Una noche para no olvidar jamás

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
Una noche
para no
olvidar
jamás
David Roper
Asignación de lectura núm. 34
VII. LA ÚLTIMA SEMANA DEL MINISTERIO DE JESÚS
(continuación).
H. Viernes : el día en que Jesús murió (continuación).
1. La última cena (continuación).
c. Se hace demostración de humildad (Jn. 13.2–20).
d. Se anuncia la traición y la negación (Mt. 26.21–25, 31–35;
Mr. 14.18–21, 27–31; Lc. 22.21–23, 31–38; Jn. 13.21–38).
e. Se instituye la cena del Señor (Mt. 26.26–29; Mr. 14.22–25;
Lc. 22.19–20; 1era Co. 11.23–261).
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INTRODUCCIÓN
Fue una noche para no olvidar jamás. Esa noche
comenzó a la hora en que Jesús y Sus discípulos
comieron la Pascua en el aposento alto. Siguió con
las oraciones de Getsemaní. Los eventos de esa
noche culminaron con un remedo de juicio, al cual
fue sometido Jesús en el patio del sumo sacerdote.
Esta lección abarcará la primera parte de los eventos
relacionados con la comida de la Pascua. No
podemos tener certeza del orden de los eventos de
esa memorable noche.2 La secuencia que sigue es
una forma de ordenarlos.3
UNA ACCIÓN SORPRENDENTE (JN. 13.2–20)
La lección anterior concluyó con el momento
cuando los apóstoles disputaron sobre quién de
ellos sería el mayor (Lucas 22.24). Esa disputa
puede haber provocado la ocurrencia de un singular evento durante la comida:4
1
Se incluye 1 era Corintios 11.23–26 aquí porque
constituye el relato más completo de la institución de la
cena del Señor por parte de Jesús. Es probable que este
pasaje sea el relato escrito inspirado más antiguo de este
evento. Es parte de una epístola que se escribió durante
los años cincuenta del siglo primero, mientras que los
evangelios sinópticos se escribieron probablemente durante los sesenta.
2
Compare los evangelios y notará usted que
difieren mucho en la secuencia de los eventos. Como se ha
hecho notar a menudo, la secuencia cronológica no fue lo
más prioritario para estos autores. Afortunadamente, la
secuencia exacta carece de importancia.
3
Notaremos algunas de las posibles variaciones en
las notas al pie de página.
4
Vea un análisis más profundo de este incidente, en
«Lecciones sacadas de la toalla», de «Conozca al Maestro,
2», La Verdad para Hoy.
… Jesús […] se levantó de la cena, y se quitó su
manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego
puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los
pies de los discípulos, y a enjugarlos con la
toalla con que estaba ceñido (Juan 13.3–5).
En aquellos tiempos, era un gesto de elemental
cortesía lavar los pies de un invitado cuando este
entraba en la casa. Este acto hospitalario aliviaba
los pies del visitante, pero también tenía su aspecto
práctico. La gente usaba sandalias y andaba sobre
caminos muy sucios. Cuando se reclinaban para
comer, los pies de un invitado no quedaban lejos
del rostro de otro.5
Es probable que los apóstoles se hubieran
bañado para prepararse para la comida de la Pascua
(vea vers.o 10); sin embargo, para la hora en que
ellos entraron por la puerta del aposento alto, sus
pies habrían estado sucios a causa del polvoriento
camino por el que habían andado. Todo lo que se
necesitaba para el lavamiento de los pies estaba
disponible (vers. os 4–5); sin embargo, al estar
aquellos hombres preocupados por ser cada uno
de ellos el mayor, no estuvieron dispuestos a lavar
los sucios pies de sus iguales discípulos. Después
de todo, ¡esa era una tarea que por lo general
hacían los siervos!
Jesús les había informado anteriormente que la
grandeza en Su reino no se basaba en la posición,
sino en el servicio. Les había dicho: «… yo estoy
entre vosotros como el que sirve» (Lucas 22.27). En
esta ocasión ilustró qué significaba servir: mediante
la realización del trabajo de baja categoría de un
5
Vea el sermón «Amor, lágrimas, y perclón» de «La
vida de Cristo, núm. 4».
