En el presente informe se expone un resumen de la relatoría por

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X JORNADAS RIOPLATENSES DE TRIBUTACION
IUET-AAEF
Montevideo, 11 y 12 de junio de 2015
Tema 1: Análisis comparativo de los regímenes impositivos en el sector
agropecuario
RELATO NACIONAL (Argentina)
Por Cr. Santiago Saenz Valiente
En el presente informe se expone un resumen de la relatoría por Argentina cuyos temas
abarcados son: Derechos de Exportación, Impuesto a las Ganancias, Impuesto a la
Ganancia Mínima Presunta, y Bienes Personales.
TRATAMIENTO IMPOSITIVO EN LA ARGENTINA DE:
 DERECHOS DE EXPORTACION
 IMPUESTO A LAS GANANCIAS
 IMPUESTO A LAGANANCIA MINIMA PRESUNTA
 IMPUESTO SOBRE LOS BIENES PERSONALES
1. ANTECEDENTES Y PANORAMA INICIAL
Las bases estructurales de los impuestos de cualquier país nunca deben colisionar con
los principios tributarios, sin embargo en Argentina no se respetan ni siquiera aquellos
que surgen de la Constitución
Nacional.
La presión fiscal en la actividad agropecuaria ha llegado a limites impensables donde
entidades de prestigio tales como FADA (Fundación Agropecuario de desarrollo
Argentino) indican que el estado Nacional, Provincial y Municipal se llevan más del
88% de la renta agrícola. La confiscatoriedad es manifiesta.
Sur de Santa
Fe
Referencia:
General López
(campo propio)
Presión Fiscal: 82%
Días en el año para
impuestos:
Distribución de costos sobre facturación:
Indirectos
Comerciales
7%
11%
Resto Nacionales
Bienes Personales
Gastos
Directos
25%
Ganancias
Resultado
antes de
Tributos
Combustibles
Tipo de Tributos:
Seg. Social
Tributos
47%
Resultado
11%
Nacionales: 94%
Derechos de
Exportación
+Descuentos
comerciales
Débito y Crédito
Provinciales
Municipales
Fuente : AACREA
La capacidad contributiva y la equidad se ignoran en tributos como el impuesto a las
ganancias que debería ser el más justo de la grilla.
En el año 2004 la presión fiscal era del 26,5% sobre el PBI, y se requería trabajar algo
más de 3 meses para satisfacer a las arcas fiscales.
Por un estudio presentado por CREA y AAPRESID, del año 2013 en ese periodo la
producción agropecuaria argentina creció un 200%, pero la de Brasil un 400%, Uruguay
700% y Paraguay 900%.
1
Argentina
Paraguay
Uruguay
Brasil
1000%
900%
800%
700%
600%
500%
400%
300%
200%
100%
2013
2011
2009
2007
2005
2003
2001
1999
1997
1995
1993
1991
1989
1987
1985
2013
1983
2011
2009
2007
2005
2003
2001
1999
1997
1995
1993
1991
1989
1987
1985
1983
0%
Los principios de legalidad y razonabilidad están ausentes, lo cual muestra el estado
calamitoso de esta temática en nuestro país.
A ello se suma el traslado constante de tareas administrativas al productor
incrementando la carga pública que deben afrontar, aumentando así fuertemente sus
costos administrativos.
2. Derechos de Exportación
La imposición comenzó en el año 1967 a gran cantidad de mercaderías.
Desde 2002 se revitalizó la tasa que era del 3,5% para llevarla a un mínimo del 20% y a
partir de 2007 por resolución ministerial hubo nuevos aumentos. En Marzo de 2008 se
pretendió aplicar la famosas “Retenciones Móviles “ que implicó una movilización
masiva de los argentinos en su contra.
Los productores agrícolas de la Argentina sufren una exacción sobre su ingreso con
porcentuales entre el 25% y 35%, con motivo de la vigencia de las mal llamadas
“Retenciones.” Los derechos de exportación son un impuesto sobre los ingresos,
aceptado así por la Corte Suprema de Justicia, que repercute en forma directa sobre los
productores.
La confiscatoriedad está presente en este impuesto, pues las contribuciones no pueden
absorber una parte sustancial del patrimonio de una persona, de sus rentas o del valor de
un bien determinado que se relacione con el tributo que se pretende aplicar.
Para el productor es un costo, ya que no se le permite fijar el precio y por tanto está
impedido de trasladar el impuesto.
Existen dos vías para plantear la inconstitucionalidad: amparo o acción declarativa.
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El amparo no resulta aconsejable, pues es frecuente su rechazo alno tener el tribunal la
necesidad de expedirse sobre el fondo de la cuestión al rechazarse la producción de
prueba.
En cambio la acción declarativa de certeza obligaría a la justicia a resolver sobre la
constitucionalidad, es decir obliga a resolver el problema de fondo, aunque igual para
los productores les será compleja su demostración.
Es un impuesto manifiestamente distorsivo, porque se aplican sin contemplar los costos,
las extensiones explotadas, las zonas de producción, ni su tecnología aplicada o la
distancia a los puertos. Todo ello conforma rentas diferentes y capacidades contributivas
distintas.
Su recaudación está destinada a las arcas de la Nación, reduciendo bases para liquidar
IVA y Ganancias que son dos impuestos coparticipables con las provincias.
Los justificativos en aquel momento con algún dejo de lógica- fueron la situación de
emergencia del país y el incremento abrupto de la cotización del dólar contra nuestro
peso. Hoy esas variables no existen.
No resulta cierto tampoco que los comodities están vacíos de valor agregado. Si bien es
cierto que los cultivos extensivos requieren escasa mano de obra, es contundente
también que la maquinaria agrícola, las fábricas de herbicidas, fertilizantes,
agroquímicos y las empresas automotrices, multiplican su dotación de personal por el
desarrollo de la producción agropecuaria.
La supuesta reducción de precios internos y la consolidación de la distribución del
ingreso, no se han conseguido a pesar de una recaudación superior a U$S 90.000 en los
últimos 7 años.
El derecho de exportación sobre la soja, se pretende que esté justificado por la falta de
rotación de cultivos que daña la tierra. Para diversificar los cultivos deben incentivarse
en cambio otras producciones primarias como el maíz y el trigo cuyos cupos de
exportación se limitan constantemente con los ROES (Registro de Operaciones de
Exportación). Así la Argentina sufre sanciones por compromisos incumplidos y pierde
la categoría de proveedor confiable.
Existe una posible tacha de inconstitucionalidad de este impuesto, pues al Congreso
Nacional le corresponde establecer los derechos de exportación y está prohibida la
delegación legislativa al poder ejecutivo y especialmente está prohibido dictar derechos
de necesidad y urgencia en materia tributaria. Se extiende la prohibición a los
reglamentos delegados.
Ni un decreto del Poder Ejecutivo ni una decisión del jefe de Gabinete de Ministros
pueden crear válidamente una carga tributaria ni definir o modificar, su sustento legal,
los elementos esenciales del Tributo (Fallo SELCRO SA, CSJ 20003).
