SEMANARIO FARMACEUTICO •

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SEMANARIO
AÑO ITI.
FARMACEUTICO •
MA.DR1D 3 DE ENERO DE 1 8 7 5 .
NÚM. 14.
E l ejercicio de la Farmacia al empezar el año de 1875.
Si nuestros antepasados los Carbonell, Ortega, Hernández de Gregorio y tantos otros que con sus obras, con su conducta profesional
tanto brillo dieron á la Farmacia, alcanzaran á ver cuál es el ejercicio
actual de la profesión por algunos y la tendencia de otros a l ejercerla,
seguramente exhalarían un grito de dolor y no hallarian frases bastante enérgicas para reprobar el triste espectáculo que- presenciamos;
ellos que, luchando con toda clase de contrariedades, que venciendo obstáculos, al parecer insuperables, llegaron á convertir el arte de los
alquimistas en una ciencia, que más tarde consiguió incluirse entre las
facultades que vienen figurando en el cuadro de nuestra enseñanza u n i versitaria. Ellos, que con su constancia, su erudición, su influencia la
sustrajeron de la condición de simple comercio elevándola á la categoría científica de las demás profesiones; triste espectáculo es sin duda
que no pueden cohonestar los resultados prácticos materiales que se
obtienen, pues en manera alguna es más risueña la posición de los más
que lo fuera én los tiempos en que ellos florecieron, para mengua de
los innovadores aturdidos que prefieren la práctica del comercio de cualquier género de mercaderías, al ejercicio de la profesión como científica
y humanitaria que es; ¡ y á esto se le llama progreso! Rotos todos los
vínculos del compañerismo, desoída la razón, por consejero áulico, el
deseo de hacer fortuna á toda costa, han abierto una sima imponente
que amenaza con la desaparición de nuestra noble Facultad; abierta la
brecha, todos se creen en su legítimo derecho utilizando la expendicion
de medicamentos, y no hay quien no entienda estar autorizado para
declararse con títulos bastantes para expenderlos. Sin un reglamento de partidos médicos que regule este servicio en los pueblos; con
una legislación sanitaria, la más sábia de las que rigen esta parte importante de la administración pública en todos los países, completamente
olvidada, y que cuando se intenta restablecer los que debieran prestarla
su apoyo la dirigen sus más acerados tiros; la anarquía, el malestar, la
ruina y los mayores males afligen á Ion profesores que en el convencimiento de cumplir con lo que sus títulos les impone, se dedican al
cumplimiento de sus deberes como hombres científicos é ilustrados. No
hemos de continuar delineando este cuadro desconsolador, que harto conocido es de todos; consignaremos sí, porque conviene hacerlo constar,
que siendo un hecho práctico la inaplicación de la ley desde hace ya algunos años, helio ideal de los que todo lo esperaban de semejante si-
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tuacion, las felicidades que con él se pretendía alcanzar para los Profesores, hanse tornado en tristes y crueles desengaños, que sólo no ven
los que por obcecación insisten en sostener l a bondad de sus aspiraciones hoy realizadas, á la sombra del espíritu de la época, reñido con toda
obra de sensatez y de sábia previsión. En su loca fantasía, hasta pretenden son incompatibles las leyes que rigen la sanidad con la fundamental del Estado; cuestión que merece más detenido exámen y al que muy
luégo dedicaremos nuestras tareas, evacuada que sea la consulta que sobre el punto concreto que tales apreciaciones ofrece, hemos hecho á
persona competente en interpretaciones de esta naturaleza.