1
siervo. Les lavó los pies.
El hecho de que Judas fue uno de aquellos
cuyos pies fueron lavados, recibe especial atención
en el texto (Juan 13.2, 10–11, 18–19). De este modo
el Señor demostró en qué consiste el mandamiento
de «[amar a nuestros] enemigos» y hacerles bien6
(Mateo 5.44–45; vea Romanos 12.20).
Después que Cristo terminó de lavar los pies
de los discípulos, les desafió a seguir Su ejemplo
(Juan 13.14–17). ¿Significa esto que Él estaba
estableciendo el lavamiento de pies como un ritual
que debe llevarse a cabo como parte de nuestra
adoración?7 La respuesta es no. J. W. McGarvey
escribió:
Jesús no instituyó el lavamiento de pies; este
acto ya era costumbre común de la tierra, y la
usó simplemente como la forma más apropiada
de demostrar el espíritu correcto del servicio
humilde […] El lavamiento de pies como acto
de cortesía o de hospitalidad jamás fue una
costumbre entre la gente occidental, y adoptarlo
por causa de estas palabras de Cristo equivale
a no haber entendido un ápice de él.8
John F. Carter hizo notar que «no hay prueba
de que alguna de las iglesias del Nuevo Testamento practicara alguna vez tal acto [el lavamiento
de pies] como ordenanza». Este autor informó de
que «la mención más antigua que de tal práctica se
hace en la historia de la iglesia, se encuentra en los
decretos de un concilio de obispos reunidos en
Elvira, España, cerca del 306 d. C., en el cual se
censuró». 9 H. I. Hester dijo: «Jesús no estaba
instituyendo aquí una ordenanza como la de la
cena del Señor, sino que estaba dando una lección
ejemplar de la verdadera humildad de espíritu».10
A Cristo no le preocupaba primordialmente la
suciedad de los pies de los apóstoles; le desvelaba
6
En el momento en que Jesús lavaba los pies de Judas,
los discípulos, que no sospechaban de este, no habrían
visto esta lección; pero nosotros sí podemos verla hoy.
7
Vea más análisis de este asunto, en «Conozca al
Maestro, 2», La Verdad para Hoy.
8
J. W. McGarvey y Philip Y. Pendleton, The Fourfold
Gospel or A Harmony of the Four Gospels (El evangelio cuádruple
o una armonía de los cuatro evangelios) (Cincinnati: Standard
Publishing Co., 1914), 650.
9
John Franklin Carter, A Layman’s Harmony of the
Gospels (Armonía de los evangelios para laicos) (Nashville:
Broadman Press, 1961), 285–86. Carter dio tres razones
para concluir que el lavamiento de pies jamás tuvo como
propósito ser «una ordenanza de la iglesia». Citó a Albert
Henry Newman, A Manual of Church History (Manual de
historia de la iglesia) (Philadelphia: American Baptist Publications Society, 1904), 1:140.
10
H. I. Hester, The Heart of the New Testament (La esencia
del Nuevo Testamento) (Liberty, Mo.: Quality Press, 1963),
197.
2
más la ambición egoísta de sus corazones. Se ha
insinuado que este suceso puede haber sido el
último esfuerzo de Jesús por llegarle a Judas. El
Señor pudo lavar los pies de Judas, pero tristemente
el corazón de este siguió siendo impuro (13.27).
ANUNCIOS SORPRENDENTES
(MT. 26.21–25, 31–35; MR. 14.18–21, 27–31;
LC. 22.21–23, 31–38; JN. 13.18–19, 21–38)
Anuncios relacionados con Judas (Mt. 26.21–25;
Mr. 14.18–21; Lc. 22.21–23; Jn. 13.18–19, 21–30)
Cuando Cristo lavaba los pies de los discípulos,
Él hizo el sorprendente anuncio de que sería
traicionado, traicionado por alguien allegado a Él.
