2. Manuela Sancho Bonafonte, heroína de los Sitios de Zaragoza

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2. Manuela Sancho Bonafonte, heroína de los Sitios de Zaragoza
(Plenas, 1784- Zaragoza, 1863)
ÁNGEL TOMÁS DEL RÍO
A lo largo de los siglos no aparecen muchas mujeres singulares en la comarca. Una
de las pocas famosas que conocemos es Manuela Sancho, destacada heroína de
los Sitios nacida en Plenas.
Participó activamente en la defensa de la ciudad de Zaragoza durante los dos sitios,
unas veces llevando víveres y municiones a los combatientes y otros disparando el
fusil y cañones. Su fama le viene de la heroica actuación que tuvo en el convento
de San José, donde un grupo de valientes al mando de Mariano Renovales mantenía
unas baterías en ese estratégico lugar, y Manuela luchó con especial valentía. Por
esta acción el General Palafox le concede el distintivo de la cinta encarnada y una
pensión de media peseta diaria desde el día 5 de enero de 1809.
Los últimos días de los Sitios, armada con un fusil, lucha cuerpo a cuerpo contra
los franceses por las calles de su barrio, y es alcanzada en el vientre por una bala
que la deja muy malherida a primeros de febrero de 1809. Pero es una mujer fuerte
y se recupera.
Manuela había nacido el día 16 de junio de 1784 en Plenas, localidad de unas 200
casas y 750 habitantes, próspera villa agrícola y ganadera de la Comunidad de
Aldeas de Daroca. Sus padres fueron Antonio Sancho Artal, labrador y de familia
acomodada, y María Bonafonte Yus. Tuvo cuatro hermanos: Julián, María Juliana,
Domingo y Rosalía. Con unos 12 años marchó con su familia a Zaragoza en busca
de mejores condiciones de vida, pero no olvidó su pueblo ni a sus paisanos, con
los que mantuvo buena relación toda su vida.
La familia se instaló en el número 40 de la calle Puerta Quemada, actual de
Heroísmo, situada en un populoso barrio y habitada por gente de variada condición
social. Aquí le sorprende la guerra de la Independencia, donde mostró su valentía.
Poco después de acabar la guerra, Manuela se casa con Manuel Martínez, labrador,
pero pronto queda viuda. En 1818 le suben la pensión vitalicia de dos a cuatro
reales. Se casa de nuevo con el sargento Joaquín Tapiaca, que muere en 1849, y
en 1853 se vuelve a casar con Santiago de San Joaquín, guarnicionero. Nunca tuvo
hijos. Mantiene una buena relación con su sobrina Petra Sancho.
Manuela, debido a su longevidad, pudo disfrutar del reconocimiento de sus
convecinos, y su fama fue muy grande aun en vida.
En 1862 la ciudad le muestra su agradecimiento, dedicándole una calle, antes
llamada del Pabostre, donde cayó malherida y que ella inauguró emocionada. Por
aquellos días le realizan su conocido retrato, única fotografía que existe de una
heroína de los Sitios de Zaragoza. Mario Lasala, que la visita hacia 1860, la describe
como una anciana de aventajada estatura, robusta y vigorosa, morena de rostro y
facciones duras. A pesar de su fuerte sordera, que le dificulta el diálogo, recuerda
La huella de sus gentes 315
perfectamente
los
episodios
de la lucha y los narra con la
mayor sencillez, no concediendo
excesiva importancia a sus gestos
meritorios.
El día 7 de abril de 1863, con
setenta y nueve años de edad,
fallece Manuela Sancho, a las 6
de la tarde, en su casa del callejón
Plenas. Azulejo conmemorativo de la inauguración del
Museo Etnográfico Manuela Sancho
de San Jerónimo, actual calle del
Laurel, tras una aguda pulmonía.
El día 9 es enterrada en el Cementerio de Torrero. El día 2 de mayo del mismo año,
el Ayuntamiento de Zaragoza celebra unos impresionantes y solemnes funerales
en su recuerdo, en la Capilla Real de Santa Isabel, con el público llenando todo el
templo y gran parte de la plaza de San Cayetano.
El gran novelista Benito Pérez Galdós en su novela Zaragoza hace de Manuela
Sancho una de las principales protagonistas.
En 1908, Centenario de los Sitios, se trasladaron sus restos a la Parroquia del Portillo, donde descansan junto a Agustina de Aragón y Casta Álvarez en la Capilla de
las Heroínas.
En Plenas su recuerdo permanece muy vivo. La plaza más importante se llama
Manuela Sancho y en su casa natal se inauguró un museo etnológico en 2008 que
la recuerda.
3. Dionisio Carreras, atleta de Codo
CELEDONIO GARCÍA RODRÍGUEZ
Y JOSÉ
ANTONIO ADELL CASTÁN
Dionisio Carreras Salvador, conocido con el apodo de “El Campana”, nació en
Codo el 9 de octubre de 1890 y falleció el 16 de julio de 1949. En 1924, un año
después de que surgiera la Federación Aragonesa de Atletismo, entró en la historia
por ser el primer aragonés que participaba en unos Juegos Olímpicos.
Se inició en el atletismo participando en las “corridas de pollos” o carreras pedestres
de su pueblo y en las de la comarca de Belchite, que se celebraban durante las
fiestas patronales. Al comienzo de su práctica deportiva corría descalzo, como otros
muchos corredores. En su pueblo, además de participar en la carrera pedestre,
ejercía de general turco en el dance de las fiestas en honor de San Bernardo Abad.
Su padre, Francisco Carreras, ya fue un consumado andarín. Cuando tenía que
hacer algún encargo cubría, andando de sol a sol, la distancia que separa Codo de
Zaragoza. A Francisco le agradaba mucho que su hijo participara en las carreras,
pero esto no le libraba de cumplir antes con las tareas en el campo.
316 Comarca de Campo de Belchite
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