Res. 274 f. 364 t. 3 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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Resolución N° 274 – F° 364 – T° 3
En la ciudad de Santa Fe, a los 12 días del mes de Setiembre del año dos mil seis,
se reunió en Acuerdo Ordinario la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo
Civil y Comercial de Santa Fe, integrada por los Dres. Raúl J. Cordini, Juan Carlos
M. Genesio y Edgardo I. Saux para resolver el recurso de apelación extraordinaria
interpuesto por la parte demandada contra la sentencia dictada en fecha 17 de mayo
de 2002 (fs. 406/439) en los autos caratulados “ROBLEDO DANIEL ALBERTO
C/ BARCELÓ RICARDO CIRILO S/ INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y
PERJUICIOS Y DECLARATORIA DE POBREZA” (Expte. Sala I N° 104 –
Año 2006. Acto seguido el Tribunal estableció el orden de votación conforme con el
estudio de los autos -Dres. Cordini, Genesio, Saux- y se planteó para resolver las
siguientes cuestiones:
1era.: ¿Corresponde la apertura de la instancia?
2da. : ¿Encuentran sustento las causales de impugnación invocadas?
3era.: En consecuencia ¿qué pronunciamiento corresponde?
Determinado el orden de votación en cuya virtud éstos pasan a estudio a la
primera cuestión, el Dr. Cordini dijo:
Por resolución dictada el 6 de abril de 2006 (fs.597 y sgtes.), la Sala II de la
Camara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, estimando en una valoración
provisoria que se daba la presencia de una conexión mínima entre alguna de las
razones invocadas como descalificatorias del fallo del Tribunal Colegiado que
afectaría la legalidad de la decisión, dispuso conceder el recurso de apelación
extraordinaria interpuesto por el demandado y la remisión de las actuaciones a esta
Sala I para su juzgamiento.
Si bien dicho resolutorio no especifica en qué parte de la decisión impugnada
se encontrarían presentes alguna de esas causales, teniendo en cuenta lo decidido
con anterioridad por esta Sala cuando nulifica la sentencia del tribunal de origen, y
su confrontación con lo resuelto en la dictada por el nuevo tribunal, llevan a
considerar procedente la apertura de la instancia.
Por ello, voto por la afirmativa.
Los Dres. Genesio y Saux expresaron, a su vez, iguales razones en parecidos
términos y votaron, por lo tanto, afirmativamente.
Propuesta la segunda cuestión, el Dr. Cordini dijo:
Promovida demanda de indemnización de daños y perjuicios por parte de
Daniel A. Robledo en contra de Ricardo C. Barceló, a la que luego se acumula la
acción que por el mismo motivo -fallecimiento del hijo menor de edad en el
accidente acaecido el día 23 de julio de 1993 cuando se conducía al volante del
Peugeot 405 siniestrado el hijo del accionado al que acompañaban otros dos
menores además de la víctima mortal-, inicia la madre Graciela M. Milano de
Robledo (fs.178), una vez tramitado dicho proceso, a fs. 266/279 se dicta sentencia
condenatoria siendo concedido recurso de apelación extraordinario por el propio
tribunal, la que es anulada por esta Sala a fs.362/367, mandando el dictado de un
nuevo pronunciamiento.
Es así que cumplidos los actos procesales previos, en fecha 17 de mayo de
2002 (fs.406/339), el Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual N°1
dicta nueva sentencia haciendo lugar parcialmente a la demanda.
Considera el fallo mencionado que no se encuentran controvertidas las
circunstancias de hecho que marcan el accidente y su resultado luctuoso, y agrega
que las actuaciones penales culminaron con la imputación como autor plenamente
responsable de homicidio culposo del hijo del demandado, por lo que es aplicable lo
dispuesto por el artículo 1102 del Código Civil, no siendo posible volver a discutir
el hecho principal ni la culpa del condenado, pudiendo sí analizarse civilmente la
intervención de la víctima.