Según el maestro Spisso, en caso que se admita la delegación legislativa en materia
tributaria ello sería posible bajo las siguientes exigencias.
1) Efectiva situación de emergencia pública, declarada por el Congreso.
2) Que la política legislativa esté suficientemente definida en la ley de habilitación.
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3) Que la delegación no comprenda la creación de tributos, la definición del hecho
o base imponible, a determinación de contribuyentes o responsables, exenciones,
o franquicias, sino solo referido aspectos cuantitativos dela obligación tributaria
o sea alícuotas, tasas o montos fijos.
4) Que la facultad se conceda por tiempo determinado y se agote con el uso que
haga de la el PE.
5) Que comprenda solo los tributos que por sus características exijan adecuaciones
en el tiempo de emergencia.
Por su parte el derecho de exportación especifico deberá ser establecido por ley, lo que
según Sanabria “no hace más que receptar el llamado principio de legalidad tributaria
esencial e insoslayable en la aplicación de cualquier tributo.”
3. Impuesto a las Ganancias
3.1 Antecedentes y situación actual
El impuesto a la renta sin duda debe ser el tributo que más debe aportar a las arcas
fiscales. Su esencia es exigir más a quienes tienen la mayor capacidad contributiva.
Este principio sabemos que es indispensable en la estructura tributaria, sin embargo hoy
en la Argentina lejos está de cumplirse. Los montos de rentas considerados como
mínimos de subsistencia son paupérrimos y ridículos. Además se ha desnaturalizado el
impuesto para quienes están en relación de dependencia, alejándonos del principio
básico de equidad. Los independientes sufren con más virulencia está distorsión.
Actualmente los principios constitucionales de nuestro país, no se contemplan en la
estructura impositiva. Ello atenta contra el crecimiento y la producción.
En el año 1933 se impuso la ley de réditos, que luego fue la base para la aplicación del
impuesto a las ganancias.
A partir del año 1978 -atento la inflación existente en nuestro país- que llego a
porcentuales impensables –, resultó obligado la implementación de un método para
corregir el resultado impositivo de las empresas. Me refiero a la aplicación del
denominado “Ajuste por inflación”, cuya herramienta es indispensable para evitar
determinar impuesto sobre rentas ficticias.
En 1985 se dispuso una reforma de fondo, modificando la tasa porcentual llevándola del
20% al 30% además de modificar aspectos para evitar el ahuecamiento de este tributo.
Además se dispusieron limitaciones a la deducción de retribuciones a los directores de
las sociedades, métodos de imputación de dichos honorarios y cambios en algunos
hechos imponibles contemplados. Además al valorizar las existencias de los bienes de
cambio, se abolió la postura de valuación al costo llevando los productos agropecuarios
a utilizar el precio de mercado al cierre de cada ejercicio. Es decir, surgen entonces las
denominadas “ganancias por tenencia” que no responden transmisión alguna.
Posteriormente la tasa porcentual del impuesto fue elevada al 33% y luego al 35%.
Otro cambio profundo fue perfeccionar la determinación del resultado por inflacional
incluir partidas dinámicas en dicho cálculo, lo cual permitió evitar las maniobras que
algunos contribuyentes llevaban a cabo para reducir el impuesto final.
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A partir del año 1991 con motivo de la emergencia económica y la paridad definida
como $1 = U$S 1, se prohibió la indexación incluso la impositiva a todos los efectos.
Quedó así suspendida la aplicación de cualquier ajuste motivado en una perdida
supuesta de desvalorización de la moneda. Lógico ello, pues la relación de nuestro peso
con su parámetro del dólar estadounidense se mantuvo idéntico hasta la debacle del año
2002.
Desde ese momento hasta la actualidad no se ha reactivado la aplicación del “ajuste por
inflación” a los fines de corregir los resultados. A eso se agregan muchos efectos
adicionales ante la desvalorización, al no actualizar quebrantos que se trasladan a valor
nominal y computo de anticipos y retenciones sin reexpresar.
A partir del año 2013 con motivo de las exigencias de una reforma para gravar las rentas
financieras, se produjeron los siguientes efectos.
a. Incremento del impuesto total para las sociedades familiares, al exigir un
adicional del 10% definitivo ante cualquier distribución de resultados de una
sociedad regular. Ello potencia la tasa final del conjunto sociedad –dueño al
41,5%.
b. Gravabilidad desde el 28-9-2013, de la venta de títulos y acciones que no coticen
en el mercado de valores de Argentina, con un impuesto especial del 15% sobre
el resultado obtenido de la operación. Ello sin contemplar la actualización de su
costo.
Así el panorama se puede concluir que la presión fiscal en Argentina ha llegado a
porcentuales insostenibles, en especial para la actividad agrícola ganadera, en virtud de
las razones que brindare en esta relatoría.
3.2 Aspectos generales del impuesto
Me referiré a los principales temas que sean específicos de la actividad y aquellos que
por su importancia están también vinculados.
Sin duda, la distorsión es manifiesta y preocupante ante la falta de corrección de los
resultados por la inflación acontecida en los últimos 23 años.
Además si la actividad agropecuaria se desarrolla bajo forma de empresa unipersonal,
los valores mínimos -sobre los cuales no corresponde pagar el impuesto-tienen un atraso
relevante y acumula inequidades. Los importes de las deducciones que tienen
limitaciones restrictivas para ciertos conceptos también están congelados.
A esto se agrega que la tasa porcentual de impuestos para las personas físicas que
resulta progresiva por recomendación mundial, no se cumple en la práctica. El
porcentual comienza en el 9% pero luego de $ 120.000 anuales de renta gravada se
aplica la máxima el 35%. Esta tabla está desactualizada hace más de 14 años. Por tanto
progresividad y lógica, ninguna.
5
Los resultados obtenidos por la actividad agropecuaria son gravados por la ley con los
mismos porcentuales que cualquier tipo de renta, ya sea comercial, industrial o de
servicios.
En otras latitudes como nuestro propio vecino Uruguay, se contemplan porcentuales e
impuestos diferentes en atención a su condición de crecimiento vegetativo de la
actividad agropecuaria.
La liquidación del impuesto es anual, tanto para las personas físicas como para las
sociedades, exigiendo no obstante anticipos a cuenta del periodo fiscal siguiente.
Determinar y pagar el impuesto está a cargo de quien realiza la actividad, pero el Fisco
tiene facultades para ajustar lo declarado. El productor puede entonces defenderse con
criterios jurídicos y pruebas sustentables, que refuten la intención del organismo
recaudador.
La metodología utilizada es de renta mundial para los residentes en Argentina, es decir
el contribuyente debe incluir todas las ganancias obtenidas en cualquier lugar del
mundo, si bien es posible contemplar como pago a cuenta los tributos semejantes
abonados en aquellos países.
Siempre el lugar de radicación del contribuyente deberá respaldarse con documentación
que lo pruebe.
Si su residencia estable es fuera de la Argentina, solo liquidará y pagara impuestos en
nuestro país por las rentas ganadas dentro del límite de nuestras fronteras. Lo que
obtenga en el exterior son ganancias de fuente extranjera, excluidas de la tributación en
nuestro país.
