Descarga - Historia Medieval

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HISTORIA DE ESPAÑA - FORMACIÓN DEL REINO HISPANOGODO
ESPAÑA EN LA CRISIS DEL BAJO IMPERIO
A comienzos del siglo V, se produce un hecho fundamental para la historia de España, la llegada de
los visigodos. Es fundamental porque España se convierte en una comunidad política independiente que es la
forma más genérica de decir Nación, Estado, etc.. España como tal comunidad política independiente, es un
hecho histórico que no se improvisa, sino que se realiza a través de un proceso que tiene tres etapas: La
percepción de España como una unidad geográfica es obra de los griegos. En sus expediciones del siglo V
a.C., tienen un concepto de España como península exclusivamente geográfico.
Roma va a aportar determinados caracteres previos a la aparición de España como unidad política
independiente:Unidad Social del Territorio. España en su conjunto vino a formar una Diócesis con un Prefecto
al frente. (La Diócesis se dividía en seis provincias romanas: Gallaecia, Lusitania, Baetica, Carthaginensis,
Tarraconensis, Balearica, a las que se unía la Mauritania Tingitana). Esta unidad administrativa se cohesionó
mediante la aplicación de un derecho común. Unidad Linguistica: Roma aportó una lengua común, el Latín, y
un arte homogéneo, pero sobre todo, la unidad religiosa que a partir del siglo IV d.C. será el cristianismo.
Estructuras Socioeconómicas Comunes: Se va abandonando la organización sociocultural de base étnica,
implantándose la organización social de base territorial.Economía Global: Se pasa de una economía
prácticamente neolítica a unos sistemas económicos típicos del Imperio (sistema de producción esclavista).
Economía de comercio guiada por el Estado a través de monopolios para abastecer a las grandes ciudades.
España va a ser una de las provincias romanas cuya función económica será la de proporcionar trigo a Roma y
que se conocían como provincias frumentales.
PREHISTORIA VISIGOTICA
La Odisea Goda: El pueblo godo, de origen escandinavo, se asienta en el Mar Negro al norte del
Danubio, con sus dos facciones: Godos y Visigodos. Esta estancia se vio alterada por las invasiones de
pueblos procedentes del Este, como los hunos. La presión obliga a los visigodos a desplazarse y a cruzar el
“limes” en 376 entrando dentro del territorio del Imperio Romano donde solicitan ser admitidos. Tras ellos,
entran los ostrogodos y algún otro pueblo.
El emperador Valente les admite por un pacto mediante el cual se les permite instalarse en la Mesia
(Bulgaria), pero las relaciones con el Imperio van a ser tensas. Roma quería obtener tropas mercenarias,
mientras que los visigodos querían un asentamiento estable en tierra fértil que les permitiera realizarse como
nación, y que Roma no les satisface. En razón de esta insatisfacción, los visigodos van a realizar un periplo,
intentando asentarse en Dalmacia, después en Panonia (Hungría).
Desde 401, al mando de Alarico I, intentan penetrar en Italia y en 410 consiguen asaltar Roma. Allí
descubren que el trigo proviene del norte de África e intentan alcanzarla desde el sur de Italia, pero una
tormenta destruye su flota, y además, muere Alarico I, así que vuelven sobre sus pasos y se dirigen hacia la
Galia, instalándose en Narbona.
El último día del año 406, en la zona de Maguncia, un grupo de pueblos bárbaros, aprovechando que el
río está helado y que la vigilancia es escasa, cruzan el río. Se trata de los suevos, vándalos asdingos, vándalos
silingos y alanos. Durante dos años deambulan por las Galias, pero en 409, se desparraman por la Península
Ibérica. Los suevos se instalan en la Gallaecia, los vándalos asdingos en Lusitania, los vándalos silingos llegan
hasta la Baetica y los alanos a la Carthaginensis y la Lusitania. Ante esta presencia, Roma decide intervenir y
limpiar Hispania de estos pueblos, especialmente por dos motivos: La intromisión de estos pueblos no
contaba con la autorización de Roma, y además, a su paso van dejando huella de atroces atropellos a la
población hispanorromana (crónica de Idacio). Y Roma no podía permitir instalarse a ningún grupo bárbaro a
orillas del Mediterráneo ya que éste era la arteria principal del Imperio. Por todo ello, Roma hostiga a los
visigodos que en 414 y al mando de Ataúlfo entran en la Península Ibérica. Ataúlfo es asesinado en Barcelona.
Su nuevo jefe, Walia (415-419) vuelve a fracasar en su nuevo intento de llegar al norte de África, y una vez
más, la flota es destruida por una tormenta. Walia recibe de Roma la propuesta de expulsar a los pueblos
bárbaros de Hispania. En 418 solo quedan los suevos en Gallaecia y los vándalos asdingos quienes en 425
deciden pasar a África. Como consecuencia de este servicio, Roma permite a los visigodos instalarse en la
Aquitania (Burdeos).
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La Historia del Reino Godo de Tolosa
Los visigodos permanecen en Aquitania del 418 al 507. Este reino visigodo de Tolosa consigue
extenderse por la mitad sur de las Galias, desde el Atlántico hasta los Alpes y desde los Pirineos al río Loira.
Trasladan su centro desde Burdeos a Tolosa, desde ahí, van a desarrollar una progresiva intervención en las
cosas de Hispania que presagia su futura identificación con este territorio, y eso fundamentalmente por la
existencia de problemas en Hispania cuya solución Roma les confía. El problema suevo. La presencia de los
suevos en Gallaecia es una fuente de problemas con la población hispanorromana; además, los suevos intentan
expansionarse. Sus jefes Rekhila (438-448) y Rekhiario (448-457) intentan primero ocupar la Bética y la
Cartaginensis (Rekhila), y la Tarraconensis (Rekhiario). Teodorico II (453-466) viene a Hispania con su
ejército, derrota a los suevos en la batalla de Astorga (456) y como consecuencia, los suevos se retiran a
Gallaecia. Los visigodos se instalan por primera vez en la Península, con permiso de Roma, creando
guarniciones a lo largo del Duero que cubren con un tipo de tropa llamada limitanei (de la frontera) para
vigilar a los suevos. Las Bagaudas. Son una especie de movimientos de bandidaje, preferentemente en el valle
del Ebro, donde se producen asaltos a poblaciones (Tarazona, Lérida). Los visigodos acuden y reprimen estos
movimientos con relativa facilidad. Los propios visigodos también tienen intereses para intervenir en España,
en Aquitania no tienen seguridad porque en la mitad norte de las Galias están los francos que presionan hacia
el sur poniendo en peligro el reino de Tolosa. En el año 473 un doble ejército se desplaza hasta España y se
van produciendo nuevos asentamientos visigodos en la Península, apoderándose de ciudades como Tortosa y
Tarrasa. Estando así las cosas, se produce la ruptura de las relaciones con Roma. Eurico (466-484) decide
romper el pacto aparentemente hastiado de la falta de autoridad del emperador. Al ser depuesto Rómulo
Augustulo, Eurico sigue obedeciendo al emperador de oriente (Julio Nepote), pero acaba olvidándose del
Imperio e inicia la etapa del “Reino visigodo independiente”.
OCUPACIÓN VISIGODA DEL ESPACIO HISPÁNICO
Tras la desaparición del Imperio Occidental, la lucha por la hegemonía en occidente está encabezada
por dos tendencias acaudilladas por sus respectivos líderes. Clodoveo: Tras afirmar su poder sobre los francos
y otros pueblos germánicos, se convierte al catolicismo (496), siendo el candidato de la romanidad, apoyado
por la población galorromana, la Iglesia Católica e incluso Bizancio que le nombra cónsul en occidente. Y
Teodorico “el Grande”, rey de los ostrogodos, de orientación pro-germánica, es apoyado por los visigodos y
otra serie de pueblos germánicos con los que practica un tipo de política que más tarde se hará frecuente, el de
las alianzas familiares. El enfrentamiento entre los dos bloques es inevitable entre francos y visigodos.
Clodoveo y Alarico II se enfrentan en la batalla de Vouillé (507) en la que Clodoveo consigue la victoria. Los
visigodos pierden todos los territorios de las Galias a excepción de las provincias Narbonense y Provenza que
mantienen gracias al apoyo de Teodorico “el Grande”. Al morir éste en 526, los visigodos también las pierden.
Del 507 al 526, el reino visigodo de Tolosa desaparece por completo, en el año 531 sólo conservan la
Septimania que es una pequeña franja al sur de la Narbonense lindando con los Pirineos. Los visigodos, por
tanto, no tienen otra opción que identificarse con la población española.
GOBIERNO Y CONTROL DEL TERRITORIO
Una vez expulsados de Narbona, al frente del pueblo visigodo en Hispania se consolidó una nueva
dinastía formada por dos reyes: Teudis (531-548) y Teudisclo (548-549) que se va a encontrar con los
siguientes problemas:
Frágil situación interna. En 531 la Península Ibérica se encuentra con tres zonas geográficas que tienen
tres situaciones políticas distintas. Zona noroccidental: Ocupada por pueblos insumisos, suevos, cántabros y
vascones que no obedecen a nadie, ni a Roma ni a los visigodos. Zona central: Controlada por los visigodos.
Zona sudoriental: En la que la aparición de los visigodos y la desaparición de los romanos crea un vacío que
hace que emerjan los poderes locales: Obispos, grandes terratenientes y asambleas de notables, que crean un
pequeño “senado” que gobierna las ciudades. Sobre estas tres zonas, se produce la superposición de tres
organizaciones diferentes: Administración civil romana: A estas alturas está muy degradada y apenas quedan
algunos retazos en la administración municipal. Administración visigoda: Los visigodos habían recibido de
Roma la administración militar. Al desaparecer la administración civil romana, los visigodos asumen una serie
de competencias que pertenecían a la misma, como la administración de justicia. Al carecer de los órganos
administrativos adecuados, un órgano ya existente tiene que asumir las nuevas funciones, con ello, se produce
una involución hacia fórmulas inorgánicas con lo que estamos enfilando el camino hacia lo que será la
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administración feudal.
Organización administrativa estática: El origen de esta administración está en los privilegios que
Constantino concede a la Iglesia Católica (los mismos derechos que tenía la pagana). Entre estos derechos está
el “derecho del foro” reconociendo a las curias diocesanas (obispos) capacidad para que algunos de sus actos
tuvieran valor civil (testamentos, emancipaciones, etc.). Mientras las curias municipales empiezan a
desaparecer, las curias eclesiásticas permanecen, convirtiéndose en una de las organizaciones administrativas
más concurridas y de mayor porvenir. Esta situación hubiera requerido de los reyes visigodos un esfuerzo
enorme para su homogeneización, esfuerzo que no podrán hacer por las amenazas de Francos y Bizantinos. El
peligro franco continúa añadiéndole ahora el matiz religioso, los francos son católicos mientras que los
visigodos son arrianos. En 541 Clotario y Childeberto, envían una expedición cuyo objetivo es apoderarse del
valle del Ebro y de las ciudades de Zaragoza y Pamplona. Teudisclo les corta la retirada, lo que provoca el
retroceso precipitado de los francos a los que Teudisclo causó importantes bajas (el hecho se conoce como el
primer Roncesvalles). Tras este fracaso, los francos apenas vuelven a intervenir y aunque continúan siendo
una amenaza, ésta ya no es de primer orden. La amenaza bizantina está ligada a la política de reintegración
mediterránea que está llevando a cabo Justiniano. Para los reyes visigodos, la Bética estaba muy romanizada y
se resistía a abandonar los “poderes locales” citados anteriormente, además, podía “sintonizar” muy fácilmente
con los bizantinos. Los visigodos intentarán ocupar la Bética y someterla a su poder.
