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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ
ESTUDIOS GENERALES LETRAS
TRABAJO INDIVIDUAL
Título:
Posición del Estado peruano frente a la comunidad japonesa residente en Lima y
la reacción de esta durante el periodo de 1939 – 1945
Nombre:
Enrique Napoleón Urteaga Araujo
Tipo de evaluación: Trabajo Final
Curso: Taller de Escritura e Interpretación de Textos
Horario: 0201
Profesor: Paloma Pinillos Chávez
SEMESTRE 2016-1
Esquema numérico
1. Introducción
2. Medidas anti japonesas apoyadas o consentidas por el Estado peruano
2.1. Atentados a la comunidad japonesa por parte de los ciudadanos peruanos en
Lima durante mayo de 1940
2.2. Normas legales emitidas por el Estado peruano frente a la comunidad
japonesa
3. Reacciones de la comunidad japonesa
3.1. Asociaciones e instituciones de la comunidad peruano japonesa durante la
Segunda Guerra Mundial
3.2. La prensa de la comunidad peruano japonesa ante los ataques por parte de
la comunidad limeña
4. Síntesis
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Debido a la falta de mano de obra a mediados del siglo IX, principalmente para el trabajo en el
campo, el Estado peruano se ve en la necesidad de promover la inmigración china. Entre los
años de 1849 y 1875 llegan aproximadamente 100 mil chinos quienes, debido a contratos
injustos y malos patrones, sufrieron incontables penurias. Durante la guerra con Chile, los
chinos que vivían en territorio peruano colaboraron con las fuerzas chilenas al ver en ellos a sus
salvadores ante tantos atropellos que cometían los peruanos. Esto originó que naciera un
sentimiento anti asiático (Nakamoto 1988:182).
Es este sentimiento anti asiático fundamental para entender el reparo que tendría la sociedad
peruana frente a los japoneses, en especial durante los años de la Segunda Guerra Mundial.
Esto, sumado a ideas clasistas y racistas comunes durante la época, hizo creer a las personas
que el Perú le hacía un favor a los inmigrantes. Es así como lo mencionado anteriormente, más
el creciente poder militar y ambición territorial del Imperio Japonés durante la guerra, generó
un sentimiento específicamente anti japonés (Nakamoto 1988:187).
Se tiene registros que evidencian la presencia de personas de origen japonés, en el actual
territorio peruano, antes de 1899. Entre estos casos, tenemos el caso de Miguel Silva, quien
participó en la construcción del puente de piedra del río Rímac; el de los cuatro náufragos
rescatados por el barco ballenero “Ana”, Isuke, Kamekichi, Yuzo y Chokichi; los japoneses de
la Quinta Heren y los acróbatas Chaz y Komeri y algunos japoneses que llegaron unos años
antes con motivo de realizar algunos estudios previos para el proyecto de la migración (Matsuda
2014:74-79).Con la llegada del Sakura Maru de la Nippon Yûsen Kaisha al Callao, 3 de abril
de 1899, se inició el periodo de convivencia entre la comunidad japonesa y la peruana (Gardiner
1975:24). Esta convivencia se inició en un clima de tensión social y política que llegó a su cenit
durante la Segunda Guerra Mundial.
En el presente trabajo, expondremos la posición del Estado peruano frente a la comunidad
japonesa residente en Lima y la reacción de esta durante los años 1939 y 1945. En una primera
parte, presentaremos la actitud del Estado peruano frente a la comunidad japonesa de la época;
mientras que en la segunda explicaremos cómo la misma comunidad se organizó durante estos
años.
El Estado peruano, entre los años 1939 y 1945, fue gobernado por Oscar Benavides, Manuel
Prado y José Bustamante y Rivero. Estos presidentes se caracterizaron por tener medidas
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políticas que no favorecían a los migrantes japoneses y por ignorar los hechos de violencia que
se cometían contra estos. Cabe resaltar que estos años fueron escenario de la Segunda Guerra
Mundial y Japón era aliado del Eje mientras que el Perú apoyaba a los Aliados.