;Pero esta situación ha de constituirse en estado normal? ¿No cabe esperar remedio á tan triste como precario estado? Es cierto que en el año
que acaba de finar el mal ha ido en aumento; pero preciso es convenir
en que la por que atraviesa el país se presta muy poco á que los que
debieran procurar evitarlo, adoptaran medidas para ello, medidas que
nosotros creemos deben ser excepcionales como anómala y excepcional
es la situación profesional en que nos encontramos, y á la que no
podemos ménos de confesar han contribuido poderosamente las pasiones que trabajan la patria, y de las que los farmacéuticos en general no
es posible se sustraigan. Pero si esto es cierto, también lo es qxie así
hayan sido templadas aquellas, así que España se encuentre normalizada, debemos esperar esas salvadoras medidas que eviten á la sociedad
los daños que se la infieren con la trasgresion de las leyes, y se ampare
á los Profesores en sus derechos, concedidos por su título, que á la vez
les impone la limitación de ejercer la facultad con arreglo á las mismas,
en justa compensación de aquellos, no con completa libertad como se
pretende por algunos.
A ú n abrigamos confianza de que nuestras aspiraciones han de Verse
realizadas en e l trascurso del año actual, y para alcanzarlo insistiremos^
como lo venimos haciendo desde l a aparición de nuestra flevista, porque
la ley sea respetada, sin que por ello dejemos de admitir las reformas
que la experiencia haya acreditado son necesarias para e l ejercicio de la Farmacia como facultad, no como un comercio cualquiera,
que por muy honroso que sea, no exige la autorización que da un título
académico. Plenamente convencidos de que nuestra actitud es verdaderamente progresiva y la más conveniente por todas razones para evitar
los males que lamentamos, no desistiremos de ella á pesar de todas
las calumnias que contra nosotros se lancen, á pesar de los groseros i n sultos con que se empañan las columnas de algunos periódicos, y á pesar
de los inocentes cuanto despreciados anónimos que han llegado .ó puedan llegar á nuestras manos.
Nuestra actitud por otra parte está sostenida por la tradición, por la
historia y por la conveniencia, en primer término de la sociedad, que no
puede quedar en el desamparo y entregada á quien explotar intente los
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padecimientos de sus individuos y la de los Profesores, que después de
penalidades y sacrificios de todo género han alcanzado honrarse con un
título académico; añadamos á esto lo que á grandes rasgos reseñamos r e lativo á los resultados obtenidos por el sistema contrario, y estará p l e namente justificada aquella. A d e m á s , el apoyo siempre creciente con que
nos alienta la clase, apoyo inmerecido y que nos hace sentir profundamente la carencia de las dotes que adornaban al inolvidable paladín de
la ciencia y profesión farmacéutica, al Dr. Calvo Asensio, que fundó el
primer periódico para sostener estas mismas doctrinas, nos obliga á mantenerla con débiles fuerzas, es cierto, pero no con menos entusiasmo,
buen deseo é inquebrantable constancia, cualesquiera que sean los sacrificios que hayamos d« imponernos en la consecución á nuestro juicio,
de tan nobles aspiraciones.
Después de redactado lo que antecede, un nuevo y profundo cambio
ha ocurrido en la forma y manera de ser de esta quebrantada Nación;
D . Alfonso X I I ha sido 'proclamado Rey de España. Hacemos votos
porque el nuevo reinado sea una nueva y feliz era para nuestra q u e r i da patria, y ejerza influencia bienhechora en las ciencias y profesiones,
cual todo lo hace presentir, recabando la Farmacia la protección y a m paro de que tan necesitada se encuentra.
Asuntos
SOBRE
científicos.
E L ALCANFOR
MO N O B R O M A D O,
por Gault, farmacéutico de Nancy.
Gault ha resumido en una nota interesante las investigaciones hechas
por diversos químicos sobre el alcanfor monobromado, y ha examinado
las condiciones mejores para su preparación. Este compuesto ha sido empleado por algunos médicos, y creemos de interés dar á conocer el p r o cedimiento para prepararle y sus principales caracteres.
E l alcanfor monobromado fué descubierto por Schwartz en 1862, y
estudiado sucesivamente por Perkin, Maisch y Gault.
