El espíritu liberal contemporáneo y el mensaje a la Convención

Anuncio
L ~SPIRITU L1Q~RALCONT~MPORAN~O '( ~L
::= M~NSA~~ A LA CONV~NCION NACIONAL I I
1929
~DITORIAL MIN[;RVA - BOGOTA
8/\/\CO 0-: I
S¡¡lLIOT"'">
,_
lUIS
- A.
r¡:~)[j'(IICA
- ANGEL
'--.
ARANGO
~
.
¡
Dodop Al'
ntonio
<!José
Ipegui
eANCO oE. LA REP\J\3UCP,
BI&UO,lp
LUIS·ANGE\. ~(i,O
L ~SPIRITUL1Q~RAL
CONT~MPORAN~O
'( ~L
M~NSA~~ A LA CONV~NCION NACIONAL I I
:==
19.2.9
tDITORIAL MIN~RVA - BOCOTA
PRr;UMINAR '( OBJr;TO Dr; r;STr; LIBRO
L
AS ideas liberales sufren hoy en el mundo un eclipse, determinado por la reacción que viene obrando
desde fines del siglo XIX, contra los principios de la
gran revolución del siglo XVIII. Es el ritmo pendular
de la marcha humana y de su historia. Un paso atrás y
dos adelante, lema de las cruzadas, parece ser la ley
del progreso también. La reacción autoritaria que ha
seguido a la catástrofe mundial, ha agudizado el mal.
Los pueblos y los partidos desorientados por ella, no
saben bien a dónde encaminar sus pasos y polarizar
sus voluntades.
Pero la perturbación ecuatorial, que volcó todos los
valores humanos, confiados a la ola del tiempo, va
recobrando ya su equilibrio. Hora es de dar un golpe
de timón, y orientar el espfritu hacia el faro que la
libertad ha levantado, para conjurar los escollos de
la travesía, en el promontorio de los siglos. El pensamiento liberal siempre es actual, porque es la columna de ideas que gula a la humanidad.
Es un hecho ya reconocido que la humanidad avanza con su dolor a cuestas. En todo hecho, por brutal
que sea, hay siempre una idea en potencia. y si los
heChos son los puntos de apoyo de la verdad, la idea
6
EL
ESPIRITU
LIBERAL
es la que los enlaza en leyes. La palabra, que pregona las ideas, es el más trascendental de los hechos
simbólicos de la vida. Las concreciones que la potencia del tiempo va cristalizando, no siempre son la
envoltura inmediata de la verdad, como se ve en los
prejuicios y trurismos. Es necesario, entonces, disociar el conglomerado berroquefto, para extraer de su
ganga el oro que puede ocultar. Asociar los elementos disociados por el análisis, para reconstruirlos de
nuevo según su, afinidad eterna, es la labor del pensador y del patriota, que aspiran a reconstruir el progreso patrio sobre los estratos más hondos y perdurables de la humanidad.
Este libro trae una reconstrucción de los ideales
de la libertad y del orden, concertados por la justIcia y la verdad palpitantes. Los partidos se disgregan
por los intereses materiales; pero se compactan por
los ideales. Sobre todo, el liberalismo colombiano,
que es por excelencia un partido de ideas, aspira a
ser el exponente más alto de la civilización humana.
VOC~S D~ LA OPINION NACIONAL
Mooiquirá, mayo
Doctor Aotooio Jasé Iregui.-Bogotá.
Incontaminado desastre. Ideales identificados con usted en su magistral exposición doctrina liberal.
Domingo Samper
Cartagena.
mayo
Gracias a Dios 1 Iregui es una esperanza de redención.
G6mez Fernández
Maoagua,
abril
Desde estas apartadas playas del mar Pacifico, donde trabajo por corresponder, del mejor modo posible,
a la honrosa labor que se me ha confiado de defender
los territorios insulares de la patria, envío mi afectuoso saludo y mi entusiasta felicitación al antiguo
condiscipulo y amigo, doctor Antonio José Iregui,
enhiesta cumbre del saber, inteligencia y verdadero
patriotismo, por el admirable discurso que pronunció
al inaugurarse
la feria de Mosquera, que he leido
con deleite.
Manuel EsguerrQ
8
EL
ESPIRITU
LIBERAL
Cali. ahri1
En medio de tánta deficiencia científica y literaria,
he leido con singular satisfacción su bello y profundo
discurso sobre cultivo tierra. Hame dejado la impresión de que es usted uno de los más altos pensadores de mi patria. Salúdolo. Amigo,
Saavedra Oalindo
8oao", mayo
Su discurso sobre el regreso a la tierra como manantial de bienestar social, es la más bello y profundo que he leido.
F. Laserna
Boto ••
Satisface mi patriotismo en el más alto grado, la
noble Jabor doctrinal que usted ha emprendido.
TaUo A. Forero
Carmen. Tolima, mayo 22
Felicitámoslo efusivamente por sesudos y admira·
bles articulas demostrativos de la excelencia y verdad de los principios liberales. Permitimonos excitarla continúe impertubable en esa labor incontrarrestable y meritoria.
Pabón Parga, Carlos Pabón, Roque Lozano, Marco TuUo Lozano, Rafael Cruz, Rufino Rodriguez, M.
Oalindo, Atanael Oalindo, Pedro Castro, Evangelista
Sánchez.
e o
N T E M POR
A N E
o
9
La Convención Nacional del partido liberal lleva
ya en SU'i entraftas, como lábaro de sus actuaciones,
programa del más sabio y santo idealismo, los incomparables articulos del maestro doctor Iregui. ¿ Qué
má;¡ podria desear un partido que encarnar aquel
eV'ln~elio; aquella voz de amor y de piedad, que a
sem<-:janza de la de Tiberiades, convence y consuela?
Marcos S. Cadena
Ideas y Doc~~inas
NJS han llamado vivamente la atención los articulos que viene publicando en El Tiempo el doctor
Antonio José Iregui, uno de los más autorizados maestros de las últimas generaciones liberales, acerca de
los principios y los postulados esenciales del partido
liberal colombiano y del liberalismo universal. No
compartimos, como es natural, varios conceptos del
ilustre profesor liberal, de la escuela clásica, cuyas
ideas han permanecido firmes en medio del cataclismo que ha traido la ruina de aquella escuela y ha
marcado para el partido liberal en el mundo un rumbo cada día más acusado hacia el intervencionismo
del Estado y hacia otras fórmulas que tienden a aproxlmarlo a las teorías socialistas. Pero esta nota no la
escribimos en son de polémica, sino con espíritu laudatorio para la intención y para la actitud que los
artículos del doctor Iregui envuelven, precisamente
ahora cuando nadie sabe por qué se halla inscrito
en un partido y no en el opuesto. Seguros estamos
10
EL
ESPIRITU
LIBERAL
de que la tarea del doctor Iregui no tendrá toda la
resonancia que merece, ni será agradecida por aquellos a quienes se dirige. Por el momento, çorre peligro, inclusive de ser una tarea estéril. No importa.
Nuestro ambiente se ha maleado, se ha corrompido
por la ávida avalancha de los hombres prácticos, de
los hombres sin moral, sin ley, sin letras, que todo
lo pueden o todo lo quieren a base de analfabetismo y de audacia. No seria prudente aguardar que
la obra del materialismo sea destruida por el primer
intento. Pero seria imperdonable que los viejos apóstoles fueran cómplices con su silencio y con su indiferencia, de un mal que está minando los fundamentos de la república. A la predicación de la fuerza,
del hecho, hay que oponer la de las normas ideales
de todo acto. Es preciso recordar en todo momento
que sólo son decisivas en la vida de las naciones las
fuerzas inmateriales y las palabras que carecen de utilidad inmediata. El pars ha ido demasiado lejos en
el camino de condenar todo brote romántico, toda
aspiración que no encarne inmediatamente en cosas
de comer. Periódicos que llevan la voz de entidades
excesivamente espirituales, difunden el evangelio del
cemento y del ladrillo, fingiendo encontrar una radical incompatibilidad
entre los anhelos progresistas
que los pueblos sienten y el culto del pensamiento
en sus diversas manifestaciones. Por eso vemos con
admiración respetuosa el noble gesto del doctor Iregui,
quien guiado por el más puro desinterés, abre de nuevo esta vez en la prensa la cátedra del idealismo que
muchos afios levantó en la Universidad Republicana
CONTEMPORANEO
11
y a la cual asistió, primero, la generación liberal que
fue a inmolarse en el campo de Palone~ro, por conquistar el derecho a vivir en la patria, y después de
la guerra, la juventud que se había salvado de la hecatombe y el grupo nuevo que sentia la natural repugnancia por la cátedra oficial, monopolizada por los
vencedores. Sea cual fuete el grado que alcance en
el país la inversión de los valores morales y de los
intelectuales, no vemos, no comprendemos cómo puedan alzarse desde la charca del anonimato gritos que
Increpen a un escritor como Iregui, cual si se tratara
de un desconocido también. Como si careciera de títulos para el respeto de sus compatriotas, no de sus
ea partidarios solamente, un maestro solitario y austero que nada le pide a la politica, que no ambiciona honores ni distinciones y que en las pugnas ideológicas, únicas que conoce, jamás descendió al terreno,
siempre odioso, de los nombres propios, terreno que
revela por sobre todo una educación incompleta. Desde
luego, no hay motivo para alarmarse. La injuria soez
no es lo peor, partida del natural adversario, que puede hallar en su camino un propagandista de ideas
que no sazona su empefio con especies de cocina.
Es ya mucha fortuna para el publicista que no haya
sido todavía la misma incomprensión liberal, como
ha sucedido con Sanín Cano y quizá con algunos
otros, la que a estacazo limpio le salga al encuentro.
Porque se necesita tener un alma de toreador, candor
monjil o conciencia demasiado nitida de las necesidades de la hora, para venirles con todas esas apolilIadas cuestiones de principios y doctrinas a los co-
12
E L E SPI
RIT
U L 1 BER
A L
lombianos de hoy, tocados por el frío del oro, incapaces de toda actitud generosa y que mira con el odio
homicida a quien les diga, aunque sea en broma, que
hay algo más allá del tanto por ciento.
ARMANDO SOLANO
(De El Diario Nacional)..
Le
~es~au~aci6n Jet Lbe~alismo
El manifiesto que en hora oportuna ha dirigido al liberalismo de Colombia un grupo de sus unidades prestantes, merece la más amplia acogida, ya que éste
constituye un llamamiento, hace mucho tiempo esperado por la masa que enantes rodeara férvida y compacta al «último jefe reconocido·.
y es que la atonia que sufre el partido liberal obedece entre las muchas razones que la justifican-si
es
que la desbandada tiene justificación-a
la falta de
directores; a la falta de contacto; a la ausencia de
prácticas que vivifiquen a diario el espíritu de unión
entre sI.
Los nexos en un credo, cualquiera que éste sea,
necesitan de asiduo cultivo para que no desaparezcan víctimas de la consunción, de la inercia, lanzando
hasta el abismo de la indolencia indígena sus normas, su programa y sus problemas.
Las fuerzas del liberalismo han vivido en continua
espera de la orden superior para obrar: pero en defecto de órdenes qué cumplir, ha resuelto entregarse
asiátieamente al opio del olvido en sus labores doc-
e o
N
T
E M
POR
A N E
o
13
trinarias, abdicando de derechos adquiridos y hasta
consintiendo, parapetados en ropajes de civismo, de un
vivismo usurario, en la feria leonina de su nombre
para que se acomoden los partiquinos de la grotesca
farándula de las urnas
dando como fruto, como
digno fruto, una tribu de genuflexos que se prestan a
compartir responsabilidades
en el caos administrativo, ejecutivo y judicial, por una misérrima dieta, algunas veces cobrada sin mediar siquiera EL ACTO
DE PRESENCIA, como aconteció en el capitolio nacional en el año de 1926.
El momento de expectativa y de peligro que soportan hoy las libertades públicas en Colombia, las amenazas de una bancarrota en el orden económico nacional; la agon[a de la industria agricola; la reforma
instruccionista, la reforma electoral, la conservación de
la riqueza petrolífera, son problemas nacionales que a
todos corresponde afrontar, pero de un modo especial
al liberalismo colombiano. El liberalismo como partido de oposición, necesita cumplir con el deber de
compa::tarse, restaurarse, para poder cumplir con el
deber de contribuír racional y conscientemente al estudio y solución de los problemas nacionales.
Este llamamiento tiene el valor de un ALERTAI que
nos ha de salvar de la hecatombe imperialista que
se barrunta a través de los consejos de guerra verbales en las bananeras y de los oleoductos prestamistas
.
PEDRO
P. BELTRÁN G.
(El Diario Nacional, del 12 de mayo de 1929).
14
E L
E SPI
RIT
U
L I BER
A L
Las páginas que en El Tiempo ha venido publicando sobre doctrina liberal el doctor Antonio José
Iregui, maestro altfsimo de la juventud democrática
de Colombia, constituyen un rico tesoro de ideas cuya
explotación debe lntentarse en estos .momentos en
que la organi7ación de un fuer te partido oposicionista constituye una necesidad apremiante. Esa organización no puede obtenerse por métodos mágicos,
ni mediante la adopción de fórmulas importadas de
paises disímil es al nuéstro, sino por la vivificación
doctrinaria, por el retorno a las ideas y a los métodos esenciales que le dieron al liberalismo dias de
esplendor y de pujanza. Ante la licuación alarmante del
partidario, del hombre de partido, ante la descomposición cadavérica de los antiguos núcleos oposicionistas
al régimen conservador, todo procedimiento meramente
estratégico para lograr la reconstrucción liberal está
condenado al fracaso. cEl pais necesita respirar ideas·,
dijo Núfiez en alguno de sus momentos más felices.
Esa necesidad es para el actual liberalismo de una
urgencia inmediata. Y dentro de esa gran campana
ideológica, hombres como el doctor Antonio josé Iregui, cuya vida pulcra y cuyo vasto equipo mental son
postulados nacionales, deben ocupar sitios de honor
y de vanguardia. El Tiempo se complace en dar albergue en sus columnas a los escritos fundamentales
de ese gran pensador y de ese gran patriota que es
el doctor Iregui y esptra en que la juventud que ahora
e o
N T
E M
POR
A
N E
o
15
se prepara para influir en la marcha y en la configuración de la república, recogerá con fértil avidez las
enseftanzas del maestro.
(El Tiempo, mayo 10, 1921)
Eran nuestros maestros Antonio José Iregui, el sabio y vigoroso educador de varias generaciones que
le han servido a la patria y al liberalismo con eficacia decisiva y que han llevado al foro, a la prensa
y a la tribuna parlamentaria
el contiillgente prestigioso de su inteligencia y de sus capacidades haciéndole honor en todas partes a la vieja Universidad
maternal Republicana.
(El Liberal, de Barranquilla)
Popayáo. 1918
Doctor ADtomo José Irelllli.
Por los discursos de usted en las Cámaras, he visto con placer que ha seguido imperturbable su noble
apostolado, y que lo mismo que hace veinte anos
enseñaba a sus discípulos desde la cátedra universitaria, ahora puede damarlo a la faz de nuestros conciudadanos todos desde la tribuna del parlamento.
E. Rodrizuez Triana
La reorganización intentada por hombres de la talla del doctor Antonio José Iregui vendrá a ser en la
hora presente la única fórmula salvadora de esta alar-
16
E L E SPI
RIT
U
L l BER
A L
mante situadón política. Iregui es el hombre autorizado para encabezar este movimiento, por ser de los
pocos hombres del liberalismo doctrinario que gOï:a
de gran prestigio en la Nación. Su claro talento, su
honradez inmaculada y su ferviente amor a la causa
de Santander, lo llaman a ser un verdadero dirigente. que sabrá devolverle al partido su faz democrática.
(El Diario Nacional, mayo 20, 1929)
CARTA~ D~L ~DITOR '( ~L AUTOR D~
LIBRO
~~n;
Bogotá, mayo 15 de 1929
Se1ior doclor Antonio
José Iregui.-Ciudad.
Mi noble maestro y distinguido amigo:
Tiene esta carta por único objeto, pedir a usted
permiso para editar y publicar en un folleto sus trascendentales artículos doctrinarios que ha venido publicando El Tiempo, los que he leído con emoción
patriótica v que cuidadosamente los he coleccionado'
Son mis más sinceros deseos que la edición de dicho folleto, circule profusamente entre la juventud liberal y los hombres estudiosos de Colombia, el día
en que se instale la futura Convencion Nacional del
partido.
Su discípulo, copartidario y amigo afectísimo,
JULIO SIERRA
R.
Bogotá, mayo 16 de 1929
S.llor don Julio Sierra R.-Ciudad.
Mi querido discípulo y amigo de mi mayor estimación:
He recibido su atenta carta de fecha 15, en la cual
18
E L
E SPI
RIT
U
L I BER
A L
me pide usted permiso para editar y publicar en un
folleto mis recientes artÍl:ulos de propaganda liberal;
tiene usted la más amplia autorización a ese respecto, y me siento orgulloso de que un partido como el
nuéstro, tenga en su seno a ciudadanos tan honorables
y filántropos como usted, que glorifican a las colectividades políticas y que no pierden la oportunidad
de propagar y defender la doctrina liberal.
Soy de usted su afectísímo amigo agradecido,
ANTONIO JOSÉ IREGUI
MANI~I~STO A LO~ L¡g~RAL~~
Una reunión numerosa y selecta ha autorizado a
los suscritos, como miembros de un comité provisional organi¿ador, para dirigirse a todos los liberales
y desarrollar
una orientación afin que devuelva al
liberalismo colombiano sus funciones civilizadoras,
como guardián de las libertades públicas.
No se trata de desconocer ninguna autoridad, que
desgraciadamente
no existe en el partido, por consunción, caducidad o auto-elección. Ante los hechos
y declaraciones conocidas, es llegado el deber de ejercer las funciones autonómicas que toda colectividad
politica tiene. Las actitudes negativas son disolventes. Demasiado notorio es su fracaso, para que sea
necesario mostrar la postración a que ha llegado el
partido que enfrenó el corcel victorioso del gran
Bolivar, emancipó los esclavos, libertó el trabajo,
derribó los monopolios, organizó la victoria procera
y fundó la república sobre h independencia
alcanzada.
Las libertades públicas, bajo la reacción de 1928,
sufren mortal colapso. Amedrentada la opinión por
la coerción sumaria, el eclipse de la libertad es pavoroso. El terror blanco es tan funesto como el de
20
EL
ESPIRITU
LIBERAL
la comuna y del Soviet. Ya la demagogia escruta las
urnas. Ya la incompetencia trepadora escala las cumbres. Ya el vado de la acción liberal está asfixiando
el pafs. La hegemonfa de una oligarquia no es la
unidad nacional. Y el regionalismo cunde, como llaga
que la ulcera, helsta mirar los más el bién de los
otros, como ofensa propia. La secesión que mutiló ya
el territorio colombiano, se cierne en los horizontes
tempestuosos. Bajo la ordalia de hierro; cada tratado de la diplomada registra una mutilación territorial, y el despojo amojona hoy impunemente la invasión.
El vacío de la acción liberal lo va ocupando el
arrivismo descalificado y las vegetaciones parasitarias, a la rusa, enzarzan los senderos de la libertad.
En las mentes entenebrecidas por el odio y la opresión prospera el crimen.
El derecho de unir las fuerzas para defenderse, es
imprescriptible. Y no sólo es un derecho como hombres, sino un deber como ciudadanos. Gastados los
encargados del servicio público por el crónico ejercicio del poder, sin el contrapeso liberal, han perdido la noción democrática, cuya esencia es la rotación de los partidos, a base de opinión. Las prácticas
impuras de la vieja iniquidad no sólo han falseado
el sufragio, sino constituido un monopolio perpetuo de
los conservadores, a modo de nuevo derecho divino
de la fuerza y del fraude, vestidos de hegemonía.
Los sepultureros de oficio se empeñan en enterrar
vivo al liberalismo, aqui y fuéra, como para ahogar
la obsesión que tortura a los Caines y Macbeth.
C
o
N T E M POR
A N E O
21
Pero el liberalismo vive, mientras haya opresores
en el mundo. Inspirador de la civilización moderna,
gula como columna de fuego, la alianza de los pueblos contra sus detentadores,
y llama al derecho y
al deber a todos los desheredados y oprimidos. Lejos de haber caducado su función libertadora, hoy
es más categórica que nunca, por la irrupción vandálica de la barbarie por el mundo, después de la
guerra mundial, y por la reacción que amenaza a las
libertades públicas.
Como labor depuradora, nos dirigimos a los liberales del pals, para poner coto a la corrupción electoral y al despilfarro de los fondos públicos. Como
función económica del liberalismo, requerimos una
política agraria, que acreciente las fuerzas productoras del pals y lleve a los mercados la riqueza de la
zona, en vez de ser tributarios de otros pueblos.
El liberalismo ve con amargura que las masas no
comprendan, en su desesperación,
que él es quien
las defiende sin cesar, nervio que es de su brazo y
sangre de su corazón. Y ve también con dolor que
esa fuerza moral, que es la religión, descienda de
su augusto ministerio, al insano pugilato político. La
verdad Intima es que, lejos de ser adversarios los
que amanzan pasiones y los que siembran consensos de ideas, son solidarios en una misma labor de
comunión espiritual.
Tampoco son inconectables las diferencias que matizan los partidos avanzados. Hay suficientes puntos
de contacto para vinculamos en una labor común de
engrandecimiento patrio. Queremos todos que el Es-
22
EL
ESPIRITU
LIBERAL
tado no sea amo, sino servidor del pueblo. Queremos todos que la nacionalidad crezca sobre las piedras angulares de la familia, la patria, la propiedad,
la libertad y la igualdad bajo la ley. Lo que importa no es destruír las riquezas, síno crear capital propio, y extender los bienes del ahorro y del trabajo
-la propiedad,-a
todos los asociados, mediante la
justicia. El progreso se compendia en ser cada cual
senor de s[ mismo y no siervo de nadie ni del Estado, en disminuIr el dominio del hombre sobre el
hombre y aumentarlo sobre la naturaleza.
Cerca de cincuenta afios de monopolio gubernativo, coronados con el más perentorio fracaso, demandan, ante el desastre consumado, que el liberalismo
se ponga en pie, que despierte a la acción cívica y
patriótica, que es su [ndole doctrinaria, para continuar la obra emancipadora de Santander y de Murillo, de Parra y de Esguerra, de Uribe Uribe y de
Herrera.
En el ejercicio del derecho y del deber de los
hombres libres, reivindicamos, en la hora aciaga que
vivimos, los mismos derechos que movieron a la acción
Iibertadora a nuestros padres en 1810. En nombre
de estos supremos deberes, invocamos la acción unánime y solidaria de los liberales del departamento y
del país, para recoger la bandera arriada por el des·
aliento, y rogamos que en cada Municipio se formen
sendos comités que elijan los delegados provinciales y departamentales
para constituir la Asamblea
departamental y la Convención nacional, que avoquen
e o
N T E M POR
A N E
o ~
el conocimiento de las necesidades de la colectividad y elijan las entidades directivas del partido.
De ustedes adictos compatriotas,
ANTONIOJOSÉ IRECUI,Presidente.- ANTONIOSAMPER URIBE, Primer vicepresidente.-ULDARICO Rozo,
Segundo Vicepresidente; Vocales, CESÁREO A. PARDO, SAMUEL MONTA~A.
Los Secretarios, Manuel Pinzón Uscátegui.- Tuüo
A. Forero.
~L P~N~AMI~NTOL1Q~RAL
CONT~MPORAN~O
ARTICULO$ DU DOCTOR
ANTONIO JOS~ IR~GUI
\;L ~~PIRITUL1B~RAL'( ~L CONS~RV ADOR
Nuestro siglo escéptico, roído por el buitre de cien
picos que torturó a Schopenhauer y a Leopardi, está
demasiado cargado de sangre y de ceniza, demasiado lacerado por interrogaciones torturantes, dudas sin
salida y. agresiva inquietud, para que comprenda el
ideal que afirma la vida intelectual, como una superación del sér, que exalta la primacia del espíritu sobre la material, por práctico a pragmático que sea.
Toda incomprensión es unilateral, porque no puede
comparar ni unir los contrarios que forman la vida.
La misma difusión de percepción la hace incapaz de
percibir Ifmifes y matices, que son precisamente la
que define las cosas. De ahi la tendencia absolutista
del espíritu conservador y la tendencia relativista del
espíritu liberal.
