tema 3. la literatura del siglo xv

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IES Norba Caesarina. DEPARTAMENTO DE LENGUA Y LITERATURA.
LENGUA Y LITERATURA. 1º de Bachillerato.
Tema 3 de Literatura.
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TEMA 3.
LA LITERATURA DEL SIGLO XV
1.- HISTORIA Y SOCIEDAD
1.1.- Economía y organización social
La disgregación del mundo medieval se hace patente en este siglo, final
de la Edad Media.
Políticamente, se produce una tendencia hacia la concentración del poder
monárquico en detrimento del poder feudal.
Desde el carácter cerrado de la Edad Media en ciudades y gremios, se
camina hacia el desarrollo de las vías de comunicación, de los medios de
transporte y del comercio. Ahora es el rey el que organiza y preside,
elevándose frente al poder de la nobleza. Se inicia el camino del absolutismo
posterior.
Decae la sociedad estamental a favor de una burguesía que trae a esta
sociedad sus valores: individualidad e independencia de los seres humanos, la
búsqueda de la ganancia económica, el deseo de progresar...
Se acortan las distancias, el mundo se hace más pequeño, con
dimensiones más humanas.
1.2.- Las ideas y la cultura del siglo XV
En el campo cultural, es de gran importancia la invención de la
imprenta a mediados de siglo en Alemania, que nos llega aquí en el último
cuarto de siglo. Esta invención está relacionada con la difusión del papel,
procedente de China. Con la imprenta y el papel se facilitó la difusión de los
libros, que se abarataron de manera considerable. La lectura se iba a
convertir en una actividad individual -sobre todo con la ayuda del invento de las
lentes para gafas-, sin embargo esta lectura iba a convivir con la anterior, en
voz alta, y con la literatura oral.
Se desarrolla en Italia el Humanismo, un movimiento cultural que
rompe con el teocentrismo medieval. Los contactos con Italia de muchos
españoles comenzarán a introducirlo en nuestro país. Con todo esto la cultura
medieval se renueva: empujada por los ideales burgueses, la Iglesia pierde su
monopolio, frente a un antropocentrimo emergente.
1.3.- La situación de la Península
La descomposición del feudalismo es también manifiesta en Castilla. A
finales de este siglo los Reyes Católicos comienzan a poner los pilares del
estado moderno. La Monarquía irá sometiendo a la aristocracia y reforzará su
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poder. En 1492 se conquista el reino nazarí de Granada, Colón llega a América
y Antonio de Nebrija escribe la primera gramática castellana, se sientan con
todo esto las bases de un nuevo imperio.
En el terreno cultural, el siglo XV en Castilla y Aragón también supone
la convivencia de formas literarias y artísticas tardomedievales y de nuevos
modos de hacer ya más próximos a los del Humanismo italiano.
Los nobles y burgueses ricos se dan cuenta de la importancia del saber,
no solo por los progresos técnicos que propiciaban sino como signo de
diferencia y elegancia en un entorno generalmente inculto e iletrado. Se
desarrollarán los hombres de letras, los letrados, principalmente juristas, muy
necesarios en el cada vez más complejo aparato estatal. Importantes también
por su papel cultural y por constituir una ideología sobre la que se sustentará el
nuevo orden económico y político que llega a final de siglo.
2.- LA LÍRICA TRADICIONAL
De esta poesía de transmisión oral y ámbito popular se conservan los
primeros testimonios escritos en castellano a finales del siglo XV, si bien debía
de cantarse desde mucho tiempo atrás, como hemos visto en el tema anterior.
En este cancionero popular y tradicional, la forma más difundida es el villancico.
Sería la manifestación artística de las capas inferiores de una sociedad
todavía rural y tradicional, que muestra una concepción de la realidad bien
distinta de la de las clases dominantes.
Esta antigua lírica popular se caracteriza por una serie de procedimientos
expresivos comunes: variedad estilística, imágenes tomadas de la naturaleza,
cargadas de valor simbólico, intensidad, tensión, énfasis, repetición, juego de
palabras, contrastes, eufemismos, polisemias, riqueza temática, verso corto,
presencia de estribillo, estructuras paralelísticas, voz femenina.
Encierran un concepto vitalista del mundo, y una llamada acuciante al
disfrute amoroso.
