h. pedro damian - Maristas Norandina

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H. PEDRO DAMIAN
Nació Paul Antoine Bonnet el 20 de junio de 1865, en un barrio de la ciudad de Nyons, Drôme. El 2 de abril de 1879 ingresó al juniorado de Saint Paul y un año después, al
noviciado en el mismo lugar. Revistió el Hábito Marista en la Fiesta Patronal del 15 de
agosto de 1881 con el nombre de Fr. Pierre Damien.
En 1886 tomó parte en el retiro preparatorio a la Profesión Perpetua y se consagró
definitivamente a Dios. En 1891 inicia su trabajo de formador en Saint Paul como
profesor en el noviciado y luego en el juniorado de Mataró. Un año en cada lugar.
Tenía treinta años y se hallaba en la plenitud de la vida, cuando fue nombrado maestro
de novicios en Canet de Mar durante 4 años. Con este cúmulo de experiencias, fue
llamado al Segundo Noviciado. Aquí, el H. Bérillus les hablaba con entusiasmo de las
nuevas misiones; les hacia gustar sabrosos plátanos llegados de Colombia . Al H. Pedro
Damián en particular, le hablaba del Caquetá en Colombia, a donde pensaba enviarlo.
Pero finalmente, fue para iniciar la obra marista en Guadalajara, en Jalisco, en México,
que fue escogido.
Solemne y emotiva resultó la ceremonia de despedida en Vich, en Saint Paul y en Saint
Génis. En esta última, el orador les expresó: "Noé soltó del arca una paloma que luego
regresó trayendo en el pico un ramo de olivo. Ustedes, Hermanos que van a México,
lleven también un ramo de olivo. Plántenlo en tierra mexicana, que allí arraigue y llegue
a ser un árbol corpulento cuyas ramas lleguen a cubrir toda la República Mexicana."
Llegaron a Guadalajara el 21 de julio. Después de una cálida recepción, quedó
constituida la primera comunidad marista en la patria Mexicana: Hnos. Pedro Damián,
Filogonio y Anselmo: 36, 22 y 20 años. En casa, los Hermanos vestían su Hábito
religioso y en la calle, la capa madrileña cubría esa indumentaria.
El 20 de agosto se abrió el Colegio de La
Inmaculada Concepción con 30 o 40 alumnos, en
la Avenida Alcalde 2. El Diario local publicó:
"¡Han venido a salvar a nuestros hijos. Benditos
sean!" El año terminó con un centenar.
En el mes de junio de 1903, el H. Pedro Damián
recibió obediencia de fundar un nuevo colegio en
San Cristóbal Las Casas, en Chiapas. El viaje
duró 18 días, en tren, en malos caballos, en
carreta y con las penalidades causadas por la
plena temporada de lluvias.
Permaneció en Chiapas cuatro años, hasta 1907 en que recibió una nueva obediencia:
"Lo mando a Jacona para qué la llene de buenas vocaciones." Al mismo tiempo, esto
implicaba la Dirección de la Casa Provincial.
“Cada tres o cuatro meses, hacia una salida de un mes por las poblaciones de Jalisco y
Michoacán. Juntaba un grupo de niños algo escogidos, los catequizaba y les daba un
tiempecito para decidirse. Luego juntaba a los que se animaban; tomaba informes y...los
admitía o no. Todavía les dejaba otro tiempecito de prueba y los que perseveraban, los
llevaba a Jacona."
Al cabo de pocos años. Logró organizar un juniorado con 50 o 60 juniores y un
noviciado de 20 postulantes y novicios. El escolasticado se organizó también, con un
número regular de Hermanitos.
Pero llegó la hora de la cruz. La revolución triunfante llegó a Jacona y clausuró la obra,
en 1914. El H. Pedro Damián, como Director General, proveyó a que todo saliera menos
mal. Los Hermanos mayores y en formación se reagruparon en Tlalpan. Los juniores
fueron devueltos a sus casas.
En cuanto amainó la tempestad revolucionaria, el H. Pedro Damián con el H. Valerio, se
dieron a la tarea de reunir a las ovejas dispersas. Tras los acontecimientos anteriores,
el H. Pedro Damián se recogió en La Quinta Soledad. Aquí, en un tiroteo entre villistas y
zapatistas, una bala se incrustó en la puerta, poco más arriba de su cabeza. Dando
gracias a Dios, comentó luego sereno: "¡La ventaja de ser chaparro!"
Con 60 años, se recogió en la Quinta Soledad. En 1931, celebró sus Bodas de Oro y
diez años después, las Bodas de Rubí. Siéndole ya imposible el trabajo de promotor
vocacional itinerante, se dedicó al cultivo de la huerta y de hermosas flores en los
jardines.
En 1949 se celebraron las Bodas de Oro de la Provincia y el H. Pedro Damián, tenía
entonces 84 años. Rodeado de la veneración y del cariño de todos los Hermanos,
continuó en el silencio y en el trabajo su acción de gracias.
En 1955, la gloriosa beatificación del P. Champagnat puso el colmo a la felicidad de su
fiel, generoso y celoso discípulo. Ese fue también el año de su llamado a la
recompensa.
Aunque cargado de años, sordo y ciego en alto grado, seguía dirigiendo el cuidado de
sus flores. Ninguna enfermedad grave hacía presagiar su fin. Murió como había vivido,
discretamente, sin llamar la atención. El 26 de octubre de 1955 a los 90 años, 56 de
ellos en México.
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