Tentativa del hombre infinito

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Tentativa del hombre infinito es un
crucero en los caminos del poeta.
Libro de alta tensión, encierra un
anhelo frenético de decir cosas
nuevas y personales. No encuentra
el poeta todo lo que busca, pero
imprime en el lector el ansia
heroica de su tentativa. En
Tentativa del hombre infinito afirma
Roberto Fernández Retamar «la
unidad
mujer-naturaleza,
la
contemplación de la armonía de la
realidad se han hecho trizas. El
poeta, impulsado por la desmesura
de la poesía moderna, aspira a
abarcar más de lo que las palabras
pueden darle: su tentativa de
infinidad parte otra vez de la
experiencia amorosa, pero para
sobrepasarla,
en
versos
dislocados». La «Tentativa» es el
caos atravesado de imágenes y
resplandores de un artista que
quiere formar su propio vocabulario.
Pablo Neruda
Tentativa del
hombre infinito
ePub r1.0
Titivillus 11.01.16
Pablo Neruda, 1926
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
gueras pálidas revolviéndose al borde de
las noches
rren humos difuntos polvaredas invisibles
guas negras durmiendo detrás de los
cerros anochecidos
tristeza del hombre tirada entre los brazos
del sueño
udad desde los cerros en la noche los
segadores duermen
batida a las últimas hogueras
ro estás allí pegada a tu horizonte
mo una lancha al muelle lista para zarpar
lo creo
tes del alba
bol de estertor candelabro de llamas
viejas
stante incendio mi corazón está triste
lo una estrella inmóvil su fósforo azul
s movimientos de la noche aturden hacia
el cielo
udad desde los cerros entre la noche de
hojas
ncha amarilla su rostro abre la sombra
entras tendido sobre el pasto deletreo
í pasan ardiendo sólo yo vivo
ndido sobre el pasto mi corazón está triste
luna azul araña trepa inunda
misario ibas alegre en la tarde que caía
crepúsculo rodaba apagando flores
ndido sobre el pasto hecho de tréboles
negros
ambalea sólo su pasión delirante
coge una mariposa húmeda como un collar
údame tu cinturón de estrellas esforzadas
matorrales crespos adonde el sueño
avanza trenes
montón de tierra entusiasta donde de pie
sollozo
rtebras de la noche agua tan lejos viento
intranquilo rompes
mbién estrellas crucificadas detrás de la
montaña
za su empuje un ala pasa un vuelo oh
noche sin llaves
noche más en mi hora en mi hora furiosa
y doliente
o me levantaba como la ola al alga
oge mi corazón desventurado
ando rodeas los animales del sueño
úzalo con tus vastas correas de silencio
á a tus pies esperando una partida
rque lo pones cara a cara a ti misma
noche de hélices negras
que toda fuerza en él sea fecunda
da al cielo con estrellas de lluvia
ocrea tú amárrate a esa proa minerales
azules
mbarcado en ese viaje nocturno
hombre de veinte años sujeta una rienda
frenética
que él quería ir a la siga de la noche
tre sus manos ávidas el viento sobresalta
rella retardada entre la noche gruesa los
días de altas velas
mo entre tú y tu sombra se acuestan las
vacilaciones
mbarcadero de las dudas bailarín en el hilo
sujetabas crepúsculos
nía en secreto un muerto como un camino
solitario
visándote entonces resaltan las audaces te
trepas a las luces emigrando
ién recoge el cordel vacíos malecones y
la niebla
espigón de metales dolientes de bruces al
borde de las aguas el tiempo
persiguiéndote
noche de esmeraldas y molinos se da
vueltas la noche de esmeraldas y
molinos
é deseas ahora está solo centinela
rrías a la orilla del país buscándolo
mo el sonámbulo al borde de su sueño
roxímate cuando las campanas te
despierten
ja las temperaturas con esperanzas y
dolores
rzo esta hostil maleza mecedora de los
pájaros
misario distraído oh soledad quiero cantar
ledad de tinieblas difíciles mi alma
hambrienta tropieza
n de luz allá arriba te asalta un ser sin
recuerdos
año esta corteza destrozo los ramales de
la hierba
a noche como un vino invade el túnel
vaje viento socavador del cielo ululemos
alma en desesperanza y en alegría quién
golpea