Justiniano en 532, ocupa Cartago y su zona, y desde allí, amenaza a los reinos germánicos de
occidente. La reacción de éstos no se hace esperar y los ostrogodos desplazan a su dinastía reinante, de
carácter probizantino, por otra de carácter nacionalista. Los visigodos toman posiciones al otro lado del
estrecho ocupando Ceuta, mientras que Teudisclo, decide trasladar la capital a Sevilla.
En la Bética, se produce una rebelión azuzada por un noble visigodo llamado Atanagildo (551-567) que
aprovecha para proclamarse rey con el apoyo de los bizantinos, que a su vez, aprovechan para tomar
posiciones en la Península. La ocupación bizantina va a ser limitada (desde Cartagena a Huelva),
concretamente hasta el río Guadalete, lo que indica que solo tenían intereses comerciales y con esta ocupación
tenían bastante para realizar su comercio. Lo que ocupan es simplemente una colonia con algunas
instituciones: Autoridad militar suprema (magister militum), unas instituciones portuarias y una ceca para
acuñar moneda. Tras esta instalación bizantina, aumentan de forma considerable las relaciones mercantiles y
culturales con Bizancio. Atanagildo reacciona contra la presencia bizantina, consigue controlar la Bética
(Sevilla, pero no Córdoba), instala la capital en Toledo y trata de estrechar sus relaciones con los francos. Tras
la muerte de Atanagildo, los nobles visigodos, temerosos de la proximidad bizantina, sacan la capital de
Toledo y la colocan en la Septimania eligiendo como rey a Liuva (567-573). Probablemente no contaba con
las simpatías de todos, especialmente del grupo toledano de Atanagildo, por lo que muy pronto asoció al trono
a su hermano Leovigildo, que además, se casó con la poderosa viuda de Atanagildo y que controló desde el
primer momento los dominios de Hispania, quedando relegado Liuva a la Septimania aunque compartiendo
reino.
LEOVIGILDO: CREACIÓN DEL ESTADO VISIGODO
En 573 muere Liuva y queda Leovigildo como único monarca. La situación es complicada. Los
visigodos tienen un escaso control del territorio. Hay zonas autónomas, otras ocupadas por los suevos o por los
bizantinos. Los visigodos, como independientes, tienen que desarrollar el aparato estatal como antes lo
hicieron los romanos. Dualidad de sociedades: La hispanorromana y la visigoda. Estos dos grupos poseen
hábitos distintos en cuanto a la economía, dieta alimenticia, estructuración social (la sociedad visigoda es
semitribal), diferencias en el plano cultural, especialmente la religión, católica para los hispanorromanos y
arriana para los visigodos, y lo más importante, diferencias en cuanto a las costumbres y al derecho. Respecto
a este último aspecto ha habido dos líneas de opinión de los historiadores:
Tesis personalista: La defienden historiadores de tendencia germanista (Sanchez Albornoz, Hinojosa,
etc.). Existe un derecho distinto para romanos y visigodos. Según esta tendencia, el derecho para los visigodos
era inmutable, hasta el punto que ningún rey podía modificarlo y solo hacerlo cumplir. ¿Como se explica
entonces que en la época Tolosana aparezcan el Código de Eurico y el Breviario de Alarico II? La explicación
que se da es que el Código de Eurico rige solo para los visigodos, mientras que el Breviario de Alarico II lo
hace para los hispanorromanos. Sí están de acuerdo los historiadores de esta tendencia en que a medida que
avanza el tiempo, se avanza hacia una territorialización de las leyes (es decir, que afecten por igual a todos los
habitantes de un territorio). Este proceso comienza con Teudis y su Ley de Teudis que regula las relaciones
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económicas en relación con la propiedad de la tierra. Después vinieron otros pasos como fue el reinado de
Leovigildo y la promulgación del Liber Iudiciorum o “Fuero Juzgo”.
Tesis territorialista: Niega que el derecho germánico sea inmutable, y por tanto, afirma que el rey puede
crear derecho. Los visigodos, según esta tesis, tendrían leyes comunes con los hispanorromanos desde época
tolosana. La presencia de los dos códigos anteriormente citados la explican de la siguiente forma: En cuanto al
Código de Eurico (476) inciden en que al haber caído el Imperio de Occidente, Eurico se ve obligado a legislar
para llenar el vacío. Este código contiene una mezcla de derecho romano con derecho germánico. El derecho
romano sería el “derecho provincial romano”, los destinatarios, por tanto, no son solo los visigodos sino
también los hispanorromanos. El Breviario de Alarico II (506) es un año anterior a la batalla de Vouillé. En
ese momento existe un apoyo de la población romana a Clodoveo. Alarico II con este Breviario habría
intentado ganarse a los hispanorromanos (infructuosamente como se vería después).
Hay que concluir diciendo que de estas dos tesis, será la segunda la que en estos momentos está más en
boga. No obstante, hay que hacer la observación de que las costumbres visigóticas tenían mucho peso entre su
población como más adelante se verá. En la época de Leovigildo se avanza mucho más en la territorialización
con la promulgación del “Liber Iudiciorum”. Leovigildo hace frente a estos problemas de la forma que sigue:
Consolidación del Dominio Territorial. Desde el primer momento va a dedicar sus energías a extender el
dominio visigodo sobre la Península mediante campañas hacia el Sur y el Levante. No es que consiga grandes
éxitos, pero sí algunos. En 572 consigue la sumisión de Córdoba, también ocupa Medinasidonia, y
posiblemente, arrebata Baza a los bizantinos. Hacia el Norte y sus Zonas Insumisas: En Gallaecia consiguen la
sumisión de algunos señores independientes. En la zona Cántabro-Astur, consigue el dominio de la ciudad de
Amaya (que tenía su propio senado). En el territorio vasco, donde con el fin de contener a la población de las
montañas, construye sobre una pequeña aldea existente, la ciudad-fortaleza de Victoriaco (581). Campaña
dirigida contra el reino suevo: Tras la batalla de Astorga (456), los suevos entran en una etapa decadente, hasta
que cien años después reaparecen evangelizados por San Martín de Braga, vueltos al catolicismo y con unas
magníficas relaciones con bizantinos y francos. Los suevos con su rey Miro, van a chocar con Leovigildo por
su inclinación a la romanidad y por su apoyo a la rebelión de Hermenegildo y la Bética contra su padre. En el
año 585, Leovigildo derrota a Miro anexionando la Gallaecia al reino visigodo. Construcción del Estado
Visigodo. Esta construcción estaba facilitada y exigida por la nueva situación. El rey visigodo, tras la
independencia, tenía unas nuevas competencias, pero también contaba con nuevos recursos. Las fuentes de
riqueza que antes iban a parar al Imperio, ahora se quedan en poder visigodo, las tierras vacantes, los
impuestos, el derecho a confiscar bienes, etc. Sobre esta base Leovigildo trató de construir un aparato estatal
que reprodujera las formas y prerrogativas imperiales. En relación a las formas la monarquía visigoda no había
adoptado el aparato externo (ni corona, ni trono, ni manto, etc.). Leovigildo asume estos signos externos y su
efigie empieza a aparecer (monedas, retratos, edificios, etc.) y también asume titulaciones imperiales (flavius,
etc.). En relación a las funciones Leovigildo ya no solo legisla sino que en lugar de promulgar “edictos”,
Leovigildo promulga leyes. La diferencia es que las leyes solo las podían dictar los emperadores mientras que
los edictos podían ser promulgados por “notables” como los prefectos. Los anteriores reyes godos solo habían
promulgado edictos.
La razón de estas modificaciones es no solo atender a las nuevas competencias, sino la de aparecer ante
la opinión hispanorromana como un auténtico soberano, ya que para éstos la imagen del soberano la seguían
teniendo en Bizancio. Leovigildo quiere neutralizar esta situación apareciendo como un “par” del emperador
bizantino.
Leovigildo trata de configurar un espacio soberano y para ello hace de Toledo una “Urbis Regia”, la
dota de edificios notables (palacios, basílicas, teatros, hipódromos, etc.), intentando crear el escenario en el
que pueda brillar y manifestarse la soberanía regia. Toma como modelo a Constantinopla (a Toledo se la
podría llamar la “nueva Constantinopla”), reproduciendo el mismo esquema. Y crear un sistema defensivo,
basculando el territorio en torno a dos ciudades fortificadas: Sevilla, a la que se encarga la seguridad del Sur y
a cuyo frente pone a su hijo primogénito Hermenegildo. y Recópolis, de nueva creación (provincia de Cuenca)
orientada a la defensa del Levante y a cuyo frente pone a su hijo Recaredo del que la ciudad toma el nombre.
Unificación social: La convivencia de las dos sociedades va evolucionando, pasándose de una posición
inicial en que ambos grupos tratan de mantener sus diferencias a una situación de intento de unión de ambas
poblaciones. Los visigodos eran minoritarios y para no ser absorbidos culturalmente por los hispanorromanos
tenían que acentuar sus rasgos diferenciales. Los hispanorromanos, por su parte, no podían unirse a los
visigodos al prohibir la religión católica los matrimonios con miembros de otra religión (arrianos). La
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situación va cambiando por distintos motivos: La convivencia diaria hace que se produzca la aproximación,
sobre todo en el nivel aristocrático, y el interés del propio Leovigildo que no puede construir un Estado sólido
con esta dualidad de sociedades El plan de Leovigildo se va a hacer mediante dos programas:
Programa de unificación de leyes: El derecho visigodo que ya tenía un avanzado grado de
territorialización va a avanzar más en este sentido con Leovigildo que promulga nuevas leyes y revisa las
antiguas para quitarles posibles connotaciones personalistas. Así, reforma el Código de Eurico, lo que se
conoce como “Codex Revisus”. Igualmente, suprime algunos tribunales de administración de justicia que
tenían carácter personalista.
Programa de unificación religiosa: Hay que hacer hincapié en la importancia que la religión tenía en la
identidad cultural de los pueblos. Los visigodos se identificaban con la religión arriana, mientras que los
hispanorromanos eran de tradición católica. Hasta tal punto llegaban estas identificaciones que a la fe arriana
se le llamaba “fides gótica” y a la fe católica se la llamaba “fides romana”. Lo normal es que la unión de las
dos tradiciones se hubiese hecho mediante un proceso de aculturación en que la cultura más numerosa y más
rica hubiese absorbido a la otra, es decir, los visigodos deberían haber abandonado el arrianismo y haber
abrazado el catolicismo. Leovigildo quiso hacerlo al revés, que los hispanorromanos se hicieran arrianos, y
para conseguirlo lanza las siguientes ofensivas:
Ofensiva ideológica y propagandística: Destinada a elevar la imagen social de la Iglesia arriana
(milagros, santos, etc.). El rey obliga a los católicos que cedan a los arrianos algunas iglesias “martiriales”.
Persecución de los católicos de raza goda: Con la consiguiente confiscación de bienes de la Iglesia. Presión
sobre la jerarquía arriana: Para que rebaje las exigencias a los católicos que quisieran abrazar el arrianismo.
(Ej. obligatoriedad del bautismo por inmersión). En el plano dogmático se compone la frase “en el nombre del
Padre, por el Hijo y para el Espíritu Santo” para suavizar el hecho de negar la divinidad del Hijo.
Leovigildo fracasa estrepitosamente y no solo no logra la unidad religiosa sino que además consigue
que se rebele la Bética contra su política. Rebelión dirigida por su hijo Hermenegildo que había sido ganado
para la causa católica. Leovigildo derrota a Hermenegildo al que manda encarcelar en Tarragona donde es
asesinado ¿por un sicario de su padre?… El fracaso de Leovigildo le va a hacer cambiar de táctica y en el
lecho de muerte recomienda a Recaredo que siga intentando la unidad religiosa, pero esta vez, desde el lado
católico.