Bien consideradas las oposiciones y difluencias, la
que se opone sirve de punto de apoyo, como en la
palanca, que desarrolla inconmensurable
dinamismo
a energia viva y útil. Así es como la contrario complementa el concepto, lejos de infirmarlo. La misma
variedad que todo la cambia, la misma oscuridad
que todo la esfuma, anuncia vagamente la liberal. El
sentido de la correlativo y consensual se escapa al
28
EL
ESPIRITU
LIBERAL
simplismo unilateral del conservador. O se está en la
verdad o en el error. El grado, el matiz, el color se
le escapa a sus sentidos, demasiado preocupado con
lo corporal, para comprender que, además de ventajas económicas de producción y circulación de productos por medios rápidos, rieles, ruedas, turbinas,
también hay ideas, que no envejecen, por ejemplo,
Ja idea de libertad, como polar en la historia. Esto explica por qué los conservadores
colombianos,
tardigrados de suyo, no pueden comprender que el
liberalismo tenga razón de ser, ni siquiera que pueda resurgir como fueza sociat de primer orden.
Para el espiritu liberal, la vida lo contiene todo,
Jo bueno y la malo, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, lo triste y lo aJegre. Para él, el dolor
mismo valora el goce, y aun la virtud se destaca con
el vicio que la niega, y la verdad se exalta de superior con la mentira y el error, que le dan la perspectiva. Por esto, el envidioso se reconoce, sin saberlo,
como inferior al envidiado.
El conservador es, por idiosincrasia mental, hermético, dogmático y regresivo. jovellanos, tan espafiol
como el que má.;, tenia al antepasado visigodo por
tan sanguinario, como perezoso y holgazán, tan imperioso como cerrado a los contrarios. ¿ No es un
atavismo?
Por contradictoria que aparezca la vida, hay en el
fondo de las cosas una armonia entre el ideal y la
vida. Este es el bello ensuefio del espiritu liberal, que
si no fuera verdadero, sería necesario postularJo para justificarJa. El espíritu conservador es dominador e
C
o
N T E M POR
A N E O
~
imperialista;
el liberal no aspira a imperialismo al~
guno, ni de almas ni de cosas.
El conservador tiende a unificar, el liberal a concertar; el primero aspira a homogeneizarlo todo, y
por ello, sus concepciones paternales y domésticas en
su fe, en su familia y en su estado, su universo estático, su renuencia a la idea de evolución y cambio;
el otro es dinámico, progresivo, busca la armonfa en
la variedad, es fáustico. Como en música el contrapunto concierta la nota elevada con la baja, el dó de
pecho con la octava. de las notas del pentagrama vital el espíritu liberal hace conciertos, y de los múltiples matices y cromías del espectro, hace colores
y luz blanca; no aspira a enmendar la obra divina,
sino a conocerla por la inteligencia ilustrada; a interpretarla e incorporar la ley natural como ley del
espíritu, sin materializarlo por la idea ni por el misticismo antropomórfico. El conservador, tiende a materializarlo todo, el ideal. la fe, su Dios; aspira a
legitimar la usurpación con apócrifos titulas; el privilegio, el monopolio y la hegemonfa, que son las
cosas que más ama, con el deslumbramiento
de la
promesa irrealizable en este y en el otro mundo, en
lo religioso, y con las obras públicas, en lo político.
Siempre tiene su espíritu israelita, alguna tierra de
leche y miel en el morral de su peregrinación terrestre; materializa el espíritu con su practicismo utilitario, a la Bonaparte, a la Augusto y a la Stuardo.
Las guerras traen siempre depresio1!es del espíritu liberal. paf las coerciones y disciplinas militares
que necesita para triunfar. Después de las guerras sam-
30
EL
ESPIRITU
LIBERAL
nitas, púnicas y asiáticas, vino el despotismo imperial. Después de las guerras de los bárbaros, vino la
regresión sombría de la Edad Media, el claustro, el
feudo, el vasallo, el amo. Después de las guerras
napoleónicas, la regresión imperialista, la alianza de
los reyes contra los pueblos. Las guerras medioevales también trajeron la supremacia pontificia. Después de la guerra mundial ha venido el eclipse de
la libertad, el prestigio del mussolinismo dictatorial,
la minoridad parlamentaria de la libertad, el desprestigio de los parlamentos, el éxito del pulíO fuerte y
de la política del fraude, que falsea la democracia y
monarquiza la república. Esto explica el desequilibrio que subvierte actualmente al mundo, como la
trepidación que sigue a toda convulsión sísmica, hasta
apagar la crepitación de odios, hasta hallar la estabilidad que busca el péndulo, por ley de gravitación
y polaridad.
Lo que está perturbando
el mundo, su desequilibrio económico, la hipertrofia del estado, el culto de
los salvadores de horca y cuchillo. la arritmia del
jazbandismo, del cubismo y del estridentismo; la homosexualidad de moda hasta el desnudo, todo esto
son las consecuencias 'fatales de esa conmoción apocalíptica, que arrojó el diluvio de las iras sobre los
pueblos, y el océano de animalidad cruel y salvaje
sobre la civilización. Esto explica también la hegemonía del espíritu reaccionario, que recorre el planeta, aplastando aqu(, amordazando allá, montado y
armado, como los cuatro jinetes del Apocalipsis: la
peste, el hambre, la guerra y la muerte.
e o
N T
E M
POR
A N E
o
31
Pero todo este caos de regresiones no es la ley
del progreso humano. No hay noches eternas, y todo
amanecer condensa las sombras, antes de soltar el
fulgor del día. A veces tiene resplandores de incendio-la
agitación de los despojados-,
que reclaman su derecho a la vida. Es la imagen de la hora.
Para los pobres de espíritu, la miopía congenial
o interesada les impide ver la resurrección de la
verdad liberal, en esta inquietud doliente que tortura los ánimos, en esta sed de bienestar que caldea
jas masas proletarias,
mustias de miseria ffsica y
moral. Tal fue la opaca visión del paganismo, que
precedió la aparición del cristianismo, ahora dos mil
anos, transformador
del espíritu délfico, sátrapa y
pagano, en el abnegado, solidario y fraternal, que
cristianizó el mundo gentilico.
El inmenso significado de esta sin par transformación liberal, que es el cristianismo, es que vino a
traer la paz y no la espad~, la fraternidad y no la
guerra, la solidaridad humana, no el vasallaje del sefiar sobre el siervo. Vino a libertarIo todo; es el más
bello resurgimiento liberal que registran los siglos, a
pesar de haber caído en las celadas que le ha tendido el absolutismo farisaico, filisteo e imperialista.
LA L1B~RT
AD L1BI;RAl )' LA CONS~RV ADORA
Todo credo, así religioso como político, tiene sus
basamentos de principios cientrficos y filosóficos.
El escollo donde se estrellan las mejores intenciones e ideas es la incomprensión.
Sin embargo, el
único deber del intelectual y del cazurro es comprender. Demás, que es el más puro de los goces, y quizá la única función primordial del hombre en este
mundo, para ser bueno y obrar bien: comprender.
Los debates, así filosóficos como políticos y religiosos, se prolongan indefinidamente por esta morbosidad, deficiencia o insinc~ridad profesional.
El fenómeno más universal es que las cosas y las
ideas vienen unas de otras; jamás aisladas, sino determinadas y condicionadas unas por las otras. Comte negó la noción de Causa, para herir de muerte la
causalidad metafísica, venero de prejuicios. Pero es
imposible desconocer que las cosas y los fenómenos
se suceden en el espacio y en el tiempo, ya enlazados por coexistencias, ya determinados por sucesión.
Esto es lo que llamamos ley de causalidad, sin la
cual serían vanos todos nuestros esfuerzos para conocer el universo y acercamos a sus más hondos
misterios.
e o
N T E M POR
A N E
o n
Por esta ley de causación y correlación, que preside el dinamismo universal y el intelectual, las ideas
y las palabras que las expresan y objetivan, digámoslo así, son gérmenes, que se desarrollan,
focos
dehiscentes que proyectan sus rayos en todas direcciones. En ello está la fecundidad del rayo de luz y
del pensamiento. Pero en este fenómeno de iluminación mental y cósmica, reside también lo que aparta los seres, sus posiciones y metas. Arrojamos al
surco una Idea. La evolución temporal y la espacial
la sacan de los estratos que la soterran, la elevan al
sol, la atmósfera la acoge y la lleva por el mundo,
para que sea, hálito de la vida en todas las zonas.
Es el poder de expansión vital, sin el cual no hay
progreso. El poder de correlación y reciprocidad, sin
el cual no hay sociedad ni humanidad.
Pero por apartadas que sean las distancias y contenidos que diferencian los credos y las doctrinas,
hay siempre puntos de partida que son comunes, y
las mismas diferencias, en el fondo, constituyen modalidades de los todos.
¿Quién negaría que las funciones de un organismo,
tan diferentes y especializadas, concurren a una misma unidad y finalidad, la vida? Nadie podría confundir las funciones regulador as del corazón, por
ejemplo, con las directoras del cerebro. Pero entre
las dos esenciales funciones de la vida existe un nexo,
que las hace interdependientes
y solidarias. Tal, por
analogía, las funciones de las colectividades politicas.
No se puede avanzar sin puntos de apoyo y contactos con el suelo. He ahí la doble labor liberal, que
34
EL
ESPIRITU
LIBERAL
avanza; y la conservadora, que fija. Así marchan el
ala, la rueda, el remo y la idea.
Las palabras no son nombres vanos. No hay otro
instrumento de comprensión humana que la palabra.
y en realidad, todo nuestro saber se reduce a rotular con palabras los hechos y los fenómenos. Es, pues
pueril, pretender desdenes ineptos por las grandes
palabras, que son símbolos de la civilización, jalones
de la historia humana, libertad, igualdad, justicia, todo el léxico civilizador.
Tampoco tienen las palabras unos mismos significados para los partidos y credos, y este contenido
sustancial es lo que los separa y aún contrapone a
veces. La palabra libertad tiene sentido muy diverso para unos y otros. El liberal toma, como base de
libertad la causación y correlación de las cosas, y
cuando parece que los fenómenos se suceden violando las causas naturales, sólo ve una ignorancia de
algunos de los nexos que los ligan. La utopia de
ho>, viene a ser por evolución, la verdad de mañana.
La libertad para un autoritario de orden y férula,
es el libre arbitrio, sin ley que la condicione. Condicionarlo sería negarlo. Los conservadores y los liberales estamos, pues, en este principio de la libertad,
separados por un abismo.
De este punto cardinal se derivan concepciones del
hombre, de las sociedades y del mundo, completamente diferentes y aún opuestas. Nunca podrá ser
un conservador, liberal, si es consecuente y sincero
con su ideal de autoridad, tradición y subordinación
e o
N T E M POR
A N E
o ~
dogmática a jerarqulas oligárquicas o hegemónicas e
infalibles.
En cambio, jamás podr~ ser conservador, un liberal genuino, si quiere ser un hombre libre, de pensamiento causal e interdependiente en el universo. Lo supernatural, que sale de la naturaleza, le parece ilógico
e irreal. La trasgresión de la naturaleza, por milagrosa que sea, le parece imposible. Dios mismo se muestra al corazón y a la razón por medio del universo,
sensible al sentido e inteligible al sentimiento y al
intelecto. La sujeción de la voluntad a la presión
irracional e injusta de la fuerza y la ignorancia, es
una abdicación de la dignidad de hombres, y una
incapacidad propia, para realizar la vida plena e intensa, como la manda Dios, al darla a cada sér.
Esta noción liberal de la libertad, que hace posible la responsabilidad y la verdad cientffica, cimienta la justicia de la sanción y rehabilitación, como motivo moralizador y defensa social. Permite fundar las
ciencias, que serían vanos espejismos mentales, si las
cosas y los fenómenos no estuviesen enlazados indestructiblemente
con el vínculo natural de las coexistencias y secuencias universales y constantes.
De esta noción liberal de la libertad emana toda
la justicia de la penalog(a cientffica, a base de respeto de la vida, de la conciencia y la palabra, heraldo del pensamiento, la más bella y perfecta de las
manifestaciones
divinas. De esta noción liberal de
la libertad cientffica nace el libre examen y la libertad de conciencia cultual, su corolario religioso.
Nace el derecho individual y el deber de solidaridad ,
36
EL
ESPIRITU
LIBERAL
subjetiva y objetivamente a la vez. Este es el hombre de derechos y deberes que, la gran revolución
creó, como elemento básico de la civilización, verdadero y justo, tolerante y respetuoso, progresivo y dinámico, que quiere la vida en sus Ires dimensiones
óptimas, verdad, bondad y belleza.
Ya veis, autoritarios relapsos, que nuestra libertad
de hombres libres, es fundamentalmente
distinta de
la libertad conservadora, de suyo arbitraria, por albedrío congénito; autoritaria por tradición; tardígrada por hermética; mútila por unilateral, y despótica
por necesidad recurrente, en su lucha contra la razón libre y la soberanía inmanente de la inteligencia
y la justicia, sin privilegios ni monopolios. El caci
que, el reaccionario, el pastor y el dictador son creaciones suyas.
La libertad que los conservadores aman y profesan
es la libertad que Veuillof y Ortiz pedían fervorosamente: la libertad, toda la libertad omnímoda, para
degollar la libertad, con las mismas libertades o garantías individuales, que el liberalismo les ofrece para ser hombres libres, y amar la patria por sobre
todas las causas sectarias y banderizas. Esa libertad
de orden autócrata y dogmático no el la libertad liberal.
a ORD~N
UBI;RAL'( ~L CON~~RVADOR
La palabra más manoseada en Colombia, después
de la de autoridad, es el orden. Todo un almácigo
de respetables intereses se acoge a la sombra del
orden. En nombre del orden, elimina el dictador la
ley, y fusila, destierra, confisca. Los pueblos amenazados por anarkos tascan el dictador, como tasca la
bestia el freno. Los dictadores son una vegetación italiana, española, eslava, turca, polaca, checa, búlgara,
o mejor, balcánica, báltica, mediterránea y andina,
traída del Africa, aclimatada en Hispano-América. Del
dictador nace el gendarme-juez-verdugo,
y sobre ese
trípedo espectro, como desde el tronco el cárabo, profiere sus oráculos la arbitrariedad.
Este orden, empero, de superposición a martillo,
como el remache que hace el clavo en la silla de
montar, no es con toda su dorada indumentaria, el
verdadero orden social. En la estepa borrosa de las
dictaduras de hecho a de ley, sólo prosperan, como
entecos parásitos, razonamientos famélicos, del género
heroico de librea.
El orden de cementerio, evidentemente produce paz.
Una paz, como la sombra larga, larga, que proyectan las tumbas en el tiempo. Pero esta paz sepulcral,
a la Rusia redimida, paz proletaria de rifle como la
38
E L E SPI
RIT
U L 1 BER
A L
otra de látigo y gemon[a, no es la paz. La verdadera
paz, aun para los impermeables autoritarios, no es el
mayor de los bienes, si no está cimentada en la justicia, que es el deber de dar a cada cual su derecho.
La paz autoritaria aplasta, es verdad, al guerrillero,
pero deja suelto al bandido, por las calles y despoblados. Nuestros veinte y más años de paz acerada,
han sembrado la impunidad efectiva, hasta hacer cilvestre y endémico el crfmen. Los crimenes monstruosos espantan cada día la adormida conciencia pública,
por su horror. Ya (~s el parricidio horrendo, que inmola la madre y la hermcma, aun en frente de la silla eléctrica del orden más fuerte conocido. Ora es
el fratricidio usual ,Y corriente, que mata al hemano
por intereses miseros. O bien es el sobrino calabrés,
que ultima por deporte cinético a su tio. Es manjar
cotidiano el asesinato cobarde de la hampa contra la
criatura que arrastra el arroyo; el del esposo contra
la esposa, que estorba el concubinato i el del seductor contra la hermana política, que rechaza la infamia .... toda una legión de instintos y pasiones cavernarias y trogloditas que pululan en la paz cenagosa,
como el microbio y el gusano en el pantano. Hasta
el Suicidio, venciendo al más tutelar de los instintos
de conservación,
cunde por modo trágico. En paz
evangelista, sin evangelio de amor y de justicia para
el vencido, los apetitos zoológicos crecen cada dia.
Todo este caos de odios agazapados bajo la paz
de rifle y espuela, ¿puede llamarse orden social? No
contemos, por ser habitual,' el crónico fraude electoral, no 5610 impune, sino premiado, que da al fora-
e o
N T E M
POR
A N E
o ~
jido de papeletas puesto de honor en congresos y
magisterios. Los contrabandistas del voto por la olla,
empul'ían la batuta de la opinión y de la ley, a despecho del decoro y del mérito.
Es una derivada del deporte de puno y coz, que
supera a la mente y al corazón. Es un corolario del
prestigio gregario, que las multitudes otorgan, embrutecidas por el alcohol y la ignorancia, a los charlatanes de feria y los horteras de arrabal, timbrados
de directores de lo nuevo y de lo práctico, ebrios de
odios y hartos de apetitos. Hasta las fámulas, flores
campesinas antes, desertan de los hogares para vender
su carne. El holgorio burócrata llama al festín fiscal
a todos los despojos sociales, a los fracasados y
arribistas; los desarraiga del suelo nativo para tOlocarlos de puntales del carcomido régimen. El cupón
politico, que da el millón, es más accesible que el
trabajo, tardo en galardones, si seguro siempre. La
velocidad es la tónica de los tiempos, aunque aplasta
aquf y allá.
Esta comezón de medros baratos; esta retórica
drástrica, de fácil empleo; esta concusión laureada
por el espíritu de partido; este éxito, ganado a lomo y de rodillas, han subvertido el orden moral de
las jerarquías intelectuales y sociales, y graduado de
hábil el fraude y el delito.
Pero ¿esta subversión de los valores, que invierte
el orden social, que pone el culto del dinero sobre
los ideales y alza el légamo como peana, es el orden
moral? Un orden tal es factor principal dei crimen,
40
EL
ESPIRITU
LIBERAL
que deja crecer en la analfabetía y el hambre, estimuladas con piadosas ignorancias.
Como en el eriazo se yergue la zarza, en el seno
natural se nace el crimen. La fiera humana necesita
escuela de verdad y de virtud, para mellar la garra
con el trabajo eficaz. La degeneración aparece cuando
el músculo no labora. La depravación del sentido
moral se presenta cuando el espiritu de partido preside la escuela. El criminal nace de la animalidad
suelta. Convertir la fiera de presa en órgano social
es tarea que el maestro de almas puede realizar, como
primer guardián del orden y de la seguridad pública.
Para ello hay que formar hombres, no seides ni
aparceros necróforos. La tara psiquiátrica del espiritu conservador es que de ordinariQ no quiere ver
sino por lo que otro ve. De ahi su rebanesca disciplina, ir en pos de alguien, pastor, caudillo o estado.
El espiritu liberal, al contrario, ve las cosas por si
mismo, y por esto es independiente y diftuente. El
orden para el primero estriba en la sujeción; para
el segundo, en el consenso armónico, por la verdad,
que hace libres y justos. El primero tiende al grupo,
al regimiento, a la gavilla contra algo o contra alguien, para sujetarlo a su yugo. El segundo tiende
a individualizarse y bastarse a si propio. Señor de si
mismo, por los bienes que ha alcanzado con su trabajo, alejado del presupuesto,
desdefta el mando,
hasta preferir el silencio solitario y la abstención
atrófica y suicida en frente del mal.
Hé ahI las modalidades de uno y otro: el conservador ama un orden autoritario;
el liberal, un
e o N T E M POR
A N E o
41
orden libertador. El socialismo de estado, ya se construya con proletarios o con burgueses, es radicalmente conservador, porque sublima estados, esprimiendo
individuos. Esta absorción estatista, destilada en los
alambiques hegelianos y demestrínos, recoge el fósil
derecho divino, para cenir con él las sienes del Estado de orden.
El orden de armonioso consenso, que construye la
unidad nacional de verdad y concilia con él la libertad, no lo han podido establecer los privilegiados
hegemonistz.s en medio siglo de gobierno. No lo podrán fundar nunca, y menos hoy, en el ocaso e íncompetencia de su autoridad reaccionaria. Esta labor
social supera a los monopolios y dictaduras estatistas de arriba y de abajo. Sólo el espíritu liberal
puede realizarlo con un consenso nacional.
LA IGUALDAD lIBtRAL I LA CON$~RV ADORA
Demostramos ya que hay diferencias irreductibles entre la libertad conservadora y la libertad liberal, con
lo cual está probado que los conservadores no han
realizado en Colombia la libertad científica y moral,
que es la aspiración de los hombres libres. Ni la libertad de los amos y los esclavos, ni la libertad conservadora del orden hegemónico a privilegiado, son
la libertad humana, ni el ideario deseado por los colombianos.
Ahora vamos a ver que no son menos hondas las
distancias que nos separan en punto a igualdad civil, política y religiosa.
Ante todo, qué es la igualdad? Acaso no hay una
palabra que más torcidas apreciaciones haya tenido
en el curso de los siglos. Para despejar este preconcepto, tomemos algunos postulados cientfficos irrefragables.
En primer lugar, si no es verdad que los hombres
nazcan libres, tampoco lo es que nazcan iguales. Lo
que hace libres es la verdad y el conocimiento, y la
pobre y desvalida criatura !humana nace inválida para bastarse a sI misma, impotente e ignorante. Apenas trae potencialidades de instintos, ocultos en las
e o
N T E M POR
A N E
o ~
tinieblas con que viene a la vida. Es esclava por todos los cuatro costados, y sólo con el desarrollo de
su inteligencia y la verdad se hace libre. Esto es el
fundamento del principio liberal de la educación universal, obligatoria y gratuita, más imperativo aún que
todos, como base del sufragio, de la democracia y
de la sociedad. Hay que saber algo todos para poder vivir y laborar; obligatoriamente, para no ser zánganos ni parásitos.
No hay dos hojas iguales en un árbol, ni dos hombres iguales en la especie. Eso es la vida, diferenciar para integrar más perfectas individualidades
o
unidades. El individuo, hé ahi lo que hace cada instante la naturaleza. El mismo genio es radicalmente
individual, para crear la verdad, la virtud y la belleza. Los grandes avances de la humanidad tienen nombres propios. Se llaman Hornero, Sócrates, Platón, Jesús, Moisés, Dante, Shakespeare, Goethe, Descartes,
Kant, Colón, Pasteur, Edison. Los grandes inventos,
las magnas doctrinas, todos llevan nombres propios
y son creaciones de la energia e inteligencia individual.
Este es ei individualismo autonómico, creador y pandinámico, a la vez que interdependiente
y solidario,
que nosotros los liberales profesamos y amamos, como
sillar de la dignidad humana y del progreso. ¿ Es
igualitario y nivelador? De ningún modo. Es autónomo, decid soberano, pues que la soberania de los pueblos se hace con la soberania de las voluntades libres, para asociarse y defenderse mutuamente.
Entonces ¿cuál es la igualdad que la libertad Iibe-
44
EL
ESPIRITU
LIBERAL
rai tiene por natural, social y creadora de bienes, económica y moralmente?
La igualdad para ascender y perfeccionarse, bajo
una ley común, que empieza por ser las desigualdades naturales, con las cua les, la naturaleza hace armonias, desde el pentagrama de siete notas, hasta la
luz de siete colores, en la visión espectral. Diriase
que no hay dos células iguales ni en el semillero de
la génesis, ní en los hombres que forman una sociedad. Es verdad que el tejido vital difiere en el hueso y la viscera, pero ¡cuánta armonla entre el esqueleto, que da la estatura y el sustentáculo del cuerpo,
y la sustancia gris, en que se incuban las ideas y la
emoción del amor!
Nuestra noción de igualdad, no es que los hombres sean idénticos ni iguales ante la realidad vital.
Sino que son complementarios y solidarios necesariamente, por nacimiento, por limitada inteligencia y
energía, por relatividad para ver, oir, sentir y percibir. El hombre viene a la vida en un territorio, con
un lenguaje transmitido por la comunión familiar y
social, con una historia y tradición de herencias y
atavismos buenos y malos, con los cuales hay que
construir la propia y la ajena dícha. Porque el hombre más dichoso no es el que se encierra en un egoísmo unilateral y despótico, sino el que da a sus semejantes el efluvio de su cerebro y el calor de su
corazón, con lo cual recibe de todos más luz para
su mente, más calorla moral para su alma.
Esto agrada a Dios loh infalibles dogmáticos I Servir a Dios sobre todas las cosas, es investigar las
e o
N T E M POR
A N E
o ~
leyes que tiene escritas en los fenómenos y las cosas del universo. Para conseguirlo, que la educación
y la instrucción liberten de la ignorancia y del hambre a sus criaturas, y las eleven igualmente hasta comulgar todos, bajo el palio de la ley común y distributiv3 por la justicia. las verdades supremas, que
hacen de antagonismos, paralelas y alas, y de las
mismas contradicciones del sentir y del pensar, los
hilos que hacen los cables interoceánicos
que vencen abismos, los faros que, alzados sobre las rocas
del misterio, sobre el cual se nace la vida, iluminan
la procelosa travesía de la humanidad sobre el planeta.
Esta es nuestra igualdad civil, poHtica y religiosa.
