Cuando los padres se juegan la cárcel por meter a sus hijos en el

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Cuando los padres se juegan la cárcel por meter a sus hijos en el colegio que quiere...
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¿TRAMPOSOS O DESESPERADOS?
Cuando los padres se juegan la cárcel por meter a sus
hijos en el colegio que quieren
@María López.- 24/04/2010 (06:00h)
Quizás no son conscientes pero hay quienes, sin saberlo, se están jugando ir a la
cárcel por intentar que sus hijos estudien en el colegio que desean. Son muchas las
informaciones que hay sobre las trampas que hacen los padres para conseguir plaza en
la escuela pero muy pocas sobre sus consecuencias. ¿Cuál es el precio que pagan si
les sorprenden? ¿Qué sucede si la administración les coge con “las manos en la
trampa”? ¿Sabía que algunos de esos fraudes pueden estar penados con hasta 3
años de cárcel? ¿O que los niños pueden ser expulsados del centro aún meses y
hasta años después de haber comenzado el curso? Es más, ¿conoce que hay
padres que llegan a contratar detectives para descubrir al tramposo?
La imaginación al poder. Los directores de algunos colegios ya ni se sorprenden con lo
que están dispuestos a hacer algunos padres para conseguir plaza en sus centros.
“Mire, aunque éste es un tema muy serio a veces no tienes más remedio que reír –
apunta a El Confidencial una de las Jefas de Estudio de Enseñanza Primaria–. Hay
niños que cuando se matriculan son celíacos y oye, en septiembre, cuando empieza el
comedor ¡se han curado!”. Y es que por inventar que no quede, pero la argucia hay que
demostrarla. Los padres tienen que acreditarla con documentación y es entonces
cuando surge el fraude.
La trampa más frecuente es la de empadronar al niño/a con padres, familiares o
amigos para conseguir los puntos por proximidad. Una vez conseguida la plaza, se
acabó lo de vivir virtualmente con los abuelos o los primos. Vuelven a cambiar su
domicilio en el Padrón Municipal y nunca más se supo. Otro de los trucos consiste en
alquilar un piso durante meses junto al centro escolar y hacerlo constar como lugar
habitual de domicilio.
Cuando lo que cuenta es la declaración de la renta (IRPF), hay quienes la
falsifican aportando la de una persona que genera pocos ingresos pegando la etiqueta
de identificación del padre o la madre del solicitante o interesado. En estos casos y
según han confirmado a este diario, lo que más suelen utilizar es la declaración con la
pensión del abuelo/a. Si la pareja o el matrimonio hacen declaraciones por separado, la
que aportan es la que más les favorece para conseguir la ansiada plaza.
Como las familias monoparentales suman más puntos, los hay que hasta se
divorcian. Para tener la documentación que lo acredite presentan la demanda de
divorcio -esta trampa es más habitual al conseguir plaza en las escuelas infantiles-.
http://www.elconfidencial.com/sociedad/educacion-padres-carcel-hijos-colegios-2010... 13/05/2010
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Milagrosamente, una vez conseguido el cometido, el matrimonio se “reconcilia”,
“regresa el amor” y se retira la demanda en cuestión.
Hay también padres y madres que buscan cualquier leve malformación o problema
físico o psíquico, intolerancias alimentarias, para argumentar problemas de salud
y conseguir los puntos por minusvalía. Algunos recurren al mercado negro y llegan a
pagar para conseguir falsos certificados médicos.
Hay artimañas, como ven, para todos los gustos y colores, pero ¿qué sucede cuando
no salen bien?
Con trampa y sin catón
La repercusión menor que pueden sufrir los padres “tramposos o desesperados” es que
el niño se quede sin plaza en el colegio donde se ha descubierto el engaño. En la
mayor parte de España, si esto sucede, los padres están obligados a solicitar otra plaza
en la convocatoria de septiembre, una convocatoria en la que ya sólo quedan huecos
en aquellos centros que por unas u otras circunstancias o no se han cubierto las plazas
o nadie las quiere.
Los responsables de los colegios reconocen que tienen muy limitada la
capacidad para contrastar documentación y controlar los fraudes. Pero hay padres
que tras ver cómo sus hijos se quedan sin plaza no dudan en denunciar a los
“presuntos tramposos”. Existen hasta foros de Internet animando a dar este paso y
organizando a quienes se proponen descubrir a los embusteros. “Todo lo hacen en
secreto bajo absoluta confidencialidad -nos confiesa la Directora de un colegio
concertado de Madrid-. En nuestro centro, por ejemplo, hubo una madre que llegó
a contratar detectives privados. Esto implica estar dispuesto a luchar hasta el final,
gastarse dinero y pocos padres dan ese paso. Ya de por si muy pocos se animan a
denunciar y meterse en el papeleo tras quedarse sin plaza, así que menos aún los que
llegan a denunciar al tramposo”.
