INTRODUCCION

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INTRODUCCION
CEREALES
En 1946 las cosechas de los principales cereales de otoño han
sido las mayores de cuantas se recolectaron desde 1939.
Empezó la sementera con alguna dificultad por la falta de tempero; a mediados de octubre se inició un régimen de lluvias en toda
la Península, que solucionó el problema de las labores de otoño,
prosiguiendo con normalidad y suaves temperaturas las operaciones
de siembra. La nascencia fué buena, incluso para las tempranas.
En enero empezaron a resentirse los sembrados de las zonas bajas de Andalucía por exceso de humedad, y el natural descenso de la
temperatura detuvo el excesivo desarrollo de las plantas, favore:iendo su buen enraizamiento.
A últimos de marzo las cosechas presentaban, en general, un
magnífico aspecto gracias a las lluvias caídas, especialmente duran,.
te su primera quincena, con lo que se repusieron las siembras en
tierras ligeras, que acusaban en febrero falta de precipitaciones.
Había que exceptuar de esta favorable impresión extensas zonas de
la provincia de Murcia, por escasez de lluvias, y algunas zonas bajas de Andalucía Occidental por exceso de humedad.
Continuaron durante los meses de abril y mayo las frecuentes y
:opiosas precipitaciones, con suaves temperaturas en general, originando el correspondiente retraso de labores y una exuberante vegetación de los sembrados, que si bien fué beneficiosa por paralizar
el desarrollo de las malas hierbas, que no pudieron combatirse anteriormente por las condiciones meteorológicas, el consiguiente
encamado perjudicó la buena granazón de las siembras más tem-
pranas. Este ambiente de humedad en primavera favoreció el desarrollo y ataque de criptógamas, especialmente a las siembras en
tierras de poco fondo o de difícil desagüe.
Al aumentar la insolación en la segunda quincena de junio, se
repusieron del exceso de humedad las cosechas de la mitad septentrional de la Península; en cambio, la brusca elevación de la temperatura no favoreció su buena granazón, causando decepción los
rendimientos que se obtuvieron, ya que su aspecto era de cosecha
excepcional.
En general fueron favorables las condiciones climatológicas
del año, y hubiésemos tenido en 1946 cosechas análogas a las anteriores a 1936, de no haberse dejado sentir la escasez de elementos
de trabajo y producción, además de la importante merma de la superficie sembrada de cereales a partir de 1939.
De trigo se sembró en 1946 un 5,14 por 100 más que el ario anterior; los restantes cereales de otoño ocuparon superficies inferiores
a las de 1945 y media del quinquenio 1940-44. Contribuyeron casi
todas las provincias al aumento de 184.253 hectáreas, sembradas de
trigo, debiéndose los mayores incrementos absolutos a Cáceres, Sevilla y Salamanca.
La cosecha de trigo, con 36.181.412 quintales métricos, sólo fué
un 12,28 por 100 más baja que las cifras de producción media del período 1926-35. Todas las provincias, con excepción de Cádiz. dieron
producciones mayores que el año anterior, habiéndose obtenido un
rendimiento medio en secano de 9,22 quintales métricos por hectárea.
Asimismo fueron muy buenas las producciones de cebada, centeno
y avena, cuyos rendimientos medios en secano también superaron a
los del quinquenio 1931-35, si bien no alcanzaron las producciones
totales de aquellos años como consecuencia de la disminución de superficie sembrada.
El maíz y arroz ocuparon extensiones superiores a las de
1945; pero sólo la del arroz se mantiene por encima de las cifras
medias de anteguerra. Los maizales comenzaron a resentirse en julio por falta de humedad, pero se repusieron con las lluvias de agosto, excepto en algunas zonas del Norte, en donde fueron ya tardías.
Las provincias más productoras, Pontevedra y La Coruña, tuvieron
buenos rendimientos, y bajos los de Santander, Vizcaya y Guipúz-
coa, así como los regadíos de Navarra. La cosecha total es un 9,43
por 100 más elevada que la media de 1940-44.