Como se vio anteriormente, las relaciones culturales entre los japoneses y los peruanos no
fueron del todo amigables, debido a la existencia de un precedente anti asiático (Nakamoto
1988:182). Para el año de 1939, se había consolidado la idea popular de que el Perú estaba
haciendo un favor a los inmigrantes japoneses al recibirlos y darles una oportunidad de trabajo.
Esto, sumado a que la comunidad japonesa se mostraba cerrada frente a la peruana, contribuyó
a generar recelo y envidia ante su progreso como grupo humano organizado (Naupari 2011:1).
La Segunda Guerra Mundial se inicia con la invasión a Polonia por parte de la Alemania nazi
en 1939. El Perú se mantendría neutral frente a este evento bélico de escala mundial hasta que,
semanas luego del ataque a Pearl Harbor, después de romper relaciones diplomáticas con los
países del Eje, declara la guerra a Alemania y Japón un 12 de febrero de 1945. Es importante
señalar que Manuel Prado apoyó la causa aliada durante su gobierno y tuvo muy buenas
relaciones con los Estados Unidos de América y demostró tener poca simpatía hacia los
japoneses (Fukumoto 1997:243).
Los saqueos a comercios japoneses no solo ocurrieron en mayo de 1940, luego del violento
golpe de estado a Augusto Leguía por parte de Sánchez Cerro, en 1930, unos 30 negocios
japoneses fueron atacados, saqueados e incendiados (Sakuda 1999:232). La razón de estos
desmanes no solo fue a causa que Leguía apoyaba en cierta medida a la comunidad japonesa,
sino también porque había comenzado una política militarista en Japón (Gardiner 1975:69).
Los hechos políticos y sociales, anteriormente mencionados, fueron el caldo de cultivo que
desencadenó uno de los hechos más tristes de la comunidad japonesa del Perú. El 13 y 14 de
mayo de 1940 aconteció un saqueo masivo en negocios de japoneses en Lima y Callao. Estos
hechos fueron el resultado la ignominiosa propaganda que tenía como fin hacer creer que los
japoneses representaban un gran peligro para el Estado peruano, puesto que tendrían escondidas
armas e incluso submarinos en bases secretas en Chimbote, que esperaban buques japoneses
(Asociación Peruano Japonesa 2008), con las que invadirían el país en nombre del Imperio
japonés (Naupari 2011:15).
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Es sabido que, influenciados por estas falsas informaciones, estudiantes de enseñanza media
del colegio Guadalupe encabezaron una protesta anti japonesa que se transformó en la turba
que inició el saqueo a tiendas japonesas (Tipe 1999:51). Según algunos datos de periódicos
japoneses de la época, se comentó que partidos como la Alianza Popular Revolucionaria
Americana (APRA) estaban en contra de los japoneses y habían azuzado a las masas (Kodani
1988:217). Durante el saqueo, la turba no solo se dedicó al pillaje sino que también atentó
contra la vida de muchos japoneses. Se estima que doce murieron en Lima y que más de un
centenar resultaron heridos (Thorndike 1996:67). Cabe señalar que es muy posible que se diesen
casos de violaciones a mujeres japonesas y que, debido a la vergüenza, casos como estos
quedaran velados de la memoria (Tsukayama:2015). Las pérdidas económicas ascendieron a 6
millones de soles aproximadamente (Tipe 1999:51) y muchas familias japonesas tuvieron que
volver a Japón. De estos hechos, ha quedado constancia no solo en notas periodísticas, sino
también por fotografías que muestran la magnitud de los asaltos (Watanabe 1999:103,105,107).