HISTORIA DE ESPAÑA - FORMACIÓN DEL REINO HISPANOGODO
II
Entre los siglos IV y V, el Imperio Romano no solo sufre la agresión de los pueblos bárbaros sino
también una degradación económica. No solamente se pasa de una coyuntura expansiva a una coyuntura
depresiva sino que cambian las estructuras: La economía romana de actividad comercial es una economía
urbana de producción esclavista. La economía medieval es una economía rural.
España estaba inmersa en el sistema económico romano, y por tanto, sufrirá las mismas consecuencias.
España que era una provincia frumentaria, que surtía a las grandes urbes romanas, sufrirá especialmente las
consecuencias al caer estas con el Imperio. No obstante, si tenemos en cuenta que la caída del Imperio
Romano tuvo terribles repercusiones en occidente, menos en el bloque bizantino y escasas en el bloque
islámico, veremos que la situación de España es especial pues, aunque está en el bloque occidental, está en
contacto con los bizantinos, y a partir de 711 es conquistada por el Islam. Esta trayectoria matiza, de alguna
manera, las consecuencias económicas que inicialmente se podrían suponer.
DECADENCIA DE LA POBLACIÓN Y VIDA URBANA
Cualquier estudio de la población tiene que tener en cuenta dos aspectos fundamentales:
Número: Tenemos que sumar a la población hispanorromana (4-6 millones de habitantes), los
visigodos que llegan (¿80.000?), más el aporte de otros pueblos (suevos, ¿30.000?). Podemos calcular
inicialmente 4-6 millones más 100.000. Junto a esto hay que considerar que la coyuntura demográfica es
desfavorable al crecimiento por las siguientes razones: Guerras continuas. Bandolerismo. Pacificaciones (eran
otro tipo de guerras). Condiciones climáticas poco favorables que trajeron como consecuencia malas cosechas
que influyeron en la alimentación y en la mortalidad de la población.
La curva demográfica tiene en esta época un signo descendente, llegando en 743 al punto más bajo,
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coincidiendo con la llamada “peste hemisférica”.
Distribución: La tendencia general se basa en dos afirmaciones: Decadencia de la vida urbana: Debido
a las siguientes razones: a) Disminución de las actividades urbanas: Fundamentalmente industria, comercio y
servicios. b) Inseguridad de las ciudades: Acusada desde el siglo III en que se deja de vivir la “Pax Augusta”.
Las incursiones de los bárbaros, y la existencia de un bandolerismo interior hace que las ciudades tengan
necesidad de amurallarse. c) La huida al campo de la clase senatorial: Poseedores del poder político, los
senadores tenían un estatuto de privilegio que les eximía de colaborar con las cargas municipales y les
permitía abandonar las ciudades, no como los curiales (concejales) que al tener el oficio hereditario, no podían
abandonarlas. d) Paso de los pueblos germánicos, que agreden a la vida urbana por los asaltos y el despego
que los pueblos germánicos sentían por la vida en la ciudad.
La consecuencia de todo lo anterior es una caída general de población en las ciudades hispánicas,
siendo menos acusada en la zona de Levante que aún tiene contacto comercial con Bizancio, o en las que son
centros de administración civil o militar como Toledo o Mérida. La caída es mayor en las zonas del interior,
donde algunas ciudades llegan a quedar desiertas como ocurre en el valle del Duero con Clunia y Oña y en el
valle del Guadalquivir con Reina. Como consecuencia, se produce una reducción en el perímetro de la mayoría
de las ciudades, y salvo contadísimas excepciones, no hay poblaciones que superen los 10.000 habitantes.
Auge del poblamiento rural: La ciudad arroja a su población al campo, y como consecuencia se va a
producir: Aumento de tierras roturadas. Aumento de núcleos de población generados en torno a una parroquia.
Este aumento no significa crecimiento de población global, sino un traspaso de población del ámbito
urbano al ámbito rural. En el campo se producen dos grupos sociales contrapuestos pero complementarios: la
aristocracia y el campesinado, los grupos intermedios no existen ya que no tienen razón de ser.
Las formas de hábitat son tres: La villa señorial. La aldea campesina. Las comunidades de valle: Son
grupos sociales de origen autóctono (no son hispanorromanos), que tienen una organización social de base
étnica (familia extensa), bajo la autoridad del patriarca y que practican un seminomadismo dentro de un
territorio concreto que es el valle. Este grupo de comunidades de valle predominan en el Norte: valles
cántabros, vascos, gallegos, pirenaicos, etc.
LA ECONOMÍA RURAL: HACIA LA ESTRUCTURA AUTÁRQUICA
Los elementos fundamentales que tenemos que tener en cuenta al analizar cualquier economía son: la
producción, el consumo, el ahorro y la inversión. De todos ellos, el más importante es la producción que
condiciona a todos los demás. El ahorro y la inversión apenas se contemplan en una economía autárquica, el
poco ahorro que se hace, se basa en el atesoramiento (sobre todo en los grandes centros monásticos) que se
convierten en los objetivos preferidos por los pueblos que participan en las “segundas invasiones”.
La producción, depende de tres factores fundamentales: el medio físico, el capital y el trabajo.
El Medio Físico. Durante mucho tiempo se pensó que había una relación directa entre medio físico y
producción. A mejor medio físico, mayor producción y viceversa, como ejemplo se citaba a Egipto. No hace
mucho tiempo, Arnold Toynbee formula otra teoría que se conoce como “la ley del reto”, según la cual, la
relación sería la inversa. A peor medio físico, más medios se emplearán para vencer su resistencia y superarla,
llegando a resultados mejores. Por ejemplo, Inglaterra. Hoy día se entiende que hay una relación variable entre
medio físico y producción ya que depende de diversos factores. Aún así, se puede formular un principio
general: “La relación entre medio físico y producción, derivaría de la proporción existente entre las líneas de
resistencia y las técnicas empleadas para vencerla”.
En el caso visigodo, las técnicas empleadas son de un nivel ínfimo, se desconoce la fertilización,
disponen de peores útiles que en la época romana (se olvidan de la máquina segadora). Los útiles de hierro se
pierden y se generalizan los de madera (las técnicas del hierro se aplican solo a la fabricación de armas). Son
inferiores a los romanos en el aprovechamiento de las técnicas de regadío y en el aprovechamiento y
conservación de las vías de comunicación. Queda por tanto claro, que las técnicas visigodas eran inferiores a
las romanas.
La más importante línea de resistencia es el clima, que al parecer, fue peor que en otras épocas,
mucho frío, exceso de lluvia, que acababa por pudrir la cosecha en el campo (datos obtenidos de la
arqueología y de la geografía, mediante estudios de pólenes y ronchas de árboles). Las consecuencias más
notables de esta climatología adversa fueron:
Expansión del bosque. En época romana, la deforestación había sido importante por sucesivas talas y
guerras. En época visigoda, había zona de bosques de pinos (Algarve), zonas de bosques de encinas (Bética y
Extremadura) y los grandes robledales del Norte. El avance del bosque trae las siguientes consecuencias: Auge
de la explotación de sus recursos. Madera. Caza. Ganadería.
Por primera vez en la historia de los pueblos germánicos se va a producir la regulación legal de la
explotación del bosque. En el campo visigodo, se refleja en el “Fuero Juzgo”. Crece el número y la
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importancia de la ganadería de tal manera, que a partir de este momento, se igualan agricultura y ganadería.
Agricultura. Los rasgos más característicos de la agricultura será la existencia de un paisaje agrario que
divide la Península en tres grandes zonas: Zona Norte: Cultivo de manzanares. Zona Centro: Grandes trigales.
Zona Sur: Olivos. Esta economía agraria, atiende a dos tipos de demanda: exterior, controlada por los
comerciantes bizantinos; interior.
Ganadería. La ganadería adquiere distintas formas según hablemos de pequeños campesinos, pocas
cabezas que le sirven de complemento a su producción agrícola y a su alimentación. Y grandes ganaderos, que
son los que imponen, aunque todavía en forma muy limitada, la práctica de la trashumancia que se manifiesta
por la existencia de peajes.
El Capital. En esta época, el capital se reduce únicamente a la propiedad de la tierra. El factor
propiedad es fundamental ya que al poseedor de la tierra le va a dar la capacidad necesaria para ordenar el
trabajo y distribuir los beneficios, apropiándose de la mayor parte de las rentas y de los excedentes del trabajo.
En definitiva se hace propietario de la “renta feudal”.
Desarrollo de la Gran Propiedad. En la época visigoda, la gran propiedad va a experimentar un auge
considerable, aunque como tal ya existía durante el Imperio Romano. El desarrollo se fundamenta en el
desarrollo y huida de la clase senatorial al campo. En la imitación del way of life romano por la clase goda. Y
en la acumulación por parte de la Iglesia de un enorme patrimonio de tierras gracias a las donaciones de los
fieles (que podían ser de dos tipos: inter-vivos, de efecto inmediato, y post-mortem) y la protección del
Estado. A partir de 589 (III Concilio de Toledo), con la conversión de los visigodos, la Iglesia Católica recibe
los bienes de la extinta Iglesia arriana. La inalienabilidad de los bienes eclesiásticos, o lo que es lo mismo, la
imposibilidad de enajenarlos, hace que el patrimonio de la Iglesia tenga solamente vía de entrada, lo que se
conoce como “manos muertas”. Esta inalienabilidad proviene del Derecho Romano.
La monarquía adquiere también grandes propiedades a través de ciertas prerrogativas conocidas
también como regalías, derechos inalienables del rey, como eran los derechos sobre las tierras vacantes,
derecho a acuñar moneda, etc.. La monarquía aumenta de tal manera sus propiedades que cuando los
musulmanes deciden invadir la península, compensan a los hijos de Witiza con 3.000 propiedades o alquerías.
La Pequeña Propiedad. Sabemos que existen los pequeños propietarios porque en las fuentes están
citados como “privati”. Procedían de la antigua población hispanorromana junto con algunos visigodos que
habían recibido tierras. En esta época tienden a desaparecer sometidos a la doble presión de una recesión que
acaba llenándoles de deudas, y la inseguridad que hace que voluntariamente se coloquen bajo la protección de
alguno de los grandes propietarios.
El Trabajo. El trabajo se canalizará básicamente a través de la gran propiedad, compuesta por
elementos anteriores (romanos) y nuevos (visigodos). Los Romanos contemplaban la división de la propiedad
en dos tipos de tierras: Terra “dominicata” o señorial,que el “señor” explota directamente a través de sus
siervos. Terra “Indominicata”: que cede a otro para que las trabaje en arriendo. De época tardorromana
provienen los tipos de contrato: Contrato de aparcería, sobre tierras buenas y de alto rendimiento, el trabajador
recibe una parte de los beneficios menor que la del propietario. Y contrato en precario: Se da en tierras de peor
calidad, es un contrato rescindible por ambas partes, pero tras la ley de Diocleciano, que adscribe a la gente a
su oficio, estos trabajadores quedan adscritos a la tierra, dando lugar al colonato, que es la forma más habitual.
Los beneficios en las tierras señoriales no plantean duda, son del señor. Ahora bien, en las tierras
“indominicatas”, el propietario recibía dos tipos de beneficio: Rentas en dinero o “censos”. Prestaciones
personales: El campesino tiene que trabajar las tierras “dominicatas” una serie de días y horas, incluso
poniendo él sus medios; “opera et juguera”.