La producción de arroz fué análoga a la del ario anterior, a pesar de haberse sembrado 2.555 hectáreas más, correspondiendo la
mayor parte de este incremento a la provincia de Tarragona. Los rendimientos no fueron en general buenos, debido al deficiente desarrollo de los planteles, por falta de calor en primavera. y posteriormente
a los vientos cálidos de Poniente, que perjudicaron las plantaciones,
principalmente en la provincia de Valencia.
De acuerdo con los cupos forzosos de entrega, así como con los
precios fijados para éstos y los excedentes, se ha calculado el valor
de la cosecha de cereales, que alcanza la cifra de 13.870 millones
de pesetas, lo que representa un 339,33 por 100 del valor medio del
quinquenio 1931-1935.
LEGUMINOSAS
Las superficies sembradas en 1946 de las principales leguminosas, tanto de otoño como de primavera, fueron inferiores a las
del ario anterior y a las medias del quinquenio 1940-44.
La disminución de superficie afectó a casi todas las regiones, y
las que más contribuyeron a aquélla fué Extremadura en habas,
Castilla la Vieja para las algarrobas y Castilla la Nueva en yeros.
La escasez de semilla de garbanzos impidió se sembrara toda la
superficie preparada para esta leguminosa, quedando reducida al
S0,3 por 100 de la cultivada el año anterior.
Las lluvias y temperaturas registradas en primavera fueron favorables para el desarrollo de enfermedades criptogámicas, que
atacaron con intensidad, principalmente el - hopo - a los habares de
las. provincias meridionales, y la rabia y fusariosis a los garbanzales; además, el exceso de humedad en Andalucía fué origen de una
gran merma en la producción de esta última leguminosa.
La granación fué, en general, buena para las siembras más tempranas, ya que en las provincias menos adelantadas hubo mermas
por la rápida elevación de temperatura en el mes de junio.
Las producciones totales obtenidas en 1946 de las principales
leguminosas de otoño fueron superiores a las del ario anterior, y
también superiores a las del quinquenio 1940-44, excepto las habas.
De las leguminosas de primavera, los garbanzos dieron una cosecha francamente mala—la menor de cuantas se han obtenido desde 1907—, correspondiendo las bajas más intensas a las regiones
de Andalucía y Castilla la Vieja; el rendimiento medio en secano
sólo f ué de dos quintales métricos por hectárea.
Las judías tampoco dieron buena cosecha, aunque sí superior a
la del año último, a pesar de haberse sembrado algo menos.
PLANTAS INDUSTRIALES
La superficie cultivada de lino vuelve a aumentar con relación
a anteriores campañas; réspecto a 1945 el aumento representa el
43,33 por 100; pero, sin embargo, sólo es el 79,78 por 100 de la media cultivada en el quinquenio 1940-44.
El cáñamo continúa aumentando su superficie, que es casi doble que la que ocupaba en 1931-35, pero igual a la media del quinquenio 1940-44, y un 5,03 por 100 superior a la del ario anterior.
El algodón en esta campaña vuelve a recuperar la superficie
que había alcanzado en 1944, ocupando 58.199 hectáreas, extensión superior a la de 1945 en el 59,73 por 100. Los aumentos de
superficie por provincias se deben, en secano, a Cádiz, que aumenta 2.529 hectáreas; Córdoba, 11.000, y Sevilla, 17.314; en total, el
secano aumenta 19.260 hectáreas. En regadío merecen señalarse
aumentos en Almería, Murcia y Valencia, cultivándose en esta última casi ocho veces más que el año anterior.
Se inicia el cultivo del algodón en secano en la provincia de Toledo con 11 hectáreas, y en regadío en las provincias de Alicante
con 125 hectáreas, Castilla con 220. Huesca con 35 y Tarragona
con una hectárea.
En el lino la producción de fibra es de 30.064 quintales métricos, cantidad superior en el 90,71 por 100 a la de 1945; esta buena
cosecha se debe no sólo al aumento de superficie cultivada, sino a
los mejores rendimientos obtenidos. La producción de semilla
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—5.787 quintales métricos también es superior a la del año anterior en el 41,98 por 100.
La producción de fibra de cáñamo es de 70.223 quintales métricos y la de semilla de 19.059 quintales métricos, cantidades ambas superiores a la de la campaña última en el 16,31 y 7,30 por 100,
respectivamente.