Es sabido que el alcanfor se combina con el bromo por simple adición
y que da un producto muy inestable, C10H.16OBr2. Perkin ha observado
que destilando este cuerpo y purificando la materia que pasa ántes de
los 264°, se obtiene el alcanfor monobromado:
CiOHiBOBr2
Bromuro
alcanfor.
=
CiOH^OBr
Alcanfor
monobromado.
-|- HBr.
Acido
bromhídrico.
El alcanfor monobromado es, pues, alcanfor en el que un átomo de
hidrógeno es reemplazado por otro de bromo.
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Puede prepararse calentando á 100' por algunas horas, en tubos cerrados, una m o l é c u l a de alcanfor con 2 átomos de bromo y purificando el
producto; pero este procedimiento no es práctico, y ocasionado á gran
pérdida.
Maisch ha propuesto prepararle formando desde luégo dibromuro de
alcanfor á una temperatura poco elevada y en presencia del alcohol, y
descomponiendo dicho dibromuro á 132° y trasformando á260o una gran
parte del residuo oleoso en alcanfor monobromado. S e g ú n Gault, la i n tervención del alcohol no es necesaria. Este químico, aprovechando las
observaciones de Peckin y Maisch, aconseja emplear el procedimiento
siguiente; le exponemos tal como le vemos descrito:
Introduzco, dice él, una cantidad arbitraria de alcanfor pulverizado
en un matraz de capacidad próximamente diez veces mayor que el v o l u men del dibromuro que se haya de preparar; hago caer de seguida sobre
este polvo, agitando sin cesar, un filete de bromo líquido, cesando la adición cuando el alcanfor se ha liquidado. Me he asegurado que en estas
condiciones se emplean aproximadamente 2 átomos de bromo por una
molécula de alcanfor.
L a trasformacioñ del dibromuro de alcanfor en monobromuro se practica en el mismo matraz, al cual se adapta un tubo largo abductor sumergido en una lejía alcalina con el fin de absorber los vapores que puedan molestar al operador.
E l matraz se pone en baño de maría que se hace hervir; la reacción
no tarda en manifestarse; es bastante viva y acompañada de desprendimiento abundante de gas bromhídrico y de algunos vapores de bromo y
de alcanfor no alterado. E l líquido desde luégo pardo oscuro adquiere
color de ámbar, y el desprendimiento de vapores se detiene bruscamente.
L a disposición del aparato y el desprendimiento tumultuoso de gas
no me han permitido observar la temperatura exacta de la reacción; pero
la verdad es que se manifiesta entre 80 y 90° y no llega á 132°. L a indicada por Maisch es muy elevada; insisto sobre esto porque me he podido convencer, por comparación con otros procedimientos, que la cantidad de producto oleoso se disminuye así notablemente y la purificación
del alcanfor monobromado se hace mucho más fácil. E l líquido ambarino que queda en el matraz se solidifica por enfriamiento y se presenta
bajo la forma de una masa friable y ligeramente cetrina. Si se vierte en
una cápsula se observa que continúa el desprendimiento de ácido bromhídrico y no cesa hasta después de algunas horas, teniendo entonces la
masa reacción muy acida.
Pero si se proyecta este mismo líquido en agua destilada hirviendo y
continúa la ebullición a l g ú n tiempo al aire libre, es eliminado casi totalmente el gas bromhídrico, y los últimos vapores de bromo que pueden
impurificarle se desprenden también; entonces este es casi blanco. Debo
observar á este propósito que la volatilización del alcanfor monobroma-
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do por el intermedio del vapor del agua fué indicada por Maisch; no es
tan notable que pueda destruir las ventajas de esta primera fase de la
operación. Para obtener el producto incoloro y cristalizado se puede
seguir el método de decoloración por el carbón animal y el de cristalizaciones sucesivas; en uno y otro caso la masa cetrina de alcanfor monobromado bruto es tratada por alcohol hirviendo que marque de 90 á 95°,
y el líquido filtrado se abandona para que cristalice; los cristales obtenidos se desecan al aire libre sobre papel sin cola.
