Marcas de dientes de roedores en huesos de sitios arqueológicos

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Archaeofauna 16 (2007): 161-167
Marcas de dientes de roedores en huesos de sitios
arqueológicos de las sierras de Tandilia, Argentina
CARLOS ADRIÁN QUINTANA
Laboratorio de Arqueología, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata. R. Peña 4046 (7600)
Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
e-mail: [email protected]
(Received May 17, 2007; Revised June 25, 2007; Accepted June 29, 2007)
RESUMEN: Se analizaron las superficies de huesos provenientes de dos sitios arqueológicos
con el fin de caracterizar las marcas producidas por las mordeduras de roedores. La mayoría de
los roídos identificados son distintos de los descritos tradicionalmente, mientras que otros coinciden con los antecedentes. Algunas de estas marcas son similares a huellas de corte de artefactos líticos y otras a abrasiones sedimentarias, pero se pudieron hallar caracteres que permitieron diferenciarlas. Se concluye que en contextos arqueológicos es esperable hallar una mayor
diversidad de rasgos producidos por roedores de lo tradicionalmente descrito.
PALABRAS CLAVE: MARCAS DE ROEDORES, TAFONOMÍA, SIERRAS DE TANDILIA,
REGIÓN PAMPEANA, ARGENTINA.
ABSTRACT: The surfaces of bones from two archaeological sites were analyzed in order to
characterize the marks produced by rodents. Most such marks differed from those mentioned by
the traditional descriptions, and only a few coincide with such descriptions. In some instances
gnawmarks resemble cut marks made with lithic instruments and sedimentary abrasions, but
features have been found that allow to differentiate each group. It is concluded that in archaeological sites one is bound to find a larger diversity of rodent gnawmarks than is traditionally
acknowledged.
KEYWORDS: GNAWMARKS, TAPHONOMY, TANDILIA MOUNTAIN RANGE, ARGENTINA.
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C. ADRIÁN QUINTANA
INTRODUCCIÓN
Los contextos zooarqueológicos presentan
objetivos de análisis muy diversos y de distintos
niveles de generalidad, lo que se magnifica con la
labor interdisciplinaria que comprende el tratamiento conjunto de problemas de la biología, la
paleontología, la arqueología y la tafonomía. En
este sentido, principalmente desde la década de
1980 tomó relevancia el estudio de las superficies
óseas aumentando progresivamente los niveles de
resolución microscópica, de modo que la observación más detallada permitió discutir y dilucidar el
origen de diversos problemas naturales y culturales (Bunn, 1981; Pots & Shipman, 1981; Shipman
& Rose, 1983; Cook, 1986; Lyman, 1994). El
acceso a los rasgos minúsculos conservados en los
huesos brindó una nueva fuente de análisis de los
procesos detallados de despiece y un canal para
conocer la historia natural por la que transitaron
esas piezas a partir de su abandono en la superficie
sedimentaria, o aún desde su consumo por parte de
algún animal (Reitz & Wing, 1999).
En ambientes continentales los rasgos de origen
orgánico más comunes que alteran la superficie de
los huesos son la disolución química provocada
por raíces y las marcas provocadas por las mordidas de roedores y carnívoros. Estos últimos generan varios tipos de señales tales como carcomidos
marginales, hoyos, ranurados y bordes aserrados
los cuales inclusive pueden servir para identificar
el organismo que lo ocasionó. Las marcas producidas por dientes de roedores generarían patrones
más homogéneos que los carnívoros. Sin embargo,
observaciones preliminares de los restos óseos de
sitios arqueológicos de Tandilia Oriental permitieron identificar clases distintas de estas trazas. Con
el fin de alcanzar un mejor conocimiento de los
procesos bioestratinómicos ocurridos en los refugios rocosos de Tandilia Oriental este artículo
tiene por objetivo describir e interpretar las marcas
producidas por roedores sobre huesos arqueológicos de esos ámbitos.