La igualdad para unir nuestros brazos y cerebros,
se llama libertad de asociación. La igualdad de recibir la verdad, se llama la escuela libre, obligatoria y gratuita, sin dogmas hechizos, que establezcan hegemonías de sangre-aristocracias-ohegemonías de dogmas-castas-ni
hegemonfas de monopolio-derechos
divinos, dinásticos a pastoril es -La
igualdad para el voto, que el fraude no desfalque ni
el atropello camarillesco robe. La igualdad para el
servicio de la cosa pública. sin contubernios ni magoneos caciquiles. La igualdad sin otros fueros que
los civiles ante la ley, sin colores pollUeos ni escarapelas religiosas. La verdadera piedad empieza con
el respeto del prójimo. La buena caridad no excusa
con el mendrugo de pan la exacción de la voluntad,
que quiere y debe ser dueña de sí misma.
Nosotros queremos una sociedad de hombres, no
46
EL
ESPIRITU
LIBERAL
rebanos de carneros balado res. Aspiramos a unir
nuestras energías para hacer el bién procomunal, con
todos los que amen más al prójimo que a la oveja,
más al hombre que al metal o signo artificial, conque las conveniencias miden los valores humanos.
Los que aspiran a reivindicar su parte de sol, no son
nuestros adversarios, ni los cultivadores de la esperanza durante la existencia. Más bien son nuestros hermanos en libertad, y nuestros correligionarios en el
derecho. Ello no quiere decir que en los demás caracteres que los individúen para la lucha por la vida y por la verdad, seamos idénticos, ni siquiera
que apoyemos lo injusto de sus esperanzas, en todo
lo que pugne con nuestra doctrina de libertad política y de igualdad civil, a base cientifica y humana.
LA PROPI~DAD L1Q~RALy LA CON~~RVADORA
Los conservadores
y los socialistas colombianos
se dicen defensores de la propiedad, en sus programas. Deducen de ahi que el liberalismo ha caducado como partido guardián de ella. Nada más simplista que esta afirmación, ni más contraria a los
hechos.
No basta consignar en credos que se consagra un
derecho. Es necesario que en las leyes y prácticas
no se conculque. Y los que acaparan la propiedad
con el latifundio, las manos muertas y el estado colectivista o comunitario no son en verdad guardianes de la propiedad, sino violadores de ella. No
basta derivarla del trabajo, si el impuesto progresivo la confista. No basta postularla, si el estado
se la apropia, a la muerte del que la creó con su
trabajo, para que fuese amparo del hijo y de la
esposa. No basta bendecirla, si la capellanía y el censo la amortizan, y la sacan de la circulación, esta ncándola y burlando las leyes de la distribución económica.
Donde el latifundio y el trust la acaparan, el monopolio la saca de la concurrencia, la sisa patronal
48
EL
ESPIRITU
LIBERAL
la usurpa, el publicano la sustrae del fisco y la devoción la retira de la circulación económica, no existe de verdad la propiedad, cuya esencia es nacer
del trabajo, crecer con la previsión y ser libre de
extenderse sin cesar por el cambio. Si a ello se agrega que el estado se apropie de ella, por el impuesto vampiro y el pulpo burocrático, tal consagración
de la propiodad viene a ser una ilusión y un sarcasmo.
No se puede en justicia imputar al liberalismo que
el abuso que hacen los delincuentes de su libertad,
los lleve hasta el crimen, que quita la vida, a al
despojo, que roba la propiedad. Esa responsabilidad
corresponde con el estado de ignorancia en que el
régimen coercitivo deja las masas, de un lado, y de
otro, el espíritu de odio y de persecución con que
la fingida piedad educa las generaciones para la secta y el redil.
Los que tal hacen padecen la obsesión del presupuesto, estado de alma muy difícil de curar, peor
que el delirio de mando, de grandezas a de persecución, exponentes de aberraciones mentales. Los que
sufren aquella obsesión presupuestiva, en poco o nada
se diferencian del que saltea al viandante para apoderarse de lo que lleva consigo, salvo la completa
impunidad con que prospera este género de adquirir la propiedad.
Los que viven del fruto de su mente y de sus
brazos laboriosos, tampoco padecen la obsesión de
«cabeceras-, porque no aspiran a ser comensales de
ninguna mesa privada o fiscal.
Pero la verdad es que en toda cuestión politica,
e o N T E M POR
A N E o
~
religiosa a social hay un problema de distribución de
la propiedad. Los mismos comunistas que la atacan y
los socialistas que la merman, giran todos, como la
colmena en torno del panal, alrededor de la propiedad. Sin la plusvalia que la población produce, fuera del radio del productor, Marx y Lenine no habrian tenido en qué alzar su reivindicación proletaria contra el capital.
Las condiciones y clases de la historia son hechos
anexos a la propiedad, desde los parias, ilotas y
plebeyos, hasta los comuneros, laboristas,
parcelarios y socialistas coetáneos, en su milenaria querella contra los bramanes, eupátridas,
patricios, señores del feudo a del capital. Todo abuso de la propiedad subleva a los desposeídos. Lo que perdió a
Italia fue el latifundio;
a la Europa medioeval, el
feudo; al régimen antiguo, el monopolio de la tierra;
y al capitalismo la está destruyendo la plétora que
la congestiona, el trust, el monopolio, la hipertrofia
bancaria, el dinero estancado. Porque el verdadero
creador de riqueza reside en el suelo cultivado, que
da el sustento y provee de materiales las industrias,
de frutos el comercio y de impuestos al estado. No
fue el soldado ni el pastor de almas los que fundaron la familia, plasma de la patria y del estado. Fue
el cultivador que extrajo de la tierra el jugo nutricio, cambió al nómada y al gaucho en granjero, llamó el riel, suscitó la graminea, amansó la revuelta
civil y pobló de rebafios y de espigas las pampas
desiertas. Hé ahi la fuente de riqueza y prosperidad
en la Argentina. Las dictaduras nacen del landlor-
50
EL
ESPIRITU
LIBERAL
dlsmo, como las de Rosas, Francia y DIaz. México
se desangra hace veinte af'los por hallar una mejor
distribución del suelo. El mundo entero busca en la
propiedad del petróleo el senorio de la tierra, del
mar y del aire.
Roma distribuía a los soldados los tesoros de los
vencidos, y el agro hacia florecer la conquista, convirtiendo la espada en reja. Las leyes agrarias acotaban la propiedad rural, limitada a la capacidad
de elevarla a su máximo de producción. El estado
vampiro, que la descontaba con el impuesto, la herencia y la confiscación, engendró el pretoriano, la
secesión y la molicie, que las leyes suntuarias y las
heroicas no pudieron curar. Esta resurrección socialista de la propiedad colectiva, retrotrae la ciudad
moderna a la antigua patriarcal y a la tribu depredadora. La civilización tiende a individualizar la propiedad, y a impedir que los unos vivan a expensas
de los otros. El trabajo es la ley divina, que trae,
como la virtud, su propia recompensa en la propiedad, que es su fruto.
Ni puede ser de otro modo. Antes que sociable,
el hombre es un sér propietario, para poder existir
como tál. La espórtula conventual o estatista es propia de mendigos. Convierte el estado en un monstruso hospital de inválidos. Por esto el liberalismo
finca en la propiedad individual, el más firme cimiento de la paz. Al lado del agricultor pone el
maestro de escuela, que prima sobre el soldado y el
burócrata.
El liberalismo sabe que el espíritu contemporáneo
e o
N T
E M POR
A N E
o
51
es plutócrata, y de ahí el valor hipertrófico que el
mundo asigna al dinero. Pero sabe también que el
culto del becerro de oro perdió a Israel, a Roma, al
feudalismo, a los tzares y reyes de derecho divino,
ungidos a sin ungir. El oro corruptor mata más que
el hierro. Debe ser el oro como la lluvia que riegue
los campos. El surco descongestiona las urbes, apaga la bomba, avigora al perezoso y convierte en colono al criminal. Hay una inmigración interior, más
adaptada al suelo que la forastera, la que transforma al vago y al penado en cultivador propietario, en el baldío y la llanura oriental. Así nació
Australia, surgió Roma, creció el Far West.
No fueron Marx ni Lenine los que dieron el mando a los proletarios en Rusia. Fue el espíritu propietario de los desheredados, quien puso las armas
dejadas en sus manos por la derrota en la guerra
mundial, al servicio de la distribución de las tierras
entre los que las cultivaban. La verdadera defensa
social reside en la justa distrihución de los bienes,
que el monopolio gubernativo acapara, con menoscabo de la producción nacional. La justicia distributiva de los bienes entre los hombres fue la que
melló el machete y apagó la bomba. Ella es la verdadera estrella polar que gura a la humanidad por
entre escolleras y desiertos.
u ¡;STADO 1I9n!AL u CON~¡;RVADOR y ¡;L
~OCIALlSTA
Son tres concepciones bien diferenciadas. El Estado
liberal viene del pueblo, llega a la nación y se extiende por el servicio público, sacando de la esfera
individual, no sólo lo que el individuo no puede rea~
Iizar sino la que tiene carácter de servicio público.
De ahí la municipalización
del camino, el agua, la
luz, la escuela, la seguridad, el orden. El Estado
liberal confia al hombre los servicios que el individuo solo a asociado no puede realizar. Todavía tiene
realidad aquello de que la casa del hombre es su fortaleza.
El individuo que el liberal respeta tiene intervinculaciones intimas con los demás asociados, que se
traducen por una solidaridad
económica, politica e
internacional. La querella de si el derecho es subjetivo u objetivo, le parece deficiente, porque no hay
hechos que puedan tenerse por exclusivamente subjetivos u objetivos, una vez que las cosas objetivas
carecen de realidad para el yo si no se representan
por la idea. Igualmente es incompleta la tesis de los
derechos sin deberes, o que no hay sino deberes, a
sólo derechos. La verdad es que el derecho no existe
e o
N T E M POR
A N E
o ~
sin el d~ber de respetarlo, y que él deber tampoco
es un iITlt;t:"ativo c::tegól ko 8:'1 el derec!1o que cada
indiv:duo tiene a sa re,¡peta.:lo en Ii:. integridad persona' de su vida y bienes.
DE: ëElos pos1ùlados s~ dë.;pr 'l:.d?ll Y"(11Y importantes conLÍtís:ones. El Estodo nD es t;·,· providencia,
ni agente Ge ninguna d!'.':;¡j,jad. Stl ~.igf.n radica en
la sociedad mismd, como el Ic,lgù:::je y ia ley. El llamado derecho divino es el ¡¡fulo de p;opLjad del
Estade, q'Je prekílden kne¡' los 1 ::res y lOS c~eros,
para mandar a lus demás homb es ca,ao sus va . ¡al)os
y fieies. El Estado liberal no ¡-retende ser puntal
~de ningún Dios, para refrcndar con ValjaS metafísicas
usurpaciones
de hecho. Su modesta función se reduce a ser servidor público, no amo de nadie, ni
agente divino, ni instrumento de dominación castocráHca, de arriba o de abajo. Porque hay castas altas
y castrs bajas, cuando se arrogan exclusivamente el
derecho de dominar y mandar a los demás, en nombre de la práctico, la nuevo, lo viejo a la divino.
El Estado liberal descansa sobre la capacidad y la
dignidad de cada cual, o sefíorío de sí mismo. De ahí
que la frase sufragio universal debe tomarse a beneficio
de inventario. Es análoga a aquello de que el sol nace
y de que el amor reside en el corazón. Este órgano no
tiene la capacidad de formar representaciones de ninguna especie, ya sean sentimientos a pensamientos,
función que coriesponde al cerebro. El voto requiere
capacidad para emitirlo, y de ahí el deber de no ignorar la que se va a hacer. El voto irrestricto es absurdo, porque confia al número, analfabeta en lo ge-
54
EL
ESPITITU
LIBERAL
neral, la dirección social. Esa demagogia no es la
democracia liberal. Tampoco pueden ejercer el sufragio los que carecen de voluntad para ejercerlo, por
idiotez, prisión, secta o cuartel. Estas condiciones
incapacitan al individuo para regirse por sí mismo,
porque carece de volunt;¡d propia. Por esto, el espfrito de partido, que es ciego, y el sectario, que es
carneril, no deben dirigir los comicios públicos. Quién
debe regirlos? El espíritu nacional que ¡nviste al ciudadano del deber de construír el Estado. El voto es
función cívica, como derecho y deber polltico. La propiedad, sillar del Estado, es una función individual
y social a la vez, porque naciendo del esfuerzo individual, la división del trabajo la particulariza, para
promover el bienestar general con el cambio recíproco de bienes y de s{~rvicios. Estas sencillas verdades
no envejecen ni caducan.
El Estado conservador presume de ori~en divino
y providencial,
porque postula que toda autoridad
viene de Dios. Fórmula gratuita de los De Maistre
y Bonald, a base de casta o secta. Quién les dio esa
ejecutoria de mando? Cuándo, dónde, cómo? La tradición no, porque falta el derecho de dominio original
que en ninguna dinastía se topa. El Estado del Rey
Sol, por ejemplo, deriva de la usurpación de Pepino
el Breve, consagrada por óleos pontificios, en cambio
de donaciones temporales. Lo mismo hoy que ayer
con los Mussolinis. La hegemonía conservadora en
Colombia es de pseudo-Iinaje dinástico, y su señorío
de la misma estirpe providencial que el ejercido por
el jinete sobre su caballo. Ante la llamada soberanía
e o
N T E M POR
A N E
o ~
popular, impuesta por la revolución, los conservadores transan su derecho divino con la soberanía de
la nación, subrayando-eso
sí-que
el Estado y la
nación son ellos. «La república somos nosotros,. dicen antes y después de Motta y de Restrepo el de
Manizales.
El Estado socialista crea una entidad, como el Leviatán famoso. Devora, con la voracidad de Hegel y
de Marx, el individuo y su propiedad. No concede
más libertad que la de trabajar para la colmena estatista. Finca su ideal colmenar en reproducir la especie,
estilo reina ápica, fecundada por afortunados zánganos
voladores y gástricos, ineptos para bastarse a si mismos. La unidad de cambio es el bono de trabajo, hermano de la espórtula. Los que no tienen se imaginan
adquirir lo que otros produzcan, por una especie de
ensalmo, que abre el egocentrismo humano, para ponerlo al servicio de todos sin diferencias de méritos
y aptitudes, que la naturaleza selecciona, torpemente,
según los niveladores que enmiendan su obra.
En esta confusión de apetitos gregarios o colectivos, y esa regresión al patriarca de tribu y al sátrapa hegemónico, qué diferencia hay? Lo uno vale tanto
como lo otro. Ambos abrogan el hombre, eliminan
el individuo y el ciudadano de derechos y deberes
solidarios, que es la unidad fundamental del Estado,
según la doctrina liberal.
LA ~N$~ÑANZA L1B~RALy LA CONS@VADORA
A primera vista parece que hasta el más cerrado
dogmatismo acepta la enseftanza obligatoria, universal y gratuita, derivada del id y enseñad del Cristo.
El canon conservador consagra el dogma como fundamento docente. El principio liberal funda la enseftanza sobre la verdad científica, que no hace parte
de ningún credo. La enseftanza conservadora postula de infalible el catecismo. La liberal, la inteligencia sin trabas, como Instrumento del conocimiento.
La primera llega al indice y al sUabo. La segunda
parte del pensamiento y la razón, unida al sentimiento de la libertad e independencia.
La enseftanza liberal no es ortodoja ni es heterodoja, sino impersonal y científica. Carece de dogmas
y de indices o listas de proscripción
para ninguna
verdad. No impone, demuestra. No excomulga, atrae.
No repele, tolera. No maldice, respeta. No postula
absolutos, investiga. Emplea la duda metódicamente,
como crisol depurador de la verdad. Acepta la hipótesis como andamio constructor del principio. Concilia los antagonismos humanos en sin tesis de vida.
La enseftan~a conservadora aspira a hacer de las
ciencias y las artes, escabeles del dogma. Pone las
e o
N T E M
POR
A N E O
~
iglesias sobre la patr!a, y el clero católico como rector del esta)\) porque p;e~umf. oepositario de la revelacién d:vine. y enc;¡r~_ d:- del gobie'no del plane':a p'Jr dekg't;ión
prov;¡enr:i;.:l y t,;<scelldental.
E:; p"cll1iar d¡: lori. ;.;~~o reljgi~o cOlld¿-nar los
otros cn~dos. No hay àius que no asp:r:; en boca
de sus fe~:g:es,:3 a S~: único ~eñor de di;stlnos y de
puebíos, e"umé::¡cal11~í·te, de::d" B:-~h'íl-'?, Buda, Júpiter y Jeho'iá, hasta OH.l, Ailâa, Viz:ipuzili y Zué. En
est~ anárquico conflicto :i:: cre~ncias, el liberalismo
halló la libert3.d de cultos y el respeto efectivo y re-
cipIOCO de las iglesias enLr~ sI, para estancar la
sangre derramada como propiciación de divinidades
implacables.
La enseñanza conservadora considera la metafísica y
la tcolegía, como la más alta fuente del cono:..imienta. La enseñanza liberal parte de la vida, como centro de actividad útil, foco de verdad, espejo del universo y escala para ascender a Dios. No hace dioses, sëntos ni mártires ni semi dioses. Forma espiritus, explora el Universo, redime las almas del error
y de la ignorancia. No hace siervos de ningún credo,
sino hombres conscientes.
Le, ensefianza liberal no cuelga ni descuelga mitos
ni iconos en la escur.la. Tampoco le mete el hombro a ningún dios, para sostenerlo en los cielos y
en la tierra, porque es modesta y humilde, y no cree
que las leyrs universales estén a merced de concilíos ni de academias ni de sectas, tan efimeras como
las yerbas de las éras. Lo eterno no lo subordina a
lo temporal ni lo infinito a lo relativo y minimo. No
58
EL
ESPIRITU
LIBERAL
apadrina las Iiviandades de las pasiones, ni las concupiscencias de la carne con ninguna providencia celeste. No filia del Cristo ningún monopolio, ningún
negocio, ningún despotismo de cruz, espada o dinero. Admira si al primer revolucionario de ideas y de
sentimientos desde hace dos mil años, al que echó
a látigo de los templos, a los melcaderes y fariseos
que especulan con las creencias. Está con El cuando dignifica a la mujer, fraterniza con el hombre,
alza el siervo y la pecadora y tiene un perdón infinito para los justos y los misericordiosos, los mansos de corazón y los puros de espíritu. Su agnoticismo es, pues, muy piadoso con el hombre, sea a
no imagen de dioses.
Lo que hace real una idea o una creencia es la
forma que toma. Vaciadas en un dogma de hierro a
de odio, conservan las líneas que les da el crisol. Hé
ahí por qué no es indiferente tomar como sillar de
la educación e instrucción la fórmula conservadora
y su férula dogmática.
La inteligencia colombiana
queda deformada virtualmente por el zapato chino y
el lecho de Locusta en que la asientan. Se hace
sectaria, banderlza, hegemonista y estacionaria,
con
el non possumus y el odio que la informan.
La educación liberal pacifica de verdad los corazones y dota de alas las inteligencias. La conservadora pone la luz bajo el celemín, sujeta al nino a
la ignorancia y tirania de la patria potestad y vincula el porvenir de los pueblos a los muertos del
pasado Irrevocable.
La ensenanza liberal es la única que puede de-
C
o
N T E M POR
A N E O
~
tener la irrupción bárbara e imperialista que trajo la
guerra mundial. Ella es la que puede sacar el pars
del caos babélico que difunde por el mundo la confusión de los valores, que ha otorgado la primacia al
dinero sobre el ideal y a la fuerza armada sobre el
derecho de los pueblos menos fuertes. Y no s610 el
liberalismo no está caducado aquí y fuéra, sino que
es la única fuerza viva que puede salvar al mundo
de la dictadura del oro y del sable. La educación
científica y ética es la única que puede detener la
horda materialista que va anegando la tierra, rebajado el gusto en todo, música y pintura jazbandizadas, literatura insustancial y arrítmica. Esta pugna
a sangre y fuego de los salvadores oficiosos pero
pagados, no puede terminarse sino por una solida··
r¡dad real, que s610 puede verificarse por la comunión de las verdades científicas, que eleven a su más
alto grado el exponente econ6mico de los pueblos
por la energía eficiente y creadora.
El espiritu domina la materia. Lo que hay en Colombia, lo mismo que en el mundo, es un problema
espiritual. No el espíritu ultraterreno, que carece de
realidad en el planeta, sino el espíritu que comprende el universo por el conocimiento, domina la naturaleza por la voluntad de poder y proyecta su luz
inmanente sobre la vida y el mundo. Esta luz no
cabe en un dogma ni en un icono. Sólo la verdad
científica puede difundirla, para iluminar los senderos de la humanidad. El espíritu santo es la inteligencia de dos alas: sentimiento y pensamiento, libres como la luz, su génesis; dinámicos como la
60
EL
ESPIRITU
LIBERAL
energía de que emanan; solidarios, como la vida de
que son heraldos.
¿Quién es el único que puede ser intérprete y maestro de este espíritu santo? El espíritu liberal, único
que no se prosterna ante ningún hombre, iconoclasta y pandinámico. Entre la ensel'lanza liberal y conservadora hay un abismo infranqueable. jamás podrá el espíritu conservador de la tradición ser el
mensajero de la vida presente y por venir. Sólo el
espíritu liberal es el maestro de la libertad y la verdad, sin anatemas ni locustos.
~L ~~P¡RITU Ug¡;RAL '( LA PATRIA
El espíritu liberal ama la tierra natal, hogar de la
fa-:nilia y silíar de la pa;rfa. A ella se vincula la tradi::iól1 y la hist(da, la raza, el idioma, la vida y el
paisaje, de los cuales el per¡samiento, abeja de luz,
st:"c:ona el sen~;mÏf:nto y el amor.
El hombre siembra sus esperanzas en el surco. )'
él je da una floraClón de id(ale~: que se e~nac¡an por
el azul, al sol matinal. La natu:aleza $e viste de gala con la lspiga y la flor, y da al <!ire y al dfa la
alegría y la sonrisa.
Somos parte de la entrafta de la tierra. No seremos
dignos hijos suyos, sino cuando hag¿4mos del valle del
dolor y del odio, semilleros èe solidaridad. Del campo
cálido y poroso; del ambiente pleno de misterio, en
que nuestro ir.stinto poético llama el ensueño con campanas de oro, para cefiir con él, el azul y el deseo; del
rfo, que se puebla de estrellas, cuando los cielos se
cubren de sombras, nace en el corazón una ternura filial, infinita, que hunde sus raíces en la tierra. El paisaje es una comunión del sentimiento y la idea, color
y ritmo, una virtud transformada en flor. Al pie del árbol descansa la inquietud y en su fro:ida :'~ aduerme la
esperanza. Asf, la idea y la rama se entrelazan para florecer en el libro y el poema. De sus nidos se escapa el gorgeo; de su tronco, viene la fe ancestral; a
62
EL
ESPIRITU
LIBERAL
su sombra descansa el trabajo grávido, para empuftar la vida sana y fuerte ....
¿Dónde vi yo el genio del patriotismo de un gran
pueblo?
Un cortejo de simbolos pánicos, por donde el dios
de la victoria va al Arco del Triunfo, que proyecta
sus diez epopeyas, a modo de rayos estelares, a ofrendar el voto nacional del recuerdo para el soldado que
dio su sangre por la patria .... Y vi en el misterio de
los setas del bosque nemoroso, que un espiritu geórgico jugaba a escondidas con la Galatea atenea, y le
arrojaba con los dedos apinados, puftados de besos
úveos. Un olor de heno fresco y de tomillo corrió por
la senda arbolada, que, condensado, cernióse en neblina sobre el lago que los cisnes surcaban, levantando el cuello en arco de ideal. La cosmopolita corriente del orbe desembocaba trementosa por las avenidas, estremecidas por el deseo de vivir, ¡;romáticas,
musicales, dinámicas. Ya descendía la tarde de ópalo con su cohorte de estrellas, para coronar la noche.
¿Qué radia allá lejos, como un incendio? ¡Es París, el
alma de Francia, inmensa llama de ideas y de glorias!
El agro es el tronco anoso y legendario de la Patria. La savia del pasado, en apretado raigambre soterrado sube, a la raza, de ésta al espiritu nacional,
y por la materna lengua enlaza el hombre al hombre,
con vínculo tanto más fuerte y extenso, cuanto más
pura y autóctona. El valor del hombre crece a medida que las relaciones de los que habitan el suelo común se extienden entre si. El hombre se agiganta al
contacto con el hombre y con la tierra.
C o N T E M POR
A N E O
~
¿ Cuál es la génesis psíquica?
El sentimiento de patria comienza por la simpatía
y se dilata por el respeto recíproco. La simpatia hace amable la existencia y desarrolla al compatriota.
El respeto mutuo toma la vida en serio, tolera direfencias y hasta hace de ellas más evolucionadas concreciones sociales. Con la sociabilidad amable, la cultura crece y hace a los hombres menos brutales y
groseros.
