Hiperpituitarismo, talla alta y exceso de crecimiento

Anuncio
Capítulo 554 Hiperpituitarismo, talla alta y exceso de crecimiento & e554-1
La hipersecreción primaria de hormonas hipofisarias por un
adenoma es poco frecuente en la infancia. El adenoma diagnosticado con más frecuencia en la infancia es el prolactinoma, seguido
del corticotropinoma y del somatotropinoma, que secretan prolactina, corticotropina y hormona del crecimiento, respectivamente. Se
han descrito unos pocos casos de tirotropinomas en niños y adolescentes. No se han publicado casos pediátricos de gonadotropinoma.
Los hamartomas hipotalámicos que secretan un exceso de hormona
liberadora de gonadotropinas no son una causa infrecuente de pubertad precoz. La naturaleza monoclonal de la mayoría de los adenomas
hipofisarios implica que la mayoría se origina a raíz de un suceso clonal
en una única célula. Se sospecha que algunos tumores hipofisarios se
deben a la estimulación con hormonas liberadoras hipotalámicas, y en
otros casos, como en el síndrome de McCune-Albright (SMA), el
tumor está causado por mutaciones activadoras del gen GNAS1 que
codifica la subunidad a de Gsa, una proteína que une guanil nucleótidos. La presentación clínica suele depender de la hormona hipofisaria que se hipersecreta. Son frecuentes alteraciones de la regulación
del crecimiento y/o de la maduración sexual debido a una hipersecreción hormonal o a una compresión local por el tumor. El SMA
asocia también displasia fibrosa poliostótica y manchas café con leche
de diferente localización.
TALLA ALTA
La distribución normal de la altura predice que el 2,3% de la población tendrá una talla 2 DE (97,7%) por encima de la media.
La aceptación social e incluso el deseo de altura («altismo») hacen
que la talla alta sea un motivo de consulta poco frecuente. En
Norteamérica es excepcionalmente infrecuente que los niños y hombres busquen atención médica por una talla excesiva, aunque en
Europa es algo más habitual. Incluso en las niñas y las mujeres, la
talla alta se ha convertido en algo socialmente más aceptado, aunque las niñas continuarían acudiendo a su médico con el deseo de
frenar su velocidad de crecimiento.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Diagnóstico diferencial
La tabla 554-1 enumera las causas de talla alta en la infancia y la
adolescencia. De éstas, la variante normal, familiar o constitucional
de talla alta es con diferencia la causa más frecuente. De forma casi
invariable, se puede obtener una historia familiar de talla alta y no
existe ninguna patología orgánica. El niño suele ser más alto que sus
pares durante la infancia y disfruta de una salud excelente. Los
padres del adolescente con talla alta constitucional podrían entristecerse por su propia adolescencia como jóvenes altos. La exploración física no muestra alteraciones y las pruebas de laboratorio, si
se obtienen, son negativas. Otras características de los síndromes de
hipercrecimiento se recogen en la tabla 554-2.
El síndrome de Klinefelter (síndrome XXY) es una alteración
relativamente frecuente (1:500-1.000 recién nacidos vivos varones)
asociada a talla alta, dificultades de aprendizaje (incluyendo necesidad de logopedia), ginecomastia y una disminución en la relación
entre los segmentos superior e inferior del cuerpo. Los niños afectados pueden tener hipotonía, clinodactilia e hipertelorismo. Los
testículos son invariablemente pequeños aunque la producción de
andrógenos por las células de Leydig suele situarse en el límite bajo
de la normalidad. La espermatogénesis y la función de las células de
Sertoli son deficientes, por lo que existe infertilidad. Pueden encontrarse otras alteraciones genitales como un pene relativamente
pequeño, hipospadias y criptorquidia.
El síndrome XYY se asocia con talla alta, problemas en el desarrollo motor y del lenguaje y posible comportamiento antisocial.
El síndrome de Marfan es un trastorno del tejido conjuntivo
autosómico dominante que consiste en talla alta, aracnodactilia, extremidades finas, gran envergadura y una disminución en la relación
entre los segmentos superior e inferior del cuerpo (cap. 693). Pueden
presentar otras alteraciones como trastornos oculares (p. ej., subluxación del cristalino), hipotonía, cifoescoliosis, malformaciones de las
válvulas cardíacas y dilatación de la raíz aórtica.
Tabla 554-1 DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LA TALLA ALTA
Y LOS SÍNDROMES DE HIPERCRECIMIENTO
HIPERCRECIMIENTO FETAL
Diabetes mellitus materna
Gigantismo cerebral (síndrome de Sotos)
Síndrome de Weaver
Síndrome de Beckwith-Wiedemann
Otros síndromes por exceso de IGF-2
HIPERCRECIMIENTO POSTNATAL QUE PRODUCE TALLA ALTA EN LA INFANCIA
Talla alta familiar (constitucional)
Gigantismo cerebral
Síndrome de Beckwith-Wiedemann
Obesidad exógena
Secreción excesiva de GH (gigantismo hipofisario)
Síndrome de McCune-Albright o MEN asociado con exceso de secreción de GH
Pubertad precoz
Síndrome de Marfan
Síndrome de Klinefelter (XXY)
Síndromes por exceso de SHOX
Síndrome de Weaver
Síndrome de X frágil
Homocistinuria
XYY
Hipertiroidismo
HIPERCRECIMIENTO POSTNATAL QUE PRODUCE TALLA ALTA ADULTA
Talla alta familiar (constitucional)
Déficit de andrógenos o estrógenos, o resistencia a los estrógenos (en varones)
Feminización testicular
Déficit o resistencia a ACTH o cortisol
Secreción excesiva de GH (gigantismo hipofisario)
Síndrome de Marfan
Síndrome de Klinefelter (XXY)
XYY
ACTH, corticotropina; GH, hormona del crecimiento; IGF, factor de crecimiento similar a insulina;
MEN, neoplasia endocrina múltiple.
