Seleccion de lecturas

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Por Gemma Lluch *
La selección de libros para la biblioteca escolar hoy
La selección 1 (selección 1.JPG)
El tema de cómo seleccionar lecturas o el de qué criterios usamos
para la compra de libros y lecturas en una biblioteca escolar, para la
selección y recomendación de lectura continúa abierto. De hecho,
creo que es una de las cuestiones que puede generar más dudas
en un docente o en un bibliotecario. Dar con la lectura adecuada
para cada lector y también para cada momento lector y para cada
contexto y objetivo es una elección que va más allá de fallo/acierto.
Llevamos mucho tiempo reflexionando sobre este tema:
1. El libro Cómo reconocer los buenos libros para niños y
jóvenes recoge el resultado de una investigación, que duró dos
años, con el equipo académico de la Fundación Colombiana para el
Fomento de la Lectura, Fundalectura . Esta fundación lleva más de
20 años trabajando la selección de libros a través de los comités
de valoración con muy buenos resultados. La investigación que
realizamos buscaba explicitar y objetivar los criterios de valoración
que los comités utilizan para mejorar su funcionamiento.
2. Más tarde, ampliamos los resultados de aquel trabajo con nuevas
lecturas y el fruto fue el estudio Cómo seleccionar libros para
niños y jóvenes. Los comités de valoración en las bibliotecas
escolares y públicas/. Este estudio tenía una doble finalidad: por
una parte, proponer criterios para seleccionar los diferentes tipos de
lecturas que están presentes en una biblioteca escolar y, por otra,
ofrecer pautas y describir un protocolo para transformar a los
lectores en buenos y críticos a través de los comités de valoración
de lecturas.
3. Volvimos a reflexionar sobre este tema con motivo de la
invitación al Seminario Internacional ¿Qué leer? ¿Cómo leer?
Perspectivas sobre la lectura en la infancia donde hablamos de
"La necesidad de construir criterios para la selección de
lecturas (del aula y la biblioteca a las políticas públicas)".
Es en este contexto de trabajo en el que sitúo la reflexión que a
continuación desarrollamos.
1. El canon oculto
Habitualmente, cuando trato este tema, me gusta empezar con otro
muy relacionado: el del canon oculto. Porque es una reflexión que
nos muestra claramente que los criterios de selección de lecturas
siempre están presentes.
Lo están en la compra de libros para los niños, en las
recomendaciones de los profesores en el aula, en las compras de la
biblioteca escolar o en la pública… Siempre.
Otra cosa es si somos conscientes de que utilizamos unos criterios.
O si los criterios están presentes en las discusiones sobre la
selección de libros. O si los criterios que usamos en estos casos
son, por ejemplo, los libros que me gustan, los que considero
adecuados o buenos, los que escribe mi amigo o la editorial que
conozco…
En el estudio Cómo seleccionar libros para niños y jóvenes. Los
comités de valoración en las bibliotecas escolares y públicas
(2010: 57) citábamos la investigación que llevó a cabo Anne
Lundin y que titulaba Constructing the Classics of Children's
Literature: Beyond Library Walls and Ivory Towers.
Anne Lundin investiga qué importancia tienen las bibliotecas
norteamericanas en la fijación del canon. Las conclusiones del
estudio de la autora americana no podían ser más claras: el papel
que tienen es crucial. De hecho, las considera parte responsable de
la elección de libros para la compra y la recomendación de lecturas
en estas bibliotecas y por lo tanto con una clara influencia en la
construcción del canon: los criterios de selección de estas
bibliotecarias «construyen ideales, prescriben normas, especifican
las fuentes de autoridad y brindan una sensación de propósito y de
continuidad».
Pero, Lundin destaca la diferencia entre el trabajo que realiza el
bibliotecario en general y el que se dedica al libro infantil.
Curiosamente, el bibliotecario de la sección de adultos aunque
realiza su selección a partir de diferentes influencias
mayoritariamente se basa en los cánones literarios y compartidos.
Y, ¿cómo selecciona su fondo el bibliotecario de la sección infantil?