nte a lo inaccesible por ti pasa una
presencia sin límites
ñalarás los caminos como las cruces de
los muertos
oa mástil hoja en el temporal te empuja el
abandono sin regreso
pareces al árbol derrotado y al agua que
lo estrella
nde lo sigue su riel frío
e para sin muchas treguas el animal de la
noche
sé hacer el canto de los días
n querer suelto el canto la alabanza de las
noches
só el viento latigándome la espalda alegre
saliendo de su huevo
scienden las estrellas a beber al océano
rcen sus velas verdes grandes buques de
brasa
ra qué decir eso tan pequeño que
escondes canta pequeño
s planetas dan vueltas como husos
entusiastas giran
corazón del mundo se repliega y se estira
n voluntad de columna y fría furia de
plumas
los silencios campesinos claveteados de
estrellas
cuerdo los ojos caían en ese pozo inverso
cia donde ascendía la soledad de todos
los ruidos espantados
descuido de las bestias durmiendo sus
duros lirios
eñé entonces la altura de mariposas
negras mariposa medusa
arecían estrépitos humedad nieblas
vuelto a la pared escribí
noche huracán muerto resbala tu oscura
lava
s alegrías muerden tus tintas
alegre canto de hombre chupa tus duras
mamas
corazón de hombre se trepa por tus
alambres
asperado contengo mi corazón que danza
nza en los vientos que limpian tu color
ilador asombrado en las grandes mareas
que hacen surgir el alba
ciendo hacia ese lado o más allá
continúas siendo mía
la soledad del atardecer golpea tus
sonrisas
ese instante trepan enredaderas a mi
ventana
viento de lo alto cimbra la sed de tu
presencia
gesto de alegría una palabra de pena que
estuviera más cerca de ti
su reloj profundo la noche aísla horas
n embargo teniéndote entre los brazos
vacilé
go que no te pertenece desciende de tu
cabeza
e te llena de oro la mano levantada
y esto entre dos paredes a lo lejos
diantes ruedas de piedra sostienen el día
mientras tanto
spués colgado en la horca del crepúsculo
sa en los campanarios y en las mujeres de
los pueblos
oviéndose en la orilla de mis redes
ujer querida en mi pecho tu cabeza cerrada
grandes llamaradas el molino se revuelve
aen las horas nocturnas como
murciélagos del cielo
otra parte lejos lejos existen tú y yo
parecidos a nosotros
escribes margaritas en la tierra solitaria
que ese país de cierto nos pertenece
amanecer vuela de nuestra casa
ando aproximo el cielo con las manos
para despertar completamente
s húmedos terrones su red confusa se
suelta
besos se pegan como caracoles a mi
espalda
a el año de los calendarios y salen del
mundo los días como hojas
da vez cada vez al norte están las
ciudades inconclusas
ora el sur mojado encrucijada triste
donde los peces movibles como tijeras
sólo tú apareces en mi espacio en mi
anillo
lado de mi fotografía como la palabra
está enfermo
trás de ti pongo una familia desventajosa
diante mía salto perteneciente hora de mi
distracción
án encorvados tus parientes y tú con
tranquilidad
miras en una lágrima te secas los ojos
donde estuve
á lloviendo de repente mi puerta se va
abrir
lado de mi mismo señorita enamorada
ién sino tú como el alambre ebrio es una
canción sin título
triste mía la sonrisa se extiende como una
mariposa en tu rostro
por ti mi hermana no viste de negro
soy el que deshoja nombres y altas
constelaciones de rocío
la noche de paredes azules altas sobre tu
frente
ra alabarte a ti palabra de alas puras
que rompió su suerte siempre donde no
estuvo
r ejemplo es la noche rodando entre
cruces de plata
e fue tu primer beso para qué recordarlo
te puse extendida delante del silencio
rra mía los pájaros de mi sed te protegen
e beso la boca mojada con crepúsculo
más allá más alto
ra significarte criaría una espiga
razón distraído torcido hacia una llaga
jas el color de la noche y libertas a los
prisioneros
para qué alargaron la tierra
l lado en que te miro y no estás niña mía
tre sombra y sombra destino de naufragio
da tengo oh soledad
n embargo eres la luz distante que ilumina
las frutas