Pese a la gravedad de los ataques en plena ciudad capital, el Estado peruano no tomó interés
alguno en intervenir con prontitud. La policía se mostró desinteresada respecto al tema del
saqueo y no actuó sino hasta el día siguiente cuando el presidente Manuel Prado ordenó a los
efectivos militares salir a las calles para establecer el orden (Morimoto 1999:105). Esta
situación de indiferencia provocó que no sea posible contabilizar de manera exacta los daños,
ni que se contaran oficialmente el número de heridos ni muertos (Thorndike 1996:67). Es
evidente, entonces, la indiferencia del presidente por frenar estos desmanes y por investigar
estos hechos (Naupari 2011:17). Es así como la comunidad japonesa vivió los años de 1939 a
1945 en un estado de enclaustramiento y zozobra.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Japón era un miembro del Eje y, por el contrario, Perú
apoyaba a los aliados. Es por esta razón que se establecieron ciertas normas que solo se
aplicaron en la comunidad japonesa. Lamentablemente, como se ha expuesto, el racismo y la
xenofobia fueron las verdaderas causas que originaron e influyeron en estos comportamientos
(Nakamoto 1988:185).
El Estado peruano inicia sus normas legales contra los japoneses suspendiendo la inmigración,
para contrarrestar la idea de posibilidad de una invasión por parte del Imperio japonés. Además,
se propone establecer un registro de todos los miembros de la comunidad japonesa (Naupari
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2011:59). Por otro lado, se suspenden las licencias para apertura de establecimiento de
comercio. Estas normas se caracterizan por buscar tener algún tipo de control del Estado
peruano sobre la comunidad japonesa en el Perú. También, tenemos el caso de la Resolución
Suprema N°180 que decretaba que los inmigrantes japoneses hicieran un depósito bancario a
fin de cubrir el valor de pasaje de retorno. Este monto era de dos mil soles de oro y se prometió
devolver este monto en un plazo de 2 años (Naupari 2011:59-60).
Si bien las medidas anteriormente mencionadas estaban enfocadas en la comunidad japonesa,
también hay medidas que alcanzaron a los ciudadanos de los países del Eje que vivían en el
Perú. Una de estas fue la cancelación de cartas y proceso de naturalización para alemanes,
italianos y japoneses (Naupari 2011:63). Esta norma estaba acompañada de un decreto que
prohibía la exportación de aluminio, amoniaco, tungsteno, hierro, nutrientes, etc. Todos los
productos mencionados son materias primas necesarias para la industria de la guerra (Naupari
2011:61).
Una acción económica que el Estado peruano accedió en contra de los japoneses fue la solicitud
de los Estados Unidos, el 9 de diciembre de 1941, de congelar sus cuentas bancarias y revocar
las licencias comerciales (Naupari 2011:93-94). Esto afectó tremendamente a la economía de
las familias japonesas en el Perú, las cuales tuvieron que pasar por una serie de penurias para
poder sobrevivir. Este hecho fue llevado a cabo al día siguiente del ataque japonés a Pearl
Harbor. A esto se sumó la orden del gobierno, en el que este dispone el traspaso de negocios
japoneses a nacionales (Rocca 1997: 136).
La deportación fue, para Manuel Prado, una solución viable, ya que, de esta manera, se deshacía
de los japoneses y los enviaba a campos de concentración en Estados Unidos (Morimoto
1999:109). Estas personas estarían luego vetadas de volver al Perú y sus propiedades quedarían
en manos del Estado peruano. Muchos japoneses, issei o primera generación de migrantes, y
japoneses peruanos, nisei o segunda generación, que fueron deportados perdieron considerables
cantidades de dinero y en algunos casos nunca volvieron a ver a sus familias (Morimoto
1999:111)
La comunidad japonesa, dada la hostilidad política y social, comenzó a unirse y a mostrarse
hermética frente a la sociedad peruana. Es por esta razón que se agruparon en gremios y
asociaciones que les permitían establecer estrategias económicas, de ayuda mutua y ocio
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(Nakamoto 1988:193). Para entender un poco más el proceso de integración, debemos de tener
en cuenta que los primeros inmigrantes japoneses no tenían la liquidez necesaria para establecer
negocios propios y, por esta razón, debían ahorrar y ayudarse mutuamente (Tokeshi y
Fukumoto 1988:258).