Dijo que se cumpliría la Escritura: «El que come
pan conmigo, levantó contra mí su calcañar» (Juan
13.18; vea Salmos 41.9). «En tierras orientales, el
hecho de que dos comieran juntos daba a entender
que entre ellos había un pacto o compromiso de
amistad.11 Pero Judas participaba tranquilamente
de esta sagrada comida con el Maestro aun después
de haber acordado con los enemigos de Jesús, que
les entregaría a Este por un precio».12
Cristo dijo que Él les estaba diciendo a los
apóstoles acerca de la traición «antes que [sucediera], para que cuando [sucediera, creyeran que
Él es]» (Juan 13.19). El hecho de que les dijo con
anticipación reconfirmaría que Él era divino.
También protegería la fe de ellos al tranquilizarlos
con que la traición no lo tomaría por sorpresa ni
alteraría Sus planes.
Cuando Jesús hablaba «se conmovió en espíritu» (Juan 13.21a). Los discípulos no sabían qué
terribles cosas había adelante, pero Cristo estaba
muy consciente de ellas. También le preocupaba la
falta de madurez de los apóstoles. Además, Su corazón
había de ser destrozado por la traición de Judas.
Jesús les habló con franqueza a los doce,
diciéndoles: «… uno de vosotros me va a entregar»
(Juan 13.21b; énfasis nuestro; vea Mateo 26.21). Se
desconcertaron (Juan 13.22) y «comenzaron a
discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de
hacer esto» (Lucas 22.23). «Y entristecidos en gran
manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy
yo, Señor?» 13 (Mateo 26.22). Es probable que
«creyeran que Él estaba dando a entender que uno
de ellos haría algo inconscientemente lo cual daría
11
De esto se dan muchas indicaciones en el Nuevo
Testamento. Vea, por ejemplo, Apocalipsis 3.20.
12
Carter, 287–88.
13
La forma de la pregunta en el griego, da a entender
una respuesta negativa.
como resultado que Él fuera apresado por Sus
enemigos».14 Por lo tanto, cada uno de ellos dijo:
«¡Por supuesto que yo no haría eso!».
Juan, que estaba a la derecha de Jesús, preguntó:
«Señor, ¿quién es?» (Juan 13.23–2515). «Respondió
Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es.16 Y
mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de
Simón» (Juan 13.26; vea Mateo 26.23).
Uno pensaría que, después de aquella acción
tan puntual, la identidad del acusado habría
resultado clara a todos. Sin embargo, no estuvo
clara para todos los discípulos (Juan 13.28–29). Es
probable que a Judas le tuvieran mucho respeto. Al
ser el único apóstol de Judea, tal vez era más culto
que el resto. Había sido honrado al ser escogido
para servir como tesorero de ellos (Juan 13.29; vea
también 12.6). Tenía la importante responsabilidad
de distribuir limosnas en nombre del grupo (Juan
13.29). Es probable que muchos de ellos pensaran
que si había algún discípulo que jamás traicionaría
al Señor, ese sería Judas.
La mayoría de los apóstoles no entendieron el
significado de las palabras y las acciones de Jesús,
pero Judas sí lo entendió. Fue hipócrita al unirse al
resto de ellos con la pregunta: «¿Soy yo, Maestro?»
(Mateo 26.25a), y Cristo respondió: «Tú lo has
dicho»17 (Mateo 26.25b). El hecho de que se le
descubrió su complot debió de haber estremecido
a Judas hasta el alma; sin embargo, si le perturbó,
no fue algo que se observara claramente. Así como
la exposición al aire endurece el lodo, la exposición
de Judas ante Jesús endureció el corazón de él aún
más (Juan 13.27a18).
Cristo le dijo a Judas: «Lo que vas a hacer,
hazlo más pronto» (Juan 13.27b). Jesús no había
querido que el traidor se fuera antes porque
todavía tenía muchos propósitos que realizar
esa noche. Ahora podía dejarlo ir sin ningún
problema, sabiendo que había tiempo suficiente
para lo que quedaba por hacer. «… luego [Judas]
14
Carter, 288.
La mayoría de los autores creen que cuando Juan
escribía acerca del discípulo «al cual Jesús amaba», se
estaba refiriendo a sí mismo.
16
Según McGarvey, se consideraba una señal de respeto
mojar pan y darlo a un invitado (McGarvey y Pendleton, 653).
17
La expresión «Tú lo has dicho» era una forma
categórica de responder afirmativamente (vea Mateo 26.64).