Cuando la tempestad agita el mar, sólo se ven las
ondas que la abisman todo. Pero debajo de esas aborrascadas corrientes se halla la gran masa oceánica,
tanto más en paz cuanto más profunda. Los credos,
opiniones e intereses se agitan, asi, en la superficie
de los conflictos de las pasiones. Pero más hondo
que ese antagonismo de intereses y cóleras. está
el sentimiento de patria, que hace un solo haz de la
raza y la lengua, de la historia y el territorio, atado
por una misma finalidad de bienestar y grandeza nacional. De ahí el lema liberal, constructivo y patriótico: ¡La patria por sobre los partidos y las sectasl
Hé ahí la religión de la patria que anuda la siembra con la concepción, el grano al niño, la cosecha
a la vida. Keysserling habla del culto chthónico de la
tierra fructífera, como una religiosidad por excelencia,
que ve en la casa labradora el símbolo en pie de la
sangre y la emoci6n, como una planta, que empuja
sus raices en el suelo propio, de donde el trabajo y
la previsión, que guarda la provisi6n para el mañana
incierto, guardean la familia y la patria.
y en verdad, los genios lares y penates de la huer-
64
EL
ESPIRITU
LIBERAL
ta y del hogar habitan a la sombra del plantfo. El
cultivo de la tierra viene a ser, asl, el principio de
toda cultura, que comienza en el vegetal y el rebaño,
se acumula en el taller y la fábrica, el banco, el
fisco, y florece en la literatura, el monumento y el
pensamiento filosófico, que afirma el ligamen psíquico del hombre con el suelo patrio. La ciudad misma
y el estado civil participan de la naturaleza vegetal.
Las formas del espiritu se adhieren al paisaje que habita, como la forma al crisol. La civilización necesita para crecer, hundir cada vez más profundamente
sus raíces en el suelo de la patria, y de ahí este espíritu nacional, que se cierne sobre el mundo, si en
apariencia egoísta, en el fondo vital y solidario. El
cosmopolitismo no es de tiempo todavía, porque hay
demasiada hambre y odio por el mundo sueltos, y el
nómade sin raíz en el suelo, traería a la ciudad el
huracán de la selva i1ímite y pestífera.
Por ello, la ciudad moderna asocia el árbol, el jardín y el parque al huerto campesino y al municipio.
El espíritu de la tierra vive en el corazón urbano, trasciende al pensamiento, que vuelve a ser agrario, como
cura de almas, roídas por el tedio y el odio pestilentes. Este regreso a la tierra inspira el amor patrio
y aconseja una distribución justa de su posesión, que
no la acapare ni la merme en su productividad mayor, y confía a la familia, a base de amor y de asociación jurídica y doméstica, el culto de las virtudes
sociales, que la herencia transmite a la raza y eleva
el exponente de riqueza y grandeza nacional, en paz
y en luz.
~L ~~PIRITU L1B~RALy ~L PLUTOCRATA
Contemplando el panorama mundial, vénse dos espfritus, que pugnan por el señorfo del mundo, el liberal o ideal y el plutócrata o material. El plutócrata tiene su sede apostólica en Tamanny Hall; el liberal, en la conciencia humana.
La impenetrabilidad es propiedad de la materia.
Pero ¿el espíritu ignaro no es impenetrable? La ira
es inaccesible a la razón, como la pasión. A los miopes les parece estéril hablar de las cosas del espiritu, en un tiempo en que prima el tanto por ciento
sobre todo, y la despensa sobre el decoro. Cierto
que ni los cuerpos ni las conciencias pueden ocupar el
lugar de los otros. La incomprensión
mutua parece
irremediable. Pero si exagerar es mentir, la palabra
es la forma simbólica de la verdad, que ecuaciona
equivalencias, por antagónicas que sean. Asi, la balanza mide pesos y valores diferentes, y la forma óptima de la verdad es el equilibrio entre el yo y el universo.
Como la luz, las ideas tienen un poder de reflexión
que penetra en todo. De ahí el poder dinámico de las
ideas liberales para galvanizar ahincos y germinar
hasta en los abismos. Es idea liberal que todo el que
66
E L
E SPI
RIT
U
L I B ER
A L
posea alguna verdad la diga. Es la comunión de las
almas. El derecho de decirla prima sobre el de no oirla, que el dogmatismo venera. Tal la voz se espacia
por todos los ámbitos, hasta donde llega su vibración;
lleva el mensaje de la verdad que vive, despierta y
pone en pie los muertos, con el -levántate Lázaro 1,.
Esa es la razón del análisis libre. El leno que no arde no puede ser antorcha. El silencio no es germlnativo, sino cuando está sacando la simiente a luz.
Ignorante a sabio, el espiritu rige la vida del hombre. Prisioneros de nuestro yo, no conocemos sino
nuestras percepciones. Para conocer lo que está fuéra,
hay Que conocer lo que está déntro, como si dijésemos
en casa. Hay que saber qué es ser liberal, por dificil que
sea el conócete. Intentar conocer, no más, es tan bueno
que la simple gimnasia mental nutre y desarrolla. Porque la más alta realidad es el pensamiento, que nos
pone en relación con el universo, el cual no existe para el yo, sino por la conciencia que la percibe.
Como las fuerzas no afines se inhiben, neutralizan o
destruyen, hay un peligro mortal en cambiar los polos
de nuestra idiosincracia indolatina por estrellas polares, por radiosas que sean. Asi mueren los coleópteros,
fascinados por la luz llameante que los atrae. Ninguna
fascinación tan seductora como el brillo del oro, metro del dinero, de la riqueza y del pandorninio, aún de
la gloria, de la fama y de la dicha. En presencia del
becerro de oro, los pueblos se han prosternado siempre, a pesar del suplicio de las serpientes que los
matan.
No es, pues, indiferente para conservar la vida pro-
e o N T E M POR
A N E o
m
pia, acoger influencias incongruentes con la raza y el
espiritu autóctono, tanto más mortales cuanto más dé~
biles sean las defensas orgánicas y económicas, por
ley de superación de los más fuertes.
Pero hay una fuerza moral que las supera a todas:
la del espfritu sobre la materia, a tal punto que en
último análisis, la materia se resuelve en eones y erganes de energía. Tal el poder de la idea liberal en
la vida de los pueblos. La absorci6n imperialista no
puede contrarrestarse sino con fuerzas espirituales de
vida autónoma. En los actuales momentos, en que está
amenazada la integridad nacional por el oro oleoso y
la secesi6n, ya perpetrada por el genio del dólar, sólo
el1iberalismo, un gran liberalismo de ideas y de acci6n, puede salvar nuestra soberanía como nación, como salvó la cruz al mundo de la irrupción omnipotente de los bárbaros.
No es que ignoremos que los asteroides y satélites
gravitan alrededor de los astros. Pero obremos como
nuestro globo, en cuya entrafia se cuaja el diamente,
se acendra el metal, se alza al cielo el vegetal y hasta
el fluido que rastrea se eleva al celaje, con la misma luz
que recibe del sol.
La personalidad
se esteriliza como el hibridismo,
cuando se conjugan unidades fisiológicas, específicamente diferentes. Y asi sucede que los pueblos
que ingertan en su ideario orgánico elementos extrafias, se incapacitan para el propio desarrollo y acaban
ineluctablemente por desaparecer como naciones. Esto explica, como ley de la historia, la decadencia y
muerte de las razas y de los pueblos. Es que pierden
68
EL
ESPIRITU
LIBERAL
su fuerza biológica, psíquica y ética, por ley de composición de fuerzas, que da la dirección dinámica, económica y moral a las más poderosas.
Ciertamente el oro, empleado al servicio del ideal,
es una bella fuerza. Puede hacer de la riqueza, que
asechan Mammon y Pluto, un evangelio del bien. La
caridad misma no puede ejercerse sin su óbolo. La
cultura florece sobre los arriates y las cúpulas que la
riqueza construye. El monumento, el templo, el alcázar de la industria y del riel, hasta el libro de los
siete sellos, que guarda los sinos, se alzan con ella.
Hé ahí el poder de su majestad el dinero, que corona el prodigio cultural del Norte.
Pero ¿en dónde hay más vida? ¿En el oro a en el
espíritu?
Antes de la guerra reinaba el tedio. Ahora el vértigo. Luégo vendrá el caos. La fuerza y la riqueza saxoamericana está americanizando el mundo. La cultura
nórdica, herida de velocidad, corre ruidosamente a
brida suelta tras el dólar, llenando el aire de ecos y
de gemidos. La humanidad produce plantas desconocidas, como la tierra arada, cuando la guerra la revuelca, aunque no es una novedad este género de
barbarie que finca la vida en el oro acumulado. El
destino manifiesto es el nuevo cuna del imperialismo
conquistador con el dólar. Brutaliza el puno, mecaniza el brazo, desnuda el pudor, cubiza el arte, anguliza el gusto, africaniza el ritmo, congoliza la alegria
con estentórea danza bursátil, que aturde el sentido.
Em~rson la dijo: Los americanos no tienen fe, y apo-
e o N T E M POR
A N E
o W
yan sobre la fuerza y el dólar, su bienestar mecánico,
sordos al sentimiento y al espíritu.
Es un hecho de estadística moral, que a medida que
el precio del oro asciende, el valor del hombre desciende. El mundo occidental va cayendo otra vez presa del
trabajo esclavo, que mató al Asia, siervo de la máquIna, que debe ser su ala. El trust, que hace el supermillón, reconstruye la casta que inmola el espíritu,
porque carece de corazón. El dinero vale hoy más que
el hombre, Hé ahí la clave de esta materialización que
que lo contagia todo, honor, ideal, vida. Hasta el
arte se ennegrece, la ciencia se mecaniza y la mujer se masculiniza. ¿Qué nos dejan para la ilusión
de vivir, si se alquimiza el tiempo en oro, como Midas, y el espíritu bárbaro se solapa en el alcázar?
¡Cuánta miseria moral, en tánta riqueza material, se
cotiza en la feria de almas!
La rapidez dismi~uye el espacio, al acercar las
distancias. La velocidad ahoga la gestación cicliea, embota la percepción, exaspera el goce. Si renueva la sensación, la torna borrosa. Si ensancha el
estado, automatiza la individualidad,
mecaniza el
pensamiento, estandarliza la vida monocorde. La vida
a la ligera dafia la nutrición y desarrolla la neurosis, como endemia mental. El babélico tumulto, si
es propio de ciclopes, trae consigo, al pretender escalar los cielos, la confusión, el delirio, la dispersión, el derroche, la muerte.
a
~SPIRITU L1B~RALy H CltNTI~ICO
La palabra liberal nació en España en 1812. Pero
tiene carta de naturaleza en el léxico de la humanidad, desde que el hombre tuvo necesidad de libertar su vida de alguien a de algo que se la oprimía. El meridiano de la vida es, pues, la libertad.
Liberación de las fuerzas de la naturaleza que la
cohiben. Liberación de las castas, que se usurpan
el poder divino. Liberación de todos los tiranos, sátrapa s a caciques. Liberación de los monopolios que
despojan; de los trusts que se apoderan de la riqueza, sin producirla; de las hegemonias de tuerca y
estaca, que expenden orden por libertad. El espiritu liberal no marca de decadencia irremediable nadaentropia-para
echarse a morir o desertar: afirma la
vida y la verdad en todas sus dimensiones morales
e intelectuales.
Las coordenadas espirituales, longitud y latitud, marcan los grados de liberación humana. La parábola
indoeuropea, nuestra ecuatorial, párte del ario, del
heleno y el latino, del celta y el ibero, del galo y
el franco, y en bella idealidad va hasta donde el
sol se pone. De España recibimos la sangre, la lengua y la tradición; ,de Francia, el impulso emanci-
e o
N T
E M
POR
A N E
o
71
padar, el culto de la razón, la radioactividad del pensamiento.
El alma griega floreció en belleza, y dio a la vida
euritmia y simetria. El alma asimétrica del romano
modeló el virtus-Ia
fuerza-en
el ethos-Ia costumbre-como
tónica nacional. El alma cristiana del italiano encarnó ellogos-el
verbo-en
el pathos-el
dolor;-Ia
espafiola dio elación a la intuición trascendente; la francesa, vuelo a la razón escrutadora; la
germana, al pensamiento germinativo;
la inglesa, a
la realidad pragmática. Pero la gran libertad sólo
puede fundarse por la comunión de los espíritus, mediante un consenso que integre las diferencias en
unidades solidarias. Hé ahi la coordenada espacial
y temporal del espiritu liberal.
El espiritu liberal no toma Jo absoluto sino lo relativo, como centro para construir la dicha humana.
Su centro es, natural y lógicamente, el hombre mismo, como punto de partida hacia lo ignoto. Ante la
inmensidad del universo, la megalomanía
antropocéntrica se reduce a un punto vivo, en el espacio
y en el tiempo, que no debe inmolar ni hombres ni
dioses para salvarse de su nulidad.
El punto, el mísero punto, es el centro geométrico de todo desarrollo, ya sea átomo o gameto, ya
neurona o plasma. La acción genera de él la línea
y la dirección. De lo insignificante deriva asi lo trascendental. Una mirada basta para encender el amor,
un gesto, el odio; de un microbio viene el hombre,
del átomo, la montana, los todos históricos de unos
nadas. Asi, nuestra independencia se desata con un
72
EL
ESPIRITU
LIBERAL
bofetón. La traslación párte de la vibración. Nada
está hecho definitivamente.
El devenir perpetuo es
la ley de la vida. El espíritu del pasado o apolfneo
es estático, el moderno es dinámico o fáustico. La
verdad nace, crece y se transforma sin cesar. La ley
vital es buscarla siempre, aunque, como la felicidad,
no se colma nunca. Yo querría estarme callado, gime el asceta. Pero la vida le grita: ¡ánda, ánda I
Esta es la voz liberal de la hora. No es dable hallar la dicha plena, ni la verdad última. Pero la vida perdería su objeto sin la acción, que es su razón de ser, para buscar la perfección. El enigma de
la vida no es indescifrable del todo. Las diferencias
de estructura en las especies, por ejemplo, pueden
ser reducidas a un tipo anatómico, diversificado a
lo infinito. En la evolución de las ideas sucede otro
tanto. El cráneo es un desarrollo síntesis tre la columna vertebral, la hoja del tallo y la flor de la
simiente. Tal, la solidaridad humana no es un mero
sueno en lo moral. No es dable conocer la unidad
sin conocer las partes, y viceversa. El áncora, la rueda }' la cuerda del roloj no guiarían el puntero de
la hora, sin una estrecha conexión dinámica. Es el
deber de la acción liberal concertada, en el momento. iAdelante!
La evolución humana se cifra en un incremento de
las relaciones entre los hombres, por la aproximación de las distancias. El sentimiento de lejanía conectada es ley del progreso, que el correo y el cable, el avión y el ínalámbrico, el riel y el alambre,
el mercado, el crédito y el libro, simbolizan. Aeer-
e o
N
T
E M POR
A N E
o
73
quémonos, pues, unamos brazo a brazo, idea a idea,
y seremos fuertes. ¡Adelante I
El sentimiento de la vida se expresa en formas,
y las formas en c0nceptos. Ambos se funden en unú
pandinámico, la energía, que es el substracto universal. El pensamiento científico, investigador y libre
busca la verdad sin trabas. La crisálida no se transfigura en voladora, sino cuando deja el capullo que
la encierra. Son jalones de la marcha, el principio
de la inercia de Galileo, el de la mínima resistencia
de D' Alembert, el de la conservación de Mayer, el
de la síntesis química de Berthelot, el de la fisica
eónica de Maxwell y Crooks, el de la térmica de
Plauck y Lorentz, con que la energía radioactiva
viste el universo de una como voluntad que rige la acción cósmica. Estas coordenadas alinderan el espacio y el tiempo. En el orden intelectual, Goethe halla la fuerza cósmica, que forja la vida; Kant, la
realidad en sí, que incrusta la verdad en el hecho;
Laplace plantea :en ecuación la incógnita del cosmos; Neuton, en una simple caída, halla una gravitación, como Harvey la vida en una pulsación, y
Leibnitz en la mónada; Descartes extrae de la duda
metódica la verdad, y Lagrange úne el movimiento
a la cosa. Un conato, un nexo encuentra Spinoza,
que liga la energía a la causa. Smith halla el valor
en el trabajo, Taylor en la calidad; Quesnay en la
tierra, Spencer en el pensamiento. La revolución, que
es como un fiat providencial, voz de Dios, plantea
la vida como una función del derecho. La verdad dinámica es que sólo el que obra vive. El espíritu anti-
74
E L E SPI.
RIT
U L I BER
A L
guo poblaba el éter de fantasmas;
el moderno, de
energías primordiales, que se enlazan entre si, solidariamente. Entre esas energlas, la más preciosa es el
hombre, que las enfoca todas, luz, emoción, amor,
idea. IAdelante I
f.l espíritu religioso y el científico son dos alas,
si opuestas, solidarias. El primero se prosterna ante
la fe; el segundo proclama el pensamiento, como
mensajero de la verdad. Como la abeja busca el
néctar que la sustenta, sin ver en la flor un dios, el
sabio investiga la verdad en la retorta y el cielo,
sin ver en ellos dioses. Linneo lo columbraba apenas de espaldas en el fenómeno, trueno, rayo, flor.
Dejemos los dioses que enjugaron lágrimas, en el
santuario del corazón. Demasiado misero es el hombre, para negarle un girón de ensuefío, que le da un
fulgor de dicha. IAdelante I
Pero la vida se hace más grande y más noble,
ensanchando sus linderos. La comprensión acerca el
hombre al hombre, por la tolerancia, que es humildad, y por el respeto, Gue es derecho y deber. Vivir
es conectarse con todo, cosas y hombres. Ensanchemos la patria, con un alma nacional, comprensiva
y amante IAdelarlte I
~L ~SPIRITUL1B~RAL '( LA MUJ!;R
La vida tiene dos polos, el amor y el odio. Del
amor viene la especie, del odio la muerte. El órgano
del odio es el hombre; el del amor, la mujer. Nada,
pues, de la que a la mujer atane puede ser indiferente al hombre. Hé ahi la raz6n del espíritu liberal que
rescata a la mujer de la ignorancia y la devuelve a
su ministerio de humanidad y de belleza.
La guerra avent6 las pasiones y redujo a escombros la civilizaci6n de cien siglos. Todo lo volc6, la
paz, la libertad, la patria, hasta el hogar, pues sembr6 en él el virus masculino, que va despojando el
pudor de sus cándidos velos, androginizando el sexo
y fermentando el acre furor de mando en él.
Parece que la locura, huracán e6lico, sacude sobre
el orbe nuevas tormentas. Eloa, de nuevo pierde el
cielo por amor del ambicioso Luzbel, como Eva el paraíso, por conocer todo el bién y el mal del árbol de
la vida. ¿No daba también Nafisa el amor por caridad?
El espíritu liberal quiere la perfecci6n en la mujer,
emancipada del error, colaboradora en las ciencias y
companera no s610 en el hogar sino en las artes, su
igualdad jurídica, en el aula, la profesi6n y la urna,
gradualmente. Pero Ivive Dios I no desea dar la me-
76
E l
E SPI
RIT
U L 1 BER
A L
nos por la más. lo más bello de la tierra es el amor.
¿ No disminuiría, su saludable influjo, al trocarlo
por la ambición y el combate? lo más dulce de la
vida es la alegría; ¿no se llenaría de sombras el planeta, al subalternizar la belleza a la utilidad y a la
hombría? Venus será el símbolo más hermoso y amable, conocido. La sabiduría misma, sin el primado del
amor y la belleza, carece de valor humano. El gayo
saber, hijo del Juego Floral y de la Corte de Amor,
será siempre la armonía dionisíaca Que el dios Pan
rimaba y la divina Afrodita impregnaba con su pólen
celeste.
El primer deber de la mujer no es ser sabia ni fuerte: es ser bella o parecerlo, al menos. Para poder serio,
tiene que conservarse mujer. El marimacho es atroz,
la marisabidilla, ridícula desde antes de Moliere. Su
línea es la música de los ojos; su feminídad, la razón de vivir. Bien sabe el asceta la que vale y puede
la mujer, cuando le negó hasta el alma, siempre más
temible cuanto más huida. La lisonjeaba por el miedo.
Tan bella es la hermosura espiritual como la corpórea, en que se encarna el molde de la selección
natural y del vigor étnico. El genio incuba en el seno materno y su característica es la fecundidad. Lo
feo traciona al sexo. Ningún mérito masculino compensa el eterno femenino. Ni la pluma, que empaña
a veces; ni el voto, que la arroja al circo de las fieras; ni el desnudo, que espolea el instinto sexual,
pero despoja al misterio de su encanto, nada iguala
a la ruina de la mujer masculinizada.
Las edades tienen también su sexo. El Asia y la
e o
N T E M POR
A N E
o
TI
Edad Media fueron femeninas, por la fe, genitora de
biblias y de dioses. La Europa, el Renacimiento y el
siglo actual son masculinos, por el pensamiento y el
deporte muscular. ¿ No tendrá gran parte en la opacidad gris del siglo, la penumbra de lo femenino, que
pone la gracia por debajo del pullo fuerte y la ambición? ¿No desquicia el hogar, la regresión espartana
y walquírica, que convierte la virgen en púgil de arenas y comicios? ¿Que más fuerte, empero, que la mujer a la altura del corazón? ¿ Qué hay más seductor
que la comovedora ternura de los esposos BerthelotNaudiet, que se marchan a la inmortalidad, unidos
en un mismo suspiro?
Al descender el sexo, perdedan su más preciado
d6n, la sociabilidad,' la cortesía, la mansa bondad, la
dulce virtud, la gracia elegante, hasta el lenguaje, su
léxico sonoro. La mujer de bién y el hombre de bién
marcan el más alto nivel humano: el hombre y la
mujer siervos, el más bajo. Por esto, la más espiritual de las creencias hizo de la mujer la madre de
un Dios, y redimió con ella al hombre del pecado original de vivir y nacer de ella.
¡Dios y la mujer! pedía el Padre Jacinto, para embellecer y espiritualizar el mundo. La crisis actual de
la moralidad, que azota el globo, es como una espiación de la culpa de lesa feminidad que la enfjebra.
Hasta e! ascetismo que la inculpa, se detiene ante la
madre. Y en verdad que es por el amor, como el hombre créa la vida, a semejanza de Dios.
Toda gravitación moral tiene su centro en la mujer. En ella comienza la familia y por ella crece la
78
E L
E SPI
RIT
U
L I BER
A L
sociedad y la patria. El siglo XVIII le debe su gracia, y el buen vivir que del salón subió al sacrificio,
como héroe, en el 89, el 70 y el 914. La poesía, el
arte y la sabiduría «cantan en coro en las alturas»
que, al crearla el Sumo Hacedor, «hubo alegria por
los cielos y la tierra», y que en un rapto de su Omnipotencia milagrosa, al ver tan bella su criatura, confi61e la vida, y en su labio hizo florecer el beso periumándolo con su esencia divina!
El hombre y la mujer no adquieren todo su valor
identificándose sino completándose.
No olvidemos que
la más alta concepción hizo nacer la mujer de un
ensuello del hombre, en que con ansia de eternidad,
sOfiaba en el amorl
POEsíA FARA DA SE. La nube, la honda y la flor,
tres divinidades, que el poeta amó. A la primera dijo Ariel: Sed el hada Maud. A la segunda, sed la
vida. A la tercera, sed la belleza. Y nube, honda y
flor se hicieron mujer. La belleza es el único bién
que no se gasta, al admirarlo, dejadla que siga irradiando allá en lo alto del coraz6n. El circo politico
empañaría el cristal de su espíritu. Lorrain temía que
la plaza la hiciese pública, y Dostowiesky maldijo el
bulevar, tentáculo de su virtud. Pero Dios es grande,
y para salvar al mundo, envió un rayo de su gloria,
que despertase el gorgeo en el árbol, dorase la espiga en el prado, sembrara de estrellas el cielo y
continuase el poema de la luz en sus ojosl
R l;~PIRITUL1Bl;RALy R Sl;NTlMIl;NTO R{;UGIOSO
El espíritu liberal también tiene su fe. Su fe en el
derecho, en el deber y en el Sumo Ideal de Justicia.
La idea más grande que la inteligencia pueda abrigar es la idea de Dios.
La de espacio hacía estremecer a Spencer; lo absoluto a Renán; lo infinito a Musset; el átomo a
Leuc/po; el cosmos, a Goethe; el tiempo, a Bergson;
el sino, a Esquilo y Spengler. Pero la idea de Dios
las contiene todas, todo la sobrenatural y la superhumano, la absoluto, lo infinito y lo eterno. Venir
de él y volver a él, es la más bella, la más santa
y la más perfecta de las concepciones religiosas.
