APORTES DEL MAGISTERIO PONTIFICIO Y DEL MAGISTERIO

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APORTES DEL MAGISTERIO PONTIFICIO Y DEL MAGISTERIO
EPISCOPAL LATINOAMERICANO SOBRE LA FORMACIÓN DE
CATEQUISTAS DISCÍPULOS MISIONEROS.
Mons. Diego Rafael Padrón Sánchez
Arzobispo de Cumaná
Presidente de la Comisión Episcopal
de Catequesis y Biblia.
1. Formar a los catequistas para que puedan con sabiduría divina y competencia
pedagógica llevar a cabo su misión de “hacer discípulos” de Jesús a todos los
pueblos (Mt 28,19-20) es una tarea prioritaria de la Iglesia, particularmente de la
Iglesia local, y de la misma praxis catequística:
“Cualquier actividad pastoral que no cuente para su realización con personas
verdaderamente formadas y preparadas, pone en peligro su calidad” (DGC 234)
2. El magisterio pontificio y el magisterio episcopal latinoamericano han hecho
notables aportes a la formación de los agentes de la catequesis, especialmente de
los catequistas laicos. Estos aportes constituyen un conjunto de
CRITERIOS
formativos, nacidos de una concepción renovada de la catequesis (cf DGC 237),
diseminados en diferentes documentos.
3. El DIRECTORIO GENERAL PARA LA CATEQUESIS, el único texto prescrito por el
Concilio Vaticano II para la orientación teológico – pastoral de la praxis
catequística, integra los contenidos de numerosos documentos conciliares y postconciliares y marca con ellas las líneas de fuerza y las directrices globales de la
actual catequesis católica.
4. El Directorio, en el capítulo II de la V Parte, ofrece una serie de CRITERIOS
inspiradores de la FORMACIÓN DE LOS CATEQUISTAS. Entre otros, los siguientes:
-
“Formar catequistas para las necesidades evangelizadoras de este momento
histórico con sus valores, sus desafíos y sus sombras. Para responder a él se
necesitan catequistas dotados de una fe profunda, de una clara identidad cristiana
y eclesial y de una honda sensibilidad social” (237)
-
Formar catequistas que puedan impartir no sólo una enseñanza sino una
formación cristiana integral, desarrollando tareas de “iniciación, de educación y de
1
enseñanza”.
Se
necesitan
catequistas
que
sean,
a
un tiempo
maestros,
educadores y testigos.
-
De las tres dimensiones de la formación, el ser, el saber y el saber hacer, la
más profunda es la que hace referencia al SER, del catequista a su dimensión
humana y cristiana. La formación le ha de ayudar a madurar, ante todo, como
persona, como creyente y como apóstol (238)
5. El Directorio aun cuando su lenguaje no sea el nuestro, hace hincapié en la
dimensión misionera de la formación de los catequistas:
“La formación, también, alimentará la conciencia apostólica del catequista, su sentido
evangelizador. Para ello ha de conocer y vivir el proyecto de evangelización concreto
de su Iglesia diocesana y el de su parroquia, a fin de sintonizar con la conciencia que
la Iglesia particular tiene de su propia misión. La mejor forma de alimentar esta
conciencia apostólica es identificarse con la figura de Jesucristo, maestro y formador
de discípulos, tratando de hacer suyo el celo por el Reino que Jesús manifestó. A partir
del ejercicio de la catequesis, la vocación apostólica del catequista, alimentada con una
formación permanente, irá constantemente madurando” (239)
6.
“La Sagrada Escritura deberá ser como el alma de toda formación” (240)
7. EL RITUAL DE LA INICIACIÓN CRISTIANA DE ADULTOS (RICA).
Su contribución a la formación de los catequistas está, en primer lugar, en
haber recuperado en el ámbito litúrgico, específicamente en relación a los
sacramentos de la iniciación cristiana, el proceso catecumenal. Las etapas del
catecumenado
bautismal:
Precatecumenado,
Catecumenado,
Tiempo
de
purificación e iluminación y Mystagogia (RICA 6-7) “inspiran la gradualidad de la
catequesis” (DGC 88), reflejan el itinerario de los discípulos, son el modelo
inspirador de toda catequesis posbautismal (Mensaje del pueblo de Dios, Sínodo
de los obispos, 1977; DGC 91).
8. El RICA no es un ritual que enseña sólo a celebrar unos sacramentos, sino que
presenta la estructura litúrgica de la Iniciación Cristiana. Los tres grados de ésta
señalan un “itinerario espiritual”. Desde el primer grado, mediante la
catequesis, las celebraciones y las experiencias de la vida, los catecúmenos
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profundizan su conversión, avanzan en el conocimiento de la fe y van haciéndose
progresivamente “discípulos” de Cristo.
9.
El Documento Conclusivo de Aparecida es un texto plural en el que las
palabras que más sobresalen son, en orden decreciente: Vida, Jesucristo, Iglesia,
misión, misionero/a/s, Dios, hombre, discípulo/a/s, comunidad, comunitario,
cultura, amor, formación, formar, América Latina, Continente. Este grupo de
palabras indica ya una orientación básica, que se concentra con mucha fuerza en
los agentes pastorales: discípulos, misioneros (Fernández, V. M., Claves de
interpretación del documento de Aparecida, 370).
10.
El aporte fundamental de la V Conferencia para la formación de los
catequistas está en destacar que los grandes ejes de la vida y acción de la Iglesia
en América Latina son: Vida, Discipulado y Misión expuestos en el tema central.