La renta empresaria obtenida de la actividad agropecuaria, es liquidada en base al
principio del devengado. Se exigen el impuesto por la denominada “ganancia por
tenencia” el cual no surge de transacciones y su resultado puede verse reducido al
momento de concretar operaciones de venta si su precio ha disminuido.
Cualquiera sea el tamaño de la empresa el sujeto deberá actuar como agente de
retención del impuesto a las ganancias bajo, pena de impedirle deducir el gasto
vinculado a dicha operación que se cancela.
En el caso de un productor rural, se deberán incluir los hechos naturales ligados a la
actividad agropecuaria, como nacimientos, muertes, engordes y los procesos de cosecha
que producen modificaciones al patrimonio y son posibles de cuantificar.
También estos sujetos al igual que cualquier otro contribuyente debe afrontar en forma
obligatorio el ingreso de anticipos a cuenta de la liquidación del impuesto del año
siguiente, cuya base de cálculo es el impuesto del año anterior. Sus porcentuales varían
según sean personas físicas o sociedades.
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Podrá estimarse que los resultados del año próximo no serán equivalentes a las
ganancias del periodo base, por lo que se admite la reducción de los anticipos.
3.2.1 Retribución de directores de sociedades
La función del director se presume remunerada y por tanto debe ser reconocida
económicamente, siendo la asamblea de accionistas o la reunión de socios anual, quien
decide su regulación. Fundamentalmente el honorario debe retribuir la función ejercida
por el director en relación a su tarea decisoria. Existe en la norma legal desde el año
1985 que limita el monto deducible en la sociedad, el cual equivale al 25% de la utilidad
contable neta.
En sociedades cerradas- aun siendo accionista mayoritario – si desempeña funciones
permanentes en la entidad, podrá ser acreedor de un sueldo al ser contratado bajo
relación de dependencia. Su monto debe estar relacionado con la función efectivamente
cumplida, por lo cual solo está acotado por la razonabilidad.
Estos funcionarios que siempre están obligados al pago de una cuota mensual a la caja
previsional autónoma, pueden optar por no realizar los aportes del régimen en relación
de dependencia y además la sociedad evitar abonar contribuciones patronales.
Los derechos y obligaciones por aguinaldo, vacaciones y licencias, se deben cumplir al
igual que para cualquier otro empleado.
Cada una de las retribuciones está sujeta a un régimen de retención de impuesto a las
ganancias que contiene parámetros y normas diferentes.
3.2.2 Opciones de diferimiento del impuesto o reducción directa de la carga fiscal
Esencialmente existen dos posibilidades concretas de diferir el impuesto ante la venta
de bienes de uso, aplicable tanto a maquinarias y herramientas como al predio rural.
a) Método de venta y reemplazo cuya condición esencial es que las operaciones de
venta y de compra deban concretarse dentro del periodo de 1 año. Para los bienes
muebles se exige que sean amortizables. Entendemos como posible considerar este
régimen a la venta de reproductores por su condición de bienes de uso.
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Si se tratara de la enajenación del inmueble rural debe demostrarse la afectación a
la actividad al menos por 2 años previos y la reinversión deberá ser del precio total
obtenido por la venta. Si el monto reinvertido fuese menor al precio de venta
logrado, por el excedente deberá abonarse el impuesto a las ganancias.
La flexibilidad del régimen es interesante, ya que puede combinarse bienes
inmuebles con muebles y viceversa.
Este beneficio está presente siempre que exista la sustitución, pues una vez cortada
la cadena de reemplazos surge el impuesto por toda la “ganancia acumulada” que
debe abonarse al fisco en dicho ejercicio.
b) Si vendemos un bien de uso (maquinarias, automotores, computadoras) y surge
fiscalmente una utilidad de esas operaciones, al otorgar financiación por más de 1
periodo fiscal, se permite diferir este resultado.
Con motivo de la inflación, existe un beneficio extraordinario al postergarse su pago.
c) Otra particularidad del impuesto a las ganancias que tiene vinculación directa con la
actividad agropecuaria, es la relativa al tratamiento excluyente del inmueble rural
cuando éste deja de estar afectado por el propietario a la producción.
Cuando el propietario de un predio rural resulta ser una persona física y la tierra es
vendida luego de haberse cedido en arrendamiento a un tercero por un periodo mayor
a 2 años, se considera que no existe empresa y por lo tanto esta operación queda
excluida del ámbito del impuesto a las ganancias.
En su lugar se ingresará el impuesto a la transferencia de inmuebles y su tasa porcentual
es del 1,5% sobre el precio de la operación.
4. Valuación de existencias de bienes de cambio
4.1 Hacienda de cría
a) En la zona central ganadera
Para liquidar el impuesto a las ganancias, debemos valorizar el stock de bienes de
cambio en existencia al cierre de cada ejercicio anual.
Los diversos tipos de desarrollo de la actividad, determinarán la forma de valorización
que la ley de impuesto a las ganancias obliga a contemplar en cada caso.
Primero debemos definir cuál es específicamente el tipo de producción que se
desarrolla, centrándonos esencialmente en la ganadería de invernada y cría de hacienda
vacuna.
La valuación al cierre de ejercicio de los bienes de cambio es muy importante, pues en
buena medida el resultado impositivo dependerá del incremento en los valores de
mercado respecto del último ejercicio fiscal. Allí surge la injusta exigencia de abonar
impuesto por la mera tenencia de esos bienes.
Es necesario mantener un control permanente de las planillas de movimiento físico de
hacienda con la ubicación de las existencias de ganado y los índices de mortandad y
parición.
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La hacienda se valúa aquí en Argentina en función del destino de la misma.
Para el caso de cría las hembras destinadas a vientres, se mantienen al valor que dicha
categoría poseía al inicio del ejercicio.
Cuando estamos frente a este tipo de establecimientos se utiliza el costo estimativo por
revaluación anual (C.E.R.A.) con la excepción de los vientres. Es válida su aplicación
para criadores de ganado de hacienda bovina, ovina y porcina.
Para este mecanismo es importante tener una organizada administración y contabilidad,
pues se requieren los datos de cabezas, ventas, compras e información de mercados
donde acostumbra a operar la empresa. Para valuar las cabezas en existencia al cierre
del ejercicio, la base que se utiliza está en función de las ventas del último trimestre del
ejercicio, utilizando la categoría de animal más vendida. Para ser representativa ésta
debe superar el 10% de todas las cabezas vendidas en el año.
Para determinar la valuación del stock final, se debe utilizar el precio promedio
ponderado y aplicarse el porcentual del 60%.
Total (en pesos)de ventas de la categoría
más vendida último trimestre
Total cabezas de la categoría más vendida
en el último trimestre
Precio Promedio Ponderado
El legislador optó por este porcentual, estimando así el costo total de la producción de
los animales de cría destinados a la venta.
Para valuar el resto del plantel de bienes de cambio del establecimiento se utiliza la
tabla de relación de las categorías que tiene una antigüedad mayor a 60 años, lo que
puede generar distorsiones relevantes en la relación de valorización de las distintas
categorías de hacienda.