La producción de algodón, de 202.557 quintales métricos, es
muy superior a la del año anterior, debido al aumento que antes se
indica en la superficie cultivada y al mejor rendimiento logrado en
el secano; esta producción es el 260,76 por 100 más que la campaña
pasada.
La superficie cultivada de remolacha azucarera fué de 71.319
hectáreas, superior en 13.097 hectáreas a la cultivada en 1945; este
aumento es el 22,49 por 100 a la de dicho ario y el 19,74 por 100 de
la media de 1940-44; pero sin embargo todavía inferior a la de 193135 en el 19,61 por 100, aunque ya se alcanza la superficie cultivada
en el ario 1935. En secano, las provincias que más aumentan este
cultivo son las de Burgos, Logroño y Valladolid; en total, el aumento es de 4.327 hectáreas. En regadío es de 9.270 el incremento total,
debido principalmente a las provincias de Burgos, Palencia, Sevilla
y Valladolid. La producción de remolacha azucarera es de quintales
métricos 15.256.354, superior en un 59,25 por 100 a la del año anterior. Esta buena cosecha se debe, además del aumento superficial, a los rendimientos logrados en 115,25 quintales métricos en secano y 233,12 quintales métricos en regadío, mientras que en la
campaña anterior fueron de 78,17 y 177,90, respectivamente. Por
regiones aumenta la producción en todas, excepto la de Andalucía
Oriental, donde es ligeramente inferior. Las que más aumentan
proporcionalmente son: Andalucía Occidental, en 134,44 por 100;
Castilla la Vieja, en 152,14 por 100; Castilla la Nueva, en 92,73
por 100, y Aragón, 54,59 por 100.
-
XVIII
VIÑEDO
La superficie del viñedo ,en producción aumentó en 5.932 hectáreas con relación a 1945, manteniéndose la correspondiente al
que aún no produce. Los aumentos corresponden al secano, y en
mayor proporción al cultivo único que al asociado, habiéndose dete.nido el aumento de las plantaciones en regadío acusado el año anterior, manifestándose una pequeña baja.
La brotación del viñedo fué buena, y aunque las intensas lluvias
primaverales favorecieron a las cepas, causaron perjuicios en su floración. Fueron intensos los ataques criptogámicos en Levante, Rioja y Cataluña, que unido a los cálidos vientos padecidos en Levante
y en algunas zonas de Andalucía, hicieron desmerecer algo la buena
cosecha que se presentaba.
De uva para consumo directo se obtuvo una mediana producción, de 1.802.603 quintales métricos; aunque superior a la de 1945,
es un 6,59 por 100 más baja que la media del quinquenio 1940-44.
Fueron las regiones de Levante y Cataluña-Baleares las que dieron
escasos rendimientos y las que hicieron disminuir la buena producción que se esperaba.
La producción total de vino nuevo fué de 17.345.058 hectolitros,
superior en un 25,22 por 100 a la cosecha del ario anterior; pero inferior en un 8,31 por 100 a la media del quinquenio 1940-44. No
fueron tampoco buenos los rendimientos obtenidos en CataluñaBaleares, una de las regiones más productoras, y sólo medianos los
de Andalucía Oriental.
Es notable el aumento de precios que alcanzaron en 1946 los
productos principales de la vid. El precio medio de la uva para vinificación fué de 130 pesetas el quintal métrico, lo que dió origen a
que el hectolitro de vino nuevo sobrepasara ligeramente las 200
pesetas. El valor total de la producción del viñedo en 1946 alcanzó
la cifra de 4.258 millones de pesetas, aproximadamente, en vez de
2.736 millones de la campaña anterior. Corresponden a los productos principales 3.886 millones y el resto 372 millones—a los subproductos.
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Los altos precios antes señalados, unido a la buena producción
en Castilla la Nueva, elevó la valoración de los productos de esta
región a 954 millones de pesetas; le siguen en importancia Levante
y Cataluña, ambas superiores a 500 millones, a pesar de los medianos rendimientos que dieron, tanto en uva para consumo directo
como para vinificación.
RAICES, 1TBERCULOS Y BULBOS
No ha sido buena la cosecha total de patata obtenida en 1946;
sólo se recolectaron 25,6 millones de quintales mi. étricos, que representa un 57,47 por 100 de la media del decenio 1926-35; también
es inferior a la del año anterior, que ya fué escasa.
