El tío Ratero se reclinó, aplastó una oreja contra el suelo y auscultó

Anuncio
El
tío Ratero se reclinó, aplastó una oreja contra el
suelo y auscultó insistentemente las entrañas de la tierra. Al
cabo se incorporó, apuntó con el pincho de hierro la hura
junto al cauce y dijo:
-Aquí la hay.
La perra agitó el muñón y olfateó con avidez la boca de la
hura. Finalmente se alebró, la pequeña cabeza ladeada, y
quedó inmóvil, al acecho.
- Ojo, chita-dijo el Ratero y de un solo golpe hundió el
pincho de hierro a un metro de la ribera.
La rata cruzó rauda junto al hocico del animal,
escabulléndose, con un rumor de hojarasca, entre los
carrizos resecos de la orilla.
El Nini voceó:
-¡Hala con ella!
Miguel Delibes – Las ratas
Descargar