Según el fallo, la parte actora demanda a Barceló con fundamento en que
debe responder por la conducta del hijo, independientemente de que el menor haya
conducido el vehículo con o sin la autorización paterna, encuadrando
normativamente la acción en la responsabilidad del padre por el hecho de los hijos
contemplada en el artículo 1114 del Cód.Civil., y agrega que sin embargo cuando se
funda la demanda en las disposiciones legales de aplicación se mencionan los
artículos 1109, 1113 y 1078 del Código Civil, considerando que no obstante que la
demanda no diga que se acciona en función del art. 1113, igualmente esa cita obliga
a analizar si el hecho puede estar comprendido en esa disposición.
En virtud de esa mención del artículo 1113 efectuada en la demanda, el
Tribunal Colegiado entra a analizar que el vehículo constituye una cosa riesgosa, lo
que posibilita que el actor solo tenga que demostrar el hecho, el daño y el nexo
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causal, y que el demandado para eximirse total o parcialmente de responsabilidad
deba acreditar la culpa de la victima, de un tercero, o la presencia de caso fortuito o
fuerza mayor, construyéndose la defensa del demandado sobre la afirmación de que
Barceló carece de responsabilidad por la imposibilidad de impedir que el hecho se
produjera (art. 1116 C.C) y por entender que la cosa fue usada contra su voluntad
(art.1113 C.C.).
En relación con la responsabilidad del progenitor, el fallo pone énfasis en
diferenciar la influencia que asume la edad del menor y la responsabildad por
aplicación del artículo 1113, habiéndose establecido en la causa penal que el
automóvil era utilizado por el socio gerente de la firma a cuyo nombre se encontraba
registrado; que el demandado tenía dicho vehículo bajo su cuidado en una cochera
cuya llave, como la del rodado, estaban en su domicilio donde se le sustrajeron y
concluye que el hecho puede ser adjudicado al demandado como guardián de cosa
riesgosa y la existencia de alguna causa que obre como eximiente de
responsabilidad, lo que lleva al Aquo a distinguir entre transporte oneroso o gratuito
y dentro de esta última modalidad, la diferencia entre interesado, gratuito y
benévolo.
Menciona que en doctrina y jurisprudencia se encuentra aceptado que el
transporte benévolo implica un acto de mera cortesía, con intención de hacer un
favor y sin obligación de contraprestación alguna, y desestima la posibilidad que se
tratara en el caso de transporte clandestino por cuanto no se acciona contra Barceló
como transportador o conductor sino como padre de quien colisiona en la ocasión y
como guardián del automotor y la clandestinidad tiene que establecerse respecto de
la persona que conducía, siendo las características de ese tipo de transporte el fraude
o la ilicitud del viaje y la ignorancia de los responsables del
automóvil,
concluyendo que la víctima era un transportado en forma benévola.
Seguidamente y resaltando que la prueba con que se cuenta consiste
exclusivamente en las actuaciones penales, el fallo realiza un relato de las
declaraciones que los protagonistas del accidente prestaron en dicha sede para
concluir que la causa del mismo radicó en la imprudencia e impericia conductiva de
Barceló, violatoria de las disposiciones de la Ley de Tránsito siendo el culpable de
que el evento tuviera lugar.
Respecto de las causales eximitorias a que acude el demandado invocando lo
dispuesto por el artículo 1116 C.C., señala que no basta que el hecho hubiera tenido
lugar sin presencia del padre, sino que debe probarse que hubo una vigilancia activa
pese a la cual no pudo evitar el acontecimiento, presumiéndose la responsabilidad
del padre ya que el hecho no hubiera acontecido con una educación eficiente,
tomando todas las medidas de vigilancia y seguridad adecuadas por lo cual debe
demostrarse que no pudo evitar el acontecimiento realizando todos los actos
configurativos de esa vigilancia activa derivada de las obligaciones inherentes a la
patria potestad, lo que el accionado no ha hecho ya que considera que la sustracción
del vehículo no constituye causal liberatoria de responsabilidad por cuanto las llaves
se encontraban en el domicilio del demandado, no se ejerció violencia sobre
cerradura o mueble, la idea de tomar el rodado surgió del hijo del accionado y no era
la primera vez que éste conducía sin carné, todo lo cual habla de la falta de control
paterno.
