comentario de un texto de guillermo de ockham

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Departamento de Filosofía. IES Victorio Macho. Palencia.
COMENTARIO DE UN TEXTO DE GUILLERMO DE OCKHAM
Suma de Lógica. Cap. 15. párrafo 6 de la Antología.
1.Se trata de un texto que aborda qué son los universales (cuestión ontológica)
desde el análisis de los distintos tipos de signos (natural y artificial) y su función
dentro del lenguaje y del conocimiento (cuestión epistemológica) en cuanto que
son predicables de muchos objetos. Por tanto, combina aspectos ontológicos y
epistemológicos
Su tesis central es: el universal es una intención del alma apta para ser
predicada de muchos. Y ninguna sustancia es un universal.
2.Podemos considerar que el texto tiene dos partes. La primera abarcaría las dos
primeras líneas, justo en las que Ockham expone su tesis básica, que es lo que
va a discutir a continuación.
La segunda aparte vendría dada por el argumento que presenta para probar
esta afirmación. Abarca hasta el final del texto.
Simplificando podemos decir que su argumento es el siguiente.
Pr. 1 Si algo es un universal entonces es predicable de muchos.
Pr. 2 Las sustancias no son predicables de muchos.
C.
Las sustancias no pueden ser universales.
Lo característico de los términos universales es que son predicables de
muchos. Esos términos pueden ser, de acuerdo a la filosofía del lenguaje de
Ockham, naturales, que son las intenciones del alma o terminus conceptus,
cuya realidad es mental y, por tanto, dependiente del sujeto que piensa y
conoce. También pueden ser resultado del acuerdo, son voluntariamente
instituidos, que son los signos escritos y orales (terminus scriptus y terminus
prolatus)
Pero las sustancias no poseen la aptitud para significar otra cosa (ya
Aristóteles había dicho que la sustancia es lo que no se dice de otra cosa) por
tanto, ninguna sustancia puede ser un universal y los universales no pueden
ser sustancias, que es lo que sostienen los realistas. Los universales son
intenciones del alma que es en lo que centra su discusión en este párrafo
Ockham.
En las líneas finales del texto Ockham explica el porqué de la segunda premisa
de su argumento. Las sustancias no son aptas para ser predicadas de muchos
porque, de ser así, las proposiciones constarían de sustancias, ya que las
proposiciones constan de universales (que sí son aptos para ser predicados de
muchos) pero es obvio que las proposiciones están formadas de términos, pero
no de sustancias. De ser así, tendríamos el caso de que el sujeto estaría en
Roma y el predicado en Inglaterra, lo cual es absurdo. Las sustancias sí
pueden estar en distintos lugares, pero los universales no, ya que son términos
Departamento de Filosofía. IES Victorio Macho. Palencia.
y su “lugar” está en la proposición y en la función que les es propia, que es la
de ser signo de las cosas. La realidad de los universales es puramente
funcional y no ontológica.
3.Análisis de conceptos: intención del alma.
Como ya hemos dicho, las intenciones del alma son los conceptos, cuya
realidad es mental y no sustancial. Al ser signo de muchos, son universales,
pero su universalidad no depende de una naturaleza intrínsecamente universal,
sino que depende de su función como signo de una pluralidad de cosas que sí
existen fuera de la mente. Pero el único universal que admite Ockham es el de
la mera funcionalidad semántica del término concebido, que surge en la mente
de manera automática ante la presencia de aquello que lo causa y de lo cual es
signo natural. Entre la intención del alma y las cosas significadas hay una
conexión interna, como la que hay entre el humo y el fuego o la alegría y la risa
que es signo de ella.
De esta manera, el franciscano abandona la polémica acerca de la naturaleza
de los universales, respondiendo que los universales son signos naturales
(intenciones del alma) o artificiales. Pero el lugar propio de la significación es la
intención del alma, de la cual depende que los términos orales o escritos
puedan significar.
Como nominalista, Ockham se aparta del radicalismo de Roscelino que había
dicho que los universales no son nada, sino “flatus vocis”.
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