La homocistinuria es un error congénito del metabolismo de los
aminoácidos autosómico recesivo producido por la deficiencia de la
enzima cistationina sintetasa. Se caracteriza por retraso mental si no
se trata, y muchas de sus características clínicas recuerdan al síndrome
de Marfan, en especial las manifestaciones oculares (cap. 79). El hipertiroidismo en los adolescentes se asocia a un crecimiento rápido, pero
la talla adulta es normal. Casi siempre está causado por una enfermedad de Graves y es mucho más frecuente en las niñas (cap. 562).
La obesidad exógena es un trastorno habitual en la adolescencia
y puede asociarse a un crecimiento lineal rápido y a un comienzo
precoz de la pubertad. La talla adulta suele ser normal.
El propósito de la evaluación diagnóstica de la talla alta es
distinguir las habituales variantes constitucionales normales de las
poco frecuentes entidades patológicas. A menudo, cuando la historia sugiere una talla alta familiar y la exploración física es completamente normal, no está indicado realizar pruebas de laboratorio.
Es interesante obtener la edad ósea mediante una radiografía para
predecir la talla adulta, lo que sirve como base para comunicarse
con la familia y para la toma de decisiones. Si la historia sugiere
alguno de los trastornos previamente mencionados o la exploración
física muestra alguna alteración, deben obtenerse pruebas complementarias adicionales. El factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1) y la proteína transportadora de IGF-3 (IGFBP-3) son
excelentes pruebas de cribado del exceso de GH y pueden confirmarse con una prueba de supresión con glucosa. La comprobación
analítica de un exceso de GH obliga a realizar una evaluación de la
hipófisis mediante RM. El análisis cromosómico es útil en los niños
varones, en especial cuando la relación entre los segmentos superior
e inferior del cuerpo está disminuida o cuando existen alteraciones
del desarrollo, para descartar un síndrome de Klinefelter. Si se sospecha un síndrome de Marfan o una homocistinuria a partir de la
exploración física, el paciente debe ser remitido al cardiólogo y al
oftalmólogo. Las pruebas de función tiroidea son útiles para diagnosticar o descartar un hipertiroidismo cuando se sospecha este
trastorno.
e554-2 & Parte XXVI Sistema endocrino
Tabla 554-2 SÍNDROMES GENÉTICOS DE HIPERCRECIMIENTO
SÍNDROMES GENÉTICOS
CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS
Síndrome de BeckwithWiedemann*
Hipoglucemia, macroglosia, pliegues
auriculares, onfalocele o hernia
umbilical, hemihiperplasia
Síndrome de Perlman*
Macrosomía, facies peculiar
Nefroblastosis
Facies tosca, macroglosia, surco
central en labio inferior, mamilas
supernumerarias
Síndrome de SimpsonGolabi-Behmel*
Síndrome de Sotos
Síndrome PTEN hamartoma
(Bannayan-RuvalcabaRiley)
Síndrome de Weaver
Síndrome de Marfan tipo I
Síndrome de Marfan tipo II
o síndrome de Loeys-Dietz
Síndrome de Beals
Homocistinuria
Síndrome de Lujan
Aneuploidía de cromosomas
sexuales
Klinefelter 47XXY 47XYY,
47XXX
Anomalías autosómicas
Tetrasomía 12p en mosaico*,
pat 11pdup, 4pdub,
22q13del, 15q26-qter dup
Facies típica (cara fina y alargada,
frente ancha)
Problemas de alimentación
Hipotonía
Macrocefalia (>percentil 97)
habitualmente progresiva desde
el nacimiento, hipotonía, piel
pigmentada, máculas pigmentadas
en pene, lipomas
Frente ancha, hipertelorismo,
micrognatia, filtrum largo,
campodactilia, pulpejos de los
dedos prominentes
Facies característica, aracnodactilia,
escoliosis, pectus carinatum o
excavatum, dilatación de la raíz
aórtica, luxación del cristalino
Habito marfanoide, dilatación raíz
aórtica, disección aórtica,
vasculopatía
INCIDENCIA
DE
MALIGNIDAD (%)
ETIOLOGÍA
7,5
Rara autosómica recesiva
7,5
Recesivo ligado al X
(mutaciones de glipican-3)
4
Normalmente mutación
o deleción de novo
dominante de NSD1
Raros casos familiares
Mutación esporádica
o autosómica dominante
de PTEN
Desconocida
5-6
Artrogriposis distal congénita, hélix
plegado
Habito marfanoide
Retraso del desarrollo
Luxación del cristalino
Habito marfanoide con discapacidad
intelectual
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
Y MANEJO
ECO cardíaca, renal
FISH y/o MLPA de cromosoma 11p,
estudios de metilación
Vigilancia de tumores
ECO cerebral (ACC), cardíaca
(coartación), renal
ECO cardíaca, renal
Rayos X columna (segmentación
vertebral anómala)
Vigilancia de tumores
ECO cardíaca, renal
Vigilar desarrollo
ECO cerebral, cardíaca y renal
Vigilar desarrollo
Rara, desconocida
ECO cerebral, cardíaca y renal
Autosómica dominante
fibrilina-1 (FBN1)
Examen y seguimiento oftalmológico
ECO y seguimiento cardiológico
Vigilar escoliosis
Autosómica dominante,
alteración de la vía del
TGF-b y genes TGFBR1
y TGFBR2
Autosómica dominante
fibrilina 2 (FBN2)
Autosómica recesiva
Mutación de la cistationina b
sintetasa (CBS)
Recesivo ligado al X gen
MED12
Examen oftalmológico habitualmente
normal
ECO y seguimiento cardiológico
Vigilar escoliosis
Examen oftalmológico y ECO cardíaca
habitualmente normales
Cribado metabólico en orina
Examen oftalmológico
Vigilar desarrollo
Examen oftalmológico habitualmente
normal
ECO cardíaca habitualmente normal
Tratamiento sustitutivo con
andrógenos desde la pubertad en el
síndrome de Klinefelter
Vigilar desarrollo
Vigilar desarrollo
Talla alta, testículos pequeños,
ginecomastia
Talla alta dificultades
de aprendizaje
Hipercrecimiento congénito o talla alta
en la infancia con discapacidad
intelectual
*El hipercrecimiento suele estar presente al nacimiento.