E l sistema de cristalizaciones sucesivas presenta sobre el de decoloración cierta ventaja; en efecto, las aguas madres se coloran por su concentración y exigen cada vez nueva adición de carbón.
E l alcanfor monobromado forma penachos de cristales en agujas
ó prismas incoloros á base rectangular, que llegan á tener 3 centímetros
de longitud; estos son duros y crujen entre los dientes; su olor es á la
vez canforáceo y trementinado, ménos penetrante que el del alcanfor,
pero también ménos fugaz; su sabor, ligeramente amargo, recuerda el
del alcanfor y trementina de Venecia.
El alcanfor monobromado es insolubleen el agua, soluble en alcohol,
aceites fijos y volátiles, éter, sulfuro de carbono, cloroformo etc. Su
punto de fusión según Maisch es á 67°, y según otros entre 70 y 76.° Calentado hasta 100° no debe producir sublimado de alcanfor; calcinado al
blanco con la potasa deja como residuo una mezcla de bromuro y de
carbonato potásicos.
En las aguas madres y sobre los cristales de la segunda y tercera
cristalización se halla un producto oleoso constituido por bromohidrato
de alcanfor monobromado, cuyo aprovechamiento constituye la cuarta
fase de la preparación.
Puede desembarazarse á los cristales'de este producto en casi su totalidad, según se hizo primeramente, sometiéndolos á la presión entre dobleces de papel josef, pero este procedimiento, á más de su imperfección,
da lugar á pérdidas notables. Yo he ensayado con este fin la acción de
los álcalis con la esperanza de fijar el ácido bromhídrico del compuesto,
pero el resultado no ha correspondido; es, pues, preferible seguir las
indicaciones hechas por Schwartz, según las que la disociación del bromhidrato de bromuro de alcanfor se efectúa á 260°, en términos de aproximarse á la ecuación siguiente:
ClOHiSBrOHBr = ClOH^BrO + H B r .
Debo hacer observar por tanto que para evitar se carbonice una
porción notable del producto es preferible operar á una temperatura i n ferior á la de 260% porque entre 200 y 220° e l desprendimiento del bromhídrico es abundante y la descomposición es casi completa según la
ecuación.
El producto oleoso calentado entre 200 y 220° forma una masa negra,
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viscosa, que, por el enfriamiento, se convierte en sólida y frágil; tratada
por el alcohol hirviendo proporciona, después de filtrar, nuevos cristales incoloros de alcanfor monohromado.
Si las propiedades antiespasmódicas y sedantes del alcanfor monobromado se confirman, los médicos encontrarán fácilmente este producto en
su mayor grado de pureza, porque con los datos expuestos los farmacéuticos podrán prepararle en sus laboratorios; este es el fin que me p r o pongo alcanzar publicando estas observaciones.
(Journ. de Pharm. et Chim.)
SOBRE L A HERNIARINA,
por Gobley,
«La yerba Turca ó Hemiaria {Hemiaria glabra L . ) es planta muy común en los terrenos arenosos y pertenece á la familia de las P a r o n í chieas. Los tallos son delgados, muy ramosos, difusos, tendidos y ramosos; hojas aovado-agudas, planas, en gran n ú m e r o , enteras y flores
aglomeradas, numerosas, poco distintas, lampiñas y con anteras amarillas. Tiene olor fuerte y sabor acre.»
«Esta planta es en el dia muy poco usada en medicina, y en otros
tiempos se empleó para curar las hernias, por lo que sin duda se la dió
uno de los nombres que lleva.»
Añadiremos, por nuestra parte, que habiéndonos remitido de Talavera de la Reina un ejemplar de cierta especie que en aquella localidad
se habia usado contra las intermitentes endémicas en e l verano y otoño
de 1867, procedí á clasificarla, en lo que me auxilió D . Francisco Alea,
jardinero del Botánico de Madrid, encontrando serla planta en cuestión.