Respecto de la causal del artículo 1113 última parte, se dice que la
responsabilidad como guardián de la cosa riesgosa, además de la que le correspondía
a Barceló como padre, requiere para su liberación que se demuestre culpa de la
víctima, de un tercero por el cual no se debe responder o la presencia de caso
fortuito o fuerza mayor, descartando seguidamente estas dos últimos supuestos y
evaluando que por tratarse de un transporte definido como benévolo, si bien el
transportado acepta los riesgos del traslado, ello no alcanza para admitir el daño a la
integridad física, y luego de acudir a citas doctrinarias y jurisprudenciales concluye
en que en las actuaciones penales quedó demostrado que tanto la víctima como el
hijo del demandado y los restantes accidentados eran menores, que sabían que el que
conducía no estaba habilitado para ello, que no tenía experiencia en el manejo ni
autorización para hacerlo y que tomaron conciencia de la noche lluviosa, de la
velocidad que llevaba el vehículo, lo que hace que cada uno de ellos asumiera un
mayor riesgo que culminó en tragedia, entendiendo que con ello se demuestra la
presencia de culpa parcial de la víctima que si bien no alcanza a romper totalmente
el nexo de causalidad, disminuye la responsabilidad frente a la acción instaurada,
que el tribunal estima en un cincuenta por ciento.
Acorde con esa atribución de responsabilidad parcial y teniendo en cuenta
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que en la audiencia de vista de causa el apoderado de los actores solicita para ambos
y por todo concepto un monto indemnizatorio de $30.000, otorga el fallo la suma de
$17.500 a cada progenitor con intereses que se devengarán desde noviembre de l996
a una tasa del 8% anual y a partir de la sentencia a la tasa mixta promedio del Banco
de la Nación Argentina, sin capitalizaciones parciales.
Contra dicha resolución el demandado deduce recurso de apelación
extraordinaria y en sus fundamentos expresa (fs.448/456) que el contenido de la
demanda es lo que establece el marco del litigio, y en autos dicho escrito menciona
como único sustento la culpa in vigilando (art.1114 C.C.), ya que textualmente se
dice que los padres deben responder por los daños causados por sus hijos menores
cuando no tienen sobre ellos el debido cuidado, no pudiendo el sentenciante sustituir
el hecho constitutivo del litigio, estando íntimamente ligado el principio de
congruencia con el del debido proceso y la garantía de defensa en juicio y agrega
que la apropiación del automotor propiedad de un tercero fue producto de un ilícito
compartido no habiéndose planteado por los actores ni se vincula la presencia de
transporte benévolo.
Agrega como segundo agravio que los padres, tanto el actor como el del
demandado y los de quienes se encuentran fuera del proceso pero que compartieron
los avatares de la sustracción y el accidente, se encuentran en un mismo plano de
responsabilidad frente al deber de vigilancia y afirma que de acuerdo con lo que
dispone el art.1085 del C.Civil en su última parte, la indemnización solo podrá ser
exigida por los herederos del muerto si no fuera culpable del delito como autor o
cómplice o no lo impidieron pudiendo hacerlo, por lo que afirma que si los padres de
los menores hubieran todos ellos cumplido con el deber de vigilancia y cuidado
sobre sus hijos, estos no hubieran participado del hurto del
automotor que
constituyó la causa eficiente del hecho ilícito posterior, por lo cual Barceló carece de
derecho para accionar.
Se insiste como agravio en el apartamiento del principio de congruencia por
parte del tribunal aquo equivocando cuando introduce la existencia de transporte
benévolo y continúa diciendo que el daño no lo ocasiona un tercero sino que los
cuatro protagonistas tuvieron un comportamiento antijurídico, participando por igual
en los hechos y en consecuencia la culpa y reparación del daño debe distribuirse
entre todos ellos ya que no puede un delito crear derechos para su autor, y al resultar
la responsabilidad derivada de la culpa in vigilando común a ambas partes litigantes,
se neutralizan, siendo aplicable en el caso la disposición del artículo 1116 del C. C.
por cuanto Robledo no pudo impedir la sustraccción del automóvil, habiendo sido
condenados por el delito de hurto la totalidad de los autores de las maniobras, a
excepción del fallecido.
