Por qué el rey Felipe VI de España no será coronado

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Por qué el rey Felipe VI de España no
será coronado
Ignacio de los Reyes
En España, los monárquicos y curiosos esperan ansiosos el momento
en que el Príncipe de Asturias se convertirá en el rey Felipe VI. Pero
quien confíe en ver este jueves a un monarca con manto de armiño,
trono y corona sobre la cabeza deberá acudir mejor a los cuentos de
hadas y princesas.
Y es que en España, a diferencia de otras monarquías, como Reino Unido, el rey no
asume la Jefatura del Estado con una solemne coronación, sino con una proclamación
mucho menos fastuosa.
En otras palabras: ni Felipe de Borbón tendrá una corona en la cabeza, ni asumirá su
nuevo cargo en un Palacio, ni habrá mandatarios extranjeros en la ceremonia.
Su vestimenta será el uniforme de gala del Ejército de Tierra, como máximo responsable
de las Fuerzas Armadas del país, sin capas ni mantos.
Y la ceremonia se realizará en el Congreso de los Diputados, en Madrid, frente a los
miembros de las cámaras alta y baja reunidos extraordinariamente para la ocasión.
Allí prestará juramento a la Constitución española y será proclamado -no coronado- rey de
España.
Como en la proclamación de su padre, Juan Carlos I, en 1975, tanto la corona como el
cetro -símbolos de la monarquía española- se mantendrán durante toda la ceremonia
sobre un cojín granate bordado en oro.
Sonará el himno del país y Felipe VI pronunciará su primer discurso como jefe del Estado,
previsiblemente en las diferentes lenguas cooficiales del país.
Después recorrerá Madrid con la reina Letizia y ofrecerá una recepción en el Palacio Real
para las máximas autoridades del país, así como a invitados del mundo de los negocios, la
diplomacia o la cultura.
Reyes sin corona
Hay varias razones que explican este protocolo. La primera es que la actual Constitución
española habla precisamente de proclamación.
Esta ceremonia se interpreta como un pacto entre el rey y el reino, como contrapunto a los
reinados "por mandato divino" del pasado.
"La coronación, frente a la proclamación, estaba impregnada de referencias simbólicas con
claras reminiscencias religiosas", le explica a BBC Mundo el politólogo Juan Carlos
Cuevas Lanchares.
"Una 'coronación' apela a la legitimidad dinástica de los monarcas, a su consagración real;
a un pasado que vincula a la monarquía con la tradición histórica", dice el profesor de
Sistema Político Español e Instituciones Políticas y Estructuras de Decisión de la
Universidad Complutense de Madrid.
Históricamente, el último rey en ser coronado frente a los principales estamentos del
territorio que hoy conforma España fue Juan I de Castilla, en el siglo XIV.
Desde entonces, los monarcas españoles ascienden al trono con una ceremonia de
proclamación.
Esta vez, Felipe no lo hará delante de la Iglesia -será una ceremonia laica- sino ante los
representantes del pueblo.
Y tendrá que jurar la Constitución española de 1978, convirtiéndose en el primer monarca
en participar en una ceremonia de este tipo.
Su padre, Juan Carlos, fue proclamado tras la muerte del general Francisco Franco, que le
había nombrado como sucesor unos años antes.
En aquella ocasión el príncipe juró lealtad a las Leyes Fundamentales del régimen de facto
y los principios del Movimiento Nacional franquista, motivo por el cual todavía muchos
sectores de la izquierda del país no reconocen la legitimidad democrática del rey Juan
Carlos.
Una joya demasiado grande
Hay además una razón mucho más práctica que explica la ausencia de coronación: la
actual corona real española, encargada a un platero por el rey Carlos III en 1775, es tan
grande que haría casi imposible ceñirla sobre la cabeza del monarca.
Desde Patrimonio Nacional, la dependencia encargada del cuidado de la corona y el cetro,
se explica que esta joya de un kilo de peso tiene más un carácter "simbólico" y que "no se
creó para ser colocada en la cabeza".
De hecho, su valor económico "no es excesivamente alto", según la Asociación Española
de Tasadores de Alhajas (AETA), que calculó que por los materiales empleados - un kilo
de plata y terciopelo- costaría unos US$8.000 en el mercado actual.
A diferencia de otras casas reales, como la británica, que muestra las joyas de la corona
en la Torre de Londres, en España los símbolos de la monarquía apenas ven la luz, ya que
se conservan en una cámara acorazada del Palacio Real.
La última vez que se exhibieron estos objetos fue en 1980, cuando el rey decidió trasladar
los restos de su abuelo, Alfonso XIII, al Panteón Real del Monasterio de San Lorenzo de El
Escorial.
Austeridad en plena crisis
Hay otro motivo que podría explicar por qué en España no se vivirá una ceremonia como,
por ejemplo, la del rey Guillermo de Holanda, quien llegó al trono el año pasado con una
espectacular ceremonia en una iglesia, con desfiles en barco e invitados de las casas
reales extranjeras.
"Los escándalos sufridos por la Jefatura del Estado en los últimos años obligan a un perfil
bajo de la ceremonia que evite, en medio de la profunda crisis económica que vive el país,
un mayor cuestionamiento de esta institución", dice Cuevas Lanchares.
En los últimos años la Casa Real se ha enfrentado a numerosos escándalos, desde un
accidentado viaje de caza del rey a África en plena crisis hasta la investigación por
supuesta corrupción del esposo de la hija del rey, Cristina de Borbón.
"La pompa, el boato, de las bodas regias parece que ha cedido el paso a un modelo de
hacer las cosas más acorde con la realidad de España. Se utiliza la frugalidad, aparente,
como mecanismo para granjearse la confianza de la ciudadanía", añade.
Mantener el apoyo popular a la corona será precisamente uno de los mayores desafíos
para el nuevo monarca a partir de este jueves.
En Madrid se instalará una pantalla gigante para seguir la ceremonia. Y millones de
españoles seguirán desde sus casas este evento histórico.
Pero con cifras de desempleo en torno al 25%, familias atrapadas en el pago de sus
hipotecas y escándalos de corrupción salpicando todas las esferas del poder, muchos
españoles esperarán de Felipe VI menos cuentos de príncipes y más soluciones reales.
Curiosidades de la proclamación
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El rey Juan Carlos no asistirá a la proclamación de su hijo, con el fin de dejar todo el protagonismo al nuevo
monarca. Sí asistirá a la recepción posterior en el Palacio.
Tampoco estará su hermana Cristina, involucrada en un escándalo de corrupción.
No habrá crucifijo en la proclamación de Felipe, a diferencia de la de su padre, ni tampoco misa posterior.
Será la primera vez que una divorciada se convierta en Reina de España.
Leonor será además la heredera real más joven de Europa, con ocho años.
Se espera que después del recorrido en automóvil por las calles de Madrid, el rey Felipe VI se dirija desde el
balcón del Palacio Real a los españoles. Su padre podría sumarse al saludo.
Más de 7.000 efectivos vigilarán que no haya incidentes.
Varios diputados de partidos políticos republicanos y de izquierda no asistirán a la ceremonia y reclaman un
referéndum para decidir sobre el futuro de la monarquía.
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