El Periodismo Lomense

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Centro de Investigaciones Territoriales y Ambientales Bonaerenses
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El Periodismo
Lomense
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POR ALBERTO FORTASSIN
D
UCO EN AÑO BISIESTO
Fue año bisiesto, pero el Tte. Cnel. Tomás A. Ducó no era supersticioso, y precisamente en la noche del 29 de febrero de 1944, la zona céntrica de Lomas de Zamora se vio
convulsionada al convertirse de la noche a la mañana en escenario de un conato de revolución
llevada a cabo por efectivos del Regimiento 3 de Infantería comandados por el ya mencionado
Teniente Ducó. A partir de esa medianoche, los soldados fuertemente armados y en gran número, tomaron posiciones en un amplio radio del centro de Lomas, lo que hizo que la poblaciónalertada boca a boca-se lanzara a las calles para conocer detalles de lo que estaba sucediendo.
Fue así que la avenida General Rodríguez(hoy Hipólito Yrigoyen) entre Laprida y Sáenz, se llenara
de gente ávida de información, aunque todos sin excepción quedaran defraudados por el secreto que rodeaba al operativo militar, en el cual se veían gruesos cañones y múltiples fusiles y
ametralladoras, los que lógicamente infundían un gran respeto y mucho temor.
Apenas iniciada la mañana del 1º de marzo, se supo que el Tte. Cnel. Ducó se había sublevado
contra el gobierno nacional, aprovechando su cargo de Jefe del Regimiento 3 de Infantería,
cuyas fuerzas eran las que estaban ocupando militarmente Lomas de Zamora.
También se supo que el entonces Ministro de Guerra, Cnel. Juan Domingo Perón, ya estaba
al tanto de lo sucedido y había dispuesto medidas rápidas para abortar el intento de Ducó,
mientras el grueso de la tropa acantonada se encontraba aguardando órdenes en el amplio
predio de Santa Catalina.
En la noche se había escuchado el rugir de motores de aeroplanos y se advertían bengalas
que caían por toda la zona, iluminando el escenario y posibilitando tomar calles del poderío
de la sublevación. Con las luces del día llegaban a Lomas nuevos contingentes de soldados,
transportados en ómnibus y camiones, los cuales se sumaban a los sediciosos.
Dos cañones se emplazaron en General Rodríguez y Boedo, y otros dos antiaéreos en el patio
de gimnasia de la Escuela Nº 1 (a los fondos del Diario La Unión). Asimismo, eran tomados los
edificios de la Municipalidad local, de la Escuela Nº 1, y la iglesia parroquial, y poco a poco
corrían igual suerte todos los edificios particulares y casas comerciales circundantes de la Plaza
Grigera. Ya eran las 8 de la mañana cuando trascendió que Ducó tenía la pretensión de reponer
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conforme con el comportamiento y la disciplina demostrada por sus tropas. Y nada más.
A las 9 hs, el Cnel. Perón estaba en Lomas de Zamora,
donde certificó lo ocurrido y visitó la seccional de policía,
para retirarse luego a la Capital Federal a bordo de un automóvil con patente 94516, que partió desde la intersección de Rodríguez y Sáenz. Se supo después, que 2.500
hombres del Regimiento 3 de Infantería, no se plegaron
al movimiento subversivo, y permanecieron en Santa
Catalina sin prestar apoyo alguno a la tropa que había copado el centro de Lomas.
NUEVO TEMPLO CATOLICO
Corría el mes de marzo del año 1944, cuando en la calle Simón Bolívar 850 -la antigua Quinta de Merlo- quedó
inaugurado y bendecido el nuevo templo y noviciado de
la Inmaculada Concepción, acto que contó con la presencia del interventor federal de la Provincia de Buenos
Aires, Dr. Julio Oscar Ojea, de su esposa María Angélica
Quintana (ambos padrinos de la ceremonia) y del titular
del Arzobispado de La Plata, Monseñor Juan Pascual
Chimento, quien tuvo a su cargo la bendición de las flamantes instalaciones.
