47-A-99 CAMARA DE FAMILIA DE LA SECCION DEL CENTRO: SAN SALVADOR, A LAS DIEZ HORAS CON VEINTE MINUTOS DEL DIA TREINTA DE JULIO DE MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y NUEVE. El presente Recurso de Apelación ha sido interpuesto por los Abogados RAFAEL ERNESTO RIVAS GOMEZ y MANUEL ANTONIO ROMERO, Apoderados del señor -------------------, mayor de edad, de Nacionalidad estadounidense, Ejecutivo, de este domicilio, contra la sentencia proveída por el JUEZ PRIMERO DE FAMILIA de este distrito Judicial Lic. JORGE ALFONSO QUINTEROS HERNANDEZ, en fecha diecinueve de marzo del presente año, en el PROCESO DE DIVORCIO por el motivo 2° del Art. 106 C. F., es decir, por separación de los cónyuges durante uno o más años consecutivos; promovido por la señora --------------------, mayor de edad, Psicóloga, de nacionalidad estadounidense y de este domicilio, patrocinada por el abogado OSCAR MAURICIO CARRANZA, sustituido en esta Instancia por los abogados ANA VICTORIA AGUILAR ABARCA y RAMIRO ALEXANDER GARCIA SALINAS mediante resolución de las doce horas con trece minutos del día veintitrés de Julio del presente año, agregada a fs. 3 de este incidente. También intervino en primera instancia la Procuradora de Familia adscrita al Tribunal a quo, Licda. LILIAN GUEVARA DE MENA y en esta instancia, por ley, tiene intervención el Procurador adscrito a esta Cámara, Dr. EDUARDO MORALES EHRLICH. El recurso ha sido bien admitido por el Tribunal a quo. Los autos ingresaron a esta Cámara el siete de junio de este año. LEIDOS LOS AUTOS Y CONSIDERANDO: I. Que el Juez a quo, a fs. 267 / 269 de la segunda pieza principal pronunció la sentencia de mérito recurrida y en lo atingente resolvió: A) Declarar que no ha lugar a la excepción de cosa juzgada planteada por la parte demandada. B) Decretó el divorcio entre ------------------- y --------------------, por la separación de más de un año consecutivo, disolviendo el vínculo matrimonial que contrajeron el día catorce de agosto de mil novecientos ochenta y siete en East Hampton, Condado de Suffolk, Nueva York, Estados Unidos de América, ante los oficios de Sheppard Frood, Juez del pueblo; C) Fijó la cantidad de DOCE MIL COLONES (¢ 12,000.00) mensuales, que en concepto de pensión compensatoria, deberá aportar el señor -------------------- a favor de --------------------, durante un plazo de 3 años. Se le ordenó al obligado presentar garantía hipotecaria o fianza personal, para garantizar el cumplimiento de la obligación. Los fundamentos de su decisorio, en síntesis los expuso así: Consideró que era el Tribunal competente para conocer del proceso de divorcio y en su caso decretar el divorcio entre los señores ------------------- y --------------------, en atención a lo dispuesto por los Arts. 96 y 144 de la Constitución; 52, 54 y 322 de la Convención de Derecho Internacional privado o Código Bustamante, 6 literal a) y 218 L. Pr. F., ya que por una parte ambos cónyuges se encuentran domiciliados en el país y por la otra ha habido sometimiento expreso (a lo mejor quiso decir tácito) a la jurisdicción de este Juzgado, de conformidad con las disposiciones antes citadas. Estimó que con la documentación presentada, apoyada en la investigación psicosocial realizada, se han aportado indicios sobre la capacidad económica del demandado de la cual se colige que es bastante buena. Por otro lado, encontró elementos sobre la desmejora económica sufrida por la demandante a consecuencia de la separación con su cónyuge, pues ésta además de gozar de una mejor calidad de vida cuando vivía con el demandado, contribuía laboralmente para las actividades de éste, razones que le bastaron al a quo para determinar la procedencia de la pensión compensatoria. II. Los Abogados RAFAEL ERNESTO RIVAS GOMEZ y MANUEL ANTONIO ROMERO, no conformes con dicho decisorio, a fs. 274 / 278 de la segunda pieza principal, impugnan la sentencia y en lo atinente expresan: a) Que el Juez al declarar sin lugar la excepción perentoria de cosa juzgada, ha interpretado y aplicado erróneamente los Arts. 318, 322 y 396 del Código Bustamante y el Art. 452 del Código de Procedimientos Civiles. Los impetrantes aluden a la sentencia N° 229 de fecha 20 de Febrero de mil novecientos noventa y seis pronunciada por la Cámara Civil, Comercial y del Trabajo del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de San Cristóbal, República Dominicana, que decretó el divorcio entre los referidos cónyuges. En cuanto al Art. 318 del Código de