la necesidad de mejorar la situación
general de los trabajadores del campo y de la importancia que la formación profesional tiene para alcanzar este objetivo. En 1957, organizaciones de ambos grupos entraron en conversaciones con el fin de promover una « acción para la promoción de la profesión del trabajador
rural », cuyo propósito sería establecer escuelas para la formación de
trabajadores agrícolas calificados y establecer normas para la enseñanza
y los exámenes, así como alentar la fundación de servicios de asesoramiento agrícola para los trabajadores y asegurarse de que éstos fueran
incluidos en las medidas asistenciales del Gobierno, tales como los programas de alojamiento y colonización agraria x. Estos objetivos coinciden con los recientes esfuerzos del Gobierno para promover el desplazamiento de ciertas industrias a las zonas agrícolas « críticas », con objeto
de facilitar el progreso técnico y de absorber el excedente de mano
de obra.
ITALIA
El rasgo sobresaliente de la agricultura italiana estriba en la gran
disparidad de condiciones que existen entre las diferentes regiones del
país, tanto por lo que se refiere a las condiciones naturales como a las
características económicas y sociales del medio ambiente que existen
en las zonas rurales. Las llanuras — de las cuales el valle del Po es la
principal — representan una quinta parte de la superficie total de las
tierras laborables, mientras que el resto está dividido por igual en zonas
montañosas y de lomas, destinadas a diversas labores agrícolas. Las
diferentes latitudes y configuraciones del terreno determinan extremas
variaciones climatológicas, pero, como regla general, la parte Norte del
1
Rundbrief (Agrarsoziale Gesellschaft, Gotinga), vol. VIH, núms. 8-9, septiembre
de 1957, pág. 98.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
79
país presenta un clima de tipo continental, registrándose principalmente
el régimen de lluvias en verano, mientras que las regiones del Sur gozan
de un clima mediterráneo con veranos secos.
Pero de mayor importancia que las mencionadas condiciones naturales son las diferentes condiciones económicas y sociales. A este respecto, el Norte y el Centro de Italia, por una parte, y el Sur del país,
comprendidas las islas, por otra, constituyen las dos principales regiones
de características netamente diferentes. Mientras que el Norte 1 se
asemeja a los países de Europa occidental en cuanto a la economía y
sistemas de vida, la zona Sur constituye, en casi todos sus aspectos, una
de las regiones subdesarrolladas del mundo. Por otra parte, la región
del Norte, que está industrializada, cuenta con una agricultura relativamente intensiva y moderna, mientras que en el Sur la agricultura es la
ocupación principal, contando fundamentalmente con extensos cultivos
en grandes superficies de terreno. A diferencia de las condiciones demográficas que se observan en el Norte, en el Sur son muy elevados los
índices de natalidad y de crecimiento natural de la población, lo que
da lugar a un grave desequilibrio entre la población y los recursos disponibles.
La producción agrícola se compone principalmente de productos
vegetales, siendo la cría de ganado mucho menos importante que en los
países de Europa occidental. La región Norte representa el 65 por ciento
de la cifra total de ventas brutas de productos agrícolas y alrededor de
las tres cuartas partes de la producción total de cereales y de ganado.
La región Sur produce el 55 por ciento de los vinos y del aceite de oliva
del país, mientras que la producción de frutas y legumbres (que constituyen las principales exportaciones agrícolas y que representan el 25 por
ciento de la cifra total de exportaciones de Italia) se divide por partes
iguales entre las dos regiones agrarias del país.
La estructura agraria
Las explotaciones agrícolas italianas pueden clasificarse en tres tipos
fundamentales: a) explotaciones familiares, que son propiedad de los
agricultores o que las han alquilado a largo plazo ; b) diferentes formas
de aparcería, y c) grandes empresas agrícolas que emplean mano de
obra contractual. En 1946, el 34 por ciento aproximadamente de la
superficie de tierras labrantías consistía en pequeñas explotaciones
trabajadas por sus propietarios, mientras que las tierras alquiladas a los
1
Para fines estadísticos se distinguen generalmente cuatro regiones, es decir, el
Norte, el Centro, el Sur y las islas. En este caso, el término « Norte » se refiere a la
parte Norte de Italia, y el « Sur » a las siguientes regiones : Abruzos-Molise, Campania,
Apulia, Basilicata, Calabria, Sicilia y Cerdeña.
80
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
agricultores representaban cerca del 19 por ciento, sistema este último
más corriente en el Sur que en el Norte del país. La aparcería, o formas
modificadas de la misma, representa el 25 por ciento de la superficie
total de tierras laborables; a este respecto, el sistema de aparcería del
Norte del país se aplica en general mediante fincas bien dotadas de
equipo y explotadas por una familia, en tanto que las funciones administrativas son desempeñadas por el.propietario. En la parte Sur, la
aparcería se realiza, las más de las veces, a base de pequeñas parcelas,
contando para ello con escaso capital y con la labor del aparcero como
principal elemento de trabajo destinado a la producción, mientras que
las funciones administrativas del propietario se reducen al mínimo.
Las grandes explotaciones agrícolas que emplean mano de obra
contractual se encuentran principalmente en la región de. las llanuras y
representan alrededor del 22 por ciento de la superficie total de tierras
laborables. Las empresas agrícolas situadas en el valle del Po oscilan entre 25 y 120 hectáreas de superficie. La producción se compone, en
general, de cereales, forrajes y ganado, llevándose a cabo las dos terceras
partes de las labores por mano de obra contractual de tipo permanente y
el resto por peones temporales. En el Sur de Italia, la empresa típica en la
agricultura es el latifundio comercial de grandes proporciones (masseria),
que produce cereales, carne de vaca y que asimismo se dedica a la cría
de ganado y de rebaños trashumantes de ovejas. En este tipo de explotaciones, los trabajos son realizados en general por peones agrícolas
sometidos a condiciones laborales muy inestables.
Evolución de la población agrícola activa
Según los resultados del último censo (1951), la población agrícola
se elevaba a la cifra de 16.792.000 personas, que representaba el 35,6 por
ciento de la población total, a diferencia del 44,5 por ciento registrado
en el período de preguerra. El cuadro 22 muestra las tendencias de la
población agrícola activa entre 1901 y 1957.
Los resultados del censo de 1951 indican que el 30 por ciento de la
población agrícola activa está constituido por propietarios que explotan
sus propias fincas y por otras personas económicamente independientes;
el 32 por ciento, por asalariados ; el 36 por ciento, por trabajadores familiares, y el resto, por personal administrativo y empleados. Los datos
correspondientes a años más recientes demuestran que la disminución
de los efectivos de la mano de obra agrícola, registrada entre 1955 y 1957,
se debe principalmente a la reducción del número de trabajadores familiares empleados a título permanente y de los trabajadores independientes,
tal como se muestra en el cuadro 23.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
81
C U A D R O 22. — I T A L I A :
POBLACIÓN A G R Í C O L A ACTIVA (1901-1957) *
(En millares)
Fecha de la encuesta '
Febr.
Junio
Die.
Abril
Abril
Nov.
Sept.
Mayo
Mayo
Mayo
Abril
Mayo
1901
1911
1921
1931
1936
1951
1952
1953
1954
1955
1956
1957
Trabajadores
Trabajadoras
Total
Porcentaje de
la población
agrícola activa
respecto de
la población
total activa
6.390
6.198
7.100
6.621
6.653
6.228
5.820
3.120
2.973
3.058
2.735
2.431
2.033
2.696
9.510
9.171
10.158
9.356
9.066
8.261
8.516
(8.412)
8.233
8.757
7.666
7.652
59,8
56,1
56,2
51,0
48,2
42,2
43,2
(42,5)
41,0
39,5
36,7
35,5
—
—
5.778
5.610
5.259
5.010
2.455
2.647
2.407
2,642
Fuente: Datos extraídos de los censos y de encuestas por muestreo y publicados por el Instituto
Central de Estadística.
1
La población activa está integrada por personas de 10 o más años de edad que ejercen una profesión, así como por las personas desempleadas y otras categorías de trabajadores incapacitados temporalmente para ejercer sus profesiones anteriores. En razón de que la fuente de información (censos y encuestas
por muestreo) y las fechas de la encuesta son diferentes, los resultados que figuran en el cuadro no son
estrictamente comparables de un año a otro. s Los datos para 1901-1951 se basan en el resultado
de los censos. Para 1952-1957, en encuestas por muestreo.
C U A D R O 23. — I T A L I A :
D I F E R E N T E S CATEGORÍAS DE M A N O D E OBRA A G R Í C O L A
(1954-1957)
(En
millares)
Personas empleadas permanentemente
Años
1954
1955
1956
1957
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Personas
que
trabajan
por su
propia
cuenta (trabajadores
agrícolas,
agricultores
y arrendatarios)
Miembros
de las
familias
Asalariados
Otras
categorías
de trabajadores
Trabajadores
ocasionales
Total
2.492
2.510
2.329
2.343
2.512
2.696
2.264
2.238
1.925
1.784
1.948
1.842
53
44
50
54
1.251
1.223
1.075
1.175
8.233
8.257
7.666
7.652
Fuente: Note e Relazioni (Istituto Centrale di Statistica, Roma), num. 1, marzo de 1958.
págs. 52 y 65.
82
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
La categoría definida como « Trabajadores ocasionales » en el cuadro
anterior está constituida en su gran mayoría por trabajadoras agrícolas
dedicadas a labores temporales o estacionales, y el número de trabajadores que pertenecen a esta categoría ascendió a 200.000 en 1954 y a
166.000 en 1957.
Desde que terminó la segunda guerra mundial se ha venido registrando un elevado y constante nivel de desempleo. Así, durante el período
de 1950 a 1957, la cifra registrada de desempleo varió entre el 9 y el 11
por ciento, lo que significa que normalmente se encontraban desempleadas de 1.700.000 a 2.000.000 de personas de un total de 20.000.000 de
trabajadores, aproximadamente, que constituyen la población activa.
De 400.000 a 500.000 personas registradas como desempleadas — es
decir, solicitantes de trabajo — en el período 1952-1957 fueron clasificadas como trabajadores agrícolas.
En el sector agrícola de la economía existe mucho desempleo oculto,
como lo evidencia la encuesta por muestreo realizada por el Instituto
Central de Estadística en 1952, según la cual el promedio de días trabajados por todas las categorías de trabajadores agrícolas el año anterior
fué de 228. Este mismo promedio fué elevado respecto de los trabajadores asalariados (284 días), aparceros (258 días) y agricultores independientes (248 días), aunque bajo respecto de los jornaleros (161 días).
Según una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Economía
Agraria para establecer un cómputo anual en cuanto a la mano de obra
disponible y los trabajadores efectivamente empleados, los trabajadores
agrícolas de Italia se encuentran inactivos e improductivos durante
94 días de un total de 270 a 280 días laborables por año.
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores
A diferencia de lo que ocurre en otros países de Europa occidental,
los movimientos migratorios procedentes de la agricultura en Italia
durante estos últimos años han sido influidos por la existencia de desempleo y subempieo urbano y rural. Pese al desempleo que existe en la
agricultura y al subempieo que afecta a una importante proporción de
la mano de obra agrícola activa, los índices de disminución de los efectivos de esta categoría de trabajadores son comparativamente bajos.
Suponiendo que los datos de los censos correspondientes a 1936 y a
1951 sean comparables, los efectivos de la mano de obra agrícola disminuyeron en 800.000 personas durante el período comprendido entre
estas dos fechas, es decir, aproximadamente 0,6 por ciento al año. Sin
embargo, la disminución de la mano de obra agrícola registrada estos
últimos años en Italia ha sido mucho más importante. De conformidad
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
83
con las cifras de la encuesta oficial (cuadro 22), los efectivos totales de
mano de obra disminuyeron en un millón, aproximadamente, entre
1952 y 1957, lo que significa una disminución media de más del 42 por
ciento al año, porcentaje que equivaldría al registrado en Suecia en la
década 1930-1940.
El principal obstáculo que se opone a una redistribución más rápida
de la mano de obra entre la agricultura y otras ramas de la actividad
económica es, evidentemente, la capacidad limitada de la industria y de
los servicios para absorber nuevos contingentes de trabajadores, como lo
demuestran las cifras relativas al desempleo. Por lo que se refiere a la
situación relativa de los ingresos, parecen haberse registrado estos últimos
años ciertas mejoras de los ingresos per capita en la agricultura respecto
de otros sectores de actividad económica. En 1955, la agricultura representó el 26,4 por ciento de la renta nacional, a diferencia del 30 por ciento,
aproximadamente, registrado antes de la última guerra, mientras que la
proporción de trabajadores agrícolas respecto de la población total
activa se redujo de alrededor del 50 por ciento en el período comprendido entre las dos guerras al 40 por ciento aproximadamente en 19541955. No obstante, en razón de la notable disparidad que existe entre los
ingresos per capita entre las regiones Norte y Sur del país, el promedio
de los coeficientes de ingresos por sector económico no presenta mayor
significación por lo que se refiere a los movimientos migratorios de la
mano de obra.
En el cuadro 24 se muestran las tendencias de los salarios agrícolas
respecto de los salarios devengados en la industria.
CUADRO 24. — ITALIA:
SALARIOS E N LA A G R I C U L T U R A Y E N LA INDUSTRIA
(1920-1956)
(En liras)
Años
1920
1930
1935
1940
1945
1950
1953
1956
Salario diario
de los
trabajadores
agrícolas
Salario diario
devengado
en la industria
10,56
11,78
9,05
13,70
131,00
741,00
856,00
1.005,00
14,27
18,15
14,30
20,22
81,93
1.028,00
1.225,00
1.357,00
Porcentaje
de los salarios
agrícolas
respecto
de los salarios
industriales
74
70
64
68
160
72
70
77
Fuente: Italian Statistical Abstracts, 1957-5S (Istituto Centrale di Statistica, Roma), pág. 121.
84
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Según los datos anteriores, los salarios agrícolas en Italia han mantenido una relación más estable respecto de los salarios de la industria
que la que ha podido observarse en otros países, de suerte que la disminución registrada en la mayor parte de los países que se estudian en este
capítulo durante la década de 1930-1940 no ha sido tan pronunciada
en Italia, si se excluye la relación excepcional correspondiente a 1945,
que se debió a circunstancias especiales del primer período de postguerra. Un factor que puede determinar una reducción de los ingresos
en la agricultura respecto de los salarios industriales es el grado de
subempieo que exista, y que en este caso es más elevado en la agricultura
que en la industria. En consecuencia, los ingresos anuales en la agricultura
son probablemente más bajos que los ingresos anuales en la industria,
observándose menos diferencia entre los salarios diarios en ambos
sectores.
Política gubernamental en materia de empleo agrícola
Además del desempleo que se registra en los sectores no agrícolas
existen asimismo otros factores de carácter más concreto que se oponen
a la rápida redistribución de la mano de obra. Las leyes promulgadas
en abril de 1931 y en junio de 1939, y que aun se hallan en vigor, han dado
por resultado que los trabajadores tropiecen con dificultades para colocarse en otras regiones en que exista desempleo, como es el caso en casi
todas las regiones del país, y mientras esta legislación continúe aplicándose, las autoridades no podrán prestar su asistencia en la solución del
problema de los movimientos migratorios del exceso de trabajadores,
por ejemplo, desde las regiones agrícolas del Sur a las industrias del
Norte del país, a pesar de que dichos movimientos tienen lugar y de que
se registra un aflujo continuo de habitantes del Sur al Norte y Centro de
Italia 1 . Según las disposiciones de una ley de 1947 2, los empleadores
estaban obligados a contratar a un mínimo de trabajadores, según las
regiones, los tipos y el tamaño de las explotaciones agrícolas, a fin de
mantener un alto nivel de empleo. A pesar de que las razones de orden
social que motivaron la adopción de esta ley eran fácilmente comprensibles, tales disposiciones retrasaron evidentemente la redistribución
de la mano de obra y constituyeron un obstáculo a la reorganización
de la agricultura. Consecuentemente, dicha ley fué declarada anticons-
1
Según el censo de población de 1951, de un total de 29 millones de habitantes
del Norte del país, aproximadamente un millón habían nacido en el Sur, mientras que
de un total de 17.500.000 habitantes del Sur, 220.000 habían nacido en el Norte.
2
Gazzetta Ufficiale, vol. 88, núm. 221, 26 de septiembre de 1947, págs. 28522854.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
85
titucional por una decisión del Tribunal Supremo de 30 de diciembre
de 1958 x.
Estos últimos años, el establecimiento de programas racionales de
mano de obra ha ido gradualmente sustituyendo las disposiciones legales
de este tipo, tales como los planes de reforma agraria y de desarrollo
de la agricultura, asi como el Plan Vanoni para proceder al desarrollo
coordinado de diferentes sectores, medidas todas ellas que tienden a
aumentar los niveles de empleo en general y a mejorar la situación
económica del Sur de Italia en particular.
A pesar de que la producción agrícola ha aumentado rápidamente
estos últimos años (en 1955 se rebasó la producción de 1938 en un 24 por
ciento), este aumento sólo puede mitigar en forma insignificante la situación del empleo y la relativa a los ingresos. Efectivamente, el Sur de
Italia requiere la aplicación de programas especiales para acelerar el
ritmo de desarrollo: económico general y asimismo para organizar la
agricultura e incrementar la producción agrícola. Entre las medidas que
han influido sobre el empleo agrícola cabe citar la legislación de 1950
sobre la reforma agraria, que prevé la expropiación de parte de los
grandes latifundios de determinadas provincias, así como la bonificación
de las tierras y su distribución a los campesinos. La aplicación de esta
legislación se ha confiado a organismos públicos especiales que funcionan bajo el control del Ministerio de Agricultura, contando para ello
con fondos previstos, por una parte, en el presupuesto nacional, y concedidos, por otra, por la Cassa per il Mezzogiorno. Entre 1951 y 1956
se bonificaron y distribuyeron 546.000 hectáreas a 101.000 familias,
establecidas principalmente en el Sur del país. La bonificación y distribución de las tierras en virtud de la reforma agraria ha dado lugar a
una gran intensificación de la producción agrícola y a un considerable
aumento del empleo en este sector de la economía. Antes de proceder
a dicha reforma agraria en los territorios en los que se la aplicó, se calculó
que el empleo agrícola se elevaba a 20 millones de días-hombre por año,
y cuando la reforma se lleve a término, acompañada de la correspondiente
bonificación de las tierras, se espera que el empleo en estas regiones
alcanzará de 55 a 60 millones de días-hombre por año 2.
El principal programa de desarrollo económico general del Sur de
Italia comenzó a aplicarse en 1950, fecha en que se estableció la Cassa
per il Mezzogiorno (institución de fomento para el Sur del país). La Cassa
es un organismo del Estado establecido para asesorar acerca de inver1
Véase Informaciones Sociales (O.I.T., Ginebra), vol. XXI, núm. 11, 1.° de junio
de 1959, pág. 437.
2
Ten Years of Italian Economy, 1947-56, número especial de Review of the
Economic Conditions in Italy (Banco di Roma, Roma, 1957), pág. 40.
86
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
siones públicas y privadas y para encauzarlas hacia el desarrollo regional de las provincias meridionales de Italia. A este respecto, el objetivo
final que se persigue es la creación de infraestructuras de los servicios
básicos, a fin de fomentar la expansión económica y combatir la crisis
de la misma. De conformidad con la ley que estableció su creación y
con las enmiendas posteriores, se confía a la Cassa la misión de llevar
a cabo, en el curso de un período de 12 años, desde 1950 a 1962, un plan
de inversiones de un total de 1.280.000 millones de liras. La citada institución ha reaüzado grandes obras públicas, tales como la regularización
del desagüe de embalses, la repoblación forestal de regiones montañosas para proteger la agricultura de los valles, la construcción de acueductos y carreteras, y la electrificación y amplificación de algunas líneas
importantes de ferrocarriles. De los fondos de que dispone, el 70 por
ciento se asigna a obras y a préstamos destinados a fomentar la agricultura, y su programa se ha definido como un « programa de preindustrialización », en el sentido de que tiende sobre todo a la explotación
de los recursos locales y al fomento de la principal actividad económica
del Sur de Italia, si bien el objetivo final de ese programa es crear
las condiciones materiales necesarias para lograr una transformación
estructural de la economía de esa región del país mediante el establecimiento de centros industriales. Gracias al citado programa se trata
asimismo de aumentar las inversiones públicas en el Sur de Italia hasta
un 43 por ciento de las inversiones nacionales, a diferencia del 33 por
ciento del total de inversiones brutas del Estado registrado antes de que
la Cassa iniciara sus labores. A pesar de que los programas de obras
públicas de bonificación y de irrigación de las tierras — además de la
bonificación de las tierras realizada en virtud de la reforma agraria —
han hecho aumentar considerablemente el volumen de empleo en el
Sur de Italia, no ha podido observarse hasta la fecha una nivelación
sustancial de los niveles netos de ingresos per capita entre el Norte y el
Sur del país.
La política agraria del Gobierno no sólo se ha llevado a cabo merced
al concurso de la Cassa per il Mezzogiorno, sino también mediante el
plan de 12 años de fomento agrícola, elaborado en 1952. En virtud de
este plan se constituyó un fondo de 25.000 millones de üras para conceder préstamos de fomento agrícola para posibilitar la realización
de obras emprendidas por personas privadas en materia de construcción
de instalaciones agrícolas, obras de irrigación y conexas.
En 1954 se inició en Italia una política de pleno empleo mediante
la aplicación del proyecto generalmente conocido por el nombre de
« Plan Vanoni », que consiste en un programa decenal de fomento del
empleo y mejora de los ingresos, y cuyos objetivos son los siguientes:
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
87
el mantenimiento de un aumento anual del 5 por ciento de los ingresos
netos producidos por la economía italiana; la creación de nuevas oportunidades de empleo a fin de ocupar a las personas actualmente desempleadas y de aumentar los efectivos de mano de obra en los sectores
no agrícolas de la economía durante el período de 10 años del plan.
En consecuencia, se calcula que se crearán cuatro millones de nuevos
empleos, de los cuales 3.200.000 habrán de representar un aumento
efectivo del nivel de empleo, mientras que los 800.000 empleos restantes
se destinarán a ocupar a aquellos trabajadores que queden desempleados
como resultado del progreso técnico, si no se procede a inversiones adicionales para dar empleo a esta mano de obra. Por otra parte, en el
plan se prevé la transferencia de un millón de personas de la agricultura
a la industria y al sector de los servicios, insistiendo sobre la importancia
de las actividades rurales no propiamente agrícolas (como, por ejemplo,
la conservación de la maquinaria agrícola y las industrias de elaboración
de alimentos y de conservas) como medida para mejorar el problema del
desempleo rural, y, por último, el aumento de la capacidad competitiva
de la producción italiana en el mercado mundial.
La aplicación de este plan tiene por objeto lograr un cambio en la
proporción de los ingresos nacionales según los diferentes sectores, así
como un cambio en la estructura de las profesiones. Así, la proporción
de la renta nacional correspondiente a la agricultura habrá de reducirse
de un 26 por ciento en 1954 a un 20 por ciento en 1964, y la proporción
de trabajadores agrícolas respecto de los efectivos totales de mano
de obra disminuirá de un 41 por ciento a un 33 por ciento entre las dos
fechas indicadas. Por lo que se refiere a la proporción de la población
agrícola económicamente activa dentro de la población total, este
último objetivo ya se ha alcanzado en 1958, en cuyo año, no obstante,
las cifras totales de desempleo (incluida la agricultura) eran todavía
importantes, esto es, 1.755.000 personas, lo que representa el 9 por ciento
de la población económicamente activa, por comparación a 1.958.680,
es decir, el 10 por ciento, en 1954.
PAÍSES BAJOS
Tres características diferencian las condiciones de la movilidad de
la mano de obra en los Países Bajos de las condiciones que prevalecen
en otros países de Europa occidental, a saber: el elevado índice de
crecimiento demográfico, la elevada densidad de población y el alto
grado de aprovechamiento de las tierras. En efecto, en los últimos 50 años
se ha duplicado la población, y el índice de aumento natural de la
misma durante el período 1950-1955 fué de 1,2 por ciento al año, lo
88
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
que constituye un ritmo extraordinariamente alto de crecimiento demográfico por comparación con otros países occidentales de Europa.
Asimismo, la densidad de la población agrícola (.1 habitante por cada
5 acres de tierras labrantías) es elevada respecto a dichos países. En ese
sentido, la situación demográfica de los Países Bajos se asemeja a la que
existe en numerosos países en vías de desarrollo. El predominio de las
explotaciones agrícolas sumamente pequeñas y la continuada fragmentación de las propiedades no son sino reflejo de la citada
situación.
No obstante, la presión demográfica que ejerce la población agrícola
no ha creado hasta la fecha un problema de baja productividad y de
ingresos reducidos, tal como es el caso en general en los países insuficientemente desarrollados, ya que el nivel de productividad por trabajador agrícola no depende solamente de la densidad de la población rural,
sino también de los métodos técnicos de producción aplicados. Así,
en la agricultura se ha registrado durante estos últimos 50 años un
elevado nivel de vida y una creciente mano de obra agrícola, principalmente como resultado de* una intensificación también creciente del aprovechamiento de las tierras y, aunque en mucho menor grado, como resultado asimismo de la bonificación de las tierras. La productividad de la
tierra en los Países Bajos es la más elevada de Europa, y la producción
de leche y el consumo de abonos son asimismo los más elevados del
mundo. Por otra parte, el rendimiento por trabajador agrícola es casi
tan alto como el del correspondiente trabajador en el Reino Unido,
país en donde la densidad de la población agrícola es mucho más baja.
Además, el nivel de vida de la población agrícola es elevado, y la utilización intensiva de la pequeña superficie de tierras labrantías — que,
además, va decreciendo de importancia gradualmente —, constituida
por 2.300.000 hectáreas \ permite que la agricultura — sector económico
cuya proporción de mano de obra representa el 12 por ciento de los
efectivos totales de trabajadores del país — subvenga a las necesidades
alimentarias de la mayor parte de la creciente población de más de 11 millones de habitantes y que alrededor de las dos quintas partes de su
producción se destinen a la exportación. En 1956, los productos agrícolas representaron el 36 por ciento de las exportaciones del país, y el
valor de estas exportaciones rebasó el de las importaciones de los mismos
productos en un 60 por ciento.
Estos altos niveles de rendimiento agrícola se han logrado gracias
a la aplicación de una política a largo plazo tendiente a favorecer la
inversión de capitales en la agricultura. Al igual que en Dinamarca, los
1
La superficie de tierras labrantías en 1947 era de 2.314.687 hectáreas, y en 1956,
de 2.305.883 hectáreas.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
89
Países Bajos reaccionaron a fines del siglo xix a los efectos ejercidos
por la competencia comercial de los cereales extranjeros, no a base
de una protección de su producción agrícola, sino transformándola
en una industria de productos lácteos y de carne, mediante la utilización
de forrajes importados. En este proceso, el movimiento cooperativo
desempeñó un papel determinante al aumentar el volumen y la calidad
de la producción agrícola y establecer industrias para elaborar los
productos alimenticios.
La citada política agrícola a largo plazo ha tendido asimismo a
aumentar la superficie terrestre del país. Así, durante el período 19001950, la bonificación de las tierras dio por resultado un aumento neto de
360.000 hectáreas de tierras laborables, de las cuales 60.000 fueron
ganadas al mar, y 480.000 hectáreas de tierras áridas fueron bonificadas,
habiéndose perdido 180.000 hectáreas que fueron invadidas por los
centros urbanos. La bonificación de las tierras ganadas al mar continúa
aún en progreso, y al término, en 1975, de la bonificación del Zuiderzee la
presente superficie del país habrá aumentado en 220.000 hectáreas, es
decir, en un 7 por ciento. La bonificación del Zuiderzee constituye la
primera fase de cierre de la costa holandesa, constituyendo el plan
Delta (1955-1980) la segunda fase y la bonificación de los bajíos (Wadden), cuyo plazo no se ha previsto todavía, la tercera fase de este proceso.
Evolución de la población agrícola activa
Durante el presente siglo, lá mano de obra agrícola ha aumentado
en un 33 por ciento, en razón de que el índice del desplazamiento de
los trabajadores para ocupar otros empleos no ha sido lo suficientemente
rápido para contrarrestar los efectos de los elevados índices de natalidad
de las regiones rurales. Las cifras de la mano de obra agrícola continuaron aumentando hasta el año 1947, a pesar de que disminuyó su porcentaje respecto de los efectivos totales de mano de obra rápidamente
creciente, tal como muestra el cuadro 25.
Desde 1947, fecha del último censo de población, se calcula que los
trabajadores agrícolas permanentes han disminuido en un 20 por ciento,
aproximadamente, como puede verse en el cuadro 26, en el cual no figuran
los trabajadores de temporada empleados durante menos de seis meses, los trabajadores forestales y las personas desempleadas temporalmente.
El volumen total de empleo agrícola, computado en años-hombre,
disminuyó en un 9,3 por ciento, es decir, de 536.000 trabajadores agrícolas en 1950 a 486.000 en 1956, mientras que las cifras totales de empleo
aumentaron de 3.838.000 trabajadores en 1950 a 4.253.000 trabajadores
90
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 25. — PAÍSES BAJOS:
POBLACIÓN ACTIVA TOTAL Y POBLACIÓN
AGRÍCOLA ACTIVA (1849-1947)
(En millares)
Mano de obra agrícola
Años
1849
1889
1899
1920
1930
1947
Población
activa total
Cifra absoluta
Porcentaje de
la cifra total
1.252
1.653
1.924
2.719
3.179
3.866
543
526
570
623
639
758
43,4
31,8
29,6
22,9
20,1
19,6
Fuente: Landbouwcijfers, 1957 (Landbouw-economisch Instituut, La Haya, 1957).
CUADRO 26. — PAÍSES BAJOS:
DISMINUCIÓN DEL NÚMERO DE TRABAJADORES AGRÍCOLAS
PERMANENTES (VARONES SOLAMENTE) (1947-1956)
1947
Categoría profesional
Agricultores con explotaciones mayores de 1 hectárea
Hijos de agricultores
Trabajadores asalariados
Total . . .
1952
197.604
38.982
110.201 2
185.000
186.637 11
38.865
98.600
107.000 3
531.787
431.102
Fuente: Para 1947, cifras publicadas por la Oficina Central de Estadísticas de los Países Bajos, y
para 1956, por el Instituto de Economía Agrícola.
1
Cifras para 1955. * Trabajadores cuya principal profesión es la agricultura. • Trabajadores
empleados durante más de seis meses.
en 1956. Las cifras de empleo agrícola en años-hombre disminuyeron de
un 14,2 por ciento respecto de las cifras totales de empleo en 1949 a un
11,5 por ciento en 1956. El índice de volumen del empleo agrícola
(1949/50-1952/53 = 100) muestra una reducción de 124,9 en 1938/1939
a 92,0 en 1956.
Factores que influyen sobre el desplazamiento
de los trabajadores
Al igual que en otros países de Europa occidental, el principal factor
que ha influido en el ritmo de los movimientos migratorios de estos
últimos años ha sido el aumento del número de empleos en los sectores
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
91
de actividad ajenos a la agricultura. Durante estos últimos 50 años,
la disminución de las posibilidades de empleo en el sector agrícola ha
influido en forma relativamente insignificante en los movimientos
migratorios.
Los ingresos agrícolas se han nivelado actualmente con los de otras
profesiones, tal como lo demuestra la cuantía del producto nacional por
rama de actividad económica 1 . Los ingresos de los trabajadores agrícolas
permanentes representan en la actualidad de un 70 a un 80 por ciento
de los salarios devengados en la industria. La política de precios se basa
en el principio de garantizar a los agricultores unos ingresos « suficientes », que pueden definirse como la tasa de remuneración normalizada en concepto del trabajo físico y administrativo del agricultor,
establecida a base de las tasas de remuneración fijadas para los agricultores que explotan fincas en tierras bonificadas a título de arrendatarios del Estado. En 1955-1956, esta remuneración normal se fijó
en 6.400 florines para las explotaciones de cultivos mixtos de 10 hectáreas, en 7.200 florines para la explotación de pastos de 18 hectáreas
y en 8.200 florines respecto de las explotaciones de cultivos mixtos de
50 hectáreas. Estas cifras se revisan periódicamente en función de las
fluctuaciones registradas en el nivel general de los salarios. En estos
últimos años han aumentado considerablemente los costos de la producción, permaneciendo estables al mismo tiempo los niveles de las
cosechas, de suerte que los ingresos de los agricultores han experimentado
una tendencia a la baja. Por otra parte, los salarios devengados en la
agricultura no son mucho más bajos que los ingresos tipo del pequeño
agricultor, tal como quedaron definidos por la política oficial en
1955-1956.
La estructura agraria
Las pequeñas explotaciones agrícolas constituyen el elemento principal de la estructura agraria de los Países Bajos, y, excluidas las fincas
de menos de 1 hectárea, el número de explotaciones se redujo de un total
de 196.604 en 1947 a 186.637 en 1955, habiendo aumentado ligeramente
el promedio de la superficie de las fincas: de 11,08 hectáreas en 1947 a
11,34 hectáreas en 1955. Por otra parte, ha disminuido el número de
pequeñas explotaciones agrícolas en razón de que los hijos de los agricultores se emplean en la industria, en tanto que las fincas de tamaño
medio continúan parcelándose.
En el cuadro 27 se establece una comparación de la distribución
de las propiedades por su tamaño en 1947 y en 1955.
1
Véase el capítulo VII.
92
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 27. — PAÍSES BAJOS:
DISTRIBUCIÓN DE LAS EXPLOTACIONES1 POR SU TAMAÑO (1947-1955)
Porcentaje del número total
Tamaño
1 a 5 hectáreas
5 a 10
»
10 a 20
»
20 a 50
»
50 y más »
Total . . .
1947
1955
33
29
24
13
1
100
27
33
26
13
1
100
Fuente: Landbouwcijfers, 1957, op. cit., pág. 38.
1
Excluidas las dedicadas a la horticultura.
En las regiones recientemente bonificadas y colonizadas del pólder
Nordeste se ha racionalizado en alto grado la estructura agraria. Así,
se han distribuido las propiedades agrícolas a base de unidades de 12,
18, 24, 30, 36, 42 y 48 hectáreas, y, en casos excepcionales, en unidades
de más de 48 hectáreas. A este respecto las necesidades en materia de
mano de obra se calculan a base de la norma de un trabajador a tiempo
completo por cada 12 hectáreas, y las viviendas para los trabajadores
asalariados se construyen de conformidad con esta norma. El Estado
conserva la propiedad de la tierra, que arrienda a los agricultores,
quedando prohibida la parcelación. Por otra parte, los costos en concepto
de bonificación de las tierras son elevados, ascendiendo a 16.000 florines
por hectárea, por cuya razón han de lograrse altos niveles de rendimiento
a fin de sufragarlos.
Los trabajadores asalariados constituyen un elemento más importante de la mano de obra que en otros países de Europa occidental en
donde predominan las pequeñas explotaciones agrícolas, y los trabajadores permanentes y semipermanentes representan en la actualidad el
25 por ciento de los efectivos de mano de obra masculina de este tipo,
a diferencia del 33 por ciento registrado en 1947. Además de los trabajadores permanentes y semipermanentes (es decir, trabajadores empleados
por un período superior a 6 meses en la agricultura), se recurre a los
peones agrícolas ocasionales durante la época de las cosechas.
Problemas y política en materia de empleo agrícola
El principal problema que plantea el empleo en la agricultura consiste en que los efectivos actuales de la mano de obra agrícola rebasan
con exceso las futuras necesidades de trabajadores y son asimismo
excesivos en relación con los niveles tipo de ingresos. Este problema funda-
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
93
mental presenta diversos aspectos: el exceso de trabajadores contractuales, el exceso de hijos de agricultores y el exceso de mano de obra
regional, viniendo a complicar el problema de readaptación de la mano
de obra la edad media elevada de la población rural.
A pesar de la disminución de la mano de obra agricola registrada
desde 1947, es actualmente crítico el equilibrio entre la oferta de trabajadores en el sector agrícola y las necesidades presentes de esta mano de
obra, debido especialmente a las elevadas cifras de aumento de la población rural. De esta suerte, de continuar reduciéndose las oportunidades
generales de empleo, al tiempo que prosigue el proceso de mecanización,
podrá producirse un notable aumento del desempleo en el sector agrícola.
Pero, suponiendo que aumenten nuevamente los efectivos de mano de
obra agrícola, no podrán mantenerse los niveles tipo de ingresos en la
agricultura, especialmente si los precios del mercado mundial continúan
bajando.
Sin embargo, este peligro se ha previsto y, en consecuencia, desde
1954 se viene aplicando una política agraria que tiende a incrementar la
productividad en la agricultura como objetivo a largo plazo, así como a
aumentar el volumen de empleo gracias a la realización de proyectos de
creación de bienes de capital para tales fines. La « reforma de la estructura agraria » significa en este sentido una política de grandes inversiones
a largo plazo para planificar nuevamente la disposición y tamaño de las
explotaciones agrícolas, así como para modificar la correspondiente
« infraestructura », es decir, la construcción de carreteras, canales e
instalaciones agrícolas. El logro de estos objetivos se considera fundamental si se quiere que en la agricultura se alcance un nivel de productividad del trabajo comparable al de la industria. A tales fines se han
destinado grandes capitales, cuyo total se elevó en 1956 a 175 millones
de florines, de los cuales 101 millones fueron invertidos en obras de concentración parcelaria y el resto en proyectos conexos de « infraestructura ».
Los principios de la reforma agraria quedaron establecidos en la ley
de 1954 sobre concentración parcelaria, en virtud de la cual se combinó
el proceso de concentración de las propiedades fragmentadas con la
amplificación de las fincas, facultándose a las autoridades encargadas
de dicha concentración parcelaria en una zona determinada para adquirir, a título voluntario, las propiedades de aquellas personas que deseasen
retirarse de la agricultura 1 , a fin de proceder a la citada ampliación de
la superficie de las explotaciones. Las indemnizaciones corren por cuenta
del Estado, el que asimismo contribuye con el 75 por ciento de los costos
1
El 50 por ciento de los agricultores holandeses pasan de los 50 años de edad.
94
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
en concepto de concentración parcelaria. Estas medidas significan una
replanificación completa de las comunidades rurales y la construcción
de edificios, canales y carreteras, así como la agrupación de las explotaciones fragmentadas. Además, la mejora de las viviendas rurales ha sido
objeto de la promulgación de una legislación especial, de suerte que la
situación se ha modificado favorablemente en ese terreno.
Los precios de los alquileres y de las tierras se controlan por vía
legislativa, con el resultado consiguiente de que las inversiones privadas
para mejorar las condiciones de la tierra y de las viviendas ya no producen
utilidades. De esta suerte, el Estado se encarga de aumentar las inversiones y proporcionar al mismo tiempo oportunidades de empleo en las
temporadas muertas de la agricultura. En tanto que política a largo
plazo, la aplicación de estas medidas garantizará probablemente una
nivelación más acusada de los ingresos de los agricultores que los métodos
de subsidios directos de los precios.
Trabajadores asalariados.
Como consecuencia de la disminución del número de trabajadores
asalariados en la agricultura y también, quizás aún en mayor medida,
como resultado de la legislación social, las condiciones de los trabajadores empleados a título permanente o semipermanente han mejorado
en los últimos años. El principal problema planteado, por lo que se
refiere a la mano de obra contractual, es la existencia del desempleo estacional que afecta a los trabajadores ocasionales, problema que se acusa
señaladamente en las regiones de turberas dedicadas al cultivo de cereales
y de patatas, en donde únicamente una tercera parte de la mano de obra
asalariada se halla empleada en forma permanente. La situación del
empleo es más estable en las regiones dedicadas a la cría de ganado
vacuno y a cultivos más diversificados. Además, los regímenes de
seguridad social han eliminado los riesgos económicos a que da lugar
el empleo ocasional, y, por otra parte, la colocación de trabajadores en
las tierras bonificadas y en la realización de nuevos proyectos de infraestructura ha permitido estos últimos años colocar a la mayor parte de
los trabajadores ocasionales durante la temporada muerta. Así, pues,
la situación de esta categoría de trabajadores es ahora más satisfactoria
que en el pasado, aunque puede agravarse nuevamente si empeora la
situación general del mercado del empleo.
Pese a que en algunas regiones se observe un exceso de trabajadores
agrícolas, puede decirse que en casi todas existe una escasez creciente
de peones agrícolas calificados para trabajar en las explotaciones mecanizadas. A fin de remediar esta situación, el Gobierno ha creado cursos
de formación profesional.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
95
Exceso de candidatos a agricultores.
A diferencia de lo que ocurre con los trabajadores asalariados,
existe en los Países Bajos un exceso de futuros agricultores en la joven
generación. Como lo dice un autor:
... En las grandes explotaciones agrícolas existen todavía muchos hijos
de agricultores que desean seguir la profesión de sus padres. Esta situación
conduce, en primer lugar, a una fragmentación perjudicial de las fincas, y
por otra parte, a una situación de desempleo oculto, así como, por último, lo
que resulta más grave, a lo que puede considerarse como una degradación
profesional. Así, por ejemplo, cuando dos o tres hijos de un agricultor alcanzan
la edad de 30 o 40 años, pueden llegar a la conclusión de que nunca podrán
ser propietarios de la finca, por cuya razón suelen decidir colocarse en la industria como trabajadores no calificados. De ahí que se preste1 una atención creciente a la orientación profesional de las familias rurales .
Según un cálculo reciente, el exceso de hijos de agricultores se eleva
a la cifra de 40.000, de los cuales 25.000 se encuentran establecidos en las
tierras arenosas, que son, generalmente, las regiones de baja productividad agrícola.
Regiones de baja productividad agrícola.
Al igual que otros países adelantados, los Países Bajos se enfrentan asimismo a un problema de baja productividad (es decir, exceso de mano de
obra) en las tierras marginales. La mayor parte de este exceso de mano
de obra se registra en las pequeñas explotaciones familiares situadas en
los distritos de tierras arenosas, en los cuales puede observarse, efectivamente, una desproporción entre la superficie de tierras labrantías disponibles y el número de personas que viven de su cultivo, lo que explica
principalmente las bajas cifras de la productividad del trabajo en gran
número de este tipo de explotaciones.
De los 244.000 agricultores que poseen más de una hectárea de tierras
laborables, 124.000 se encuentran en las citadas tierras arenosas, las
que constituyen una superficie de alrededor de un millón de hectáreas
de tierras labrantías, y en las que en 1956 se encontraban empleados
180.000 trabajadores. Aproximadamente la mitad de estas explotaciones
son de menos de 5 hectáreas. Además, la bonificación de las tierras
áridas ha permitido ampüar la superficie de las explotaciones y contrarrestar los efectos de la fragmentación de las mismas. Por otra parte,
en 1948 se calculaba que el 20 por ciento de la oferta de mano de obra
en estas regiones, es decir, el 11 por ciento de los efectivos totales de mano
1
S . HERWEIJER: «The Reclamation, Distribution of, and Settlement in, New
Cultivable Land, with a View to Improving the Agricultural Structure of the Netherlands », en Netherlands Journal of Agricultural Science (Royal Netherlands Society
for Agricultural Science, Wageningen), vol. 5, num. 3, agosto de 1957, págs. 157-175.
96
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
de obra, rebasaba las necesidades efectivas. Sin embargo, parece haberse
observado algunas mejoras desde entonces, como resultado de los movimientos emigratorios, la intensificación de los cultivos y la ampliación
de las explotaciones. A fin de estimular la transferencia de este exceso
de trabajadores a la industria de estas regiones, se han comenzado a
aplicar desde 1954 programas de descentraüzación de las industrias.
* * *
La política oficial aplicada en los Países Bajos para resolver los problemas de empleo y de ingresos en la agricultura es multifacética, de largo
alcance y fundamental.
Así, dicha política tiende a la estabilización y al aumento del empleo
a base de la aplicación de programas para mejorar el rendimiento de las
explotaciones; al incremento de los conocimientos profesionales y de la
movilidad de los trabajadores agrícolas; a estimular la jubilación de los
trabajadores de edad avanzada; a aumentar las posibilidades de empleo
no agrícola en las regiones de baja productividad, y a invertir en la agricultura los capitales necesarios para que pueda conservar su posición
de principal industria de exportación. Las realizaciones logradas en la
agricultura de los Países Bajos, tanto en el pasado como en el presente,
así como los criterios recientemente adoptados en este país frente a los
problemas del empleo en este sector de actividad, ofrecen un interés
particular en razón de que las características demográficas de los Países
Bajos son muy similares a las de gran número de países en vías de
desarrollo.
NORUEGA
Un rasgo característico de la agricultura de este país lo constituye
su estrecha integración con la silvicultura, la pesca y otras ocupaciones
conexas que procuran empleo a tiempo parcial a gran parte de la población agrícola. Como consecuencia de esta situación, el número de personas que viven en las explotaciones agrícolas es mucho más elevado
que el de las que se dedican permanentemente a las actividades agrícolas.
Otra característica de la agricultura de Noruega es el predominio
de las explotaciones agrícolas sumamente pequeñas, de forma que de
213.000 fincas con más de media hectárea de tierras laborables, solamente 15.000 eran en 1949 de más de 10 hectáreas y menos de 4.000
tenían más de 20 hectáreas. Hasta la segunda guerra mundial aumentó
considerablemente el número de pequeñas explotaciones, como resultado
de la colonización de nuevas tierras y el parcelamiento de las fincas más
grandes. Estos últimos años ha ido disminuyendo este tipo de explota-
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
97
ciones, debido a la concentración parcelaria para constituir unidades
agrícolas más importantes. Más del 90 por ciento de las explotaciones son
trabajadas por sus propietarios, y el resto por arrendatarios.
Sin embargo, además de las tierras dedicadas a toda clase de cultivos,
la mayor parte de los agricultores noruegos poseen pastos forestales.
El promedio total de superficie por explotación agrícola es de 30 hectáreas, de las cuales 5 se suelen dedicar a diversos cultivos o a pastos
permanentes y 16 hectáreas a la silvicultura. Aparte las explotaciones
silvícolas corrientes, son muchos los agricultores que participan o tienen
derechos en la explotación de bosques colectivos o comunales. Por otra
parte, tres cuartas partes de la superficie total de bosques del país es
propiedad de agricultores privados o está controlada por éstos en una
u otra forma.
Evolución de la población agrícola activa
El cuadro 28, basado en los censos de población, muestra la importancia de los efectivos de la mano de obra en la agricultura, silvicultura
y pesca, clasificados según la fuente principal de ingresos.
C U A D R O 28. — N O R U E G A :
PERSONAS 1 DEDICADAS A LA AGRICULTURA,
SILVICULTURA Y PESCA (1900-1950)
(En millares)
Población
total
económica-
Años
Agricultura
Traba- Trabajadores jadoras
Total
Cifra
abso-
290
291
302
304
295
250
33,3
32,0
28,2
26,1
21,5
18,0
21
20
34
32
38
40
activa
1900
1910
1920
1930
1946
1950
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
870
906
1.068
1.163
1.368
1.388
220
240
245
264
256
224
70
51
57
40
40
26
Silvicultura
Porcentaje del
total de
la población
activa
Porcentaje del
total de
la población
activa
2,5
2,2
3,3
2,8
2,8
2,8
Pesca
Cifra
abso-
Porcentaje del
total de
la población
activa
50
52
58
81
73
70
5,7
5,7
5,4
7,0
5,3
5,0
Fuente: Censos de población.
1
Personas mayores de 15 años de edad.
Del cuadro anterior se infiere que el número total de personas
económicamente activas en la agricultura se mantuvo a un nivel relativamente estable, es decir, alrededor de 300.000 personas entre 1900 y
1946. En el período de 1930 a 1946 se registró, sin embargo, una ligera
reducción, a la que siguió una caída vertical en el breve período de 1946
a 1950, en que los efectivos totales se redujeron en 45.000 personas.
98
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Entre 1900 y 1950, la proporción de trabajadores agrícolas en los efectivos
totales de mano de obra disminuyó del 33 al 18 por ciento, en tanto que
la proporción de trabajadores dedicados a la silvicultura y a la pesca
se mantuvo a un nivel constante respecto a los efectivos totales de mano
de obra.
Los datos de que se dispone sobre el volumen de la mano de obra
agrícola expresada en términos de años-hombre demuestran que el
número de trabajadores agrícolas ha continuado disminuyendo rápidamente estos últimos años, como se ve en el cuadro 29.
CUADRO 29. — NORUEGA:
VOLUMEN DE TRABAJO DESTINADO A LA PRODUCCIÓN 1
EN LAS EXPLOTACIONES AGRÍCOLAS MAYORES DE MEDIA HECTÁREA
(1928-1956)
(En millares)
Número equivalente de trabajadores adultos
a tiempo completo por año
Años
1928-1929 . .
1951-1952 . .
1955-1956 . .
Agricultores
y sus esposas
Otros miembros
familiares
Trabajadores
asalariados
Trabajadores
Trabajadoras
Trabajadores
Trabajadoras
Trabajadores
Trabajadoras
Trabajadores
Trabajadoras
124
132
123
172
179
171
87
55
48
93
63
49
46
27
20
47
17
12
258
213
191
312
259
232
Fuente: Censuses of Agriculture and Statistical Surveys, Statistical Yearbook of Norway, 1957
(Central Bureau of Statistics of Norway, Oslo), pág. 58.
1
Incluido el trabajo doméstico.
Las cifras del cuadro anterior no pueden compararse directamente
con las que figuran en el cuadro 28, ya que en este último se dan las cifras
de las personas cuya principal ocupación es la agricultura, mientras que en
el cuadro 29 se indica el volumen efectivo de trabajo destinado a la producción (así, por ejemplo, se tiene en cuenta el trabajo a tiempo parcial
realizado fuera y dentro de la agricultura) y de trabajo doméstico. No
obstante, por lo que se refiere a los trabajadores, existe una relación
estrecha entre las cifras de aquellos económicamente activos en el sector
agrícola y el número de años-hombre de trabajo efectuado *. Las cifras
1
En el cuadro 28 no figura la cifra total de trabajadores dedicados a la agricultura,
ya que se omiten las personas que realizan labores agrícolas a tiempo parcial. Al mismo
tiempo, una parte de aquellas personas registradas como económicamente activas en
el sector agrícola trabajan a tiempo parcial en otros sectores de la economía. Así, estos
dos factores se equilibran, de suerte que el volumen total del trabajo de la mano
de obra masculina destinado a la producción agrícola, computado en años-hombre,
corresponde estrechamente a las cifras relativas a la población económicamente
activa.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
99
del cuadro 29 indican una disminución en el número de trabajadores
ligeramente más acusada entre 1951 y 1956 que entre 1946 y 1950, lo
que quizás pueda atribuirse a diferencias de cálculo. La disminución
total entre 1946 y 1956 correspondió a 65.000 trabajadores a tiempo
completo, es decir, el 25 por ciento de la mano de obra masculina registrada en 1946.
La población agrícola activa se compone fundamentalmente de agricultores y miembros de sus familias. La proporción de este grupo se ha
incrementado en el curso del presente siglo, tal como se muestra en el
cuadro 30.
C U A D R O 30. — N O R U E G A :
PROPORCIÓN D E TRABAJADORES FAMILIARES E N LA POBLACIÓN
AGRÍCOLA ACTIVA (1890-1950)
Años
1890
1910
1930
1946
1950
Trabajadores familiares
l
Total
de la población
agrícola activa
Cifra absoluta
Porcentaje
314.888
291.235
303.975
295.314
250.455
193.280
209.763
228.124
238.494
211.237
62
72
76
80
84
Fuente : Censos de población.
1
Incluidos los titulares de la explotación.
El aumento de la importancia relativa del volumen de trabajo familiar
se debe a la inmovilidad migratoria de los agricultores y de sus esposas.
En cuanto al grado de movilidad de la mano de obra, las trabajadoras
asalariadas figuran en primer lugar, seguidas de los trabajadores de la
misma categoría. Esta evolución se refleja en el aumento del número
de fincas explotadas por una sola persona. Así, en 1955, alrededor de
140.000 fincas eran explotadas exclusivamente por el agricultor y su
esposa, y en 1938 este tipo de explotaciones era sólo de 90.000. En 1955,
solamente 11.000 fincas empleaban trabajadores asalariados a título
permanente, en comparación con los 28.000 trabajadores de esa categoría registrados en 1938. Estas cifras ponen en evidencia hasta qué
punto se ha modificado en Noruega la estructura de la tenencia de la
tierra y del trabajo agrícola.
Por otra parte, no puede considerarse a la mayor parte de las explotaciones agrícolas de Noruega como fincas explotadas por una sola
persona, ya que casi todos los agricultores se dedican además a otras
actividades, como puede verse en el cuadro 31.
100
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 31. — NORUEGA:
CLASIFICACIÓN DE LOS AGRICULTORES
SEGÚN EL TIEMPO QUE CONSAGRAN A LAS TAREAS
AGRÍCOLAS (1929-1956)
(Porcentajes)
Años
1929
1949
1954
1956
Ocupación
exclusiva
Ocupación
principal
Ocupación
complementaria
45,1
40,9
31,3
32,2
24,6
25,5
31,3
30,2
30,3
33,6
37,4
37,6
100
100
100
100
Fuentes: Censos agrícolas de 1929 y 1949 y encuestas por muestreo de 1954 y 1956.
Los agricultores dedicados a las labores agrícolas como principal
ocupación trabajan alrededor de 80 días por año en otras actividades, y
aquellos que se dedican a las mismas labores como ocupación a tiempo
parcial trabajan en actividades ajenas a la agricultura 200 días por año.
Las ocupaciones más importantes a tiempo parcial son la silvicultura
en las regiones del interior del país y la pesca en las costas, si bien la
artesanía, la construcción y la industria brindan asimismo posibilidades
de empleo a gran número de pequeños agricultores. La proporción de
agricultores a tiempo completo aumenta en función de la importancia
de las explotaciones agrícolas, alcanzando el 80 por ciento, aproximadamente, en las fincas mayores de 10 hectáreas de tierras laborables.
En total, existen menos de 70.000 agricultores a tiempo completo de un
total de unos 200.000 agricultores de todo tipo. Este hecho pone de manifiesto la compleja situación del empleo de los agricultores noruegos y
señala asimismo algunos de los problemas técnicos y económicos que se
plantean actualmente en la agricultura de este país, explicando también
las razones de la presente política agraria. De allí la singular significación que reviste.
Las pequeñas explotaciones agrícolas y las labores a tiempo parcial
que se reaüzan en la agricultura son en parte la supervivencia de una
economía de subsistencia en un país en donde las condiciones naturales,
especialmente su topografía, y las instituciones sociales no favorecían
la explotación de grandes propiedades agrícolas, y en donde, además,
era fácil explotar industrias tales como la pesca, la caza y la silvicultura.
Las citadas modalidades de la agricultura de Noruega son también en
parte el resultado del desarrollo económico y de la política social aplicada en este sector de la economía hasta la segunda guerra mundial,
política que favoreció la creación de nuevas explotaciones agrícolas como
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
101
medio de fomentar dicho sector económico y la creación de nuevas
oportunidades de empleo.
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores
A partir de los últimos años de la década de 1930-1940 comenzó
a experimentarse una evolución de la estructura económica del país,
como resultado de las bases que se habían sentado para proceder a la
expansión de diversos sectores de actividad industrial, y en razón también de los estudios y trabajos de divulgación sobre cuestiones agrícolas
realizados para aumentar la productividad en la agricultura. Durante
la segunda guerra mundial, Noruega entró en una fase de pleno empleo.
En efecto, hasta ese momento, la agricultura de este país había servido
para amortiguar los altibajos del mercado del empleo, ya que brindaba
oportunidades de empleo durante los períodos de actividad económica
reducida y que asimismo constituía una reserva de mano de obra durante
los períodos de intensificación de dicha actividad. Así, los miembros de las
familias de los agricultores, los cultivadores a tiempo parcial y los
trabajadores agrícolas contractuales se incorporaban a la agricultura o
la abandonaban de acuerdo con el nivel general de actividad económica
del país. De esta forma, el factor determinante en la movilidad de la mano
de obra lo han constituido las oportunidades de empleo en los sectores
no agrícolas, independientemente, en mayor o menor grado, de las oportunidades que pudiera brindar este sector de la economía, como lo
demuestran los cambios registrados en los niveles de salarios agrícolas
en comparación con los de la industria, y también la evolución de los
ingresos de los agricultores. En el cuadro 32 figura una comparación
de dichos salarios.
El salario agrícola que se indica en el cuadro 32 es el correspondiente
a las labores de recolección, que es considerablemente más alto que los
salarios que devengan los trabajadores contractuales empleados permanentemente, si bien estas cifras dan una idea aproximada de la relación
que existe entre los salarios agrícolas y los industriales. Los salarios
agrícolas se redujeron a niveles relativos sumamente bajos hacia 1930,
fecha en que correspondían al 40 por ciento de los salarios industriales ;
a partir de entonces comenzaron a aumentar hasta el período de postguerra, para llegar a constituir alrededor del 74 por ciento del promedio
de salarios en la industria en 1956.
Los cálculos sobre los ingresos totales de la mano de obra agrícola
— que corresponden en términos generales al total de ingresos de las
familias rurales — indican un aumento de unos 270 millones de coronas
en 1938-1939 a 1.300 millones de coronas en 1956. El hecho de que la
102
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 32. — NORUEGA:
SALARIOS MEDIOS EN LA AGRICULTURA, LA SILVICULTURA
Y LA INDUSTRIA (1920-1956)
(Coronas noruegas)
Años
1920
1930
1940
1947
1953
1954
1955
1956
Tasa de salarios Tasa de salarios
diarios en
diarios en las
la agricultura
labores
(labores
invernales de
de recolección,
la silvicultura
excluida la
(excluida la
manutención)
manutención)
12,71
4,71
6,34
16,16
25,24
26,94
28,19
30,34
13,68
4,51
6,70
17,60
27,77
29,11
30,78
32,78
Promedio
de ingresos
diarios
en todas
las industrias
18,69
11,80
15,16
23,68
34,24 1
36,0o 1
38.00 1
40,9o 1
Fuentes: Cifras hasta 1947 obtenidas de Statistical Survey, 1948 (Central Bureau of Statistics, Oslo).
Las cifras más recientes son las que figuran en Statistical Yearbook of Norway, 1957.
1
Salario de un día de ocho horas de trabajo calculado sobre la base de la ganancia horaria.
agricultura hubiera aportado durante ese período su proporción habitual
a la renta nacional (7 a 8 por ciento) constituye la prueba de que la población agrícola aumenta asimismo sus ingresos reales, ya que disminuyeron, al mismo tiempo, los efectivos de la mano de obra agrícola 1 . Sin
embargo, la reducción de estos efectivos prosiguió durante este período,
lo que indica que otros factores, como los concernientes a los niveles
relativos de salarios e ingresos, también ejercieron su influencia en la
movilidad de la mano de obra.