Detectives, policías, expulsiones…
Son pocos sí, pero organizados. Suelen formar un grupo y se produce sobre todo en
colegios donde se han detectado varios casos sospechosos. Pagan a medias las tarifas
de un detective privado -entre 60 y 80 euros por hora de trabajo-. Javier Iglesias, ex
presidente de la Asociación Profesional de Detectives Privados de España, nos
comenta que “en este tipo de denuncias el seguimiento es sencillo. Pepito vive en la
calle “x” y se comprueba sin más si esto es así. Normalmente quienes nos contratan
para este tipo de servicios suelen estar muy enfadados. Son ciudadanos que están
hartos de ver cómo pagan sus impuestos y las plazas se las llevan los inmigrantes, o
vecinos que no viven en su calle y sin embargo logran entrar. Claro que ver que su hijo
se ha quedado en la calle les duele tanto que son capaces de ir hasta donde haga falta
por demostrar la injusticia”.
El detective vigila a la familia denunciada y comprueba durante varios días y sin
despertar sospechas si duermen o no realmente en el domicilio, saca fotografías, se fija
en si desayunan, comen, salen o entran del inmueble a primera y última hora de la
mañana, llega a enviar cartas o paquetes certificados para corroborar si le firman el
“recibí” o si todo lo contrario, que el paquete jamás llega a su destino porque el piso
está siempre vacío.
http://www.elconfidencial.com/sociedad/educacion-padres-carcel-hijos-colegios-2010... 13/05/2010
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Al final de las pesquisas, de probarse y acreditarse la falsedad documental, los padres
que modificaron el padrón con un domicilio falso o empadronaron a su hijo en una
vivienda en la que jamás ha vivido pueden estar incurriendo en un delito que según
artículo 392 del Código Penal “será castigado con las penas de prisión de seis meses a
tres años y multa de seis a doce meses”.
Las sanciones llegan además de forma inesperada. Miren sino lo que le sucedió a
Ángela, una niña sevillana de 11 años. Sus padres no daban crédito cuando la
Delegación Provincial de Educación en Sevilla expulsó del colegio concertado
Antonio Machado a su hija cuando sólo faltaban dos semanas para terminar el
curso y con los exámenes finales hechos. Fue el año pasado, en 2009, la pequeña
llevaba cuatro años estudiando en el centro. El motivo de la expulsión fue la
falsificación de los datos de su domicilio para conseguir plaza en el centro escolar.
Cada vez son más las comunidades y ayuntamientos que ponen medios para combatir
este tipo de fraudes. En algunos municipios de España los policías tienen la potestad
de comprobar el domicilio. Sin ir más lejos, el Ayuntamiento de Reus ha conseguido
reducir en más del 84% el número de engaños tras permitir que su Guardia Urbana,
ante la más mínima sospecha, acude a corroborar los datos del alumno sobre su
domicilio o residencia.
Este año, en la Comunidad de Madrid y como novedad, la Consejera de Educación,
Lucía Figar, ha anunciado que “los padres no tendrán que presentar certificado de la
declaración de la renta ya que será la propia administración educativa la que verificará
los datos fiscales de las familias directamente con la Agencia Tributaria para evitar
fraudes”.
Todo por mi hijo…
Pero ¿son los padres unos tahúres? No todos actúan así. Según los datos de
Federación que agrupa a los colegios religiosos FERE, uno de cada dos padres que
solicita la educación en colegios religiosos o concertados no lo consigue, esto es, el
50% de las solicitudes se quedan en el aire. No existe una estadística real al respecto
porque cada comunidad hace sus propias cuentas.
La situación al final es tal que el presidente de la CONCAPA, Luis Carbonel, no lo
justifica pero sí indica a El Confidencial que “partiendo de que la ilegalidad es incorrecta
la haga quien la haga, hay que ir mucho más lejos. Si un Estado no provee a los padres
de plazas, el ciudadano pierde gran parte de su libertad”. Para la CONCAPA, la
solución pasaría por la puesta en marcha del cheque escolar, un sistema de
financiación con el que el Estado entrega a los padres un bono o cheque canjeable por
dinero para cada uno de los hijos en edad escolar. Con él se pagan los gatos del centro
en el que deciden matricularlo y se acaba con la dependencia de la escuela pública.
Si miramos a nuestro alrededor, otros países de la Unión Europea como Francia,
Alemania y Reino Unido sufren el mismo problema, el derecho a la libertad de elección
reconocido tanto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos como en
nuestra Constitución queda, hoy por hoy, en papel mojado. La oferta pública de centros
adaptados a criterios pedagógicos, morales o religiosos es insuficiente, y la necesidad
de ofrecer una escolaridad obligatoria se ha visto sustituida por un reto que va más allá,
el de conseguir una educación libre y personal. Y en este sentido, ya lo dejó escrito el
gran filósofo italiano del S.XX Norberto Bobbio, “la historia reciente nos ha ofrecido
el dramático testimonio de un sistema social donde la persecución de la igualdad
se ha conseguido en detrimento de la libertad”.
http://www.elconfidencial.com/sociedad/educacion-padres-carcel-hijos-colegios-2010... 13/05/2010
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