Pero estamos en una guerra

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Pero estamos en una guerra
27-10-2009 - Fernando Reinlein
http://www.diariocritico.com/2009/Octubre/opinion/reinlein/179684/reinlein.html
La polémica, sostenida con pertinacia por ambos polemistas – Gobierno y oposición – sobre el
carácter de nuestra presencia en Afganistán, hace ya tiempo que huele por los cuatro costados
y para echar más sal en el guiso, el lunes en El País, el señor Edward Burque, analista
internacional e investigador en el FRIDE, se descolgaba con un artículo bajo el título “España
está en guerra en Afganistán” en el que venía a decirle a Zapatero ni más ni menos que lo que
tiene que hacer y con contundente lenguaje aunque no tan contundentes argumentos.
Esgrimía el autor cuatro explicaciones de las que se deduce que España debe reconocer que
está en guerra y, por lo tanto, debe ir a combatir, asumir los muertos que vengan y dejarse de
zarandajas de misiones de paz, al tiempo que señalaba, más o menos, que, según los
soldados americanos, los españoles son unos gallinas. Luego entraba en disquisiciones ,más
tácticas que estratégicas sobre nuestra presencia en la provincia de Badghis, la provincia más
pobre del país y con importante presencia talibán.
Pues bien, además de algunas coincidencias en el análisis de Burke, habría que resaltar no
pocas discrepancias o mejor, no pocos olvidos de cuestiones que desacreditan su aserto. En
primer lugar el título y el mensaje a Zapatero: España no está en Guerra, pero si está en una
guerra y hay que analizar como fue, a qué y por qué, antes de lanzarse a pedirle cambios de
estrategia a nuestro país en solitario. Y mucho menos hablar de falta de combatividad de
nuestras tropas porque no están allí para ello. Si les cambian las
órdenes, habrá que ver donde quedan esas aseveraciones interesadas
por parte de los soldados americanos.
Porque en Afganistán se juntan dos operaciones de las que ya se ha
dicho que habrá que clarificar e incluso unificar. Entonces si podían valer
determinados argumentos del artículo citado. Las dos operaciones son
Libertad Duradera, puesta en marcha por EEUU y la de la Fuerza
Internacional de Asistencia y Seguridad (ISAF en sus siglas en inglés),
bajo mando de la OTAN y en la que se encuentra España.
La Operación Libertad Duradera, desencadenada por Bus tras el 11 s tenía por objetivo acabar
con Ben Laden y su organización basada en Afganistán y, de paso, instaurar una especie de
democracia a bombazos. Ni lo uno ni lo otro se ha conseguido. La misión de la ISAF era de
seguridad y reconstrucción, lo que se ha ido haciendo a trancas y barrancas y que conllevaba,
como es lógico, misiones de combate para proteger el esfuerzo principal. No estamos en
guerra, entonces, pero sí en una guerra con todos los riesgos que ello supone. Las
circunstancias sobre el terreno, por un lado, y los compromisos internacionales adquiridos por
España por otro, nos obligan a aumentar el contingente y así lo hemos hecho y no sería de
extrañar que esos 220 efectivos aumenten en un futuro no muy lejano.
En definitiva el papel de España ahora que estamos cerca de asumir la presidencia de la UE es
lograr, en efecto una mayor implicación europea en el conflicto, pero despejando de una vez la
dualidad de misiones y por lo tanto de estrategias entre la ISAF y la Libertad Duradera. Y
también dejarse de querer imponer una democracia occidental a bombazos. El apoyo a
Pakistán en su lucha fronteriza con los talibanes debe ser inequívoco y, si se encuentra alguien
con quien negociar, no dudar en hacerlo. Todo lo demás conducirá a una sangría o a salir con
el rabo entre las piernas y si no, que se lo pregunten a los rusos.
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