Con el método esbozado debemos utilizarla valuación para cada establecimiento del
productor por separado, es decir, cada uno tomado en forma independiente.
El mercado donde acostumbra operar, será aquel en el que el ganadero realiza
habitualmente sus operaciones o los mercados ubicados en la zona del establecimiento.
Cuando se trate de hacienda de pedigrí o puro por cruza, corresponderá utilizar el precio
promedio ponderado que resulte de las operaciones registradas por las asociaciones o
corporaciones de criadores de las respectivas razas.
Para la valuación de otras haciendas es aplicable el método denominado “costo
estimativo por revaluación anual”, entre ellos hacienda ovina u porcina, o cualquier
otra, es aplicable a la cría de otros animales. En estos casos se utiliza directamente el
promedio ponderado de la totalidad de ventas y se aplica el60% para valuar todas las
categorías existentes al cierre del ejercicio.
Las hembras que se encuentran destinados a cumplir con la función de reproducción
vacas, terneras y vaquillonas podrán valorizarse a idéntico valor que tenían al inicio. De
esta manera no surge para esta categoría ningún resultado por tenencia, atento que no
están destinadas a la venta. Los valores adjudicados a los vientres son irrisorios en
establecimientos antiguos, motivado en la aplicación especial permitida por la LIG.
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La adquisición de vientres para madres, puede resultar un mecanismo útil para
atemperar el impuesto del ejercicio.
El resultado completo entre el precio de venta y su valuación ínfima, tendrá efecto en el
ejercicio de la enajenación.
b) Fuera de la zona central ganadera
Existe una franquicia en la valuación de los stocks.
A los productores que desarrollen su actividad fuera de la zona central ganadera, se les
permite el uso del método de valor fijo utilizado para vientres aplicable a todas sus
categorías de hacienda, y por tanto no es necesario registrar resultados por tenencia.
Este mecanismo es exclusivo para los establecimientos de cría.
La legislación está justificada por la hacienda de inferior calidad, riesgos climáticos
mayores, menor oferta forrajera y/o ambientes desfavorables que pueden afectar la
productividad ganadera de los establecimientos ubicados fuera de las zonas más
productivas de nuestro país.
Este método es optativo para cada establecimiento y requiere de planificación fiscal.
4.2 Establecimientos ganaderos con actividad de Invernada
Se trata aquí de la producción de carne a través del engorde de animales hasta conseguir
un peso demandado por el mercado.
Esta actividad se puede desarrollar en forma intensiva como extensiva, dependiendo de
la calidad de las tierras del establecimiento y de la estrategia comercial del productor.
En el engorde intensivo a corral (feedlot), tiene un ciclo productivo mucho más corto.
Se trata impositivamente a esta actividad como de compraventa y por dicho motivo la
valuación deberá hacerse a valores de mercado, es decir a la cotización de estos bienes.
Se toma entonces el precio neto en plaza para el contribuyente, es decir restados los
gastos de venta incurridos directamente con motivo de la comercialización (fletes,
comisiones de vendedor, tasas, impuesto sobre los Ingresos Brutos, etc.).
Este método, atenta contra la capitalización de las empresas al exigir impuesto donde
no hay renta realizada. Incluso ante falta de liquidez, el productor deberá vender
hacienda para afrontar su obligación fiscal, siendo posible también que se adelante un
impuesto mayor ante baja de precios de los productos enajenados.
4.3 La hacienda de tambo
Usualmente se valúa de igual forma que la cría, si bien en la ley no se menciona siquiera
esta faz de la actividad ganadera.
Ello así, puesto que la obtención de terneros en los tambos es indispensable para la
producción de leche vacuna, lo que hace ciertamente asimilable la actividad al proceso
de cría de ganado, siendo razonable entonces aplicar los mismos criterios de valuación
que para esos establecimientos.
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4.4 Vacunos considerados bienes de uso para la ley.
Los bienes de uso son los que se utilizan en la explotación agropecuaria para su
desarrollo de la actividad. Mediante su amortización se intenta reflejar económicamente
su desgaste, uso u obsolescencia.
Además de las maquinarias, muebles, automotores, y otros, se brinda también el
tratamiento expuesto a los machos en general y a las hembras de pedigree o puros por
cruza.
4.5 Establecimientos agrícolas
Los establecimientos agrícolas, son aquellos cuya actividad principal es la siembra de
cultivos para obtener productos de la tierra.
Como los granos tienen cotización en mercados nacionales e internacionales y no
dependen de la acción sobre los precios por parte del productor, la LIG utiliza estos
valores supuestamente transparentes como base para su valuación, permitiéndose solo
restar los gastos necesarios para su comercialización.
La ley indica el tratamiento de los granos, cereales y oleaginosas con o sin una
referencia de mercado, es decir con o sin cotización conocida.
Los productos agrícolas al generar ganancia por tenencia anticipan impuesto previo a
sus ventas, lo cual es grave por las fluctuaciones de precio respecto de la fecha de
vencimiento de su declaración jurada.
Los gastos a contemplar son comisión, flete corto y/o largo, almacenaje, sellado, gastos
de acondicionamiento, que generalmente se calculan como un porcentaje y deben
defenderse con los comprobantes de respaldo.
Aquellos granos sin cotización, se valúan en función de las operaciones comerciales que
involucren volúmenes normales de venta menos gastos directamente vinculados.
Para valorizar la planta en crecimiento, dependerá de los costos invertidos para lograr
sembrar la semilla, la mano de obra directa por contratación de terceros con maquinaria
o con personal propio.
5. Futuros y Opciones
Debemos destacar que los productores necesitan asegurarse el precio de sus cosechas en
sus ventas futuras a industriales o exportadores. Para ello venden por anticipado para
cerrar la operación y también tener un flujo de fondos constante. Los mercados de
futuros se han creado para mitigar las variaciones en los precios de los granos que
afectan a las partes intervinientes.
En la Argentina hay dos mercados que operan a futuro el MATBA y el ROFEX .
Ambos son mercados de cobertura y operan básicamente con trigo, maíz girasol y soja.
Los corredores cobran una comisión y el mercado garantiza el cumplimiento de las
operaciones.
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Es muy importante conocer cómo operan los mercados, la cuenta diferencias y si resulta
o no posible cancelar un contrato de futuro. También deben diferenciarse de las
opciones.
Impositivamente se diferencia su tratamiento entre las operaciones de cobertura de las
especulativas.
Esta temática será tratada por los comunicadores de Argentina.
6. Impuesto de igualación
En los establecimientos de cría, hemos visto que impositivamente la valuación de la
hacienda es sensiblemente inferior a los valores de mercado al cierre. Sin embargo, en
su contabilidad, las sociedades valorizan las cabezas de ganado vacuno a su precio en
plaza. Este diferente tratamiento origina un resultado contable superior al impositivo.
Cuando la sociedad decide distribuir dividendos a sus propietarios en base de las
ganancias contables, se exige el pago de impuesto del 35% sobre la diferencia
comentada. Este mecanismo iguala la carga impositiva entre la sociedad y el accionista
y por eso se lo denomina “impuesto de igualación”.