Bustamante argumentan que "no estaba en juego la excepción de incompetencia por razón del domicilio; que la incompetencia del a quo estaba en haber conocido de un proceso en un primer momento, existiendo litigio pendiente y posteriormente cosa juzgada". Aducen que hay errónea aplicación del Art. 396 del Código Bustamante en cuanto el Juez a quo se ampara en dicho precepto para no admitir la cosa juzgada, sosteniendo "que los contrayentes son estadounidenses, que el matrimonio se celebró en Estados Unidos, que estamos en un proceso de divorcio donde no hay hijos, no hay bienes, no hay que disolver vínculo matrimonial en El Salvador. Afirman que "no se está tratando de ejecutar una sentencia pronunciada en nación extranjera, porque no hay nada que ejecutar en El Salvador; que presentaron la sentencia de divorcio pronunciada en República Dominicana, no para ejecutarla acá en El Salvador, sino como una "prueba de que no existía vínculo matrimonial anterior entre los señores -------------------- y --------------------; y en consecuencia no debe reunir los requisitos a que se refiere el Art. 453 Pr. C.". Consideran que únicamente basta que ésta y la Certificación de Partida de Divorcio estuvieran debidamente legalizadas conforme al Art. 261 Pr. C.; b) Sostienen que al caso que nos ocupa no le es aplicable la Convención de Derecho Internacional Privado, conocido como Código Bustamante, "ya que los Estados Unidos de América no es Estado contratante de dicha Convención y los señores--------------------, son de nacionalidad estadounidense y a ellos los persigue su estatuto personal, y por lo tanto, en las relaciones familiares los regula la legislación de su nacionalidad. Citan el Art. 1 de la referida Convención. Dicen que al no haber sido ratificada dicha Convención por los Estados Unidos, no se permite su aplicación para sus súbditos, en nuestro país. Finalmente piden que se revoque la sentencia impugnada y se declare improcedente la demanda, en virtud de haberse decretado el divorcio en República Dominicana, teniéndose por reconocida la disolución del vínculo matrimonial que unía a los señores -------------------- y -------------------- en razón de la Certificación de la Partida de Divorcio asentada en la Junta Central Electoral, Oficialía del Estado Civil, de San Gregorio de Nigua República Dominicana, al número 5684, en cumplimiento de la mencionada Sentencia de Divorcio. Sobre la Pensión Compensatoria, sostienen que para que ésta proceda debe existir liquidación del régimen patrimonial. III. El punto a dilucidar consiste en determinar si a favor del demandado -------------------, obra la excepción de cosa juzgada alegada en razón de la sentencia N° 229 de fecha 20 de febrero de mil novecientos noventa y seis, pronunciada por la Cámara Civil, Comercial y del Trabajo del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de San Cristóbal, República Dominicana, que decretó el divorcio entre el señor -------------------- y la señora --------------------, por incompatibilidad de caracteres. Y como consecuencia, acoger o no el divorcio pretendido por la señora--------------------ante el Juzgado Primero de Familia de este distrito judicial. Para ello, en primer lugar es necesario determinar qué tribunal era el competente para conocer del caso al tiempo en que se promovió la demanda de divorcio por el señor -------------------- contra su cónyuge señora -------------------- en el Tribunal de Justicia de un municipio de la República Dominicana. En segundo lugar, precisa definir la Ley aplicable al caso de divorcio entre los mencionados señores-------------------; y finalmente qué criterio se debe adoptar respecto al valor que debe darse a una sentencia extranjera, conforme a nuestro ordenamiento jurídico, para decidir un conflicto de divorcio entre dos ciudadanos extranjeros domiciliados en El Salvador. De entrada se advierte que en el sub lite convergen elementos extranacionales de peculiar atención, que le dan la connotación de un conflicto de familia derivado del tráfico jurídico internacional, precisamente porque los sujetos directamente involucrados, valga decir, las partes strictu sensu, son de nacionalidad estadounidense; asimismo la sentencia con la que se pretende probar la cosa juzgada alegada ha sido dictada por un Juez extranjero (de República Dominicana). Ello enmarca la litis en primer plano dentro del contexto del Derecho Procesal Civil Internacional así como dentro del marco del Derecho Internacional