Una de los grupos más famosos fue el gremio de peluqueros japoneses de Lima fundado en
1907. Era tan grande su fama y poder que movilizó a los peluqueros peruanos a unirse y crear
campañas anti japonesas. Como gremio, siempre trató de promover el diálogo con la sociedad
peruana y atenuar el antagonismo (Matsuda 2014:164-165).
Otra agrupación importante en el periodo previo a la Segunda Guerra Mundial, fue la
Asociación Prefectural del Okinawa del Perú, que anteriormente se llamó Asociación de
Jóvenes Okinawenses. Fundada en 1909, era una asociación sumamente importante debido a la
cantidad de inmigrantes de la isla de Okinawa que agrupaba (Matsuda 2014:166-167). Otras
asociaciones importantes que fomentaron la integración en los inmigrantes fueron la Asociación
Japonesa, fundada el 27 de octubre de 1912, la Asociación Fraternal Japonesa y la asociación
Kokko Kai. Si bien no todas llegaron a la época de la Segunda Guerra Mundial, estas lograron
sentar bases y ejemplos de apoyo entre el grupo social japonés recién asentado en el Perú y sus
descendientes (Matsuda 2014:167-171).
Tal como ya se ha mencionado, una de las medidas del Estado peruano fue la de cerrar los
periódicos editados por la comunidad japonesa en el Perú. Sin embargo, sería importante
mencionar algunos de los diarios y publicaciones que más arraigo tuvieron en la comunidad.
Por ejemplo, tenemos a Jiritsu, lanzado en 1911, Andes Jiho, Nippi Shimpo, Perú Nichinichi
Shimbun y Lima Nippo (Matsuda 2014:177-182).
El nacimiento de publicaciones en la comunidad japonesa fue, aparte de una necesidad
informativa, un medio de respuesta a la literatura nacional e internacional que atacaba a la
comunidad japonesa. Ya en la década de 1920, en Sudamérica hay autores que señalan que los
japoneses y sus hijos, al llegar a un nuevo país, siguen siendo japoneses fieles al emperador
(Kodani 1988:207). En un inicio, los periódicos japoneses eran enteramente en japonés, pero
con el paso de los años el idioma castellano comenzó a ganar espacios en el periódico.
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Durante la Segunda Guerra Mundial, era muy común presentar a los japoneses y sus
descendientes como “quintacolumnistas” o agentes secretos del imperio japonés a través de
pasquines y algunos periódicos. Agregando a estas características, también se les atribuía
cualidades estratégicas en todo lo que hacían (Kodani 1988:216).
El hermetismo y las circunstancias les permitieron a los japoneses y a los peruanos japoneses
mantenerse cohesionados, a través de asociaciones, como comunidad para enfrentar las medidas
que el Estado peruano tomó contra ellos. A pesar de que la prensa de la comunidad no pudo
enfrentar directamente las diatribas que se publicaban en otros periódicos, la función del idioma
como medio de cohesión fue una herramienta más que les ayudó a superar esos años llenos de
penalidades.
Está claro que, durante los años 1939 al 1945, el Estado peruano abusó de su poder y no respetó
los derechos de la comunidad japonesa. Las medidas que se tomaron aprovecharon el
sentimiento anti japonés de la población para emitir normas legales y permitieron que la
población su odio contra los migrantes japoneses. Debemos resaltar también la importancia de
las asociaciones y de la prensa de la comunidad japonesa que permitieron que la comunidad se
mantenga unida y pueda sobrellevar, de alguna manera, los problemas de esos años.
Luego de los sucesos de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad peruano japonesa ha tenido
una gran integración dentro de la sociedad peruana. Podemos ver, a simple vista, descendientes
de japoneses resaltar en áreas como educación, economía, deporte, política, etc. Es evidente,
hoy en día, la revaloración de la cultura japonesa tanto por los descendientes de japoneses como
por los mismos peruanos.
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