Factores predic violentos encarcelados

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Factores predictores del riesgo en los agresores violentos
encarcelados
Factors imprisoned violent aggressors risk predictors
Laura Navarro Serra (Centro Penitenciario de Jóvenes, España) y Xavier Carbonell
(Universidad Ramon LLull, España)
Correspondencia: Xavier Carbonell. Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y
el Deporte Blanquerna. Universidad Ramon Llull.c. Císter 34. 08022 Barcelona
(España). [email protected];
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Factores predictores del riesgo en los agresores violentos encarcelados
RESUMEN. La finalidad de este estudio cuasi-experimental fue fue identificar los
factores de riesgo para la reincidencia en los delitos violentos, sexuales y delitos de
violencia doméstica y evaluar la eficacia del tratamiento. Se seleccionó una muestra de
120 internos del Centre Penitenciari Ponent condenados por delitos violentos, sexuales
y de violencia doméstica que obtuvieron la libertad entre los años 2001 y 2006; el
período de seguimiento osciló entre 3 y 8 años. Se analizaron veintisiete variables
agrupadas en factores de riesgo y la reincidencia. Los datos se obtuvieron de la
administración del HCR-20, de la SVR-20, de la S.A.R.A., de la PCL-R, del IPDE y del
MMPI-2 y de las bases de datos del Departamento de justicia de Cataluña. Los internos
con trastorno mental reincidieron más en delitos sexuales y de violencia doméstica y
aquellos con trastornos de personalidad reincidieron más en delitos violentos. Una
puntuación elevada en HCR-20, SVR-20, S.A.R.A. y PCL-R incrementó el riesgo de
reincidencia. Al contrario, superar el tratamiento reduce la reincidencia pero presentar
trastornos mentales, trastornos de personalidad, toxicomanías
y puntuar alto en el
HCR-20 y en la PCL-R dificultaron superar el tratamiento. A mayor período de
seguimiento menor capacidad predictiva de los instrumentos de evaluación del riesgo y
del tratamiento.
PALABRAS CLAVE. Factores de riesgo; prisiones; reincidencia violenta; estudio ex
post facto prospectivo factorial
Palabras clave: factores de riesgo
3
SUMMARY. The purpose of this quasi-experimental study was to identify the risk
factors favouring the violence of a group of 120 violent agressors imprisoned in
catalan prisons. The sample was selected by sampling not probabilistic among inmates
convicted of violent, sexual crimes and domestic violence which had left prison
between 1998 and 2001; the follow-up period was between 3 and 8 years. It analyzed 27
variables grouped into risk factors and the recidivism. This data were extracted most of
the administration of the HCR-20, SVR-20, S.A.R.A., PCL-R, IPDE, MMPI-2 and
implementation of specific treatments. According to the results, inmates with mental
disorder have more offence in sexual offences and domestic violence, those with
personality disorders have offence more in violent crimes and a score high in HCR-20,
SVR-20, S.A.R.A. and PCL-R has increased recidivism. Also, to overcome the
treatment reduces recidivism and the personality disorders together with a score high in
the HCR-20 and PCL-R make it difficults to overcome the treatment. And a greater
follow-up period reduces the predictive capacity of prediction protocols.
Keywords: Risk factors,
4
Factores predictores del riesgo en los agresores violentos encarcelados
La violencia es una problemática de gran relevancia social que inquieta a ciudadanos y a
poderes públicos. Ante la creciente alarma social, la comunidad científica y los
responsables institucionales han aumentado su interés por el estudio de los agresores y
por buscar medios para prevenir los comportamientos violentos (Martínez, Pérez y
López, 2008). La investigación criminológica proporciona información sobre las
variables individuales y ambientales relacionadas con cometer delitos violentos (Pueyo
y Redondo, 2001; Torrubia, 2004): iniciar la carrera delictiva a una edad precoz (entre
los 10 y 12 años), problemas de conducta en la infancia (antes de los 13 años),
delincuencia paterna, padecer abusos físicos por parte de familiares, vinculación con
grupo de iguales antisociales, distorsiones cognitivas minimizadoras de su
responsabilidad y escaso control de la ira.
Las variables de riesgo con un peso específico en la violencia sexual son la historia de
delitos sexuales a una edad precoz, victimas niños, parafilias antes de los 18 años y
abusos sexuales en la infancia (Soler y García, 2007). En relación al perfil del agresor
doméstico, la literatura criminológica de las últimas tres décadas (Fernández y
Echebúrua, 2005; Martínez, Pérez y López, 2008; Pueyo, 2005) refieren que las
principales características del agresor doméstico son: ser víctima de violencia por parte
de sus educadores durante la infancia, tener valores culturales patriarcales que favorecen
el maltrato a la mujer como forma de mantener el orden familiar, presentar abuso de
alcohol y trastornos de personalidad (sobre todo, paranoide, límite y narcisista).
Afortunadamente, según los datos de la memoria del Departamento de Justicia de
Cataluña del año 2008 las tasas de comisión y de reincidencia en la tipología de delitos
violentos son bajas, especialmente si se les compara con la reincidencia de los
delincuentes en general. En concreto, la tasa de comisión de delitos violentos es
aproximadamente del 31%, la de comisión de delitos contra la propiedad es del 30% y
para el resto de tipologías delictivas se aproxima al 40% (Capdevila y Ferrer, 2008).
Hanson y Bussière (1998) y Hanson y Morton-Bourgon (2004) revisaron la literatura
con la finalidad de detectar las características que diferencian a las personas reincidentes
y mejorar la evaluación del riesgo. La principal conclusión de estas revisiones fue que la
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reincidencia sexual y la reincidencia general no tienen la misma configuración de
factores de riesgo. En la reincidencia sexual, los marcadores de riesgo de primer orden
son una orientación sexual desviada, destacando el interés por los niños y la carrera
delictiva sexual. En la reincidencia general, tienen mayor importancia aquellos factores
vinculados con el estilo de vida criminal y la historia delictiva previa (Luque, Ferrer y
Capdevila, 2004).