De esta manera se anula la ventaja en la valuación impositiva que seaplica a los
establecimientos de cría. Esto resulta injusto, ya que a las empresas unipersonales o a
las sociedades de hecho, no se les aplica este tratamiento perjudicial.
Los dividendos -o utilidades en las sociedades no accionarias-se aprueban, y distribuyen
en función de los resultados contables, lo cual puede implicar que existan ganancias que
no tributaron el impuesto. Por este motivo las sociedades comerciales legalmente
constituidas que desarrollen actividades de cría de animales, ubicadas tanto dentro como
fuera de la zona ganadera central, deben tener especial cuidado con las decisiones que
toma la asamblea de accionistas.
La participación conjunta del empresario y el contador asesor profesional, vuelve a estar
aquí presente para evitar o reducir riesgos en la determinación de impuestos y en la
distribución de los resultados contables.
7. Venta de acciones o cuotas que no cotizan en bolsa
Si un productor resulta ser titular de acciones o cuotas parte de sociedades-cualquiera
sea la actividad que éstas desarrollen-que no coticen en bolsa o mercados y procede a su
venta, su resultado impositivo está gravado por el IG desde el 23/9/2013.
Esta nueva carga fiscal para las personas físicas y sucesiones indivisas afecta tanto a los
residentes en nuestro país como aquellos que están radicados en el exterior. La tasa del
impuesto es del 15% directo sobre la utilidad de la operación, aunque existen algunas
opiniones que sostienen el uso de la tabla que va del 9% al 35%.
Además existe un régimen de retención del 1,5% del precio al momento de cobro que
será a cuenta del impuesto final.
Las operaciones gravadas alcanzan a todas las acciones, cuotas parte, participaciones
sociales, títulos, bonos y demás valores, siempre que no coticen en bolsa. Si se venden
participaciones sociales de antigua data, el valor de costo puede ser ínfimo o tendiente a
cero, con lo cual el precio de venta será considerado ganancia casi en su totalidad.
12
La asimetría comentada, tiene su origen en el año 1992, momento desde el cual quedó
suspendida la aplicación del denominado “ajuste por inflación”.
Si se presentara una pérdida ante la concreción de venta de acciones, dichos quebrantos
no se pueden compensar con el resto de las ganancias del sujeto, salvo que tengan el
mismo origen.
Recordemos que la venta de acciones que coticen en bolsas o mercados está exenta del
impuesto a las ganancias, siempre que se trate de operaciones autorizadas por la
Comisión Naciones de Valores.
8. Impuesto especial adicional por distribución de resultados
Cuando en el año 2013 se aprobó la gravabilidad de las rentas financieras, se incluyó un
plus adicional al impuesto del 35% que ya pagan las sociedades. En efecto, ante una
distribución de dividendos o utilidades de cualquier tipo de sociedades regulares, al
momento de efectuar el pago se le retiene al beneficiario un impuesto definitivo de un
10% adicional. Esto convierte la tasa final nominal en un 41,5%.
Los dividendos quedan gravados aun cuando sean cancelados en especie. La gran
mayoría de las sociedades comerciales, fideicomisos, fondos comunes de inversión y las
sociedades civiles y fundaciones quedan atrapados con esta mayor carga fiscal. Cada
una con sus particularidades. Los socios o accionistas que reciban beneficios bajo la
forma de utilidades, deben satisfacer el impuesto equivalente al 10% del monto que
cada uno reciba. Los afectados serán las personas físicas del país o del exterior.
9. Quebrantos impositivos
La performance de la producción agropecuaria depende no solo de la tecnología
utilizada, sino también de las condiciones climáticas. La rentabilidad del agro es cíclica
y con frecuencia se presentan periodos anuales con pérdidas económicas relevantes, que
en los hechos se traducen en quebrantos impositivos.
Estas pérdidas pueden ser trasladadas para absorber rentas futuras. La principal
distorsión es que se desvalorizan al no permitirse su actualización por inflación y el
valor real será sensiblemente menor. El plazo máximo para su traslado y uso, es de
cinco años.
10. Ajuste por Inflación
Se trata del conocido método que busca corregir los resultados para medirlos en forma
homogénea y contemplar en la ecuación el efecto de la inflación. De esta forma se
lograría -al menos parcialmente - tributar sobre rentas reales y no ficticias o ilusorias
como se hace actualmente en Argentina.
No es un pedido de franquicia, ni un beneficio especial, ni una ventaja impositiva.
Simplemente resulta una metodología para que el resultado impositivo final -que surja
de cualquier actividad- sea el real y no ficticio.
La falta de corrección por la inflación de los ingresos y gastos, así como el impacto
sobre los bienes y deudas de un contribuyente, llevan a exigir un impuesto alejado de la
realidad económica.
El ajuste por inflación se aplicó desde el año 1978 y, a partir de 1985, se hicieron
ajustes y mejoras al régimen.
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Desde el año 1992 están congelados los índices que miden la fiebre que implica la
inflación.
El motivo de incorporar el ajuste fue evitar distorsiones en la medición de la renta. Lo
que se buscó fue corregir la unidad de valor que sirve para determinar el quatum de la
obligación impositiva y así medir correctamente la capacidad de contribuir de cada uno.
El agro es el principal afectado. Las normas del IG lo obligan a valorizar sus existencias
de hacienda o granos -bienes de cotización transparente en el mercado- a su cotización
al cierre. Está lejos de la verdad y es una ilusión óptica, aplicar un precio cuyo aumento
entre el inicio y cierre muestre una ganancia no concretada que además en los hechos es
pura inflación.
Al utilizar los valores de cotización al cierre se está registrando el resultado con el
efecto de un aumento específico del bien. Lo que logra esta legislación es gravar la
ganancia por la mera tenencia de los bienes, pues su resultado no surge de operaciones
realizadas por el contribuyente. De por sí, esta pretensión es criticable, ya que los
precios pueden modificarse luego del cierre y la renta no generarse nunca.
A las demás actividades diferentes a la producción agropecuaria, se les permite valuar
sus bienes de cambio al cierre al precio de las últimas compras, con lo cual resulta
sencillo planificar y así evitar gravar una ganancia solo por tener bienes en existencia.
Que el resultado impositivo por tenencia esté alcanzado no es acorde a las bases
esenciales del IG, pues este tributo debería alcanzar solo aquella renta que sea
consecuencia de transacciones económicas.
Existiendo inflación y al no contemplarla para corregir ese resultado por tenencia, grava
además una renta inexistente, pues el aumento de precio del bien especifico (granos o
hacienda) no se compara con la inflación general acontecida en el período.
No debemos olvidar que la inflación es como el diablo, muestra las apariencias y
esconde las realidades.
En 1992, con motivo de la ley de emergencia pública que planteó la convertibilidad de
paridad de $ 1igual a 1 U$S, se justificó la prohibición de actualización en todos los
contratos y de todos los efectos económicos. Es por ello que, a partir del mes de abril, se
congelaron los índices que medían la desvalorización de la moneda y se dispuso un
coeficiente de inflación igual a 1. Ello tornó inocua la corrección por inflación de los
resultados impositivos.
