ES ES DOCUMENTO DE TRABAJO

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Euro-Latin American Parliamentary Assembly
Assemblée Parlementaire Euro-Latino Américaine
Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana
Assembleia ParlamentarEuro-Latino-Americana
ASAMBLEA PARLAMENTARIA EURO-LATINOAMERICANA
Comisión de Asuntos Económicos, Financieros y Comerciales
30.9.2008
DOCUMENTO DE TRABAJO
sobre la Reforma de la OMC
Coponente AL: Ivonne Baki (Parlandino)
DT\745181ES.doc
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LA ORGANIZACION MUNDIAL DEL COMERCIO, ¿TIEMPO DE REFORMAS?
Durante las últimas décadas los intercambios comerciales internacionales se han multiplicado;
“el volumen actual del comercio internacional es 14 veces mayor que el nivel registrado en
1950”. Esto se debe en parte a las negociaciones que se han dado en el seno de la
Organización Mundial del Comercio, OMC, y de su predecesor, el GATT (General
Agreement on Tariffs and Trade), gracias a las cuales el comercio internacional se ha
liberalizado progresivamente.
Sin embargo, la globalización, determinada por los procesos de liberalización
económica y de integración de los mercados, no ha beneficiado de igual manera a todos los
países como se pretendía en el momento de la creación del GATT. Por el contrario, en
algunos casos ha contribuido a ampliar la brecha entre el Norte y el Sur, distinción que más
allá de su sentido geográfico es una división socioeconómica y política, que considera que los
países del Norte son los que han logrado un alto nivel de desarrollo socioeconómico, mientras
que los países del Sur son aquellos que están por debajo de dicho nivel, ya sea, porque no han
llegado a industrializarse por completo (este es el caso de las escuelas que consideran el
subdesarrollo como un proceso) o porque éste es su estado permanente.
Podría decirse que el dualismo Norte y Sur es el legado del mundo colonial, en el
cual los países que estaban bajo el dominio europeo producían las materias primas que las
metrópolis europeas necesitaban. A pesar de los intentos que se han hecho desde el fin del
colonialismo por hacer del comercio internacional una fuente de ingresos para todos los
actores que participen en él, éste no beneficia a todos de igual manera.
Así pues, el fenómeno de la globalización no es para todo el mundo sinónimo de
desarrollo y de riqueza. Por ejemplo, en América Latina, "la región donde más se ha avanzado
en el proceso de reformas, el crecimiento de los años noventa fue tan sólo de un 3,2% anual,
ritmo significativamente inferior al registrado entre los años cincuenta y setenta (5,5% por
año)”.
La dificultad en las relaciones económicas Norte-Sur consiste en que, aunque ya no
siguen las rígidas pautas de explotación de la época colonial, su realidad está muy lejos de ser
un intercambio igualitario. La división internacional del trabajo, tal como se presenta hoy en
día, sigue haciendo de la mayoría de los países del Sur los proveedores de materias primas a
bajo costo para los países del Norte; “según la UNCTAD, [en 2002] las economías de 80 de
los 147 países en desarrollo dependen en más de un 50% de las materias primas que exportan
al Norte”.
En este sentido, la OMC no está cumpliendo con su objetivo principal de reducir los
obstáculos al comercio y de ayudar, de esta manera, a los productores de bienes y servicios,
así como a los exportadores y los importadores de todos los países miembros, a llevar
adelante sus actividades. Este panorama refleja algunos hechos que vale la pena resaltar.
Primero, es importante conside r a r que, como consecuencia de la división
internacional del trabajo, la mayoría de productos que los países del Sur exportan hacia el
Norte son materias primas. Esto significa que es en las fábricas de los países industrializados
donde se transforman las materias primas en productos terminados con mayor valor agregado,
lo cual les da un margen de utilidad en ventas mucho mayor que el de los productores. En la
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mayoría de los casos, el valor agregado que se obtiene de los productos transformados queda
en manos de aquellos que tienen los medios, y no en manos de los productores, quienes
carecen de los medios para transformar sus materias primas.
Segundo, incluso con los procesos de deslocalización que se han dado en los últimos
años, a través de los cuales las Firmas Multinacionales y Transnacionales (FMN) están
trasladando las fábricas de sus países de origen a aquellos donde encuentran mano de obra
barata, siguen siendo esas firmas las que se benefician del mayor porcentaje de la ganancia,
pues pagan a sus empleados el salario local, fomentando así el dumping social1.