El potencial de violencia que ha sido atribuido a las personas con trastorno mental ha
causado una considerable controversia durante las últimas décadas. Wallace, Mullen,
Burguess (1998) encontraron que los niveles de violencia son superiores entre pacientes
con trastorno de la personalidad que con un trastorno mental como la esquizofrenia, en
concreto en muestras de homicidas la prevalencia encontrada del trastorno mental osciló
entre el 5% y el 9% (Echeburúa y Fernández-Montalvo, 2009). En el grupo de agresores
violentos y sexuales psicópatas suelen encontrarse los asesinos y violadores en serie
(cuatro o más víctimas) que agreden buscando excitación y sentirse con poder. Además,
Ogloff, Wong y Greenwood (1990) y Garrido (2003) encontraron que los psicópatas
(puntuaciones superiores a 30 en la PCL-R) no pueden aprovechar los tratamientos para
los delincuentes violentos (Garrido, 2003).
En los centros penitenciarios de Cataluña se han diseñado programas de tratamiento
específico para tratar las diferentes problemáticas de los internos relacionados con su
etiología delictiva. Desde los años noventa se lleva a cabo un programa de tratamiento
específico para las toxicomanías y el alcoholismo, desde el año 1996 se desarrolla un
tratamiento específico para los internos que están cumpliendo condena por un delito de
tipología violento y sexual y desde el año 2004 se realiza una intervención especializada
para los internos que han cometido uno o más delitos de violencia doméstica. El
objetivo principal de estos programas es reducir la probabilidad de reincidencia de estos
internos cuando se encuentran en libertad con resultados esperanzadores (Pérez,
Martínez y Redondo, 2007). Estos programas se basan en el modelo cognitivo
conductual de Laws (1989) desarrollado en Canadá y Estados Unidos. Originariamente
concebido para el tratamiento de las adicciones, este modelo se basa en la idea que los
delincuentes reinciden porque no son capaces de detectar ni afrontar las situaciones de
alto riesgo (Ross, 1999) y ha demostrado que disminuye la probabilidad de reincidencia
(Pueyo y Redondo, 2001).
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Los tratamientos específicos relacionados con la tipología delictiva son el Programa
para los delitos violentos (DEVI), el Programa para los delitos sexuales (SAC), el
Programa para los delitos de violencia doméstica (VIDO) y el Programa de
Toxicomanías y del Alcoholismo. Todos ellos mantienen la misma estructura y trabajan
los mismos contenidos, no obstante en cada programa se practican estrategias y
habilidades para superar las deficiencias particulares asociadas a cada tipo de delito o
problemática. Los cuatro tratamientos específicos se estructuran en tres niveles, el
motivacional, el intensivo y la intervención externa (Secretaría de Servicios
Penitenciarios, Rehabilitación y Justicia Juvenil, 1990; 1996; 1996; 2004).
El primer nivel es el Motivacional que tiene como objetivo impulsar la motivación del
interno para participar en el programa de tratamiento específico. Se interviene grupal e
individualmente; el psicólogo ha de provocar un cambio en el estadio motivacional y se
trabaja bajo las premisas de la entrevista motivacional. En el nivel de intervención
Intensivo las sesiones son siempre en grupo, dos horas diarias durante aproximadamente
un año. Constan de una presentación teórica introducidas a través de ejemplos que
preferentemente formen parte de la experiencia de los sujetos, discusiones en grupo,
ejercicios verbales y escritos, junto con escenificaciones de situaciones (role playing).
El nivel Intensivo combina diversas técnicas cognitivo conductuales, adaptadas por
Garrido y Beneyto (citado por Garrido, 2003), las cuales permiten mejorar variables que
se encuentran implicadas en la génesis de la agresión: la consciencia emocional
(identificar la ira y aumentar el autocontrol), empatía con el sufrimiento de la víctima,
las distorsiones cognitivas, los mecanismos de defensa (asumir su responsabilidad en el
delito) y la prevención de recaídas (entrenar a los internos para que anticipen las
situaciones de riesgo y las afronten adecuadamente). Una vez superados los primeros
meses de inclusión en el programa comienzan los contactos con el medio externo, de
manera progresiva: salidas programadas a partir de los 3 o 4 meses, permisos ordinarios,
tercer grado, sección abierta y la libertad condicional. Y el nivel de Intervención
Externa se concibe como una continuación y soporte al programa de tratamiento, para
conseguir los objetivos de prevenir y evitar las recaídas de los internos o de los ya
excarcelados.
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Teniendo en cuenta la alarma social que generan los delitos violentos y la importancia
de poder prevenirlos, nos preguntamos ¿Qué variables predicen mejor la reincidencia
violenta? En consecuencia, la finalidad de este estudio fue identificar los factores de
riesgo para la reincidencia en los delitos violentos, sexuales y delitos de violencia
doméstica y evaluar la eficacia del tratamiento. En concreto, se comprobaron las
siguientes once hipótesis nulas:
-
Hipótesis 1: La presencia de trastornos mentales repercute en una mayor
reincidencia delictiva de los internos que han cometido delitos violentos,
sexuales y de violencia doméstica.
-
Hipótesis 2: La presencia de trastornos de la personalidad incrementa la
reincidencia delictiva de los internos que han cometido delitos violentos,
sexuales y de violencia doméstica.
-
Hipótesis 3: Una puntuación de alto riesgo en el HCR-20 aumenta el riesgo de
reincidencia en la comisión de delitos violentos.
-
Hipótesis 4: Una puntuación de alto riesgo en el SVR-20 incrementa el riesgo de
reincidencia en los delitos de violencia sexual.
-
Hipótesis 5: Una puntuación de alto riesgo en la SARA predice un mayor riesgo
de reincidencia en la comisión de delitos de violencia doméstica.
-
Hipótesis 6: Una puntuación elevada en la PCL-R aumenta la reincidencia por
nuevo delito violento, sexual y de violencia doméstica.
-
Hipótesis 7: Puntuar sólo en el factor 2 o en los factores 1 y 2 como
predominantes en la PCL-R incrementa la reincidencia en delitos violentos,
sexuales y de violencia doméstica.
-
Hipótesis 8: Superar el tratamiento específico (DEVI y/o SAC y/o VIDO y/o
toxicomanías y/o alcoholismo) realizado en CP Ponent disminuye el riesgo de
reincidencia en delitos violentos, de violencia sexual y de violencia doméstica.