Los Visigodos incorporan mano de obra esclava y mano de obra colonial: colonos, intentando que el
esclavo sea productivo mediante un régimen de trabajo igual al de los colonos.
LA SOCIEDAD VISIGODA: LA HERENCIA TARDORROMANA
Al principio de la etapa visigoda, nos encontramos con una serie de estratos sociales que responden a
la estructura exterior tardorromana. Al producirse la concentración de la economía, se producirá también una
concentración de los estratos sociales, quedando finalmente éstos reducidos a dos: el gran propietario y el
pequeño campesino. Veamos el proceso:
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La Herencia Tardorromana. En la legislación visigótica, encontramos las diferentes situaciones legales:
Grupo de hombres libres:
1.-Libres privilegiados, se trata de la aristocracia, “viri ilustri”, “optimates”, etc. a) Aristocracia de
sangre: Heredan la propiedad de la tierra y la posición social elevada que deriva de ella. La mayoría de ellos
pertenecen al llamado “orden senatorial” (los senadores, entonces, eran títulos honoríficos). Eran de origen
hispanorromano. b) Aristocracia de servicio: Son los que ostentan altos cargos en la corte, en la
administración y en el ejército. En su mayor parte eran de origen germánico. Podemos distinguir dos grupos:
La clientela del rey: Es el grupo de encomendados que elige como “señor” al rey. También llamados
“gardingos”, “comites” o “fideles regis”. Los obispos: Desempeñan toda una serie de funciones públicas;
actuaban de inspectores de los funcionarios laicos. Fijaban los tributos que las diócesis tenían que pagar, y la
función más importante, elegían al rey junto al resto de la aristocracia.
Ambos tipos de aristocracia tenían un estatuto de privilegio cuyos puntos fundamentales consistían en:
a) plenitud de derechos políticos, entre ellos, el derecho a elegir al rey. b) Una relación directa con el rey, al
que indirectamente juraban fidelidad. c) Gozaban de una protección especial que se traducía en: Wergeld:
Cuando una persona mataba a otra o le ocasionaba daños, tenía que compensar a la familia del dañado:
En el caso de una persona normal  300 sueldos.
En el caso de un aristócrata  500 sueldos.
Garantías procesales:
Exclusión de las penas corporales (¿trasfondo económico?).
Habeas Corpus: Los miembros de la aristocracia tenían que ser juzgados por tribunales formados por
miembros de su misma condición social.
Este estatus de privilegio, que en principio era personal, se hizo hereditario a medida que la época
visigoda avanza hacia la feudalización.
2.- Libres no privilegiados. Este tipo se localiza en tres sectores de la sociedad: a) En la “corte” y
sus aledaños: Cierto grupo de personas de situación económica aceptable llamados “mediocres”. Son las
personas que viven al servicio de la corte. b) En las ciudades: dE bajo poder económico, pequeños artesanos,
comerciantes, profesionales, maestros, etc. c) La población rural: Formada por los “privatii”, sobre los que
recaían la mayor parte de las cargas fiscales. Este grupo, con su tendencia a encomendarse a “grandes
señores”, va desapareciendo, y con él, su apoyo a las cargas económicas del Estado. El grupo completo va a
desaparecer pronto del arco social, ya que los “mediocres” evolucionarán hacia la aristocracia y los otros dos
caerán hacia niveles inferiores.
3.- Grupo de hombres semi-libres.
1. Libertos: Antiguos esclavos emancipados, costumbre favorecida por el cristianismo. Esta
emancipación podía ser: a) Emancipación plena: El que la recibía gozaba inmediatamente de la libertad. b)
Emancipación “in obsequium”: No surtía efecto hasta la muerte del amo.
2. Colonos: Son los descendientes de los colonos romanos, que desde la ley de Diocleciano, estaban
adscritos a la tierra.
3. Encomendados: Son hombres libres que se colocan bajo la protección de un “señor” poderoso,
adquiriendo respecto a él, vínculos de dependencia..
4) Esclavos o siervos. Se suele decir que en la época post-romana, disminuye el número de esclavos.
Esto no es del todo cierto ya que seguían vigentes las fuentes de “recolecta” de los mismos: a) guerras. b)
pérdidas de libertad por: Deudas. Ventas fraudulentas de tierras, incluyendo a colonos y encomendados como
si fueran esclavos. Por matrimonio de un hombre libre con una esclava, el hombre libre adquiría la condición
de esclavo perdiendo su libertad.
La condición jurídica del esclavo seguía siendo la del derecho romano, es decir, estaban incluidos en
la categoría de “cosas”, por lo que podían ser vendidos, recibir castigos corporales, etc. No obstante, los
esclavos tienen algunos derechos que podríamos llamar “humanos”. Podían contraer matrimonio. Podían
poseer su propio pecunio. Podían testificar en juicios, excepto contra su dueño.
La situación real no era la misma para todos. Los esclavos de palacio vivían muy bien, desempeñando
algunos de ellos, oficios importantes.
Los grupos más importantes de esclavos eran: a) Los esclavos de
la Iglesia. b) Los esclavos del Estado o esclavos fiscales.
DESARROLLO DE LOS VÍNCULOS DE DEPENDENCIA
La sociedad visigoda es una sociedad “protofeudalizada”, y está llevando a cabo una progresiva
feudalización a través de los vínculos personales de dependencia, es decir, a través de las encomendaciones. El
señor se compromete a proporcionar protección y sustento al encomendado, y éste, presta al señor fidelidad y
una serie de servicios. La “encomendación” nace en el Bajo Imperio por motivos de seguridad, debido a que
ninguna de las Instituciones del Estado proporcionaba la seguridad que el pequeño campesino libre necesitaba.
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El “gran propietario” empieza a ser algo más, el “patronus”, el protector de la seguridad de las
personas que se le encomiendan. En la época visigoda va a aumentar la encomendación porque va a aumentar
la inseguridad y el poder de los “grandes señores”. En ésta época, el proceso a la encomendación no solo crece
sino que además se diversifica dándose las siguientes formas:
1) Encomendación Personal: Se da cuando el hombre que se encomienda no posee tierras propias. En
este caso, entrega su persona y el señor le da tierras en arriendo de las tierras indominicatas y con contrato en
precario.
2) Encomendación Territorial: El encomendado es un pequeño propietario que entrega a su señor la
propiedad de sus tierras, pero las sigue explotando él en condiciones de arriendo similares a las del tipo
anterior.
3) Encomendación Militar: El proceso de entrada es el mismo, pero el encomendado pasa a
desempeñar una función militar formando parte del séquito militar del señor que le servía a éste para:
Constituir un grupo armado para mantener la seguridad. Elevar su prestigio y su poder.
El proceso de encomendación tiene efectos terribles para la vertebración social, efectos que van a ser
progresivos:
1) Este tipo de relaciones penetra no solo la organización social de la población hispanorromana sino
de la población gentilicia (pre-romana), trasformándola. Las clientelas, al integrarse en esa célula, rompen la
relación con la familia nuclear hispanorromana o con la etnia gentilicia para pasar a formar una nueva familia
o célula social.
2) Esta nueva célula social va a quedar constituida por dos grandes estratos, reduciéndose el arco
social inicial: Señores - Encomendados.
3) La nueva célula social se impone y tiende a sustituir al Estado y sus funciones en su propio ámbito
territorial, incluso asumiendo el poder político en su territorio,como: Administración de justicia. Cobro de
impuestos. Recluta de tropas.
Al final, el Estado acaba reconociendo y concediendo al “señor”, una especie de autoridad que le
permite: Dictar normas. Vigilar su cumplimiento. Castigar las infracciones.
El señor adquiere el poder político sobre sus encomendados. El “dominus” romano se está
transformando en “señor feudal”.
EL SISTEMA POLÍTICO VISIGODO
En toda comunidad política independiente hay los siguientes elementos esenciales:
1.- El Pueblo (gens gothorum): El significado de gens gothorum (gens = estirpe, nación, pueblo)
va cambiando de contenido a lo largo de la historia a través de un doble proceso. Tránsito de “Sippe” a
Gens. La “sippe” germánica es la agrupación de miembros de un linaje en una sociedad doméstica. El
tránsito de la sippe a la gens (estirpe) se realiza mediante la reunión de diversas “sippes” bajo la jefatura
de un personaje destacado que suele alegar antecedentes regios. Estos procesos de absorción reciben el
nombre de “etnogénesis” y pueden realizarse de forma: a) Individual: Adhesión personal a un individuo
o jefe carismático. b) Colectiva: Adhesión de etnias completas o de restos de etnias que al quedar
reducidas optan por dejarse asimilar.
Tanto los individuos como los restos de etnias utilizan técnicas de asimilación comunes:
Adoptan nombres de la etnia a la que se asimilan. Se buscan genealogías ficticias.
Los visigodos también practicaron la asimilación de otras etnias, y lo hicieron en dos momentos:
Cuando entran en el Imperio Romano empujados por los hunos asimilan a restos de pueblos que pasaron
con ellos. Y en el año 418, cuando reciben el encargo de Roma de aniquilar a suevos, vándalos y alanos;
sólo quedaron los suevos en Galicia y los vándalos asdingos (que después pasarían a África), por tanto,
los restos de alanos y de vándalos silingos serían asimilados por los visigodos.
La Gran Etnogénesis: Es la que se produce entre los visigodos y la población hispanorromana a
partir del III Concilio de Toledo. La expresión “gens gothorum” ya engloba a la población goda y a la
hispanorromana. Esto se manifiesta, por ejemplo, cuando las leyes hablan acerca de que la elección del
rey la hará la “gens gothorum” y sabemos que, en esa elección, participa la aristocracia hispanorromana
tanto laica como eclesiástica.
2.-El Territorio. Se llega a un momento en que el territorio Hispania no es ya un término
geográfico, sino que ya es el territorio de la “gens gothorum”. Este territorio es la patria visigoda. Es, por
tanto, un cambio de concepto geográfico a concepto político, transformándose la expresión “Regnum
gothorum” por “Regnum hispaniae”. Este cambio aparece por primera vez en las crónicas escritas a
finales del siglo VI por Gregorio de Tours a las que se añadieron en el siglo VII los escritores españoles
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San Julián de Toledo, y sobre todo, San Isidoro de Sevilla.
EL SISTEMA POLÍTICO
El sistema político que se sigue es el de la Monarquía visigoda. La monarquía visigoda se nutre
de dos tipos de elementos. 1) Elementos germánicos: De los que caben destacar dos principios de
autoridad: Mund: Principio de autoridad que rige en las sociedades domésticas que están incluidas en la
sociedad visigoda. Bann: Principio de autoridad que rige en la “gens” o nación. Y 2) Elementos romanos.
Asume los principios de derecho público que no se basan ya en tradiciones, sino que existe un derecho
legislado que toman del mundo romano.
La formación del sistema político visigodo pasa por dos fases.
1.- Imitación del Modelo Romano “Imitatio Imperii” (época de Leovigildo y Recaredo). La
monarquía visigoda asume el aparato externo de Roma (coronas, insignias, etc.). Leovigildo y Recaredo
asumen un poder absoluto, la plena potestad imperial. Este poder absoluto, una vez cristianizados los
visigodos, adopta la fórmula de “cesaropapismo”. El rey Recaredo, cuando abraza la fe católica, proclama
expresamente en el III Concilio de Toledo, que pretende atender el bienestar terrenal de sus súbditos y el
bienestar espiritual de los mismos.
