Libro Historia de la Virgen Chiquita

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LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE MARIA
“LA VIRGEN CHIQUITA”
“La Santísima Virgen María, quien en la Anunciación manifestó su total
disponibilidad al proyecto divino, representa para todos los creyentes un modelo
sublime de escucha y de docilidad a la palabra de Dios.
Respondiendo al ángel: «Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), y declarándose
dispuesta a cumplir de modo perfecto la voluntad del Señor, María entra con razón
en la bienaventuranza proclamada por Jesús: «Dichosos (...) los que escuchan la
palabra de Dios y la cumplen» (Lc 11,28).
Con esa actitud, que abarca toda su existencia, la Virgen indica el camino maestro
de la escucha de la palabra del Señor, momento esencial del culto, que caracteriza a
la Liturgia Cristiana. Su ejemplo permite comprender que el culto no consiste ante
todo en expresar los pensamientos y los sentimientos del hombre, sino en ponerse a
la escucha de la palabra divina para conocerla, asimilarla y hacerla operativa en la
vida diaria.
Los ejercicios de la piedad mariana deben poner de manifiesto el puesto que la
Santísima Virgen María ocupa en la Iglesia <el más alto y el más próximo a
nosotros, después de Cristo>”: San Juan Pablo II
Aquí les compartimos una reseña hecha con mucho cariño del Centro de
Investigación Histórica (CIHAM) sobre la Imagen de Nuestra Señora de la
Concepción, la “Virgen Chiquita”, que nos legó la india tlaxcalteca Antonia Teresa.
(Datos recopilados del Padre Aureliano Tapia)
I.- GENEALOGÍA DE ANTONIA TERESA.
Antonia Teresa es una india tlaxcalteca originaria del pueblo San Esteban, del
Saltillo.
Antonia Teresa junto con su esposo Diego Hernández, con quien contrajo segundas
nupcias, llegaron a Monterrey aproximadamente en 1680, donde se les dio en
propiedad un terreno ubicado frente a la “Plaza de los Arrieros o De la Llave”, hoy
llamada “De la Purísima”. Ese terreno es quizá la manzana que hoy ocupa la
Basílica de la Purísima y la Escuela que esta atrás.
Este matrimonio procedía del barrio de San Esteban, en Saltillo, y entre sus
pertenencias venía la Imagen de la Virgen Chiquita.
Su esposo se dedicaba a diferentes oficios, entre los que destaca el de Zapatero. De
este oficio, le viene a Antonia Teresa el sobrenombre de la “Zapatera”.
La Virgen Chiquita, Nuestra Señora de la Concepción, ha estado en diversos
lugares, pero siempre en su predio, desde la segunda mitad del siglo XVII, es decir,
tiene ya más de 300 años en este lugar.
II.- TESTAMENTO DE ANTONIA TERESA
Antonia Teresa, llamada la “Zapatera”, dejó un testamento con fecha del 20
de octubre de 1719, donde lega a su hija Margarita la Imagen que nombra como
Nuestra Señora de la Concepción, y que ahora veneramos como la Virgen Chiquita.
Además añade: “Declaro por mis bienes la Capillita donde está la Virgen María,
Nuestra Señora de la Concepción, en tierra de dicho solar. Declaro por mis bienes
dicha hechura de Nuestra Señora de la Concepción, con todas las ahajas que tiene
para su ornato, la cual hube de los bienes que adquirimos yo y mi marido.
Es mi voluntad que en el dicho quinto y tercio de mis bienes, se le entregue para el
entero de su importancia por su justa avaluación, a mi hija la hechura de Nuestra
Señora de la Concepción, con su Capillita y todo lo anexo a su servicio y ornato,
para que dicha mi hija la cuide y asista, según como yo lo he hecho”.
III.- IMAGEN DE “LA VIRGEN CHIQUITA”
La Virgen Chiquita está formada por un listón de madera como cuerpo, con
una altura de 46 cm. Las manos tienen goznes y pueden quedar juntas sobre el
pecho, o bajarse para quedar en ademán protector, como se le han puesto recordando
el momento de salvar a Monterrey de la inundación (Figura inicial).