-
Hipótesis 9: La presencia de trastornos mentales, de trastornos de personalidad,
de toxicomanías y de psicopatía dificultan la superación del tratamiento
específico (DEVI, SAC, VIDO y Toxicomanías) llevado a cabo en CP Ponent.
-
Hipótesis 10: Una puntuación de alto riesgo en el HCR-20, en el SVR-20, en la
SARA y en la PCL-R dificultan superar el tratamiento específico de la etiología
delictiva.
8
-
Hipótesis 11: La puntuación en el HCR-20, en el SVR-20 y en la S.A.R.A se
reduce después de haber superado el tratamiento relacionado con la etiología
delictiva.
-
Hipótesis 12: Un mayor período de seguimiento incrementa la reincidencia en
los delitos violentos, sexuales y de violencia doméstica.
Método
Participantes
La muestra la constituyeron 120 internos que cumplían condena en el Centro
Penitenciari Ponent por un delito o más de agresión sexual, violación, homicidio,
asesinato y violencia doméstica. Para su selección se utilizó el muestreo por
conglomerados con dos fases. En una primera fase se seleccionaron los tres grupos
establecidos por tipología delictiva: delitos violentos generales, delitos de violencia
sexual y delitos de violencia doméstica. En una segunda fase, se seleccionaron cuarenta
internos de cada uno de los tres grupos en tratamiento específico por la tipología
delictiva: 40 internos que habían cometido delitos contra la libertad sexual, 40 internos
que habían cometido delitos contra el derecho a la vida y 40 internos que habían
cometido delitos de violencia doméstica. Todos obtuvieron la libertad definitiva o
condicional entre el año 2001 y el 2006 y firmaron su consentimiento para participar en
el estudio.
Se excluyeron los internos: a) que realizaron el tratamiento en otro centro penitenciario;
b) los extranjeros que tenían dificultades para entender las preguntas; c) los tratados por
un miembro del equipo investigador; d) los que tenían una inteligencia por debajo de la
norma poblacional evaluado por el Test de Inteligencia No Verbal (TONI-2) y los que
cometieron delitos de corrupción de menores porque son actividades que implican a
menores en la prostitución o en la pornografía, pero no suponen, necesariamente, un
contacto sexual entre el agresor y la víctima. Esta muestra se considera representativa de
los internos de la población penitenciaria catalana condenada por delitos violentos ya
que las características de la muestra son similares a las de la población penitenciaria
catalana (Soler y García, 2007).
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Instrumentos
Los datos se obtuvieron de las siguientes fuentes:
1. Sistema Informático Penitenciario Catalán (SIPC) que recoge una gran variedad de
datos identificativos, penales y penitenciarios de todas las personas que están o han
estado en alguno de los centros penitenciarios de Cataluña.
2. Expedientes de clasificación de la Secretaría de Servicios Penitenciarios,
Rehabilitación y de Justicia Juvenil. En estos expedientes se archivan todos los informes
que realizan los equipos técnicos de los centros penitenciarios, principalmente a efectos
de clasificación, permisos y de la variable tratamiento específico y si el interno lo ha
superado o no.
3. Los archivos de los programas de tratamiento del C P Ponent para conocer la variable
presencia de toxicomanías y/o el alcoholismo.
4. Guías y protocolos de predicción de la violencia.
4.1. HCR-20 (History, Clinical and Risk- 20: Assessing Risk for Violence)(Webster,
Douglas, Eaves i Hart, 1997, adaptada al español por Hilterman y Pueyo). Evalúa el
riesgo de futuras conductas violentas basándose en informaciones recogidas a tres
niveles: histórico-biográfico, clínicas y de gestión del riesgo.
4.2. SVR-20 (Sexual Violence Risk Assessment 20) (Boer, Hart, Kropp i Webster, 1997)
es una guía de valoración (con formato de lista de revisión de 20 ítems) de factores de
riesgo de la violencia sexual futura que han estado contrastados a nivel de su eficacia
predictiva.
4.3. SARA (Spouse Assault Risk Assessment)(Kropp, Hart, Webster i Eaves, 1995) es
un instrumento utilizado en el contexto penal de la violencia de género teniendo en
cuenta que está diseñada para valorar el riesgo de violencia entre miembros de una
pareja sentimental (actual o pasada). Actualmente, es el instrumento más preciso en la
predicción del riesgo de violencia doméstica según diversos estudios empíricos que han
demostrado su capacidad predictiva.
4.4. PCL-R (Psychopathy Checklist-Revised) de Hare (1991)
se utiliza para
diagnosticar la presencia de psicopatía o de rasgos psicopáticos. Por tanto, a pesar de
que recoge algunos ítems de violencia no es un instrumento ideado específicamente para
la predicción de la conducta violenta. De todas formas, está ampliamente demostrado la
utilidad del diagnóstico de psicopatía para la predicción de la conducta violenta y la
toma de decisiones en los ámbitos judiciales y penitenciarios (Arbach y Pueyo, 2007).
10
4.5. IPDE (International Personality Disorders Exam) conocido en Cataluña como el
Examen Internacional de los Trastornos de Personalidad. Elaborado por la OMS,
presenta un formato de entrevista semi-estructurada con 99 ítems para evaluar criterios
diagnósticos de los trastornos de personalidad descritos en el CIE-10. La entrevista
IPDE a partir del PDE de Loranger (1999) es en la actualidad el instrumento más
desarrollado y utilizado. Existe una versión española llevada a cabo por López-Ibor,
Pérez y Rubio.
4.6. MMPI-2 (Inventario Multifásico de Personalidad Minnesota-2) es una versión
actualizada y revisada del MMPI llevada a cabo por Butcher, Dahlstrom, Graham,
Tellegen i Kaemmer (1989). Es uno de los instrumentos más utilizados para evaluar la
personalidad. Son preguntas sencillas para ser contestadas con Verdadero o Falso y
proporciona una gran riqueza sobre la estructura de la personalidad y los posibles
trastornos (Martina, 1999).
