El Ser del Maestro

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El Ser del Maestro
Carlos Manuel Berzunza Arcila
A los maestros campechanos en el “Día Mundial del Docente”
Desde la voz profunda del universo
un eco más allá del infinito
con voz arcana en juez erigido,
interroga: ¿Cuál es el Ser del Maestro?
El Ser del maestro, mi voz responde
¡Es el alma clara de los niños!
Porque el alma de los niños es reflejo
de poliédricas luces emanadas
del alma, hecha espejo, del maestro.
Niño-alma, maestro-alma, binómica razón
se orienta en cuatro puntos cardinales:
Prudencia, justicia, fortaleza, templanza
El hombre prudente es el hombre sabio.
Sabiduría y prudencia son la verdad.
Verdad, luz que quiebra la ignorancia.
Sabiduría, luz, estrella, fuego
que el alma de los niños ilumina
con voz serena, vibrante, el maestro.
Maestro y niño toman con fruición
el objeto conocimiento.
Lo analizan, lo tallan, lo pulen,
y ya lista la conciencia
recibe en su seno la luz de la verdad
la cual lo guiará a puerto seguro.
La verdad es dura como el granito,
Destruye montañas, levanta mundos.
¿No acaso fue por la verdad estoica
por la que Sócrates bebió cicuta
y Jesucristo fue crucificado?
¡La Prudencia es el Ser del maestro!
No hacer mal a nadie es la justicia.
El maestro no ha nacido para sí mismo.
Una parte del Ser del maestro
es el alma y el ser de cada niño
cuya enseñanza primera debe ser:
La avaricia y la ambición son la injusticia.
El deseo de honores, imperios, gloria
es del dinero insaciable avaricia
que a la injusticia conduce a los hombres.
El maestro, por naturaleza justo,
por artes honestas, sin perjuicio de otro
a golpe de yunque devenga el justo salario.
Justicia es enseñar a amar a los niños.
A amar al campesino de manos magras
que germina la tierra y cultiva la espiga.
Amar es mirar en los ojos de los niños
la conciencia de forjar hombres libres.
¡La justicia es el Ser del maestro!
Maestro y niño, los dos hechos uno,
ascienden desde la horizontal superficie
hasta la cúspide de las virtudes
por la majestad de la fortaleza
que la grandeza del alma construye
y erige en el niño la flor de lo honesto.
Ten fortaleza de ánimo maestro
para domeñar a quienes tu senda
la espina de la discordia cimentan.
Para guiar la razón de los niños
hasta el vértice del conocimiento
ten fortaleza de ánimo maestro.
Cuando la luz del ocaso invierno
en el horizonte de tu vida se apague
aquellos niños cuyos velámenes guiaras
hacia abiertos, horizontes azules
serán la esencia de tus sienes blancas.
¡La fortaleza es el Ser del maestro!
Cualidad del maestro es la templanza
que del corazón cada fibra afina
para sembrar en el alma de los niños
los conceptos amor, orden, decoro
y arrojar de las conciencias infantiles
las voces del error, del delirio y del engaño.
Nunca cobarde ni jamás vencido
el maestro, ante violentas tempestades
el timón aferra con alígera mano
y el furor del oleaje, manso duerme.
No desea la tempestad si el mar reposa
y si, prudente, la resiste si acontece.
La nívea espuma de la honestidad y el decoro
se esparce en el litoral de las virtudes
con que el maestro del placer en aprender
en las mentes infantiles la simiente guarda
y el cultivo del trigal será su fruto.
¡El Ser del maestro es la templanza!
Prudencia, justicia, fortaleza, templanza
acrisolados, éste es el Ser del maestro.
Prudencia en el saber y en la ciencia;
Justicia en el fin de las causas humanas;
Fortaleza para ser grande en la derrota;
Templanza para ser magnánimo en le victoria.
La virtud de todas las virtudes
es: ¡La enseñanza de amar a la Patria!
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