ACC, agenesia de cuerpo calloso; aFP, a-fetoproteína; ECO, ecografía; FISH, hibridación fluorescente in situ; MLPA, amplificación de ligasa de múltiples sondas; PTEN, fosfatasa y homólogo de la tensina; TGF,
factor de crecimiento transformante; TGFBR, receptor b del factor de crecimiento transformante.
De Verge CF, Mowat D: Overgrowth, Arch Dis Child 95:458–463, 2010.
La pubertad precoz, ya sea central (aumento de la secreción de
gonadotropinas) o periférica (aumento de la secreción de andrógenos,
estrógenos o de ambos), produce un crecimiento lineal acelerado
durante la infancia, que simula el estirón puberal. Debido a que la
maduración esquelética también se encuentra avanzada, la talla adulta suele comprometerse. La evaluación diagnóstica y el tratamiento de
la pubertad precoz se exponen en el capítulo 556.
Aunque la pubertad retrasada puede asociarse con una talla baja
durante la infancia, como en el retraso constitucional, el retraso del
desarrollo puberal y de la maduración sexual completa puede conllevar un crecimiento sostenido durante la edad adulta, con una
talla final alta. El caso de una talla alta con epífisis abiertas como
consecuencia de una mutación del receptor de estrógenos en un
varón con una maduración sexual masculina normal subraya el papel
fundamental de los estrógenos en la estimulación de la fusión
de las epífisis y la terminación del crecimiento esquelético normal. El déficit de aromatasa produce una talla alta por un mecanismo
similar. Además, la resistencia a los andrógenos se asocia con una
talla alta en las niñas, lo que demuestra el papel de los andrógenos en este proceso.
Tratamiento
Tranquilizar a la familia y a los pacientes es la clave en el tratamiento de la variante normal de talla alta. El uso de la edad ósea
para predecir la talla adulta podría proporcionarles cierta seguridad, como lo harían conversaciones de apoyo sobre la aceptabilidad social de este trastorno. Aunque existe un tratamiento para las
niñas y los niños con crecimiento excesivo, su uso debería restringirse a los pacientes con una predicción de talla adulta >3-4 DE por
encima de la media (79 pulgadas o 200 cm en los niños, 73 pulgadas
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Capítulo 554 Hiperpituitarismo, talla alta y exceso de crecimiento & e554-3
o 185 cm en las niñas), con una afectación psicosocial significativa.
Para la familia que cree firmemente en el tratamiento, debe considerarse hacer una prueba con esteroides sexuales. Los esteroides
sexuales se han usado en el tratamiento de la talla alta para acelerar
la pubertad y promover la fusión de las epífisis; por ello tienen un
beneficio escaso cuando se administran en la pubertad tardía. El
tratamiento se inicia preferiblemente antes de la pubertad o al comienzo de la misma. En los niños varones el tratamiento debería
comenzar antes de alcanzar una edad ósea de 14 años. Aunque la
testosterona puede darse como tratamiento de la talla alta constitucional en niños, rara vez se emplea. En la práctica clínica se usa
enantato de testosterona a dosis de 500 mg por vía intramuscular
cada 2 semanas durante 6 meses.
En las niñas, los estrógenos orales a diferentes dosis se han
empleado con éxito para reducir la talla prevista en 5-10 cm de
media. Esto es un resultado directo de los efectos conocidos de los
esteroides sexuales en la estimulación de la fusión epifisaria, por lo
que el tratamiento debe comenzar antes de que la edad ósea haya alcanzado los 12 años. El etinilestradiol oral en dosis de 0,15-0,5 mg/
día hasta que se produzca la interrupción del crecimiento se ha utilizado con éxito en niñas. Si es necesario, se puede añadir un
progestágeno después de un año sólo con estrógenos. Los efectos secundarios a corto plazo incluyen patología benigna de mama, colelitiasis, hipertensión, irregularidades menstruales, ganancia de
peso, náuseas, dolores en las extremidades, galactorrea y trombosis.
La reducción de la fertilidad en la vida adulta puede ser una complicación a largo plazo. La falta de una amplia experiencia con esta
forma de tratamiento y los riesgos del tratamiento con estrógenos
para la talla alta deben sopesarse y discutirse cuidadosamente con la
familia antes de comenzar la terapia.
El mecanismo de acción de los estrógenos implica efectos indirectos sobre el eje hormona del crecimiento-IGF-1 así como su efecto
directo sobre las epífisis. Los estrógenos median la fusión de las epífisis
tanto en las niñas como en los niños. En niñas prepúberes, la talla
adulta se reduce en hasta 5-10 cm con respecto a las predicciones
pretratamiento. Cuando se inicia el tratamiento tras el comienzo de
la pubertad, la disminución de la talla adulta no será tan importante.