Variables
Se analizaron veinte y siete variables agrupadas en dos categorías:
- Variables explicativas: Las veinticuatro variables se seleccionaron a partir de
aquellos factores que, según la literatura, afectan al riesgo de reincidencia de los
delincuentes violentos, de violencia sexual y de violencia doméstica: edad, presencia
de trastornos mentales y de trastornos de la personalidad, el nivel de riesgo de reincidir
en delitos violentos mediante la puntuación obtenida en el HCR-20 antes y después de
realizar el tratamiento específico DEVI, el nivel de riesgo de reincidir en delitos contra
la libertad sexual mediante la puntuación obtenida en la SVR-20 antes y después de
realizar el tratamientos SAC, el nivel de riesgo de reincidir en delitos de violencia
doméstica mediante la puntuación obtenida en el SARA antes y después de realizar el
tratamiento VIDO, presencia de psicopatía mediante la puntuación obtenida en la
PCL-R, factores predominantes en la PCL-R, las toxicomanías, tipo de actividad
delictiva, el número total de delitos cometidos, el número de delitos diferentes, el
número de delitos violentos, el número de delitos sexuales, el número de delitos de
violencia doméstica, tipo de tratamiento específico realizado para cada tipología
delictiva ( DEVI, SAC y VIDO) y las problemáticas relacionadas con la etiología
delictiva (Programa de Intervención en toxicomanías y en el alcoholismo), haber
11
superado o no el tratamiento específico realizado, edad del primer delito y el período
de seguimiento.
-
Variables explicadas: Este estudio ha tenido considerado tres variables de
reincidencia: reingreso en prisión por nuevo delito violento, reingreso en prisión por
nuevo delito sexual y reingreso en prisión por nuevo delito de violencia doméstica. La
literatura especializada pone de manifiesto que existen diferencias en relación a los
factores de riesgo que predicen la reincidencia en delitos de tipología violenta, sexual
y de violencia doméstica.
Procedimiento
La recogida de datos se inició en enero del 2006 y finalizó en febrero del 2009. El
período para la selección de los casos duró prácticamente tres años. El período de
seguimiento varía entre los tres y los ocho años. El período de seguimiento osciló entre
los tres años y los ocho años.
Análisis de los datos
Los datos se analizaron mediante el programa estadístico SPSS para Windows … las
pruebas estadísticas utilizadas fueron la Chi-cuadrado para … y la T de student para …
El error estándar asumido en este estudio para verificar las hipótesis nulas fue del 5%.
Análisis de los datos
Los datos se analizaron mediante el programa estadístico SPSS 14.0 para Windows. Las
pruebas estadísticas utilizadas fueron la Chi-cuadrado y la T de Student.
La Chi- Cuadrado se realizo para conocer si:
-
Los trastornos mentales y los trastornos de personalidad aumentan la
probabilidad de reingresar a prisión por nuevo delito violento, sexual y de
violencia doméstica.
-
La predominancia del factor 1 o del factor 2 o de los dos factores
incrementan la probabilidad de reincidir en delitos violentos, sexuales y de
violencia doméstica.
12
-
La superación del tratamiento específico (SAC y/o DEVI y/o VIDO y/o
toxicomanías y/o el alcoholismo) reduce el riesgo de reincidencia en los
internos que se encuentran presos por la comisión de delitos violentos,
sexuales y de violencia doméstica.
-
Si la presencia de toxicomanías, de trastornos mentales y de trastornos de
personalidad dificultan la superación del tratamiento específico para la
actividad delictiva (SAC, DEVI, VIDO, toxicomanías y alcoholismo).
Y la T de student para muestras independientes se llevo a cabo con el fin de saber si
existen diferencias de medianas entre las siguientes variables:
-
Si una puntuación de alto riesgo en el HCR-20 intensificará el riesgo de
reincidencia en la comisión de delitos violentos.
-
Si una puntuación de alto riesgo en el SVR-20 aumentará el riesgo de
reincidencia en la comisión de delitos sexuales.
-
Si una puntuación de alto riesgo en la SARA crecerá el riesgo de
reincidencia en la comisión de delitos de violencia doméstica.
-
Si una puntuación de alto riesgo en la PCL-R acentuará el riesgo de
reincidencia en la comisión de delitos violentos, sexuales y de violencia
doméstica.
-
Si una puntuación de alto riesgo en el HCR-20, en el SVR-20, en la SARA y
en la PCL-R disminuye las posibilidades de superar el tratamiento específico
para la actividad delictiva y problemáticas relacionadas con la etiología
delictiva.
-
Si un mayor período de seguimiento posterior a haber salido de la prisión
incrementará la reincidencia en los delitos violentos, sexuales y de violencia
doméstica.
La prueba T de Student se ha utilizado para muestras relacionadas con el objetivo de
saber si existen diferencias entre las medianas de las siguientes variables:
-
Si la puntuación en el HCR-20, en el SVR-20 y en la SARA se reducirá
después de haber superado el tratamiento relacionado con la etiología
delictiva.
13
El error estándar asumido en este estudio para verificar las hipótesis nulas fue entre
0,1%, 1% y 5%.
14
Resultados
Descripción de la muestra
La edad media de los agresores violentos fue de 33 años, de los agresores sexuales de
36 años y de los agresores de violencia doméstica de 35 años, de hecho un 35,9% de la
muestra tenía entre 31 y 40 años y el porcentaje disminuyó a partir de los 40 años
(Tabla 1)
El lugar de nacimiento y de residencia de los agresores violentos, sexuales y de
violencia doméstica fue mayoritariamente Barcelona. El nivel formativo de los
agresores violentos fue principalmente el nivel de certificado escolar con un 53% y de
los agresores sexuales y de violencia doméstica el nivel de graduado escolar con un
45% y 43% respectivamente. A nivel laboral, los agresores violentos y de violencia
doméstica trabajaban primordialmente en la construcción con un 48% y 38%
respectivamente y los agresores sexuales trabajaban preferentemente en la hostelería
con un 51%. Un 5% de los agresores violentos y un 3% de los agresores sexuales y de
violencia doméstica no habían trabajado nunca.
Respecto al estado civil, el 48% de los agresores violentos estaba soltero mientras que el
49% y 47% de los agresores sexuales y de violencia doméstica estaban casados.