Cuando en el año 2002 llegó la debacle económica, se tergiversó la relación de cambio
establecida diez años antes y en forma abrupta se produjo una distorsión manifiesta en
el poder adquisitivo de la moneda. Por lo tanto no es posible medir correctamente el
resultado impositivo y la moneda queda descalificada como unidad de medida.
Es indispensable como principio básico considerar la capacidad de contribuir de cada
contribuyente, y verificar entonces su realidad económica. Sin realizar los ajustes a las
cifras nominales, se producen virulentas distorsiones en la liquidación del IG. La
omisión de contemplar el efecto inflacionario se opone a la razonabilidad,
desnaturalizando la esencia económica y jurídica del impuesto. Así se aleja la estructura
tributaria del principio básico de equidad.
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La carga fiscal excesiva e improcedente, afecta también el derecho de propiedad.
La justicia convalidó la mayoría de los casos que han cuestionado la falta de corrección
por inflación del periodo fiscal 2002,pues allí la incidencia del IG distorsionado superó
la tasa del 60% sobre las rentas reales, declarando confiscatorio al impuesto.
Si el productor desarrolla la actividad en forma unipersonal se ve afectado fuertemente,
pues su renta que incluye el incremento de los valores de plaza de las existencias al no
permitirse corregir las cifras ante la existencia de una inflación profunda. Tampoco sería
acreedor de un mínimo no imponible acorde a los costos de vida, pues dicho valor ha
quedado estático en el tiempo.
El resultado es obvio, en estas condiciones se paga sobre una renta inexistente, ficticia,
lo cual torna ilegal el impuesto.
En el siguiente esquema se presenta un ejemplo de esta distorsión ante la falta de
aplicación del ajuste por inflación.
El caso presentado muestra que con un rodeo de 1000 cabezas de invernada habría que
pagar $ 560.000 más de lo que correspondería lógicamente. Ello así porque es ficticio,
injusto e irracional, ante la falta de actualización de las existencias.
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Hay una distorsión especial en los impuestos del agro que comenzó en forma
manifiesta en el año 2002, pero continúa en forma permanente. No se permite
actualizar el costo de los bienes utilizados en la producción cuando son vendidos, y así
se gravan resultados alejados de la realidad.
El ejemplo siguiente puede servir para mostrar la virulencia de esta inmoralidad.
Existiendo quebranto de esta operación en moneda extranjera de U$S 200.000, se
deberá abonar al Fisco casi $ 2.000.000. Esta situación no resiste ningún análisis y de
presentarse el caso será necesario, sin duda alguna, recurrir ante los tribunales.
Al impedirse su actualización, se desvaloriza la deducción de las amortizaciones por
desgaste u agotamiento de los bienes afectados a la producción. En los anticipos y pagos
a cuenta de todo tipo, se diluye su valor intrínseco ante su falta de actualización. Con los
saldos a favor sucede exactamente lo mismo.
Los quebrantos, al no ser actualizados, en una actividad cíclica reducen sensiblemente
su poder de compensación ante la inflación permanente que erosiona la moneda de
origen del mismo.
Es indispensable plantear los argumentos de manera ordenada y contundente para hacer
un planteo judicial de la cuestión. Corresponde demostrar la existencia de un perjuicio
manifiesto ante la falta de actualización del patrimonio y de los resultados impositivos.
Es necesario probar, mediante una pericia contable, el efecto producido por esa omisión
legal y la afectación de la propiedad privada por confiscación. En situaciones de esta
índole, resulta esencial demostrar la inequidad por no medir correctamente la capacidad
del contribuyente durante el período en cuestión.
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Se ha comprobado en varios pronunciamientos que el impuesto a las ganancias
representaba el 62% del resultado impositivo ajustado, siendo prueba ineludible,
incontrastable e irrefutable de la verdad de los hechos, que el mecanismo del ajuste por
inflación debe aplicarse para evitar la confiscatoriedad del tributo.
Las alternativas ante la justicia son:
1. Acción de amparo o acción declarativa de certeza.
2. Medida cautelar.
El organismo recaudador es un ente público cuyos actos gozan de la presunción de
legitimidad .Osea, que en principio, toda acción de la AFIP es legítima por naturaleza,
lo cual no debemos soslayar al momento de encauzar el reclamo o la defensa.
Existe una esperanza concreta, pues ante los niveles significativos inflacionarios
actuales y aquellos de10 años a esta parte, es posible el éxito antela justicia.
Es preocupante que no se contemple el efecto acumulado de varios períodos de 2003 a
la fecha, al medir la inflación en compartimientos estancos anuales.
11. Tratamiento en la venta de inmuebles rurales
Como ya hemos mencionado en Argentina los impuestos que recaen sobre el inmueble
rural dependen de variables como su destino, habitualidad en esas operaciones y en
especial quien sea el titular que realiza la venta de las tierras.
El desarrollo de la actividad agropecuaria puede ser realizada directamente por el
propietario del predio rural, disponiendo un contrato de arrendamiento o bien algún
contrato asociativo tal como la aparcería.
Si el dueño fuera una sociedad regular hay que considerar la teoría del balance y por
tanto el resultado de la transacción económica quedará alcanzado, formando parte de
los números impositivos determinados en la declaración jurada anual. Recordamos que
la tasa será del 35%. Ello se agrava por la imposibilidad de actualizar su costo en virtud
de interpretaciones fiscales vinculadas a la emergencia económica del año 1992.
Si en cambio el titular fuese una persona física habrá que analizar cuál fue la utilización
del campo en los últimos 2 años. Ese es el plazo por el cual el reglamento entiende que
de arrendarse o encontrarse inexplotado se habrá extinguido la existencia de empresa.
En tal sentido su venta quedaría fuera del ámbito del impuesto a las ganancias y estará
alcanzado por el impuesto a la transferencia de inmuebles con una tasa del 1,5% sobre
el precio de la operación. En este caso, se entiende que las ventas de las instalaciones
adheridas al suelo podrán amortizarse y su resultado también estará gravado por el ITI.
Entre ellos molinos, aguadas y alambrados.
La afectación de las tierras a un contrato de pastaje, capitalización de hacienda,
aparecería o cualquier otro acuerdo asociativo se considera que hay co-explotación del
tercero productor con el propietario.
Es decir que de estar afectado el inmueble al desarrollo de la actividad agropecuaria en
forma directa por el dueño o bien compartida con un tercero, en un periodo previo de
hasta 2 años antes de la venta, habrá empresa unipersonal y en consecuencia el resultado
obtenido estará alcanzado por el impuesto a las ganancias.
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Una discusión a nivel mundial y todavía no receptada por la legislación Argentina es la
relativa a permitir imputar un importe equivalente a la desvalorización de la tierra por
usar ciertas técnicas agronómicas que erosionan el suelo.