El tratamiento de los niños varones con talla alta es incluso más
problemático. Los estrógenos serían probablemente más eficaces
para acelerar la fusión de las epífisis, pero obviamente no son deseables en los niños. Los andrógenos también aceleran la maduración
ósea, presumiblemente mediante su aromatización a estrógenos,
pero se asocian con virilización. En los niños con síndrome de Klinefelter, el tratamiento con testosterona puede iniciarse durante la pubertad para facilitar el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, y este tratamiento puede disminuir la talla final adulta.
Los prolactinomas no deben confundirse con la hiperprolactinemia y la hiperplasia hipofisaria que pueden producirse en los pacientes con hipotiroidismo primario, que se trata fácilmente con hormona
tiroidea (cap. 559). Las elevaciones moderadas (<200 ng/ml) de la
prolactina se asocian también con varios fármacos (fundamentalmente antipsicóticos), con disfunción del tallo hipofisario, como
puede ocurrir en el craneofaringioma, y con otros trastornos benignos. En la mayoría de los pacientes esto puede tratarse de forma
efectiva con el agonista de la dopamina bromocriptina o el de larga
acción cabergolina. Cuando el tratamiento con agonistas de la dopamina no ha sido efectivo para disminuir los niveles plasmáticos de
prolactina o el tamaño del adenoma, y cuando persisten durante el
tratamiento los síntomas o signos secundarios a la hiperprolactinemia o al tamaño del adenoma, debe considerarse la cirugía transesfenoidal.
PROLACTINOMA
En las personas jóvenes con epífisis abiertas, la hiperproducción de
GH produce gigantismo; en las personas con epífisis cerradas, el
resultado es la acromegalia. Con frecuencia, en el gigantismo se
aprecian características de la acromegalia, incluso en niños y adolescentes. Tras el cierre de las epífisis, los rasgos acromegálicos se
hacen más evidentes.
El gigantismo hipofisario es extremadamente infrecuente y su
causa suele ser un adenoma hipofisario, pero se ha observado gigantismo en un niño de 2,5 años de edad con un tumor hipotalámico
que presumiblemente secretaba GHRH. Otros tumores, como los
que forman parte de los síndromes MEN, en especial los pancreáticos, producen acromegalia por secreción de grandes cantidades de
GHRH con hiperplasia secundaria de las células somatotropas. La
manifestación clínica principal del gigantismo es la aceleración del
crecimiento longitudinal secundaria al exceso de GH. Las manifestaciones habituales son los rasgos faciales toscos y unas manos y
pies grandes. En los niños pequeños el rápido crecimiento de la
cabeza puede preceder al crecimiento lineal. Algunos pacientes tienen problemas visuales y de comportamiento. En la mayoría de los
casos descritos, el crecimiento anómalo se hizo evidente en la pubertad, pero el trastorno se había establecido tan pronto como en el
período neonatal en un niño y a los 21 meses de edad en otro. Los
gigantes rara vez crecen por encima de los 2,44 m.
Los adenomas hipofisarios secretores de prolactina son los tumores
hipofisarios más frecuentes en la adolescencia. Con la llegada de la
RM se están detectando más tumores de este tipo, sobre todo
microadenomas (<1 cm de diámetro). Las manifestaciones más frecuentes al inicio son la cefalea, la amenorrea primaria o secundaria
y la galactorrea espontánea o tras estimulación. El trastorno afecta
al doble de niñas que de niños; la mayoría de los pacientes ha tenido
una pubertad normal antes del inicio de los síntomas. Sólo unos
pocos pacientes tienen una pubertad retrasada. En algunas familias con neoplasia endocrina múltiple (MEN) de tipo I, los prolactinomas son las manifestaciones iniciales durante la adolescencia.
Los niveles de prolactina pueden estar elevados de forma leve
(40-50 ng/ml) o importante (10.000-15.000 ng/ml). La mayoría de
los prolactinomas en los niños son grandes (macroadenomas),
causan aumento de tamaño de la silla turca y, en algunos casos,
provocan defectos del campo visual. Aproximadamente el 30%
de los pacientes con macroadenomas desarrolla hipopituitarismo,
en especial déficit de GH. De forma alternativa, los adenomas
secretores de prolactina también pueden ser positivos en la tinción
para GH y/o TSH y secretar una cantidad excesiva de estas
hormonas.
CORTICOTROPINOMA
El corticotropinoma es muy infrecuente en niños, y su pico de
incidencia se sitúa a los 14 años. La enfermedad de Cushing se
define específicamente por un adenoma hipofisario secretor de
ACTH que estimula una producción y secreción excesivas de cortisol. Es más frecuente que las causas adrenales de síndrome del
Cushing, excepto en los niños más pequeños, en los que los carcinomas adrenales, aunque raros, son la causa más frecuente de esta
enfermedad. Los adenomas que provocan enfermedad de Cushing
son significativamente menores que todos los demás tipos de adenomas en el momento de su presentación. El indicador más sensible
del exceso de secreción de glucocorticoides en la edad pediátrica es
el retraso del crecimiento, que suele preceder a las demás manifestaciones. Los pacientes presentan una ganancia de peso que suele ser
centrípeta más que generalizada. La interrupción de la pubertad, la
hipertensión, el cansancio y la depresión también son frecuentes.
La localización del microadenoma suele ser determinada por
RM y la toma de muestras bilaterales del seno petroso inferior.
