“ALGUNAS COORDENADAS PARA PENSAR EL LUGAR DEL ANALISTA” MARCELA CANTARERO La dirección de la cura y los principios de su poder, es un texto que data del año 1958, en el cual Lacan, intentará sistematizar una estructura lógica con la cual pensar la cura analítica. Esta estructura supone una dirección y un poder. Dirección se podría pensar en diferentes vertientes, una de ellas en el sentido de: “Acción y efecto de dirigir” a alguien, a quién, sería la pregunta, sería decidir por el paciente? , un sentido que evoca dominio y no es este el sentido en que Lacan lo piensa. En el diccionario encontramos distintas acepciones: “Consejo, enseñanza, preceptos con que se encamina a alguien”, donde se estaría acentuando lo que tendría que ver con el aconsejar, el enseñar, imponer un objetivo o una forma que el sujeto tendría que tener. Otra de las acepciones dice: “Encaminar la intención y las operaciones a determinado fin”, es quizá la que se aproximaría al pensamiento de Lacan donde podríamos preguntarnos cuales serían las operaciones y la lógica necesaria para llegar a un determinado fin. Dirigir la cura, dice Lacan, es hacer aplicar la regla y encauzar la cura excluyendo la sugestión, supone llevar al Sujeto, por su trabajo, hasta el punto de experimentarse dividido por la causa de su deseo. Freud nos advierte sobre los poco fructíferos efectos de la sugestión tomando como base sus años de practica del tratamiento hipnótico con sugestión prohibidora. En la 28ª conferencia. La terapia analítica escribe: “ Para el médico, a la larga se volvía... monótona: prohibir en todos los casos, de idéntica manera y con el mismo ceremonial, la existencia a los más variados síntomas, sin poder aprehender nada de su sentido y su significado. Era un trabajo de practicón, no una actividad científica, y recordaba a la magia, el encantamiento y el arte de la prestidigitación.” “ Más enfadosa aún que esta caprichocidad del procedimiento era la falta de perduración de los resultados. Pasado algún tiempo, cuando se volvía a tener noticias del enfermo, la vieja dolencia estaba otra vez ahí o había sido sustituida por una nueva.” Pasemos al término cura. Palabra con una connotación e impregnación médica, sanar al paciente del dolor que lo aqueja, remediar el mal, eliminar la enfermedad, lejos de estas acepciones se encuentra la concepción en términos psicoanalíticos donde tendríamos que pensar cuales son las coordenadas que marcan el trabajo analítico y que apuntan a un cambio de posición subjetiva del sujeto en análisis. 1 Y por último Lacan agrega en este título los principios del poder. El poder como posibilidad de producir algún efecto, en el diccionario dice: “ Ser posible que suceda una cosa.”, y lo diferencia nuevamente al poder como instrumento de dominio. El principio del poder de la cura, dirá Lacan, es la transferencia, pero será un poder que se ejerce a condición de no hacer uso de él, no interpretar la transferencia ni ejercerla como sugestión. En Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Lacan asimila la transferencia a un tiempo de cierre del inconsciente, no a un tiempo de apertura. El análisis se hace, en cierto sentido gracias a la transferencia y a pesar de ella, se pueden pensar entonces dos aspectos de la misma: el aspecto en el cual se identifica con la repetición inconsciente y el aspecto mediante el cual se identifica con la resistencia, esto pensado en tiempos de Freud. Lacan, sin embargo se pregunta que sucede cuando el sujeto comienza a hablar al analista, al sujeto que se le supone un saber, pero de quién se sabe que aún no sabe nada. Nos dice: “La maniobra y la operación de la transferencia han de regularse de manera que se mantenga la distancia entre le punto donde el sujeto se ve a sí mismo amable y ese otro punto donde el sujeto se ve causado como falta por el objeto “a” y donde el objeto “a” viene a tapar la hiancia que constituye la división inaugural del sujeto. Lacan plantea que si perdemos las coordenadas freudianas, nos quedamos en términos de pensar que la relación del análisis es una relación dual, de persona a persona y de reeducación emocional consiguiendo que el paciente se dé cuenta de que sus transferencias están equivocadas y entonces funcione de una manera más real, más acorde al yo, imponiendo de esa forma un saber y determinados ideales y eso convierte al análisis en instrumento de poder de una persona sobre otra. En Consejos al médico, Freud, nos previene sobre la ambición terapéutica y las tentaciones pedagógicas. Habría ejercicio de poder si el analista se cree que es quién el paciente demanda que sea, así como si interviene desde la especularidad o promoviendo la identificación con él. Ese saber que el Sujeto le supone al analista es una completa ilusión. Supuesto en relación a ser semblante de algo que no puede ser representado. Ni el analista sabe, ni el paciente sabe, el saber inconsciente es a producir en trabajo analítico apelando a la regla fundamental de la asociación libre. En el seminario “ El envés del psicoanálisis.” , Lacan, nos introduce en la lógica de los discursos, y nos dice que no los elegimos, nos eligen y nos arrastran más allá de nuestra voluntad, de nuestro querer decir y nos advierte acerca de oscilar entre el discurso universitario, en el cual el análisis deviene aprendizaje y una variante del discurso amo, mostrando la tendencia a legislar el deseo, ofreciéndonos como modelo. 2 “En ambos casos estamos lejos del saber como verdad, solo posible aceptando ser ese desecho del discurso del analizado que es el objeto “a” y abriendo la pregunta obligada acerca de la verdad de nuestro deseo como psicoanalistas.” El discurso del analista, implica una renuncia a todo discurso de dominio, a todo intento de educación. “ Es un dispositivo a través del cual va a reproducirse, para ser reencontrado por el sujeto, el o los significantes fundamentales en los cuales se vio capturado. Su producción es, justamente el S1, significante que dará al Sujeto la clave de su división. El analista ocupa el lugar de agente en tanto apariencia del objeto “a”, aceptando cumplir esa función de resto de la producción subjetiva que es el “a”. Desde ese punto interroga al Sujeto barrado, - único sujeto de la práctica psicoanalítica, que en tanto tal no es intersubjetiva – el analizando: interrogación que culmina entonces en la producción del S1, significante a través del cual el sujeto puede resolver su relación a la verdad.” BIBLIOGRAFIA Lacan, J. “ La dirección de la cura y los principios de su poder. ” Escritos II (Bs. As. , Siglo XXI. Ed., 1998). http://www.rae.es – Real Academia Española. Diccionario de la lengua española. Avance 23ª edición. 26/12/04. 3 Freud, S. “ 28ª conferencia. La terapia analítica ”. Obras Completas. Tomo XVI (Bs. As., Amorrortu editores S.A. 1998). Pag 409. Freud, S. “ Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico ”. Obras Completas. Tomo XII ( Bs. As., Amorrortu editores S.A. 1991). Puntos e, f, g, h. Lacan, J. “ Los cuatro conceptos fundamentales ”. El Seminario XI. ( Bs. As., Ed.Paidos.) Punto X. Miller, J. “ Conferencias caraqueñas” 4ª y 5ª. Recorrido de Lacan. La Transferencia de Freud a Lacan. ( Bs. As., Ed. hacia el III Encuentro del Campo Freudiano,1984). Rabinovich, D. “ El Psicoanalista entre el Amo y el Pedagogo” 4