No existe ninguna normativa que permita su deducción, si bien esta receptado en la ley
para minas y bosques. Claro está que la tierra rural se degrada y que luego de varios
años seguro no tendrá la misma productividad que antes, más allá de la aplicación de
nutrientes artificiales para su recuperación.
Según las propias palabras de la Cra. Perla Olego, en su trabajo presentado en Jornadas
Tributarias luego publicado en la editorial La ley en el año 2005 “La degradación de la
tierra se produce por salinización, alcalinización, acidificación ante pérdida del
equilibro de la propiedades físico-químicas del suelo que lo hacen apto para el cultivo”.
El problema tal como plantea Olego, es que no deberían otorgarse beneficios
impositivos a aquellos contribuyentes que descuiden el suelo afectando los recursos
naturales de la Nación y de sus habitantes. El agotamiento no debe resultar un incentivo
para quienes provocan la pérdida de fertilidad por uso el de prácticas agronómicas
delesnables. Al contrario deben otorgarse estímulos fiscales a los productores que den
un uso racional a la tierra.
En nuestras jornadas tributarias de Mar del Plata del año 2007 el Dr. Gerardo E. Vega
ha realizado un análisis pormenorizado de esa temática a quien también remitimos para
profundizar esos conceptos.
IMPUESTO A LA GANANCIA MINIMA PRESUNTA (IGMP)
Existe en nuestro país un impuesto que resulta complementario del impuesto a las
ganancias. Se instauro en la Argentina y grava con el 1% los activos impositivos de una
empresa. Entre los sujetos están las sociedades, los fideicomisos y las empresas
unipersonales.
Los incrementos de las valuaciones fiscales en los últimos años en la mayoría de las
provincias produjeron un incremento relevante del IGMP.
A nuestro juicio es desacertado utilizar presunciones a los fines de liquidar impuestos,
pues se deben aplicar sobre los datos económicos reales. La base de cálculo de los
impuestos deben ser datos ciertos, y en el Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta
lejos está de cumplirse dicha premisa.
La justificación de los legisladores para sancionar este tributo, fue que para el
mantenimiento de los bienes es necesaria una rentabilidad empresaria mínima. Otra
motivación argumentada, es que esta carga fiscal ejerza presión para que los activos
improductivos se tornen productivos.
En el caso del agro, en ocasiones la ausencia de renta proviene de factores económicos y
financieros ajenos a la acción del productor. Las trabas a la exportación y otras
restricciones para el desarrollo de la actividad agropecuaria, incrementan los quebrantos
de muchos productores. Pretender gravar una supuesta renta, que puede o no existir,
solo se entiende un tributo de esta naturaleza si se reconoce la imposibilidad de
controlar a los contribuyentes.
En principio todas las empresas, personas físicas y sociedades, están obligadas al pago
de este impuesto. También se incluye a los fideicomisos domiciliados en el país.
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La base de cálculo para los residentes, lo constituyen todos los bienes que posean tanto
aquí como en el exterior. El elemento para presumir la ganancia, es el activo de la
empresa.
Las empresas que mantengan quebrantos por un periodo prolongado o que estén en
concurso o quiebra, podrían discutir en los estrados judiciales este tributo. Hay
antecedentes que lo respaldan. Hermitage SA y Diario Perfil S.A., ambos
pronunciamientos entienden que es inconstitucional cuando se demuestra la
imposibilidad de que los activos generen la renta presumida cuando en la realidad
nunca existió. No toda la doctrina acepta la conclusión de la CSJN.
Hay autores que opinan que con el IGMP existe una finalidad extrafiscal que justifica la
imposición, postura que no compartimos.
La compensación cruzada de pago a cuenta con el impuesto a las ganancias, es relativa.
Pues si bien se permite un traslado de ese crédito de impuesto por el IGMP durante 10
años, la imposibilidad de actualización del mismo desde el año 1992 torna en ilusoria
esa compensación en términos absolutos. Con el transcurso del tiempo se desvaloriza
fuertemente este crédito de impuesto.
En la actividad agropecuaria que es esencialmente cíclica, esta situación se presenta con
frecuencia dañando la rentabilidad que podrá obtenerse en periodos con beneficios.
Por su parte un tema relevante son los inmuebles rurales. Estos bienes están siempre
gravados en el IGMP. En consecuencia, los campos sufren una múltiple imposición al
estar alcanzados por el impuesto inmobiliario (impuesto provincial), por las tasas viales
o de conservación de caminos (impuesto municipal) y por el IGMP (impuesto nacional),
en los casos que la empresa no determina el IG.
El inmueble rural es el principal bien alcanzado por este tributo.
Su valuación resulta de comparar el importe de adquisición de la tierra rural
permitiéndose deducir un 25% del valor de la tierra libre de mejoras, es decir de la base
imponible para el pago de impuestos inmobiliarios o $ 200.000 el mayor de ambos. Su
valor mínimo debe ser la valuación fiscal.
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En caso que los propietarios de las tierras rurales sean sujetos Monotributistas, como
abonan una cuota mensual quedan fuera del IG y al ser el IGMP complementario de
aquél, tampoco deberá afrontarse.
Los sucesivos aumentos de las valuaciones fiscales de las tierras por parte de las
provincias, han influido en el incremento de la valuación definitiva de los inmuebles
rurales.
La hacienda vacuna, sementeras y cereales, se deben valuar en función de las normas
vigentes del impuesto a las ganancias al cierre del ejercicio comercial.
Quedan fuera de este impuesto los bienes de uso nuevos para incentivar la producción.
Quedan entonces excluidos del impuesto las maquinarias cuando sean nuevas y se
hayan comprado en el ejercicio fiscal de la liquidación y en el anterior. No se
contemplan en dicha exclusión a los automóviles.
Está permitido considerar a los reproductores como bienes de uso adquiridos y por tanto
aquellos comprados en los últimos 2 periodos no tributan este impuesto.
Tampoco se gravan las inversiones en la construcción o en las mejoras de nuevos
edificios que se usen en la producción rural y que se hayan sido realizadas en los dos
últimos años.
IMPUESTO A LOS BIENES PERSONALES
En Argentina rige actualmente el impuesto a los bienes personales que afecta al
patrimonio de las personas. Su falencia más grande es que no contempla las deudas del
contribuyente. Antes estaba vigente el impuesto al Patrimonio Neto desde el año 1975,
que era más razonable.
Este impuesto sirve como instrumento de control para evitar fraudes en otros tributos.
Existe un contrasentido al incentivar el ahorro popular y a la vez castigar el patrimonio
acumulado, de los bienes adquiridos con fondos que en su oportunidad afrontaron el
impuesto a las ganancias. Se estimula así el gasto de la persona en bienes de consumo,
retrasando la capitalización.
Solo debería aplicarse una alícuota ínfima a los fines de utilizar la información de este
tributo para controlar el impuesto a la renta.
A los fines de conocer quien debe tributar sobre el respectivo bien en una sociedad
conyugal, no interesa a nombre de quién se encuentra registrado el bien, sino el origen
de los fondos utilizados para su adquisición.
Es un impuesto que se aplica a las personas radicadas en la Argentina, con
independencia de su nacionalidad. Debe incluir en su liquidación anual los bienes que
estén radicados en nuestro país y también los que el contribuyente posea en el exterior.