En mi país tenemos una expresión parecida: «¡Lo dijiste tú,
no yo!».
18
Se aseveró anteriormente que «[Satanás entró] en
Judas», incitándole a ir al concilio (Lucas 22.3–4). Aquí se
dice que Satanás entró nuevamente «en él». Es posible que
Judas se haya conmovido momentáneamente por las
palabras y las acciones de Jesús, pero luego sucumbió
nuevamente ante el diablo.
15
salió;19 y era ya de noche»20 (Juan 13.30).21
Hay quienes han tratado de defender las
acciones traicioneras de Judas,22 pero Cristo dijo:
«… ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del
Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre
no haber nacido» (Mateo 26.24; vea Marcos 14.21).
McGarvey escribió: «Las palabras de Jesús le tapan
la boca a los apologistas de Judas. Cuando el juez
habla así de condenación, ¿a quién se le ocurre
debatir por la mitigación de esta?».23
Anuncios relacionados con Pedro y los demás
apóstoles (Mt. 26.31–35; Mr. 14.27–31;
Lc. 22.31–38; Jn. 13.31–38)
En algún momento posterior a la salida de
Judas (Juan 13.31a),24 Jesús se volvió a los demás
apóstoles. Habló de ser glorificado25 (Juan 13.31b,
32) y dijo: «Hijitos,26 aún estaré con vosotros un
poco» (Juan 13.33a). ¡Tenía tanto que hacer y tan
poco tiempo para hacerlo!
Repitió palabras que había dicho anteriormente (Juan 13.33b; vea Juan 7.33–34;27 8.21) y
19
Algunos creyeron que había salido a comprar
provisiones para «la fiesta» (Juan 13.29). La fiesta de la
Pascua que duraba un día era seguida por la fiesta de los
panes sin levadura de una semana de duración. Tal vez
creyeron que Judas estaba haciendo preparativos para la
fiesta posterior.
20
«Aunque esta expresión […] no tiene otro propósito
más que señalar el tiempo del día, casi todos los comentaristas sienten la extraña fuerza de ella… [Henry]
Alford dice: “Comparto con [Frederick B.] Meyer, la
sensación de que hay algo fatal en esta conclusión: ‘era ya
de noche’”» (McGarvey y Pendleton, 654).
21
El evangelio de Lucas indica que Judas fue puesto al
descubierto después de la institución de la cena del Señor
(Lucas 22.19–23), mientras que Mateo y Marcos ubican ese
momento antes de la institución de ese memorial (Mateo
26.25–26; Marcos 14.21–22). En este estudio se sigue la
cronología de Mateo y Marcos, con la suposición de que
Judas salió poco después que Jesús lo puso al descubierto.
22
Vea las páginas 4 y 5 de «La importancia de
prepararse».
23
McGarvey y Pendleton, 653.
24
No está claro cuándo fue que Jesús anunció que
Pedro lo negaría. Lucas y Juan ubican el anuncio (Lucas
22.34; Juan 13.38) antes que Jesús y los demás salieran del
aposento alto (Lucas 22.39; Juan 14.31c). Según Mateo y
Marcos, el anuncio se dio después que salieron del aposento
(Mateo 26.30–34; Marcos 14.26–30). Yo me limito a expresar
que fue «en algún momento». Es posible que el anuncio
fuera hecho dos veces a modo de énfasis: una vez antes de
salir del aposento, y otra después de salir. Aun si esto fue
así, la semejanza de los anuncios permite estudiarlos a un
mismo tiempo.
25
Esta fue una referencia metafórica a Su muerte,
sepultura y resurrección (vea Juan 7.39; 12.16, 23, 28).
26
Hasta donde sepamos, esta fue la única vez que
Jesús usó este término afectuoso. Llegó a ser un favorito de
Juan (1era Juan 2.1, 12, 28; 3.7, 18; 4.4; 5.21).
27
Vea comentarios sobre Juan 7.33–34, en la lección
«Rumbo a Jerusalén» de «La vida de Cristo, núm. 7».