MÉTODOS
Los materiales estudiados corresponden a una
colección de 18.233 y 23.535 huesos provenientes
de los sitios arqueológicos Cueva Tixi y Cueva El
Abra, provincia de Buenos Aires, Argentina (Maz-
zanti, 1997, 2003; Quintana, 2001, 2004). Entre
ellos se registraron 313 huesos con algún tipo de
rasgo ya sea cultural o natural que fueron analizados bajo lupa binocular de hasta 45 aumentos, con
el fin de conocer su naturaleza. Los rasgos naturales en general y las huellas de corte fueron analizados más específicamente en otras contribuciones
(Quintana et al., 2002; Quintana, 2004, 2005). Las
marcas producidas por la mordedura de roedores
fueron registradas en fichas individuales y algunas
de ellas observadas con el microscopio electrónico
de barrido de la Universidad Nacional de Mar del
Plata. Para la identificación se siguió un criterio
tradicional (ver discusión en Mengoni, 1999), pero
estas pautas resultaron insuficientes para interpretar la diversidad de las marcas halladas en las
muestras de Cueva El Abra y Cueva Tixi. Para la
descripción de las mismas se consideraron largas a
aquellas cuya longitud es igual o mayor de cinco
veces el ancho; como cortas a las marcas cuya longitud es menor a cinco veces el ancho. Los materiales estudiados se encuentran depositados en la
colección científica del Laboratorio de Arqueología de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
RESULTADOS
Se registraron 53 huesos con marcas producidas
por dientes de roedores, en los siguientes taxones:
1 de Lagostomus maximus (vizcacha. Rodentia,
Chinchillidae); 3 de Ozotoceros bezoarticus
(venado de las pampas. Ungulata, Cervidae); 4 de
Lama guanicoe (guanaco. Ungulata, Camelidae);
9 de Tupinambis cf. merianae (lagarto overo. Reptilia, Teiidae); 10 de Artiodáctilos indeterminados;
y 26 de Cavia aperea y Galea tixiensis (cuises.
Rodentia, Caviidae).
En todos los casos las marcas tienen un tamaño
homogéneo (entre 1 y 10 milímetros de largo) que
en general no se ve a simple vista y corresponden
a animales muy pequeños.
Se identificaron cinco clases distintas de estas
marcas:
SURCOS: son largas, sección de fondo chato,
comienzan con una punta sub cuadrada o de forma
irregular y terminan con forma de U o irregular
(Figura 1).
SURCOS CORTOS: son cortas, sección de
fondo chato, comienzan con una punta sub cuadrada y terminan con forma de U o irregular (Figura 2).
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FIGURA 1
FIGURA 2
Marcas del tipo surco (1), surco corto (2) y muesca (3). Rama
mandibular del lagarto Tupinambis merianae. Imagen de
microscopio electrónico de barrido.
Marcas del tipo surco corto (2) y con extrusiones medias longitudinales (EL) y del tipo estrías superficiales (5). Rama mandibular del lagarto Tupinambis merianae. Imagen de microscopio
electrónico de barrido.
MUESCAS: consisten en una incisión semilunar o sub triangular (Figuras 1, 3 y 4). Se presentan a pares en grupos heterogéneos o alineadas a
modo de un surco discontinuo.
Las marcas fueron registradas principalmente
sobre superficies planas o convexas y también en
bordes y aristas (surcos marginales).
DISCUSIÓN
SURCOS MARGINALES: son cortas, sección
de fondo cóncavo, comienzan con una punta
redondeada y terminan con forma de V o de U
(Figura 4).
ESTRÍAS SUPERFICIALES: son largas, más
angostas que las anteriores, poco profundas;
comienzan y terminan con puntas redondeadas
(Figura 5).
Las clases 1, 2 y 4 pueden presentar estrías longitudinales (Figura 3), mientras que la clase 5 tiene
fondo liso. En todos los casos las marcas se exponen en conjuntos numerosos y paralelos entre sí.
Excepcionalmente algún rasgo individual presenta
una extrusión a modo de una convexidad fina a lo
largo de la mitad del rasgo (Figuras 2 y 3).
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Este estudio surgió como ampliación de otro
mayor en el que se analizaron huellas de corte
efectuadas por filos líticos con el fin de analizar
estrategias de subsistencia (Quintana & Mazzanti,
2001; Quintana et al., 2002; Quintana, 2005).
Durante ese proceso la morfología de algunas de
las marcas de roedores descritas fue un obstáculo
que retrasó la identificación de las huellas de corte,
por lo que se debió desarrollar un protocolo más
estricto para diferenciar y caracterizar cada uno de
esos rasgos, de modo de no sesgar la base de datos.
Algunas de las marcas de mordeduras de roedores halladas en la muestra analizada (surcos cortos y surcos marginales) corresponden a las descritas tradicionalmente como conjuntos numerosos,
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la superficie o en el margen externo (Figura 3). Esta
propiedad también puede llevar a la confusión con
huellas de corte producidas por filos líticos, pero los
roídos son discriminables considerando el resto de
la morfología y su disposición espacial. Además,
carecen de terminaciones ramificadas y de otros
rasgos característicos de los cortes de artefactos líticos tratados en la bibliografía citada.