Tercero, la cadena de comercialización también está dominada por las grandes FMN
de los países desarrollados, marginando de esta manera a los pequeños productores que no
tienen los medios para competir con ellas. Esto se refleja claramente en el comercio
internacional, dominado por tres bloques regionales: la Unión Europea, los países del
Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) y los de Asia Oriental. “La
importancia de esa tríada, que controla algo más del 75% de los intercambios comerciales
mundiales, viene acentuándose en las últimas dos décadas”. El volumen del comercio
internacional ha aumentado, pero este incremento ha sido principalmente entre los países de
la Tríada, marginando así a los pequeños países que están fuera de ella y aumentando la
brecha entre ricos y pobres.
Doha: ¿La última oportunidad antes del fracaso?
El Programa de Doha para el Desarrollo, iniciado por los Ministros de Comercio de
los países Miembros de la OMC en Doha, Qatar, en noviembre de 2001, forma parte de la
Ronda de Doha, negociación emprendida para liberalizar el comercio mundial, pues apunta a
completar un tema que había quedado pendiente de la Ronda de Uruguay - el comercio
agrícola-.
En Doha se estableció el año 2013 como último plazo para eliminar totalmente los
subsidios a las exportaciones agrarias, y se defendió una fuerte reducción efectiva de los
subsidios internos, proporcional a las concesiones sobre el comercio de bienes industriales
que deben hacer los países en desarrollo. En este sentido, es importante recordar que la
principal crítica contra las políticas que sostienen los precios internos o que subvencionan de
alguna otra manera la producción, es que estimulan el exceso de producción, frenando así las
importaciones o dando origen a subvenciones a la exportación y a ventas a precios de
dumping en los mercados mundiales.
Estos y otros problemas estructurales, han salido a la luz en las últimas reuniones de
la OMC, especialmente en la Conferencia Ministerial que tuvo lugar en Cancún, México, en
el año 2003, donde los países en vía de desarrollo, agrupados en el movimiento de los No
Alineados (NOAL), y liderados por Brasil, China e India, bloquearon las decisiones de dicho
Organismo, pues consideraban que los países más poderosos como Estados Unidos, los
miembros de la Unión Europea y Japón, no están comprometidos con el libre comercio, pues
subsidian la producción agropecuaria y de materias primas, que son precisamente los
1
Se denomina dumping social a las exportaciones a precios artificialmente bajos que se consiguen
mediante trabajadores con salarios muy bajos o esclavizados, trabajo infantil, trabajo de presos, etc.
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productos que surgen de los mercados de los países en vía de desarrollo.
En este sentido, los países en vía de desarrollo expresaron su preocupación por la
persistente pobreza y las diferencias económicas entre el Norte y el Sur; los obstáculos a los
mercados, el capital y la tecnología; y las capacidades insuficientes, por lo cual reclamaron
"un orden económico internacional equitativo" y medidas para asegurar que los países en
desarrollo se beneficien de la globalización y participen plena y efectivamente en los procesos
en los que se toman las decisiones sobre los asuntos económicos mundiales.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que la Ronda de Doha no es solo una
negociación que busca abrirles oportunidades de inserción comercial a los países menos
desarrollados dentro del mundo en desarrollo con condiciones arancelarias favorables. El
panorama económico actual, muestra una desaceleración económica de las tres grandes
economías mundiales: Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. Además, en todo el mundo
hay una tendencia inflacionista, reflejada en buena parte por los altos precios mundiales de los
"commodities" y de los alimentos, lo cual demuestra aún más, el nivel de interdependencia de
la economía mundial.
Ante este marco se muestra una vez mas la importancia que puede llegar a tener la
OMC como un factor de estabilización económica en momentos de convulsiones, así como
también de estímulos al crecimiento económico, que es el tema sobre el cual hemos venido
hablando de manera reiterativa.
El punto relevante y por el cual mostramos gran preocupación hoy, es el elevado
proteccionismo, por ejemplo en el sector agrícola, de los países desarrollados; y al mismo
tiempo la permisividad de la OMC ante el alto nivel de políticas restrictivas a la producción
del mundo en desarrollo, lo que en últimas significa tenerlo al margen de la oportunidad de
alcanzar un grado de inserción mas acelerado dentro del libre comercio.
Constituir un plan de acción para democratizar el proceso de toma de decisiones de
la OMC, puede llegar a ser una tarea titánica pues la mayoría de países miembros, que son las
economías en desarrollo, no tienen peso suficiente al interior de este organismo internacional
y lastimosamente, el grupo dominante no ha tenido la voluntad política necesaria para
fomentar un cambio en las reglas que rigen el ordenamiento de la OMC.
Es por ello por lo que nuestros parlamentos de integración acá reunidos deben unirse
en una sola voz y proponer de manera enfática que se reanuden las negociaciones de la Ronda
de Doha, teniendo como base los logros alcanzados en las mesas de negociación previas, y en
especial hacer un llamamiento a la flexibilidad por parte del poder reunido en “la tríada” en la
que se toman las decisiones.