3
luego dijo: «Un mandamiento nuevo os doy: Que
os améis unos a otros; como yo os he amado, que
también os améis unos a otros» (Juan 13.34). Este
no era un «mandamiento nuevo» simplemente
porque mandara amar a otros; este precepto tenía
siglos de antigüedad (vea Levítico 19.18). Antes,
¡era nuevo porque Jesús dijo que había de ser la
clase de amor que Él tenía por Sus discípulos: «como
yo os he amado»! Añadió: «En esto conocerán
todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los
unos con los otros» (Juan 13.35). Alguien ha dicho
que a la gente no le importa cuánto sabe usted, sino
hasta que se da cuenta de cuánto le importan a
usted los demás.
Pedro retomó las palabras de Jesús, cuando
este dijo: «aún estaré con vosotros un poco» (Juan
13.33a) y preguntó: «Señor, ¿adónde vas?» (Juan
13.36a). Cristo respondió: «Adonde yo voy, no me
puedes seguir ahora; mas me seguirás después»
(Juan 13.36b). Pedro no entendió que Jesús estaba
hablando de morir. El apóstol preguntó: «Señor,
¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré
por ti» (Juan 13.37).
Puedo percibir la ternura en la voz de Jesús,
cuando respondió, diciendo: «Simón, Simón, he
aquí Satanás os ha pedido28 para zarandearos como
a trigo» (Lucas 22.31). Las mujeres zarandean la
harina29 para eliminar las impurezas; el diablo
estaba «zarandeando» a los apóstoles30 para poner
al descubierto las impurezas y aprovecharse de
ellas. Ya había logrado que desertara uno (Juan
13.2, 27); deseaba que desertaran más.
Satanás habría tenido en la mira a Simón
Pedro en particular, el dirigente y portavoz.
Sabiendo esto, Jesús le dijo a Pedro: «… he rogado
por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto,31
confirma a tus hermanos» (Lucas 22.32). El apóstol
protestó, diciendo: «Señor, dispuesto estoy a ir
contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte»
28
Según enseña la Biblia, Satanás está limitado y solo
puede hacer lo que Dios le permite (vea Job 1 y 2). Este tema
es «alimento sólido» (Hebreos 5.12–14); use su propio
discernimiento para decidir el tratamiento que le va a dar.
29
Muchos de nosotros tenemos vívidos recuerdos del
tiempo cuando las mujeres zarandeaban la harina, pero
puede ser necesario explicar esto a algunos oyentes más
jóvenes. El mejoramiento del empaque de la harina y las
mezclas preparadas han convertido el zarandeo en asunto
del pasado en muchas casas de mi país.
30
El uso del plural «os» en Lucas 22.31 indica que se
trataba de todos los apóstoles.
31
En la KJV se lee «convertido». Una conversión es un
cambio, lo que sucede cuando una cosa «se muda» y llega
a ser otra. Al usar la frase «una vez vuelto», Jesús expresó
confianza en el sentido de que la caída de Pedro no sería
definitiva.
4
(Lucas 22.33). Es probable que Cristo sacudiera la
cabeza cuando preguntó: «¿Tu vida pondrás por
mí?» (Juan 13.38a; énfasis nuestro). Dijo con
tristeza: «Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy
antes que tú niegues tres veces que me conoces»
(Lucas 22.34).32
El Señor se volvió a los diez restantes, diciéndoles: «Todos vosotros os escandalizaréis de
mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor,
y las ovejas del rebaño serán dispersadas» (Mateo
26.31; énfasis nuestro; vea Zacarías 13.7). Jesús
añadió: «Pero después que haya resucitado, iré
delante de vosotros a Galilea» (Mateo 26.32). Tome
nota de la promesa de ir a Galilea (vea Mateo 28.7,
10, 16; Juan 21.1). Después de Su resurrección,
Jesús reuniría a Sus discípulos en Galilea33 como
un pastor reúne su rebaño disperso.
Pedro se negó a aceptar las palabras de Jesús.
Declaró: «Aunque todos se escandalicen de ti, yo
nunca me escandalizaré» (Mateo 26.33; énfasis
nuestro). Nuevamente el Señor le dijo: «De cierto
te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me
negarás tres veces» (Mateo 26.34). «Mas [Pedro]
con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario
morir contigo, no te negaré» (Marcos 14.31a). «Y
todos los discípulos dijeron lo mismo» (Mateo
26.35b).