Poesía amorosa, pues, que presenta un amor físico y carnal, lejos de
sentimientos conceptualizados y abstractos, propios de la poesía culta.
2. 1.- El romancero
Se denomina Romancero viejo al conjunto de romances que se
cantaban a finales de la Edad Media. Junto a este, el Romancero nuevo,
composiciones de poetas cultos de siglos XVI y XVII.
Origen de los romances: el origen de los romances a fines de la Edad
Media parece situarse en la descomposición de los grandes poemas épicos. Al
segmentarse definitivamente los largos versos de los cantares de gesta, los
hemistiquios iniciales habrían dado lugar a los versos impares sin rima de los
romances, mientras que los pares asonantados de estos procederían del
segundo hemistiquio de los versos de la épica y de ahí que conserven la rima.
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El origen de los romances como fragmentación de los cantares de gesta
explicaría también la abundancia de temas épicos en el Romancero viejo. Sin
embargo hay teóricos que piensan que el romance nació como un género
originariamente independiente de los cantares de gesta, fruto de la invención
de algún poeta que habría tenido inmediata y numerosa continuación. Así se
comprendería la existencia de abundantes romances de temas no épicos, sino
líricos y novelescos.
Por otra parte, además de que no siempre es evidente la distinción entre
romances líricos y narrativos -pues lo narrativo nunca se presenta de forma
pura-, muchas son las características que acercan el romance a las cancioncillas
de la lírica tradicional, por lo que debe ser considerado el Romancero como
parte de ella.
Todo lo cual hace que, cualquiera que sea su origen, pueda el romance
ser definido como un género épico-lírico.
Los rasgos formales y estructurales del romance vienen muy
condicionados por su tradicional modo de transmisión oral y por ese origen que
lo emparenta a la vez con la canción popular y con las gestas épicas:
• Ductilidad, que favorece su recreación.
• Una transmisión recreadora, que da lugar a nuevas versiones
adaptadas a nuevos receptores.
• Repetición de motivos formales y temáticos que facilitan la
reelaboración.
• Estilo tradicional en la composición.
LOS RECURSOS FORMALES más comunes son las repeticiones, las
enumeraciones, las antítesis, la alternancia de los tiempos verbales, el uso de fórmulas
y epítetos épicos, el lenguaje arcaizante, el presente histórico, las llamadas al oyente,
los diálogos frecuentes, la sencillez sintáctica, la ausencia de símiles y metáforas
complejas.
Consecuencia del momento en el que nacen, empiezan alejarse del mundo
medieval, y esto se traduce en la existencia del narrador objetivo e impersonal, en la
falta de didactismo y referencias religiosas, en la abundancia de preguntas y
respuestas intensamente dramática en los diálogos, en los frecuentes finales trágicos y
en suspenso, en los inicios rápidos y en el recurso esencial del símbolo.
3.- LA POSÍA CORTESANA
En el siglo XII surge en Provenza un tipo de poesía que tendrá gran
influencia en toda Europa. Sus creadores son los trovadores y su tema es el
amor. La novedad de esta poesía es considerar a la mujer como un ser
superior al que el enamorado rinde culto y vasallaje, como si de un
señor feudal se tratara. Este tipo de amor recibirá el nombre de amor cortés.
Esta poesía influirá notablemente en la lírica gallega de los siglos XIII y
XIV y, muy en especial, en la poesía catalana medieval, en la que el provenzal
llegó a imponerse como lengua poética.
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La poesía de los cancioneros castellanos del siglo XV tendrá también
influencia de estas formas y de esta sensibilidad. Estos cancioneros son
colecciones de poesía, reunida bajo la protección de nobles o reyes, y que
corresponden a los nuevos gustos y costumbres cortesanos. En un momento en
que la imprenta no existe todavía, pero en el que se siente la necesidad de
lectura en cortes y palacios, al calor del incipiente humanismo y del
protagonismo de la cultura en estos ámbitos, los cancioneros cumplen una clara
función social. El noble no es ya solo guerrero y político, sino también
cortesano, mecenas y cultivador él mismo, en muchos casos, del arte poética.
Los cancioneros proliferan durante la segunda mitad del siglo XV. Los poetas
recogidos en los cancioneros son numerosísimos cerca de un millar.