La cirugía transesfenoidal es el tratamiento de elección de la enfermedad de Cushing en los niños. Se han descrito tasas de remisión
inicial del 70-98% de los pacientes y tasas de éxito a largo plazo del
50-98%. Es frecuente observar una insuficiencia suprarrenal transitoria residual tras la cirugía, que puede durar hasta 30 meses. La
radioterapia hipofisaria se usa si los niveles de cortisol permanecen
elevados y/o los niveles de ACTH continúan siendo detectables.
SECRECIÓN EXCESIVA DE HORMONA DEL CRECIMIENTO
Y GIGANTISMO HIPOFISARIO
e554-4 & Parte XXVI Sistema endocrino
Las características de la acromegalia consisten principalmente
en un agrandamiento de las partes distales del cuerpo, pero las
manifestaciones del crecimiento anómalo implican todas las regiones del cuerpo. El perímetro craneal aumenta, la nariz se ensancha y
la lengua con frecuencia aumenta de tamaño, los rasgos faciales se
vuelven toscos. La mandíbula crece de forma excesiva y los dientes
se separan. Los defectos del campo visual y las alteraciones neurológicas son frecuentes; los signos de aumento de la presión intracraneal aparecen más tarde. Los dedos de las manos y los pies crecen
sobre todo en grosor. Puede haber cifosis dorsal. El cansancio y la
laxitud son síntomas precoces. Los niveles de GH están elevados y
ocasionalmente superan los 100 ng/ml. De forma típica no existe
supresión de los niveles de GH por la hiperglucemia en una prueba
de sobrecarga de glucosa. Los niveles de IGF-1 y de IGFBP-3 están
elevados de forma constante en la acromegalia, mientras que otros
factores de crecimiento no lo están.
El gigantismo es infrecuente, con sólo varios centenares de casos
documentados hasta la fecha. A diferencia del inicio insidioso de la
acromegalia en adultos, la presentación del gigantismo es habitualmente dramática. La masa tumoral por sí misma puede causar cefalea, alteraciones visuales debido a compresión del nervio óptico e
hipopituitarismo. Cerca del 50% de los pacientes también tiene una
importante hiperprolactinemia como consecuencia de adenomas
plurihormonales que secretan GH y prolactina. Esto se debe a
que las mamosomatotropas son el tipo más frecuente de células
secretoras de GH implicadas en el gigantismo infantil. Los tumores
hipofisarios secretores de GH son típicamente adenomas eosinofílicos o cromofóbicos. Los adenomas pueden comprometer otras
funciones de la hipófisis anterior por el crecimiento o la degeneración quística. La secreción de gonadotropinas, tirotropina o corticotropina puede estar afectada. Puede haber un retraso de la maduración sexual o un hipogonadismo. Cuando la hipersecreción de
GH se acompaña de déficit de gonadotropinas, el crecimiento lineal
acelerado puede persistir durante décadas. En algunos casos el
tumor se extiende por fuera de la silla turca, invadiendo el hueso
esfenoides, los nervios ópticos y el cerebro. En los pacientes
pediátricos los tumores secretores de GH suelen ser más invasivos
o agresivos que en los adultos.
La etiología es incierta, aunque los estudios en acromegálicos
han sugerido que muchos casos pueden deberse a mutaciones que
generan una activación constitutiva de las proteínas G con una
actividad GTPasa reducida. El incremento resultante del adenosina
monofosfato cíclico intracelular en la hipófisis lleva a una secreción
aumentada de GH. El síndrome de McCune-Albright (SMA), que
también puede estar causado por mutaciones que producen proteínas G activadas de forma constitutiva, puede asimismo presentar
tumores somatotropos y exceso de secreción de GH. Alrededor del
20% de los pacientes con gigantismo son aquellos con SMA (que
consiste habitualmente en la tríada de pubertad precoz, manchas
café con leche y displasia fibrosa). Los tumores secretores de GH
también se han descrito en la adenomatosis endocrina múltiple y
asociados con neurofibromatosis, esclerosis tuberosa y el complejo
de Carney.
En el SMA se han encontrado mutaciones activadoras de las
proteínas estimuladoras Gsa en las lesiones hipofisarias y se cree
que son las responsables de los otros adenomas glandulares observados también en este síndrome. Asimismo se han identificado mutaciones puntuales somáticas de la proteína Gsa en las células
somatotropas hasta en un 40% de los adenomas hipofisarios esporádicos secretores de GH.
Diagnóstico
La prueba de referencia para el diagnóstico de exceso de GH es la no
supresión de los niveles plasmáticos de GH hasta <5 ng/dl tras una
sobrecarga oral con 1,75 g/kg (máximo 75 g) de glucosa. Esta
prueba mide la capacidad de IGF-1 de suprimir la secreción de
GH, ya que la sobrecarga de glucosa estimula la secreción de insulina, lo que produce supresión de IGFBP-1, provocando un incremento agudo de los niveles de IGF-1 libre. El incremento de IGF-1
libre suprime la secreción de GH en 30-90 minutos. Esta prueba
puede proporcionar resultados anómalos en los pacientes diabéticos. Una medición aislada de GH es inadecuada porque la
GH se secreta de una forma pulsátil. Por tanto, el uso de una
medición al azar de GH puede dar resultados falsos positivos y
falsos negativos. La medición de la concentración plasmática de
IGF-1 es una prueba sensible de cribado para detectar el exceso
de GH. Se ha demostrado una excelente correlación lineal dosisrespuesta entre los niveles plasmáticos de IGF-1 y la secreción media
de GH en 24 horas. Una concentración elevada de IGF-1 en un
paciente con una sospecha clínica adecuada indica casi siempre
un exceso de GH. Puede surgir confusión al evaluar adolescentes
sanos, porque durante la pubertad la concentración de IGF-1 es
significativamente más alta que durante la edad adulta; los niveles
de IGF-1 deben ajustarse por edad y sexo. Los niveles plasmáticos
de IGFBP-3 son un marcador sensible de las elevaciones de GH y
pueden estar aumentados aunque las concentraciones de IGF-1 sean
normales. Si los hallazgos de laboratorio sugieren un exceso de GH,
debe buscarse la presencia de un adenoma hipofisario con una RM
cerebral. En casos excepcionales no se identifica una masa hipofisaria. Esto podría deberse a un microadenoma hipofisario oculto o
a una producción ectópica de GHRH o GH. La TC es aceptable
cuando no se dispone de RM.