Lundin subraya que la selección de libros infantiles está más
marcada por el mismo bibliotecario ya que asume este territorio
como propio. Por lo tanto, los criterios que usa no siempre están
basados en un canon compartido sino en cuestiones que tienen que
ver con lo que es apropiado, lo que puede gustar, etc.
¿Ocurre lo mismo con los docentes y la biblioteca escolar cuando
pasan a seleccionar lecturas? Si es así, ¿por qué se repiten
determinados títulos?, ¿qué ocurre en un determinado momento
para que se lea lo mismo en determinados territorios o escuelas de
determinada ideología? En definitiva, ¿qué criterios utilizan?
A eso nos referimos con el término de canon oculto: a la existencia
de unos criterios de selección desconocidos o no compartidos.
La literatura infantil y juvenil no ha formado parte del canon
institucional pero sí de otros como el llamado canon escolar. Es
decir, aquellas obras que tradicionalmente se han leído en
diferentes colegios o en bibliotecas. Y a diferencia del canon
literario, el canon escolar y el de la literatura infantil han fluctuado
entre el canon oculto y la selección de determinados textos.
Sobre el tema del canon escolar y su relación con el literario ya han
hablado otros autores como Pedro Cerrillo en Literatura infantil y
juvenil y educación literaria o Andar entre libros. La lectura
literaria en la escuela de Teresa Colomer.
Ahora no hablamos de este tema, nos referimos a los criterios de
selección de lecturas que se usan en la biblioteca escolar o en las
aulas. Pero para entender qué ocurre, deberíamos hacer una
investigación exhaustiva con un patrón metodológico similar al que
aplicamos en el estudio de Fundalectura.
A pesar de eso, podríamos hacer una aproximación no
sistematizada, es decir, lanzar algunas hipótesis a partir de
pequeñas encuestas a docentes y bibliotecarios escolares, o a partir
del seguimiento de blogs de docentes o bibliotecas escolares o de
diferentes cuentas de Twitter. A partir de estos datos sin valor, se
podría pensar que los criterios que se siguen en algunas bibliotecas
escolares o en algunas aulas para seleccionar los libros pueden ser:
1.
Ese libro gusta mucho a los chicos o tradicionalmente les ha
gustado.
2.
Es un libro que a mis hijos o familiares les gusta.
3.
Porque me gustaba a mí.
4.
Porque es bueno, etc.
El problema de este tipo de criterio para una selección es: ¿se
puede llevar a una mesa de trabajo?, ¿se puede iniciar una
discusión con nuestros compañeros sobre por qué es mejor uno u
otro más allá del gusto de unos y de otros?
2. Cuando empezamos a usar los criterios
La selección de lecturas es habitual en cualquier entorno donde se
lee. En el caso de la biblioteca escolar se hace desde el primer
momento:
1.
En el momento en que la pensamos: por ejemplo, cuando
decidimos el tipo de mueble que la vestirá porque si las
estanterías son más grandes tendrán más cabida los libros de
formato grande más habitual en el álbum ilustrado o en los
libros informativos. O si decidimos dar más espacios a los
ordenadores para que la lectura en formato electrónico tenga
una mayor presencia.
2.
En el momento en el que compramos los fondos (si tenemos
esa suerte): por ejemplo, decidimos comprar aquellos libros
de géneros que no leen habitualmente como poesía o teatro,
podemos decidir por autores canónicos o de adaptaciones o
dar un lugar importante a la lectura más comercial que atraerá
a los estudiantes a la biblioteca, etc.
3.
En el momento que situamos los libros en los espacios: por
ejemplo, decidir qué libros estarán en las estanterías más
visibles y cercanas al lector, qué libros dejaremos en las
mesas, qué libros o conexiones elegiremos en el ordenador
para seleccionar itinerarios lectores, qué lecturas cargaremos
en las tabletas si tenemos la posibilidad de tenerlas, etc.
4.
En el momento en que seleccionamos unas páginas y no
otras, unos buscadores y no otros, unas redes sociales o unos
lugares donde compartir lecturas no solo estamos
seleccionando unas lecturas también tomamos partido por
unas empresas u otras, por unas formas de moverse en
Internet u otras.