Se iniciaron las plantaciones con algún retraso y, en general,
con exceso de humedad, por lo que tuvieron una irregular nascencia; posteriormente se recuperaron algo, y a pesar de ello sólo fueron
medianas las producciones que se obtuvieron antes del 15 de julio.
A fines de este mes los patatares de secano se resentían ya por falta de lluvia, por lo que la cosecha de patata de segunda época fué
francamente mala, dando un rendimiento medio en secano de 48,27
quintales métricos por hectárea.
La tardía, que se recolecta después del 15 de septiembre, y que
es la de mayor importancia, tuvo también que soportar durante su
período vegetativo los efectos de la falta de lluvia; consecuencia de
esto, y de la escasez de abonos, la producción obtenida tampoco f ué
buena.
Se plantaron 7.554 hectáreas menos que el ario anterior, afectando la disminución de superficie exclusivamente a la que se recolecta entre el 15 de julio y el 15 de septiembre, que disminu yó en
23.929 hectáreas; por provincias, fueron las de Lugo y Burgos las
que experimentaron mayores bajas, y La Coruña la que más aumentó con relación a las superficies cultivadas en esta misma época,
en 1945.
Por épocas, la disminución más notable corresponde a la cosechada entre el 15 de julio y el 15 de septiembre; el resto dieron pro-
ducciones superiores a las de las mismas épocas del año anterior;
pero los aumentos no compensaron el descenso antes citado.
Por regiones, fué Asturias-Santander la que tuvo la baja más
intensa, comparada con la producción de 1945, y Canarias, con Andalucía Oriental, las de mayor alza.
La superficie plantada de cebolla fué ligeramente inferior a la
del año último, pero dió mejores rendimientos, tanto en secano como
en regadío; fué más elevado su precio medio, superando a la valoración de 1945 en unos 30 millones de pesetas.
De ajos se cultivaron unas 1.000 hectáreas menos que el ario
anterior, obteniéndose una cosecha sensiblemente igual; asimismo el
precio medio del quintal métrico experimentó un ligero aumento.
De las forrajeras, el nabo, que es entre ellas la de mayor importancia, dió menor producción que en 1945; aunque en Lugo se obtuyo una buena cosecha, no quedó compensada con la gran disminución de la provincia de Oviedo. No experimentaron sensibles variaciones ni las superficies ni las producciones de la remolacha y
zanahorias forrajeras; los precios medios del quintal métrico de todas ellas fueron superiores a los del año anterior.
PLANTAS HORTICOLAS
Con relación a 1945, la superficie ocupada por las diversas
plantas hortícolas aumentó en unas 4.900 hectáreas, lo que representa un 2,6 por 100. Se mantienen en primer lugar el grupo de coles, repollos, etc., siguiéndole en importancia los melones y tomates,
ocupando cada uno de ellos superficies superiores a 25.000 hectáreas; los tres grupos antes citados han aumentado de superficie
respecto al ario anterior.
El incremento de las 4.900 hectáreas se distribuye entre casi
todas las provincias, correspondiendo a Logroño y Córdoba los mayores aumentos, y a Valencia la baja más intensa, con 1.654 hectáreas.
Es muy notable el alza experimentada por los precios de los
productos hortícolas en 1946. Los tomates, que el ario anterior estaban en primer lugar, con 488 millones de pesetas, han pasado este
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año al segundo, con un valor de 603 millones, aproximadamente; el
grupo de las coles, repollos, etc., alcanza en 1946 la cifra de 703
millones de pesetas.
Continúa siendo Valencia la primera región por lo que a valoración de productos hortícolas se refiere, siguiéndole Cataluña y
Rioja-Navarra. Las dos Andalucías, así como Castilla la Nueva,
superan este año los 300 millones de pesetas.
El valor total de la producción hortícola en 1946 se estima en
3.520 millones de pesetas, cifra nunca alcanzada y que representa,
respecto a 1945, el 123,87 por 100, y el 483,78 por 100 con relación al quinquenio 1931-35.
Los productos hortícolas en 1946 ocupan el tercer lugar en la
valoración total de la producción agrícola española, siendo el grupo
que explota menor superficie.
