ANÁLISIS ECONÓMICO DEL CLIENTELISMO POLÍTICO Y SU

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIRIQUÍ
VICERRECTORÍA DE INVESTIGACIÓN Y
POSTGRADO
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS
POLÍTICAS
MAESTRÍA EN DERECHO PROCESAL
CON ÉNFASIS EN ADMINISTRACIÓN DE
JUSTICIA
REALIZADO POR:
ALMENGOR, ALVINIS
4-230-525
ARAÚZ, DALISBETH
4-217-943
CANDANEDO, ARNOLDO
4-116-564
GONZÁLEZ, GÉNESIS
4-750-2016
HENRÍQUEZ, EMILY
4-718-2026
HERRERA, JOSÉ
4-136-1795
RODRÍGUEZ, BETZAIDA
4-748-1056
ROJAS, YAJAIRA
4-705-2489
SOBERÓN, NITZIA
4-715-2210
VILLAREAL, IDALMIS
4-701-747
ANÁLISIS ECONÓMICO DEL CLIENTELISMO
POLÍTICO Y SU RELACIÓN CON LA JUSTICIA
PANAMEÑA
Autor: Ariel Pérez Price
.
SOMETIDO A LA CONSIDERACIÓN DE:
MGTER. JULIO JARAMILLO
DAVID, CHIRIQUÍ
2014
“ANÁLISIS ECONÓMICO DEL CLIENTELISMO Y
SU RELACIÓN CON LA
JUSTICIA PENAL ELECTORAL PANAMEÑA”:
Autor: Ariel Pérez Price
Las particularidades del fenómeno del clientelismo dentro del sector público
panameño y en qué medida la justicia penal electoral en nuestro país, cuenta con
los instrumentos para sancionar este tipo de conducta que afecta nuestra
institucionalidad democrática.
En primer plano tomaremos del autor los aspectos más relevantes:
El clientelismo es un fenómeno social y cultural en los sistemas políticos
latinoamericanos, que está ligado a la política redistributiva. Podemos deducir que
es una relación de intercambio entre los políticos y los electores, los primeros, son
los administradores formales de prestaciones materiales provenientes de la cosa
pública o de sus contactos conectados con ellas. Los segundos garantizan el
activismo político que da base a los partidos y produce votos, materia prima en
cualquier contienda electoral de carácter interna y general que abre camino para
llegar al poder. La redistribución según el titular del escrito, tiene lugar mediante el
prorrateo de beneficios materiales que devienen de la consecución del poder
público, a través de medios legítimos como las elecciones populares. La famosa
redistribución, se da por un lado destinando mayores frutos para los políticos y lo
que resta en dos formas para los electores:
1. Que puedan acceder a un empleo público, la manera más efectiva de pagar
y cobrar el favor del voto y valiosa de redistribución, toda vez que genera un
beneficio económico a mediano y largo plazo, es decir una renta.
2. Por medio de otros beneficios económicos, como la entrega de becas,
materiales de construcción, bolsas de comida y a veces y de modo
esporádico ayuda en dinero muy reducida y lo peor falsas expectativas que
durante la campaña se producen y al momento del mandato de los políticos
jamás se cumplen.
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En desarrollo a lo que plantea el analista del clientelismo político, apunta que
desde una perspectiva económica, un empleo público se perfila como un bien
material de tipo selectivo irreversible o sea delibre nombramiento y remoción que
crea un vínculo moral y económico entre el político que es la autoridad
nominadora y el sujeto nombrado o funcionario que es el elector. Vale destacar
conforme al dueño del escrito que sociedades plagadas de desigualdad
económica, con serios problemas de distribución de ingresos y riquezas, los
políticos encuentran en el devorador clientelismo, un mecanismo exitoso de
retribución material, atractivo al elector y una herramienta de sustento de cualquier
plataforma o estructura partidista. Esto significa que la afinidad ideológica y
programática dejo de ser el motivo fundamental de afiliación político partidaria
para dar paso al voto cautivo, lo que pone en evidencia la deformación de un
sistema político, donde un porcentaje del electorado se inclina políticamente por
un determinado candidato, no por su plataforma de trabajo sino por el elemento
retributivo del que puede ser sujeto en el futuro (plaza de trabajo). En consonancia
con la línea de pensamiento del autor, nos enfrentamos a una efectiva forma de
generación y adjudicación de rentas, manipulada por políticos para beneficio de
ciertos grupos de electores, en detrimento del sistema económico en general.
