Trabajo informal y ocupados que buscan otro empleo echan por

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El Mercurio - Economía y Negocios - Noticia, 24 de abril de 2011
Trabajo informal y ocupados que buscan otro empleo echan por tierra tesis del pleno
empleo
Mercado laboral: 1,3 millones de chilenos estarían dispuestos a trabajar más o a
cambiar de empleo
La creación de 400 mil empleos en menos de un año -entre trabajos formales e informales-,
más la promesa de generar 50 mil puestos adicionales cuando las tareas de reconstrucción
alcancen su peak , quizás en agosto, hicieron que algunos sectores plantearan la idea de que
la escasez de mano de obra sería una realidad con la que habría que lidiar en algunas zonas
del país.
Mientras en el Gobierno se planteó la posibilidad de trasladar trabajadores de una región a
otra para cubrir las tareas de reconstrucción, otros desempolvaron la idea de ampliar el
límite máximo de 15% de trabajadores extranjeros por empleador.
Las cifras, no obstante, muestran que esa estrechez todavía es una amenaza lejana. Los
indicadores de calidad del empleo del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) muestran
que 726 mil ocupados trabajan a tiempo parcial de manera involuntaria (menos de treinta
horas semanales). Las principales razones por las que estas personas trabajan menos de lo
que quisieran son porque la empresa no dispone de más horas de trabajo y porque no hay
más clientes en temporada baja.
Además, hay 616 mil personas que, teniendo un trabajo, siguen buscando un empleo
distinto, ya sea porque el que tienen no les gusta o porque sienten que ganan poco.
A esto se puede agregar una gran reserva de personas que están en calidad de inactivos. Se
trata de más de 5,3 millones de chilenos en edad de laborar -entre 15 y 65 años de edadque no trabajan ni buscan trabajo.
En el último trimestre informado por el INE (diciembre-febrero) esta categoría de personas
que se resta de participar en el mercado laboral aumentó 0,3% y las razones esgrimidas por
ellos fueron desde "no tengo deseos de trabajar" (379 mil casos) hasta "me siento
desalentado" (111 mil).
Lo que dicen los economistas
En este escenario, el economista de la Universidad Católica Claudio Sapelli cree que, en el
mejor de los casos, se podría hablar de escasez de mano de obra en algunos submercados
muy puntuales, en que se requiere gente con una capacitación específica, pero considera
"curioso" hablar de pleno empleo cuando hay tasas de participación laboral tan bajas.
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De hecho, en Chile sólo el 55% de la población en edad de trabajar realiza alguna actividad
rentada, situación que entre las mujeres es menor todavía: sólo 42,7%, una cifra
considerada baja incluso en el concierto latinoamericano.
Uno de los grandes temores de los gremios es que la supuesta escasez de mano de obra se
traduzca en presiones importantes sobre los salarios, posibilidad que en el mundo
académico no encuentra mucho asidero.
"¿Por qué nos va a preocupar eso? Si aumentan los salarios, incentivarán a más personas a
entrenarse en esas especialidades, eventualmente resolviendo el problema", dice Sapelli.
En la misma línea, el profesor de Economía de la Universidad de Chile Joseph Ramos cree
que el mercado laboral todavía presenta holguras importantes como para hablar de pleno
empleo o de estrechez de trabajadores, sobre todo si se recuerda que en 1996 -justo antes de
la crisis asiática- la desocupación en Chile cayó a niveles menores a 5%, cifra que todavía
está lejos.
Además, el académico recalca que los trabajadores que aparecen ocupados bajo la categoría
cuenta propia corresponden, en gran medida, a personas dedicadas a tareas informales vendedores ambulantes, por ejemplo- que quizás estarían disponibles para trabajar en el
mercado formal en el caso de que realmente hubiera una demanda de mano de obra
insatisfecha.
"Sospechamos que las personas que pierden el empleo como asalariados recurren a la
categoría cuenta propia no porque vean esto como la oportunidad de sus vidas, sino para
generar algunos ingresos. Y si tenemos un subempleo de 25 a 30% y más encima dentro de
los asalariados hay un grupo que no tiene contrato indefinido, entonces falta mucho para
hablar de pleno empleo", señala.
Matthei: no están claras las razones
Consultada al respecto, la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, hizo ver que la escasa
participación de los chilenos en el mercado laboral puede ser el resultado de una serie de
causas que todavía no están bien claras.
"No sabemos si es falta de intermediación laboral (agencias que se encarguen de poner en
contacto a los desempleados con las empresas que necesitan contratar trabajadores) o si es
porque la gente vive en lugares distintos a los polos donde se generan los empleos.
Tampoco podemos decir que sean los salarios, porque además tenemos muchísima gente
trabajando en programas de empleo financiados por el Estado por sueldos más bajos", dice
Matthei.
Este último punto es uno de los que generan preocupación sobre todo en el agro, que es uno
de los sectores que paga los sueldos más bajos de todo el abanico productivo y que, en esa
línea, podría sufrir alguna merma de trabajadores a causa de los empleos de emergencia.
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En el sector se quejan de que haya una cantidad importante de trabajos de emergencia
cuando hay un sector como la agricultura que este año tuvo serios problemas de mano de
obra.
"La opinión es que esta temporada el costo de la mano de obra fue 15% más alta que en la
temporadas pasada. Yo creo que está instalada una sensación de que por menos de tanta
plata no trabajo y si miras el árbol de pascua de los trabajos de emergencia y de los
subsidios estatales, en realidad el salario de retención en el mercado formal se va haciendo
cada vez más alto en los sectores no calificados", comentan en el sector.
En todo caso, si en 2009 la administración de la ex Presidenta Bachelet generaba 26 mil
puestos directos, hoy el fisco sólo ofrece 13.815.
Beneficios
Mientras el mercado formal ofrece un salario mínimo de $172 mil, una familia del decil
más pobre que está al margen del mercado laboral puede llegar a esa cifra sin moverse
mucho: ese grupo recibe transferencias del Estado por $50.114, en promedio, a lo que se
sumó a partir de este mes un bono adicional por $38.500. Si entre todos generan ingresos
autónomos por $63.891 (estimaciones de Libertad y Desarrollo), llegan a $152.505 sin
tener que cumplir con las exigencias propias del trabajo formal.
¿Por qué no se eliminan esos cupos y se libera mano de obra? Porque si bien en teoría los
empleos fiscales se multiplican cuando la cesantía se dispara y caen cuando la economía se
reactiva, en realidad operan como fuentes de trabajo estable para los grupos más
vulnerables.
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