Así, los principales factores que han influido sobre el ritmo de la
movilidad de los trabajadores en la agricultura desde que acabó la última
guerra mundial son la industrialización más intensa del país, la rápida
mecanización de la agricultura y, hasta cierto punto, los cambios
introducidos en el tipo de actividad agrícola de determinadas regiones,
es decir, desde la producción de leche al cultivo de cereales. Tanto
durante la última guerra como en el período de postguerra se registró
en Noruega una situación de pleno empleo, e incluso en determinados
sectores pudo observarse una escasez de mano de obra. Por otra parte,
las grandes inversiones en nuevas industrias, la expansión de las instalaciones de energía hidroeléctrica y de la industria de la construcción son
1
La encuesta llevada a cabo por el Instituto de Economía Agrícola de Noruega
acerca de las previsiones sobre ingresos reales de una muestra de agricultores demuestra
un aumento del orden de un 56 por ciento de esos ingresos reales entre 1939-1940
y 1950-1951.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
103
también factores que han contribuido a proporcionar empleo a gran
parte de las reservas de mano de obra agrícola. Además, el número de
tractores en la agricultura ha aumentado de 3.000 en 1939 a 40.000 a fines
de 1956, habiéndose triplicado asimismo el consumo de abonos durante
el mismo período. Entre 1949 y 1956 aumentó en más de un 30 por ciento
la superficie de tierras dedicadas al cultivo de cereales, mientras que al
mismo tiempo disminuyó el número de explotaciones de este tipo de
cultivo, ya que se concentró la producción de cereales en un número
más limitado y más especializado de explotaciones agrícolas. Antes
de la guerra no se utilizaban en absoluto las segadoras-trilladoras, mientras que en 1956 se contaba con cerca de 2.000 máquinas de este tipo.
De igual importancia desde el punto de vista de la racionalización de la
agricultura es el abandono de las regiones de baja productividad y la
intensificación de los cultivos en las tierras más fértiles.
La producción anual por trabajador agrícola es hoy un 50 por ciento
más elevada que en la preguerra, lo que demuestra que la reducción
de los efectivos de mano de obra agrícola ha coincidido con el progreso
técnico. En este sentido, las modificaciones más significativas que han
podido observarse son la substitución de la mano de obra por capitales
más importantes que en épocas pasadas de escasez de trabajadores agrícolas, pudiendo afirmarse que los cambios introducidos recientemente
tienen un carácter permanente. De esta suerte, la agricultura no constituirá,
de ahora en adelante, un amortiguador en el mercado del empleo.
Política gubernamental en materia de empleo agrícola
Los citados cambios se han reflejado en la política agraria aplicada.
Hasta la segunda guerra mundial se consideró a la agricultura como un
sector económico que brindaba cierto grado de seguridad económica y
como un factor de equiübrio durante los períodos de actividad económica fluctuante. De conformidad con este criterio, se establecieron, en
fecha relativamente temprana, tarifas protectoras para todos los productos agrícolas, así como ventas garantizadas para toda la producción
nacional de cereales a través del monopolio correspondiente del Estado.
A pesar del ritmo relativamente rápido del desarrollo industrial, no se
consideró en aquella época que la industria y el sector de los servicios
pudieran ampliarse con la necesaria rapidez para absorber el creciente
aumento de la mano de obra, punto de vista que al parecer confirmaron
los períodos de desempleo por que atravesó la industria. En consecuencia, razones tanto de orden económico como social justificaron la aplicación de una política tendiente a parcelar las tierras. Así, hasta la primera guerra mundial, gran número de arrendatarios corrientes y de
104
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
arrendatarios que pagan el alquiler mediante prestación de servicios 1
adquirieron la propiedad de las explotaciones, y durante las primeras
décadas del presente siglo se introdujeron programas de colonización
agrícola, en parte para contrarrestar las grandes emigraciones a América.
Estos programas continuaron aplicándose de diferente forma durante
el período comprendido entre las dos guerras, principalmente para reducir el desempleo, lo que dio lugar sobre todo a un aumento de las pequeñas explotaciones agrícolas.
Después de la segunda guerra mundial se registró un cambio
fundamental en la política agraria; así, la consigna de «tierras para
todos » fué substituida por el concepto de « explotación racional de
las fincas ». Esta nueva política figura en las disposiciones de la ley
agraria de 1955, que substituyó a la ley de 1928. Su objetivo expreso es el
de utilizar más racionalmente las tierras laborables, aplicando para
ello el principio de que la superficie de las explotaciones — tanto en las
fincas existentes como en las nuevas explotaciones agrícolas — debe
ser suficiente para garantizar ingresos razonables al agricultor y a su familia. A tales fines, en virtud de esta ley se concedieron al Estado derechos
de prioridad en la compra de tierras y de expropiación de las mismas,
estableciéndose al mismo tiempo los principios que reglamentan la
redistribución de las tierras. Con estas disposiciones se trata de evitar
una parcelación excesiva de las explotaciones y de crear un procedimiento para aumentar sus dimensiones. A este último respecto, poco
se sabe todavía sobre la eficacia de la ley, debido al poco tiempo que
viene aplicándose.
Desde el punto de vista del empleo agrícola, mediante la aplicación
de la nueva política quizás pueda lograrse, por lo menos teóricamente,
una disminución del número de los agricultores a tiempo parcial y un
aumento del número de los agricultores a tiempo completo, como resultado de la concentración parcelaria de las pequeñas explotaciones agrícolas. Contra este criterio puede argüirse que incluso una gran concentración parcelaria de este tipo no será suficiente para que las explotaciones
agrícolas restantes tengan la superficie mínima necesaria para ocupar
al agricultor plenamente. Aun en el supuesto de que se reduzca el número
de las fincas, continuará registrándose probablemente una elevada
proporción de agricultores a tiempo parcial.
Por lo que se refiere a la producción y a los ingresos, el objetivo actual
de la política agraria es el de que la agricultura debe satisfacer las necesidades del país en cuanto a productos tales como leche, mantequilla,
1
Este tipo de arrendatarios son trabajadores agrícolas que tienen derecho a
explotar de por vida una pequeña finca, a cambio de lo cual han de trabajar un número
determinado de días por año en la explotación agrícola principal.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
105
quesos, carne y huevos, así como una elevada proporción de las
necesidades de frutas y legumbres y una proporción razonable de
las necesidades de cereales. Por otra parte, además de las subvenciones
para mejorar las condiciones en la agricultura, se han concedido subsidios relativamente altos para el consumo a fin de mantener los precios
de los artículos alimenticios a niveles razonables.
Así, la aplicación de esta política ha. protegido, en forma directa e
indirecta, la producción agrícola nacional, que en 1953-1956 fué alrededor
de un 20 por ciento más elevada que la registrada durante el período
comprendido entre las dos últimas guerras, y que actualmente satisface
aproximadamente el 60 por ciento de todas las necesidades de productos
alimenticios, teniendo en cuenta que la población ha aumentado entre
1938 y 1956 en un 17 por ciento. Sin embargo, queda aún por resolver el
problema de coordinar en forma equilibrada estas medidas con el objetivo a largo plazo de fomentar la organización de la agricultura en forma
más racional desde el punto de vista del rendimiento. Así, se está actualmente procediendo a la revisión de la política agraria para reducir las
subvenciones de los precios y aumentar los fondos destinados a las inversiones a largo plazo para aumentar la productividad en la agricultura.
SUECIA
Suecia, al igual que Noruega, es un país de explotaciones agrícolas
y bosques. En 1951, la superficie total de tierras labrantías era de 4,4 millones de hectáreas, de las cuales 3,7 millones de dedicaban a cultivos
y 0,7 millones a pastos. Además, los agricultores suecos poseen un total
de 10 millones de hectáreas de bosques, lo que representa un capital muy
importante.
Evolución de la población agrícola activa
Los efectivos de la población agrícola aumentaron hasta 1880, p a r a
disminuir desde entonces a un ritmo acelerado. En 1940, el 34 por ciento
de la población total vivía aún de la agricultura, de la silvicultura y de
la pesca; esta proporción descendió al 25 por ciento en 1950, lo que
demuestra la gran rapidez del ritmo de las migraciones — mucho más
rápido que en cualquier otro país europeo —. Esta evolución puede
advertirse en el cuadro 33.
La evolución de la población agrícola activa presenta tendencias
similares. Hasta 1930, sus efectivos disminuyeron en 40.000 unidades
cada diez años. Desde 1930 a 1940 y desde 1940 a 1950 el número de
trabajadores disminuyó aproximadamente en 200.000, de los cuales la
106
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 33. — SUECIA:
DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN POR RAMAS DE ACTIVIDAD
(1900-1950)
(En millares)
Añoss
1900
1910
1920
1930
1940
1945
1950
Agricultura,
silvicultura
y pesca
Otras ramas
de actividad
Población
total
Porcentaje
de la población
agrícola
2.828
2.697
2.596
2.417
2.162
1.995
1.729
2.308
2.825
3.308
3.725
4.209
4.679
5.313
5.136
5.522
5.904
6.142
6.371
6.674
7.042
55
49
44
39
34
30
25
Fuente: Census of the Population in 1950, VI, Total Enumeration (Central Bureau of Statistics,
Estocolmo, 1955), pág. 9.
mayor parte fueron mujeres durante la primera década y hombres
durante la segunda,
La proporción de los efectivos de la población agrícola propiamente
dicha con respecto a la mano de obra total era el 47 por ciento en 1910,
pero descendió al 18 por ciento en 1950, lo que se advierte claramente en
el cuadro 34.
CUADRO 34. — SUECIA:
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA (1910-1950)
(En millares)
Población agrícola activa
Año
1910
1920
1930
1940
1950
Total
de la población
económicamente Hombres
activa
2.116
2.565
2.872
2.966
3.105
741
701
675
624
488
Mujeres
Total
Porcentaje
del total
de la población
activa
252
244
235
99
52
993
945
910
723
540
47
36
31
24
18
Fuentes: Las cifras hasta 1940 proceden de G. TIEDBERG: «Developments in Agriculture since the
First World War », en Quarterly Review (Skandinaviska Banken, Estocolmo), 1944, num. 4. Las cifras
para 1950 proceden del Census of the Population in 1950, op. cit., pág. 87. Las de la población activa correspondiente al período 1910-1940, de «La población trabajadora del mundo», publicado en Revista
Internacional del Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. LUI, num. 5, mayo de 1956, pág. 571.
La población agrícola activa está formada principalmente por los
agricultores. En 1910, el número de trabajadores de esta categoría
ascendía aproximadamente a 400.000 (de los cuales 40.000 eran mujeres)
y representaba el 40 por ciento del total de la población agrícola activa.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
107
Esta categoría tiene relativamente escasa movilidad y sus efectivos descendieron en 1950 a aproximadamente 330.000, lo que constituía un 60
por ciento del total de los trabajadores agrícolas. En segundo lugar por
su importancia figuran los trabajadores familiares, cuyo número era de
367.000 en 1910 y 95.000 en 1950. Los agricultores y los trabajadores
familiares representaban en conjunto aproximadamente el 77 por ciento
del total de la mano de obra agrícola en 1910, pero su proporción
aumentó ligeramente hasta alcanzar el 79 por ciento en 1950. El número
de asalariados ha disminuido en menor grado que el de trabajadores
familiares: en 1910 era de 220.000 (de los cuales solamente 30.000 mujeres) y en 1950 descendió a 100.000. Las mujeres que figuraban en esta
categoría abandonaron, casi todas, las labores agrícolas entre 1930
y 1940, ejemplo que fué seguido por los hombres principalmente
desde 1940. En el censo de 1950 tan sólo figuraban 6.000 mujeres entre
los asalariados agrícolas.
Las cifras del cuadro 34 no indican directamente la cantidad efectiva
de trabajo destinada a la producción agrícola, ya que las esposas de los
agricultores no se incluyen en la población económicamente activa.
Sin embargo, no cabe duda de que las esposas de los agricultores constituyen un elemento muy importante en la mano de obra de muchas
explotaciones agrícolas suecas, y que tal vez representaron un factor de
equilibrio durante el período en que los efectivos de las restantes
categorías de trabajadores disminuyeron.
Las encuestas sobre la mano de obra agrícola realizadas durante los
últimos años por la Oficina Central de Estadística arrojaron los resultados
que se ven en el cuadro 35.
C U A D R O 35. — SUECIA:
CLASIFICACIÓN P O R CATEGORÍAS D E LAS PERSONAS
M A Y O R E S D E 15 AÑOS E M P L E A D A S E N LA A G R I C U L T U R A (1951-1957)
(En millares)
Años
1951
1952
1953
1954
1955
1956
1957
1
. . .
Trabajadores
familiares
Asalariados
permanentes
Temporeros
Todas las categorías
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
Hombres
Mujeres
Total
370
344
329
323
314
305
302
304
278
258
251
271
232
227
66
62
59
53
50
45
42
23
20
18
13
11
10
8
69
45
35
29
28
28
29
36
20
18
17
12
15
15
505
451
423
405
392
378
373
364
318
294
281
264
257
250
869
769
717
686
656
635
623
Fuente: L. JURÉEN y H. JOHANSSON: «Arbetsvolymen och producti vi teten i jordbruket», en Jordbruksekonomiska Meddelanden (Statens Jordbruksnämnd, Estocolmo), vol. XX, núm. 8, agosto de 1958.
1
A1 1.° de junio.
108
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Desde 1951 a 1955 el número de trabajadores agrícolas disminuyó a
un promedio de más del 5 por ciento cada año, comparado con el
3-4 por ciento durante el período 1945-1950.
Durante los últimos años, la categoría de asalariados ha tenido mayor
movilidad que la de los trabajadores familiares (comprendidos los agricultores). Entre 1951 y 1957 los efectivos de trabajadores familiares
disminuyeron en 3,3 por ciento cada año, los de los asalariados permanentes en 7,2 por ciento y los de los jornaleros en 12,6 por ciento.
Se presume que los efectivos de la mano de obra agrícola continuarán
disminuyendo rápidamente. Según una reciente evaluación 1, en 1965 no
habrá más que 300.000 hombres y 200.000 mujeres en los grupos de edad
activa, mientras que en 1945 las cifras correspondientes eran 655.000 y
520.000; lo que significa que a lo largo de 20 años la reducción total
habrá sido del 60 por ciento.
Actividades agrícolas a tiempo parcial
Cierto número de explotaciones suecas son demasiado pequeñas
para emplear permanentemente a una familia campesina. Las explotaciones agrícolas de menos de diez hectáreas de tierra cultivable no son lo
suficientemente grandes para proporcionar ingresos equiparables a los
de los trabajadores de los restantes sectores económicos tales como los
define la política del Gobierno. En 1950, de los 380.000 agricultores
tan sólo 96.000 poseían más de diez hectáreas de tierra cultivable. Por
consiguiente, la mayor parte de los agricultores y de los trabajadores
rurales no pueden sustraerse a la atracción que ejercen sobre ellos los
empleos no agrícolas. De todos modos, como las explotaciones agrícolas
suecas cuentan, por lo general, con cierta extensión en bosques y las
familias campesinas obtienen una parte importante de sus ganancias de
la silvicultura, los escasos ingresos agrícolas no son exclusivamente
el motivo que impulsa a los campesinos a buscar otros empleos.
Pero aun teniendo en cuenta las ganancias que proporciona la
silvicultura, existe todavía un gran número de explotaciones demasiado
pequeñas para ofrecer a los campesinos un pleno empleo o asegurarles
unos ingresos normales, como lo demuestra la elevada proporción de
trabajadores agrícolas que realizan actividades a tiempo parcial en otros
sectores de la economía, cuyo número, de acuerdo con el censo de 1945,
era de 115.700, 70.000 de los cuales estaban empleados principalmente
en la agricultura; el resto se dedicaban a las faenas agrícolas solamente
a tiempo parcial. La silvicultura, seguida de la industria y de la artesanía,
1
C. E. ODHNER : Jordbruket vid full sysselsättning (Kooperativa förbundets bokförlag, Estocolmo, 1953).
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
109
proporcionan a los agricultores los principales empleos complementarios,
que tienen una importancia probablemente mayor que la que se puede
deducir de los datos que figuran en el censo. Según un estudio sobre la
contabilidad de las explotaciones agrícolas, el 15 por ciento de los ingresos de los agricultores no proceden de la agricultura ni de la silvicultura.
En las explotaciones pequeñas, de dos a cinco hectáreas, de Suecia
septentrional, esta proporción alcanza el 38 por ciento. En las explotaciones de mayor extensión del centro del país oscila entre el 6 y el 20
por ciento, y en el Sur es insignificante.
Actualmente, se estima por lo general que la combinación de la agricultura y la silvicultura con otra ocupación no es compatible con las
necesidades de mano de obra de las empresas modernas. Incluso los
empleos estacionales y los empleos complementarios a tiempo parcial
tradicionales (tales como determinadas clases de trabajo en la construcción, los trabajos de conservación, la explotación forestal y los trabajos
en los aserraderos) requieren hoy en día trabajadores calificados contratados en forma permanente debido a la mecanización del trabajo y a la
producción en gran escala. Por ello cada vez es más difícil que los
agricultores compaginen las faenas agrícolas con un empleo a tiempo
parcial 1 .
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores
El principal factor que determina el ritmo de la migración es el
aumento del volumen del empleo en la industria, donde la demanda
de nuevos trabajadores ha sido cada vez mayor desde 1920 a 1930,
tendencia que ha seguido observándose desde entonces, con la excepción
de una ligera recesión a principios de la década 1930-1940. Además,
los salarios en Suecia son actualmente más elevados que en ningún otro
país europeo y el continuo aumento de los ingresos procedentes del
trabajo en la industria ha ejercido una gran atracción sobre la mano de
obra rural.
Los efectos de los factores de repulsión se han advertido principalmente en las explotaciones de dos a diez hectáreas, cuya superficie es
insuficiente, a pesar del rápido aumento de la productividad del trabajo
en la agricultura, para asegurar un nivel de vida adecuado, de acuerdo
con las normas actuales, ya que dicho nivel de vida ha aumentado.
1
O. GULBRANDSEN : Strukturomvandlingen i Jordbruket (Industriens Utredningsinstitut, Estocolmo, 1957), pág. 162. El autor se refiere en este estudio al « período de
espera » por el que pasan los hijos de los agricultores de las pequeñas explotaciones
antes de suceder a sus padres en la dirección de las mismas y durante el cual aceptan
empleos no agrícolas. Esta práctica interrumpe el contacto cotidiano con las faenas
del campo y disminuye su capacidad e interés por este género de trabajo.
110
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
A pesar de la rápida mecanización de la agricultura, los factores de
repulsión no tuvieron una gran importancia hasta 1950. La producción
agrícola continuó aumentando hasta 1950, época en que era superior en
un 15 por ciento al nivel medio a que se mantuvo entre 1935 y 1939; entre
1955 y 1957 fué algo inferior al nivel de principios de 1950. Los precios
de los productos agrícolas han tendido a aumentar después de la guerra,
si se exceptúa la ligera baja registrada en 1948 y en 1953-1955. El incremento del costo de la explotación hizo que desde 1952 a 1956 disminuyeran ligeramente los ingresos totales agrícolas ; además, existen pruebas que demuestran que durante este período intervinieron, en cierto
grado, los factores de repulsión como consecuencia de la mecanización
del trabajo y de los esfuerzos desplegados para reducir los gastos de
mano de obra. Desde 1945 la mecanización ha sido muy rápida
y el número de tractores (20.000 en 1945) pasó a ser de 120.000
en 1956.
Las evaluaciones al respecto demuestran que la producción agrícola
total aumentó mucho más rápidamente desde 1921 hasta 1938 (1,7 por
ciento por año) que entre 1938 y 1953 (0,6 por ciento por año).
Durante los mismos períodos el incremento anual de la producción
industrial fué de 6,1 y 3,4 por ciento respectivamente. El incremento
anual de la producción agrícola por hora de trabajo admite una comparación más favorable con el de la industria, ya que el primero fué de 2,6
y 3,2 por ciento y el segundo de 2,9 y 3,4 por ciento, respectivamente,
para cada rama de actividad durante los mismos períodos *.
Ingresos relativos
Hacia 1860, cuando más del 70 por ciento de la población estaba
empleada en la agricultura, la silvicultura y la pesca, la contribución de
dichas actividades a la renta nacional representaba aproximadamente
el 45 por ciento; en 1900, el 55 y el 34 por ciento respectivamente. Estas
cifras eran respectivamente el 44 y el 24 por ciento en 1920 y el 39 y
el 14 por ciento en 1930 2.
Entre 1930 y 1940 los ingresos agrícolas propiamente dichos representaban el 10 por ciento de la renta nacional, proporción que permanecería invariable hasta 1950, año en que empezó a decrecer. En esta
época el producto bruto por trabajador en la agricultura era aproximadamente la mitad que el de los trabajadores de todos los sectores de la
1
O. ZETTERBERG y L. JURÉEN: « Arbets — och produktionvolymen i jordbruket»
en Jordbruksekonomiska Meddelanden (Statens Jordbrucksnämnd, Estocolmo), vol.
XVIII, num. 1, enero de 1956, págs. 3-8.
2
E. LINDAHL, E. DAHLGREN y K. KOCK: National Income of Sweden, 1861-1930,
primera parte (Estocolmo, 1937), pág. 234, cuadro 48.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
111
economía reunidos. En 1951 la producción agrícola bruta representaba
el 8,4 por ciento del producto nacional bruto, mientras que en 1955 dicha
cifra era solamente el 6,6 por ciento 1. Como no se dispone de cifras para
conocer el volumen del producto nacional neto por rama de actividad,
no se puede comparar la producción sueca con la de otros países desde el
punto de vista de la relación del producto por trabajador en los distintos
sectores de la actividad económica. Sin embargo, las cifras que se han
incluido en este capítulo permiten afirmar que entre 1930 y 1950 el producto neto por trabajador ha aumentado ligeramente en la agricultura,
en relación con el resto de la economía, y que dicha situación no ha
variado probablemente durante los últimos años. El aumento registrado
hasta 1950 se debió al incremento de la producción y a la reducción de
los efectivos de la mano de obra agrícola; este factor es el que ha permitido mantener la estabilidad durante los últimos años.
Al evaluar dichos cálculos sobre la relación de los ingresos medios,
convendría tener en cuenta que el 80 por ciento de los agricultores suecos
poseen una determinada extensión de bosque y que los beneficios que de
ello obtienen, así como los ingresos que les proporcionan los empleos
no agrícolas a tiempo parcial, no se incluyen en el producto bruto de
la agricultura. En 1955, los ingresos procedentes de la silvicultura se
estimaron aproximadamente en 1.500 millones de coronas, es decir,
más del 50 por ciento del producto agrícola (2.600 millones de coronas).
Los libros de contabilidad de los agricultores (en los casos en que los
llevan) indican que el 20 por ciento de sus ingresos totales proceden
de la explotación forestal y que el 15 por ciento está formado por los
ingresos no agrícolas.
Efectos del desplazamiento de los trabajadores
Una de las principales consecuencias de la reducción de los efectivos
de mano de obra agrícola ha sido la disminución del número de explotaciones. El número de explotaciones empezó a disminuir a partir de
la primera guerra mundial, pero tal disminución se limitaba hasta la
segunda guerra mundial a las explotaciones de menos de 5 hectáreas.
Después, la disminución ha sido cada vez más rápida y ha comprendido
las explotaciones de 5 a 10 hectáreas. Desde 1944 a 1951 han desaparecido
en Suecia 35.000 explotaciones agrícolas, de las cuales 16.000 tenían de
2 a 10 hectáreas. En 1950 había un total de 380.000 parcelas, de las cuales
98.000 (generalmente no independientes) tenían menos de 2 hectáreas,
1
UNITED NATIONS FOOD AND AGRICULTURAL ORGANIZATION y ECONOMIC COM-
MISSION FOR EUROPE: Output, Expenses and Income of Agriculture in Some European
Countries, tercer informe, 1952-1955 (Ginebra, 1958), pág. 160.
112
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
187.000 entre 2 y 10 hectáreas y 96.000 más de 10 hectáreas 1 . Entre
1951 y 1956 el número de explotaciones disminuyó aún en 52.000 unidades 2, de las cuales 17.500 tenían de 2 a 10 hectáreas y la mayor parte
de las restantes menos de 2 hectáreas. Teniendo en cuenta la distribución
de los agricultores en grupos de edad y la edad previsible de retiro, el
ritmo del reclutamiento y de la migración de jóvenes trabajadores y el
número probable de personas procedentes de otros sectores de la economía que se incorporen a la agricultura, se ha calculado que hasta 1970
cada año serán necesarios 6.000 nuevos agricultores, cuyo número en
dicha fecha será de 210.000, comparado con los 330.000 de 1950 3 .
La disminución del número de explotaciones provocará muy probablemente un aumento considerable de su superficie media.
Política gubernamental en materia de empleo agrícola
La política agraria sueca en lo que va de siglo es parecida a la noruega.
Hasta la década 1930-1940 se toleró la parcelación de las explotaciones e
incluso se la fomentó en cierto modo, en virtud de medidas destinadas
a favorecer la colonización de las tierras y a dar facilidades de crédito a
las personas que quisieran convertirse en propietarios. Sin embargo,
desde entonces ha variado el criterio sobre la superficie que se considera
adecuada para las explotaciones agrícolas; en 1937 se restringió el
derecho de parcelación y en 1940 se revisó el plan de colonización con
objeto de crear explotaciones cuya superficie garantice un mínimo de
rendimiento económico.
En 1947 se inició una política a largo plazo de racionalización de la
agricultura cuyos principios generales eran: evitar las pérdidas en las
ventas de excedentes en el mercado exterior, mantener el volumen de la
producción agrícola a un nivel determinado por razones de seguridad
nacional y lograr como objetivo a largo plazo que la producción de alimentos cubriese el 90 por ciento de las necesidades del país. Se trataba
además de conseguir que los ingresos agrícolas fuesen lo suficientemente
elevados para permitir que los trabajadores agrícolas alcanzasen el
mismo nivel de vida de los trabajadores empleados en las otras ramas de
la actividad económica y garantizarles una participación adecuada en
todo aumento futuro de la renta nacional. Este objetivo se consideraría
logrado cuando los ingresos procedentes del trabajo de los agricultores
1
Se trata en este caso de las tierras labrantías y no se incluyen los pastizales ni
los bosques.
2
K. ANDERSSON: Landsbygden och framtiden Qliksförbundet Landsbygdens Folk,
Estocolmo, 1958), págs. 46 y 49. Parte de esta disminución se debe a la distinta clasificación de las explotaciones en una y otra fecha.
3
GULBRANDSEN: Strukturomvandlingen i Jordbruket, op. cit.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
113
y de los trabajadores familiares en las explotaciones de 10 a 20 hectáreas
de tierras cultivadas — debidamente administradas — alcanzasen el
mismo nivel que los salarios de los trabajadores empleados en tareas
equivalentes en los distritos rurales 1 . La política del Gobierno también
pretendía establecer una nueva distribución de los ingresos agrícolas
que favoreciese a los pequeños agricultores, pero era aplicada de suerte
que no comprometiese las restantes medidas a largo plazo destinadas a
mejorar la estructura agraria 2 . Por lo que se refiere a la mano de obra,
el objetivo fijado fué reducir sus efectivos siempre que se presentasen
oportunidades de empleo, de acuerdo con las necesidades de la economía
en los restantes sectores de actividad.
La racionalización de la agricultura — es decir, la mejora de los
métodos de trabajo y de administración de las explotaciones — fué una
consecuencia de la elevación de los ingresos y del nivel de vida. Por lo
que se refiere a las explotaciones de menos de 10 hectáreas, el objetivo
perseguido era favorecer la agrupación de las explotaciones desocupadas
con otras pequeñas propiedades agrícolas. Las transferencias de tierra
fueron sometidas a la aprobación oficial y el Estado adquirió un derecho
de prioridad para la compra de toda explotación desocupada, del que
podía hacer uso para agrupar las parcelas vacantes con las explotaciones
vecinas.
Esta política refleja la transformación operada en la agricultura,
cuya importancia en la economía no es la misma que la que tenía en el
período comprendido entre las dos guerras mundiales, época en la que el
objetivo del Gobierno era incrementar al máximo el volumen del empleo
agrícola. Hoy se sigue el criterio de utilizar de la manera más productiva
los recursos nacionales, incluida la mano de obra, y los principales
esfuerzos se concentran en la mejora de las condiciones de vida de la
población rural y en la adaptación de la agricultura a unos efectivos de
mano de obra menos numerosos.
Aunque el aumento de la productividad del trabajo registrado desde
la iniciación de esta política constituye la prueba del notable éxito
obtenido por la racionalización de la agricultura, la política del Gobierno
ha sido criticada recientemente so pretexto de que las medidas adoptadas
no habían tenido un alcance bastante amplio. Se ha objetado que las
condiciones de la producción agrícola, la demanda probable de productos
alimenticios y las perspectivas de aumentar la productividad del trabajo
1
Se considera que este nivel ha sido alcanzado en 1952-1953. Al respecto, véase
ORGANISATION FOR EUROPEAN ECONOMIC COOPERATION: Agricultural Policies in
Europe and North America @>aris, 1956), pág. 207.
2
Actualmente se efectúan pagos a-los pequeños agricultores. Pero esto sólo mientras viva el actual propietario. Según las regiones, también se conceden subsidios a la
producción lechera.
114
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
en la agricultura, teniendo en cuenta las posibilidades de la evolución
normal del empleo y de la productividad en los restantes sectores, exigen,
desde un punto de vista estrictamente económico, una adaptación más
exacta del volumen de la producción agrícola a las necesidades reales
de la demanda nacional y una concentración mucho más intensa de las
pequeñas explotaciones agrícolas x . Otros autores han señalado que
la disminución del número de explotaciones que ha tenido lugar
durante los últimos años se debe principalmente a la relación que
existe entre el costo y los precios en la agricultura, comparada con la
de otros sectores de la economía ; que la nueva política del Gobierno
apenas si ha tenido efectos sobre la estructura agraria y que las consecuencias que ha producido sobre los ingresos pueden incluso haber
retardado ligeramente la concentración parcelaria 2.
No cabe duda de que la transformación de la estructura agraria ha
entrado en una nueva fase. Hasta ahora, la reducción de los efectivos de
mano de obra agrícola no implicaba necesariamente una modificación
radical de la estructura agraria. Sin embargo, actualmente el número de
explotaciones atendidas por una sola persona aumenta continuamente.
En la mayor parte de los casos, las posibilidades de aumentar en ellas los
ingresos y el volumen del empleo mediante nuevas inversiones son reducidas, y al mismo tiempo, la combinación del cultivo de la tierra con otros
trabajos resulta cada vez más difícil.
La rápida disminución del número de trabajadores y de explotaciones
agrícolas, prevista para los próximos años, impedirá el normal desarrollo
de la vida social en numerosas comunidades rurales. Es probable que
las pequeñas industrias resulten inadecuadas para mantener a un nivel
constante los ingresos y el volumen del empleo en el campo. Determinados especialistas estiman que las explotaciones forestales no ofrecerán suficientes posibilidades de empleo complementario porque su
extensión es demasiado pequeña para ser explotadas racionalmente. Se
ha pretendido 3 que la solución de este problema depende de los planes
locales y regionales y de la concentración de la agricultura en las regiones
donde los recursos naturales y las posibilidades de empleo complementario sean más favorables.
La íntima relación existente entre la agricultura y la silvicultura
— características tan notables de la economía rural de Noruega, de
Suecia y de Finlandia — tiene una importancia primordial para la
evolución futura del empleo. Suponer que en estos países la agricultura
y la silvicultura constituyen dos actividades distintas es una idea errónea,
1
ODHNER: Jordbruket vid full sysselsättning, op. cit.
2
GULDBRANSEN, Op. Cit.
ODHNER, op. cit.
3
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
115
tanto desde el punto de vista de la movilidad profesional como desde el
de la administración de las explotaciones o el de la utilización racional de
la mano de obra. Los principios del rendimiento continuo en la silvicultura, o en la explotación forestal, se aplican progresivamente a los
bosques pertenecientes a los agricultores, y como a veces, por su reducida
superficie, no pueden mejorarse fácilmente los métodos de explotación,
el sistema de cooperativas —• que permite agruparlas en amplias extensiones — se impone gradualmente. Tanto en Suecia como en Noruega,
las tierras actualmente baldías podrían convertirse en terrenos productivos gracias a la repoblación forestal. En el pasado, los economistas y
los políticos apenas se han preocupado de la explotación agrícolaforestal, que constituía la unidad tipo sobre la que se basaba la economía,
y han considerado generalmente que la agricultura y la silvicultura eran
dos actividades distintas. Por lo que se refiere a las inversiones y a las
necesidades de mano de obra futuras, toda política de fomento rural
deberá tener en cuenta la íntima relación de la agricultura con la silvicultura.
REINO UNIDO
En el Reino Unido, la proporción de trabajadores dedicados a actividades agrícolas es mucho más reducida que en cualquier otro país.
Así, en agosto de 1955, solamente el 4 por ciento de los efectivos totales
de la población económicamente activa se dedicaban a faenas agrícolas.
Esta pequeña proporción es el resultado de la precoz industrialización
del país y del hecho de que importa tradicionalmente sus abastecimientos
alimenticios, aunque puede atribuirse también en parte a la situación
de inferioridad social y económica del trabajador agrícola, que en tiempos pasados se benefició escasamente de la prosperidad en la agricultura
y fué quien más sufrió de la crisis en ese sector de la economía.
Evolución de la población agrícola activa
El prolongado movimiento migratorio de la población rural a las
ciudades se aceleró particularmente en la segunda mitad del siglo xvín,
durante el período que definen en general los historiadores como « revolución industrial », es decir, en una época en que eran todavía muy
reducidas las cifras totales de la población, pese al rápido crecimiento
demográfico. En la primera mitad del siglo xix, la población agrícola
aumentó lentamente, mientras que la población total se duplicó,
y el Reino Unido ya era un país muy industrializado hacia 1851, fecha
en que solamente una cuarta parte de la cifra total de trabajadores
mayores de 20 años se encontraban ocupados en la agricultura, de
116
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
suerte que incluso hace ya un siglo la mano de obra agrícola se había
reducido a las cifras que actualmente caracterizan la estructura económica de los países desarrollados.
La reducción en cifras absolutas de los trabajadores agrícolas se
inició ya en época muy temprana, esto es, en el período de prosperidad de
la agricultura y de rápida expansión industrial de mediados del siglo xix.
A partir de 1875 —• fecha en que se experimentaron plenamente por primera vez los efectos de la competencia que ejercían los abastecimientos
alimenticios de ultramar — hasta 1940, la agricultura del Reino Unido
fué un sector económico en crisis, excepción hecha de un breve período
de properidad registrado durante la primera guerra mundial. En efecto,
en los últimos 25 años del siglo xix se redujo radicalmente la demanda
de mano de obra en la agricultura, descendiendo consecuentemente los
salarios, y las tierras labrantías se dedicaron al cultivo de pastos, en tanto
que la intensificación de la mecanización de la agricultura también
redujo las cifras de empleo. Sin embargo, se registraron algunas mejoras
con motivo del aumento de precios que tuvo lugar en los primeros años
del presente siglo, aunque en el período comprendido entre las dos últimas
guerras, es decir, el período llamado de agricultura de pastoreo, continuó
disminuyendo la superficie de tierras laborables y la tracción mecánica
fué gradualmente sustituyendo los aperos de tracción animal. Hasta
1940, el volumen total de la producción agrícola permaneció por debajo
del que existía en 18701.
Hasta la segunda guerra mundial continuaron disminuyendo las
cifras absolutas de los trabajadores agrícolas, mientras que proseguía
el rápido aumento de las cifras totales de la mano de obra. Hacia fines
del siglo pasado, la proporción de trabajadores agrícolas respecto de
los efectivos totales de la población activa se había reducido a un 9 por
ciento; en 1931, a un 6 por ciento, y en 1951, a un 5 por ciento. El
cuadro 36 muestra estos cambios.
Del cuadro 36 puede colegirse que el ritmo de disminución de las
cifras absolutas de la mano de obra agrícola entre 1881 y 1951 no fué
muy rápido; en efecto, estas cifras se redujeron en un 30 por ciento,
aproximadamente. Dado que la proporción de los efectivos totales de
mano de obra en la agricultura ya era reducida y que el número total
de trabajadores del país aumentó rápidamente durante el período de
referencia, los movimientos migratorios de las regiones rurales a los
centros urbanos no constituyeron una fuente importante de engrosamiento de los efectivos totales de mano de obra durante dicho período,
1
E . M. OJALA: Agriculture and Economic Progress (Oxford University Press,
Oxford, y Geoffrey Cumberledge, Londres, 1952), pág. 209.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
117
CUADRO 36. — REINO U N I D O :
DISTRIBUCIÓN D E LA POBLACIÓN ACTIVA POR R A M A D E ACTIVIDAD
ECONÓMICA (1881-1951)
(En millares)
Porcentaje
de la población activa
Población activa
Años
1881
1891
1901
1911
1921
1931
1951
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Agricultura
Industria
Servicios
Total
Agricultura
Industria
Servicios
1.638
1.582
1.358
1.550
1.381
1.258
1.116
6.372
7.176
7.185
9.023
9.142
9.717
11.086
4.785
5.888
6.851
7.269
8.236
9.919
10.281
12.795
14.646
15.394
17.84211
18.759
20.8941
22.4821
13
11
9
9
7
6
5
50
49
47
51
49
47
49
37
40
44
40
44
47
46
Fuente : « La población trabajadora del mundo », op. cit.
1
Excluidas « las personas que no se definen adecuadamente » o « las personas desempleadas », o
ambas categorías, y las « que tratan de colocarse por vez primera ».
y, por otra parte, el número de personas que abandonaron la agriculcultura fué demasiado insignificante como para influir sobre el nivel de
los salarios e ingresos en otras ocupaciones. Así, a pesar de que se considera al Reino Unido como el ejemplo clásico de país que se ha beneficiado por el éxodo rural como resultado del desplazamiento de trabajadores hacia ocupaciones más productivas, la influencia de los movimientos
migratorios del campo a las ciudades en el desarrollo económico del
país durante el pasado siglo ha sido mucho menos importante de lo que
pudiera suponerse, habida cuenta de la actual estructura profesional
concentrada en los centros urbanos. Por otra parte, al cambiar de profesiones, los trabajadores no han tropezado con las grandes dificultades
de adaptación que pueden surgir en función de las diferentes condiciones
demográficas, como ha ocurrido en Francia, país en donde el prolongado
proceso de declinación de una mano de obra agrícola relativamente más
importante, coincidiendo con una paralización casi absoluta del crecimiento demográfico, ha dado lugar a una reducción de los salarios y de
los ingresos en otras ocupaciones, especialmente en el sector de los
servicios, que presenta un exceso de personal.
A diferencia de Francia, el problema del éxodo rural en el Reino
Unido, en tanto que proceso migratorio a largo plazo, no ha consistido
en la dificultad para los trabajadores de colocarse en otras profesiones, a
pesar de que este problema se planteó en los primeros años de la década
1880-1890 y nuevamente durante los primeros años de la década 19301940. Efectivamente, el verdadero problema consistió en el método
utilizado para transferir esta mano de obra, y a pesar de que la reducción
118
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
de los trabajadores agrícolas fué un fenómeno necesario, dada la posición que ocupaba el Reino Unido como país exportador de equipo
industrial, el empeoramiento continuo de las condiciones de vida del
trabajador agrícola difícilmente se justifica como una necesidad ineludible del desarrollo económico. En ese sentido, los movimientos migratorios fueron beneficiosos porque constituyeron una solución relativa
del problema, aunque puede afirmarse que muchos de los factores que
contribuyeron al empeoramiento de los niveles de vida en las regiones
rurales se debían más bien a una negligencia en materia de política social
que al propio progreso económico.
Del millón de personas de ambos sexos ocupadas en la agricultura
en 1957, alrededor de 750.000 eran trabajadores y trabajadoras contractuales, estando constituido el resto por agricultores o miembros de sus
familias. La composición de la mano de obra agrícola del Reino Unido
se diferencia de la de los otros países incluidos en el presente capítulo
en que existe un predominio de trabajadores contractuales y en que las
trabajadoras desempeñan un papel poco importante. Durante los últimos
60 años, el número de agricultores ha permanecido casi inalterado y los
trabajadores contractuales han representado el elemento principal en
los movimientos migratorios.
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores
El principal factor que ha determinado los movimientos migratorios
en el período de 1875-1939 ha consistido en la reducción ininterrumpida
del número de empleos agrícolas, lo que dio por resultado la caída
vertical de los niveles de salarios en este sector de la economía en comparación con los salarios de la industria. Entre 1850 y 1938, las tasas
de los salarios agrícolas en el Reino Unido permanecieron estabilizadas
a un nivel que correspondía aproximadamente al 50 por ciento de los
salarios devengados en la industria, e incluso si se ajustan estas cifras
en función de las diferencias de precios entre las regiones rurales y los
centros urbanos, este dato comparativo no se altera mayormente *.
Durante el período comprendido entre las dos últimas guerras, pese a
que se aplicaron las disposiciones legislativas de 1924 relativas a los
salarios mínimos para los trabajadores agrícolas, fueron muy escasas
las mejoras que se registraron en las tasas de tales salarios.
Sin embargo, ésta no fué la única causa de los movimientos migratorios, pues también contribuyeron a ello las malas condiciones de la
1
J . R. BELLERBY: «Distribution of Farm Income in the United Kingdom, 18671938 », en Journal of Proceedings of the Agricultural Economics Society, vol. X,
num. 2, febrero de 1953, pág. 135.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
119
vivienda, la situación inestable del empleo, y la carencia de medios de previsión social 1 . Comparado con el trabajador urbano, el peón agrícola
del siglo xix estaba reducido a una situación de verdadera degradación
social.
Otra gran desventaja que tenía el trabajador agrícola — sobre la
que han insistido numerosos autores — era la imposibilidad en que se
encontraba de adquirir o arrendar una finca. A este respecto, uno de
los autores del Reino Unido más eminentes en la materia 2 consideró
incluso que « la falta de oportunidad para independizarse económicamente » fué una de las principales causas del éxodo rural. El principal
objeto de la ley de 1908 sobre pequeñas propiedades agrícolas, así como
de la legislación promulgada posteriormente, consistía en facilitar los
medios necesarios para que el trabajador agrícola pudiera adquirir una
de esta propiedades, y aunque algunos de estos trabajadores pudieron
acogerse a las disposiciones previstas en estas leyes, han sido en realidad
pocas las personas que se beneficiaron de esta medidas, habiendo constituido la falta de capital el principal obstáculo para iniciar las labores
agrícolas por cuenta propia.
Una de las principales consecuencias de la temprana reducción de
los efectivos de mano de obra agrícola en el Reino Unido se debe al
hecho de que este país posee una superficie más extensa de tierras laborables que cualquier otro país de Europa continental. Durante estos
últimos 70 años han sido escasos los cambios observados en la
distribución de las explotaciones agrícolas según su importancia 3 ,
distribución que en 1951 era la siguiente, excluidas las explotaciones
de menos de 5 acres : 5-49 acres, 53 por ciento ; 50-99 acres, 20 por ciento ;
100-299 acres, 23 por ciento, y 300 o más acres, 4 por ciento. Por otra
parte, se ha registrado un aumento de la proporción de explotaciones que
emplean mano de obra contractual. En la actualidad, el 60 por ciento
de todas las explotaciones agrícolas de Inglaterra y Gales no emplean
mano de obra de este tipo, y en el 46 por ciento de todas las fincas la
mano de obra la forman exclusivamente el agricultor y su esposa. Solamente el 5 por ciento de todas las explotaciones — cuya cifra se eleva
a 18.600—• emplean regularmente a 5 o más trabajadores. En consecuen1
Las condiciones que existían en Devonshire se resumieron en un informe oficial
de 1919 en la siguiente forma: « 1) Malas condiciones de vivienda; 2) duración
interminable del trabajo; 3) días de trabajo sin descanso; 4) salarios bajos; 5) mala
alimentación; 6) falta de calzado y ropa adecuados, y 7) desánimo de los trabajadores
para lograr mejores condiciones de vida. No parece que quepa esperar ningún cambio
para que el peón agrícola mejore de situación. » Citado por J. SAVILLE en Rural
Depopulation in England and Wales (Londres, 1957), pág. 201.
2
Sir Daniel Hall, citado por SAVILLE, op. cit., pág. 20.
3
J. R. RAEBURN : « Agricultural Production and Marketing », en The Structure of
British Industry, compilado por D. BURN (Cambridge University Press, Cambridge,
1958), pág. 3.
120
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
eia, únicamente un número reducido de trabajadores agrícolas de unas
pocas explotaciones tienen la posibilidad de mejorar su condición social.
Así, aproximadamente las tres cuartas partes de los agricultores del Reino
Unido son hijos también de agricultores, habiéndose calculado en fecha
reciente que solamente de una octava a una décima parte de dichos
agricultores habían sido antes asalariados *.
Causas de la reciente reducción de la población agrícola activa
Desde que comenzó la segunda guerra mundial se ha modificado
notablemente la situación económica de la agricultura del Reino Unido.
Por otra parte, durante el período comprendido entre las dos guerras
se concedió cierto tipo de ayuda a los agricultores en forma de garantías
de los precios de los productos agrícolas, algunos de los cuales fueron
controlados mediante juntas de comercialización de tales productos.
Sin embargo, fué poco importante la asistencia de tipo financiero
concedida, procediéndose, en cambio, a hacer extensivo el control del Gobierno, en virtud de la política de abastecimientos de tiempo de guerra, a
toda la producción de alimentos, para lo cual se establecieron las correspondientes garantías de precios de los mismos. Desde que terminó la
guerra se ha venido aplicando una política de expansión de la agricultura
con objeto de reducir la excesiva supeditación del país al abastecimiento
de productos alimenticios de ultramar, de constituir reservas de divisas
extranjeras destinadas a las importaciones consideradas de primera necesidad y de asegurar condiciones de vida más estables a todas las personas
que viven de la agricultura. La asistencia financiera a la agricultura
mediante subsidios y subvenciones representa en la actualidad aproximadamente el total neto de ingresos en ese sector de la economía.
Como resultado de esta política, la producción neta del período 1955-1956
ha aumentado en un 56 por ciento respecto de las cifras de preguerra,
de suerte que la agricultura del Reino Unido satisface ahora alrededor del
50 por ciento de las necesidades totales en concepto de productos alimenticios, a diferencia del 33 por ciento, aproximadamente, que se registró en el período comprendido entre las dos últimas guerras. Por otra
parte, se concede una asistencia especial a los « agricultores marginales »,
y en 1959 se ha instaurado una política de ayuda amplia a los pequeños
agricultores.
De 1939 a 1945 aumentó el número de trabajadores agrícolas, quizá
debido al hecho de que los trabajos en la agricultura constituían una
« ocupación privilegiada », es decir, los trabajadores dedicados a estas
1
G. P. HIRSCH: «Land and Labour», en Westminster Bank Review, agosto
de 1955.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
121
actividades quedaban exentos del servicio militar. Asimismo aumentaron
dichos efectivos por la contribución que prestaron la Woman's Land
Army y los prisioneros de guerra. A partir de 1945 disminuyeron las
cifras totales de trabajadores contractuales, si bien aumentó la de trabajadores empleados regularmente en la agricultura hasta 1949, fecha en
que nuevamente disminuyeron estos últimos. Desde 1948, la cifra total
de la población activa dedicada a la agricultura, silvicultura y pesca
(incluidos los propietarios y sus familias) ha disminuido en un 13 por
ciento, es decir, de 1.178.000 personas a 1.027.000 en 1957. Durante el
mismo período, el número de trabajadores asalariados disminuyó en
un 19 por ciento. El cuadro 37 muestra la evolución del número de trabajadores empleados en las explotaciones agrícolas entre 1939 y 1957.
C U A D R O 37. — REINO U N I D O :
TRABAJADORES EMPLEADOS E N LAS EXPLOTACIONES AGRÍCOLAS
SEGÚN EL CENSO A N U A L DEL MES D E J U N I O (1939-1957)
(En millares)
Trabajadores regulares
Ambos
sexos
1939
1945
1948
1949
1957
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
663,1
681,3
714,5
730,0
643,5 1
Hombres
59,18
57,24
62,47
64,46
55,24 l
Mujeres
71,3
109,0
89,8
85,4
91,1 !
Todas las categorías
(incluidos los trabajadores ocasionales)
Ambos
sexos
Hombres
Mujeres
803,5
981,4
931,6
934,0
751,3
682,1
753,5
763,6
779,5
618,8
121,5
227,9
168,0
154,4
132,3
Fuente: Estadísticas agrícolas del Reino Unido para 1958.
1
Incluidos los trabajadores regulares a tiempo parcial que hasta entonces figuraban solamente en
la rúbrica « Todas las categorías ».
Durante la segunda guerra mundial, los salarios agrícolas aumentaron verticalmente por primera vez respecto de los salarios industriales,
correspondiendo al 80 por ciento del nivel de estos últimos en 1946-1947.
Desde entonces, el promedio de ingresos de los trabajadores agrícolas
ha disminuido ligeramente respecto de los ingresos registrados en otras
ocupaciones.
Han discrepado en parte las opiniones en cuanto a las causas que han
determinado la disminución constante del número de trabajadores
agrícolas asalariados desde 1949, a pesar del nivel más elevado de los
salarios y del coeficiente más favorable de estos últimos. Este fenómeno
es atribuido por algunos especialistas a la intensificación de la mecanización de la agricultura. De confirmarse esta hipótesis, la reducción
ininterrumpida de la mano de obra agrícola no es más que un reajuste
122
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
necesario a la evolución de los métodos técnicos empleados en la agricultura. Otros especialistas en la materia han llamado la atención acerca de
las características que presenta dicha disminución de los efectivos de mano
de obra. Así, las deserciones que se observan en este sector de la economía
se limitan principalmente a los grupos de edad comprendidos entre los
20 y los 35 años, lo que indicaría que el exceso de trabajadores no constituye la principal causa de los movimientos migratorios, ya que es
precisamente a estos grupos de edad a los que recurrirían los agricultores
si la introducción de nuevos métodos técnicos los obligase a despedir
trabajadores.
El presente sistema de salarios indica asimismo que los niveles relativos de los mismos constituyen un importante factor a este respecto.
En efecto, los jóvenes trabajadores continúan dedicándose a actividades
agrícolas por la simple razón de que pueden devengar salarios ligeramente más elevados que en las industrias de transformación, en tanto
que puede decirse que el trabajador agrícola adulto que desee contraer
nupcias gana aproximadamente tres libras esterlinas menos que en un
empleo comparable en la industria 1.
Aunque la mecanización en la agricultura ejerce indudablemente
cierta influencia, todo parece indicar que el principal factor a este respecto continúa siendo el bajo nivel de ingresos, y en ese sentido tiene
mayor importancia que en el período de preguerra, dada la facilidad
con que los trabajadores encuentran otras ubicaciones en un período
de expansión del empleo.
En una reciente encuesta realizada en la parte occidental de Inglaterra
acerca de las causas que determinan los movimientos migratorios procedentes de la agricultura se concentró la atención directamente sobre las
personas más interesadas a este respecto 2. De esta suerte, se enviaron
cuestionarios a dos grupos de personas, constituido el primero por 609 ex
trabajadores agrícolas que habían cambiado recientemente de empleo,
y el segundo, por 772 trabajadores que continuaban dedicados a la agricultura. Al primer grupo se le solicitó que expusiera las razones que
habían motivado el cambio de empleo, mientras que al segundo grupo
1
« En octubre de 1954, el promedio de ingresos semanales de los jóvenes trabajadores de 15 a 18 años ascendía en la agricultura a 4 libras, 11 chelines y 7 peniques,
en comparación con el promedio de 4 libras, 3 chelines y 8 peniques registrado en
la industria. A diferencia de este baremo de salarios, el promedio de ingresos brutos
por semana de los trabajadores agrícolas adultos se elevaba en la misma fecha a
7 libras, 11 chelines y 10 peniques (incluida la remuneración en concepto de horas
extraordinarias, trabajo a la pieza, pluses, primas y otras indemnizaciones), mientras
que en las industrias de transformación ese mismo promedio se elevaba a 10 libras,
12 chelines y 3 peniques.» (HIRSCH: Land and Labour, op. cit.)
2
W. G. COWIE y A. K. GILES: An Inquiry into Reasons for « The Drift from the
Land », Selected Papers in Agricultural Economics (University of Bristol, Department
of Economics), vol. V, num. 3, diciembre de 1957.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
123
se le pidió que enumerara los motivos que determinaban su decisión
de continuar dedicándose en el futuro a las faenas agrícolas. Según los
resultados de la mencionada encuesta:
... entre las causas sobresalientes que actúan como estímulo para que los
trabajadores abandonen la tierra figuran los bajos salarios, la inestabilidad
de la duración del trabajo y el número excesivo de horas del mismo, las malas
condiciones laborales y el sistema tradicional de la vivienda del trabajador
agrícola supeditada a su empleo (tied cottage). Entre estos diversos motivos,
la mala remuneración representa casi el 50 por ciento del total de las causas
invocadas, y es, sin duda alguna, el motivo más importante que determina
los movimientos migratorios procedentes de la agricultura.
Las dos terceras partes de las personas del primer grupo declararon
que la principal causa del cambio de empleo eran los ingresos relativamente bajos que devengaban, combinado ello con la duración de la
semana de trabajo (47 horas como mínimo), así como la inseguridad
y la variabilidad de la jornada laboral. En los grupos de edad de 16 a
25 años y de 26 a 35 años estas causas eran relativamente más importantes que en otros grupos de edad más avanzada, aunque también en
ese caso eran los principales motivos. En sus respuestas a los cuestionarios, los trabajadores agrícolas de edad más avanzada concedían mayor
importancia a factores tales como la higiene y el exceso de mano de obra.
En el segundo grupo de personas, dos terceras partes de las mismas
invocaron los bajos salarios como la razón o una de las razones que
habían motivado el cambio de empleo. Por otra parte, son escasos los
movimientos migratorios que puedan atribuirse al exceso de trabajadores,
de forma que la mayor parte de las personas pertenecientes al primer
grupo de la encuesta habían abandonado la agricultura voluntariamente.
Aparte estos motivos principales, el sistema de « la vivienda supeditada al empleo » 1 , con las malas condiciones de alojamiento que
supone, era una de las causas sobre las que insistieron los jóvenes trabajadores que habían contraído nupcias recientemente, así como también
los trabajadores de edad más avanzada, cuyas respuestas ponían de
manifiesto un sentimiento de inseguridad producido por dicho sistema.
El deseo de mejorar los medios de enseñanza de los hijos constituía
también un factor de cierta importancia como posible motivo para cambiar de ocupación entre los trabajadores del segundo grupo.
En los resultados de la encuesta no se manifestó ningún género de
aversión por los trabajos agrícolas como tales. Por el contrario, gran
número de trabajadores pertenecientes al primer grupo declararon en
1
Se trata de viviendas de propiedad del agricultor que se alquilan por una suma
módica al trabajador agrícola durante el tiempo en que éste siga al servicio de ese
agricultor.
124
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
forma espontánea que preferirían dedicarse nuevamente a las actividades
agrícolas si encontraran en este sector empleos mejor remunerados.
Los trabajadores del segundo grupo invocaron como principales razones
para continuar en la agricultura el aire libre de que gozaban, la naturaleza del trabajo en sí mismo y la mecanización de las labores.
Por último, en la encuesta se llegó a las siguientes conclusiones:
... No cabe suponer en modo alguno que sean precisamente los trabajadores menos eficaces y calificados los que abandonen la agricultura o los que
consideren la posibilidad de renunciar a este tipo de labores si continúan
prevaleciendo las actuales condiciones. Por el contrario, puede afirmarse
justificadamente que son quizá las personas más emprendedoras y ambiciosas
las que se ven obligadas a abandonar el campo. Es posible que los bajos salarios provoquen una disminución conveniente de los efectivos de mano de obra,
aunque siempre a costa de prescindir de los trabajadores más calificados.
En este sentido, sería un tanto idealista e injustificado, a la luz de los resultados
obtenidos mediante esta encuesta, pretender que estas preocupaciones de
orden material ejercen una influencia determinante solamente en aquellos
trabajadores menos dotados o menos capaces de hacer frente a las crecientes
exigencias, desde el punto de vista de la competencia y adaptabilidad profesionales, de que es objeto el trabajador agrícola en general. Las ventajas
intangibles que proporcionan la vida y el trabajo en el campo, aunque no son en
modo alguno insignificantes, parecen desvanecerse rápidamente ante circunstancias materiales desfavorables1.
El que continúe el movimiento de mano de obra al ritmo actual
para colocarse en otras ocupaciones dependerá del volumen de las
oportunidades de empleo no agrícola. Así, en algunos distritos comenzó
a aumentar el desempleo ya en 1958, de suerte que algunos trabajadores
que habían abandonado la agricultura para colocarse en la industria
de la construcción trataban nuevamente de retornar al campo. Sin
embargo, en el supuesto de que continúen aumentando las oportunidades de empleo no agrícola, será necesario desplegar esfuerzos para
lograr que los trabajadores calificados permanezcan en el sector agrícola
y para estabilizar sus condiciones de empleo, con cuyo objeto será preciso
tratar de equiparar las condiciones de trabajo agrícola con las que
prevalecen en la industria por lo que se refiere a tres factores principales, es decir, el sistema de salarios, las condiciones de vivienda y
el sistema de pensiones.
El problema más agudo en la actualidad es el que se refiere al sistema
de salarios, y, en este aspecto, el Sindicato Nacional de Trabajadores Agrícolas ha tratado hasta la fecha de aumentar el salario mínimo legal, así
como de reducir la jornada de trabajo en interés de todos los trabajadores. Recientemente, dicha organización ha propuesto que la remuneración básica se establezca en función del nivel de productividad de la
1
COWIE y GILES, op. cit.,
pág.
105.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: EUROPA OCCIDENTAL
125
mano de obra en la agricultura. El promedio de ingresos en el sector
agrícola tiende a permanecer muy próximo al nivel del salario básico.
Por otra parte, actualmente se aplica en diferentes partes del país un
sistema, sin carácter oficial, de primas en concepto de competencia
profesional, variando la importancia de estos pluses de acuerdo con la
escasez local de mano de obra. No obstante, estas primas no constituyen
un incentivo suficiente para que los trabajadores permanezcan en la
agricultura, ya que no se conceden en forma sistemática u obligatoria.
Así, se considera, en consecuencia, que el establecimiento de un sistema
nacional de tasas de salarios más elevadas para la mano de obra calificada constituiría un estímulo para que los jóvenes trabajadores continúen dedicándose a las labores agrícolas, con lo cual se estabilizaría
la mano de obra y mejoraría su rendimiento. En el presente, como ya
quedó indicado, el sistema de salarios constituye un aliciente para que los
jóvenes trabajadores se incorporen a la agricultura, pero al mismo
tiempo los desalienta para permanecer en este sector de la economía,
de forma que el cambio de empleo da lugar a cierta pérdida de experiencia profesional. Como consecuencia de esto, la mano de obra agrícola
se compone, en forma desproporcionada, de trabajadores muy jóvenes
y de trabajadores de avanzada edad. Por otra parte, cuando la escasez
de mano de obra obligue a aumentar la concesión de primas de carácter
no oficial será quizá ya demasiado tarde para lograr un aumento de la
oferta de mano de obra calificada, y, además, la edad avanzada de los
trabajadores que permanezcan en el sector agrícola irá reduciendo su
rendimiento.