Por lo tanto, los criterios de selección de las lecturas están
presentes en todas estas acciones. La pregunta es:
¿Se hace de manera consciente, compartida con los compañeros,
sabiendo que si utilizamos un criterio dejamos de utilizar otro y, por
lo tanto, hay que valorar qué es mejor?
3. La selección de la lectura
La selección de lecturas, con o sin criterios, es una práctica
habitual. Tradicionalmente, la selección se ha basado en el criterio
de la conveniencia:
esta lectura es más conveniente que aquella para los niños y
jóvenes.
En los circuitos en los que ha estado presente la literatura infantil y
juvenil las listas que seleccionan libros han sido una constante. De
hecho, hay una cierta tradición de selección de lecturas: de aquellos
libros que las diferentes instituciones señalan como los mejores, los
más adecuados o los más recomendados. Hemos seleccionado
algunas.
-Red de Selección de libros infantiles y Juveniles. Ha
funcionado desde 2003 a 2010 y desde su página web se
puede acceder a los libros seleccionados en las cuatro
lenguas oficiales de España y realizado por representantes
de diferentes instituciones, revistas y plataformas de la
LIJ.
-Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil. En la revista
Clij podemos encontrar cada semana una selección de los
libros publicados clasificados por edades y géneros.
Ahora en la versión digital encontramos la sección “Los
libros de la semana” con una selección comentada de
novedades.
-Canal Lector. En la página Canal Lector encontramos
también la sección de Selección temática en la que
accedemos a selecciones de libros a partir de un criterio
como, por ejemplo, Libros para vacaciones. O la llamada
Los Fundamentales, es decir, una antología de textos para
niñas y niños que van de los 7 a los 18 años destacadas
como lecturas de autores imprescindibles, en el campo de
la Literatura Infantil y Juvenil.
-Libro Abierto. En este mismo espacio virtual,
encontramos
el
apartado
Reseñas.
-Club Kiriko. El Club Kirico, un proyecto que nace desde el
grupo de librerías Kirico asociadas a Cegal, publica cada
cierto tiempo las guías de lectura en las que encontramos
también una Selecciones de novedades de literatura
infantil y juvenil una selección de novedades.
Pero, ¿por qué estas lecturas y no otras?, ¿qué características
tienen estas lecturas que no tengan otras? En definitiva, ¿qué
criterios se usan para seleccionarlas?
4. Los criterios en el aula o la biblioteca
La investigación que se inició en el 2007 en Fundalectura
(Colombia) tenía como objetivo justamente pasar de la selección
que realizaban los comités de selección de libros a los criterios. Es
decir, objetivar (en la medida de lo posible) la discusión sobre la
calidad de los libros de literatura infantil y juvenil que llegaban a la
institución (a través de sus comités de valoración de libros) para
seleccionar aquellos que formarían parte de las bibliotecas de
Colombia.
La necesidad que se tenía de disponer de este patrón de trabajo
creo que puede verse en la repercusión que ha tenido y tiene el
trabajo. Citamos dos ejemplos: ha sido utilizado como punto de
partida en la publicación del Plan Nacional de Lectura de
Argentina y en los comités de selección de literatura de la
Biblioteca de Santiago de Chile.
Cómo son los criterios…
Obviamente, defendemos la necesidad de unos criterios, pero hay
que entenderlos como:
•
una guía que ayude a orientar no sólo la selección de libros en
la biblioteca, sino también la práctica bibliotecaria y docente.
Ambos son entornos que a menudo se encuentran en encrucijadas
donde hay que decidir qué libro es el más adecuado para cada
estudiante, objetivo de lectura, contexto o momento lector.
Pero es necesario recordar que:
•
se trata de una propuesta, por lo tanto, un punto de partida
discutible;
•
en ningún caso se han de leer como unos criterios cerrados
que ahoguen la discusión y cierren las elecciones.
Si entendemos los criterios como algo cerrado, rígido como un
aparato sin grietas, acabaríamos reproduciendo las listas cerradas
basadas en criterios ocultos. Pero aquí hablamos de otra cosa: de
criterios compartidos que siempre están en proceso de discusión.