Tabla 1. Características sociodemográficas de la muestra
Edad media
Lugar
de Barcelona
nacimiento
Lérida
Tarragona
Fuera
de
Cataluña
Lugar
de Barcelona
residencia
Lérida
Tarragona
Nivel
Certificado
formativo
escolar
Graduado
escolar
Bachillerato
Estudios
Universitarios
Agresores
violentos
Agresores sexuales
Agresores de
violencia doméstica
33 años
47%
35%
5%
13%
36años
49%
36%
4%
11%
35 años
48%
33%
8%
11%
62%
30%
8%
53%
67%
28%
5%
39%
60%
31%
9%
38%
37%
45%
43%
7%
9%
11%
3%
7%
8%
15
Actividad
laboral
Estado civil
Construcción
Hostelería
Seguridad
privada
No
han
trabajado nunca
Soltero
Casado
Separado
48%
16%
31%
28%
51%
18%
38%
29%
30%
5%
3%
3%
48%
34%
18%
43%
49%
8%
15%
47%
38%
Respecto las características psicopatológicas de la muestra, un 71% de agresores
violentos, un 57% de agresores sexuales y un 61% de los agresores de violencia
doméstica no padecían ningún tipo de trastorno mental. En concreto, los agresores
violentos y de violencia doméstica presentan sobretodo el trastorno bipolar con un 17%
y 21% respectivamente y los agresores sexuales las parafilías con un 20% (Tabla 2).
En relación a los trastornos de la personalidad, un 38% de los agresores violentos, un
64% de los agresores sexuales y un 52% de agresores de violencia doméstica no
presentaban ningún trastorno de la personalidad. La prevalencia de los trastornos de
personalidad en los agresores violentos fue del 62%, en los agresores sexuales fue el
36% y en los agresores de violencia doméstica fue el 48%. El trastorno de personalidad
más frecuente en los agresores sexuales y de violencia doméstica fue el trastorno límite
con un 18% y un 20% respectivamente y en los agresores violentos el trastorno
antisocial con un 30%.
La presencia de psicopatía de los agresores violentos, sexuales y de violencia doméstica
fue del 27%, 22% y 25% respectivamente, no obstante el 45% de los agresores
violentos, el 42% de los agresores sexuales y el 43% de los agresores de violencia
doméstica mostraron un nivel de psicopatía mediana, es decir, no fueron diagnosticados
como psicópatas pero tenían rasgos psicopáticos como la frialdad emocional o un estilo
de vida antisocial.
En relación al factor que predomina en la PCL-R, en los agresores violentos, sexuales y
de violencia doméstica fue el factor 2 con un 38%, 35% y 37% respectivamente. Sobre
las toxicomanías, el 36% de los agresores violentos eran politoxicómanos y un 49% y
16
un 50% de los agresores sexuales y de violencia doméstica respectivamente eran
personas que abusan del alcohol.
Características
de la muestra
Trastornos
mentales
Tabla 2. Características psicopatológicas de la muestra
psicopatológicas Agresores
Agresores
Agresores
de
violentos
sexuales
violencia doméstica
Trastorno
12%
16%
18%
explosivo
intermitente
Parafilía
0%
20%
0%
Trastorno
17%
7%
21%
bipolar
No presencia
71%
57%
61%
Trastornos de Antisocial
la
personalidad
Límite
30%
11%
19%
25%
18%
20%
Narcisista
7%
7%
9%
No presencia
38%
64%
52%
27%
22%
25%
45%
42%
43%
28%
36%
32%
22%
24%
21%
38%
35%
37%
Factores 1 y 2
13%
12%
12%
Ausencia de los
factores
Politoxicomanía
Heroína
Alcohol
No consumidor
27%
29%
30%
36%
25%
13%
26%
18%
4%
49%
29%
22%
5%
50%
23%
Puntuación en Alta
psicopatía
Media
Baja
Presencia de Factor 1
los factores de
Factor 2
la PCL-R
Toxicomanías
Referente a las características criminológicas en la tabla 3 se advierte: en la predicción
del riesgo de violencia del HCR-20 los agresores violentos puntuaron mayoritariamente
alto con un 45%, no obstante los agresores
sexuales y de violencia doméstica
obtuvieron predominantemente una puntuación moderada con un 43% y 44%
respectivamente. En la predicción del riesgo de violencia sexual del SVR-20 los
agresores violentos y de violencia doméstica puntuaron básicamente bajo con un 98% y
17
79% respectivamente, pero los agresores sexuales obtuvieron mayoritariamente una
puntuación alta con un 54%. En la predicción del riesgo de violencia doméstica del
SARA, los agresores sexuales y de violencia doméstica puntuaron con un 47% y 59%
respectivamente, y los agresores violentos tuvieron una puntuación moderada (42%).
En cuanto al tipo de delito, los agresores violentos fueron condenados por delitos de
homicidio (44%), de asesinato (14%) y de lesiones (42%), los agresores sexuales
fueron condenados por delitos de agresión sexual (79%) y de violación (21%) y los
agresores de violencia doméstica fueron condenados únicamente por delitos de
violencia doméstica (100%).
Relativo al número total de delitos, los agresores violentos fueron condenados
mayoritariamente por dos delitos violentos (46%), los agresores sexuales fueron
condenados por un delito sexual (73%) y los agresores de violencia doméstica fueron
condenados por 2 delitos de violencia doméstica (48%).
Acerca de los delitos de tipología diferente, el 51% de los agresores violentos fue
condenado por dos delitos de tipología diferente, el 55%, los agresores sexuales fue
condenado por una sólo tipología delictiva y el 53% de los agresores de violencia
doméstica fue condenado por dos delitos de tipología delictiva. Por tanto, se podría
decir que los agresores de violencia doméstica muestran una mayor versatilidad
delictiva pero, en general, la versatilidad de esta muestra es baja. A dicusión
Respecto al número de delitos violentos, el 62% de los agresores violentos fue
condenado por dos delitos, en cuanto el número de delitos sexuales los agresores
sexuales han sido condenados básicamente por un delito (77%) y sobre el número de
delitos de violencia doméstica los agresores de violencia doméstica han sido
condenados mayoritariamente por dos delitos (52%).