En oportunidad de expedirse la Sala cuando resolvió el recurso de apelación
extraordinaria interpuesto por el demandado contra el fallo del tribunal colegiado
ante el cual se dedujeron las demandas, que concluyera con la nulificación del
decisorio y posterior dictado del nuevo pronunciamiento que hoy es motivo de
análisis, recurso en el cual los agravios guardan mucha similitud con los vertidos
respecto de la nueva decisión el cuerpo, por mayoría, expresó que la demanda en
procura de asignar responsabilidad al accionado, se apoya normativamente en las
disposiciones del Código Civil que sientan el principio de la responsabilidad
extracontractual, en tanto todo acto generador de daño realizado con culpa la
compromete y obliga a quien actuó de esa manera a responder (art.1109 C.C.) y
además en la responsabilidad refleja de los padres por los actos de los hijos menores
productores del daño (art.1114 C.C.) omitiendo mencionar el tipo de transporte, no
obstante lo cual el colegiado suma a esos argumentos de la demanda el análisis del
transporte benévolo concluyendo la existencia de responsabilidad por el daño a la
persona transportada bajo esa figura y constituye la base argumental para asignarla
al conductor del automóvil al momento del accidente y, por tratarse de un menor de
edad, a su progenitor por explicación refleja.
Estas consideraciones pueden trasladarse respecto de la sentencia recurrida,
que en cierto modo repite el análisis mencionado para llegar a una decisión
condenatoria, con la diferencia que a contrario de la anteriormente anulada,
determina con fundamentación suficiente, la distribución de la concurrencia de
culpas.
Asimismo en el tratamiento del RAE (sentencia del 8/2/00), se emitió opinión
en el sentido que los fundamentos del tribunal Aquo respecto de la presencia de
transporte benévolo no se corresponde con la realidad fáctica, ya que la conducta de
los menores tiene su inicio en un acto ilícito doloso de hurto de automotor realizado
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de común acuerdo entre los cuatro protagonistas del accidente. No obstante esa
tesitura, no compartida como se dijera, no constituye causa de invalidación del fallo
por cuanto la causa decidida por razones diferentes a las alegadas por las partes, que
han sido oídas, no constituye una violación de la garantía de defensa, sino el
ejercicio de la facultad judicial de suplir el derecho, siendo deber del tribunal
considerar los hechos expuestos y controvertidos para luego decidir, ya que el
juzgador tiene la facultad y también el deber de discutir los conflictos y dirimirlos
según el derecho que juzga aplicable. (ver resolución mencionada).
Vigentes estos conceptos y siendo que uno de los principales sustentos de
agravio con los que el recurrente expone la presencia de falta de acción,
incongruencia y contradicción del fallo venido en revisión consiste en acusar la falta
de contemplación de lo dispuesto por el artículo 1085 del Cód.Civil interpretando
que los padres de la víctima y victimario, como también de los otros dos
acompañantes el día del accidente no demandados, se encuentran en un igual plano
de responsabilidad y que en tal caso en aplicación de lo dispuesto por dicha norma la
indemnización no puede ser exigida por los herederos necesarios del muerto si no
fuese culpado del delito como autor o cómplice o no lo impidieron pudiendo
hacerlo, y que un delito no crea derecho para su autor, dicho agravio, esencial
sustento del recurso de apelación extraordinaria, parte de una confusión que lo
descalifica.
Si bien como lo expresa el recurrente, la segunda parte del articulo 1085 C.C.
establece una “indignidad excluyente del resarcimiento” (Llambías, Jorge, “Código
Civil Anotado”, T.II-B-pág.349),inhabilitando al cónyuge y demás herederos
necesarios del fallecido para reclamar la indemnización que determina el artículo
1084 C.Civil cuando fueren culpados del delito como autores o cómplices o si no lo
impidieron pudiendo hacerlo, “la indemnización por causas de muerte podrá ser
reclamada si el pretensor no ha sido culpable de la causación del hecho o de su no
evitación.” (Zavala de González, comentarios a los articulos l084/1085 del Código
Civil en “Código Civil y normas complementarias...”, dirigido por Alberto J.Bueres,
coordinado por Helena I.Highton, T.3-A, pág.262).; no debe dejarse de lado que
aquí no se juzga por los daños y perjuicios ocasionados al sustraerse el vehículo,
sino que se presentan dos ilícitos diferentes, aunque el segundo se produzca como
consecuencia de una acción humana delictual precedente. El primero consistente en
el delito de hurto del automotor posteriormente siniestrado y respecto cual el art.
