PANAMÁ: Segunda Comunicación Nacional ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático vi) Enfermedades diarreicas Las diarreas muestran una tendencia ascendente, con más de un millón de casos acumulados, un promedio anual 112.287 y un promedio mensual de 9.357 casos, durante el período 1995-2003. Se reportó, para 2003, una tasa nacional de 6.075 casos por 100.000 habitantes, siendo Bocas del Toro la región con mayor tasa de incidencia (de 9.343,1 a 11.449,4 casos por 100.000 habitantes) seguida de Chiriquí, la región Metropolitana y San Miguelito con tasas ubicadas en un rango de 7.236,9 a 9.343 casos por 100.000 habitantes. Los menores de 5 años son la población más afectada por las enfermedades diarreicas. Dentro de este grupo los menores de un año presentan entre 1,5 y 2,0 veces más riesgo de enfermar que el grupo de menores de 5 años y entre 1,7 y 2,5 veces más riesgo que el grupo de 1 a 4 años. Para 2003, la tasa de incidencia de enfermedades diarreicas en menores de 5 años fue 4 veces mayor que la tasa general del país; 6 veces mayor para el grupo de menores de 1 año y 3,4 veces mayor para el de 1 a 4 años. Las enfermedades diarreicas agudas muestran un comportamiento estacional con frecuencias mayores en la época de lluvias. de niveles de desnutrición infantil y en la aparición de enfermedades oportunistas secundarias a la condición nutricional, en el incremento de enfermedades transmitidas por vectores, en enfermedades infecciosas de origen hídrico y alimentario, enfermedades dérmicas, y respiratorias, en el incremento de casos de mordeduras de ofidios, animales ponzoñosos y en el aumento de picaduras de insectos. vii) Síndrome gripal El síndrome gripal tiene un comportamiento estacional con frecuencias mayores en la época de lluvias, en comparación con menores frecuencias en las épocas secas. Un análisis de los casos incidentes durante el periodo 2000-2006, a nivel nacional, encontró que la incidencia aumenta entre los meses mayo a agosto, y noviembre y diciembre, sin que necesariamente se cuente con un registro sistemático establecido. El aumento probable en la temperatura promedio y en la precipitación hace prever que la frecuencia de enfermedades asociadas a estos factores probablemente será mayor durante todo el año como consecuencia de la modificación en la duración de los períodos secos y/o húmedos durante el año. Enfermedades como la malaria y el dengue, probablemente, aumentarán proporcionalmente a la modificación de los regímenes térmicos y de humedad en casi todo el país, pero fundamentalmente en la vertiente del Pacífico, en donde se concentra la mayor parte de la población del país. Estos efectos se acentúan en los espacios geográficopoblacionales críticos, en donde justamente las poblaciones en riesgo de ser impactadas, coinciden con las poblaciones en pobreza o pobreza extrema, como por ejemplo en las comarcas indígenas (ANAM, 2000c). d) Tendencias futuras en las enfermedades Las estimaciones del IPCC basadas en el comportamiento de la temperatura en superficie, indican que un aumento en la variabilidad climática en términos de valores extremos (temperaturas altas y bajas) en sitios tropicales, podrá contribuir al deterioro de la calidad de vida de los pobladores e) de esa región. Lo anterior, podría provocar impactos como consecuencia del aumento en la frecuencia e intensidad de los eventos climáticos extremos como olas de calor, por un lado, y frentes fríos por el otro; aumentos en los episodios de inundaciones; sequías severas y otros eventos tendrán una incidencia mucho más marcada. Lo anterior, paradójicamente no dista mucho de lo que actualmente ocurre en términos climáticos. Se estima que esos impactos en las poblaciones más vulnerables del país incidan en la proliferación de patógenos (virus, bacterias, parásitos) en el incremento 78 Se suma a esto otros efectos a la salud a consecuencia de modificaciones en la producción de alimentos (agricultura, pesca), ganadería y migraciones humanas (McMichael AJ, 2006; Patz, JA, 2005). Las sequías y otros eventos climatológicos extremos muestran impactos directos en los cultivos, y pueden influir en la disponibilidad de alimentos tanto directamente (por la disminución en la cantidad producida) como indirectamente (por la alteración de la ecología de patógenos vegetales) arriesgando la seguridad alimentaria y nutricional de estas poblaciones ya afectadas (Parry, ML, 2004). Evaluación de la vulnerabilidad Las poblaciones pobres de las áreas rurales de Panamá dependen en gran medida de los recursos de suelo y del agua, por lo que son altamente vulnerables a los efectos del cambio climático y a la variabilidad climática, como la sequía y las inundaciones. Los grupos más vulnerables, tomando como referencia las Encuestas de niveles de vida de 1997 y 2003, corresponden a aquellos que se ubican entre los pobres urbanos (20%), los pobres de los territorios rurales (62,7%), de los cuales el 54% de los no indígenas son pobres rurales, mientras que el 98,4% de las poblaciones indígenas son considerados como pobres o muy pobres.