Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology CASO DE ESTUDIO Alice Peterson Una maestra experimentada de la escuela primaria está teniendo problemas con una clase de primer grado en la que todos los estudiantes tienen sus propios (y difíciles) problemas en el salón, que la llevan a preguntarse si los está atendiendo a todos. Alice Peterson manejó hacia su trabajo atormentándose mentalmente con el mismo dilema que enfrentaba cada día escolar: cómo ayudar a sus estudiantes a aprender. Alice pensó en la clase con los niños de pre-primer grado en la escuela primaria Mason, en Eastvale, una pequeña ciudad en las afueras de Chicago. Este año estaba resultando ser el más desafiante y frustrante en los 28 de carrera de Alice. La zona escolar Eastvale atendía a una población escolar heterogénea. Más de 40 por ciento de los estudiantes eran negros o hispanoamericanos, y aproximadamente una cuarta parte de la población escolar estaba en el programa de desayunos a bajo costo. Había también muchos estudiantes de clase media y media alta. Hace tres años la zona escolar introdujo una clase de pre-primer año en un esfuerzo por atender el desarrollo en los niños. Durante más o menos 10 años, el plan de estudios del jardín de niños se había convertido en un plan académico con menos atención en la formación y en las habilidades sociales. Para algunos alumnos, el jardín de niños no era la mejor opción para la educación formal; ellos necesitaban más tiempo para adaptarse antes de que enfrentaran las exigencias del primer grado. Con base en los exámenes y las recomendaciones de sus maestros del jardín de niños, los niños eran colocados en una clase de preprimer grado antes de finalizar el primer año en el jardín de niños. Alice sostuvo fuertes argumentos acerca del concepto de pre-primer grado: Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology necesitaba tener propósitos y actualizarse. Si era utilizado de manera adecuada por los padres y educadores a la vez, la oportunidad de crecer y desarrollarse podría ser para los niños un trabajo mágico. Pero muchos padres, particularmente de buena educación, notaron que las tareas para el pre-primer grado eran un fracaso; ellos argumentaron de manera firme no colocar a sus niños en el primer grado, a pesar de las calificaciones de las pruebas y recomendaciones de los maestros. Las actitudes de los padres eran cruciales para el logro de este programa. Si el niño detectaba una actitud negativa de sus padres hacia el pre-primer grado, él probablemente desarrollaría las mismas actitudes y no podría beneficiarle un año extra de estudio. La zona escolar a menudo acomodaba a los niños de acuerdo con los deseos de los padres. Puesto que eran los padres de una clase media alta quienes rechazaban la clase de pre-primer grado para sus niños, los estudiantes que eran colocados en esas clases a menudo provenían de la clase baja, pobres sin ventajas. Además, desde que hay una clase de pre-primer grado en cualquier escuela, todos los niños maduran por lo menos a los seis años y son colocados en un salón antes que los distribuyan en las clases de primer grado. A pesar de esos dos inconvenientes, Alice inicialmente había visto el trabajo de pre-primer grado un desafío y creía que podría ser una diferencia en la vida de estos niños. Alice intentó asegurarse de que sus estudiantes desarrollaran un sentido de confianza y autovaloración, el cual “sin las experiencias del jardín de niños” ya se habría debilitado. Ella empezó el año escolar utilizando el plan de estudios del jardín de niños y en enero empezó a introducir materiales para primer grado. De esta manera, ella esperaba que sus estudiantes tuvieran un adelanto respecto a sus compañeros cuando entraran a primer grado y no se atrasaran. Alice había seguido un plan de trabajo para este año y comenzó utilizando materiales más avanzados después de la Navidad, pero ella sabía que no estaba funcionando. Esta clase apenas parecía avanzar en el trabajo académico. Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology Las minorías a las que pertenecían los niños usualmente estaban presentadas en la clase de pre-primer grado, pero la presencia de pocos estudiantes blancos indicaba a Alice que la colocación en ese lugar era con base en la edad, madurez y grado de desarrollo antes que en la raza. Este año, sin embargo, Alice pensó que su clase estaba conformada de tal manera que enseñar en ella era casi lo imposible. Los dos niños blancos en su clase no eran simplemente inmaduros; cada uno de ellos tenía serias deficiencias físicas, mentales y emocionales. Por lo tanto, los otros niños, que eran negros o hispanos, veían “normales” a los niños blancos que estaban en el primer grado y los veían colocados en pre-primer grado con la minoría o con niños blancos que tenían deficiencias que se notaban. Alice estaba segura de que estos niños tendrían una imagen negativa de ellos mismos si ellos creían que eran tontos, lentos o más traviesos que los otros niños en la escuela. Alice pensaba que ellos, de esta forma. desempeñarían menos sus habilidades y su potencial individual. A los seis años de edad, estos niños eran entusiastas y simpáticos; cada uno de ellos quería, por momentos, aprender mucho a leer. Pero el medio ambiente de sus casas y su historia individual los había hecho dependientes, y a menudo, “sin inhibiciones”, exigían atención. Alice sabía que estos niños a su edad anhelaban la atención de la maestra, y que la mayoría quería ser reconocido por cosas positivas. Esto le hacía pensar a Alice que sus estudiantes este año serían felices ante la atención que les brindaría. En las clases eran a menudo mal educados, escandalosos y mostraban poca atención. Alice regresó al estacionamiento del personal, el cual tenía montones de nieve sucia en un lado del camino después de la tormenta de la semana pasada. Siempre ella era la primera en llegar. La mañana de febrero era