IDEOLociA E IDEALIZACIÓN MARI E LANGER Hay gente que, indignada, suele reprocharnos que exista más rivalidad y tensión entre nosotros que, p. e., entre los miembros de la Asociación Médica. Podría suponerse dicen, que la convivencia entre gente tan analizada debería ser mejor que la de otros grupos profesionales. Yo no diría que las relaciones humanas dentro de nuestro grupo sean peores o mejores que en la Asociación Médica, son simplemente distintas y esto, por muchas características de nuestra agrupación. Éstas varían según el momento histórico presente de cada grupo psicoanalítico. Y aunque nuestra historia ha sido mencionada en otros relatos, deberán permitirme un breve resumen en relación a estas cualidades específicas y al papel de nuestra ideología. Porque creo que nuestros grupos se diferencias básicamente de cualquier otro grupo consistente de personas dedicadas a determinada especialización científica, por compartir una ideología común, emergente de la teoría psicoanalítica. Veamos lo que nos 'dice el diccionario de filosofía de Ferrater Mora respecto a ésta: El psicoanálisis alcanzó una fase metafísica en la que ya no se trata de un método y un medio terapéutico, sino de una interpretación general de la vida psíquica y con ella de una concepción general del hombre y de toda actividad humana. Esta concepción.del mundo es una ideología, en la medida -citando a W. Baranger- que implica una perspectiva determinada sobre el mundo, directivas de acción, valores que puedan regir la conducta, etc. Existe pues, sigue B., una influencia ideológica intrínseca del psicoanálisis, además de los factores ideológicos subjetivos de cada analista. Pero ocurre que en los principios de un grupo psicoanalítico, mientras que el medio ambiente se mantiene indiferente u hostil con respecto a él, las diferencias ideológicas subjetivas de los analistas no aparecen. Para salvaguardar la unidad y fuerza combativa del grupo, son reprimidas y su influencia sobre la ideología común como factor diferenciante y, en este sentido, disgregador, es subestimado o negado, mientras se recalca la finalidad de la ideología común, que consiste en llevar, a través del psicoanálisis, a los pacientes y, a lo largo, a la humanidad a la felicidad. Desempeñamos, pues, una misión mesiánica. Nos diferenciamos de los miembros comunes de la Asociación Médica, porque cuando un enfermo busca nuestra ayuda, no nos conformamos de curarle de su asma, p. e., o de su agarofobia, sino pretendemos convertirle en un hombre feliz. Y para demostrar al mundo hostil y escéptico la validez de nuestra ideología y de nuestro instrumento técnico debemos ser nosotros felices también. MARIE LANGER 418 Mientras que estamos en la minoría, conseguimos compartir todos una idea común sobre la felicidad o, para usar un término más técnico, sobre la salud mental ". Dije todos, porque los que en esta época de lucha disienten tan notablemente que su presencia es vivida como un peligro para la unidad del grupo, son considerados como traidores de la causa común y expulsados. En este aspecto de pugna se impone más que la comparación con la Asociación Médica, otra, con una entidad ideológica en lucha, p. e. con el partido comunista. Mientras que el partido (y se suele decir "el partido" sin ningún adjetivo acompañante, como nosotros "la Asociación") está luchando en un ambiente hostil, para lograr la victoria y traer la felicidad a los demás, según su manera e ideología, la unión y solidaridad de sus miembros es absoluta. Pero recién cuando el partido llega al poder, peligra esta unión y las diferencias ideológicas entre .sus miembros surgen en gran escala. Pues hasta llegar a una posición cómoda y reconocida, habíamos hecho una escisión de objetos, proyectando nuestros objetos malos en el mundo externo y manteniendo nuestros objetos buenos dentro de nuestro círculo. Así habíamos logrado permanecer unidos a través de la identificacíón proyectiva e interproyectiva de todo lo bueno que teníamos entre todos. Recién cuando la proyección de lo malo hacia afuera ya no era factible, cuando entonces tuvimos que introyectar lo proyectado, nos dimos cuenta lo diferente que éramos de hecho. Tuvimos ahora que repetir el mismo proceso, dividiéndonos en sub grupos. Pero comotenemos, con todo, mucho en común -lo esencial, nuestra ideología psieoanalítiea-c- tuvimos, para mantener la separación, exaltar nuestras diferencias, centrar en ellas la ideología de cada subgrupo y proceder a su idealización. Esto cambió también el contenido de nuestra misión. Ésta ya no era únicamente difundir el psicoanálisis, para que la gente en términos