11. El aporte más novedoso es haber definido la vocación cristiana por su carácter
discipular:
“La naturaleza misma del cristianismo consiste […] en reconocer la
presencia de Jesucristo y seguirlo” (DA 244).
12. La gran propuesta de la V Conferencia para todos los discípulos-misioneros de
Jesucristo es la MISION CONTINENTAL, que pretende promover un estado
permanente de misión que involucre “todas las estructuras eclesiales y todos los
planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades, religiosas, movimientos y
de cualquier institución de la Iglesia” (DA 365). Más que un programa pastoral, la
Misión Continental es un llamado de Dios a la Iglesia a que recupere su identidad
de Discípula Misionera de Jesucristo (Sánchez Espinoza, Mons. Víctor, El gran reto
de la misión continental, 443).
13. Lo original de Jesús no es tanto cómo elige, sino para qué elige. Jesús no
llama a los suyos para que aprendan la ley de Moisés, cumplan ritos y
purificaciones, guarden ayunos…, sino que elige a quien quiere para que “venga y
lo siga” y “esté con El” (Mc 3, 14). Es decir lo elige para vincularlo a su persona
3
(1,17; 2,14).
(Silva Retamales, Monseñor Santiago, La Palabra de Dios en la V
Conferencia de Aparecida, 394).
14. Los discípulos evangelizan con una finalidad discipular, procurando que otros
se inicien y sean acompañados en el seguimiento del Señor (14,21) (Ibidem).
15. La V Conferencia retomó la categoría “ENCUENTRO”, empleada por el Papa
Juan Pablo II en el sínodo de América (1997) y en la Exhortación postsinodal
“Ecclesia in America”, para describir la identidad del discípulo y de su ser
misionero. El encuentro con Jesús permite el acceso a su persona y la vinculación
interna con él. “El discípulo experimenta que la vinculación íntima con Jesús en el
grupo de los suyos es participación de la Vida salida de las entrañas del Padre, es
formarse para asumir su mismo estilo de vida y sus mismas motivaciones (cf Lc
6,40b), correr su misma suerte y hacerse cargo de su misión de hacer nuevas
todas las cosas” (DA 131).
16. Discipulado y misión son dos dimensiones de la vocación del discípulo
inseparables, “son como las dos caras de una misma medalla” (Benedicto XVI). “El
discípulo, fundamentado en la roca de la palabra de Dios, se siente impulsado a
llevar la Buena Nueva de la Salvación a sus hermanos” (Benedicto XVI, DA 146).
17. La formación de los discípulos misioneros constituye un proceso en el que
destacan cinco aspectos fundamentales, presentes en cada etapa del camino, pero
íntimamente compenetrados, que se alimentan entre sí:
-
el encuentro con Jesucristo
-
la conversión
-
el discipulado
-
la comunión
-
la misión
El encuentro vivo y persuasivo con Cristo es determinante.
18. Un aporte muy valioso de la V Conferencia es la prioridad que le asigna a la
iniciación cristiana, en un continente donde, en muchas partes, la iniciación ha
sido pobre o fragmentada (DA 287). La iniciación cristiana es la manera práctica
de poner en contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado. Ella da la
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posibilidad de un aprendizaje gradual en el conocimiento, amor y seguimiento de
Jesucristo.
La iniciación tiene una dinámica catequética que es preciso asumir, lo cual
requiere nuevas actitudes de los agentes de pastoral, obispos, presbíteros,
diáconos, personas consagradas, agentes laicos (DA 288, 291).
19. Otro aporte muy estimulante en la formación de los catequistas como
discípulos
misioneros
es
la
centralidad
de
la
Palabra
de
Dios
y
el
reconocimiento de la Pastoral Bíblica como animación Bíblica de la pastoral del
pueblo de Dios (DA 94ª). En el capítulo VI, El ITINERARIO FORMATIVO DE LOS
DISCIPULOS MISIONEROS (240-346) la conferencia proclama junto con el Concilio
Vaticano II que “la sagrada Escritura, Palabra de Dios escrita por inspiración del
Espíritu Santo (DV 9) es, con la tradición, fuente de vida para la Iglesia y
alma de su acción evangelizadora” (DA 247).
20. “Los discípulos de Jesús anhelan nutrirse con el Pan de la Palabra: quieren
acceder a la interpretación adecuada de los textos bíblicos, a emplearlos como
mediación de diálogo con Jesucristo y a que sean alma de la propia evangelización
y del anuncio de Jesús a todos” (DA 248). La V Conferencia privilegia igualmente
la lectura orante de la Palabra (Lectio Divina), “que, bien practicada, conduce al
encuentro con Jesús-Maestro, al conocimiento de Jesús-Mesías, a la comunión con
Jesús-Hijo de Dios y al testimonio de Jesús-Señor del universo” (DA 249).
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BIBLIOGRAFIA
CONGREGACION DEL CLERO, Directorio General para la Catequesis, Librería
Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano, 1997
CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO, Ritual de la Iniciación Cristiana de
Adultos, México, D.F, 1997
SILVA RETAMALES, MONS. Santiago, La “Palabra de Dios” en la V Conferencia de
Aparecida, Revista Medellín, Volumen XXXIII, N° 131, Sept 2007, 377-415
SANCHEZ ESPINOZA, Mons. Víctor, El gran reto de la misión continental
“Promover y formar discípulos misioneros “, Revista Medellín, Vol XXXIV, N| 135,
Sept 2008, 439-463
Documento Conclusivo de Aparecida, Caracas, 2010
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