fría y Alice caminó enérgicamente para quitarse el frío. Sin cerrar la puerta de la escuela, se dirigió hacia el salón 105. Cuando cerró la puerta de su salón, Alice empezó a practicar la lección de fonética en la que iba a conducir a sus estudiantes esta mañana. Ella intentaba Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology llegar una hora y media antes cada mañana para ordenar y finalizar la preparación de las instrucciones del día. Durante su carrera, Alice había investigado por muchas horas la efectividad de ordenar la enseñanza, pero los resultados en este año eran tan decepcionantes que la hicieron esforzarse cada vez más. Alice Peterson empezó su carrera enseñando en el sistema escolar en Chicago, después de tres años se mudó a Eastvale. Ella había enseñado en todos los grados de primaria, aunque su experiencia mayor era en el tercero y cuarto grados y en el jardín de niños. Aceptó el trabajo de enseñar en la pre primaria en Mason el año pasado porque prometía flexibilidad y control sobre la elección de plan de estudios. Sin embargo, de manera creciente, sentía que aun cuando ella era flexible para diseñar un plan de trabajo, no tenía tiempo para aplicarlo. Alice dejó su saco y se sentó atrás de su escritorio. Examinó el salón vació, lo cual podía considerar en ese momento como una ventaja pues podía disfrutar de la paz y tranquilidad, que terminarían muy pronto, cuando llegaran los estudiantes. Alice había diseñado cuidadosamente el preparativo de acomodar el mobiliario y pertrechos en el salón. Los 12 pupitres en los cuales los niños se sentarían para atender la clase estaban colocados en el salón de tal modo que sólo podían ver el pizarrón y un cartel con el alfabeto encima de él. Todos los juguetes, artículos y decoraciones, estaban también, como el periódico mural en la parte de atrás del salón, cerca de la alfombra de juegos. Alice había organizado el salón de esta manera para minimizar las distracciones de los niños cuando ellos se sentaran en sus pupitres y escucharan las lecciones. Por la misma razón, ella había dispuesto cuatro filas con tres pupitres cada una, suficientemente apartados para evitar la oportunidad de que los niños molestaran a sus compañeros. Alice tendría así un grupo en orden para fomentar mejor la cooperación y comunicación, pero ella estaba segura de que esto sólo provocaría discusiones o colapsaría en malos comportamientos. Alice sabía que tenía que revisar sus objetivos para la lección del día, pero Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology se sentó en lugar de observar los 12 pupitres, tan ordenadamente alineados mientras miraba con desdén. Permitió que su mente deambulara pensando en los niños mientras observaba sus pupitres. Barry se sentó adelante, en el pupitre a la derecha de Alice cuando ella estaba enfrente de los estudiantes. Ella tenía el propósito de colocar a Barry cerca de ella para que pudiera ayudarlo físicamente si era necesario. Barry era uno de los dos niños blancos en la clase, y tenía distrofia muscular. Aunque podía caminar era mucho más lento que los otros niños y se caía de cinco a 10 veces cada día. Había sido colocado en Mason porque era la única escuela primaria en la zona sin escaleras. Alice pensó que Barry era un niño mal educado y consentido. Él no se adaptaba bien al ambiente social del salón. Barry no manifestaba mucho respeto por la autoridad y era muy testarudo. Tenía un temperamento muy berrinchudo cuando desafiaba y lo completaba con gritos y pataletas. Alice estaba preocupada por su seguridad. Barry se caía con un ligero empujón de un compañero y Alice constantemente estaba cerca para maniobrar y detenerlo por si se caía. Esto, por supuesto, era una situación inaceptable ante el alboroto frecuente ocasionado por el mal comportamiento de los otros estudiantes, que también exigían una atención cercana. Alice comprendió esto, por lo que solicitó un auxiliar para Barry, después de los primeros dos días del año escolar. La auxiliar, Anna Brown, sólo tenía 17 años y era madre de un infante. Por lo que un día antes de que llegara, Alice estaba preocupada pues Anna sería una distracción más que una ayuda. En algún momento, Alice tendría que tomarse el tiempo para explicarle de manera explícita qué era lo que necesitaba hacer. “Ellos me pondrán en el comité para emplear al director, pero no me dirán cómo contratar a mi propia auxiliar”, pensó Alice cuando echó un vistazo al pupitre de Barry. Theresa se sentó atrás del pupitre de Barry; ella era una niña cooperativa, Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology tranquila, que generalmente hacía lo que se le pedía. Los pensamientos de Alice saltaron rápidamente al último pupitre de la fila. Ella sabía que Peter se sentaría ahí, constantemente interrumpiendo la clase, gritando y hostigándola. Peter le inspiraba simpatía a Alice cuando pensaba en él. Él era un niño negro de seis años cuya situación familiar era verdaderamente triste. La mamá de Peter era minusválida. A él lo cuidaba su tía, pero ella no podía hablar por sufrir de parálisis. Peter tenía dos hermanos, uno de ellos recientemente había sido encarcelado; el otro estaba en la armada. Peter estaba muy unido a su hermana de 18 años, pero ella estaba viviendo en un internado por abusar de las drogas. Peter tenía un problema de comportamiento crónico. Él era fuerte y precipitado y no podía controlar sus impulsos. Era muy celoso de los otros niños y los intimidaba. Su sentido del humor y su influencia en los adultos era el rasgo de personalidad que le llamaba la atención a Alice. Ella se había dado cuenta de que él respondía a la influencia física y a las molestias ligeras. Ella esperaba ayudarlo en su autodisciplina para que pudiera triunfar en la escuela y en la vida. Shoma se sentó junto a Peter, en el último pupitre de la siguiente fila. Alice hizo un gesto cuando pensó en esta niña. Shoma representaba un problema más