Privado. Este último, en palabras de Don Antonio Sánchez de Bustamante "es el conjunto de principios que determinan los límites en el espacio de la competencia legislativa de los Estados cuando ha de aplicarse a relaciones jurídicas que puedan estar sometidas a más de una legislación"; o como de manera más simple dice Andrés Bello "es el conjunto de reglas que sirven para dirimir los conflictos de leyes". Existe en cada sistema jurídico una serie de normas cuya hipótesis o categorías sirven para solucionar directamente problemas derivados del tráfico jurídico Internacional, normas que Leonel Pérez Nieto denomina "con vocación internacional", las cuales excluyen el recurrir a métodos más complicados para determinar que Juez es el competente o que norma se aplicará, dando ellas la solución inmediata, por ejemplo el Art. 96 de nuestra Constitución que prescribe "Los extranjeros, desde el instante en que llegaren al territorio de la República, estarán estrictamente obligados a respetar a las autoridades y a obedecer las leyes, y adquirirán derecho a ser protegidos por ellas". El Art. 99 de la norma fundamental establece que "los extranjeros no podrán ocurrir a la vía diplomática sino en los casos de denegación de justicia y después de agotados los recursos legales que tengan expeditos." Asimismo, el Art. 14 del Código Civil estipula que "la Ley es obligatoria para todos los habitantes de la República, incluso los extranjeros". La Ley de Extranjería, que es la Ley especial a que están sometidos los extranjeros en nuestro país y que regula su situación jurídica, valga decir su estatuto personal, en su Art. 13 dice: "El concepto de personas naturales o jurídicas extranjeras ...se regirán por las leyes del país (salvadoreñas)". Luego, el Art. 14 estipula que: "El concepto, adquisición, pérdida y recuperación del domicilio de los extranjeros...se regirán por las leyes salvadoreñas." También el Art. 15 de la misma ley dice: "El matrimonio de los extranjeros, en cuanto a requisitos para su celebración, efectos, bienes, derechos y obligaciones entre cónyuges, divorcio y nulidad, se regirán por las leyes de El Salvador". Aún más el Art. 16 in fine estipula que: "El estado civil de los extranjeros y su registro se regirán por las leyes de El Salvador". De los anteriores ejemplos se concluye que en principio nuestro ordenamiento jurídico es de tendencia territorialista, lo cual no es absoluto ya que existe una marcada apertura del sistema a través de la aplicación de normas internacionales, vía tratados y Convenciones, verbigracia, Código Bustamante, que en definitiva al ser ratificados por la Asamblea Legislativa se convierten en Leyes de la República, de conformidad al Art. 144 Cn. y por ende obligatorias para todos los habitantes de la República, inclusive los extranjeros; cabe entonces hablar de un territorialismo relativo. Es claro entonces que en El Salvador no es posible aplicar la Ley extranjera a los súbditos de otros países; en el caso concreto, no puede aplicarse la ley nacional (de su país) a los estadounidenses, por cuanto la misma Constitución y las Leyes secundarias antes citadas someten su estatuto personal a la ley salvadoreña, es decir, a la ley del domicilio o Ley Fori. Prevalece en nuestro sistema la ley del domicilio, el cual es seguido por Inglaterra, Estados Unidos de América y la mayoría de países Latinoamericanos. Federico Carlos de Savigny es el precursor de esta tendencia, quien preconizaba un derecho internacional privado uniforme, basado en conexiones universalmente admitidas para someter los casos a sus derechos propios, su tesis es la corriente que adopta nuestro ordenamiento jurídico y se resume así: "Para cada relación jurídica debe determinarse el sistema jurídico al cual dicha relación pertenece o está sujeta teniendo en cuenta su naturaleza particular...Así como las personas tienen un lugar donde habitan, el domicilio ("Wohnsitz"), también las relaciones jurídicas están domiciliadas, tienen su sede social ("Sitz"). Por tanto, en la medida que las personas entran en contacto con diversos sistemas jurídicos, habrá necesidad de conectar, de vincular a la persona y, cada relación con un sistema jurídico determinado". Para Savigny los puntos de conexión o vinculación deben atender a dos criterios: el domicilio para las personas y la voluntad de las partes o el lugar de ejecución para las obligaciones convencionales. Pérez Nieto, seguidor de esta tendencia, afirma que: "conforme al criterio