generales sea más feliz, sino, como éramos tan diferentes, difundir y hacer feliz cada uno de su manera 2. Además, como ahora los objetos malos están dentro de nuestro grupo, ligadOS-arconcepto diferente que cada uno tenga de la felicidad, lo que para uno es salud, para otro es manía, p. e., o lo que para fulano es correcto, para mengano. es masoquismo, los unos se ven impulsados a demostrar el error de los otros, demostrando 'que 110 son felices, sino enfermos si la falta de felicidad se convierte en una falla grave, no solamente de la persona que la sufre, sino para todo su subgrupo, Y si la falta de la felicidad ya es indudable, frente a cualquier concepto, entonces debe ser escondido dentro de lo posible a. r . * ENRIQUERACKER'en Sobre la confusión entre manía y salud, aparecido en Samiksa, vol. 8, nQ 1, 1954 se refiere a este tema. 2 Aquí caben dos observaciones: 1) Todo eso ya está dicho por Freud, cuando nos habla de la unión existente en grupos en minoría y de la necesidad de mantener y agrandar las pequeñas diferencias entre grupos parecidos, y 2) Que nuestro impulso mesiánico proviene de nuestra vocación especial y sus causas, tema ya tratado en otros relatos. a Es interesante observar que la palabra ideología trae intrínsecamente para algunos la necesidad de esconder fallas. El diccionario de filosofía da, entre otras 419 IDEOLOGÍA E IDEALIZACIÓN Surge el secreto y la necesidad de controlar, y frente al secreto, el rumor, el chisme y la indignación. Además, el secreto en nuestro grupo tiene un carácter muy especial. Quiero dedicar algún espacio a este tema. El principiante a menudo está en falta frente al secreto profesional no por necio, sino porque siente una necesidad compulsiva de comunicar lo escuchado en su trabajo. Se traumatiza, por espiar la escena primaria que su paciente le hace presenciar. Se siente culpable por penetrar en la intimidad de los padres y necesita disminuir su culpa, compartiendo el secreto con sus hermanos analistas. Un móvil más hostil para la indiscreción puede ser la envidia que el analista siente por .las aventuras de su paciente. Lo ataca entonces traicionando su intimidad. Otro tiene entre sus analizados un personaje de mucha importancia. Revela sus secretos porque así se identifica con él y gana en prestigio. Se acuerdan, como en la época de la revolución todos contamos: Un paciente mío, que está muy, pero muy informado. .. Todo este tipo de indiscreción proviene de la inseguridad del analista y, a menudo de su falta de experiencia vital. Puede ser consecuencia de la vida muy reglamentada y algo monótona que solemos llevar muchos de nosotros, en la cual corremos el riesgo que el psicoanálisis nos absorba totalmente y se vuelva monotemático. Entonces por falta de propias vivencias que podrían servirnos de vínculo y tema de conversación en nuestras reuniones recurrimos a las experiencias y aventuras de nuestros analizados. Cierta indiscreción, existe, por todas estas causas en nuestro ambiente, pero no se vuelve maliciosa, mientras se refiere a personas que no pertenecen al grupo analítico y mientras que éste esté reunido. Recién cuando surgen los subgrupos con la siguiente rivalidad entre ellos, la indiscreción se está convirtiendo en un arma. Esto es factible debido a nuestra ideología especial con respecto a la salud y enfermedad. No ocurre así en la Asociación Médica. Desde ya que el secreto profesional existe para ellos, pero tiene menor alcance. Saber que Fulano sufre del hígado, aunque se trate de un personaje importante, no suele tener trascendencia moral. El mismo lo cuenta a todo el mundo mientras que su médico no siente ninguna tentación en contarlo. La enfermedad en sí adquiere el carácter de secreto y su divulgación el de arma política y chisme destructivo solamente con respecto a figuras temidas y adoradas simultáneamente, a figuras idealizadas, pues hablar del supuesto cáncer de laringe de Hitler o Mussoliní significaba atacar al régimen. Alrededor de la enfermedad de Evita se mantuvo el secreto profesional con toda estrictez y se volvió chisme sabroso afirmar que uno estaba perfectamente al tanto del "verdadero" diagnóstico. El médico de cabecera de Pío XII ganó una suma inverosímil y perdió su honor por haber roto su secreto profesional y divulgado cómomurió el papa. definiciones de ideología la siguiente: Ideología, en un sentido filosófico-social, representa un modo de manifestarse, a través de ideas, 'la situación interna de la sociedad y, por consiguiente, tanto una manera de conocimiento, como una forma de ocultación. En efecto, la ideología, al tiempo que manifiesta la citada estructura