Cancioneros muy importantes son los manuscritos el Cancionero de
Baena, el de Estúñiga y el de Palacio. El primero impreso es el Cancionero
general, XVI.
Aunque no faltan composiciones políticas, satíricas, de entretenimiento,
elegíacas, etc., la temática de la poesía cancioneril es predominantemente
amorosa.
Tres son los poetas que descuellan entre los muchos líricos de
cancionero: el marqués de Santillana, con sus fallidos Sonetos fechos al itálico
modo y sus serranillas, de inspiración popular; Juan de Mena, de orígenes no
nobles, estuvo en contacto con el humanismo, sin embargo su poesía está lejos
del ideal renacentista; y Jorge Manrique, del que vamos a ocuparnos con mayor
atención.
3.1 Jorge Manrique.Fue miembro de una poderosa familia de la nobleza castellana. Intervino
activamente en las luchas desatadas por las ambiciones aristocráticas en la
Castilla del XV. Para su formación literaria fueron importantes las relaciones con
su tío, literato también, y sus vivencias en ambientes cortesanos. De la
reducida obra poética que se conserva, la mayoría es poesía amorosa, más
algún poema burlesco y las importantes Coplas a la muerte de su padre.
En su poesía amorosa sigue los usos de la lírica cortesana del momento,
aunque con cierto distanciamiento formal: un menor rebuscamiento expresivo.
Utiliza sus vivencias como fuentes para sus materiales poéticos: sus metáforas
y alegorías se sustentan en el mundo jurídico medieval y la vida de la milicia.
Hay que situar a Manrique dentro de la evolución que aflora en la lírica del XV,
que abandona una expresión erudita y recargada por un camino hacia la mayor
sencillez poética renacentista.
ç
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3.2.- Coplas a la muerte de su padre
En las Coplas el poeta exalta la figura de su padre fallecido, don Rodrigo
Manrique, al que presenta como un héroe que se enfrenta con serenidad a la
muerte.
El poema destaca por la sobriedad formal y la combinación de elementos
tradicionales e innovaciones técnicas.
- Temática. Dos son los temas esenciales que se tratan en la obra: la
muerte y la fama.
o La muerte se presenta como el motivo en torno al cual giran las
reflexiones del poeta: la añoranza del tiempo pasado, la fugacidad
de la vida, la vanidad de los placeres…
o La fama se presenta como un modo de pervivir más allá de la
muerte. Es otra forma de vida que puede perdurar y que la
muerte no puede llevarse. Este resquicio a la esperanza al hablar
de otra vida terrena más perdurable es un claro ejemplo del
prerrenacimiento español.
-
Estructura de la obra.
PRIMERA: estrofas I-XIII
Consideración
general
sobre la fugacidad de la
vida. El poeta exhorta al
ser
humano
a
que
considere su condición
mortal y su destino divino.
SEGUNDA: estrofas XIVXXIV
Lo expuesto en la primera
parte
se
ilustra
con
ejemplos concretos que
demuestran
cómo
las
personas y sus grandezas
han sido borradas por la
muerte
TERCERA: estrofas XXV-XL
Aparece don Rodrigo y se
elogian sus virtudes y las
hazañas que hizo en vida.
La muerte dialoga con el
protagonista, que acepta
con resignación cristiana el
paso a la otra vida.
Las dos primeras partes de la obra corresponden a la vida mortal; en la
última, podríamos distinguir otras dos: la fama, que vive en el recuerdo para la
posteridad, y la vida perdurable o eterna.
-
Forma métrica. Consta de 40 coplas de pie quebrado, estrofa muy
utilizada por los poetas del siglo XV y que podía ofrecer variadas
combinaciones. La forma elegida de Manrique se conoce como copla
manriqueña.
Sextilla
Recuerde el alma dormida, 8a
avive el seso y despierte,
8b
contemplando
4c
cómo se pasa la vida,
8a
cómo se viene la muerte
8b
tan callando;
4c
Sextilla
cuán presto se va el placer,
cómo después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado
fue mejor.
8d
8e
4f
8d
8e
4f
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Muchos críticos de la literatura se han preguntado dónde radica la
importancia de esta obra, puesto que ni el género ni el tema ni la forma
métrica son originales del poeta.