El valor de la producción por hectárea cultivada de este grupo
de plantas es de 18.538 pesetas, superior al del año anterior, que
fu'"›' 406 pesetas.
ARBOLES FRUTALES
La superficie en plantación regular de naranjas ha disminuído
en un 4,20 por 100 respecto al ario anterior. Las intensas heladas
de enero de 1946 afectaron a extensas zonas de la provincia de
Castellón, y hubo necesidad de arrancar muchos pies; con relación
al número total de árboles, la disminución representa el 4,79 por
100, y son, además de Castellón, las provincias de Murcia y Málaqa
que muestran mayores bajas.
La brotación de los agrios en 1946 fué muy desigual en Levante y, en general, mala su floración, con excepción de algunas
zonas de Andalucía.
A fines de enero de 1947 se produjo una helada que ocasionó
daños muy sensibles en la provincia de Sevilla. Estas adversidades
fueron la causa de la deficientísima cosecha de agrios en 1946-47.
Se recolectó de naranja sólo 5.969.760 quintales métricos, es decir,
el 57,16 por 100 de la media del quinquenio 1932-36, y el 65,59 por
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100 de la cosechada el ario anterior. Las bajas más intensas se dehen a Valencia y Castellón.
Se observa en 1946-47 un alza notable en los precios para la
naranja; el medio alcanzado por el quintal métrico en la campaña
anterior fué de 44,08 pesetas, y en la que nos dcupa se estima en
91,74 pesetas. Por ello, y a pesar de los escasos rendimientos, el
valor total de la cosecha de naranja de 1946-47 es un 39,31 por
100 mayor que la anterior.
Se conserva la superficie y número total de árboles de limonero;
pero la producción obtenida es un 24,75 por 100 menor que la de
1945-46, habiendo dado bajos rendimientos, entre otras, la provincia de Murcia, y buenos la de Valencia. El alza de precios no es
tan acentuada como en los demás agrios, pues de 58,39 pesetas el
quintal métrico el ario anterior, pasó en 1946-47 a 61,50 pesetas.
En general, los restantes frutales presentaron buena floración;
pero el cuaje fué deficiente por el exceso de lluvias y falta de alor.
De los de hueso, el melocotonero dió cosecha inferior a la de 1945
y ligeramente superior al albaricoquero. Las producciones, tanto dei
ciruelo como del cerezo, son mayores que las del año anterior; pero
menores que las medias de los quinquenios anterior y posterior a
1935. Entre los de pepita, la producción de manzana fué muy deficiente y mediana la del peral.
Fueron buenas las cosechas de almendra y avellana, ambas
superiores a las del ario anterior y medias de los quinquenios 193135 y 1940-44, a pesar de que los almendros de Alicante dieron
bajos rendimientos. Tarragona obtuvo una buena producción de
avellana, así como Barcelona, siendo escasa la de Asturias. La cosecha de garrofa es análoga a la de 1945, con rendimientos buenos
en la provincia de Barcelona y malos en la de Valencia.
El valor de la producción total de árboles y arbustos hutales se
estima en unos 3.304 millones de pesetas, superando a la de 194546 en 713 millones.
OLIVAR
En general se presentó bien la floración; las lluvias otoñales
favorecieron mucho a la cosecha, deteniendo la caída del fruto, que
se había iniciado como consecuencia de la falta de humedad y de
los fuertes calores del verano. Las abundantes precipitaciones y nevadas de enero y febrero del 47 dificultaron en muchas comarcas
las faenas de recolección, que en general se retrasaron, registrándose algunas pérdidas de la aceituna aun pendiente de recolección.
Ha ,sido buena la cosecha de aceite en 1946-47. La producción
obtenida, 3.882.577 quintales métricos, supera en un 105,96 por 100
a la muy deficiente del año anterior, y en un 7,10 por 100 de la media del decenio 1926-35.
Por regiones, fueron las Andaluzas, Extremadura y Levante las
que dieron mejores producciones, pues en Aragón fué mala y sólo
mediana la de Cataluña.
Influyeron de manera decisiva en el volumen total las buenas
cosechas de los olivares de Jaén y Córdoba; además fue elevado
en Jaén el rendimiento en aceite.