A pesar de que las condiciones de la vivienda en las aldeas ha mejorado notablemente estos últimos años como resultado de los programas
de edificación llevados a cabo por las autoridades locales, todavía algunos trabajadores agrícolas habitan las llamadas « viviendas supeditadas
al empleo ». Al abandonar o perder este empleo, los inquilinos de este
tipo de viviendas pueden ser objeto de desahucio legal, y pese a que esta
medida extrema se aplica excepcionalmente, esta inseguridad constituye
un gran inconveniente para los trabajadores, especialmente los casados
de cierta edad. El malestar a este respecto es perenne, debido principalmente a la situación de dependencia que crea el sistema y asimismo a
causa del pésimo estado de conservación en que se mantienen algunas
veces tales viviendas. El problema no es de fácil solución, ya que los
agricultores han de prever alojamiento permanente para algunos trabajadores, como, por ejemplo, los contramaestres de la explotación,
incluso en la actualidad, en que el recurso al velomotor permite que los
trabajadores residan a cierta distancia de su lugar de trabajo. Recientemente, el Sindicato Nacional de Trabajadores Agrícolas ha estudiado una
126
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
serie de proposiciones para enmendar la legislación agrícola, según la
cual las viviendas destinadas al personal agrícola habrán de registrarse
cerca de las autoridades locales, las que por su parte habrán de estar
obligadas a hallar otro alojamiento para los inquilinos antes de que el
derecho de propiedad del agricultor pueda establecerse legalmente.
Entre otras propuestas para coordinar en mayor medida las condiciones de trabajo en la agricultura con las que prevalecen en otras industrias básicas, cabe mencionar el establecimiento de las cajas de retiro.
En la actualidad, el trabajador agrícola, después de toda una vida dedicada a la agricultura, sólo puede esperar beneficiarse del sistema estatal
de pensiones de vejez, en tanto que el trabajador perteneciente a otras
industrias básicas puede contar asimismo con las prestaciones de un
sistema de cajas de retiro instituido por su industria.
CAPÍTULO IV
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS :
CONCLUSIONES
RASGOS ECONÓMICOS Y SOCIALES DEL DESPLAZAMIENTO
DE LOS TRABAJADORES
De los estudios que hemos efectuado de las condiciones en que se
está realizando el éxito rural en algunos de los países económicamente
adelantados, surgen ciertas características similares. En primer lugar, se
hace aparente que hay una fuerte similitud en las causas fundamentales
del movimiento en el período que corre desde el término de la segunda
guerra mundial (y también, con algunas variaciones, en el período que
va desde 1939). El impulso registrado en la expansión del mercado del
empleo ha sido el factor decisivo en la cristalización del movimiento. En
todos estos países, con una sola excepción, el porcentaje de desempleados
ha sido mucho menor que el registrado en la década 1930-1940; en la
mayoría de ellos se ha mantenido el pleno empleo 1 .
La influencia de los salarios relativos agrícolas sobre la migración es
menor, ya que uno de los objetivos de la política agraria de los gobiernos
ha sido elevar los ingresos procedentes de la agricultura. Entre las dos
guerras mundiales, la principal preocupación de los gobiernos fué, por
lo general, mantener constante el volumen del empleo en la agricultura;
para ello intentaron garantizar en el mercado interior precios superiores
a los del mercado mundial, merced a tarifas aduaneras y otras restricciones a la importación. Últimamente la política gubernamental se ha
preocupado de aumentar la producción, las inversiones y los ingresos
agrícolas.
Gracias a las medidas adoptadas por las autoridades y al mayor
rendimiento obtenido, los ingresos relativos de los trabajadores agrícolas
en la mayor parte de los países avanzados son superiores a los que perci1
La excepción es Italia; las cifras del desempleo muestran una proporción del
9 por ciento en el periodo 1950-1957, comparado con un 5 por ciento en 1937. La
proporción de desempleo en 1950-1957, aunque inferior a la del período que medió
entre las dos guerras, se ha mantenido bastante alta en Dinamarca, donde llega al 10 por
ciento de la fuerza del trabajo, y también en Canadá, donde va del 5,5 al 11,8 por
ciento del número de trabajadores protegidos por el seguro obligatorio de desempleo.
128
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
bían durante el periodo comprendido entre las dos guerras. En el Reino
Unido, Dinamarca y los Países Bajos el promedio de ingresos por trabajador es aproximadamente el mismo en la agricultura que en los otros
sectores de la economía. Sin embargo, en la mayoría de los países, entre
los que figuran Estados Unidos, Canadá, Francia y Suecia, la equivalencia no ha sido alcanzada, aun cuando los ingresos relativos sean ahora
más altos que entre las dos guerras.
Es difícil determinar hasta qué punto la protección estatal de los precios e ingresos agrícolas frena el éxodo rural, porque en todos los países
estudiados en este capítulo la migración se compone principalmente de
trabajadores contractuales y trabajadores familiares y la política proteccionista del Estado influye menos directamente sobre sus ingresos que
sobre los de los agricultores independientes. La reducción de los efectivos
de la mano de obra agrícola ha sido más rápida en Suecia y en Canadá,
países donde el Estado ayuda a los agricultores mediante su política de
protección de precios y de subvenciones. En Estados Unidos y Dinamarca los efectivos de la mano de obra agrícola han disminuido aproximadamente al mismo ritmo, aunque en el primer país los agricultores
reciben una ayuda financiera considerable y en el segundo ninguna.
Por lo tanto, resulta difícil distinguir los efectos que pueda tener sobre
las migraciones la política oficial de precios y de ingresos, de los restantes
factores mencionados, ya que la elevación del nivel de salarios para las
profesiones no agrícolas puede aumentar las diferencias de ingresos y
acelerar el ritmo de los movimientos de mano de obra, incluso si para los
ingresos agrícolas se fija un nivel más alto que el que podrían alcanzar
sin la protección de precios u otras medidas estatales.
Aumento de la productividad
La reducción de los efectivos de la mano de obra agrícola registrada
durante los últimos 20 años ha ido acompañada de un aumento de la producción agrícola y, por consiguiente, de un rápido crecimiento de la
productividad del trabajo, mucho más rápido en América del Norte que
en Europa occidental. Desde el período de preguerra, la producción por
trabajador se ha duplicado en Estados Unidos y Canadá y la producción
total ha aumentado un 50 por ciento, y sin embargo, el número de trabajadores agrícolas ha disminuido un 24 por ciento en el primer país y un
30 por ciento en el segundo. En Europa occidental, el incremento de la
productividad del trabajo ha sido menos espectacular que en América
del Norte; el fenómeno, empero, ha alcanzado proporciones considerables : la producción agrícola ha aumentado un 25 por ciento, y sin embargo,
los efectivos de mano de obra han disminuido en igual proporción.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES
129
De todos modos, no existe una relación general entre la reducción
de los efectivos de mano de obra agrícola, bien sea a largo o a corto
plazo, y el nivel actual de productividad del trabajo en la agricultura.
En Dinamarca y en los Países Bajos, donde el grado de productividad del
trabajo es elevado, los efectivos de mano de obra aumentaron lentamente
hasta 1930 y luego hasta 1947, para disminuir después de la segunda
guerra mundial, rápidamente en el primer caso y lentamente en el segundo. En Francia, por el contrario, la productividad del trabajo en la
agricultura ha disminuido regularmente durante un largo período, y
después ha continuado haciéndolo más lentamente desde la segunda
guerra mundial. Suecia, donde la reducción ha sido superior al promedio
registrado en Europa occidental, ha conocido un aumento muy rápido
de la producción agrícola por hora-hombre; en este caso, la relación
entre el índice de ambos fenómenos resulta evidente.
La razón que explica la falta de correspondencia general entre el
ritmo de disminución de los efectivos de mano de obra y el nivel de la
productividad del trabajo es la siguiente : el incremento de la producción
per capita depende principalmente del volumen de las inversiones en la
agricultura, y dicho volumen no ha aumentado en la misma proporción
en todos los países, al mismo tiempo que en ellos disminuía el número
de trabajadores agrícolas. La mecanización ha sido un factor importante
que ha contribuido a reducir la demanda de trabajadores agrícolas
durante los últimos años. En Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido,
su influencia fué notable entre las dos guerras mundiales; sus efectos se
han hecho sentir también desde la última postguerra en los países de
Europa occidental, que en su mayor parte han realizado rápidos progresos en lo que se refiere a la mecanización. Es difícil determinar si la
substitución del hombre por las máquinas se ha debido al deseo de reducir el costo de la mano de obra o si la mecanización del campo ha sido
la consecuencia del éxodo rural; de todos modos, la utilización de máquinas implica una reducción de la demanda de mano de obra e impide así
el aumento de las tasas de salarios de los trabajadores no calificados.
Los efectos más notables de la mecanización sobre las condiciones de
empleo se han registrado en Canadá, donde se estima que la utilización
de máquinas ha dado al empleo de mano de obra asalariada un carácter
menos estable y más pasajero.
Ingresos y salarios
Parece natural que la reducción del volumen de la mano de obra
agrícola implique un aumento de los ingresos y de los salarios; sin
embargo, los estudios comparativos en escala internacional sobre los
130
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
países analizados en esta sección no permiten apreciar fácilmente tales
efectos. Dinamarca constituye la excepción, ya que si sus ingresos agrícolas han alcanzado el mismo nivel que los ingresos no agrícolas, esto se
debe sin duda a la rápida reducción del número de trabajadores rurales,
pues en este país el Estado no protege los precios ni los ingresos agrícolas.
Indudablemente, la creciente escasez de mano de obra rural ha provocado a la larga un alza de los salarios agrícolas. Sin embargo, al parecer
apenas existe relación entre la variación de los salarios reales registrada
durante los últimos años y el ritmo al que han disminuido los efectivos
de mano de obra agrícola o ha aumentado la productividad. Como puede
apreciarse en el cuadro 38, en Canadá y en Estados Unidos, países donde
los efectivos de mano de obra han disminuido bruscamente, los salarios
reales han aumentado muy poco durante los últimos años, pero han
mejorado notablemente en otros países donde el número de trabajadores
agrícolas ha disminuido en menores proporciones. Los escasos aumentos
registrados en Estados Unidos y Canadá pueden explicarse tal vez
por el hecho de que los campesinos, insuficientemente organizados,
no han podido realizar negociaciones colectivas eficaces, y por la
falta de un organismo estatal encargado de fijar los salarios mínimos
en la agricultura.
CUADRO 38. — VARIACIONES DE LA POBLACIÓN
AGRÍCOLA ACTIVA, DE LA PRODUCCIÓN Y DE LOS SALARIOS REALES
EN LA AGRICULTURA DE VARIOS PAÍSES ECONÓMICAMENTE
ADELANTADOS (1948-1957)
(Porcentajes)
Países
Alemania (Rep. Fed.) . .
Estados Unidos
Francia
Italia
Noruega
Países Bajos
Reino Unido
Disminución
de la población
agrícola activa
14
321
17
22
(Menos de 10)
15-20
18
10-12 !
13
28
Aumento
de la producción
agrícola
21
14
11
11
18
24
6
11
6
—5
Aumento
de los salarios
reales
81
10
17
11
48
6
17
24
11
40
Fuentes: Los datos sobre la mano de obra se han obtenido de las secciones precedentes; las cifras
de producción agrícola han sido tomadas de ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNJDAS PARA LA AGRI-
CULTURA Y LA ALIMENTACIÓN: El estado mundial de la agricultura y la alimentación, 1958 (Roma, 1958),
pág. 16, y las cifras de salarios se han tomado de « Los salarios en la agricultura de 1948 a 1957 », publicado en Revista Internacional del Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. LX, núm. 5, noviembre de 1959,
págs. 496 y siguientes.
1
Cifras basadas en el volumen del trabajo efectuado.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES
131
La población agrícola activa en proceso de transformación
Modificación de su volumen.
A pesar del largo período durante el cual han disminuido los efectivos
de mano de obra y de su rápida reducción en época reciente, existen
razones para creer que la agricultura emplea un número excesivo de
trabajadores en algunos de los países objeto de estudio; conclusión a la
que se llega si se tienen en cuenta las necesidades futuras de mano de
obra y el actual nivel de los ingresos agrícolas. En realidad, los efectivos
de mano de obra disminuirán aún, debido a la elevada proporción de
personas de edad avanzada con que cuenta la población agrícola; esta
evolución permitirá, en cierto modo, adaptar sus efectivos a las necesidades futuras de la agricultura, pero no influirá sobre el actual nivel de
ingresos.
Se estima que en los seis países que forman la Comunidad Económica Europea (República Federal de Alemania, Bélgica, Francia, Italia,
Luxemburgo y Países Bajos), las necesidades de mano de obra en la
agricultura, dentro de los quince años comprendidos entre 1956 y 1971,
disminuirán en un 25 por ciento, lo que significa que entonces habrá
tres millones menos de trabajadores agrícolas y que el 50 por ciento de
los jóvenes que tenían menos de 14 años en 1956 habrán de buscar un
empleo no agrícola. Los efectivos de mano de obra rural disminuyen
actualmente a un ritmo demasiado lento para que, habida cuenta de las
necesidades futuras, sean absorbidos todos por la agricultura; además,
los jóvenes trabajadores se dedican a las faenas agrícolas durante algunos
años y por lo general se deciden demasiado tarde a cambiar de ocupación
y a adquirir una nueva formación, lo que supone un desperdicio de valores
sociales 1.
La reducción global de los efectivos de mano de obra podrá provocar
ciertas dificultades ; ello dependerá del volumen del empleo en los sectores
no agrícolas. Si dicho volumen disminuye en forma notable, los trabajadores que hayan abandonado la agricultura tratarán de volver a encontrar un empleo en dicha actividad ; pero como el progreso técnico reduce
siempre las necesidades de mano de obra, lo más probable es que no
encuentren ocupaciones libres en las explotaciones rurales. De ahí que
el mantenimiento del pleno empleo sea una condición esencial para la
absorción del excedente de mano de obra agrícola en los otros sectores
de la actividad económica.
1
A. MARIS : « The Efflux of Labour from Agriculture in Europe », en Rural
Migration, Papers and Discussions, primer Congreso de la Sociedad Europea de
Sociología Rural, Bruselas-Lovaina, 1958 (mimeografiado), págs. 48-57.
132
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Desde el punto de vista de los ingresos agrícolas, el volumen de la
mano de obra rural plantea un problema más grave e inmediato, ya que
la política agraria se inspira en nuevos principios desde la segunda
guerra mundial. Algunos de los países objeto de estudio tratan de
garantizar a los agricultores ingresos equivalentes a los de los demás
trabajadores. En Estados Unidos, la política del Gobierno mantiene
constantemente una relación de precios entre los productos industriales
y agrícolas. En Suecia, Noruega, la República Federal de Alemania y los
Países Bajos se trata de garantizar a los agricultores ingresos de acuerdo
con unas normas fijas, con objeto de que su nivel sea equivalente al de los
trabajadores empleados en actividades comparables. Meta que, paulatinamente, va siendo alcanzanda.
La equivalencia entre los ingresos de los trabajadores agrícolas y los
de los restantes trabajadores puede alcanzarse aumentando la productividad en la agricultura o imponiendo nuevas cargas a los consumidores
y contribuyentes. Si de lo que se trata es de equiparar el nivel de los ingresos de todos los trabajadores, habrá que evitar a toda costa que las
medidas que se adopten a esos fines sean contraproducentes y contribuyan a mantener un número elevado de trabajadores agrícolas
innecesarios para la explotación de la tierra. En realidad, si éste fuera el
caso, el mantenimiento de la producción agrícola a un ritmo constante
resultaría demasiado costoso ; si la productividad en la agricultura fuese
más elevada y la población rural menos densa, el volumen de la producción agrícola podría ser mantenido con menor costo, y además los
ingresos agrícolas se acercarían más al nivel de equivalencia. Esta
cuestión se agrava durante los períodos en que se acumulan excedentes
de productos alimenticios, pues entonces, a medida que los precios
descienden en el mercado mundial, resulta más costoso mantener los
ingresos agrícolas al nivel equivalente, y además, porque al disminuir la
producción de alimentos hay que reducir los efectivos de la mano de
obra agrícola.
Ésta es la forma en que se plantean actualmente los problemas relativos a los efectivos de la mano de obra agrícola en Estados Unidos y en
Francia. Algunos de los economistas más destacados de Estados Unidos
estiman que el rápido aumento de la productividad del trabajo en la
agricultura impone una reducción tajante de los efectivos de mano de
obra empleados en la agricultura del país. En Francia se piensa que el
número de trabajadores agrícolas es demasiado grande si se tiene en
cuenta el ritmo del progreso técnico y las posibilidades de expansión del
mercado. La superproducción de artículos alimenticios exige, basándose
en el nivel actual de ingresos, una reducción de los efectivos de mano de
obra agrícola. En otros países el problema se complica porque la pro-
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES
133
ductividad varía considerablemente según las regiones y los ingresos
agrícolas.
En Italia, los efectivos de la mano de obra plantean un problema
inmediato: son demasiado numerosos en relación con las necesidades
actuales. Aunque los ingresos y los salarios son más bajos y el subempieo
menos grave en el Norte que en el Sur, la pobreza que existe en una parte
de Italia influye sobre toda la economía del país. La política del Gobierno
trata de aumentar el volumen del empleo con objeto de reducir expresamente el número de trabajadores rurales; el Plan Vanoni (1954-1964)
prevé el traslado de un millón de personas de la agricultura a la industria
y al sector terciario gracias a la creación de nuevos empleos.
Fluctuaciones en su composición.
La reducción de los efectivos de mano de obra agrícola ha sido
acompañada de una modificación de su composición. La proporción de
agricultores y trabajadores familiares es mayor que la de los asalariados,
quienes emigran con mayor facilidad. El trabajo realizado en las explotaciones corre a cargo principalmente de las familias campesinas.
Los agricultores representan en todos los países la categoría más
estable de la mano de obra rural, aunque tienen, sin embargo, mayor movilidad en Estados Unidos y Canadá, y durante los últimos años han
abandonado el campo casi al mismo ritmo que los restantes trabajadores
agrícolas. El número de explotaciones ha disminuido, pero ha aumentado
su superficie media. En Europa occidental, por el contrario, los agricultores continúan muy arraigados a la tierra, constituyen una categoría
cuyos efectivos apenas varían. En Dinamarca había más agricultores en
1950 que en 1910, aun cuando entre 1930 y 1950 se registró una ligera
disminución de sus efectivos. En Suecia el número de agricultores
desciende rápidamente, lo que se espera redunde en un aumento de la
superficie media de las explotaciones.
Si se examinan las tendencias que presenta la evolución del éxodo rural
durante un largo período, se advierte que el número de asalariados ha
disminuido más rápidamente que el conjunto de la mano de obra en los
países de Europa occidental; en Estados Unidos y Canadá, sin embargo,
la disminución de los efectivos totales de mano de obra agrícola y la de
los de esta categoría se ha producido al mismo ritmo. En general, la
movilidad profesional de los trabajadores familiares ha aumentado
durante los últimos años.
Estas tendencias han sido acompañadas de un cambio en la composición por grupos de edad de la población agrícola activa.
La mayor movilidad de los jóvenes trabajadores ha provocado, en
la mayor parte de los países objeto de estudio, un envejecimiento de la
134
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
población agrícola. En determinadas regiones de Francia, esto se explica
por el bajo índice de natalidad de la población rural. Resulta difícil calcular cuáles podrán ser las consecuencias de este fenómeno. Pero cabe
pensar, si se tiene en cuenta la edad media de los agricultores, cada vez
más avanzada, que la productividad del trabajo decrecerá y que el progreso técnico se hará más lento, lo que podrá incluso impedir a los trabajadores agrícolas adquirir nuevos conocimientos.
Se dispone de evaluaciones estadísticas, basadas en la estructura
actual de edades, sobre la probable evolución de la mano de obra agrícola
en Francia. Estos cálculos demuestran que en los diez o veinte próximos
años el envejecimiento de la población rural implicará, independientemente de las migraciones, una disminución de sus efectivos, y que el
ritmo de dicha disminución aumentará más tarde. Probablemente, en los
restantes países se producirán cambios similares.
Cambios en su estructura profesional.
Varios de los países que se estudian se distinguen especialmente por el
nuevo tipo de relaciones que en ellos se han establecido entre las ciudades
y el campo Actualmente es mucho más frecuente que los agricultores
ejecuten trabajos a tiempo parcial fuera de sus explotaciones o combinen
la agricultura — a la que no dedican más que una parte de su tiempo —
con otras ocupaciones. En algunos casos, esta estructura profesional
heterogénea no es un fenómeno nuevo, especialmente en las explotaciones agrícolas y forestales de Noruega y Suecia y en el Sur de Alemania,
donde desde hace mucho tiempo los agricultores trabajan también en la
industria. De todos modos, en estos países cada vez es más frecuente que
los agricultores tengan otro empleo complementario. Las estadísticas
disponibles sobre Estados Unidos permiten apreciar con exactitud el
incremento de las actividades agrícolas a tiempo parcial. En efecto, basta
con analizar la reciente evolución de los ingresos de los agricultores
y comparar de un año a otro la proporción que representa el producto
del trabajo ejecutado fuera de sus explotaciones. Resulta sorprendente
comprobar que el total de ingresos no agrícolas es casi igual al total
neto de los ingresos agrícolas. Aun cuando no se dispone de datos al
respecto, al parecer en otros de los países objeto de estudio se producen
fenómenos similares.
Esto quiere decir que el éxodo rural no implica ya necesariamente que
los trabajadores abandonen sus pueblos y explotaciones para dirigirse
a las ciudades o a las fábricas, aun cuando tales cambios sigan produciéndose entre los asalariados. Los agricultores y sus familias se establecen más comúnmente, sea de manera permanente o temporal, a mitad
de camino entre el campo y las aglomeraciones urbanas.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES
135
El principal motivo que impulsa a los trabajadores rurales a combinar diversos empleos es, ante todo, la necesidad de completar los ingresos
que les proporciona la agricultura. Esta doble actividad depende principalmente de la existencia de medios de transporte motorizados que les
permitan aumentar su movilidad física y profesional y faciliten el alojamiento de los obreros de las ciudades en el campo o en los pueblos y el
trabajo a tiempo parcial o temporal de los campesinos en las ciudades
vecinas. La descentralización industrial y la mecanización de la agricultura favorecen dicho fenómeno, ya que la reparación y conservación de
las máquinas crean nuevas posibilidades de empleo en el campo. La inseguridad que ofrece el empleo en las ciudades y el recuerdo de las épocas
de racionamiento en Europa occidental explican el deseo de ciertas personas de conservar determinados contactos con el campo.
Es difícil calcular la importancia que puede tener, desde el punto de
vista económico, esta creciente heterogeneidad profesional. Al parecer,
es una de las condiciones para lograr el equilibrio entre los ingresos en
los países avanzados, donde los transportes y servicios están muy bien
organizados, pero los ingresos medios per capita — aunque de elevado
nivel genera] — son mucho más bajos en la agricultura que en los restantes
sectores de la actividad económica, como sucede especialmente en
Estados Unidos, la República Federal de Alemania, Noruega y Suecia,
países en que los ingresos agrícolas son inferiores aproximadamente
en un 50 por ciento a los de las otras ocupaciones.
Es dudoso que la combinación de la agricultura con otras ocupaciones aumente el rendimiento de las explotaciones. Es significativo a
este respecto que en Dinamarca, país caracterizado por la elevada productividad del trabajo en la agricultura y por la necesidad de mantener
un volumen constante de mano de obra durante todo el año, casi no
existan las actividades agrícolas a tiempo parcial. Probablemente no
disminuya el rendimiento cuando la agricultura se combina con actividades afines tales como la silvicultura, en cuyo caso aumenta la estabilidad del empleo. Incluso en Noruega y Suecia, donde la asociación de
dichas actividades es tradicional, es dudoso que la agricultura pueda
compaginarse con el empleo en la industria, debido a las modernas condiciones de trabajo. En la República Federal de Alemania, que sigue la
política de estimular a la población rural para que trabaje en la industria
sin abandonar su residencia campestre o incluso su explotación agrícola,
se ha comprobado que esta doble actividad profesional sólo da buenos
resultados si la explotación es verdaderamente pequeña.
El número de personas que trabajan en las ciudades, pero que viven
en el campo y que se desplazan diariamente, en consecuencia, ha aumentado también durante los últimos años. Esta solución tiene dos ventajas :
136
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
permite a los trabajadores continuar residiendo en sus comunidades de
origen y evita la despoblación de las zonas rurales 1. Ahora bien, cuando
el trayecto es largo, estos desplazamientos suponen a veces una pérdida
considerable de tiempo y energías 2.
En Estados Unidos y Canadá (así como en Australia) se ha producido
un nuevo tipo de relación urbano-rural: los agricultores tienden.a planear
los trabajos en sus explotaciones desde las ciudades. Este nuevo tipo de
relación — impuesto, sin duda, por el aislamiento de las zonas rurales —
predomina en las regiones altamente mecanizadas donde se practica el
cultivo de cereales en forma estacional.
ASPECTOS DIFERENCIALES DEL DESPLAZAMIENTO DE LOS TRABAJADORES
Una vez examinadas las semejanzas generales que presentan, en los
países objeto de estudio, las causas y los efectos de la migración de la
mano de obra agrícola, pueden abordarse los problemas que caracterizan
a la época actual. Dichos problemas, de distinto planteamiento y diferentes repercusiones, tienen mayor o menor importancia según los casos,
pero, sea de una manera o de otra, se presentan en la mayor parte de los
países objeto de estudio (así como en otros que por falta de espacio no
han sido incluidos en esta sección) y están en relación con los distintos
aspectos de la migración.
Como se ha demostrado en los estudios que preceden, los contrastes
más notables entre el ritmo de las migraciones son : en primer lugar, el
elevado índice de movilidad que presenta la categoría de los asalariados,
si se tiene en cuenta la disminución de sus efectivos a largo plazo; el
bajo índice de movilidad de la categoría de agricultores, especialmente
de aquellos cuyo rendimiento es menor, y el índice superior de movilidad
de la categoría de jóvenes comparado con el que corresponde a otras
generaciones. Todos estos fenómenos, en conjunto, pueden dar lugar a la
despoblación rural.
Situación de los trabajadores
asalariados
Este estudio demuestra que la situación de los asalariados agrícolas
ha mejorado sin duda alguna desde la segunda guerra mundial, pero que
todavía no es suficientemente satisfactoria. Los salarios agrícolas han
aumentado, por lo general, en relación con los salarios pagados en los
restantes sectores, aunque en la mayoría de los casos el aumento no ha
1
M. CÉPÈDE: « La sociologie rurale et les problèmes actuels des migrations », en
Rural Migration, Papers and Discussions, op. cit., pág. 33.
2
H. HOURANT: «Les déplacements journaliers et l'aménagement du territoire»,
ibid., pág. 345.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES
137
tenido la misma proporción que el de los ingresos de los agricultores en
relación con los ingresos de las restantes ocupaciones. El cuadro 39
muestra en forma comparativa los incrementos de salarios en la agricultura y el promedio de ingresos en las industrias manufactureras.
C U A D R O 39. — Í N D I C E D E LOS SALARIOS E N L A AGRICULTURA Y
D E LAS GANANCIAS MEDIAS EN LAS INDUSTRIAS M A N U F A C T U R E R A S
EN 1957 E N VARIOS PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS
(Base : 1948 = 100)
Países
Alemania (Rep. Fed.)
Canadá
Dinamarca
Estados Unidos
Italia
Países Bajos
Reino Unido
Suecia
Salarios
en la agricultura
Ganancia media
en las industrias
manufactureras
208
138
166
130
260
139
178
186
167
206
203
175
176
153
249
154
184
179
177
209
Fuente: « Los salarios en la agricultura de 1948 a 1957 », loe. cit.
Al parecer, en algunos países (República Federal de Alemania,
Francia, Noruega, Países Bajos y Suecia) los salarios agrícolas han
aumentado en grado igual — si no mayor — que los salarios en la
industria manufacturera; en Dinamarca y en el Reino Unido el aumento
ha sido algo menor; en Estados Unidos y Canadá ha sido muy inferior.
El cuadro 40 permite comparar los salarios agrícolas y los emolumentos de los trabajadores urbanos de la edificación en los países sobre
los que existen estadísticas al respecto.
Se observará que las diferencias de salario son poco importantes en
los países europeos y muy marcadas, por el contrario, en Canadá y
Estados Unidos. Los salarios agrícolas sólo representan el 60 por ciento
de los salarios en la edificación en el primer país y el 47 por ciento en el
segundo.
Si se comparan con los trabajadores empleados en otros sectores de
actividad, los asalariados agrícolas perciben salarios menos elevados
y además sufren desventajas peculiares: la duración del trabajo es más
larga e irregular 1 . Las largas jornadas de trabajo son un factor muy
1
Véase « La reglamentación de la duración del trabajo en la agricultura », en
Revista Internacional del Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. LVTI, núm. 6, junio de 1958,
pág. 623.
138
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 40. — SALARIOS DE LOS TRABAJADORES AGRÍCOLAS
Y DE LOS TRABAJADORES URBANOS DE LA EDIFICACIÓN EN 1957
EN VARIOS PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS
Países
Canadá
Dinamarca
Estados Unidos . . .
Noruega
Reino Unido . . . .
Suecia
Unidad
monetaria
Dólares
Coronas
Dólares
Coronas
Chel., pen.
Coronas
Salario diano
en la.
agricultura
Salario agrícola
Salario diario en porcentaje de
en la edificación los sueldos en
la construcción
urbana
6,90
26,93
5,80
31,26
150 O 1
3,54 2
11,52
32,32
12,40
32,20l
174 3 2
4,27
600
83
47
94
86
83
Fuente: « Los salarios en la agricultura de 1948 a 1957 », loe. cil.
1
Salario semanal. ' Salario por hora.
importante entre los que incitan a los familiares del agricultor a buscar
otros empleos. Además, la jornada resulta mucho más larga cuando los
trabajadores tienen que efectuar largos viajes hasta el lugar de trabajo,
como ocurre con los empleados en las grandes explotaciones. En el Sur de
Italia, por ejemplo, algunos trabajadores agrícolas tardan cinco horas
cada día en ir desde sus pueblos hasta el lugar de trabajo y volver después.
Por lo general, la vivienda de los trabajadores rurales deja mucho que
desear. En algunos países los empleadores alojan a los trabajadores, pero
este sistema no suele ser satisfactorio, porque liga al trabajador al empleo.
Los cambios que se han producido en la composición de la mano de
obra agrícola en Alemania Occidental permiten apreciar la importancia
que tiene el problema de la vivienda : el número de trabajadores solteros
alojados en las explotaciones es el que más ha disminuido.
Los regímenes de seguridad social — prestaciones de enfermedad y
de desempleo, vacaciones pagadas, retiro — no se aplican siempre a los
trabajadores agrícolas. Éste es el mayor inconveniente con que se enfrentan los asalariados, aunque es posible que los trabajadores familiares
emigren debido a la mayor seguridad que ofrecen los empleos en las
ciudades.
Cabe preguntarse si es conveniente la migración de los trabajadores
contractuales cuando obedece a estas condiciones desfavorables. Lo más
probable es que los peones agrícolas encuentren menos posibilidades de
empleo y que la demanda de trabajadores calificados aumente. La
estructura de los salarios, las condiciones de vivienda y los servicios de
formación profesional en la agricultura de nuestros días no responden
a las exigencias modernas. Es más: si esta situación adversa no mejora,
las desventajas sociales existentes en las comunidades rurales se agravarán.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES
139
Inmovilidad de los agricultores de bajos ingresos
En algunos de los países objeto de este estudio los excedentes de
mano de obra se concentran en determinadas categorías de explotaciones
rurales de productividad muy inferior a la media. Los trabajadores pueden estar subempleados o empleados en condiciones tales que impidan
el incremento de la productividad, como ocurre, por ejemplo, en las
pequeñas explotaciones que utilizan la tracción animal. La pequeña
extensión de las explotaciones, su aislamiento, la pobreza del suelo, la
falta de capital son causas que se combinan con frecuencia y explican
los malos resultados obtenidos.
En Estados Unidos, las diferencias de productividad son muy grandes
entre las pequeñas explotaciones y las restantes. En Francia, las diferencias tienen principalmente un carácter regional, aunque también se observan entre las empresas familiares y las grandes explotaciones comerciales. En Italia, los contrastes regionales son aun mayores ; la existencia
de grandes latifundios en el Sur no hace más que agravar las condiciones
naturales de por sí desfavorables. En la República Federal de Alemania,
en Noruega, en los Países Bajos y en Suecia el rendimiento del trabajo
es algo inferior en las pequeñas explotaciones familiares, comparado con
las grandes, aunque las diferencias registradas son menores que las
grandes variaciones características de la economía agrícola de Estados
Unidos, Francia e Italia. En el Reino Unido se plantea el problema de
las explotaciones marginales establecidas en suelo pobre y demasiado
pequeñas para producir ingresos equivalentes a los que reciben los peones
agrícolas y un rendimiento adecuado por el capital invertido.
La rápida disminución de los efectivos de mano de obra agrícola
registrada durante los últimos años no ha permitido reducir las diferencias de productividad, ya que los agricultores cuyo trabajo es menos
eficaz no son absorbidos en número suficiente por los restantes sectores
de la economía. En realidad, estas diferencias parecen aumentar aún
como consecuencia de los efectos conjugados de la pobreza y de la prosperidad de las distintas explotaciones. Las estadísticas que muestran
el aumento global de la productividad del trabajo en los distintos Estados
ocultan el hecho de que el aumento ha sido mucho más rápido en las
explotaciones bien organizadas que en las pobres, porque es obvio que
los agricultores más ricos, establecidos en tierras fértiles y con habilidad
para dirigir sus empresas son quienes obtienen créditos con mayor facilidad o invierten los beneficios que les proporcionan sus explotaciones
en la compra de máquinas y de material agrícola. Los agricultores cuya
productividad es baja se encuentran en una situación menos ventajosa
para obtener beneficios de los nuevos métodos empleados en la agri-
140
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
cultura, ya que por lo general su situación es desfavorable en todos los
aspectos: sus ingresos disminuyen cada vez más, no pueden pagar sus
deudas y, faltos de una formación adecuada y de espíritu de iniciativa,
no pueden beneficiarse de los progresos científicos y técnicos.
A los agricultores que se encuentran en esta situación se les llama con
frecuencia marginales, término con el que se los designa oficialmente en
el Reino Unido, aun cuando desde el punto de vista económico sea incorrecto, pues no constituyen el elemento de mayor movilidad en la mano
de obra agrícola; al contrario, muchos de ellos parecen capaces de permanecer indefinidamente « al margen ». Una baja de los precios agrícolas
no los induce a abandonar sus explotaciones, ya que pueden comprimir
sus gastos disminuyendo su nivel de vida. Cuando los precios agrícolas
suben y la agricultura atraviesa un período de prosperidad, sus ingresos
aumentan, pero carecen de habilidad o no tienen la posibilidad de mejorar
sus explotaciones para ampliar su superficie o su productividad. De ahí
que los factores que les impiden aumentar el rendimiento les impongan
una inmovilidad profesional relativa. Además de las desventajas que
presenta su situación, su instrucción, recursos y edad son obstáculos que
dificultan su cambio de ocupación.
Por consiguiente, las migraciones de mano de obra tendrían efectos
más satisfactorios si el número de trabajadores que abandonan el campo
en las condiciones mencionadas fuese mayor, porque ello implicaría una
mejor redistribución de los medios de producción en la agricultura. Si la
reducción de los efectivos de mano de obra agrícola se produjese en las
regiones donde se la utiliza menos racionalmente, el incremento de la
productividad del trabajo sería mucho más elevado y los salarios agrícolas
podrían mantenerse a un nivel normal con menores gastos.
Se han empleado varios métodos para resolver este problema, común
a todos los países objeto de estudio : Noruega, los Países Bajos y Suecia
se han esforzado en aumentar la superficie de las explotaciones agrupando y concentrando algunas de ellas; en los Países Bajos, además, se
ha favorecido la descentralización de la industria, el retiro de los agricultores lo antes posible y se ha creado una infraestructura agrícola. En
Francia se ha emprendido la instalación de los agricultores en nuevas
tierras y la descentralización industrial. En Italia se ha iniciado la aplicación de un plan a largo plazo para la revalorización del Sur del país:
se trata de la bonificación de tierras, la reforma agraria, la colonización
y la descentralización de la industria en ciertas regiones, con objeto de
mejorar el nivel de vida de esta vasta región agrícola, actualmente en la
miseria. En Estados Unidos, el objetivo fijado ha sido el incremento de
la productividad y el aumento de los ingresos de los agricultores menos
favorecidos, pero la política del Gobierno se limita, por el momento, a
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES
141
ofrecerles determinada ayuda, aunque recientemente se hayan hecho
algunos esfuerzos para favorecer el desplazamiento.
Las nuevas políticas agrarias de varios países han tratado de resolver
los problemas sociales que se plantean en la agricultura de una manera
distinta a como resuelven los problemas puramente económicos. Hasta
ahora no se han obtenido resultados satisfactorios. Las medidas tendientes a favorecer la concentración parcelaria, más bien que métodos
de reorganización, pueden ser directivas útiles para facilitar la futura
evolución de la estructura agraria. Cuando el conflicto entre las generaciones es grave, tales medidas pueden animar a los jóvenes más decididos
a continuar su labor en la agricultura y contribuir a que el ajuste a largo
plazo sea menos costoso y difícil. De todos modos, dichas medidas no
producirán efectos reales más que combinadas con otras iniciativas:
creación de empleos complementarios en las regiones pobres, regímenes
de pensiones de vejez que facilitan el retiro, instituciones de formación
profesional para las nuevas generaciones. A falta de tales medidas, es
poco probable que una nueva disminución general de los efectivos de
mano de obra represente una solución de los problemas económicos y
sociales con que se enfrentan los trabajadores menos favorecidos de la
comunidad agrícola. El hecho de que varios gobiernos hayan adoptado
políticas de este tipo indica que no están dispuestos a considerar la agricultura como un modo de vida estático y subraya la necesidad de repartir los beneficios derivados del progreso técnico entre toda la población
agrícola, de suerte que faciliten su evolución y favorezcan la reducción
de los efectivos de mano de obra allí donde sea más necesaria y más
difícil.
El éxodo rural y los jóvenes
Por lo que se refiere a la enseñanza y los servicios médicos, generalmente las comunidades rurales se encuentran en una situación de desventaja respecto de las ciudades. En lo que atañe a otros servicios, la
situación de los habitantes del campo ha mejorado. La electrificación, la
canalización, la mecanización de la agricultura, los servicios de autobuses,
la radio y la televisión han hecho que las condiciones de vida y de trabajo
sean en cierto modo más uniformes actualmente entre las ciudades y el
campo. De todos modos, las posibilidades de instrucción no son las
mismas; la nueva generación es quien sufre naturalmente las consecuencias de esta desventaja, mucho más grave que las restantes porque
influye sobre el reclutamiento de la mano de obra agrícola.
Por lo general, se piensa que el éxodo rural arrebata a las comunidades campesinas los habitantes más inteligentes y decididos, por lo que
el reclutamiento agrícola se hace mediante un proceso de selección nega-
142
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
tiva. Ahora bien, los datos disponibles hasta hoy son insuficientes para
confirmar o invalidar tal opinión. Se ha demostrado que en Estados
Unidos los campesinos más instruidos son quienes se caracterizan por
una mayor movilidad. Ésta es también la conclusión a que se ha llegado
en los Países Bajos después de una encuesta reciente sobre 2.000 ex alumnos de las 250 escuelas primarias de las zonas rurales, que ha demostrado que la instrucción ejerce una influencia selectiva sobre la migración,
porque el sistema de enseñanza invita a los jóvenes a elegir una profesión
en la ciudad.
... Los adolescentes que viven en el campo y cuya inteligencia es superior
a la media normal son seleccionados merced al sistema educativo y preparados
para ejecutar tareas principalmente en las zonas y en las aglomeraciones
urbanas. La mayor parte de ellos no pueden encontrar empleo en el lugar en
que viven, y, por consiguiente, tienen que abandonar el campo. Pero aun así,
el nivel medio de inteligencia de los que se quedan — que adquieren también
conocimientos elevados y que ejercen luego profesiones que les aseguran una
situación social importante — no es en modo alguno inferior x.
La insuficiencia de los servicios sociales y la falta de distracciones, así
como la selección que ejercen las migraciones y el sistema educativo desde
el punto de vista de la edad y de la enseñanza, se combinan para empobrecer aun más la vida de las comunidades rurales. La aldea se transforma
en un lugar en que los jóvenes inteligentes y decididos no quieren vivir;
al abandonarlo, se convierte en un sitio menos agradable para los que se
quedan. Este proceso da lugar a lo que puede considerarse la consecuencia social más desfavorable del éxodo rural: la despoblación del
campo o la formación de « zonas de depresión social » 2. Esto es lo que
ocurre, por ejemplo, en las regiones del Sudoeste de Francia, en donde
el envejecimiento de los efectivos de mano de obra agrícola es un factor
que agrava las condiciones desfavorables de esta parte del país. En la
República Federal de Alemania pueden distinguirse zonas de « descontento social ». En Canadá, el aislamiento en que vive la población de las
provincias de la pradera explica, en parte, la reciente migración. Entre
las causas del éxodo rural que se consideraron importantes durante las
reuniones celebradas por las comunidades campesinas ante la Real
Comisión de la Agricultura y la Vida Rural en Saskatchewan figuraban :
la posibilidad de recibir una mejor instrucción, la existencia de servicios
sanitarios más completos en las ciudades y el mal estado de las carreteras
en las zonas rurales 3 . Irlanda es el ejemplo clásico del proceso mencio1
J . H . W. LUPERING: « Selective Aspects of Rural Migration in the Netherlands »,
en Rural Migration, Papers and Discussions, op. cit., pág. 105.
2
3
CÉPÈDE, op. cit., pág. 31.
GOVERNMENT OF SASKATCHEWAN, ROYAL COMMISSION ON AGRICULTURE AND
RURAL LIFE: Movement
of Farm People, informe num. 7 (Regina, 1956), pág. 7.
PAÍSES ECONÓMICAMENTE ADELANTADOS: CONCLUSIONES
143
nado, ya que las migraciones procedentes de este país contribuyen desde
hace mucho tiempo a dar mayor vitalidad a otras naciones 1.
Ésta es la forma en que se plantea el difícil problema de los efectos
acumulativos del éxodo rural en los países avanzados. A medida que la
población rural sea menor, mayor será el costo per capita de los servicios
sociales que se ponen a su disposición. La Real Comisión de la Agricultura y la Vida Rural insistió sobre la importancia de este problema
en su estudio sobre las causas del movimiento migratorio en Saskatchewan. La creación de escuelas rurales cuyo nivel de enseñanza sea tan
alto como el de las escuelas de las ciudades es tal vez el aspecto más delicado de este problema, como puede comprobarse en Francia y en la
mayor parte de los países avanzados, excepto en Dinamarca, cuyo objetivo consiste desde hace mucho tiempo en garantizar a la comunidad
campesina una formación general y profesional lo más completa posible.
La disminución de la demanda de mano de obra obliga, sin duda, a
una gran proporción de la nueva generación a abandonar la agricultura
muy pronto. No es conveniente que los jóvenes trabajadores tengan que
cambiar de profesión como consecuencia de las condiciones desfavorables de vida en el campo, ya que dicho fenómeno influye sobre las
cualidades y la manera de vivir de los que siguen trabajando la tierra.
1
Véase T. W. FREEMAN: « R u r a l Migration in Ireland», y L. P. F . SMITH:
« Studies in a Declining Population », en Rural Migration, Papers and Discussions,
op. cit., pags. 64-68 y 69-76.
CAPÍTULO V
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
Este capítulo trata de las condiciones del movimiento de la mano de
obra que abandona la agricultura en los países donde la densidad de la
población agrícola es elevada y donde sigue aumentando o ha seguido
aumentando hasta hace poco tiempo. Como se señaló en un capítulo
anterior (en relación con la economía de los Países Bajos), una alta densidad de población agrícola por hectárea no significa necesariamente un
bajo nivel de producción por trabajador o por hectárea, ni el aumento
de la densidad necesariamente significa una disminución del nivel de
producción por persona. Sin embargo, según se muestra en el caso del
Sur de Italia, el aumento de la población agrícola en una región donde
la densidad es alta y las condiciones de clima adversas puede llevar al
subempieo y a niveles bajos de ingresos en la agricultura, si no existen
inversiones de capital suficientes para absorber la mano de obra en otros
tipos de trabajo o para aumentar el empleo y la productividad en la
propia agricultura.
En los capítulos anteriores se ha visto que en los países adelantados
puede existir un exceso de mano de obra en la agricultura en relación
con un volumen dado de producción agrícola, porque el progreso técnico
tiende a reducir la necesidad de brazos. Sin embargo, en los países que
tienen un exceso de población agrícola hay la posibilidad de que aumente
la demanda efectiva de alimentos y sea lento el ritmo de progreso técnico.
La mano de obra agrícola puede ser excesiva en relación con un volumen
dado de producción agrícola aunque no se modernicen las técnicas de
producción.
Los países en que se presenta esta situación están generalmente
incluidos en el grupo que se denomina convencionalmente con el nombre
de « subdesarrollados ». Si se toman los criterios de los ingresos per capita
y la estructura de las ocupaciones, el Japón puede ser incluido entre los
países adelantados, pero se lo incluye en este grupo en consideración de
que la base de la clasificación usada en este libro es el tipo y la rapidez
del cambio en la población agrícola activa. En cuanto concierne a algunos
países que tienen un exceso de población agrícola, el término convencional puede provocar ciertamente algunos errores si da a entender que la
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
145
agricultura es primitiva y atrasada, lo que en general no ocurre, puesto
que en estos países se practican una gran variedad de tipos de agricultura.
Algunos llegan a altos niveles de producción por hectárea, como por
ejemplo en el cultivo del arroz en el Japón, del algodón en Egipto y del
té en Ceilán. Desde el punto de vista de la utilización de la tierra, tales
países pueden aun ser considerados como superdesarrollados, dado que
utilizan sus tierras intensivamente y se especializan en un solo tipo de
cultivo para la exportación. Pero, aun cuando se presenta este caso, la
producción por trabajador es baja. En consecuencia, las principales
causas de un bajo nivel de producción por cabeza pueden ser la alta
densidad de la población agrícola o el bajo nivel de producción por
hectárea, o ambas cosas a la vez.
En algunos de estos países, la rapidez del aumento natural de la
población es grande (por ejemplo, 2,5 por ciento por año en Ceilán y
2,2 por ciento por año en Egipto en 1953-1957), mientras que en otros
es menor (por ejemplo, 1,3 por ciento por año en la India, 1,9 por ciento
por año en Pakistán y 1,2 por ciento por año en el Japón en 1953-1957).
Con referencia a los tres países que se estudian en este capítulo, podemos
decir que la población agrícola activa de la India aumenta casi con el
mismo ritmo que la población económicamente activa total; en Pakistán,
su aumento ha sido compensado en los últimos años por la migración
rápida, en tanto que en el Japón está más o menos estabilizada. Con
respecto a los ingresos per capita en la agricultura, el hecho importante
no es el índice de aumento de la población total, sino el aumento del
volumen de la población agrícola activa en zonas agrarias que ya estaban
congestionadas. Si no se puede elevar más el nivel de producción por
hectárea, el creciente número de trabajadores no puede ser ocupado totalmente, y tanto los ingresos como la producción por cabeza disminuirán
constantemente. La disminución continua de los ingresos agrícolas y del
empleo actúa como factor permanente de repulsión.
Desgraciadamente, no se ha podido, utilizando los datos disponibles
al presente, incluir una revista del movimiento de quienes abandonan la
agricultura en los diversos países donde se sabe que esta situación es de
gran importancia en relación con el mercado del trabajo, como por
ejemplo en Ceilán, Egipto, Filipinas e Indonesia. Se ha seleccionado a
los tres países que se incluyen en este capítulo (India, Japón y Pakistán)
tomando en consideración la disponibilidad de datos sobre la distribución de la mano de obra durante largos períodos y de algunos datos
suplementarios sobre varios aspectos de los cambios recientes.
Estos tres países tienen ciertas características comunes. Son países
antiguos, establecidos y civilizados desde hace mucho y sus altas densidades de población agrícola reflejan la feliz adaptación de antes al
146
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
ambiente. En la India y Pakistán la actual distribución profesional refleja
las dificultades del ajuste a una economía mundial en que las industrias
de artesanía estaban expuestas a la competencia de la manufactura
extranjera. Tal situación fué resuelta en el Japón por medio de la industrialización, de modo que la cuota de la agricultura en la mano de obra
total declinó rápidamente durante un largo período.
Los tres países importan alimentos a pesar de la alta proporción de
mano de obra en la agricultura y en los tres existe el desempleo urbano
al mismo tiempo que el desempleo y subempieo en la agricultura.
El nivel de la eficiencia agrícola medido en términos de producción
por hectárea o por persona es mucho más elevado en el Japón que en
Pakistán y la India, habiendo aumentado lentamente durante los últimos
años ; mientras tanto, en la India y Pakistán la producción por persona
ha mostrado tendencia a disminuir a partir del período comprendido
entre las dos guerras; actualmente está elevándose muy lentamente en la
India y se mantiene más o menos estática en Pakistán. De este modo,
las condiciones del desplazamiento de la mano de obra agrícola difieren
de aquellas que han sido consideradas en el capítulo anterior: aquí son
fuertes los factores de repulsión que influyen en el movimiento, al mismo
tiempo que son débiles los factores de atracción.
INDIA
En 1951 la población de la India llegaba a 357 millones, de los que
249 millones formaban la población agrícola; en 1957 la densidad era
de 120 habitantes por kilómetro cuadrado x. El área cultivable era de
158 millones de hectáreas, correspondiendo a 0,63 hectáreas por cabeza
en relación con la población agrícola 2. La rapidez del crecimiento de
la población se ha acelerado a partir de 1921, elevándose a una tasa media
de 1,2 por ciento por año, por razón del mejor control de las enfermedades en el país y la disminución de la tasa de mortalidad infantil.
La tasa actual de aumento, 1,3 por ciento por año, es inferior a la de
1941-1951, que se elevó a 1,4 por ciento.
El desequilibrio de la estructura profesional
El aumento de la población no ha sido acompañado por una disminución relativa del número de personas que viven de la agricultura. En
1931-1951 la mano de obra ocupada en la agricultura aumentó, en efecto,
1
a
Demographic Year Book, 1958 (Naciones Unidas, Nueva York), pág. 95.
Anuario de Estadísticas Agrícolas y Alimentarias, 1957 (Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, Roma, 1958), pág. 5.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
147
de 71 a 74 por ciento de la población económicamente activa total \ en
tanto que disminuía el porcentaje de la mano de obra en las industrias y
los servicios de 11 a 10 por ciento y de 18 a 16 por ciento respectivamente.
Entre 1941 y 1951, la población económicamente activa total aumentó
en 20,2 millones de seres; el aumento en la mano de obra industrial
llegó a sólo 300.000, en tanto que los servicios absorbieron a 5,7 millones
de personas y la agricultura tuvo que acomodar al resto de la mano de
obra: 14,2 millones 2. Así, 1,4 por ciento del aumento de la mano de
obra se dirigió a la industria, 28,3 por ciento a los servicios y 70,3 por
ciento permaneció en la agricultura. En otras palabras, las ocupaciones
no agrícolas podían absorber algo menos de un tercio del crecimiento
de la mano de obra resultante del aumento natural de la población y
la mayor parte de este tercio era absorbida por los servicios. En consecuencia, entre los años 1941 y 1951 la industria no alcanzó a expandirse
suficientemente para crear las oportunidades de trabajo necesarias para
una mano de obra en constante crecimiento. Según el informe sobre el
segundo plan quinquenal:
... el aumento del empleo no agrícola en las zonas urbanas ha sido balanceado en grado casi igual por una disminución en las áreas rurales... Hasta
hace muy poco, en general, había una tendencia3 definida a confiar cada vez
más en la agricultura como fuente de subsistencia .
Una prueba más de que la industria es incapaz de absorber la mano
de obra liberada por la agricultura está en el hecho de que el desempleo
urbano aumentó durante el período del primer plan quinquenal a pesar
del aumento de la producción industrial. El índice de producción
industrial (1946= 100) se elevó de 117 en 1951 a 161 en 1956, pero el
número de desempleados inscritos se elevó de 337.000 a 750.000 en el
mismo período. Se estimaba en 1954 que el desempleo urbano total
llegaba a 2,5 millones, aproximadamente cuatro veces más que el número
inscrito en las agencias de colocación 4 , o cerca del 25 por ciento del
número total de trabajadores ocupados en la minería y la manufactura s .
La actual falta de equilibrio en la distribución de la población entre
las ocupaciones es el resultado de fuerzas económicas y políticas que han
actuado durante el último siglo y que dieron origen durante mucho
tiempo a una diferencia creciente causada por la destrucción de las
1
« La población trabajadora del mundo », loe. cit.
ídem, pág. 579.
GOVERNMENT OF INDIA, Planning Commission: Second Five-Year Plan (Nueva
Delhi, 1956), pág. 316.
i
Ibid., pág. 110.
5
Anuario de Estadísticas del Trabajo, 1957 (O.I.T., Ginebra), pág. 31.
2
3
148
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
industrias caseras y la escasez de la expansión del empleo en las fábricas.
En la India de antes del siglo xix las industrias domésticas, que estaban
ubicadas en su mayor parte en las aldeas, producían artículos para
el consumo local e inmediato. Durante el siglo xix estas industrias
estuvieron expuestas a la competencia de productos manufacturados
extranjeros de menor precio y se vieron forzadas a retirarse de la producción. Puesto que la textil era la principal industria de artesanía
y los tejedores constituían el grupo más numeroso entre los artesanos,
su desocupación aumentó la presión de la población en las tierras 1 . La
destrucción de las pequeñas industrias a domicilio tuvo consecuencias
económicas mucho más graves aún por que no se fundaron simultáneamente establecimientos manufactureros nacionales que ofrecieran posibilidades de empleo a los artesanos que habían sido privados de sus
medios de vida. A este respecto, el efecto de la revolución industrial
en la India fué muy diferente de su efecto en Inglaterra, donde
... se abrieron nuevas vías para el empleo industrial que absorbieran, a
lo más con un poco de retraso, no sólo a los artesanos desplazados de sus
ocupaciones arruinadas, sino a los agricultores que perdían sus tierras2.
El retraso en la India se extendió durante un período de más de
medio siglo ; las industrias de artesanía local fueron arruinadas durante
el año 1830 y siguientes y, sin embargo, en 1892 las fábricas sólo podían
ofrecer empleo a 316.000 trabajadores 3 . Sólo después de la primera
guerra mundial el Gobierno llegó a interesarse en el desarrollo de las
industrias y a introducir una política para proteger las recién creadas.
La falta de una vigorosa política a largo plazo 4 por parte del Gobierno
para desarrollar la industria explica bastante la situación actual de la
estructura profesional.
Los factores de repulsión en la agricultura
Existen ciertas indicaciones claras del grado en que hay un exceso
de mano de obra disponible en la agricultura. Tales indicaciones son:
oportunidades de empleo inadecuadas para los asalariados agrícolas;
bajo nivel de productividad de la mano de obra; bajos ingresos per
capita; extensión del desempleo y el subempieo, y tamaño reducido
de las parcelas.
1
S. J. PATEL: Agricultural Labourers in Modern India and Pakistan (Current
Book House, Bombay, 1952), pág. 39.
2
Ibid., pág. 40.
3
P. A. WADIA y K. T. MERCHANT: Our Economic Problem (New Book Company,
Bombay, 1954), pág. 395.
4
P. BANERJEA: A Study of Indian Economics, séptima edición (Universidad de
Calcuta, Calcuta, 1954), pág. 372.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
149
El mercado del empleo.
Según el Comité de Investigación de las Condiciones del Trabajo
Agrícola, un tercio de los trabajadores agrícolas, o 17,6 millones de un
total de 58 millones de familias rurales, no tenían ningún derecho a sus
terrenos o tenían un derecho reducido. Del número total de trabajadores agrícolas, algo más del 50 por ciento tenían algún terreno aunque
estaban ocupados principalmente como asalariados por más de la
mitad del número total de días de trabajo 1 ; el resto, o sea algo menos
del 50 por ciento, eran asalariados agrícolas que no tenían ningún
terreno. En una publicación oficial reciente se estima que un poco menos
de la mitad de los hogares rurales o no tienen ningún terreno o tienen
menos de un acre 2, lo que sugiere que ha aumentado la proporción de
los trabajadores agrícolas que no tienen tierras.
Los trabajadores tienen poco estímulo para continuar su trabajo
en la agricultura, puesto que las condiciones de empleo son muy poco
satisfactorias. El conjunto de los trabajadores agrícolas está formado
por trabajadores ocasionales, de los cuales sólo un 11 por ciento tienen
un empleo más o menos permanente 3. Los más solamente han concluido con el arrendatario o el dueño de las tierras un acuerdo moral
cuya duración puede extenderse entre unos pocos días o algunos meses
durante la temporada en que se necesiten más trabajadores. Por regla
general, esos trabajadores pueden emplearse alrededor de siete meses
al a ñ o 4 ; el resto del tiempo lo pasan parcial o totalmente desempleados.
Muchos de los trabajadores han sido reducidos al estado permanente
de siervos porque su pobreza los ha obligado a contraer enormes deudas
por las que, finalmente, han debido comprometer su persona. Las obligaciones creadas por las deudas posibilitan el desarrollo de una situación
favorable para la disminución de las tasas de salario. Es cierto entonces que:
... al reducirse el poderío de los asalariados para discutir las condiciones
de empleo, automáticamente disminuye la tasa existente de salarios, que, de
otro modo, habría sido superior. Al mismo tiempo, la existencia de las deudas
y del gran número de trabajadores aumenta la disponibilidad de mano de
obra en la familia del trabajador deudor 5.
1
GOVERNMENT OF INDIA, Ministry of Labour: Agricultural Labour Enquiry: Rural
Manpower and Occupational Structure (Nueva Delhi, 1954), pág. 11.
2
IDEM, Cabinet Secretariat: First Report on Land Holdings, Rural Sector, The
National Sample Survey, Eight Round, July 1954-March 1955, num. 10 (Nueva
Delhi, 1958), pág. iv.
3
Ibid., pág. 33.
4
Second Five-Year Plan, op. cit., pág. 315.
6
GOVERNMENT OF MADHYA BHARAT: Report of the Minimum Wages Committee
(Agriculture) (Government Press, Indore, 1954), pág. 34.
150
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
En ciertas regiones no solamente se obliga a trabajar al deudor, sino
también a toda su familia, para cancelar la deuda, y ello sin recibir una
remuneración aparte, a veces sólo a cambio de salarios puramente
nominales. A tales personas no les queda ninguna esperanza en la agricultura y sólo las mantiene el deseo de trasladarse a la ciudad tan pronto
como les resulte posible. Constituyen la reserva que alimenta una
corriente continua de mano de obra para los empleos no agrícolas.
La baja productividad.
Como tendencia a largo plazo, la producción agrícola no ha mantenido la misma velocidad que el crecimiento de la población. Del período
1934-1938 al 1955/56-1956/57 la producción agrícola ha aumentado
en 21 por ciento (según el índice de la O.A.A.), en tanto que entre 1937
y 1957 la población aumentó en 28 por ciento. Puesto que la población
agrícola creció aproximadamente con la misma velocidad que la población total durante este período, ha debido disminuir el nivel de la productividad de la mano de obra en la agricultura. Las cosechas por
hectárea son inferiores en comparación con las cosechas de otros países
de Asia, llegando a menos de la mitad de las cosechas de arroz y trigo
de la China y mucho menos aún que las del Japón. Hasta hace muy poco,
no han mostrado sino un pequeño aumento. Sin embargo, en el período
del primer plan quinquenal (1951-1956), las cosechas de arroz y de los
cereales importantes han aumentado. La producción agrícola total del
período 1948/49-1952/53 al 1955/56-1956/57 aumentó en 17 por ciento
(según el índice de la O.A.A.) y de este modo se ha mantenido a
la misma altura que el aumento de la población en igual período. El
mejoramiento del nivel de productividad de la mano de obra depende
especialmente del grado en que se puedan aumentar las cosechas por
hectárea.
