archivo - Esto es historia

Anuncio
Enfermería: enfoque histórico
Escribe
Omar Alonso
Periodista
Una de las actividades más importantes de la humanidad es tender la mano al
enfermo; de ahí que la enfermería y la medicina estén muy relacionadas.
En épocas primitivas se creía que las enfermedades eran producto de espíritus
malignos, por lo tanto el único que los atendía era el hechicero. El enfermo mental
se consideraba poseído por el demonio.
En la antigua Egipto la práctica estaba a cargo de sacerdotes. En el siglo 16 AC ya
se conocían algunas intervenciones quirúrgicas. No había hospitales ni actividad
de enfermería, pero sí leyes civiles que establecían la hospitalidad a los
desamparados.
En la India, la medicina y la cirugía estaban más avanzadas. El rey Asoka hizo
construir 18 edificios para cuidar enfermos e inválidos pero eran cuidados por los
propios médicos. Fueron los primeros hospitales del mundo.
En Grecia, la medicina se relacionó con la religión. El médico debía respetar la
inflexibilidad de la naturaleza y no oponerse a los designios del destino. Se lo
representa llevando como atributo a la serpiente, símbolo de la vigilancia y la
adivinación; el bastón, punto de apoyo del médico en sus viajes; y la copa, que
representa la bebida que devolverá la salud.
En el período pre cristiano se fue acentuando la atención del enfermo; ya eran
hombres y mujeres de castas privilegiadas, religiosos o militares. Aparecieron las
Diaconesas para servir y administrar, y una de ellas, Fabida, en el año 300 fundó
en Roma el primer hospital y fue enfermera.
En Europa, fueron los monasterios los que tenían a cargo el asilo y atención del
enfermo. Sobresale la escuela de Salerno, en Italia, que reunió a hombres y
mujeres que trabajaban para la ciencia médica.
En la Edad Media aparecen las órdenes hospitalarias, se destaca San Francisco
de Asís, fundador de la orden franciscana.
En el siglo 14, el protestantismo relega a las mujeres en sus actividades y
educación, decayendo los avances de la enfermería.
Entre los siglos 17 y 19 resurge la actividad con la participación de órdenes
religiosas.
En América
Existían desde la prehistoria culturas que practicaban la enfermería en diversos
grados.
En América central, desde muy antiguo la medicina era objeto de estudios y las
mujeres practicaban obstetricia. Los primeros conquistadores observaron el
conocimiento de los indígenas sobre las plantas medicinales y ellos aprendieron a
usarlas. A su vez los conquistadores introdujeron su modo de cuidar y atender
enfermos. Los misioneros católicos y las hermanas de caridad enviaron las
primeras enfermeras para cuidado de los nativos en hospitales primitivos.
En América los primeros hospitales aparecen en 1502; en 1639 en un hospital de
Canadá, la enfermería hace un especial desarrollo.
Comienzan a aparecer nombres muy importantes. Santa Rosa de Lima, desde
muy joven tenía una habilidad extraordinaria para el cuidado de enfermos y con
gran temple espiritual sostuvo su humilde hospital hasta su muerte en 1671.
Florence Nightingale
Nace en Italia en 1820, pertenece a una familia pudiente y adquiere una cultura
muy completa. A los 17años completa sus estudios en varios países de Europa.
En 1845 aprende el oficio de enfermera.
Ante la negativa de su madre a este estudio, que se considera inmoral, la envía a
Roma. De regreso ingresa en la escuela de las Diaconesas. Realiza otros viajes a
Atenas y regresa a Londres.
En 1845 estalla la guerra entre Rusia y Turquía, donde participan Francia e
Inglaterra.
Es allí que el ministro de guerra inglés solicita su colaboración para la atención de
los soldados. Logra reunir 38 enfermeros y con su intervención se reduce de un
40 a un 2% la mortalidad de las tropas. Llegó a contar con 125 enfermeros.
En 1856 concluye la guerra y a pedido de la reina redacta un informe sobre la
salud y los hospitales ingleses, recibiendo por ello la Cruz de San Jorge.
El hospital Santo Tomás, de Londres, crea la primera escuela de enfermería,
reivindicando la profesión.
Florence vivió hasta los 90 años. (esto es Historia-24-11-012)
Promesa de Florence Nightingale
Juro solemnemente ante Dios y en presencia de esta asamblea,
llevar una vida pura y ejercer mi profesión con devoción y
fidelidad.
Me abstendré de todo lo que sea perjudicial o maligno y de tomar
o administrar a sabiendas, ninguna droga que pueda ser nociva a
la salud.
Haré cuanto esté en mi poder por elevar el nombre de mi
profesión, y guardar inviolable el secreto de todas las cuestiones
personales que se me confíen y asuntos de familia de que me
entere en el desempeño de mi cometido.
Con lealtad procuraré auxiliar al facultativo en su obra y me
dedicaré al bienestar de todos los que estén encomendados a mi
cuidado.
Descargar