Esta bella imagen, que con seguridad es de hechura tlaxcalteca, es semejante a otras
“de vestir” como la de Nuestra Señora de Zapopan, la de Nuestra Señora de San
Juan de los Lagos y la nuestra con la advocación de Nuestra Señora del Roble.
IV.- TESTIMONIO HISTORICO
Año 1756 (1716): Fray Servando Teresa de Mier, en sus cartas al Cronista de Indias,
dice: "Hubo también hacia el año de 1756 (1716), una especie de diluvio que llovió
cuarenta días, un culebrón de agua, caído en los Andes que allá llaman Sierra
Madre, desembocó por Santa Catarina con inmensa furia... Una india zapatera que
tenía una imagen de Nuestra Señora, de talla, echó la voz que la sacó y la imagen
dividió las aguas".
Igualmente, entre otros, José P. Saldaña cuenta: “Un diluvio cayó sobre la ciudad en
el año de 1756. […]
En los momentos más afligidos una india sacó la imagen de la Purísima, que tenía en
su casa, y llevándola en medio de la corriente la colocó de manera que el agua
mojara sus pies.
Quienes presenciaban el suceso vieron como las rugientes aguas acallaron su
estruendo y fueron poco a poco retirándose al cauce del río. La ciudad estaba a
salvo. ¡El milagro se había efectuado!
Hay diversas opiniones respecto a la fecha de dicha inundación, pero lo que sí
concuerda son las diferentes narraciones es del hecho prodigioso.
Año 1791: En este año aparece el primer Plano de la Ciudad de Monterrey, dibujado
por el fraile Cristóbal Bellido Fajardo, y que señala en su sitio con una "I", la Capilla
de la Purísima "que llaman de la Zapatera".
Año 1925: El párroco de la Purísima dijo que en su templo había una imagen
notable, la Virgen Chiquita, fundadora de este Templo de la Purísima".
Año 1940: Hay un documento fechado en este año y que aparece firmado por el Jefe
de la Oficina Federal de Hacienda, Francisco E. Velazco, donde Nicolás Rodríguez
Guzmán declara sobre el Templo de la Purísima: "Que aproximadamente por el año
1760 se construyó en el lugar donde actualmente existe el Templo, una Ermita que
se le dio el nombre de la Purísima Concepción, más tarde y en el mismo siglo se fue
ampliando la construcción, hasta el año 1919, en que se terminó".
V.-ERECCIÓN PARROQUIAL DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE
MARÍA.
Como ya vimos, en el testamento de Antonia Teresa le ha llamado a la imagen
Nuestra Señora de la Concepción, y en los planos de la ciudad de Bellido Fajardo
(misionero franciscano que en 1787 fue asignado al Convento de Monterrey), se
pone “Capilla de la Purísima que llaman de la Sapatera”
Después de los torrenciales aguaceros que cayeron sobre estas tierras, en 1716,
poniendo en peligro a los moradores, quienes imploraron el auxilio de María
Santísima, se narra que la india Antonia Teresa sacó de su jacal la imagen de la
Virgen, y milagrosamente las aguas se tornaron mansas. Desde entonces, el jacal de
la mujer fue ‘La Casa de la Virgen’, donde posteriormente se levantaría una capilla.
Cabe mencionar que esta bella imagen dio nombre al barrio de la Purísima.
El 19 de diciembre de 1894, Mons. Jacinto López Romo, I Arzobispo de MonterreyLinares, erigió la parroquia de la Purísima Concepción de María, junto con las
parroquias del Sagrado Corazón y Santa Catarina Mártir.
Con la nueva división
derivada de los limites
decretados del Curato de la
Purísima, ésta parroquia
quedaría con 10, 003
feligreses.
Según los más antiguos
grabados y fotografías de la
primitiva
Capilla
de
Nuestra Señora de la
Concepción que se edificó
después del primitivo jacal
de la india tlaxcalteca, era
una construcción de sillar
con techo terraplenado, muy angosta y muy alta, con una ventana en la parte alta, y
una pequeña puerta. Quedaba orientada de Norte a Sur sobre el camino real que
venia del Saltillo y llegaba hasta las casas consistoriales del Ayuntamiento de
Monterrey, la actual calle Hidalgo. Estando a media calle real, se veía al fondo,
hacia la derecha, la Loma de Vera y a la izquierda los altos picos de “la Eme”.