La edad media de la primera actividad delictiva de los agresores violentos y de violencia
doméstica fue 29 años y la de los agresores sexuales fue de 30.
En relación a los programas de tratamiento relacionados con la etiología delictiva y
problemáticas asociadas, el 26% de los agresores violentos participó en el programa
18
DEVI y un 74% en los programas DEVI y de Toxicomanías y Alcoholismo, un 29% de
los agresores sexuales en el programa SAC y un 71% en los programas SAC y de
Toxicomanías y de Alcoholismo y un 23% de los agresores de violencia doméstica en el
programa VIDO y un 77% en los programas VIDO y de Toxicomanías y de
Alcoholismo. A cerca de la superación del tratamiento específico, un 85% de los
agresores violentos los superaron y un 1% se negó a realizarlo, un 95% de los agresores
sexuales los superaron y un 4% se negó a llevarlo a cabo. Y, un 90% de los agresores de
violencia doméstica los superaron y un 3% se negó a efectuarlo.
En cuanto a la reincidencia delictiva, el 16% de los agresores violentos reincidieron en
delitos violentos, el 6% de los agresores sexuales reincidieron en delitos sexuales y el
11% de los agresores de violencia doméstica reincidieron en delitos de violencia
doméstica.
Tabla 3. Características criminológicas de los 120 internos
Características
Agresores
Agresores sexuales
Violencia
criminológicas
de
la
violentos
n = 40
doméstica
muestra
n = 40
n = 40
Puntuación Alta
45%
20%
22%
en el HCRModerada
26%
43%
44%
20
Baja
Puntuación Alta
en el SVRModerada
20
Baja
Puntuación Alta
en la SARA
Moderada
Baja
Tipo
delito
de Homicidio
Asesinato
Lesiones
Agresión
sexual
Violación
Delito
de
violencia
doméstica
29%
37%
34%
0%
54%
0%
2%
36%
21%
98%
10%
79%
19%
47%
59%
42%
27%
22%
39%
26%
19%
44%
14%
42%
0%
0%
0%
0%
79%
0%
0%
0%
0%
0%
0%
21%
0%
0%
100%
19
Número
total delitos
1 delito
2 delitos
3 delitos o
más
1 delito
41%
46%
13%
73%
22%
5%
21%
48%
31%
46%
55%
43%
2 delitos
51%
43%
53%
3 delitos o
más
1 delito
3%
2%
4%
27%
0%
0%
2 delitos
62%
0%
0%
3 delitos o
más
1 delito
11%
0%
0%
0%
77%
0%
2 delitos
0%
19%
0%
3 delitos o
más
1 delito
0%
4%
0%
Número
delitos de
violencia
2 delitos
doméstica
0%
0%
20%
0%
0%
52%
3 delitos o
más
Tipo
de DEVI
tratamiento SAC
en
CP
VIDO
Ponent
Más de un
tratamiento
Superación Superación
tratamiento No
superación
Negarse al
tratamiento
Edad media comisión
primer delito
Reincidecia Delitos
delictiva
violentos
Delitos
sexuales
Delitos de
violencia
doméstica
No
reincidencia
0%
0%
28%
26%
0%
0%
74%
0%
29%
0%
71%
0%
0%
23%
77%
85%
14%
95%
1%
90%
7%
1%
4%
3%
29 años
30 años
29 años
16%
0%
0%
0%
6%
0%
0%
0%
11%
84%
94%
89%
Número
delitos
diferentes
Número
delitos
violentos
Número
delitos
sexuales
20
Verificación de hipótesis:
La relación entre la reincidencia y a) los trastornos mentales y de personalidad,
b) la puntuación en los protocolos de predicción de la violencia, y c) el tratamiento
específico se muestra en la Tabla +.
Tabla +. Tabla Resumen de la influencia de las variables en la reincidencia delictiva.
Variables
Reincidencia delictiva
Delitos
Delitos
violentos
sexuales
χ2 = 3.333,
p = .068
Presencia de Trastornos de personalidad
Sí
Puntuación de alto riesgo en el HCR-20
t = 3.717,
p< .001.
Puntuación de alto riesgo en el SVR-20
Puntuación de alto riesgo en la SARA
No
Puntuación elevada en el PCL-R
Sí
Predominancia del factor 2 o de los Sí
factores 1 y 2 en la PCL-R
Superación del tratamiento específico Sí
(DEVI, SAC, VIDO, Toxicomanías y
Alcoholismo)
Mayor período de seguimiento a haber Sí
salido de prisión
Presencia de Trastornos mentales
Delitos de
violencia
doméstica
2
χ = 7.533, χ2 = 50.700,
p< .001
p< .001
No
No
Sí
No
Sí
No
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
21
Discusión
Nuestro estudio demuestra claramente que …
Así, la presencia de trastornos mentales repercute en una mayor reincidencia delictiva
de los internos que cometen delitos de violencia sexual y de violencia doméstica pero
no influye en la reincidencia de los delitos violentos. De hecho,
coincide con la
mayoría de estudios de la bibliografía especializada (autor, año; autor, año), que
encuentran que el trastorno mental favorece una mayor reincidencia en los delincuentes
sexuales y de violencia doméstica. De hecho, en esta muestra los agresores de violencia
doméstica presentan sobretodo el trastorno bipolar (21%) y los agresores sexuales,
parafilías (20%).
Martínez Cordero y Martínez Jarreta (año) encontraron resultados similares cuando
observaron que un 25% de agresores sexuales presentaban parafilías y un 30% de
agresores de violencia doméstica mostraban trastorno bipolar y trastornos del control de
los impulsos (Pérez, Martínez y Redondo, 2007). Por el contrario, Gasque, Amorós y
Pifarré (2000) demuestraron que padecer trastornos mentales no incrementa la
reincidencia violenta en los agresores sexuales y de violencia doméstica ya que los
internos con trastornos mentales no cometían un mayor número de delitos que la media
de la población penitenciaria, pero la presencia de toxicomanías sí mostraba relación
con el incremento de la reincidencia violenta.