del domicilio, podremos determinar cuales son las normas aplicables al estado civil y la capacidad de las personas, y, con base en el de la voluntad de las partes o el lugar de ejecución, sabremos que normas jurídicas se deben aplicar..." Afirma que "no existe un conflicto de leyes en el sentido estricto del término, sino en realidad una duda por parte de los aplicadores del derecho respecto a cual es el sistema jurídico aplicable cuando ciertas conductas humanas o hechos se encuentran vinculados, por razón espacial, con otros sistemas jurídicos". Y para disipar esa duda Adolfo Miaja de la Muela advierte que "la cuestión de la competencia judicial en el orden internacional aparece como previa al conflicto de leyes...cuando existan en la vida litigiosa elementos extranjeros, el juez tendrá que apreciar si posee competencia objetiva y funcional para entender el caso, resuelto lo cual afirmativamente, examinará su competencia territorial, y, finalmente, en ejercicio de ella resolverá el fondo del litigio aplicando, según proceda en virtud a sus reglas de conflicto, la ley material del foro o una extranjera". En nuestro sistema jurídico, una vez el juez califica su competencia afirmativamente, conforme a las normas del foro, de inmediato entra a conocer del fondo del asunto, amén de que la parte que se entienda agraviada por la resolución sobre la competencia, valga decir, el demandado, alegue incompetencia territorial, lo cual no sucedió en la especie; ni mucho menos podría concebirse, cuando claramente se ha establecido que tanto el señor -------------------- y la Señora-------------------son de este domicilio desde hace muchos años. Consideramos que el problema se reduce, en última instancia, a determinar la competencia judicial. Sobre la cual, el proceder correcto de los jueces, es calificarla conforme a las leyes procesales propias (lex fori), tal y como de una u otra forma lo hizo el juez a quo. Decidida la materia de competencia, el Juez competente aplicará las leyes sustantivas correspondientes. En el sub lite, tanto el señor --------------------, como la señora -------, en razón de su domicilio en el país, se encontraban sometidos a las leyes salvadoreñas, no importando su nacionalidad. Por tanto, podemos arribar desde ya a la conclusión que los tribunales competentes para conocer del divorcio entre los señores ------------------- –--------------------son los salvadoreños y concretamente los tribunales de su domicilio, que para ambos era y es la ciudad de San Salvador. Mientras ellos no se hubieran sometido voluntariamente o expresamente a la jurisdicción de otro estado, inclusive el de su origen, si su domicilio es el de El Salvador, serán los Tribunales de éste, los competentes, máxime cuando el Art. 52 del Código Bustamante, que también es Ley de la República, estipula que el divorcio se regula por la ley del domicilio conyugal, el cual fue establecido por ambos cónyuges en esta ciudad desde mil novecientos ochenta y siete, según quedó demostrado en primera instancia. IV. Llama poderosamente la atención, el hecho que el señor -------------------acudiera a los Tribunales de República Dominicana para promover el divorcio, cuando existe suficiente evidencia en autos que ese no era su domicilio y con toda argucia, manifestó ser del domicilio de New York y accidentalmente del domicilio de la ciudad de San Cristóbal Provincia y Municipio de la República Dominicana, ver fs. 122 de la primera pieza. Consta también que para poder demandar a la señora --------------------en un Tribunal de República Dominicana, tuvo que recurrir a la argucia de que también ella era del domicilio de San Cristóbal Provincia y Municipio de la República Dominicana. De esa manera consiguió una sentencia favorable de divorcio; en contravención de los principios de probidad, lealtad y buena fe, lo que Enrique Véscovi denomina como una "típica regla moral en el proceso", condiciones determinantes en cualquier tipo de juicio, ya no digamos en materia de familia. Es claro que en ese entonces entre el Sr. -------------------- y los Tribunales de República Dominicana no existía punto de conexión alguno con fuerza vinculante para interponer demanda de divorcio contra la señora --------------------, ya que ésta tampoco era del domicilio de ese país y la República Dominicana tampoco era el domicilio conyugal; por tanto esa acción de divorcio tenía que entablarse en los Tribunales de nuestro país, pues la vinculación o punto de conexión radicaba