En cambio, los residentes en el exterior solo deben liquidar y pagar el impuesto por los
bienes que posean en la Argentina, lo que harán a través del “responsable sustituto.”
Es una foto de todos los bienes valuados al 31 de diciembre de cada año,
correspondiendo su pago a partir del mes de abril. Los residentes en Argentina se les
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permite considerar como mínimo no sujeto a impuesto un monto de $ 305.000, pero si
la valuación de sus bienes lo supera se paga sobre el total. De superar ese valor, se
aplicará la alícuota a partir del 0,5% sobre el total y se abonará un impuesto mínimo de
$ 1.525. La tasa máxima llega al 1,25% cuando el valor de los bienes supera 5.000.000
(a cotización oficial de diciembre de 2014, equivalente a U$S 574.000).
La alícuota aplicar del impuesto sobre los bienes personales sobre la valuación de los
bienes gravados, es progresiva del 0,5% al 1,25% desde el año 2007.La inequidad es
manifiesta cuando alcanza un determinado umbral de tasa, pues la misma se aplica para
el total de sus bienes. Es decir, en el fondo es una progresividad mal entendida.
Si el contribuyente tiene bienes en el exterior, estos se incluirán en la liquidación y se
permitirá el pago a cuenta de impuestos similares abonados en otros países.
Es obligatorio el pago de 5 anticipos a cuenta del año siguiente del 20 % cada uno, que
son liquidados en la base del impuesto del año anterior. En caso de estimarse una
disminución del valor de los bienes para el próximo cierre, se podrá presentar ese
cálculo ante la AFIP, para reducir el monto de los anticipos. En los últimos años el
fisco no siempre toma debida nota de nuestra presentación, y AFIP aplica intereses por
la diferencia entre el valor original de los anticipos y los nuevos reducidos. Ello implica
una presentación especial acompañada de una proyección para demostrar al fisco dicha
circunstancia.
Los sujetos que residen en el exterior tienen gravados los bienes ubicados en Argentina
con una tasa directa del 1,25 %, sin consideración de monto mínimo. Esta figura queda
excluida de la obligación de pago de anticipos.
Cualquier persona que sea titular de un inmueble rural - residente aquí o en el exteriortendrá exento el inmueble rural por ley. Dicho bien esta siempre gravado por impuesto a
la ganancia mínima presunta.
Sin embargo se discute aun hoy dicha eximición del impuesto.
El Fisco interpreta que la exención del inmueble rural depende del destino que le
demos. Entonces, la AFIP considera exentos exclusivamente a los campos arrendados o
inexplotados. En cambio, si el propietario los trabaja en forma directa o por una
sociedad de hecho integrada por él, el fisco entiende –a nuestro criterio erróneamente–
que están gravados. En nuestra opinión, el inmueble rural propiedad de una persona
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física siempre está exento del IBP y gravado en IGMP, así fue la conclusión de la causa
Mollaro, José Luis del Tribunal Fiscal de la Nación del 17/5/2012.
El 18/3/2013 el TFN reforzó los conceptos sobre la exención del inmueble rural en la
causa Gaviglio, Hilario José.
En la única causa que el TFN dictó sentencia en contra de contribuyente fue el Camilo
Gonzalez Sala C 14/4/09 que se exigió el pago del impuesto sobre los bienes Personales
por los inmuebles rurales cuando estén afectados a una empresa unipersonal.
El propio dictamen de la AFIP en una maraña de afirmaciones dice “ se encuentran
fuera del amito del impuesto sobre los Bienes Personales los inmuebles rurales que
integren el activo de explotaciones unipersonales que hayan sido afectados por sus
titulares al patrimonio de sociedades de hecho, o los inmuebles inexplotados o cedidos
en alquiler”.
Luego el fisco en una nota externa dice quedarían gravados cuando integran una
sociedad de hecho o empresa unipersonal.
La confusión e inseguridad jurídica es mayúscula e inaceptable.
La opinión del fisco no está sustentada en una norma legal. No es posible concluir
acerca de la gravabilidad recurriendo al reglamento de otra ley como IGMP que no
resulta supletoria además de Bienes Personales. En definitiva no se está respetando el
principio de legalidad.
La gravedad es de tal magnitud ante la pretensión del Fisco, que de gravarse el
Inmueble rural en IBP no será posible deducir el 25% de su valuación fiscal, concesión
permitida en el IGMP.
Con la interpretación del fisco, quedaría alcanzado el inmueble rural para quienes
desarrollen la actividad con tierras propias bajo forma de empresa unipersonal. Su carga
fiscal se verá incrementada fuertemente por los últimos aumentos de las valuaciones
fiscales, siendo ese el valor mínimo a computar. Ello impulsará la alícuota a mayores
porcentuales que se aplicará también a todos los demás bienes del productor. Esta
discriminación no está contemplada en la ley y está alejada de una interpretación
razonable.
Ante esta disyuntiva corresponde solicitar al profesional asesor un informe sobre los
justificativos para dejar fuera del alcance de este impuesto a todo inmueble rural, con
independencia de su destino.
Hay jurisprudencia favorable al contribuyente, pero no resulta definitiva aún y en caso
de ser discutido por la AFIP con un ajuste, deberá defenderse ante la justicia.
Nuestras jornadas tributarias del año 2004 concluyeron que:
1. La ley IBP debe reflejar en forma univoca en su texto el espíritu del legislador,
que trató de evitar la doble imposición.
2. Precisar en el IBP el tratamiento que corresponde a las sociedades de hecho e
irregulares introduciendo una definición precisa del concepto actividad
agropecuaria en virtud de su condición de civil.
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IMPUESTO A LA PARTICIPACION SOCIETARIA
Si el campo está a nombre de una sociedad regular deberá liquidarse el llamado
“impuesto a la participación societaria” cuya tasa es del 0,5 % del patrimonio neto
contable. La valuación aquí dependerá de lo registrado contablemente sin considerar la
valuación fiscal. En este caso no existe discusión alguna y el valor contable registrado
del inmueble rural integra el patrimonio de la entidad.
De ninguna forma influye la valuación fiscal de las tierras rurales en este tributo.
Las sociedades comerciales siempre abonarán el impuesto a la participación societaria
del 0,5 % y reclamarán su parte a los socios, es decir que repercutirán sobre el bolsillo
de los dueños. Los socios están exentos del IBP sobre su participación societaria, pero
deben informarla al Fisco.
Por su parte el valor de los bienes que integran una sociedad de hecho agropecuaria, al
tratarse de actividad civil, forma parte de los bienes gravados por el IBP. En nuestro
criterio el inmueble rural no debe ser considerado integrando este patrimonio
alcanzado.
Por su parte, los administradores de un fideicomiso, serán responsables de ingresar el
IBP con una tasa directa del 0,5 %. Luego le reclamarán a los beneficiarios aportantes
su proporción correspondiente, es decir afecta el bolsillo de quien tiene el retorno sobre
el beneficio que distribuye el fideicomiso.
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