Porque la discusión además enriquecerá el debate sobre la lectura
y obviamente a sus lectores, sean mediadores o no.
Y por último, los criterios se refieren a todo tipo de lecturas, no solo
a la literaria. Y a todo tipo de formatos, no solo al libro.
Criterios para elegir lecturas por sus valores
Posiblemente la selección más controvertida sea las lecturas
basadas en los valores, en la ideología o las lecturas con la
finalidad de construir hábitos de conducta. No entraremos en si es
adecuado o no este tipo de selección pero sí en los criterios que
podemos utilizar.
Obviamente, el criterio fundamental que hay que tener cuenta es el
respeto por el lector. Pero este criterio general, que en el caso de
un lector infantil o juvenil en algunos contextos es difícil de aplicar,
se completa con otros como, por ejemplo (Lluch 2010: 78-79).
•
El autor no intenta imponer su punto de vista, dándole una
lección o enseñanza explícita.
•
El autor no escribe para solucionar problemas del lector, para
decirle qué hacer si, por ejemplo, sus padres se divorcian.
•
El texto propone diferentes perspectivas sobre los “temas
difíciles” de tal manera que el lector puede cuestionarlas,
reflexionar, sensibilizarse y conectar lo que encuentra en el
libro con lo que vive en su cotidianidad.
Ahora bien, desde la biblioteca escolar sería importante comprobar
si los libros que hemos elegido los cumplen. Pero también, si su
incumplimiento es suficiente para aconsejarlos o no, o si lo que es
aconsejable es construir nuevos criterios porque el contexto o el
objetivo de lectura en un contexto concreto aconsejan su lectura.
Difícil cuestión, pero lo importante es la discusión con criterios
claros y compartidos.
Criterios para elegir libros informativos
Podemos elegir libros de conocimientos, poesía, teatro, relato, etc.
Para cada género utilizaremos unos criterios similares como por
ejemplo los que hacen referencia a los paratextos, a la edición, al
diseño de las páginas, al tipo de tipografía utilizado, a la página de
créditos, etc. Pero otros serán específicos de cada género.
Justamente, la selección de libro informativo muestra perfectamente
cómo, aunque usamos criterios compartidos para seleccionar la
mayoría de lecturas, luego cada tipo requiere de criterios
específicos. Por ejemplo, el capítulo 9 lo dedicamos entero a este
tipo de lecturas y citamos aquí algunos de los criterios que
proponemos.
Un criterio fundamental tiene que ver con la forma de presentar el
tema:
•
Da una visión integral, con una profundidad acorde con la edad
de los lectores a los que se dirige.
O de presentar la información:
•
Lo hace de manera rigurosa y la aborda desde diversas
perspectivas, evitando sesgos y discriminaciones.
•
Recurre a elementos del método científico: observación,
formulación de hipótesis, tesis, solución de problemas;
desarrolla la inducción, la deducción y la argumentación.
•
Precisa qué está comprobado, qué está en discusión y qué se
está indagando sobre un tema.
•
Evita los juicios de valor y las especulaciones sin sustento.
O con la forma que se presentan las imágenes:
•
Se articulan con los textos en una relación dinámica para
transmitir con eficacia cada uno de los aspectos del tema
tratado.
•
Representan con precisión los elementos que conforman un
organismo, una construcción, una máquina.
•
Comparten con el texto escrito la función de dar la información
central del libro.
Y otros criterios que en principio puede que ni nos los hayamos
planteado como por ejemplo si el material ofrece la posibilidad de
hacer un experimento, tendrá que orientar a los mediadores y a los
niños con una introducción o una guía sobre el tema, los materiales,
los distintos niveles de dificultad y los íconos que permiten
diferenciar los distintos tipos de actividades.
O si se explicita la institución o el especialista que ha revisado el
texto y avala que los conocimientos que aparecen son ciertos y
adecuados.
Sobre este tipo de lectura, le recomendamos el libro de Ana
Garralón Leer y saber. Los libros informativos para niños que le
ayudará a conocerlos mejor.
Criterios para elegir adaptaciones
Otra lectura controvertida: las adaptaciones. Por eso recordar
algunos de los criterios que proponíamos en el capítulo 5.