El género es una elegía o planto. En él se tratan temas sobre la añoranza
del tiempo pasado, la fugacidad de los placeres, la aceptación de la muerte y la
esperanza de la vida eterna…Estos temas pueden encontrarse también en otros
poetas y obras medievales como en la Danza de la muerte.
Según el poeta y crítico Pedro Salinas la trascendencia de la obra de
Manrique radica en que el autor supo recoger los tópicos medievales sobre la
muerte y darles una forma nueva, tanto en el lenguaje como en la forma
métrica:
- El lenguaje es elevado y, a la vez, sencillo: la precisión y la
espontaneidad del vocabulario, sin hipérboles, logran expresar esa
caducidad de lo humano y de lo terreno. El acierto de Manrique
reside en la sobriedad.
- La forma estrófica permite al poeta expresar ideas profundas y
pensamientos filosóficos con gran naturalidad y sin figuras retóricas
complicadas.
La situación de Castilla en el siglo XV y las continuas disputas entre la
Monarquía y la Nobleza propiciarán también la aparición de una poesía de
protesta en la que se atacará y satirizará directamente, de forma a veces muy
agresiva, a la oligarquía aristocrática y a los propios reyes. Destacan tres
poemas satíricos: Coplas de la Panadera, Coplas de Mingo Revulgo y Coplas del
Provincial. Utilizan el verso más popular, el octosílabo, y la expresión es directa,
lejos de los procedimientos alambicados de la poesía cortesana.
4.- PROSA DEL SIGLO XV
Durante este siglo el desarrollo de la prosa en castellano es ya muy
importante. Son muchos los libros escritos en prosa y los temas que se tratan
son muy variados. La lengua romance gana en complejidad y se va
convirtiendo, pues, en una lengua de cultura válida para la expresión de todo
tipo de saber.
Dentro de la prosa didáctica, destacan dos figuras: Enrique de Villena
y Alfonso Martínez de Toledo.
En la prosa de ficción, se nota ya una evolución que la aleja de la
simplicidad de los exempla medievales. Dos son los géneros que se desarrollan
en este siglo: los libros de ficción sentimental y los libros de caballería.
Las narraciones sentimentales anticipan muchos rasgos de lo que
modernamente conoceremos con el nombre de novela:
• personaje en conflicto con el entorno,
• análisis de la intimidad individual,
• cierta evolución psicológica de los personajes, protagonistas
angustiados y desdichados, etc.
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El análisis de las relaciones amorosas es el elemento central de estas
obras. La obra más destacada es Cárcel de amor.
Los libros de caballería debían de conocerse y de leerse en la
Península en los últimos siglos medievales. Aunque no se trataba de una
literatura de origen hispánico, se hicieron traducciones y adaptaciones desde
muy pronto. Las primeras obras en la Península fueron el Libro del caballero
Zifar y Tirant lo Blanch, en catalán. El más importante fue Amadis de Gaula.
Los libros de caballerías están llenos de aventuras protagonizadas por
caballeros cuya misión es restablecer el orden y proteger a los indefensos. Ello
presupone la existencia de una sociedad en la que se tiene conciencia de que el
desorden existe y de que en ella viven personas necesitadas de ayuda. La
caballería, además, reafirma la necesidad del estamento nobiliario en una época
en que la función guerrera de la nobleza, con la aparición del soldado
profesional, está puesta en entredicho.
Los protagonistas pertenecen a un alto linaje y, como el caballero feudal,
se adorna de valor, honor, lealtad y religiosidad. Estos valores y el héroe que
los alberga, así como la imagen del mundo que se transmite en estas novelas
nada tiene que ver con los de la épica, hay una gran idealización y unas
estrictas convenciones sociales, acordes a los nuevos gustos de la nobleza,
menos guerrera y más refinada.
Literariamente, los personajes son meros tipos, sin apenas evolución ni
desarrollo psicológico. El amor es el tema central, se desarrollan en escenarios
imaginarios.
Los libros de caballería aún están lejos de lo que será la novela moderna.
La prosa castellana servirá también en el siglo XV de cauce expresivo a
otros muchos tipos de libros: obras didácticas, filosóficas, crónicas históricas,
biografías, libros de viaje, etc. Todo ello muestra el interés por el saber
característico del Humanismo en ciernes.