El clientelismo político emerge de sistemas políticos sustentados en economías
débiles y deformadas; pero su verdadera paternidad emana de la pobreza. El
clientelismo adjudica beneficios económicos de carácter individualista, lo que ha
traído consigo una real percepción de corrupción tanto en el político como en el
elector.
En su punto de vista final el propietario del escrito, inclina la mirada a dedicarse a
observar cómo el derecho penal electoral panameño logra ocuparse del tema del
clientelismo político laboral y se remite al artículo 392 numeral 7 del código
electoral que sanciona con pena de prisión de seis meses a tres años y
suspensión de los derechos ciudadanos e inhabilitación para el ejercicio de
funciones públicas de uno a tres años, a aquellos que incurran en obligar directa e
indirectamente a los ciudadanos a inscribirse o renunciar de determinado partido
político, para poder optar por un cargo público o permanecer en él y en el caso de
los empleados a exigirles la afiliación o renuncia a un partido político, para optar a
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un puesto o permanecer en el mismo o apoyar cualquier candidatura. La norma
transcrita constituye el principal instrumento de la justicia penal electoral en
materia de clientelismo político. El verbo rector de la norma citada está diseñado
a evitar e impedir que el jerarca político aumente su red clientelista, al condicionar
el nombramiento o la permanencia en cargos públicos bajo su mando, de
individuos ajenos a su entorno político que deberán brindarle dentro de su
organización política todo el respaldo que se materializa con la inscripción del
servidor público en el partido político liderizado por el dirigente o caudillo político.
A pesar de la existencia de mecanismos legales que tratan de poner frenos a esta
mala praxis, concluye el autor de marras, que es muy poco probable que el
servidor público decida no inscribirse en el partido político gobernante o peor aún
denunciar la actuación de su superior jerárquico ante las instancias de instrucción
del caso; por temor a perder su empleo, bajo cualquier pretexto y justificación por
el sólo hecho de no acceder a lo pedido.
Lamentablemente la ley electoral
panameña, no cuenta con efectivos y eficientes procedimientos para impedir la
destitución del denunciante de este tipo de ilícitos, ni para producir su reintegro.
En un sistema de clientelismo, el poder sobre las decisiones del aparato
administrativo del Estado se utiliza para obtener beneficio privado, el patrón sea
directamente un funcionario u otra persona dotada de suficientes poder como para
influir sobre los funcionarios toma decisiones que favorecen a sus clientes, y que
estos compensan con la perpetuación en el poder del funcionario implicado o de
su entorno. La relación puede fortalecerse mediante la amenaza de utilizar esa
misma capacidad de decisión para perjudicar a quienes no colaboren con el
sistema.
La habitual relación entre los principales medios de comunicación
comerciales y privados y los principales partidos cercanos a cualquiera de los
principales organismos de poder, fenómeno particularmente característico de
sistemas con fuerte consolidación predominio de situaciones de bipartidismo, los
sistemas clientelares aparecen donde la necesidad de integrar rápidamente un
elevado número de participantes a un sistema político sin tradición organizativa
lleva al desarrollo de sistemas de mediación informal entre la acción estatal y las
necesidades de la comunidades.
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El interés principal del político es garantizar su acceso al poder y extender su
continuidad tanto como sea posible, en tanto, el elector busca obtener un beneficio
material al comercializar su apoyo político, ya sea a través de su voto o su
participación en calidad de activista, lo que este tipo de interacción crea el
fenómeno denominado “marcado político”, lo más triste de todo esto que nosotros
mismos tenemos la culpa que esta situación se de la aplicación de este tipo de
razonamiento de carácter económico como herramienta de análisis para entender
los procesos políticos, nos lleva a concluir que el interés personal de los actores,
juega un papel de alta relevancia en el desarrollo de la política.