en el domicilio conyugal, el cual es el de San Salvador. Es más, es un principio procesal UNIVERSALMENTE ACEPTADO Y CONOCIDO que el actor debe seguir el fuero del demandado y el domicilio de la señora--------------------es el de esta ciudad, pues no consta que ésta lo haya perdido. Cabe resaltar que en la sentencia N° 1057 proferida por la Cámara de lo Civil, Comercial y del Trabajo del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de San Cristóbal de República Dominicana, de fecha 23 de julio de mil novecientos noventa y siete, consta que la señora--------------------"nunca había entrado a República Dominicana como turista, y en el proceso de divorcio aparece legalmente citada (supuestamente)", por lo que evidentemente como lo afirma el Juez de dicho Juzgado Doctor DANIEL CARMELO GONZALEZ RUIZ, su Tribunal "fue sorprendido por el abogado representante del señor --------------------, indicando que la demandada tenía domicilio en esta ciudad (República Dominicana, San Cristóbal). Ver fs. 137 de la primera pieza del expediente. La situación anterior llevó al referido Juez de la República Dominicana a declarar la nulidad de la sentencia de divorcio que él mismo había decretado, lo cual es un yerro procesal que fue advertido por la Cámara Civil, Comercial y de Trabajo de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de San Cristóbal y fundamentándose en que el Juez a quo violó el sistema procesal del doble grado de jurisdicción, en la sentencia N° 42 de fecha 2 de abril de mil novecientos noventa y ocho desestimó la nulidad declarada en la sentencia número mil cincuenta y siete de fecha veintitrés de julio de mil novecientos noventa y siete que anulaba el divorcio entre el señor -------------------- y la señora ------; pero esa decisión, a nuestro juicio, no quiere decir que la argucia de -------------------- fue plausible y pasó desapercibida, ya que en dicha sentencia consta que tanto él como la señora--------------------son del domicilio de San Salvador, República de El Salvador y con toda seguridad advirtiendo el referido tribunal ad quem que la causa adolece de graves violaciones al debido proceso, en el fallo decidió "AVOCAR el conocimiento de la acción intentada por --------------------, contra la señora --------------------, a fines de hacer anular la sentencia número doscientos veintinueve de fecha veinte de febrero de mil novecientos noventa y seis"; que es la que decretó el divorcio entre ellos por causa de "incompatibilidad de caracteres"; por lo que se fijó audiencia "de oficio" para el conocimiento del asunto, el trece de mayo de mil novecientos noventa y ocho, cuyo resultado no obra en autos, pero basta apegarse a los principios procesales universalmente aceptados para concluir que el proceso que terminó en sentencia estimatoria de divorcio entre las partes, adolece de graves violaciones al debido proceso que con buen tino han sido advertidas por los Tribunales de República Dominicana. Por otra parte, como corolario de los argumentos mencionados, podemos afirmar: que la Certificación de la sentencia de divorcio proveída por el aludido Tribunal Dominicano y la Certificación del Estado Familiar de divorciados de las partes, carecen de eficacia probatoria, conforme al derecho de familia salvadoreño. Concederle valor probatorio a un acto jurisdiccional que ha violado las más elementales reglas del emplazamiento, del derecho de defensa y la garantía constitucional de audiencia, consagrada en nuestra Carta Magna en el Art. 11 Inc. 1º, equivaldría a que este Tribunal, a su vez vulnere esos mismos derechos, atentando contra el Estado Constitucional de Derecho que nuestro ordenamiento jurídico establece. Por ende, a nuestro juicio, ni la excepción de litis pendencia ni la de cosa juzgada, pueden ser acreditadas con la aludida sentencia. Para desvirtuar el argumento del apelante sobre la excepción de cosa juzgada, que pretendió demostrar mediante la referida sentencia de divorcio decretada por el mencionado Tribunal de República Dominicana, basta acogernos a lo dispuesto en el Art. 451 del Código de Procedimientos Civiles que dice: "Las sentencias pronunciadas en países extranjeros tendrán en El Salvador la fuerza que establezcan los tratados respectivos". No se discute que esa sentencia de divorcio extranjera, pueda considerarse como documento público, y al ser legalizada conforme al Art. 261 Pr. C.; podría tener fuerza probatoria. De hecho se ha valorado como tal en el sentido de apreciarse