Era obvio que los apóstoles no estaban preparados para las dificultades que había adelante.34
Jesús afirmó nuevamente que Él moriría, citando
de Isaías 53.12 (Lucas 22.37). Advirtió a Sus
discípulos que, en el futuro, no podían esperar la
bienvenida favorable que habían recibido cuando
los envió anteriormente (Lucas 22.35–36; vea Mateo
10; Lucas 10.1–16).
Cuando les recomendó prepararse para el futuro, mencionó la compra de una espada (Lucas
22.36). Los discípulos pensaron que se refería a
espadas literales y dijeron que tenían dos; Jesús les
dijo que con esas dos bastaba (Lucas 22.38). El
hecho de que dos espadas serían insuficientes para
32
Mateo, Lucas y Juan mencionaron solo un canto del
gallo (Mateo 26.34; Lucas 22.34; Juan 13.38), mientras que
Marcos mencionó dos (Marcos 14.30). Como ha sucedido
con otros pasajes donde un autor mencionó dos elementos
de algo y otro mencionó solo uno (por ejemplo Mateo 20.30
y Lucas 18.35) esta diferencia no es importante. No hay
contradicción: Cuando se tienen dos, también se tiene uno.
Marcos sencillamente añadió un detalle del cual no
informaron los demás autores. Esta variación se verá
nuevamente cuando estudiemos la negación de Cristo por
parte de Pedro.
33
La aparición de Jesús a quinientas personas a la vez
(1era Corintios 15.6) fue probablemente en Galilea.
34
En mi país diríamos que se encontraban «en estado
de negación».
defender a doce hombres, debió de haberles dado
una pista en el sentido de que Cristo no estaba
hablando literalmente.35 No obstante, no atinaron
a entender Sus palabras (vea Lucas 22.49–51), del
mismo modo que no habían atinado a entender lo
que había dicho en cuanto a Su inminente muerte.
UN PLAN PARA RECORDAR
(MT. 26.26–39; MR. 14.22–25;
LC. 22.19–20; 1era CO. 11.23–26)
Cuando la fiesta de la Pascua estaba por
concluir,36 Jesús instituyó el memorial más duradero de todos los tiempos: la cena del Señor.37 «Y
mientras comían, tomó Jesús el pan» (Mateo 26.26a;
vea Marcos 14.22; Lucas 22.19), el pan sin levadura
que se usaba durante la Pascua. «… y habiendo
dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto
es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced
esto en memoria de mí» (1era Corintios 11.24).
Cuando Jesús dijo: «… esto es mi cuerpo», Él
estaba usando una figura retórica,38 la misma figura
retórica que usamos cuando mostramos a alguien
un retrato y decimos: «Estos son mis nietos». Cristo
estaba diciendo que el pan representaba Su cuerpo,
un cuerpo que dentro de poco estaría colgando de
una cruz romana.
«Asimismo tomó también la copa»39 (1era Corintios 11.25a). Esta era una copa que estaba
llena de «fruto de la vid» (Mateo 26.29). «Y […]
habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed
de ella todos; porque esto es mi sangre del
nuevo pacto,40 que por muchos es derramada
para remisión de los pecados» (Mateo 26.27–28;
vea Marcos 14.24; Lucas 22.20). Al hacer esta
aseveración, Jesús reveló que el propósito
primordial de Su muerte sería obtener el perdón
de pecados de los que hicieran Su voluntad (vea
1era Corintios 15.3; Efesios 1.7).
Esto fue lo que ordenó a los once: «… haced
esto […] en memoria de mí» (1era Corintios 11.25b).
Luego añadió: «Y os digo que desde ahora no
beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día
en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de
mi Padre» (Mateo 26.29). Como ya se hizo notar,
la manifestación terrenal del reino es la iglesia.
Cada vez que la iglesia se reúne para participar
de la cena del Señor, ella tiene comunión con
Cristo. Pablo escribió: «La copa de bendición que
bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de
Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión
del cuerpo de Cristo?» (1era Corintios 10.16–17).