FIGURA 4
FIGURA 3
Marcas del tipo muesca, dispuestas de modo alineado. Hacia
arriba se ven marcas con extrusiones longitudinales (EL) y hacia
abajo con estrías (E). Rama mandibular del lagarto Tupinambis
merianae. Imagen de microscopio electrónico de barrido.
dispuestos de a pares y paralelos entre sí (Bunn,
1981; Shipman & Rose, 1983; Cook, 1986;
Lyman, 1994; Mengoni, 1999). Por el contrario,
los surcos largos y las muescas configuran rasgos
de roedores que pasaron desapercibidos en la literatura y las estrías superficiales, además, son similares a marcas causadas por abrasiones o a huellas
de corte muy tenues.
Las marcas de roedores fueron descritas clásicamente como estructuras cortas, anchas y dispuestas en bordes y aristas, por lo que las marcas
largas, dispuestas en superficies planas o con una
extrusión media longitudinal halladas en el conjunto analizado también contribuyeron a su confusión inicial con huellas de corte. Los caracteres
tradicionales tales como secciones chatas o redondeadas (no se registraron incisiones con forma de
V), la disposición pareada y paralela, y la alta densidad fueron buenos orientadores para esclarecer
esa equifinalidad.
La estructura interna de las marcas descritas presenta ocasionalmente estrías longitudinales en toda
Marcas del tipo surco marginal (4), surco (1), surco corto (2) y
muescas (3). Fragmento de vértebra de artiodáctilo indeterminado. Fotografía de lupa binocular 10x.
Las marcas más sutiles, las estrías superficiales,
son difíciles de observar y, en este caso, son muy
similares a las ocasionadas por el pisoteo o por rodamiento del hueso en sedimentos abrasivos. Pueden
ser distinguidas principalmente porque estos roídos
se disponen en grupos, son rectos, paralelos entre sí
y pueden presentar una extrusión media longitudinal, mientras que las trazas por abrasión sedimentaria no tienen una orientación paralela puesto que se
superponen y no todas son rectas.
En algunos casos se observó que el roído tenía
una extrusión única longitudinal en el medio del
rasgo (Figuras 2, 3 y 5). Esta estructura, que puede
ser tomada como una estría, señala el espacio no
cortante entre cada incisivo ya sea cuando el roedor aplicó poca fuerza o bien porque los incisivos
estaban separados de forma natural o a consecuencia de alguna patología.
Las mordeduras fueron efectuadas más frecuentemente en las superficies planas o convexas de los
huesos que en sus aristas. A pesar de su menor frecuencia, los roídos marginales son más destacados
porque ocasionan más daño por pérdida de masa
ósea y desfiguración de la anatomía, lo que los hace
más evidentes inclusive a simple vista (Figura 4).
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MARCAS DE DIENTES DE ROEDORES EN HUESOS DE SITIOS ARQUEOLÓGICOS...
Las cinco clases de marcas descritas no deben
ser valoradas como tipos fijos ni que reflejen,
necesariamente, la acción de especies distintas.
Nuestra taxonomía refiere una síntesis de los casos
más claros de la expresión de la diversidad de estas
marcas en los contextos estudiados. La dentellada
de los roedores sobre la superficie ósea ocasiona
trazas condicionadas por motivos diversos y concurrentes del hueso incluyendo la presencia-ausencia de músculos o de piel, su humedad, dureza,
densidad, forma, tamaño, etc. El animal que ocasiona las marcas también tiene variables que determinan el resultado: talla, etología, ángulo de mordida, proclividad e integridad de los incisivos,
fuerza aplicada, etc. Así, una misma especie de
roedor puede imprimir varias clases de marcas
según clave la punta del diente o lo arrastre sobre
la superficie, si el corte es profundo o superficial o
si corta aristas o rasga superficies planas.
FIGURA 5
Marcas del tipo estrías superficiales, algunas con extrusiones
longitudinales. Rama mandibular del lagarto Tupinambis merianae. (Ver Figura 2). Imagen de microscopio electrónico de
barrido.
Considerando las clasificaciones como sistemas en los que las propiedades naturales son las
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que gobiernan los agrupamientos, resulta clave
resolver el proceso implicado en la emergencia de
la diversidad de las marcas para identificar los atributos adecuados que permitan construir una taxonomía que tienda a la objetividad. La complejidad
de las variables vinculadas a la producción de las
huellas de roedores, respecto de la propia diversidad de los organismos productores, como la del
sustrato, impide dilucidar un proceso subyacente y
universal que genere patrones predecibles de estos
rasgos. En este contexto, la sistematización de las
mordeduras de roedores sobre superficies óseas se
puede resolver a través de agrupamientos politéticos de tallas, de las superficies roídas, la identidad
de los roedores involucrados, la integridad de los
incisivos, el estado del hueso al ser mordido, la
fuerza aplicada o el ángulo de ataque más que con
la dilucidación de un proceso universal que explique la ocurrencia de los rasgos.
