Liderazgo para momentos clave

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Desarrollo de los RR.HH.
Liderazgo para momentos clave
Jordi Coll Vilaplana, director de makeateam inmark y José Antonio Moure, consejero de makeateam inmark
El triunfo de la selección sudafricana
(Los Springboks) en la Copa Mundial
de Rugby de 1995 simbolizó un cambio en Sudáfrica que poco tiempo
atrás parecía imposible. La historia de
cómo el entonces presidente Nelson
Mandela visionó, planificó y abonó
el terreno para el cambio en Sudáfrica ofrece un excelente ejemplo para
cualquier directivo y empresa.
La película “Invictus”, dirigida por
Clint Eastwood y basada en el libro
“El factor humano”, del periodista
John Carlin, ha vuelto a poner de actualidad el papel determinante que
Nelson Mandela jugó en la consolidación de la democracia en Sudáfrica.
Su actuación política al frente de la
presidencia de ese país representa un
tratado sobre el liderazgo y la negociación que bien puede aplicarse a las
organizaciones, ya que, a fin de cuentas, constituye la implantación de una
nueva cultura corporativa basada en
nuevos valores compartidos.
Desde la capacidad de generar un objetivo común hasta su empatía, su asertividad, su capacidad de motivación, su
actitud y comportamiento impecables
con el compromiso, Mandela imparte
una clase magistral de cómo ser un líder excepcional en momentos claves:
1) Entender el escenario: como relata John Carlin en su libro, si Mandela
había aprendido algo en la cárcel, era
a mirar todo el conjunto. Y eso significaba no dejarse distraer por lo que
estaba ocurriendo y mantener la vista
firmemente puesta en el objetivo distante. Durante su cautiverio se había
dedicado a estudiar a los afrikaners (la
minoría blanca), su lengua, su cultura y su deporte favorito: el rugby. De
este profundo conocimiento Mandela
había sacado que el rugby se podía
utilizar como instrumento de reconciliación, a pesar de ser considerado por
muchos como un “deporte de blancos”. Así lo resumía Mandela: “Hasta
ahora el rugby ha sido la aplicación del
apartheid en el deporte, pero ahora las
cosas están cambiando. Debemos utilizar el deporte para ayudar a la construcción nacional y promover todas las
ideas que creemos que contribuirán a
la paz y a la estabilidad del país”.
2) Potenciar el autoliderazgo: Peter F.
Drucker afirma que “la clave del liderazgo es el autoliderazgo”. El líder
sólo podrá tener credibilidad entre los
que le siguen si se conoce a sí mismo
y es coherente con los principios que
transmite. Mandela siempre fue un
ejemplo de lo que se denomina liderarse a uno mismo. Nunca sucumbió
a una excusa ni al desánimo. No solamente fue capaz de transformar en
nuevas oportunidades todas las adver-
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Consultorio de Prevención
Nelson Mandela es figura de la autodisciplina para aprender el idioma de
sus carceleros, el nombre de sus guardias, conocer hasta la saciedad el rugby
(del que no tenía ni idea cuando ingreso en prisión). Autodisciplina traducida
en esfuerzo, en no cejar en el intento
hasta conseguirlo del todo, a pesar de
los 27 años que estuvo en la cárcel.
Autodisciplina es también querer
servir a los demás y hacerlo. Es no
sucumbir a los comentarios de todos
aquellos que le querían convencer de
que su proyecto no saldría bien. Que
fracasaría. “Nunca dejes que nadie
te diga que tu sueño es imposible”.
Porque al final en esa actitud de comportamiento ejemplar subsiste una
inmensa dosis de fe, de optimismo.
Porque lo que realmente diferencia a
un líder es que siempre son la causa
de que pasen las cosas. El resto de
personas viven, disfrutan, sufren la
consecuencia. Mandela nunca permitió relegarse a la condición de consecuencia. Ni tan siquiera cuando lo
obligaban a negociar con el Ministro
Sudafricano en pijama de rallas, pantalón corto y zapatos viejos. Siempre
fue causa, motor, timón de lo que
acontecía en su vida y a su alrededor.
3) Definir una misión y marcar una
dirección: Una de las claves del ejercicio del liderazgo es la capacidad
de aunar a los equipos alrededor de
una visión compartida y de trasladar
esa visión en un plan concreto para
llevarla a cabo. Mandela tuvo la inteligencia de cohesionar una nación
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© Warner Bros
sidades que la vida le iba planteando
sino que las vivió de forma impecable.
alrededor de un objetivo común: la
organización y participación, por
primera vez después de varios años
de bloqueo deportivo, del equipo de
Rugby de Sudáfrica en el Campeonato del Mundo.
Quizás sea el ejemplo más claro del
liderazgo trascendente, en el que realmente el líder orienta todas y cada una
de las capacidades de sus colaboradores hacia una misión. Mandela entiende que el líder es también un educador.
Un estilo de dirección totalmente diferente había mostrado el ex presidente
Botha, quien había “mandado” con
un estilo absolutamente transaccional
(“ordeno y mando”). Pero Mandela
tiene la habilidad de trascender a
esa historia y plasmar en su proyecto todos los ingredientes de un estilo
puramente trascendente. Una misión
clara, retadora pero alcanzable, apasionante. El desarrollo del sentimiento
de pertenencia y la prioridad de ese
objetivo frente a los intereses individuales, no solamente del propio equipo, sino de él mismo. Una verdadera
Dirección por Misión.