Hablaron la Reverenda Madre Francicini y Monseñor
Chimento, y luego las autoridades fueron agasajadas con
un lunch, oportunidad en que usó la palabra la presidenta
de la Asociación de Ex Alumnas del Colegio Inmaculada
Concepción de Lomas de Zamora, señorita Isabel Iriarte.
al frente del gobierno nacional al Gral. Pedro Pablo Ramírez,
quien había sido desplazado por el Gral. Edelmiro J. Farrell.
Se calculaba allí que los efectivos al mando de Ducó sumaban unos 1.500 hombres bien equipados, y que habían
recibido la orden de resistir cualquier intento por parte del
gobierno, en tanto la población agolpada en las calles afectadas, era advertida para que retomase a sus casas, ya
que los choques armados eran inminentes.
Empero, eran las 7:55 hs, cuando imprevistamente el Tte.
Cnel. Tomás Ducó reapareció dando órdenes para que
la tropa a su mando se aprestara a retirarse, lo que se
cumplió de inmediato, replegándose los soldados hacia las
calles Rodríguez y Boedo. Poco más tarde llegaba rápidamente un automóvil que conducía al Cnel. Sarmiento, ante
quien Ducó rindió su espada luego de estrecharle la mano.
En breve diálogo con los periodistas de La Unión, Ducó dijo
que todo se trataba de “un malentendido” y que estaba
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EL PERIODISMO
Lomas de Zamora ha tenido, a través de más de un siglo,
muchos y excelentes periodistas, como ha tenido también,
en una grata reciprocidad, multitud de buenos lectores y
seguidores. Es decir que la vida periodística y pueblerina
del distrito, se ha desenvuelto en un marco cordial, con
una tácita amistad entre quienes ofrecían su trabajo a través de las páginas diarias, y los que recibían, compartían
y valoraban esa difícil tarea.
Pero nos limitamos en esta nota a determinados años, una
época en que podríamos llamar de oro, y que se extiende
desde finales de 1930 hasta mediados de la década del
´50. En ese tiempo Lomas contaba con varios periódicos
que llegaban invariablemente a todos los hogares, encumbrados o modestos, llevando sus noticias –gratas o
no- marcando opiniones diversas, dando consejos o amenizando con sus páginas la rutina común. Había personas
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que no dejaban sus casas para dirigirse a sus ocupaciones, sin antes ojear “su diario”, sin saber lo que estaba
pasando en ese momento y lo que había sucedido horas
antes en su propio pueblo y entre sus vecinos. Sobre todo
las mujeres, siempre ávidas de la nota social, buscaban en
el diario local para enterarse de los próximos casamientos, de los natalicios, de los compromisos matrimoniales, y
también de algo menos grato: los fallecimientos…
El diario (no importa su título o raíz política) llevaba hasta
los hogares todas esas noticias que hacían a la vida diaria
y que eran absorbidas íntegramente por las amas de casa,
los niños, y los hombres, y que luego eran comentadas en
el barrio, en el taller, en la oficina o en la escuela. ¿Quién,
de cuantos hoy pintan canas, no corría a buscar el diario
para saber qué película daban en el Cine Avenida, en el
Coliseo o en el Español? ¿Cuántos pueden afirmar que
jamás recurrieron al diario para saber dónde y cuándo jugaba su equipo favorito, durante las décadas del 40 y 50?
Los diarios eran imprescindibles, y también los periodistas, los que estaban allí en sus lugares de trabajo para
elaborar ese manojo de hojas de papel que llevaba en su
seno la información requerida por miles y miles de personas. Así en el tiempo de que hablamos, estaban el DIARIO
LA UNIÓN, con su bagaje de años y sabiduría y sus hábiles
hombres de prensa; estaban los diarios LA PROVINCIA, LA
COMUNA y EL HERALDO, estos dos últimos con su conocida carga política, pero igualmente apreciados y leídos
con no poca atención y respeto.