Una vez obtenido el Poder, el objetivo principal de un jerarca puntero político y su
red clientelista es, sin lugar a dudas, perpetuarse en el mismo; momento de sumo
peligro para la institucionalidad democrática, puesto que no dudará en utilizar los
recursos materiales puestos a su disposición, en virtud de su cargo como objetos
de redistribución de mucha mayor proyección o alcance que un puesto público.
Se prestan la mayoría de los puestos del gobierno, a ofrecerse de una manera que
en muchas ocasiones y no muchas siempre el político lo utiliza para poder llenar
las perspectivas de lo que se le ofreció al ciudadano que tanto aporto en sus
respectivas políticas. La Ley Electoral no cuenta con los mecanismo para impedir
la destitución del denunciante de este tipo de ilícito, ni para producir su reintegro,
en caso que el despido efectivamente ocurra.
En las evaluaciones finales del autor nos habla de que el aumento de la red
clientelista, al condicionar nombramientos o la permanencia en cargos públicos,
bajo el gobernante de turno, de individuos ajeos a su entorno político con el apoyo
que estos deben de ahora en adelante, brindarle a sus actividades proselitistas,
mayormente a lo interno del partido, que el modelo económico utilizado para
describir las particularidades del clientelismo, así como su relación con la Justicia
Penal Electoral, nos propone una concepción escéptica de nuestra cultura política,
que lejos de alejarse de la realidad, es capaz de mostrarnos el camino hacia la
erradicación de flagelos asociados con la corrupción.
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Dentro de la economía de mercado, el actuar de las personas está sustentado en el interés
propio o particular.
El clientelismo tiene 2 mecanismos de subsistencia que veremos a continuación:
1. Empleo Público: Constituye la forma más efectiva y valiosa de redistribución, toda vez que
produce un beneficio de carácter económico a mediano y largo plazo. Un empleo dentro de
la administración pública, representa un método real, selectivo, reversible y sobre todo
condicionante, que vincula el apoyo de un elector con los intereses particulares de un
político determinado.
Las alianzas clientelistas emergen en sistemas políticos sustentados en economías débiles
y deformadas. En éste sentido, la pobreza es causada y causa del fenómeno clientelista.
Tanto el político como el lector actúan en razón de sus propios interese materiales. El
interés del político es garantizar su acceso al poder y extender su continuidad tanto como
sea posible; mientas que el elector busca obtener un beneficio material al comercializar su
apoyo político, ya sea a través de su voto o su participación activista.
Una vez obtenido el Poder, el objetivo principal de un jerarca político es perpetuarse en el
mismo, puesto en el que no dudará de utilizar los recursos estatales en beneficio de un
candidato o partido político, que da pie a actos flagrantes de corrupción.
Cabe señalar también, que el principal obstáculo que enfrenta cualquier político electo, es el
de abrir los espacios políticos con los cuales redistribuirá a sus respectivos clientes el
apoyo. En la mayoría de los casos se ve en la necesidad de destituir sin fundamento grupos
de funcionarios públicos para cumplir su compromiso; situación que no lo compromete
puesto que la mayoría de los empleados públicos tienen la calidad de ser funcionarios de
libre nombramiento y remoción.
2. Oportunidad de Aumentar su Red Clientelista: Es decir, nuevas inscripciones de
adherentes a su partido político.
Ambos mecanismos pueden funcionar simultáneamente, ya que son complementarios.
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“obligar directa o indirectamente, a los ciudadanos a inscribirse o renunciar de determinado
partido político para poder optar por un cargo público o permanecer en él; y en el caso de
los empleados o trabajadores, exigirles la afiliación o renuncia a un determinado partido
político para poder permanecer en el mismo; o apoyar cualquier candidatura”.
Dicha norma parece estar diseñada a evitar que el jerarca político aumente su red
clientelista. Sin embargo, es poco probable que el servidor público decida no inscribirse o
denunciar la actuación de su jerárquico, ya que las consecuencias de esta decisión no le
garantizan su estabilidad laboral, ya que al no formar parte de una carrera administrativa,
puede ser destituido sin ninguna justificación.