Cierto que Laptace no necesitó de ella para construír su mundo mecánico. Frecuente es también lo
que Proudhon decía del que nos habla en nombre
de algún dios. Y como Tolstoy, torturado por la vida, como Unamuno y Pascal, temer al fin haber
pasado el tiempo dudando de él. También sucede
que el que no tiene más que su odio, la aloja en
él. y el que es más materia que espíritu la informa
en carne de dolor y de suplicio.
El deseo de Dios es anhelo de perfección; sembrarlo en las conciencias es un sacerdocio sin par.
La naturaleza toda es como un reflejo suyo. No es
80
ELESPIRITULIBERAL
que el Sumo Bien necesite de la voz de su criatura
para glorificarse a si mismo: es la pobre humanidad
quien necesita de ese ideal de perfección para orientar su miseria. Pero concebirlo a imagen humana sería empequenecerlo. El templo más digno del Sumo
Amor es el propio corazón. Si el espíritu se polariza hacia él, el corazón es quien lo comulga.
Rodeado el hombre de tinieblas desde que nace
hasta que muere, el sentimiento más razonable y religioso, en medio de tánta oscuridad, no es la duda,
que despeja misterios con hipótesis. No es el escepticismo, que contra la razón prejuzga sus ralOnes. Menos aún el pesimismo que juzga el mal y el
dolor como las únicas deidades de la vida, dolor
de los dolores, tiniebla de las tinieblas.
El único sentimiento digno del hombre ante el
trágico misterio, crucificado por la contradicción y el
absurdo de la incomprensión, calvario de las almas,
es un sentimiento de prosternación espectante, ante
lo infinito, que circunda nuestra pequeftez lóbrega,
ante lo absoluto que atormenta nuestro anhelo. ¡Oh
Isis, Isis eterna, que guardas el arcano universal!
¡Sursun cordal En esta inmensa soledad que es
la vida; en este desierto, calcinado por el egoísmo,
que es el mundo, ¡cuán dulce es para el alma, acongojada por la misma vida traicionera, reclinar la
frente dolorida en Dios!
Dios el Optima ideal deseable, certidumbre de la
intuición que tiene elaciones que la razón ignora,
fuente de la vida, gravitación polar, amor puro, fulgor celeste I
C
o
N
T
E
M
POR
A N
E
O
81
No es un grito, ni un hosanna, ni una rebeldía, que
aspire a detener a violar la ley natural, siempre más
potente que el deseo. Es como una genuflexión ante
el infinito pavoroso; uno como relampaguea del pensamiento, al sentir el contacto voltaico del ergónico
enigma, que preside el Cosmos estrellado.
Cuando el dolor golpea la vida; cuando la miseria humana sabe a muerto; cuando el odio, la envidia, la ignorancia y la cólera se hacen insoportables,
buscar un refugio en el ideal de los ideales, alivia
como la queja en que el dolor se exhala. Entonces
pensar en Dios es un vinculo invisible entre el Sér
y la Eterno, incienso que se alza a la luz, del cáliz
del corazón.
Si todo es engaño e ilusión I cuán consolador el
rega?o de la Verdad infinita! Si todo es odio y combate a muerte I cuán pacificante es amar la Bondad
exorable de óptima Bellezal Si todo es sombras alrededor de la existencia Iqué sortilegio embelesante
encender en el alma la fe en la Luz inmanentel ¡Qué
férvido ensueño adormirse en la última hora, bajo
el ala Inmortal de la Esperanza I
¿ No es la idea de Dios esa ala, bajo cuyo palio
empireo, destella el alba y refulge la alegría de vivir, gorgea, lampo, armonía, color, perfume?
Hé ahi la oración a la vida del espíritu liberal.
Orar asi es acercarse de rodillas al ara misteriosa
donde oficia Diosl
~l ¡;~PIRITUlIB~RAL'( LA AL[GRIA
No todo debe ser sombras, odios y discordias, debajo del sol. Hay algo también que hace posible vivir, entre tánta incomprensión y tontería, que se anda
por el mundo: la alegría y la risa.
Hay que reír algo para no morír del tedio y del
odio, que la Providencia tolera, si no los siembra con
su mano generosa. ¿Hay, por ventura, algo irremediablemente serio, para no reir un poco? Pues si la
vida es trágica, ella da también con qué sazonarla,
la ironia, que, como el hierro su afin, tonifica amarguras y mata ridículos. ¿No terminan nuestros más
sublimes heroísmos en nonadas pirotécnicas? Lo vieron Kant, Spencer, Voltaire, Kempis. Lo cómico, que
desata la sonrisa y la risa, resulta del contraste entre
la grandeza del esfuerzo y la poquedad del resultado. Las caídas hacen reír y llorar, sucesivamente.
Ser cultor de alegría es un dón de humanidad, peculiar del espiritu liberal, cuya misión moralizadora
es propagar la verdad y defender la vida contra sus
detractores, regando un poco de alegria, que haga dicha
y paz. Lo cefludo barbariza. Lo furioso mueve al golpe. Emerson creía que la gaya ciencia revela la armonia de las cosas y las bellezas ocultas; cultiva la
cortesía, la benevolencia y la cordura.
C
o N T E M POR
A N E O
~
El animal no ríe, ni el bárbaro tampoco. El fuerte
51, y el sano de cuerpo y de alma. Reír de la estupidez estruendosa, de la presunción epiléptica y del
vano orgullo es algo asi como un deber superior. A
falta de risa, buenos son el «perdónalos, porque no
saben la que dicen-, y el «sancta simplícitas-. El
filósofo Fichte anotaba en sus famosos discursos a la
nación alemana, que las gentes menos aptas para
comprender, se creen calificadas para aprobar a censurar lo que no entienden. No es raro. Los que tie~
nen la noche en el cerebro, no pueden ver sino tinieblas. Bergson tiene al alma vulgar por inmodesta
y vana. Es generoso, pues, es más, es estúpida. También hay fanfarrones de virtud y de carácter, como
creía Fouileé. Regocija a las fieras.
Difundir las cosas bellas y amables deleita al que
posee la fuerza espiritual, única que procura los más
delicados goces. La duda misma, tan excelente investigadora, deja escorias. No asi, la fe en la vida,
que da el valor de s,-,portarla, con todas sus inclemencias e impurez;as. Mas no basta conocer el bién;
es necesario hacer que prevalezca sobre el mal. Es
el mejor credo de la vida buena y bella.
Cuando pasó el maligno por la tierra, dejó olvidado su cufio, la ironía. Desde entonces, el mundo
aeufia su arte de saber reir de la ridículo. ¿No llegó
el mismo Barrés a él, cuando tildó al gran Hugo de
••charlatán formidable-?
El furor explosivo indica desequilibrio
mental y
algo morboso en el vientre. Al contrario, alegria es
salud y equilibrio. La «gaiteé- y el «humor- son de
84
EL
ESPIRITU
LIBERAL
pueblos fuertes; el odio taciturno, de débiles. SaintEvremond trajo a Francia de Grecia la sal ática, fortaleza del buen gusto; y De Grammond, el espíritu
guasón y travieso, duende con quien cabriolea Cupido. IPero voto a bríos 1 No saben los rencorosos
la que pierden con la paz íntima, pues que guardan
una víbora-el
rencor-en
su propio seno.
La risa nace de la frívolo y la cómico, vecinos de
la ridículo. Lo solemne también espanta a la sublime sobrio, bien que la serio viene de la trágico. Pero
el oro de la alegría es más precioso que el radio,
para disolver venenos y disociar prejuicios. La mejor
salsa del buen gusto es el buen humor. De ahí, el
valor del granito de locura-almizcle
del celo-que
despierta liras y arma la sátira con aladas flechas.
Entre el «a fuego y sangre,. alemán y el gris sobre
gris inglés, prefiero la ironía gala, «alegría de la reflexión, júbilo de la cordura», porque sin ella, la tierra sería como una «selva sin aves'". Peza, Vicaire,
Larra, por temor de llorar, gemían a carcajadas. Es
sedante. Bien que, según Lamartine, la falsa risa es
la más lúgubre de las tristezas. La risa, sinuosamente b~lIa, la es menos, por el rictus que contrae el
labio, que su hermana menor, la sonrisa, que despliega la boca femenil, como una rosa. Hispanoamérica ha salvado del exilio americano, la divina sonrisa, con sus tres gracias, Ibarbourou, De la Parra y
Mistral.
La melancolia racial acusa el mal de vivir, de irremediable. En cambio, la alegría es el valor de vivir,
frente al dolor y a la muerte. Si la vida es toda con-
e o
N T E M POR
A N E
o ~
tradicciones y absurdos, ¿cómo no mellar sus dardos
con la risa? Conviene inquietarse por el manana, pero
no atormentarse. La necesidad de justicia y de verdad, que Coppée creía propia de su raza, se halla
en todas partes. ¡Hurra por la alegría, que allana su
camino I
La verdad más amarga es que hay demasiada tristeza por la tierra. Lo vio el Crucificado, triste hasta
la muerte. ¿No es el hombre, cargado de pecados, el
sér más triste y el más solo de los nacidos? La serenidad he¡énica no se sienta a la cabecera del pecado. ¡"Gaudeamus vitae»>! Cultivemos la alegria, que
emb:>ta el sufrimiento. Si el conocimiento es dolor,
que dijo Byron con El Eclesiastés, y la oscuridad,
segé.n Huvsmans, anima las cosas tristes; si hay risas
dolientes, como la de Cervantes y Daudet, y cantos
inmortales con sollozos, como los de Musset; serenas
tristezas, como las de Kempis y Loti, que pasean la
desilusión por el mundo; hastías, como el desencanto
de Salomón y Maupasant, y crueles pesimismos como los de France y Shopenhauer;
si la ironia y la
piedad deben ir unidas, y el mal del siglo maldice
sus condottieri y sus pastores, con dolorosa acritud,
que duda de la virtud, posterga la razón y endiosa
el instinto animal, pidamos poco a la vida y enfrenemos el deseo, que no se abisme como Hipólito,
ni se queme como lcaro, por subir muy alto en la ilusión. Y para lograrlo, empecemos por reír cordialmente. Desconfiad de los que no líen, dice Araquistain. Lanzad siete veces la risa contra las murallas
86
EL
ESPIRITU
LIBERAL
del odio, y veréis que se vienen al suelo, como en
Jericó, al darin bélico.
Saber reir a tiempo eS una ciencia augusta, flor de
la tierra, más fuerte que la fuerza, en su pequeñez
embrionaria.
Los veinte millones de vidas que la
guerra segó y mutiló; los trescientos mil millones
que destruyó, son menos que la tristeza, el escepticismo y la brutalidad reaccionaria que ha regado por
mares y continentes. Ha herido de muerte en su raiz,
la fe en la vida y hasta el deseo de vivir, todo.
Pero «si la tristeza es cordial contra la desesperación, para luchar contra el egoismo y la mentira»; si
«los seres son imágenes cambiantes en la universal
ilusión,,; si la melancolía, ave de ruinas, es musa de
los que no obran, por el goce de estar tristes; si la
civilización moderna ha despojado al hombre de su
piel de león, para vestirlo de brocado frio; si la historia guarda olvidos como crepúsculos, que eclosionan,
hay que convenir en que las lágrimas nublan la clara
visión y empafian la luz meridiana. El demonio de
la tristeza hace amar el pecado, pero ¡cuán caro se
10 hace pagar con el temor eterno I Es piadoso exorcizarlo.
Sin la alegría, que prepara el ánimo para la comprensión, la quiebra ~e la vida sería total. Desde hac.e
siglos, quizá dos mil años, el hombre no rie. La incapacidad de reír fomenta las cóleras, que hacen imposible la paz. ¿Por qué no habría de saltar la chispa
de luz, como en los polos negativo y positivo, de la
energía eléctrica?
Reir es necesario para vivir. Mas, para poder dar
e o
N T E M POR
A N E
o
M
alegría, hay que tenerla, tomarla de cosa en cosa, como lleva el aire el pólen para fecundar los cálices.
Sonreír como la Récamier, como Napoleón, como Chateaubriand, La Fontaine, Sainte-Beuve y Renán es un
elixir tónico, que habria regocijado a los dioses de
Hornero, como su ambrosía.
Os invito, pues, a reír, loh tristes I del necio dispensador de talentos, que arroja a las tinieblas a sus víctimas; del zahorí, brujo o mago, que malabariza paraísos; de los salvadores urbanos, padres del prodigio, ¿qué sé yo quiénes más? El espíritu liberal nos
recomienda a todos la alegria, para curar la tristeza y
el odio indígenas.
u t$PIRITU L1BtRAL y tL TRABAJO
La más funesta entre las subversiones de la guerra, es la que lanza las clases sociales unas contra
otras. ¿C6mo puede ser enemigo el brazo del cerebro
que la mueve? ¿Cómo puede ser adversario el trabajo manual del trabajo intelectuaL ..? ¿Cómo pueden ser
el obrero y el proletario enemigos del esplritu liberal que los liberta? ¿Cómo puede haber voluntad consciente, sin ideas que la guíen? ¿Cómo puede producirse algo, sin el instrumento de toda producción, el
capital, en sus múltiples formas, tierra, herramientas,
máquinas, fábricas, moneda, materias primas, que la
previsión capitaliza, para producir más? ¿C6mo puede haber civilización, si se destruyen los bienes que
ella capitaliza en la habitación, la ferrovia, el templo,
el palacio, el monumento, que son todos capitales?
¿Cómo puede odiar el proletario, vieja raíz social, al
tronco burgués que sale de ella? ¿C6mo puede aborrecer el desheredado de la suerte, al liberal, que toma su cruz al hombro, para aliviar le en su vía dolorosa?
y sin embargo, con esta confusión o locura se involucra todo, la de arriba para abajo, la inteligencia
-Ariel, bajo el pie de Calibán-vientre,
negocio, finan-
e o N T E M POR
A N E
o
M
za, materia y pullo, en danza africana, intérlope y bárbara. Y el odio arma el obrero contra su director intelectual. Y la ira arma al proletario contra el empresario, que la asegura con el salario, contra el riesgo
perdidoso del producto.
La oscura iniquidad prospera a la sombra del equívoco, agnado de la mentira y del error, que apacientan la injusticia, con su cortejo de sangre y ruinas.
Equivoco es confundir el capital ganado por el trabajo, con el capital formado por la sisa del salario, la
espohación del fisco, el trust, el monopolio y el privilegio artificial. Equivoco es derivar de la piedra,
que la mano sentó, un título de propiedad de quien
no la compró, ni el suelo en que se asentó, ni costeó
la construcción, corriendo todos los riesgos y sosteniendo el estado con el impuesto que no grava, al que
agrlutinó, pagado, esa piedra. Equivoco es confundir
la expropiación del beneficio, merecido por el riesgo
y la iniciativa del trabajo anterior acumulado por el
ahorro, con la plusvalía, que valoriza las cosas por
el incremento de la población. Equívoco es pensar que
se puede formar estados prósperos, eliminando los
individuos que los forman, y que vale más la limosna del estado-hospital de beneficencia, que el galardón que laurea el propio esfuerzo.
Aciagos equívocos, combustible de las hogueras,
que han llenado de miseria y de sangre la humanidad. La misma Rusia es un colosal equívoco. Sin los
millones de rifles y técnica en el arte de matar, que
la catástrofe mundial, puso en manos de los proletarios y obreros, durante cuatro años cruentos, en que
90
EL
ESPIRITU
LIBERAL
montaban la guardia de los tzares, ningún Lenine habría reivindicado nada.
Tolstoy hallaba gran semejanza, es verdad, entre
el mujik y el obrero colombiano, flajelados ambos con
Kaes heroicas y Siberias. Pero un sino adverso sujeta el proletario aquí a la cadena, que él mismo forja para si. El obrerrsmo apuntala su miseria con su
apoyo al detentador y su hostilidad al libertador. Sus
mejores golpes los dedica a los que solidarizan con
él su suerte, a por la menos les vuelve la espalda.
Esta confusión del amigo con el enemigo, llevará el
pais al caos, si no se abren los ojos a la verdad y
la unión.
La perversión es tal, que hoy se tiene entre los tinancistas y negociantes como balsón de mando, el
ser petroleros a agentes del petróleo, cuando ayer no
más, ser petrolero era estigma de anarquista. Y cosa extraña, hay quienes en nombre de la nación y la
raza, la despojan del dominio eminente del territorio,
en que descansa la independencia y la soberania. La
inva!lli6n del dólar, indiscriminado, llamada donosamete diplomacia y crédito, conduce fatalmente a la conqlolista en paz y buena intenci6n.
Sustancial mente, el socialismo colombiano no se
aparta de los principios básicos del liberalismo, la
propiedad, la familia, la patria y el individuo, que no
sacrifica tampoco al estado providencia o gendarme.
El comunismo exótico, por ruso, toma por meta el
zarpazo al mont6n, a 10 tigre reivindicador de miserias tal vez merecidas por el odio atrida. Para orga-
e
o
N T
E M
POR
A N E
o
91
nizar el derecho, hay que volver al deber común, por
ley de solidaridad y salvación.
En verdad, el obrerismo vernáculo o racial, es tan
propietario aquí, como el burgués y el capitalista. Todos quieren su parte de tierra y de sol. Tan individualista, que nadie acepta intrusos a terceros en el
hogar ni en el amor y el goce de los bienes propios.
Kadie quiere aqui ser siervo de ningún estado, como
único dueño de vidas y haciendas, que es la quimera colectivista y futurista. Ya sabemos todos que el
estado lo ejercen hombres de carne y hueso, con todos los mangoneos rosquiferos, en nombre de la ley
y por autoridad de la república.
Todos sabemos ya que el mendrugo oficial, grangeria o medro, se cambia por servilidad y oprobio,
de ordinario. Medir oficialmente el pan de cada dia,
que la fe asigna a la Providencia divina, en resolución convierte la sociedad en caserna, bloqueada por
el hambre. Expropiar el fruto del trabajo individual,
para entregárselo al grupo estadista, impersonal, anónimo, irresponsable y omnipotente, seria la más monstruosa confiscación universal, que registran los siglos
de iniquidades estúpidas. Armar la cuadrilla en gavilla contra el individuo honrado, contra la propiedad,
laureada por el trabajo, para entregárselo todo a la
rosca oficial, sería infinitamente peor que todas las catástrofes y oligarquías habidas y por haber. Este despojo general del fruto del esfuerzo y del mérito, jamás
podrá ser aqui obra de reivindicación social, sin subvertir mortalmente las más elementales bases de orden social y de libertad humana.
92
EL
ESPIRITU
LIBERAL
¿Cuál es, en síntesis, el ideario liberal, frente al proletario y al obrero? Libertarlos de la ignorancia, del
odio sectario y de la miseria, por medio della ciencia y la técnica. Extender al mayor número, si no es
dable a la totalidad de los asociados, los beneficios
del trabajo, por la pequeña propiedad, que no empequeñezca la gran producción que abarate el producto y la vida. Armonizar la plusvalía o valorización,
con el natural decremento de los beneficios agrarios,
que la ley ricardiana opone a la expropiación marxiana.
El liberalismo tendrá siempre la inmarcesible gloria de haber logrado en Colombia, que el tradicionismo reaccionario, derribase, con sus propias manos, el
cadalso, y rompiese las mordazas de la palabra. Nadie
podrá arrebatarle la gloria, tampoco, de haber manumitido el esclavo, sometido los dictadores a la ley,
libertado la propiedad de las manos muertas, desamordazado la prensa, puesto la verdad en el crédito, elevado la enseñanza al más alto ministerio de la verdad cientifica, deshecho el monopolio y el privilegio,
emancipado la Iglesia del yugo polltico y organizado
la independencia sobre la ley y el deber civico que
realiza la república.
tL t$PIRITU L1B[RAL '( LA TltRRA
Señores:
Entre las manifestaciones vitales de un pueblo, están las exposiciones y las terias, certámenes de la producción y de las aptitudes vernáculas. Y en ellas, la
más hermosa riqueza es aquella en que la vida se
acendra en flor de carne y músculo. Convidan, además,
a los compatriotas a conocerse y tratarse, lo que por
sí solo es ya un paso de cultura y de interés mutuo,
por la solidaridad comercial que promueven. Quienes
se esfuerzan, plies, por merecer el premio del animal
y del fruto selectos, son dignos de que se les honre
como cooperarías en el bienestar público. Además, la
capacidad de un pueblo para ser independiente, se mide por la calidad y cantidad de los productos de su
inteligencia y brazos. Así, el animal y el fruto abundantes indican la holgura social, e indirectamente, hasta la paz y el orden, que s610 florecen por el trabajo.
La humanidad será siempre más o menos agricultora. Por esto, los cultivadores son maestros de civilización, que fecundizan el suelo, emancipándolo gradualmente de la casta, del feudo, del trust, del monopolio que la amortizan. Los mismos rieles, el alambre y ruedas no son un fin per sé, si no intermedia-
94
EL
ESPITITU
LIBERAL
rios por donde la agricultura lleva sus materiales a
los mercados y las fábricas. El laboratorio químico y
el industrial jamás podrán subalternizar el fundo, que
es el que colma sus crisoles. Las ciencias y las artes convergen a abastecer las poblaciones, y aun las
mieses del espíritu no medran donde faltan el pan y
el habitáculo. Las ciudades, asiento de las industrias
y sedes del pensamiento, necesitan basamentos agrfcolas, puesto que con meros artefactos no se vive,
Lyon, Leipzig, Sevilla, Nobogorot han prosperado por
sus ferias. Los pueblos fuertes lo son por sus cultivos técnicos que no respetan como soberanos sino a
los que aportan al haber !humano su parte de labor
y ahorros. De ahí que el poder nacional depende más
de la producción vegetal, animal e industrial, que de
los canon es y acorazados. Porque bien visto, la fábrica del poder deriva de la reja, que en las horas
de prueba sabe ser también espada.
Los ma~nos postulados de la civilización-patria,
familia, propiedad, libertad y orden-radican
en el suelo, que al hombre sustenta. La luz campesina. que
nutre la hoja y enciende la pupila, también ofrenda
a Dios. Y la paz, flor de las almas, crece donde la
espiga vale más que el laurel, por su virtual comunión. Y así como la gravitación universal puso su centro en el seno de los orbes, el luchador se avigora
al simple contacto de la tierra, en el símbolo anteico.
En la punta de las rejas perecen el rastrojo, la envidia y el odio, malezas del suelo y de las almas. Porque la reciprocidad, entrelaza sus raíces en él, como
las frondas que se elevan al cielo.
C
o
N T
E M
POR
A
N
E
O
~
Es, por tanto, deber patriótico promover los cultivos y los rebatíos, que valoran al hombre; miopía es
creer que el bien de los cultivadores desfalca a los
proletarios y obreros, que pierden sus guías eficientes. ¿Quién aporta a la sociedad más valores que los
que siembran conocimientos y ahorros, impulsan las
obras y ofrecen al consumo sus productos? ¿No está
el capital, hijo del trabajo, guardado por la previsión,
abierto a todos los que buscan la fortuna? Sólo es
vil el granjeado por el fraude, la injusticia y el abuso, que no lo emplea en el bien social.
y no sólo la madre agricultura lo es del bienestar,
sino que el éxodo de los campos trae las dolencias
graves que estamos viendo y aun el descontento, las
codicias bursátiles y las iras sediciosas. El desequilibrio que la plétora burocrática está introduciendo en
la más poderosa nación del orbe, ha cohonestado la
hipertrofia plutocrática, cáncer de su democracia, y
la opulenta república, con ciento veinte millones de
hombres y dos terceras partes del oro mundial, está
dejando sin trabajo cuatro millones de obreros, abandona un millón de haciendas, deprecia las tierras labrantías en más de treinta millones de dólares; deja
quebrar cuatro mil bancos en los siete últimos años,
cerrar sus puertas veintitres mil ciento cuarenta y seis
casas comerciales en 1927 y veintiocho mil en este
ano, y pone en peligro la industria generatriz de su
poderfo internacional: el acero.
Con nuestros sesenta millones de hectáreas cultIvables, Colombia tiene un emporio de riqueza con qué
resolver todos sus problemas. Confiemos a las cien-
96
EL
ESPIRITU
LIBERAL
cias y a las artes esta obra de defensa social, para
que la desocupación no despueble nuestros campos
ya arrasados por la sequedad y el microbio y desvinculadas por las distancias. El abono generalizado, la
maquinaria, las semillas y los reproductores escogi.
dos, el técnico ambulante, la vacunación obligatoria,
el regadío promovido por el Estado como obra de utilidad pública, el pozo artesiano, el estudio meteorológico y naturalista, son cosas que superan a la retórica, la metaffsica y la coerción. La más bella función de un gobierno es difundir el espíritu científico
en el pueblo, como lo hacen las naciones más civilizadas.
Aun en países que colocan los cultivos entre los
principales elementos del orden público como los Estados Unidos, Alemania y Francia, ascienden a centenas de millones las pérdidas anuales, por cada azote del trigo, del maíz y de la uva. Aquí, las pérdidas
son inconmensurables.