Impresionado por el feliz éxikTque se alcanzó con su aplicación como antiperiódica, contraje el compromiso con mi inolvidable amigo el Dr. Diaz
Lizana de proceder á su análisis inmediato; pero e l cúmulo de ocupaciones que siempre sobre nosotros pesa han impedido llevar á cabo tan
buen propósito. Hé aquí que el autor viene con su nota publicada en
el Journ. de Pharm. et Chim. á relevarnos de aquel y á fundar la opinión
que desde luégo concebimos de que esta planta, tan común como poco
notable por su aspecto, debia contener un principio inmediato activo,
cual con su trabajo lo ha confirmado el Sr. Gobley, y que insertamos á
continuación:
«Sometiendo esta planta á los tratamientos que voy á indicar, he
aislado una sustancia cristalina particular á la cual debe su olor, y que
me he propuesto designar bajo el nombre de Herniarina. He aquí los
medios mediante los que la he obtenido: las hojas secas de yerba Turca,
reducidas á polvo grueso, se introducen en aparato de desalojamiento y
se lexivia de la manera ordinaria con alcohol á 850C. E l extracto aleo-
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hólico que se obtiene después de la destilación del alcohol se introduce
en un frasco con la cantidad necesaria de agua á fin de que adquiera
consistencia siruposa; se la agita después con éter, que se reemplaza hasta
que no se coloree sensiblemente.
Evaporado el éter deja una sustancia muy oleosa. Se separa el p r i n cipio aromático que contiene por medio del agua hirviendo; el líquido
filtrado da por enfriamiento cristales; pero como a ú n están coloreados,
se les purifica disolviendo en varios tratamientos por e) agua hirviendo,
y por último se les decolora por completo por medio del carbón animal.
Recogidos sobre un filtro los cristales se secan fácilmente en contacto
del aire.
Estos cristales son prismas coitos terminados en bisel y poseen un
olor aromático muy fuerte que recuerda el de la planta, aproximándose
mucho al de la Coumarina: su sabor es picante y muy aromático. No
tienen acción sensible sobre el tornasol, y para fundirse necesitan una
temperatura de 118°; son apénas solubles en agua fria, pero en la h i r viendo lo verifican fácilmente dejándolos depositar por enfriamiento; son
muy solubles en el alcohol y éter.
Habia pensado desde luégo que la sustancia cristalina que aislé de la
Hemiaria era idéntica con la Coumarina, encontrada ya en muchas partes
vegetales, pero estos dos cuerpos, que se aproximan por varias de sus
propiedades, difieren entre sí por su punto de fusión y sobre todo por su
composición.
Sometida al análisis, la Herniarina ha dado los números siguientes:
C =61,23
H = 4,46
O = 34,31
100,00
Me propongo llevar á cabo un estudio más completo de esta sustancia, pero he creido debia dar á conocer los resultados obtenidos hasta el
presente.»
REMITIDO.
Sr. Director del SEMANARÍO FARMACÉUTICO.