1085 última parte determina que de haber sido partícipe del mismo alguno de los
accionantes se encontraría inhabilitado para demandar la reparación derivada de esa
sustracción y el segundo, por cuyas consecuencias perjudiciales se reclama, consiste
en ser autor el entonces menor que conducía el Peugeot de homicidio culposo
consecuencia del accidente y cuya responsabilidad reparatoria se imputa al padre
demandado con apoyo normativo en el artículo 1114 y 1113 del C.Civil, sin dejar de
tener en cuenta que el art.1109, segunda parte, luego de la reforma al Código del año
1968, derogando el art.1108 y estableciendo que la obligación de reparar el perjuicio
“es regida por las mismas disposiciones relativas a los delitos”, lo que significa que
también es solidaria la responsabilidad en que incurren quienes participaron del
hecho dañoso, pero “para la responsabilidad delictual el art. 1082 deniega toda
acción recursoria con respecto a los demás autores, consejeros o cómplices del
delito; y para la cuasidelictual el agregado hecho por el art.1109, admite esta acción
para hacer efectiva la contribución de los corresponsables, luego de desinteresado el
damnificado.”(Conf. Llambías, ob cit., T.II-B-pág.431/432).
Insistiendo sobre la presencia de dos ilícitos; hurto de automotor no juzgado
en relación con los perjuicios derivados de ese hecho antijuirídico; y el cuasidelito
consistente en la muerte de uno de los acompañantes del menor que lo conducía al
momento del accidente consecuencia, según el fallo, de una comprobada
inexperiencia en el manejo y un accionar de extrema imprudencia, surge de los
agravios que el apelante reclama la eximición de responsabilidad por aplicación de
lo dispuesto por el art.1116 del C.Civil, afirmando que el padre demandado no pudo
impedir el hurto del rodado, tratándose de un hecho imposible de evitar.
Esta exoneración de responsabilidad debido a la imposibilidad de evitar el
daño que la ley prevé, requiere, según doctrina y jurisprudencia dominantes,
evaluarse con un criterio estricto, mencionándose la necesidad de acreditar
suficientemente el ejercicio de una vigilancia activa unida a una celosa educación.”
“Ya sea que el hecho ocurra en presencia de los padres o no, la prueba
eximiente que estos deben aportar versará siempre sobre la conducta observada por
ellos en relación a su deber de vigilancia, cuidado, educación. La prueba será
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apreciada con un criterio muy restrictivo, conforme al carácter excepcional y
excluyente de la responsabilidad que la misma tiene.”(Bustamante Alsina, Jorge,
“Teoría General de la Responsabilidad Civil”, Ed. Abeledo Perrot, Bs. As., 1993,
pág.361-62).
Al respecto siendo que las únicas pruebas con que cuenta el tribunal para
decidir consisten exclusivamente en las constancias que obran en el expediente
penal, las declaraciones de los jóvenes realizan ante la autoridad policial y luego
ante el juez de menores, si bien demuestran que el vehículo fue retirado del lugar en
que se encontraba en forma subrepticia, incluso empujándolo fuera del radio donde
el demandado podía escuchar el encendido del motor y retirando previamente las
llaves de una alacena donde habían sido guardadas, no son suficientes para exonerar
al progenitor con los alcances y contundencia probatoria que exige el artículo 1116
de la ley de fondo, habiendo el menor conducido temerariamente, con ausencia de
responsabilidad y experiencia conductiva lo que da lugar al accidente que provoca el
fallecimiento de uno de los acompañantes que en la ocasión también había
evidenciado actitudes y defectos de conducta parecidos a los de Barceló.