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento son extirpar o reducir el volumen de la
masa hipofisaria, restaurar los patrones de secreción y los niveles de
GH, normalizar la concentración de IGF-1 y de IGFBP-3, mantener
la secreción hipofisaria normal de otras hormonas y prevenir la
recidiva de la enfermedad.
Para los adenomas hipofisarios bien circunscritos, la cirugía
transesfenoidal es el tratamiento de elección y puede ser curativa.
El tumor debe extirparse completamente. La probabilidad de curación quirúrgica depende en gran medida de la experiencia del cirujano, así como del tamaño y la extensión de la masa. Las mediciones
intraoperatorias de GH pueden mejorar los resultados de la resección tumoral. La cirugía transesfenoidal para la resección de tumores es tan segura en niños como en adultos. Algunas veces puede ser
necesario un abordaje transcraneal. El objetivo inicial del tratamiento es normalizar los niveles de GH. Las concentraciones de
GH (<1 ng/ml 2 horas después de una sobrecarga de glucosa) y de
IGF-1 (intervalo normal ajustado por edad) son las mejores exploraciones para definir una curación bioquímica.
Si la secreción de GH no se normaliza mediante cirugía, las
opciones incluyen la radioterapia hipofisaria y el tratamiento médico. La radioterapia estereotáxica se recomienda si la hipersecreción
de GH no se normaliza mediante la cirugía. La irradiación evita el
crecimiento tumoral en 99% de los pacientes. La principal desventaja es el retraso en la eficacia para disminuir los niveles de GH.
La GH se reduce alrededor de un 50% respecto a la concentración
inicial en 2 años, un 75% en 5 años, y se acerca al 90% en 15 años.
Es previsible que se produzca un hipopituitarismo, que ocurre en el
40-50% de los pacientes 10 años después de la radioterapia.
La cirugía no puede curar un número significativo de pacientes
y, por tanto, el tratamiento médico tiene un importante papel en el
tratamiento de los pacientes que tienen un exceso de GH. El tratamiento es efectivo y bien tolerado con análogos de acción larga de la
somatostatina y con agonistas de la dopamina, así como con los
nuevos antagonistas de la GH.
Los análogos de la somatostatina han demostrado ser muy eficaces en el tratamiento de los pacientes con exceso de GH. La
octreotida suprime la GH hasta <2,5 ng/ml en el 65% de los pacientes con acromegalia y normaliza los niveles de IGF-1 en el 70%. Los
efectos de la octreotida se mantienen bien en el tiempo. También
produce reducción del volumen tumoral, aunque suele ser modesta.
Se puede obtener una supresión mantenida de la GH mediante una
bomba de infusión subcutánea continua de octreotida en niños en
edad puberal con gigantismo hipofisario. Las formulaciones de
acción prolongada, incluida la octreotida de acción prolongada y
la lanreotida, producen supresión mantenida de GH e IGF-1 en
pacientes acromegálicos con inyecciones depot intramusculares
Capítulo 554 Hiperpituitarismo, talla alta y exceso de crecimiento & e554-5
mensuales o bisemanales. Las preparaciones de liberación mantenida no han sido evaluadas oficialmente en niños. En la población
pediátrica se han empleado inyecciones de octreotida a dosis de
1-40 mg/kg/24 h.
Para los casos con hipersecreción de GH y de prolactina deben
considerarse los agonistas dopaminérgicos, como la bromocriptina,
que se une a los receptores dopaminérgicos hipofisarios de tipo 2
(D2) y suprime la secreción de GH, aunque su mecanismo de acción
exacto sigue sin estar claro. Los niveles de prolactina se suprimen
con frecuencia de forma adecuada; los niveles de GH y de IGF-1
rara vez se normalizan con esta modalidad de tratamiento. Menos
del 20% de los pacientes alcanza niveles de GH <5 ng/ml y <10%
consigue la normalización de los niveles de IGF-1. La reducción del
volumen tumoral se produce en una minoría de los pacientes. La
bromocriptina puede emplearse como tratamiento médico adyuvante para el exceso de GH. Su eficacia puede sumarse a la de la
octreotida. Otros agonistas de la dopamina, como la pergolida y la
cabergolina, ofrecen una mayor eficacia, definida por la normalización de la concentración de IGF-1 y una reducción del volumen
tumoral. La dosis de bromocriptina varía entre 10-60 mg/24 horas
vía oral divididos en cuatro dosis. Sólo una pequeña parte de los
pacientes se beneficia de dosis >20 mg/24 h. Se ha demostrado que
la utilización durante largos períodos de tiempo en niños es segura,
pero los efectos secundarios pueden incluir náuseas, vómitos, dolor
abdominal, arritmias, congestión nasal, hipotensión ortostática,
alteraciones del sueño y cansancio. El tratamiento con octreotida
de acción prolongada y cabergolina es prometedor en adultos con
acromegalia; sin embargo la experiencia en pediatría es muy
limitada.
El pegvisomant es un antagonista del receptor de GH que compite con la GH endógena por la unión con el receptor de GH.