Los bajos salarios.
Los salarios agrícolas son mucho menores que los percibidos por
los trabajadores urbanos. Según una encuesta que se efectuó en 1949
en siete estados, el promedio de ingresos anuales por asalariado en las
familias de trabajadores agrícolas llegaba solamente a una fracción del
promedio de los ingresos anuales de un trabajador empleado en una
fábrica y, en la mayor parte de los casos, estaba notablemente por debajo
de los salarios que percibe un trabajador en el peor pagado de los empleos fabriles 1 . En los últimos años ha aumentado la diferencia entre
1
1.L.O. : Problems of Wage Policy in Asian Countries, Studies and Reports, New
Series, num. 43 (Ginebra, 1956), pág. 17.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
151
los salarios agrícolas y los industriales, principalmente a raíz de los
aumentos concedidos a los obreros fabriles. Si se comparan los salarios
de los jornaleros varones ocasionales con los de los obreros de fábrica
del estado de Bombay, se ve que en 1957 los primeros sólo representaban
el 33 por ciento de los segundos, mientras que en 1950 habían representado el 50 por ciento.
Desempleo y subempieo rurales.
Las últimas estimaciones disponibles acerca del desempleo rural
revelaron la existencia de 2,8 millones de desempleados rurales *. Entre
los años 1951 y 1956, cuando se cumplía el primer plan quinquenal, el
desempleo rural se mantuvo estacionario en parte como resultado del
aumento de la producción. Actualmente, el desempleo rural llega a cerca
del 4 por ciento de la población agrícola. Sin embargo, el término
« desempleo » da lugar a equívocos cuando se aplica a la población
agrícola activa, puesto que en la India el desempleo no se muestra en la
superficie, sino que permanece oculto o disimulado en forma de subempleo.
El subempieo prevalece mucho entre todas las clases de los trabajadores agrícolas, incluyéndose a los asalariados, inquilinos y propietarios.
La investigación sobre las condiciones del trabajo agrícola mostró que
en toda la India los trabajadores agrícolas adultos varones conseguían
empleo remunerado (incluido el trabajo no agrícola) sólo durante 218 días
del año, existiendo variaciones regionales que iban de 289 días en el
Norte de la India a 181 días en el Sur del país 2. Aparte de los asalariados
agrícolas, también el desempleo prevalece entre los propietarios e inquilinos de las haciendas.
... Si las unidades de cultivo pudieran acercarse a lo que se podría describir
como parcelas para familias, ofreciendo la posibilidad de un trabajo de jornada
completa en la agricultura para una familia con un número medio de miembros,
se podría mantener la producción agrícola con cerca del 65 al 75 por ciento
del número de trabajadores que actualmente se dedican a esa actividad.
Naturalmente, durante la temporada de la cosecha son mayores las exigencias
de mano de obra, como ocurre en todas partes 1 .
El factor de repulsión de la agricultura debe ser considerado no sólo
en función del desempleo visible que al presente existe en el sector
agrícola, sino también con referencia al grupo de subempleados que
estará disponible para efectuar un trabajo de jornada completa. Actualmente la persistencia de la economía tradicional de las aldeas ofrece un
1
Second Five-Year Plan, op. cit., pág. 315.
GOVERNMENT OF INDIA, Ministry of Labour: Agricultural Labour - How They
Work and Live (Nueva Delhi, 1954), pág. 11.
2
152
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
refugio a la alta proporción de personas censadas como personas a
cargo con y sin salario. La comercialización de la economía rural
revelará este desempleo oculto o disfrazado, de tal modo que aumentará progresivamente la cantidad de mano de obra que se ofrezca
en el mercado para el empleo asalariado, aun sin que crezca la
población 1 .
El tamaño reducido de las parcelas.
Otro factor que induce al agricultor al abandono de sus actividades
es la reducida magnitud de las parcelas agrícolas, además de la baja
intensidad de la producción. El promedio estimado del tamaño de la
parcela en la India es de 4,72 acres ; si se excluye a la gente que no tiene
ningún terreno, el promedio se eleva a 6 acres a . Según el censo de parcelas de cultivo, realizado en 22 estados en 1953-1954 por los gobiernos
estatales, a pedido de la Comisión de Planeamiento, 50 por ciento de
las familias cultivaban parcelas de menos de 1,28 acres y 74 por ciento
de las familias poseían menos de 5 acres cada una. Una gran proporción de las parcelas están por debajo del mínimo económico 3 .
*
*
*
Así, los factores de repulsión en el trabajo agrícola son características
permanentes del mercado del empleo. Aunque en los últimos años ha
habido una mejora en la producción por hectárea y aunque se ha hecho
un gran progreso en la extensión del programa de desarrollo comunal,
es evidente que se necesitarán aumentos de producción mucho mayores
para contrarrestar eficazmente los efectos de tales factores.
Urbanización
La urbanización en la India ha sido lenta y el factor de atracción
del empleo urbano continúa siendo leve. En el período 1900-1950, el
porcentaje de población que vivía en ciudades de 20.000 o más habitantes
1
K. N. RAJ: Employment Aspects of Planning in Under-Developed Economies,
National Bank of Egypt, 5th Anniversary Commemoration Lectures (El Cairo, 1957),
págs. 4-16.
2
3
GOVERNMENT OF INDU: First Report on Land Holdings, op. cit., pág. v.
Los expertos difieren en la definición de una parcela económica; algunos utilizan
el criterio de los ingresos, esto es, el tamaño de parcela capaz de producir un ingreso
suficiente para un promedio de familia de cinco miembros, en tanto que otros utilizan
una norma de eficiencia. Con cualquiera de los criterios, la proporción es alta. Véase
UNITED NATIONS : Land Reform: Defects in Agrarian Structure as Obstacles to Economic
Development (Nueva York, 1951), págs. 6-9.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
153
aumentó de 4 a 12 por ciento 1. Este crecimiento ha sido causado sólo
parcialmente por la industrialización, puesto que otras ocupaciones
tales como los trabajos de artesanía, el comercio minorista, el transporte
y el servicio doméstico han motivado la atracción de gente a las ciudades,
en su mayor parte a trabajos mal remunerados. El movimiento de las
personas que se alejan de la agricultura establece un equilibrio basado
en niveles muy bajos de ingresos y de empleo.
La urbanización en la India ha resultado también del aumento del
comercio con los países de ultramar, de tal modo que una gran parte de
la población de una ciudad portuaria, como Bombay, por ejemplo,
está compuesta por personas que se ocupan del comercio y de la venta
al por menor. Nueva Delhi ha crecido porque es la capital del país.
Cualquiera que sea la razón principal del crecimiento de una ciudad, la
aglomeración de la población y el hecho de que el poder adquisitivo de
la comarca esté concentrado en el centro urbano atraen conjuntamente
a la mano de obra de las zonas rurales, lo cual lleva a un proceso acumulativo de crecimiento.
Una causa que ha contribuido al aumento de la población urbana en
la India durante los últimos años ha sido el aflujo de refugiados de Birmania, Ceilán, Singapur y China durante la guerra y de Pakistán desde
la época de la partición. Muchos de estos refugiados no podían ser
absorbidos en las empresas existentes en las zonas urbanas, de modo que
tuvieron que iniciar pequeñas empresas en lo que se puede describir
como empleo independiente marginal, tal como por ejemplo los talleres
improvisados, el comercio ambulante y las pequeñas industrias de
servicios y manufacturas. Ésta es una tentativa de parte de la población
urbana creciente para crear nuevos medios de empleo en las ciudades
donde ya se dispone de facilidades tales como la energía eléctrica, el
transporte, los servicios de bancos, etc.
Efectos del desplazamiento de los trabajadores
En función de las presiones de la población en la tierra, el sector
agrícola sigue, en su mayor parte, sin experimentar alivio por efecto
del movimiento migratorio, puesto que continúan aumentando el desempleo y subempieo rurales y sigue disminuyendo el promedio de la
magnitud de la parcela. La urbanización debería tener un efecto estimulante en la agricultura al aumentar la demanda efectiva de alimentos y
1
U.N.E.S.C.O., Research Centre on the Social Implications of Industrialisation
in Southern Asia: Urbanisation in Asia and the Far East, Proceedings of the
Joint U.N./U.N.E.S.C.O. Seminar, Bangkok, 8-18 August 1956 (Calcuta, 1957),
pág. 103.
154
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
fomentar sistemas más diversificados de producción, pero no existe
ninguna prueba de que asi sea. En cambio, sí es posible que mejore un
tanto la situación financiera de los campesinos con las remesas que les
envían los parientes que han emigrado a los centros urbanos r .
El movimiento continuo de la población rural a las ciudades ha dado
origen a problemas de salubridad y vivienda que permanecen sin resolver.
Las condiciones de salud, aunque son malas en la aldea, son peores en
las ciudades, y los propios migrantes advierten el contraste. En las familias
de migrantes la mortalidad infantil es elevada porque las madres tienen
que trabajar fuera del hogar para suplementar los ingresos familiares.
Las condiciones de vivienda son extremadamente malas en los barrios
paupérrimos de las ciudades donde pueden conseguir alojamiento. Aun en
las casas construidas bajo el patrocinio del Gobierno escasean continuamente la luz y el aire y el estado de sanidad es inadecuado. Una investigación reciente de las condiciones de vivienda en Bombay mostró que tres
cuartas partes de los edificios de vivienda obrera se hallaban en estado
ruinoso y tenían más de 60 años y que ni siquiera de este tipo de casas
inadecuadas había un número suficiente, de modo que parte de la
población de la ciudad vivía y dormía en las aceras 2.
Se dice que los migrantes rurales de Bombay:
... â pesar de su larga permanencia en la ciudad y la fuerte influencia de la
cultura urbana, mantienen su amor original por la agricultura, sin disminución
ni cambio 3.
Una de las razones para que exista este estrecho contacto con la
aldea está en que dos tercios de los migrantes tienen aún ciertos derechos
de propiedad sobre la tierra. La influencia de la aldea en la perspectiva
del migrante es suficientemente fuerte durante varios años después de que
se ha alejado de ella.
... El migrante típico es un « hombre marginal » en el que el conflicto de
las características de la cultura urbana y de la cultura rural actúa con singular
fuerza... Ni quiere ni puede romper con.su pasado rural y tampoco está totalmente integrado en el ambiente urbano indiferente y extraño en el que trata de
encontrar una posición4.
Sin embargo, con el tiempo, los lazos de unión con la familia tienden
a debilitarse y esta actitud se manifiesta en la negativa del migrante a
1
Véase U.N.E.S.C.O., Research Centre on the Social Implications of Industrialisation in Southern Asia: The Social Implications of Industrialisation and Urbanisation, Five Studies of Urban Populations of Recent Rural Origin in Cities of Southern
Asia (Calcuta, 1956), pág. 81.
2
Urbanisation in Asia and the Far East, op. cit., pág. 153.
3
Social Implications of Industrialisation and Urbanisation, op. cit., pág. 65.
*Ibíd., pág. 224.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
155
seguir manteniendo a las personas que dependen de él en la aldea.
Igualmente, el alejamiento prolongado de los migrantes tiende a debilitar
las costumbres y creencias religiosas, y, puesto que la mayoría de los
migrantes son « intocables », les resulta ventajoso olvidar su casta y
dejar de creer en las limitaciones de las castas 1 .
Económicamente, los migrantes no tienen ninguna seguridad, puesto
que su trabajo es inestable y el costo de la vida es elevado. Aunque un
asalariado industrial y urbano puede ganar dos veces más que un asalariado agrícola, la disposición del trabajador urbano para el ahorro es
muy pequeña. Más aún, el migrante adquiere hábitos dispendiosos tales
como el consumo del té y del tabaco, la frecuentación de cines, etc., que
constituyen un séptimo del presupuesto de la clase trabajadora 2 . El
bajo nivel de los ingresos del trabajador y el alto costo de la vida en las
ciudades originan gastos innecesarios que llevan al endeudamiento del
migrante.
El éxodo rural en la India ha tomado diferentes formas. Puede constituir una corriente suficientemente estable, como en el caso de Bombay,
donde los migrantes pueden encontrar algún empleo suficientemente
permanente para mantenerlos en la ciudad. En otras ciudades, por
ejemplo, en Delhi, existe el fenómeno conocido como la « migración
flotante ». La migración en este caso toma la forma de un movimiento
incesante de la población de un pueblo a otro y de pueblos a aldeas en
busca de empleo, debiendo los migrantes viajar con frecuencia hasta
a unos 1.000 kilómetros de distancia, ordinariamente sin pagar billetes.
Tales migrantes se trasladan sin tener ninguna información respecto
de las oportunidades de empleo. A veces viajan rápidamente de ciudad
a ciudad, obteniendo de vez en cuando trabajos que duran varias semanas. No obstante, obtengan o no empleo, permanece su tendencia a volver
a su aldea al cabo de cierto tiempo 3.
... Se puede considerar como un éxito económico la migración de 11 a 13
por ciento de las familias; la migración de 9 a 10 por ciento puede ser tomada
como un total fracaso, en tanto que la migración de cerca del 77 por ciento de
las familias puede ser denominada como « marginal ». Esta vasta mayoría
de migrantes sufre muchísimo más, tanto económica como socialmente. Las
descripciones de los peores desastres económicos y la más extrema desintegración social y personal que se incluyen en este informe se aplican especialmente
a estas familias 4.
Existe una estrecha correlación entre la urbanización rápida y el
aumento del número de delitos, que se explica parcialmente por las malas
1
2
3
4
Social Implications of Industrialisation and Urbanisation, op. cit., pág. 219.
Ibid., pág. 102.
Ibid., pág. 162.
Ibid., pág. 224.
156
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
condiciones de vida y la aglomeración de la gente y parcialmente por la
ruptura de las convenciones sociales y los sistemas de vida de la aldea.
Hay en las ciudades un aumento marcado de la delincuencia juvenil,
la prostitución y los delitos por consumo de estupefacientes1.
Así se demuestra que la mayor parte de los migrantes no se benefician
ni económica ni socialmente de su movimiento a las ciudades. Arrastrados
por la falta de oportunidades económicas en la aldea y atraídos por
trabajos mejor pagados en la ciudad, sólo llegan a encontrar ambientes
de aglomeración, empleos inseguros y salarios insuficientes para cubrir
el alto costo de vida.
Política futura
El problema básico de la India es acelerar el aumento de la producción agrícola. En vista de las cosechas por hectárea, muy bajas en comparación con otros países asiáticos, parecería que existe un gran margen
para el aumento de la producción, tanto de los cereales destinados a la
aUmentación como de los cultivos comerciales. El objeto del segundo
plan quinquenal (1956-1961) es duplicar la producción agrícola en el
curso de diez años, estimulando el desarrollo rural en todos sus aspectos,
entre otros, el aumento de las oportunidades de trabajo agrícola y el
acrecentamiento de las posibilidades de educación y formación de la
población rural. Aparte de la perspectiva de elevar el nivel de las cosechas,
también han de introducirse nuevas variedades de cultivos y de productos
ganaderos con el fin de reducir la importancia de la sola producción
de cereales.
Los proyectos de desarrollo comunal y las organizaciones del Servicio
Nacional de Extensión Agrícola son los ejes alrededor de los cuales se ha
centrado toda la reconstrucción rural, y un objetivo principal del trabajo
de desarrollo comunal es elevar la producción agrícola y ofrecer a
la población rural oportunidades de trabajo no agrícola. El segundo
plan quinquenal se propone extender el desarrollo de las comunidades
a todo el país. Según el informe anual de 1958-1959 del Ministerio de
Desarrollo Comunal y Cooperación, 165 millones de personas ya
recibían los servicios del Programa de Desarrollo Comunal a comienzos
de 1959.
Aparte del desarrollo de las comunidades, el Gobierno también ha
iniciado proyectos destinados a aumentar la cantidad de tierra disponible
para la colonización. Cuando termine el segundo plan quinquenal, se
espera haber añadido 8.500.000 hectáreas a las tierras irrigadas.
También se están introduciendo técnicas mejoradas de explotación
1
Urbanisation in Asia and the Far East, op. cit., pág. 232.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
157
agrícola con objeto de aumentar la producción por hectárea. Se tiene
la intención de elevar el uso de fertilizantes nitrogenados de 610.000 toneladas en 1955 a 1,8 millones de toneladas en 1961. El segundo plan
quinquenal dispone el establecimiento de 3.000 haciendas de multiplicación de semillas, así como de estaciones de examen y almacenes de
venta de semillas para los agricultores. Se espera que aumente de
650.000 a 1.600.000 hectáreas la extensión de las zonas en que los cultivos siguen el método japonés. Otras medidas que han de tomarse
son la consolidación de las parcelas, la mayor atención a la protección
de las plantas y el control de las langostas, las mejoras en los trabajos
de ganadería, lechería y horticultura. El plan dispone de un total de
141.500.000 rupias para la investigación en la agricultura; se inaugurarán
nuevos institutos de educación agrícola, que comprenden facultades,
escuelas básicas de agricultura y centros de extensión. Según la opinión
de los expertos extranjeros que han estudiado la agricultura india en
detalle:
... La India está haciendo progresos continuos para el aumento de la
producción de alimentos... pero deberá triplicarse la velocidad del aumento.
Si no se aumenta la producción de alimentos a mayor rapidez que en el presente, la diferencia entre el abastecimiento real y el objetivo propuesto será
de cerca de 28 millones de toneladas en 1965-1966. La rapidez del aumento de
producción debe tener un promedio de 8,2 por ciento por año durante los
próximos siete años. Esta rapidez de aumento debe compararse con el promedio
anual de 2,3 por ciento de 1949-1950 a 1958-1959 y el promedio de 3,2 por
ciento de 1952-1953 a 1958-1959. La tarea
es abrumadora. Se ve claramente
la urgencia de hacer un esfuerzo total 1 .
En cuanto a las oportunidades de empleo en la agricultura, el segundo
plan quinquenal presupone que el ingreso de nuevos elementos a la
población agrícola activa en 1956-1961 será de alrededor de 6,2 millones. En consecuencia, hacia 1961 debe encontrarse ocupación para
cerca de 9 millones de campesinos (incluidos los 2,8 millones que están
desempleados al presente) 2, y esta tarea también plantea un problema
extremadamente difícil.
Se espera que disminuya la rapidez de la urbanización en el futuro,
en comparación con el período inmediatamente posterior a la división
de la India y Pakistán, durante el cual hubo un movimiento de población
refugiada a las zonas urbanas. Se supone que en los años 1951-1961 la
población urbana aumentará en 33 por ciento, frente a 40 por ciento de
1
GOVERNMENT OF INDIA, Ministry of Food and Agriculture and Ministry of
Community Development and Co-operation: Report on India's Food Crisis and Steps
to Meet It, por el Agricultural Production Team, auspiciado por la Fundación Ford
(Nueva Delhi, 1959), págs. 3-4 y 12-13.
2
Second Five-Year Plan, op. cit., pág. 112.
158
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
aumento ocurrido entre 1941-19511. Con el fin de garantizar que el
movimiento a las zonas urbanas se mantenga dentro de límites que permitan su administración, la Comisión de Planeamiento ha adoptado la
política de estimular las industrias en pequeña escala y las industrias
domésticas en el sector rural. Tales industrias son consideradas ventajosas porque requieren muy poca inversión en relación con las posibilidades de empleo que ofrecen. Otra ventaja de las industrias en pequeña
escala es que se distribuyen ampliamente por todo el país, ocasionando
al mismo tiempo la dispersión del poder adquisitivo y estimulando la
actividad económica local; el costo de la vivienda, del transporte y de las
obras sociales es también menor, puesto que la población no tiene que
trasladarse a las zonas urbanas.
La política futura del Gobierno de la India es, en consecuencia, la
expansión del empleo tanto en la ciudad como en el campo con objeto
de evitar un excesivo movimiento de la población rural a los centros
urbanos. Se espera que el estímulo a las industrias y servicios de los
centros rurales y semirrurales creará grandes oportunidades de empleo
en el campo. Se está cumpliendo esta política por medio del cobro de
impuestos sobre los productos de las fábricas, la organización de mejores
facilidades de comercialización para las industrias caseras y el estímulo
a las técnicas de intensificación del trabajo, particularmente en las industrias que se desarrollan por iniciativa privada, tales como la trituración de semillas oleaginosas, la molienda del arroz y la elaboración
de productos alimenticios en las zonas rurales 2. También se han destinado sumas considerables para la asistencia al desarrollo de las
industrias en pequeña escala. En el segundo plan quinquenal, la suma
destinada a este propósito fué de 550 mñlones de rupias, un aumento
de diez veces la cantidad otorgada en el primer plan quinquenal. Se
están organizando sociedades industriales privadas en las pequeñas
ciudades no muy alejadas de las principales y ubicadas en « carreteras
artificiales que conducen a tales ciudades » 3. Como estímulo adicional
para la dispersión de las industrias, el Gobierno da subsidios al abastecimiento de la energía eléctrica a los pequeños pueblos y aldeas y
estimula el consumo mediante la concesión de precios especiales 4.
PAKISTÁN
La India y Pakistán tienen antecedentes históricos comunes y mucho
de lo que se ha dicho ya sobre la evolución de la estructura de las ocupa1
2
3
4
Second Five-Year Plan, op. cit., pág. 111.
Urbanisation in Asia and the Far East, op. cit., pág. 170.
Ibid., pág. 174.
Ibid., pág. 177.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
159
ciones en la India también es aplicable a Pakistán. Pero el reciente
impulso en el desarrollo industrial de Pakistán y la expansión de los
servicios que siguió a la división de ambos países aportó un rápido
cambio a la estructura de la distribución profesional, de modo que la
situación actual del empleo difiere de la que existe en la India. En el
momento de la partición, Pakistán era en todo sentido un país insuficientemente desarrollado; había muy pocas industrias, prácticamente
no existían servicios tales como la banca comercial y los seguros y sólo
existía un personal administrativo rudimentario. Entre los años 1947
y 1957, el rápido adelanto de estos servicios ha ocasionado un aumento
acelerado del empleo urbano. Sin embargo, no ha aumentado la producción agrícola, de modo que aunque se ha controlado el crecimiento
de la población rural, no ha habido aumento de la productividad de la
mano de obra en la agricultura.
Evolución de la población agricola activa
En 1957 Pakistán tenía una densidad de población de 89 habitantes
por kilómetro cuadrado, en comparación con 120 en la India. Existe
una diferencia marcada entre las dos regiones del país : Pakistán Oriental
tiene una densidad excesivamente elevada, tres veces mayor que la de la
región de Sind (Pakistán Occidental). En Punjab (Pakistán Occidental)
hay 1,25 acres de tierra cultivada por habitante rural, en tanto que hay
sólo 0,75 acres en Pakistán Oriental.
La población está creciendo rápidamente; el censo de 1959 da un
total de 86,8 millones, frente a 75,8 millones en 1951. Desde 1951 ha
habido un cambio rápido en la relación entre las actividades agrícolas y
no agrícolas. En 1951 la población económicamente activa total era de
22,4 millones, de los que 17,1 millones, o el 70 por ciento, se ocupaban
en la agricultura. Las estimaciones oficiales para 1954-1956 de la población activa total dan 26,1 millones, de los que se calcula que 16,9 millones,
un 65 por ciento, se ocupan en la agricultura x, de modo que aparentemente hay una disminución del número de personas ocupadas en la
agricultura, al mismo tiempo que ha disminuido la proporción que ocupa
la agricultura dentro del total de la población económicamente activa;
estas cantidades indican con toda probabilidad una gran rapidez del
proceso de desplazamiento de los trabajadores. En efecto, si la mano
de obra ha abandonado la agricultura para dedicarse a ocupaciones
urbanas con una rapidez suficientemente alta para absorber el aumento
natural de la población, entre 1951 y 1954-1956 no puede haber aumen1
Anuario de Estadísticas del Trabajo, 1958 (O.I.T., Ginebra), págs. 38-39.
160
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
tado la presión de la población en la tierra cultivada en Pakistán en
la misma forma que en la India.
El éxodo hacia las ocupaciones no agrícolas ha sido más fuerte en
Pakistán Occidental, donde actualmente sólo un 54 por ciento de la
población activa se ocupa en la agricultura, mientras que en Pakistán
Oriental la proporción es todavía de tres cuartos del total y la presión
en la tierra es aún extremadamente elevada. El porcentaje de desempleo
en las zonas rurales es también superior en Pakistán Oriental. Aunque
la mano de obra está abandonando la agricultura debido a la atracción
ejercida por el programa acelerado de industrialización, existe un cierto
grado de desempleo urbano. La gente se traslada a las ciudades para
conseguir trabajo, pero las oportunidades de empleo son inferiores a la
demanda.
Factores que influyen sobre el desplazamiento de los trabajadores
Factores de repulsión.
Al igual que en la India, las presiones en la agricultura que originan
el desplazamiento son la baja productividad y los salarios escasos de la
agricultura, las parcelas excesivamente pequeñas y las condiciones de
inferioridad social y económica de los asalariados, aparceros y renteros.
En contraste con la India, las condiciones de la agricultura no han
mejorado en los últimos 10 años y la producción no ha aumentado.
Según el índice de la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación, el aumento en porcentaje de la producción agrícola de 1948/49-1952/53 a 1955/56-1956/57 fué solamente de
4 por ciento y esta pequeña elevación se debió al aumento de la producción de los cultivos comerciales tales como el algodón y el yute. El volumen total de la producción de cereales ha permanecido sin cambio
alguno, con un promedio anual de 17,2 millones de toneladas en 19541957, frente al mismo promedio en 1948-1952; la producción de arroz
ha aumentado ligeramente, en tanto que la producción de trigo disminuyó un poco. En consecuencia, Pakistán está cada vez más obligado a
importar productos alimenticios para abastecer a la población.
La disminución de las cosechas de trigo por hectárea en Pakistán
es el resultado de diversos factores tanto técnicos como económicos y
sociales. La tierra de las zonas irrigadas de Pakistán Occidental es
sustraída del cultivo por causa de la destrucción originada por la salinización, la erosión de los terrenos y la elevación de la napa freática *.
1
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN y COMISIÓN ECONÓMICA PARA ASIA Y EL LEJANO ORIENTE: Food and Agricultural
Price Policies in Asia and the Far East (Bangkok, 1958), pág. 87.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
161
La escasez de agua en los canales de irrigación ha afectado también
al nivel de las cosechas. El conocimiento de los fertilizantes comerciales
y de técnicas adelantadas de explotación agrícola no está muy generalizado entre los pequeños agricultores, quienes continúan usando técnicas
anticuadas en sus labores agrícolas. Entre los factores sociales y económicos que han impedido el aumento de la producción de alimentos
estaba « la incertidumbre que rodea el problema de la tenencia de las
tierras » *. Esta incertidumbre ha sido eliminada por la aprobación
en 1959 de la legislación de reforma agraria.
Los salarios de la industria son muy superiores a los de la agricultura,
llegando a 62 rupias por mes, frente a un promedio de 33,12 en la agricultura. Igualmente las fábricas ofrecen un empleo permanente durante
todo el año, en tanto que existe subempieo en la agricultura. Como
resultado de ello, el agricultor es impulsado a aprovechar cualquier
oportunidad, por provisional o modesta que sea, de aumentar sus
recursos. Muchos abandonan sus pertenencias de la propiedad
familiar para que las cultiven otros miembros de la familia y contribuyen a su mantenimiento con el trabajo que encuentran en
otra parte 2 .
Los asalariados agrícolas, los renteros y aparceros dejan la agricultura
para mejorar su condición. Aunque los asalariados agrícolas constituyen
sólo 10,6 por ciento de la población agrícola activa en Pakistán, este
bajo porcentaje no representa la situación real, puesto que ciertas categorías numerosas de aparceros tienen una condición semejante a la de
los asalariados que no poseen tierras. La condición general del trabajo
agrícola no es mejor que en la India. La oferta de mano de obra es mucho
mayor que la demanda; excepto en la temporada de la cosecha, sólo
existe empleo disponible durante un período no mayor de 15 o 20 días
al mes en Pakistán Oriental y durante un período no mayor de 5 meses al
año en Pakistán Occidental.
La condición de los asalariados agrícolas, especialmente en Pakistán
Oriental, ha empeorado desde la partición, puesto que desde entonces ha
cesado la migración permanente o temporal a Bengala Occidental
(India). Las oportunidades de empleo dentro del país no han aumentado
suficientemente para compensar esta disminución de la oferta de trabajo.
Al número de asalariados agrícolas sin tierra se añade el de los renteros
y propietarios que se ven obligados a trabajar como asalariados a
causa de que sus parcelas son demasiado pequeñas para poder vivir
1
GOVERNMENT OF PAKISTAN, National Planning Board: The First Five-Year Plan,
1955-1960 (Karachi, 1957), pág. 213.
2
O. I.T. : Report to the Government of Pakistan on Labour Conditions in Agriculture,
documento ILO/TAP/Pakistan/R. 9 (Ginebra, 1955) (mimeografiado), pág. 95.
162
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
de ellas ; el 39 por ciento de todos los renteros de Pakistán Oriental están
obligados a colocarse como asalariados.
Una buena proporción de las parcelas agrícolas son tan pequeñas
que no posibilitan una explotación económica. Entre los dos quintos y
una mitad de los agricultores de Pakistán cultivan menos de dos hectáreas
de terreno por explotación. La mayor parte son renteros o aparceros. En
Pakistán Oriental, la casi totalidad de la tierra cultivable continúa
siendo atendida por el bargardar (o aparcero), que no tiene sobre su
terreno derechos hereditarios permanentes o transferibles. En Pakistán
Occidental, especialmente en Sind, la tierra es cultivada por jaris, a
quienes se describe con frecuencia como renteros, aunque en la práctica
pueden ser considerados como asalariados agrícolas.
Factores de atracción.
El desarrollo económico de Pakistán se ha concentrado especialmente
en el sector de la industria, cuya expansión ha aumentado las oportunidades de empleo en las fábricas. El índice de producción industrial se
elevó de 100 en 1950 a 445 a fines de 1958. En Pakistán Occidental las
industrias están mucho más centralizadas que en Pakistán Oriental y las
condiciones tienen la apariencia de ser similares a las que prevalecen
en las ciudades de la India. Sin embargo, no hay un estudio reciente de
la situación en los centros urbanos de Pakistán Occidental, y el único
estudio disponible sobre Pakistán Oriental es el de la U.N.E.S.C.O.
sobre las condiciones en Dacca 1 . En consecuencia, la falta de datos
hace difícil comentar los antecedentes y las actitudes de los trabajadores
de las fábricas en todo el país.
En Pakistán Oriental se han ubicado las fábricas en las zonas semiurbanas y rurales por razón de las condiciones favorables de transporte
(la amplia red de ríos navegables), la disponibilidad de las principales
materias primas (tales como el yute, cueros y pieles, etc.) y el reciente
desarrollo de instalaciones hidroeléctricas en las zonas rurales y semirrurales. El 48 por ciento de los trabajadores de fábrica interrogados
en el estudio de Dacca continúan residiendo con sus familias en la aldea
al mismo tiempo que contribuyen a los ingresos familiares mediante su
empleo en las fábricas 2. El 53 por ciento de los trabajadores de las
fábricas todavía poseen algún terreno cultivable. La mayoría de los
que buscan empleo en las fábricas son pequeños propietarios y renteros
con parcelas que no posibilitan una explotación económica. Existe
relación estrecha entre el funcionamiento de las fábricas y las actividades
1
The Social Implications of Industrialisation and Urbanisation, op. cit., págs. 107
y siguientes.
'Ibid., pág. 118.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
163
agrícolas, al punto de que ya se prevé un aumento marcado del ausentismo
durante las temporadas de cosecha y de siembra. Los empleadores se han
resignado a que sus trabajadores dejen la fábrica durante estas épocas
y han tomado las medidas necesarias para acomodarse a esta situación.
En Narayanganj, que recientemente se ha desarrollado como centro
urbano, las fábricas están ubicadas en la zona rural misma, de tal modo
que los terrenos inmediatamente adyacentes a las fábricas son cultivados,
y se han organizado los turnos de tal forma que después de cada período
de trabajo de cuatro horas los trabajadores gocen de un período de descanso de igual duración para dedicarlo a las actividades agrícolas, al
mismo tiempo que cada trabajador de la fábrica obtiene licencias especiales durante los períodos críticos de la agricultura para poder atender
a su hacienda. Dentro del radio de 15 kilómetros de Dacca se ha desarrollado recientemente la manufactura de artículos de goma, de telas
y ladrillos y los obreros de las fábricas combinan este trabajo con la
agricultura.
Según el estudio de la U.N.E.S.C.O., la combinación de la agricultura
con el empleo industrial no siempre ha sido una total bendición para
los agricultores. Los terrenos para las fábricas de yute de Dacca fueron
adquiridos con la intervención del Gobierno y los agricultores recibieron
una compensación inadecuada; el pago fué efectuado en varias cuotas
y el dinero recibido fué gastado en artículos de consumo en vez de ser
invertido. En algunos casos los aldeanos sufrieron un desengaño porque
no se los reclutò para el trabajo de las fábricas, puesto que los empleadores
prefirieron obtener en otras regiones mano de obra ya adiestrada.
Política futura
Tanto el proyecto de plan quinquenal como el « Programa de Desarrollo para 1959-1960 » asignan gran importancia al fomento agrícola,
con objeto de eliminar el desequilibrio entre la agricultura y la industria.
Entre los años 1956-1957 y 1957-1958 se han duplicado los gastos
públicos para el desarrollo rural y de la agricultura: de 144 millones a
300 millones de rupias. El Programa de Desarrollo asigna una importancia excepcional a los sectores productivos : la agricultura, el desarrollo
de fuentes hidráulicas y de energía eléctrica, los combustibles, los
minerales, el transporte y las comunicaciones, que en conjunto forman
el 82 por ciento de los egresos totales. El propósito actual es aumentar
la producción agrícola para lograr que el país se abastezca a sí mismo de
cereales destinados a la alimentación.
Una de las primeras medidas tomadas por el Gobierno en 1958 fué
aprobar la legislación de la reforma agraria para Pakistán Occidental,
fijando el máximo de 500 acres de extensión de los terrenos agrícolas en
164
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
las zonas irrigadas y 1.000 acres en las zonas de secano; los terrenos
excedentes del máximo fijado para la propiedad deben ser entregados al
Gobierno para su redistribución entre los renteros y otros agricultores.
Se compensó a los propietarios con bonos que rinden intereses y son
redimibles dentro de los 25 años.
En cuanto se refiere al desarrollo agrícola general, el Gobierno
está financiando grandes y pequeños proyectos de irrigación ; se estimula
a los agricultores para que adopten el método japonés de cultivo del
arroz, especialmente en Pakistán Oriental, donde se dan mejores cosechas;
se ofrecen subsidios a los agricultores que utilizan fertilizantes, y con la
ayuda de expertos extranjeros se han establecido institutos y facultades
de agronomía. El desarrollo comunal es estimulado por medio de la
« V-AID » 1 , un programa combinado de desarrollo agrícola e industrial
de la aldea, con objeto de utilizar la mano de obra rural desempleada.
En el sector industrial, la política del Gobierno consiste en ayudar a
todas las industrias, especialmente a las pequeñas y medianas que han
sido establecidas tanto en las ciudades como en las zonas rurales y
semirrurales, con objeto de evitar un mayor movimiento de la población
hacia las ciudades y, consiguientemente, el aumento del desempleo
urbano.
JAPÓN
, Desde 1868, fecha de la restauración Meiji, que marca el comienzo
del « período de modernización » del Japón, la rapidez del crecimiento
de la población en una zona reducida y densamente poblada ha ocasionado un problema gravísimo de utilización de la mano de obra. Aun
antes de esta fecha, el país estaba densamente habitado y la población
aumentaba con rapidez. Entre 1872 y 1940, la población se ha duplicado,
aumentando de 35 a 73 millones. Sin embargo, no aumentó la población
rural 2. La modernización significó que el enérgico desarrollo industrial
y comercial absorbió en las ocupaciones urbanas, además del aumento
natural de la población urbana, el total del aumento natural de la población rural sobrante.
Evolución de la población agrícola activa
En consecuencia, la participación de la agricultura en el total de la
población económicamente activa disminuyó relativamente durante este
período :
1
2
Village, Agricultural and Industrial Development.
Irene B. TAUEBER: «Population and Labor Force in the Industrialisation of
Japan, 1850-1950», en Economic Growth; Brazil, India, Japan, editado por S. KUZNETS,
W. E. MOORE y J. J. SPENGLER (Duke University Press, Durham, Carolina del Norte,
1955), pág. 318.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
165
... el porcentaje de todas las familias ocupadas en la agricultura disminuyó
de 71 por ciento en 1884 (20 prefecturas) a 64 por ciento en 1904, 60 por ciento
en 1909 y 58 por ciento en 1919 K
De 1920, en que se tomó el primer censo, a 1930, la población agrícola
activa permaneció constante alrededor de los 13,7 millones; entre 1930
y 1940 aun llegó a disminuir ligeramente.
En consecuencia, comparado con otros países asiáticos, el Japón
logró evitar el aumento de la población agrícola activa en este período.
No hubo ningún retraso entre la influencia de la economía mundial y
el desarrollo industrial nacional, como ocurrió en la India, y por tanto,
la estructura profesional alcanzó un mejor equilibrio durante este
período en el Japón que en la India:
... fué solamente este considerable éxodo rural de los autóctonos el que
posibilitó la coexistencia de una disminución de la mortalidad con la
alta natalidad durante muchos decenios, sin acarrear aumentos intolerables
del número de personas
que trataban de obtener medios de vida en la limitada
tierra disponible 2.
Representa un resultado considerable el haber evitado el aumento
de la población agrícola activa cuando el total de la población económicamente activa crecía con tanta rapidez.
Desde el punto de vista de la eficiencia de la agricultura y del nivel
de vida rural, la situación de la mano de obra no era tan favorable como
habría sido si el éxodo rural hubiera sido tan rápido como para reducir
la población agrícola total. Sin embargo, siguieron constantes la población agrícola, el número de haciendas y el área cultivable. « El
problema agrícola del Japón reside en el hecho de que estas tres cifras
fundamentales permanecen estacionarias » 3. Se pudo elevar el nivel
de vida rural mediante la intensificación de los cultivos, que logró un
gran éxito: hasta 1940 las cosechas se elevaron considerablemente.
También se logró un mejoramiento mediante la creación de empleos
subsidiarios en las industrias domésticas y las industrias locales en
pequeña escala, que garantizaban ingresos adicionales a una gran parte
de la población rural. Hasta 1940, en consecuencia, aunque no fué
resuelto el problema del nivel de vida rural, fué contenido dentro de
ciertos límites.
A partir de la segunda guerra mundial, el problema se agravó
considerablemente. Entre 1940 y 1950 la población total aumentó en
10 millones, llegando a un total de 83 millones en 1950. La población
1
TAUEBER, op.
2
cit.,
pág.
321.
Ibid., pág. 338.
3
S. TOBATA: Japan's Agriculture: Farming Population (Ministry of Foreign Affairs,
Tokio, 1956), pág. 7.
166
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
agrícola activa, aunque continuó disminuyendo en relación con la total,
aumentó en cifras absolutas, llegando a 17,22 millones en 1950, frente
a 14,68 millones en 1930. Como resultado de la guerra, el empleo en la
industria manufacturera disminuyó en un millón, en tanto que aumentó
en 1,1 millones el empleo en los servicios (especialmente del Gobierno).
Así, la mayor parte del aumento de la población económicamente activa
fué absorbido por la agricultura, como se muestra en el cuadro 41, que
abarca el período de 1920 a 1954.
CUADRO 41. — JAPÓN: POBLACIÓN AGRÍCOLA ACTIVA
Y POBLACIÓN ACTIVA TOTAL (1920-1954)
(En millares)
Años
1920
1930
1950
1954
Población agrícola
activa 1
Población económicamente activa total
Porcentaje de la
población agrícola
activa en relación con la
población activa total
14.661
14.687
17.220
18.060
26.733
29.049
35.000
39.930
55
51
49
45
Fuente: « La población trabajadora del mundo », he. cit.
1
Incluidas las industrias forestales y pesqueras.
Desde 1954 ha habido una disminución del empleo en la agricultura,
las industrias forestales y la pesca. El empleo total entre septiembre
de 1950 y septiembre de 1956 aumentó en 6,1 millones, desde 36,48 millones hasta 42,58 millones, en tanto que el empleo en la agricultura y las
industrias forestales y pesqueras disminuyó de 18,53 millones a 17,95 millones, representando una disminución de 51 a 42 por ciento del
empleo total. Así, la población agrícola activa permanece ahora estabilizada en una cifra mucho mayor que antes de la segunda guerra
mundial.
En consecuencia, ha aumentado también el número de familias de
agricultores. En 1950 este número era de 6,2 millones, frente a 5,5 millones en 1941. Las parcelas han aumentado en cantidad y han disminuido
en extensión: en 1952, el promedio de extensión de una hacienda era
de 2,25 acres. Estos cambios se deben en parte a la reforma agraria y a
la nueva ley de sucesión, que ha introducido la división entre los herederos varones. Desde aquella fecha se ha producido cierta disminución
en el número de las haciendas y de las familias agrícolas, pero ambos
totales siguen siendo mucho más grandes que en el período comprendido
entre las dos guerras.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
Factores que influyen sobre el desplazamiento
de los
167
trabajadores
En 1954-1956, la producción de alimentos superó en un 26 por
ciento el total de preguerra. A pesar del aumento de la población
agrícola activa, la renta real per capita en la agricultura fué en 1954
ligeramente más elevada que en el período que medió entre las dos
guerras mundiales, como resultado de cosechas más ricas y mejores precios. En 1955, año de cosechas verdaderamente excepcionales, los ingresos de la agricultura fueron notablemente elevados. Sin embargo, el
ingreso real per capita en la agricultura representa sólo una tercera parte
de los ingresos percibidos en otras ramas de actividad económica y
la brecha no ha hecho más que ahondarse en los años de la postguerra 1 .
También han aumentado las diferencias de salario entre la agricultura
y la industria manufacturera. Inmediatamente después de la guerra, los
salarios de la agricultura eran superiores a los de la industria, pero hacia
1954 se habían reducido a un 43 por ciento del nivel de los salarios
industriales 2.
El nivel relativamente bajo de los salarios agrícolas y el nivel relativamente muy bajo de los ingresos agrícolas entre los pequeños agricultores que tienen sólo una fracción reducida de terreno son fuertes
factores de repulsión. Pero una distribución más equitativa de la propiedad, la mayor seguridad en la tenencia de las tierras y la reducción de
los impuestos a la propiedad rural ejercen un efecto de atracción. Aunque
las ganancias en la industria son mucho mayores, no es muy fuerte la
atracción del empleo industrial, puesto que existe cierto desempleo en
las ciudades.
En consecuencia, el éxodo rural toma una nueva forma. Los trabajadores continúan abandonando la agricultura como antes. Sin embargo,
una gran proporción de agricultores y de sus familias permanecen en
las haciendas ocupados en trabajos subsidiarios o cultivando la tierra
como una función subsidiaria de otras ocupaciones. El ingreso no agrícola
en 1952 representaba un 34 por ciento del ingreso de las haciendas,
frente a 21 por ciento durante el período comprendido entre las dos
guerras 3. Hace mucho tiempo que la artesanía y las industrias locales en
pequeña escala se combinan con la agricultura. Esta relación es, por
cierto, una de las características más notables de la economía japonesa. Sin embargo, a partir de la segunda guerra mundial ha cambiado
de carácter el trabajo subsidiario en la familia agrícola. No se reduce,
1
JAPANESE GOVERNMENT, Economic Counsel Board : Economic Survey of Japan,
1952-1953 (Japan - E.C.A.F.E. Association, Tokio), pág. 141.
8
MINISTRY OF LABOUR: Analysis of the Japanese Labour Economy (Tokio, 1956),
pág. 49.
3
Economic Survey of Japan, op. cit., pág. 117.
168
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
como ocurría en el pasado, a la producción doméstica o local integrada
con la agricultura, sino que toma la forma de empleo industrial combinado con el trabajo ocasional o temporal en la hacienda.
... El llamado exceso de población no ha sido totalmente eliminado del
trabajo de la tierra, y se ha creado una población trabajadora que se mantiene
con un pie en la parcela agrícola y el otro en las industrias... De este modo,
existe una población trabajadora... de la que puede decirse que es una
especie de
población fronteriza que vacila entre los sectores agrícola y no
agrícola1.
Desde el punto de vista de la población rural, se puede considerar
esta situación como beneficiosa, puesto que una « ocupación secundaria » posibilita a los agricultores más pobres la adición de recursos
apreciables a sus ingresos. Pero, desde el punto de vista del conjunto
de la población económicamente activa, la existencia de gran número
de trabajadores dispuestos a aceptar empleos mal pagados puede tener
un efecto depresivo en el nivel de los salarios industriales:
... en todo caso, si las condiciones generales de empleo empeoran, la población
agrícola activa que abunda en los distritos rurales y que recibe bajos salarios
puede llegar a constituir un elemento potencial para la introducción de medidas
drásticas en relación con los niveles de salarios en el Japón 2.
Política futura
En vista de la gravedad de la situación del empleo, de la alta proporción de alimentos importados y de la amenaza para los salarios urbanos
que constituyen los agricultores que se emplean parcialmente en la industria, se están haciendo en el plan quinquenal todos los esfuerzos
para aumentar la productividad y el empleo en la agricultura. Se espera
que hacia 1960 la producción agrícola habrá aumentado en 2,3 millones
de toneladas, o sea un 15 por ciento, y que la productividad de la mano
de obra en la agricultura habrá subido en 2,5 por ciento. Se espera que
la agricultura absorba a 760.000 trabajadores más.
CONCLUSIONES
El problema central común de estos tres países es que el desplazamiento de los trabajadores es demasiado lento, tanto desde el punto de
vista de la distribución de la población económicamente activa en su
totalidad — equilibrio de la repartición profesional — como desde el
punto de vista de la eficiencia de la población agrícola activa.
1
J
TOBATA, op. cit., págs. 19-20.
Economic Survey of Japan, op. cit., pág. 126.
PAÍSES CON SUPERPOBLACIÓN AGRÍCOLA
169
En los tres países, el problema se plantea en términos diferentes. En
la India es mucho más serio y difícil de resolver, porque la mano de obra
se desplaza hacia los sectores urbanos de baja productividad; en gran
medida, el desplazamiento representa sólo una transferencia de la mano
de obra sobrante de la aldea a la ciudad. Las nuevas inversiones no bastan
para ofrecer mayores oportunidades de empleo fuera de la agricultura
o en la agricultura misma. En Pakistán, el factor de repulsión se debe a
condiciones generales básicamente semejantes, pero es mucho más
fuerte el factor de atracción de las nuevas posibilidades de empleo, y el
ritmo del desplazamiento es aparentemente bastante rápido para evitar
el crecimiento desmedido de la población agrícola activa. En el Japón,
el problema de la congestión en el campo, que se mantuvo dentro de
ciertos límites durante largo tiempo, se presenta actualmente en forma
acentuada, como un tipo inestable de empleo que fluctúa entre la agricultura y la industria.
¿ Podrá decirse algo útil acerca de este problema fundamental que no
se haya dicho ya en varias ocasiones ? Mayores esfuerzos para el aumento
de la productividad del trabajo y de la tierra, descentralización y desarrollo de pequeñas industrias, desarrollo comercial: éstas son diversas
posibilidades de lograr el mayor aprovechamiento de los recursos, cada
vez más escasos. Está fuera de los límites de este informe la discusión
de cuánto puede lograrse por medio de ellos y cuáles son las mejores
combinaciones de estas medidas. Sin embargo, el estudio de la situación
en Pakistán hace notar un hecho importante, que no siempre es suficientemente considerado cuando se discuten los problemas del exceso
de la población rural. Aunque el ritmo de la migración parece haberse
elevado suficientemente para impedir el aumento de la población
agrícola activa, la producción agrícola no ha aumentado, en parte
porque las inversiones en la agricultura son demasiado reducidas para
vencer los obstáculos naturales que traban una mayor producción
(por ejemplo, la salinidad de las tierras), y en parte por los controles de
precios y las condiciones de las instituciones locales.
Cuando se discuten los problemas del crecimiento de la población
agrícola activa en los países densamente poblados, se arguye con razón
que el principal remedio para la depresión del nivel de vida debe ser la
reducción del número de personas que trabajan en la agricultura. Sin
embargo, se supone con demasiada frecuencia que la reducción de la
mano de obra agrícola será suficiente de por sí para aumentar la producción agrícola por cabeza. La experiencia de Pakistán demuestra que
éste no es necesariamente el resultado, dado que el nivel de producción
agrícola está determinado por otros factores, y no sólo por el exceso de
mano de obra en la tierra cultivable.
170
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
En consecuencia, parece que el problema de aligerar la presión de la
población agrícola en las zonas cultivables congestionadas no será
resuelto simplemente acelerando la rapidez del movimiento, aunque tal
aceleración es una condición esencial para el mejoramiento de los
ingresos agrícolas. Se puede lograr muchísimo realizando esfuerzos para
elevar el nivel de producción por hectárea, y es significativo que el
Japón, donde los niveles de producción por hectárea son mucho mayores
que en la India o Pakistán, esté concentrándose en este método de mejorar la situación del empleo en la agricultura.
CAPÍTULO VI
PAÍSES EN VÍAS DE RAPIDO DESARROLLO
El presente capítulo trata de las condiciones del movimiento de la
mano de obra que abandona la agricultura en los países cuyo desarrollo
se ha ido acelerando últimamente. En la mayor parte de estos países, la
dinámica del crecimiento reside en la industria, especialmente en la
minera, y el nivel del desarrollo agrícola por regla general no guarda
relación con los recursos naturales.
La característica esencial que tienen en común estas economías extremadamente heterogéneas es el contraste entre la industria y la agricultura
en organización, técnicas y niveles de productividad. La industria utiliza
técnicas modernas y considerables capitales, en tanto que la agricultura
es primitiva o es muy extensiva y emplea muy poco capital.
Los países que presentan este contraste varían muchísimo en su
estructura agraria y en sus condiciones demográficas. Venezuela tiene un
sistema paralelo de latifundios y minifundios. El Brasil presenta una estructura mixta con grandes propiedades cultivadas extensivamente, plantaciones de cultivo intensivo, haciendas medianas para el cultivo de cereales y regímenes primitivos de tenencia comunal. Irak tiene una escasa
población y la mayor parte de la zona cultivable se concentra en grandes
latifundios que son explotados por arrendatarios. Algunos territorios de
África central están muy escasamente poblados y la tierra, que es de
propiedad comunal, sirve a una agricultura de autoabastecimiento. El
ritmo con que aumenta la población agrícola es variable, aunque la
productividad del trabajo agrícola es baja en casi todas partes.
Por otra parte, la industria presenta niveles relativamente elevados y
crecientes de productividad (en la minería son aun más altos) por causa
de las enormes inversiones de capital por trabajador. Los países que
poseen sobre todo industrias mineras o de extracción del petróleo presentan el caso extremo de este tipo de desarrollo enteramente desequilibrado.
Esas industrias son financiadas con capitales extranjeros y abastecen a
los mercados de exportación, de modo que su expansión no está entorpecida por el bajo nivel de productividad de otros sectores de la economía. En estos países el ritmo con que aumentan las inversiones es
elevadísimo. Por ejemplo, en el Congo Belga, la formación de capitales
172
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
representaba en 1951 un 21,7 por ciento del producto nacional neto,
y en Rhodesia del Sur, en 1950, llegó a 45,5 por ciento. En Venezuela,
la rapidez de inversión durante los primeros años de la década de 1950
fué de 23 por ciento del producto nacional bruto 1 . En Irak, en 1956, la
inversión bruta de capitales, públicos y privados, representó un 27 por
ciento del producto nacional 2 .
Así, en comparación con algunos de los países superpoblados que
se consideraron en el capítulo anterior no existe escasez de capital para
la expansión industrial. Pero el desarrollo tiende a concentrarse en el
sector industrial y predominantemente en una rama de ese sector. Por
supuesto, esto no constituye una desventaja para la economía ; una industria altamente productiva puede proveer el estímulo para la expansión
general en la misma forma en que la agricultura altamente eficiente
ofreció un estímulo para el desarrollo en Norteamérica en la segunda
mitad del siglo xix. En ese período, la industria y la agricultura estaban
relacionadas recíprocamente en su desarrollo ; las ganancias de la exportación de los productos agrícolas contribuyeron a financiar la inversión
en la industria y el transporte, en tanto que la expansión industrial y
comercial, a su vez, creó mayores mercados urbanos para la producción
agrícola y proveyó a la agricultura del equipo necesario para elevar su
eficacia.
Pero en los países que actualmente se industrializan con mucha
rapidez, la expansión tiende a permanecer concentrada en un sector.
Pueden aparecer grandes diferencias entre los niveles de productividad
de los "sectores de exportación y de los demás sectores de la economía por
razón de que las ganancias del sector de la exportación son reinvertidas
en la misma industria y no contribuyen necesariamente a aumentar el
capital del resto de la economía a menos que existan planes de desarrollo
que prevean la reinversión en la infraestructura económica del país. Como
la principal inversión es de capital, puede que no sea muy grande el
volumen de empleo creado en la industria misma. No obstante, existe
la posibilidad de que aumente el empleo en el sector urbano como
resultado de la necesidad de servicios relacionados con la industria
principal y del aumento de los ingresos, de tal modo que se atraerá a la
mano de obra a las ocupaciones urbanas.
El aumento del poder adquisitivo en la ciudad traerá consigo un
aumento de la demanda total de alimentos y una elevación de los precios.
1
W . W. ROSTOW: « The Take-Off into Self-Sustained Growth », en The Economic
Journal (Royal Economic Society, Londres), num. 261, marzo de 1956, pág. 36,
nota 3.
2
NACIONES UNIDAS: La evolución económica en el Oriente Medio,
i956-1957,
suplemento del Estudio económico mundial, 1957 (Nueva York, 1958), pág. 34.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
173
Si la producción agrícola aumenta, deberían aumentar paralelamente
el empleo y los ingresos en la agricultura. Sin embargo, es posible que el
abastecimiento de alimentos no muestre gran flexibilidad aunque no
haya escasez de terrenos ni de mano de obra. En diversos países incluidos
en este grupo, las condiciones naturales constituyen un obstáculo para el
aumento de la producción: por ejemplo, en el Brasil (sequías periódicas
y agotamiento de los terrenos) y en Irak (salinidad de las tierras). Estos
obstáculos pueden ser insuperables si no hay una inversión pública en
gran escala en obras de irrigación y avenamiento. La expansión de la
producción agrícola puede ser también dificultada por la falta de caminos
y de transporte, como ocurre en Venezuela (donde se dice que es más
barato importar un huevo por vía aérea de Estados Unidos que llevarlo
por carretera desde el interior a la capital). La estructura agraria puede
constituir también un obstáculo para el aumento de la producción de
alimentos: por ejemplo, los sistemas de tenencia comunal de la tierra,
en los que se utilizan métodos primitivos de cultivo, o los sistemas de
latifundios, en los que un uso extensivo de la tierra para el pastoreo del
ganado reporta ingresos seguros sin nuevos desembolsos de capital ni
costos adicionales de explotación.
La falta de elasticidad en el abastecimiento es particularmente notable
en Latinoamérica, donde el desequilibrio estructural de este tipo constituye la regla general, aunque el potencial agrícola de la mayoría de los
países es elevado. El que la producción agrícola no pueda ponerse al
nivel de la demanda creciente de alimentos x se debe no a una escasez
generalizada de mano de obra en la agricultura, sino a una inversión
insuficiente 2. En los países que exportan productos industriales, por
ejemplo, Venezuela, la demanda creciente de alimentos puede ser satisfecha por las importaciones. En otros países — en particular, Bolivia —,
no se puede importar una cantidad de alimentos suficiente para satisfacer
la demanda y, paradójicamente, la escasez de alimentos constituye un
factor que limita el desarrollo. Los precios de los alimentos son muy
elevados. En algunos países, como Chile y Argentina, a pesar de la
1
En 1955, la producción de alimentos per capita para toda la población de América
latina alcanzó solamente un 94 por ciento del nivel de preguerra, y de esta manera,
frente a una demanda mayor de alimentos se encontraba un abastecimiento no igual,
sino inferior. Véase La expansión selectiva de la producción agropecuaria en América
latina, informe conjunto de la Comisión Económica para América Latina y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (México, 1957),
págs. 24 y siguientes.
2
Las tasas de inversión en la agricultura en América latina son bajas si se las compara con las que se efectúan en otros sectores. En 1950-1954, la tasa de inversión neta
anual en la industria, construcción, minería y servicios era cuatro veces mayor que en
la agricultura, y en 1954 el capital fijo por persona activa era, en los sectores no agrícolas, cuatro veces mayor que en la agricultura. Véase La expansión selectiva...,
op. cit., pág. 9.
174
POR QUE ABANDONAN EL CAMPO
mecanización, el abastecimiento de productos agrícolas no ha aumentado
de manera considerable 1 .
En estas condiciones, la coincidencia de fuertes factores de atracción
en el sector urbano y de repulsión en el sector rural ocasionará un
rápido desplazamiento de los trabajadores hacia las ciudades.
Ahora bien, el problema importante es el de saber si ese desplazamiento
provocará una elevación de los ingresos agrícolas y estimulará las inversiones en la agricultura al aumentar la demanda de alimentos, por una
parte, y disminuir la mano de obra agrícola, por otra. En los países
económicamente adelantados, como ya se señaló en los capítulos anteriores, el éxodo de los campesinos ha sido uno de los factores que han
contribuido a la elevación de los ingresos agrícolas, porque, en general,
ha ido acompañado por una mayor inversión en la agricultura y ha
actuado entonces como factor de equilibrio, impulsando los ingresos
agrícolas hasta aproximarlos al nivel que rige en otras ocupaciones. De
esta manera se debilitaron notablemente los factores de repulsión. Si el
desplazamiento de los trabajadores no tiene este efecto y continúan en
vigencia los ingresos reducidos y las malas condiciones de trabajo en la agricultura, la deserción puede continuar hasta que la disminución de la población agrícola activa reduzca el volumen de la producción en el campo.
Desgraciadamente, la falta de datos sobre los ingresos agrícolas y los
salarios en el campo impide llegar a conclusiones definitivas sobre los
efectos de la migración en los países de este grupo. En este capítulo se
analiza sumariamente la situación de varios países que están en vías de
rápido desarrollo y que se han agrupado en dos grandes categorías para
facilitar el estudio: aquellos en que el abandono de la agricultura es
definitivo y se asemeja al desplazamiento de trabajadores examinado en
capítulos anteriores, y aquellos en que los trabajadores oscilan de las
actividades agrícolas a las no agrícolas según influyan en ellos las mayores oportunidades de empleo del sector industrial u otros factores que
los atraigan nuevamente a la agricultura.