Señores: Si contempl~is los admirables ejemplares
de esta exposición y feria, veréis que lo que más importa no es anotar lo que no tenemos, sino conocer
nuestros productos, tan buenos como los mejores, y
las empresas que con ellos podemos fundar. No ocupamos la peor de las zonas, pues que tenemos más
bien exuberancias radioactivas, telúricas y solares. Los
cultivos y los ganados, galardonan iniciativas metódicas, para cien millones de habitantes, económicamente organizados.
En la milenaria travesía de la humanidad, el hombre no ha utilizado sino trescientas de las ciento cin-
C
o
N T E M POR
A N E O
~
cuenta mil especies vegrtales, y doscientas de las cien
mil especies animales utili7.:Jb1es. Con estos quinientos auxiliares, ha construido la vida moderna. Las
etapas de la civilización pueden cifrarse, no por la
piedra, el hueso, el bronce, el hierro, el vapor y la
electricidad, sino por el buey, emblema del esfuerzo
paciente, por el trigo eucarístico, el maiz creador de
la civilización ntecê., chi:'cha e incásica, como la ha
sido el arroz y el durra para los asiáticos. El reno y
el caballo, el perro y el carneiO, el camello y el cerdo, la cabra del dios Pan, de ur. lado; y del otro, la
cebada y el centeno, el algodón y la lana, la seda y
el lino, son de estirpe prometena, hermanes del fuego, de la electricidad y de la honda herziana, sus afines Iibertadores.
Esta zona, próvida de fuerzas, no sólo acoge las
cien variedades de trigos, sino el café arábigo, la morera china, el eucaliptus ?'ustraliano, que prosperan al
lado del cacao, el tabaco, la quina, la papa y el caucho aborígenes, con los que ha enriquecido América
al mundo entero.
Es un hecho probado que la civilización avanza, asociando la naturaleza a la vida humana. El desarrollo
de la inteligencia comprende todos los valores; mas
no puede realizarse sino mediante una nulrición rica
en elementos azoados, fosfóricos y lácteos. El eje biológico de la rotación cultural es, pues, una buena nutrición. De donde, el problema es aprovechar la planta y el animal, que dan los protaplasmas energéticos.
El cerdo, por ejemplo, que el hebreo anatematizaba,
colonizó, empero, las ciénagas del Missouri y del Ohio,
98
EL
ESPIRITU
LIBERAL
dio la opulencia a Chicago, y puede ser el zapador
de nuestras llanuras orientales, con el buey, que ya
fue factor de nuestra emancipación. Hay que devolver al suelo que el cultivo vampiro agota, la que pedía el pastor a sus feligreses: "Hermanos míos, antes que bendiciones para vuestros huertos, ponedles
abonos yagua [En la escala de los valores, valen más que las leyes
constrictoras, el vegetal y el animal nutricios. No hay
razas levantiscas sino incompetentes
para utilizar
los bienes naturales. Entre los peores derroches de
las fuerzas naturales está el dejar perder la energía
hidroeléctrica, que nuestro suelo abrupto guarda. Sin
agua no hay vida, ni granjas, ni municipios, ni patrias. Los países de la sed están muertos, el Sahara, el
Gobi, el Chamo. Sangre de la tierra, el agua es más
sinérgica que el fuego, que ha merecido la adoración
primitiva. Es la savia de la arteria)'
del blastema;
hecha vapor, impulsa el émbolo, mueve la hélice, y
sangre negra, circula por la pluma en pensamientos.
Por esto, el Génesis del mu~do vio flotar el espíritu
de Dios sobre las aguas, y la vida se extinguirá en
el planeta el día en que le falte el agua. Ya la tierra se está muriendo por disminución hídrica, que el
enfriamiento acrecienta y la civilización agi ava, al desalojar el arbolado que la llama, a medida que extiende la población. El metabolismo normal es un fenómeno de vitaminas que el sol tórrido caldea, con repercusiones de-raquitismos, oftalmías, edemas y neurosis varias, que trascienden en cóleras espasm6dicas
y truculentas.
C o N T E M POR
A N E O
W
Pero ahondando más, encontramos un valor de los
valores, que prima sobre la planta, el animal y el
agua. Es el hombre. Más precioso que el oro y más
radioso que el fuego, el hombre de bien y de honor,
asiento de la equidad y del carácter, honra al municipio, al pars y al género humano. La exaltación de
esta exposición y feria, seria incompleta, si no agregásemos a ella la exposición de las necesidades primordiales de los cultivadores y ganaderos. Estas suntuosas fiestas del trabajo no alcanzarán su ápice sino
el dia en que podamos exhibir esprritus rectos ante
el mundo. Porque ser hombre de bién vale más que
ser rico y que ser poderoso. Ser hombre de honor
-el honor, se ha dicho, es el pudor viril-es
ser justo y leal. Se diferencia del animal, en que no permite su lomo al abuso ni a la opresión. Y se asemeja a la planta, por su posición perpendicular y eréctiI, que se proyecta hacia las alturas.
Porque no hay miseria moral que iguale a la mental, c.;ue dobla la cerviz al yugo y a los vanos terrores. Todo se posee todavía, aun cuando se hayaperdido todo, si el honor queda salvo. Y en el derrumbamiento de las vidas, de las glorias y de las razas,
«la única estatua que aún sobrevive a los altares y
tronos derribados, es la del honor-o
La inteligencia es el primer venero de una raza. Cultivemos la nuéstra, que es tan plástica, de preferencia a todo. No es que sea inferior, sino inculta, pues
en verdad, no hay razas inferiores ni superiores, sino
razas ignorantes y razas educadas. Nuestra raza robinsona, en un siglo no más de vida independiente,
100
EL
ESPIRITU
LIBERAL
va haciendo habitable el trópico, aun para los refinados europeos. Y sobre estas escarpadas cimas, tan
cerca del azur, hay apoyos para toda ascensión, más a(tos que las pirámides faraónicas.
El más insalubre morbus es el inmoral. La moralidad es el medio necesario para toda civilización.
y la moral es flor del pensamiento, que sólo se yergue donde la luz la atrae. Toda opresión de ideas sustrae de la riqueza nacional sus más preciados tesoros. Las naciones no decaen sino cuando malversan
sus energías, gastándolas en eliminar las contrarias,
que racial e históricamente son sus complementarias,
como alas que son de un mismo vuelo. La epopeya
de 1810 fue hecha por el amor que de la libertad tenían
los próceres. Y en el cálculo comparativo de la improductividad de un clima deletéreo y de una usurpación política, es más grave amordazar las fuerzas
espirituales que derrochar los fondos públicos y entregar al secano el territorio. Pues no hay devastación mayor de un pueblo que la que abate sus cumbres mentales y morales, a las nivela demagógicamente por la bajo.
Hay un campo inmenso donde caben todas las ideas,
todas las creencias y aun todos los sueños: la Natureleza, que no niega a nadie su parte de sol, y antes
bien, invita a todos los colombianos a la captación de
las energías físicas y químicas, por medio de la inteligencia metódicamente dirigida.
El dinamómetro del progreso es hoy el caballo de
vapor y el kilovatio. La hulla blanca, más fuerte que
la negra, más sana que la roja y menos costosa que
e o
N
T
E
M
POR
A
N
E
o
101
la azul, ocupa puesto de primacía entre los factores
económicos del mundo. Esta energía pandinámica llega en las caídds del globo a setecientos cuarenta y
cinco millones de cé:ballos de vapor, de los cuales
236 son del Asia; 160 del Africa; 160 de la América
del Norte; 65 de Europa; 30 de Austialia, y 94 de
la Améríca del Sur. Cada cc~ombic.no, si utilizásemos
todas nuestras caídas, podría disponer de más caballos de vapor que un francés, un inglés y un alemán
unidos. Pero es hoy insignificante -::an.idad, comparada con el 37 )or 100 que S~¡z:...obtièGe, en un territorio y ccn una población s-:meja:1tes a los nuestros.
Italia utiliza el 35 por 100 de sus cClidas; los Estados Unidos, el 33 por 100; Francia, el 29; Noruega,
el 15; Alemania, el 20. Nuestras tres cordilleras presentan más saltos hechos y factibles, que las alpinas,
pirenaicas, apeninas y cárpatas. NuestfOs lagos de las
mesetas de los Andes, de donde fluyen un Magdalena y un Cauca, y los depósitos para regadíos y acueductos de un Fúquene y un Tata, están reclamando
la acción eficiente para embellecer los valles sitibundos.
Nadie tiene derecho de sentar::;e a gemir a la vera
del camino, cuando deja perder sus posibilidades de
fortuna. La histolia es 1111constante descubrimiento
de los bienes naturales, captables por e: hombre. ¿Quién
habría creído ahora diez afios que Iíuestro suelo sotenaba la oleosa riqueza, que ya ha dado a los explota~ores extranjeros centenas de millones? ¿Quién
podría afirmar que ya está agotaào todo la que podemos hacer para mejorar nuestros cultivos y gana-
102
EL
ESPIRITU
LIBERAL
dos y explotar estas dos terceras partes del territorio colombiano todavía desiertas y baldías?
Empecemos, pues, por el principio. Mejoremos nuestras razas de trabajadores, y especialmente la campesina, básica de las otras. Nuestra democracia cosecha
en ellas sus hombres y sus genios. Los mejores capitales no son los forasteros, sino los autóctonos,
adaptados por la selección natural, que es superior a
todas, y sin peligros imperialistas. La unidad nacional no se logra sino solidarizando sus componentes.
Mas no se intervinculan los hombres con meras palabras piadosas y leyes depresivas, sino con prácticas de auténtica comunión, que eliminen las desigualdades injustas, que hacen parias. Los ciclos de la cultura superior, estética y ética tienen peldaños agrícolas e industriales primero.
Después de la energía hidroeléctrica, el factor que
avigora la agricultura senil es la máquina. El motor,
el tractor, el arado de disco, la sembradora, la trilladora y la segadora reemplazan ventajosamente el animal y el peón. Recordemos que la simple pala de vapor hace un trabajo i~ual al de trescientos hombres,
y un camión al de cincuenta acémilas. El obrero americano, que utiliza la máquina, ha multiplicado su producción como si tuviera treinta y cinco hombres a
sus órdenes. ¿Quién ignora la transformación maravillosa de la civilización moderna, operada por la imprenta? Esa prensa, tan temida, ha venido a ser el
apóstol del cIte et doce te- ; y es hoy, con el inalámbrico, portavoz no sólo de las ideas, sino también de
las creencias, multiplicando su resonancia con el ra-
e o N T E M POR
A N E o lro
di6fono. Y aquel obrero, que vio en la máquina un
émulo, hoy la toma, socialista y todo, como su mejor cooperador en la lucha por la vida. ¿No estamos,
por ventura, contemplando el prodigio de cómo el
aeroplano transforma un muchacho lugareño en un
héroe mundial? ¿Y no vemos que el vehículo mecánico ha hecho del arriero y el ganapán un chofer y
un empresario? La mejor función administrativa, para colmar el vacio de braZ0s que sufre nuestra agricultura por la succión que las carreteras están haciendo de ellos, no es la inmigración forastera, siempre tardía y problemática, sino el empleo de la maquinaria, puesta al alcance del agricultor, por las varias formas cooperativas, patrocinadas por el gobierno.
Pero todos los bienes permanecerán inéditos, si los
brazos y las mentes colombianas ignoran los métodos
para extraerlos. Son cinco millones de campesinos de
los ocho millones de colombianos, que producen seiscientos millones anuales, esto es, las dos terceras partes de la producción nacional. No es anárquico aspirar a mejorarles su vida dotándolos de conocimientos y métodos más eficaces para que vivan mejor. Para sembrar a Dios en las conciencias, hay que dignificar y embellecer las almas que la reciben.
)lo hay raza que no pueda mejorarse, asociando
las energías del universo. La esencia de toda civilización es acrecer la energía útil, y disminuír el derroche de todo género, mental, fiscal y social. Comparando las energías que utilizamos con las utilizables,
podemos abrigar la confianza de que nuestro porvenir no está obstruído por ningún sino implacable.
104
E L E SPI
RIT
U
L I BER
A L
Nuestro progreso está al alcance de nuestras mentes
y manos. ¡A la obra, pues, cultivadoresl i Al surco y
al aula, salvadores!
i A la tierra I debe ser el i Dios la quiere I de las
nuevas cruzadas del progreso. Vamos a los campos,
a regarlos con nuestros ahincos y entusiasmos. Vamos al arbolado, a pedirle sombra para el cortijo,
abrigo para el plantío, defensa contra el meteoro-huracán, hielo, torrente. Vamos al agua, a tomar la fuerza para los dinamos y las peItons. Vamos al surco a
regar la planta, y al prado, a abrevar los rebaños.
Vamos a la selva, a expulsar el miasma y extraer el
elixir. Vamos al fundo, a sacar de él la leche y la
miel promisorias, el grano y el textil, la carne, la
caloría vivifica. Estos factores del bienestar y el poderío de Colombia están aguardando el fiat científico
y técnico que los llame a la obra común. No permitamos que el hábito de no hacer atrofie los órganos
creadores, ni que el hábito de temblar «afloje las fibras".
iBien hayan, pues, los sembradores, porque de ellos
será el señorío de la tierra! ¡Bien hayan los que construyen su libertad con su propio esfuerzo, porque ellos
continúan la obra emancipadora! ¡Bien hayan los cultivadores del pensamiento, que es la más alta dignidad
humana, porque ellos son los que pasan las antorchas de la verdad a las nuevas generaciones I
y a los que ~adecen hambre y sed de justicia, digámosles: iFelices los que no despojan a nadie, ni
desesperan en la adversidad, puesto el corazón en la
obra, porque ellos serán los triunfadores del manana!
1Dichosos los que marchan a la conquista del pan y
e o N T E M POR
A N E
o
1M
del derecho, sin gemidos, ni maldiciones, ni odios,
corajudo el ánimo y con buena voluntad I
En esta mur.ífica exposkíón y f.:rias, veréis admirables testimonias de la energia colombiana. La Holanda nos mUêstra excelentes durhams;
San José,
magníficos devons; Transvaal, intachables holsteins;
San Pedro, normandos superiores; La Pesquera, herefords seleccionados; La Victoria, solipedos espléndidos; y Mondoñedo, toros para los torneos populares
y deportes.
Esta fiest" del trabaje y de la gay agricultura, culto geórgico que amaban nuestros antepasados, secunda la patriótica labor de la Sociedad Nacional de Agricultores, con el aporte selecto de este municipio, para honor de Mosquera y bien de Colombia. Que si
el trabajo es el patrimonio original del hombre, ibendito seas, oh padre de la civilización, genitor del Genio y del Espíritu I
LA ABST~NCION INT~GRAl y ~L VOTO
G~N~RAL
Hay dos modos de las cosas, afirmativo y negativo.
Hacer y no hacer. Pensar y no pensar. Vivir y no vivir.
Por una paradoja convencional se tiene el silencio como germinativo, por medio de una metáfora semillar.
Tayllerand también fincaba la políticz. más fina en no
hacer nada. Gandi confia a la huelga del no comer,
la salvación de los indúes del yugo británico. Varela también empleó la abstención como remedio para merecer la autonomía de Irlanda. Este método
de la renunciación, recomendado por el Cristo desde hace dos mil años, fue practicado por Jas primeros cristianos, hasta ir al circo de las fieras y al
martirio, en todas sus formas, antorcha neroniana,
cruz, colmillo, flecha y parrilla. Algunos creen que
este sacrificio abstencionista, a base de valle de lágrimas, para ganar al cielo, culminó al fin con Constantino en el Imperio católico de la Edad Media, cambiando resignación por mando. Dejémosles que hablen con tal que nos dejen obrar, recomendaba Mazarino. Dennos una tregua de algunos meses sin odios
cruentos, pedía Pedro el Grande. Las murallas de Jericó se desmoronaban al mero són de las trompetas,
C
o
N
T
E
M POR
A N E O
107
según la leyenda israelita.l.os niños mimados también
esperan mejorar de galardones,
no comiendo. Todo
esto parece infantil, primitivo y absurdo, pero ha
sido muy recomendado por teólogos y marmitones.
Cuando un hombre no puede a no quiere obrar, es
muy cómodo doctrinar el no hacer. Los partidos que
renuncian a la acción, lo que demuestran no es su
fuerza sino su debilidad, su amor propio excesivo o
su miedo y cobardía. El .•dolce hr niente,. es propio de holgazanes y de ineptos, nadie lo ignora hasta hoy. En tiempos rusos, Tolstoy evangelizaba la
no resistencia al mal, como el mejor remedio contra los que lo perpetran. Para corregir a los que
matan, dejarse matar. Para enderezar a los ladrones, dejarse robar. Para purificar a los fornicadores,
la pasividad.
En el orden político, para hacer hombres y dignificar individuos, se aconseja renunciar a ser hombres, y eliminar al individuo bajo el tacón ferrado
del Estado. Esto llaman avanzar en la liberación humana. Para que todos tengan su parte en el montón
social, es decir, su puesto al sol, se recomienda como obra de justicia despojar en globo a los que
tienen, en beneficio de los que no tienen. Y si resisten, buena es la acción social, hasta la revolución
de ideas, la comuna, el rifle bananero y el soviético. Para llegar al ápice más alto, no hay como
invertir la pirámide, poniendo la alto abajo y lo de
abajo arriba. Esto se llama reivindicación. Para salvar almas no hay como sembrar el mundo de vicios
y pecados, sin los cuales los salvadores
quedarían
108
EL
ESPIRITU
LIBERAL
sin oficio. Lo doctrinó Núñez. Bueno es salvar a garrote, desde antes de Roosevelt, Mussolini, Rivera y
los caciques terrícolas, sobre todo si no es de balde.
Toda esta jugosa doctrina ha tenido sus apóstoles y mártires de la abstención y del ayuno. Las
masas con hambre prefieren que los demás no coman tampoco, aunque a los inconformes parezca dolor
del bien ajeno.
Pero a pesar de los evangelistas de la no acción,
arreada de no cooperaciÔn, la intervención en las
cosas de la vida y de la patria, es condición de existencia, de dignidad y razón de vivir. Desde Palmer.
ton hasta Coolidge, los dos programas han tenido
sus sostenedores, como la cara y sello de las medallas. Se interviene cuando se quiere vivir, tener mercados, corregir criminales, depurar corrupciones sociales. La intervención es principio de cirugía médica, de higiene pública, de instrucción obligatoria,
hasta de evangelización de paganos. Con tal que no
llegue al Santo Oficio, la justicia la patrocina, como
ley de orden público y de libertad civil. No hay democracia sin pueblo que intervenga en su propio
gobierno. No hay república sin oposición que guarde el equilibrio de las opiniones y los partidos.
El término cooperar es impostor, llevado a la política. Los partidos de oposición no cooperan, cuando intervienen en los intereses públicos que también son los suyos. Gestionan, gerencian, accionan,
en el lenguaje económico. S610 es industrial la compañía que explota el gobierno como un monopolio
y privilegio de la casta oficial.
e o
N T
E M POR
A N E
o
109
Pero 110 hay que perder de vista el sentido de las
palabras, porque la pesión, e! terror o el interés las
trastruequcn. Lo subversivo reside principalmente en
llamar libre al despotismo, por el hecho de que
tiene la absoluta libertad de dominar a todos los colombianos. Pero por más que el interés llama libertad al monopolio de p;obierno y a !a usurpación fraudulenta, ese despojo de un partido, consumado a mansalva, nJ es liberdad verdadera, sina el oprobio legítimo y -la tiranía legal y constitucional. La libertad
de extrangular la libertad no es la libertad, que la
humanidad busca y la civilización preconiza de santa. En Colombia no existe la libertad sino la imposición libre de un partido sobre los otros, desde
cincuenta años. La libertad está por fundarse en Colombia desde que fue extTé¡ngulada en 1885. La emancipación auténtica está por hacerse, y hé ahí la razón suprema del liberalismo en Colombia.
Por esto hay que volver a pensar seriamente en
los deberes ciud¿ldanos, en ser hombres de la patria, y no apareceros de secta a de bandos oligárquicos a demagógicos. Ni la usurpación de abajo
ni la de arriba son obra de ;liberación y emancipación. Nunca fue más categórica la necesidad de
una acción genuinamente
liberal que hoy, en que
sólo flotan en el r:aufragio de las ideas, los mástiles de los acorazados de presa y de la piratería poIitica.
La abstención ha sido practicada por los que se
llaman liberales, las masas sobre todo, desde que
los zapadores han asumido la función de los esta-
110
E L
E SPI
RIT
U
L 1 BER
A L
dos mayores; y con el más perfecto fracaso, la disolución del partido en fragmentos que se creen
avanzados, cuando han retrocedido a las doctridas comunistas y estatistas a socialistas. Pero si el fraile
venció al soldado romano, la bomba y la expropiación global y la abstención integral no vencerán ni
al fraile ni al cacique parroquial y departamental o
provincial. El voto incompleto ha caído de hecho y
de estatuto, en manos de la camarilla caciquil, que
se candidatiza y se elige a sí misma, pues que le
basta un chocorazo, ante la ley oficial, que ve con
tácito agrado que la oposición de los mejores caiga
en manos de los peores. Es la demagogia, primer
fruto de la abstención. Después vendrá la anarquia
armada de bombas, el tiranicidio y la carbonaria, como en Italia. Es ley homócrona y homotópica de la
evolución natural, por disolución y reacción fatal.
Para destruir un partido no hay como sembrarlo de
vicios y abstención.
Pero yo pregunto a los que profesan el dogma de
la abstención integral, que es el nuevo credo popular,
a la moda del día.
En biología social ¿hay fuerzas que impongan su
dirección sin actuar?
En historia universal ¿las retiradas aventinas vencen hoy hegemonías de rifle?
En economía política ¿la huelga y el páro electoral impiden el chocorazo doméstico a forastero?
En religión islámica ¿las cucharas están predestinadas a subir a la boca por generación expontánea, y la democracia a ser real sin practicarla?
e o
N
T
E
M
POR
A N
E
o
111
En política efectiva ¿puede el fusil mejor que el
voto demoler usurpaciones?
En dinámica general ¿pueden acumularse las energías que no obran y no atrofiarse los órganos que
no funcionan?
En medicina clínica ¿hay esperanza de salud y vida en los cuerpos que no reaccionan por carencia de
defensas orgánicas?
En ética elemental ¿se puede renunciar al deber
para consagrar el derecho?
En higiene doméstica ¿El ayuno civico restituye la energía perdida?
En mecánica y dinámica ¿se obtiene más con la
renunciación que con el esfuerzo?
En fisica social ¿el vacío de la onda fugitiva no
lo ocupa en el acto la onda aledafía?
En politíca ¿basta la inerte presencia para eliminar cánceres y reconstruir entusiasmos electorales?
En fisiología ¿se consolida lo adquirido, renunciando a defenderlo?
En finanzas de Pérogrullo ¿se conservan tesoros
abandonándolos a los que los roban?
En milicia elementaria ¿el que deserta del combate
o vuelve la espalda, no es traidor, fel6n o cobarde?
y qué ley le aplican, el honor y el valor? ¿Merece
respeto la opinión de desertar de la lid y de las
ideas, 0, por ventura, se afirma la fe en las doctrinas de la libertad, volviéndoles la espalda, porque
el adversario las afrenta y huella?
En psicología ¿no sigue a la desesperanza la desesperación, y a ésta la locura, el yugo tolerado, la do-
112
E L E SPI
RIT
U L 1 BER
A L
mesticidad uncida al oprobio y el sálvese quien pueda, de las derrotas definitivas e irreparables?
En degollina rudimentaria ¿teme el degollador al cordero que le presenta el cuello al cuchillo?
En acústica ¿vence el silencio al grito que hace
los ecos délficos?
En derecho común ¿la abstención en el ejercicio
del derecho no funda la prescripción que lo extingue, amada de todos los detentadores sin titulos?
En heráldica ¿hay lauros sin lucha, trofeos sin
combate, ni gloria sin sacrificios de reposos, vida y
bienes? ¿No requiere la república eterna vigilancia
para subsistuír como ley para todos?
En el código del honor ¿basta hurtar el cuerpo al
peligro, al ridículo y al sambenito con que los eunucos se rien de los varones? ¿La simple protesta
no es el escudo de la debilidad, hija del consagrado bofetón a la izquierda cuando hieren la derecha?
¿La ambición precoz o frustrada, la envidia taciturna y melancólica de los que carecen de alas para
llegar, autoriza la defección de la democracia, cuya
arca es la urna, so capa de que es violada?
¿Puede quejarse un partido de su postración, si renuncia a ponerse en pie?
¿Es permitido cruzarse de brazos cuando la corrupción política y social infesta las almas y pone
en tela de juicio la existencia misma de la nación
como entidad, capaz de independencia y gobierno
propio?