Dado lo anterior, se hace necesario en nuestro país implementar la Carrera Administrativa y
la reducción al mínimo de los cargo de libre nombramiento y remoción, debido a que la
facultad del empleador o autoridad de designar funcionarios a su libre arbitrio opera a favor
del clientelismo político. Resulta imperativa la introducción de algún tipo de protección
laboral a los testigos o denunciantes que se pronuncian en contra de dichos actos de
corrupción dentro de la jurisdicción penal electoral. Estas medidas contribuirán a limitar la
utilización de empleos públicos como factores de redistribución política.
Los bienes y servicios que se pueden traducir como un tipo de capital económico,
son intercambiados por un capital político dependiente del poder político o del
poder público. Respecto a Latinoamérica, se ha señalado que el surgimiento de
las relaciones clientelares, fueron producto por una parte de lo que fue el proceso
de la conquista y el posterior dominio, lo que generó una sociedad basada en la
relación de poder, entre los distintos niveles sociales, instaurándose una fuerte
cultura de orden jerárquica, basadas en el prestigio, el honor y capital.
Actualmente vivimos a nivel mundial en sociedades que viven la desigualdad
económica siendo esto una vía
que se presta para la retribución material
mediante el clientelismo el cual ante a los ojos de algunos electores se muestra
como una oportunidad para aplacar un poco sus necesidades. Esto afecta
significativamente el margen de criterio de la población ya que esta tomara
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decisiones a favor del candidato que mejor le retribuya, no por el candidato que
cuenta con capacidades y
mejores aptitudes para gobernar. Una realidad de
Panamá son los punteros políticos, estos candidatos utilizan los bienes del estado
para pagar activistas políticos y la adjudicación de servicios materiales,
acompañados del ofrecimiento de empleos públicos. Esto afecta al desarrollo en el
país ya que se está nombrando por medio del clientelismo y no por los
conocimientos académicos del funcionario, llevando a una falta de equilibrio en la
distribución de recursos del Estado. Según la perspectiva del público choice theory
el actuar de ambos sujetos por sus propios intereses, causa ineficiencia
gubernamental, cada cinco años son muchos los panameños despedidos por la
entrada de nuevos gobiernos, el funcionario que tenía experiencia en el cargo, es
removido por uno nuevo a causa del compromiso partidista. Cómo tendremos un
país con eficacia si en las instituciones estatales cada cierto tiempo se cambia el
recurso humano creando inestabilidad e iniquidad a la población.
El clientelismo electoral es una práctica cada vez más común. Cada cinco años,
las estrategias electorales se enfocan en quién regala o ‘‘ayuda’’ más durante el
torneo electoral mientras el electorado se acostumbra.
Ha sido parte del quehacer político del istmo de Panamá, no es invento del
gobierno actual, no obstante el mismo, es el máximo exponente de los tiempos
modernos, en cuanto a clientelismo político se refiere; debido a la, prebendas,
regalos, y demás canonjías repartidas por doquier por el oficialismo, sumado a la
saturación de propaganda estatal de corte electorera, se ha distorsionado la
democracia electoral panameña al punto que los votantes, quienes en realidad
elegirán a los próximos gobernantes y autoridades, serán los miembros del grupo
económico que disponga de mayores recursos financieros para invertir en la
compra y lavado de conciencias.
La sociedad panameña que sufre carencias de todo tipo, limitación financiera, y
necesidades múltiples, entiéndase, los sectores más vulnerables de la sociedad,
calificados como clase media baja, pobres, y pobres extremos, precisamente por
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su situación vulnerable de carencia, son presas fáciles de los mercaderes del
clientelismo político.
Ese sector de la sociedad Panameña, representa un número importante de votos
para inclinar la balanza a favor de quien mejor los enamore. Escenario que ha
explotado el gobierno actual con astucia, estratégicamente a la comunidad más
vulnerable, la Campañas del actual gobierno, dicho de otra manera, apuestan al
voto duro de su membresía, más los votos de la clase desposeídas.
Los panameños más educados, catalogados como clase media-media, y mediaalta hacia arriba, son los que demuestran mayor aversión y resistencia a la
continuidad de un gobierno que ha desmontado la institucionalidad democrática
panameña, concentrado todos los poderes del Estado en uno solo, endeudado al
país a extremos que asustan, pisoteando la constitución y las leyes, ignorando los
muchos escándalos por supuestos actos de corrupción que no han sido
deslindados con la debida transparencia y rendición de cuentas. Sin embargo, al
grupo más vulnerable, pareciera importarle poco los mencionados temas, ni de
dónde surge el dinero con el cual el oficialismo los llena de regalías.