EL DESPLAZAMIENTO DEFINITIVO
Brasil
El rápido desarrollo reciente del Brasil (evidenciado por un aumento
del 50 por ciento en la renta nacional entre 1948 y 1956) se ha concentrado principalmente en la industria, particularmente la minería, y en las
1
NACIONES UNIDAS: Estudio económico de América latina, 1956 (México, 1957),
págs. 181-183.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
175
ocupaciones urbanas en general. Pero su posición en los mercados mundiales sigue siendo la de un exportador de productos agrícolas: sucesivamente ha ocupado el primer lugar como exportador de azúcar (ea el
siglo XVII), caucho (de 1880 a 1910) y café a partir de mediados del
siglo xrx ; también ha sido el primer exportador de oro en el siglo xvm.
El café, el azúcar, el cacao y el algodón todavía constituyen el 80 por
ciento del total de sus exportaciones. La especialización temprana en
productos de exportación llevó a una rápida comercialización de la producción y a la explotación exhaustiva de los terrenos mejores y más
cercanos a los centros poblados. Se ha descuidado la producción de alimentos para el mercado interno y la agricultura destinada a la subsistencia continúa usando métodos primitivos. En consecuencia, la economía
sufre actualmente un doble desequilibrio: uno, entre la industria y la
agricultura por razón de la preponderancia de inversiones en la primera,
y otro, en el campo agrícola por razón de las diferencias entre los productos de exportación y los productos alimenticios.
Estos desequilibrios han determinado las diversas corrientes de migración. Aparte el factor habitual de repulsión originado en los ingresos
relativamente bajos de la agricultura, existen otros factores que influyen
fuertemente en el movimiento : la inestabilidad del clima, el agotamiento
y erosión de los suelos y el traslado a nuevas tierras y las fluctuaciones
de los precios en el mercado mundial. Es grande el volumen de migraciones, y la evaluación de su magnitud y sus efectos es difícil, en parte
porque faltan datos estadísticos comparables y en parte por las razones
que se mostrarán claramente después de un breve estudio de las características principales de la economía.
La mera extensión del país es una de las características más importantes. Con una población de 52 millones en 1950 y una superficie de
8.637.000 km 2 , el Brasil ocupa la mitad de la superficie de América
del Sur y comprende a la mitad de su población. Existen grandes
variaciones de clima entre las regiones muy lluviosas y las que sufren
de sequías periódicas; hay también grandes diferencias en los tipos
de la explotación agrícola, los niveles de vida y la distribución de la
población. Así, pues, para comprender los fenómenos económicos y
demográficos del Brasil es indispensable tener en cuenta la gran diversidad
regional del país. Observando la economía brasileña con este criterio,
« se ve inmediatamente que la región Sudeste, formada por los estados
de Minas Geraes, Espíritu Santo, Río de Janeiro, San Pablo y el Distrito
Federal, es la región donde la población rural representa el menor porcentaje de la población total. En esa región, el 52,1 por ciento de los habitantes viven en la zona rural, mientras que el índice genérico para todo
el Brasil llega al 63,8 por ciento. Si bien este último porcentaje es com-
176
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
parable al de los países con mayor población rural del mundo, el correspondiente a la susodicha región se equipara al de las naciones menos
ruralizadas » 1 . Por las enormes distancias y la falta de comunicaciones,
puede haber exceso de mano de obra en algunas regiones y escasez en
otras; no es posible dar respuesta a la cuestión de si existe una escasez
general de mano de obra, como se alega a menudo. La falta de comunicaciones es también un obstáculo importante para la expansión agrícola,
dado que el alto costo del transporte a los principales centros urbanos
impide el desarrollo agrícola de las regiones más remotas y ocasiona la
escasez de alimentos aun cuando no exista una escasez de tierra.
La gran diversidad de la estructura socioeconómica se refleja en el
contraste que se establece comúnmente entre « los dos Brasiles », el viejo
Brasil y el Brasil moderno. Este contraste no se origina en una dualidad
de culturas de origen diferente, tal como ocurre en otros países latinoamericanos, sino en las diferencias de los niveles de la técnica, que van
desde los tipos más primitivos de agricultura de autoabastecimiento en
las regiones alejadas hasta los modernos métodos de cultivo de la agricultura comercial y las técnicas más avanzadas de la industria pesada.
En general, el viejo Brasil se halla en el Norte, y el país moderno en el
Sur. No se puede delimitar claramente la frontera geográfica, ya que los
estados del Sur encierran en su territorio a muchos islotes del Brasil
antiguo, en tanto que en la región del Nordeste se encuentran « estados
modernos» como el de Pernambuco. La agricultura brasileña consagrada al cultivo de subsistencia es arcaica y utiliza métodos primitivos
(tales como la renovación de las tierras por la tala y la quema de bosques para la obtención de nuevos terrenos), mientras que el Brasil
moderno está representado por el cultivo de productos de exportación
obtenidos por una agricultura intensiva y especializada. Pero es útil
señalar que en ambos tipos de cultivos se ha seguido la práctica de utilizar
los terrenos hasta agotarlos y luego trasladarse a otros nuevos, simplemente porque hay más tierra disponible. En los sistemas primitivos,
particularmente en el polígono de sequía del Nordeste, existe la principal
reserva de mano de obra sobrante, mientras que hay escasez de trabajadores en las regiones de agricultura moderna del Sur. La utilización de
la tierra es extraordinariamente extensiva. Los 20 millones de hectáreas
de tierra cultivada (cantidad casi igual al área cultivable de Francia)
representan sólo un 9 por ciento del área total de las haciendas ; un 46 por
ciento está formado por terrenos de pastoreo y el resto por bosques o
zonas no cultivadas. Del terreno cultivado, un tercio (6,7 millones de
1
J . F. de CAMARGO: Éxodo rural no Brasil (Universidade de Sao Paulo, Faculdade
de Ciencias Económicas e Administrativas, San Pablo, 1957), pág. 30.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
177
hectáreas) sirve para el cultivo de café, algodón, cacao y azúcar; otro
tercio (6,7 millones de hectáreas), para el cultivo de arroz, trigo, frijoles
y yuca, en tanto que el resto se dedica al cultivo del maiz. El Brasil tiene
una gran cantidad de ganado, pero en general la producción ganadera es
de tipo extensivo. Estados Unidos, con sus 95 millones de cabezas, en
comparación con 66 millones en el Brasil, produjo en 1956-1957 5 veces
más carne y 15 veces más leche que el Brasil. Las cosechas de cereales
también tienen un rendimiento inferior al de Estados Unidos, donde es del
doble para el maíz y de 50 por ciento superior para el trigo.
El censo agrícola de 1950 distingue tres tipos principales de agricultura : producción agrícola, producción agrícola combinada con ganadería, y ganadería especializada. Se clasifica en la primera categoría el
60 por ciento de las haciendas, con un 50 por ciento de las tierras cultivadas y algo más del 50 por ciento del conjunto de trabajadores agrícolas.
Un 30 por ciento de las haciendas tienen explotaciones agropecuarias
combinadas y ocupan al 35 por ciento de la población agrícola activa
en el 40 por ciento de las tierras cultivadas. La ganadería consiste en una
forma sencilla de pastoreo del ganado y cerca de un 10 por ciento de la
población agrícola activa se ocupa de esta actividad, que utiliza la
mayor parte de la superficie dedicada a la industria agropecuaria.
A pesar de la enorme extensión del país y de su reducida población,
el área cultivada por habitante es en el Brasil menor que en la mayoría
de los países europeos, y si se considera solamente a las personas ocupadas en la agricultura, es mucho menor aún y llega a ser de sólo
2,2 hectáreas por persona 1 .
El área reducida de tierra cultivada por persona se compensa por las
grandes extensiones de tierra de pastoreo utilizadas para la ganadería;
las anteriores comparaciones nos dan la imagen de un país en el que,
desde el punto de vista de Europa y Norteamérica, « es mayor la ocupación de tierras que la colonización » 2.
Aunque es grande el potencial agrícola, ha disminuido la cadencia de
expansión de las áreas cultivadas. En el período 1920 a 1940 hubo una
rápida expansión de la agricultura, aumentando la extensión de terrenos
cultivables de 6,6 a 18,8 millones de hectáreas, mientras que de 1940 a
1950 sólo 0,2 millones de hectáreas han sido añadidas al área cultivable.
Entre 1940 y 1950 el área de terreno cultivado disminuyó, en efecto, en
todas las regiones del Brasil, con excepción del Sur, donde aumentó en
1,5 millones de hectáreas. La mayor disminución tuvo lugar en la región
1
En Italia, la proporción es de 2,6 hectáreas por persona activa; en Francia, 4,2, y
en Suecia, 7,2. En Estados Unidos es de 28 hectáreas.
2
T. L. SMITH: Brazil People and Institutions O^ouisiana State University Press,
Baton Rouge, 1954), pág. 135.
178
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
del Norte (de 0,9 a 0,2 millones de hectáreas) y en la región del Nordeste
(de 4,2 a 3,8 millones de hectáreas). Similarmente, se triplicò, entre 1920
y 1940, el número de parcelas, aunque se alcanzó casi un punto
de estabilización entre 1940 y 1950 con el aumento de 19 millones a
20 millones.
Las condiciones naturales de la producción agrícola son muy inestables. La región nororiental es afectada por tremendas sequías periódicas.
La inestabilidad económica es causada por la dependencia de los mercados de exportación para todos los cultivos intensivos. El exceso
de explotación de los mejores terrenos, particularmente en el cultivo del
café, ha llevado a la erosión. Pero las ganancias de los cultivos de exportación han sido elevadísimas y la agricultura sufrió un desequilibrio
porque la producción de alimentos ofrecía menores ingresos y, por tanto,
no se la mantuvo a la par del crecimiento de la población. Se importa
trigo para satisfacer la creciente demanda. En los últimos años, el consumo de trigo por cabeza se ha elevado en 70 por ciento en comparación
con el nivel existente entre las guerras ; en cierto grado, esto se debe a la
sustitución del maíz por el trigo.
El aumento de la población durante este siglo se cuenta entre los más
rápidos del mundo, habiendo crecido el total de habitantes de 17 millones
en 1900 a 52 millones en 1950. En las últimas décadas, el índice de
crecimiento ha venido aumentando más que disminuyendo.
Corrientes de desplazamiento.
Todos estos factores determinan amplios movimientos migratorios.
Observa una autoridad brasileña :
Los censos de 1940 y 1950 demostraron, el primero de ellos, que 3,4 millones de brasileños, y el segundo, que 5,2 millones vivían en unidades federadas
distintas a las de su nacimiento, lo que correspondía, respectivamente, a 8,5
y 10,3 por ciento del total de brasileños nacidos. Tales porcentajes indican que
el ritmo migratorio, además de ser considerable y evidenciador de la gran
movilidad de las poblaciones brasileñas, aumentó en el decenio...1.
El mismo autor señala:
La investigación del estado de origen de los brasileños censados en 1940 y
1950 permitió que se midiese la intensidad y se determinase el rumbo de tales
desplazamientos de población. La mayoría de éstos — según quedó probado —
se orienta en el sentido rural-urbano, verificándose a expensas de las zonas
campesinas el crecimiento de las ciudades... Otros desplazamientos tienen lugar
de una zona rural hacia otra, significando no una simple mudanza de residen1
T . P. ACCIOLY BORGES: Relaciones entre desenvolvimiento económico, industrialización e incremento demográfico urbano en el Brasil (Naciones Unidas,
Consejo Económico y Social, 1958) (mimeograñado), pág. 12.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
179
eia, sino, esencialmente, el paso de los campesinos de una esfera de economía
natural a otra de economía mercantil \
El movimiento de los trabajadores rurales a las ciudades está
simbolizado por el triángulo urbano e industrial Río de JaneiroMinas Geraes-San Pablo. La urbanización es allí muy rápida. Entre
1940 y 1950, las 158 aglomeraciones urbanas de 5.000 habitantes
o más aumentaron su población en 3,8 millones, o 44 por ciento; de este
aumento, un 40 por ciento fué vegetativo, mientras que cerca del 60 por
ciento se debió a la migración, casi toda interna 2. La mano de obra que
abandona la agricultura de las regiones vecinas a las ciudades es reemplazada, en general, por los emigrantes del Nordeste.
Las ciudades del triángulo industrial Río de Janeiro-Minas GeraesSan Pablo no son, sin embargo, las únicas que revelan un rápido crecimiento demográfico provocado sobre todo por las migraciones internas:
en el período que medió entre los dos censos, ciudades como Recife,
San Salvador, Porto Alegre, Fortaleza y Belén han aumentado su población, por la misma causa, en proporciones que varían entre el 75,86 por
ciento (Recife) y el 28,88 por ciento (Belén), lo que demuestra la importancia del éxodo hacia las ciudades dentro de las propias regiones
fisiográficas 3.
En lo relativo a las migraciones que se dirigen de una zona rural a
otra, cabría hacer diversas clasificaciones. Un autor distingue tres
direcciones principales : a) los movimientos que, partiendo del Nordeste,
se dirigen hacia las actividades rurales de San Pablo y del Norte del
Paraná, localizándose también en zonas del estado de Minas Geraes
y del de Río de Janeiro ; b) los que se desplazan del interior del Nordeste
al interior de la cuenca amazónica y que actualmente son relativamente
escasos, aunque han alcanzado grandes intensidades en el curso de los
últimos veinte años, y c) una corriente que, partiendo del interior del
estado de Río Grande del Sur (en el extremo Sur del Brasil), se encamina
hacia el Oeste del estado adyacente de Santa Catalina, cuya población
va cobrando densidad y se va extendiendo hasta los confines del estado
limítrofe de Paraná *.
De todas estas corrientes migratorias, la más significativa es la que
va de las regiones de agricultura de subsistencia del Nordeste del país
1
2
ACCIOLY BORGES, op. cit.,
pág.
9.
NACIONES UNIDAS: Informe sobre la situación social en el mundo (Nueva York,
1957), pág. 179.
3
R. de QUEIROZ FERNANDES: « O éxodo rural e o desenvolvimento das áreas urbanas no Brasil », Revista Brasileira dos Municipios (I.B.G.E., Conselho Nacional de
Estatística), núms. 39-40, julio-diciembre de 1957, pág. 132.
4
Véase M. DDÉGUES JÚNIOR: Populaçâo et propriedade da terra no Brasil (Unión
Panamericana, Washington, 1959), pág. 113.
180
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
hacia las zonas rurales o urbanas del Sur, ofreciendo una fuente de mano
de obra que llega a alcanzar el carácter de una verdadera emigración en
masa de la población en épocas de sequía. En 1952, la aguda sequía que
asoló todo el Nordeste brasileño determinó la emigración de unos
300.000 habitantes a los estados del Sur. La sequía de 1958 afectó a un
volumen igualmente grande de población. Estos desplazamientos toman
a menudo forma de un movimiento de vaivén, cuando los emigrantes
vuelven a sus aldeas, no bien las lluvias posibilitan el cultivo, después de
haber estado empleados durante cierto tiempo en los centros urbanos
o en la agricultura comercial.
La mano de obra del Nordeste que llega a las ciudades situadas en
la zona industrial se emplea principalmente en la construcción civil 1 .
Parte de estos migrantes se dirigen, en cambio, hacia las zonas rurales
adyacentes a las ciudades, donde reemplazan, como se ha dicho, a la
mano de obra que abandona la agricultura. Otros grupos, a su vez, se
dirigen hacia tierras menos pobladas. Se trata de un verdadero movimiento hacia el Sur para dedicarse a la agricultura en:
. . . aquella zona fronteriza que separa la sección agrícola del país de los
distritos escasamente poblados en que predominan un sistema rudimentario
de economía pastoril o regímenes primitivos de subsistencia mediante la recolección de los productos naturales. En la década 1930-1940 y en los años
posteriores la avalancha llegó a los bosques situados al Oeste de San Pablo,
donde comenzaron a surgir ricas fazendas de café y populosas ciudades en
zonas que apenas unos años antes eran desérticas. Hoy esta actividad febril se
produce en diversos lugares, constituyendo los principales la ocupación agrícola de las regiones occidentales de San Pablo, el rápido desarrollo de un
nuevo distrito cafetero en el Norte de Paraná, la extensión de los cultivos de
café y algodonen el Sur de Matto Grosso y el aumento de la corriente de población hacia la parte central de Goiás 2.
El cuadro general es confuso porque, además del movimiento de la
mano de obra atraída por la expansión de los sectores urbanos, existen
aun mayores traslados de población ocasionados por las condiciones
de la agricultura. El clima adverso, el agotamiento de los terrenos y la
pobreza del viejo Brasil impulsan a los trabajadores a las ciudades y a la
agricultura comercial del Brasil moderno. El rápido movimiento centrípeto de la mano de obra hacia las ciudades está causado especialmente
por la escasez de alimentos; se podrá conseguir un movimiento centrífugo que ayude a contrarrestarlo si se estimula la apertura de nuevas
zonas agrícolas que ofrezcan nuevos terrenos para la producción. La
dificultad de estimar la magnitud de la migración y de evaluar sus efectos
es en gran parte inherente a la situación misma y no es solamente resul1
2
Véase DIÉGUES JÚNIOR, op. cit., pág.
114.
T. L. SMITH: « Demographic Factors Related to Economic Growth in Brazil »,
en Economic Growth: Brazil, India, Japan, op. cit., pág. 260.
181
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
tado de la falta de datos comparables, puesto que la diversidad de las
condiciones dificulta la aplicación del análisis estadístico.
Evolución de la población agrícola activa.
Los cambios ocurridos en la población agrícola activa, tal como
fueron revelados por los censos de población de 1940 y 1950 y los censos
agrícolas correspondientes a los mismos años, aparecen en el cuadro 42.
CUADRO 42. — BRASIL: PERSONAS DE 10 AÑOS O MÁS,
ECONÓMICAMENTE ACTIVAS EN LA AGRICULTURA Y GANADERÍA
EN 1940 Y 1950
(En millares)
Años
1940
1950
Población
económicamente
activa total '
Hombres
Mujeres
Total
Porcentaje de la
población agrícola en relación
con la población activa total
14.758
17.117
8.183
9.154
1.270
733
9.453
9.887
64
58
Población agrícola activa
Fuente: Selected Tables of the Population Censuses (Servico Nacional de Recenseamento, Rio
de Janeiro, 1953), pág. 1.
1
Excluidos los estudiantes y el servicio domestico.
Al comparar estas cifras debe señalarse que una gran parte de las
mujeres que, según los criterios utilizados en el censo de 1940, debían
haber sido clasificadas en la agricultura, fueron ubicadas en 1950 en el
grupo de « trabajo doméstico no remunerado ». Por lo tanto, la disminución del número de mujeres ocupadas en la agricultura es más aparente
que real x .
Los censos agrícolas de 1940 y 1950 contienen datos sobre los cambios
en la composición de la población agrícola activa y el resultado de su
comparación puede verse en el cuadro 43.
Las discrepancias entre las cifras arrojadas por los censos de población
y los censos agrícolas (en los primeros son mayores los totales de varones
y menores los de mujeres) puede deberse a que ciertas categorías de
personas ocupadas en la agricultura no fueron registradas en el censo
agrícola (por ejemplo, los ocupantes clandestinos de tierras ajenas).
La diferencia de criterios en ambos censos puede justificar la discrepancia relativa a la cantidad de mujeres ocupadas en la agricultura;
la importancia del trabajo femenino es mayor de lo que se indica en
1
Los trabajadores incluidos en la categoría « trabajo doméstico no remunerado
y actividades de estudio» aumentaron de 11,3 a 16,4 millones entre 1940 y 1950;
las mujeres de esta categoría llegaban a 10,1 millones en 1940 y a 14,8 millones
en 1950.
182
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
los censos generales de población. Tampoco pueden compararse los
totales de 1940 y 1950 para la categoría « Otros trabajadores agrícolas ».
CUADRO 43. — BRASIL: TRABAJADORES DE LAS EXPLOTACIONES
AGROPECUARIAS, DISTRIBUIDOS SEGÚN SU SEXO Y SU SITUACIÓN
EN EL EMPLEO (1940 Y 1950)
(En millares)
Años
1940. . .
1950. . .
Trabajadores independientes y familiares
no remunerados
Otros trabajadores
agrícolas
Hom- Mujeres
bres
Total
Hombres
3.634 2.081
3.934 2.088
5.715
6.022
4.050 1.578
3.940 1.035
Mujeres
Total
Hombres
Mujeres
Total
5.628 7.684
4.975 7.874
3.659
3.123
11.343
10.997
Total
Fuente: Brasil: Censo Agrícola. VI. Recenseamento geral do Brasil, 1950 (Serviço Nacional de
Recenseamento, Río de Janeiro, 1956), págs. 124-125.
El aumento de la población agrícola activa masculina entre 1940 y
1950, según los censos de población, es aproximadamente de un millón,
lo que muestra una tasa de aumento considerablemente menor que la
de la población total (2,5 por ciento por año). Suponiendo que exista la
misma tasa de crecimiento vegetativo en la población agrícola masculina
y en el total de la población, el número de nuevos trabajadores que ingresen a la mano de obra de ese sector de actividad debería ser de dos
millones en el curso de diez años. Como el aumento verdadero en la población agrícola activa entre 1940 y 1950 fué de un millón, podemos suponer
que se ha efectuado un gran desplazamiento de la agricultura a otras
actividades, aunque continúe aumentando la población agrícola activa.
Los censos de población indican una disminución de la parte que
corresponde a la agricultura * en la población económicamente activa
total: de 64 a 58 por ciento entre 1940 y 1950, disminución comparativamente rápida. Sin embargo, deben considerarse estas cantidades tomando
en cuenta que una gran proporción de la población del Brasil se dedica
al trabajo doméstico no remunerado, categoría que está excluida de la
población activa y que fluctúa considerablemente en cantidad de un
censo a otro por los cambios en el sistema de clasificación. En 1950, el
trabajo doméstico no remunerado y las actividades de estudio comprendían a 16,4 millones de personas, número casi igual a toda la población
activa de todos los demás sectores. El aumento en esta categoría entre
1940 y 1950 fué de 5,1 millones, en comparación con un aumento de
2,4 millones en la población activa total. Por estas razones, los cambios
1
Incluidas la agricultura en general y la cría de ganado, excluyendo las actividades forestales y otras. En general, estas últimas no son importantes en el Brasil.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
183
relativos en la distribución de la población económicamente activa, según
se indica en los censos de población, deben ser tomados como aproximaciones no muy exactas.
Causas sociales del desplazamiento.
Aparte de las causas del movimiento que se han mencionado (los
factores de repulsión originados por la inestabilidad natural y económica
de la agricultura y los factores de atracción causados por la expansión
urbana) existen otros factores institucionales que influyen en el movimiento de la población.
Entre los más importantes de estos factores está la distribución desigual de la propiedad rural. Las haciendas brasileñas son muy grandes
en promedio, incluso si se comparan con las de América del Norte: las
que se extienden sobre más de 1.000 hectáreas forman la mitad de la
superficie total abarcada por las explotaciones agropecuarias del pais
y representan menos de 2 por ciento del número de dichas explotaciones.
Las de más de 100 hectáreas forman el 16,5 por ciento de la citada
superficie y representan 85 por ciento de su número. Para dar un ejemplo
de la escala de las propiedades citaremos que cerca de 60 propiedades
suman en conjunto 100.000 hectáreas y contienen una superficie igual al
triple de todas las haciendas de los Países Bajos y 12 veces mayor que las
de Noruega. Tales parcelas están compuestas principalmente por terrenos
de pastoreo y de bosques y el área cultivada es sólo una pequeña fracción
del total. El promedio de superficie cultivada por pertenencia es de unas
10 hectáreas y el terreno cultivado está distribuido con mayor uniformidad que el área total entre los grupos de distinta extensión.
Las condiciones de empleo en los latifundios son económicamente
inestables y socialmente rígidas. Para los migrantes rurales, que hasta el
momento han sido independientes en sus comunidades primitivas, es con
frecuencia dolorosa la transición. Los asalariados rurales llegan a un
total de 3.700.000 y constituyen el único gran grupo (con excepción de
los servicios domésticos) que no está todavía protegido por la legislación
social. Las condiciones de salubridad en el campo son extremadamente
malas 1. El caboclo, desplazado del viejo Brasil, no encuentra fácilmente
la integración social en la moderna economía en desarrollo.
Efectos del desplazamiento.
No son adecuados los datos sobre el aumento del empleo urbano,
pero se considera que se ha mantenido casi estacionario el número de
1
Resultados de un estudio económico y social realizado por la Comisión Nacional
de Política Agraria, descritos en B. H. RAPOSO: Condicöes de Vida na Agricultura
(Río de Janeiro, 1955).
184
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
puestos de la industria en los últimos años porque se la está mecanizando
en gran escala y, consecuentemente, el rápido crecimiento de la producción y la renta nacional no va acompañado de un aumento proporcional en el número de empleos. El número de trabajadores potenciales
es mayor que el de puestos disponibles ; hay un grupo grande de desempleados urbanos o personas semiempleadas que residen en los barrios
esencialmente no urbanos de las grandes ciudades, en las poblaciones
paupérrimas y en los barrios casi rurales conocidos con el nombre de
favelas. En Río de Janeiro, éstos tienen una población de unas 640.000
personas, que incluyen una alta proporción de desempleados. Utilizando
términos sociales, el éxodo frecuentemente se reduce a la transferencia
de los trabajadores rurales parcialmente empleados a la clase de los
desempleados urbanos — al menos durante el período que sigue inmediatamente a su migración a las ciudades —. Entre las características del mercado del empleo que resultan de la inadaptación profesional de los trabajadores a las labores urbanas, se encuentra una extremada movilidad
de la mano de obra y una gran frecuencia de casos de desajuste físico,
mental y profesional. Aunque es necesario el desplazamiento de los
trabajadores a la ciudad para dar a la industria suficiente número de
brazos y aunque los migrantes reciben el beneficio de este cambio en
cierto grado, el volumen de la migración es demasiado grande en relación
con las oportunidades. En consecuencia, se juzga que los resultados
perniciosos pueden ser mayores que los beneficios.
Se plantea la cuestión de saber si la continuación de estos movimientos
en tales proporciones y por las razones que existen actualmente tendrá
la probabilidad de estimular el desarrollo futuro del país. Existe una clara
necesidad de aumentar el volumen de los alimentos producidos para el
mercado nacional. Constituye un asunto de controversia el problema de
la determinación del potencial de terrenos para la agricultura, pero no
cabe la menor duda de que existe una posibilidad apreciable de progreso
técnico.
. . . No cabe la menor duda de que se pueden aplicar en el Brasil los métodos
más modernos de la agricultura científica y que su aplicación resultaría en un
aumento tanto de la cantidad y calidad de los productos alimenticios como en
una reducción de su costo. En efecto, es difícil ver de qué manera un país como
el Brasil, que tiene una natalidad tan elevada, podrá evitar por mucho tiempo
la transformación de su agricultura tradicional de explotación extensiva en un
sistema agrícola moderno que produzca mayor cantidad de alimentos a menor
costo. Si se tarda demasiado en realizar este cambio podrían ser desastrosas
las consecuencias económicas, sociales y políticas 1.
La escasez de mano de obra es uno de los principales factores que se
1
P.E.
JAMES:
«Brazilian Agriculture Development», en Economie Growth:
Brazil, India, Japan, op. cit., pág. 100.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
185
oponen al aumento de la producción en las nuevas regiones trigueras de
Río Grande del Sur, Santa Catalina y Paraná, donde podrían llegar a
cultivarse dos millones de hectáreas si se eliminaran varios obstáculos,
entre ellos la escasez de mano de obra. La estimación de las necesidades
de trabajadores en la región durante los próximos cinco años, que se basa
en diferentes suposiciones en cuanto a los métodos de cultivo, demuestra
que será necesario un fuerte aumento de la población activa que habita
al presente esa región 1.
En este caso no existe tanto la necesidad de sustituir la mano de obra
por nuevas inversiones de capital, sino que se necesita emplear simultáneamente mayores capitales y mayor mano de obra.
No puede saberse si la atracción centrípeta privará a la agricultura de
la mano de obra necesaria para la expansión futura, a menos que se tenga
una información más completa. Acaso no haga tanta falta la mano de
obra, en el sentido de « trabajadores disponibles », como la mano de obra
calificada para la agricultura. El « hombre marginal » de las regiones de
la agricultura de subsistencia puede encontrar empleo con facilidad
en un cafetal o en la industria de la construcción de la ciudad, pero no
tiene la iniciativa, el capital ni la experiencia que se necesitan en las
nuevas regiones agrícolas. Actualmente, factores de carácter institucional
mantienen a los trabajadores agrícolas en niveles de vida inferiores a los
que justificarían la gran demanda de alimentos y las posibilidades de
aumento de la producción.
Se necesita una mayor dispersión de la producción agrícola y de los
servicios urbanos a los centros más pequeños con el fin de promover
la expansión de la producción agrícola; igualmente es necesario un mejoramiento de las comunicaciones. Al presente, los proyectos de colonización en zonas remotas no son económicamente viables, porque el costo
de los transportes a los centros principales es demasiado alto. En el
momento actual, el movimiento centrípeto agrava con certeza la actual
distribución geográfica de la población que no es nada económica y no
ofrece las condiciones regionales adecuadas para que el nuevo Brasil
sustituya fácilmente al antiguo Brasil.
Entre los remedios para el estado caótico del mercado del trabajo
y para la contención de la corriente de emigración en su fuente principal,
la región Nordeste, se cuentan la irrigación, la conservación de las reservas de agua y otras obras públicas, programas de colonización rural, el
abastecimiento de energía eléctrica y la industrialización. También
pueden ayudar a los migrantes los servicios de colocación. Sin embargo,
1
NACIONES UNIDAS : Boletín Económico de América Latina, publicación de la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (Santiago de Chile),
vol. II, núm. 1, febrero de 1957, págs. 50 y 61.
186
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
en vista del desequilibrio en la economía total y de los grandes cambios
en la estructura socioeconómica que el desarrollo inevitablemente debe
llevar consigo, es claro que se necesita relacionar las medidas para
estabilizar el empleo en general con el estímulo a la producción agrícola.
Entonces, será un requisito para tal estabilidad lograr un mejor equilibrio en la inversión tanto entre la agricultura y la industria como entre
la producción destinada a la exportación y la destinada al consumo
de alimentos. También es evidente que entre las medidas que deben
tomarse como política general estará la reforma de la estructura agraria,
acompañada por la introducción de mejores métodos de cultivo y el
mejoramiento de la posición social y las calificaciones de los agricultores
y de los asalariados agrícolas con el fin de fortalecer al agricultor independiente en su propia comunidad agrícola.
Venezuela
El ritmo de desplazamiento de los trabajadores es muy elevado en
Venezuela. Durante el período 1941-1950 la proporción de la población
agrícola dentro de la población económicamente activa declinó de 51 a
41 por ciento a raíz de que la totalidad de la población activa aumentó
muy rápidamente, a razón de 3,6 por ciento por año, en tanto que la
población agrícola activa aumentó sólo a razón de 1,1 por ciento. El
ritmo con que los trabajadores abandonan la agricultura es el más
intenso de América latina y, tomando como base las estadísticas internacionales reflejadas en los cuadros 1 y 2, está entre los más rápidos
del mundo.
Como Venezuela es el principal exportador de petróleo del mundo
y al mismo tiempo un importante productor de hierro y manganeso,
la tasa de aumento de la producción industrial y de la renta nacional es
elevadísima. La renta nacional por habitante es en Venezuela la más
alta de América latina. La tasa de urbanización, que es también la
primera en América latina, refleja claramente la fuerza de los factores de
atracción.
Los ingresos producidos por la extracción del petróleo forman indudablemente el grueso de la renta nacional y son reinvertidos en el sector
urbano; particularmente se han hecho inversiones en gran escala en el
transporte, las obras públicas y otros servicios púbücos. Como lo dice
un autor:
... Venezuela ha tenido por mucho tiempo una « economía focalizada »
con una tasa elevada de inversión concentrada en un sector moderno y de
exportación cuyo desarrollo no provocó un movimiento general dentro de la
economía venezolana, aunque en los últimos años este país parece ingresar en
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
187
el grupo de aquellas economías que experimentan un auténtico proceso de
desarrollo general1.
No obstante, este proceso de desarrollo general y concentrado de la
economía venezolana se demora debido a que la política de reinversión
no tiene suficientemente en cuenta a la agricultura. En 1956 sólo un
4 por ciento del presupuesto nacional fué asignado a esta rama de la
actividad económica. Como resultado del proteccionismo aduanero ha
aumentado la producción de algunos artículos alimenticios, y actualmente
el país se autoabastece de arroz, maíz, patatas y azúcar. Los precios de
los aumentos siguen siendo elevados, principalmente porque son altos
los costos del transporte.
El nivel de vida en el agro es sumamente bajo y casi la mitad de la
población rural es analfabeta. Por otra parte, cabe anotar que la prosperidad del sector urbano no es uniforme: aunque la mitad del poder
adquisitivo de Venezuela se localiza en Caracas, ciudad que agrupaba
a un millón de los 5,8 millones de habitantes en 1955, se advierte también con claridad un cierto grado de desempleo urbano.
En un reciente informe acerca de este problema 2 se asigna gran
importancia a la acción ejercida por los factores de repulsión. Este
informe se basa en las investigaciones realizadas en los barrios pobres
de Caracas y en algunas aldeas de la región andina 3.
En esencia, el informe concluye que las causas principales del éxodo
rural son : en primer lugar, las escasas oportunidades de empleo existentes
en la región rural. Los métodos primitivos de laboreo de la tierra son, en
gran medida, culpables de esta situación. Si se aplicaran a esta tarea los
métodos científicos más avanzados se crearía entonces automáticamente
la necesidad de emplear técnicos, tales como agrónomos, veterinarios,
tractoristas, etc. Otra razón importante que determina esta situación es
que la agricultura se consagra casi exclusivamente a la producción de
materias primas y de productos primarios; si se iniciara en el campo
venezolano la producción de artículos elaborados o semielaborados se
crearían oportunidades de empleo fuera de los centros urbanos y, de esa
manera, se contribuiría a evitar el hacinamiento.
En segundo lugar, debe señalarse la mala distribución de la tierra.
En Venezuela, como en el resto del mundo, los agricultores sin tierra se
hallan en peor situación que quienes la poseen, por muy reducida que
sea su parcela. Los primeros en abandonar el campo son siempre los
1
2
ROSTOW, loe. cit.
Causas y efectos del éxodo rural en Venezuela (Unión Panamericana, Washington, 1955).
3
Esta región rural crea graves problemas porque está superpoblada; no ocurre
lo mismo en las demás regiones, donde queda un amplio margen para fomentar la
agricultura.
188
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
desposeídos, puesto que nada tienen que perder al partir, mientras que
los campesinos con tierras experimentan un sentimiento de seguridad
y estabilidad.
En tercer lugar, debe señalarse la carencia prácticamente absoluta
de todos los servicios que hacen el bienestar material del hombre : agua,
luz, caminos, escuelas, hospitales, mercados, etc. La falta de estos servicios no sólo se traduce en incomodidad material, sino que llega a convertirse en un verdadero peligro. A este respecto es interesante señalar
que mientras el campesino ignora la existencia de tales beneficios,
puede vivir sin ellos; pero en cuanto llega a conocerlos y a saber que
con sólo trasladarse a otro sitio puede gozar de ellos, comienza a sentir
su falta y a pensar seriamente en trasladarse adonde existan. Esto,
que es cierto para las necesidades más elementales, también lo es para
otras de carácter más elevado, esto es, la falta de centros culturales,
bibliotecas, teatros, iglesias, campos de deporte, etc. Hay quienes
creen que únicamente las personas que han alcanzado ya cierto nivel
intelectual sienten la necesidad de estos servicios, pero el informe que
comentamos es terminante a ese respecto : los más ignorantes y atrasados
de los campesinos se quejan de la falta de escuelas y aprecian debidamente el valor de la educación.
En materia de carencias, nos resta señalar la de todo servicio de asistencia social : asilos, casas cuna, cajas de ahorro y de crédito y programas
de pensión y jubilación. El efecto de este tipo de carencias es doble: por
un lado, impulsan a la gente de las zonas rurales a abandonarlas y
dirigirse a los centros urbanos, y por otro, desalientan todo intento por
atraer hacia esas regiones un personal más o menos calificado que provenga de las ciudades 1.
El informe se ocupa luego de los efectos del éxodo rural y señala entre
los principales, en primer lugar, la falta de mano de obra para las tareas
del campo. Esto incidió notablemente en la producción agrícola, que llegó
a niveles tan bajos como nunca se habían visto. Venezuela tuvo que convertirse en un país importador de alimentos. A partir de la segunda
guerra mundial esta situación se modificó cuando el Gobierno creó la
Junta Pro Fomento Nacional, que se transformó luego en la Corporación
Venezolana de Fomento. Esta institución se ocupó con interés de mejorar
la situación en la agricultura y contó con la valiosa colaboración del
Instituto Agrario Nacional, que asentó en tierras ganadas para la agricultura a colonos extranjeros y nacionales que han comenzado a producir ya importantes cosechas de productos alimenticios.
Esto se refiere al campo, pero, en lo que se refiere a las ciudades, el
1
Causas y efectos, op. cit., págs. 247-248.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
189
éxodo rural ha creado graves problemas, a cuya solución se hallan hoy
abocados los gobiernos en el orden nacional, provincial y municipal. Las
ciudades se han llenado de grandes sectores donde se hacinan los pobladores en las más deplorables condiciones de higiene. Además, los servicios que ya existían en los centros urbanos, tales como agua, luz, transportes, escuelas, hospitales, etc., resultan hoy insuficientes para atender
al enorme acrecentamiento de la demanda. Para resolver, aunque sea
parcialmente, estos problemas, el Gobierno ha dispuesto, entre otras
medidas, la creación del Banco Obrero, que se ocupa especialmente de la
construcción de viviendas a precios acomodados, sobre todo en la ciudad
de Caracas.
El informe termina puntualizando que su estudio no ha ido más allá
de la ciudad de Caracas y la región andina y que por ello no se anotan
en él otras causas y otros efectos que probablemente se estén manifestando en este mismo momento en otras regiones de Venezuela o en otros
países de América latina 1 .
En consecuencia, debe deducirse que el desplazamiento de los trabajadores del campo a la ciudad puede llegar a constituir un factor que
alivie la pobreza tradicional del campesino y constituya en ese sentido
un factor de mejoramiento de las condiciones rurales. Pero los múltiples
elementos que inciden adversamente en los problemas del campo no
tienen probabilidades de ser remediados, a menos que se dirija un
mayor volumen de inversiones hacia la agricultura — y la infraestructura
que ella necesita — y a menos que se reforme la estructura agraria, que
se modifique el sistema de tenencia de la tierra y se superen los actuales
inconvenientes que padece la comunidad rural.
Irak
Irak, al igual que Venezuela, tiene una economía basada en el petróleo,
con altos niveles de inversiones y de urbanización. Sin embargo, se
encuentra en las primeras etapas de su desarrollo, porque la expansión
de la industria petrolera es mucho más reciente; el rápido aumento de la
producción que actualmente domina en la economía no comenzó sino
después de la segunda guerra mundial. Se introdujo en 1951 la política
de reinvertir una proporción de los ingresos originados en la industria
petrolera, y desde 1954-1955 se han gastado grandes cantidades en construcciones de carácter fundamental, especialmente en grandes programas
de control hidráulico. Antes de esta expansión reciente, Irak era un país
principalmente agrícola que exportaba trigo y cebada. La agricultura
1
Causas y efectos, op. cit., págs. 247-248.
190
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
sigue siendo la ocupación principal, pero su parte en el producto nacional
bruto en 1956 fué sólo de 24 por ciento, en tanto que la producción de
petróleo, que sólo emplea a un pequeño número de trabajadores, aportaba un 27 por ciento x.
Aunque Irak tiene cultivos muy escasos en relación con las áreas
disponibles de terreno cultivable, las condiciones de la producción agrícola son sumamente adversas porque durante mucho tiempo no existieron sistemas de control de las aguas. La agricultura sufre tanto del exceso
de agua, que provoca inundaciones periódicas destructoras de los cultivos,
como de la escasez de agua en las zonas irrigadas, donde no se pueden
obtener dos cosechas. En la mitad Norte del país predomina la agricultura de secano, en tanto que todos los cultivos del Sur se hacen en terrenos irrigados por medio de bombas y canales. Tanto en las zonas secas
como en las irrigadas, las cosechas son extremadamente pobres y están
entre las más bajas del mundo. Existen enormes variaciones de producción a causa de la destrucción originada por las inundaciones en la
zona irrigada y de las variaciones del régimen de lluvias en la zona Norte.
Dentro de la zona de irrigación, los cultivos van desplazándose a medida
que la fertilidad de los terrenos es destruida por efecto de la salinización
originada por la falta de avenamiento. La agricultura sigue siendo
extensiva, alternándose los años de cultivo con años de barbecho, aun
en la zona irrigada, con excepción de aquellas áreas servidas por dos
diques. Así, el control de ambos ríos, el Eufrates y el Tigris, a fin de suprimir las inundaciones y crear depósitos de agua, constituye una condición
esencial para el mejoramiento de la producción agrícola y de los ingresos
de los agricultores. Representan un gran progreso en este sentido los
dos grandes proyectos terminados en 1956: el sistema de control de las
inundaciones de Wadi Tharthar y el embalse de Habbaniyah.
El sistema de distribución de tierras es, en general, el resultado de un
acomodamiento de la estructura social tribual a la colonización agrícola.
Una gran parte de la tierra que actualmente se cultiva ha entrado en el
sistema agrícola dentro de los últimos 40 años por la colonización de una
población tribual y seminómada. En el curso de este proceso, los jeques
de las tribus han adquirido títulos legales de propiedad, en tanto que el
sistema de registro de títulos ha dejado de lado los derechos consuetudinarios de los miembros de la tribu que cultivaban los terrenos. En su
mayor parte la tierra está dividida en latifundios y es cultivada por intermedio de los agentes del latifundista. Con excepción de algunas regiones
en que existen pequeñas propiedades, la mayor parte de los agricultores
1
NACIONES UNIDAS: La evolución económica en el Oriente Medio, 1956-1957,
suplemento del Estudio Económico Mundial, 1957 (Nueva York, 1958), pág. 34.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
191
son aparceros que entregan una gran proporción de las cosechas al propietario de la hacienda. En general, hasta ahora no han tenido mucho
resultado los esfuerzos legislativos para reformar este sistema mediante
el control del contrato de aparcería y asegurar que el agricultor reciba
una mayor proporción de la cosecha. Entre 1950 y 1958 se iniciaron
varios programas de colonización de tierras en los que se otorga la propiedad a los agricultores después de un período de cultivo ; estos programas tuvieron algún éxito, pero su escala era demasiado reducida para que
pudieran beneficiar a la población agrícola en general.
Así resulta que los factores de repulsión actúan con fuerza para
impulsar el desplazamiento de los trabajadores. Las ganancias de los
trabajadores rurales se mantienen al nivel de la mera subsistencia por
que las cosechas son malas y aun así el propietario de las tierras toma
de ellas una elevada proporción como precio del arriendo. Las condiciones de salubridad son deficientes: la mayoría de los fellaheen (campesinos) padecen diversas enfermedades ocasionadas o agravadas por la
mala alimentación. Los factores de repulsión son fuertes, pero lo son
igualmente los de atracción. Aunque la industria extractiva del petróleo
emplea por sí misma sólo a un número reducido de trabajadores, es
grande el volumen de empleo creado por las nuevas inversiones públicas.
La mayor parte de los nuevos empleos se encuentran en la construcción
de obras públicas : los grandes proyectos hidráulicos, los caminos y la
edificación urbana. El empleo en las nuevas industrias tiene menos importancia, puesto que los gastos públicos en este sector han sido ínfimos.
En los últimos años el desplazamiento de la mano de obra ha sido muy
rápido y se ha dirigido especialmente a Bagdad, Basra y Kirkuk. Otro
proceso digno de anotarse es la emigración considerable que ha llevado
a los pobladores de las regiones misérrimas de Irak meridional al
empleo urbano en la economía petrolera del vecino principado de Kuwait.
Todavía no se puede medir la extensión real de este desplazamiento
profesional de la mano de obra. El material estadístico de que se dispone
actualmente es insuficiente (no se han publicado en su totalidad los resultados del censo de 1957). Sin embargo, la comparación de los totales de
población urbana y rural registrados en los censos de 1947 y 1957 que se
hace en el cuadro 44 muestra el alto nivel de urbanización.
La tasa de aumento de la población total fué durante este período
extremadamente alta, llegando a ser de 3,1 por ciento por año; la población rural aumentó a razón de 2,6 por ciento y la urbana a razón de
4,2 por ciento.
Mientras la población total ha aumentado en un 36 por ciento, la
urbana se incrementó en un 50 por ciento durante el período considerado.
Sin embargo, no todos los trabajadores que abandonan la agricultura
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
192
van a engrosar la población urbana, ya que muchos se colocan en los
nuevos empleos creados por los programas de obras públicas y vialidad,
que en su mayor parte se ejecutan en las zonas rurales.
CUADRO 44. — IRAK: POBLACIÓN URBANA Y RURAL (1947-1957)
(En millares)
Población urbana
Población rural
Años
1947. . .
1957 . . .
PorcenCifras
del
absolutas taje
total
3.196
4.100
66,4
62,7
Tasa
Cifras
de
absolutas
aumento
28,3
1.620
2.438
Porcentaje del
total
33,6
37,3
Población total
Tasa
Tasa
Cifras
de
de
absolutas
aumento
aumento
50,5
4.816
6.538
35,8
Fuente: Censos de población.
El traslado del poblador rural a la ciudad representa para él una
ganancia inmediata. Como resultado de la mayor demanda de mano de
obra los salarios se han elevado considerablemente en los últimos años.
En 1956-1957, los trabajadores calificados podían ganar 1,5 dinares 1 por
día; por su parte, los obreros semicalificados empleados por empresas
concesionarias de contratos asignados por la Junta de Fomento ganaban
hasta 500 fils 2 por día. El jornal mínimo que la ley fija en 250 fils no se
aplica prácticamente en ninguna parte; probablemente lo corriente sea
pagar el doble de esa cifra 3 .
No se tienen datos sobre los ingresos en la agricultura, pero el salario
de un trabajador urbano no calificado excede ciertamente por un gran
margen el promedio de ganancias de la agricultura. También es significativa la mejora de la situación social, dado que la posición que ocupa el
fellah es de inferioridad social.
No obstante, las condiciones urbanas de la vivienda para los migrantes son muy poco satisfactorias porque en las inversiones destinadas al
desarrollo poco lugar se dejó para el saneamiento y las viviendas obreras.
Los migrantes, a veces acompañados de sus animales, se aglomeran
en Bagdad en barrios de chozas de barro donde no hay saneamiento ni
agua potable. En consecuencia, las tasas de mortalidad infantil son elevadísimas.
El aumento de la demanda de mano de obra a partir de 1955 absorbió
a todos los trabajadores urbanos desempleados y ha contribuido a la
reducción del desempleo agrícola. Existe mucho subempieo en la agri1
1 dinar = 2,80 dólares de Estados Unidos.
1 dinar = 1.000 fils.
3
La evolución económica en el Oriente Medio, 1956-1957, op. cit., pág. 36.
2
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
193
cultura, ya que se trata de una actividad que está sometida a las variaciones de las estaciones del año. En cuanto a los efectos que tiene la
emigración en la producción agrícola, no hay ninguna prueba de que
los propietarios de los terrenos se hayan esforzado para retener al agricultor mediante el aumento de su cuota en las cosechas o el mejoramiento
de su condición en otra forma.
Aunque la migración ofrezca beneficios indudables a los migrantes
y no se reduzcan los salarios en los centros urbanos, la persistencia de
los factores de repulsión que son origen del éxodo, ciertamente a la
larga no es favorable para la economía en general. Hasta el aumento
de los ingresos de los trabajadores puede no ser permanente, puesto que
el empleo en los trabajos importantes de construcción acabará tan
pronto como éstos hayan sido terminados. El aspecto más grave de la
disparidad entre la agricultura y otras ocupaciones está en la falta de
equilibrio entre las sumas cuantiosas que se emplean en bienes de capital
para la agricultura y el reducido capital que se invierte en la agricultura
misma. La inversión del capital público se concentra en un alto grado
en los trabajos de irrigación, que cuando estén terminados originarán
una gran expansión de la capacidad productiva. El control de las inundaciones y los programas de irrigación tendrán como resultado una gran
extensión de las zonas agrícolas cultivables y posibilitarán la doble
cosecha anual tanto en las nuevas tierras como en aquellas que ya ahora
se cultivan. Pero esta inversión es a largo plazo, en tanto que se invierte
poco capital en el mejoramiento de los métodos agrícolas 1 o en la investigación o la formación profesional. Así, los cambios inmediatos en la
estructura profesional causados por la mayor demanda de mano de obra
no calificada pueden entrar en conflicto con las necesidades de mano
de obra a largo plazo que creará eventualmente esta inversión. Para
cultivar la tierra y cosechar los productos se necesitará mano de obra
calificada, ya esté formada por agricultores independientes o por braceros.
En este caso, un desarrollo equilibrado requeriría que se tomaran
medidas enérgicas para elevar el nivel de ingresos y el nivel de vida de la
población agrícola activa y para mejorar su eficiencia. Para ello se requiere un aumento de las inversiones en la propia agricultura, particularmente el estímulo de métodos más intensivos de cultivo, y una mayor
inversión en los recursos humanos, en forma de viviendas rurales, educación y formación profesional. También tal desarrollo implicaría una
redistribución de los ingresos para favorecer a quienes cultivan la tierra.
1
Lord SALTER: The Development of Iraq: A Plan of Action, proyecto preparado
para la Junta de Fomento de Irak (Caxton, Londres, 1955).
194
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Desde la revolución de 1958 se ha introducido una nueva legislación
para reformar el sistema agrario, y con el tiempo es de suponer que
llevará a esa transformación esencial.
Conclusiones
Las conclusiones sobre los efectos de la migración en estas condiciones deben considerarse necesariamente como aproximativas, puesto
que no se dispone de datos suficientes. Los problemas que surgen contrastan vivamente con los que emergen en el grupo de países considerados
en el anterior capítulo por el hecho de que disponen de mayor capital
para el desarrollo agrícola. En dos de los países cuyas condiciones han
sido descritas brevemente, el Brasil e Irak, es enorme el margen para el
desarrollo agrícola, por cuanto se están ganando para el cultivo nuevas
zonas agrícolas y el mejoramiento de los métodos de laboreo puede, sin
duda, aumentar las cosechas, la productividad de la mano de obra y los
ingresos producidos por la agricultura. Que el desarrollo agrícola exija
más o menos mano de obra depende de los tipos de agricultura que
habrán de desarrollarse, pero puede suponerse con bastante certeza que
se necesitará mayor cantidad de mano de obra calificada, cualquiera sea
el tipo de agricultura escogido.
Desde el punto de vista de los propios migrantes, las pruebas aportadas por Venezuela e Irak indican que son considerables las ventajas
del movimiento migratorio. Aunque las condiciones de la vida urbana
son poco satisfactorias, el aumento de los ingresos es suficientemente
grande para posibilitar un aumento importante del consumo. En el Brasil
las pruebas son menos concluyentes y se considera que los resultados
nocivos de la urbanización son mayores que los beneficios.
En cuanto concierne a la producción, el desplazamiento de la mano
de obra debería tender a crear una utilización más económica de la
mano de obra y una sustitución del trabajo mal remunerado por capital.
En aquellos lugares donde una gran cantidad de trabajadores están concentrados en regiones pobres, como en Venezuela, la reducción de la
población agrícola activa debería ser beneficiosa porque permitiría al
resto de los trabajadores cultivar más terrenos. En Irak, donde abunda
la tierra, la escasez de mano de obra puede estimular la mecanización.
Pero el problema básico es el hecho de que el desarrollo es desequilibrado y que la producción agrícola no adelanta en eficiencia al mismo
tiempo que los otros sectores. La mayor inversión en la agricultura, la
mayor productividad y niveles superiores de vida para los aparceros y
los asalariados agrícolas no disminuirán necesariamente la migración,
pero evitarán que ésta ejerza una presión negativa en el nivel de vida
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
195
urbano y haga crecer excesivamente el sector de los servicios. Donde el
esfuerzo se concentra en la expansión de la producción agrícola por
medio de las inversiones de importancia a largo plazo, como en
Irak, debe tratarse de mejorar los métodos de inversión « de segunda
importancia » para que se aumente la productividad y la eficiencia de la
mano de obra agrícola y se ofrezca una transición más fácil cuando se
completen los programas de desarrollo y se reduzca el volumen de
empleo. La migración del campo a la ciudad en estas condiciones no
aumentará el número de desempleados y subempleados de la ciudad que
viven en estado de completa penuria, como ocurre en las ciudades de
Asia, dado que aumentará la demanda de mano de obra y seguirán
subiendo los salarios. No obstante, existe el peligro de que una corriente
muy rápida de mano de obra reduzca los salarios urbanos y la eficiencia
en la industria. Se considera que este peligro existe en el conjunto de
América latina.
... Paralelamente a la industrialización de tipo moderno, que comprende
fábricas bien equipadas que trabajan en escalas grande y mediana, y cuya eficiencia es muy superior al promedio, surgen en los centros urbanos talleres
pequeños e ineficaces que trabajan con un margen de utilidad gracias a la existencia de una gran cantidad de mano de obra barata que proporciona el continuo desplazamiento de la1 población rural hacia las ciudades y las reservas de
población marginal local .
También se considera que hay un peligro de crecimiento excesivo en
el sector de los servicios :
... Sin embargo, con la decreciente relación de población rural a población
urbana, la productividad deficiente de la agricultura y el poder adquisitivo
generalmente bajo de la población agrícola, la elevada proporción de la población urbana que depende de los servicios no puede encontrar justificación en
el volumen de producción que hay que distribuir ni en las necesidades del
campo, y, en consecuencia, se torna excesiva 2.
Aunque es claramente difícil la generalización, se puede concluir
razonablemente que el movimiento de la mano de obra que abandona la
agricultura no implicará por sí mismo un aumento de las inversiones que
posibilite una mayor producción agrícola. Los obstáculos naturales para
el aumento de la productividad en estos países son considerables y, en
las condiciones del Brasil e Irak, no constituye un remedio suficiente la
sustitución de la mano de obra por maquinaria. Actualmente la agricultura
brasileña descansa principalmente en el capital privado; Irak ha invertido fondos públicos para el aumento de la capacidad agrícola (esto
es, trabajos de irrigación), pero no en la producción agrícola, en tanto que
1
2
Boletín Económico de América Latina, op. cit., pág. 39.
Ibid., pág. 4 1 .
196
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
en Venezuela no se invierte el capital público ni el privado en la agricultura. En consecuencia, hay una gran necesidad de coordinar la política
de inversión para la agricultura de los tres países.
MOVIMIENTO DE VAIVÉN
En varios países que entraron en un proceso de desarrollo rápido, el
desplazamiento de la mano de obra toma la forma de cambios periódicos
y regulares entre el empleo industrial y el trabajo agrícola. Debe distinguirse este tipo de movimiento de los cambios de empleo por temporadas
que realizan los trabajadores que se ocupan principalmente de la agricultura y que buscan otros empleos en las épocas de menor actividad
agrícola. En el caso del movimiento de vaivén, los períodos de empleo
no están determinados por las temporadas del año en que se necesite
mayor o menor número de trabajadores, sino por la necesidad de ganar
un ingreso en efectivo en la industria como fuente principal de los medios
de vida. El retorno a la aldea se realiza con cierta periodicidad, porque
la ciudad no puede ofrecer una vivienda, pero, a su vez, la aldea no
puede dar los medios de ganarse la vida.
Este tipo de movimiento puede representar un proceso de transición
que eventualmente terminará en la transferencia permanente al empleo
industrial. Pero, en ciertas condiciones, la oscilación puede continuar
indefinidamente. El establecimiento permanente de las familias de los
trabajadores en el centro urbano puede ser dificultado o aun prohibido
por las disposiciones oficiales. Pueden ser motivos para el retorno el
apego a la tribu o a la comunidad rural, la falta de viviendas en las
ciudades, la escasez de alimentos, la propiedad de una pequeña parcela,
la inseguridad del empleo industrial y la repugnancia que el trabajador
siente por la disciplina de la fábrica. La industria paga salarios que son
muy superiores a las ganancias del empleo agrícola, pero la comunidad
rural debe pagar el costo social de la industrialización. El campo ofrece
cierto grado de seguridad contra el desempleo, la vejez y la enfermedad y
mantiene a las familias de los trabajadores durante su ausencia aunque
sean inadecuados sus recursos económicos.
El movimiento de vaivén es actualmente una característica del
mercado del empleo en muchos países, pero al presente se tiene información muy poco detallada acerca de él. Los tres casos que se describen
a continuación, del África al Sur del Sahara, Turquía y Yugoslavia,
han sido seleccionados porque se dispone de material para cada una de
las regiones : para el África al Sur del Sahara, en considerable volumen,
y para Turquía y Yugoslavia, como resultado de investigaciones especiales
recientes. En cuanto a sus condiciones de desarrollo, política guberna-
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
197
mental e instituciones sociales, estas tres economías contrastan hasta un
punto que pareciera impedir la generalización. Sin embargo, en cada uno
de ellos se produce el desplazamiento de la misma manera (aunque en
diferentes grados), a pesar de la diversidad de antecedentes. La comparación de las causas y los efectos del movimiento entre la agricultura y
las ocupaciones urbanas muestra que, en cada caso, el conflicto entre
el apego a la comunidad y las necesidades económicas constituye la
causa principal del desequilibrio en el mercado del empleo.
África al Sur del Sahara
La migración periódica en gran escala entre la agricultura destinada
a la subsistencia y el empleo industrial constituye un fenómeno crónico
del mercado del empleo en los países africanos ubicados al Sur del
Sahara.
Ciertamente, no se trata de una fase de transición en el desarrollo,
puesto que en la Unión Sudafricana ha continuado durante cerca de tres
cuartos de siglo y su volumen va en aumento. En la Unión Sudafricana
y en las zonas cupríferas del ex Congo Belga y de Rhodesia del Norte
los trabajadores migrantes de dentro y fuera del territorio constituyen el
principal elemento de la mano de obra industrial. En algunos territorios,
la proporción del número total de adultos varones que están permanentemente fuera de sus hogares es muy elevada: en Basutolandia llega a
50 o 60 por ciento y en Niasalandia a 40 por ciento 1 . En la Unión
Sudafricana, en tanto que los varones alejados de sus hogares forman
cerca del 12 por ciento de la población total de las zonas bantúes, representan más del 40 por ciento de la población adulta masculina entre los
15 y 64 años 2. Los períodos de ausencia varían entre uno y varios
años.
Estas migraciones han sido objeto, por parte de agencias internacionales 3 y otras autoridades, de numerosas investigaciones y estudios que
arrojan luz sobre sus causas y efectos y muestran en qué medida se diferencian del fenómeno tal como se presenta en otros países.
1
Lord HAILEY: An African Survey (Oxford University Press, Londres, 1957),
págs. 1379-1381.
2
U N I O N OF SOUTH AFRICA: Summary
of the Report of the Commission for the
Socio-Economie Development of the Bantu Areas within the Union of South Africa
(The Government Printer, Pretoria, 1955), pág. 53.
3
Véanse, por ejemplo, U.N.E.S.C.O. : Social Implications of Industrialisation and
Urbanisation in Africa South of the Sahara Q^aris, 1957); NACIONES UNIDAS: Informe
sobre la situación social en el mundo (Nueva York, 1957); CONFERENCIA INTERNACIONAL
DEL TRABAJO, 37. a reunión, Ginebra, 1954, Informe V (partes 1 y 2): Trabajadores
migrantes (países insuficientemente desarrollados) (O.I.T., Ginebra, 1954), e I.L.O.:
African Labour Survey, Studies and Reports, New Series, N o . 48 (Ginebra, 1958).