2.- Regresión del Sistema hacia Fórmulas Protofeudales:
Los cambios que se van
produciendo a nivel económico y social, hacen que la capacidad de diálogo con el rey quede reducida a la
aristocracia (grandes propietarios). Esta aristocracia, no solo monopoliza la participación en los órganos
políticos, sino que termina por orientar la acción de gobierno hacia sus intereses.
Esta
marcha
hacia el sistema político feudal se refleja en:
a) La época tolosana: No había una norma fija de designación del rey. Por una parte, la tradición
avalaba un sistema sucesorio, mientras que en casos de guerra, parecía más aconsejable optar por un
sistema electivo. Igualmente, el ejemplo de Roma, avalaba esta última opción, ya que allí, los
emperadores eran elegidos o nombrados por aclamación de las tropas. En realidad, durante esta época
tolosana, se alternan las dos circunstancias, en unas ocasiones son elegidos (Ataúlfo, Sigerico, etc.),
mientras que en otras hay conatos de establecimiento de dinastías (Baltos: Teodorico I y sucesores;
Ámalos: Teudis y Teudisclo, ..).
b) Tras la instalación en España: Siguen existiendo las dos tendencias: la sucesoria, apoyada,
como es lógico, por la monarquía que, para conseguirla, pondrá todos los medios a su alcance:
económicos, institucionales (asociando al hijo al trono) y hasta propagandísticos.
La tendencia electiva la representa, como también es lógico, la aristocracia, que con este sistema
ve reforzado su poder. En el IV concilio de Toledo, se impone por ley el sistema electivo, doctrina que
será confirmada por Concilios posteriores. En la práctica, la elección va a ser más ficticia que real y lo
que realmente decide es una lucha feroz entre dos grandes familias, la de Chindasvinto y la de Wamba
para debatir quién se queda con el trono. Esto va a generar un estado de lucha endémico que debilita a la
monarquía visigoda y que será la causa de su derrumbamiento en 711.
LOS ÓRGANOS DE GOBIERNO CENTRALES Y TERRITORIALES
A) Centrales. Tienen los siguientes rasgos comunes: Dualidad de origen, parte de sus elementos
son romanos y parte son germanos. Tendencia a la degradación, cada vez hay menos diferenciación de
funciones y de personas. Creciente papel de la aristocracia, laica y eclesiástica.
Los Órganos de Gobierno centrales son los siguientes:
1.- Oficio Palatino (Casa del Rey); Asume simultáneamente funciones domésticas y funciones de
la administración central. Es el ejemplo más claro de fusión entre elementos romanos, “pallatium”, y
elementos del estado germánico “hall”. En la época tolosana: Ya tenía una composición elemental en la
que había unos oficios derivados del “pallatium” romano y otros del “hall” germánico:
1) Origen romano: Comes (conde=compañero) Stabuli: Encargado de las cuadras. De ahí vendrá
el futuro condestable.
Comes Thesauriorum: Encargado del “tesoro real” y, con el tiempo, de los impuestos indirectos.
Comes Consiliarii: Encargado de las múltiples oficinas de palacio.
2) Origen germánico:
Comes Spatariorum: Conde de las espadas, no las de batalla, sino las de gala que el rey llevaba en
los desfiles.
Comes Scantiarum: Viene de “Scantja”, encargado de servir la mesa que estaba puesta en el “hall”.
Este cargo evoluciona hasta convertirse en un cargo hacendístico importante, teniendo a su cargo, la
intendencia no solo de palacio, sino también del ejército.
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En la época toledana aparece un esbozo de cancillería imitando modelos bizantinos. Al frente
están:
Comes Notariorum: Conde de los notarios.
Comes Cubiculorum: Encargado de las estancias reales.
Comes Patrimonii (es el más importante): Que se ocupa de: a) Las tierras del Estado. a) La
percepción de los impuestos directos.
Comes Civitatis Toleti: Conde de la Ciudad de Toledo.
Añadiendo a esta estructura al Obispo de Toledo, tenemos la composición completa del “oficio
palatino”.
2.-El Aula Regia: Es una asamblea de carácter consultivo. Se nos solía presentar como una
continuación de las antiguas asambleas de los godos, aunque veremos que no es así. Los godos tenían
costumbre de celebrar asambleas plenarias en las noches de plenilunio, a las que asistían todos los
hombres capaces de portar sus armas que hacían sonar para votar las decisiones a tomar. Cuando los
godos se establecieron en España, ¿Continuaron o desaparecieron esas asambleas? Sanchez Albornoz
defiende su continuidad. Las últimas corrientes de investigación apuntan a la desaparición de dichas
asambleas por dos razones básicas: Una vez distribuidos por toda la Península, era imposible mantener
este tipo de asambleas. La población hispanorromana, que no tiene tradición participativa en el gobierno,
tendría que formar parte de esas asambleas, lo que las hace inviables.
Hay que pensar, por tanto, que las antiguas asambleas de los visigodos desaparecieron. Sin
embargo, al poco, aparecen estas nuevas asambleas llamadas “Aula Regia” que no tienen mucho que ver
con las anteriores. La sociedad está avanzando hacia fórmulas protofeudales. El diálogo que los
aristócratas mantienen, en forma exclusiva, con el rey, va a terminar forzando la aparición de la asamblea
llamada “Aula Regia”. La composición de la asamblea es como sigue:
a) Miembros del “Oficio Palatino”.
b) Altos cargos de la administración territorial (condes, duques y otros..).
c) Próceres: Grupos de aristócratas no comprendidos en los apartados anteriores.
v) Los miembros de la comitiva real o encomendados del rey (“fidelis regis”).
El resto de la población no cuenta y se considera representada por los anteriores. Será una
representación natural, ni voluntaria, ni elegida. Representación “capilar” donde la cabeza representa a los
miembros.
El “Aula Regia” es una asamblea consultiva. En teoría, el rey la escucha y luego decide, sus
respuestas a las consultas del rey no son vinculantes. En la práctica o dinámica del poder, el rey tiene que
tener en cuenta las opiniones de estos personajes que representan el poder del país, tanto económico,
como social.
3.-Los Concilios de Toledo. Los Concilios son una institución de la Iglesia que se vienen
practicando por todos los puntos de la cristiandad. En España, se iban celebrando ya en época romana, y
en esa tradición, Toledo celebraba los suyos. Desde que se instalan los visigodos, los Concilios de Toledo
empiezan a tener una importancia y una significación especial por su carácter mixto, religiosos y laicos
resuelven asuntos juntos. Sobre este particular hay dos teorías. Ramón de Abadal: Los Concilios
funcionaban con una sola asamblea en la que se mezclaban religiosos y laicos, y era esta única asamblea
la que decidía sobre asuntos religiosos o civiles. Claudio Sánchez Albornoz: Dos tipos de asamblea: una
para asuntos eclesiásticos en la que intervienen solo los obispos, y otra para asuntos civiles en la que
intervienen todos, obispos y laicos.
Hoy día el asunto se ve de forma más compleja:
Antes del año 633, IV Concilio de Toledo, los Concilios son un claro reflejo del “cesaropapismo”,
la supremacía del poder real. El rey convoca los Concilios que responden a problemas concretos de la
monarquía. El rey envía a los conciliares el “thomus regis”, algo así como el “orden del día” conteniendo
los temas y el orden en que quiere que se traten.
Intervienen tanto obispos como laicos, pero su
presencia no está reglamentada.
Después del año 633, IV Concilio de Toledo, los Concilios van a ser un fiel reflejo de la
protofeudalización de la sociedad y del gobierno. Son los nobles y los obispos los que exigen la
convocatoria, cosa que hacen cada vez con más frecuencia. Nobles y obispos exigen su presencia de
manera institucional. Los Concilios de Toledo adquieren las facultades siguientes: Las leyes aprobadas en
los Concilios tienen valor civil, como si hubiesen sido promulgadas por el rey. Y se atribuye a los
miembros de los Concilios, la capacidad y el derecho de controlar la actuación del rey. Ninguna de estas
atribuciones es nueva, lo que se hace es darles valor legal.
Imitatio Imperii
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Los órganos territoriales también permiten comprobar la doble fase por la que atraviesa la
monarquía visigoda. En el primer período, la administración intenta mantener el aparato burocrático
romano. Después, se produce una degradación de éste hacia fórmulas más primitivas. En un primer
momento, sobreviven las instituciones fundamentales de la administración romana en España: la
provincia y el municipio. En un segundo momento, las instituciones fundamentales serán la provincia
(con diferentes estructuras), el condado y el Concejo rural.
La Provincia supone la continuidad de las provincias de época romana con pequeñas
modificaciones. La Cartaginense sufre la ocupación bizantina de la costa, incluyendo a su capital,
Cartagena, por lo que se van a suscitar dos tendencias: una pretende la creación de la provincia
“Carpetana” con capital en Toledo que nunca llegó a realizarse. La tendencia que triunfó consistió en
mantener la “Cartaginense”, pero ahora, con capital en Toledo.
El asentamiento suevo en el noroeste, provocó cambios en el límite entre la “Lusitania” y la
“Gallaecia” para ajustarse a la frontera entre suevos y visigodos.
El cambio más importante es la pérdida de la provincia de “Tingitania” que cae en manos de
Bizancio.
Quedan pues las siguientes provincias: Tarraconense, Cartaginense, Bética, Gallaecia, Lusitania,
Septimania (antes Narbonense). Las provincias van a ser gobernadas por un “Iudex” o “rector provinciae”
que cuenta con un “officium” o conjunto de auxiliares.
El Municipio era la unidad básica de la administración romana. Tiene como finalidad articular el
territorio orientando sus beneficios hacia la ciudad. Su gobierno se basa en la “Curia” (curiales). Los
curiales más importantes son:
“Deffensor civitatis”, Juez de causas menores que le cede el “rector provinciae”.
“Curator”, Encargado de los asuntos administrativos.
“Exactor”, Encargado de los asuntos fiscales.
El cargo de Curial se había hecho muy oneroso desde la ley de Diocleciano, por la cual, los
curiales debían responder con sus bienes del déficit municipal, quedando además, adscritos al cargo. No
podían ejercer ningún cargo incompatible con la “curia”, como entrar en la Iglesia, acceder a cargos
regios. Ni siquiera podían vender sus tierras.
Segunda Periodo de la decadencia
Se manifiesta en la fragmentación de las unidades básicas y en el deterioro de los órganos
administrativos respectivos. La provincia deja de estar regida por los “rectores provinciarum” y se coloca
a su frente a los “Duces” o jefes del ejército provincial. Estos “duces” no habían tenido hasta entonces
otra función que la militar, añadiéndoseles ahora los cometidos civiles. Esto es un claro síntoma de la
confusión de funciones y obliga a cambiar el número de provincias, creadas allí donde había ejércitos:
Astur (con capital en Asturica Augusta) y Cántabra (con capital en Amaya).
El Municipio va a sufrir tres fenómenos:
A) Decadencia y extinción del Municipio: Se debe a causas múltiples, como la desarticulación de
la vida urbana o la desaparición del Imperio. En el siglo VI, la Curia deja de funcionar, pasando sus
atribuciones a la autoridad válida más próxima (obispo, comes, etc.). En el siglo VII desaparece la Curia
por completo.
B) El Condado: Será el sustituto del municipio. Es un territorio menor que la provincia que suele
estar compuesto por un núcleo urbano y las tierras adyacentes. Está presidido por el “Comex” o “Iudex
civitatis”. El comes, asume en su territorio las mismas funciones que el “rector provinciae” tenía en la
provincia. A su servicio hay delegados “vicarii” (antecedentes de los vizcondes) y funcionarios locales o
“Iudices loci” (funcionarios de la corona de la localidad, son los más ricos del lugar). Se crea, pues, una
jerarquía que parte del “rector provinciae” y pasa a los condados en este orden: comes, vicarii, Iudices
loci.
