rir el resorte suficiente para hacer estallar las ventallas del limón

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rir el resorte suficiente para hacer estallar las ventallas del limón.'
Quien no haya visto el algodonero sino en tierras de regadío con
dificultad concebirá que prevalezca en las que carecen de semejante
regalo. Sabemos sin embargo que gran parte del algodon americano
se coge en montes, que nunca refresca otro humor si no el del cielo;
que en la isla de Santorin y en varios parages de la Peí sia y de la
árida Chipre', donde la cosecha es copiosa, nadie le suministra jamas
riego ninguno, y qué en Ñapóles, Sicilia y en Valencia se benefician también en el secano algunas plantaciones. La constitución misma del arbusto manifiesta en efecto de un modo bien claro que las
hojas y no la raiz son el órgano por donde principalmente se nutre.
Es cierto que no puede pedírsele producto abundante, ni aun que
subsista, en los paises y terruños estremadamente secos, cuales parecen los sequeros de Motril, donde en vano se ha intentado hasta
ahora domiciliarlo, y los de toda aquella costa oriental granadina,
llamada inmemorialmente fais de sol y aire por ser tan escasa de
nubes y de lluvias. Pero en los frescos y esponjosos, bañados de
una atmósfera pródiga de rocíos, como la albariza y arenas de la
costa sevillana, en todos aquellos que se mantienen cubiertos de alguna vejetacíon espontánea en medio del rigor del verano; fructificarán, á mi parecer, algunas castas tan bien como la vid, sembrándolos lo mas temprano posible á fin de que los calores fuertes encuentren la planta bastante medrada y robusta para resistirlos, y
dándole con oportunidad é inteligencia las binas y rebinas, tableados y achatados necesarios.
ARTICULO
Preparación
III.
del terreno.
,,La preparación del terreno se reduce en Motril é Ibiza á cuatro ó cinco rejas profundas dadas desde Diciembre á Marzo, y á
disponerlo en caballones de pocó más. de un pie de alto y, casi igual
anchura por la base; pero con diminución de esta háda la cresta,
donde no pasa de cuatro dedos." Esta disposición conduce á concentrar el calor tan esencial para la nacencia, á resguardar 1a plantita
de los aires, fríos y.já veces secos del norte, y á la .distribución iguál
y económica del riego. Por lo demás para las grandes castas arbóreas
será más conveniente en lugar de los caballones abrir á distancias •proporcionadas profundos y anchos.hoyos , ó aun mejor zanjas, que.rellenadas, déspües hasta el ras'del suelo con tierra -desmenuzada presenten á las raices cantidad considerable de miga en que estenderse.
Entre los! abonos esCélent.es para el algodon merecen citarse, fuera dé los que se nombrarán mas.adelante, el escremento humano mez-
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