4) Generar y gestionar el cambio: Precisamente porque Mandela es visionario está enfocado en generar cambios sociales. El líder no se enfoca en
crear orden, sino en el cambio y en la
transformación organizacional. En la
acción de dirigir hay dos componentes
claves que el caso de Nelson Mandela ilustra a la perfección: el liderazgo
de personas y la gestión de personas.
Bajo este enfoque, los líderes, tal como lo hace Mandela, tienen que crear
visión, desarrollar estructuras y personas, mantener el nivel de motivación,
generar expectativas de éxito, desarrollar los mecanismos de seguimiento, y comportarse y comunicar como
líderes. Esto generará como resultado
la alineación de los empleados hacia
la visión compartida, la adaptación y
orientación al cambio y la asunción de
los nuevos valores organizacionales.
5) Ser un buen comunicador: Bajo el
eslogan “Un equipo, un país”, Nelson
Mandela fue capaz de reunir a su alrededor a millones de personas que
lo único que habían compartido hasta
entonces era el odio y el miedo. Mandela pone de manifiesto cómo utilizar
la comunicación verbal y no verbal y la
simbología para generar compromiso,
para transmitir un mensaje claro y único. Mandela no fue el creador de la expresión “Un equipo, un país”, pero tuvo la inteligencia de encumbrarla como
bandera de su proyecto nacional, que
aglutinaba un mensaje mucho más amplio y complejo. Mensajes claros, hablar
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La actuación política de Mandela representa un tratado sobre
el liderazgo que bien puede aplicarse a las organizaciones
pausado, mirada confiada y a los ojos
de sus interlocutores, y un excepcional
manejo del lenguaje corporal.
Igual ocurre en el plano empresarial:
los directivos deben llevar a cabo un
importante trabajo inicial con el fin de
asegurarse que los colaboradores escucharán realmente los mensajes por
duros que sean, pondrán en cuestión
las antiguas ideas y considerarán nuevas formas de trabajar.
Para David A. Garvin y Michael A.
Roberto, lograr todo esto exige una
estrategia de comunicación en cuatro
partes. Antes de anunciar una política,
es necesario que los líderes creen las
condiciones para la aceptación. Posteriormente, deben crear el marco a
través del cual se interpreta la información y los mensajes. A medida que
transcurre el tiempo, deben gestionar
el estado de ánimo de forma que el
estado emocional de las personas
apoye la implementación y el desarrollo. Asimismo, a intervalos críticos,
deben proporcionar algún tipo de refuerzo con el fin de asegurar que los
cambios deseados se extenderán sin
recaídas.
6) Aglutinar el equipo: Del líder trascendente destaca la capacidad que
tiene no para trabajar con los mejores
sino para obtener lo mejor de cada
uno de sus colaboradores. Mandela
mueve todas las palancas, racionales
y emocionales para conseguir todos
apliquen su esfuerzo en lo que realmente les corresponde. Y eso lo consigue haciendo gala de unas inmensas
dotes de persuasión, sinceridad, y una
humildad excepcional, tanto desde su
celda en la prisión como en su despacho presidencial.
El trabajo en equipo es la única forma de conseguir que el personal se
una alrededor de una causa/ visión/
misión común; solo de esa forma podrá el líder conseguir el compromiso de los miembros de la compañía
hacia ese objetivo común. Mandela
combina una voluntad de hierro,
una autodisciplina inmensa con la
capacidad de persuadir por la vía de
los sentimientos, de la complicidad,
del corazón.
Y utiliza el simbolismo como herramienta estratégica. Hechos como
asistir a la gran final del Campeona-
to del Mundo con la camiseta verde de los Springboks que le habían
regalado los jugadores, dar la mano
a cada uno de los jugadores y desearles suerte, o visitar personalmente a
los miembros del equipo al final de
un entrenamiento para reiterarles la
oportunidad que tenían de servir a
su país y de unir a su pueblo, son
momentos excepcionalmente ejemplarizantes y simbólicos.
7) Conseguir y compartir el éxito: El
destino regaló a Sudáfrica una final
deportivamente excepcional, quizás
no tanto desde el punto de vista técnico, como desde el punto de vista
emocional. Por primera vez en una
Copa del Mundo de Rugby se jugó
una prórroga, que concluyó con una
patada inmensa del jugador sudafricano Joel Stransky que se convirtió en
el triunfo de una nación: “Ni siquiera miré para ver si iba a atravesar los
palos. Sabía que era un golpe demasiado bueno para fallar. Y me sentí
absolutamente exultante”. Luego, el
silencio de la victoria.
Aquel partido representó la unión
que no habían conseguido antes los
discursos de los políticos ni las luchas
entre los pueblos. Para todos evidenció que era posible estar en el mismo
bando, en una misma nación. La gestión del éxito es simplemente magistral. Y no se detuvo en este triunfo: en
2007, Sudáfrica levantó su segunda
Copa del Mundo de rugby con un importante número de jugadores negros
en el equipo Springboks, todo un símbolo de la normalización democrática
que Mandela había comenzado.
“La Copa del Mundo de Rugby de
1995 fue mucho más que una competición de rugby en Sudáfrica, fue
un proceso de una nueva nación
democrática, que se ayudó de la
unidad nacional alrededor del equipo de rugby al que apoyaron todos
colectivamente. Madiba (Nelson
Mandela) fue el responsable de esto, por llevar la camiseta Bok”. Con
estas palabras Joel Stranky sintetizó
de forma clara y sencilla esta historia
de liderazgo. 
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