En presencia del fraude y del delito, que dilatan
e o
N T E M
POR
A N E
o
113
cada dia su imperio, ¿es Helto bajar el brazo de la
defensa y del deber y arriar la bandera?
¿Hasta cuándo es correcto sancionar con el silencio abstencionista, la proscripción
dentro de la patria, que el partido dominante impone al liberalismo,
arrojándole el mendrugo tóxico del voto incompleto?
¿Cómo puede demostrarse al pais que la oposición
es mayoria, si no persiste sin cesar en probar que
Jo es dentro de esa misma ley, depurada del fraude?
Lejos de cerrar el compás, hay que abrirlo. La mediocricidad carece de aptitudes para regir a los demás por su nivel inferior. Pero no hay otro medio de
depurar las urnas que ir a ellas y depositar unánimente el voto que la democracia y la república confían a los ciudadanos.
Vamos a Jas urnas todos los que abrigamos la
esperanza de hacer patria para todos y fundar de
verdad la república I
¿¡:~D~RACION
a
C~NTRALlSMO?
Patriótlcamente ha abierto Universidad una encuesta sobre si el pais necesita un cambio autonomista
del centralismo implantado por la reacción del 86. Y
aunque los Pangloss abundan, el problema de hallar
riuestro centro de gravedad no está resuelto todavía.
Está a la vista de todos que el régimen central ha
fracasado, peor que el federal. El descenso de la moralidad pública y privada es alarmante, y contrista el
patriotismo. El colapso de la intelectuatidad es desconcertante, llena de amarga decepción los espiritus,
que aún luchan por librarse de esta apatía gris y melancólica, que rumia odios en silencio y profesa desdenes y desprecios, como para excusarse a si misma
del deber de hablar cada cual su verdad, y llevar a
la obra común su parte de acción y de pensamiento.
Hay un supe.rficial desarrollo del pais en carreteras y ferrocarriles comenzados, sin plan eficiente para
terminarlos y hacerlos reproductivos. La política del
derroche, la seu do prosperidad a debe, el crédito a
descuentos iniciales de fallidos, la inflación fiduciaria, que eleva los precios y la carestia de la vida, por modo anormal y peligroso, la decadencia de
las razas, denunciada por hombres insospechables
e o
N
T
E
M
POR
A
N
E
o
115
para el régimen, hasta encontrarla otros, no menos autorizados, como prodromo inequívoco de una incapacidad racial y cJimatérica; la confusión de ideas, que
ha borrado los justos conceptos y linderos de los partidos básicos de nuestra democracia, hasta la anarquía
mental en unos, y en otros la ineptitud engreída, que
se niega a ver y a oír, cristalizados
por el crónico
ejercicio del mando y por la atrofia que ha producido
el régimen de una oposición razonada y activa: t.)do
esto son tesis apodicticas, que nadie se atreverá a negar.
La carencia de un plan científico de vías, previamente organizado; la dispersión consiguiente de los
recursos propios y prestados; la m6rbida tendencia a
contrariar y destruir la que otros piensan y hacen,
por el espíritu de contradicción, tan amado de las incompetencias; el justo anhelo de avanzar y de que
la vida no se muera en nuestros brazos; las repercusiones inevitables que el desequilibrio del mundo,
traído por la gran guerra, han producido en todo el
globo, acrecientan la gravedad del mal que padece el
pais.
No es la epidérmica poda de auxilios fiscales a las
secciones, que el régimen arrastra de reata y hace necesarios. No es con la ihsoria represión del morbus
que corroe las entrañas de las masas, tapando grietas
con rifles, ni acallando alaridos con plomo y leyes
heroicas, como pueden equilibrarse las necesidades vitales de las masas con las posibilidades económicas
y fiscales. El problema es mucho más profundo, y va
hasta las raices más hondas de la raza, que se sumerge en un medio deletéreo, si 'exuberante en energías
116
E L
E SPI
RIT
U
L I BER
A L
tropicales, superior a los pobres arbitrios de la coerción, la negación y la resignación.
Por el prestigio adventicio que la repetición a diario y la consolidación habitual que los alíos de sumisión determinan en caracteres y opiniones, muchos
creen, acaso sinceramente, que nuestras instituciones,
desde 1910, no dejan nada que desear en punto a
ponderaciones autonómicas; que la representación de
las minorias por el voto incompleto, con el cual el
fraude crónico asegura al partido que gobierna, el
monopolio de su hegemonía, es un ideal, prácticamente insuperable, que ha destruido la vieja iniquidad;
que todo está realizado en pro de la República, al
haber reemplazado el lazo conscriptor del soldado por
la criba abanderizada
del servicio obligaiorio, que
agarra, como la tela de arana, los mosquitos indígenas, con grave daño de la moralidad y agricultura,
y deja sueltas las moscas aladas, que merodean por
10 alto.
Algunos creen ingenuamente, con Núnez y Garcés,
que la tuvieron por panacea, que la federación municipal y el cuidado de las aldeas cura nuestras dolencias políticas y económicas, sin cuidarse de que el
dual movimiento del mundo y de sus cosas, no sólo
es de desarrollo de las uninades rurales, geográficas,
politicas e históricas, a base de una antropogeografía
auténtica, sino de integración también. Integrar es cohesionar regiones y voluntades. Tal la unidad de leyes, de orden público y de conciencias, en beneficio
de los intereses procomunales. La urbanización y la
nacionalización son fenómenos sociológicos tan natu-
e
o
N T E M
POR
A N E
o
117
raIes como la formación de núcleos municipales en
los campos eriazos a baldíos. Pero las pregonadas conquistas del centralismo son aún sobre el papel, y el ideal
que los adversarios del régimen federal enarbolaron
contra él, que Martinez Silva preconizó, al hacer el
elogio del autor de la regeneración, está por realizarse todavía, y demanda una como unión sagrada de todos los colombianos, que amen más a la patria que
al partido y la secta. Núñez fue un vencido de la historia, confiesa un apologista, ante los hechos cumplidos.
La unidad de legislación deja aún mucho que desear y hacer. Para salvar el país de las soberanías
regionales, se ha caldo en el caos de una legislación
que si es nacional, también es incongruente y aun
contradictoria y retroactiva. Los magnas problemas
sociales están por resolver, aun por el socorrido expediente de leyes, decretos y reglamentos. No hay una
legíslación obrera adecuada; no hay un código de trabajo, ni siquiera uno que regule el uso de las aguas,
de acuerdo con el complejo desarrollo de la población
y las necesidades de nuestra incipiente y anémica agricultura. No hay una legislación que dé expansión al
intelecto nacional, por la autonomía universitaria, madre de la floración intelectual de las generaciones, rectificadora de taras burocráticas y crisol de originalidad
y de creación en todos los órdenes mentales. No hay
una legislación que llame a la mujer colombiana a colaborar en los campos del pensamiento, por la educacíón profesional y científica, ni que la emancipe de
la hdela conyugal, que disipa su patrimonio y la man-
118 E L
E
SPI
RIT
U L 1 BER
A t
tiene en perpetua minoria hasta para defender su derecho a vivir, declarar y comparecer en juicio. No
hay un código penal a la altura de la ciencia penalógica. Los vacíos de nuesstra legislación manca y coja
son tan perniciosos como los de aquélla, que aflojaba
los vínculos de la nacionalidad, antaño. Hasta las barreras interiores subsisten toda vi a, con leyes y todo.
El orden público no está asegurado justamente sobre las bases de la necesaria expansión del individuo
y de las unidades colectivas, sin las cuales no hay
naciones, sino conglomerados coercitivos, en que los
unos oprimen a los otros, los explotan, atropellan y
despojan a mansalva de ley y de mansedumbre consuetudinaria.
La paz verdadera y científica no existe, cuando el gobierno asegura a los unos el presupuesto y a los otros el impuesto. Porque no hay democracia ni república real, sino donde los ciudadanos intervienen en la gestión pública, y hasta el mismo principio tributario descansa sobre el postulado de
que no debe haber tributación, donde no hay representación del Que la paga o la sufre.
El orden público descansa sobre el orden moral y el
ordenado movimiento del mecanismo político. Tal es el
valor de la distribución y división de los poderes públicos para que el cesarismo y la dictadura de hecho o de
ley, no suplanten el legítimo orden social. Y desgraciadamente el centralismo no ha podido hasta t\hora organizar
una científica división de los hctores gubernativos, y el
gendarme prima sobre el juez, hoy mismo, por la ley de
defensa social; el ejecutivo empece al legislativo, los gobernadores son amanuences electorales de los presiden-
e o N T E M POR
A N E .0 119
irresponsables y omnipotentes, con una suma de poderes
tal que sùpera a los que tienen los reyes constitucionales. De hecho y de derecho existe en el pals, desde
hace casi medio siglo, un centralismo absorbente y autoritario, que ha ahogado la vida municipal y estrangulado
la departamer.tal y provincial, tan rigido que nada tiene
que envidiar a los Musolinis y los Riveras. Aqul lo puede todo el que manda, desde el alguacil al Ministro y el
Presidente, sin siquiera el derecho del quejido, que es
acallado a sangre. cárcel y ojeriza, irremisiblemente. Este
orden no es el orden republicano que anhela nuestra democracia, que va desmedulándose insensiblemente.
Puede haber paz en las alturas del poder con hartas
servidumbres abajo. Bien asl como las cumbres parecen
más altas, por la bajeza de los suelos que Jas sostienen.
Pero, lay 1, esta noche sin espeJanza no es paz, sino ti·
nieblas irredentas. La dicha que se espera es ya una gran
dicha. La pérdida de la esperanza es el infierno. Y este régimen ha matado la esperanza de cambiarlo. La paz moscovita, la paz varsoviana, la paz augusta y cesárea no
son paz, sino almácigo de decadencias y miserias moral~s y fisiológicas.
Tampoco tenemos la paz de las conciencias. Porque
no es sólo tal paz la que disfrutan los privilegiados de
la secta a del partido dominante. La verdadera paz de
las conciencias reside en el respeto práctico de todas
las doctrinas y opiniones que no perturban la tranquIlidad pública. y nunca fue más sagrado este respeto que
cuando se refiere a los de abajo. El espfrítu de infalibilidad, padre de todo absolutismo y de todo fanatismo,
Incapacita para realizar esta paz por los que lo padecen.
¿Podemos, por desgracia, afirmar que ya no se perpetran
a la luz del dia y en plena capital atentados de fanática
intolerancia, que emulan con los de las tribus del tabú y
120 E L E SPI
RIT
U L 1 BER
A L
del totem? ¿ Pasaron ya los tiempos de barbarie mlstica,
que dijo Suárez. análogos a los historiados por Maquiavelo, de la edad media? Callémoslos por vergüenza, para
que no nos tilden de cafres a de inquisidores, que aún
matarla~ a los jóvenes De la Barre, llevados por el santo
fervor de Euménides.
Cuando contempla el patriota tántas servidumbres, cobardfas y miserias ambientes, tántas tinieblas en el horizonte. prefiados de tempestad. el más estoico ataráxico
se siente sobrecogido de espanto, ante la televisión de las
reacciones apocaHpticas que el centralismo autoritario y
abúlico está condensando inconscientemente. Y se viene
involuntariamente a la mente la desolada amargura de Tácito, al narrar los miseras tiempos de la decadencia romana,
enemigos de las virtudes y de la verdad sin sello oficial.
Nuestro vicio hereditario es el idealismo dogmático, que
da por probado contra la razón la que no puede probarse sIno por ella. Nuestros ideales no salen del radio limitado del esplritu, que se agita en el corto perlmetro
terrestre, en cuyo seno nace y vive. La unidad absoluta
de creencias y tendencias es imposible y falsa. Los que
aspiran a realizarla, para construIr la grandeza nacIonal,
son nihilistas sin saber lo, que hacen imposible la verdad,
puesto que no hay conocimiento sino notando diferencias,
que cambian sin fin. Recuérdese el fracaso de Felipe II. El
màs perfecto conocimiento sólo alcanza a derivar la ignorancia de su fuente más alta, sabido se está. El momento
psicológico de una nueva alianza patriótica es llegado, por
gastada que parezca a los escépticos. Las reacciones contra
los males mortales se han hecho siempre, uniendo defensas
y resistencias contra el mal fulminante. Los partidos desesperados se corrompen, se enloquecen a se echan a morir.
La patria, es decir, la madre, reclama de todos no dejar pasar la hora de rehabilitar (a democracia y la repú-
e o
N
t
E M
POR
A
N E
o
121
blica, que la reforma de 1910 no ha realizado aún, por
intereses creados y el monopolio del partido que
gobierna desde hace medio siglo. Ni siquiera la libertad
de prensa, amenazada, ante el espectro del cadalso, que
surje de nuevo.
Nada deben temer las opiniones opuestas. Los actos
violentos de arriba y de abajo, si, por ley de reacción. La
felicidad misma impuesta por la fuerza es crimen. La palabra es voz de Dios. Sólo al sable y la bomba son subversivos. Toda idea es un germen que se arroja al surco. La
autoridad que las aplasta engendra la violencia. AsI nace
la bomba del (.kase. Los progresos incruentos sólo pueden realizarlos la palabra y la obra, que conflan a la opinión el timón de la nave. Heraldo de la verdad, la palabra
siempre se abre paso, convenciendo, jamás oprimiendo. El
hombre de fe debe oirla tanto como el hombre de razón,
para acendrar su fe, para perfeccionar el juicio. La arbitrariedad y el fanatismo, vestidos de ley defensiva, son los
peores enemigos del orden y de la fe, de la justicia y de
la libertad. Y el empleo de la fuerza acusa la impotencia
de convencer por la justicia.
La base de todo derecho es el deber de respetarlo. Y
el deber de los deberes es dejar a cada cual su puesto
al sol. El pals se ahoga entre las mallas aceradas del centralismo caótico, incoherente e incompetente, que la burocracia ávida y pletórica devora. Ha hecho de la polftica, arte y ciencia de ;gobernar, el más sucio de los negocios bursátiles. Ha hecho descender la iglesia de su
alta investidura, al inconfesable ajetreo del circo polftico.
Ha puesto en contradicción la paz con el orden, la justicia con la ley y llevado la antltesis a las obras públicas
del departamento y la nación. Ha puesto en tela de juicio el régimen representativo, desacreditado por el fraude
y la imposición, y las masas desencantadas huyen de las
105
12¿
E L
~ SPI
RIT
U
L I BER
A L
urnas, los electores renuncian sus deberes clvicos, y declárase, como recurso gandiano, la huelga pollUca, por la
abstención integral, que anula el deber democrático con
una como no resistencia tolstoyana. La nación, coronada
de rosas optimistas, avanza a paso de holocausto, al sacrificio, presa de mística mediocridad, que se apodera de
los puestos remunerados en demasía, a fraudes y osadías,
confiados en que esta glaxitud todo lo soporta.
La confusión de ideas, que analizaba el Fausto regenerador, ha llegado bajo este centralismo estereotipado, a
tal extremo, que hay quienes tienen como insuperable ejecutoria para el servicio público, la mediocridad molondra
y trepadora y la anarqula en la oposición. Sin embargo,
toda falta de personalidad y de carácter, implica falta de
talento y de capacidad. Los mediocres lloado sea Diosl
son bien tontitos, bien cursllitos, diría Queirós.
Hasta la noción de :soberanfa se ha menguado, y al
ellminarla de los estados federales, por contrariar a la
unidad nacional, se borró de la República, vinculándola
a un poder extraño, legatario de la antigua metrópoli, tan
temporal como espiritual. Ese pOder moldea el espíritu
nacional por la enseñanza, y por la prohibición absoluta
de examen de las infalibilidades que las mayorías consagran, apócrifas a usurpadoras. ¿ Quién puede ignorar
que el centralismo ha abierto las venas del pars, por donde se escapa su sangre desde hace medio siglo? Supeditado el genio y el ingenio por ellocusto oficial, la literatura misma se ha desvigorizado hasta la mediocridad. Ne
cantumax silentem, ne suspecta libertas.
Aquel esprritu del siglo y de la civilización, que sellala órbitas propias a los dos poderes-espiritual y temporalpara dar vuelo al esprritu cintífico, y fundar, por el respeto
mutuo, la paz de las conciencias, se ha subalternlzado
e o
N T E M POR
A N E
o
1~
tánto, que el fuero eclesiástico se extiende de facto hasta vetar alcaldes y presidentes.
II
Una estadística festlnada canta aleluyas a la extensión
escolar, sin descontar la debido al incremento de la población y a la profusión de la civilización, que levantaquieran que no-el standard de la vida. Porque, por malos que sean los gobiernos, no alcanzan a impedir que la
tierra dé sus frutos y que todo organismo siga las leyes
biológicas de su desarrollo. También se arguye la inflación fiscal-de cuatro a ochenta millones-sin descontar
la mortal sangría y miseria, que el despilfarro de prestado encubre y agudiza.
El número no vale sino por el contenido y calidad que
cuantifica. Esta enseffanza mnemotécnica, libresca y autoritaria, lejos de ser un avance, es una decadencia y un
peligro. Sus efectos ya se palpan en la descerebración
nacional y sus proyecciones, apuntada por Uribe Uribe
y otros. Desarraigando de la agricultura y de la industria
al hijo del labriego y del obrero, para doctorarlos, despuebla los campos más que las obras públicas insólitas,
y pletoriza la empleomanfa, que no puede vivir del esfuerzo propio, sino adherida al presupuesto, como un parásito.
¿Quién sin estar ciego por el espfritu de partido, y sordo por el amaño atrofia dar de órganos, podría desconocer que el momento es llegado de cambiar estos rumbos
desorbitados? La cuestión no es de partido, los hegemonistas reconocen que sus gobernantes ignoran completamente las necesidades del país. Ella es un problema de
sociologla económica y técnica administrativa. Nariño, centralista en 1812, fue federalista en 1823; Santander, cen-
124 E L E SPI
RIT
U L I BER
A L
tralista en 1823, fue federalista en la convención de Ocana; Bolivar, centralista en el congreso de Angostura, federalista en las bases que dictaba a Laurencio Silva; Berrlo y Herrán, federalistas; Mosquera y Robles, centralistas; Ospina y Núnez, ambas cosas.
¿Cómo podría negarse que se impone una expansión
saludable, en vez de atar cada dia los individUOS a este
socialismo de estado reinante, para que se hagan efectivas las garantías constitucionales para todos, sin colores polfticos ni religiosos? Para la oposición, que renazca como fiel ponderador del mismo partido gobernante y lo preserve de la corrupción y la injusticia. Para el
municipio, que pueda vivir y crecer-se están muriendo
muchos-con los recursos que sus posibilidades les brindan. Para el departamento, que no tiene razón de ser,
sino cuando puede bastarse a 51 mismo fiscal mente. Para
las intervinculaciones departamentales, que correspondena la nación, cualquiera que sea la norma, central o federal, bajo el axioma de la prelación lógica y pragmática.
Llámese como se quiera, un cambio constitucional y
legal, aun a base constituyente, es necesario, para que la
nación se salve a si misma de caer en la secesión y disolución, que Panamá ha iniciado, y en el vasallaje económico de pueblos mejor organizados, cuya brecha está
abriendo el abuso faetóntico del crédito.
La independencia y soberanCa no es una expresión geográfica, consignada en leyes. Es una cuestión de aptitudes para ser libres. Hay prevenciones mahánicas, que Bagehot formuló en ley de pandominio entre los pueblos.
Esta capacidad no se adquiere sino por el trabajo organizado, por el pensamiento científico y por la libertad y
el orden concertados.
Sin pretender agotar las materias de reformas, podemos
enumerar algunas evidentes e ineludibles. Desde luégo,
e o
N T E M
POR
A N
E
o
l~
poner constitucionalmente la verdad en la vida departamental y municipal, estableciendo que los departamentos
y municipios tienen derecho a vivir de 51 mismos y no
de auxilios del fisco nacional, que estas entidades colman.
El supporting principie también rige los organismos pollUeos y administrativos. Ello implica un código municipal
a base dc autonom/a, que no pugne con la unidad nacional.
Uda enseñanza pública, obligatoria y gratuita, corolario del sufragio universal y complemento de la patria potestad, que dignifica. Enseñar a vivir bien es mâs pre.cioso que enseí'íar a matar certeramente, como fortaleza de
la soberan/a. Que élltre en ella toda la luz del pensamiento cientlfico y todo el arte de producir bastante y bIen,
particularmente la higiene. La balanza desfavorable, marcada por la importación de productos alimenticios, que
r.uestro suelo puede damos para exportar, pregona el fias
co de la enseñanza incompetente del centralismo! Que
rija en ella, no el espfritu de partido ni de secta, que sólo pueden salvar a palos y nominalmente, sino el amplio
y generoso del consenso colombiano, que solidariza eco
nómica y socialmente nuestros destinos, elimina las desigualdades irritantes y armoniza las clases y jerarqulas,
reconciliándolas por la justicia. Extiéndase a ella el laboratorio y la experimentación investigadora, el museo escolar, el deporte de vida práctica, la granja modelo, la
instrucción objetiva, y sobre todo, el culto del patriotismo, que hace habitable el pedazo de tierra que Dios nos
ha concedido al damos la vida.
Necesitamos dar más categoría social al maestro, al profesor, al juez y al magistrado, mejor remunerados y más
seleccionados. Constituir un poder electoral, inaccesible
al fraude y al parlidarismo, a la altura de los otros poderes de la RepC1bllca.
w
w
126 E L E SPI
RIT
U
L 1 BER
A L
Que la universidad sea emporio cientlfico y autónomo,
y crisol del esplritu nacional.
Sufragio de verdad, que permita la votación republicana y rescate la esperanza de realizar la alternabilidad paclficamente, que el monopolio semisecular del gobierno
por un solo partido, ha eliminado de la democracia colombiana. El método importa; pero más, purificar las urnas del fraude que las carcome. La papeleta apócrifa, la
autoelección del escrutador, la camarilla candidatorial, el
censo falsificado, la circunscripción acomodaticia son tan
nocivos como el espíritu de banderla, que prefiere no quede piedra sobre piedra en el pals, antes que reconocer
el fallo adverso de las urnas. ¿Pondrlan hoy los privilegiados una arma en otras manos, ni para la defensa del
territorio nacional?
Que el clero ame más la patria que la secta, como el
colombiano, más que al partido. No tema la verdad cient(fica. ni la razón, obra de Dios. Que se asocie de corazón al engrandecimiento, de nuestra común madre, hermanos que somos por la sangre, la raza y la historia. Hay
una gran cruzada que acometer unidos: rescatar el pueblo de la Ignorancia y del error, vencer la pasión felina,
la cólera brutal y el odio reptil; hacer, en suma, habItable el pala.
Levantar el nivel moral e intelectual de las clases laboriosas, ni explotadas, ni rebeldes. Poner el ahorro al alcance de su trabajo, mejorada su vida sin cesar por la
educación, la higiene, el trabajo técnico justamente remunerado, el horuelo hogareño, que extienda a todos el bien
y la alegria de vivir. La civilización no despoja a nadie
de la bien habido, sino llama cada dia a mayor número
al disfrute de la vida.
¿Federalismo o centralismo?
Ni uno, ni otro, están gastados y hallados faltos. Re-
e o N T E M POR
A N E o 1~
quiérese un régimen mixto, adaptado a la geograf[a y a;>titudes seccionales, que convierta esta disolvente pugna
regional en sana emulación de progreso.
Hay horas en que el primer deber es acercarse y unir
fuerzas para salvarse del naufragio. La hora es solemne
y trágica. Puesto que hemos ensayado la fuerza, sin hallar el equilibrio; y los veinte ailos de paz, sin obtenerlo
tampoco, ensayemos ahora la conciliación por la justicia
y estad seguros 'lue no fallará.
~NT~NDAMONOS
La polltica honrada no es un juego como el de los que
meten gato por liebre. Se tacha al liberalismo de clásico
y de cuarenta y ochero, porque pone todavla las garantras individuales al amparo de la ley civil, que encarna el
estado como servidor público, contra irrupciones bárbaras
de las masaS que se lanzan sobre la propiedad en su forma más visible, el capital al cDios lo quiere» del número.
Así se echaron los hunos y los vándalos contra la civilización romana y la hiceron pedazos, hollada por los cascos de Atila. AsI hablan antes hollado la:>cohortes romanas la sin par cicillzación helénica, en nombre de la fuerza.
IHurra por los defensores de las masas, que no quieren
que los que tienen, tengan derechos sino deberes de dejarse despojar por los que no tienen, en nombre de la justicia t
A la sombra de equlvocos aprestigiados,
se agazapan
instintos zoológicos. El liberalismo contemporáneo no se
solidariza con el trust capitalista ni con el monopolio patronal, y antes bien reivindica de ellos lo mal habido, y
pide la justa coparticipación del obrero en los beneficios,
y de la nación en la plusvalla no ganada por el riesgo
y el mérito. Aspira a limitar el latifundio, para dividir la
propiedad y extenderla al mayor r.úmero.