198
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Causas y efectos del movimiento de vaivén.
Son extremadamente fuertes los factores de atracción y de repulsión
que determinan el movimiento. La agricultura nativa apenas puede
bastar para la subsistencia porque va diminuyendo la fertilidad del
suelo y, por otra parte, el empleo en las industrias puede ofrecer un
ingreso en efectivo equivalente a tres o cuatro veces el valor de las cosechas que puedan ser producidas por la familia. Sin embargo, la ganancia
real en la industria puede no ser mayor que el ingreso de la agricultura
ganado por la familia. En 1950 se estimó el ingreso anual por familia de
los grupos agrícolas de las zonas bantúes de la Unión Sudafricana en
43 libras, de las que 22 tenían origen en la agricultura y 21 en el trabajo
exterior x.
Aunque las razones que determinan la emigración de los trabajadores agrícolas al empleo industrial son económicas y son la manifestación extrema de los mismos factores que operan, en mayor o menor
medida, en todos los países que tienen un rápido desarrollo y una agricultura pobre y primitiva, el carácter específico del movimiento (la migración periódica) está determinado por factores sociales y políticos 2 .
Muchas de las empresas mineras principales no permiten que sus trabajadores vivan fuera de los campamentos, de tal modo que se prohibe el
establecimiento permanente. En algunos territorios están vigentes diversas medidas que restringen el establecimiento dentro de las ciudades. Se
puede lograr la estabilización de la mano de obra cuando los empleadores
la estimulan, como, por ejemplo, en las minas de cobre del ex Congo
Belga y de Rhodesia del Norte, que actualmente ofrecen una vida de
hogar permanente para una proporción considerable de sus empleados 3.
Los efectos de estas migraciones son nocivos tanto desde el punto
de vista de la eficiencia agrícola e industrial como desde el punto de vista
del bienestar social. El principal efecto en la industria es la elevada tasa
de movilidad de la mano de obra, que varía de 30 por ciento a 100 por
ciento o más anualmente 4. En la península del Cabo, un estudio que
abarca los años 1949-1954 muestra que más del 60 por ciento de los
empleadores que emplean a 60 por ciento de la mano de obra tuvieron
una movilidad del personal del 100 por ciento 6. Dados los cortos perío1
Summary of the Report of the Commission for the Socio-Economie Development
of the Bantu Areas within the Union of South Africa, op. cit., pág. 35.
2
N. N. FRANKLIN: Economics in South Africa (Oxford University Press, Londres,
1954).
3
Véase « Estructura de los salarios en ciertas regiones de África según la raza de
los trabajadores », en Revista Internacional del Trabajo (O.I.T., Ginebra), vol. LVIII,
num. 1, julio de 1958, pág. 58.
4
Informe sobre la situación social en el mundo, op. cit., pág. 156.
6
S. VAN DER HORST: «A Note on Native Labour Turnover and the Structure
of the Labour Force in the Cape Peninsula », en The South African Journal of Econo-
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
199
dos pasados en cada empleo y el intercambio indiscriminado entre diferentes tipos de ocupación, la productividad de la mano de obra permanece bajísima. Un estudio reciente muestra que en Durban la productividad de la mano de obra migrante africana no seleccionada es
sólo un 29 por ciento de la de los trabajadores blancos que ejercen
normal y continuamente un empleo, pero que la productividad de la
mano de obra africana puede elevarse a 85 por ciento si se la selecciona
y se la mantiene continuamente en el empleo. Así, la naturaleza migratoria de la mano de obra es la causa más importante de la baja productividad 1.
... El sistema migratorio es económicamente deficiente no sólo porque
resulta muy caro transportar a los trabajadores de un lugar a otro, lo que representa una carga sobre el producto neto del trabajo que necesariamente debe
disminuir los salarios, sino también porque condena a los trabajadores
a realizar perpetuamente un trabajo no calificado e indiferenciado 2.
El despilfarro de mano de obra puede también medirse por el hecho
de que los trabajadores bantúes de la Unión Sudafricana emplean sólo
62 por ciento de su vida de trabajo en el empleo activo y 38 por ciento
en trabajos no remunerados o en la inactividad. El trabajador migrante
medio interviene en el mercado del trabajo durante 22,6 años; se retira
o « se jubila » a la edad de 41 y utiliza 20 años de su vida probable (calculada en el momento de ingresar al mercado del empleo) fuera de ese
mercado 3 .
Los efectos en la salud y en el bienestar son igualmente malos :
... Un cómputo del número de años-hombre perdidos por los africanos en
sus viajes de un lugar a otro revelaría el deplorable despilfarro de mano de
obra en un continente desesperadamente pobre, pero las consecuencias más
graves y trágicas no son las económicas, sino las psicológicas y espirituales causadas por un estado de migración perpetua. El desarraigo y la ausencia del
sentimiento de formar parte de un grupo social en algún lugar son la mayor
maldición del África de hoy y constituyen la razón fundamental de los delitos
de Johannesburgo, las huelgas en la zona del cobre y las acciones de los Mau
Mau. El costo de un momentáneo alivio de la pobreza es la separación de
maridos y mujeres y de padres e hijos durante la mayor parte de sus vidas,
destruyéndose de esta manera los fundamentos de la sociedad tribual tradicional,
al mismo tiempo que se imposibilita la creación de una nueva vida social completa en las zonas urbanas 4.
mies (Economie Society of South Africa, Johannesburgo), vol. XXV, núm. 4, diciembre
de 1957.
1
UNIVERSITY OF NATAL, Department of Economics: The African Factory Worker :
A Sample Study of the Life and Labour of the Urban African Worker (Oxford University
Press,
Ciudad del Cabo, Londres y Nueva York, 1950), pág. 99.
2
D. H. HOUGHTON: «Migrant Labour», en Africa in Transition (Reinhardt,
Londres, 1958), pág. 44.
3
Summary of the Report of the Commission..., op. cit., pág. 96.
4
HOUGHTON, op. cit., pág. 46.
200
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Desde el punto de vista de la producción agrícola, un desplazamiento
permanente de la mano de obra a las ocupaciones industriales tendría
efectos benéficos, puesto que la reducción de la población agrícola
suprimiría la necesidad actual de cultivar el suelo hasta el agotamiento
según el sistema presente de abandonar las tierras por otras nuevas
cuando ya no dan fruto. También se permitiría la introducción de mejores
métodos de trabajo en las zonas en que se han iniciado cultivos.
El desarrollo económico crea una demanda de productos agrícolas y,
en consecuencia, debería favorecer una mayor producción y mejores
métodos de cultivo.
Sin embargo, la migración tiene efectos accumulativos que evitan
que la comunidad rural se beneficie de tal manera. En algunos territorios
los ahorros logrados por el obrero en la industria son invertidos en la
agricultura, pero no ocurre así en aquellos lugares en que las migraciones
afectan a grandes proporciones de la población masculina adulta y donde
los desplazamientos no se efectúan con el objeto de acopiar un capital,
sino con el de satisfacer las obligaciones económicas más urgentes y las
necesidades de consumo del hogar. La ausencia de los varones en edad
de trabajar significa que las mujeres se encargan de realizar la mayor
parte de la tareas y que no hay suficiente mano de obra para las mejoras
necesarias, tales como el arado de los campos en curvas de nivel, el
cultivo en fajas y la escarda. Las zonas de cultivo se limitarán cuando
las cosechas comiencen a disminuir y la familia estará mal alimentada
y no podrá mejorar su sistema de labor: « No es el bantu, sino la mujer
bantú, quien halla hoy difícil la vida en las reservas » 1 .
Consideraciones acerca de la política que se puede aplicar.
El problema esencial del movimiento de vaivén entre la agricultura
primitiva y el empleo industrial está en que sus efectos son acumulativos.
La base de la agricultura se debilita progresivamente, en tanto que el
aumento de mano de obra que busca trabajo en la industria contribuye
al descenso de los salarios y evita el aumento de la productividad. Las
medidas que se tomen para dar solución al problema deben ser necesariamente orgánicas para lograr el mejoramiento en ambos extremos,
elevando el nivel de la agricultura, conservando la fertilidad de los suelos
e introduciendo nuevas formas de tenencia de tierras, por una parte, y
por otra, elevando los salarios de la industria y mejorando las condiciones
de la vida urbana.
Queda fuera de los límites de este estudio la total discusión de las
medidas que se aplican en todos los territorios en cuestión. Sin embargo,
1
Summary of the Report of the Commission ...,
op. cit., pág. 73.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
201
como un ejemplo de la amplitud de las medidas que se consideran
necesarias para intentar una solución fundamental de este problema,
puede hacerse referencia al informe de la Comisión para el desarrollo
socioeconómico de las zonas bantúes en la Unión Sudafricana, conocida
como Comisión Tomlinson. Las recomendaciones hechas por la
Comisión, si llegaran a cumplirse, tenderían a estabilizar la población
económicamente activa y pueden ser consideradas desde este punto de
vista.
El informe muestra que el papel de la mano de obra migrante en la
economía es grande y continúa creciendo. La población total de la
Unión, según el censo de 1951, llegó a 12,64 millones, de los que 2,6 millones (20,9 por ciento) eran europeos y 8,5 millones (67,5 por ciento)
bantúes. Del total de la población bantú, 3,6 millones estaban domiciliados en las zonas que les están reservadas, excluyendo a 0,569 millones que
estaban ausentes temporalmente (en comparación con una población
total residente de 3,4 millones, entre los que se contaba a 0,447 millones ausentes en 1936), y 2,6 millones estaban empleados en las haciendas
europeas y otras zonas rurales. La población urbana total en 1951 era
de 5,374 millones, de los que 2,3 millones eran bantúes, entre los que se
contaba a 0,5 millones de trabajadores migrantes de dentro de la Unión
y a 0,3 millones de trabajadores migrantes de otras regiones de África.
La población urbana bantú está creciendo especialmente por la corriente
de mano de obra que viene de otras zonas rurales no bantúes y por el
aumento natural de la población urbana. Si la urbanización continúa
con la misma rapidez que en 1946-1951, y a menos que se aumente considerablemente la capacidad de absorción de las zonas reservadas, el
número de bantúes en los pueblos situados fuera de las zonas reservadas
puede llegar a más de 15 millones 1. El tema principal del informe de la
Comisión es que esta perspectiva plantea una alternativa: la completa
integración europea y bantú o su desarrollo por separado. Por motivos
políticos, la Comisión considera que debe escogerse la segunda posibilidad.
En consecuencia, el informe recomienda el desarrollo en gran escala
de las regiones bantúes con el establecimiento de una economía totalmente diversificada, con inclusión de la agricultura, la industria y los
servicios. Se consideraba que el primer elemento esencial era establecer
una clase agrícola bantú, establecida en unidades adecuadas de agricultura con una tenencia individual de la tierra. Las industrias mineras
y manufactureras deberían ser establecidas cerca de las zonas bantúes y
dentro de ellas, y debería admitirse a los industriales europeos para que
1
Summary of the Report of the Commission...,
op. cit., pág. 29.
202
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
establezcan industrias en esas zonas, absorbiendo así a quienes no pueden
ser empleados en la agricultura. Debe iniciarse el mejoramiento de la red
de ferrocarriles y crearse una gama completa de servicios sociales de todo
orden. Se estimó el costo total del programa para los primeros 10 años
en 104 millones de libras, de los que 33 millones deberían dedicarse a la
agricultura, incluyéndose 27 millones para la roturación de nuevas
tierras 1.
El Gobierno de la Unión aceptó las propuestas de la Comisión relativas al desarrollo agrícola y también aquellas referentes al establecimiento de industrias cerca de las zonas bantúes. No se aceptó la propuesta de suprimir la tenencia tribual y sustituirla por la tenencia individual de la tierra ni tampoco se consideró que sería viable la admisión
de industriales europeos en las zonas bantúes para el establecimiento de
industrias ni el estímulo a las empresas mineras en esas áreas mediante
el establecimiento de una sección de minas totalmente equipada en el
Departamento de Asuntos Indígenas. El Gobierno estuvo de acuerdo en
que era esencial que se gasten grandes cantidades en el desarrollo de las
zonas bantúes, pero opinó que no era aconsejable fijar las cantidades que
se necesitarían para la realización de los diversos proyectos recomendados
por la Comisión 2.
Turquía
El desplazamiento de las zonas en que se cultiva el suelo para la
subsistencia al trabajo urbano temporal o al trabajo en la agricultura
comercial en determinadas épocas constituye una característica permanente del mercado del empleo en Turquía. Las principales fuentes de la
mano de obra migrante temporal están en la zona costera del mar Negro
y en las colonias altas del árido altiplano de la Anatolia, así como en las
zonas montañosas del Oriente. Estas regiones, por mucho tiempo no
han podido mantener a su población, y a medida que ésta aumenta,
también crece el volumen de la migración temporal. Se ha estimulado
el movimiento de los trabajadores durante los últimos años mediante el
mejoramiento de los caminos y la penetración de los transportes por
camiones y por autobuses a las regiones más remotas.
Aunque Turquía inició una política de industrialización durante los
años corridos entre las dos guerras, todavía son relativamente pocos los
empleados en la manufactura y la minería. Entre 70 y 80 por ciento de
la población sigue ocupándose de la agricultura, y su volumen sigue au1
Un gasto anual de cerca de 10 millones constituiría una suma de cerca de una
libra por cabeza entre la población bantu.
2
UNION OF SOUTH AFRICA : Memorandum : Government Decisions on the Recom-
mendations of the Commission for the Socio-Economic Development of the Bantu Areas
within the Union of South Africa (Pretoria, 1956).
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
203
mentando, aunque disminuya la proporción que representa de toda
la población económicamente activa. El censo de 1955 dio una población
total de 24,122 millones y una población económicamente activa total
de los mayores de 15 años de 11,903 millones, entre los cuales 9,636 millones, o sea 81 por ciento, trabajaban en ocupaciones agrícolas (frente
a 8,971 millones, 83,7 por ciento, en 1950). Las personas empleadas en
ocupaciones industriales en 1955 llegaban a un total de 1,126 millones,
o 9,5 por ciento, del total de la población económicamente activa de más
de 15 años (frente a 0,893 millones, u 8,3 por ciento, en 1950) 1 . En 1958
cerca de un millón de trabajadores estaban empleados en la industria
y otro millón en los servicios. La población está creciendo rápidamente:
a razón de 2,5 por ciento por año.
El volumen de la migración temporal es grande en relación con el
volumen del empleo no agrícola. Una estimación hecha por el servicio
del empleo sitúa el número total de varones que buscaban trabajo fuera
de sus hogares durante el año 1957-1958 en 0,74 millones, o 17 por ciento
del total de 4,581 millones de varones ocupados en la agricultura en 1955.
En los períodos de mayor abundancia el total puede llegar a la cantidad
de un millón. Quienes obtienen trabajo en la ciudad permanecen fuera
de la aldea entre 3 y 9 meses; solamente 10 por ciento permanecen por
más de un año sin interrupción.
Principales corrientes de
desplazamiento.
Las principales corrientes de desplazamiento temporal se dirigen:
a Estambul, desde la costa del mar Negro y de las otras regiones del país ;
a la región de la-costa del Egeo durante las cosechas de algodón, de
higos y de tabaco (especialmente de Anatolia) ; dentro de la región costera
mediterránea (Adana y Hatay) para las cosechas de algodón y productos
cítricos ; a Ankara de las regiones circundantes de Anatolia, especialmente
para el empleo en la construcción y actividades comerciales en pequeña
escala, y a las minas de carbón de Zonguldak de todas las regiones
circundantes.
Estambul atrae la mano de obra de todas las regiones de Turquía
porque es el más importante centro comercial. Una de las principales
corrientes de inmigrantes se origina en la costa oriental del mar Negro,
entre Samsun y la frontera oriental de Turquía, región aislada del interior
por las montañas del Pontus y que prácticamente no tiene salida excepto
hacia el Occidente por mar, saliendo de Samsun. Los principales cultivos,
el maíz, las avellanas y el tabaco, exigen mano de obra temporal durante
1
Para informarse sobre las dificultades de comparación entre los censos, véase
NACIONES UNIDAS: The Development of Manufacturing Industry in Egypt, Israel and
Turkey (Nueva York, 1958), págs. 89-92.
204
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
períodos cortos y no existe suficiente tierra para mantener a la población
agrícola, excepto en la región de Rize, donde existen plantaciones de té.
Según un estudio reciente de la O.I.T., los agricultores pasan un promedio de 6 a 9 meses en la ciudad y vuelven a la aldea solamente durante
los períodos en que existe una demanda especial de mano de obra. El
36 por ciento de la población activa de las aldeas estudiadas está obligada
a emplearse fuera de ellas durante una parte del año, en tanto que un
24 por ciento más declaró que tendría interés en un trabajo en el exterior
si existieran oportunidades disponibles. Así, hay un exceso permanente
de mano de obra potencialmente móvil aparte de aquellos que realmente
encuentran trabajo temporal.
El segundo tipo de movimiento temporal de la agricultura de subsistencia al trabajo de ciertas temporadas en la agricultura comercial
origina una gran corriente de mano de obra a las regiones fértiles de
agricultura intensiva, según lo muestra la alta proporción de trabajadores temporales en relación con la población permanente de tales
zonas. En los distritos costeros mediterráneos donde ocurren modificaciones dentro de la región según las estaciones, la proporción llegó en
1952 a 109 por ciento, en el Egeo a 34 por ciento y en la región de Mármara a 30 por ciento.
La cuarta corriente de migración, de los distritos rurales circundantes a la ciudad de Ankara, señala un factor importante de la migración temporal: las familias llegan hasta a repartirse la jornada entre sus
miembros, alternando el padre y el hijo en el mismo empleo, lo que
sugiere que el trabajo urbano es demasiado arduo o demasiado fastidioso
para la población rural, acostumbrada a un ritmo diferente de actividad.
La migración temporal representa sólo una oportunidad de aumentar los
ingresos familiares.
Por último, el sistema de alternar el empleo que se practica en las
minas de carbón del Estado señala la falta de incentivos que tiene el
empleo permanente en la industria. En Zonguldak, la única región de
producción de carbón de Turquía, las minas son explotadas por grandes
empresas modernas de propiedad del Estado que emplean a cerca de
30.000 trabajadores. Según el sistema actual, se divide a los trabajadores
en equipos que son empleados en las minas durante un corto período,
después del cual son reemplazados por otro equipo del mismo distrito.
El hecho de que se apliquen tales arreglos en una importante empresa
moderna, en la que el empleo regular permanente mejoraría la productividad de la mano de obra, muestra cuan fuerte es el hábito del retorno
periódico entre los empleados, quienes están dispuestos a compartir los
beneficios económicos con sus vecinos para evitar el empleo permanente. En este caso, la migración temporal reparte las ventajas
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
205
y desventajas del empleo industrial entre todos los habitantes de
cada aldea.
Efectos del desplazamiento temporal.
Al evaluar los resultados de la migración temporal, debe hacerse una
distinción entre las ventajas que ofrece a los migrantes y sus desventajas
para la economía general. Para el trabajador migrante, el beneficio constituye un ingreso en efectivo cuya mayor parte puede ser ahorrada,
al vivir en condiciones deplorables en la ciudad, y luego llevada para
utilizarse en la aldea. La búsqueda del empleo es de carácter especulativo
y el retorno después de haber logrado éxito acrecienta el prestigio. Con
mucha frecuencia, la migración es el único lazo de unión entre la aldea
y el mundo exterior. Por último, la transferencia de la familia a la ciudad
aumentaría el costo de la vida, porque debería abandonarse la parcela
utilizada para la subsistencia.
Sin embargo, desde el punto de vista de la economía general los
resultados son nocivos. Se desorganiza el mercado del empleo y los trabajadores no son orientados cuando comienzan a afluir a las ciudades
después de la cosecha. Mientras continúe la corriente de migración será
imposible elevar o estabilizar los salarios de la industria o de los servicios.
El índice de movilidad de la mano de obra 1 mantiene baja la productividad aunque los reducidos costos de tal mano de obra puedan compensar
la escasa eficiencia. Si ha de expandirse la industria manufacturera, la
administración necesitará prestar una mayor atención a este aspecto.
Las ocupaciones en la rama de los servicios sufren de un exceso de personal, dado que la ciudad ofrece la perspectiva de establecerse como pequeños comerciantes y artesanos, vendedores callejeros, buhoneros y mozos
de cordel; tales actividades mercantiles tienen mayor atracción que el
empleo industrial. La mayor parte de los migrantes obtienen un trabajo
temporal de cualquier clase; solamente un 5 a 10 por ciento se ven obligados a volver a sus casas sin haber tenido éxito. Pero las ganancias son
irregulares e insuficientes para mantener a una familia.
Los aspectos más graves de la migración temporal son la vivienda
urbana y las condiciones sociales de la ciudad. El efecto en las condiciones
sociales en Estambul ha sido objeto de un estudio especial 2. Muchos
inmigrantes viven en pequeñas casas, construidas en una sola noche,
sin agua corriente ni instalaciones sanitarias. Los hombres solteros viven
1
Según los resultados de una encuesta en 1948, 24 por ciento de los trabajadores
en los 1.648 establecimientos estudiados habían estado empleados por no más de seis
meses y 43 por ciento por no más de un año. Véase I.L.O. : Labour Problems in Turkey,
Studies and Reports, New Series, No. 25 (Ginebra, 1950), pág. 216.
2
I.L.O. : Working Paper on Aspects of Certain Problems of Istanbul, abril de 1958
(mimeografiado).
206
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
en refugios colectivos instalados en casas viejas. Aunque los problemas
sociales que se originan en la aglomeración de las personas no son
todavía muy graves, las condiciones higiénicas están empeorando. Existe
el peligro de que aumente la delincuencia juvenil. Anteriormente, Estambul tenía un número adecuado de escuelas y de hogares para aprendices
y trabajadores jóvenes, pero ahora éstos comienzan a sufrir de la aglomeración originada por el aumento rápido de la población. Las autoridades municipales consideran que a menos que se ponga remedio a
esta situación, la ciudad se verá sumergida por los problemas del exceso
de población y del desempleo y resultarán inadecuados los servicios
públicos y sociales, incluido el saneamiento.
Se mitiga la extrema tirantez social porque tanto las familias como
los migrantes individualmente mantienen un estrecho contacto con la
aldea de origen y conservan los hábitos y la mentalidad de su origen
rural. Los migrantes de la Turquía europea y de Mármara ya han
vivido en centros urbanos antes de la migración y se adaptan mejor a la
vida de las ciudades. Los que llegan de Anatolia y de la zona del mar
Negro encuentran difícil la adaptación a las nuevas condiciones y tienden a volver a la aldea en la primera oportunidad.
En cuanto se refiere a los efectos en la agricultura, el desplazamiento
temporal tiende a perpetuar el subempieo y no ofrece un remedio para
el exceso de mano de obra en las regiones más pobres, aunque los ingresos
adicionales aporten cierta mejora en las condiciones de vida de la aldea.
Pero la migración no alcanza a beneficiar a los más pobres, que no
pueden reunir el capital necesario para pagar el importe del viaje (que
desde la costa oriental del mar Negro hasta Estambul cuesta de 100 a 200
libras turcas x) y el costo inicial de la vida en la ciudad. Se absorbe el
exceso temporal de mano de obra de la agricultura, pero no se suprime
la tendencia a subdividir las parcelas ni se utilizan los dineros ganados en
la ciudad para la mejora de las fincas.
En consecuencia, se puede decir que, desde el punto de vista de la
ciudad, la corriente de mano de obra es excesiva si se piensa en los
salarios y el empleo en la industria, la vivienda, la salubridad y las escuelas, pero, desde el punto de vista de la población rural, es insuficiente, pues
no reporta ninguna de las ventajas que traería consigo la partida definitiva.
La raíz del problema está en el exceso de la mano de obra en relación
con las necesidades de la industria y el subempieo de la población rural
en las regiones agrícolas más pobres. Pero aun si aumentara considerablemente la cantidad de trabajadores empleados actualmente en la industria,
ello no bastaría para absorber el volumen actual de la migración temporal
1
1 libra turca = 7,74 centavos de dólar de Estados Unidos.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
207
y el aumento de la población en la agricultura. Es tentadora la posibilidad
de ver un remedio en el desarrollo de la agricultura, sector descuidado en
tantas economías en rápido progreso. Pero en Turquía es precisamente
en la agricultura donde se ha producido un desarrollo veloz en el período
posterior a la segunda guerra mundial mediante una gran extensión
del área cultivada gracias al uso de enseres mecánicos. Como se ha concentrado el progreso técnico en los métodos destinados a ahorrar mano
de obra, la creciente rapidez de la producción agrícola no ha ido acompañada por un aumento proporcional del empleo.
La política gubernamental ha estimulado con energía el desarrollo
agrícola. Se han mantenido en niveles elevados los precios de los productos de la agricultura y se han otorgado subsidios para las exportaciones. Entre 1950 y 1957 los gastos del Gobierno en la agricultura
(incluidos tanto los gastos generales como las inversiones) se han quintuplicado; en 1950 la parte de la agricultura en los gastos para el desarrollo era de 28 por ciento, en tanto que en 1957 fué de 40 por ciento 1 . Los
gastos públicos en transportes y comunicaciones aumentaron casi en la
misma proporción y fueron ligeramente mayores los gastos en la agricultura, en tanto que los egresos para la industria, la minería y las comunicaciones permanecieron prácticamente estacionarios. Entre 1950 y
1956 los gastos públicos solamente para la irrigación y el control de las
inundaciones llegaron a 1.282 millones de libras turcas 2 . El Banco
Agrícola ha asignado considerables créditos para la agricultura 3 . Además de estas ventajas, hasta hace muy poco los agricultores estaban
exonerados del impuesto a la renta.
Los resultados de estas medidas han sido una gran expansión del
área cultivada y de la producción. En comparación con el promedio de
1934-1938, el área de terrenos cultivados o arborizados en 1955 había
aumentado en 75 por ciento y el volumen de la producción en 71 por
ciento; el valor neto de la producción casi se había duplicado 4. La mayor
parte de este aumento tuvo lugar durante la primera parte de 1950:
aumentó en 40 por ciento el área cultivada y en 60 por ciento el volumen
de la producción. La inversión de capital ha constituido el principal
estímulo para la expansión del cultivo mecanizado de los cereales, especialmente en las regiones de pastoreo escasamente pobladas y en cierto
grado también en las regiones que ya se estaban cultivando. El número
de tractores en uso aumentó de 10.000 en 1950 a 42.000 en 1957.
1
La evolución económica en el Oriente Medio, 1956-1957, op. cit., pág. 108.
NACIONES UNIDAS : La evolución económica en el Oriente Medio, 1955-1956
(Nueva York, 1957), pág. 16.
3
Ibid., pág. 15.
4
The Development of Manufacturing Industry in Egypt, Israel and Turkey, op. cit.,
pág. 16.
2
208
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Existen algunas diferencias de opinión sobre si se han elevado los
niveles de vida rurales como resultado de esta rápida expansión. Algunos
artículos que anteriormente sólo se veían en las ciudades, en los últimos
años han llegado a ponerse al alcance del campesino. Por otra parte:
... aunque una pequeña minoría de la población agrícola se ha beneficiado
del aumento de la producción alcanzado en los últimos años, el nivel de vida
de los campesinos no ha cambiado grandemente y hasta ha descendido en
algunos casos, de tal modo que ha degradado su posición en relación con los
otros grupos de la población... Los ingresos de muchas pequeñas haciendas
están sólo en el nivel de la mera subsistencia; la productividad es tan baja que
el ingreso representa una compensación muy inadecuada para el trabajo realizado. Existen diferencias de ingresos muy grandes hasta dentro mismo del
sector rural: esto se debe en parte a razones puramente agrícolas 1.
De estos motivos, la distribución de la propiedad de la tierra es el
más importante. Aunque una buena proporción de la tierra está repartida
en pequeñas propiedades, la mayor parte de la tierra buena está concentrada en haciendas comerciales y las parcelas de los campesinos están
situadas en su mayor parte en terrenos más pobres y en las pendientes de
las montañas. La política agrícola ha beneficiado a los grandes terratenientes, proveyéndolos de créditos que les han posibilitado la compra de
maquinaria, mientras que los pequeños productores poco aprovecharon.
El rápido aumento de la producción ha sido logrado por el aumento
exagerado de la zona cultivada, a menudo en terrenos que, en opinión
de los expertos, no debían haber sido incorporados a la agricultura.
Las rastras de discos y las rejas importadas para ser utilizadas con tractores son reconocidas ahora como inadecuadas para el cultivo en secano
en las zonas cuasi desérticas y han sido abandonadas hace tiempo en sus
países de origen (Estados Unidos y Canadá) para ser sustituidas por
maquinarias que aran sin remover el suelo (al igual que el arado turco
tradicional). Aunque se ha reducido mucho la zona de pastizales, ha
aumentado el número de cabezas de ganado y los animales apacentados
sufren de desnutrición por la escasez de forrajes. La superpoblación de
las regiones áridas acarrea la utilización desmedida de los pastizales y la
destrucción de los bosques por los rebaños de cabras. Como consecuencia
de todos estos factores, la erosión causada por el viento y por las aguas
ha alcanzado proporciones alarmantes 2 .
La mala distribución del capital y de la mano de obra en relación
con los recursos del suelo, así como un progreso técnico unilateral, han
1
ORGANISATION FOR EUROPEAN ECONOMIC COOPERATION: Agricultural Policies
in Europe and North America, Second Report of the Ministerial Committee for Agriculture and Food (Paris, 1957), págs. 307-308.
2
Véase ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA y LA
ALIMENTACIÓN: F.A.O. Mediterranean Development Project (Roma, 1959), págs. 207
y siguientes.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
209
llevado, en consecuencia, al mal uso de la tierra y al despilfarro de la
mano de obra. La modernización agrícola ha descuidado enormemente
las regiones más pobres y está destruyendo la fertilidad de los suelos en
los terrenos recién cultivados. En cierto grado, la mecanización ha desplazado a la mano de obra en las regiones de nuevos cultivos, donde los
latifundistas se han posesionado de terrenos comunitarios de pastoreo
con el fin de transformarlos en terrenos para el cultivo con maquinarias. De las nuevas tierras que han sido incorporadas a la agricultura,
se estima que 62 por ciento han sido anteriormente de pastoreo o de
bosques y la apropiación de estos terrenos para el cultivo comercial
desplaza a los pastores y probablemente también debilita la posición de
los agricultores que utilizaban el terreno común de pastoreo como un
accesorio de sus pequeñas propiedades. No se sabe hasta qué punto
estos factores influyen en la migración.
Consideraciones acerca de la política que se puede aplicar.
Tratar de poner un dique a las corrientes de migración en su fuente,
mejorando las condiciones de la agricultura en las regiones que forman
el « núcleo de la erosión de la mano de obra », es una política que no
tiene perspectivas de éxito. El altiplano de Anatolia oriental es pobre
en recursos naturales, sobre todo en agua; el clima seco impide la intensificación y la diversificación de los cultivos, así como la expansión de las
áreas cultivadas. Según un reciente informe de la O.A.A., la recolonización es esencial para las « zonas boscosas y áridas que no ofrecen ninguna posibilidad de proveer de alimentos para el hombre o para los
animales » 1 . En la región costera del mar Negro han tenido éxito las
medidas del Gobierno destinadas a estimular el cultivo del té y hay
mayores esperanzas de que se intensifique, pero, puesto que hay escasez
de tierras en relación con la población, no son grandes las perspectivas
de una mejora importante en el empleo y los niveles de vida dentro de
esta región. Aun con mejores cosechas, el aumento natural de la población debe obligar a la búsqueda de empleos en el exterior.
En consecuencia, la necesidad urgente es canalizar las corrientes con
el fin de reducir la presión de la migración en Estambul y otras ciudades
y mejorar las condiciones del movimiento, reduciendo el despilfarro de
la mano de obra que implica la realización de largas jornadas para obtener empleos temporales de trabajadores no calificados. Las medidas
básicas a largo plazo destinadas a estabilizar el empleo necesariamente
implicarán la acción tanto en la industria como en la agricultura. La
descentralización industrial regional, mediante el establecimiento de
1
F.A.O. Mediterranean Development Project, op. cit., pág. 210.
210
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
nuevas fábricas en ciudades pequeñas, podría ayudar a reducir la afluencia a los grandes centros. Existen buenas probabilidades en los recursos
locales, por ejemplo la elaboración y transformación de la madera en la
región costera del mar Negro, y en la expansión de las industrias agrícolas
y de artículos alimenticios.
En la agricultura, parece ser que sería una ayuda indispensable para
el mejor uso de las tierras la realización de un estudio de los recursos
hidráulicos nacionales, que podría servir de base para una política de
conservación de tierras y de agua y para el desarrollo de la agricultura
en terrenos irrigados. La reubicación de los campesinos de las regiones
áridas y superpobladas en lugares más favorables, donde haya una mejor
oportunidad de adquirir propiedad en terrenos irrigados, sería la forma
principal de mejorar las condiciones del empleo en la agricultura y también constituiría un paso necesario para el control del exceso del pastoreo
y de la erosión de los terrenos en las regiones forestales. Si se puede establecer este control, la reforestación sistemática podría aumentar los
empleos disponibles en las temporadas « muertas » de la agricultura. En
esta forma se podría establecer una relación entre el mejor uso de la
tierra y el empleo total de la población activa.
Yugoslavia
En Yugoslavia, como en otros países de Europa oriental, por mucho
tiempo ha habido un exceso de mano de obra en la agricultura en relación
con las necesidades. Este exceso fué en parte temporal, según las épocas
del año, y en parte permanente, porque por razones históricas la población
rural no está bien distribuida en relación con los recursos de la tierra.
Las regiones montañosas pobres, particularmente Eslovenia y ciertas
partes de Croacia y Bosnia, fueron las principales fuentes de la emigración
a Estados Unidos durante los primeros años de este siglo, pero en el
período corrido entre las dos guerras se cerró este escape y aumentó el
número excesivo de pobladores en estas regiones. Por mucho tiempo la
tierra ha sido principalmente la propiedad de los campesinos, pero una
gran proporción de las haciendas eran demasiado pequeñas para ofrecer
un empleo total.
Desde 1945, una vigorosa política de industrialización ha reducido
en cierto grado la presión en la tierra disponible. Por los cambios operados en la extensión territorial no se puede saber con exactitud el grado de la
reducción de la población agrícola activa. Sin embargo, dado que se
estima que la población agrícola de 1957 era un 9 por ciento menor que
la de 1931, habría indicios de que la industria y otros empleos no agrícolas hayan absorbido el aumento natural de la población agrícola y al
211
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
CUADRO 45. — YUGOSLAVIA: POBLACIÓN RURAL (1931-1957)
(En millares)
Población rural
Años
1931 *
1931 (para 2el actual
territorio)
. . . .
1953 !
1957 2
Población agrícola
económicamente activa
Cifras
absolutas
Porcentaje
de la población
total
Cifras
absolutas
Porcentaje
de la población
económicamente
activa total
10.629
76
5.080
78
11.132
10.352
10.101
77
61
56
5.183
3
3
3
66
3
Fuente: Censos y estimaciones suministrados por los organismos nacionales competentes.
Censos nacionales. ' Estimaciones. * No hay datos disponibles.
1
mismo tiempo hayan asimilado a algunos trabajadores de la tierra.
El cuadro 45 muestra la disminución relativa de la población agrícola
en el período 1931-1957. La población agrícola activa fué en 1953 ligeramente mayor que en 1931 en un territorio un poco más extenso; puede
suponerse que se ha producido cierta reducción hacia el año 1957.
El movimiento de vaivén toma diversas formas. Una es el desplazamiento diario de las aldeas a los centros industriales ; los datos oficiales
muestran que Belgrado y otros centros industriales en expansión reciben
sus obreros de zonas que abarcan hasta 100 kilómetros a la redonda.
Este tipo de desplazamiento incluye a los agricultores y a los miembros
de sus familias. Otra forma de movimiento es aquel en que alternan la
agricultura y el trabajo temporal en las fábricas, que absorben el exceso
de mano de obra durante las temporadas « muertas ». La combinación
del empleo permanente en la industria con la tenencia de una pequeña
parcela en la aldea es una vieja tradición y también lo es el empleo temporal en industrias cuyo trabajo se activa en determinadas épocas del año,
por ejemplo, las fábricas de azúcar de remolacha. Sin embargo, la facilidad con que se puede encontrar un empleo en la industria, junto con la
escasez de viviendas en la ciudad, actualmente originan cambios periódicos en el empleo que no están relacionados con las demandas de trabajo
de temporada. Los trabajadores toman un empleo por dos o tres meses
en las ciudades y luego vuelven a sus hogares cansados de la disciplina
de la fábrica y después de haber ganado el dinero suficiente para el
momento.
Se estima que la mitad de la mano de obra de la industria (unos
600.000 trabajadores en la minería y la manufactura en 1953) son
« obreros-campesinos », de un tipo u otro. Una gran proporción de los
ingresos de los agricultores deriva de la industria y de otras formas de
212
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
trabajo no agrícola: una investigación por muestreo que abarcó en 1953
a todas las regiones del país mostró que en las haciendas particulares sólo
el 61 por ciento del total de ingresos en efectivo derivaban del trabajo
en la parcela, en tanto que 39 por ciento tenían su origen en actividades
que no se relacionaban con la agricultura 1 .
La absorción del exceso de mano de obra temporal en empleos igualmente temporales no relacionados con la agricultura es beneficiosa en
cuanto posibilita a los campesinos de las regiones montañosas superpobladas ganar un ingreso en efectivo aparte de la subsistencia y la
seguridad que obtienen en sus pequeñas haciendas. La mayor parte de
los terrenos agrícolas de Yugoslavia pertenecen a personas particulares
y la mayoría de las haciendas privadas tienen menos de cinco hectáreas
de extensión. La ley de reforma agraria más reciente, aprobada en 1953,
obligaba a un límite máximo de 10 hectáreas, permitiendo excepciones
en casos especiales ; desde entonces, casi todas las haciendas particulares
tienen menos de 10 hectáreas. En las regiones más pobres, 5 hectáreas
apenas alcanzan para mantener a una familia, pero ofrecen un abastecimiento regular de alimentos a bajo costo y un hogar, constituyendo de
este modo y hasta cierto punto un substituto para el seguro social.
Como en otros países que tienen un fuerte movimiento de vaivén, los
efectos no son beneficiosos para la industria — donde una elevada movilidad de la mano de obra impide el aumento de la eficiencia — ni para
la agricultura, que podría beneficiarse si la emigración tomara una forma
permanente, posibilitando de tal manera la combinación de las unidades
más pequeñas en parcelas de dimensiones adecuadas.
Tampoco el desplazamiento del exceso de mano de obra en ciertas
temporadas constituye por sí mismo un factor de aumento de la producción. La producción agrícola después de 1949 se ha detenido en un
nivel inferior al de preguerra; la producción anual de los dos cereales
principales tenía un promedio de 6,1 millones de toneladas en 1954-1958,
en comparación con un promedio de 7,2 millones de toneladas en 19341938. Aunque en el período anterior a la guerra Yugoslavia produjo un
excedente anual para la exportación de medio millón de toneladas de
cereales, en 1955-1958 estaba obligada a importar cereales a razón de
un millón de toneladas por año, tanto por la disminución de la producción nacional como por el crecimiento de la población. Desde que la
utilización de la ayuda extranjera para cubrir las necesidades corrientes
del consumo restringe las importaciones de equipo industrial y de mate1
Datos tomados de un estudio sobre la distribución de la renta nacional en Yugoslavia, que fué leído por el Sr. Rudolf BIÓANIC a la Conferencia de la Asociación
Internacional de Investigación de la Renta y la Riqueza, que se efectuó en Hindsgavel
(Países Bajos) en 1955.
PAÍSES EN VÍAS DE RÁPIDO DESARROLLO
213
rias primas, impidiendo así la expansión de la industria, en la política
de planeamiento se asigna ahora una mayor inversión de capitales a la
agricultura. Esta inversión puede tender a estabilizar el empleo agrícola,
aunque las diferencias regionales en cuanto a recursos de tierras y niveles
de vida pueden todavía dar origen a una emigración temporal de las regiones más pobres, en particular si se concentra tal inversión especialmente
a la mecanización en los terrenos ricos y las regiones relativamente poco
pobladas de la planicie nororiental.
Conclusiones
De los tres estudios de casos que hemos efectuado brevemente se ve
claramente que este tipo de movimiento tiene efectos nocivos. La alta
movilidad de la mano de obra impide el aumento de la eficiencia industrial. El alejamiento de los trabajadores varones durante períodos largos
impide el mejoramiento de los métodos agrícolas y echa una pesada
carga sobre los hombros de las mujeres. Los trabajadores no pueden
obtener las aptitudes y calificaciones para la industria y sus ganancias
en efectivo se emplean principalmente en el consumo más que en la
capitalización de las haciendas. La pérdida de la mano de obra constituye
un obstáculo para el desarrollo económico y social. Por otra parte,
mientras la agricultura provea una fuente de mano de obra barata, las
empresas industriales no tienen ningún incentivo para ofrecer mejores
condiciones, puesto que el bajo nivel de los salarios puede compensar
la pérdida sufrida por los cambios frecuentes del personal.
Sin embargo, el predominio del movimiento de vaivén no es simpler
mente el resultado de bajos niveles de productividad y de ingresos en la
agricultura. En estos tres países o regiones, diferentes como son en su
organización social y económica, la raíz del problema está en la falta de
conexión entre la sociedad y la economía, que se demuestra por la existencia de un grupo poco privilegiado en la comunidad agrícola que no
puede integrarse en la vida urbana y que, por tanto, retorna a la aldea
porque ésta le ofrece cierta seguridad e integración social, sea en forma
de una tenencia tribual, como ocurre en el África al Sur del Sahara, o
— como ocurre en Turquía y Yugoslavia — en forma de propiedad de
una pequeña hacienda. La agricultura misma puede ser una ocupación
poco privilegiada, porque los métodos siguen siendo primitivos y no
pueden adaptarse al ritmo moderno, ya que se descuida el mejoramiento
de las haciendas, como ocurre con la agricultura bantu de la Unión
Sudafricana. La agricultura puede también sufrir, como en Yugoslavia,
a causa de que no se le asignan suficientes fondos públicos y los agricultores pueden tener que aferrarse a sus haciendas porque los ahmentos
214
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
son caros. Pero, aun cuando la producción agrícola se halle favorecida
por la política gubernamental, como ocurre en Turquía, su desarrollo
puede tomar la forma de inversiones de capital en maquinarias destinadas
a ahorrar el esfuerzo humano, de tal modo que la expansión de la producción es lograda sin mejorar la situación del empleo y de esta forma
sus efectos no alcanzan a los campesinos de las regiones remotas, donde
se practica la agricultura para la subsistencia, y esos campesinos siguen
constituyendo el « núcleo de la erosión de la mano de obra » aunque
prospere la agricultura comercial.
El movimiento de vaivén continuará siendo una condición crónica
en tanto que no puedan integrarse la economía y la sociedad. Puede
tener que completarse la política del aumento de inversiones en la agricultura en general, que parece apropiado en todos los países que se
desarrollan rápidamente en el sector industrial, con medidas que ayuden
a los grupos poco privilegiados, sea por medio de inversiones en la agricultura de las regiones descuidadas o por la recolonización, la descentralización y el mejoramiento de las condiciones sociales y de las viviendas
urbanas. Aunque pueden ser útiles las medidas para mejorar la organización del mercado del empleo, ellas no pueden lograr ninguna estabilización permanente en tanto que haya una acción antagónica entre las
influencias de los ingresos económicos y de la seguridad. En los lugares
en que el grupo poco privilegiado es grande (como existe toda probabilidad de que sea el caso donde está constituido por trabajadores indígenas
en una sociedad multirracial), las medidas que se tomen para estabilizar
el empleo dependen necesariamente de la supresión de las instituciones
que mantienen la discriminación y el privilegio.
CAPÍTULO VII
EL PROGRESO ECONÓMICO Y EL EQUILIBRIO
DE LA ESTRUCTURA PROFESIONAL
E L CONTRASTE ENTRE LOS PAÍSES ADELANTADOS
Y LOS MENOS DESARROLLADOS
Del estudio que precede acerca de la situación en ciertos paises se
infiere que el abandono del campo por la mano de obra difiere mucho,
por su carácter, en los países menos desarrollados y en los adelantados.
En estos últimos, el movimiento se ha producido como un desplazamiento gradual hacia otras ocupaciones, con el resultado de que ha reducido la mano de obra agrícola. A medida que ésta abandonaba el campo,
aumentaban simultáneamente la productividad del trabajo en la agricultura y los salarios e ingresos de sus trabajadores. La modificación de la
estructura profesional era un fenómeno concomitante del progreso económico.
Hubo casos en que surgieron problemas de reajuste cuando la mala
situación de la agricultura coincidía con un desempleo general, pero en
los últimos tiempos, con la situación de pleno empleo, esos problemas
han ido desapareciendo. El efecto cumulativo de la diferencia de movilidad entre los diversos grupos — v. g., trabajadores jóvenes y viejos, de
grandes haciendas y de pequeñas fincas, de regiones ricas y de zonas
pobres — da lugar actualmente a cierta mala distribución de la propia
mano de obra agrícola, y será preciso tomar medidas especiales para
mejorar la eficiencia o intensificar el movimiento de las categorías
menos productivas de la colectividad agrícola.
En los países menos desarrollados, en cambio, la población agrícola
sigue creciendo. No se plantean los problemas de reajuste al descenso de
la población activa, pero ello no quita que puedan observarse procesos
cumulativos, por ejemplo, los que provoca el desequilibrio en la distribución de los campesinos por sexo y por edad. No obstante, los principales problemas son la lentitud del movimiento o el tipo de movimiento,
que suele reflejar la falta de equilibrio sin rectificarla. En los países con
exceso de población agrícola, la cadencia actual de desplazamiento es
216
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
demasiado lenta para contrarrestar la escasez de tierras cultivables, y en
aquellos donde el movimiento de vaivén de los trabajadores es un fenómeno crónico, se desperdicia patentemente el caudal humano de la
nación.
La cuestión crucial consiste en saber si estos fenómenos de los países
subdesarrollados no son más que una fase inicial por la cual deben
forzosamente pasar sus economías antes de alcanzar una situación
similar a la de los países adelantados, que han aprendido a utilizar más
racionalmente su mano de obra, o si su desarrollo se está efectuando en
condiciones tan distintas de las que reinaron en los países adelantados
que debe descartarse la posibilidad de que el movimiento de mano de
obra pueda conducir a esta feliz evolución a menos que cambien las
condiciones actuales.
Hay quienes sostienen que el éxodo a las ciudades, en cualquier
condición que se produzca, es un indicio de progreso, porque así fué
en el siglo pasado, cuando acompañó el desarrollo económico de un
sector relativamente pequeño de la población mundial. De ahí deducen
terminantemente que, desde el punto de vista económico, cuanto más
rápido sea el movimiento, mejor. Pero si el éxodo a las ciudades, en los
países menos desarrollados, se debe hoy en día a factores fundamentalmente distintos de los que influyeron en América del Norte, Oceania y
Europa occidental durante el siglo pasado, no hay seguridad alguna de
que traiga consigo automáticamente una utilización más económica de
la mano de obra o una elevación de la productividad agrícola.
Los estudios del movimiento en diferentes ambientes nacionales han
mostrado que los factores determinantes son los mismos en todos los
países, a saber: el escalonamiento de los ingresos agrícolas y los de las
demás ocupaciones, las oportunidades de empleo y una serie de desventajas sociales y de carácter institucional que padecen los trabajadores
agrícolas y la población rural. Los factores de « atracción » y « repulsión »
varían de potencia según las circunstancias, pero, en mayor o menor
grado, son los mismos en todo el mundo.
La diferencia reside no en los factores que determinan directamente
el movimiento, sino en las causas del bajo nivel de los ingresos relativos
de la agricultura. Bastará con un ejemplo para aclarar esta afirmación.
Si se dice que hay todavía demasiada gente en la agricultura, por ejemplo,
en Francia, que sólo cuenta con 27 por ciento de su población activa en
la agricultura, la base principal del argumento es que la agricultura francesa,'dada la reciente elevación de la productividad del trabajo, no puede
vender sus productos a precios que garanticen a los cultivadores un nivel
de ingresos comparable con el promedio de las demás ocupaciones. Similarmente, si se dice que Gran Bretaña, con 5 por ciento de su mano de
EL PROGRESO ECONÓMICO
217
obra en la agricultura, podría reducir provechosamente su producción
y su mano de obra agrícola, la argumentación se basa sobre todo en que
podría importar los alimentos a precios más bajos. En ambos casos, el
punto decisivo es la relación entre las condiciones de la oferta y de la
demanda de alimentos. Pero si se dice que hay demasiadas personas ocupadas en la tierra en la India — país importador de alimentos que tiene
74 por ciento de su población activa en la agricultura —, la base del argumento no es que la producción de alimentos haya aumentado más
rápidamente que la demanda, sino, por el contrario, que la productividad
del trabajo es baja y sigue bajando en la agricultura.
Lo que distingue a los países adelantados de los poco desarrollados
es que, en los primeros, la necesidad de trasladar a la mano de obra de
la agricultura a otra ocupación se plantea como un proceso a largo plazo
originado por la creciente eficiencia de los agricultores, mientras que en
los segundos, con su exceso de población agrícola, ese traslado es la
única forma de evitar un descenso de la eficiencia, o sea de la producción
por habitante. En muchos países subdesarrollados, y hasta en continentes
íntegros, la producción agrícola no alcanza a crecer al mismo ritmo que la
población. Así, pues, las condiciones de oferta de los alimentos difieren
funda mentalmente.
También difieren las condiciones de la demanda. En los países subdesarrollados que se urbanizan rápidamente, la demanda total de alimentos se eleva y encarece su precio sin llegar a estimular un aumento
de la producción suficiente para que ésta no quede a la zaga de la demanda. La falta de elasticidad de la producción no permite abaratar los
precios, y a menos que se puedan importar alimentos, esos precios
elevados reducen el poder adquisitivo de los salarios urbanos, deteniendo
la expansión de la demanda de productos fabriles y entorpeciendo el
crecimiento de las industrias que producen bienes de consumo. Ahora
bien, en los países adelantados, desde mediados del siglo xix, la escasez
de alimentos nunca más ha entorpecido la expansión industrial.
Las generalizaciones apresuradas sobre la correlación entre la modificación de la estructura profesional y el progreso económico pueden
ser engañosas porque se basan en lo ocurrido en los países avanzados y
hacen caso omiso de las circunstancias que atraviesan actualmente los
países menos desarrollados. Para apreciar las diferencias en las condiciones fundamentales cabe pasar revista brevemente a la bien conocida
correlación entre el grado de desarrollo económico y la estructura profesional de la población.
218
POR QUE ABANDONAN EL CAMPO
LA RENTA NACIONAL POR HABITANTE Y LA PROPORCIÓN
DE LA POBLACIÓN ACTIVA DEDICADA A LA AGRICULTURA
Es bien conocida la correlación general entre la renta nacional por
habitante y la distribución de la mano de obra entre las ramas primarias,
secundarias y terciarias de actividades. En realidad, la proporción de
mano de obra dedicada a la agricultura es uno de los principales elementos de juicio para determinar si un país es adelantado o subdesarrollado.
Los ingresos por habitante alcanzan un nivel elevado en los países donde
dicha proporción es baja y un nivel reducido en los países donde la proporción es alta.
Esta correlación suele ilustrarse estableciendo la oposición general
entre los continentes ricos y los pobres. En América del Norte, 12 por
ciento de la población vive de la agricultura, y en Europa (con exclusión
de la U.R.S.S.) alrededor de 30 por ciento, mientras que en Asia y
África los porcentajes correspondientes aparentemente son del orden
de 70. Esta correlación se puede ilustrar mejor comparando los países
adelantados y los subdesarrollados. En Estados Unidos, Canadá,
Australia y Nueva Zelandia, así como en la mayoría de los países de
Europa occidental, la mano de obra agrícola no llega a ser ni una quinta
parte de la población activa. En los países subdesarrollados, la proporción es mucho mayor, como regla general, y varía entre un tercio y tres
cuartas partes.
No obstante, esta correlación sólo existe de hecho si la comparación
es muy general. Si se comparan varios países más detalladamente se
observa que son muchos los factores que determinan la proporción de
mano de obra dedicada a la agricultura, y no sólo la situación económica
general del país. Entre ellos figura la balanza del comercio de productos
agrícolas y la superficie de tierras cultivables para determinado volumen
de mano de obra.
Los cuadros 46 y 47 ilustran la correlación general y el efecto de los
factores mencionados. Cabe señalar que las cifras citadas no son sino
estimaciones, y aunque no deben interpretarse como una indicación del
grado de bienestar o del nivel de vida del país, sí sirven de indicación
general sobre el orden aproximado de magnitud de la producción neta
de bienes y servicios por habitante en los países citados.
El cuadro 46 muestra que, entre los países adelantados, el Reino
Unido y Bélgica son los que poseen una proporción menor de población
activa dedicada a la agricultura: aunque su renta nacional no los sitúa
en primera fila, importan una gran proporción de los alimentos que consumen. Canadá y Nueva Zelandia, pese a la superioridad de su renta
por habitante, tienen una proporción mayor de población activa
219
EL PROGRESO ECONÓMICO
CUADRO 46. — PRODUCTO NACIONAL NETO
COMPARADO POR HABITANTE Y PROPORCIÓN ENTRE LA POBLACIÓN
AGRÍCOLA ACTIVA Y LA POBLACIÓN ACTIVA TOTAL
(CON EXCLUSIÓN DE AMÉRICA LATINA)
Producto nacional neto
por habitante, en dólares
(promedio anual de 1952-1954)
Países
Estados Unidos
Canadá
. . .
Nueva Zelandia
Suecia
. . .
Bélgica
Reino Unido
Dinamarca
. . . .
Noruega
R. F . de Alemania . .
Países Bajos
Italia
Turquía
Japón
Filipinas
Tailandia
Pakistán
India
•
Población agricola activa
en porcentaje
de la población activa total
(1950 o fecha más cercana)
1.870
1.310
1.010
1.000
950
950
800
780
750
740
740
510
500
310
210
190
150
80
70
60
13
19
17
19
21
13
12
5
25
27
26
23
19 1
42
86
49
66
85
65 2
74
Fuente : UNITED NATIONS : Per Capita National Product of Fifty-Five Countries: 1952-1954, Statistical
Papers, serie E, núm. 4 (Nueva York, 1957), pág. 7.
1
1947. "Cifra extraída del Anuario de Estadísticas del Trabajo, 1958 (Ginebra, O.I.T.), pág. 39.
CUADRO 47. — AMÉRICA LATINA:
PRODUCTO NACIONAL BRUTO POR HABITANTE Y PROPORCIÓN DE
LA POBLACIÓN ACTIVA TOTAL DEDICADA A LA AGRICULTURA, 1950
Países
Venezuela
Argentina
Uruguay
Cuba
Chile
México
Brasil
Guatemala
Paraguay
Bolivia
Haití
Producto bruto por habitante
(En dólares)
Población agrícola activa
en porcentaje
de la población activa total
Más de 400
Más de 400
Más de 400
300-400
300-400
200-250
200-250
150-200
Menos de 100
Menos de 100
Menos de 100
41
25
22
44
311
61
61
75
58
63
77
Fuente: Boletín Económico de América Latina (Santiago de Chile, Comisión Económica para América
Latina), vol. II, núm. 1, febrero de 1957, pág. 22; « La población trabajadora del mundo », en Revista
Internacional del Trabajo (Ginebra, O.I.T.), vol. LUI, núm. 5, mayo de 1956, pág. 575.
1
1952.
220
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
dedicada a la agricultura porque son exportadores de productos agrícolas.
La posición de la Argentina y del Uruguay, tal como la indica el
cuadro 47, refleja la importante superficie de tierras agropecuarias por
habitante. La proporción de mano de obra rural de estos dos países es
tan baja como en varias de las naciones que se clasifican convencionalmente entre las adelantadas, porque las condiciones naturales propicias
y la gran cantidad de tierras por habitante les permiten lograr un rendimiento agrícola suficientemente alto para abastecerse a sí mismos y
exportar productos agropecuarios sin emplear en ello más que una escasa
proporción de su mano de obra, lo que, naturalmente, incide sobre el
mercado del empleo.
Además de esta correlación general entre la proporción de mano de
obra ocupada en la agricultura y la cuantía de la renta nacional por
habitante también se observa una correlación entre la proporción de la
población dedicada a la agricultura y el nivel de productividad agrícola.
La mano de obra agrícola por lo general alcanza un nivel mucho más alto
de productividad cuando constituye una pequeña proporción de la
población activa total, ya que la reducción del número de trabajadores
generalmente ha ido acompañada de mayores inversiones de capital en
las actividades agrícolas, con el resultado de que a cada trabajador corresponden más capitales y mayores superficies de tierra. En los países
adelantados, el producto nacional por habitante puede ser diez o veinte
veces mayor que en los países subdesarrollados. El rendimiento por hectárea también debe ser superior en dichos países, aunque no lo es invariablemente: algunos países con economía esencialmente agrícola alcanzan niveles de producción por hectárea mucho más altos que los países
industrializados, pero los ingresos por habitante son bajos, pues el
rendimiento más alto se logra utilizando un gran volumen de mano de
obra por hectárea.
Todo lo dicho acerca de la correlación general entre la eficiencia de
los agricultores, la proporción de la mano de obra agrícola y la cuantía
de la renta por habitante está, sin embargo, sujeto a una importante salvedad. En los países en vías de rápido desarrollo que se analizaron en el
capítulo V se observa una gran disparidad entre el producto neto por
habitante en la agricultura y en los demás sectores de la economía, y el
motivo es que los capitales se invierten principalmente en las industrias
extractivas o de otra clase. En el sector industrial, el producto neto por trabajador es sumamente elevado, ya que dicho sector dispone de muchos capitales, y, por lo tanto, una pequeña fracción del total de mano de obra produce una proporción mayor de la renta nacional, elevando el nivel medio de
dicha renta por habitante. En cambio, la agricultura sigue siendo primi-
EL PROGRESO ECONÓMICO
221
tiva, no utiliza sino pocos capitales y a pesar de todo quizá retenga una
gran proporción de las fuerzas trabajadoras.
Venezuela es un ejemplo típico. Como lo muestra el cuadro 47, su
renta nacional por habitante es tan elevada como la de Argentina y
Uruguay, aunque 41 por ciento de su población activa está concentrada
en la agricultura, mientras que en los países del río de la Plata la proporción respectiva es de 25 y 22 por ciento. Del mismo modo, México
y Paraguay poseían en 1950 una proporción casi igual de población activa
dedicada a la agricultura y más o menos el mismo bajo producto nacional
por trabajador agrícola; no obstante, gracias al alto nivel del producto
nacional por trabajador en la industria mexicana, el producto bruto
medio per capita en México era el doble del que se daba en Paraguay 1 .
Así, pues, la proporción de la población activa que se dedica a la agricultura varía en razón inversa a la renta por habitante solamente cuando es
similar el producto neto por trabajador en los diversos sectores. Puesto
que muchos países en vías de rápido desarrollo se caracterizan por grandes disparidades en el producto neto por trabajador en los diversos sectores de la economía, esta reserva es de gran importancia cuando se trata
del desplazamiento de la mano de obra agrícola hacia otros sectores.
