La Actitud de Jesús Hacia Sus Enemigos

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Sermones y Artículos Sobre Jesús de Nazaret -- 2
La Actitud de Jesús Hacia Sus Enemigos
“43Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44Pero
yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced
bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45para
que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre
malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46Porque si amáis a
los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los
publicanos? 47Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más?
¿No hacen también así los gentiles? 48Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro
Padre que está en los cielos es perfecto” (Mat. 5:43-48).
La conducta de una persona hacia sus enemigos frecuentemente revela el lado obscuro de su personalidad. Algunos hombres tienen la tendencia a mentir, mal representar,
difamar y otras actividades viciosas comúnmente distinguidas como “símbolos de
asesinato” para destruir a sus enemigos. En algunas ocasiones odiado por los enemigos
de uno esto termina en asesinato, como la lectura diaria del periódico comúnmente
lo demuestra. ¿Cuál fue la conducta de Jesús hacia sus enemigos? Leímos arriba lo
que predicó, pero ¿cómo lo vivió?
1. Jesús no tuvo rencor. Enseñó a sus discípulos a perdonar tantas veces como
una persona se arrepintiera y pidiera su perdón, aún hasta 70 veces 7 (Mat. 18:21-35).
Enfatizó que el propio perdón de uno depende de si uno está deseando perdonar a su
hermano o no. No permitió que sus discípulos alimentaran el rencor , resultando en
amarguras de espíritu, odio, y resentimiento. Pero mas que la simple enseñanza, Jesús
demostró que no guardaba rencor cuando oro al Padre diciendo, “... perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Luc. 23:34). Su conducta manifestó la actitud correcta
que uno debería tener hacia sus enemigos. La buena voluntad de Jesús de morir en
la cruz, aún por aquellos que lo crucificaron, demuestra la activa buena voluntad que
demanda el amor.
2. Jesús soportó las injurias sin maldad ni rencor. Pedro describió la actitud
de Jesús hacia sus enemigos cuando escribió, “ 21Pues para esto fuisteis llamados;
porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis
sus pisadas; 22el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23quien cuando
le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino
encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 Ped. 2:21-23). Jesús no anduvo
con una astilla sobre su hombro a causa de los males que previamente había sufrido.
Nunca aborreció a nadie, ni maltrató cruelmente a sus enemigos. Vivió lo que enseñó
cuando dijo que el amor “no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no
guarda rencor” (1 Cor. 13:5).
NVI – “No se comporta con rudeza, no es egoísta, o se enoja fácilmente, no
guarda rencor”.
VM – “No se porta indecorosamente, no busca lo suyo propio; no se irrita, no
hace caso de un agravio”.
NT, La palabra de Dios Para Todos – “El amor no es descortés ni egoísta. No
se enoja fácilmente. El amor no lleva cuenta de las ofensas”.
3. Jesús era amable con sus enemigos. El espíritu del mundo es ser amable con los
amigos de uno y hacer cualquier mal que uno pueda a sus enemigos. Platón describe a
Ciro diciendo, “Nadie hizo mas bien a sus amigos y mas mal a sus enemigos” (citado
en Boles’ Outlines 57). No hay evidencia de que Jesús en algún momento fuera cruel
con sus enemigos.
Es mas, una de las cosas que le creó enemigos fue la amabilidad y bondad que mostró
a aquellos hacia los que el mundo religioso era generalmente cruel y descortés. Los
fariseos condenaron a Jesús por comer con publicanos y pecadores bien conocidos
del mundo (véase Luc. 15:1-2). Estaban espantados de que fuera amable con tales
personas. Su misma crítica es un cumplido a la personalidad de Jesús. No reflejó una
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actitud de mas santo que usted hacia aquellos cuyas vidas estaban consumidas por el
pecado. De igual manera, el Gran Médico que era, lo llevó a inclinarse para sanar al
enfermo y al quebrantado de corazón, antes que mirarlos hacia abajo con desprecio.
Trató a la samaritana con amabilidad (Jn. 4). Los samaritanos eran considerados
“perros” por los judíos. La amabilidad de Jesús hacia esta mujer la sorprendió. Ella
dijo, “¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?
Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí” (Jn. 4:9). Jesús no era enemigo
de la mujer samaritana.
4. Jesús era perdonador. Sé que es verdad porque me ha perdonado. Pablo estaba sinceramente sorprendido por la gracia de Dios manifestada en Cristo. Escribió,
“6Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. 7Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara
morir por el bueno. 8Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:6-8).
La actitud de Jesús hacia sus enemigo fue mostrada cuando oró por aquellos que lo
crucificaron para que les fueran perdonados sus pecados. Es mostrada en su venida
a esta tierra y morir en la cruz por nosotros — pecadores que estábamos separados
de Dios.
5. Jesús prohibió la venganza. En la misma línea como las palabras de Jesús en el
Sermón del Monte, Pablo escribió, “19No os venguéis vosotros mismos, amados míos,
sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré,
dice el Señor. 20Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed,
dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21No
seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Rom. 12:19-21). Cuando
los hombres se proponen una misión de vengarse por las injurias y daños (o daños
imaginados) sufridos, son culpables de carácter vengativo (o rencor). Tales acciones
proceden de un espíritu malévolo. El espíritu de malicia (o maldad) es en sí mismo
una obra de la carne (Rom. 1:29; Ef. 4:31).
Las películas modernas exaltan (y engrandecen) la venganza en muchas de las
películas tipo Rambo. Las guerras entre pandillas son el resultado de un espíritu vengativo. Muchos jóvenes en las ciudades mueren en las guerras entre pandillas por el
simple propósito de vengarse uno mismo de sus enemigos. Podemos verter millones
de dólares en los problemas internos de una ciudad pero a menos que el espíritu sea
limpiado de su venganza pecadora, los problemas no desaparecerán.
Algunas iglesias locales son los campos de batalla del orgullo herido. Un hombre
está empeñado en oponerse a cualquier cosa promovida por otro hombre con quien
él se ha cruzado, no importando cuan buena una idea pudiera ser propuesta por el
hombre. Esta es simplemente una forma de “vengarse”. Es un espíritu nacido del
Diablo y no de Cristo.
Conclusión
Aprendamos del ejemplo de Jesús la que debería ser nuestra conducta hacia nuestros
enemigos. No le restemos importancia al pecado por medio de excusar nuestro odio
y rencor de espíritu a causa de la ofensa de alguien o supuesta ofensa contra nosotros. Oremos por nuestros enemigos y no alimentemos el rencor, el resentimiento, o
excusemos el odio.
[Guardian of TruthXXXVIII: 4, p. 2, Mike Willis].
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