El propósito de Cristo era que la cena del Señor
sirviera como un memorial perpetuo que había de
continuar hasta Su regreso (1era Corintios 11.26). La
iglesia primitiva participaba de esta fiesta memorial el primer día de la semana,41 y esa práctica
continúa hasta el día de hoy.
35
Jesús había usado anteriormente la palabra «espada»
para referirse al conflicto que se suscitaría por causa del
evangelio (Mateo 10.34). Estaba tratando de preparar a Sus
apóstoles para las dificultades que enfrentarían.
36
No está claro cuál fue el preciso momento de la
noche cuando Jesús instituyó esta cena. Mientras Mateo y
Marcos hablan de «mientras comían» (Mateo 26.26; Marcos
14.22), Pablo indicó que fue «después de haber cenado»
(1era Corintios 11.25). Aparentemente, fue poco antes del
final o inmediatamente después del final de la fiesta de la
Pascua.
37
Vea más comentarios sobre la institución de la cena
del Señor, e información adicional sobre esta fiesta memorial, en «Haced esto en memoria de mí».
38
A esta figura retórica se le llama «metáfora». Una
metáfora es una figura retórica común, en la cual una cosa
o persona es comparada brevemente con otra, sin usar
términos de comparación del tipo «como» o «semejante».
La Biblia está llena de metáforas. Por ejemplo, Jesús llamó
zorra a Herodes (Lucas 13.31–32). No dijo que Herodes era
como una zorra (que podría llamarse símil), sino que era
una zorra (una metáfora).
39
Hay quienes conjeturan, diciendo que esta era la
tercera copa de la fiesta de la Pascua, que tradicionalmente
recordaba a los israelitas la tercera promesa de Éxodo
6.6–7: «… y os redimiré». La forma como se expresa esa
promesa antiguotestamentaria es apropiada para la cena
del Señor, pero es difícil reconciliar la idea de que esta fue
la tercera de cuatro copas con la aseveración de Pablo en el
sentido de que Jesús tomó la copa «después de haber
cenado» (1era Corintios 11.25).
CONCLUSIÓN
Hemos reconocido las primeras horas de «Una
noche para no olvidar jamás».42 En la próxima
lección, seguiremos esta reseña de tan memorable
noche al estudiar el discurso de despedida de
Jesús, que se recoge en Juan 14—16, y Su oración
intercesora, que se recoge en Juan 17. Espero que
este estudio le haya ayudado a hacer de este «un
día para no olvidar jamás» en su vida.
 NOTAS 
Un título alternativo para esta lección es
«Una noche memorable». Las divisiones principales podrían ser 1) Una memorable acción,
2) Memorables anuncios, y 3) Un memorable plan.
Los encabezados de esta lección se prestan
para tratamiento homilético. Vea un sermón sobre
40
Los dos pactos (o testamentos), el Antiguo y el Nuevo,
se ratificaron por el derramamiento de sangre (Hebreos
9.18, 20, 22; 10.29).
41
Vea el análisis que se presenta en la página 3 de
«Haced esto en memoria de mí».
42
La comida de la Pascua duraba por lo general de dos
a tres horas.
5
el lavamiento de los pies de los discípulos por parte
de Jesús, en «Lecciones sacadas de la toalla», de
«Conozca al Maestro, 2», La Verdad para Hoy. Los
anuncios relacionados con la traición de Judas y la
negación de Pedro, podrían ser parte de estudios
43
Foy L. Smith, Lord’s Day Evening Sermons (Sermones
para la noche del día del Señor), vol. 1 (El Dorado, Ark.:
Foy L. Smith, 1944), 18–25, 53–59.
44
David L. Roper, «El distintivo del discipulado» de
«El amor es cosa seria, núm. 2», La Verdad para Hoy.
de personajes sobre estos hombres. Vea un sermón
sobre la cena del Señor, en «Haced esto en memoria
de mí».
Los textos individuales de este estudio pueden
usarse también para sermones. Foy Smith usó
Mateo 26.21–22 para hablar sobre «El posible yo» y
Mateo 26.25 para predicar sobre «Hombres que
mejor les fuera no haber nacido».43 Un sermón
sobre Juan 13.34–35, «El distintivo del discipulado»,
aparece en la edición «El amor es cosa seria, núm.
2».44
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