La presencia de trastornos de la personalidad incrementa la reincidencia delictiva
de los internos que cometen delitos violentos pero no influye en la reincidencia de
los delitos sexuales y de violencia doméstica. Del mismo modo, Sanmartin (2004) y
Vicens (2006) concluyeron que los trastornos de personalidad incrementaban la
reincidencia violenta en los agresores violentos encarcelados pero no en el caso de los
agresores sexuales y de violencia doméstica. De hecho, aproximadamente un 50% de
los agresores violentos reincidentes presentaban trastornos de la personalidad y de éstos
un 30% trastorno antisocial de la personalidad pero la prevalencia disminuía en los
agresores sexuales (20%) y de violencia doméstica reincidentes (30%) (Capdevila y
Ferrer, 2007). Cabe decir que en este estudio las prevalencias de los trastornos de la
personalidad de los agresores violentos (62%), de los agresores sexuales (36%) y de los
22
agresores de violencia doméstica (48%) eran similares, aunque más elevadas, a las
prevalencias encontradas en los estudios anteriormente nombrados. Además, nuestro
estudio coincidió con las investigaciones previas en que el trastorno de personalidad
más frecuente en los agresores violentos era el trastorno antisocial con un 30%.
Por el contrario, Rodríguez-Arrebola (2005) observaron que los trastornos de
personalidad favorecían la reincidencia violenta en los agresores sexuales y de violencia
doméstica ya que encontraron prevalencias elevadas (55%) de trastornos de
personalidad en los agresores sexuales y de violencia doméstica reincidentes (citado en
Pueyo, 2005).
Se ha verificado que una puntuación de alto riesgo en el HCR-20 aumenta el
riesgo de reincidencia en la comisión de delitos violentos. como en el estudio de
Douglas, Webster y Wintrup (1996) se analizó una muestra de 72 internos federales
encarcelados en prisiones de Canadá y en la investigación de Arbach y Pueyo (2007), se
estudió una muestra de 114 pacientes ingresados en el hospital de Salud Mental Benito
Menni y en ambos estudios las puntuaciones elevadas en el HCR-20 predecían con una
elevada fiabilidad i validez la reincidencia en los delitos violentos (Raya, Villacorta y
Medina, 2008).
También se ha verificado que una puntuación de alto riesgo en el SVR-20
incrementa el riesgo de reincidencia en los delitos de violencia sexual lo que
coincide con los resultados de Wintrup (1996) que evaluó 80 internos de un hospital
psiquiátrico y Soler y Garcia (2007) que estudió 163 delincuentes sexuales que
cumplían condena en CP Brians des de 1991 hasta el 2006 y, en ambos estudios
mediante el SVR-20, y cabe remarcar que este instrumento demostró una excelente
fiabilidad y validez ya que todos aquellos que ofrecieron una puntuación alta
reincidieron posteriormente en delitos de violencia sexual (Redondo, Pérez y Martínez,
2007).
La hipótesis 5 también se ha verificado totalmente, en la misma línea que un
estudio de López y Pueyo (2007) y una investigación d’Arbach y Álvarez (2009) han
verificado que las puntuaciones elevadas en la SARA ofrecen una fiabilidad y validez
adecuadas para relacionarlas con una futura conducta de violencia doméstica (Arbach y
Álvarez, 2009).
23
En relación a la hipótesis 6 se ha verificado en su totalidad. Diversas
investigaciones corroboran los resultados de este estudio, por ejemplo un estudio de
Pueyo y Redondo (2001), otro de Garrido (2003) y en una investigación de Cuquerella y
Subirana (2003) han observado que los psicópatas suelen mostrar mucha violencia física
hacia las víctimas.
Cabe destacar que en este estudio un 27% de agresores violentos, un 22% de
agresores sexuales y un 25% de agresores de violencia doméstica presentaban
psicopatía con puntuaciones elevadas en la PCL-R, no obstante estos porcentajes se
consideraban muy altos tratándose de sujetos psicópatas porqué si se comparaba con la
población general la psicopatía sólo se encontraba en un 4%. No obstante, en esta
muestra un 45% de agresores violentos, un 42% de agresores sexuales y un 43% de
agresores de violencia doméstica mostraban un nivel de psicopatía mediana, es decir, no
fueron diagnosticados como psicópatas pero mostraban rasgos psicopáticos como la
frialdad emocional o un estilo de vida antisocial.
La hipótesis 7 se ha verificado de forma parcial, estos resultados coinciden
con los estudios de Cuquerella (2002) y de Pueyo (2005) que han detectado que los
agresores violentos, sexuales y de violencia doméstica y, además, psicópatas puntúan
más alto en el factor 2 que indica un estilo de vida antisocial. En contraste, otros
estudios han encontrado resultados diferentes, Boer, Douglas y Yeomans (2005), Gray
et al. (2004) y Belfrage, Fransson y Strand (2000) han detectado también en muestras
penitenciarias unas puntuaciones elevadas y homogéneas en el factor 2 del
comportamiento antisocial, y en consecuencia el factor 1 ganaba potencial predictivo
para diferenciar entre los grupos de mayor o de menor riesgo de conducta violenta
futura (Arbach y Pueyo, 2007).
En este estudio un 38% de los agresores violentos, un 35% de los agresores
sexuales y un 37% de los agresores de violencia doméstica también puntuaron más alto
en el factor 2 de la PCL-R.
Se ha verificado de forma total la hipótesis 8. En relación al tratamiento de los
agresores violentos y sexuales Ross (1999) y Chelland, Firestone, Studer y Reddon en el
año 1998 obtuvieron resultados muy similares a los de este estudio y otra investigación
de Pérez y Martínez (2010) concluyeron que los agresores violentos y sexuales
excarcelados que no finalizaron o superaron el tratamiento reincidieron casi el doble
respecto al grupo que superó el tratamiento (Pérez y Martínez, 2010).
24
Se ha verificado parcialmente la hipótesis 9. Swanson et al. (1997), Pueyo y
Redondo (2001) y Arroyo, Leal y Marrón (2007) han corroborado los resultados de este
estudio cuando observaron que la presencia de trastornos mentales, trastornos de la
personalidad como el antisocial, el límite i el histriónico y las toxicomanías provocaban
el abandono o no poder superar el tratamiento específico realizado en los centros
penitenciarios. Además, el resultado de este estudio donde los trastornos mentales, los
trastornos de la personalidad y las toxicomanías dificultan la superación del tratamiento
coincide con los resultados encontrados en la mayoría de bibliografía especializada
(Martínez y Pérez, 2009).