Suprime de forma eficaz los niveles de GH y de IGF-1 en pacientes
con acromegalia debida a tumores hipofisarios así como a hipersecreción ectópica de GHRH. La normalización de los niveles de
IGF-1 se produce hasta en el 90% de los pacientes tratados diariamente con este fármaco durante 3 meses o más. La dosis en el adulto
es de 10-40 mg vía subcutánea una vez al día, aunque protocolos de
3 veces por semana también han sido muy efectivos. Deben monitorizarse los niveles de IGF-1 y las enzimas hepáticas. El tratamiento
combinado con análogos de la somatostatina e inyecciones semanales de pegvisomant también ha mostrado eficacia. La experiencia
pediátrica es muy limitada.
© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito.
SÍNDROME DE SOTOS (GIGANTISMO CEREBRAL)
Los niños con gigantismo cerebral (también conocido como síndrome de Sotos) se encuentran por encima del percentil 90 tanto
para la longitud como para el peso al nacimiento; también pueden
tener macrocefalia en ese momento. El gen NSD1 (receptor nuclear
de unión al dominio de proteína-1) es responsable de este síndrome.
Aunque se caracteriza por un crecimiento rápido, no hay pruebas de
que el síndrome de Sotos esté causado por una alteración endocrina.
Se ha sugerido un defecto hipotalámico como causa, pero no se ha
podido demostrar ninguno funcionalmente o en las autopsias. El
crecimiento es llamativamente rápido; al año de vida, los lactantes
afectados tienen una talla superior al percentil 97. El crecimiento
acelerado continúa durante los primeros 4-5 años y después vuelve
a la normalidad (fig. 554-1). La pubertad suele producirse en el
momento esperado, pero puede adelantarse ligeramente. La talla
adulta se encuentra generalmente en el límite alto de la normalidad.
El síndrome se caracteriza por una cabeza grande (macrocefalia)
y dolicocefálica, una frente y una mandíbula prominentes, hipertelorismo, orientación antimongoloide de las fisuras palpebrales,
paladar ojival y unas manos y unos pies grandes con engrosamiento
del tejido subcutáneo. También se observa torpeza y la marcha
tosca, y los niños afectados suelen tener grandes dificultades para
los deportes, para aprender a montar en bicicleta y para otras tareas
que requieran coordinación. La mayoría de los pacientes presenta
cierto grado de retraso del desarrollo; en algunos niños afectados
pueden predominar los déficits perceptivos. La maduración ósea es
[(Figura_1)TD$IG]
Figura 554-1 Gigantismo cerebral (síndrome de Sotos) en un niño de 8 años. La talla
correspondía a un niño de 12 años de edad y la edad ósea era de 12 años. El CI era 60. El
electroencefalograma estaba alterado. Nótese la prominencia de la frente y la mandíbula, y las
manos y los pies de gran tamaño. El desarrollo sexual era consecuente con la edad
cronológica. Los resultados del estudio hormonal eran normales. La talla final adulta fue
208 cm; su desarrollo sexual fue normal. Utiliza zapatos de la talla 54.
habitualmente compatible con la talla del paciente, aunque se ha
descrito la edad ósea avanzada. Las GH, el IGF-1 y otros estudios
endocrinológicos suelen ser normales; no existe ningún marcador
bioquímico o radiológico característico de este síndrome. Las alteraciones en los electroencefalogramas son frecuentes; los estudios
de imagen suelen mostrar un sistema ventricular dilatado. Los pacientes afectados pueden presentar un mayor riesgo de desarrollar neoplasias, particularmente carcinoma hepático, aunque también se han descrito tumores de Wilms, ováricos y parotídeos.
HIPERCRECIMIENTO FETAL Y NEONATAL
La diabetes materna es la causa más frecuente de niños grandes para
la edad gestacional (GEG). Incluso en ausencia de síntomas clínicos
o de antecedentes familiares, el nacimiento de un niño de GEG indica la evaluación de una posible diabetes materna (o gestacional).
Se ha descrito un grupo de trastornos asociados con un crecimiento excesivo tanto somático como de órganos específicos, conocido de forma conjunta como síndromes de hipercrecimiento.
Parece que estos trastornos están causados por una producción
y disponibilidad excesivas de IGF-2 codificado por el gen Igf2. El
síndrome mejor descrito de este grupo es el síndrome de BeckwithWiedemann (SBW), que es un síndrome malformativo con hipercrecimiento que ocurre con una incidencia de 1:14.000 nacimientos. Se manifiesta como un síndrome de hipercrecimiento fetal en el
que la hipertrofia domina el cuadro clínico. Los niños afectados son
característicamente macrosómicos, con macroglosia, hepatoesplenomegalia, nefromegalia y onfalocele. También presentan hipoglucemia secundaria a una hiperinsulinemia derivada de una hiperplasia de las células b del páncreas. Los niños con SBW están
predispuestos a un grupo específico de neoplasias infantiles constituido por el tumor de Wilms y el carcinoma cortical suprarrenal. La
e554-6 & Parte XXVI Sistema endocrino
expresión excesiva de IGF-2 en el SBW puede estar causada por un
número de alteraciones genéticas entre las que se incluyen la
duplicación genética, la pérdida de heterocigosidad y la relajación
o la pérdida de impronta del gen Igf2. Varias líneas de investigación
han localizado improntas genéticas implicadas en el SBW y los
tumores infantiles asociados en el cromosoma 11p. Éstos comprenden, además del Igf2, el gen H19, que está implicado en la supresión
del Igf2, así como el gen WT-1 (el gen del tumor de Wilms). Las
mutaciones en GPC3, un gen glipicano (que codifica un receptor de
membrana que neutraliza el IGF-2), causan el síndrome de hipercrecimiento de Simpson-Golabi-Behmel, relacionado con el
anterior.