La pretensión de la parte recurrente, invocada como agravio descalificatorio
de la sentencia, consistente en que la distribución de la culpa debe hacerse entre los
cuatro menores protagonistas del accidente, y por tanto dicha atribución impone la
liberación del demandado o en un último extremo que cada uno de éstos, aun
quienes no demandaron ni lo fueron respondan en igual proporción, por lo cual
correspondería que Barceló cargue con sólo el 25% de lo que corresponde
indemnizar, no se ajusta a la realidad de los hechos ni a las normas de aplicación.
El conductor cuya impericia dio lugar al accidente, en tal caso los padres
según lo dispone el artículo 1114, responden ante quienes lo acompañaban y
resultaron víctimas y a la vez la conducta de cada uno de éstos, en su análisis
individual permite en cada caso liberarlo total o parcialmente de responsabilidad; es
por ello que considerando igual proporción de culpabilidades el tribunal Aquo
disminuye a la mitad la suma a pagar en concepto de indemnización a los
actores.”La víctima que a la fecha del suceso tenía la misma edad que el transgresor
conductor actuó no sólo con plena capacidad de discernimiento y comprensión para
aventurar el riesgo de la conducción, sino también con un obrar absolutamente
voluntario, ya que fue un acto consensuado por los tres amigos. Ergo, es indudable
la concurrencia de causalidad con la víctima, siéndole atribuible a ésta la mitad del
perjuicio por cuanto la incidencia causal de ambos hechos ha sido idéntica.”(Trib.
Coleg. de Respons. Extracontr. N°1, Ros., Zeus, boletín del 9/2/06, pág.8).
Por otra parte y como se dijera con anterioridad, la responsabilidad del
demandado deriva de lo dispuesto por el artículo 1114 del C.Civil, por cuanto la
custodia del automotor recaía en su carácter de representante de la sociedad de
responsabilidad limitada Sebastián Barceló e Hijos, titular del dominio, por la cual
respondió la aseguradora desistiendo los actores de la acción y del proceso respecto
de ésta y de la empresa según convenio obrante a fs.222/223, aunque manteniendo el
reclamo en contra de Barceló y con la obligación para el caso en que prospere la
demanda, de deducir de la liquidación a practicarse la suma percibida de la
aseguradora.
Lo expuesto significa que aun con matices y fundamentos que pueden no ser
totalmente compartidos, la resolución impugnada no resulta incongruente o
arbitraria en grado tal que se vea alcanzada por alguna de las causales contempladas
en las disposiciones legales que menciona el recurrente como sustento del recurso de
apelación extraordinaria, por lo que no corresponde hacer lugar al mismo sin caer en
un excesivo rigorismo.
Por ello, voto por la negativa.
Los Dres. Genesio y Saux expresaron, a su vez, iguales razones en términos
semejantes y votaron, por consiguiente, en igual sentido.
Respecto a la tercera cuestión, los Dres. Cordini, Genesio y Saux
manifestaron, sucesivamente, que de acuerdo a lo que antecede corresponde
rechazar el recurso de apelación extraordinaria con costas a la parte demandada.
Por los fundamentos del acuerdo precedente, la SALA PRIMERA DE LA
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE,
RESOLVIÓ: Rechazar el recurso de apelación extraordinaria con costas a la parte
demandada.
Insértese, hágase saber, bajen.
Concluido el acuerdo, firmaron los señores Jueces de Cámara por ante mí,
que certifico.
Resolución N° 274 – F° 364 – T° 3
CORDINI
GENESIO
SAUX
PAÉZ DE LA TORRE
(Secretaria a/c.)
Recurrente: Dr. Juan C. Medrano por la parte demandada.
Contestó agravios: Dr. Daniel Bosco por la parte actora.
Origen: Trib. Coleg. de Reponsabilidad Extracontractual N° 1, Primera Secretaría.
ab/RC.
TÍTULOS: RECURSO DE APELACIÓN EXTRAORDINARIA. RECHAZO.
RESPONSABILIDAD DEL PADRE POR EL HECHO DE LOS HIJOS. DEBER
DE VIGILANCIA ACTIVA. RESPONSABILIDAD COMO GUARDIÁN DE LA
COSA RIESGOSA. ATRIBUCIÓN DE RESPONSABILIDAD PARCIAL DE LA
VÍCTIMA. DISTRIBUCIÓN DE LA CONCURRENCIA DE CULPAS.
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