El 14 de enero de 1895, Mons. Jacinto López nombró como su primer párroco al
Pbro. Pedro María de la Garza y Garza, quien tomaría posesión dos días después.
VI.-PARA NUESTRA BELLA MADRE, UN GRAN TEMPLO.
En febrero de 1941, tuvo lugar el primer Congreso Eucarístico de Monterrey, en el
que se celebraban las Bodas de Oro Sacerdotales del Sr. Arzobispo José Guadalupe
Ortiz y López quien había renunciado a la sede regiomontana. Ahí se reunieron
muchos obispos de México y algunos del extranjero, por lo que se aprovechó para
que el arquitecto De la Mora presentara el proyecto.
La mayoría de los prelados que asistieron vieron con desconfianza aquel templo
atrevido, diciendo que era indigno para un templo católico.
El Arzobispo de México, dijo:
“Ya hubo un orador en contra (quien había recogido las numerosas opiniones
adversas)… ¿Quién quiere tomar la defensa?
Como con timidez, pero con seguridad en su voz opaca, comenzó a hablar un
Obispo pequeño, era el obispo Guillermo Tritschler y Códova, quien hizo una
magistral historia del arte. Luego trazó las líneas del Arte Sacro, demostrando que la
Iglesia católica ha sido la inspiración y la creadora de todas las grandes obras bellas
de todos los siglos, adaptándose a las épocas por las que va cruzando.
Dijo que todos los estilos habían sido modernos en su inicio y que el templo sería un
canto nuevo, con voces nuevas, en la liturgia católica…. Que sería la mejor
expresión de fe de la Ciudad de Monterrey, utilizando los elementos más
significativos de su industria: fierro, cemento y cristal.
Concluyó diciendo: “es mi humilde opinión”.
El Arzobispo de México dijo con gran respeto: “Es la más autorizada opinión,
porque usted es un maestro en la bellas Artes”.
Posteriormente, en febrero de 1941, el obispo de San Luis Potosí, Mons. Guillermo
Tritschler fue nombrado VII Arzobispo de Monterrey. Llegó a nuestra ciudad en
junio de ese mismo año.
Un mes después de su llegada a su nueva sede consiguió los permisos para iniciar la
construcción del nuevo templo para la “Virgen Chiquita”.
El viernes 29 de mayo de 1942 se comienza con dicho proyecto, para finalmente el
14 de febrero de 1946 ser consagrado.
Este bello Templo de la Purísima recibió el Premio Nacional de Arquitectura por su
hermosa originalidad en el arte religioso, cuidadosamente procurada por Mons.
Tritschler, de feliz memoria, y quien es ahora un “Siervo de Dios”.
Este hermoso templo es consagrado finalmente el 14 de febrero de 1946. El templo
es obra de Enrique de la Mora que gana el Premio Nacional de Arquitectura con el
proyecto de construcción del templo. Se encuentra en la calle Serafín Peña esquina
con Hidalgo, frente a la plaza La Purísima. La construcción de la fachada es de corte
moderno y en su interior destacan sus piezas de arte sacro, así como sus vitrales.
VII.-ERECCIÓN DE LA NUEVA BASÍLICA DE LA PURÍSIMA
CONCEPCIÓN DE MARÍA.
El Arzobispo Adolfo Suarez Rivera, en una carta fechada del 8 de septiembre
de 1988, celebración de la Natividad de la Santísima Virgen María, pidió que se
honrara al templo con el título y dignidad de Basílica Menor. El 4 de marzo de 1989,
medio año después, fue concedida tal petición.
En un comunicado, el Arzobispo Suárez Rivera anunció: “me es grato comunicar a
ustedes que el próximo 8 de diciembre (1989), Solemnidad de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María, nuestra Arquidiócesis de monterrey se llenará de
gran jubilo, pues este día el templo Parroquial de la Purísima será honrado con el
título de Basílica Menor, con el que el Santo Padre Juan Pablo II ha tenido a bien
distinguirlo.