Seguramente, la mayor parte de la sociedad civil no tenga la conciencia colectiva que
le permita comprender la magnitud de situaciones negativas que puede implicar el fracaso de
la Ronda de Doha. Sin embargo, aun aceptando que luchar por esta causa no representa
grandes caudales electorales, para nosotros constituye una responsabilidad inmensa para con
nuestros pueblos el defender las causas que dieron origen a las negociaciones plasmadas en el
Manifiesto Ministerial de Doha, pues se trata nada más ni nada menos que de una puerta al
desarrollo para decenas de países, de oportunidades de avances sociales sostenibles, etc. Y en
definitiva serían los países menos avanzados económicamente los que tendríamos mayores
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pérdidas si dejamos a la deriva esta negociación internacional.
Exhortamos a la comunidad internacional a continuar con los esfuerzos iniciados en
la Ronda de Doha, en 2001 e invitamos a los liderazgos de China, India y Brasil, los países en
desarrollo de mayor peso en el libre mercado internacional, para tomar de nuevo el liderazgo
y alcanzar las metas propuestas, lo que además constituye un paso más hacia las Metas del
Milenio propuestas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Adicionalmente, muchos consideran que el problema de la Organización radica en su
sistema de toma de decisiones, pues si bien la Organización se presenta como una agrupación
donde todos los miembros tienen el mismo poder de decisión, la realidad parece ser muy
diferente.
La toma de decisiones en la OMC. ¿Tiempo de reformas?
¿Es tiempo ya de pensar reformas en la OMC? Esta pregunta nos la hemos estado haciendo la
gran mayoría de países miembros de este organismo de control del comercio internacional tras
los contundentes fracasos sufridos por la Ronda de Doha para el Desarrollo, cuya última
cumbre ministerial celebrada en Ginebra, el pasado mes de julio del presente año, selló la
última esperanza que tenía el mundo en desarrollo de lograr una apertura de sus mercados en
los mercados mas avanzados, representados particularmente por los Estados Unidos, la Unión
Europea y Japón.
Nuestro descontento y preocupación por los resultados obtenidos desde la primera
Reunión Ministerial en 2001 son evidentes; y por ello queremos poner hoy de manifiesto las
razones que nos llevan a insistir en que la OMC haga serias reformas en su manera de llevar
sus políticas y su toma de decisiones.
Es importante aclarar el gran respeto que tiene la Asamblea Parlamentaria Euro
Latinoamericana – EuroLat – hacia la OMC, pues consideramos que este organismo
multilateral es el ente idóneo para representar seguridad, transparencia y estabilidad en el
comercio internacional, mas aún en tiempos como el actual, donde el patrón comercial común
es la globalización enmarcada en el libre mercado. EuroLat aplaude las normas y disciplinas
multilaterales, que tienen como finalidad solucionar controversias comerciales entre países
miembros.
Por este aprecio y respeto que tenemos hacia la OMC, exhortamos a la comunidad
internacional, para examinar en conjunto cómo utilizar nuestras capacidades con el fin de
reforzar la Organización. Es incuestionable que los pocos resultados arrojados durante los
últimos años reflejan claramente el hecho de que el poder en la toma de decisiones de
trascendencia global en la OMC corresponde sólo a un selecto grupo de participantes y que,
por lo tanto, alcanzar la ambiciosa meta de impulsar el desarrollo en las economías más
atrasadas y desfavorecidas a través del comercio internacional siempre será una utopía a
menos que haya una estructura mas democrática en la toma de decisiones dentro de la OMC,
pues aunque oficialmente las decisiones dentro de la misma se toman con base en el principio
de "un país, un voto", y por consenso, la verdad es que muchos países en desarrollo se han
visto, en la práctica, incapacitados de participar plenamente.
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Algunos países en desarrollo ni siquiera tienen una delegación en Ginebra, otras
delegaciones cuentan con personal escaso y a veces no tienen la capacidad de mantenerse al
tanto de las discusiones y negociaciones, y por lo tanto no llegan a tener incidencia sobre las
medidas adoptadas. Estos pocos dirigentes deben, eventualmente, asistir también a reuniones
de agencias de las Naciones Unidas, y a menudo faltan a aquellas que tienen lugar
simultáneamente en la OMC.
El Consejo General, compuesto por diplomáticos de los estados miembro con sede en
Ginebra, o los delegados de los organismos subsidiarios que deben rendirle informe (como,
por ejemplo, el Comité de Agricultura o el Consejo de los Aspectos de los Derechos de
Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio -Consejo de los TRIPS-) son los
encargados de tomar las decisiones. Las más importantes también se adoptan o se aprueban en
las rondas que los Ministros de Finanzas miembros llevan a cabo en la Conferencia
Ministerial, que se realiza, normalmente, cada dos años.
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