serio para Alice. Ella era una haitiana-americana negra, era muy alta y parecía aproximadamente de ocho años a pesar de que sólo tenia seis. Ella estaba brincando, se distraía muy fácilmente y manifestaba poco interés en el trabajo escolar. Alice pensaba que Shoma era una niña enojona. Shoma a menudo reaccionaba de manera insolente a las instrucciones de Alice y ésta se preocupaba por la cara de enojo de la niña. La mamá de Shoma había estado tan alejada y no tenía disponibilidad para hablar con la maestra a pesar de las repetidas solicitudes de ayuda de Alice. La mirada fija de Alice continuó a lo largo de los pupitres en la parte de atrás de cada fila. Don, el otro niño blanco en la clase, se sentó en el pupitre a la derecha de Shoma. Alice pensó que Don podría tener un problema neurológico. Tenía deficiencias en pequeñas habilidades motrices —por momento él no podía agarrar un lápiz de manera correcta—, y parecía que no hacía conexiones Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology mentales. Todo su trabajo era mecánico, sin evidencia de conocimiento hablaba de todos los lugares, aun en los asuntos de mal comportamiento. Alice no podía hacerlo entrar en razón. Ése no era el propósito de fondo; lo grave era que parecía incapaz de entender la relación entre comportamiento y consecuencias. Alice nunca olvidaría cuando Don gritó a otro niño de manera ofuscada y fue enviado a orientación, y todavía preguntaba qué había pasado en la mañana al final del día. Alice había sido incapaz de comunicarle la relación entre el comportamiento de la mañana y su castigo de la tarde. Los padres de Don estaban intentando no espantarse de las incapacidades obvias del niño, pensó Alice. Don tenía dos hermanas de la edad de cuatro y tres años que podían hacer más que él, esto era porque tenían el impacto de seguridad de Don. Habían tenido algunas discusiones los padres de Don con el personal escolar sobre el examen especial para la rehabilitación privada en el centro de la ciudad, pero todos ellos estaban consternados porque este examen adicional ya le había provocsdo inseguridad al niño. Alice se dio cuenta de que la educación especial de colocación era una posibilidad para Don. De hecho, Alice sabía que el pre-primer grado era en algunos momentos un intento por hacer que el plan de estudios se regularizara y tuviera un sistema de una corriente principal enfocado en los niños en esta edad. Ella quería hacer mucho trabajo por sus estudiantes. Reflexionando sobre la educación especial, la mente de Alice se enfocó en Luis, quien se sentaba en el pupitre junto a Don. Luis era hispano, aunque sabía inglés, prácticamente no hablaba y era muy tímido. Alice había escuchado rumores de que la mamá de Luis estaba volviéndose loca, y ejercía la prostitución. A pesar de su situación en su casa, Luis no tenía dificultades en la escuela. Su timidez lo perjudicaba cuando se relacionaba con otros niños, y cuando jugaba con ellos, a menudo era belicoso o impulsivo. Cuando se expresaba Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology verbalmente, a menudo maldecía. Luis algunas veces tenía un humor tonto en el que no podía controlar sus bromas, pero tenía necesidad de llamar la atención. En esos momentos, Alice le pedía a Luis que le ayudara a limpiar el salón. Su interés por recoger los juguetes o barrer el piso era la forma de tranquilizarlo. Alice intentaba reflexionar con humor mientras sentada en su escritorio revisaba las hojas de trabajo de fonética. Pero, mientras lo hacía, su mente viajó involuntariamente hacia Darryl, era el cuarto de la fila. El pequeño Darryl Washington cumplía años en agosto, era uno de los más jóvenes en su grado; él había nacido de manera prematura de una madre de 40 y de un padre de 50 y tantos años. Tanto el señor como la señora Washington eran jubilados de un sistema escolar. Alice pensaba que los padres de Darryl eran sobre protectores y parecía que estaban en la escuela la mayoría de los días cuidándolo. Darryl estaba en terapia ocupacional para desarrollar las habilidades motoras finas y también en terapia psicológica. Actualmente el comportamiento de Darryl estaba mejorando desde el primer año escolar, aunque todavía tenía momentos en los que daba vueltas a hurtadillas alrededor de Alise, o también le daba por destruir, brincar o gritar. Alice pensó que él hacía estas payasadas principalmente para atraer a sus amigos. Como casi todos los estudiantes, Darryl tenía un temperamento berrinchudo de vez en cuando, y su típica reacción a la disciplina era una ligera amenaza a Alice: “¿Te voy a acusar con mi mamá?” Alice empezó a escuchar los ruidos de los niños en los pasillos y el trafico de los autobuses enfrente del edificio. “¿Adónde se fue el tiempo?”, se preguntó cuando observó el reloj en la parte de atrás del salón. Eran las 8:40. Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology Los estudiantes de la clase de Alice estaban empezando a alinearse en el pasillo afuera de la puerta. Ella la abrió para invitar a pasar a las tres primeras filas. “Buenos días, Shoma. Hola Don, hola Darryl”, dijo con gusto cuando entraron. Alice sabía que permitirle todo a los niños en la entrada del salón era invitarlos a hacer bulla. Los casilleros estaban en el interior del salón por lo que empezaban los empujones cuando los niños estaban hombro con hombro quitándose sus sacos. Los niños estaban complacidos en parte en esta clase por sus deficiencias del idioma: ellos tendían a expresarse físicamente y no verbalmente. A pesar de que los estudiantes podían codearse y discutir en la fila afuera del salón, Alice prefería el mal comportamiento en el salón. Shoma, Darryl y Don se dirigieron hacia sus pupitres. Los niños sabían que después de que pusieran sus cosas en su lugar irían a sus pupitres, donde el trabajo les esperaba. La noche anterior, Alice había preparado un ejercicio fotocopiado para la práctica de la escritura. Alice, quien