moriremos juntos
nsar que estás ahí navío blanco listo para
partir
que tenemos juntas las manos en la proa
navío siempre en viaje
a es mi casa
n la perfuman los bosques
sde donde la acarreaban
í tricé mi corazón como el espejo para
andar a través de mí mismo
a es la alta ventana y ahí quedan las
puertas
quién fue el hacha que rompió los troncos
vez el viento colgó de las vigas
peso profundo olvidándolo entonces
a cuando la noche bailaba entre sus redes
ando el niño despertó sollozando
no cuento yo digo en palabras
desgraciadas
n los andamios dividen el crepúsculo
detrás de los vidrios la luz del petróleo
a para mirar hacia el cielo
ía la lluvia en pétalos de vidrio
í seguiste el camino que iba a la
tempestad
mo las altas insistencias del mar
lan las piedras duras de las orillas del
aire
é quisiste qué ponías como muriendo
muchas veces
das las cosas suben a un gran silencio
l se desesperaba inclinado en su borde
stenías una flor dolorosa
tre sus pétalos giraban los días margaritas
de pilotos decaídos
caído desocupado revolviste de la
sombra
metal de las últimas distancias o
esperabas el turno
maneció sin embargo en los relojes de la
tierra
pronto los días trepan a los años
aquí tu corazón andando estás cansado
sosteniéndote
u lado se despiden los pájaros de la
estación ausente
mitiendo el cielo profundamente mirando
el cielo estoy pensando
n inseguridad sentado en ese borde
cielo tejido con aguas y papeles
mencé a hablarme en voz baja decidido a
no salir
astrado por la respiración de mis raíces
móvil navío ávido de esas leguas azules
mblabas y los peces comenzaron a seguirte
abas a cantar con grandeza ese instante de
sed querías cantar
erías cantar sentado en tu habitación ese
día
ro el aire estaba frío en tu corazón como
en una campana
cordel delirante iba a romper tu frío
me durmió una pierna en esa posición y
hablé con ella
ntándole mi alma me pertenece
cielo era una gota que sonaba cayendo en
la gran soledad
ngo el oído y el tiempo como un
eucaliptus
néticamente canta de lado a lado
el que estuviera silbando un ladrón
y en el límite me paré caballo de las
barrancas
bresaltado ansioso inmóvil sin orinar
ese instante lo juro oh atardecer que
llegas pescador satisfecho
canasto vivo en la debilidad del cielo
quién compré en esta noche la soledad que
poseo
ién dice la orden que apresure la marcha
l viento flor de frío entre las hojas
inconclusas
tú me llamas tormenta resuenas tan lejos
como un tren
a triste caída a mis pies quién te dice
námbulo de sangre partía cada vez en
busca del alba
i te reconozco pero lejos apartada
clinado en tus ojos busco el ancla perdida
í la tienes florida adentro de los brazos de
nácar
para terminar para no seguir nunca
por eso te alabo seguidora de mi alma
mirándote hacia atrás
busco cada vez entre los signos del
regreso
ás llena de pájaros durmiendo como el
silencio de los bosques
sado y triste lirio miras hacia otra parte
ando te habla me dueles tan distante mujer
mía
resura el paso apresura el paso y
enciende las luciérnagas
o una abeja rondando no existe esta abeja
ahora
queña mosca con patas lacres mientras
golpea cada vez tu vuelo
clino la cabeza desvalidamente
go un cordón que marca siquiera una
presencia una situación cualquiera
go adornarse el silencio con olas
sucesivas
vuelven vuelven ecos aturdidos entonces
canto en alta voz
rate sombra de estrellas en las cejas de un
hombre a la vuelta de un camino
e lleva a la espalda una mujer pálida de
oro parecida a sí misma
do está perdido las semanas están
cerradas
o dirigirse el viento con un propósito
seguro
mo una flor que debe perfumar
ro el otoño taciturno visito la situación de
los naufragios
el fondo del cielo entonces aparecen los
pájaros como letras
l alba se divisa apenas como la cáscara
de un fruto
es que entonces sumerges tus pies en otra
distancia
día es de fuego y se apuntala en sus
colores
mar lleno de trapos verdes sus salivas
murmullan soy el mar
movimiento atraído la inquieta caja