C) Conventus Publicus Vicinorum: Es el producto más original. Son una especie de Concejos
rurales que se autogobiernan a través de un órgano colectivo (asamblea, consejo). Es el antecedente del
municipio medieval de toda Hispania. Su origen está en la decadencia de la vida urbana y el subsiguiente
auge rural. Hay, por lo tanto, un florecimiento del hábitat rural y aparecen numerosas aldeas donde
conviven habitantes dependientes con independientes (o libres) y en las que surgen problemas,
generalmente económicos (amojonamiento, aprovechamiento del agua, aprovechamiento de los bienes
comunales, obras colectivas, etc.), o sociales (entre los miembros de la comunidad). Finalmente surge el
“Conventus Publicus Vicinorum), con la originalidad del autogobierno y la espontaneidad.
OTROS MEDIOS DE GESTIÓN
1) Fiscalidad
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El Estado visigodo intenta mantener el sistema fiscal romano, pero no lo consigue totalmente.
Trata de perpetuarlo a través de dos oficinas. La oficina del “comes patrimonii: Se compone de una alta
red de funcionarios que tratan de llevar su acción a todo el territorio. Se ocupa del patrimonio fundiario de
la monarquía que, a partir del VIII Concilio de Recesvinto distinguirá claramente entre los bienes de la
persona del rey y los de la corona. Este patrimonio ha ido creciendo con los años y se administra igual
que las propiedades particulares. A su frente hay un “vilicus” (mayordomo) que se vale de los siervos
fiscales. Las leyes preveían que los hombres libres realizaran prestaciones al Estado (arreglo de caminos,
arreglo de fortalezas). Estas prestaciones orientadas al bien común, se van a dirigir ahora hacia el
patrimonio del Estado.
También se ocupa esta oficina de la recaudación de impuestos directos, iugatio
y capitatio. Los impuestos eran de montante fijo, el rey marcaba lo que debía pagar cada localidad y el
reparto definitivo lo hacían entre un funcionario de la corona y el obispo del lugar.
La oficina del “comes thesaoriorum”: Custodia el tesoro real, además percibe los impuestos
indirectos cobrados por los “telonarii”, de carácter generalmente cuatrienal, y las regalías (en especial, la
acuñación de moneda que presentará muchos problemas en los últimos momentos, lo que se manifiesta en
la multiplicación de cecas. También los bona vacantia, las minas, todo el subsuelo, etc.) Todo el sistema
va a entrar en decadencia debido a la disminución del patrimonio real y de las actividades mercantiles. La
caída del patrimonio se debe a la cantidad de donaciones que hace el rey para mantener su clientela. El
descenso del comercio repercute en la caída de los impuestos indirectos, a esto también contribuye la
cantidad de exenciones que hace el Estado. Tras el III Concilio de Toledo, la exención se extiende a los
clérigos al aplicarles los privilegios de Constantino, eximiéndoles incluso de la capitatio.
Los grandes propietarios se van a arrogar también esta exención de la capitatio. Solo pagarán los
pequeños propietarios, pues los esclavos terminarán siendo exentos. Respecto a la iugatio, inicialmente
quedaron exentas las propiedades de los godos. La tendencia es que los godos van comprando
propiedades a los hispanorromanos que, por lo tanto, dejan de contribuir. Por ello, una ley prohibe estas
ventas que suponían una grave pérdida para el fisco. Sin embargo, debido al privilegio de inmunidad, los
potentados dejaron de todos modos de tributar la iugatio. El sistema fiscal visigodo entra en bancarrota lo
que se acentúa con el abuso de muchos que no pagan las contribuciones porque no reciben las
contrapartidas.
El Estado reacciona imponiendo duras penas entre las que se encuentra la confiscación de tierras.
Fueron tantas las tierras confiscadas que casi no quedaron terrenos contribuyentes, por lo que Ervigio
debió restituir las tierras a sus dueños para que hubiera contribuyentes.
2) Ejército
Es otra de las instituciones que presenta una clara evolución en su composición y organización.
En el ámbito germánico, había una obligación general de acudir a las armas todos los libres que fueran
requeridos. En Roma había un ejército profesional que, eventualmente, se incrementaba con “levas”. Tras
el asentamiento de los visigodos en Hispania, los germanos tienen una cierta desvinculación con respecto
a las armas debido a su trabajo en el campo. Se organiza entonces, un ejército profesional procedente de
las personas ligadas al monarca mediante encomendación. Los hispanorromanos tendrán prohibida su
participación hasta el III Concilio de Toledo.
Posteriormente, el ejército evoluciona hacia tropas privadas. Existe la práctica general de que el
rey y los grandes señores rivalicen en formar clientelas que terminan por convertirse en la única forma de
alistamiento. El rey llama al señor, y éste, debe acudir al ejército real con su clientela. Pero a veces, los
jefes locales reciben de la monarquía el encargo de mantener el orden en su propio territorio y esas tropas
se emancipan de la autoridad del monarca, perdiendo éste el uso legítimo de la fuerza que queda a merced
de las facciones aristócratas.
LA CONVERSIÓN AL CATOLICISMO Y SUS CONSECUENCIAS
En el III Concilio de Toledo (589), Recaredo se convirtió al catolicismo. Se trató de una
conversión masiva que afectó tanto a las clases altas (nobleza y obispos), como a las bajas (pueblo). Fue
un fenómeno muy importante que tuvo lugar cuatro años después de la subida al trono de Recaredo (585).
Si es cierto que Leovigildo recomendó a su hijo tal medida, esta tardanza se debió a que no se atrevió a
dar el paso hasta que no se vio coronado como rey. El modo de conversión no fue homogéneo. Los
grupos aristócratas realizaron un acto personal e individualizado, abjurando del arrianismo y aceptando el
catolicismo. Se puede dudar de su sinceridad u oportunismo, pero fue algo “activo”. El pueblo, en
cambio, tuvo una actitud más pasiva y muchos ni siquiera se enteraron. Sin embargo, de alguna manera,
se pusieron los medios para que el pueblo lo conociera y asumiera. Uno de esos instrumentos fue la
introducción del “Credo” en la misa. La conversión provocó resistencias, pero no excesivas, y solo
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durante los primeros veinte años. Todas estas resistencias tuvieron una forma similar: una revuelta
política dirigida por un jefe militar, acompañada de una revuelta ideológica dirigida por algún obispo
arriano obligado a convertirse.
La primera tuvo lugar en la Septimania, donde se levantaron dos condes y un obispo que contaron,
curiosamente, con la ayuda de los francos, molestos con los visigodos por el asesinato de Hermenegildo.
Son, sin embargo, derrotados por el duque Claudio de Lusitania.
En Emerita Augusta había dos obispos: uno arriano (Sunna) y otro católico (Masona). Sunna se
alió con Witerico, un jefe noble visigodo y entre ambos pretendieron asesinar a Masona y al duque
Claudio. Su trama fue descubierta y Claudio la reprimió. Witerico no se resignó, y ya desde Toledo,
organizó otra revuelta que sí triunfó, y en 603, tras asesinar al hijo y sucesor de Recaredo, Liuva II, ocupó
el trono. Witerico lanzó grandes persecuciones contra los católicos e intentó, aunque sin éxito, reinstaurar
el arrianismo.
En 610, Witerico fue asesinado por una reacción católica, concluyendo así, todas las resistencias
contra la conversión.
Fue éste, uno de los principales hechos de la Historia de Hispania, pues produjo un cúmulo de
secuencias y consecuencias que se desarrollaron posteriormente. La reinserción de Hispania en el ámbito
jurídico-cultural de la romanidad occidental, fue la principal repercusión. Esta reinserción, provocó la
noción de pertenencia que quedó orientada hacia el mundo occidental. Se renuncia así, a una parte
importante de la herencia germánica. Por otra parte, la conversión y las relaciones externas establecidas,
evitaron la caída en la órbita ortodoxa de Bizancio.
Entre las repercusiones inmediatas de la conversión destacan:
a) Tras desaparecer la diferencia religiosa interna, los hispanorromanos, que constituían la fuerza
cultural más elevada, pudieron prestar su apoyo a la monarquía.
a) Esta población hispanorromana que entra en la administración y en el gobierno, aporta toda una
ideología católica en favor del oficio real que robustece a la monarquía. Entre estos ideólogos de la
monarquía cabe destacar a San Isidoro de Sevilla.
a) Otras repercusiones se aprecian en el período de la Reconquista cuando afloran los referentes
jurídicos de época visigoda.
a) La conciencia de pertenencia a Occidente, tiene algunas ventajas. Occidente envió apoyo
moral, y en muy pocas ocasiones militar, a la tarea reconquistadora. Este apoyo hubiera sido menor si
Hispania no hubiera estado integrada en Occidente.
LA EVOLUCIÓN POLÍTICA
Desde el 610 hasta la derrota de Rodrigo en 711, pueden establecerse cuatro etapas en la
evolución política visigoda:
1) 610-631: (etapa de consolidación de la monarquía católica) Se implanta el cesaropapismo que
Recaredo había reivindicado en el III Concilio de Toledo. El sistema sucesorio tiene un predominio
hereditario. Tras la muerte de Witerico (603-610), desapareció el tiranicidio, aunque sí hubo
deposiciones. Dentro de esta tendencia hereditaria se usó con frecuencia la asociación al trono. La
practicaron Sisebuto con Recaredo II y Suintila con Ricimiro (aunque esta no tuvo éxito).
A Witerico le sucedió Gundemaro (610-612) que siguió una política semejante al anterior en su
lucha contra bizantinos y vascones. Le sucede Sisebuto (612-621). Es el rey culto, escritor, poeta. Durante
su mandato Isidoro llegó a la culminación de prestigio en la Iglesia convirtiéndose en el ideólogo del
gobierno real. Sisebuto realizará una política intervencionista en la Iglesia y contraria a los judíos.
Realizará campañas contra los ruccones e intentará negociar la situación bizantina con el patricio imperial
Cesáreo. A su muerte, dejó un hijo, Recaredo II (621-621), que murió a los tres meses.
En el campo de las letras, se conservan dos obras de Sisebuto, ambas de contenido religioso. Una
consiste en un poema contra las supersticiones, y la otra, la más importante, es la “Vida de San
Desiderio”, un santo francés algo anterior. Además de ser un síntoma de unión entre la política y el clero,
ambos obras tienen una clara intencionalidad política. En el caso del poema, se había extendido una
práctica de acudir a los arúspices para adivinar quien iba a ser el siguiente rey. El resultado inducía a
aceptar al elegido, y esto, era muy perniciosos para el sistema hereditario. La “Vida de San Desiderio” se
inscribe en la tensión que sigue existiendo entre francos y visigodos. Sisebuto intenta disminuir el sentido
de primacía catolicista de los francos, recordándoles las persecuciones que hicieron contra los católicos,
en este caso, contra San Desiderio.
Suintila (621-631) asumió el poder. Su reinado puede dividirse en dos partes. Durante los primeros
cinco años, serán las actividades militares las que destaquen sobremanera en los dos frentes habituales.
Las depredaciones y penetraciones en el valle del Ebro protagonizadas por autónomos montañeses de
estirpe vascona, debían estar alcanzando ya una peligrosidad evidente. La campaña de Suintila se
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desarrolló en un amplio ataque por varios puntos, desde el alto y medio Ebro hasta terminar penetrando
en el corazón de la actual Navarra. La victoria y operación de limpieza de las tropas toledanas debieron
ser considerables. Los rebeldes montañeses prometieron obediencia en el futuro, con el consiguiente pago
de tributos y se obligaron a participar en la construcción de la plaza visigoda de Olite.