Es importante destacar que en esta muestra un 36% de los agresores violentos
son politoxicómanos y un 49% de los agresores sexuales y un 50% de los agresores de
violencia doméstica son personas que abusan del alcohol.
También se ha verificado parcialmente la hipótesis 10. El resultado de este
estudio coincide con otras investigaciones de la bibliografía especializada, como el de
Arbach y Pueyo (2007) donde se ha observado que puntuaciones elevadas en el HCR-20
y en la PCL-SV indican el fracaso en el tratamiento específico realizado en las
instituciones.
Se verifica la hipótesis 11. Resultados similares observaron Arbach y Pueyo
(2007) y López y Pueyo (2007) cuando han encontrado que la puntuación del HCR-20,
de la SVR-20 y de la SARA y el nivel de riesgo de los agresores violentos disminuye si
estos agresores realizan un tratamiento específico relacionado con la etiología delictiva.
Resultados contrarios a este estudio, Douglas, Grant, Nicholls y Ogloff (2004)
concluyeron que el tratamiento específico apenas modificaba el nivel de riesgo de los
agresores violentos (Pérez, Martínez y Redondo, 2007)
Finalmente, se verifica la hipótesis 12, de hecho, resulta un hecho claramente
constatado con la literatura que a medida que el intervalo de seguimiento es más largo,
también aumentan las tasas de reincidencia. En la revisión de Harris y Hanson de 2004
se observaron tasas de reincidencia violenta, sexual y de violencia doméstica cada vez
más grandes para períodos de seguimiento más largos y la capacidad predictiva de los
instrumentos de evaluación del riesgo disminuye (Johnson, Jones, Penn y Waldheter,
2005, citado en Soler y García, 2008).
25
Conclusiones
1.
Los internos que presentan un trastorno mental han reincidido más en la
comisión de delitos sexuales y de violencia doméstica, pero no en delitos violentos. En
concreto, un porcentaje de agresores sexuales presentan parafilías que favorecen la
comisión de delitos de tipología sexual y un porcentaje de agresores de violencia
doméstica muestran trastornos del control de los impulsos.
2.
Los internos que presentan trastornos de personalidad reinciden más en delitos
violentos, pero no en delitos sexuales y de violencia doméstica.
3.
Aquellos internos que han obtenido una puntuación elevada en el HCR-20 han
reincidido en delitos violentos.
4.
Aquellos internos que han obtenido una puntuación elevada en el SVR-20 han
reincidido en delitos de tipología sexual.
5.
Las puntuaciones altas en la SARA ofrecen una fiabilidad y validez correctas
para predecir un mayor nivel de riesgo de una futura conducta de violencia doméstica.
De hecho, aquellos internos de la muestra que han obtenido una puntuación elevada en
la SARA han reincidido en delitos de violencia doméstica.
6.
Una puntuación elevada en la PCL-R predice con una alta fiabilidad y validez la
reincidencia en los delitos violentos, de tipología sexual y de violencia doméstica. Por
tanto, la presencia de psicopatía es un factor de riesgo robusto para predecir la
reincidencia violenta. Además, los sujetos psicópatas muestran una elevada versatilidad
criminal, tanto cometen delitos violentos, sexuales como de violencia doméstica en su
estilo de vida antisocial.
7.
Los internos que puntúan alto en psicopatía reinciden más en delitos violentos,
sexuales y de violencia doméstica y han empezado su carrera delictiva a una edad muy
precoz.
8.
Puntuar en los dos factores o en el factor 2 de la PCL-R obstaculiza aprovechar
el tratamiento y predice una mayor reincidencia en los delitos violentos, de violencia
sexual y de violencia doméstica.
9.
Los internos que han superado el tratamiento reinciden en menor medida o no
reinciden en la comisión de delitos sexuales, violentos y de violencia doméstica.
26
10.
Los internos que no han superado o han rechazado realizar el tratamiento
presentan una elevada reincidencia en la comisión de delitos violentos, de violencia
sexual y de violencia doméstica.
11.
La presencia de trastornos mentales, de trastornos de la personalidad y de las
toxicomanías dificultan el aprovechamiento y la superación del tratamiento específico
relacionado con la etiología delictiva.
12.
Una puntuación de alto riesgo en el HCR-20 y en la PCL-R dificultan la
superación del tratamiento específico llevado a cabo en CP Ponent.
13.
Una puntuación de alto riesgo en la SVR-20 y en la S.A.R.A. no influye en la
superación del tratamiento.
14.
El nivel de riesgo de los agresores violentos, de violencia sexual y de violencia
doméstica disminuye si superan el tratamiento.
15.
Un mayor período de seguimiento reduce la capacidad predictiva de los
instrumentos de evaluación del riesgo y aumenta la tasa de reincidencia en los delitos
violentos, en los delitos sexuales y en los delitos de violencia doméstica.
16.
En una futura revisión de este estudio, vale la pena obtener más información de
la base de datos del Ministerio de Interior con la finalidad de obtener registros de
nuevos delitos que han motivado ingresos en las prisiones fuera de Cataluña.
17.
Teniendo presente la elevada fiabilidad y validez de los instrumentos de
predicción del riesgo, el HCR-20, la SVR-20, la SARA y la PCL-R, sería conveniente
generalizar la aplicación de estos instrumentos en la práctica clínica y forense de los
psicólogos en prisiones y hospitales psiquiátricos con el fin de poder tomar decisiones
de forma más precisa y fiable en la evaluación y la gestión del riesgo de la violencia,
por ejemplo en el sistema penitenciario cuando los equipos valoran la concesión de
permisos, el cambio de régimen penitenciario o emiten un pronóstico de libertad
condicional.
18.
Los datos obtenidos en este estudio pueden servir en el futuro para mejorar los
programas de tratamiento mediante la inclusión de contenidos distintos junto con
establecer criterios de individualización de la intervención.
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