BIBLIOGRAFÍA
Acharya SV, Gopal RA, Bandgar TR, et al: Clinical profile and long
term follow up of children and adolescents with prolactinomas,
Pituitary 12:186-189, 2009.
Bademci G: Pitfalls in the management of Cushing’s disease, J Clin
Neurosci 14:401-408, 2007.
Bulun SE: Aromatase deficiency and estrogen resistance: from molecular genetics to clinic, Semin Reprod Med 18:31-39, 2000.
Carel JC, Blumberg J, Bougeard-Julien M, et al: Long-acting lanreotide
in adolescent girls with constitutional tall stature, Horm Res
71:228-236, 2009.
Chahal HS, Stals K, Unterlander M, et al: AIP mutation in pituitary
adenomas in the 18th century and today, N Engl J Med 364
(l):43-50, 2011.
Drop SL, De Waal WJ, De Muinck Keizer-Schrama SM: Sex steroid
treatment of constitutionally tall stature, Endocr Rev 19:540-558,
1998.
Faravelli F: NSD1 mutations in Sotos syndrome, Am J Med Genet C
Semin Med Genet 137C:24-31, 2005.
Feenstra J, de Herder WW, ten Have SM, et al: Combined therapy with
somatostatin analogues and weekly pegvisomant in active acromegaly, Lancet 365:1644-1646, 2005.
Horvath A, Stratakis CA: Clinical and molecular genetics of acromegaly: MEN1, Carney complex, McCune-Albright syndrome, familial
acromegaly and genetic defects in sporadic tumors, Rev Endocr
Metab Disord 9:1-11, 2008.
Lania A, Spada A: G-protein and signalling in pituitary tumours, Horm
Res 71(Suppl 2):95-100, 2009.
Leventopoulos G, Kitsiou-Tzeli S, et al: A clinical study of Sotos syndrome patients with review of the literature, Pediatr Neurol
40:357-364, 2009.
Melmed S, Colao A, Barkan A, et al: Guidelines for acromegaly management: an update, J Clin Endocrinol Metab 94:1509-1517, 2009.
Melmed S, Cook D, Schopohl J, et al: Rapid and sustained reduction of
serum growth hormone and insulin-like growth factor-1 in patients
with acromegaly receiving lanreotide Autogel therapy: a randomized, placebo- controlled, multicenter study with a 52 week open
extension, Pituitary 13:18-28, 2010.
Misra M, Cord J, Prabhakaran R, et al: Growth hormone suppression
after an oral glucose load in children, J Clin Endocrinol Metab
92:4623-4629, 2007.
Morison IM, Becroft DM, Taniguchi T, et al: Somatic overgrowth
associated with overexpression of insulin-like growth factor II,
Nat Med 2:311-316, 1996.
Narayanaswamy V, Rettig KR, Bhowmick SK: Excessive growth, Clin
Pediatr (Phila) 47:705-708, 2008.
Prevedello DM, Pouratian N, Sherman J, et al: Management of
Cushing’s disease: outcome in patients with microadenoma detected
on pituitary magnetic resonance imaging, J Neurosurg 109:
751-759, 2008.
Reddy R, Hope S, Wass J: A cromegaly, BMJ 341:c4189, 2010.
Reeve AE: Role of genomic imprinting in Wilms’ tumour and overgrowth disorders, Med Pediatr Oncol 27:470-475, 1996.
Riccio A, Sparago A, Verde G, et al: Inherited and sporadic epimutations at the IGF2-H19 locus in Beckwith-Wiedemann syndrome and
Wilms’ tumor, Endocr Dev 14:1-9, 2009.
Rosenfield RL, Lipton RB, Drum ML: Thelarche, pubarche, and menarche attainment in children with normal and elevated body mass
index, Pediatrics 123:84-88, 2009.
Sacks DA: Etiology, detection, and management of fetal macrosomia in
pregnancies complicated by diabetes mellitus, Clin Obstet Gynecol
50:980-989, 2007.
Simm PJ, Bajpai A, Russo VC, et al: Estrogens and growth, Pediatr
Endocrinol Rev 6:32-41, 2008.
Socin HV, Chanson P, Delemer B, et al: The changing spectrum of TSHsecreting pituitary adenomas: diagnosis and management in 43
patients, Eur J Endocrinol 148:433-442, 2003.
Sotos JF: Overgrowth: genetic syndromes and other disorders associated with overgrowth, Clin Pediatr 36:157-170, 1997.
Sotos JF, Argente J: Overgrowth disorders associated with tall stature,
Adv Pediatr 55:213-254, 2008.
Tajima T, Tsubaki J, Ishizu K, et al: Case study of a 15-year-old boy
with McCune-Albright syndrome combined with pituitary gigantism: effect of octreotide-long acting release (LAR) and cabergoline
therapy, Endocr J 55:595-599, 2008.
Topaloglu AK, Sansaricq C, Snyderman SE: Influence of metabolic
control on growth in homocystinuria due to cystathionine
B-synthase deficiency, Pediatr Res 49:796-798, 2001.
Venn A, Bruinsma F, Werther G, et al: Oestrogen treatment to reduce
the adult height of tall girls: long-term effects on fertility, Lancet
364:1513-1518, 2004.
Verge CF, Mowat D: Overgrowth, Arch Dis Child 95:458-463, 2010.
Zeger MP, Zinn AR, Lahlou N, et al: Effect of ascertainment and
genetic features on the phenotype of Klinefelter syndrome, J
Pediatr 152:716-722, 2008.
Descargar