5.- EL TEATRO DEL SIGLO XV
Existen ya variados testimonios de que en este siglo se desarrollaba
cierta actividad teatral en Castilla, e incluso se conservan algunos textos
teatrales, más frecuentes cuanto más nos acercamos al final de la centuria. No
obstante, conviene indicar que durante la Edad Media, y aún en el siglo XVI, es
difícil distinguir con nitidez entre el puro espectáculo teatral y las distintas
conmemoraciones, celebraciones, ferias y fiestas. Mientras no existan recintos
específicos en los que representar las obras dramáticas, la separación entre
teatro y fiesta civil resulta problemática.
Es posible, por ejemplo, que pudiera ser dramatizada la anónima Danza
general de la muerte, de finales del XIV o principios del XV. Esta época está
dominada por la obsesión con la muerte tanto en las predicaciones como en el
arte y en la literatura, obsesión que proviene de factores ideológicos (la
conciencia de vivir en un mundo en crisis, donde el individuo aparece sometido
a tensiones y fuerzas que es incapaz de controlar e incluso de comprender), así
como de factores sociales (las epidemias de peste que diezmaban
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periódicamente a la población). En las danzas de la muerte se convoca a un
baile siniestro a todos los nacidos, mostrándonos el poder igualatorio de la
muerte; sin cuestionarse, sin embargo, la desigualdad durante la vida.
Del típico teatro religioso medieval se conocen diversas
manifestaciones dramáticas desde mediados del XV.
A finales de siglo, tenemos ya también notables muestras de teatro
profano. En su aparición es fundamental el refinamiento en los gustos de la
nobleza, que comienza a dar acogida en sus palacios a las representaciones
dramáticas. El teatro popular, inseparable de la fiesta, pasa de la calle a los
espacios interiores y, entonces, se transforma y adecua a las nuevas
circunstancias de lugar y público: se convierte en teatro cortesano. Autores
representativos serán Juan del Encina, Lucas Fernández, Gil Vicente, Torres
Naharro, etc.
Desde finales del siglo XV el género teatral en castellano se desarrollará
con pleno vigor. La obra más importante de este momento es La Celestina,
ligada de alguna manera la teatro.
5.1.- La Celestina
En lo que se refiere al texto y autor, en 1499 se publica anónima La
Comedia de Calisto y Melibea. Constaba de 16 actos. Se reedita al año siguiente
acompañada de unos preliminares en los que aparece el nombre del autor,
Fernando de Rojas, que dice haberse encontrado el acto I ya escrito por un
desconocido y haber continuado la obra. En 1502 se imprime con un nuevo
título, Tragicomedia de Calisto y Melibea, y con importantes novedades:
• cinco nuevos actos,
• diversas interpolaciones, modificaciones y supresiones,
• y un prólogo en el que Rojas justifica los cambios.
Este es el texto definitivo que ha pasado a la historia con el título de La
Celestina., nombre del personaje más significativo de la obra. El éxito de la
Tragicomedia será inmenso y las ediciones se sucederán desde entonces.
Fernando de Rojas nació en La Puebla de Montalbán (Toledo) hacia
1475, en el seno de una familia de judíos conversos, en la que su mismo padre
fue condenado por la Inquisición en 1488 por judaizar. Estudió leyes en
Salamanca y en esa época debió de componer La Celestina. Establecido en
Talavera de la Reina en 1507, llegó a ser alcalde de la ciudad. Se casó con una
mujer también de familia conversa y vivió, pues, durante toda su vida en
ambiente hostil a esta minoría. Murió en 1541.
En cuanto al género y estilo, La Celestina es una obra en forma de
diálogo de considerable extensión. Esto ha hecho que para unos se trate de
una obra de teatro, mientras que para otros sea una novela dialogada.
Aquellos argumentan que no hay narrador, son los personajes quienes
con su palabra crean la realidad que les rodea y ordenan el espacio y el tiempo
de la acción. La obra no estaría destinada a la representación publica, sino a la
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lectura colectiva, según una extendida costumbre en los medios escolares de la
época.