Lo primero que nos planteamos a la hora de elegir una adaptación
es qué tipo de adaptación elegimos. Es decir, el primer criterio nos
ayudará a seleccionar una reescritura, una prolongación, una
reducción, una escisión, una expurgación, una concisión o una
digest.
Cada tipo adapta, recrea, escribe, en definitiva, propone, un tipo de
relación con el texto diferente. Por lo tanto, el tipo de lectura o de
lector, el objetivo que conseguimos o el trabajo que podemos
programar, por mencionar solo algunas cuestiones, será diferente si
el criterio que utilizamos nos lleva a seleccionar una prolongación o
un digest.
Ahora bien, en cualquiera de los casos anteriores, debemos usar
los criterios siguientes para seleccionar buenas adaptaciones para
una biblioteca escolar. Así, los paratextos de las adaptaciones
deberán:
•
Incluir prólogos o estudios que sitúan las historias en un
contexto y una época determinada.
•
Informar sobre los libros utilizados como fuente de la
adaptación.
Un ejemplo de las diferentes adaptaciones que puede tener una
obra, de las características que diferencian cada tipo, de cómo ha
variado la forma de hacerlo históricamente y de los formatos que
pueden utilizarse es El Quijote. La obra coordinada por Victoria
Sotomayor El Quijote para Niños y Jóvenes. 1905-2008. Historia,
Análisis y Documentación lo analiza.
5. Y también los criterios en la pantalla
Un tema pendiente sobre el que todavía queda trabajo es de los
criterios de selección de las lecturas en pantalla. Obviamente,
muchos de los criterios que hemos comentado arriba funcionan
exactamente igual si la lectura tiene formato pantalla o formato
papel.
La elección de una página web a donde vamos a buscar
información se regirá por los mismos criterios que los libros
informativos. Otra cosa es cómo operar con los enlaces a otras
páginas…
La elección de una lectura en formato digital, como por ejemplo, una
página de poesía visual compartirá la mayoría de criterios que los
que usamos para los poemas.
Pero, ¿y otras lecturas?, ¿y otros lugares?
Pongamos el caso de Wikipedia… ¿Aconsejamos su uso? Aquí
creo que sería importante trabajar los criterios de selección a partir
de la materia donde incluimos la lectura. Y sobre todo trabajarlos de
manera conjunta, entre todos los compañeros. Por ejemplo, si es
para la clase de Literatura ¿es mejor Wikipedia que otras páginas
ligadas a organismos oficiales? Si lo es, ¿por qué?
Pongamos el caso de GoodReads… Si lo utilizamos para compartir
libros y leer las opiniones de otros, ¿olvidamos que es una empresa
que utiliza los datos que dejamos para luego vender libros de
manera más fiable o proponemos un foro nuestro donde nos leamos
los unos a los otros? Como por ejemplo, el foro de lecturas
Quèllegeixes?
Es difícil entrar en este tema porque estamos hablando de un
formato y de un canal que en algunos casos propone lecturas
similares a la que encontramos en papel y por lo tanto los criterios
serán compartidos… Donde debemos empezar a reflexionar y a
trabajar es en las nuevas lecturas que ahí se proponen (como los
blogs, los foros o algunas redes sociales) y sobre la opinión que
tenemos sobre ellos, los criterios que proponemos para llevarlos a
la biblioteca escolar o al aula, o no llevarlos, y cómo los
construimos.
6. Para concluir…
Los criterios nos ayudan a alejarnos de nuestros gustos, de
nuestros tipos de lectura habitual… En definitiva, a navegar más
allá de nuestro marco de confianza. Y si ese marco de confianza
está construido desde el formato libro y desde la lectura literaria, el
uso de los criterios nos permitirá construir hilos nuevos hacia otras
lecturas, formatos o formas y abrirnos con más seguridad a otros
mundos lectores.
Y llegados a este punto, este artículo no pone fin…
Continuamos hablando en Twitter, en Facebook o en el blog…
* Gemma Lluch
http://gemmalluch.com/esp/
ERI Lectura. Universitat de València
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