se encontraba en la entrada del salón observando con un ojo en el pasillo y otro en el salón, saludó a los siguientes estudiantes de la fila. “Barry, Peter, buenos días”. En seguida saludó a la nueva auxiliar: “Oh, hola, Anna. Estoy complacida de que estés aquí”. Sólo entonces Peter se detuvo a corta distancia de Barry y le dio un empujón. Anna había estado observando a Gumdrop, un conejo, por lo que notó demasiado tarde que Barry se había caído. Estaba fuera de su alcance para poder detenerlo y Barry se golpeó su cadera en un escritorio cuando cayó al piso. El escritorio, afortunadamente, era bastante ligero y al empujarlo causó ruido por la fuerza de la caída de Barry. Barry se sorprendió momentáneamente y pensó en llorar, pero controló sus sentimientos y empezó a recoger sus cosas que se habían esparcido en el piso cuando se cayó. Cuando Barry recogió todo con la ayuda de Anna, los niños se Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology empujaban en el pasillo tratando de investigar lo ocurrido. Peter regresó y sonrió, disfrutando del suceso que él había provocado y que había llamado la atención de los niños. Alice no estaba segura de si había sido intencional la manera brusca en que Peter había empujado a Barry hasta que vio su expresión. Ella hizo una señal con su mano al niño para que saliera al pasillo y entonces se fue con Barry y Peter. “Peter, fuiste mezquino y mal educado con lo que le hiciste a Barry”, Alice le advirtió. “Pídele disculpas”. Peter estaba frente a su casillero, con una actitud de indiferencia. Un poco más fuerte, y con un toque de impaciencia, Alice repitio otra vez. “¡Di que lo sientes, Peter!” Peter regresó con Barry, quien estaba en el suelo tratando de pasar inadvertido. “Lo siento”, le dijo. Barry observó momentáneamente a Peter y volteó hacia su pupitre. Anna lo siguió y jaló una pequeña silla a su lado. Alice acomodó a los demás niños en el salón y echó un vistazo al reloj cuando ellos hacían desorden en sus pupitres. Al mismo tiempo que los últimos estudiantes, entraron algunos que estaban sentados o parados alrededor de sus pupitres; los niños que habían entrado primero ahora estaban en sus asientos platicando. Alice se dirigió al frente del salón para empezar su clase. Ella empezaba cada día con una rutina en la que los niños podían confiar. Notó que Luis no se había presentado, hizo sus comentarios introductorios y regresó a su escritorio para buscar las hojas de trabajo de fonética. Al momento que ella se dirigió al lado izquierdo del salón, la conversación y actividad aumentaba constantemente en su clase. Alice caminó de pupitre en pupitre, dejando una hoja de trabajo a cada niño, y empezó a hablar más fuerte de lo Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology usual en un intento por recuperar la atención del grupo. “Empezaremos a observar el lado azul de esta hoja”, dijo Alice. La mayoría de los niños voltearon la hoja del lado correcto. “En esta hoja de trabajo vamos a investigar el sonido “eh”. Observen la primer ilustración. ¿Qué es eso?” Cuando Alice empezó a hablar, el alboroto se calmó un tanto, pero aún había ruido en el salón. Peter estaba tranquilamente en su pupitre; Shoma estaba brincando. Otros niños tan sólo estaban hablando —algunas veces con ellos mismos, y otras veces con los demás—. Alice estaba constantemente animada en su salón, pero ahora empezaba a irritarse. “Darryl, ¿qué es lo que está arriba de la ilustración?”, Alice repitió. Darryl había estado sentado al lado de su pupitre, pero ahora regreso al asiento frente Alice. “Un elefante”, respondió Darryl. “¿Con qué sonido empieza esta palabra?” Alice continuó, observando al grupo entero. “¿Ustedes escucharon el sonido eh, eh, eh? Encierra en un círculo ese elefante. Ahora, ¿cuál es la siguiente ilustración?” Aproximadamente la mitad de los niños estaba interesada con la lección de Alice, otros escuchaban y la observaban o miraban sus hojas de trabajo. Otros murmuraban una respuesta al cuestionamiento de Alice. “Ave”, ella escucho suavemente. “Es un tipo especial de ave”, replicó Alice. “Un avestruz. Ve, ve, avestruz. ¿Escucharon el sonido eh? ¿Eh, eh, eh? Olvídense del avestruz ahora. ¿Cuál es la siguiente palabra Barry?” Barry tenia su cabeza sobre su pupitre y Anna se sentó a su lado para enderezar su cuello. Barry tenía los ojos puestos en Alice. “Un huevo”, Barry replicó antes de que Alice pudiera responder, ella escuchó a Peter hablando en la parte de atrás del salón. “Mis dientes se están cayendo”, él dijo. Alice caminó hacia el pupitre de Peter. “Yo sé que se están cayendo Peter. Y no hay nada que pueda hacer, a menos de que los tire”, ella sonrió cuando Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology alcanzó con una mano a Peter y bromeó tocando su barbilla con su puño. “Podría golpearlos”. Los demás se rieron fuertemente. Alice en particular escuchó a Don sonreír de manera áspera por la broma justificada. “Shh”, Alice dijo gentilmente cuando se dirigió al frente de la clase. “Yo sé que tus dientes te duelen, Peter, y lamento que te duelan. Pero no hay nada que pueda hacer al respecto”. Cuando regresó al frente del salón, empezó donde había interrumpido su lección, buscó en su libro la ilustración sobre la que había estado preguntando. “Hu, eh, eh, eh, vo”, dijo Alice. “Correcto. Encierra en un círculo la ilustración del huevo. Ahora la siguiente palabra ¿cuál es el siguiente dibujo?” Cuando ella habló, se dio cuenta de que el nivel del ruido en el salón estaba ligeramente alto, también vio que Shoma se estaba distrayendo atrás de la fila cuando ella se volvió, él se levanto y recargó sus codos en su escritorio, y meneó sus caderas. “Shoma, ¿cuál es la siguiente ilustración?” Shoma tardó unos minutos para encontrar el dibujo. “Un árbol.” Shoma parecía responder rápido a Alice. “Ah, ah, árbol. ¿Escuchas el sonido eh?” Alice estaba otra vez dirigiéndose a la clase entera. “No. No suena en esa palabra; olvídense del árbol. Ahora, ¿cuál es la siguiente ilustración? No, no es un iglú. Ahora la siguiente ilustración Peter, ¿cuál es el siguiente dibujo?” Peter observó a Alice con una expresión vaga y ella caminó hacia el pupitre de él. Ella miró el dibujo en cuestión en su hoja de trabajo. “¿Qué es eso, Peter?” Peter respondió de inmediato, “un elevador.” Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology “Eh, eh, elevador. ¿Escucharon? ¡Sí! Encierra en un círculo el dibujo.” “Ustedes deben tener cada uno cuatro círculos en sus hojas. ¿Ustedes tienen cuatro?” Alice recogió las hojas de pupitre en pupitre. “Ya siéntese, Shoma”, ella dijo cuando se acercó al pupitre de Shoma. Cuando Alice echó un vistazo a la mayoría de las hojas para ver que los niños la estaban siguiendo, caminó de atrás hacia delante del salón. “Ahora no sé si nosotros deberíamos hacer el lado verde del papel. Es demasiado difícil”. Alice observó dudosamente. “Denle vuelta la hoja al lado verde”. Barry dijo algo nada inteligente, a lo cual Alice dijo “no”. Con una sonrisa ella dijo a la clase entera: “¿A ustedes no les gusta intentar cosas difíciles?” No obtuvo respuesta de los cinco o seis niños que la escucharon, pero ella vio la mano levantada de Peter en la parte de atrás. “Usted no revisó mi hoja”, gritó Peter. Sin comentarios, Alice caminó hacia su pupitre y dibujó una estrella en su hoja de trabajo, entonces miró la hoja de Shoma y también dibujo una estrella. “¿Ustedes recuerdan la semana pasada cuando estábamos haciendo juegos de palabras?” preguntó Alice. No obtuvo respuesta. Se cambió al lado del salón donde estaba un póster grande colgado de la pared, en el que las palabras que suenan igual (ex, xi, sex,) estaban escritas en grupos. Alice pensó en dibujar una paralela al inicio de la lección, pero entonces lo pensó mejor. Ella se dirigió al pizarrón y tomó un gis. Alice escribió la palabra “eso”. “Ahora ¿están observando el lado verde de la hoja de trabajo? Ahora busquen aquí. ¿Ven esta palabra? Eso. ¿Escuchen el sonido de la “e” al inicio? Ahora si yo pongo una “b” al inicio de la palabra eso se convirtió en beso, “olvide dar un beso a mi mamá”. Alice sonrió torpemente cuando hizo el sonido Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology del enunciado que ella había usado. “El sonido que estamos escuchando al inicio de la palabra”. Alice escribió una serie de otras palabras en el pizarrón; búho, beso, banco y bilis. Don gritó desde atrás del salón, “¡Yo sé otra: Buitre!” “Nosotros estamos trabajando con los sonidos en medio de la palabra”, dijo Alice. Ella dibujó una línea en el pizarrón y un círculo en medio de la línea. “Los sonidos no comienzan y no terminan al final; los sonidos se escuchan en medio de la palabra”. “Ahora observen el dibujo en la parte de arriba de sus hojas de trabajo. ¿Cuál es esa ilustración? Una mesa, está bien, ¿es una mesa?” Alice se dirigió al lado izquierdo del salón y caminó de pupitre en pupitre mientras hablaba. “¿Eh, eh, mesa. Escucharon el sonido “eh” en medio de la palabra? Encierra en un círculo la palabra mesa”. “Ahora ¿cuál es el siguiente dibujo, Theresa?” “Suelo,” Theresa respondió. “Suelo,” repitió Alice. “Sss... ue... lo. ¿Escucharon un sonido “eh”? ¿Quiénes lo escucharon?” Alice hizo un gesto indicando a los niños que ellos deberían señalar con sus manos si escuchaban el sonido. Ella había encontrado algunas actividades que podía realizar en una lección que les ayudaría a escuchar y recordar. “Es siempre peor los lunes”, Alice pensó cuando perseveró. “¿Quién no lo escuchó?”, preguntó. Pocos niños respondieron. “¿Quiénes no están realmente seguros?” Alice no obtuvo respuesta. “Eh, uh. No. Digan suelo”. Alice pasó a las filas y obsevó que nueve de los 11 niños se habían perdido en la lección. Varios estaban platicando con sus compañeros de al lado y los demás estaban observando fuera de las ventanas o mirando los dibujos Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology equivocados en la hoja. “Terminemos esto otro día”, dijo Alice cuando regresó al frente del salón. “Yo voy a recoger sus papeles ahora. Terminaremos el lado verde más tarde”. Alice caminó al lugar de cada niño para recoger las hojas de trabajo. Cuando ella se dirigió hacia atrás del salón para depositar las hojas de trabajo en su escritorio Alice dijo “por favor, tomen su libro de historia ahora”. Algunos se quejaron ante la solicitud, pero ella los ignoró. Cambió las hojas de trabajo por el libro de historia y regresó al frente del salón. Los niños arrastraron sus pertenencias al lado de sus pupitres, buscando el libro correcto, y aumentó el alboroto en general. De pronto, Don tiró un recipiente de plástico con juguetes que rodaron en el piso y botaron sobre el linoleum, esparciéndose bajo los pupitres de la tercera fila. Don sonrió y empezó a recogerlos, arrastrándose a gatas con sus manos y rodillas. Alice se dio cuenta de que eran demasiadas interrupciones pero quería lograr sus propósitos, así que continuó a pesar de las distracciones que Don estaba ocasionando. “Regresemos a la página 30, ¿están todos en la página 30?” Alice fue a los pocos pupitres para ayudar a cada niño a encontrar la página correcta. “El dibujo en la página estaba titulado ‘disfrazarse’ y representaba a niños en un desván jugando con ropa vieja. Alice observó que otro niño estaba junto a Don en el piso, pero casi estaban terminando de recoger las barras, así que permitió que continuaran. Alice empezó con la historia del dibujo preguntándoles a los niños la definición de un desván, pero no obtuvo respuestas de la clase. Esta vez no sabía si se debía a la deficiencia del idioma de los niños o de hecho la mayoría de ellos nunca habían oído hablar de un desván. Ella se dirigió al pizarrón y dibujó una casa, colocando una gran estrella bajo el tejado. “Éste es un desván, niños”, dijo Alice. “Está bien que esté abajo del tejado, algunas veces las personas almacenan cosas viejas ahí. ¿Alguien de ustedes tiene un desván en sus casas? Barry, ¿tienes un desván en tu casa?” Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology “No lo sé”, dijo Barry. Alice decidió continuar. Observó que su guía para el maestro tenía otros ejemplos, pero ella no podía hablar de algo que no fuera familiar para los niños. El dibujo en la guía estaba sólo en blanco y negro, pero generalmente los libros de los niños sí estaban coloreados. Alice caminó hacia atrás del salón dirigiéndose al pupitre vació de Luis. “Utilizaré el libro de Luis, ya que no está aquí. Mi libro no tiene colores en las ilustraciones y no puedo distinguir todo eso de lo que estamos hablando”. “Usted puede tener mi libro”, Don se lo ofreció. “No, está bien. Utilizare el de Luis”. Alice se sentó en el pupitre de Luis y resumió la lección desde ahí. Alice volvió a hablar sobre los desvanes y les preguntó a los niños en qué lugar de sus casas sus padres almacenaban cosas viejas. “¿Dónde guarda tu mamá la ropa vieja del bebe, Theresa?” Preguntó ella. Los niños indicaron varios puntos de almacén en sus casas o dijeron que sus padres no almacenaban todo. Alice pidió entonces a la clase que identificaran varias cosas en el dibujo: un tocador, un baúl y una mecedora. Ahora, Alice estaba otra vez caminando entre las filas. “¿Qué más hay en el dibujo?” Ella no escuchó ninguna respuesta. “Nombren algunas cosas que ustedes usarían para la decoración de la pared de una casa”. La conversación acerca de los dibujos continuaba de manera titubeante, hasta que Alice echó un vistazo al reloj y observó que casi eran las 9:45. Cerró su libro y caminó hacia el pupitre de Luis para devolver el libro. Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology “Mañana hablaremos sobre el dibujo de la siguiente página y haremos algunas rimas”, dijo Alice. “Nosotros nos divertiremos con eso, por ahora, pueden cerrar sus libros y ponerlos en su lugar. Saquen sus libros de ejercicios de lectura”. Los niños empezaron a cerrar sus libros y los pusieron en sus pupitres. Alice caminó de pupitre en pupitre para verificar que los niños empezaran a trabajar en el libro de ejercicios. Pocos niños estaban sentados en sus pupitres y empezaron a trabajar, y Alice fue a sentarse a la mesa de lectura. Un niño, entonces dos, varios, dejaron sus pupitres. Algunos de los niños se sentaron a platicar en pequeños grupos, otros se dirigieron a la mesa de lectura para esperar hablar con Alice. Shoma, que estaba todavía en su pupitre, empezó a gritar, a nadie en particular, pero en dirección de Alice. “Necesito ayuda.” “Tú sabes cómo hacer esa página.” Ella se dirigió a Darryl, que estaba primero en la fila de la mesa. “Necesito ayuda”, repitió Shoma. Ella miró alrededor del salón y vio a todos ocupados, unos trabajando, otros jugando. Empezó a caminar sin rumbo fijo cargando su libro de ejercicios. Alice ayudó a Darryl con su pregunta y entonces le hablo a Theresa, quien había completado su ejercicio del libro, así que necesitaba un nuevo ejercicio. Peter estaba junto a la fila. “Está bien, Peter, léeme, cariño”. Cuando Peter leyó de manera titubeante el libro de historias de bolsillo, otros siete niños también se levantaron y se colocaron alrededor de la pequeña mesa para escucharlo y esperar su turno para ayudar. Alice empezó a distribuir libros y otros materiales que estaban amontonados en la mesa mientras Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology escuchaba a Peter. Lo escuchaba equivocarse ocasionalmente y observaba su libro para ayudarlo con una palabra. Cuando él había leído tres páginas, ella lo detuvo. “Está bien, Peter. ¿Quieres trabajar en tu libro de fonética azul?” La expresión de Peter era su respuesta. Alice accedió. Ella vio que Darryl estaba en la mesa de lectura. “Tú y Darryl pueden ir a leer juntos”. Alice buscó a Anna, quería saber si estaba disponible, pero ella todavía estaba sentada junto a Barry trabajando con él y otro niño. Ellos estaban todavía sentados en sus pupitres. Shoma estaba parada atrás de Anna tratando de llamar su atención. “Pídele a Anna que te dé un tapete”. Peter se dirigió al gabinete alto e intentó subirse en una silla para alcanzar un pedazo de alfombra que servía como tapete. “No, tú no eres lo suficientemente alto”. le gritó Alice. Anna lo observó y se levantó para ir a ayudarlo. Peter y Darryl tomaron felizmente sus tapetes y corrieron a la esquina opuesta del salón. Ellos jalaron sus sillas y se arrastraron debajo del escritorio de Alice. Peter jaló su silla hacia atrás junto a los dos niños que estaban en el espacio inferior. Alice notó que Shoma estaba otra vez recorriendo el salón preguntando a un niño que observara su libro e identificara un dibujo. “¿Qué es esto?” Ella preguntaba. Alice se sentó y entonces regresó con el siguiente niño que esperaba. Alice escuchó cuando él empezó a leer. “¿La página siete es difícil, o no, cariño?” Ella dijo después de un momento. “Tú debes trabajar en la página siete. Pídele a Anna que te ayude si te atoras”. Alice volvió con el siguiente niño, y los estudiantes que ella había atendido cargaron su libro hacia su pupitre. El niño observó que Anna estaba ocupada, se quedó un momento confundido. Entonces tiró su libro en el pupitre y fue a platicar con Tirone. Alice rápidamente habló con los niños en la mesa, respondiendo sus Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology preguntas para que ellos trabajaran de manera independiente. Shoma se puso atrás de ella cuando terminó con el último niño en la fila. “¿Puedo almorzar ahora?” preguntó Shoma. “No, tú no puedes tener tu refrigerio”, replicó Alice abruptamente. “Regresa a tu pupitre y enséñame el trabajo que hiciste” Alice iba a trabajar con Barry, pero observó que todavía estaba trabajando con Anna, así que se sentó tranquilamente en la mesa de lectura, observando al grupo de niños hablando