Los planes de Rusia en Crimea 28.02.2014/ Natalia Shapovalova/ El Mundo/ Spain (Oped) http://www.elmundo.es/internacional/2014/02/28/5310f903268e3ec1138b4586.html Ucrania parece estar perdiendo a marchas forzadas el control sobre una de sus regiones, la República Autónoma de Crimea. Para empezar, hombres armados ocuparon los edificios del Parlamento y del Gobierno de Crimea. En ese estado de ocupación, el Parlamento de Crimea destituyó al Gobierno, eligió a un nuevo primer ministro, el máximo dirigente de un partido político denominado Unidad Rusa, y convocó un referéndum sobre el estatuto de autonomía. Estas decisiones son de dudosa legalidad desde el punto de vista jurídico, dado que el Parlamento de Crimea no reunió, según parece, la mayoría absoluta necesaria para disolver el gobierno y tampoco tiene derecho a convocar un referéndum de este tipo. A continuación, unos militares instalaron puestos de control en las principales carreteras que conectan Crimea con el resto de Ucrania y ocuparon los principales aeropuertos y las emisoras públicas de televisión y radio. Se han cortado las líneas de comunicación de telefonía fija entre Crimea y el resto de Ucrania. Con el pretexto de un cambio de ubicación, Rusia parece estar transportando tropas a Crimea por mar y aire, mientras que Putin ha puesto al ejército ruso en estado de alerta en la parte europea de la Federación. También se han puesto en práctica medidas políticas. Una misión diplomática de la Duma Estatal se han presentado en Crimea para apoyar a la población rusa. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia afirma que en Ucrania se han violado los derechos de la población rusa y de la población rusoparlante. La Duma está considerando la posibilidad de acelerar el procedimiento de expedición de pasaportes rusos a ciudadanos ucranianos. Da la impresión de que, en caso de que Rusia no pueda hacerse con el control de Ucrania entera, al menos intentará hacerse con el de una parte de la nación. Cabe la posibilidad de que intente hacer de Crimea un estado semi-soberano, una zona de inestabilidad que frene la integración de Ucrania en occidente. También es posible que pretenda ir más lejos con la anexión de Crimea. Rusia se ha negado a mantener consultas bilaterales con Ucrania sobre la situación de Crimea con el pretexto de que se trata de un asunto interno de Ucrania. Moscú pretende presentar los acontecimientos de Crimea como expresión de la voluntad de los crimeanos rusos de ejercer su derecho a la autodeterminación. Sin embargo, nadie ha visto en Crimea manifestaciones masivas a favor de los rusos excepto en Sebastopol. En Simferopol han aparecido milicias militares bien organizadas que no recuerdan prácticamente en nada a los grupos de autodefensa de Kiev. Se palpa una sensación permanente de que el Kremlin está detrás de los intentos de provocar una reacción de Ucrania, ya sea mediante el estallido del separatismo en Crimea o mediante los movimientos de tropas rusas en clara violación de los acuerdos entre Rusia y Ucrania. Todo esto recuerda las maniobras de Rusia en el Cáucaso en 2008, justo antes de que comenzara la guerra entre Rusia y Georgia. Pero Crimea es un caso diferente. A diferencia de Abjasia y Osetia del Sur, no es un territorio separatista independiente 'de facto' cuya relación con la metrópoli se haya visto condicionada por el legado de una guerra civil. Desde mediados de la década de los noventa, no hay ningún movimiento separatista con raíces populares en Crimea. Aunque más de la mitad sean de origen ruso, los crimeanos han cohabitado pacíficamente dentro de Ucrania. Según una encuesta de opinión publicada por el Razumov Centre en 2011, el 71% de los habitantes de Crimea consideraba Ucrania como su patria. Es más, cualquier intervención en favor de uno solo de los principales grupos raciales de Crimea frente a los otros puede conducir a una verdadera guerra civil en la península en la que se verían implicados los tres grupos étnicos principales: los rusos, los ucranianos y los tártaros de Crimea. Las líneas divisorias de un conflicto de esta naturaleza situarían a un lado a los eslavos ortodoxos (rusos) y a otro a los musulmanes tártaros. Ni que decir tiene que estos últimos, que sufrieron el trauma de la deportación por orden de Stalin, tienen miedo de un nuevo intento de genocidio a cargo de Putin. De alimentar esos temores se encargan los nacionalistas rusos, que hablan en las redes sociales acerca de su segura victoria en otra guerra entre Rusia y Turquía. La intervención de Rusia en Ucrania parece irracional y contraria a los intereses de Moscú. Será un desastre para la política exterior de Rusia respecto de Ucrania y otros países postsoviéticos y para sus relaciones con Europa y los Estados Unidos. Habrá terminado el dominio de Rusia por procedimientos no agresivos y Moscú perderá sus últimos aliados en la región. Es poco probable que Occidente trague con un nuevo intento de revisión militar de las fronteras de Europa, lo que representaría un golpe mortal para el orden mundial posterior a la Guerra Fría, al tiempo que no se puede descartar que un conflicto en Crimea tuviera asimismo en ámbitos regionales más amplios repercusiones en las que se verían involucrados Turquía y otros estados musulmanes, así como entidades no estatales. Así pues, ¿va Rusia a optar realmente por apoderarse de Crimea y por una intervención militar en toda regla en Ucrania en caso de que los ucranianos ofrezcan resistencia? Suena a locura, pero ¿acaso no tenemos suficientes ejemplos de la política exterior de Putin como para creer que haya que dar por descartada semejante opción?