1.06 - Abram salva a Lot – La fe de Abram

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Kapitel02
10.01.2007
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Abram salva a Lot – La fe de Abram
Génesis 14; 15:1-6; 17:1-9, 15, 16 y 19
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Un rey junto con sus aliados, declaró la guerra a las ciudades de Sodoma y Gomorra. Venció al ejército de los sodomitas y se
llevó sus bienes y muchos prisioneros. Lot también fue tomado prisionero. Abram junto con sus aliados, persiguió al enemigo y
salvó a Lot y a los demás sodomitas. Después de ganar la batalla se encontró con Abram el rey de Salem, Melquisedec, y lo bendijo.
A poco, Dios se apareció a Abram prometiéndole: «¡Mira ahora al cielo y cuenta las estrellas! ¿Puedes tú contarlas? Así de numerosa será tu descendencia». A pesar de no tener hijos, los ancianos Abram y Sarai creyeron al amado Dios.
Más tarde Dios volvió a aparecerse a Abram: «Quiero hacer un pacto contigo y multiplicar tu descendencia». Dios le dio un nuevo nombre a Abram y a Sarai: Abraham (Padre de una multitud) y Sara (Princesa).
Los niños reconocen que Dios guía a los suyos de forma
maravillosa y que siempre está cerca de ellos.
A
bram estaba sentado delante de su tienda,
había pasado algún tiempo desde que se había separado de
Lot. De repente apareció un hombre que corría hacia la tienda
de Abram. Exhausto y con desesperación y temor en sus ojos,
informó jadeante: «Abram, algo terrible ha ocurrido. Tu sobrino
Lot, su esposa, sus hijos y todos sus criados han sido tomados
prisioneros. Un poderoso ha venido a hacer la guerra contra
las ciudades de Sodoma y Gomorra, ha despojado a los habitantes de todos sus bienes y los han tomado prisioneros».
Abram se levantó al instante y llamó a todos sus criados y pastores más fuertes. «¡Armaos!», exclamó y solicitó también a sus
tres amigos con sus respectivos criados que le ayudasen en la
liberación. Poco tiempo después Abram se encontraba persiguiendo al enemigo con más de trescientos hombres, que eran
pocos, en comparación con el gran ejército enemigo. Sin embargo, Abram sabía que Dios le acompañaría y oraba: «Señor,
ayúdanos para que podamos salvar a Lot y a su gente».
Tardaron más de un día hasta que Abram y sus leales alcanzaron al enemigo ya entrada la noche. Abram dividió en varios
grupos a sus pastores y criados, quienes se acercaron al gran
ejército enemigo desde diferentes flancos. Entonces se libró
una gran batalla, la cual finalmente fue ganada por Abram y su
gente. Fue tanta la sorpresa del enemigo, que huyó en medio
de la noche y Abram pudo liberar a Lot y a los demás prisioneros. También pudieron recuperar todas sus pertenencias. El
rey de Sodoma estaba contento por la liberación, por lo que se
dirigió a Abram diciendo: «Puedes conservar todas las riquezas,
tesoros y animales, devuélveme sólo a mi gente». Mas Abram
se negó: «De todo lo que a ti te pertenece no quiero tomar ni
un hilo, ni un cordón del zapato. Nadie debe nunca decir que
el rey de Sodoma ha enriquecido a Abram, pero mis amigos
pueden tomar su parte». El regreso fue muy alegre. De pronto
se les acercó un noble varón, que traía vino y pan para los
agotados guerreros. Era el rey de Salem, un sacerdote de Dios,
su nombre era Melquisedec, rey de la justicia. Este sacerdote
bendijo a Abram, quien se inclinó reverente ante el emisario
de Dios y le dio la décima parte del botín. Abram regresó aún
más contento a su tienda, donde le aguardaba desde hacía mucho tiempo su esposa Sarai.
1
Ya habían transcurrido muchos años desde la liberación de
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Dios cumple sus promesas – Abraham
Lot. Los rebaños de Abram habían aumentado en número,
pero la más grande y bella promesa que Dios había dado a
Abram aún no se había cumplido.
Abram y Sarai ya eran ancianos. «¿Podremos tener todavía un
hijo? ¡Ya hemos esperado tanto tiempo! Posiblemente ya no
lo tendremos. ¿Se ha olvidado Dios de nosotros?». Ésa era la
voz del maligno, pero entonces Dios se apareció a Abram en
una visión: «No temas Abram, soy tu escudo y tu galardón,
grande será mi bendición». Mas Abram contestó: «¡Oh Señor!
¿Qué quieres darme? Tú me prometiste muchos descendientes
y de momento no tengo ni un solo hijo. Seguramente será mi
primer criado, Eliezer, quien reciba todos mis bienes». No
obstante el Señor respondió: «No será Eliezer tu heredero, sino tu propio hijo». Entonces Dios condujo al anciano Abram
al exterior de la tienda, a la noche fresca. Sobre él se extendía el firmamento inmenso y oscuro. Millones de estrellas
titilaban y Dios se pronunció: «Mira hacia el cielo y cuenta las
estrellas, ¿puedes acaso contarlas?»
¿Contar las estrellas? Nadie puede hacerlo salvo Dios, quien
las creó. El amado Dios siguió hablando: «Así de numerosos
serán tus descendientes». Abram le creyó.
Después de este encuentro transcurrieron nuevamente varios
años. Abram tenía casi cien años y su mujer Sarai alrededor
de noventa. Sarai no podía imaginar que aún estuviese en
condiciones de dar a luz a un niño. El amado Dios volvió a
hablar con Abram: «Quiero hacer un pacto contigo. Tú serás
el padre de muchas naciones, por eso desde ahora no te llamarás más Abram, sino Abraham (Padre de una multitud). Y
Sarai recibirá el nombre de Sara (Princesa). En un año tendréis un hijo a quien llamaréis Isaac. También con Isaac quiero confirmar mi pacto».
2
Dios prometió a Abraham tierras y muchos descendientes.
«Haré de ti una nación grande. Tus descendientes serán tan numerosos
como la arena del mar o como las estrellas en el cielo».
Abraham recibió la bendición que Dios le había prometido.
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Se conversará detalladamente con los niños acerca del modo de pensar de Abram. Abram junto con sus criados ayudó a liberar a Lot. Después de la victoria no quiso nada del botín, al contrario, entregó a Melquisedec
una ofrenda (décima parte del botín). Melquisedec trajo pan y vino para Abram, quien con agrado se dejó
bendecir por el sacerdote del rey. Abram se regocijó con la bendición de Dios, quien le había dado la victoria.
2 Contemplamos la ilustración. ¿Qué ha recibido hasta ahora Abram de Dios? ¿Qué significa el cielo con las estrellas? ¿Cómo se llamó Abram después de hacer Dios el pacto con él?
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