Si el socialismo colombiano quiere, como los liberales,
extender la propiedad al mayor número, fundar la fami-
e o N T E M POR
A N E o l~
lia, como sociedad civil, sobre la igualdad iurfdlca de los
esposos ante la ley j si considera ia patria como superior
a las sectas, castas y clases sociales, que se disputan exclusivo predominio en el gobierno dl"l pals j si no quiere
que los que ejercen fi estado como gobierno, sean los
únicos dueños de los instrumentos del trabajo, tierra, capital, maquinaria, deben saber qne esto es puro liberalismo colombiano. Y entonces :;Il hay abismos que nos separen, ni anacrónico «laisser faire. que lanzar contra el
liberalismo contemporáneo, que lo tiene por caducado.
Sobran los anatemas de los syllabus socialistas.
Pero si la reivindicación social que anhelan los separatistas a ultranza, ena'norados de un nombre y no de la
justicia, es la confiscación general de todo capital, sin distinción de la bien a de lo mal habido, para entregar toda
propiedad, toda familia y toda patria a una nueva casta
privilegiada de un nuevo derecho divino de origen plebeyo, que se apodere del estado, de las vidas y de los
bienes de todos los asociados por el ¡pOder del número
gregario, entonces no sólo hay un abismo entre el liberalismo colombiano y el socialismo terrícola, sino una distancia incolmable por los siglos de los siglos, mientras el
hombre prefiera ser dueño de sí mismo y no siervo de
ninguna casta niveladora y despótica a la rusa, a la turca a a ]a africana.
Entendámonos. El socialismo es una nueva casta, de derecho u origen plebiscitario, que organiza la sociedad como una jerarqula burócrata, que somete a todos los asociados a trabajos forzados-especie
de galeotes voluntarios-a quienes da la consigna a santo y seña del trabajo
diario, que les da derecho a la ración cotidiana. ¿ Hay
una tirailla de cuartel más despótica? Así era el trabajo
esclavo, asl la trata y la galera, que el liberalismo abolió.
La expropiación de los instrumentos de la producción,
130
t:
I~
E SPI
RIT
U
L 1 BER
A L
que el socialismo pide. no se dift'rencla de la confiscación integral que el comunismo reclama. Son términos de
una misma serie, que rueda inexorablemente por el pIano inclinado del despojo general. Hé ahí por qué. tanto
los conservadores como los socialistas y ácratas, desean
la muerte del liberalismo y proclaman sin cesar su ca·
ducidad irremediable, para apoderarse de todo y de todos.
Esto no es sólo una confusión babélica; es más, es la
anarquía pura y demagógica, industrializada, petrollzada,
jerarquizada. Veámoslo. ¿ Qué es burgués? Lo que viene
del burgo, aldea, ciudad. Ir contra el burgués es, pues,
ir contra el ciudadano. ¿ Qué es capital? Trabajo ahorrado, para aplicarlo a la producción. Luego ir contra el
capital es ir contra el trabajo ahorrado. ¿ Qué es individuo? Una unidad que la naturaleza forma. Luego ir contra el individuo, es ir contra la naturaleza, que no hace
sino individuos. ¿ Qué es organizar? Concertar para unir.
Luego ir contra la organización solidaria del liberalismo
es ir al caos de la anarquia, peor que la muerte.
El socialismo es una agrupación que jerarquiza la burocracia, como patrón del estado colectivo. El liberalismo es un partido de ideas solidarias, no de intereses y
pasiones, desvinculados de ellas. No es, pues, compaiUa
industrial, ni financiera; ni petrolera, ni burguesa; ni capitalista, ni proletaria; ni mlstica, ni castocrática. El liberalismo colombiano es un partido radicalmente DEMÓCRATA.
M~N~Ad~A LA CONV~NCION
L1Q~RAL
Sefíores Delegados:
El Comité Provisional de reorganización y depuración del partido liberal, que tengo el altísimo honor
de presidir, os saluda cordialmente y os manifiesta
su agradecimiento por vuestro concurso patriótico.
Desde este momento deposito en vuestras manos la
representación con que se nos ha honrado y os ruego que procedáis a elegir la dirección del partido y
a señalarle las normas y rumbos que deba tomar.
IQue la concordia y el honor presidan vuestras labores I
Bajo el glorioso pendón liberal pueden y deben
acogerse todos los que amen más las doctrinas que
105 intereses
personales y deseen salvaguardiar la
soberania nacional, moralizar la democracia, contener el derroche endémico y poner la patria a la altura de la civilización. Enfoquemos, pues, nuestros
pensamientos hacia las necesidades primordiales, económicas, polfticas y sociales.
Económicamente, el pais necesita fundar su independencia sobre la producción autóctona, científica
y técnicamente dirigida, para que el uso ponderado
del crédito ayude a construir el capital propio, sin
132
E L
E SPI
RIT
U
L 1 BER
A L
abrir con el despilfarro la senda de la dictadura y
la bancarrota fiscal, por donde penetra la invasión y
el vasallaje. Una política agraria que traiga a la
obra del bienestar nacional todas las energias latentes, desde la nacionalización que reivindique el hidrocarburo y la mina, hasta la ferrovía, la escuela,
el cuartel y el templo.
Una prelación lógica se impone, desde luego, para no empantanar la acción; concentrar, en vez de
dispersar los esfuerzos y fondos disponibles, a las
obras esenciales, entre las cuales se destaca en primera línea, unir cuanto antes la capital con el mundo más civilizado, que ocupa hoy el Atlántico, como
ayer el Egeo y el Mediterráneo. Por la correlación económica de la circulación con el consumo, el Fisco
acrecerá con la riqueza general.
Como el dinero ha venido a ser árbitro de la paz
y de la guerra, que la asociación anónima lo recoja por la acción que guarda el ahorro nacional y lo
destine a la apropiación de las riquezas inéditas del
país. por el cultivú y la explotación técnica. ¿No da
la compañía anónima opimos frutos en el banco, la
industria y el comercio?
Políticamente, es inaplazable sanear las urnas, que
el fraude ha convertido en cajas de Pan dora. La democracia ha sido trocada en comedia vergonzosa
por el dolo, que adultera todo método. Para depurar
el sufragio es necesario combatir el fraude en todos
sus reductos. Que el censo permanente anote anualmente las bajas y altas, según el catastro y el censo de natalidad y mortalidad. Que la circunscripción
e o N T E M POR
A N E o In
uninominal corresponda
con la provincial, sin suple:1cias, que parapetan su incompetencia
detrás de
los nombres prestigiosos. Que la cédula de ciudadanía, de fotografía doble, sea refrendada por la impresión dactiloscópica indeleble, al acto de votar.
Voto secreto. Que la nulidad absoluta incapacite para ser elegido al que desempeñe funciones electorales, enfrene el abuso conformando el escrutinio al electorado en cada Municipio y castigue rigorosamente
el falsario. Que se cree un poder electoral independiente, responsable y selecto, como órgano supremo
de moralización política.
El liberalismo contemporáneo corrige el individualismo extremo con un nacionalismo ponderador que
municipaliza y nacionaliza los servicios de interés
general. Construye la paz social sobre el orden legal, para librar a los colombianos del tremendo juicio de Dios, última ratio con que todos los oprimidos edifican independencias.
Porque si los gobiernos se arrogan el derecho de matar en nombre de la
autoridad, los pueblos ejercen el deber de defenderse contra los que los inmolen.
Administrativamente,
impónese una mesurada descentralización que dé al Municipio y al Departamento vida propia, que corrija el centralismo constrictor y no sujete el fomento local y regional al auxilio mendicante, insuficiente y efímero.
Socialmente, el liberalismo es el poder corrector
del extremismo rojo y azul, por el concierto de la
libertad con el orden y del individuo con el estado.
134
E L E SPI
RIT
U L 1 BER
A L
El liberalismo colombiano no se ha quedado mirando al 48, como sus detractores
lo afirman, bien
que es una gloria conservar la admiración de ese romántico idealismo que levantaba espíritus. Tampoco piensa que el clásico laisser faire baste para resolver los problemas de la hora, que tiende a nacionalizarlo todo. En su espíritu solidario y comprensivo caben todas las aspiraciones
justas de la más
alta civilización. Las clases obreras y proletarias no
deben mirar como indiferente al partido que las ha
emancipado de la esclavitud y del monopolio; que
les da la ensefíanza universal gratuita y las educa
para el gobierno propio; que aspira a mejorar su
condición en todo sentido, horas de trabajo, salarios,
coparticipación, higiene, habitación, seguro, baratura
de su vida, crédito cooperativo; que no las degenera
por la explotación del vicio alcohólico y la ignorancia; que rompe sus mordazas, derriba los cadalzos,
apaga las hogueras y anatemas contra ellas. La historia prueba que no ha habido una sola obra liberal
que haya tenido otro fin que emancipar el pueblo del
error y de la miseria.
¿Cuál laborismo, que lanza una clase contra las
otras?; cuál nacionalismo, que la xenofobia infesta,
ni qué radicalismo quimérico o socialismo regresivo
pueden compararse con el liberalismo solidario y ecuánime, progresivo y justiciero?
Ni el tradicionismo reaccionario, ni el socialismo
comunitario pueden realizar las magnas obras de la
civilización. El partido que tomó a su cargo la corrección de los extremos del individualismo ácrata,
e o
N T
E M
POR
A N E
o
135
ahora medio siglo, sólo ha podido establecer el culto plutócrata y elevar a su máximum de iniquidad
el monopolio y el fraude, como columnas de su hegemonía.
El liberalismo es la única fuerza moral y política
que por su espiritu ponderado puede fundar la república sin mutilaciones, por todos y para todos
los colombianos, a base de opinión auténtica y de
votación pacifica. No es posible obtener el bienestar general sino por el concurso de todos, solidarizados con un mismo fin nacional. Hay que entenderse para toda construcción, no disolverse y liquidarse, ni atenerse a santo y señas ocasionales y arbitristas de ambiguos vigías. El triunfo es de los que
se unen para disminuir el mal y se organizan disciplinariamente bajo un ideal común, no para organizar la anarquia y la muerte. El más humano de los
esfuerzos es el deseo de vida solidaria. Yo querria
elevar como un himno el victis honos, creador de
unión, para salvar el partido liberal de muerte inminente. El derecho de primogenitura moral no debe
ser vendido por un plato de lentejas, ni sometido
al azar de lo imprevisto y anárquico
Hacer armonias de discordias es tan accesible al
esfuerzo, como hacer concentos de las notas del pentagrama. La obra más perfecta es hacer la vida más
humana, e incrustar en la acción un ideal solidario.
La utilidad exclusiva es crimen. La paz garantizada por el crimen no es paz. No es la exclusión de
los unos por los otros lo que forma la sociedad humana. Nuestra independencia del medio brutal es
136 E L E SPI
RIT
U L 1 BER
A L
mayor, cuado la interdependencia reciproca aumenta,
por la solidaridad de fines coordinados.
Para que el árbol de la libertad fructifique enterremos el odio. Y para que éste no renazca, alimentemos la paz con la justicia. IDeshonremos la discordia I Que nuestra emulación sea tolerancia y respeto, virtudes de las grandes almas. La discordia es
de almas ineptas para comprender y amar. Paz al
que siembra el surco y esgrime la pluma contra el
error y la mentira. Paz al que cree y al que piensa,
al que sufre y al que goza. Maldito sea el que sacrifica a su lucro el bien de todos. Loor al que ve
su propio bien en el bien de todos. Baldón al atizador de discordias, al carnicero de hombres y al explotador de almas. Concenso es verdad de verdades,
que hace libertades concertadas.
La vida humana adquiere todo su valor, cuando
la concordia la exalta por la comprensión recíproca,
que liga el hombre al hombre. No basta que la civilización sea científica y técnica: es necesario que
sea humana y justa. El máximum de vida se mide
por la aptitud de comprensión y de unión. Hallar los
nexos que unen es el más bello, el más noble 'y el
más justo de los objetivos humanos. ¿Por qué desunir con la querella, lo que la naturaleza unió con el
el río y la montaña, el aire y la luz, el amor y la
humanidad? El mundo es una gran federación de
ideas y de reprocidades perennes, donde todos caben.
El dolor mismo tiene su valor, pues que valora el
goce, cuyo precio es. Somos un eslabón de la cadena de la vida, que empieza en el pasado y ter-
ti
e o
N T E M POR
A N E
o In
mina en el futuro. Asi, nuestro espíritu está en la
raza, que hace la patria. Estamos ligados a lo que
fue y a lo que será, indestructiblemente.
Es la ciudad humana, que la historia va construyendo.
No hay problemas ni crisis que la unión no resuelva. El liberalismo no se salvará de la muerte,
Si::lOcuando la concordia junte sus miembros desarticulados. La verdadera cooperación es concertar discordancias intestinas, absteniéndose de encender querellas de investiduras.
La energía más fuerte es la
que úne, no la que disuelve. Que en nuestros corazones germine, pues, un gran sentimiento de humanidad y benevolencia. Nuestra fuerza no es el número,
sino la calidad, que es selección y virtud. Nadie puede vivir hoy aislado de sus afines. No hay colectividad
alguna que pueda gobernar un país sin el concurs.o
de sus miembros. No hay conciencia nacional, sino
conectando conciencias individuales. Todo se enlaza,
nada se aparta de la nacionalidad y la patria.
Unámonos y seremos grandes y fuertes. Expansivo y dinámico, el liberalismo no cree que su labor
esté terminada, por el hecho de que su adversario haya
asimilado algunas de sus ideas. Sigue la parábola de
la vida, que no tiene ocaso. Para la juventud trae el
mensaje de la ciencia y del arte, que jamás se agotan.
Para el pueblo laborioso trae la enseñanza libre de
errores y de odios, que venza la competencia por la
calidad y prevalezca en el mercado interior, más favorecido Que los extrafios. A todos llama a la obra
común, que ponga a la patria por sobre los partidos
y las sectas.
138
E L
E SPI
RIT
U
L 1 BER
A L
Más de mil millones han sido derrochados por la
incompetencia hegemónica. Centenas de miles de vidas colombianas han sido segadas por la segur regenerante. Está aún palpitante la victoria que la unión
de los hombres honrados ha obtenido sobre la improbidad explotadora del municipio. ¿Por qué habrán
de ser los liberales incapaces de sanear también sus
establos de Augias? El fraude está en pie, organizando en el seno liberal el oprobio y el dolo. Los petroleros imperialistas tienen voceros en las Cámaras. La intervención extranjera ha sido traida para
extraer del Erario, por la amenaza acorazada,
ingentes caudales. Y el adversario penetra a mansalva
en la,; filas liberales, conducido por la deslealtad,
disfrazada de liberal. Hasta el sagrado lema «La patria
por sobre todo», está amenazado por el furor secesionista y la disolución encuentra eco en el rencor y la
sed de mando, que no tiembla ante el deshonor y el
parricidio. ¿No es, pues, llegado el momento de deponer rencillas domésticas y unir brazo a brazo, para
la defensa del honor del partido y la integridad nacional?
Senores delegados. El voto incompleto hace impracticable la abstención, como crisol y defensa. No
es posible permanecer al margen de) pais. Sobran las
cóleras para ver que Colombia no es botln de guerra ni patrimonio de ningún monopolio a bando. Alejarse del gobierno del pais no es salvarse de la responsabilidad común. Desorganizarse
y morir no es
vivir. Abstención es desorganización. Obrar es la condición para no morir. Abstenerse no es depurarse sino
e o
N T E M POR
A N E
o
1~
morir de inanición. El absurdo matemático sólo se emplea a falta de pruebas. El abandono de la urna favo~
rece el delito electoral. Del exceso del mal no viene la
salud. Puede destruirse, es verdad, en un minuto, ciu~
dades como París y Londres y ejércitos como el alemán
y el americano, con el gaz Levvisite. Nobel, camo
France, camo Benthan y los abstencionistas,
espe~
ran la salvación, de la destrucción completa, por
el exceso del mal. Los budistas también cifran su
nirvana paradisíaco en el pleno anonadamiento, cu~
yo símbolo fúnebre es la torre del silencio de Ceylan, holgorio de los buitres de la muerte. Igual~
mente, cuando la urna no deje escapar ningún fraude y guarde totalmente la iniquidad, se espera que
resucitará al tercer dia, como el Redentor del mundo, el sufragio purificado de las afrentas del sayón,
y se habrá fundado la democracia, por la abstención perfecta, que deserta en toda la línea del com~
bate cívico. La generalización-tal
la veis-es
la an~
titoxina del absurdo, en buena lógica.
Antaño, cuando los Iibertadores,
liberales de entonces, daban su sangre y bienes para fundar la patria, entendian que era democrático y republicano colaborar en la magna obra. ¿Por qué habría de dejar
de ser verdad ahora? Si algún viso de razón tiene
el i1ogismo de que el liberalismo es quien monta la
guardia del conservatismo, es el abstencionismo, que
niega el concurso del patriotismo que impida el abu~
so y contenga el fracaso, con su intervención saludable. ¿Cómo podria perdurar el monopolio conservador, si el liberalismo lo combate, penetrando su pa-
140
E L
E SPI
RIT
U
L 1 BER
A L
ladión como en IIIyon, hasta el recinto de la barricada reaccionaria? ¿Cómo podría ser el paciente la causa de la dolencia que la lacera? ¿Cómo podría ser
el que sufre el freno, causa del que la cabalga? El
rifle que tapa cada grieta que aparece, el exilio en
la patria y el dolo premiado con altas distinciones,
¿no significan nada, como puntales de la hegemonía
y monopolio conservador?
¿Por qué olvidar que los pueblos tienen los gobiernos que merecen a consienten, y que las dictaduras
nacen de la servilidad ambiente, que la analfabetía
apacienta? Y, ¿cómo se puede adquirir la aptitud de
gobernar, sin ejercer la función política? ¿No vencía
el gran Alcides al temible Anteo, ahogándole en sus
brazos, que la desquiciaban
del suelo que le daba
fuerzas? El ideal cristiano no ha envejecido, a pesar
de los dos mil años que lleva a cuestas. ¿Por qué
habría caducado el ideal liberal, único en el mundo
que la imita? ¿Cayó nunca un régimen podrido, sin
aplastar con su misma caída el país, como en Sedán
y Custozza?
SeMres delegados. Examinando a fondo los antagonismos y contradicciones humanas, descúbrese una
gravitación polar hacia el progreso solidario. Hay en
las cosas y en los seres una correlación, que los enlaza
entre si y encamina a unos mismos fines de perfeccionamiento. La ley universal, que varía las formas, hace
selecciones más perfectas y variadas, es decir, más adecuadas a la vida y a la naturaleza, que es multiforme.
Asi, del límite hace periferias, cuerpos, percepciones,
conocimientos, que no son completos, sino por las dife-
e o
N T
E M POR
A N E
o
141
rendas que los discriminan y los nexos que los intervinculan, causal mente. También destaca, así, la perspectiva y la sombra el perfil de la forma. Para integrar y
unir, hay que buscar las afinidades, no las discordancias,
que disocian. En el conflicto de las fuerzas que buscan
su equilibrio, la libertad las concierta acordemente, como paralelas del wagón del progreso, que sin cesar
avanza, impulsado por un sentimiento inmanente, la justicia. Esta correlación causal permite formular las leyes
de la vida, de los pueblos y de los partidos, con una
certeza análoga a la que rige los fenómenos físicos.
La moralidad, que es la ley que rige la vida social,
es el polo de toda integración perfecta. Los partidos que se corrompen por el egoísmo particularista,
que los aleja del ideal de justicia y libertad, no sólo
son incapaces de sostenerse como tales, sino que se
descomponen en míseros fragmentos il1conectables.
La disolución se torna en evolución recurrente y retrógrada, que la historia apellida decadencia y muerte. El odio es un disolvente tan explosivo y mortal,
como el gas asfixiante. La cordial tolerancia y el respeto
mutuo son la base de toda reciprocidad social y política. Es una gran gloria vencer el rencor taciturno y dar
expansión a la noble alegría de la comunión serena.
Tal es el espiritu que hoy recorre el mundo, algo
asi como las flébiles auras que bullen después de las
tempestades. La alianza de los pueblos para contener los estragos de la guerra, es una bella promesa
de paz y de concordia entre los hombres. ¿Por qué
habría de ser el noble partido liberal inaccesible al
142
E L
E SPI
T 1 TUL
1 BER
A L
generoso hálito de concordia, que vivifica y restaura
sus fuerzas que, reunidas, son invencibles?
¡Abajo las armas! es la voz de mando que recorre el mundo. iAbajo los odios! debe ser la voz de
mando del gran partido de Santander y de Murillo.
¡Paz entre los pueblos, paz en los corazones! debe
ser el grito ante el horror dantesco de la apocalíptica hecatombe, para que amance las iras. ¿Por qué el
sino fatal de la muerte en la tierra, y no la esperanza
sidérea, que ya luce ~n las estrellas, como faros del firmamento?
Elevemos, pues, el corazón a nuestras glorias. 1Hé
aquí la imagen de nuestro inmortal Murillo, cuyo espíritu nos contempla desde la eternidad!
El partido liberal saldrá de esta ordalia, limpio de
odios, dispuesto a todas las abnegaciones y sacrificios, como nuestros padres, que la ofrendaron todo,
vida y bienes, por legamos patria y honra. Unidos
por un solo pensamiento liberal, saldremos de aquí
a librar las batallas del honor y las ideas, como dijo el poeta filósofo, contra lluvias y nieves, contra
el furor del tempestuoso viento, entre la niebla umbría, sin tregua ,ni descanso un solo instante, adelante, adelantel
En nombre del Comité Provisional y del espíritu
liberal que la anima; en nombre del patriotismo, que
siempre fue sinónimo del más alto liberalismo, declaro constituida la Convención Nacional del Partido
Liberal, y abro sus sesiones de 1929 ..
Señores delegados. Permitidme que termine estas
palabras con la sublime deprecación-broche
de oro-
C
o N T E M POR
A N E O 1~
con que el presidente Murillo lanzó el primer mensaje de luz y energía, por el alambre que por vez
primera implantaba en Colombia, como mensajero de
la civilización y de la fraternidad universal: ¡Gloria
a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad I
ANTONIO JOSÉ IREGUI
INDIC~
PáIlS.
Preliminer
V oces
y obje[o
de esle libro .•.•.••...•..•.•.••....••.••............
5
de le opinión
nl3cionl3l. ...••............•........•......••....•.••
7
Cerles
lar
del
~dilor,
Anlonia
Ml3nifieslo
13
~l
esp(rilu
ltber6l
LI3 liber\ed
liberel
~l
orden
~sll3do
esptrilu
y el
y
Joc-
canservl3dor ..••.•.•••.•.•...•.•...•...•......•
lo
y el
liberl3l
liberaL
Le enseñunze
~l
y del Aulor,
canservl3dore ..••••••..•.••.•....•.•........•
conservador •••••.••.••...•..•.•...•.•..•.•.••.•
liberl3l y ll3 canservl3dorl3 •..•...••...•.••..•••.........••
LI3 prapiedrJ
~l
R.,
Siem
lregu¡ ......••.•....•....•.......•...•.•..•••••...
los liber6les ..••..•..•••...••.....•.•••......•......•.••..•
liberal
LI3 igualJed
don Julio
José
ltberel
liberal
le canservl3dore ..•.•....•••...•...........•
y
el canservador
lo canservaJara
y
y
y el socil3lisll3 •.•.•••••..•••••
le
'2.7
3'2.
37
4247
5'2.
56
pl3lril3.•...•.•...••.•••..•....•.•..•••••.•.•.•
61
plulócrolo ..••.•.•.•••..•.•••.•••.•...••••••••
65
~l
espírilu
liber6l
~l
esp(rilu
liberal
y el cienllfica ..•••.....••.•.••..••..•...........•...•
G
esp(rilu
liberal
y lo mujer .......•••...•..••..••.•...•.....•...•.•.•••
75
~l
eSPlr¡lu liberal
y el senhm¡enla
79
y
el
•.....••...•...•..•..•..••..
11
19
religiaso ..••...•••••.•..••••..••
6legrll3 ••...••••••.•.•..•..•.•••••••.••....•...
é)2
lreb6ja .•••••••.•••••••.••••.....•..•...•••..••
é)é)
~l
espírilu
l¡berel
y le
[l
esPlrilu
liberel
y
[l
esp(rJu
liberal
y la [ierra .••....•..••••.•.•••.•••......•••.•..••••.••
Le I3bslención
in[egrol
el
y el
vola generel. .•..•.....••.•••••...•....•
93
106
¿ ~eder6ci6n
o
tnlendómanas
I .......•.........••..•••••........••••••••••.•....•.••••.••....•
Mens6je
Cen[relisma
70
e la Canvención
1••••••••••••••••••••••..•••••••••••••••••••• 114
12é)
liberal
Je
1929
131
Descargar