interior, tiende a enmascararla. MARIE LANGER 420 Pero volvamos a la Asociación Médica y a la gente común. También entre ellos existen enfermedades' vergonzantes, cuyo número, con los progresos de la ciencia; está en continua disminución. Quedan como tales las 'psicosis y las venéreas. Antes lo era, p. e. también la tuberculosis, debido a que el gran .público la interpretaba como resultado de excesos de onanismo. Enfermedades vergonzantes son, pues, todas las que se consideran consecuencia o castigo' por nuestros pecados. Y el criterio del pecado depende de la ideología del respectivo núcleo social. Mientras que en nuestra sociedad actual sufrir del hígado no es vergonzante, en nuestro medio psicoanalítico tener una úlcera de estómago sí lo es. Tendría que mantener el secreto profesional al respecto muy estrictamente, porque la divulgación de esta enfermedad significa desprestigio para quien la sufre, para su analista y, si se trata de una persona "importante", para todo su núcleo. Pero ocurre, p. e., que la mujer del enfermo que esconde cuidadosamente su síntoma vergonzante a todos los que no pertenecen a su círculo inmediato, se analiza con un analista de otro grupo, y su hijo, que está al tanto de la enfermedad de su padre, a su vez con un analista de niños de un tercer grupito, quien, por su parte se analiza, etc. Ustedes ven que se puede seguir esta cadena infinitamente. Es decir, en nuestro ambiente, en el cual el secreto profesional tendría que ser hermético, porque todo es vergonzante en contradicción abierta con nuestra ideología, centrada' en la tolerancia. y la hipótesis que nada, lo sea la existencia de los análisis cruzados y en cadena reduce al secreto a un mínimo l. ' Sabemos todos por qué en nuestro ambiente cualquier enfermedad adquiere carácter de estigma. Eso ocurre porque interpretamos -y con justa razón- al síntoma somático como expresión de un conflicto no resuelto y tener conflictos no resueltos significa haber fallado en nuestra función. Pero nuestra vergüenza no se limita a la enfermedad física. Cualquier desgracia personal debe ser mantenida en secreto, mientras se puede. Accidentes, suicidios de familiares que generalmente traen aparejados un estrechamiento de lazos afectivos entre el individuo afligido y su comunidad, en nuestro ambiente contribuyen a un mayor aislamiento del que los sufre. Con todo, si él es un simple miembro de grupo, puede compartir con sus compañeros su desgracia y entre todos se ayudan a esconderla frente al grupo hostil. Pero si se trata de un líder de grupo, el ocultamiento se impone, no solamente para no dar pie al ataque de los que están fuera del grupo, sino también para no intranquilizar los de adentro, que necesiten mantener su fe en el líder y el logro de su análisis. Todo' esto sucede. porque nos hemos convertido y hemos permitido que nos conviertan en figuras ideales, aptas, así, 'para atestiguar la veracidad del análisis, en general, y de la variante del subgrupo, en especial. ' Pero no solamente nosotros, sino también nuestra ideología ha sufrido este proceso de idealización. Al transformarse en concepto del mundo, se ha .heeho global. Todo se volvió interpretable y, entonces, intrínsecamente 1 Freud nos advirtió que analizar al familiar de un amigo significa tal vez curar al enfermo, pero siempre perder al amigo. 421 IDEOLOGÍA E IDEALIZACIÓN controlable. P. e.' se discute seriamente en nuestro ambiente, si la persona sufre un accidente de aviación es responsable de su propia muerte, porque inconscientemente debe haber previsto lo que iba a ocurrir. Si sufrir un accidente, en el cual uno no tenía participación ni responsabilidad directa, ya es expresión de una mala elaboración de tendencias tanáticas, desde ya cualquier desgracia menor significa fracaso y culpa. Existe la queja en nuestro ambiente que uno ya no tiene derecho a enfermarse y algunos en sus análisis, en un movimiento de desesperación me dijeron en tono de protesta que ni el suicidio, ni el accidente les estaba ya permitido para escaparse de sus conflictos con todo, ellos que estaban todavía en análisis, pueden ahí hablar con libertad de su desgracia. Pero cuando un líder sufre una desgracia ésta adquiere también el carácter de enfermedad vergonzante, debe ser ocultada, lleva al que la sufre a la soledad. El aislamiento del líder nos hace recordar el trato descripto por Freud en Totem y Tabú, que recibieron los reyes primitivos de sus súbditos y su interpretación de la ambivalencia subyacente a tanto honor es válido también para lo nuestro. En un contexto más moderno nuestra situación se parece a los "mandarines" de lo cual