Este bello título redundará, sin duda alguna, en mayor gloria de Dios nuestro Señor,
en mayor devoción a la Santísima Virgen María y favorecerá una mejor relación de
amor e imitación de nuestro pueblo cristiano a la Madre de Dios y Madre de la
Iglesia”.
VIII.-LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN CHIQUITA POR SAN JUAN
PABLO II
Fue nuestro Arzobispo Adolfo Suárez Rivera quien pidió en reiteradas ocasiones,
desde los días de la elevación del Templo de la Purísima a Basílica, que en su
próxima visita a México anunciada para el mes de mayo de 1990, se dignara coronar
la imagen de la Virgen Chiquita, con las peticiones iguales para las imágenes de
Fátima, en San Pedro Garza García, la de San Juan de los Lagos, en la colonia
Martínez,, y la de Nuestra Señora del refugio, patrona de la Diócesis de Ciudad
Victoria que solicitaba su obispo.
Las repetidas instancias tuvieron buen efecto, una vez que se supo que el Papa Juan
Pablo II vendría a nuestra ciudad, comenzaron los tramites con la comisión
organizadora para el desenvolvimiento de las ceremonias que se realizarían en
Monterrey. También se coordinaron los preparativos con la Comisión Episcopal de
Pastoral Litúrgica de México: el Santo Padre coronaría en la Misa Papal, la imagen
de la Virgen Chiquita.
El 10 de mayo de 1990 llegó a nuestra ciudad el papa Juan Pablo II, quien fue
trasladado en helicóptero al lecho del Río Santa Catarina, junto al puente Zaragoza.
De allí en el papamóvil se dirigió Su Santidad a la Catedral Metropolitana, donde
oró largamente ante el Santísimo Sacramento. Posteriormente descanso un poco,
para después partir nuevamente al lecho del Río Santa Catarina, a la altura del Canal
28, en donde lo esperaban cientos de sacerdotes, obispos, religiosas y una gran
multitud calculada por la prensa en unos 3.5 millones de personas.
El altar estaba colocado en una plataforma alta teniendo como fondo el Palacio de
Nuestra Señora de Guadalupe, construido en la Loma de Vera por el segundo obispo
del Reino de león, Fray Rafael José Verger (1783-1790), edificio conocido como el
Obispado.
Detrás del altar estaba un enorme óleo de Jesucristo Crucificado del pintor Efrén
Ordoñez, que actualmente se encuentra en la Capilla de Filosofía del Seminario de
Monterrey, en Juárez N.L.
Al lado izquierdo junto del altar se encontraba sobre una columna dorada la Imagen
de la Purísima Concepción, la Virgen Chiquita. También por ese mismo lado estaba
la monumental Cruz de Fierro, junto a la silueta de Nuestra Señora de Guadalupe.
Al terminar la Misa, después de la oración final, el Arzobispo de Monterrey anunció
la coronación, por parte del Santo Padre, de la venerada imagen de la Inmaculada
Concepción de María, conocida como la “Virgen Chiquita”, y mencionó que la
costumbre de coronar algunas imágenes viene desde la más remota antigüedad. Con
este acto la reconocemos como la Madre del Hijo de Dios hecho hombre, como
cooperadora del redentor, perfecta discípula de cristo, y modelo y Madre de la
Iglesia.
Entregó el Arzobispo
Suarez la corona al santo
Padre Juan Pablo II, quien
subiendo en un banco la
colocó sobre la cabeza de la
imagen diciendo esta
oración:
<<“Bendito seas Señor Dios
del cielo y de la tierra, que
nos has dado tu amor y tu
misericordia al entregarnos
a tu propio Hijo, nuestro
Señor y Redentor, y porque
quisiste que naciera de
María, tu humilde sierva, y
porque con esto la hiciste
Madre de Gracia y Reina de
Misericordia.
Mira benigno a estos
siervos tuyos que al
imponer una corona a la
Imagen de la Madre de tu
Hijo, aclamen a Cristo
como Rey Universal y se
acogen al amor de su
Madre.
Concédeles tu gracia para que te sirvan siempre a ejemplo de María, siguiendo la ley
del amor y sirviéndote fielmente en el servicio del prójimo, y así un día reciban de
Ti la corona eterna de la gloria.
Por Jesucristo nuestro Señor”>>
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