en ella la intención del señor ------------------- de divorciarse. Empero, nuestro ordenamiento jurídico no es del todo expreso en el tratamiento de sentencias extranjeras para considerarlas cosa juzgada, sin embargo, del Art. 451 antes transcrito y siguientes, se colige el carácter restrictivo de nuestro sistema jurídico en materia de reconocimiento de sentencias extranjeras y de su total asimilación a la ejecutoriedad. Al respecto Jaime Guasp sostiene que: "El reconocimiento de una sentencia extranjera tiene por finalidad primordial permitir que actúe, como título de ejecución, en un proceso de esta clase. Pero este significado principal no es, en modo alguno, el único, una sentencia extranjera puede perseguir finalidades distintas de las puramente ejecutivas...Por ello, cabe hablar de proceso de reconocimiento y no de proceso de ejecución de sentencias extranjeras, el reconocimiento es un verdadero proceso de ejecución". De lo anterior podemos deducir que el análisis se centra en el reconocimiento de la sentencia y, posteriormente, en el de su ejecución, cuyo examen en nuestro país le compete a la Corte Suprema de Justicia, a través del procedimiento del exequator o auto pareatis, el cual de acuerdo a nuestro sistema jurídico actual tenía que ser requisito previo para que tuviera fuerza y reconocerle la calidad de cosa juzgada, así como también ser requisito para que el señor -------------------- contrajera nuevo matrimonio ya que su estado familiar aún lo rige la ley salvadoreña. Art. 17 de la ley de extranjería, sin afectar el Registro Civil que llevan los Agentes Consulares o Funcionarios Diplomáticos de su país acreditados en El Salvador. Además, la excepción de cosa juzgada alegada por el demandado no puede acogerse, ya que la sentencia en que se funda contraviene los Arts. 396 y 423 del Código Bustamante que también son Ley de la República, y que se refieren a los requisitos o condiciones que debe reunir una sentencia extranjera para que tenga fuerza en otro país. Con la actitud del señor --------------------, demostrada a través del proceso de divorcio que pretendió ventilar en República Dominicana, lo que se advierte es su intención de fraude a la ley, que consiste en eludir la aplicación de la misma, que según la doctrina y el Derecho Internacional Privado consiste en eludir la aplicación de la ley que normalmente es competente para regir una relación jurídica, buscando someterse a la aplicación de otra ley, para evadir el cumplimiento de las condiciones o requisitos exigidos por aquella que normalmente es competente. En el Derecho Inglés se le llama "Forum Shopping" haciendo aplicación extensiva del llamado "Window Shopping" que consiste en visitar y observar las vitrinas de diferentes almacenes para decidir después cuál de todos ofrece mejores precios y condiciones sobre determinado artículo. Pero la sentencia no fue del todo feliz para -------------------, cuando en la misma, el Tribunal de República Dominicana reconoce la competencia de los Tribunales Salvadoreños al ordenar en el fallo "que los bienes adquiridos por los esposos serán divididos según las leyes del Salvador". Ver. Fs. 212 de la segunda pieza del expediente. Por todo lo anterior y no obstante que consideramos que el referido Tribunal de República Dominicana asumió indebidamente la competencia para conocer del caso ------------------- versus --------------------; de lo que no puede quedar duda es que ambos cónyuges desean divorciarse, puesto que objetivamente los deberes del matrimonio y los fines que la Institución persigue han claudicado; ambos han externado en diferente época y lugar su intención y deseo de divorciarse, por lo que no tiene objeto mantener una unión que evidentemente ha fracasado, lo cual es una fuerte razón para confirmar la sentencia en dicho punto. En cuanto a la pensión compensatoria, según la doctrina, su fundamento es "evitar en lo posible que se cometan injusticias o arbitrariedades" y da lugar a un mecanismo para hacer efectivo el principio de igualdad del hombre y la mujer, sin discriminaciones, durante el matrimonio y en caso de disolución. Arts. 17 y 24 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos o Pacto de San José Costa Rica. Su finalidad es "retribuir el esfuerzo, el trabajo y la dedicación a la familia durante el matrimonio por el cónyuge que a la disolución del mismo no recibe el beneficio económico suficiente, de donde deriva el calificativo de compensatoria". El Art. 113 