De mayor importancia y significación histórica serían las campañas realizadas por Suintila entre
los años 623 y 625 contra lo que quedaba de las posesiones bizantinas en Hispania, cuando el emperador
Heraclio se encontraba en el momento crucial de su titánica lucha contra el sasánida Cosroes II, y el
Exarcado estaba pasando dificultades ante las agresiones longobardas. Confiadas a su suerte, las exiguas
tropas bizantinas en España, fueron fácilmente derrotadas por los ejércitos de Suintila. En concreto, sería
conquistada la capital, Cartagena que sería sometida a una destrucción de carácter ejemplar, dejando de
existir como ciudad y como sede episcopal. Más difícil es estudiar la política interna desarrollada por
Suintila. Sus brillantes éxitos militares de los primeros años, le llevarán a reforzar los aspectos imperiales
de su gobierno, que, entre otras cosas, intentaban acabar por apuntalar el predominio de su familia. Así,
en 625, Suintila procede a asociar al trono a su joven hijo Ricimiro.
Suintila inicia una política anti-nobiliaria en los cinco últimos años de su reinado que trajo como
consecuencia un extendido descontento de la nobleza. De esta forma, hacia finales de 630, se formaría,
con base en la Narbonense, un complot nobiliario contra el monarca encabezado por Sisenando ayudado
por el merovingio Dagoberto. Suintila y su familia, abandonados por sus propias tropas, se entregaron sin
combatir.
2) 631-642: De Sisenando a Tulga. Sisenando (631-636), estaba obsesionado con legitimar su
poder, lo conseguirá en el IV Concilio de Toledo (633), presidido por Isidoro que antes tanto había
elogiado a Suintila. La nobleza exige privilegios a Sisenando, tanto para la aristocracia laica como para la
eclesiástica, privilegios que pueden ser:
a. Políticos: Destaca el derecho a elegir rey (IV Concilio de Toledo de 633), y la obligación de
conceder a nobles y obispos el control sobre la monarquía, en particular, el derecho a deponer al tirano
(aquel que no sube al trono por vía legítima), y el derecho a compartir con el rey la capacidad de indultar
a los condenados.
b. Económicos: Los laicos consiguieron que las tierras que el rey concediese a sus clientelas
fueran hereditarias. La Iglesia consigue la confirmación de la propiedad de todos los bienes adquiridos
anteriormente, en especial, de los obtenidos en el momento de la conversión de Recaredo en 589.
A Sisenando le sucedió Chintila (636-639), que nombró sucesor a su hijo Tulga (639-642). La
tierna edad de éste, y la debilidad de su gobierno dieron lugar a conjuras nobiliarias, entre las que tendrá
éxito la liderada por Chindasvinto, probablemente duque de un distrito militar septentrional y que ya
había participado en alguna intentona golpista anterior.
3) 642-672: Chindasvinto y Recesvinto. Este período se caracteriza por el intento de la monarquía
de reaccionar contra el poder nobiliario. Estará dirigido por Chindasvinto (642-653) y su hijo Recesvinto.
Ambos son conocidos por su gran labor legisladora, atribuyéndoseles la redacción definitiva del “Liber
Iudiciorum” (Fuero Juzgo). Chindasvinto dirige duros ataques a la nobleza y a su enriquecimiento
tratando de anularlo. Obtiene en un Concilio la pena de muerte contra los conspiradores contra el rey, la
patria, o el pueblo. Por esta ley, ejecuta a 200 “optimates” y a 500 “mediocres” a los que confisca sus
bienes para repartirlos entre la clientela real. La nobleza intentó resistir y aprovecharon la muerte de
Chindasvinto para obligar a Recesvinto (649-672) a que les conceda numerosos privilegios: distinción
entre bienes de la corona y bienes propios del rey, distribución de los bienes de los vencidos de forma
proporcional entre la corona y los nobles.
1) 672-711: De Wamba a D. Rodrigo. Fracasado el intento de reacción de la monarquía, se
consolidan ahora dos grupos antagónicos. Desde 672, la sociedad estará dividida entre la clientela de
Recesvinto y el resto de la nobleza que actúa cada vez más de forma insolidaria. La nobleza contraria a
Recesvinto elige rey a Wamba (672-680), aunque fue aclamado rey en Gerticos el mismo día que murió
Recesvinto, probablemente, con toda intención, retrasó su coronación hasta su unción real en Toledo de
manos del obispo Quirico. Esta elección no es aceptada por los clientes de Recesvinto que provocan
varias sublevaciones dominadas por Wamba con relativa facilidad. Wamba se considera ahora con
fuerzas para restablecer el poder de la monarquía, pero el mal era ya endémico y solo consiguió provocar
una conspiración en 680 que le depone del trono (tonsura).
Subió entonces al trono un miembro de la familia de Chindasvinto, Ervigio (680-687). Desde
este momento, todo el sistema sucesorio se centró en una lucha entre la clientela de Chindasvinto y la de
Wamba. Ervigio fue apartado del trono de una manera similar a Wamba. Tras esto, hubo un intento de
unificación haciendo que Égica, de la familia de Wamba se casase con Cixilona de la de Chindasvinto. Se
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consiguió una cierta calma, pero pronto aparecieron las rivalidades.
Égica fue sucedido por su hijo Witiza, miembro también del grupo de Wamba. A su muerte en
710, surgió la gran crisis. Sus contrarios eligieron a Rodrigo (710-711), de la familia de Chindasvinto,
pero los hijos de Witiza y su clientela no lo aceptaron y se sublevaron en la Septimania, pretendiendo
gobernar dos de los tres hermanos, Akhila y Ardabasto. Acuden a la ayuda de fuerzas exteriores entre las
que destacan las musulmanas.
CONQUISTA Y ASENTAMIENTO ISLÁMICOS
Para el estudio de la conquista islámica tenemos únicamente dos Crónicas musulmanas escritas
dos siglos después de la conquista: Al-Razi “Descripción de España”, Al-Qutija “Historia de la Conquista
de Al-Andalus”. Hay que destacar de estas Crónicas que, a pesar de que entre los árabes existe una
importante tradición oral, los dos siglos transcurridos han permitido que, en torno a estos hechos, se haya
producido un fenómeno conocido como la rememoración o remodelación (ir cambiando el sentido de los
hechos), sirviendo de apoyo a las realidades del momento en que se escriben.
El instrumento utilizado es el de los mitos o relatos que constan de dos partes: una que responde a
la verdad histórica o núcleo histórico y otra a través de la cual se produce la remodelación, llamada
mitologema o configuración. En el caso de la conquista de España, las mitificaciones pudieron afectar
tanto a los hechos como a sus protagonistas o a los escenarios. Esta posibilidad de existencia de mitos ha
generado dudas razonables sobre la veracidad de las fuentes antes citadas.
Otra observación previa es la imagen que los invadidos podían tener de los invasores.
Tradicionalmente se ha pensado que los visigodos verían a sus invasores como enemigos acérrimos. Nada
más lejos de la verdad. Esta es la visión que nos ha llegado tras años de guerras en que el proceso de
“alteridad” fue desarrollándose, pero lo cierto es que los visigodos tenían de los invasores una imagen
bastante menos negativa, tanto en lo político como en lo religioso.
En lo político los invasores llegan como amigos del sector witiciano, al que vienen a ayudar (como
ya había pasado en épocas anteriores con bizantinos y francos). Además, los musulmanes pasaban por ser
muy buenos negociadores y cumplidores de sus pactos.
En el plano religioso, se contemplaban más por lo que les unía (símbolos de inclusión), que por lo
que les separaba (símbolos de exclusión). Ambos creen en Dios, en la Biblia, en Abraham y en el
arcángel San Gabriel. Se veía al Islam como una herejía del cristianismo, no como una religión distinta
(tesis mantenida por Juan Damasceno, teólogo de Damasco). En conclusión, si hay oposición y
confrontación entre ambos grupos, ésta no es tanto entre Islam y cristianos, sino más bien entre
rodriguistas y witicianos.
OCUPACIÓN MILITAR
Los hijos de Witiza no conformes con la elección de D. Rodrigo, intentan ocupar el trono y piden
ayuda a los musulmanes. En estos tratos, los witicianos cuentan con la ayuda del conde D. Julián (sobre el
que cuenta la leyenda que se vengó de Rodrigo por haber deshonrado a su hija, conocida con el apodo de
“la caba”). D. Julián sería el exarca o gobernador bizantino del norte de África y seguramente un fiel de
Witiza. Al morir este, contactaría con sus hijos y llegaría a un pacto con los musulmanes por el que éstos
se comprometen a pasar a España y ayudarles a recuperar el trono. Parece ser que hay una primera
expedición de reconocimiento de las costas hecha en 710 por Tarif-Ibn-Malluc para elegir el lugar de
desembarco. En 711, el beréber norteafricano Tariq, lugarteniente de Musa-al-Nusair, desembarca en
Gibraltar con un ejército de unos 7.000 hombres. En este ejército, no había ningún árabe de raza, todos
eran beréberes. Es incluso posible que la mayoría de ellos ni siquiera fueran musulmanes, ya que
procedían de Tingitania recientemente anexionada al Islam. Cuando el rey D. Rodrigo, que estaba en
Pamplona guerreando con los vascos, se entera, se dirige con sus tropas al encuentro de Tariq. El
enfrentamiento se produce junto al río Guadalete. D. Rodrigo fue derrotado en esta batalla, pero no
vencido, por lo que se produce una segunda batalla en Écija, donde el ejército visigodo es exterminado
pereciendo el propio D. Rodrigo. Tras la victoria de Écija, Tariq decide emprender una marcha rápida
sobre Toledo, y va directamente a por ella, olvidándose del resto de ciudades importantes. Por la vía
Jaén, Úbeda, Bailén, Despeñaperros, Valdepeñas, etc. se presenta con su ejército en Toledo y la ocupa. Es
posiblemente éste, el momento en que Tariq cambia de idea respecto a los objetivos de su expedición y
decide la ocupación de España y su incorporación al Califato. Hace un nuevo pacto con los witicianos
entregándoles las 3.000 alquerías que componían el patrimonio en tierras del Estado visigodo. Desde
Toledo, Tariq decide hacer un recorrido por las ciudades del Norte, y así, Sube a Amaya, León y Astorga,
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regresando a Toledo. Cuando lo hace, se encuentra con que Musa ha decidido venir a España con un
nuevo ejército de 18.000 hombres en el que ya sí figuran árabes de raza.
Las causas de la entrada en España de Musa no están claras, para unos se trata de celos por los
éxitos de Tariq, para otros, Tariq habría abarcado más espacio del que podían controlar sus 7.000
hombres y decide penetrar en España para apoyarle. El hecho es que Musa divide el ejército en dos
partes, una comandada por él y otra por su hijo Abd-al-Aziz, éste va ocupando las ciudades importantes
de la parte oriental, Málaga, Granada, Orihuela, mientras que Musa va por la occidental ocupando
Medinasidonia, Sevilla y Mérida (que le costó seis meses de asedio). Una vez conseguido el dominio del
Sur, ambos ejércitos confluyen sobre Toledo. Musa y Tariq tuvieron allí una fuerte polémica acusando
aquel a éste de haber actuado por su cuenta. Al fin, Musa y Tariq deciden reafirmar la ocupación del
territorio organizándose dos ejércitos para someter a las grandes ciudades del Norte. Tariq se dirige al
valle del Ebro ocupando Zaragoza, y muy posiblemente, Barcelona. Musa llega por occidente hasta Lugo
donde recibe la sumisión de los condes gallegos (sumisión que no es exclusiva de Galicia).