Sevilla, que es la provincia que mayor cantidad de aceituna dedica para consumo directo, obtuvo una buena producción, siendo el
total de España en 1946-47 de 864.000 quintales métricos, cifra
nunca alcanzada y que supone el 319,77 por 100 de la media del
decenio 1926-27 a 1935-36.
Las variaciones de superficie se manifestaron con elevación,
tanto en secano como en regadío, principalmente en el primero, observándose un ligero aumento en el olivar que aún no produce .
El incremento de cosecha es la causa del aumento de la valoración total de los productos del olivar en 1946-47, que ,se estima en
2.402 millones de pesetas, aproximadamente, incluyendo los subproductos, correspondiendo a Andalucía 1.813 millones.
- XXIV --
PLANTAS FORRAJERAS
Continúa siendo la alfalfa el grupo más importante de las forrajeras; es menos acentuado que en arios anteriores el aumento de
superficie cultivada, pues con relación a 1945 sólo representa el
0,92 por 100. Las producciones medias obtenidas fueron todas ellas
superiores a las del año anterior, estimándose en 28 millones de
quintales, aproximadamente, la alfalfa en verde obtenida, por lo
que supera en un 11,49 por 100 a la cosecha de 1945. No hay tampoco variación en el orden de importancia de las provincias señalado en el ANUARIO anterior; Murcia ocupa el primer lugar, por lo
que a alfalfa en verde se refiere, seguida de Valencia y Sevilla, y en
heno continúa ,siendo Lérida la de mayor producción.
Contrariamente a lo que sucede en la mayoría de los productos
del año agrícola que nos ocupa, el precio de la alfalfa, tanto en
verde como en heno, fué muy inferior al alcanzado en 1945, consecuencia de la mayor abundancia de pastos, lo que se refleja en
la valoración total, que disminuye en 130,5 millones de pesetas, a
pesar de haberse obtenido una producción superior a la del ario anterior.
Se observa un ligero aumento en la superficie de praderas artificiales y avena para forraje; pero el resto de las principales plantas
y cereales forrajeros, acusan disminución. Es notable la mayor producción de las praderas artificiales, que supera en un 42,36 por 100
a la de 1945, habiendo sido buenos en general los rendimientos obtenidos; es más acentuada aún que para la alfalfa la disminución
del precio alcanzado, ya que en 1945 fué de 90 pesetas y bajó a 65
en 1946. Todos los cereales forrajeros dieron mejores cosechas que
las de 1945, así como la col y la veza.
Se mantienen semejantes al año anterior la producción y valoración del trébol. De esparceta, el aumento de los rendimientos en
varias provincias repercute en la valoración total de este forraje,
que ,supera a la alcanzada en 1945 en unos 22 millones y medio de
pesetas.
. La superficie total de las plantas forrajeras ha disminuido con
relación al ario anterior en un 3,09 por 100, y su valoración en un
2,94 por 100, respecto a la media del quinquenio 1931-35; su valor
total representa el 443,21 por 100, ocupando el tercer lugar entre los
demás grupos de plantas, por lo que a aumentos se refiere, con relación al quinquenio de referencia.
PRADOS NATURALES Y PASTOS EN
DEHESAS Y MONTES
Siguiendo la norma de ANUARIOS anteriores, se incluyen en este
grupo los aprovechamientos de carácter agrícola, con exclusión de
los forestales. Se estima en 23.461.945 hectáreas las superficie ocupada por los prados y pastos, alcanzando su valor la cantidad de
1.259 millones de pesetas, aproximadamente, cifra superior a la del
ario anterior en un 5,67 por 100.
Dentro de esta agrupación de aprovechamientos ocupan la mayor superficie los pastizales, siguiéndoles en importancia los montes
bajos, y el grupo de encinares, robledales y alcornocales. Por regiones, son Castilla la Nueva, Levante, Extremadura y Aragón las
que explotan mayores superficies, pasando todas ellas de los dos
millones de hectáreas.
Las provincias de Oviedo, Santander y Badajoz son las que tienen mayor importancia por lo que a valoración se refieren, superando la primera los 200 millones de pesetas. También en este grupo
se observa un alza de precios, pues la valoración media de los aprovechamientos por hectárea en 1946 se estima en 53,65 pesetas, en
vez de 50,80 pesetas del año anterior.
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