FACTORES QUE DETERMINAN LOS INGRESOS RELATIVOS DE LA AGRICULTURA
Y DE OTRAS RAMAS
Escasez o abundancia de los factores de producción
Esta correlación entre la cuantía de la renta por habitante y la estructura profesional puede explicarse sencillamente por el diferente grado
de abundancia de los factores de producción entre un país y otro. Los
países adelantados con cuantiosos capitales (y tierras) por habitante
pueden producir suficientes alimentos para satisfacer sus necesidades,
e incluso exportar excedentes, sin utilizar más que una pequeña fracción
de su población activa. Los países con pocos capitales (y tierras) por
habitante tendrán niveles bajos de productividad y estarán forzados a
mantener una proporción mayor de su población activa en las actividades agrícolas, puesto que, incluso si el consumo es muy módico, necesitarán mucha mano de obra para alimentar a la población nacional.
Expresada en estos términos, la correlación entre la situación económica y la estructura profesional se vuelve evidente. Sin embargo, esa
correlación tiene dos facetas, y este tipo de explicación no indica la relación de causa a efecto entre el crecimiento económico y las variaciones
1
Véase Boletín Económico de América Latina (Comisión Económica para América
Latina, Santiago de Chile), vol. II, núm. 1, febrero de 1957, págs. 22 y 31.
222
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
de la distribución profesional. Indica únicamente que los países ricos
utilizan su mano de obra con mayor eficiencia y que los países que utilizan su mano de obra con mayor eficiencia son ricos.
Este tipo de explicación tampoco indica por qué la productividad del
trabajo suele ser más baja en la agricultura que en otros sectores.
Es obvio que la correlación general entre la proporción de trabajadores
dedicados a la agricultura y el nivel de la renta nacional por habitante
debe estar motivada por la productividad más baja del trabajo agrícola:
en efecto, si una gran proporción de la mano de obra está concentrada
en una rama de actividad con productividad baja e ingresos reducidos,
el nivel general de la renta por habitante será forzosamente inferior al
que existiría si dicha proporción fuese pequeña. Por tanto, la cuestión
crucial consiste en saber por qué en casi todos los países la productividad
del trabajo es menor en la agricultura que en las demás ramas de actividad.
Naturalmente, uno de los motivos es que la agricultura no dispone
de tantos capitales. En términos generales (y aparte ciertas importantes excepciones), la proporción entre los capitales invertidos y la
mano de obra empleada es más baja en la agricultura que en la industria; en otros términos, a cada trabajador corresponde una inversión
menor que en la industria en general. En la industria pesada y en las
minas, la cantidad de capitales invertidos, para cada trabajador empleado, es naturalmente mucho mayor que en las demás industrias, por ejemplo, la confección y la construcción, y en los países subdesarrollados la
artesanía se desenvuelve a veces con menos capitales aún por trabajador
que la agricultura. Pero si se excluye la producción artesanal, la proporción entre el capital invertido y la mano de obra empleada en la agricultura es inferior al promedio de la industria 1 .
El hecho de que en la agricultura se inviertan menos capitales por
trabajador que en la industria puede deberse parcialmente a la intervención de ciertos factores de carácter institucional : en general, los agricultores no compiten en el mercado de capitales para obtener fondos
porque sus empresas no son suficientemente grandes para justificarlo y
en muchos países el crédito agrícola está mal organizado 2 . Sin embargo,
los factores de carácter institucional también pueden favorecer las inversiones, por ejemplo, en los sistemas de cultivo familiar 3 , aunque quizá
1
Véase M. LATIL: L'évolution du revenu agricole (Librairie Armand Colin, Paris,
1956), pág. 180, y Colin CLARK: The Conditions of Economie Progress, tercera edición
(Londres, Macmillan Co., y Nueva York, St. Martin's Press, 1957), capítulo XI.
2
Véase, por ejemplo, NACIONES UNIDAS : Progresos en materia de reforma agraria
(Nueva York, 1954), capítulo 8.
3
Véase A. W. ASHBY: « Capital Formation and Use in United Kingdom Agriculture», en International Journal of Agrarian Affairs (Londres), vol. II, num. 3, julio
de 1957.
223
EL PROGRESO ECONOMICO
no basten para atraer inversiones en gran escala en los casos necesarios,
y las estructuras agrarias que se caracterizan por explotaciones pequeñas
no lograrán por lo común progresos técnicos acelerados a menos que
movilicen los capitales por medio de sistemas especiales, como el movimiento cooperativo, o a menos que el Estado se encargue de proporcionar créditos para los proyectos en gran escala. En todo caso, el principal motivo de que los capitales afluyan a la industria más que a la agricultura es que la industria ofrece una retribución superior al capital del
mismo modo que retribuye mejor el trabajo. El bajo porcentaje de
ganancias de la agricultura refleja una necesidad del progreso económico.
Elasticidad de la demanda de alimentos y progreso
técnico en la agricultura
La teoría generalmente aceptada de que existe una relación entre el
progreso económico y la estructura profesional de la población presupone
que hay también una relación de causa a efecto entre el proceso de crecimiento económico y el abandono de la agricultura.
La validez de la teoría según la cual el progreso económico acarrea
una reducción de la fracción que corresponde a la agricultura en la renta
nacional puede ilustrarse con el cuadro 48, donde se observa una tendencia descendente a largo plazo.
CUADRO 48. — EVOLUCIÓN A LARGO PLAZO DE LA PARTE
DEL PRODUCTO NACIONAL NETO QUE CORRESPONDE
A LA AGRICULTURA
Países
Alemania (Rep.
Fed.). . . .
Australia . . .
Canadá . . .
Dinamarca . .
Estados Unidos
Francia . . .
Italia
Japón (estimaciones
de
Ohkawa) . .
Noruega . . .
Nueva Zelandia
Países Bajos
Reino Unido .
Suecia . . . .
Porcentaje
del producto
nacional
Años
Porcentaje
del producto
nacional
1860-1869
1891
1870
1870-1879
1869-1879
1835
1876-1880
32,3
36,8
44,6
45,1
20,5
51
55,7
1905-1914
18
—
1910
1905-1914
1904-1913
1908-1910
1906-1910
—
27,5
29,1
17
35
42,9
1939
1948-1954
1947-1952
1947-1954
1949
1950-1954
16,9
13
19,2
7,2
23
26,4
1878-1882
64,7
—
—
—
—
—
—
1908-1912
1910
1901
1913
42,4
23,5
47,4
16,3
1947-1954
1950
1936
1947-1954
1948-1954
1949-1951
24,4
13,7
35
12,8
5,6
12,9
1895
1869-1871
9,7
43,4
Años
—
1909-1911
—
26,1
Años
—
Porcentaje
del producto
nacional
—
Fuente: S. KUZNETS: «Quantitative Aspects of the Economic Growth of Nations. II: Industrial
Distribution of National Product and Labor Force », en Economic Development and Cultural Change
(University of Chicago, Research Centre in Economic Development and Cultural Change), suplemento
del vol. V, num. 4, julio de 1957.
224
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Esta relación causal se manifiesta en dos formas : por la poca elasticidad de la demanda de alimentos (o sea que la proporción de los ingresos
asignados a la alimentación no aumenta a la misma cadencia que los
ingresos en sí) y por la cadencia de progreso técnico en la agricultura.
Si la productividad se eleva en todos los sectores, incluida la agricultura, suben también los ingresos por habitante, y a medida que van
subiendo, la población tiende a gastar relativamente menos en alimentos
y más en otros artículos. Los precios de los productos agrícolas bajarán
en relación con los demás precios, y los ingresos de los agricultores disminuirán en relación con los demás ingresos. En consecuencia, se reducirá la parte de la renta nacional que corresponde a la agricultura.
Teóricamente, la reducción de los ingresos del agricultor debería provocar el traslado de la mano de obra a otras ocupaciones, y este movimiento,
a su vez, debería ocasionar una elevación de los ingresos agrícolas por
habitante en comparación con los ingresos de los otros sectores. Si han
de mantenerse los ingresos agrícolas en el mismo nivel relativo, la proporción de mano de obra empleada en la agricultura debe disminuir al
mismo ritmo que la fracción de la renta nacional correspondiente a la
agricultura.
Más aún, cualquiera que sea la relación entre la demanda de alimentos
y la demanda total, si la productividad del trabajo aumenta con mayor
rapidez en la agricultura que en el conjunto de la economía (como ocurre
en algunos países adelantados), será posible producir una cantidad
dada de alimentos con una proporción menor de la población activa
total. Si la disminución de la demanda relativa y la aceleración del progreso técnico en la agricultura ocurren simultáneamente, será más imperiosa aún la necesidad de trasladar la mano de obra a otras ramas de
actividad. Sin embargo, si la productividad del trabajo fabril, entre
otros, tiende a aumentar más rápidamente que la del trabajo agrícola,
este fenómeno podría contrarrestar los efectos de la poca elacticidad de
la demanda.
Puede ilustrarse mejor la influencia que tienen la poca elasticidad de
la demanda y la rapidez del progreso técnico en la agricultura citando
lo que ocurre actualmente en varios países adelantados. Como lo mostraron los capítulos precedentes, en algunos de estos países la producción de alimentos aumenta más rápidamente que la demanda. La
protección de los precios y de los ingresos agrícolas eleva dichos
precios por encima de los cotizados en el mercado mundial y sitúa los
ingresos en mejores condiciones, en relación con los de otras ocupaciones, que durante el período transcurrido entre las dos guerras. Como
resultado, la expansión de la producción agrícola tiende a sobrepasar la
de la demanda total. En Estados Unidos y en algunos países de Europa
EL PROGRESO ECONÓMICO
225
occidental se han tomado algunas medidas destinadas a retirar del
mercado los productos alimenticios o a reducir la superficie cultivada.
En Europa occidental, donde dichas medidas son mucho más modestas
que en Estados Unidos, el abastecimiento de alimentos para el consumo
en 1957 superaba en cerca de 12 por ciento las cantidades producidas 1 .
Los países exportadores se topan con mercados cada vez menores. A
menos que encuentren mercados más amplios (por ejemplo, en los países
subdesarrollados que están en vías de rápido progreso), las medidas que
toman para mantener los ingresos probablemente resulten inoperantes.
Ahora bien, este tipo de problema está limitado a los países económicamente adelantados. En los países subdesarrollados, el aumento de la
producción no tiende a sobrepasar el aumento de la demanda. El bajo
nivel de los ingresos agrícolas y su tendencia descendente no pueden
atribuirse a que la productividad del trabajo tienda a aumentar más rápidamente en la agricultura que en otros sectores. Tampoco pueden
imputarse a la lentitud con que aumenta la demanda de alimentos, puesto
que en América latina, en África al Sur del Sahara y en la mayor parte
de Asia la producción de alimentos está a la zaga del crecimiento de la
población.
Al examinar si la teoría de la relación causal entre el progreso económico y la proporción de la población ocupada en la agricultura se
aplica a las condiciones de los países en vías de desarrollo deben tenerse
en cuenta dos reservas importantes.
La primera atañe al factor de la elasticidad de la demanda.
Cuando se aplica a toda la economía, el concepto de la elasticidad de la
demanda plantea problemas de totalización que repercuten en cualquier proposición general que se formule sobre los cambios que experimenta la demanda
media en un período de progreso económico, y esos problemas son más
difíciles cuando se modifican los precios relativos de los factores y la distribución de los ingresos. La proporción de la renta nacional total que se gasta
en productos agrícolas es necesariamente el promedio de la proporción que
gasta cada habitante. Aunque la elasticidad de la demanda de tales productos
sea inferior a la unidad 2 (lo que no ocurre en modo alguno en todos los
casos), de manera que cada habitante gaste una proporción menor de sus ingresos en dichos productos a medida que aumenta su renta, la proporción media
de los ingresos asignados a estos productos puede aumentar igual si la mayor
parte de la elevación de la renta nacional favorece a personas cuyos gastos
relativos en estos productos están por encima del promedio nacional. Tal
resultado tiene probabilidades de presentarse en los países menos desarrollados,
donde la demanda de productos alimenticios se caracteriza por su gran elasti1
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA AUMENTACIÓN: El estado mundial de la agricultura y la alimentación, 1957 (Roma,
pág.2 84.
La elasticidad de la demanda de un producto se expresa por el porcentaje en
que aumenta el consumo de dicho producto cuando los ingresos se elevan en 1 por
ciento.
1957),
226
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
cidad. No hay motivo para suponer que la renta nacional y el promedio de
gastos destinados a productos agrícolas varíen según una razón única, y
menos aún de que exista ese paralelismo inmutable entre la renta nacional y la
proporción de la1 población que se dedica a la agricultura y a la industria,
respectivamente .
La validez de esta crítica es particularmente evidente cuando se trata
de las economías en rápido desarrollo de América latina, África y el
Medio Oriente. La población total crece rápidamente. Puesto que el
nivel general de los ingresos es bajo, cabe suponer que la demanda es
muy elástica. Las informaciones arrojadas por las encuestas sobre el
consumo muestran que la demanda de alimentos es más elástica en los
países subdesarrollados que en los adelantados 2, aunque las cifras obtenidas con ese tipo de encuestas, cuando éstas se refieren a consumidores
con hábitos de consumo que varían según su nivel de ingresos y se llevan
a cabo en determinado momento, pueden conducir a errores graves si
se utilizan para calcular la futura evolución de la demanda. En efecto,
poco se sabe sobre la elasticidad de la demanda en los países subdesarrollados, puesto que en los hábitos de consumo influyen señaladamente los
cambios de ocupación y el éxodo hacia las ciudades. Sin embargo, el
efecto del desarrollo económico en la demanda total de alimentos dependerá principalmente de la rapidez con que aumente la renta per capita y
de la forma en que se distribuyan los aumentos de la renta. Si el progreso
se concentra en una rama de industria dotada de cuantiosos capitales y
con poca mano de obra, mejorando así los ingresos de una pequeña
fracción de la población trabajadora, la demanda total aumentará
menos que si la elevación de la renta nacional se reparte más ampliamente, aunque la elasticidad de los ingresos sea la misma en ambos casos.
Un segundo factor de importancia estriba en el progreso técnico.
Lo ocurrido en los países adelantados justifica la suposición de que el
progreso económico lleva consigo un alto nivel de progreso técnico en
la agricultura. Durante la segunda mitad del siglo xix, la expansión de
la economía mundial favoreció el rápido aumento de la producción
agrícola. Sin embargo, el progreso técnico era sólo un aspecto de dicha
expansión y estaba condicionado, a su vez, por grandes cambios en la
distribución internacional del capital y del trabajo. Uno de los factores
más importantes de la expansión económica mundial en el siglo xix
1
P . T. BAUER y B. S. YAMEY: The Economies of Underdeveloped Countries
(Londres, James Nisbet and Co., Ltd.; Cambridge, Cambridge University Press, 1957),
pág. 240.
2
Pueden hallarse comparaciones entre la elasticidad de los gastos en los países
adelantados y los insuficientemente desarrollados en El estado mundial de la agricultura
y la alimentación, 1957, op. cit., págs. 88-115, así como en La expansión selectiva de la
producción agropecuaria en América latina, informe conjunto de la Comisión Económica para América Latina y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (México, 1957), pág. 24.
EL PROGRESO ECONÓMICO
227
fué el gran volumen de capital invertido en la agricultura, tanto directa
como indirectamente (o sea el invertido en la construcción de ferrovías
y en el transporte marítimo). Un segundo factor fué la gran extensión
de las áreas cultivadas de tierra, y, finalmente, el tercero fué la migración internacional en gran escala. Se abrieron nuevas tierras y millones de inmigrantes se dedicaron a la agricultura en los países donde los
nuevos métodos de cultivo podían aumentar la producción y la productividad del trabajo con mucha rapidez.
Estas condiciones excepcionalmente favorables dieron a Estados
Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelandia la posibilidad de satisfacer
la creciente demanda de alimentos de sus poblaciones, que aumentaban
con rapidez, así como de exportar a Europa, utilizando relativamente
poca mano de obra en comparación con los países europeos. El desarrollo agrícola en los principales países exportadores de alimentos precedió a su desarrollo industrial y estableció las condiciones para su realización. En dos períodos — poco antes de 1880 y poco después de 1930 —
la producción de alimentos aumentó con mucho mayor rapidez que la
demanda efectiva, con lo cual los precios de los productos agrícolas
bajaron abruptamente en relación con los de los artículos manufacturados. La demanda efectiva no aumentó, sobre todo porque la crisis económica llevó a un desempleo generalizado. El desarrollo industrial, por su
parte, siguió al primer período de expansión agrícola al amparo de
políticas aduaneras que protegían a la industria. Los países de Europa
occidental, como lo muestra el capítulo III, reaccionaron desarrollando
su industria lechera y ganadera e importando los cereales que antes
producían, o bien protegiendo su agricultura contra algunas de las importaciones baratas por medio de tarifas aduaneras especiales. Así,
pues, las causas fundamentales del rápido aumento de la producción
agrícola en el siglo pasado fueron los grandes traslados del capital y del
trabajo a nuevas esferas.
El descenso de los ingresos agrícolas en los países menos desarrollados
Hoy en día, en los continentes principalmente agrícolas, los factores
del crecimiento de la agricultura del siglo xrx — la apertura de nuevas
tierras, la redistribución de la población, la inversión de grandes capitales
en la agricultura — actúan sólo en pequeña escala. Las nuevas inversiones
extranjeras se dirigen principalmente hacia la industria y las minas y sólo
en grado reducido hacia el cultivo de productos para la exportación.
El proceso de bonificación de las nuevas tierras es lento y costoso y por
lo general no extiende mayormente la superficie total cultivada. El abuso
•del cultivo ha conducido a la erosión de los suelos en grandes zonas de
228
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
África y ha malogrado la fertilidad en América latina. Los caminos,
ferrocarriles y servicios públicos que se necesitarían para abrir con
provecho nuevas tierras no se multiplican a un ritmo suficiente. He
ahí una de las principales razones de que la producción de alimentos
no aumente con mayor rapidez.
Es evidente que la disminución relativa de los ingresos agrícolas en
los países analizados en los dos capítulos anteriores ocurre forzosamente
en situaciones económicas totalmente distintas de las que caracterizan a los
países adelantados. Por supuesto, los ingresos son determinados por una
gran variedad de factores, y cualquier generalización en materia tan vasta
puede resultar engañosa. Sin embargo, si se pasa revista a las condiciones reinantes en tales países se observan varias similitudes fundamentales.
Disminución de la productividad en la agricultura.
En los países cuya población agrícola es densa, el crecimiento de la
población activa puede reducir de por sí la producción por habitante y,
en esa forma, hacer bajar los ingresos. También puede llevar al subempleo o al desempleo. Los trabajadores abandonarán la tierra para buscar
otros empleos y los ingresos de las demás ocupaciones disminuirán si el
volumen del empleo no aumenta en ellas con suficiente rapidez. La presión continua de la población activa sobre la tierra tenderá a hacer bajar
aun más los ingresos agrícolas.
La superpoblación agrícola es ciertamente el principal motivo del
bajo nivel relativo de los ingresos en la India y Pakistán. El Japón
había logrado absorber suficiente mano de obra agrícola en las ocupaciones industriales y comerciales para que no creciera su población agrícola activa, pero, como se indicó en el capítulo V, no pudo seguir haciéndolo durante la guerra y en los años inmediatamente posteriores. Cuando
los bajos ingresos actúan como fuerte factor de repulsión y el aumento
del empleo industrial no basta como factor de atracción, los movimientos de trabajadores generalmente no constituyen un factor de
equilibrio, puesto que no adquieren suficiente rapidez para aliviar la
presión de la población. Aun cuando su cadencia es suficiente para evitar
que crezca la población agrícola activa, como ocurre en Pakistán, el
desplazamiento de los trabajadores a otras actividades no estimula las
inversiones en la agricultura. La población campesina excedente puede
trasladarse a las ciudades sin que ello eleve la renta nacional.
Rápido aumento de los ingresos y de la productividad en la industria
y el comercio.
Como se vio en el capítulo VI, una característica de las economías
que están en rápido desarrollo son las cuantiosas inversiones efectuadas
EL PROGRESO ECONÓMICO
229
en los sectores urbanos que no extienden necesariamente sus efectos a la
agricultura aunque hagan aumentar la demanda total de alimentos. El
desequilibrio de los ingresos puede persistir, causando un gran éxodo
hacia las ciudades, que, pese a los beneficios que reporte a los migrantes,
no constituye necesariamente un factor de equilibrio en el caso de que
los recién llegados ingresen en sectores de baja productividad y de que
no aumenten los ingresos agrícolas. Las economías en rápido desarrollo
de América latina, de los países de África al Sur del Sahara y de los países
productores de petróleo del Medio Oriente son ejemplos sobresalientes
de un movimiento causado por el progreso unilateral.
Los precios del mercado mundial.
En los países subdesarrollados, los precios del mercado mundial
influyen sobre los ingresos agrícolas más directamente que en los países
adelantados, que por regla general no subvencionan la producción de
alimentos. Más aún, en algunos países subdesarrollados, una gran proporción de la producción agrícola consiste en materias primas industriales
y, consecuentemente, sufre las fluctuaciones de volumen de la producción
industrial mundial, pero no las de la demanda de aumentos. Muchos
países agrícolas se han desarrollado especializándose en la producción de
géneros agrícolas de uso industrial para la exportación, y la mano de obra
ha abandonado por ella la producción de alimentos. Como el mercado
mundial ha estado sujeto a amplias fluctuaciones, los ingresos no han
podido seguir ninguna tendencia a largo plazo, y sólo se sabe que en los
períodos en que bajan los precios de los artículos en el mercado mundial,
como ocurre en el presente, los ingresos de la agricultura declinan rápidamente. Esta situación afecta principalmente a los países que han alcanzado una alta productividad por hectárea, por ejemplo, Ceilán, Egipto
y algunos países latinoamericanos, sobre todo los que producen café.
Además, hay casos en que la mano de obra no puede abandonar la producción destinada a la exportación porque escasean las tierras propicias
para la producción de alimentos. Es el caso de Ceilán.
*
*
*
He ahí algunas de las razones por las cuales los problemas que crea
el abandono del campo son mucho más graves en los países poco desarrollados que en los adelantados. La disminución de los ingresos relativos de la agricultura refleja un desequilibrio tal de la economía que
la migración de los trabajadores rurales no basta para subsanarlo. En
algunos casos, los efectos pueden ser cumulativos. La tendencia deseen-
230
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
dente de los ingresos agrícolas coarta la expansión de la demanda de
productos manufacturados e impide, pues, la expansión de la industria.
Al mismo tiempo, el movimiento de la mano de obra hacia las ciudades estimulará aun más la inversión de capitales públicos y privados en el
sector urbano, pero no necesariamente en la agricultura. Los efectos que
tienen estos diversos factores determinantes de los ingresos pueden ilustrarse comparando la renta nacional por trabajador en los diferentes
sectores de la economía en los países menos desarrollados y en los más
adelantados.
LOS INGRESOS RELATIVOS Y EL EQUILIBRIO DE LA ESTRUCTURA PROFESIONAL
La comparación de la renta (o del producto bruto o neto) por trabajador en la agricultura y en otros sectores de la economía puede dar la
medida del desequilibrio entre el volumen de empleo en la agricultura
y el de otras ocupaciones. Si la renta nacional por trabajador agrícola
es mucho más baja que la de otros sectores, indica que debe trasladarse
mano de obra a los otros sectores. Este movimiento debería elevar el
nivel relativo de la renta por trabajador agrícola y llevar a una utilización
más económica de la población activa y a una estructura profesional
más equilibrada.
Cuando la diferencia de ingresos persiste durante un largo período
o llega incluso a aumentar, puede ser un indicio de que la mano de obra
no abandona el campo a una cadencia suficiente o de que el capital no
afluye a la agricultura con la rapidez que debiera. Para saber qué países
han alcanzado una estructura profesional equilibrada y cuáles están
más alejados de ella, se puede comparar la proporción de la población
activa y la proporción de la renta nacional que corresponden a la agricultura. Cuando ambas proporciones son iguales o aproximadamente
iguales puede decirse que la estructura profesional es equilibrada, pero
si la primera es muy superior a la segunda, significa que los ingresos
medios de la agricultura son muy inferiores a los de otros sectores y que
la estructura profesional de la población está desequilibrada.
Supongamos que corresponden a la agricultura 15 por ciento de la
renta nacional y 30 por ciento de la población activa total : la renta per
capita en la agricultura equivaldrá a la mitad de la renta per capita en
toda la economía y a 41 por ciento de la renta per capita en las profesiones no agrícolas. Cuanto mayor sea la divergencia entre el porcentaje
de la renta nacional y el porcentaje de la población activa que correspondan a la agricultura, tanto mayor será la disparidad entre los ingresos
medios en la agricultura y en las demás ramas de actividad.
Este método de calcular la diferencia entre las rentas per capita en
EL PROGRESO ECONÓMICO
231
diversos sectores de la economía no muestra, como se recalcó en el
capítulo I, el grado en que los ingresos de los agricultores o de los jornaleros agrícolas son menores que los ingresos que podrían obtener si
pasaran a otras ocupaciones. En el capítulo I se señaló que la disparidad
de ingresos que induce al campesino a abandonar la tierra varía según se
trate de propietarios agrícolas o de asalariados, de trabajadores jóvenes
o de personas de edad. Sin embargo, dado que la diferencia entre las
ganancias del campesino y las de los otros trabajadores proviene de la
disparidad general en las ganancias per capita de los diversos sectores de
la economía, la comparación de la renta nacional media por trabajador
da una indicación general del grado de desequilibrio que existe entre las
diferentes ocupaciones.
El cuadro 49 presenta el producto nacional por trabajador agrícola
y por trabajador de las demás ramas de la economía.
Las estadísticas de mano de obra en que se basan estas cifras se
refieren por regla general al número de personas económicamente activas,
y no al número de años-hombre de trabajo efectuados. De ahí que la
importancia bastante grande del trabajo a tiempo parcial (y, en los países
poco desarrollados, del subempieo) conduzca a cifras que pecan por
defecto cuando se trata de la renta nacional por trabajador agrícola. En
los casos en que la población agrícola activa trabaja parte del tiempo en
otras ocupaciones — y ya se ha recalcado en los capítulos anteriores
cuan difundidos están los trabajos accesorios entre los agricultores de
Estados Unidos, Alemania Occidental, Noruega, Suecia y Japón —, los
ingresos reales de los agricultores pueden ser muy superiores a los que
indican las cifras citadas. Otro factor que vicia la comparación entre los
ingresos agrícolas y los de otras profesiones es el número de familiares
que trabajan sin sueldo en la explotación agrícola l . Este factor adquiere
particular magnitud en los países donde las mujeres constituyen un importante elemento de la mano de obra agrícola, como en Francia, Alemania e Italia. La falsa modicidad de los ingresos agrícolas se acentúa
más aún por el hecho de que en muchos países, al calcular la renta nacional, se subestiman la producción de subsistencia y otras actividades similares que permanecen fuera de la economía de mercado. Sin embargo,
aunque las cifras den una idea exageradamente baja, con el efecto acumulado de los factores mencionados, bastan para posibilitar una comparación aproximada del orden de magnitud en que se sitúan las diferencias
1
Véase S. KUZNETS: « Quantitative Aspects of the Economic Growth of Nations.
II: Industrial Distribution of National Product and Labor Force», en Economic
Development and Cultural Change (University of Chicago, Research Centre in Economic Development and Cultural Change), suplemento al vol. V, num. 4, julio de 1957,
cuadro 5 del apéndice, págs. 96-99.
232
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
CUADRO 49. — PRODUCTO NACIONAL POR TRABAJADOR
EN LA AGRICULTURA 1 Y EN LOS DEMÁS SECTORES
DE LA ECONOMÍA EN LOS ÚLTIMOS AÑOS a
Porcentaje correspondiente
a la agricultura
Países
De los trabajadores
con ocupación
Del producto
nacional
Razón entre el producto
nacional por trabajador
de la agricultura
y por trabajador
de los demás sectores
América del Norte :
Canadá
. . . .
Estados Unidos .
16
10
9
5
0,5
0,4
América latina :
Argentina . . .
Colombia. . . .
Chile
26
54
30
16
39
18
0,5
0,5
0,5
África :
Egipto (R.A.U.) .
Unión Sudafric. .
64
33
35
16
0,3
0,4
Asia :
Filipinas . . . .
India
Japón
Tailandia
. . .
59
74
41
88
40
48
20
46
0,5
0,3
0,4
0,1
Europa :
Alemania
(Rep. Fed.) . .
Austria .
Bélgica
Dinamarca
España
.
Finlandia
Francia .
Irlanda
Italia. . .
Noruega .
Países Bajos
Reino Unido
Turquía . .
18
33
10
23
50
46
27
38
35
25
12
4,3
77
9
16
7
19
26
22
16
32
22
13
12
4,5
42
0,4
0,4
0,7
0,8
0,4
0,3
0,5
0,8
0,5
0,5
1,0
1,0
0,2
Oceania:
Nueva Zelandia .
18
24
1,4
Fuente: Anuario de Estadísticas del Trabajo, 1959 (Ginebra, O.I.T.); NACIONES UNIDAS: Economic
Survey of Europe in 1958 (Ginebra, 1959), y Yearbook of National Accounts Statistics (Nueva York,
Naciones Unidas), 1958 y años anteriores.
La mayoría de los datos relativos a la proporción de trabajadores ocupados en la agricultura se
refieren a 1956, en tanto que los referentes a la proporción del producto nacional que corresponde a esa
rama representan promedios de los años 1955 a 1957. Hubo que utilizar datos algo más antiguos con
respecto a los siguientes países: República Árabe Unida (Egipto), Argentina, Austria, Colombia, Chile,
Finlandia, Francia, India, Nueva Zelandia, Tailandia y Unión Sudafricana.
1
Incluidas la silvicultura, la caza y la pesca. • 1956 o año más cercano.
entre el producto nacional por trabajador, por un lado, en la agricultura,
y por otro, en el resto de la economía.
De acuerdo con las cifras del cuadro 49 se podrían agrupar los países
EL PROGRESO ECONÓMICO
233
enumerados en cuatro grandes categorías. En la primera están los países
donde el producto nacional por trabajador es mayor en la agricultura
que en las demás ramas. Nueva Zelandia es el único país del cuadro que
corresponde a esta categoría : en efecto, la agricultura lleva una ventaja
bastante amplia a las demás ramas, pero eso no significa que Nueva
Zelandia sea el único país del mundo que esté en ese caso. Australia tenía
una razón similar, según cálculos basados en el ejercicio 1949-1950x. Para
el Uruguay, una estimación reciente muestra que el producto por trabajador es mayor en la industria agropecuaria que en los demássectores 2.
En la segunda categoría de países, el producto nacional relativo es
más o menos igual, con razones que varían entre 0,7 y la unidad. En esa
categoría se encuentran Bélgica, Dinamarca, Irlanda, Países Bajos y
Reino Unido (donde la paridad es absoluta). Las variaciones dentro de
esta serie dan una medida aproximada de las ventajas que tiene el movimiento para el agricultor. Como se señaló en el capítulo primero, los
agricultores constituyen en cierto modo un factor específico de producción y no se decidirán a abandonar la agricultura a menos que la disparidad de los ingresos sea suficientemente grande. Cuan grande debe ser
esta disparidad es un asunto que se presta y se seguirá prestando a conjeturas, pero se puede suponer con bastante certeza que ha de pasar del
25 por ciento.
La tercera categoría comprende los países donde el producto nacional
en la agricultura equivale aproximadamente a la mitad del de los demás
sectores. Entre ellos están la República Federal de Alemania, Argentina,
Austria, Canadá, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Italia y Noruega.
Suecia también debería ser incluida en este grupo; no se dispone de cifras
comparables, pero los datos presentados en el capítulo III muestran que
la disparidad es de ese orden de magnitud.
Por último está una cuarta categoría, muy numerosa, que agrupa a
los países donde el producto nacional en la agricultura equivale aproximadamente a un tercio o menos del de los demás sectores. En los países
subdesarrollados, las diferencias son mucho mayores que en los países
adelantados. Éste es el contraste más notable que se observa en el cuadro.
Los coeficientes varían de 0,1 a 0,4. En el cuadro 49 no figuran varios
países latinoamericanos donde las disparidades son también muy amplias. Según una estimación reciente, el coeficiente en Venezuela es sumamente bajo : el producto por persona empleada en el sector no agrícola
es siete veces mayor que el del trabajador agrícola 3.
1
2
3
Colin CLARK: The Conditions of Economie Progress, op. cit., pág. 523.
Boletín Económico de América Latina, op. cit., pág. 31.
Ibid.
234
POR QUE ABANDONAN EL CAMPO
La conclusión más evidente que se puede sacar de estas comparaciones de la producción per capita correspondiente a cada sector es
que los países donde dicho producto es superior en la agricultura, o
vecino al promedio, son casi todos los países en que el rendimiento
agrícola por trabajador es elevado en términos absolutos : Nueva Zelandia, Australia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Reino Unido,
Países Bajos y Bélgica, en ese orden, son los países que tienen el más
alto rendimiento agrícola absoluto por trabajador del mundo 1 . En el
caso del Reino Unido, los subsidios y la protección de los precios explican en parte la situación favorable de los ingresos en la agricultura, pero
en todos esos países la productividad del trabajo es elevada porque utilizan mucho capital y mucha tierra por cada trabajador ocupado en la
agricultura. En Bélgica y los Países Bajos, la concentración del capital
mantiene en un alto nivel la productividad de la mano de obra y de la
tierra. Argentina y Uruguay también alcanzan una gran producción por
trabajador, especialmente porque la tierra es abundante en relación con
la mano de obra.
Por consiguiente, puede decirse que la agricultura logra un volumen
de producción por trabajador que se aproxima más o menos (habida
cuenta de la desventaja de la movilidad) al de otras ocupaciones cuando
la proporción entre el capital y el trabajo (considerándose la tierra como
una forma de capital) se parece a la que existe en la industria. Como se ha
señalado anteriormente, en general se invierte en la agricultura menos
capital por trabajador que en la industria. Pero, en los países que tienen
altos niveles de productividad en la agricultura, la relación de los factores
de producción en la agricultura es semejante a la relación en la industria,
sea porque hay mucha tierra y poca mano de obra o porque la organización y la política agrarias han fomentado una utilización intensiva de
capital, o por ambas razones simultáneamente, lo que, ciertamente,
modifica los elementos del problema.
En estas condiciones, la posición favorable de la agricultura debería
teóricamente estabilizar el empleo. Así ha ocurrido en Nueva Zelandia,
por lo menos aparentemente: la población agrícola activa aumentó
ligeramente en 1950-1956. En Australia, la población agrícola activa (incluidas la silvicultura y la pesca) se mantuvo casi inalterada de 1947 a
1954, pues sólo disminuyó en 1 por ciento. En el Uruguay, donde se
calcula que en 1950 el producto nacional por trabajador fué mayor en la
agricultura que en el sector no agrícola, las estimaciones oficiales indican
que la mano de obra agrícola ha permanecido estable entre 1945 y 1955 2 .
1
2
Pueden hallarse cifras comparadas en Colin CLARK, op. cit., págs. 275-276.
NACIONES UNIDAS: Boletín Económico de América Latina, vol. II, num. 1, febrero
de 1957, pág. 32.
EL PROGRESO ECONÓMICO
235
En consecuencia, se puede concluir diciendo que estos países han logrado
el equilibrio en la distribución profesional, porque la posición favorable
de la agricultura en relación con los demás trabajos le permite conservar
los factores de producción.
En el segundo grupo de países — v. g., los que han llegado a una
posición de igualdad o se aproximan a la igualdad — continúa el éxodo
de la agricultura. En Dinamarca, el Reino Unido y los Países Bajos
participan en él sobre todo los asalariados ; los salarios de la agricultura
son inferiores a los de la industria, aunque la situación relativa general
de los ingresos es bastante favorable para la agricultura.
Los coeficientes mucho más bajos del tercer grupo de países adelantados indican probablemente que existe cierto grado de desequilibrio en la
estructura profesional. La posición de algunos países en este grupo es
sorprendente, particularmente la de Estados Unidos y Canadá, puesto
que el trabajo agrícola ha alcanzado uno de los niveles de productividad
más altos del mundo. Además, en los últimos años, la productividad
agrícola se ha elevado más rápidamente que en otros sectores y el desplazamiento hacia otras profesiones ha tenido una cadencia acelerada.
Como se sugiere en el capítulo II, la explicación puede estar en que hay
todavía mucha mano de obra « estancada » en las explotaciones de baja
productividad y en que los agricultores de ingresos reducidos tienen
muy poca movilidad; además, en Estados Unidos son muchas las personas que desempeñan un trabajo accesorio y que sin embargo son computadas como mano de obra agrícola.
Es verdad que los bajos coeficientes de Francia y de la República
Federal de Alemania pueden ser atribuidos en cierto grado a la baja
productividad de ciertas categorías. En Francia, son las que habitan las
« zonas subdesarrolladas » ; en Alemania, las que explotan pequeñas
haciendas familiares, pero en este último país es probable que la difusión
del trabajo agrícola como ocupación parcial no explique del todo
la razón desfavorable del producto nacional. En Noruega y Suecia, en
cambio, esa explicación es válida, aunque cabe señalar que la razón
desfavorable no significa que exista una relación semejante entre
los ingresos reales por habitante en la agricultura y en las demás ocupaciones.
Dentro de este grupo de países, por tanto, es probable que el desequilibrio de la estructura profesional se deba a la poca movilidad de las
categorías con baja productividad : las pequeñas familias de agricultores
o los habitantes de regiones menos favorecidas. Cuando una alta proporción de la población agrícola activa dedica parte de su tiempo a otras
ocupaciones, una gran diferencia entre las respectivas fracciones del
producto nacional puede ser indicio de que la productividad del trabajo
236
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
es igualmente divergente, pero puede no serlo, y por de pronto no indica
una disparidad proporcional de los ingresos.
Se puede extraer una importante conclusión de la comparación entre
estos dos grupos de países adelantados, el primero con una situación
de paridad o de cuasi paridad entre los productos de uno y otro sector, y
el segundo con una razón de casi 1 a 2. La reducción de la población
activa en ambos grupos es uno de los factores que han contribuido a
elevar los ingresos de los trabajadores que permanecieron en la agricultura, pero no es sino uno entre muchos. No hay que exagerar su importancia, como lo muestra el caso de los Países Bajos, nación que goza de
una elevada productividad en la agricultura y de una situación próxima
de la paridad entre los sectores agrícola y no agrícola, y sin embargo, su
mano de obra agrícola no comenzó a disminuir sino después de 1947.
En los países donde la razón de los productos por sector es casi de 1 a 2,
la situación desfavorable de los ingresos ha provocado un desplazamiento
de mano de obra generalmente más rápido que el del grupo de países con
un producto nacional bien distribuido, pero no lo bastante rápido para
restablecer el equilibrio.
Entre las demás condiciones del equilibrio entre ocupaciones, una
de las más importantes parece ser el volumen de las inversiones en la
agricultura y el método para proveer de capital al agricultor. Algunos
de los países que gozan de una situación equilibrada están excepcionalmente bien dotados de recursos naturales y la productividad del trabajo
en la agricultura es elevada porque ingresaron en una economía mundial
en expansión con poblaciones relativamente esparcidas y con plétora
de tierras. Pero otros no están particularmente favorecidos desde ese
punto de vista: Dinamarca, por ejemplo, y, sobre todo, los Países Bajos,
con su altísima densidad de población agrícola. Estos dos países han
seguido una política integrada de inversión en tres niveles: inversiones
privadas de los agricultores en maquinaria y ganado; inversiones de las
cooperativas en plantas de elaboración; inversiones del Gobierno en la
« infraestructura » (caminos, energía eléctrica, depósitos de mercaderías, etc.) y en el caudal humano de la agricultura (medios de enseñanza
general y formación profesional). A medida que la mano de obra emigraba, se invertía más capital en la agricultura, por diversos canales, creando
una estructura agraria organizada y bien integrada que posee las ventajas de la administración en gran escala para la calidad de la producción,
sin destruir la iniciativa privada de los agricultores, elemento esencial de
la vida campesina neerlandesa. La situación económica de la agricultura
es comparable a la de la industria porque su estructura ha evolucionado
y su equipo se ha ido enriqueciendo a la par del equipo industrial aunque
las explotaciones hayan conservado sus dimensiones reducidas.
EL PROGRESO ECONÓMICO
237
¿Podría presumirse que una de las razones de la amplia oposición
entre la productividad del trabajo de diferentes categorías de la colectividad agrícola en Estados Unidos y en varios países de Europa occidental
reside en que se deja demasiado al libre albedrío de cada agricultor el
cuidado de invertir capitales en las explotaciones? La prosperidad de la
agricultura es cumulativa, puesto que la productividad se eleva entre quienes muestran ya la mayor eficiencia, mientras que los productores con
bajo rendimiento van quedando a la zaga. Sea como sea, no cabe duda
de que las medidas tomadas para equiparar los ingresos agrícolas con
los demás por medio de la protección de los precios estarán condenadas
al fracaso a menos que se realicen grandes esfuerzos para intensificar las
inversiones de capital. Ni siquiera un éxodo agrícola más precipitado
tiene probabilidad de elevar por sí solo las condiciones de vida de los
agricultores menos eficientes. La política de racionalización agraria aplicada en Suecia se basa en el reconocimiento de ese hecho.
Si es necesario tomar medidas para elevar los ingresos y la productividad reforzando la estructura del capital en la agricultura en los países
avanzados, lo es mucho más aún en los países menos desarrollados. El
bajísimo nivel del producto nacional por trabajador en la agricultura,
en comparación con el de los demás sectores, es un síntoma tanto de la
excesiva oferta de mano de obra como de la muy exigua oferta de capitales. El desequilibrio entre las ocupaciones que indican las razones del
cuadro 49 es mucho mayor que en los países adelantados.
Además, los pocos datos de que se dispone parecen mostrar que en
algunos países las disparidades se acentúan. En el Japón, el aporte de la
agricultura a la renta nacional bajó de 32 a 21 por ciento entre 1948 y
1954, mientras que la proporción de la población activa total que se
dedicaba a la agricultura disminuyó de 52 a 45 por ciento. En Tailandia,
el aporte de la agricultura a la renta nacional disminuyó de 61 a 44
por ciento durante el mismo período y, aunque no se conocen las respectivas cifras en lo referente a la mano de obra, no es probable que haya
ocurrido un cambio proporcional 1 . Cabe suponer que la disminución
del aporte de la agricultura a la renta nacional en estos dos casos se
debe a la baja de precio de los productos agrícolas en el mercado mundial.
En América latina, poco ha cambiado aparentemente la diferencia
entre el producto nacional por trabajador en el sector agrícola y en el
no agrícola de 1945 a 1955, aunque la productividad del trabajo agrícola
ha aumentado muy rápidamente en algunos países. En conjunto, el continente sigue teniendo una razón muy baja entre los respectivos productos.
1
NACIONES UNIDAS, Comisión Económica para Asia y el Lïjano Oriente: Activities
oftheE.C.A.F.E.IF.A.O. Agriculture Division in 1957, informs dsl sscretario ejecutivo
(documento mimeograflado).
238
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
La aportación al producto bruto de una persona empleada en la agricultura
es menos del 30 por ciento de lo que contribuye otra dedicada a actividades no
agrícolas. En otras palabras, tres y media personas ocupadas en la agricultura
aportan lo mismo que una sola persona ocupada en otras actividades1.
Durante ese período, la susodicha razón mejoró ligeramente: en la
agricultura, el producto bruto por trabajador aumentó en 12 por ciento,
y en los demás sectores, tomados conjuntamente, sólo en 18 por ciento.
No obstante, en la minería y en las fábricas, el rendimiento bruto por
trabajador se elevó en 56 y 24 por ciento, respectivamente, de modo que
se ensanchó aun más la divergencia entre la agricultura y la industria.
El motivo de que el abandono de la agricultura por otras ocupaciones
no corrija mejor la diferencia entre los respectivos productos posiblemente sea que las ocupaciones en que ingresan los antiguos agricultores
pertenecen sobre todo al sector de los servicios y a la construcción, donde
el producto por trabajador, aunque es más alto que en la agricultura,
sigue siendo más que en las minas y fábricas. De ahí también que la
cadencia de urbanización no guarde relación con el ritmo de crecimiento
de la renta nacional, y « los impresionantes desplazamientos de la población no han aparejado mejoramientos adecuados en el nivel de vida
de gran parte de la población » 2.
Para lograr una mejor utilización de la mano de obra en tales condiciones, la política general debe tratar de detener los procesos cumulativos
que hacen descender los ingresos agrícolas. En los países superpoblados,
donde existe una demanda de alimentos insatisfecha (pero no necesariamente efectiva), uno de los propósitos deberá consistir en elevar el rendimiento por hectárea. Donde sigue aumentando la demanda total de
alimentos, como en los países en vías de rápido desarrollo, y donde los
recursos naturales permiten la expansión de la producción nacional de
alimentos a bajo costo, el propósito deberá consistir en invertir capitales
en la irrigación y beneficio de nuevas tierras, así como en la infraestructura
agrícola. Si se suprimen las causas de los bajos ingresos elevando la
productividad agrícola, no se detendrá el movimiento de emigración
de la mano de obra, y tampoco sería conveniente que se detuviera, pero
los factores de repulsión no serán tan fuertes y los campesinos no serán
arrastrados a las ciudades por la mera fuerza de la necesidad, puesto
que la agricultura les permitirá ganarse mejor la vida. El factor de atracción — la expansión del empleo industrial — puede ser más fuerte aún
si la agricultura es capaz de producir mayores cantidades para enviar
excedentes al mercado urbano.
1
NACIONES UNIDAS: Estudio económico de América latina, 1956 (Nueva York,
1957), pág. 198. Véase también pág. 200.
2
Boletín Económico de América Latina, op. cit., págs. 17 y 29.
EL PROGRESO ECONÓMICO
239
El problema de saber cómo alcanzar tales metas queda fuera de los
límites de este estudio. Algunas voces autorizadas argumentan que la
mejor forma consiste en concentrar los esfuerzos para mejorar la productividad donde ya descuella, en las regiones o en los tipos de explotación
donde hay mayor margen para introducir mejoras. Otros autores opinan
que la mejor manera de intensificar las inversiones es la reforma agraria,
que permite crear haciendas familiares y difundir el cultivo cooperativo.
Dentro de esta serie de medidas figura también el fomento vecinal en las
zonas rurales. Las posibilidades son numerosas y no se conocen los
resultados de estas experiencias.
Sin embargo, cualquiera que sea el método que se utilice, es evidente
que el descuido de la agricultura en los planes de fomento sólo puede
servir para agravar el desequilibrio de la estructura profesional. Aun en
los países con exceso de población agrícola, donde el requisito primordial de un desarrollo más equilibrado es la multiplicación de los empleos
industriales, la condición previa para que dicha expansión vaya acompañada de una elevación de los ingresos quizá sea el mejoramiento de
la eficiencia agrícola.
Paradójicamente, la mejor forma en que el gobierno puede estimular la
industrialización tal vez consista en dedicar más, y no menos, recursos al
fomento de la producción agrícola y al mejoramiento de las técnicas agrícolas 1.
Esta revisión de los problemas que entraña el desplazamiento de la
mano de obra agrícola en los países subdesarrollados ha llevado a la
conclusión de que tales problemas son reflejo del desequilibrio de toda
la estructura económica. Todo crecimiento comienza con una falta de
equilibrio: algunos países se desarrollan con más rapidez que otros;
algunas regiones, industrias o clases de explotación agrícola avanzan
a mayor velocidad que el resto. No obstante, si el desequilibrio persiste,
puede malograrse el proceso de crecimiento. Como dijo un economista
indio : « La situación del sector rural frente al urbano en una economía
subdesarrollada no difiere mucho de la situación que tiene la propia
economía subdesarrollada frente a las economías más adelantadas » 2 .
COMPARACIÓN DE LOS SALARIOS
Por una variedad de razones es difícil comparar los salarios agrícolas
con los de otras ocupaciones, siendo una de las más importantes la selección del término de comparación. En los anteriores capítulos se han
1
BAUER y YAMEY: The Economies of Underdeveloped Countries, op. cit., pág. 236.
K. N . R A J : Employment Aspects of Planning in Underdeveloped Economies,
National Bank of Egypt, 50th Anniversary Commemoration Lectures (El Cairo, 1957),
pág. 37.
2
240
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
C U A D R O 50. — SALARIOS E N L A AGRICULTURA Y E N LAS INDUSTRIAS
MANUFACTURERAS (1950 Y 1958)
Países
Unidades
en que se expresa
el salario
Agricultura
Industrias
manufactureras
Salarios agrícolas
en porcentaje de
los salarios fabriles
1950
1958
1950
1958
1950
1958
América del Norte:
Canadá
Estados Unidos . . .
Dólares por día
Dólares por día
4,90
4,50
7,10
6,00
8,29
11,76
13,28
17,04
59,1
38,3
53,5
35,2
Asia:
India
Japón
Rupias por día
Yens por mes
1,35
6.030
1,15
9.720
2,69
9.133
3,43
19.259
50,2
66,0
33,5
50,5
Marcos por hora
0,84
Liras por día
741
Coronas por día
19,64
Chelines y
peniques por
semana
100 0
Coronas por hora
1,81
1,56
1.088
32,92
1,29
1.028
25,76
2,27
1.761
45,52
65,1
72,1
76,4
68,7
61,8
72,3
156 0
3,54
156 8
2,73
265 5
5,34
63,8
66,3
58,8
66,3
358 5
181 8
316 11
107,1
113,1
135 10 200 6
197 7
275 3
68,7
72,8
Europa:
Rep. Fed. de Alemania
Italia
Noruega
Reino Unido
. . . .
Suecia
Oceania:
Australia
Nueva Zelandia
Chelines y
peniques
por semana
Chelines y
peniques
por semana
194 7
Fuente: Anuario de Estadísticas del Trabajo (O.I.T., Ginebra), ediciones de 1957 y 1959 (para Italia, Italian Statistical
Abstracts, 1957-58 (Istituto Centrale di Statistica, Roma), pág. 121).
Nota general. — A menos que se indique otra cosa, los salarios de la agricultura representan las tasas de remuneración
de los trabajadores pagados totalmente en efectivo y los salarios de la industria manufacturera representan los promedios
de ganancias.
Notas sobre los países. — CANADÁ: Jornal de la mano de obra masculina en general, en comparación con los salarios
fabriles por hora (trabajadores de uno y otro sexo), multiplicados por 8. ESTADOS UNIDOS: Tasa diaria de los jornaleros de
la agricultura, en comparación con los salarios fabriles por hora, multiplicados por 8. INDIA: Salario diario de la mano
de obra masculina ocasional en la agricultura, excluido el valor de la casa y comida, en comparación con el salario medio
mensual de los trabajadores fabriles en 1957 (uno y otro sexo), dividido por 30 (datos relativos a 1950 y 1957; los datos
relativos a la agricultura en 1950 se refieren únicamente el estado de Bombay). JAPÓN: Jornal medio de los temporeros
varones, excluido el valor de la casa y comida, multiplicado por 30, en comparación con el salario medio mensual de los
trabajadores fabriles de uno y otro sexo (datos relativos a 1950 y 1957). REPÚBLICA FEDERAL DE ALEMANIA : Salario mínimo
por hora de los jornaleros agrícolas calificados, en comparación con las ganancias medias por hora en la manufactura.
ITALIA: Jornal de la mano de obra masculina en la agricultura, en comparación con el jornal de la misma mano de obra
en la manufactura (datos relativos a 1950 y 1956). NORUEGA: Jornal de la mano de obra masculina en la agricultura, en
comparación con el salario por hora de la misma mano de obra en la manufactura, multiplicado por 8. REINO UNIDO:
Salario semanal mínimo de la mano de obra masculina en la agricultura en general, en comparación con el salario semanal
medio de la misma mano de obra en la manufactura. SUECIA: Salario por hora de la mano de obra masculina en la agricultura, en comparación con el salario por hora de la misma mano de obra en la manufactura (datos relativos a 1950 y 1957).
AUSTRALIA : Salario semanal de la mano de obra masculina en la agricultura, incluido el valor de la casa y comida cuando
corresponde, en comparación con el salario mínimo semanal fabril de la mano de obra masculina. NUEVA ZELANDIA:
Salario semanal de la mano de obra masculina en general, incluido el valor de la casa y comida, en comparación con el
salario semanal fabril de la misma mano de obra en 1950 y del salario fabril por hora en 1958 (nueva serie), multiplicados
por el promedio de horas trabajadas por semana.
EL PROGRESO ECONÓMICO
241
citado cifras comparativas que se basaban en distintos elementos, pero
que en la mayor parte de los casos expresaban diferencias entre los salarios agrícolas y los salarios de todas las demás ocupaciones.
Para hacer comparaciones internacionales de las diferencias entre
salarios es preciso seleccionar un término uniforme de comparación.
Puesto que generalmente no se dispone de datos sobre los salarios de
todas las ocupaciones, el término de comparación en este estudio será
la industria manufacturera. El cuadro 50 presenta las tasas de salario
en la agricultura comparadas con las ganancias medias en la manufactura,
en 1950 y 1958, en los países sobre los cuales se dispone de datos. Debe
señalarse que este cuadro no permite comparar los niveles absolutos de
las ganancias entre un país y otro. La falta de homogeneidad de las estadísticas imposibilita las comparaciones, como lo muestran las notas del
cuadro. Las cantidades sólo pueden ser utilizadas para hacer una comparación de las diferencias.
Del cuadro se puede inferir que la diferencia entre los salarios agrícolas y los industriales ha aumentado en los últimos años en la mayor
parte de los países, incluso en aquellos donde la cadencia de abandono
del campo es elevada, como Estados Unidos y Canadá. La reducción
de la mano de obra en la agricultura no tiende a equiparar los salarios
agrícolas con los del resto de la economía, aunque puede evitar que se
acentúe más la diferencia. La República Federal de Alemania presenta
un ligero mejoramiento de la posición relativa de los salarios, que puede
ser resultado de la emigración de trabajadores agrícolas. En Suecia, la
disparidad no ha cambiado.
El cuadro 50 también muestra que los contrastes entre los salarios
son mucho mayores en algunos países que en otros. Sólo en Australia
la situación de los salarios favorece a los trabajadores agrícolas 1 . Entre
los países donde se observan amplias diferencias y la tasa de remuneración en la agricultura equivale a menos de 60 por ciento de la pagada
en la manufactura se encuentran Canadá, Estados Unidos, Reino
Unido, India y Japón. La posición es menos favorable en la República
Federal de Alemania, Noruega, Nueva Zelandia y Suecia, donde la
proporción está cerca del 70 por ciento. Por lo demás, aunque se utilicen otros términos de comparación, entre los que sirven de base a las
cifras nacionales, los contrastes son aproximadamente iguales.
Las diferencias de salario son mayores en los países en que el progreso tecnológico es rápido, como Estados Unidos y Canadá, y donde la
curva descendente de los salarios agrícolas puede ser resultado de la
1
Pero debe señalarse que los salarios medios de la agricultura se computan según
una fórmula que da particular importancia a la ocupación de esquilador, cuya remuneración es muy elevada.
242
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
mecanización agrícola. Hay también otros factores, en especial el hecho
de que los trabajadores migrantes siempre ganan menos y la falta de
organización sindical, que pueden explicar en parte el bajo nivel de los
salarios agrícolas en estos países, en comparación con los demás salarios.
En páginas anteriores de este capítulo se mostró que las discrepancias
entre los ingresos medios por trabajador en la agricultura y en los
demás sectores suelen ser menores en los países adelantados que en los
menos desarrollados, aunque no lo son universalmente. Sin embargo, en
lo que concierne a los salarios agrícolas no hay pruebas de que el progreso
económico los equipare con los demás salarios, dado que en algunos
países adelantados las diferencias de salarios son tan grandes como en
los países subdesarrollados (aunque en otros esas diferencias son más
favorables para el trabajador agrícola). Tampoco existe una clara correlación entre las diferencias de salarios que arroja el cuadro 50 y las discrepancias entre los ingresos medios que se ilustraron en el cuadro 49.
En Estados Unidos y el Reino Unido, las diferencias de salarios son
mayores que las discrepancias del producto nacional: en otras palabras,
el asalariado de la agricultura está en peores condiciones frente al asariado de la industria de lo que está el trabajador medio de la agricultura
(incluidos los agricultores propietarios y los trabajadores no pagados)
frente al trabajador medio de otros sectores. En cambio, en la República Federal de Alemania, Italia, Noruega y Suecia, la diferencia entre
salarios no es tan grande como la diferencia entre los ingresos medios por
trabajador.
La explicación de estos contrastes está en la distribución de los
ingresos entre los diversos grupos de la población agrícola. Cuando una
gran proporción de las explotaciones son pequeñas y emplean mucha
mano de obra familiar, los ingresos de los pequeños agricultores y de
sus familias pueden ser menores que los jornales pagados a los asalariados, quienes trabajan principalmente en las grandes explotaciones.
Posiblemente sea ésta la explicación de la situación relativamente favorable de los asalariados en la República Federal de Alemania, Noruega
y Suecia. Además, la costumbre muy difundida entre los agricultores
de estos países de trabajar parte del tiempo en otras actividades acentúa
el contraste, puesto que los ingresos totales de los agricultores no son
tanto más bajos que los de otros trabajadores como lo hace suponer la
comparación entre la fracción del producto nacional que corresponde a
unos y a otros.
En Italia, el desempleo generalizado entre los jornaleros agrícolas
quita significado a las tasas de los salarios agrícolas, que no reflejan el
contraste de los ingresos o de las ganancias, el cual posiblemente sea
mucho más favorable que la proporción de 74 por ciento citada en el
EL PROGRESO ECONÓMICO
243
cuadro 50. En los países que tienen una alta proporción de grandes explotaciones, tales como Estados Unidos y el Reino Unido, la disparidad de
ingresos entre la agricultura y otros sectores probablemente sea menor
que la diferencia entre los respectivos salarios, puesto que las explotaciones en gran escala reportan ingresos mucho mayores a los agricultores independientes.
CAPÍTULO VIII
RESUMEN Y CONCLUSIONES:
CONSECUENCIAS PARA LA POLÍTICA NACIONAL
Una vez estudiadas las últimas tendencias del desplazamiento de los
trabajadores hacia profesiones no agrícolas en una gran diversidad de
condiciones y en países distintos, y después de haber señalado los problemas que plantea, quedan por considerar las consecuencias que entraña
para la política nacional. Ciertamente, en un estudio general como éste
no cabe recomendar medidas específicas, pero sí se justifican algunas
sugestiones en cuanto a los tipos de política o a las líneas generales de
acción que aparentemente se imponen. Claro está que esas sugestiones
tendrán que ser muy generales, puesto que se ha visto en los capítulos
anteriores que la información existente es fragmentaria cuando se trata
de los países subdesarrollados. Ante todo cabría quizá recapitular brevemente las conclusiones que se desprenden de los capítulos anteriores.