Tanto Tariq como Musa son requeridos por Damasco para dar cuenta de sus actos al Califa por las
siguientes razones: Musa podría estar intentando un golpe separatista desligándose del Califato (no es
seguro que tal intento existiera. (Más bien parece que Musa cometió una serie de irregularidades, trampas
y atropellos). Tanto Musa como Tariq ya no volverán a España (Musa es asesinado en Damasco).
En España había quedado como gobernador Abd-al-Aziz (hijo de Musa) que
administrativamente dependía del “Wali” del norte de África.
SUMISIÓN DE LOS ESPAÑOLES
Hay que tener presente la existencia de dos circunstancias: Escasez de los invasores respecto al
número de invadidos. Esto va a obligar a los musulmanes a actuar como casta dominante superpuesta a la
indígena, diferenciándose de ella y no dejándose absorber por la mayoría. Existencia de la tradición
musulmana de un sistema de pactos mediante los cuales los conquistados se integraban en la comunidad
islámica. Eran fundamentalmente dos:
El pacto SULH: Era un pacto de carácter individual entre el gobernador y algún vencido
importante. Solía emplearse cuando había habido resistencia y comportaba unas condiciones bastante
duras.
El pacto AHD: Es más bien colectivo, para territorios completos que no habían ofrecido
resistencia, otorgaba condiciones mejores que implicaban que los firmantes del pacto eran admitidos en la
comunidad islámica como miembros de derecho aunque inferiores a los musulmanes. Se les respetaban
sus instituciones, tanto civiles como religiosas, propiedades particulares (los musulmanes solo recibían las
propiedades del Estado, las comunales y las de los que huían). Además, tenían la exención del impuesto
personal, solo pagaban el territorial. En la práctica, los musulmanes ignoraron alguna de estas
condiciones, como la del impuesto personal. El sistema AHD se aplicó en diversas zonas. Los condes
gallegos, el conde Teodomiro, que regía la zona de Orihuela (entre Murcia y Valencia), el conde Fortún
de Borja (valle del Ebro, origen de los Banu-Qasi) se acogieron a este sistema.
Todos estos datos, explican el sistema de ocupación que van a aplicar los musulmanes. Se trata de
una ocupación relativa del territorio basada en un sistema de guarniciones en los puntos neurálgicos del
país. Este sistema de guarniciones se hace con una doble finalidad: Cubrir la retirada en el caso de que
fuera necesario. Cuando la conquista se consolida, se mantienen las guarniciones con el objetivo de
guardar el territorio, y hacer que en éste, se cumplan las obligaciones con los conquistadores,
fundamentalmente, el pago de impuestos.
Los gobernadores hispanos dependientes de los walíes de África, continuaron la política de sus
antecesores. El primero es Abd-al-Aziz (714-716) que contrae matrimonio con Hegilona (viuda de D.
Rodrigo), al parecer con la idea de proclamarse rey de España. El Califa de Damasco, zanjó el asunto
ordenando asesinar a Abd-al-Aziz.
LAS GALIAS
El sucesor de Abd-al-Aziz será Al-Sahm. Existe una tradición que dice que el propio Musa
pensaba continuar las conquistas por toda la orilla norte del Mediterráneo, hasta conectar con el Califato.
Es obvio que nunca se llevó a efecto. Con Al-Sahm se revivió la idea de continuar las conquistas.
Al-Sahm vino a España con dos propósitos concretos: Poner orden en las cosas, ya que Musa y
Abd-al-Aziz habían cometido muchas irregularidades y atropellos. Mandar al Califato descripciones
geográficas de las vías que unían el territorio con el Califato.
Cuando Al-Sahm llega, se considera incapaz de poner orden en el territorio, se le acumulan los
problemas, entre ellos asentar a los quinientos árabes que vienen con él. Desanimado, decide abandonar
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España, pero los que ya estaban asentados se lo impiden. Para solucionar el problema del asentamiento de
sus tropas, no le queda más remedio que proseguir la conquista por las Galias. Ocupa la Narbonense
expulsando a un hijo de Witiza e intenta proseguir, pero en 721, Eudes, duque de Tolosa, le derrota.
Derrota ésta que va a ser muy significativa. En Tolosa muere Al-Sahm, y sus sucesores van a continuar
las expediciones por las Galias, expediciones que tienen más de rapiña que de conquista. El gobernador
Al-Gafiq, asalta el monasterio de San Martín de Tours que contenía un tesoro de metales preciosos. A la
vuelta, se encuentra con Carlos Martel y su ejército y es derrotado en Poitiers en 732, muriendo el propio
Al-Gafiq en la contienda. Esta batalla no supone la detención de la ocupación musulmana. En el año 736,
los musulmanes conquistan Arlés y Avignon. Solamente será a partir de 740 cuando las fuerzas de Carlos
Martel y Pipino el Breve conseguirán no solo detener los avances musulmanes en las Galias, sino además,
expulsarlos de la misma.
Este tira y afloja en las Galias, tiene para España unas consecuencias territoriales importantes. Con
la conquista de la Narbonense, la Septimania española pasó a formar parte de la España árabe. Tras la
expulsión de los musulmanes, Carlos Martel y su hijo se la anexionaron. La Septimania pasa a ser de
dominio franco.
EL ASENTAMIENTO DE LOS INVASORES: LA NUEVA ESTRUCTURA SOCIAL
El marco legal en que la doctrina islámica sitúa a los miembros de su territorio, viene definido en
el Corán. En el Corán, el marco básico es la Umma o comunidad islámica. La Umma tuvo un significado
que fue variando con el tiempo. nicialmente la Umma era el grupo de personas que acompañaban a
Mahoma. Con la incorporación de nuevos territorios, el concepto Umma se hace político y de alcance
universal. En la Umma encontramos dos clases de miembros: Muslimes (los que profesan la fe de
Mahoma); son considerados en el Corán como un grupo igualitario sobre el que no hay diferencias
sociales. En la práctica, no obstante, encontramos tres estratos sociales bien diferenciados:
Familia del Profeta: En España no son muy numerosos, al menos hasta la venida de Abd-alRahman I. La familia del profeta y el profeta mismo eran comerciantes. Entre los musulmanes, la
actividad comercial va a tener una alta consideración.
Árabes de Raza: Son los que ayudan a Mahoma en la conquista y en la construcción del Islam.
Trasladaron al Islam las luchas y querellas tribales que mantenían entre sí antes de aparecer Mahoma, las
facciones de los qaysíes (Norte) y de los yemeníes (Sur). A la Península Ibérica vienen miembros de las
dos etnias, trasladando con ellos sus luchas tribales. Su asentamiento se hará sobre las mejores tierras,
además, van a disfrutar de la nómina del Estado. Se constituyen en la clase dominante que controla los
medios económicos y los cargos importantes de la administración.
El proceso de asentamiento viene marcado por los repartimientos y sus fórmulas: Los árabes del
ejército de Musa son asentados en las tierras confiscadas en los primeros momentos de la conquista. Los
que llegan con Al-Sham no tienen tierras al fallar el proyecto de las Galias, y se les otorga el llamado
“quinto del Califa” (1/5 del botín de guerra). Como no pueden dárselo en propiedad a los soldados, se
arbitra una fórmula, la “iqta” o amplio derecho de disfrute, semejante al “beneficio feudal”. Los que
llegan con Balch, unos 7.000 combatientes a caballo, los llamados “chundíes”, de origen sirio, con el
objeto de pacificar el territorio. Tras hacerlo, decidieron quedarse. Al no haber tierras, por consejo de
Ardabasto (hijo de Witiza), se les da un sueldo obtenido de 1/3 de los tributos que pagaban los españoles,
instalándoseles por diversas ciudades del Sur (Murcia, Málaga, Granada, Medinasidonia, Beja, etc.)
Conversos: Aparecen dos etnias: beréberes y andalusíes o propiamente hispánicos.
Bereberes: Grupo formado por una serie de tribus del Atlas norteafricano (tribus de Gomera, de
Nafza y de Miknasa). Sus habitantes son los “mauri” (moros). Estas tribus han sufrido las consecuencias
de un progresivo avance de la desertización hacia el Norte y que viene empujándoles. Los bereberes se
incorporan al ejército del Islam para cruzar a España e instalarse en ella. Sin embargo, en España van a
ser objeto de una política discriminatoria: Se les obliga a pagar el impuesto personal. Son tratados con
altanería y desprecio. Se les dan las peores tierras. En las faldas de los sistemas montañosos Central y
Cantábrico, aunque quizá esto se deba, como algunos sostienen, para complacer sus “naturales hábitos
pastoriles”.
Estas discriminaciones generan una reacción que se plasma en un movimiento doctrinal llamado
“herejía jarichí” que se da en todo el Califato. Este movimiento nace en el norte de África bajo la bandera
de la defensa de la igualdad de todos los musulmanes (recogida en el Corán). La herejía prende en los
bereberes del norte de África y en los de la Península Ibérica, que se sublevan contra los Califas. A éstos
no les queda más remedio que enviar tropas para calmar la situación. Es cuando vienen los 7.000
chundíes al mando de Balch, junto al gobernador de España Abd-al-Malik derrotan a los bereberes del
norte de África y pasan a España para enfrentarse a un ejército de bereberes del Norte que avanza hacia
Córdoba. Las tropas de Balch los aniquilan.
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Aunque el flujo bereber no se va a interrumpir, nunca más volverán a ser asentados, sobre todo,
en la zona Cantábrica. Esta será la razón de que, en cierta manera, la meseta del Duero se despoble.
Población Andalusí (hispanovisigodos que abrazan el Islam): También llamados “muladíes”.
Inicialmente no fueron muchos. Los primeros conversos fueron campesinos, mientras que en las ciudades
había una mayor resistencia a semejante renuncia cultural. Los conversos muladíes no pagaban tributo
personal (por eso los musulmanes no eran proselitistas), ahora bien, el que abrazaba la fe de Mahoma, no
podía abandonarla. Este grupo era el más homogéneo del mosaico de etnias que constituían la población
de la España musulmana, constituyéndose en una especie de “magma” que cohesionaba a la sociedad
hispanomusulmana.
Los Dimníes o protegidos:
Los cristianos: Los que viven entre los musulmanes conservando su fe, también llamados
“mozárabes”. Los mozárabes veían respetados buena parte de sus formas de vida y de sus derechos, por lo
que van a gozar de instituciones y autoridades propias. Cada territorio tenía: un conde o defensor que era
la autoridad administrativa suprema del territorio. Un juez propio (el juez de los nazarenos). Un
recaudador de impuestos propio, el exceptor. Conservan intacta su organización eclesiástica, diócesis,
archidiócesis, prelados, iglesias. Aunque no podrán construir iglesias nuevas, y al principio, tendrían que
compartir sus iglesias con los musulmanes.
Los mozárabes constituyeron el grupo más numeroso, culto e influyente, hasta el punto de que su
lengua, era la lengua de moda. En el siglo X, se dará un vuelco a esta situación y la cultura árabe
adquirirá un brillo que eclipsará el brillo de la mozárabe.
Los Judíos: Habían tenido un papel importante en la ocupación de la España musulmana. Como
habían estado perseguidos por los últimos reyes visigodos, se pusieron del lado de los witicianos abriendo
a los musulmanes las puertas de muchas ciudades. Los musulmanes les dan un trato de favor,
concediéndoles las mismas prerrogativas que a los mozárabes, pero además, los judíos habían iniciado el
desarrollo del comercio y no solo son tolerados sino incluso apoyados por los musulmanes,
admitiéndoseles además, el desempeño de oficios del gobierno musulmán.
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