Trampas en la escuela

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TRAMPAS EN LA ESCUELA
Trampas en la escuela
El mundo en el que vivimos facilita la deshonestidad en todos los ámbitos de la
vida. Por ejemplo, piense en lo fácil que es “hacer trampa” en los exámenes de la escuela,
engañando al sistema para ser evaluado con una calificación no merecida. Es tanto el fraude
que nos rodea, que debemos cuidarnos de no ser llevados por la corriente que nos invita a
engañar a otros.
Muchos dicen: “todo el mundo lo hace ¿por qué yo no lo haría?”, sin embargo,
semejante proceder no busca lo correcto y verdadero, sino lo popular y fraudulento. En
cambio, la Biblia dice: “No seguirás a los muchos para hacer mal…” (Ex. 23:2). “Hijo mío, si
los pecadores te quisieren engañar, no consientas” (Prov. 1:10). “No mintáis los unos a los
otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos” (Col. 3:9).
La clave para tomar las decisiones correctas a pesar de las fuertes presiones, es
darnos cuenta de que el problema empieza y termina en nuestro propio corazón, y que el
ejemplo de Jesús ha de ser nuestro estándar en la vida. Aunque la equivocada mayoría nos
presione a defraudar, la decisión de hacer lo correcto, siempre está en nuestras manos.
Si queremos seguir el ejemplo de Cristo y contar con su ayuda, hemos de esforzarnos
por agradar a Dios, así como Cristo lo hizo (cf. Jn. 8:29). Con una conciencia tranquila, todo
discípulo de Cristo puede vivir en paz a la vez que enfrenta las dificultades que le rodean con
integridad (Jn. 14:27). La paz de Cristo sólo es posible si lo ponemos a él primero:
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y
todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mat. 16:24).
La deshonestidad no es parte del carácter de un verdadero discípulo de Cristo. Por
esto, nos instruye la Escritura a procurar “lo bueno delante de todos los hombres” (Rom.
12:17) para vivir “en toda piedad y honestidad” (1 Tim. 2:2), porque los que dan fruto
delante de Dios son los de “corazón bueno y recto” (Luc. 8:15). La integridad es de grande
estima delante de Dios.
¿Qué habría hecho Cristo si hubiese tenido la oportunidad de hacer trampa en
algunas clases durante su infancia? ¿A caso creemos que él hubiera dicho: “todo el mundo lo
hace ¿por qué yo no lo haría?”, para luego actuar con deshonestidad?
Si usted es cristiano, así como yo lo soy, entenderá la importancia de guiar nuestra
vida por las normas morales de Cristo, sin importar lo que la mayoría quiera o no de
nosotros. Nunca podríamos imaginar a Jesús enseñándonos a ser mentirosos, fraudulentos y
engañadores. Cristo jamás enseñó que “el fin justifica los medios”. Obviamente, ningún
buen fin, involucrará medios pecaminosos.
Cristo dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mat. 5:16). Por lo tanto,
aunque hay diversas situaciones difíciles que se dan en el salón de clases, la decisión
nuestra girará en torno a la gran pregunta: “¿Qué haría Jesús en mi lugar?”
En un mundo corrupto, es difícil actuar legítimamente cuando lidiamos con las
pruebas de la vida o bajo la presión de la mayoría. Pero, siempre podemos hacer lo correcto.
Debido a que los días de colegio son una oportunidad significativa para sentar las
bases para una fructífera vida adulta, no desaproveche su juventud haciendo trampa. Viva
su juventud en honestidad y piedad para la gloria de Dios.
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
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