piletearon, yo tuve la “suerte de que habían cambiado el agua de la pileta por lo que estaba con agua limpia, me tortura Kururu Pire (Lucilo Benítez), uno me agarra de la pierna, otros dos me sostenían, quien dirigía la tortura era Cantero. Cuando a mí me piletearon, me agarraron cerca de las 22.00 hs, y me torturan hasta cerca de las 4:00 hs. Pero era por espacios, es decir que me dejaban respirar un rato […] Cuando me largan fue porque me da un ataque al corazón, despierto y me siento desnudo y envuelto en algo, le veo a Kururu Pire y me dice “yo no tengo nada en contra tuya, este es mi trabajo, tengo que hacer porque me dicen que haga este trabajo, yo no te conozco a vos, este es un trabajo como cualquiera…” Testimonio CVJ Nro.119. Otro de los detenidos relata el trato al que fue sometido en Investigaciones: “…ahí cuando llegué me golpearon salvajemente Lucilo Benítez, Aureliano Cáceres [Speltz] y dos personas que yo no pude identificar porque ya tenía los ojos vendados, pero a ellos sí, les identifico plenamente, me golpearon en el estómago, en la espalda y me amenazaban que si me caía me iban a patear por la cara, obviamente (ríe), del viento me agarraba para no caer, en el despacho de Aureliano Cáceres [Speltz] fue […] lo que ellos hicieron en esos momentos fue vendarme los ojos, durante 10 horas más o menos tuve vendados los ojos […] después a las 8 de la noche me trasladaron a la celda que se denominaba San Quintín, […] era la peor celda que tenían […] y vos penetraba ahí y el olor a la sangre del ser humano era repugnante, el primer olor era ese, uno no se acostumbra, y a las 11 de la noche lo comienzan a torturar a Roberto Villalba, porque arriba estaba la sala de torturas, la pileta. Y mi papá también estaba detenido, él empieza a gritar para que no me torturen más a mí, entonces entra un oficial en la celda donde yo estaba y me toma de la camisa, me zarandea para que diga que no era yo el que estaba siendo torturado, y ahí me rompe la cabeza, porque me tira por la pared. !” Testimonio CVJ Nro. 53. Informe Final de la CVJ Algunos detenidos –hombres y mujeres – recuperaron su libertad y los procesados iniciaron una huelga de hambre: Roberto Villalba, Enrique Goosen, Desiderio Arzamendia, Silvano Presentado y Benjamín Vivieres. Tras ser atendidos en el Policlínico Policial fueron devueltos al Penal de Tacumbú. A fines de ese año reiniciaron una prolongada huelga de hambre y tras casi 50 días, en enero de 1984, todos los procesados fueron liberados (Blanch; 1991:260-261). 369