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Tesoro de la Juventud
RECURSOS PARA LOS CASOS
APURADOS
2003 - Reservados todos los derechos
Permitido el uso sin fines comerciales
Tesoro de la juventud
RECURSOS PARA LOS CASOS
APURADOS
Del libro de los juegos y pasatiempos
TODO muchacho que desee obtener buen éxito en sus empresas debe contar siempre con
recursos especiales, para los casos apurados, que nunca faltan en la vida. Hay muchas
cosas que puede hacer un niño durante un día de campo, que le servirían aún si se
dedicase enteramente a la vida campesina.
LLEVAR AGUA
Hay diferentes maneras de transportar agua de un sitio a otro, cuando no tenemos ni
cubos, ni cántaros, ni otras vasijas necesarias para el caso. Una bolsa de paño, untada de
grasa en su parte exterior, se hace impermeable después de haber sido sumergida en el
agua durante algún tiempo. Una cesta con un hule dentro hace las veces de cubo;
igualmente sirve, si se tiene a mano, una cáscara de coco. Recordemos también, si
trasladamos agua en cubos, que un poco de hierba echada en el agua impide a ésta
derramarse. Del mismo modo pude usarse un puñado de hierba, o bien un trapo muy
engrasado, para tapar un agujero de una vasija cualquiera.
PARA ENCENDER FUEGO
Claro está que teniendo cerillas, esto es muy fácil; pero puede suceder, si sopla el viento,
que se nos acaben los fósforos antes de haber encendido el fuego. En estos casos es muy
conveniente ponerse un abrigo encima de la cabeza y tener ya preparada la leña, de modo
que podamos encender el fósforo a pesar del viento, y para mayor seguridad, tendremos
preparado también un puñado de hierba seca, donde fácilmente prenderá la llama de la
cerilla.
Los fósforos de madera no son muy convenientes en el campo, cuando hace aire. Para
encender un fósforo, si no tenemos donde frotarlo, puede rasparse su cabeza con la uña o
con un cortaplumas.
EL COMBUSTIBLE
No ha de sernos siempre fácil encontrar buenos troncos para quemar, y al efecto, es
conveniente conocer todas las materias que sirven al viajero para hacer leña. Los huesos
de los animales muertos son un buen combustible, sobre todo siendo frescos, de modo
que los mismos huesos de la carne que se come pueden añadirse al fuego y arderán con
facilidad. También, en casos apurados, puede ser usado el estiércol del ganado, si es seco.
Si estamos cerca de un lago, echaremos mano de las algas secas, aunque éstas no ofrecen
una alegre llama. Si contamos con buena leña, nos serviremos de dos o tres troncos,
colocándolos en la forma que puede verse en el grabado. A medida que se van consumiendo, se les empuja más hacia el fuego y así es mayor su duración.
EL DESCANSO DURANTE UNA TEMPESTAD
Si nos cansamos en plena excursión y necesitamos reposo, cuando sopla desencadenado
el viento, y no tenemos donde guarecemos, no cometeremos el error de sentarnos bajo un
árbol, que podría ofrecernos techumbre, pero que no tiene paredes. Lo que se necesita es
una pared precisamente, aunque sólo tenga medio metro de altura.
Si no halláramos esa pared, podemos improvisarla con un montón de piedras, o bien
cavar una trinchera o meternos en un agujero natural, si lo hubiese. La vecindad del árbol,
cuando el viento es fuerte, resulta peligrosa. Obsérvese que en los campos de trigo,
cuando ha cesado el viento, el trigo que está junto al árbol aparece abatido, mientras el
otro se mantiene firme.
También debe saberse, para dormir al aire libre, que se sentirá menos frío si el cielo está
encapotado que si estuviera sereno, pues las nubes sirven de techumbre. En las llanuras
arenosas, muchos viajeros usan el procedimiento de cubrirse de arena todo el cuerpo y de
este modo se abrigan. Otro tanto se hace en los países nevados con la nieve. La nieve es
un excelente abrigo.
UN COLCHÓN SENCILLO
Sin embargo, siempre que tengamos que dormir al aire libre, nos proveeremos de algo
que haga las veces de colchón; pues, de lo contrario, la parte de nuestro cuerpo que
estuviese en contacto con la tierra se resfriaría. Podemos imitar a los pájaros, que hacen
su nido con herbaje seco, hojarasca, plumas, virutas, papel, etc. Si el suelo fuese muy
húmedo podremos improvisar un lecho de piedras o de troncos.
PARA COMER CÓMODAMENTE
NO teniendo en el campo muebles ni cosa parecida, a la hora de comer podemos cavar
una trinchera y así tendremos mesa y sillas; pues estando sentados a un borde, ron las
piernas colgando en el hueco, el otro borde nos servirá de mesa admirablemente y
estaremos más cómodos que sentados a la manera oriental o sobre un montón de piedras.
A no disponer de tiempo para cavar la trinchera, nos serviremos de un montón de troncos
y hojarasca, que también puede ofrecer un asiento cómodo.
Para hacer un buen fuego con trocos
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W. M. JACKSON, INC., Editores
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