ngo fresca el alma con todas mis
respiraciones
í sofoco al lado de las noches antárticas
pongo la luna como una flor de jacinto la
moja mi lágrima lúgubre
íto estoy y anda mi vida con todos los
pies parecidos
o el sobresalto me lleno de terror
transparente
oy solo en una pieza sin ventanas
n tener que hacer con los itinerarios
extraviados
o llenarse de caracoles las paredes como
orillas de buque
go la cara a ellas absorte profundamente
guiendo un reloj no amando la noche
quiero que pase
n su tejido de culebra con luces
irnalda de fríos mi cinturón da vuelta
muchas veces
y la yegua que sola galopa perdidamente a
la siga del alba muy triste
ujero sin cesar cuando acompaño con mi
sordera estremeciéndose
tan como elásticos o peces los habitantes
acostados
s alas absorben como el pabellón de un
parque con olvido
manecen los puertos como herraduras
abandonadas
me sorprendo canto en la carpa delirante
mo un equilibrista enamorado o el primer
pescador
bre hombre que aíslas temblando como
una gota
cuadrado de tiempo completamente
inmóvil
mes de junio se extendió de repente en el
tiempo con seriedad y exactitud
mo un caballo y en el relámpago crucé la
orilla
el crujir del aire pacífico era muy grande
s cinematógrafos desocupados el color de
los cementerios
s buques destruidos las tristezas
cima de los follajes
cima de las astas de las vacas la noche
tirante su trapo bailando
movimiento rápido del día igual al de las
manos que detienen un vehículo
asustado comía
lluvia que creces como las plantas oh
victrolas ensimismadas
rsonas de corazón voluntarioso todo lo
celebré
un tren de satisfacciones desde donde mi
retrato
ne detrás el mundo que describo con
pasión
s árboles interesantes como periódicos los
caseríos los rieles
el lugar decaído en que el arco iris
ja su pollera enredada al huir
do como los poetas los filósofos las
parejas que se aman
lo comienzo a celebrar entusiasta
sencillo
tengo la alegría de los panaderos
contentos y entonces
manecía débilmente como un color de
violín
n un sonido de campana con el olor de la
larga distancia
vuélveme la grande rosa la sed traída al
mundo
onde voy supongo iguales las cosas
noche importante y triste y ahí mi querella
rcarolero de las largas aguas cuando
pronto una gaviota crece en tus sienes mi
corazón está cansado
rcame tu pata gris llena de lejos
viaje de la orilla del mar amargo o
espérame
vaho se despierta como una violeta es que
u árbol noche querida sube un niño
obarse las frutas
os lagartos brotan de tu pesada vestidura
tonces el día salta encima de su abeja
oy de pie en la luz como el mediodía en
la tierra
iero contarlo todo con ternura
ntinela de las malas estaciones ahí estás
tú
scador intranquilo déjame adornarte por
ejemplo
cinturón de frutas dulce la melancolía
pérame donde voy ah el atardecer
comida las barcarolas del océano oh
espérame
elantándote como un grito atrasándote
como una huella oh espérate
ntado en esa última sombra o todavía
después
davía
PABLO NERUDA, nacido y muerto en
Chile (Parral, 1904 - Santiago, 1973),
ha sido sin duda una de las voces más
altas de la poesía mundial de nuestro
tiempo. Desde el combate directo o
desde la persecución y el exilio
valerosamente
arrostrados,
la
trayectoria del poeta, que en 1971
obtuvo el premio Nobel, configura, a la
vez que la evolución de un intelectual
militante, una de las principales
aventuras expresivas de la lírica en
lengua castellana, sustentada en un
poderío verbal inigualable, que de la
indiscriminada inmersión en el mundo
de las fuerzas telúricas originarias se
expandió a la fusión con el ámbito natal
americano y supo cantar el instante
amoroso que contiene el cosmos, el
tiempo oscuro de la opresión y el tiempo
encendido de la lucha. Una mirada que
abarca a la vez la vastedad de los seres
y el abismo interior del lenguaje: poeta
total, Neruda pertenece ya a la tradición
más viva de nuestra mayor poesía.
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