Las ibras del alma Pachita* Maurice Cocagnac

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Las ibras del alma
Pachita*
Maurice Cocagnac
Encuentros con Carlos Castaneda y Pachita
Ediciones Indigo, 1993
El alma necesita un ligamento. Es un conjunto de ibras independientes. Demasiado
independientes. Las ibras del alma pueden desibrarse, como las de la madera, como las de una
gavilla cuando se corta la cuerda. Cada ibra esira por su lado. Y cada ibra la esiran fuerzas que
nos superan. Los aniguos creían que el año o el siglo son fajos de días. Deben estar unidos. Es lo
que dicen las manos esculpidas de Xochicalco. Unas manos invisibles sosienen los periodos de
iempo, el alma es como la casa de caña de los mayas. Es una construcción entrelazada. Incluso
cuando más tarde, construyeron en piedra, siempre representaron los ligamentos de los techos.
Por eso esculpían una serpiente; la serpiente es un buen ligamento. La fuerza que maniene a las
fuerzas del alma puede estar representada por una serpiente. ¿Sabes que en la India, la serpiente
también ligaba las casas que servían de templo? El alma es una casa y un templo. El techo del alma
debe estar ligado a las paredes, y las paredes a los cimientos. A veces hay que desligar el alma
cuando las ibras se superponen, se lesionan, esiran cada una por su lado. Hay que extender esas
ibras, redistribuirlas y ordenarlas para entrelazarlas otra vez. El ligamento del alma no merma su
libertad. El ligamento es la libertad del alma. No se puede hablar del alma si no hay ligamento. Si
quieres, podríamos decir que las ibras del alma y las del cuerpo son de la misma naturaleza, como
en las aniguas gavillas, en la que seis tallos de trigo trenzados sostenían todo el fajo. En el hombre
hay ibras que lo sosienen todo. Al principio son muy frágiles. Con el iempo se vuelven más
resistentes que el sisal. El trabajo del verdadero médico consiste en fortalecer las ibras del
ligamento. Hay plantas que ienen el espíritu del ligamento. Son buenos remedios. Hay que prestar
atención a las plantas y a los remedios. No hay que esirar demasiado del ligamento. O se rompe, y
el alma se desibra, o el ligamento estrangula el alma. El ligamento debe sostener, mantener, con
lexibilidad. No es fácil y puede ser peligroso.
Las ibras del alma son las ibras del cuerpo que se han vuelto luminosas. Juntas son luminosas.
Separadas o demasiado apretadas, se ennegrecen y se pudren. El hombre entonces se vuelve loco
o malvado. A veces hay que alojar y a veces hay que apretar, eso es la salud. Es morir guardando
bien apretadas las ibras luminosas. Se puede vivir medio muerto, con las ibras ennegrecidas por
alojar o apretar demasiado. El verdadero médico ayuda al hombre a desenvolverse.
* Este texto fue dictado a Maurice Cocagnac en el estado de trance que él llama sueño del
despierto.
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