Ópera en Alemania

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Ópera en Europa
Ópera en Alemania
Don Giovanni en Berlín
Junio 27, 2012. Muchos que reservaron sus entradas por la
presencia de la diva rusa Anna Netrebko se decepcionaron cuando
canceló todas las funciones, pero quienes aman la ópera de Mozart
se beneficiaron con su reemplazo, la siempre excelente Maria
Bengtsson. En una producción procedente de Salzburgo donde
se vio en 2008, Claus Guth ubica a los personajes en un bosque
giratorio donde los personajes se pierden y se encuentran. Hasta
hay espacio para que Donna Anna y Don Ottavio aparezcan en un
auto en ese oscuro bosque, y mientras Ottavio recapacita aparece
Don Giovanni por detrás suyo y dibuja un corazón sobre el
parabrisas con su propia sangre. Sentada en el asiento, Donna Anna
lo mira embelesado.
Al comienzo, el Commendatore había disparado su pistola y
había herido mortalmente a un Don Giovanni que sentía amor por
Anna, que le correspondía con fuertes deseos sexuales en cada
ocasión posterior. Sólo cuando su propio pellejo debía ser salvado
denunciaba ella al seductor con un ‘Or sai che l’onore’ lleno de
dudas internas. No era una idea nueva: muchos han imaginado en
el pasado que algo había entre Don Giovanni y Donna Anna, pero
nadie había llegado a tales extremos dramáticos como Guth en su
mejor acierto en esta producción.
Lamentablemente, Guth concentró sus esfuerzos en este punto y
olvidó justificar el efecto que tal distorsión tiene en el resto de la
acción y en los otros personajes. O sea que fue una producción
a medias. A través de los dos actos veíamos a Don Giovanni
morir lentamente, con una herida sangrante en su estómago
para al fin caer sobre un pozo cavado por el Commendatore que
lamentablemente aparece demasiado pronto para hacer la última
escena creíble.
Al menos Daniel Barenboim dio una gran sorpresa al omitir el
tutti del final. Musicalmente fue un estupendo elenco. Dorothea
Röschmann fue una Elvira menos seductora pero su canto
destacó por su calidez dando a ‘Mi tradì’ mucho sentimiento y
musicalidad. Anna Prohaska dio a Zerlina un toque de debilidad
frente a los hombres buenos mozos, y cantó sus arias con dulzura.
Christopher Maltman destacó un Don Giovanni que se siente
cada vez mas débil de cuerpo pero no de espíritu, con una voz
dúctil, de bello color y expresividad. A su lado, otro Don Giovanni
de calidad que esta vez cantó Leporello, Erwin Schrott, fue el
cobardón sirviente cantado con una desfachatez e impertinencia
de gran oficio, y Giuseppe Filianoti dio por fin un aspecto de
hombre resuelto como Don Ottavio cantando sus dos arias con
buen fraseo. Y por fin Barenboim dirigió un Mozart refrescado,
rápido, transparente y lleno de emoción sin caer nunca en el frío
academicismo que otros prefieren erróneamente. Barenboim hizo
vibrar a la partitura con una batuta enérgica y fraseo elegante en
una noche de gran ópera.
por Eduardo Benarroch
The Makropulos Affair en Ulm
Lĕos Janáček no es desconocido en la Ópera de Ulm, ya que obras
del compositor checo se han presentado en varias ocasiones en
este teatro, incluido, hace 28 años, El caso Makropulos, por lo
que esta provocativa y utópica ópera estrenada en 1926 reingresó
septiembre-octubre 2012
Christopher Maltman (Don Giovanni) y Erwin Schrott
(Leporello)
a este teatro una vez más. La música, que tiene tantas capas como
la trama, emergió de la orquesta de manera colorida gracias a la
conducción del director Timo Hanschuh.
Gustó la puesta en escena de Matthias Kaiser de esta ópera
basada en la obra de Karel Čapek y que cuenta la historia de
Emilia Marty, como también de Elian McGregor, Eugenia Montez
y Elina Makropulos, que son el mismo personaje de 330 años
de edad. Kaiser colocó la acción en una escena surrealista con
muebles, puertas y ventanas que cuelgan en coloridas perspectivas,
con escenarios y vestuarios de Marianne Hollenstein, que
sugieren tres ubicaciones señaladas en el libreto como la oficina
del abogado Kolenaty, el escenario de un teatro, y el cuarto de
hotel de Emily Marty. Tuvo sentido la inusual interpretación de la
farsa de Frankenstein con rígidos personajes en vestuarios antiguos
y caras pintadas en gris y copetes, ya que la obra de Čapek es
una comedia, casi una farsa, y en la interpretación de Kaiser los
abogados vestidos de traje junto a sus asesores se sientan a los
pies de la cama de Emily, que es donde finaliza su vida eterna, de
manera pacífica y en una apoteosis musical. Es así como se recibe
el sabio mensaje de Janáček: que sólo la muerte hace posible que
el hombre sea feliz.
Oxana Arkaeva personificó el papel principal con superior
elegancia, consiguiendo con ello ser la soprano más apta para el
fach dramático en Ulm en los últimos años. Ofreció un cálido
timbre en el registro medio, luminoso poder en las notas altas,
clara dicción y expresividad sin exagerar. Igualmente convincente
estuvo el tenor Hans-Günther Dotzauer como Albert Gregor,
quien adivina los secretos de Marty. Los barítonos Kwang-Keun
Lee y Tomasz Kaluzny interpretaron a Prus y al distraído abogado
Koltany. Edith Lorens fue una joven y respetable Christa. Girard
Rhoden (Vitek), Alexander Schröder (Janek), Rochus Bliesener
(Hauk-Sendorf), J.Emanuel Pichler (Maquinista) y Melanie
Zacharias-Jensen (Sirvienta) completaron el elenco. o
por Güntel Buhles
pro ópera
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