E L DESPLAZAMIENTO DE LOS TRABAJADORES DE LA AGRICULTURA:
PANORAMA SUCINTO
Los ingresos agrícolas bajos como factor de repulsión
El principal factor de repulsión que obliga a los trabajadores a abandonar la agricultura es el bajo nivel de sus ingresos. En casi todos los
países, los ingresos de la agricultura son inferiores a los de otros sectores
de la economía. Los salarios de la agricultura son también en general
inferiores al promedio general de los salarios. La diferencia entre los
salarios agrícolas y los de otras ocupaciones es el aspecto más significativo de la disparidad de los ingresos en general, puesto que ella es la
que induce a los braceros y a los familiares de los agricultores a buscar
otro empleo.
Las crecientes posibilidades de empleo fuera de la agricultura
El principal factor que determina la cadencia del desplazamiento es
la expansión del empleo en otras ocupaciones. Este factor explica la
RESUMEN Y CONCLUSIONES
245
gran rapidez del movimiento en los últimos años tanto en los países
avanzados (entre los cuales sobresalen Suecia, Estados Unidos y Canadá)
como en los países de América latina, Medio Oriente y África que están
en vías de rápido progreso. Aunque la disminución de los ingresos y el
subempieo en la agricultura en la mayor parte de los países subdesarrollados sean actualmente factores de repulsión muy fuertes, no bastan para
modificar fundamentalmente la distribución entre las diversas ocupaciones porque no van acompañados de fuertes factores de atracción.
Un alto índice de migración indica un progreso rápido y un alto índice
de inversiones, sea en la economía en su conjunto, incluida la agricultura,
sea en el sector industrial o urbano, como ocurre en casi todos los países
subdesarrollados que están ahora en vías de rapidísimo desarrollo.
Correlación entre el volumen de mano de obra agrícola
y el grado de desarrollo económico
Por regla general, el hecho de que trabaje en la agricultura una pequeña proporción de toda la población económicamente activa indica
un alto grado de desarrollo económico. En los países que tienen niveles
de vida elevados, esa proporción es baja — menos de la cuarta parte —,
mientras que en los países con niveles de vida reducidos la proporción
es muy superior y va desde la mitad a las tres cuartas partes. En los
países adelantados, el traslado gradual de la mano de obra agrícola a la
industria y a los servicios refleja su desarrollo económico a largo plazo.
La creciente eficiencia de la agricultura lograda con el progreso técnico,
la inversión de mayores capitales y la apertura de nuevas tierras
al cultivo han permitido a estos países satisfacer su demanda de alimentos
con menos mano de obra. Su población agrícola comenzó a declinar en
relación con su población total cuando esta última era todavía pequeña
en comparación con las tierras disponibles. Más tarde, la población
agrícola activa comenzó a disminuir en términos absolutos, y desde 1945
esa disminución se ha acelerado.
Por el contrario, en los países subdesarrollados la población agrícola
continúa creciendo, aunque en muchos de ellos las tierras son escasas
para la población rural que deben mantener. La alta proporción de la
mano de obra agrícola en estos países no es necesariamente obstáculo de
por sí para el desarrollo ; lo grave es que, aun con esta alta proporción,
pocos son los países que pueden satisfacer las necesidades de alimentos
de sus poblaciones, que aumentan con gran rapidez.
246
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Causas del desplazamiento en los países adelantados
y en los menos desarrollados
Existe una diferencia fundamental entre países adelantados y subdesarrollados en cuanto a las causas fundamentales del traslado de la
mano de obra. Los bajos niveles de ingresos constituyen una razón
universal, pero en cambio varían las causas del desnivel entre los ingresos agrícolas y los demás. En los países adelantados, la mano de obra
abandona la tierra porque aumenta la eficiencia agrícola. Los ingresos
por habitante en la agricultura tienden a disminuir en relación con los de
otras ocupaciones porque la producción de alimentos aumenta con mayor
rapidez que la demanda. En cambio, en los países subdesarrollados, esa
tendencia descendente se debe a que: a) la población agrícola aumenta
con mayor rapidez que la producción de alimentos ; b) las nuevas inversiones se concentran en la producción industrial y en el desarrollo urbano
en general; c) disminuyen los precios de los productos primarios en el
mercado mundial. Estos factores pueden actuar aislada o conjuntamente.
La agricultura es un sector desaventajado de la economía que sufre
crónicamente de exceso de mano de obra y de escasez de capital.
Dada esta diferencia fundamental en la situación de la agricultura
dentro de la economía, el movimiento de la mano de obra en los países
menos desarrollados tiene lugar en condiciones completamente diferentes de las que rigen en los países adelantados, y sus consecuencias también son distintas. Puede ocurrir que aparezca el subempieo en las ciudades, haciendo bajar los salarios y los niveles de vida urbanos. El rápido
movimiento de emigración puede realizarse sin llegar a estimular el
aumento de inversiones de capital en la agricultura. La mano de obra
puede oscilar periódicamente entre la agricultura y el trabajo urbano
porque ninguna de estas actividades le ofrece suficientes medios de vida
para mantener a una familia.
Condiciones favorables del desplazamiento
El movimiento de emigración suele tener efectos favorables para los
migrantes, para quienes permanecen en la agricultura y para los trabajadores industriales, cuando concurren ciertas condiciones, es decir,
cuando existe el pleno empleo, cuando la escasez de mano de obra en la
agricultura conduce a una elevación de los salarios e ingresos y al mayor
uso de maquinaria y otras formas de capital, de tal modo que la productividad de la mano de obra aumenta, y cuando los migrantes no experimentan grandes dificultades para adaptarse a la vida urbana.
Estas condiciones se cumplen por lo general en los países avanzados.
Por ejemplo, la situación de hoy es mucho más favorable que la que se
RESUMEN Y CONCLUSIONES
247
dio durante la depresión agricola de la década de 1930, cuando los trabajadores eran despedidos y experimentaban grandes dificultades para encontrar otro trabajo en una industria donde reinaba el desempleo. No
hay muchas pruebas de que la adaptación a la vida urbana origine conflictos entre clases sociales, aunque de hecho quizá sean más frecuentes
de lo que indica la documentación que hemos consultado. Sin embargo,
las condiciones de vida y de trabajo en la ciudad y en el campo no son tan
diferentes como lo eran antes. Es dable suponer que hoy en día es más
fácil el reajuste social.
Condiciones desfavorables del desplazamiento
Las condiciones del movimiento de emigración son desfavorables
cuando los migrantes no pueden encontrar un empleo permanente o con
jornada normal, y deben resignarse a trabajar intermitentemente, y
cuando el desplazamiento de la mano de obra agrícola no va acompañado de mayores inversiones en la agricultura, de modo que no se eleva
el nivel de ingresos de quienes permanecen en la tierra. Otro de los problemas que se plantean es el de la adaptación a la vida urbana. Las
ciudades sufren a veces de hacinamiento y malas condiciones de higiene
o pueden significar para el campesino una separación dolorosa de su
hogar y de su familia. En algunos territorios africanos se prohibe el
establecimiento permanente en las ciudades, con el resultado de que el
nuevo trabajador urbano está en la imposibilidad de integrarse en una
célula social. En estos casos se produce el movimiento de vaivén, con sus
consiguientes perjuicios.
Se ha visto que estas condiciones existen en los países subdesarrollados, y, aunque no tenemos suficiente información para decir que son
universales, por lo menos se puede afirmar que están bastante difundidas.
Categorías de la población agrícola
con ingresos bajos
Aunque los aspectos económicos del movimiento en los países avanzados y en los menos desarrollados difieran señaladamente, subsiste un
aspecto social que en mayor o menor grado se manifiesta en ambos grupos de países. Por lo común son los elementos más pobres de la colectividad agrícola, aquellos que no pueden cambiar fácilmente de ocupación,
quienes sienten con mayor rigor los efectos de los poderosos factores
económicos que hacen bajar los ingresos agrícolas.
Las fuerzas que deberían provocar el movimiento — bajas ganancias
y empleo irregular — son más potentes para los grupos que se encuentran
en una situación de inferioridad económica y social. Ahora bien, a la
248
f
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
gente que no tiene calificaciones, que está subempleada y que no goza de
seguridad en su empleo le es difícil obtener informaciones sobre las posibilidades que ofrecen otros trabajos o trasladarse a lugares donde haya
mayores oportunidades de empleo, o bien adquirir las calificaciones necesarias para ejercer otros tipos de oficio. Éste es el quid del problema de la
emigración agrícola y la razón de que su concomitancia con el progreso
económico no demuestre que reporte beneficios sociales.
El grupo menos privilegiado de los países avanzados comprende
principalmente a los asalariados, aunque también puede abarcar a los
pequeños agricultores y a los familiares de agricultores establecidos en
regiones remotas o pobres. En los países subdesarrollados figuran por
regla general en ese grupo, además de los asalariados, una gran cantidad
de arrendatarios y aparceros cuya situación no es segura porque sus contratos de arriendo o aparcería no les garantizan derechos de propiedad
ni protección, y tampoco emplean provechosamente todo su tiempo
hábil ;fcuando"càën"f5s precios o se malogran las cosechas, o cuando\
se agota la fertilidad del suelo, se ven obligados a reducir su nivel
de vida.
/
Además de estar mal pagados, estos trabajadores sufren diversasy
desventajas desde el punto de vista social e insjitucional/^olfábaján
por cuenta propia como los agricultores independientes, para quienes
esa libertad compensa los ingresos relativamente bajosj/están sujetos a
/Tornadas largas e irregulares; habitan viviendas poco satisfactorias;
Vçareçfin (\r 'ifrvirin'i tingles:/no se sienten seguros, y pertenecen a una
clase social inferiorj-ATgunas de estas desventajas se aSben à la super,viveñcia*ae instituciones que no tienen ya razón de ser ; otras, a la inferioridad de condiciones en que están,para negociar con los empleadores, y
otras aún, al olvido
olvid de que ha sido objeto la vida rural en los programas /
^de política social.
Estos grupos, por regla general, no pueden defenderse recurriendo
a las negociaciones colectivas, puesto que la oferta de la mano de obra
tiende a ser superior a la demanda. Suelen, pues, abandonar la agricultura con mayor cadencia que los agricultores independientes y son mayoría entre los trabajadores que cambian de ocupación porque sus ganancias están por debajo del promedio de ganancia en la agricultura, de
manera que la diferencia de salarios con la industria es mucho mayor,
al tiempo que su situación de inferioridad social e incertidumbre no les
ofrece incentivo para permanecer en la tierra, pese a la dificultad, a
veces insuperable, con que tropezarán para encontrar otro empleo.
A las desventajas de la agricultura como ocupación debe añadirse la
situación menos halagüeña de la comunidad rural en general, desde el
punto de vista de los servicios sociales, sobre todo de los medios de edu-
RESUMEN Y CONCLUSIONES
249
cación. Aunque esa situación sea mala para todos los campesinos, es
más grave para las personas peor remuneradas.
POLÍTICA NACIONAL: PAUTAS GENERALES
Después de resumir las principales conclusiones que inspiran los
capítulos anteriores es preciso mencionar, siquiera brevemente, los diversos tipos de acción que atañen al movimiento de la mano de obra. Es
claro que para los países subdesarrollados las consecuencias en materia
de política agraria serán de mayor alcance que para los países adelantados,
simplemente porque los trabajadores agrícolas son mayoría. Las medidas que repercuten en sus ingresos y bienestar repercuten necesariamente
en la economía en su conjunto, mientras que en los países avanzados los
trabajadores agrícolas constituyen una minoría y, en algunos casos,
hasta una pequeña minoría. Más aún, los países adelantados han adoptado programas que determinan el lugar de la agricultura en la economía,
mientras que en los países subdesarrollados la agricultura puede estar
totalmente al margen de la política nacional o debe incluso costear el
desarrollo de los demás sectores.
Por tanto, las consecuencias para la política de los países menos
desarrollados son « macroeconómicas » : cada decisión influirá en toda
la economía; en los países avanzados, en cambio, habrá que prestar
mayor importancia a las necesidades sociales, situándolas en una política
económica que ya está trazada.
En todo caso, podemos formular una generalización válida para ambos grupos de países. En términos generales, los gobiernos no se ocupan
directamente de la cadencia del éxodo agrícola y no estimulan a los
campesinos para que abandonen la agricultura, ni tampoco tienen por
qué hacerlo. Aunque se considere conveniente un movimiento más
acelerado, suponiendo que refleje una mayor eficiencia en la agricultura
y una distribución más económica de la mano de obra, la movilidad en
sí no puede ser uno de los propósitos de la política nacional. Si en determinadas circunstancias se considera que hay demasiada gente en la agricultura, surgirá inevitablemente la cuestión de saber cómo se podría
estimular la emigración agrícola, pero la finalidad de la política, en ese
caso, es aumentar la eficiencia de la producción agrícola y las oportunidades de empleo fuera de la agricultura, y no acelerar la modificación
de la estructura profesional.
Los capítulos II y III, en particular, mostraban que el exceso o cantidad óptima de personas en la agricultura es cuestión de opinión y origina
controversias aun en los países donde la población agrícola activa disminuye rápidamente, como Estados Unidos y Francia. En estas situa-
y
250
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
ciones afortunadas, la norma para juzgar si la mano de obra es excesiva
es el índice de aumento de la productividad en relación con la demanda.
Algunos autores sostienen que hay demasiada gente en la agricultura
cuando se producen demasiados alimentos, y sientan la premisa de que,
al reducir el número de personas empleadas, se reduciría el volumen
de la producción y se obtendrían menos alimentos a menor costo.
Pero en los países donde prevalece el subempieo en la agricultura se
aboga a favor de la reducción de la población agrícola activa invocando
otro argumento: la necesidad de mejorar la eficiencia agrícola para producir más alimentos. Se alega, en este caso, que el traslado del exceso de
mano de obra de la agricultura no reduciría la producción agrícola y
podría aumentar su eficiencia al dar a los agricultores la posibilidad de
cultivar unidades mayores que sus actuales parcelas antieconómicas y de
emplear más cabalmente la mano de obra que permanezca en la tierra.
En otras palabras : el traslado de la mano de obra a otras ocupaciones
aumentaría su productividad.
Por supuesto, estos argumentos ya provocan de por sí grandes controversias, puesto que no se han ideado métodos adecuados para calcular
el excedente de mano de obra. Ahora bien, cuando dicho excedente se
manifiesta por un grave subempieo, es indiscutible la necesidad de proceder a una reducción de la población agrícola activa: por ejemplo, en
Italia, donde la disminución no es suficientemente rápida para corregir
el subempieo, o en la India, donde dicha población crece velozmente, o
en el Japón, donde se ha estabilizado en un nivel muy superior al de antes.
Es evidente que en los límites del presente estudio no sería procedente
analizar las posibilidades y ventajas de reducir la población agrícola activa
en cualquiera de esas circunstancias, pues antes habría que estudiar a
fondo las condiciones de la demanda y de los costos de producción,
calculando simultáneamente la cantidad de mano de obra que requerirá
el progreso técnico o, en el caso de los países superpoblados, la magnitud
del excedente actual. No obstante, se puede hacer una afirmación general
en cuanto al tipo de política que tiene probabilidad de ser más eficaz.
Suponiendo que se considere conveniente cierta reducción, el problema
de cómo ha de lograrse consiste en realidad en determinar hasta qué
punto es posible crear más empleos. Esta afirmación puede parecer más
que trivial, pero en verdad es un principio que con frecuencia se pasa
por alto.
La principal idea de este informe ha sido demostrar que la migración
reporta sus máximos beneficios cuando su causa primordial es la atracción ejercida por un volumen creciente de empleo, y el mínimo de beneficios cuando se debe sobre todo al empuje de la mala situación agrícola.
Si se pretende inducir a los trabajadores a cambiar de ocupación permi-
RESUMEN Y CONCLUSIONES
251
tiendo que bajen los ingresos y salarios agrícolas, en una época en que
no aumentan los demás empleos, es muy posible que cunda el desempleo
en la propia agricultura o que el éxodo agrícola resultante haga descender los ingresos y salarios en los demás sectores. También puede ocurrir
que se sature el sector de los servicios o que el subempieo desaparezca
del campo para resurgir en las ciudades. Por tanto, una consecuencia
importante para la política nacional que será válida para todos los países
es que la manera más benéfica y eficaz de influir en el movimiento consiste
en aumentar el volumen del empleo. Si los gobiernos se fijan este objetivo, el traslado de la mano de obra se efectuará espontáneamente y no
será necesario tomar disposiciones para encauzarlo, a menos que tenga
efectos perjudiciales.
Los fenómenos indeseables se deben a la influencia que ejercen las
presiones económicas en los grupos poco privilegiados. En los países
menos desarrollados, esta influencia es más fuerte que en los adelantados,
y, por tanto, será preciso estudiar por separado las repercusiones que
tiene para la política nacional en unos y otros. No obstante, una pauta
es válida para ambos grupos: el gobierno debe proponerse mejorar las
condiciones en que se desarrolla la migración reduciendo los factores de
coerción y aumentando las posibilidades de opción de quienes están en
peor situación para elevar su nivel de vida.
Al considerar la aplicación de este principio podemos volver a la
distinción entre la « manera » y la « razón » del movimiento que fué
subrayada en la introducción. En los países adelantados no se plantean
problemas en cuanto a las causas fundamentales del movimiento, puesto
que, cuando aumenta el volumen del empleo no agrícola y avanza rápidamente el progreso técnico en la agricultura, las condiciones del movimiento son generalmente favorables. No obstante, pueden surgir problemas en cuanto a la forma en que se realice ese movimiento, que puede
arrastrar a categorías mal equilibradas de la población.
En los países menos desarrollados, los problemas se refieren tanto a
las causas fundamentales — situación desventajosa de la agricultura y
presiones que reducen los ingresos — como a las formas del movimiento
— tendencia a la migración de vaivén y aparición del subempieo en la
ciudad —. Es decir, los países adelantados deberán ocuparse de la « manera » en que se efectúa la migración, mientras que los países subdesarrollados deberán dar igual importancia a la « manera » que a la
« razón » del movimiento.
LA POLÍTICA DE LOS PAÍSES ADELANTADOS
En los países adelantados, la disminución rápida de la mano de obra
agrícola pone de manifiesto los factores de desequilibrio del movimiento.
252
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
Hemos visto en capítulos anteriores que, si bien la reducción de la población agrícola activa ha ido acompañada de resultados beneficiosos, la
forma en que se realiza no es tan ventajosa como podría serlo. El mercado del empleo no es perfecto ; las personas que cambian de ocupación
no son meras unidades de trabajo: son seres humanos, y entre ellos hay
viejos y jóvenes, trabajadores calificados y no calificados, agricultores
buenos y malos. Éstas son las diferencias que crean ahora problemas
para la política nacional.
Se pueden distinguir tres cuestiones correlacionadas, a saber: las
desventajas económicas y sociales que sufren los asalariados agrícolas;
la inmovilidad de los agricultores más pobres y menos eficientes, y las
desventajas sociales del habitante del campo.
Al considerar los tipos de acción que pueden servir para resolver
estos problemas es preciso recordar que, en casi todos los países, los
gobiernos ya dan mucha ayuda financiera a la agricultura en diversas
formas : mediante los precios subvencionados, las tarifas aduaneras y los
subsidios directos. Claro está que las tarifas aduaneras proteccionistas
no son una novedad; en varios países de Europa occidental se aplican
desde hace mucho tiempo. En cambio, la asistencia financiera con su
magnitud actual data de la segunda guerra mundial. Fué instaurada, en
parte, porque la situación de la balanza de pagos de los susodichos países
exigía que se redujera la importación de alimentos y se aumentara la
producción nacional; en parte, porque los agricultores siempre han
dispuesto de gran influencia política, y en parte, porque los gobiernos
están decididos a impedir que se repita lo ocurrido en los años treinta.
La falsedad de la creencia de que la agricultura llega a ser más eficiente
cuando bajan los precios quedó demostrada durante la gran crisis
(época en que bajó el rendimiento agrícola por falta de capital) y durante
el reciente período de prosperidad, en que se aceleró enormemente el
progreso técnico.
En la política actual de los gobiernos la agricultura ha pasado a
ocupar un nuevo lugar en la economía. Su posición se ha estabiüzado,
frente a los demás sectores, al aceptarse el principio de que los ingresos
de los agricultores deben determinarse por referencia a cierta norma.
En varios países (Países Bajos, Suecia y República Federal de Alemania)
se ha fijado un nivel que se considera adecuado en relación con los
ingresos de ocupaciones comparables. Como corolario de la ayuda
financiera ha ganado aceptación el principio de que el Estado debe
ayudar a la agricultura para que llegue a ser más eficiente; en algunos
países, esta ayuda es amplísima e incluye la racionalización de la disposición interna de las haciendas y la construcción de obras públicas, tales
como caminos, sistemas de avenamientos y depósitos de mercaderías.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
253
Sin embargo, no se faltaría a la verdad si se dijera que en ningún
país se han seguido hasta el final las repercusiones sociales implícitas en
el nuevo concepto. En particular no se ha tenido muy en cuenta el aspecto
laboral. El hecho de que probablemente siga disminuyendo la mano de
obra no subsana la necesidad de preparar por anticipado el mejoramiento
de su condición y de sus calificaciones. Como dijo un economista francés,
no se pueden ya tolerar las adaptaciones negativas y a ciegas del pasado :
es necesario prepararse para las transformaciones como proceso evolutivo, y no meramente para soportarlas; esto quiere decir que debe
facilitarse el movimiento a la joven generación ofreciéndole formación
en otras ocupaciones, al tiempo que se mejore la capacitación y la ciencia
de quienes permanezcan en la agricultura 1 .
La situación de los asalariados
En lo que al primer problema se refiere, la nueva política agrícola
ha beneficiado más a los agricultores por cuenta propia que a los asalariados, en parte, porque los propietarios han resultado más capaces de
defender sus propios intereses que los sindicatos de trabajadores rurales
y, en parte, porque la mecanización ha permitido a los propietarios
prescindir de los braceros. En varios países, los salarios agrícolas no se
han elevado en la misma proporción que la productividad, aunque han
subido en relación con los salarios de otras ocupaciones. Todavía siguen
mereciendo atención otras desventajas, como la mala vivienda, aun en
los países en que disminuye rápidamente la mano de obra agrícola, pues
la reducción del número de trabajadores no basta para que la situación
de la vivienda mejore hasta satisfacer las normas modernas.
Entonces se plantea el problema de decidir si, junto con las subvenciones para mantener los ingresos de los agricultores, no habría que
tomar ciertas medidas para que la mayor productividad reporte más
ventajas a los asalariados. En Nueva Zelandia, la ley determina los
salarios mínimos correlacionándolos con los precios garantizados que
se fijan para los productos de lechería. Estas disposiciones se apUcaron
primero a las granjas lecheras y luego se hicieron extensivas a los trabajadores de las haciendas y centros que se dedican a la producción
comercial de lana, carne y cereales, así como a la horticultura, la floricultura y las empresas tabacaleras 2 . En Australia, la concesión de subsi1
M. FEBVAY : « La population agricole française •— Structure actuelle et évolution »,
en Etudes et conjoncture (Institut national de la statistique et des études économiques,
Paris), vol. 11, num. 8, agosto de 1956, pág. 734.
2
CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO, trigésima tercera reunión, 1950,
Informe VII (1): Fijación de salarios mínimos en la agricultura (O.I.T., Ginebra, 1949),
págs. 86-87.
254
POR QUE ABANDONAN EL CAMPO
dios a los propietarios de granjas lecheras suscitó la cuestión del nivel
de vida de sus trabajadores y llevó al laudo que reglamenta actualmente
los salarios y las condiciones de trabajo en las granjas lecheras *.
El grado en que la mecanización de la agricultura ha sido causa del
movimiento acelerado de emigración en los últimos años se presta a
controversias, puesto que se necesitaría una encuesta minuciosa para
saber hasta qué punto los trabajadores son despedidos porque quedan
sobrantes. El predominio de los grupos de menor edad en la masa de
desplazados parece indicar que el despido no constituye la principal
causa del movimiento. Es probable que el principal efecto de la mecanización sea indirecto : al reducir la demanda de mano de obra, los agricultores no tienen ya motivo para elevar los salarios. Ahora bien, aunque
la mecanización reduzca la demanda de mano de obra agrícola en general, puede aumentar al mismo tiempo la demanda de trabajadores calificados. La estructura actual de los salarios agrícolas de algunos países
está mal adaptada para intensificar la correspondiente oferta y probablemente deba ser reformada para que los trabajadores más jóvenes se
sientan incitados a permanecer en la agricultura. A este propósito
conviene pensar también en los programas de formación profesional
para los asalariados agrícolas.
Así, pues, puede deducirse la conclusión general de que los gobiernos
debieran correlacionar, en su política agrícola, las medidas destinadas a
elevar la producción y los ingresos agrícolas con medidas para mejorar
la situación del bracero. Para aplicar este principio quizá haya que
implantar una estructura de salarios que corresponda a las necesidades
del trabajador calificado, quien aspira a mejores condiciones de empleo,
mejor vivienda, mayores oportunidades de formación profesional,
mayor igualdad de oportunidades en materia de educación y extensión
de los regímenes de seguridad social a los trabajadores de la tierra.
La inmovilidad de los agricultores con ingresos bajos
En todos los países adelantados que se han estudiado, con excepción
de Dinamarca, existen sectores de la colectividad agrícola que quedan a
la zaga del rápido aumento de la productividad del trabajo y que siguen
ganando poco. Las razones son diversas : exigüidad de las parcelas, edad
avanzada, distancia de los centros urbanos o malas tierras. Con frecuencia estas desventajas se encuentran reunidas, en cuyo caso de hecho atan
al agricultor a su finca. No hay motivos para pensar que esas personas
se desplazarían más fácilmente si sus ingresos bajaran más aún, puesto
1
Fijación de salarios mínimos en la agricultura, op. cit., págs. 68-70.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
255
que su falta de adaptabilidad les dificulta cualquier cambio de empleo.
Más aún: tampoco hay razón para suponer que tendrían mayor eficiencia
en otras ocupaciones.
En este caso, el problema consiste en mantener el equilibrio entre los
intereses del consumidor, que sale beneficiado cuando aumenta la eficiencia, y la necesidad social de mantener los ingresos de estos grupos
para que no desciendan por debajo de lo admisible en nuestros días.
Varios gobiernos, incluidos los de Estados Unidos, Reino Unido, Suecia
y Noruega, están ayudando directamente a esos agricultores. En Estados
Unidos se ha ampliado recientemente la asistencia para darles la posibilidad de mejorar sus métodos de trabajo. Cuan difícil es aplicar esta
política quedó demostrado por lo ocurrido en Gran Bretaña con los
subsidios a los agricultores marginales: se han mantenido los ingresos
al nivel de los salarios agrícolas normales, pero poco ha progresado la
productividad; en el último programa, que hará extensiva tal asistencia
a todos los pequeños agricultores con ingresos inferiores a cierta suma,
los subsidios estarán sujetos al compromiso de efectuar mejoras. Suecia
ha resuelto el dilema concediendo tales subsidios sólo como medida de
carácter social y transitorio. Los pequeños agricultores son subvencionados para facilitarles la transición a una « agricultura racionalizada »,
lo cual puede causar dificultades a quienes abandonen la tierra, aunque
beneficiará a la larga a los consumidores y a los productores.
Por razones sociales, tal ayuda parece justificarse sin reservas, pero
su carácter esencialmente transitorio impone la necesidad de desplegar
esfuerzos especiales para ayudar a la generación joven de esas explotaciones a capacitarse mejor para trabajar en el campo o a aprender otros
oficios poniendo a su disposición mayores facilidades de formación
profesional. Cuando la inmovilidad y la pobreza del campesino están
tan acusadas que originan diferencias regionales en la productividad,
como ocurre en Francia, la ayuda directa puede no bastar y las medidas
pertinentes serán parte de las que exige el marasmo de la vida rural, tema
del pasaje siguiente de este capítulo.
Las desventajas sociales de los habitantes del campo
Dada la tendencia de los agricultores más viejos y menos adaptables
a permanecer en la tierra, es más alto el índice de movimiento entre los
jóvenes, entre los más instruidos y acaso entre los más emprendedores.
Este proceso negativo de selección puede sumir a las zonas rurales en el
marasmo y el empobrecimiento cultural que, a juicio de los sociólogos,
siempre han sido el verdadero peligro del éxodo rural. Los economistas
se inclinan a veces a descartar esa advertencia calificándola de quimera
256
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
romántica, puesto que ese empobrecimiento es imponderable en sus
efectos. Sin embargo, el descuido del bienestar social en el campo puede
representar una pérdida económica si se establecen reacciones en cadena
que priven a la agricultura de la mano de obra joven que necesita para
mejorar su eficiencia.
Actualmente se considera que los servicios sociales son esenciales
para elevar el nivel de vida, y su carencia o inferioridad agravan las
desventajas de la vida en el campo y la disparidad de ingresos entre
los trabajadores urbanos y los rurales. Además, es probable que la juventud sienta más dolorosamente estas desventajas.
Tales inconvenientes se manifiestan al máximo cuando se trata de
los medios de enseñanza. Las investigaciones realizadas en Estados
Unidos y en los Países Bajos han mostrado que los jóvenes más instruidos
son quienes emigran porque están mejor preparados para cambiar de
ocupación. La investigación de los Países Bajos también ha mostrado que
el sistema educativo tiende a formar a los niños para ejercer profesiones
urbanas, de modo que quienes permanecen en la tierra no están tan bien
preparados para desempeñarse aunque tengan la misma inteligencia que
los habitantes de la ciudad. Otro aspecto de esta tendencia « urbana » de
la enseñanza es que los hijos de campesinos que postergan demasiado
la decisión de abandonar el campo están condenados a ejercer trabajos
de poca jerarquía porque no tuvieron tiempo de aprender bien otra
profesión. Si se ampliaran las facilidades de formación profesional,
quizá se evitaría el desperdicio del caudal humano que supone el abandono de la agricultura por jóvenes que le han dedicado varios años y que
no han podido seguir cursos más adelantados o adquirir suficientes calificaciones para conservar la posibilidad de opción entre varios trabajos
no agrícolas.
Al aplicar esta política es indispensable mejorar simultáneamente
la enseñanza general en el campo y orientarla según la nueva concepción
del lugar que ocupa la agricultura dentro de la economía, a fin de dar
a la población las calificaciones que exigirá la agricultura del futuro.
En este año 1960 ha llegado el momento de prever las necesidades del
siglo xxi, en la misma forma en que Dinamarca planeó en 1860 su educación rural para satisfacer las necesidades del siglo xx.
Las demás desventajas sociales con toda probabilidad son menos
importantes de lo que eran antes. Las imponderables atracciones de la
ciudad, tan frecuentemente señaladas como causa del éxodo rural, están
ahora ampliamente difundidas en las zonas adyacentes a las ciudades.
Es más, en los países muy urbanizados — Estados Unidos, Reino Unido
y Países Bajos —, los problemas típicos de la urbanización no provienen
de la afluencia de trabajadores rurales, sino del establecimiento de los
RESUMEN Y CONCLUSIONES
257
trabajadores urbanos en la campiña circundante, que da origen al
fenómeno del « desparramamiento urbano » y a la pérdida de tiempo
hábil en largos viajes de la casa al trabajo.
El proceso cumulativo inverso, o sea el despoblamiento del campo
y el marasmo de la vida rural, se manifiesta fuera de las zonas suburbanas.
No es un problema nacional en ninguno de los países estudiados en esta
obra, aunque se observa bastante extensamente en Francia. Es virtualmente insuperable cuando reviste su forma extrema: la región que va
muriendo. Las soluciones deben buscarse por el camino de la descentralización industrial. La decadencia de las aldeas constituye un aspecto de
los planes de urbanismo y fomento rural más que de la política agrícola, pero los problemas de dicha decadencia se atenuarán y se podrán
evitar si se presta mayor atención a las necesidades de enseñanza y formación profesional de los hijos de los agricultores y asalariados agrícolas.
LA POLÍTICA DE LOS PAÍSES MENOS DESARROLLADOS
En los países subdesarrollados, las consecuencias del éxodo agrícola
para la política son mucho más amplias; de hecho, para analizarlas
adecuadamente habría que entrar en el estudio de las complejas controversias que despierta actualmente lo que se ha dado en llamar el « problema del desarrollo insuficiente ». Además, las situaciones son sumamente diversas; algunos países se desarrollan rápidamente y otros
permanecen estáticos. No podemos hacer más que subrayar algunos
aspectos de la migración que parecen tener repercusiones para la política nacional de muchos países.
La alta proporción de la población activa que se dedica a la agricultura y su aumento continuo aparentemente indican que esos países deberían proponerse ante todo estimular la emigración, con objeto de evolucionar hacia una estructura profesional semejante a la de los países adelantados, donde la agricultura ocupa a una porción muy pequeña de
toda la población activa. Para mejorar el rendimiento agrícola y la productividad del trabajo en general, el movimiento acelerado es una
necesidad imperiosa en los países cuyas poblaciones rurales son densas
y siguen creciendo. Sin embargo, al plantear el problema en estos términos se hace caso omiso de algunas diferencias básicas en la situación
económica de la agricultura en los países adelantados y en los menos
desarrollados.
Estas diferencias se expusieron con bastante detalle en el capítulo VIL
Su aspecto capital es que en la mayor parte de los países poco desarrollados la producción de alimentos no crece a la par de la población. La
escasez de alimentos, y no la superproducción, impulsa al campesino a
258
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
buscar trabajo en las ciudades. En consecuencia, toda solución debe
centrarse en la productividad del trabajo agrícola y no en la reducción
de la mano de obra. Puesto que en la mayor parte de los países subdesarrollados estudiados en este informe la cadencia de desplazamiento
no es suficiente — ni podría acelerarse suficientemente — para reducir
la magnitud de la mano de obra y llevar a la escasez de brazos, pasarán
muchos años antes de que se pueda mejorar la productividad agrícola
intensificando el movimiento de los trabajadores. Más aún, aunque
quizá sea cierto que la población activa produciría más por habitante
si fuera más reducida, no se puede deducir automáticamente que dicha
reducción llevaría de por sí a un aumento inmediato de la producción
agrícola. Hay una salvedad capital, y es que paralelamente deben estimularse las inversiones con medidas positivas.
En cuanto al problema de definir en qué forma la reducción de la
población agrícola activa, en sus primeras etapas, puede elevar la productividad, las pruebas presentadas en este estudio indican que quizá no
haya correlación alguna entre los dos fenómenos. Aunque este estudio
no abarca una gama suficiente de situaciones para posibilitar conclusiones
definitivas, da ciertas indicaciones sobre dos países en proceso de industrialización acelerada — Pakistán y Yugoslavia — que han conseguido
detener la afluencia de mano de obra a la agricultura absorbiendo en
otras ocupaciones una proporción suficiente del crecimiento natural
para que la población agrícola se mantuviera inalterada o se redujera.
El caso de Pakistán es de particular interés, puesto que, al igual que
la India, sufre de un exceso de población rural. En los últimos años, el
movimiento emigratorio aparentemente ha sido lo bastante rápido para
evitar el crecimiento de la población agrícola activa. Sin embargo, la
producción agrícola total no ha aumentado, ni tampoco la producción
per capita, entre otras razones porque no se han invertido suficientes
capitales para mantener en buen estado los sistemas de irrigación.
Yugoslavia está en una situación similar, aunque más favorable.
Durante el período que medió entre las dos guerras mundiales se consideraba que había un exceso de mano de obra agrícola. Desde la segunda
guerra mundial se han concentrado nuevas inversiones en la expansión
industrial y los nuevos empleos que han creado son suficientes para
reducir en cierto grado la población agrícola y también para provocar
cierto movimiento de vaivén de la mano de obra. Sin embargo, el promedio de la producción agrícola anual, en el período 1950-1957, ha permanecido por debajo del nivel registrado entre las dos guerras, y ha sido
necesario importar alimentos, de tal modo que se han gastado en bienes
de consumo los créditos extranjeros que podrían haberse invertido en
la economía.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
259
En ninguno de los dos países la estabilización o reducción de la
población agrícola activa ha mejorado la productividad del trabajo
porque faltaba el capital. Como la mayor parte de los países menos
desarrollados tropiezan con enormes dificultades para impedir la afluencia de gente a la población agrícola activa, vale la pena recalcar que no
se puede confiar en que una emigración más rápida, por sí misma y sin
ninguna inversión de capital, eleve el nivel de producción per capita en
la agricultura.
El caso del Japón sirve para demostrar lo mismo desarrollando la
argumentación a la inversa. Durante un largo período anterior a la
segunda guerra mundial, la población agrícola permaneció inalterada
(14 millones), y, a pesar de la saturación demográfica en las zonas cultivables, la producción por habitante iba en aumento. A partir de la
segunda guerra mundial, la población agrícola se estabilizó nuevamente,
pero en 18 millones de seres, o sea que actualmente las zonas cultivables
están más congestionadas y las haciendas son más pequeñas. Se podría
suponer que iban a bajar la producción por habitante y los ingresos
agrícolas ; sin embargo, gracias al cultivo más intensivo, al perfeccionamiento de la irrigación y al alza de los precios, aumentaron la producción
y los ingresos. Así, pues, incluso si crece la población activa y empeora
la razón entre los habitantes y las superficies cultivables, la producción
y los ingresos agrícolas pueden aumentar.
Por consiguiente, hay motivos para pensar que en la práctica no es
tan fácil ni tan beneficioso como parece desplazar de la tierra a la población rural. La migración puede llegar solamente a repartir por igual
la miseria entre todos los habitantes; puede ser demasiado lenta para
acabar con la pobreza rural y la presión sobre la tierra, y demasiado
rápida, sin embargo, para las ciudades que deben reajustar sus empleos
y condiciones de vida a esa afluencia; es posible que lleve al despilfarro
del potencial de trabajo y a conflictos innecesarios entre las exigencias
de la vida y los medios de ganarla.
En todos estos casos, la migración puede ser un síntoma de zozobra
económica y de una situación nociva que debe ser saneada. Huelga decir
que en tales condiciones no es de desear que se acelere el éxodo rural.
Condiciones del desarrollo
Cuando se sostiene que es preciso desplazar a los trabajadores del
campo a la ciudad para alcanzar una estructura igual a la de los países
adelantados se pasan por alto algunas de las diferencias fundamentales
en la situación actual de los países subdesarroUados. Si la alta proporción
de población agrícola activa en los países menos desarrollados reflejara
260
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
simplemente una fase inicial del mismo proceso de desarrollo que atravesaron los países adelantados durante el siglo pasado, semejante evolución se realizaría inevitablemente a su debido tiempo, aunque tardara
bastante. Pero los países subdesarrollados no están siguiendo los pasos
de los adelantados : se están desarrollando en condiciones completamente
diferentes, entre otros motivos a causa de sus antecedentes demográficos
distintos, de la diversidad de métodos agrícolas y de la diferencia en su
proceso de urbanización.
Factores demográficos.
El crecimiento de la población es en general rápido en los países
subdesarrollados, en comparación con los avanzados. Ciertas regiones
de América latina poseen índices altísimos de crecimiento demográfico
y se caracterizan por una intensa emigración del campo, según lo muestra
la rápida disminución de la fracción de la población económicamente
activa que corresponde a la agricultura. Es cierto que esta disminución no es sino relativa : para reducir realmente la población activa se
necesitaría una emigración mucho más caudalosa, y tal reducción no es
necesariamente deseable cuando escasean los alimentos y abunda la
tierra.
En los países asiáticos, en cambio, el índice de aumento demográfico
no es alto para lo que suele ser en los países subdesarrollados, pero la
población rural es muy densa y la emigración es reducida, de modo que la
población agrícola aumenta casi con tanta rapidez como el total de habitantes. En estas condiciones, no se logrará la reducción de la población
agrícola activa sin un ritmo mucho mayor de inversiones en la industria
o una reducción del índice de crecimiento demográfico, o sea dos medidas
a largo plazo que no son factibles en lo inmediato.
Condiciones de urbanización.
La urbanización en los países subdesarrollados tiene su origen en el
movimiento en masa de personas hacia centros populosos donde no
existe necesariamente el pleno empleo.
Los estudios de las ciudades asiáticas muestran que los campesinos
se colocan en empleos pasajeros mal remunerados y se instalan en los
barrios bajos hacinados. Los datos correspondientes a los países latinoamericanos muestran que éstos se urbanizan más rápidamente de lo que
se industrializan y que, a medida que crecen las ciudades, también
crece el sector de los servicios sin que aumente paralelamente la renta
nacional. Son muy pocos los países subdesarrollados que pueden proporcionar a los nuevos habitantes urbanos suficientes viviendas o servicios sociales ; además, como es corriente que se descuide el problema de
RESUMEN Y CONCLUSIONES
261
la vivienda, la urbanización significa en la mayor parte de tales naciones
un aumento de los tugurios y de los « barrios de ratas ».
Empleo ineficaz de los recursos agrícolas.
La mayor parte de los países menos desarrollados están tratando
actualmente de edificar industrias cuyos cimientos están formados por
una agricultura pobre, con técnicas atrasadas, que hacen incluso desperdiciar la tierra y agotan la fertilidad del suelo. En América latina,
además de la economía en conjunto, la agricultura misma está desequilibrada, puesto que los capitales se invierten en la producción de exportación, donde también se modernizan las técnicas, y se descuida la
producción de alimentos. La disminución de la mano de obra no trae
consigo automáticamente una mejor utilización de la tierra y métodos
más perfeccionados de trabajo: antes sería necesario reformar mucho
más radicalmente la distribución de los capitales, el régimen agrario y
el sistema de conservación de los suelos.
De ahí que sea utópico sugerir que la política nacional de los países
subdesarrollados debería consistir en acelerar el movimiento para llegar
a una estructura profesional semejante a la de los países adelantados.
Tal finalidad puede ciertamente ser deseable como última etapa de un
largo proceso de desarrollo, pero, como objetivo inmediato, está fuera
de las posibilidades reales. Además, supone una confusión de los síntomas del crecimiento económico con sus causas.
Aunque parezca paradójico, la política del gobierno tiene mayor
probabilidad de resolver con éxito el problema de la migración si procura,
no intensificar el movimiento, sino mejorar las condiciones en que se
realiza, lo cual significa sobre todo que es preciso mejorar las condiciones
económicas y sociales de la mano de obra agrícola. No hay ninguna
razón para posponer dicho mejoramiento hasta que llegue el día muy
distante en que escasee dicha mano de obra. No hay que tratar de detener
el movimiento de mano de obra, sino de elevar el nivel de ingresos
decisivo para inducir a los trabajadores a cambiar de ocupación. Si los
propietarios y trabajadores agrícolas pudieran producir y ganar más,
seguiría habiendo un movimiento emigratorio, siempre que aumentaran
los empleos en los demás sectores, pero los campesinos tendrían posibilidades de opción en vez de estar forzados por necesidad a abandonar la
agricultura.
Política de desarrollo equilibrado
Se ha dicho con razón que:
... en el fomento económico de los países subdesarrollados no debe darse
lugar preponderante a la adquisición de capital industrial o al movimiento de
262
POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
la mano de obra rural hacia otras profesiones. Ese lugar debe corresponder
más bien a la elevación del nivel de capacitación de la población y a la introducción de nuevas técnicas, no siempre por un mero traslado desde los países
avanzados, donde la distribución proporcional de los factores económicos es
diferente, sino por la elaboración de sistemas concordes con las necesidades
propias del país. Deberían desplegarse esfuerzos para elevar la productividad
en todas las fases de las actividades económicas del país 1 .
Este párrafo resume muy bien las conclusiones que se infieren de
nuestro estudio. Dado que hoy en día la industria es el sector favorecido
en la mayor parte de los países menos desarrollados, equilibrar los programas de fomento significa, en la práctica, prestar mayor asistencia y
atención a la agricultura. Hay que mejorar la productividad de la tierra
y de sus trabajadores para elevar los niveles de vida, tanto de la ciudad
como del campo; además, es una condición esencial de la expansión
económica general, porque muchos países subdesarrollados están obligados actualmente a utilizar sus escasas divisas para importar alimentos,
en vez de maquinaria industrial y materias primas. Las condiciones en
que se modifica la distribución profesional son sólo un aspecto de esta
necesidad básica de aumentar la producción de alimentos, la cual, a su
vez, plantea problemas económicos más amplios, en que intervienen
los factores financieros que incitan a abandonar el campo.
Es evidente que, en los países poco desarrollados, las medidas para
equiparar todos los ingresos deben ser de amplio alcance y no concretarse
a un solo sector de la economía; no bastará con que sean meras adaptaciones de disposiciones ya aceptadas, como ocurre en los países adelantados. Entre tales medidas figuran normalmente la ayuda directa del
Estado para proteger los ingresos agrícolas, la estabilización del empleo
y de los salarios en el campo y el estímulo a las inversiones agrícolas
públicas y privadas.
Ayuda directa del erario público a los ingresos agrícolas.
Si los demás sectores de la economía son demasiado insignificantes
o pobres para hacer un verdadero aporte a la renta nacional, la ayuda
del Estado al agricultor será forzosamente limitada. Sin embargo, no
ocurre así en todas partes. En las economías que se industrializan con
rapidez empleando fuertes inversiones en los sectores urbanos no cabe
la menor duda de que se podría fomentar enérgicamente la producción
de alimentos asignando una mayor fracción de la renta nacional al
desarrollo agrícola y rural o subvencionando directamente la producción
de alimentos. Tales medidas parecen ser particularmente oportunas en
1
K. O. CAMPBELL: «Rural Population Movements in Relation to Economic
Development », en Proceedings of the Tenth International Conference of Agricultural
Economists (Oxford University Press, Londres, 1960), pág. 319.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
263
los países que actualmente deben utilizar una gran proporción de sus
divisas para importar alimentos.
Estabilización del empleo y de los salarios.
Cualquier medida con que se pretenda proteger al productor primario
recurriendo a la estabilización de los precios mundiales exige un acuerdo
internacional, y tratándose de algunos géneros, esos acuerdos tropiezan
con obstáculos casi insuperables. En todo caso, siempre y cuando rijan
acuerdos sobre la estabilización de los precios y de la producción, sería
sumamente conveniente que fueran acompañados de disposiciones sobre
la estabilización del empleo y sobre la garantía de un salario mínimo, a
fin de que los asalariados se beneficien también de la mayor estabilidad
de la producción.
Asignación a la agricultura de una fracción mayor
del presupuesto de fomento.
El olvido de que ha sido víctima la agricultura en el planeamiento de
la política de fomento es una de las principales razones de la penuria
de capitales que padece y del desequilibrio de la estructura económica,
fenómenos que se estudiaron en el capítulo VII. La idea de que « industrialización » es sinónimo de « poderío y prosperidad » tiene múltiples
orígenes, entre los cuales está el hecho de que los países que vivían
antiguamente de la exportación de productos agrícolas, sobre todo entre
las dos guerras mundiales, comprobaron que el estar supeditados a una
economía mundial inestable entorpecía su desarrollo industrial. Pero
actualmente es la escasez de alimentos la que yugula su expansión
industrial, y tendrán que invertir más capitales en la agricultura para que
triunfe su programa de industrialización.
Estímulo a las inversiones privadas en la agricultura.
El aumento de las inversiones no es simplemente cuestión de dedicar
más fondos públicos a proyectos ambiciosos, sino igualmente de poner
esos fondos al alcance del propio agricultor y de encontrar formas de
organización que atraigan los ahorros de muchas fuentes modestas, por
ejemplo, mediante el fomento vecinal o los sistemas de crédito cooperativo. Hemos visto cuánta atención prestan los países adelantados a este
propósito y con qué continuidad tratan de mejorar su estructura agrícola, aunque ya hayan alcanzado un alto rendimiento por hectárea y
por persona. La cooperación ha sido un factor primordial del progreso
social, económico y técnico a largo plazo en la agricultura. Tampoco
hay que olvidar el sistema de distribución de la tierra: cuando entorpece
la expansión agrícola, es preciso asimismo reformar la estructura agra-
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POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
ria, medida que se examina a continuación como parte de la reforma
social.
Reforma agraria
Uno de los principales medios para mejorar la suerte de los grupos
poco privilegiados es la reforma agraria. Cuando la propiedad de la
tierra está concentrada en manos de latifundistas, los poco privilegiados
forman una gran parte de la población agrícola y en ellos recaen los
efectos de los ingresos reducidos, del subempieo, de la falta de seguridad,
de la situación social inferior y de la falta de medios de enseñanza. Junto
a los asalariados están también los aparceros y medieros, aunque con
frecuencia estas categorías no estén bien delimitadas porque los pequeños
agricultores pueden colocarse como asalariados durante la época de la
cosecha. También figuran entre los poco privilegiados las comunidades
primitivas de indígenas que subsisten penosamente al margen de la
economía, la cual tiende a desintegrarlas poco a poco. Estos islotes de
pobreza y de inseguridad existen en todo el mundo subdesarrollado, y
cuando son de dimensiones considerables representan una amenaza para
los niveles de vida urbanos.
Si bien la reforma agraria puede contribuir a reducir dichos islotes,
rara vez puede eliminarlos del todo. Las medidas para distribuir más
equitativamente la propiedad, para dar mayor seguridad a los arrendatarios y para colonizar nuevas parcelas pueden elevar los ingresos agrícolas
y disipar un tanto la inseguridad de los grupos poco privilegiados, pero
no se ha visto nunca una reforma agraria, por radical que fuera, que
garantizara tierras a todos los campesinos.
A pesar de todo, una distribución más amplia de la propiedad puede
ciertamente estabilizar y aumentar el volumen del empleo y de la producción agrícola, puesto que posibilita una utilización más completa
de la mano de obra familiar. En los latifundios de los países subdesarrollados se procura reducir los costos de mano de obra empleando braceros
únicamente durante la época de mayor actividad, de manera que éstos
quedan sin trabajo durante largos períodos del año. En cambio, si se les
da la posibilidad de trabajar una parcela por cuenta propia tendrán
aliciente para laborar con mayor regularidad: tratarán de diversificar
los cultivos y de criar animales porque así podrán distribuir el trabajo
entre más personas y dar ocupación a sus familias; también podrán
desarrollar su capacidad de iniciativa y sus dotes de administradores.
Cuando la redistribución de la propiedad va acompañada de inversiones
públicas para mejorar la tierra o abrir nuevas zonas al cultivo, la producción aumentará con mayor impulso. El requisito previo más importante
para el éxito de las reformas agrarias o de los programas de colonización
RESUMEN Y CONCLUSIONES
265
probablemente sea contar con un mercado que garantice al nuevo propietario una retribución segura de su trabajo y lo acicatee para perfeccionar su explotación.
Se necesitan reformas de esta naturaleza en todos los países donde se
cultive la tierra demasiado extensivamente en relación con la demanda
de alimentos y donde se puedan lograr grandes aumentos de la productividad mejorando la agricultura y beneficiando nuevas tierras. A este
propósito debe señalarse que las parcelas que se concedan a los nuevos
propietarios no deben ser demasiado pequeñas. En México, que llevó
a cabo la redistribución de tierras más amplia del mundo, si no se
cuenta a los países de Europa, las parcelas del ejido eran demasiado
pequeñas durante las primeras etapas de la reforma y los terrenos eran
demasiado malos o habían sufrido demasiada erosión para ocupar
cabalmente a toda la familia, con el resultado de que buena parte de los
nuevos agricultores tuvieron que seguir colocándose de vez en cuando
fuera de sus parcelas 1. En las colonias establecidas posteriormente se
constituyeron lotes más grandes y se modernizaron los métodos de
cultivo.
En la mayor parte de los países latinoamericanos queda un amplio
margen de acción en ese sentido. Es una necesidad impuesta por razones
sociales, y también porque hay que restablecer el equilibrio entre los
cultivos para la exportación y la producción de alimentos. Aquellos
que gozan de abundancia de tierras no tendrán dificultad, en sus proyectos de redistribución de la tierra, para asignar a cada colono una parcela suficientemente grande para que pueda ocupar plenamente a su
familia.
En cambio, la reforma agraria que se ha realizado en los países de
Asia ha consistido principalmente en conceder la propiedad de las parcelas o en garantizar su tenencia a los arrendatarios que ya las trabajaban. En tales casos no hay probabilidad de que aumente el empleo,
aunque pueden mejorar los ingresos de los cultivadores, que quizá
inviertan más capitales. A veces, los asalariados no participan en la
distribución de la propiedad, en cuyo caso todo el trabajo es efectuado
por las familias de los beneficiarios, y los trabajadores sin tierras pierden
más posibilidades aún de colocarse.
En los casos en que la parcela concedida es demasiado pequeña
para ocupar todo el tiempo a su propietario o para darle ingresos suficientes, el nuevo agricultor, con su tenencia asegurada, tendrá más
libertad para buscar un trabajo accesorio. Se ha notado esta tendencia
1
O.I.T. : Poblaciones indígenas: Condiciones de vida y de trabajo de los pueblos
autóctonos de los países independientes, Estudios y documentos, nueva serie, núm. 35
(Ginebra, 1953), pág. 258.
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POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
en el Japón, donde la combinación tradicional de la agricultura con otros
oficios ha sido reforzada por la seguridad de la tendencia.
Aun cuando no mejora mayormente el volumen de empleo, la
reforma agraria puede ser útil como medio de amenizar la vida de aldea
transformando la mentalidad de sus habitantes. « Durante los últimos
diez años se ha observado que mejoraba considerablemente el ambiente
de felicidad en las aldeas japonesas », escribe una autoridad en materia
de reforma agraria en el Japón 1 . No deben olvidarse tales elementos
imponderables, aunque sólo constituyan los subproductos de la política
adoptada y no su objeto principal.
Las tensiones sociales
Existen suficientes pruebas para indicar que el éxodo a las ciudades
provoca tiranteces y tensiones sociales de magnitud desconocida en los
países adelantados. En Norteamérica o en Europa occidental, el abandono de la tierra en las condiciones de vida contemporánea puede no
significar más que un cambio de empleo, pero en los continentes donde
predomina la población agrícola la emigración a la ciudad puede
constituir un desarraigo completo y una ruptura con la familia, los vecinos, las costumbres y aun la religión. La brecha que separa la ciudad del
campo puede ser un abismo entre dos mundos diferentes.
En otras circunstancias, el cambio puede llevar consigo un mejoramiento del bienestar. En el estudio sobre Venezuela que figura en el
capítulo VI se muestra la importancia que atribuye la gente del campo a
los servicios escolares y a las mejores condiciones sanitarias existentes
en las ciudades. Cuando las instituciones de la aldea son rígidas y opresivas, la vida de la ciudad, con sus actitudes sociales más igualitarias,
puede representar una forma de liberación.
Sin embargo, también pueden citarse ejemplos de grave tensión
social: un caso extremo es el de los trabajadores migrantes de África al
Sur del Sahara. Aunque esa migración les reporte ganancias económicas,
las condiciones de la vida urbana no ofrecen perspectivas de integración
social y se manifiesta aún el sentimiento de obligación hacia la tribu
(aunque se esté desintegrando la estructura tribual). También se manifiestan con crudeza las dificultades de adaptación cuando las ventajas
económicas del desplazamiento son pequeñas y precarias y cuando las
condiciones sociales de la ciudad no son mejores que las de la aldea.
De los estudios sobre la urbanización en la India que figuran en el
capítulo V se deduce indiscutiblemente que, al trasladarse a la ciudad,
1
R. P. D O R E : Land Reform in Japan (Oxford University Press, Londres, Nueva
York y Toronto, 1959), pág. xvii.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
267
los trabajadores rurales no gozan de mejores posibilidades de enseñanza
ni de mejores condiciones sanitarias; en realidad, según el estudio de
Delhi, las condiciones de higiene de la ciudad son incluso peores que las
de la aldea. Además, los campesinos abandonan de mala gana su ambiente tradicional y tratan de mantener sus vínculos con él regresando
periódicamente. En el Brasil, la tensión se manifiesta por la extraordinaria frecuencia de los casos de mala adaptación física y mental entre los
trabajadores industriales.
Es corriente la idea de que esas tensiones sociales deben aceptarse
como consecuencia inevitable de la nueva « revolución industrial »,
como si todos los países y grupos de individuos de la actualidad debieran
necesariamente sufrir las mismas dificultades de adaptación que experimentaron hace un siglo los países adelantados de hoy en día. Este tipo
de mentalidad puede impedir los cambios de política con los cuales se
podrían indiscutiblemente evitar algunos de los peores efectos. Más aún,
se pasa por alto que el aparato del Estado moderno ha sido ideado para
poder atender a tales problemas sociales.
La tensión social es más evidente en el movimiento de vaivén, que
agudiza el desperdicio de mano de obra inherente a los desplazamientos.
Debe subrayarse que tal movimiento, cuando es un fenómeno crónico y
no transitorio, origina los problemas más serios de cuantos han sido
considerados en este informe y que no son en modo alguno un mal
inevitable de « la revolución industrial ». Aparece cuando la agricultura
no alcanza a mantener a su población y la industria no alcanza a ofrecer
a sus trabajadores condiciones adecuadas de vida y de trabajo. Por
tanto, es, en esencia, un problema social y puede ser suprimido con
medidas de reforma social. Entre tales medidas pueden incluirse, por
ejemplo, la supresión de cualquier precepto que prohiba el afincamiento
en las ciudades; el mejoramiento de los servicios sociales y de las viviendas en los centros urbanos ; la reinstalación de los agricultores en mejores
tierras ; la descentralización de la industria para extenderla a las pequeñas ciudades, y la reforma del régimen agrario donde la desintegración
del ordenamiento tribual haya provocado el derrumbe o la degeneración
de los sistemas comunales de propiedad y de cultivo. Se necesitarán
medidas de diferentes clases en los diversos ambientes porque el desequilibrio del mercado del empleo tiene diferentes causas. Siempre que se
proceda a la acción en ambos frentes, en la agricultura y en la industria,
no hay razón de que el problema sea insuperable.
*
*
Recapitulando, las medidas que tomen los países adelantados, al
igual que los menos desarrollados, no deben tener el propósito de esti-
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POR QUÉ ABANDONAN EL CAMPO
mular o impedir la migración interna como tal, sino el de mejorar las
condiciones en que se realiza. Si se considera oportuno acelerar el
desplazamiento con el fin de mejorar la eficiencia agricola, el método
más eficaz y beneficioso consiste en elevar las condiciones de empleo en
las demás ocupaciones y en orientar las nuevas industrias hacia regiones
donde el movimiento no sea muy intenso.
La política nacional debería fijarse la pauta de ampliar las posibilidades de opción entre varias ocupaciones y de atenuar las presiones que
perjudican más gravemente a los grupos poco privilegiados.
Este principio no se puede aplicar uniformemente. Los países adelantados deberán concentrarse primordialmente en mejorar los ingresos
y las condiciones de vida de los trabajadores asalariados. En cuanto a
la población agrícola en general, el citado principio debe llevar a ofrecerle mayores oportunidades de formación profesional y cultura general,
tanto para que la futura mano de obra agrícola esté formada por un
número óptimo de elementos capaces y con vocación para el campo
como para ayudar a los demás campesinos a aprender mejor otros
oficios y profesiones.
En los países subdesarrollados, donde sigue creciendo la población
agrícola activa y la agricultura es la cenicienta de la economía, el mismo
principio se aplicará tomando medidas, como el estímulo de las inversiones, para elevar los ingresos agrícolas, a fin de que la baja productividad no ejerza una fuerza coercitiva que ahuyente a la población de los
campos. Además de esta necesidad general de equilibrar el fomento
económico, habrá que tomar medidas para ayudar a los grupos desheredados de la colectividad agrícola. Entre ellas, la más importante
es la reforma agraria, acompañada de programas de fomento rural y de
impulso al cooperativismo, a fin de aumentar el volumen de las inversiones y del empleo y de sanear el ambiente económico y social en que
vive el hombre del campo.
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