ESTRUCTURA ES LO QUE DURA. EMPRENDEDORES. Emprendedores es el término utilizado en la actualidad para referirse a aquellas personas que disponiendo de una idea comercializable se lanzan a ejecutarla. De manera harto imprecisa tiende a identificarse al emprendedor con el empresario o con el gestor de empresa. Esto es un error de concepto que nos permite analizar un fenómeno muy extendido en el sector de la Comunicación Comercial: la aparición y extinción de empresas. La morbilidad empresarial en nuestro sector es muy elevada, el número de la empresas que nacen y mueren cada año es extraordinariamente alto comparado con sectores de actividad menos dinámica, y esto ocurre a nuestro entender porque en la Comunicación Comercial hay, afortunadamente, un elevado número de personas con carácter y con capacidad emprendedora, pero desafortunadamente no tantas con la capacitación requerida para el ejercicio de empresa. El emprendedor es una persona con una facilidad para ilusionar e ilusionarse elevada, por encima de lo común, esto es una condición sine qua non. El emprendedor requiere además una visión atenta para ocupar un espacio en el mercado que le permita explotar un negocio y así comienza una nueva aventura. Pero explotar un negocio y aprovechar un hueco de mercado no es suficiente para saltar del espacio del emprendedor al de la empresa, y en esta sima que marca la diferencia entre el negocio y la empresa es en la que sucumben tantos proyectos y tantas ilusiones a ellos asociadas. Una lástima y un despilfarro de capital “emocional”. Y más frustración genera, al menos en quien redacta esta columna, por el hecho de que la distancia entre negocio puro y duro y empresa pura que dura no es insalvable. Una empresa requiere de uno o varios emprendedores, son el elemento fundamental, sin profesionales que personifiquen el proyecto y sin pasión por el mismo no es factible desarrollar la arquitectura requerida para poner en pie una empresa. Pero es necesario que el emprendedor incorpore en su proyecto los elementos de soporte, las vías por las que han de transitar en el tiempo las ilusiones y las expectativas virginales del “primer empujón”. La condición de emprendedor no se adquiere, parece formar parte de una dotación genética para los laicos o del hálito divino para los creyentes, una condición “a priori” forjada en la experiencia vital de cada cual y en la educación y relaciones sociales disfrutadas a lo largo de la biografía personal. La capacidad para crear empresa es en cambio mucho más común, mucho menos exclusiva pues responde a un proceso técnico que puede aprenderse (en escuelas de negocio o en otros espacios formativos) y completarse con una experimentación conscientemente orientada al fortalecimiento de las capacidades relacionadas con la generación y mantenimiento de estructuras de acción colectiva, pues eso y no otra cosa –acción colectiva- es una empresa. La empresa sin emprendedor/es no es posible. El emprendedor sin misión empresarial es un camicace con los días contados. En Comunicación Comercial hay muchos de éstos últimos porque la Publicidad es un imán que atrae a personas emocionales y provoca en ellas el apetito por crear. Pero como esta atracción es continua, provoca una competencia feroz y selectiva para quienes no blinden las posiciones tomadas. Es necesario pues generar empresa como condición de pervivencia. Lee mis labios emprendedor: Dedica tanto esfuerzo a la estructura de sostenimiento del negocio como al negocio mismo. Identifícate y date a conocer. Aprende tú que eres capaz y enseña a quienes te rodean. Mira, analiza y valora lo que hacen otros y no tengas pudor en admirar y emular al mejor. Atrévete a pronosticar el futuro y ayuda a hacerlo posible. Evalúa sin acritud a tus clientes, socios, colaboradores y proveedores. Dótate de instrumentos que te permitan “medir” lo que haces al margen de la cuenta de resultados. Ello te llevará a disponer de la estructura básica de una empresa, pues dispondrás de: Marca Liderazgo. Conocimientos. Control. Evaluación. Gestión. En estas condiciones emprendedor siempre serás bienvenido al sector porque tus ilusiones nos contagian y tus energías nos estimulan, no necesitamos más negociantes sino más profesionales, de modo que nos beneficiamos de tu éxito y nos duele tu fracaso. Así que ven y quédate pero recuerda que quien sólo sabe del negocio, ni del negocio sabe.