C. F. establece que habrá derecho a la pensión "cualquiera que sea el régimen patrimonial del matrimonio", es decir, que puede tratarse de alguno de los regímenes patrimoniales de comunidad, de participación en las ganancias o de separación. Lo esencial o medular a probar es el desequilibrio económico o desmejora en el status económico y social de quien solicita la pensión. Una vez determinado el derecho a una pensión, como consecuencia, es necesario examinar los criterios para fijar su cuantía. Según la doctrina y la jurisprudencia extranjera, que perfectamente se pueden aplicar en el sub lite, no es necesario que concurran todos los elementos señalados en el Art. 113 C. F., más bien podríamos decir, que entre mayor número de ellos concurran, la cuantía de la pensión debería ser mayor para el beneficiario o beneficiaria. De igual manera se sostiene que dichos criterios no son taxativos y perfectamente se puede acudir a otros que en el caso concreto puedan contribuir para el cumplimiento de los valores de justicia y equidad, en atención a los fines y fundamentos ético-jurídico de la expresada figura. En el presente caso se comprobaron los siguientes elementos para poder determinar la cuantía de la pensión: 1) La duración del matrimonio y convivencia conyugal, ya que el primero duró once años y la segunda ocho años; 2) La colaboración de la señora-------------------con su trabajo en las actividades del señor --------------------, como Asistente Ejecutiva y Traductora; 3) El caudal y medios económicos de cada uno, existiendo una desproporción entre las capacidades económicas de los cónyuges, que demuestra el desequilibrio en que quedará la demandante a raíz del divorcio. Por ello, también debemos confirmar en el fallo la decisión estimatoria del a quo respecto de la pensión compensatoria que deberá aportar el señor -------------------- a favor de la señora --------------------, quien según la información que obra en autos (estudio psicosocial), sufrirá una desmejora sensible en su estilo de vida, en comparación al que llevaba en el matrimonio. En cuanto a la capacidad del demandado, ésta se colige del mismo estilo de vida que ha llevado a lo largo de los años que ha vivido el señor -------------------- en el país, así como el hecho de que durante el matrimonio él era quien proveía los gastos del sostenimiento del hogar conyugal, en el cual ambos convivían formando una familia, incorporándose eventualmente los hijos del señor -------------------- y la madre de éste. La función de la señora--------------------en el hogar era de administrarlo y desempeñándose como secretaria y/o colaboradora en el trabajo de su marido. Por otra parte, la capacidad económica del señor -------------------- ha quedado demostrada con la documentación que milita en autos, la cual no ha sido redargüida de falsa. Ver fs.22, 27/31 y 72/89 de la primera pieza. En todo caso, a nuestro juicio, compartiendo el criterio del Juez a quo, consideramos que en casos como el sub júdice no es necesaria la prueba directa de los ingresos del demandado, pues no se requiere la demostración exacta de los ingresos de éste o de su patrimonio, sino de un mínimo de elementos que den las pautas básicas para estimar el monto de la pensión. Por último, en cuanto a la interpretación del Art. 113 C.F. que hace el apelante, en el sentido que es necesario que exista disolución y liquidación del régimen patrimonial, como condición sine qua non para determinar el desequilibrio económico de cualquiera de los cónyuges a efecto de concederle pensión compensatoria; no compartimos dicha interpretación, ya que habrá casos como el sub lite en el que por tratarse de un régimen de separación de bienes, sería absurdo hablar de liquidación, para determinar el desequilibrio. Cuando dicho artículo se refiere a la liquidación del régimen, únicamente comprende a los regímenes de comunidad. POR TANTO, de conformidad a lo anteriormente expuesto y en aplicación de los Arts. 1, 11, 12, 96, 99, 100 y 144 Cn.; 12, 13, 14, 15 y 17 de la Ley de Extranjería; 8, 9, 106 Ord 2°, 113 y 115 C. F., 148, 149, 153, 156 y 158 L. Pr. F.; a nombre de la República de El Salvador, esta Cámara FALLA: Confirmase en todos sus puntos la sentencia venida en grado de apelación, por estimarse justa y arreglada a derecho. Devuélvanse los autos al Tribunal remitente con Certificación de esta Sentencia, Notifíquese. PRONUNCIADA POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LA SUSCRIBEN. SECRETARIO. gg.lemc.