o jugando en varias esquinas del salón. Los dos niños que se habían estado escondiendo bajo el escritorio, ahora estaban afuera y empezaban a distraer a la clase. Se dirigieron hacia los casilleros y los abrieron. Alice pensó que estaban guardando sus tareas pero se dio cuenta de que era la hora de refrigerio y que era inminente que las nuevas actividades serían interrumpidas. Alice generalmente se resistía a animar a los niños vigorosamente, creía que la oportunidad para continuar dirigiendo la actividad era un regalo para los niños que eran incapaces de controlar algo más en sus vidas. En pocos minutos Barry trajo su libro a Alice en la mesa. Cuando Alice tomó el libro de ejercicios de Barry, Anna fue con Shoma. “¿Ya has hecho algún trabajo esta mañana, Shoma?”, ella preguntó. “Sí, señorita Peterson, revise mi libro, ya está todo terminado ahora.” Anna observó a Shoma de manera escéptica y echó un vistazo hacia donde estaba Alice, pero ésta estaba ocupada, así que regresó ayudar a otro niño. “Eso es bueno, Barry”, dijo Alice a Barry cuando éste término el ejercicio. “Tú y John están trabajando constantemente hoy. Tráiganme su otro libro ahora”. Barry sonrió y caminó hacia su escritorio. Alice gritó fuerte en la clase. Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology “Está bien, niños, estoy esperando todavía algunos trabajos de Barry, y pienso que Theresa está haciendo trabajo de más el día de hoy. Los demás pueden ir a su refrigerio.” Alice se sentó cuando Barry regresó con su segundo libro, ambos lo observaron juntos mientras los niños se distraían en varias conversaciones y actividades cuando se dirigían a sus casilleros. Algunos de los niños tomaron sus loncheras o bolsas de sus casilleros y se sentaron a comer sus alimentos. En pocos minutos, Alice término con Barry, y regresó a su escritorio y ofreció galletas a aquellos niños sin refrigerio. Ella también tomó una. La clase estaba tranquila mientras los niños comían y hablaban bajo unos con otros. Alice empezó a repartir las tarjetas que los niños utilizarían para indicarle lo que ellos quisieran hacer durante el recreo. Cuando los niños terminaron de comer, se dirigieron hacia los juguetes y empezaron las actividades del recreo. Algunos de los niños primero fueron al frente del salón, donde estaba colgado un póster grande, titulado “recreo”. Alice había colocado ahí las tarjetas que tenían impresas las actividades disponibles del recreo: “blocks”. “lego”, “rompecabezas”, etcétera. Cada niño escogía una tarjeta —unas veces con la ayuda de Alice, cuando los niños no podían leer—. Luego fueron a buscar los juegos señalados en las tarjetas elegidas. Alice fue de pupitre en pupitre, recogiendo las migajas y limpiando el desorden del refrigerio. Don había derramado pasas alrededor de su pupitre, ella se acercó para ayudarlo a recogerlas. Los juegos estaban concentrados en la parte de atrás del salón, donde Alice había colocado una alfombra colorida y grande, estampada con letras y números. La mayoría de los niños estaban ahora ocupados en algunas actividades. Dos niños estaban jugando juntos con bloques de madera, y otros tres estaban jugando con lego blocks, construían aviones y volaban cada uno de ellos. Tres niñas estaban adelante del salón usando un juguete Bright Lite. Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology Darryl y Don querían jugar con el lego pero éste ya estaba siendo ocupado por otro niños. Alice les sugirió que encontraran algo más que hacer. Los otros niños se distraían con la alfombra y lentamente se introdujeron en la actividad del lego. Gradualmente el alboroto de la esquina se volvió cada vez más irritante. La conversación de Darryl y Don estaba aumentando de tono. “Darryl, Don ¿quieren dejar de gritar?”, gritó Alice. Ella estaba sentada en su escritorio tratando de calificar los ejercicios, pero sabía que no iba a avanzar mucho. Hasta entonces, Luis llegó al salón. Alice se levantó y lo ayudó a quitarse su saco, eran las 10:20 a.m. cuando Luis se paró en el centro del salón, parecía necesitar un minuto para orientarse. “¿Perdiste el autobús?”, preguntó Alice simpáticamente. Luis respondió moviendo la cabeza de manera afirmativa. “¿Tienes tu desayuno?” Otra vez Luis indicó con la cabeza de manera afirmativa, pero Alice estaba dudosa. Ella fue a repartir almuerzos y trajo galletas de trigo. Alice ofreció las galletas a Luis, y éste tomó una y empezó a comerla. “¿Qué quieres hacer para jugar, Luis?” Ella preguntó. Luis observó mientras pensaba y entonces caminó hacia la caja grande de los bloques, junto al escritorio de Alice. “¿Quieres hacer bloques cuadrados?” Alice preguntó. “¿Podrías decirme?” En ese momento, Alice escuchó los gritos de Darryl y Don, que estaban discutiendo sobre una torre que ellos habían construido. Alice caminó rápidamente a la escena del altercado. “Darryl, quiero que te vayas a sentar a tu pupitre. Te dije antes que dejaras de gritar”. Darryl de pronto pareció intimidado, y se dirigió tranquilamente a su pupitre. Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology Alice regresó con Luis y vio que había construido un largo laberinto con los gigantes bloques cuadrados. Ella caminó hacia él. “¿Quieres que te preste a Gumdrop?” Le preguntó tranquilamente. Luis indicó afirmativamente con la cabeza, y Alice gentilmente le dejó la jaula del conejo en una mesa que estaba junto a su escritorio y junto a Luis. Le aseguró que el conejo no podía escapar de la jaula donde estaba, Alice abrió la puerta. “Él realmente se espantó esta mañana, Luis”, Alice le advirtió. “Nosotros tenemos que ser especialmente gentiles con él ahora”. Luis observó cuando Gumdrop olfateaba a través de la puerta abierta de su jaula y entonces de manera cautelosa esperaba que la alfombra se confundiera con el laberinto que había construido. Alice sonrió a Luis cuando ambos observaban al conejo. Alice utilizaba animales frecuentemente no sólo