Antes bien, en muestras grandes y de buena
calidad de un mismo componente estratigráfico es
posible resolver algunas propiedades de la generación de las marcas, permitiendo asociar algunos
rasgos como expresiones de un mismo proceso. En
este caso, entre las clases de marcas descritas se
pudieron identificar relaciones atribuidas a la conducta del roedor durante el mordisco, lo que permite proponer tres categorías:
A. Formada por las clases 1 a 3. Como se observa en las figuras 1 y 2, los surcos y surcos cortos
son la expresión corta y larga del mismo gesto de
morder sobre una superficie plana con un ángulo
de ataque obtuso. Las muescas son la mínima
expresión de este grupo, ocasionado al clavar el
filo del incisivo sin efectuar la acción de arrastrarlo de modo continuo sobre la superficie ósea.
B. Se manifiesta principalmente durante el
roído de bordes o aristas (surcos marginales) ocasionado por una incisión más aguda que en el caso
anterior.
C. Corresponde a mordiscos efectuados con
menos fuerza o con algún factor de constricción
del hueso (dureza, presencia de piel, etc.). Se trataría de estrías superficiales.
La muestra analizada se caracteriza por presentar poca variación en el tamaño de las marcas, lo
que sugiere que fueron realizadas por animales
muy pequeños y de talla similar. Los roedores cricétidos son los que tienen incisivos de tallas más
aproximadas a las dimensiones del ancho de las
marcas descritas. Considerando la diversidad
específica del registro arqueofaunístico de las sie-
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rras de Tandilia (Quintana, 2001) las especies que
pudieron ocasionar las marcas son Akodon azarae,
Necromys obscurus, Reithrodon auritus, Calomys
sp., Bibimys torresi, Holochilus brasiliensis,
Oxymycterus rutilans y Pseudoryzomys simplex.
Por su parte, los roedores caviomorfos que coexistieron con los anteriores (Ctenomys talarum,
Cavia aperea, Galea tixiensis, Dolichotis patagona, Myocastor coypus y Lagostomus maximus) se
descartan como productores de estas improntas ya
que tienen tallas que superan entre uno y dos órdenes de magnitud a los cricétidos, lo cual sería evidente en las mayores dimensiones de las marcas y
en el mayor daño en los huesos. Ambos conjuntos
de animales, además, presentan distintos tipos de
bordes de los incisivos (chatos, convexos y más o
menos proclives) lo que se manifestaría en la
variedad de marcas dejadas durante el roído.
Politis & Madrid (1988) describieron una
amplia diversidad de marcas de roedores en el sitio
Tres Reyes (Provincia de Buenos Aires) lo que
sugiere semejanzas con los datos presentados en
ese artículo. Pero esos autores atribuyeron las marcas a roedores caviomorfos (Ctenomys sp. y Myocastor coypus), lo cual plantea una primera divergencia respecto de la dimensión de los rasgos y los
organismos productores de los mismos. En consecuencia expresaron que «... las marcas de roedores
muestran un amplio rango de variación morfológica, que puede en algunos casos, superponerse
con el rango de variación de las marcas de carnívoros». (Politis & Madrid, 1988: 34-35). Esta
situación es diferente de las marcas de roedores de
Cueva Tixi y Cueva El Abra, en tanto que su magnitud y morfología impide el solapamiento respecto de cualquier especie de mamífero carnívoro
registrado en el área. Sin embargo, es significativo
que en un grupo de especies de mayor talla se haya
reconocido una diversidad similar de marcas producto del roído, lo que sugiere que los contextos
tafonómicos que hayan sido afectados por la mordedura de roedores es predecible hallar varias
categorías de marcas, independientemente de la
identidad o la talla del organismo responsable de
las alteraciones óseas, y en una diversidad mayor
de la considerada tradicionalmente.
AGRADECIMIENTOS
A la Lic. Mónica Oppedisano por su asistencia
técnica en la obtención de imágenes de microsco-
pio electrónico. A María Rodríguez y Patricia
Madrid por su cooperación para consultar los
materiales del sitio Tres Reyes. Estas investigaciones son parte de proyectos financiados por la
Secretaría de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Universidad Nacional de Mar del Plata
y por el subsidio PICTO 2004 proyecto 552 de la
Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.
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