Sin embargo, los defensores de la adscripción al género novelístico
mantienen que el libre tratamiento del espacio y del tiempo, la existencia de
escenas no dramáticas y el diseño de los personajes (retratados en la intimidad,
con cierta evolución psicológica y marcado individualismo) serían rasgos más
propios de la novela que del drama, a lo cual podría sumarse el carácter
irrepresentable del texto. Los partidarios de considerar La Celestina como
novela piensan recientemente que, partiendo del modelo teatral establecido en
el primer acto, Rojas adopta en la obra las pautas estructurales y argumentales
propias de las narraciones sentimentales, tan en auge en la época, no para
imitarlas sino para parodiarlas.
En lo que se refiere al lenguaje y estilo, coinciden en la obra la lengua
culta y erudita y la lengua popular. En general, los personajes hablan una u
otra con arreglo a su condición social, aunque alguno de ellos, como la vieja
Celestina,
pueden cambiar de registro según el interlocutor o la situación en que se
encuentren.
Algo de las narraciones sentimentales que Rojas parodia es el aspecto
lingüístico. El amor cortés de la literatura cortesana y su código lingüístico
resultan inapropiados y absurdos en la vida cotidiana de una ciudad castellana
de fines del XV. Como muestra la obra, ese amor literaturizado, propio de las
convenciones cortesanas, esconde finalmente la pasión sexual en la que
quedan igualados señores y criados.
La variedad lingüística muestra, en fin, el poder de la palabra en la
Tragicomedia que sirve para informar, engañar, convencer. Este extraordinario
dominio de la lengua se ha relacionado con el modo de vida de la comunidad
conversa.
Los dos planos lingüísticos señalados se corresponden con los dos
grupos de personajes que integran la obra; los personajes de elevada clase
social y los de las clases sociales populares: Calisto, el galán, parodia del héroe
de las ficciones sentimentales; Melibea, de saneada economía como Calisto,
cegada también por la pasión como él o de una enorme pureza de
sentimientos, según diferentes interpretaciones; Pleberio, Alisa, los padres,
ajenos a lo que siente su hija; Celestina, el personaje principal, cegada por la
ambición que la llevará a la muerte; y los criados, dominados por los instintos
y la codicia, aunque cada uno tiene sus particularidades.
Respecto al contenido y la intención del autor, amor, muerte,
ambición, egoísmo, lucha de clases, son, temas destacados en La Celestina.
Amor entre los protagonistas y también entre las personas de baja condición
social (lo que es en la literatura culta muy novedoso); muerte de gran parte
de los personajes; ambición extrema en los criados y la vieja alcahueta, pero
también en figuras como Pleberio, que ha dedicado su vida a atesorar bienes;
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egoismo en todos los personajes, pues solo buscan su propio interés; lucha
de clases, en fin, desde la primera página de la obra hasta la última.
Las interpretaciones de la intención del autor en la obra han sido muy
diversas. Esquemáticamente, son de dos tipos: hay quienes consideran que la
obra tiene un fin moral y pretende mostrar a los lectores las consecuencia de
los malos comportamientos; y quienes, haciendo hincapié en el origen converso
del autor, subrayan la visión pesimista que ofrece de la realidad conflictiva
que le rodeaba.
La obra refleja perfectamente la mentalidad de la sociedad castellana de
fines del siglo XV y los valores propios del capitalismo incipiente del momento:
el afán de lucro, el pragmatismo, el individualismo, el placer de la vida, etc. En
contacto con esta realidad, personajes y sentimientos perecen. La mentira, la
traición y el engaño parecen así marcar la vida de los hombres. El dinero lo
puede todo, los personajes se utilizan unos a otros y no hay verdadera
solidaridad ni amistad. Ni tampoco amor, que o es ciega pasión o puro interés.
Esto es así, incluso para el en apariencia inocente amor.
La Celestina constituye un brillante cierre la literatura castellana
medieval, mostrando abiertamente el conflicto entre los viejos y los nuevos
valores. Los personajes son sistemáticamente destruidos sin lograr una
auténtica comunicación humana. Amor, amistad, sinceridad, incluso los
modelos literarios del pasado, todo desaparece en una sociedad competitiva y
groseramente materialista. Fernando de Rojas niega los nuevos valores pero sin
proponer otros. En La Celestina no parece existir el futuro, Pleberio lo dice así
al final de la obra. Sólo las prostitutas y criados que sobreviven a la catástrofe
tienen ante sí una vida, en la que se afirman en su soledad.
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