M u y señor mió y estimado amigo: Acabo de recibir un ejemplar del
Compendio de historia de las ciencias médicas, dado á luz recientemente
por el Doctor L . A . ; todavía no he tenido tiempo de leerle, pero sin más
que haber revisado la portada y la lista de autores que el redactor del
libro pone al final de su escrito, no puedo ménos de advertir desde
luégo que no está bien enterado en lo que dice ( p á g . 164) respecto á la
Historia de la farmacia publicada por m i inolvidable amigo Chiarlone y
por mí, porque aunque quiera prescindirse, con mala fé imperdonable,
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de lo consignado en las páginas 4, 6 y. 728 de nuestra 2.a edición, á la
cual se refiere el nuevo historiador, así como de lo inserto en Eí Restaurador Farmacéutico, p á g . 769 y siguientes del tomo X X I I I , y por más que
se exageren las imperfecciones de nuestro tosco trabajo, debo hacer notar
con admiración, que al abrir por casualidad dicho compendio, cita en la
página 100 la teórica y práctica de boticarios de Castell, sin expresar que
entre los escritores enumerados por el compendiador somos los únicos
que la hemos dado á conocer, como con alguna admiración lo consigna
en su Historia de la Medicina el Dr. Sámano, y atribuye falsamente la
cita al sabio Hernández Morejon, que por un descuido involuntario no
cita á Castell, toda vez que este se halla mencionado por Velez Arciniega, por V i l l a , por D. Nicolás Antonio y por H e r n á n d e z de Gregorio, todos
bien conocidos del primer historiador de la medicina. Este solo hecho es
suficiente para demostrar, con lo ántes manifestado, la inexactitud del
juicio emitido por el nuevo historiador, y por lo tanto ruego á V . me
haga el obsequio de iasertar en su periódico e l presente escrito, por lo
que le da las gracias anticipadas su afectísimo compañero Q. B . S. M . ,
CARLOS MALLAiNA.-^Briviesca 24 de Diciembre de Í874.
Noticias varias.
NECROLOGÍA.—El 13 del anterior falleció en Cantalejo e l Profesor
D . M a t í a s Pas-
c u a l y Santos, que por muchos a ñ o s ha ejercido en dicho pueblo l a farmacia:
padre, c a r i ñ o s o a m i g o y
celoso en e l c u m p l i m i e n t o de sus deberes,
buen
ha dejado gratos
recuerdos, habiendo sido m u y sentido su fallecimiento. A c o m p a ñ a m o s á su apreciable
f a m i l i a en e l dolor que l a aflige, á l a vez que encomendamos á Dios a l
finado.
T a m b i é n h a fallecido el 19 del actual el D r . D . J o s é Salvador R u i z , que p o r t a n tos a ñ o s h a ejercido l a p r o f e s i ó n en V a l l a d o l i d , donde d e s e m p e ñ ó el cargo de
delegado, V o c a l de l a Junta de Sanidad etc. etc., bien conocido a d e m á s
Sub-
como autor
de varios o p ú s c u l o s , entre ellos Tratado económico del Alumbrado de gas, Análisis química de las aguas de Valladolid y sus cercanías etc. etc., por lo que f u é premiado en varias
ocasiones. Hemos sentido su desgracia, que nos p r i v a de u n a c t i v o é i l u s t r a d o corresponsal, y a c o m p a ñ a m o s á su apreciable f a m i l i a en el n a t u r a l sentimiento que l a aflige.
HISTORIA DE t A FARMACIA, DE CAP.—Aunque h a b í a m o s anunciado l a t r a d u c c i ó n de
dicha obra, como quiera que está i n c o m p l e t a , el autor desconoce en ella la Farmacia
E s p a ñ o l a desde los primeros tiempos; como en las bases que e s t a b l e c i ó en 1856 para
d i v i d i r l a H i s t o r i a , pasa casi desapercibido
el siglo X V I , siglo de oro de los e s p a ñ o -
les, y por otras consideraciones pertinentes, hemos preferido d e s p u é s de meditar el a s u n to detenidamente publicar en l u g a r de dicha t r a d u c c i ó n
u n Compendio de historia crítica
de /o F a m a m donde e s t a r á comprendida l a obra de Cap, y tan completo como
puede
desearse, redactado por D . C á r l o s M a l l a i n a , que en u n i ó n con el D r . Chiarlone d i ó á l u z
dos ediciones de l a Historia, y a agotadas
casi, l o que constituye su
En e l n u e v o Compendio se c o r r e g i r á n los descuidos
mejor
elogio.
que se deslizaron en las ediciones
anteriores, se i n t r o d u c i r á n reformas considerables y se h a r á m á s sencillo su
estudio,
de manera que resulte de grande u t i l i d a d para los Profesores y a l u m n o s , á
m á s de
ser un trabajo o r i g i n a l y á los que daremos siempre l a preferencia.
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