para seleccionar historias sobre ellos sino también para proveer de experiencias reales siempre que fuera necesario. Ella se había dado cuenta de que algunos de los niños podían relacionarse mejor con los animales que con las personas. Los niños de ciudades urbanizadas, en particular, a menudo no tenían otra oportunidad para aprender sobre la naturaleza o saber que “acariciar” un conejo les hacía bien. Alice deseaba algunas veces que Gumdrop pudiera saber qué tan importante era para los niños en la clase. Siempre le había ayudado a Alice a tener acercamientos con algunos de los niños. Luis, por un momento, realmente parecía amar al animal. Él ayudo a Alice a cuidar al conejo, a menudo construía un corral con los bloques cuadrados de plástico, como lo había hecho ahora. En esa mañana, cuando los otros niños se reunían con él en esta actividad, Alice sentia que realmente estaba haciendo progresos. El salón se había vuelto muy ruidoso y varios de los niños estaban persiguiéndose unos a otros. Alice dudó en contener su juego, porque sabía que ellos no pretendían correr a ninguna otra parte. A menudo, Alice les permitía jugar por mucho tiempo, les ponía limites sólo cuando su seguridad le Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology preocupaba. Alice obsevó cómo uno de los niños chocaba con un escritorio. “¡Don, Darryl dejen de correr alrededor! ¡Si van a jugar con el lego, regresen a la alfombra!” Los niños se dirigieron hacia a la alfombra. Alice vio que eran las 10:55 a.m. y pronto los niños tendrían que ir al gimnasio. La escuela estaba en el sexto día del ciclo escolar, y los niños alternaban entre la música, el arte y el gimnasio a esta hora cada día. Cada una de las sesiones especiales se realizaban en otra área de la escuela. “Es tiempo de limpiar, niños”, les dijo. Algunos de los niños empezaron a recoger sus juguetes, pero otros continuaron jugando. Otros detuvieron sus actividades y se sentaron a arreglar el salón. Alice puso una zanahoria en la jaula de Gumdrop para que regresara; después que el conejo estaba en la jaula, ella cerró la puerta. Cuando intentó dar un paso sobre los bloques cuadrados para poner la jaula grande atrás de la mesa, no pudo evitar golpearla contra el escritorio. “Oh, lo siento Gumdrop”, dijo Alice tristemente. Ella abrió la jaula y acarició al conejo. “Otra vez estás espantado. Fue mi culpa, Gumdrop”. Ella le dijo en voz baja. Anna estaba ayudando a las niñas a poner en su lugar el juguete. Alice esperó a que Luis recogiera el resto de los demás bloques cuadrados y entonces caminó hacia la puerta del salón. “¿Pueden pasar al frente del salón, por favor Shoma y Barry?”, ella gritó. Los dos niños obedecieron rápidamente con gusto, interrumpiendo sus actividades para marcharse. “Ahora los demás hacen una línea atrás de ellos”, gritó Alice. A las 11:00 a.m. en punto los juguetes estaban colocados en su lugar, y los niños estaban en dos filas atrás de Shoma y Barry. “Ahora quiero que se porten Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology bien en el gimnasio, ¿me escucharon? No quiero que tengan problemas en el gimnasio”, Alice advirtió. Varios de los niños se quejaron. “Ahora todos síganme”. Después de acompañar a los niños al gimnasio, Alice regresó al salón 105 agradecida por la oportunidad de ordenar sus pensamientos y tomar un descanso. La enseñanza siempre requería vigilancia constante en el salón pero Alice sabía que controlar a estos niños era más extenuante para su mente de lo normal. Cuando abrió su libro de grado para anotar comentarios acerca de la actividad de la mañana, se preguntó si había abordado todos los diferentes problemas. PREGUNTAS GENERALES SUGERIDAS 1. ¿Cuál es la secuencia de eventos en esta clase? Revise... 1. ¿Qué pasa primero? ¿Cuál es el resultado de la manera en que los niños entran en el salón? 2. ¿Qué pasa después? ¿Cómo empieza ella la lección? ¿Cómo termina la lección? 3. ¿Qué pasa después? ¿Están interesados los estudiantes? ¿Cómo los mantiene interesados Alice? 4. ¿Qué pasa después? ¿Dónde se sienta Alice? ¿Qué hacen los estudiantes cuando han terminado? ¿Cómo saben ellos qué hacer? 5. ¿Qué pasa después? ¿Cuáles son las reglas de Alice para la hora de recreo? ¿Siguen ellos las reglas? ¿Qué pasa cuándo los estudiantes se alinean para la clase del gimnasio? O 1. ¿Cómo describiría usted las virtudes y debilidades de Alice como maestra? Revise... 1. ¿Qué está haciendo bien ella? ¿Cuáles son sus sentimientos hacia los estudiantes? Santrock: Alice Peterson Caso © McGraw−Hill, Inc., Educational Psychology 2. ¿Cuáles áreas son su debilidad? ¿Qué podría mejorar? 3. ¿Cómo catalogaría usted sus debilidades? ¿Qué teoría educativa no está aplicando ella? ¿Cuáles son los ejemplos de esa área? 2. ¿Cuáles son los problemas más serios para Alice? Revise... 1. ¿Qué sabemos nosotros de los estudiantes? ¿Cuáles son las necesidades de estudiantes como éstos? 2. ¿Qué piensa usted de sus actividades y de sus materiales didácticos? 3. ¿Cuál es el aprendizaje de los estudiantes? ¿Qué puede decir usted? 3. ¿Qué haría usted para empezar a resolver estos problemas? Revise... 1. ¿Hay algo que pueda hacer Alice para simplificar las cosas? 2. ¿Cuál es la mejor forma de proceder para empezar el día? 3. ¿Cómo está organizado el salón? 4. ¿Qué cambios a largo plazo debería hacer Alice para mejorar su enseñanza? Revise... 1. ¿Qué cambios del plan de estudios podría hacer ella? 2. ¿Qué actividades podrían motivar a sus estudiantes? 3. ¿Cuál debe ser el horario de actividades? 4. ¿Debería ella organizar de diferente manera el salón? 5. ¿Cuáles son las necesidades del idioma de estos estudiantes? 5. ¿Cómo dirigiría usted los problemas de comportamiento social en la clase? Revise... 1. ¿Qué piensa usted sobre la organización del pre-primer grado? 2. ¿Qué puede hacer un maestro para promover más la conducta apropiada en la sociedad? 3. ¿Cuál son las reglas del aprendizaje cooperativo?