Y había nombres como Lolo Delboy, Héctor Millán, Saverio
Iozzi Massini, David Wosco, Juan Antonio Gritta, Luis
Legnani, Juan Natero, Julio Arín, por citar tan solo algunos, en tanto a finales de aquel tiempo hacían sus primeras armas en el periodismo hombres cuyos nombres
aún perduran por sus magníficas trayectorias personales,
entre ellos Dante Masiero, Alberto Fortassin, Carlos Gulla,
y Oscar Padrón, todos ellos vinculados por largos años al
diario La Unión.
ALGO MAS SOBRE EL MONUMENTO AL GRAL.
SAN MARTIN EN LA PLAZA GRIGERA
Para la erección del monumento en honor del General
José de San Martín, que podemos admirar en la Plaza
Victorio Grigera de Lomas de Zamora, se necesitó una
Ordenanza Municipal y luego la creación de una Comisión
Pro Monumento, que desarrolló con eficacia su cometido
bajo la presidencia del señor Venancio Minondo. Tras muchos trámites, reuniones, discusiones y resoluciones, esta
Comisión concretó su labor en el curso de un encuentro
efectuado el 23 de diciembre de 1944, en presencia de
numerosos representantes de entidades locales invitadas,
siendo su propósito determinar en forma definitiva la adjudicación de la obra, siempre siguiendo los lineamientos
básicos de la Ordenanza Municipal Nº 1346, cuyas condiciones fundamentales eran estas:
Que el artista fuera argentino y que la figura ecuestre del
Libertador fuera original y no copia de los ya existentes
en el país.
Se presentaron varios artistas y empresas y las propuestas fueron las siguientes:
1. Arquitecta Olga Alzuarena, estatua de bronce, copia de
la ubicada en la Plaza San Martín de Capital Federal, con
pedestal de mármol. Su costo $ 98.749.2. De la misma persona, con pedestal de piedra blanca al
precio de $ 2.369.3. Escultor José S. Chérico, pedestal de granito de San
Luis y estatua de bronce original, por el valor de $ 82.000.4. Del mismo escultor, con pedestal de granito gris a $
77.000.5. Escultor Luis Brunnis, monumento con pedestal revestido en mármol y estatua de bronce original a $ 55.000.6. De las empresas Radaelli y Nanni, ofertando estatua
copia de la de Capital Federal y pedestal de piedra Mar del
Plata, a un costo de $ 97.000.7. Escultor Ángel Eusebio Ibarra García, con pedestal de
mármol y estatua de bronce original, con una altura de 17
metros, a $ 97.000.8. Del mismo escultor, con una altura de 14,50 metros y
un costo de $ 93.000
9. Del mismo Ibarra García, pero con altura de 11,50 metros, a $ 58.000.Considerando todas estas ofertas y teniendo en cuenta las
especificaciones de la Ordenanza 1346 ya aprobadas, la
Comisión Pro Monumento decide eliminar los proyectos
de Olga Alzuarena y de Radaelli y Nanni, por tratarse de
trabajos no originales. También se rechazan los de Luis
Brunnis y José Chérico, el primero por ser extranjero y el
segundo por su alto costo. Quedaban entonces tres ofertas de Ángel E. Ibarra García, siendo descartadas las dos
primeras por escapar del presupuesto, y aceptándose la
tercera (monumento de bronce y pedestal de granito con
una altura de 11,50 metros) a un costo de $ 58.000.
Esta aceptación se hizo con el voto unánime de los presentes, y haciendo la salvedad de que Ibarra García debía considerar algunas modificaciones a sugerir por la
Comisión.
Igualmente, se hizo constar que el trabajo debía estar terminado para el 31 de julio de 1945 para poder ser inaugurado a mediados de agosto del mismo año
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