La mayoría de panameños aprueban la gestión del gobierno, y se decantarían a
votar por la continuidad del mismo si las elecciones fueran hoy; según ellos, es el
gobierno que más ha hecho, y que más resuelve; mencionando el pago del
décimo tercer mes adeudado a los funcionarios públicos, el aumento del décimo
tercer mes, la indemnización a los afectados por el dietilenglicol, la beca universal,
120 a los 70, y cómo no, también los jamones, bolsas de comida, línea blanca, y
demás regalitos repartidas por el oficialismo.
La mayoría de los Panameños este gobierno ha hecho más en 4 años que los
otros en 40 (y todas las encuestas lo confirman), ni es el único que le importa un
comino la institucionalidad democrática, el endeudamiento y demás temas que les
resultan abstractos y no entienden, pero, si entienden que las dadivas clientelistas
del populista y demagogo gobierno de turno, les alivian en parte, la pesada carga
que llevan sobre sus hombros, cosa que aseguran, no pueden decir de los otros
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dos partidos tradicionales a los cuales acusan de no atender los temas más
sensibles e importantes para este sector vulnerable de nuestro país.
En buen castellano, el pueblo se ha habituado al clientelismo político, y sabe que
ningún gobierno erradicará las asimetrías sociales, que todos los partidos
tradicionales (incluido el ACTUAL) son electoreros y persiguen sus intereses, NO
EL BIEN COMÚN DE LOS PANAMEÑOS, votaran por quién más dadivas
clientelistas ofrezca, y hasta ahora pareciera ser el Actual Gobierno; es quien más
les está aliviando (que no es lo mismo que erradicando), ciertos temas cruciales
para ellos.
Estas son las consecuencias de mantener cautiva por la ignorancia y pobreza a
gran parte de la población, convirtiéndolos en clientes permanentes de las dadivas
y migajas de mercaderes politiqueros.
Ahora hay un nuevo jugador que apuesta más rudo, y dispone de más recursos
para comprar votos y lavar cerebros, por lo que ha superado en las lides
clientelistas, a sus predecesores que ahora se rasgan las vestiduras, pero nunca
hicieron nada para modernizar el Estado, convocar a una asamblea constituyente,
ni para sanear el tema electoral dotándolo de transparencia en materia de
donaciones, propaganda electoral, etc.
Dicho esto, el único salvavidas que observamos en este mar turbulento es, la
conformación de una gran coalición que aglutine a todas las fuerzas opositoras
que saben y entienden lo que está en juego en las próximas elecciones, a saber:
democracia, o dictadura.
Para Nuestro concepto,
si no se da la alianza opositora, nos dirigimos a un
desastre electoral.
En conclusión el Clientelismo Político nos deja una breve idea;
que el
voto
parece ser más bien una transacción comercial; yo te doy, tú me das. Ya no se
trata de cuál es el candidato con la mejor propuesta o quién representaría los
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mejores intereses para el país, sino cuál es el candidato que me ofrece más por el
voto.
En nuestra opinión grupal, compartimos con el enfoque del titular del análisis, que
se requiere para erradicar este terrible flagelo del clientelismo político que genera
una corrupción fétida en nuestro sistema político y modelo económico, la
implementación de una efectiva carrera administrativa que de estabilidad al
servidor público, para que desempeñe su trabajo con eficiencia en beneficio de los
usuarios; donde no intervenga la política partidista sino la competencia y la
honradez del empleado o funcionario público y el establecimiento de normas
jurídicas que brinden protección laboral a los denunciantes y testigos, que actúan
en contra de esta red clientelista.
Agregamos a lo expuesto por el estudioso del tema: “Los funcionarios públicos en
cuanto a su nombramiento deben pertenecer al estado que es permanente,
siempre y cuando su conducta y rendimiento lo sustente y en lo relativo a sus
atribuciones, reflejar la función que el gobierno está obligado a cumplir, que es la
de servir a todos por igual”.
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