nos habla Simone de Beauvois en su novela del mismo nombre. (Ella describe la vida de los lideres existencialistas Sartre y Camus y de su necesidad de control en los detalles más personales de su vida, porque a lo largo no podrán mantener su intimidad y no deben hacer nada que no esté de acuerdo con la figura ideal que los demás, el gran pueblo, se formó de ellos.) Nos es difícil tener amigos, y rnás difícil, tener confidentes, porque uno nunca sabe, si el confidente de hoy no necesitará mañana análisis con uno mismo o, lo que fuera peor, como uno ya no lo puede ayudar, porque "sabe" de más, con un analista de otro grupo. Nos pasa en algo, lo del rey Midas. Había deseado y recibido el don dudoso de los dioses que todo lo que tocara, se transformara en oro. Murió de hambre porque de alimentos convertidos en oro no pudo vivir. A nosotros todos los posibles amigos se nos transforman en analizados. Me acuerdo, cómo me alegré años atrás, cuando un analista que estimaba mucho, me llamó porque quería hablarme. "Qué suerte, pensé, pero ¿ qué querrá de mí? ¿ Será para charlar un poco o para un trabajo en común? No, desde ya era para analizarse. -Nosotros pues, aunque escuchábamos todo el día a otros, para ayudarles a vencer su soledad, a veces no podemos superar la nuestra y nos morimos de hambre, como el rey Midas. Con todo, muchos analizados nuestros más adelante se transforman en amigos. Pero como han sido nuestros hijos, el tabú del incesto pesa sobre cualquier acercamiento más íntimo y, debido a los análisis cruzados, todo nuestro ambiente adquiere un carácter incestuoso. Todo lo dicho parecerá harto pesimista y bastante exagerado. Pero se refiere a un parcial. Antes de mencionar la otra parte nuestra, la buena, quiero resumir lo dicho hasta ahora. Somos diferentes a otros grupos médicos porque: 1) compartimos una misión mesiánica. 2) Porque pasamos nuestras horas de trabajo en alcobas ajenas. 422 MARIE LANGER 3) Porque vivimos en un clima de incesto. 4) Porque los análisis cruzados nos convierten en los testigos de la intimidad de nuestros héroes o de nuestros enemigos. 5) Porque nuestra obligación ala felicidad convierte toda desgracia en falla y causa de ocultamiento. 6) iY, como resultante de todo eso, por nuestra soledad. Pero nos diferenciamos también de la Asociación Médica por: 1) Por conocernos íntimamente y tener vínculos muy fuertes entre nosotros. 2) Por tener una ideología común. 3) Por sentirnos solidarios frente al ambiente externo. 4) Por querer mucho a nuestra profesión, aunque a menudo nos quejamos de ella, a tal punto que nos sería difícil, vivir sin ejercerla. Parece que las características positivas y negativas son casi las mismas. Eso no es de extrañar, porque lo que yo describí, con cierta extensión, en este relato, era solamente parte de un proceso. Definía las características de la posición esquizo~paranoide,en la cual el grupo se coloca frente a los perseguidores internos, y externos. Y se siente tan perseguido justo por tener algo muy valioso en la mano, al psicoanálisis. Encontramos los mecanismos que nos son familiares: división de objetos, idealización, negación y omnipotencia. Pero compartimos también entre todos la posición depresiva. Necesitamos tanto analizar, porque nos permite reparar, porque llena nuestra vocación y así nos da felicidad. ¿Cómo podríamos luchar contra los aspectos esquizo-paranoides y disminuir sus efectos perjudiciales? Reforzar y trabajar en lo que tenemos en común nos permitirá adquirir más tolerancia frente a nuestras diferencias y reducir entonces la idealización. Esta suposición puede ser un paso importante en este camino. ,Se describen, primeramente, las características de los grupos psicoanalítieos iniciales y su ideología. Se relatan los cambios que sufren a' través de su evolución y la difusión de los conceptos que amenazan la cohesión del grupo. Para' mantener dicha cohesión se recurre a mecanismos esquizoides, a la división en subgrupos rivales y a la idealización. Ésta impulsa al trabajo, pero trae como peligro el perfeccionamiento y la soledad de los líderes. SUMMARY Ideology and idealisation, A description is first given of the eharaoteristies of psyehoanalytieal groups that have just begun and their ideology. The writer then tells of the ehanges they undergo through their evolution and the spread of ideas that threaten the cohesion of the group. In order to maintain this cohesion recourse is had to schizoid meehanisms, to the división into rival snbgroups and to idealization. This is an incentive for the work, but it entails the danger of perfectionism and solitude for the leaders.